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domingo, 31 de agosto de 2014

Prat: Un alcahuete convertido en héroe

Arturo Prat, agente secreto en Buenos Aires

En medio de las tensiones bélicas surgidas entre Chile y Argentina en 1878 sobre la posesión de la Patagonia, surge la figura de Arturo Prat: un joven capitán de fragata que es enviado a Buenos Aires y Montevideo a realizar labores de espionaje.


¿Cuál fue la verdadera participación del posterior héroe en este episodio en que el peligro de un enfrentamiento era inminente?


Esta, es una de las interrogantes que se responden en un trabajo de investigación de 2 historiadores, y que se plasma en el libro “Prat, agente secreto en Buenos Aires”.

Por primera vez dos historiadores, uno chileno y otro argentino, se unen para dilucidar un momento de gran tensión en la historia de estos dos países… la guerra que estuvo a punto de estallar por la posesión de la Patagonia.


El historiador argentino, y uno de los autores de “Prat: agente secreto en Buenos Aires”, Diego Lascano, explicó cuál era el panorama político que estaban viviendo los dos países.

Fue a fines de 1878 cuando el Gobierno chileno, a cargo del Presidente Aníbal Pinto, designó a Arturo Prat para viajar de agente encubierto e investigar las instalaciones militares y los buques de guerra en Buenos Aires.

Ocultando su condición de marino, Prat viaja al otro lado de la cordillera donde prepara sus incursiones y se entrevista con personajes de la elite, para obtener información sobre las intenciones argentinas.

Lascano destacó que Prat era la persona ideal para enviar a Buenos Aires, ya que era un joven capitán de fragata con una trayectoria intachable, abogado, con mucho criterio, conocimiento geopolítico, con claridad y máxima discreción.

Tres meses desempeñó su difícil y arriesgada misión, entregando informes regulares a las autoridades chilenas sobre movimiento de buques, percepción de la ciudadanía argentina, posición de los altos funcionarios, de la prensa y de los organismos influyentes, en circunstancias que las respectivas flotas, compuestas de unas pocas naves, se movilizaban hacia la zona sur.

Arturo Prat, un capitán de fragata reputado dentro de la Armada, que ostentaba además su título de abogado y una personalidad bastante responsable y moderada, parecía ser el hombre ideal para auscultar el panorama en la agitada Buenos Aires.

Agente secreto, pero no espía, pues viajó con su nombre sin ocultar su nacionalidad, pero sin revelar que era oficial de marina, presentándose como abogado. Y además se dedicó a un trabajo de inteligencia y de análisis, sin utilizar ningún medio ilícito, que es lo que hace hoy cualquier diplomático en el mundo.


IMPARCIALIDAD Y RIGOR

Algunos pueden pensar que esta misión, que concluyó sólo cinco meses antes de que diera su vida por la patria en la rada de Iquique, transformándose en el principal héroe de la Armada Nacional y venerado por todo el país, pudiera empañar su figura. Pero este trabajo, difícil y acatado con disciplina y lealtad, más bien lo engrandece.


Así lo estiman los autores del libro Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue, del periodista e investigador histórico porteño, Piero Castagneto y del investigador argentino y docente universitario, Diego Lascano.


Una feliz coincidencia reunió a estos dos investigadores para afrontar un trabajo conjunto, que ha garantizado la más absoluta imparcialidad y el rigor histórico de los hechos, a través de cartas documentos, libros, trabajos y de la prensa de la época.


TACTO, CRITERIO Y RESERVA

¿Por qué este capitán de fragata recibe este difícil encargo del propio Presidente de la República? Al decir de un autor, citado en el libro, Canis Venatici, porque demostraba “poseer tres cualidades difíciles de hallar simultáneamente en una persona: tacto, criterio y reserva”.

En las instrucciones recibidas de parte del ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Fierro, se le indica que su presencia será Montevideo “mas podrá trasladarse a Buenos Aires por el tiempo y las ocasiones que su presencia sea allá necesaria para el cumplimiento de la misión que se encomiende”.

Don Arturo se embarca en este puerto en el vapor inglés “Valparaíso”, que recala en Montevideo el 18 de noviembre.

Desembarcó como un civil. Nadie sospechó que era oficial de la Armada de Chile, ni menos que era agente secreto. Seis meses antes de morir en la Guerra del Pacífico, filtró los secretos argentinos para evitar una guerra en la Patagonia y propuso a La Moneda destituir a los cónsules en Montevideo y Buenos Aires. Un libro reciente profundiza en uno de los capítulos más desconocidos de la vida de Prat.

Cuando Arturo Prat Chacón llegó a Buenos Aires por primera vez, no lo hizo en calidad de marino. No llevaba el uniforme y nadie le rindió honores. El 28 de noviembre de 1878, quien al año siguiente se convertiría en “el héroe de Iquique” pisó suelo argentino con una sola misión: espiar los movimientos militares de Argentina.

Su primer informe lo remite el 25 de noviembre. Puntualiza en parte que “aquí (en Montevideo), lo mismo que en la República Argentina, nadie duda que ella vendrá (la guerra), no sólo como una medida necesaria de política interna, sino, también, como único medio, a falta de títulos, de enseñorearse de ese desierto llamado la Patagonia, que con sus depósitos de guano y salitre, a que dan quizás desmesurada importancia, tienta la codicia de los argentinos”.

IMPORTANTES ANTECEDENTES

El 28 de noviembre, Prat emprende su primera visita a Buenos Aires. Instalado en el Hotel de la Paz, toma un vaporcito para visitar el monitor argentino “Los Andes”.

Los autores reflexionan: “Una vez a bordo, conversa incluso con algunos de sus oficiales, llevando adelante una maniobra riesgosa, sobre todo, si no oculta su condición de chileno. Por otra parte, que un buque de guerra argentino se encuentre abierto a las visitas civiles en un momento de tensión con un país vecino, trasluce cierta ingenuidad, propia de una época en la que aún no existen sistemas de espionaje elaborados. Candor al que, por cierto, Chile tampoco está ajeno”.

Posteriormente visitará el monitor “El Plata”, y en un informe al almirante Williams Rebolledo le proporciona interesantes detalles de las características de este buque, que es ampliado con un segundo informe dirigido al ministro de Relaciones Exteriores.

En esa carta, entrega antecedentes sobre el Ejército argentino, con 7 mil hombres de línea, poder de fuego, mandos y conocimiento del terreno.

EL PACTO FIERRO SARRATEA

El pacto de paz firmado en Santiago el 6 de diciembre de 1878, entre el ministro de Relaciones Exteriores chileno Alejandro Fierro y el representante argentino ante La Moneda Mariano Sarratea, fue muy bien recibido en la nación vecina. En el libro se cita parte del comentario del influyente diario “La Nación”, alegrándose anticipadamente por la futura libre navegación del Estrecho de Magallanes y asegurando que en “en lo sucesivo Chile no enviará ningún buque de guerra a las costas del Atlántico, y la República Argentina, por su parte, no lo hará en aguas del estrecho”.

Prat, entre tanto, desconfiaba de las buenas intenciones trasandinas, pensando que sólo se trataba de ganar tiempo. La prensa chilena en general rechaza el acuerdo. El Mercurio de Valparaíso condena el pacto por ser “una humillación para el país”.

Entre tanto, los buques argentinos se mantenían a la entrada del patagónico Río Santa Cruz, y los chilenos en Lota, lo que significaba un peligro de ataque a Punta Arenas, que se encontraba sin defensa naval.

En el ámbito privado, Prat se muestra confiando en que en una guerra Chile sería ampliamente victorioso. Los autores sostienen que junto con el irreductible ex canciller Adolfo Ibáñez Gutiérrez, pasa a integrar las filas de la minoría de chilenos que no ve la Patagonia con indiferencia y considera que vale la pena defenderla, incluso, con las armas, siendo un costo relativamente bajo a pagar.

El Congreso chileno estaba receloso a ratificar el acuerdo, mientras se mantuviera la flota argentina en el río Santa Cruz. El Gobierno chileno decide enviar, en paralelo con los informes de Prat, al teniente coronel Diego Dublé Almeyda a la zona del río Santa Cruz.

“El Mercurio” afirma que el pacto Fierro-Sarratea debe “ser quemado, y arrojadas al viento sus cenizas” y que la escuadra chilena debe partir “para espantar esas cuatro cáscaras”.


1879, AÑO CLAVE

La crisis con Bolivia, que decidió gravar el salitre, se hacía cada vez más fuerte, por lo que el Gobierno decidió enviar al norte al acorazado “Blanco Encalada”.

En Montevideo, Arturo Prat envía su último informe el 18 de enero de 1879, y el 4 de febrero, emprende el viaje de regreso a bordo del mismo vapor “Valparaíso”. Cuando recalan en Coronel, se entera que se ha producido la toma de posesión del puerto de Antofagasta.

Ya en Valparaíso, Prat fue destinado como ayudante del Intendente de Valparaíso y comandante general de Marina Eulogio Altamirano. El 29 de marzo es enviado al norte como secretario de Rafael Sotomayor Baeza, delegado del Gobierno ante el Ejército de Chile en el Norte.

El 2 de abril Chile declara la guerra al Perú y es Prat quien notifica en tierra, sin ninguna escolta, el bloqueo del puerto de Iquique, a las autoridades peruanas. De regreso a Valparaíso, es destinado como comandante de la “Covadonga” y zarpa al norte quedando desde el 10 de mayo junto con la “Esmeralda” en el bloqueo. Al día siguiente, recibe el mando de este último buque, con el que diez días después pasará a la historia como el héroe naval más importante de Chile.

La imprecisión en los tratados de fronteras de la Patagonia que rigen en 1878 genera fuertes diferencias entre Chile y Argentina. Por lo tanto, las relaciones entre estos países ganan en tensión y desconfianza mutua día a día.

El Gobierno de Chile resuelve que es imperativo indagar en las intenciones del país fronterizo. Es entonces cuando Arturo Prat, en la plenitud de su carrera, es encomendado a una misión tan importante como desconocida hasta la actualidad: cumplir el rol de agente secreto en Buenos Aires.

El futuro héroe es por entonces un joven con la experiencia de un veterano de guerra y posee un amplio apetito intelectual. Además, cuenta con las virtudes esenciales para tan delicada tarea: buen tacto, criterio, reserva y un fuerte deseo de servir a su patria.

Es así como, ocultando su condición de marino pero no su verdadera identidad, viaja a Montevideo, donde prepara sus arriesgadas incursiones a Buenos Aires. Una vez allí, estudia las instalaciones militares e investiga sus buques de guerra y su potencial bélico. También se entrevista con encumbrados personajes de la vida social, política y militar de Argentina, a fin de obtener información estratégica para Chile.

En este libro se reúne por primera vez documentación inédita de este significativo episodio en la vida Prat. Asimismo, las citas de la prensa de la época dan testimonio del ambiente reinante en ambos países ante un posible enfrentamiento bélico. Se incluyen, además, las cartas escritas a su esposa, Carmela Carvajal de Prat, en esos días de soledad y peligro que revelan la dimensión humana y amorosa del héroe nacional.

Sin embargo, el estudio comparado de las flotas argentina y chilena y la reconstrucción hipotética de cómo se hubiera desarrollado una guerra naval entre ambos países son los que ayudan a comprender la real dimensión del cometido de Prat.

Ciento treinta años después de aquellos eventos, un historiador chileno y uno argentino se unen para dilucidar uno de los momentos de mayor tensión en la historia de estas naciones: la guerra que estuvo a punto de estallar sin que se diera el paso decisivo y fatal.

ARTURO PRAT, PERFECTAMENTE VESTIDO DE CIVIL, ERA UN AGENTE SECRETO.

Veintiún días antes de su llegada a la capital argentina, el presidente Aníbal Pinto, le había enviado un telegrama ordenándole trasladarse a la brevedad desde Valparaíso a Santiago. Así lo hizo. El gobernante lo recibió en La Moneda y Prat escuchó atentamente las instrucciones: recolectar la mayor cantidad de información sobre la marina y el ejército argentino, tal como el número de buques, tripulación y armamento militar y, al mismo tiempo, verificar si Argentina tenía propósitos hostiles hacia Chile debido a las tensiones bélicas entre ambos países por la posesión de la Patagonia.

Así, se inició uno de los pasajes más desconocidos de la vida de Prat, que ha sido documentado por historiadores como Gonzalo Vial. Los autores Piero Castagneto y Diego M. Lascano entregan detalles inéditos de este episodio en su libro Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue, de Piero Castagneto y Diego Lascano, publicado en septiembre último. Los investigadores, uno chileno y el otro argentino, analizan a través de cartas y documentos de la época la vida de Prat como “espía”.

MONTEVIDEO, CENTRO DE OPERACIONES

Tacto. Criterio. Reserva. Ésas eran las tres cualidades que poseía Prat y que pesaron a la hora de asignarle la misión. Además, influyó el hecho de que el joven fuera el primer oficial naval en obtener el título de abogado. Es así como, ocultando su condición de marino, pero no su verdadero nombre, viaja en el vapor Valparaíso a Montevideo. La ciudad sería centro de operaciones para preparar sus arriesgadas incursiones a Buenos Aires.

El 18 de noviembre llegó a alojar al Hotel Oriental de Montevideo. Sin conocer a nadie, comenzó su tarea leyendo los periódicos locales (desconocidos en Chile) para fijar los primeros “puntos de referencia” y comenzar a construir una red de contactos. Una semana más tarde envió el primer informe a sus superiores en Santiago. Aunque aún no llegaba a Buenos Aires, ya tenía una visión del ambiente que se respiraba en la capital argentina: “En cuanto a la opinión dominante en el pueblo argentino (…) parece exacto que apoyan la guerra”. Y agrega: “En la República Argentina nadie duda que ella vendrá como único medio, a falta de títulos, de enseñorearse de ese desierto llamado la Patagonia…”.

En este mismo informe es drástico respecto de los representantes diplomáticos de Chile en la región. En su última reunión en La Moneda también le habían encargado espiarlos. Prat no tuvo dudas: propuso remover a José María Castellanos, cónsul en Montevideo, por ser de nacionalidad uruguaya con relaciones familiares en Argentina, y al cónsul en Buenos Aires Mariano Baudrix, por su avanzada edad y mal estado de salud.

La soledad del marino se interrumpió cuando conoce a sus primeros contactos en Montevideo, que más tarde lo ayudaron a obtener valiosa información. Las primeras relaciones las hizo gracias a un compañero de viaje, “el súbdito británico J. Hamilton”, empleado de la casa comercial Weird, Scout & Cía. Más tarde, algunas de sus amistades fueron personalidades de importancia, como Federico Nin, jefe del Partido Blanco uruguayo, y el senador de la provincia de Buenos Aires, Gregorio Torres. También se hizo amigo de Francisco Javier Hurtado Barrios, ex empleado de la legación chilena en la capital argentina, quien fue su guía en los recorridos por la cuidad y su contacto con personajes influyentes de la política local.

ENTRADA EN BUENOS AIRES

La noche del 28 de noviembre, Prat se embarcó rumbo a Buenos Aires para realizar observaciones más cercanas de la flota argentina. Una vez instalado en el Hotel de la Paz, decidió visitar el monitor Los Andes. El buque de guerra argentino estaba abierto a las visitas civiles, por lo que Prat, incluso, conversó con algunos de sus oficiales como si fuese turista. De su primera visita a Buenos Aires, Prat dio su testimonio en un informe enviado al contraalmirante Williams Rebolledo, en el que entregó información general sobre las naves argentinas.

En su segunda carta fue más preciso sobre el poderío naval argentino. Se la escribió al ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Fierro. Y entregó datos técnicos de las naves de guerra. Tras una larga descripción, concluye: “Estos datos, aunque deficientes, dejan ver que el poder marítimo de la República Argentina es notablemente inferior al de Chile”, afirmaba Prat. Y añadía: “En cuanto a su ejército, que alcanza a 7 mil hombres de línea, se me asegura que adolece de grandes defectos en su organización”.

El 6 de diciembre de 1878 se suscribió en Santiago el pacto Fierro-Sarratea -firmado por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países-, que acordó, entre otras cosas, el nombramiento de un tribunal mixto para resolver los límites pendientes. La difusión del pacto tardó en Chile y Prat se enteró estando en Montevideo. Le escribió una carta a su esposa Carmela Carvajal: “Ayer tarde circuló un boletín anunciando que la paz se había firmado (como si estuviéramos en guerra) y que la cuestión se había arreglado definitivamente, como si los Presidentes o ministros pudieran hacer algo definitivo prescindiendo del Congreso”.

EL ENCUENTRO CASUAL DE PRAT Y EL PRESIDENTE ARGENTINO

Su segundo viaje a Buenos Aires lo realizó el 23 de diciembre junto al chileno Francisco Javier Hurtado Barrios. A esas alturas ya se movía con soltura en los salones de la élite bonaerense. Incluso ocurrió un episodio inesperado. Prat se encontró con el Presidente argentino, Nicolás Avellaneda, luego de que un conocido de ambos, el senador Gregorio Torres, los presentó a la salida de la Casa Rosada. Avellaneda se comportó muy gentil con Prat.

De vuelta en Montevideo envió su último informe (el 18 de enero de 1879) al canciller Alejandro Fierro. A los ojos de Prat, un conflicto armado con Argentina era cuestión de tiempo. Pero su misión se ve bruscamente interrumpida: el 28 de enero, Prat recibió órdenes del gobierno chileno para volver al país. Cuando parecía que los conflictos con Argentina amainaban, Prat se llevó otra sorpresa. Al llegar a Lota, la primera parada de su barco, le informaron que Chile estaba en guerra contra Bolivia y Perú. Prontamente se le daría el mando de la cañonera Covadonga y de la Esmeralda. Hasta que llegó el 21 de mayo, y su nombre pasó a la historia.

Cuando el almirante peruano Miguel Grau hizo el gesto de devolver las pertenencias de Prat a su esposa, entre ellas apareció una vieja libreta que el marino llevaba en su último combate. En ella aún se conservaban anotaciones y claves de su misión como agente secreto.

DE PUÑO Y LETRA DE ARTURO PRAT

Alrededor de cinco informes envió Arturo Prat a sus superiores en Santiago dando cuenta de la situación en Argentina. En su primer informe escrito en noviembre de 1878 desde Montevideo, dice lo siguiente: “En cuanto a los hijos de este país, que en general tienen pocas afecciones por los argentinos, serán extraviados en sus juicios por la prensa que, asalariada por éstos, se limita a transcribir cuanto puede desprestigiar a nuestro país y a nuestra causa, y siempre que tocan estos puntos lo hacen en un sentido desfavorable hacia Chile”. De su primera visita a Buenos Aires, Prat da testimonio en una correspondencia al contraalmirante Williams Rebolledo: “La semana pasada estuve en Buenos Aires y visité el Plata, que se encontraba en el puerto. Siendo conocidas de Ud. y de nuestros oficiales las condiciones de esas naves, sólo agregaré que son de doble hélice…”. En el tercer informe al gobierno, Prat expresa su escepticismo respecto del Pacto Fierro-Sarratea: “Entre tanto, es un hecho que (…) las cosas permanecerán en statu quo hasta que se reúnan, creo que en mayo del año entrante, las cámaras argentinas, donde, sin ser pesimista, puede predecirse que serán rechazados los tratados”. El 18 de enero de 1879 manda el último informe al canciller Alejandro Fierro: “Si en mayo el tratado fuera rechazado por el Congreso argentino, ya tendrían estudiada la pampa y un cuerpo de ejército al pie de los Andes, ya sea dispuesto a invadir o a rechazar una invasión.”

Romeryah

sábado, 30 de agosto de 2014

La armada chilena al Beagle

La flota chilena hacia el estrecho en 1978

Zarpada de la flota chilena desde el mar de Drake. Iban armados de "poderosos" cruceros de la SGM, destructores, fragatas y de un curioso camuflaje y con un solo submarino deficiente que ya había sido detectado. La flota argentina detuvo su derrotero antes de destruir por completo a la flota chilena. Frente a un portaaviones, 3 submarinos funcionando completamente y una aviación naval completa operando embarcada y desde tierra, el destino de esta flotilla era el fondo de los canales fueguinos.




viernes, 29 de agosto de 2014

"La Argentina" de Bouchard en las Filipinas

El esquema de la venganza


El asesinato de Sommers y 15 hombres, ya indefensos en el agua, tras fracasar en el intento de abordaje a un bergantín español, sirvió para plantear un verdadero ajuste de cuentas que terminaría con la muerte o la con huída de toda la tripulación española a día siguiente. El gráfico es una aproximación (bastante cercana) al relato de la jornada hecho por Bouchard. Se podría resumir de la siguiente manera:
Después del fracaso en al abordaje al bergantín español que logró entrar a Santa Cruz(2), Bouchard se dirigió a un pequeño puerto ubicado 6 leguas al sur, de seguro Masinloc. Allí un bote al mando de Greyssac entró al puerto en la noche y capturó una pequeña goleta española(3). Esta goleta navegó hacia Santa Cruz con 35 hombres y finalmente pudo abordar y tomar al bergantín español dentro del puerto sin dejar sobrevivientes. Luego, "La Argentina", la goleta infiltrada y el bergantín apresado(4) se reúnen en algún punto cercano para continuar con su misión.




El Corsario del Plata

miércoles, 27 de agosto de 2014

PGM: Hombres biónicos


Los Hombres Biónicos de la Primera Guerra Mundial


La Primera Guerra Mundial mutiló soldados y civiles a una escala hasta entonces desconocida por el mundo. De allí que los mayores avances tecnológicos en materia de prótesis humanas hayan surgido a raíz de una de las mayores tragedias de la civilización.
Puede decirse que prácticamente todas las prótesis que actualmente reemplazan la pérdida de cualquier parte humana poseen sus raíces en los avances proporcionados por las terribles mutilaciones que generaron los combates de la Primera Guerra Mundial.
Mientras que en las guerras anteriores los hombres morían por gangrena e infecciones, la Primera Guerra Mundial contó con suficiente tecnología para que los soldados pudieran sobrevivir a las cirugías y amputaciones, lo que a la postre generó una verdadera camada de "hombres biónicos".



Los países que intervinieron en el conflicto bélico se vieron seriamente preocupados por el futuro de los lisiados y entonces recurrieron al diseño de varias prótesis para poder rehabilitarlos y reincorporarlos a la fuerza laboral, lo que, a su vez, generó una verdadera industria de fabricación en masa.
En los Estados Unidos se fundó el Laboratorio de Extremidades Artificiales, que funcionó en las instalaciones del Hospital General Walter Reed. En colaboración con la Escuela de Medicina del Ejército, tenía el objetivo de dar a cada soldado amputado una "extremidad moderna" que le permitiera una reincorporación laboral.



Lo mismo sucedió en Alemania, en donde ortopedistas, ingenieros y científicos mancomunaron sus esfuerzos para inventar más de 300 nuevas clases de brazos, piernas y otras prótesis que permitieron a las personas amputadas pararse, caminar y tomar objetos sin ayuda de otra persona. Así mismo, ojos de vidrio y prótesis faciales dieron la posibilidad de una presencia digna a la hora de interactuar en público.



Muchas de estas prótesis eran literalmente una fusión del hombre con la máquina: un hombre amputado llegaba hasta su puesto de trabajo en una fábrica y enganchaba la prótesis a una determinada parte de la máquina que operaba. Durante horas trabajaba entonces como un eslabón más en la cadena cinética funcional.

Fuente: CNN

History Channel

martes, 26 de agosto de 2014

El accidente de la FAA en Panamá en 1965

La historia del avión argentino que se perdió en 1965




Desapareció luego de despegar de Panamá; Hay quienes aseguraron haber visto indígenas con prendas militares con la inscripción "Fuerza Aérea Argentina"; A 49 años, se hará una nueva incursión a una zona inexplorada. Duelo permanente, esperanzas que nunca se apagan, ilusiones contra toda lógica. Eso es lo que siguen viviendo los familiares de un avión argentino que, como el de Malaysia Airlines, se "tragó" el mar... o la tierra hace casi medio siglo y que todavía es buscado.

Es el TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina, que el 3 de noviembre de 1965 desapareció luego de despegar de Panamá con nueve jóvenes oficiales y 59 cadetes recién graduados a bordo y que jamás fue encontrado. Hasta el caso del accidente de LAPA en 1999, fue el episodio más trágico de la aviación argentina.

"He pensado mucho en el tema del avión de Malaysia Airlines y en la angustia de esos familiares. La incertidumbre que se genera es peor a la de la muerte misma, porque no hay forma de hacer un duelo", reflexiona Cecilia, hija del piloto del avión desaparecido, capitán Esteban Viberti.

Cecilia, que en aquel momento tenía nueve años, nunca creyó en el informe oficial de la Fuerza Aérea Argentina presentado un año después de la desaparición, en el que se aseguraba categóricamente que la nave había caído al mar. Como prueba se mostraron entonces una serie de elementos pertenecientes al avión y a sus pasajeros.

Pero la realidad es que esos objetos fueron hallados en la costa, muy cerca de la desembocadura de un río costarricense, por lo que podrían haber llegado allí tanto desde el mar como desde tierra adentro.

Los familiares se apoyan también en el relato de quienes, por aquellos años, aseguraron haber visto indígenas que lucían prendas militares con la inscripción "Fuerza Aérea Argentina".

Pese a que ya han transcurrido 49 años, para los familiares la búsqueda no cesa. "En abril, se hará en Costa Rica una nueva incursión a una zona totalmente inexplorada donde confluyen muchas pistas y testimonios", comenta Cecilia Viberti, que sigue confiando en hallar los restos del DC-4 que piloteaba su padre.

Para Mercedes Carrilero, de 93 años, madre del cadete Adalberto "Manchito" Carrilero, que entonces tenía 22 años, la eterna espera de su hijo tiene ribetes dramáticos. Nunca aceptó mudarse de la casa familiar de Quilmes con la esperanza de que "si «Manchito» volviera", sabría dónde encontrarla.

Para el hermano de "Manchito", Julio Carrilero, lo más duro de una situación de este tipo "es no tener ningún tipo de información". "En el caso del avión malasio, por lo menos, el gobierno va revelando datos a medida que van surgiendo", dijo.

El brigadier (R) Gustavo Piuma Justo es uno de los pocos testigos que relata los hechos en primera persona. "Lo último que recuerdo del TC-48 es verlo desde la ventanilla de mi avión. Lo vi cómo tomaba posición en la cabecera de pista de la base Howard, de Panamá, listo para despegar."

En 1965, con 21 años, Piuma Justo era uno de los cadetes de la Promoción 31 de la Escuela de Aviación de Córdoba, que realizaba su viaje de graduados por diferentes países de América. Su suerte fue que, junto a la otra mitad de la promoción, le tocó viajar en el TC-43, que salió antes del fatídico vuelo.

"Cuando ocurrió la emergencia, nuestros aviones estaban volando en medio de una tormenta. En un momento, el director de la Escuela de Aviación, que estaba al lado mío, se levantó y fue a hablar con el piloto, quien le informó que el TC-48 estaba reportando «fuego a bordo». Ésa fue la última información que tuvimos. Después aterrizamos en El Salvador. Era una tarde despejada, y en vano nos quedábamos mirando al cielo con la esperanza de ver recortarse la silueta del DC-4."

De regreso a la Argentina, Piuma Justo tuvo la dura tarea de devolver a los padres de sus dos compañeros de pensión las pertenencias de sus hijos. "Es durísimo -recuerda-. Frente a la pregunta de: «¿Y dónde está mi hijo?», no supe qué responder."

La vida tenía preparada para Piuma Justo otros desafíos. En 1982, durante la Guerra de Malvinas, su avión Mirage fue alcanzado por un misil inglés y se eyectó. Al caer tuvo graves fracturas. Luego, un año más tarde, como oficial de las Naciones Unidas, fue destinado a la guerra del Líbano y allí sufrió una hemorragia cerebral.

Hoy, a punto de cumplir 70, Piuma Justo pide mayor comprensión hacia los familiares de los pasajeros del avión malasio y de las víctimas de este tipo de casos en general. "Están en una situación sumamente frágil. No hay que retacearles información. Saber qué pasó es una necesidad muy humana", dice.

Un misterio de casi medio siglo
Dos vuelos
En octubre de 1965 partieron de Mendoza dos aviones DC-4 con los graduados de la Promoción 31 de la Escuela de Aviación Militar, en viaje de instrucción; el destino final era EE.UU., con escala en varios países.

Fuego a bordo
Tras despegar de Panamá con 68 personas a bordo, el TC-48 reportó un incendio en la cabina; allí se produjo su última comunicación. Hasta hoy, todos los pasajeros están desaparecidos.

Informe final
Un año después, la Fuerza Aérea Argentina brindó su informe final, en el que reveló que el avión había caído al mar, aunque las pruebas no eran convincentes.

Búsqueda
Los familiares, que aún siguen con la búsqueda, sostienen que el avión cayó a tierra en Costa Rica; allí, testigos vieron a indígenas con objetos y ropa de la Fuerza Aérea Argentina.



Fuente:
Imass 21/3/2014

lunes, 25 de agosto de 2014

Un baqueano de Lavalle en 1878

FOTOS VIEJAS
Atencion Pedro Patricio Barret

Serviliano Maidana, baqueano del General Lavalle durante la campaña revolucionaria de 1839. Foto tomada en Saladillo en 1878.


domingo, 24 de agosto de 2014

La inmortal figura de Güemes en la historia argentina

El retrato más épico de la Historia 

La figura de Martín Miguel de Güemes se acrecienta y adquiere mayor jerarquía en la actualidad por sus ejemplos de alto contenido moral, cívico y patriótico. 

 

Actuación de Martín Miguel de Güemes en la Reconquista de Buenos Aires.

El viento huracanado, conocido con el nombre de pampero, desde la noche anterior soplaba intensamente; además del frío había producido una extraordinaria bajante en el río de la Plata, provocando la varadura del Justina, barco inglés que el día anterior había bombardeado al Retiro y sufrido un cañonazo de Liniers. Pueyrredón al ser advertido de ello pidió permiso a Liniers y luego de su autorización destacó un piquete en el que se contaba el joven salteño Martín Miguel de Guemes, ayudante del jefe citado, quién con una pequeña partida a caballo atacó al buque varado a balazos con sus tercerolas por lo cual el capitán del Justina enarboló un pañuelo blanco en señal de rendición. Guemes abordó el buque tomando prisioneros a un centenar de tripulantes.

Durante la reconquista los ingleses fueron despojados de dos guiones y cuatro banderas, una de ellas pertenecía al Justina (bandera conocida como del Retiro). Todas fueron ofrendadas por Liniers a la Virgen del Rosario del Convento Dominicano de Buenos Aires.


Abordar la figura del General Martín Miguel de Güemes apartado de lo que fue la Gesta Güemesiana, sería reducir su figura a la de un mero caudillo, propio de aquel tiempo tan difícil para la Patria. 

Aquel año de 1820 reinaba la anarquía en el país y se inauguraba el tiempo de los caudillos que «lotearon» el país según sus propios intereses regionales, asumiendo el mando político y militar. 

El país se dividió en verdaderos feudos que sin embargo no descartaban su unión en una federación nacional. Así, estuvo el Buenos Aires regido por Rosas; Juan Bautista Bustos en Córdoba, Facundo Quiroga en La Rioja, Bernabé Araóz en Tucumán, Francisco Ramírez en Entre Ríos, Estanislao López en Santa Fe e Ibarra en Santiago del Estero. Respetaban la ley, sí, pero era su voluntad la que prevalecía. 

Conviene aclarar que algunos autores han escrito en manuales de cursos universitarios que Martín Miguel de Güemes era un caudillo más entre los que luchaban por mantener y acrecentar su propio territorio. 

Grave error es considerar a Güemes como uno más de aquellos caudillos, pues eso sería arrebatarle la gloria que le corresponde por haber mantenido cerrada la frontera norte de las invasiones realista mientras el resto del país se dividía. 

Por otro lado, ese momento histórico está recién comenzando cuando al año siguiente -1821-, Güemes muere bajo las balas realistas, siendo el único General que deja la vida en una acción bélica. 

Por eso, considerar a Güemes fuera del marco de la Gesta Güemesiana es reducir su figura y desconocer el esfuerzo de los salto-jujeños y altoperuanos que lograron contener a unos de los mejores ejércitos del mundo mientras San Martín ponía en marcha el Cruce de los Andes, otra epopeya de la Guerra de la Independencia. 

La Guerra de Recursos 

Si algo caracteriza a la Gesta Güemesiana, es precisamente, el haber sido una guerra irregular, donde la imaginación y el coraje reemplazaron a la logística. Un verdadero sistema bélico no convencional que dio acaba cuenta de uno de los ejércitos más poderosos de ese momento, el español. 

La caracterización de esa Gesta como la «Guerra Gaucha» no sólo es apropiada sino muy descriptiva de lo que significó para la historia de la Patria. 

Porque justamente el hecho de que no fuera un ejército regular el que estuviera en guerra, determinó que fuera todo el Pueblo el que estuviera alzado en armas para defender el suelo propio. 

Esa estrategia de contención fue diseñada por el General San Martín cuando estuvo al mando del Ejército del Norte, y tras observar el terreno se diera cuenta de que era imposible trasponer la Quebrada de Humahuaca para alcanzar el nido realista de Lima. 

En la cuestionada carta a Rodríguez Peña que cita Fidel López, dice sin embargo algo muy cierto: «La Patria no hará camino por este lado del norte, mas que no sea una guerra permanente, defensiva y nada más; para eso bastan los valientes gauchos de Salta, con dos escuadrones buenos de veteranos. Pensar en otra cosa es echar al pozo de Airon hombres y dinero». 

Con los pocos recursos a mano que tenía y luchando contra sus propios conciudadanos y la indiferencia de Buenos Aires, más preocupada en sus internas políticas, Güemes obligó a los realistas a mantener poderosos ejércitos merodeando la Quebrada de Humahuaca, intentando trasponer esa frontera que el caudillo les había marcado, y que como es sabido, no pudieron dejar nunca atrás. 

La Gesta Güemesiana es pues, el conjunto de acciones llevadas adelante por todo un pueblo que se mantuvo durante más de cinco años en campaña hasta la muerte de Güemes en 1821. 

Se compuso en el plano militar de acciones fugaces, de emboscadas y cargas de caballería que terminaban tan repentinamente como se habían presentado generando un estado de inseguridad y desmoralizando al enemigo. 

En cuando al espacio social, éste cubrió toda la geografía norte del antiguo Virreinato del Río de la Plata y significó la participación masiva de la población donde hasta las mujeres hicieron gala de un heroísmo poco común. Tan ajustados fueron los códigos utilizados para tejer una red de información, que Güemes podía tener «en tiempo real» la posición y composición de las partidas realistas y ordenar ataque simultáneos perfectamente coordinados. 

La estrategia de la Guerra Gaucha resultó para los realistas luchar contra un enemigo sin rostro, en permanente movilidad pero que hizo una guerra total. 

Cuando las primeras líneas enemigas pensaban avanzar sobre campo despejado, donde menos se piensa surgen jinetes que los desorganizan dejando muertos y heridos en el campo para desaparecer tan fantasmalmente como se presentaron. 

En tanto, la retaguardia sufre el desgaste de francotiradores que diezman las filas, mientras los soldados rezagados desaparecen en la espesura de los montes. 
No hay nada utilizable al paso de los españoles, los campos quedan yertos, los corrales vacíos, las cosechas quemadas; el hambre se convierte para los extranjeros en otro enemigo a vencer. 

Por eso, la Gesta Güemesiana si bien tiene la impronta del Prócer, adquiere el sentido popular porque el protagonista decisivo es el sujeto colectivo, el pueblo en su conjunto. 
De allí el doble mérito de un Güemes que formó cuadros y hasta un Estado Mayor, escuadrones y compañías, con todos los servicios propios del mejor ejército regular. 
Mientras Buenos Aires no encontraba el rumbo político y San Martín ultimaba detalles para el Cruce de los Andes, en Salta, Güemes y sus gauchos detuvieron siete invasiones realistas. 
El Mariscal De La Serna comandaba 5.500 veteranos y en su avance mandó ejecutar a los Coroneles Warnes y Padilla. Ocupó Salta, pero en Humahuaca Güemes le cortó la comunicación y los suministros. Ante el permanente hostigamiento de los gauchos, debió retirarse. 

Sería luego el turno del General Pedro de Olañeta, quien capturó al General Fernández Campero, uno de los capitanes más importantes de Güemes, conocido como el Marqués de Yavi. Sin embargo, no pudo trasponer la ciudad de Jujuy. 
Olañeta regresará en 1818 y 1819, pero la de mayor porte fue la invasión que al mando del General Juan Ramírez Orozco en junio de 1820 al frente de casi 7.000 hombres. 

No obstante la superioridad numérica y logística, ninguna pudo avanzar más allá de la línea de la Capital de Salta. 

Los Capitanes de Güemes 

La historia suele ser mezquina con muchos de los hombres que dejaron su vida en el empeño de legar una Patria libre. 

Pese a no haber sido un ejército regular según lo mandan las técnicas militares, Güemes supo armar una suerte de Estado Mayor del que dependían cuadros subalternos perfectamente organizados. 

Entre los hombres de comando se encontraron, el ya citado Marqués de Yavi (Juan Feliciano Fernández Campero; el coronel Francisco Pérez de Uriondo, responsable militar de Tarija; coronel Manuel Arias, a cargo de Orán; y el coronel José María Pérez de Urdininea, proveniente de las filas del Ejército del Norte, en Humahuaca. 

En el valle de Jujuy estuvieron los coroneles Domingo Arenas en Perico y el teniente coronel Eustaquio Medina, a cargo del río Negro. Más movilidad tenían otros jefes, como José Ignacio Gorriti, Pablo Latorre o José Antonio Rojas. 

Quienes conocen el territorio podrán dar fe de la capacidad de organización y mando de Güemes para mantener ordenado un frente que iba desde Volcán hasta la ciudad de Orán, en total algo más de setecientos kilómetros. Esa extensión estratégica se conoció como la Línea Pasaje. 

Apenas una breves líneas para pincelar un momento épico de la historia argentina, donde la figura de Martín Miguel de Güemes se acrecienta y adquiere mayor jerarquía para los argentinos en la actualidad, donde son los próceres y sus ejemplos de alto contenido moral, cívico y patriótico, los que debieran iluminar los senderos que deben recorrer todavía los argentinos.- 

por Ernesto Bisceglia 

Fuente: 
El Intransigente 17/6/2011 

Fuente

sábado, 23 de agosto de 2014

La vida social de Roque Sáenz Peña en 1912

Una evocación de la vida social

(Sin sonido)


Descripción del film:
1. Llegada del presidente de la Nación, Dr. Roque Saenz Peña a Mar del Plata. Imágenes de la formación de un tren llegando a la estación de Mar del Plata. Descienden los pasajeros al anden. Imágenes del presidente Roque Sáenz Peña saludando a la gente y luego aborda un automóvil. (6/3/1912)
2. Almuerzo en honor del presidente Roque Sáenz Peña en Chapadmalal. Imágenes de la gente arribando a la residencia en automóviles, entre los invitados asiste un obispo católico. Imágenes de la gente caminando por los jardines de la residencia. (7/3/1912)
3. El presidente de la Nación durante su visita a la estancia "La Armonia". Imágenes de Roque Sáenz Peña conversando con la gente en los jardines de la estancia. Imágenes de hombres observando los animales de la raza equina. Imágenes de mujeres luciendo sombreros y caminando por el parque. El presidente Roque Sáenz Peña se despide de la gente y aborda un automóvil. (7/3/1912)
Fecha: 1912
Duración: 5 minutos 45 segundos

viernes, 22 de agosto de 2014

Los 100 días del genocidio de Ruanda


Recuerdos de cien días de horror
Un documental muestra el proceso de reconciliación en Ruanda 20 años después de la guerra

El País



Oficialmente, hoy no hay hutus ni tutsis en Ruanda. Es un tabú. Un proceso complejo de reconciliación trata de llevar al país a la paz definitiva. ¿Es posible después de un genocidio? ¿Con supervivientes que fueron obligados a beber la sangre de su madre o a comerse sus genitales? ¿Con el recuerdo de montañas de cadáveres en iglesias o colegios?

Entre 1990 y 1994 el país padeció una de las guerras civiles más cruentas que recuerda el siglo XX. Tutsis y hutus —los dos pueblos mayoritarios que habitan el país— se enfrentaron sin medida ante la pasividad de la comunidad internacional. Los 100 últimos días de conflicto se alcanzó el culmen del horror: los hutus llevaron a cabo un genocidio contra los tutsis. Más de 800.000 personas fueron asesinadas (de media, más de 330 muertos por hora), la mayoría a golpe de machete. La pesadilla terminó tal día como hoy hace veinte años, cuando el 15 de julio de 1994 el Frente Patriótico Ruandés de los tutsis (FPR) tomó el control definitivo sobre Kigali, la capital. El mundo descubrió entonces lo que había sucedido. Los supervivientes, familiares y verdugos, tomaron la palabra.




El documental Ruanda 100 días de horror, de Alfons Rodríguez y Nacho Carretero lo recuerda a través de testimonios de supervivientes. Y llega a una conclusión. La reconciliación es casi imposible. “La realidad es que hoy los tutsis copan todos los puestos de control de Ruanda y someten a los otrora represores hutus a una absoluta opresión. El ciclo hutu-tutsi sigue su curso, dos pueblos enfrentados en una misma nación”, concluyen los autores en este trabajo. “Nadie habla. Nadie confía en nadie”, explica uno de los protagonistas.

Es una pieza audiovisual que mezcla imagen en movimiento, fotografía y la música de José Bautista que acompaña a un relato escalofriante de 15 minutos en el que hablan personas como Euginie Nyira Kimuzanye, que tiene la cabeza marcada por un machetazo que no llegó a matarla. O Joseph Buigirio, que narra cómo sobrevivió escondido bajo un banco a una matanza de 2.500 personas en una iglesia.


jueves, 21 de agosto de 2014

PGM: La trágica futilidad de todo el conflicto

La futilidad trágica de la Primera Guerra Mundial 
Un siglo después, todavía estamos pagando el precio. 
Burt Salomon - The Atlantic



Vladivostok, Rusia. Soldados y marineros de muchos países se alinearon frente a los aliados Edificio Sede de 1918. (Foto Archivo Nacional / Encontrado Press)

Si encuentras la conducta humana desalentar hoy, considerar lo que sucedió hace un siglo. Un marciano podría haber mirado hacia abajo a Europa en 1914 y he visto un mundo pacífico, próspero continente con una cultura compartida. Casi todo el mundo ha tenido suficiente para comer. El Inglés escuchado Wagner, alemanes degustan Shakespeare, aristócratas rusos imitaban a los franceses, Mozart y la ópera italiana eran amados por todos. Entonces, Europa implosionó.

Diez días antes de que Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914, que provocó el descenso a la Primera Guerra Mundial, "la gente de todo el mundo estaban trabajando, descansando, comiendo, durmiendo, soñando nada menos que de la guerra", escribió el politólogo británico en el Atlántico el año siguiente. "La guerra vino sobre ellos como un trueno".

Los filósofos, eruditos y poetas pasaron los más de cuatro años de la guerra agitándose explicaciones. Ellos se burlaron de la idea de que el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austro-húngaro, fue mucho más que un pretexto. Una red de alianzas de enredo y las maniobras de los diplomáticos y generales arrastró naciones ambivalentes a una guerra innecesaria.


Un grupo de marines estadounidenses en 1918 (Cuerpo de Marines de EE.UU. de la Oficina de Publicidad Reclutamiento / Archivos Nacionales)

¿Pero cuales fueron las causas más profundas? Fue la codicia de los beligerantes ricos que tratan de hacerse más ricos. W.E.B. Du Bois, el escritor y activista negro, dijo que era la competencia por las colonias ricas en recursos en África. Fue una lucha entre la libertad y la autocracia (aunque alianza zarista de Rusia con Francia e Inglaterra socavó ese argumento). Fue debido a los instintos-este morales de la humanidad fue el filósofo y pacifista Bertrand Russell de vista quedaron a la zaga-detrás de su riqueza material. Fue la inseguridad psicológica de Alemania, provocada por la supremacía naval de Gran Bretaña y el miedo a la creciente poder de Rusia. Era, simplemente, la locura de la única especie carnívora que mata a su propia especie sin una buena razón.


Cuarto préstamo de la libertad, alrededor de 1917
(Archivos Nacionales)

O, todo lo anterior.

Y para esto, más de 16 millones de hombres fueron a su masacre, muchos de ellos de forma cruel y creativas. En las trincheras que se extendía un ininterrumpidas 475 millas desde el Mar del Norte hasta la frontera suiza, los alemanes construyeron paredes utilizando cadáveres, por lo que las tropas francesas que capturaron a una zanja colgaban los comedores de los tobillos que sobresalen. A lo largo del río Somme, en el norte de Francia, más de 1 millón de hombres murieron o resultaron heridos en el 1916 para un avance aliado de las siete millas. Gas venenoso llenó una cuarta parte de todos los proyectiles de artillería disparados en el frente occidental en 1918. Más de un tercio de los varones alemanes nacidos entre 1892 y 1895 murieron en el curso de la guerra. La propagación de matar a civiles en Inglaterra y Francia, atacada por los zeppelines alemanes. La guerra ya no era noble, así como algunos de los hombres que lucharon fuera noble incomparable.

El mundo era un lugar más desagradable después de la guerra que antes de ella.
Fue un triste, guerra sin sentido, por lo que todavía estamos pagando un precio. Un tratado de paz de corazón duro y una economía devastada producen una "generación perdida" de jóvenes alemanes y condujeron directamente a la subida de Hitler y una conflagración aún más feo del mundo. El acuerdo secreto Sykes-Picot alcanzado por Gran Bretaña y Francia en 1916 dibujó líneas fronterizas arbitrarias a través de los dividendos mortales posguerra Oriente Medio-en torno a Irak, por ejemplo-que están regresando a este día. El derrocamiento de la monarquía rusa y el colapso del Imperio Austro-Húngaro crearon una Europa balcanización que, en fecha tan reciente como el derribo de Malaysia Airlines Vuelo 17 sobre convulsionado Ucrania, nos duele todavía. El mundo era un lugar más desagradable después de la guerra que antes de ella.

Todas las guerras nos dicen algo acerca de las regiones más bajas de la naturaleza humana, la Primera Guerra Mundial (cáusticamente nombrado en 1918 por un periodista Inglés que pensó que no sería la última) más que la mayoría. Sobre la naturaleza de la codicia, los peligros de la inseguridad, la facilidad de perder el control humano sobre los acontecimientos humanos.


Puesta fuera de servicio después de que el Tratado de Versalles (AP)

Así, se ha desarrollado nuestra especie? La contraprueba es penosamente abundante. Hornos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Gulags de Stalin. Los genocidios en Camboya y Ruanda. El retorno a las normas de pensamiento y comportamiento incitado por la revolución iraní de 1979 y practicada por los yihadistas de todo el Oriente Medio en el siglo séptimo.

De hecho, la evidencia es delgado que hemos crecido más sabio desde la guerra de la intención de poner fin a todas las guerras no hicieron nada por el estilo. Aún así, si te sirve de consuelo en medio de las tragedias y el trastorno del mundo actual, el Homo sapiens ha sido la forma más estúpido en el pasado de lo que son ahora.

miércoles, 20 de agosto de 2014

GCE: Un cruel fusilamiento sexista

La corta vida de trece rosas
Fue uno de los episodios más crueles de la represión franquista. El 5 de agosto de 1939, trece mujeres, la mitad menores, fueron ejecutadas ante las tapias del cementerio del Este. Su historia sigue viva hoy en forma de libros, teatro, documentales y cine.
Lola Huete Machado - El País




Fue uno de los episodios más crueles de la represión franquista. El 5 de agosto de 1939, trece mujeres, la mitad menores, fueron ejecutadas ante las tapias del cementerio del Este. Su historia sigue viva hoy en forma de libros, teatro, documentales y cine.

"Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia". Fueron éstas las últimas palabras que dirigiría a su familia una muchacha de 19 años llamada Julia Conesa. Corría la noche del 4 de agosto de 1939. Hacía cuatro meses que había terminado la Guerra Civil. Madrid, destruida y vencida tras tres años de acoso, de bombardeos y resistencia ante el ejército sublevado, intentaba adaptarse al nuevo orden impuesto por el general Franco, un régimen que iba a durar cuatro décadas.

En el ambiente de ese verano de posguerra -tristísimo para unos y glorioso para otros-, se mezclaban las ruinas de los edificios y la pobreza de sus pobladores con las dolorosas secuelas físicas y psicológicas de la contienda. Y, sobre todo, abundaban ya la propaganda y la represión. El día a día de la capital estaba marcado por las denuncias constantes de vecinos, amigos y familiares; por la delación, los procesos de depuración en la Administración, en la Universidad y en las empresas; por las redadas, los espías infiltrados en todas partes, las detenciones y las ejecuciones sumarias. En junio habían comenzado, incluso, los fusilamientos de mujeres. "Españoles, alerta. España sigue en pie de guerra contra todo enemigo del interior o del exterior, perpetuamente fiel a sus caídos. España, con el favor de Dios, sigue en marcha, una, grande, libre, hacia su irrenunciable destino…", voceaban las radios de Madrid. "Juro aplastar y hundir al que se interponga en nuestro camino", advertía Franco en sus discursos.

Sería aquélla la última carta de Julia Conesa. Y ella lo sabía. Porque, junto a otras catorce presas de la madrileña cárcel de Ventas, había sido juzgada el día anterior en el tribunal de las Salesas. "Reunido el Consejo de Guerra Permanente número 9 para ver y fallar la causa número 30.426 que por el procedimiento sumarísimo de urgencia se ha seguido contra los procesados (…) responsables de un delito de adhesión a la rebelión (…) Fallamos que debemos condenar y condenamos a cada uno de los acusados (…) a la pena de muerte", dice la sentencia. A Julia la acusaban hasta de haber sido "cobradora de tranvías durante la dominación marxista".

Y apenas 24 horas más tarde, 13 de aquellas mujeres y 43 hombres fueron ejecutados ante las tapias del cementerio del Este. El momento lo recuerdan así algunas compañeras de presidio: "Yo estaba asomada a la ventana de la celda y las vi salir. Pasaban repartidores de leche con sus carros y la Guardía Civil los apartaba. Las presas iban de dos en dos y tres guardias escoltaban a cada pareja, parecían tranquilas" (María del Pilar Parra). "Algunas permanecimos arrodilladas desde que se las llevaron, durante un tiempo que me parecieron horas, sin que nadie dijera nada. Hasta que María Teresa Igual, la funcionaria que las acompañó, se presentó para decirnos que habían muerto muy serenas y que una de ellas, Anita, no había fallecido con la primera descarga y gritó a sus verdugos: '¿es que a mí no me matan?" (Mari Carmen Cuesta). "Si fue terrible perderlas, verlas salir, tener que soportarlo con aquella impotencia, más lo fue ver la sangre fría de Teresa Igual relatando cómo habían caído. Entre las cosas que nos dijo, fue que las chicas iban muy ilusionadas porque pensaban que iban a verse con los hombres [con sus novios y maridos, también condenados] antes de ser ejecutadas, pero se encontraron que ya habían sido fusilados" (Carmen Machado).

Quince de los ajusticiados ese 5 de agosto de 1939 eran menores de edad, entonces establecida en los 21 años. Por su juventud, a estas mujeres se las comenzó a llamar "las trece rosas", y su historia se convirtió pronto en una de las más conmovedoras de aquel tiempo de odio fratricida y fascismo. Un episodio sobre el que nunca se habrá escrito mucho. Lo investigó el periodista Jacobo García, ya en 1985. Lo noveló el escritor Jesús Ferrero en su libro Las trece rosas (Siruela, 2003), en el que dedica un capítulo a cada una de las muchachas y con su literatura las dota de vida y palabra, de sentimiento y dolor; le pone cara a sus verdugos… Lo documentó durante dos años, sin ficciones, y por eso aún con mayor crudeza el periodista Carlos Fonseca en Trece rosas rojas (Temas de Hoy, 2004): "No conocía la historia, no la busqué; ésta me buscó a mí a través de unos documentos que guardaba un tío de mi padre que pasó 20 años en la cárcel. Localicé el sumario, investigué; los familiares pusieron el material que tenían a mi disposición". En su libro duelen los testimonios de las familias, el momento de la condena, la partida hacia la muerte, la locura posterior de las madres de las fusiladas ante su pérdida, la indiferencia del régimen.

Retoma la historia de las trece rosas ahora la productora Delta Films en un largometraje documental títulado Que mi nombre no se borre de la historia, tal como pidió Julia en los últimos minutos de su vida. En la película se muestra el drama personal y el contexto social, político (su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas, JSU) y bélico en el que se mueven las protagonistas. "Es el primer documental sobre el suceso y entendimos que era urgente hacerlo porque son pocos los testigos vivos. Si no se recogen ahora sus voces, permanecerán para siempre en el olvido", dicen los directores, Verónica Vigil y José María Almela.

El destino triste de estas mujeres que no pudieron envejecer ha sido citado también en libros de Dulce Chacón o Jorge Semprún, y este mismo otoño lo acaba de llevar a escena la compañía de danza y teatro Arrieritos. Además ha sido inspiración para una organización socialista recién creada, Fundación Trece Rosas, "orientada a proyectos e iniciativas en las que se profundice en la igualdad y la justicia social". Y aún más: su vida y muerte es el argumento del próximo filme de Emilio Martínez Lázaro, con guión de Ignacio Martínez de Pisón y asesoría de Fonseca.

"Tras entrevistar a sus compañeros de organización, a sus familiares, concluimos que las trece rosas eran mujeres que sabían bien lo que hacían, y que con gran valentía y clarividencia lucharon contra el régimen antidemocrático que se avecinaba", comentan Vigil y Almela. "Se afiliaron a la JSU de forma consciente; pudiendo quedarse en casa, salieron a la calle y optaron por luchar y defender la II República española, desempeñando diversas labores durante la defensa de Madrid y poniendo en riesgo sus propias vidas". Según Fonseca, el régimen franquista "adoptaba un tono paternalista con las mujeres en sus mensajes, pero trató con igual inquina a hombres y a mujeres. La miliciana era para los vencedores la antítesis de la mujer, cuya misión en la vida era ser madre y reposo del guerrero". Para Santiago Carrillo, que fue primer secretario general de la JSU, "en las guerras, son ellas siempre las que más sufren… Y el régimen de Franco hizo todo lo posible por destruir el espíritu de libertad de las mujeres que se había creado con la República".

Ellas se llamaban Ana López Gallego, Victoria Muñoz García, Martina Barroso García, Virtudes González García, Luisa Rodríguez de la Fuente, Elena Gil Olaya, Dionisia Manzanero Sala, Joaquina López Laffite, Carmen Barrero Aguado, Pilar Bueno Ibáñez, Blanca Brisac Vázquez, Adelina García Casillas y Julia Conesa Conesa. Eran modistas, pianistas, sastras, amas de casa, militantes todas, menos Brisac, de la JSU. El suyo se considera uno de los castigos más duros a los vencidos de la posguerra. Una respuesta, dicen, al asesinato del comandante de la Guardia Civil, Isaac Gabaldón, a su hija y su chófer el 27 de julio anterior.

"El número de detenciones diarias en la capital era muy variable en 1939, aunque muchos días la información titulada 'Detención de autores de asesinato' estaba formada por más de cien nombres…", escribe Pedro Montoliú en su reciente e interesante libro Madrid en la posguerra, 1939-1946. Los años de la represión (editorial Sílex) que le ha supuesto cuatro años de investigación y en el que describe el ambiente de aquel tiempo: "Los peores meses fueron junio, con 227 fusilados; julio, con 193; septiembre, con 106; octubre, con 123, y noviembre, con 201. Por días, los más sangrientos fueron el 14 de junio: 80 fusilados; 24 de junio, 102; 24 de julio, 48; el 5 de agosto, 56. (…) Ese día, y 48 horas después de dictar sentencia, fueron fusiladas las 'trece rosas', de entre 18 y 23 años, que habían intentado reconstruir la JSU en la clandestinidad".

Vigil y Almela enfocan su película preguntándose cómo se podía llegar a ejecutar una sentencia tan infame. "¿Qué había pasado en España? ¿Qué acontecimientos habían azotado el panorama político y social de aquel entonces?". Miraron entonces hacía la organización política juvenil de la que las trece rosas eran miembros, la JSU, y a su papel en el transcurso de la guerra.

"Franco se proponía destruir hasta la simiente de los rojos en este país… y al decir rojos, estoy diciendo los simples demócratas, los liberales, cualquier recuerdo de los tiempos en que España había sido libre", declara Carrillo en el filme. La organización nació en marzo de 1936 de la fusión entre la Unión de Juventudes Comunistas y la Federación de Juventudes Socialistas. "Luchábamos por un ideal", dice una de sus miembros. Otra: "Nos afanábamos por la libertad, por un mundo mejor, porque el trabajador pudiera vivir en condiciones". Una tercera: "Defendíamos la República que había sido elegida en 1931, mejorándola". Y cuarta: "Mi conciencia política surgió tan pronto empezó la guerra. Tenía 15 años y debía pelear, no había más remedio". En 1939, la JSU se encontraba deshecha, sus líderes encarcelados… Sólo se contaba con el coraje de sus miembros para reorganizarse.

"Crear una estructura clandestina es siempre algo muy difícil. Hay que concentrar los esfuerzos. Y en ese periodo los concentramos en la creación, sobre todo, de un partido comunista clandestino", afirma Carrillo. Para el régimen, según el periodista Jacobo García, la JSU representaba un gran peligro: "Dada la juventud de sus militantes, estaba destinada a sobrevivir durante muchos años y a plantear problemas al régimen franquista durante muchos años, a corto, medio y largo plazo". Debía desaparecer.

Así, estando todos los hombres en prisión o en el exilio, de la reorganización se encargaron las mujeres o los jóvenes. "Queríamos seguir luchando, recuperar dinero para ayudar a los presos, para sacarlos, para sacar a mi hermano; queríamos, pero no lo conseguimos…", apunta Concha Carretero. "Te cogían enseguida", rememora Nieves Torres. "Era un Madrid triste, reservado, la gente no se atrevía a mirar a nadie; si ibas en el metro, todo el mundo iba con la cabeza baja", dice Mari Carmen Cuesta. Se tira de los detenidos, se utiliza la tortura para conseguir delaciones, y así, poco a poco, va cayendo la organización. "A los presos los sacaban a la calle y los usaban como gancho, detrás iban dos policías. Así me detuvieron a mí", sigue Torres.

Las trece rosas fueron elegidas para morir entre las 4.000 reclusas hacinadas en Ventas en un espacio pensado para 400 (más de 280.000 presos políticos se contaban en 1939 en España). ¿Por qué ellas y no otras? El escritor Jesús Ferrero imagina una posibilidad literaria y azarosa en su libro: "Roux, Cardinal y el Pálido habían comido opíparamente en el Ritz y se sentían alegres (…). Una hora antes les había llegado la orden de elegir a quince mujeres, preferentemente menores de edad, para conducirlas a juicio. Ya en comisaría, una señora, que se sentía agradecida porque habían liberado a su hija, le regaló al Pálido un ramo de rosas. Eran quince… El Pálido lo cogió y, mirando a Cardinal y a Roux, dijo: 'Señores, ha llegado el momento de decidir quiénes van a ser las quince de la mala hora. Bastará con ponerle un nombre a cada una de las rosas… Empezaré yo', dijo tomando una flor. 'Y bien, esta rosa de pasión se va a llamar Luisa. No conseguí que esa bastarda pronunciara una sola palabra en los interrogatorios. Por poco me vuelve loco'. 'Y ésta, Pilar', dijo Cardinal. 'Y ésta se va a llamar Virtudes', susurró el Pálido con precipitación. 'Y ésta, Carmen', dijo Cardinal. 'Lo merece más que nadie. Nunca me miró bien esa condenada'. 'Y ésta, Martina', anunció Roux. 'Está siempre ausente. Seguro que ni siquiera se va a dar cuenta de que ha muerto".

Ficciones aparte, ellas sí se daban cuenta. De sus condiciones ("La posguerra fue peor que la guerra"), de las humillaciones ("Se ve que les gustó mi pelo y me dejaron pelona, pelona; me lo cortaban y me lo enseñaban, '¿no te da pena este ricito?"), de lo que les esperaba ("No bastaba con estar tú en la cárcel, todo tu entorno tenía que expiar por tu pecado"), de lo que significaba pertenecer a los derrotados ("Nos trataban de lo peor, muchas palizas, muchas vejaciones"), de lo que perdían ("Estuve 16 años en prisión, se me fue lo mejor de mi juventud…").

Así lo cuentan en la película Maruja Borrell, Nuria Torres, Mari Carmen Cuesta, Concha Carretero, Ángeles García-Madrid, entre otras muchas, de las que fueron amigas, conocieron y/o compartieron celda con las trece rosas en aquellos días. Hablan de las penurias, de la vida cotidiana en una prisión en la que sólo se comían "lentejas de Negrín", de los petates en el suelo, de la desconfianza ("No te fiabas de nadie porque se decía que los franquistas habían metido chivatas dentro"), y hasta de su capacidad para sobrevivir, intimar, quererse y reírse de sí y de su situación. Hablan de las terribles noches de saca, de cómo todas salían temerosas a la galería para ver quiénes eran las elegidas para morir, de cómo sucedió todo en aquella noche terrible de agosto. "Para mí es un recuerdo muy amargo, muy amargo", llora aún hoy desconsolada Mari Carmen Cuesta, entonces de 16 años.

En la película de Delta Films y en el libro de Fonseca se recogen testimonios de parientes: las sobrinas de Julia, de Dionisia, de Martina… Y del hijo de Blanca Brisac y Enrique García, quizá la más triste de todas las historias: "Mi padre pertenecía a la UGT, pero mi madre… dijeron que era de la JSU, y yo sé que no militaba. Lo puedo jurar", dice. A ambos los ejecutaron ese 5 de agosto de 1939, cuando él tenía 11 años. "Determinadas corrientes revisionistas pretenden hoy cambiar la realidad de los hechos y esto sí que es muy peligroso. No se trata de generar sentimientos revanchistas. En ninguna de las entrevistas que hicimos percibimos rencor. Al contrario, fue toda una lección de humanidad. Nuestro documental trata de concederles el minuto de duelo que en su día se les negó", cuentan Vigil y Almela.

Fue Blanca Brisac, sin embargo, quien mejor lo expresó, mientras escribía a su hijo esa noche, ya en capilla: "Voy a morir con la cabeza alta… Sólo te pido… que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor… Enrique, que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la cimentaron a mí… Hijo, hijo, hasta la eternidad…".

El documental 'Que mi nombre no se borre de la historia' se emitirá a primeros de 2006 en 'Docu-TVE'.

martes, 19 de agosto de 2014

Segunda guerra indo-pakistaní: ¿Por qué ocurrió?

Los hechos detrás de la Segunda Guerra 1965 
JENILLIA JENNI 

 

En el escenario actual, mientras se ha iniciado una nueva ola de propaganda contra el ejército de Pakistán, la gente está hablando de reabrir el informe Hamood-ul-Rehman y volver a investigar las causas de la derrota en la guerra de 1971, si es el caso de ahorcamiento de Bhutto se puede reabrir de por qué un comisión de investigación no puede ser establecida para investigar las razones y fines de 1965 la guerra. El actual Gobierno. ha presentado una referencia presidencial en el Tribunal Supremo de reabrir el caso de Zulifqar Ali Bhutto y el Tribunal Supremo ha iniciado las audiencias judiciales sobre esto. Aparentemente, parece que esto se ha hecho sólo para crear el caos y desviar la atención del público de los problemas importantes de la estabilidad. Si el veredicto de la corte va en contra de la voluntad de los trabajadores PPPP de todo el país tendrán que enfrentarse a la agitación y si va en contra de Zia-ul-Haq que todo el ejército estará bajo el fuego de la crítica y la propaganda. De este modo, un ataque encubierto se ha puesto en marcha en la credibilidad del ejército de Pakistán. A través de estos casos controvertidos, no sólo a nuestros políticos corruptos serán capaces de ocultar su corrupción, sino que también pueden mantener sus actividades anti-Pakistán pasando. Mi pregunta es si el tiempo de los tribunales se puede desperdiciar en casos como el ahorcamiento de Bhutto, el informe de la comisión Hamood-ul-Rehman se puede publicar de por qué los hechos sobre 1965 no se liberan? ¿Por qué y cómo la guerra que fue ganada por nuestros valientes soldados a costa de sacrificar su vida se perdió en la mesa por nuestro Ministro de Relaciones Exteriores?

 

Hoy voy a tratar de desmontar tales hechos sobre 1965 guerra. Tan pronto como el mes de septiembre llega, recuerdos duros de la guerra de 1965 emergen de nuevo. Desde el primer día, se le dijo a la nación que la India de repente atacó Pakistán en la oscuridad de la noche. ¿Cuál fue la razón y el propósito detrás de esta guerra, esto nunca ha sido contada. Esta fue la guerra, que cortó las alas de Shaheen incluso antes de su primer vuelo y hasta ahora este Shaheen no ha sido capaz de volar. ¿Quién tenía miedo de un país asiático recién nacido en rápido desarrollo? ¡Ay! Nos hubiera identificado enemigos presentes dentro de nosotros mismos. Si hubiéramos hecho estas personas responsables antes la situación de Pakistán habría sido muy diferente. Pero el juego atroz jugado contra Pakistán es tanto misterioso y envuelto en cortinas que los verdaderos culpables no podrían haber sido identificados y castigados hasta ahora. Incluso hasta ahora, continuamos siguiendo traidores como Mir Jaffar y Mir Sadiq y sus descendientes.

 

Si la guerra de 1965 había tenido éxito con el plan preparado que el mapa de sub-continente habría sido muy diferente a partir de ahora. Esta es la guerra en la que la agresión de la India se convirtió en derrota para la India gracias a que nuestros valientes soldados dejaron su vida para proteger la patria, atándose dinamita en el pecho y poniéndose bajo los tanques del enemigo, demostraron al mundo que no sólo la vidas se pueden tomar sino que así se protege al país. Ellos lucharon con tanta crueldad a ese enemigo está todavía asombrado. Aunque corazón de león soldados del ejército de Pakistán detuvieron el complot, pero esta conspiración lograron su objetivo en la guerra de 1971. Demasiada propaganda se hizo sobre la guerra de 1971 y sus resultados. Después de la derrota, el país se dividió en dos partes. 90 mil soldados depusieron las armas (mientras que el número real de soldados de las fuerzas armadas detenidos como prisioneros de guerra no es más que 45.000, resto eran los empleados de diferentes departamentos civiles, como la salud, correos, policía, teléfono, etc.) Pero nadie está dispuesto a revelar la conspiración de 1965 la guerra y el propósito detrás de él. El hecho de que esta guerra no terminó en derrota de Pakistán e incluso traidores planteaba a sí mismos como patriotas, no pueden permitir que las investigaciones en este sentido, ya que pueden estar expuestos. Pero imaginar los resultados, si la conspiración había sido un éxito en 1965 hace que uno temblar de miedo. Pakistán se habría convertido en colonia de la India gobernada por los gobernantes pro-indios. Otra razón por la que esta investigación no se puede realizar es que con el fin de tomar la revancha de la derrota de la India en 1965, el caos de los secretos de acuerdo Tashkent se ha propagado de tal manera que la nación no puede ver nada más allá de esto. Es obvio que la nación todavía está siendo castigado por derrotar a la India en 1965. Aunque después, en 1971 el país se dividió en dos partes, 90.000 paquistaníes fueron esclavizados, pero las conspiraciones de los enemigos internos no había terminado aún, el tiempo por el tiempo, que producen nuevas excusas .

 

En 1947, cuando obtuvo su independencia de Pakistán, debido a las debilidades internas mundo estaba seguro de que este nuevo estado nacido no sobrevivirá por mucho tiempo. India reforzó aún más esta hipótesis a través de sus amigos europeos (esa era la razón de que Afganistán prefiere más fuerte a más débil India Pakistán). En el inicio de los años 60, la economía de Pakistán se estaba desarrollando rápidamente. Esto no era aceptable para Occidente, temeroso de comunalismo y el socialismo. Querían más fuerte la India para que pueda estar preparado para pelear con los gigantes. Esa es la razón por la que Occidente siempre está apoyando a la India en la disputa de Cachemira. Pero disputa indio con China cambió todo el escenario. Defensa y la debilidad económica de la India hicieron inquietos oeste.

 

En 1962, el ataque chino a la India no fue sin ninguna razón. La disputa real detrás de esta guerra fue que en la Segunda Guerra Mundial los británicos capturaron algunas partes de China, junto con frontera con la India, China se mantuvo en silencio debido a la debilidad interna. Pero después de la revolución exitosa cuando China exigió estas áreas de vuelta, los ingleses ya se había salido de la sub-continente. En 1958 China propuso que los dos países dejaran 25 y 25 millas de la zona de sus límites actuales declarándolas a las 50 millas como zona como tierra de nadie. Esta controversia pudo resolverse por medios pacíficos. Nehru rechazó arrogantemente esta propuesta porque la India había hecho fuertes lazos con Rusia y Europa. China, repitió misma demanda en 1961, pero como siempre, no sólo Nehru rechazó esta propuesta, sino que usó un lenguaje agresivo e insultante contra los líderes chinos en la sesión del parlamento. Así los chinos se vieron obligados a enseñar la lección a la India por la fuerza. A mediados de 1962 el ejército chino atacó y penetró 90 millas dentro de la India. Nehru apresuró a Ayub Khan a través de amigos occidentales para que Pakistán permite a la India para utilizar algunas de las zonas del este de Pakistán contra China como bases militares. Ayub Khan rechazó directamente esta presión. Después de esto, las potencias occidentales enviaron ministro de economía de la mancomunidad británica "Dankan Sanday" como su mensajero al subcontinente, conocido que Nehru que estaba preocupado de que Pakistán pudiera atacar a través de la Cachemira mantenida bajo posesión de la India y consolidara a Nehru. Más adelante gracias al apoyo de Bhutto actuando como ministro de Relaciones Exteriores temporal de Pakistán, Sanday reunió Ayub Khan y recibió garantías de que Pakistán no atacará a la India en ese momento difícil. Bhutto solía llamar Ayub Khan como "papá" en las reuniones. Esta fue la época en que se formaron para debilitar las conspiraciones de Pakistán. Pero tonta y simplemente Pakistán no podía entender estas conspiraciones e identificar enemigo oculto (Pakistán es un tanto ingenuo, incluso ahora). No cuestionaron que por qué un feudal de Sindh, que tiene forma de vida feudal y arrogante, no dudando en reclamar Nehru como su personalidad ideal, con el fin de probarse a sí mismo como seguidor de Nehru Rose toma como su debilidad, él mismo se encarga de la planta de la rosa sólo para asemejarse con Nehru. ¿Por qué esa persona había hecho Ayub Khan (althoguh ahora General, sino hijo de un Pathan Sepoy ordinario) a su padre? Algunas personas objetan que por qué algunas Generals estaban jugando en las manos de Bhutto, en especial general Gul Hassan? Muy pocas personas son conscientes de que la estación Comandante de Rawalpindi, el coronel Mustafa Sahibzada estaba casado con la hermana de Bhutto y el general Gul Hassan había trabajado bajo el coronel Mustafa. De acuerdo con el comportamiento de Bhutto, él nunca mencionó su relación con el coronel, porque después de tener vínculos con los generales, los familiares de rangos inferiores eran una causa de insulto para él. General Gul Hassan tenía mucho respeto por su antiguo comandante y estaba al tanto de su relación con Bhutto. Cuando las intenciones son malas entonces debido a los intereses mutuos personas se reúnen como las aves de una bandada vuelan juntos. 

Él es el mismo Gul Hassan quien dispuso el retorno seguro de Bhutto después de la caída de Dhaka, y le líder del país hizo, no sólo a él aceptó un gobernante civil como Administrador Jefe Martial pero obligó a toda la nación a aceptar también.

 

Si se analiza la guerra de 1965, un hecho es claro que es imposible ver cada pulgada de los cientos de kilómetros de largo de la frontera. Ya se trate de la guerra moderna o edades avanzadas, existen estrategias específicas para atacar a enemigos a través de puntos débiles específicos teniendo en cuenta las ubicaciones geográficas. Esto nunca ha sucedido en la historia que un ejército de miles de hombres llega a las puertas del enemigo sin dejar enemigo tenga cuidado, ya que llevaban tapas mágicos. A menos enemigo no tiene poder para defenderse o hay abundancia de traidores. En 1965, los medios electrónicos no era tanto efectivo y soportes de impresión no era tanto avanzado. Pero la gente de sentido común sabe que los ataques o las guerras no se inician repentinamente. Pero todavía nos está diciendo que los indios de repente atacaron corazón de Pakistán, Lahore, en la oscuridad de la noche. Si es así sucedió entonces qué castigo se le dio a los responsables de mantener un ojo sobre las formaciones militares y movimientos de enemigo? Si nos fijamos en los titulares de los periódicos antes de 1965 la guerra, ellos leen thatPakistan había iniciado sus actividades en la Cachemira india en poder de la infiltración de los Gorilas y esto no es un secreto que todo esto se hizo por orden del Ministro de Relaciones Exteriores de ese momento, es decir Zulifqar Ali Bhutto . Estos informes se conservan en las páginas de estos periódicos que Bhutto ha asegurado Ayub y el general Musa en la medida de la creencia de que "Si Pakistán inicia la operación limitada en la Cachemira india Held, la India no atacar a Pakistán en la frontera internacional". Con el fin de fortalecer aún más, la confianza de la creación de ese tiempo Bhutto dijo que había tomado la garantía de China y otras potencias mundiales que la India no lanzará una agresión abierta contra Pakistán. Hecho asombroso es que el comandante experimentado como el general Musa, que ha subido desde el rango de soldado / cipayo de tan alto rango, fue engañado por Bhutto. Bhutto estaba jugando doble juego, en caso de Cachemira había sido liberado de las fuerzas indias, todos los elogios que debería haber sido de Bhutto, y en caso de derrota incluyendo Ayub Khan, el general Musa, el general Sarfraz, el general Akhtar Hussein y muchos otros habría sido acusado de esto. Si bien en ambos casos, el Acuerdo de Shimla tiene que ser firmado por Bhutto como Ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, después de lo cual este anuncio tenía que ser hecho, "¡Gracias! Pakistán había sido salvado ".

 

El 6 de septiembre se está acercando, mientras que el país celebra la victoria, la nación se le debe decir que cuando la operación Gorila se había iniciado en la Cachemira mantenida bajo ocupación india y el primer ministro indio fue advirtiendo que ahora la India atacaría a su elección del lugar, ¿por qué la Cancillería ordenó al ejército preparar el terreno deportivo en Lahore. Cuando hubo informes de que la India había enviado la artillería pesada y APC por eso que nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores no deja de decir que vamos a permanecer en paz en todas las situaciones? Cuando las tropas pakistaníes querían ir a la frontera, fueron detenidos en el nombre de una reunión especial en el consulado de EE.UU. para el que pocos americanos tuvieron que visitar de India a través de la frontera Wahga a participar en esta función. Por lo tanto, si veían tropas avanzar hacia la frontera que esto no será bueno para la imagen pacífica de Pakistán. Los informes posteriores demostraron que los jeeps de estos americanos eran conducidos por oficiales del ejército de la India en ropas civiles, después de regresar de nuevo se informó que todo está claro. Esta es la razón por indios atacaron en la oscuridad de la noche de lo contrario ni el Akashwani Radio ni jefe indio el General de Ejército Manak Shah fue tan loco que según ellos van a tomar su almuerzo en Lahore Gymkhana. Indian jamás había soñado que iban a enfrentar cualquier resistencia. La Nación se enorgullece de esos leones del ejército de Pakistán, que no sólo derrotó a los enemigos externos, sino internos, así y como recompensa aceptó sólo el martirio.

 

Si está presente gobierno ha reabierto el caso Bhutto, quiere volver a investigar la guerra de 1971 de lo que deberían reunir coraje para realizar una investigación en el año 1965 la guerra y castigar a aquellos personajes que impulsaron Ayub a esta guerra y deben tomar medidas legales en contra de ellos también. Siempre estamos tratando de proteger nuestros propios intereses; nos escondemos muchos hechos en nombre de los intereses nacionales. Pero la nación no podía conseguir conciencia de esos intereses nacionales para que estos secretos sucios son secretos aún ...

Escrito por Khalid Baig, 
Una selección de "Aur Kia Likhoon 

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