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viernes, 18 de abril de 2025

Crisis del Beagle: Libro: "El delirio armado" de 1978

El "delirio armado" Argentina-Chile. La guerra que evitó el Papa.


Autor: Bruno Passarelli – Ed. Sudamericana, S.A. 1998





En una charla entre el embajador norteamericano Raúl Castro y el nuncio Pío Laghi, el primero aseguró que fuentes militares le habían dado un panorama bastante preciso sobre las consecuencias devastadoras que el Estado Mayor del Ejercito Argentino había calculado en la primera fase de la guerra.

Puntualizó Castro: "Se estima que los muertos de ambas partes, solo en la primera semana de operaciones, serian unos 20.000 y no se descarta que, en caso de que Argentina no obtuviese una rápida victoria, con la destrucción del aparato militar y económicos chilenos, se produzca una regionalización del conflicto con derivaciones catastróficas para America del Sur, y por extensión, para Occidente todo".

Y tras el silencio sepulcral que invadió el salón, repitió en un susurro, como hablando consigo mismo:"Veinte mil muertos en una sola semana, un delirio total".

En realidad en mas de un documento se hacia esta sobrecogedora evaluación. Se aludía a un memorandum que se llamaba "Planeamiento Conjunto de las Operaciones Previstas contra Chile", que estaba en poder de los tres Comandos en Jefe, e incluía todas las hipótesis operativas elaboradas en función de la búsqueda de una rápida y favorable definición militar, y a una "Dirección Estratégica Militar"(DEMIL) aprobada por la Junta Militar.

En ellas se manejaban dos hipótesis: la rendición lisa y llana de Chile en breve tiempo, como consecuencia de la acción fulminea que se preparaba (hipótesis de máxima) o en su defecto, la aceptación de parte chilena de los reclamos territoriales argentinos, tanto terrestres como marítimos, en el extremo sur (hipótesis de mínima), a lo que seguiría el repliegue de tropas desde los puntos alcanzados en territorio chileno, al otro lado de la frontera.

Cuando los documentos habían sido elaborados, la iniciación de la guerra no tenía todavía fecha y hora. Deliberadamente, se había dejado la definición cronológica para el momento oportuno, o sea cuando el reloj de la guerra hubiese empezado a marchar sin posibilidades de retorno.
Pero su aplicación ya había comenzado en septiembre, cuando las fuerzas integrantes del "Operativo Soberanía" - así lo habían bautizado con pomposo léxico militar - habían comenzado paulatinamente a ocupar sus posiciones a lo largo de la frontera con Chile, en un despliegue que continuarían incesantemente hasta el mes de noviembre.

Así, desde la Provincia de Buenos Aires se desplazaron las dos grandes unidades de batalla del Primer Cuerpo del Ejército, o sea la Brigada I de Caballería Blindada, que era la de mayor capacidad de fuego, y la X Brigada de Infantería, cuyo asiento natural estaba en Palermo y comandaba el general Juan Saisaiñ (quien había estado a las órdenes de Menéndez en Córdoba y estaba de acuerdo con sus pensamientos). A la primera pertenecían los Regimientos de Tiradores Blindados 1 "Coronel Brandsen" y 10 "Húsares de Pueyrredón", el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 101 "Simón Bolívar", y el Grupo 1 de Artillería Blindada "Martiniano Chilavert".

Lo mismo desde el Litoral, habían hecho las unidades del Segundo cuerpo, comandadas por el general de división Leopoldo Fortunato Galtieri, y al que pertenecían la II Brigada de Caballería Blindada, a las órdenes del general Juan Carlos Trimarco (incluía los regimientos de Tiradores Blindados 6 "Blandengues" y 7 "Coronel Estomba" y el grupo 2 de Artillería Blindada con base en Rosario del Tala), y la VII Brigada de Infantería, cuyo jefe era el general Eugenio Guanañabens Perelló y comprendía, entre otras unidades, al Regimiento 5 de Infantería, cuyos cuarteles estaban en Paso de los Libres.

También habían sido destacadas unidades de artillería de asalto y antiaérea, como el poderoso Grupo Artillería de Defensa Aérea 601, con asiento en Mar del Plata que tomó ubicación en la provincia de Chubut, a la altura fronteriza de las poblaciones de Rio Mayo y Alto Rio Seguer, junto a los efectivos de la IX Brigada de Infantería de Montaña que comandaba el general Hector Humberto Gamen.

La concentración de efectivos en esa zona, dotados de fuerte capacidad de fuego, respondía a una razón muy sencilla: allí, la Cordillera de los Andes tiene escasa altura y por eso la línea fronteriza es considerada vulnerable.

Esto preocupaba al Estado Mayor Argentino, ya que planteaba el riesgo de que los blindados chilenos la superasen con cierta facilidad, apuntando a los yacimientos petrolíferos de Comodoro Rivadavia (Pico Truncado y Caleta Olivia), que el alto mando estaba dispuesto a proteger con absoluta prioridad. Por eso se había llevado a ese sector de la frontera numerosas unidades, con una presencia efectiva de no menos de 40.000 hombres. Más al sur, entre el Calafate y Rio Turbio, estaba desplegado el Regimiento de Infantería 24, que comandaba el coronel Alfredo Gómez Otero, cuya sede habitual era Rio Gallegos.

La concentración final de efectivos se realizaría en los primeros días de diciembre, por vía aérea. Los gigantescos Boeing 707 y 747 de Aerolíneas Argentinas - estos últimos flamantes y comprados para su afectación a vuelos transoceánicos - llevaban al Sur contingentes de hasta 370 hombres por vuelo, con su armamento completo, después de que a los aviones se le aplicaba lo que en la jerga militar se llamaba la "Configuración Vietnam".

¿En que consistiría el ataque argentino?

La Hora Cero coincidiría con la ocupación militar de las tres islas en disputa (Picton, Lennox y Nueva) que seria precedida entre 24 y 36 horas antes, por una operación nocturna de intrusión en al que efectivos de Elite de la Infantería de Marina desembarcarían en las islas e islotes situados al sur de la desembocadura oriental del Canal de Beagle y fuera de la zona en litigio (el llamado "Martillo"), pese a lo cual el Fallo Arbitral de 1977 las había asignado a Chile, y aniquilarían allí cualquier resistencia chilena. Se trataba de las islas Freycinet, Herschel, Wallaston, Deceyt y Hornos.

Esta ocupación seria precedida de una formal protesta argentina ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, en las que se denunciarían el emplazamiento en ellas de destacamentos militares, en abierta alteración de los equilibrios en la región.
El Alto Mando argentino sabia que esta operación sería considerada por Chile como un casus belli y que provocaría su reacción armada, para lo que había concentrado en las adyacencias a su flota naval, aunque no se creía que en su fase inicial la resistencia chilena fuera muy fuerte. Caso contrario, entraría en acción la Flota de Mar, comandada por el contraalmirante Humberto Barbuzzi que había sido dividida en dos grupos de tareas (GT).

El primero (GT1) había sido desplegado frente a la boca oriental del Beagle; el otro grupo (GT2), delante del Estrecho de Magallanes. En nuestras aguas australes estaban el portaaviones 25 de Mayo, los destructores Piedra Buena, Bouchard y Drummond, las corbetas misilisticas Granville y Guerrico, los ARA Hércules, Santísima Trinidad y otros y el crucero General Belgrano, después hundido durante la Guerra de Malvinas. Este ultimo había sido reequipado con cañones de seis pulgadas para tiro naval y baterías de misiles Sea Cat con un alcance aproximado de 4.000 metros.

Dos horas después de completada la ocupación de las pistas Lennox, Picton y Nueva, colocadas bajo la protección cercana del GT2, aviones Mirage-Dagger y Skyhawks bombardearían objetivos militares en la ciudad de Punta Arenas y en Puerto Williams, mientras el hostigamiento aéreo alcanzaría a otros blanco relacionados con el transporte y el abastecimiento en la región de Magallanes. Para las horas sucesivas se preveían enfrentamientos aeronavales con la flota chilena en el estrecho de Magallanes y en la boca de ingreso al Canal de Beagle, por lo que en noviembre el alto mando naval había hecho su requerimiento de un fuerte apoyo aéreo, dada la amenaza que representaban los helicópteros artillados chilenos.

A las 0 horas entraría en acción el ejército, que cruzaría la frontera patagónica por cuatro puntos diferentes con tropas de la IX Brigada de Infantería de Montaña y de otras unidades asignadas al sector de Santa Cruz y Chubut. Casi contemporáneamente, aprovechando las primeras horas de la mañana, aviones de la Fuerza Aérea trataría de destruir a la aviación chilena, si fuera posible en tierra, con una ofensiva fulminante del tipo de las aplicadas por Israel con tanto suceso en el Medio Oriente. En este sentido, la Fuerza Aérea se veía favorecida por el hecho de contar con mas aeródromos en el ámbito de las operaciones, aunque se reconocía la peligrosidad de la aviación rival, por su entrenamiento, preparación y el material bélico a su disposición.

En cuanto al Ejercito, dado que la ofensiva proyectada no había sido circunscripta únicamente al sector sur del territorio enemigo, sino que seria generalizada y se extendería por toda la frontera, en un segundo momento pasarían al ataque las tropas del Tercer Cuerpo, desplegadas a lo largo de la Cordillera, en el que era su natural ámbito operativo, desde Mendoza hasta Jujuy.

Irrumpirían las dos grandes unidades terrestres de batalla integradas a dicho cuerpo, o sea la V Brigada de Infantería (...) y la VIII Brigada de Infantería de Montaña, a las ordenes del general Saá, uno de los mas fieles a Menéndez. En tanto, funciones operativas diferentes, por su propia naturaleza, tendría la IV Brigada de Infantería Aerotransportada con asiento en Córdoba, cuyo jefe era el general Gumersindo Centeno.

Algo mas al sur, casi contemporáneamente, se ejecutaría un movimiento cuyo éxito podría depender la definición favorable del conflicto del ataque: a la altura de la provincia de Neuquén, cerca del Paso Puyehue, irrumpirían a traves de la frontera la poderosa X Brigada de Infantería y otras unidades asignadas a ese sector del frente, con el objetivo de llegar al Pacifico y partir de esa manera en dos el territorio chileno. Era ese el punto en que, en esa fase del ataque terrestre, se concentraría el peso principal del ataque. Si bien las fuentes consultadas coinciden en que este corte era un objetivo prioritario, no son coincidentes sobre el lugar planificado, ya que algunos lo ubican al sur del valle de Maipo y otros mas al norte de esa zona.

En el plan de operaciones se preveía también la ocupación de una ciudad clave, que seria determinada según el curso de las acciones por la "línea menor de resistencia". El primer objetivo era Santiago, pero se tenia Valparaíso como alternativa. El avance de las tropas iba a ser constantemente apoyada por la Fuerza Aérea, en una sistemática tarea de ablande de las defensas enemigas. En el extremo sur, igual papel estaría a cargo de la Aviación Naval, si el objetivo quedaba establecido en una ciudad marítima atacada por al Infantería de Marina.
Pero - como ya se ha explicado - la ofensiva terrestre tenia un Talón de Aquiles, focalizado a la altura de Chubut, y por eso en los estudios de planificación se habían ultimado las precauciones para ganar una batalla que se estimaba podía ser decisiva.

Mas allá de las preocupaciones que el frente chubutense planteaba, en todos los niveles de comando existía una confianza muy arraigada que nacía, sobre todo, del superior poder de fuego y de movilidad de sus unidades blindadas. En cambio, esta ventaja se atenuaba considerablemente en el poder naval.

La Argentina había gastado 1.200 millones de dólares para reforzar sus fuerzas armadas( contra solo 800 millones invertidos por Chile), buena parte de ellos invertidos en la compra de modernos aviones de guerra y sistemas misilisticos. Además, había vuelto a llamar bajo bandera nada menos que a 500.000 reservistas. Pero lo que mas alentaba el optimismo de sus altos mandos militares era una frase muy arraigadas en ellos:"Chile es, lejos, después de Israel, la plaza mas vulnerable de la Tierra".

jueves, 17 de abril de 2025

Argentina: La vida del Gaucho Malo

Hormiga Negra: El Gaucho malo





Guillermo Hoyos era rubio, retacón y pecoso. Había nacido en San Nicolás de los Arroyos hacia 1837 y tenia fama de ser rápido con el facón, guapo y de no amedrentarse ante el peligro.
...De hecho, había peleado con distinción por su provincia en Cepeda y Pavón. Le decían Hormiga Negra ,el apodo lo había heredado de su padre, hombre respetado por su guapeza que cuando sacaba a relucir su facón "lo hacía picar pior que hormiga", aunque a Guillermo le decían "el rubio hormiga negra" para diferenciarlo del progenitor.A pesar de declararse gaucho honrado obediente de la ley y trabajador como un buey, tenía en su haber un voluminoso prontuario donde se destacaba el haber dado muerte a un tal Pedro José Rodríguez con alevosía.
Las aventuras de Guillermo Hoyos se multiplicaron y pasaron a la mitología popular, recogida por Eduardo Gutiérrez, artífice del arquetipo del gaucho pendenciero y mal entretenido, perseguido por una justicia que no siempre le hacía honor a su nombre. Gutiérrez tuvo oportunidad de conocer personalmente a Hormiga Negra, terror de la policía y taita del gauchaje. Pensando que habría de encontrarse con un personaje que inspiraba terror, Gutiérrez se entrevistó con un hombre delgado, de piel curtida, surcada de arrugas, luciendo un bigote que los años habían sembrado de canas. Paisano retrucador y refranero le contó su historia a Gutiérrez, llena de falsas acusaciones por ser el único gaucho pícaro a quien culpar por esos lados.
Lo apresaron y por dos años lo llevaban de un lado pa´ otro como caballo patrio, a ver si se pisaba en sus declaraciones. De varias cosas lo acusaron pero lo debían soltar hasta que en un nuevo entrevero dejaba a alguno marcado y a otro medio muerto porque el tal Hormiga era bravo con el facón.
Cuando la cosa de ponía brava se escondía y pasaba un tiempo poniendo distancia con quienes querían darle caza. Así paso unos meses en Arroyo del medio, en el límite con Santa Fe.
Al final le atribuyeron la muerte de la Sra. de Marzo y Guillermo Hoyos pasó ocho años en la prisión de la que salió para volver a sus pagos y convertirse en leyenda.
Cuentan que los hermanos Podestá llegaron con su circo a un pueblo del norte de la provincia y dieron vida a la obra de Gutiérrez. En medio de la función, cuando todos estaban compenetrados de las andanzas de un gaucho fiero al que llamaban Hormiga Negra, un paisano se levanta de la gradería y sin furia pero sin dejar dudas de su contundencia grita “Mienten”. Los actores callan, el público lo mira sorprendido. “Mienten les digo… y yo voy a contar como fue de endeveras” y sube al escenario a contar su historia, la del rubio Hormiga Negra, un matrero capaz de atropellar a Mandinga, que Dios se llevó de este mundo el 1° de enero de 1918.
Por:  Alicia Carmen Vullo
MEMORIAS CURIOSAS ARGENTINAS

miércoles, 16 de abril de 2025

Conquista del desierto: La hijaputez de los indios con los cristianos

Mentiras del revisionismo: las atrocidades que cometieron los indios

Newstad

X


Mito. La Conquista del Desierto y sus mitos, en la pluma de Luciana Sabina.

La historia de la frontera argentina en el siglo XIX está marcada por episodios de violencia extrema que han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva. Mientras algunos sectores insisten en perpetuar una visión revisionista y sesgada de la “Conquista del Desierto”, es crucial abordar los hechos con objetividad y reconocer las atrocidades cometidas por los indígenas contra las poblaciones cristianas. Este artículo busca arrojar luz sobre los crímenes de los malones, el trato inhumano hacia los cautivos y el sufrimiento de quienes vivieron en carne propia el terror de la frontera.

Los malones: el terror de las poblaciones fronterizas

Los malones fueron una práctica sistemática de los indígenas que sembró el pánico en las zonas fronterizas de Argentina. Estos ataques no solo tenían como objetivo el saqueo de bienes materiales, sino también la destrucción y el sometimiento de las poblaciones cristianas. Testimonios de la época relatan cómo los indígenas incendiaban cosechas, mataban a civiles indefensos y cometían actos de violencia extrema, incluyendo violaciones y secuestros.


Un relato desgarrador proviene de una cautiva de Villa Mercedes, quien describió el momento en que su vida cambió para siempre:

“Yo tenía por entonces unos 20 años… Como a eso de las once, mis hermanos menores gritaron: ‘¡Dispare, que vienen los indios!’. Salí corriendo al patio y vi a unos 200 indios rodeando la casa, gritando ‘¡Matando cristiano!’. Uno de ellos me agarró de las trenzas y me lanzó sobre su caballo, gritando: ‘¡No escapando, cristiana linda, llevando toldo!’. De mi mamá no supe más nada… Los indios mataron a niños que ni siquiera podían caminar, ensartándolos con lanzas como si fueran juguetes”.

Estos testimonios no son casos aislados, sino parte de una realidad que se repetía una y otra vez en las zonas fronterizas.


Rio Negro. El ejército argentino, listo para la batalla.

La vida de los cautivos: esclavitud y sufrimiento

Los cautivos cristianos sufrían un destino aún más cruel. Una vez capturados, eran tratados como esclavos, sometidos a trabajos forzados y vendidos como mercancía entre las tribus. Las mujeres, en particular, enfrentaban un calvario de abusos físicos y psicológicos. Lucio V. Mansilla, en su obra "Una excursión a los indios ranqueles", describió con crudeza el destino de las cautivas:


“Debían lavar, cocinar, cortar leña con las manos, domar potros y servir para los placeres brutales de sus captores. Aquellas que se resistían eran asesinadas a golpes o azotes. Cuando el indio se cansaba de ellas, las vendía o regalaba, condenándolas a un nuevo ciclo de sufrimientos”.


La situación llegó a ser tan alarmante que en Buenos Aires se creó una asociación dedicada a reunir fondos para rescatar a los cautivos. Para los caciques, este comercio humano era un negocio sumamente redituable.

Testimonios impactantes: la crueldad en primera persona

El francés Auguste Guinnard, quien estuvo tres años cautivo entre tribus del sur, dejó relatos escalofriantes sobre las costumbres y atrocidades de los puelches. En una de sus narraciones, describió cómo, tras un enfrentamiento, los indígenas despellejaron vivos a tres de sus propios compatriotas acusados de traición:

“Plantaron en el suelo cuatro picas, ataron a los infelices por las extremidades y, uno tras otro, los despellejaron vivos. Finalmente, les hundieron un puñal en el corazón”.

Estos relatos no solo exponen la brutalidad de los malones, sino también la complejidad de las relaciones interétnicas en la frontera.


Capturado. Auguste Guinnard, impresiones de la violencia de los indios.

Una mirada equilibrada sobre el pasado

Es fundamental reconocer que la historia de la frontera argentina no puede reducirse a una narrativa maniquea. Más allá de las ideologías, los testimonios de la época revelan una realidad cruda y dolorosa: los malones no fueron simples actos de resistencia, sino ataques sistemáticos que dejaron miles de víctimas entre las poblaciones cristianas.

Comprender estos hechos nos permite tener una visión más equilibrada del pasado y honrar la memoria de quienes sufrieron en silencio. En un momento en que el revisionismo histórico busca imponer una mirada parcial, es necesario reivindicar la verdad histórica y recordar a aquellos que pasaron al olvido en los libros de historia: los cautivos y las víctimas de la violencia en la frontera.


lunes, 14 de abril de 2025

Guerra civil rusa: ¿Por qué ganaron los bolcheviques?

¿Por qué los bolcheviques ganaron la guerra civil?

War History



Aunque los bolcheviques acabaron ganando la guerra civil, su victoria al principio no estaba en absoluto asegurada, ni tampoco lo parecía a sus cansados contemporáneos. Varias veces la supervivencia del gobierno revolucionario estuvo en juego. En la primavera de 1918, por ejemplo, el régimen estuvo a punto de ser dominado por la anarquía absoluta; en la primavera siguiente, Kolchak parecía imparable; y en el otoño de 1919, las fuerzas combinadas de Denikin y Judenich representaban una amenaza militar tal que muchos esperaban que el régimen de Lenin se derrumbara pronto.

Los blancos disfrutaban de muchas ventajas significativas. Contaban con el apoyo de la Iglesia. Sus ejércitos estaban casi siempre mejor dirigidos y no tenían que temer traición entre sus oficiales. En las condiciones imperantes, en las que la línea del frente se movía rápidamente, la caballería cosaca era una fuerza extremadamente valiosa. Los blancos ocupaban mejores tierras agrícolas y tenían que alimentar a las poblaciones de menos ciudades grandes. Estos factores, combinados con la ayuda de los aliados, hicieron que las condiciones de vida fueran mejores en los territorios ocupados por los blancos. Cuando los blancos ocupaban una ciudad, el precio del pan casi siempre bajaba. Naturalmente, en tiempos de hambruna, la reducción de los precios de los alimentos tenía un gran atractivo y una trascendencia política de largo alcance.

Aun así, los bolcheviques ganaron al menos en parte debido a la debilidad de sus enemigos. Los blancos no tenían una ideología atractiva ni el estado de ánimo adecuado para llevar a cabo su tarea más importante: imponer el orden en una población renuente. Como consideraban que su tarea era principalmente militar, no hicieron ningún intento serio de ganarse a la población con una visión atractiva del futuro. De hecho, carecían de esa visión. Los generales se habían sentido cómodos en la Rusia imperial y, aunque los más ilustrados entre ellos se daban cuenta de que podían ser necesarias algunas reformas, todos deseaban fervientemente que las revoluciones de 1917 nunca hubieran ocurrido.

Cuando se vieron obligados a articular sus objetivos, los blancos tuvieron que recurrir a un nuevo y exagerado sentido del nacionalismo. Proclamaron que luchaban por “Rusia”. El problema de esta ideología era que tenía poco atractivo para quienes eran políticamente los más importantes, los campesinos. Y quizá lo que es más importante, alejó fatalmente a las minorías nacionales, que podrían haber llegado a ser aliados útiles en una cruzada antibolchevique. Como los blancos necesariamente luchaban en zonas habitadas en gran parte por no rusos, la hostilidad de las minorías tuvo consecuencias fatídicas.

La desintegración del imperio otrora poderoso y la evidente debilidad de las autoridades centrales dieron como resultado un crecimiento extraordinariamente rápido de la conciencia nacional entre las minorías. Políticos que se habían proclamado internacionalistas y socialistas llegaron al poder en los nuevos estados independientes y abrazaron apasionadamente la causa nacionalista. Los bolcheviques y los antibolcheviques adoptaron políticas diferentes hacia los nuevos estados establecidos en las periferias. La actitud bolchevique era mucho más conveniente: mientras no tuvieran poder para impedir el establecimiento de esos estados, no se opusieron abiertamente a ellos. Parecían haber aceptado el principio de la autodeterminación nacional, aunque añadieron que se aplicaba siempre que sirviera a los intereses del proletariado. Los blancos no harían ninguna concesión comparable.



Los campesinos rusos no estaban movidos por una ideología nacionalista; estaban interesados en conseguir las tierras de los terratenientes. Los políticos blancos trabajaron durante muchos meses para elaborar un plan de reforma agraria. Tardaron en hacerlo, porque no apreciaban plenamente la importancia política de ganarse el apoyo de los campesinos ávidos de tierra. Cuando publicaron un proyecto de reforma agraria, en el verano de 1920, ya era demasiado tarde. Incluso este plan ofrecía muy poco. Después de todo, los blancos conseguían su apoyo social de la derecha y no podían distanciarse de sus partidarios. Los campesinos vieron que, tras la llegada de los ejércitos blancos, los terratenientes y los ex funcionarios zaristas reaparecían para reclamar su riqueza y su poder. No importaba lo que dijeran los políticos blancos en sus manifiestos, los campesinos comprendían correctamente que los blancos defendían la restauración.

Sin embargo, los bolcheviques ganaron la guerra civil no sólo por las debilidades y los errores de sus oponentes. Su comprensión de las necesidades del momento y de los principios de la política revolucionaria también les ayudó. El programa político con el que llegaron al poder no se pudo realizar, por lo que los revolucionarios tuvieron que improvisar constantemente. Pero afortunadamente para ellos, su formación y su ideología les permitieron improvisar con éxito.

Los bolcheviques, como marxistas-leninistas, comprendieron instintivamente la importancia de la organización y la movilización de masas. Trabajaron incansablemente e incesantemente tanto para llevar su programa a los obreros y campesinos como para crear formas organizativas que pudieran restablecer el orden. Una parte importante del mérito de ganar la guerra civil perteneció al partido.

En sus orígenes, el partido era una organización de revolucionarios, pero pronto se transformó en un instrumento de gobierno. En esas circunstancias, sería un error pensar que se trataba de una organización muy unida, disciplinada y jerárquica. Los dirigentes superiores se peleaban con frecuencia y el centro a menudo sólo tenía un control nominal sobre las ciudades distantes. Sin embargo, como base organizativa, confería a los bolcheviques una ventaja inestimable. El partido participaba en todos los aspectos de la vida nacional: era responsable de desarrollar una estrategia para ganar la lucha; era una agencia de reclutamiento que preparaba cuadros capaces y ambiciosos; era la principal agencia de adoctrinamiento; en los territorios controlados por el enemigo, organizaba una clandestinidad y, quizás lo más importante, intentaba supervisar el trabajo de otras instituciones gubernamentales y sociales.

Las habilidades y los principios organizativos de los bolcheviques se mostraron mejor en la creación y construcción del Ejército Rojo, que fue el gran logro de Trotsky. Tanto Trotsky como Lenin se dieron cuenta rápidamente de que, contrariamente a las nociones utópicas que habían abrigado, los servicios de expertos eran esenciales para dirigir un estado moderno. En el caso de los militares, esto significaba que el joven Estado soviético necesitaba la experiencia de los oficiales del ex ejército imperial. A esos hombres había que obligarlos o engatusarlos para que se pusieran al servicio de una ideología que en casi todos los casos les resultaba desagradable. Además, la política entrañaba riesgos: creaba indignación entre algunos viejos comunistas y los oficiales no eran en absoluto totalmente fiables. La traición era un peligro constante. Sin embargo, Trotsky tenía razón: sólo una fuerza disciplinada, dirigida por hombres profesionales, podía derrotar al enemigo.

Al final de la guerra civil, los bolcheviques, utilizando una amplia propaganda además del reclutamiento, habían formado un ejército de cinco millones de hombres, incomparablemente mayor que las fuerzas combinadas de sus enemigos. Sólo un pequeño porcentaje de este ejército sirvió en batallas; el resto proporcionó apoyo y servicios administrativos. En una época de anarquía, el nuevo Estado necesitaba todo el apoyo que pudiera conseguir.

La Cheka también contribuyó a la victoria bolchevique. El terror fue igualmente sangriento en ambos bandos; tanto los rojos como los blancos cometieron actos de extraordinaria brutalidad. Sin embargo, la represión política ejercida por ambos bandos tuvo un carácter diferente. Los blancos, cuyas opiniones eran más propias del siglo XIX que del XX, apreciaban poco el papel de las ideas en la política y toleraban una diversidad mucho mayor de opiniones políticas. La Checa, en cambio, sólo permitía una organización política y un punto de vista político: el de los leninistas.

Los bolcheviques adaptaron con éxito sus políticas sociales y económicas a las necesidades de ganar la guerra. Lenin presentó su famoso decreto sobre la tierra al día siguiente de su victoria. Como concesión a los campesinos, el decreto legalizaba las expropiaciones previas de tierras y permitía a los campesinos cultivar las tierras de los antiguos terratenientes como si fueran de su propiedad privada. Lenin, el gran realista, vio claramente los beneficios políticos. Sin embargo, aunque los rojos les dieron tierra y los blancos no les dieron nada, los bolcheviques sólo pudieron ganar unos pocos partidarios activos entre los campesinos. La gran debilidad de la posición bolchevique era que necesitaban alimentar a sus ciudades pero no tenían nada que dar a los campesinos a cambio de grano. En tales circunstancias, los principios de un mercado libre obviamente no podían funcionar, y los bolcheviques requisaron el grano por la fuerza. Esta política estaba destinada a alienar a los campesinos, pero es difícil ver qué otra cosa podrían haber hecho los revolucionarios.

Las políticas económicas introducidas por los bolcheviques a mediados de 1918, la principal de ellas la suspensión de un mecanismo de mercado para el grano, se llamaron comunismo de guerra. Este sistema movilizó la economía para estañar la guerra mediante la coerción. Los bolcheviques nacionalizaron el comercio y la industria. Aunque tales acontecimientos fueron el resultado de la improvisación, en ese momento los teóricos profesaban ver la desaparición de la empresa privada e incluso del dinero como un paso hacia la llegada de la sociedad comunista. El sistema causó gran miseria y penurias para la población y a largo plazo condujo a la devastación de la economía nacional. Sin embargo, a corto plazo, fue eficaz: las fábricas produjeron suficientes armas para luchar contra el enemigo y la gente de las ciudades fue alimentada, aunque mal.

La revolución bolchevique, como todas las grandes revoluciones, se libró por la igualdad social. Los revolucionarios hicieron mucho por reclutar una nueva élite política. Campesinos y obreros jóvenes y ambiciosos, con una mezcla de convicción y arribismo, se unieron a los bolcheviques. Pudieron acercarse a sus compañeros obreros y campesinos con mucho más éxito que cualquier propagandista blanco. Al movilizar esta fuente de talento hasta entonces inexplotada, los bolcheviques ganaron mucho. Las políticas bolcheviques conscientes, así como la miseria impuesta por la guerra y el comunismo de guerra, dividieron a los bolcheviques en dos, reduciría enormemente la desigualdad.



sábado, 12 de abril de 2025

Argentina: La captura del pacífico cacique Orkeke

La captura de Orkeke




Extraigo del libro KEU-KENK – políticas indígenas en la Patagonia 1865-1965 de Liliana E. Perez



El texto es una copia de la crónica de Nicanor Larrain, que fue testigo y cronista del viaje y de la captura de Orkeke y su tribu.
El día 15 de Junio de 1883, tomaron mayor actividad los preparativos de la expedición que el gobernador de la Patagonia Coronel D. Lorenzo Vinter debía realizar sobre las indiadas del sur especialmente sobre las de Saihueqye y Anacallal. Treinta Soldados, dos jefes, dos oficiales y tres tripulantes particulares que constituían las fuerzas expedicionarias, se embarcaron en la noche, pero aun se ignoraba el termino del viaje y aun los puertos de escala, condiciones de reserva que se explican muy bien, dada la naturaleza de la misión confiada a Vinter, quien se embarcara momentos antes de salir en vapor.
Este viaje del Villarino (nombre del vapor) tenia por misión terminar con la campaña, limpiando el territorio de lo que consideraban una amenaza a la paz y el progreso. Así relata Larrain la llegada del regimiento a cargo de Lorenzo Vinter a las costas de Puerto Deseado.
El coronel Vinter con dos acompañantes se dirigió a las ruinas donde había algunos caballos y fuegos encendidos. Pronto vimos llegar a las ruinas dos indios con quienes conferencio Winter. Que luego se volvió a bordo para poder disponer el desembarco de soldados y caballos. Entonces pude bajar a tierra y me encontré con unos mercachifles chilenos, uno español y dos galeses del Chubut que con sus mercaderías de Punta Arenas venían a negociar con los indios, lo que constituye un trato ilícito del que ejerce el comercio sin patente ni licencia alguna y el contrabando que introduce al país mercaderías que no han pagado derecho de aduanas.
El Coronel Vinter cuya actividad y disposiciones ejecutivas me hago deber elogiar, mando a desembarcar 25 hombres que antes de dos horas se pusieron en camino hacia una toldería que se supo que existía a 15 lenguas a distancias.



Quien estaba a cargo de esta misión de caer sobre la toldería someter y capturar a sus miembros era el Teniente Coronel Lino Oris de Roa y el indio amigo ( ascendido a mayor Miguel Linares), este ultimo ( Linares) era el responsable de administrar las raciones de los acuerdos, en relación con los dirigentes de Carmen de Patagones.
Estos llevaban un indio rehén llamado Gencho que les sirvió de guía hasta el lugar de emplazamiento de los toldos de Orkeke, que comercializaba frecuentemente en el amplio margen comprendido por la Isla Pavon y la colonia Galesa del Chubut.
Luego se vio bajar a las alturas de las montañas a cuyo respaldo estaban las ruinas ( continua Larrain), una multitud de indios que venían a caballo o rezando en alta voz, de un modo particular por la monotonía de la música y la extrañeza del lenguaje. Eran 17 varones y 37 entre mujeres y niños, indios que componían la parcialidad del cacique Orkeke y tenían levantado 7 toldos a 15 leguas de Deseado. Algunos tenían con las caras pintadas en fajas negras, que corrían sobre las cejas y formaban un ovalo bajando por los carrillos hasta terminar en el mentón. Llamaron mi atención la uniformidad del traje, la resignación que todos manifestaron, el semblante de bondad en los varones, cierta altanería en las mujeres, y sobre todo el canto monótono de la multitud repetía “ LE QUENEQUE YAQUE DE YA, LE YA, LE YU QUELELO” canto triste que repitieron al despedirse de aquella costas.
De ahí parte el Villarino a Buenos Aires, deportando a la tribu de Orkeke y también a los mercachifles, hizo escala ( el buque) en la colonia galesa del Chubut, en la cual bajaron gran parte de las tropas, el teniente coronel Lino Roa, el mayor Miguel Linares y un abogado ingles llamado Williams Andrews. Finalmente una vez llegados a Buenos Aires, los indígenas fueron colocados en los cuarteles de Retiro.


Por: Carlos Lanni
TEHUELCHE EL VERDADERO PUEBLO ORIGINARIO DE PAMPA Y PATAGONIA

jueves, 10 de abril de 2025

Rosas: Cuelga la cabeza de indio invasor chileno

Rosas: “La cabeza del famoso Cañiuquir, vorogano chileno, fue colgada en un árbol en el campo de batalla”




Juan Manuel de Rosas. Museo Nacional de Bellas Artes

En 1830, el cacique general vorogano, actuaba junto con sus hermanos, los caciques Caniullán, Melin, Alon, Guayquil y Mariano Rondeau, y aunque mantenían relaciones amistosas con Juan Manuel de Rosas, este último siempre desconfió de sus intenciones. Para asegurarse su lealtad retuvo a los familiares del cacique general en el fuerte 25 de Mayo, con diversas excusas.

En la expedición al norte patagónico, cerca del Fuerte Argentino (Bahía Blanca), este cacique se presentó con sus voroganos, procedentes de Guaminí. Rosas les dio provisiones y los indujo a que se sumaran a las tropas del teniente coronel Manuel Delgado, para exterminar a los ranqueles de Yanquetruz.

En 1834, Cañiuquir asumió como cacique general de la tribu vorogana, luego de que los caciques Rondeau y Melin fueran asesinados por Calfucurá.

Pero en 1836, los voroganos chilenos se asociaron con los ranqueles para efectuar un malón sobre las pampas argentinas, y consiguieron la colaboración de Cañiuquir. Delatado el hecho por un grupo de voroganos, que pidieron a Rosas su protección, una columna partió desde Fuerte Argentino, y al llegar a las tolderías de este cacique, a orillas del arroyo Pescado, sorprendió a la indiada dejando 400 cadáveres. El cacique y 300 aborígenes lograron escapar de la matanza apelando a la velocidad de sus magníficos corceles.

No conformes con ello, las autoridades enviaron al mes siguiente otra expedición para exterminar a los que se salvaron. Esa vez perdieron la vida otros 250 voroganos y 300 miembros de las familias quedaron prisioneros. Cañiuquir fue decapitado, y su cabeza fue colgada de un árbol.

El 24/05/1836, Rosas le informaba al gobernador de Entre Ríos: “Por supuesto que la cabeza del famoso Cañiuquir Borogano chileno fue colgada de un árbol en el Campo de Batalla (…)”.


La Voz de Chubut

miércoles, 9 de abril de 2025

PGM: Primer ataque de Zeppelins a Londres

Ataque de Zeppelins



El Kaiser aprobó el bombardeo de Zeppelin el 9 de enero de 1915. El 19 de enero de 1915, 3 Zeppelin parten de la base naval alemana en Cuxhaven, GER y se dirigen hacia el área alrededor del río Humber:
Zeppelin L 6, L 3, L 4

Resultados del primer ataque en el Reino Unido:
Víctimas: 4 muertos, 16 heridos

Daños: £7,740 (£780,000 en 2025)



martes, 8 de abril de 2025

Patagonia: El malnacido de Osvaldo Bayer

El traidor anti-argentino de Osvaldo Bayer

Cuando el malnacido comunista alemán pedía la independencia de la Patagonia Argentina y su unificación al sur trasandino.





















lunes, 7 de abril de 2025

Guerra contra la Subversión: El intento de copamiento del RIMec 3 de La Tablada y los planes terroristas

Documentos reservados: los informes de inteligencia del general Gassino sobre el sangriento ataque a La Tablada

El teniente general Francisco Gassino, jefe del Estado Mayor, guardó para la historia los “papers” del copamiento del MTP al Regimiento de Infantería Mecanizada, del 23 de enero de 1989. Los documentos que llevaban los terroristas en sus mochilas, las cartas a Nicaragua, los planes secretos, los cables de inteligencia y el oscuro manejo del poder. Qué pasó con los guerrilleros que sobrevivieron y con los militares que combatieron


Por Juan Bautista Tata Yofre || Infobae



El presidente Raúl Alfonsín frente al cuerpo de uno de los guerrilleros del MTP luego del intento de copamiento del Regimiento de La Tablada (Víctor Buggé)

Hoy, hace 34 años, el Regimiento de Infantería Mecanizada 3 y el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada, unidades del Ejército Argentino, eran atacados por un grupo subversivo bajo la falsa y modesta consigna de frenar un golpe de extrema derecha que ponía en serio riesgo el sistema democrático que había renacido en el país tras el trágico y fracasado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).

A contramano de la canción “Los dinosaurios” en la que Charlie García repetía y aseguraba con notable firmeza: “Los amigos del barrio pueden desaparecer, pero los dinosaurios van a desaparecer”, el 23 de enero de 1989 los viejos monstruos del pasado volvieron con la misma furia con la que habían atacado en la década anterior las unidades de las FFAA. Basta recordar los asaltos al Comando de Sanidad (1973), Guarnición de Azul (1974) y Monte Chingolo (1975). Además retornó a la superficie Enrique Gorriarán Merlo y sus socios para tomar conciencia del grado de putrefacción en que había vuelto a caer la Argentina.


Feletti, Baños, Provenzano y el “curita” Puigjané del MTP antes del ataque

Hoy, nada queda del Regimiento de La Tablada porque está abandonada y la unidad fue trasladada al interior de la provincia de Buenos Aires. Sus estructuras se encuentran en absoluta decadencia y la maleza ha ido tapando no solo lo que era una cuidada unidad castrense, también ha ido cubriendo la memoria de lo que allí aconteció. Como diría George Bernanos, el RI Mec 3 es “un cementerio bajo la luna”, pero el dramaturgo francés también aseguraría que “el verdadero odio es el desinterés y el asesinato perfecto es el olvido”.

Sin embargo, no existen los asesinatos perfectos y, a pesar de que han fallecido los personajes centrales, aún quedan sus papeles que claman por salir a la luz. Son los documentos reservados que el teniente general Francisco Gassino, jefe del Estado Mayor, guardó para la historia. Como buen oficial de Inteligencia, el “colorado” Gassino eligió lo que había que guardar y “algo” más. Por ejemplos están las cartas que los atacantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) mantenían con sus jefes en el exterior (Nicaragua), sus planes, sus consignas y los “cursos con curas, todos insertos en medios obreros y barriales”. Documentos encontrados en las mochilas de los asaltantes, miembros del MTP, Partido de la Liberación (PL), Movimiento de Liberación 29 de Mayo (ML-29) y Montoneros (columna Sur-Oeste).



El párrafo se cierra con “ROSARIO, y la finalidad última sería la asunción del poder como ‘gobierno del pueblo’” (Archivo Juan Bautista Yofre)

En otro informe de Inteligencia, escrito a mano, se sostiene que había “un plan de emergencia luego que el Gobierno del Pueblo accediese al poder. En dicho plan se incluía la disolución de las FF.AA. y su reemplazo por milicias populares”. Seguidamente, tomado el cuartel, con la ayuda de altavoces (y consignas escritas) se pasarían consignas con el “apoyo de un grupo externo” atacando al coronel Mohamed Alí Seineldín y “su golpe de estado” en marcha.

Sin embargo había una contradicción entre lo que se decía y lo que se hacía. Entre lo que pensaba Gorriarán Merlo y lo que imaginaron algunos componentes del la Junta Coordinadora del alfonsinismo. “El Pelado” iba por todo mientras que a los radicales no se les ocurrió mejor idea que apantallar al MTP para denostarlo a Carlos Menem, afirmando que estaba urdiendo un golpe de Estado con Seineldin y el sindicalista metalúrgico Lorenzo Miguel.


Estado en que quedo uno de los tantos edificios del RIM3

Según contó Gassino a las 10.30 del mismo 23 de enero recibió una llamada del Edecán presidencial:

-General, le va a hablar el Presidente de la Nación.

Alfonsín tras saludarlo, le dice si le puede informar cuál es la situación.

Gassino: Mire, Señor Presidente, el Regimiento 3 de Infantería Mecanizado ha sido tomado por elementos subversivos, hay enfrentamientos muy serios, hay muertos y estamos tratando de recuperar el cuartel.

Alfonsín: ¿Usted qué opina? ¿De dónde son esos grupos, de derecha o de izquierda?

Gassino: Por la forma de actuar no hay ninguna duda que es un grupo subversivo de izquierda.

Alfonsín: No general, no se equivoque. Esos son grupos de derecha. Yo tengo que sacar un comunicado, tengo la obligación de informar al pueblo y no puedo decir nada hasta no tener la seguridad de dónde son.

Gassino: Mire Señor Presidente, si usted no quiere decir que son de izquierda, tampoco diga que son de derecha porque se va a equivocar.

Más tarde Gassino diría que el Presidente “no dijo nada que eran de izquierda ni que eran de derecha”. ¿Eran fantasmas? El poder político todavía no tenía nada para decir respecto a quiénes estaban asaltando La Tablada y matando oficiales, soldados y miembros de la policía bonaerense. ¿Cómo podía el Presidente, a esa hora del día, ignorar lo que realmente estaba sucediendo dentro de la unidad militar? ¿Quién lo informaba? ¿Qué tenía para decir la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE)? ¿Ignoraba el Presidente los informes que la Secretaría había elaborado con bastante anticipación sobre el Movimiento Todos por la Patria y que fueron publicados por la prensa?


Informe al jefe del Estado Mayor sobre la opinión del sindicalismo (Archivo Juan Bautista Yofre)

Otro informe de Inteligencia trata de aclarar la situación de confusión o complicidad que reinaba en la Casa de Gobierno. Lo hace a través de una reunión con el sindicalismo (cuando era justicialista), que se realizó en el camping “Ruta Sol” de la UOM, en la que participan Lorenzo Miguel, Diego Ibáñez, Roberto Monteverde, Delfor Giménez, Miguel Candore, Raúl Amin y West Ocampo. Fue en esa cumbre que Miguel “recordó que en su momento le hizo llegar al Ministro (Enrique) Nosiglia un detalle sobre la infiltración de la izquierda en todos los ámbitos de la sociedad argentina, lo cual fue totalmente desoído. Los dirigentes expresaron que no avalarán más ninguna decisión del Gobierno Nacional que no sea combatir la izquierda.”

En un Informe Especial que recibió el general Gassino, con fecha 25 de enero de 1989, se sostiene que el candidato presidencial de la oposición, Carlos Saúl Menem, era uno de los blancos de todo el operativo de Gorriarán Merlo, el MTP y los amigos del gobierno. Uno de los puntos de dicho informe, con cierta lógica pero con una irrealidad manifiesta, concluye que “obviamente se pedirán en los próximos días las renuncias de todos los elementos que integran la cadena de responsabilidades en la detección de información y elaboración de Inteligencia Nacional y que no advirtieron ni alertaron la proximidad de episodios como La Tablada (SIDE-Ministerio del Interior) […] La aplicación de todo el peso de la Ley o la aplicación de un enfoque, cuya juridicidad sea cuestionable, abre otra brecha de grave responsabilidad para el Poder Judicial, cuyas primeras señales serán estrechamente observadas por todos los sectores, como otro de los factores que pueden desatar la furia de los enconos entre las instituciones de la República y la sociedad toda.” La advertencia con el paso del tiempo cayó en el vacío y se impuso la modorra o la indolencia, a pesar de un memorando que el Ejército entregó al Poder Ejecutivo en momentos que se combatía en La Tablada. En el mismo se sostenía que “a la mano dura militar debe seguir una mano durísima en lo jurídico” y que “todos los que alentaron y/o coquetearon con la violencia quedan descalificados ante la sociedad”.

Las explicaciones que dieron algunos funcionarios radicales tendieron a diluir las certezas que tenía la oposición sobre las complicidades difíciles de establecer. Por ejemplo, en un cable de la embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires (para ser analizado en Washington, Madrid, Caracas, Panamá y Managua) se informaba que el canciller Dante Caputo contó que el 26 de enero de 1989 el presidente español Felipe González le dijo telefónicamente a Raúl Alfonsín: “El incidente de La Tablada no se limitaba únicamente a la Argentina”. González dijo que tenía “hard information” de similares acciones que se llevarían a cabo en otros países del hemisferio. Específicamente le mencionó a Venezuela a Alfonsín. ”En particular, alrededor de la asunción presidencial de Carlos Andrés Pérez, el 2 de febrero de 1989. En el mismo texto se dice que Caputo adelantó que el gobierno pasaría al “contraataque” con la creación del COSENA y responsabilizó a Nicaragua y Panamá, no así a Cuba. Un argumento falaz porque nada organizado en Managua por el Frente Sandinista de Liberación Nacional era desconocido por la inteligencia cubana. Además, Caputo no sabía cómo explicar “las brigadas del café” y los alimentos regalados a Nicaragua, ni los acuerdos con La Habana y el viaje presidencial a Cuba. El funcionario estadounidense comentó en el cable que no creyó “apropiado” averiguar si el “contraataque” significaba algún tipo de denuncia contra Nicaragua o Panamá. Tampoco deseó considerar con Caputo si había enlaces cubanos con el MTP. Para no ser menos el canciller expuso, el 13 de febrero de 1989, en el diario La Nación, que la democracia argentina se encontraba “atenazada” por la derecha y la ultraizquierda.

Como respuesta al ataque del MTP el gobierno creó el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), el 25 de enero de 1989, uno de cuyos integrantes fue el canciller Caputo. El nuevo organismo no sirvió para nada, solo para recibir consejos destinados a frenar el camino de Menem hacia la Presidencia de la Nación. El 18 de julio de 1989 el brigadier Teodoro Waldner me llamó y lo recibí en la SIDE y le comuniqué que todos los integrantes del COSENA pasaban al olvido. El asesor extranjero que aconsejaba contra Menem también abandonó su cargo.

Plan de emergencia que pensaba implementar el MTP si tomaba el poder (Archivo Juan Bautista Yofre)

Con el sacrificio de vidas humanas, el Ejército recuperó la guarnición a sangre y fuego. Según Clarín, murieron 27 terroristas y las fuerzas legales tuvieron 11 muertos y 53 heridos. En medio del fragor también murieron 2 civiles.

Los atacantes que quedaron vivos hoy gozan de libertad porque la lograron por distintos recovecos de la justicia. Otros participaron del poder en los años venideros, como Eduardo Luis Duhalde, fallecido en 2012, quien fue el Secretario de Estado para los DD.HH. de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Los militares que defendieron las unidades fueron condenados.


domingo, 6 de abril de 2025

Patagonia: "El aonikenk rubio"

"El aonikenk rubio"




Llegó como muchos con un espíritu aventurero a estas tierras del fin del continente americano desde Europa y su vida de lucha y aventuras lo dejó en la historia de Santa Cruz. Al contrario de otros venidos desde lejos no se dedicó al exterminio de los habitantes originarios.
Al contrario,  Santiago Radboone formó familia con Juana, una originaria tehuelche, sobrina del cacique Mulato quien sería el último gran jefe de los nativos afincados entre Santa Cruz y Magallanes en Chile.
Y pobló los campos del paradisíaco Lago San Martín en la cordillera santacruceña. Sus ocho hijos paridos por la noble Juana entregaron descendencia de llega a nuestros días. Pero vamos a conocer en detalle la vida y andanzas del “Jimmy”, como quedara inmortalizado.
El primero que hizo conocer la vida de Santiago fue un periodista  y literato norteamericano Herbert Childs. Para él, camino a ser un consagrado profesional de las letras y a punto de  contraer matrimonio con Majorie, en plena depresión económica de los años 30, una luna de miel en la Patagonia no era parte de sus planes.
Pero recibió una intrigante carta de un amigo propio y de su futura esposa, en la que le proponía indagar en la vida de un exótico personaje de la frontera argentino chilena en el Territorio de Santa Cruz, en el muy sur de la Argentina.
Las imágenes de peligro, los entreveros con la policía y bandidos, las aventuras amorosas, las adversidades climáticas, el romanticismo que rodea la vida de los pioneros en el imaginario del norteamericano medio y la posibilidad de escribir sobre un tema original, fueron estímulos suficientes para ambos y, sin pensarlo demasiado, reemplazaron la prevista corta estadía en un área rural cercana a sus domicilios, por un viaje en un carguero noruego por las costas americanas del Pacífico y, dando la vuelta por el Cabo de Hornos, hasta la ciudad de Buenos Aires.
Una vez en Buenos Aires volvieron a embarcarse, esta vez doblando sobre sus pasos con rumbo sur, hasta Puerto de San Julián. Allí se trasladaron en automóvil, avanzando por las escalonadas planicies desérticas hasta llegar al lago San Martín. Y desde ese lugar se internaron en la cordillera a caballo, pues se habían terminado los caminos.
De esta manera llegaron a la Estancia La Nana, donde vivía Santiago (James) Radboone. En el jardín de su casa acamparon durante los tres meses del verano de 1933.
Esta larga estadía les permitió mantener ricas conversaciones con quien sería el protagonista de su libro y con su familia, haciendo amistad con la esposa, cabalgando con los hijos y participando en general de las tareas y penurias de la vida de campo, en la aislada y lejana cordillera austral.
El resultado del trabajo periodístico vio la luz gracias a J.B. Lippincott Co., editora que lo publicó en formato de libro, en 1936. El título: “El Jimmy, Outlaw of Patagonia”, alude a su protagonista.
Santiago Radboone, apodado “El Jimmy” por los tehuelches con quien convivió largos años, había nacido en Inglaterra, en el año 1873. Hijo de una familia de escasos recursos y muchos miembros, decidió emigrar acosado por su situación económica, por la policía, y por la madre de una jovencita que declaraba estar embarazada.
Puesto en contacto con Waldron y Woods, propietarios de tierras en Tierra del Fuego, Santa Cruz y la zona de 25 de Mayo en La Pampa, se embarcó rumbo a la ciudad chilena de Punta Arenas, en el año 1.888. Desde allí pasó a la isla de Tierra del Fuego y aprendió con rapidez, el duro oficio de ovejero y domador.



El Jimmy pionero

Pero no había llegado al fin del mundo para seguir obedeciendo las órdenes de un patrón. Con espíritu aventurero y ganas de respirar libertad, mandó adelante una pequeña tropilla de parejeros que había logrado ganar, en búsqueda de un pedazo de tierra que pudiera declarar suya, en la región que media entre el Puerto de Río Gallegos y el de Punta Arenas.
Con esta búsqueda se enredaron demasiadas cosas: mujeres, caballos de carrera, bebida, juego y cierto coraje irresponsable que lo llevaba a no eludir peleas, sean estas con civiles o con la policía.
En una ocasión ganó una apuesta y le pagaron con un cheque a cobrar en Punta Arenas, Chile, que era robado. Fue así como terminó en la cárcel. Pero esta historia no termina aquí. Resulta que al tiempo logró escaparse y en su calidad de prófugo tanto para la ley chilena como argentina, recuperó sus caballos.
Refugiado de la justicia chilena y de la argentina, en la toldería de Mulato, cacique tehuelche de la zona de Ultima Esperanza, se enamora de una sobrina de éste. Con ritmo de novela, pierde a quien quiere hacer su esposa en una carrera de caballos, para sólo recuperarla años más tarde. Con ella y evitando futuros conflictos con la ley, se interna en la cordillera argentina, en la zona del Lago San Martín, y coloniza una tierra, a orillas del agua y lejos de la civilización.
Su lucha por la tierra incluye un viaje en barco a Bs. As. para agilizar los trámites de obtención de sus soñados campos. Al respecto, en un principio, se entregaban entre 4 y 8 leguas cuadradas lo que significaba de 10.000 a 20.000 has. Un 50% de esa superficie podía comprarse luego de 5 años de ocupación continua con mejoras incluidas. Política de tierras que cambió a sólo un contrato de arrendamiento sin posibilidad de venta para acceder a la propiedad. Pasaron muchos años de su afincamiento en Estancia “La Nana” cuando recién en 1930 los Radboone pasaron a tener estas tierras a su nombre y libres de deuda. Sus dominios incluían la península Mackenna hasta la misma frontera con Chile.
Las construcciones de La Nana se componían de corral de postes para el encierre del ganado, galpón para esquila y depósito, baño de ovejas y una muy austera casa de barro, paja y madera donde siempre el fuego permanecía encendido para recibir al forastero. Contaba con piezas dormitorio y depósito. Los muebles eran de madera, cubiertos con cuero de potrillo algunos y todos de construcción casera. Para dormir empleaba cueros de oveja como mullido colchón. El casco se completaba con una generosa huerta y una producción propia de grosellas, frambuesas y frutillas para las tortas y budines que tenían a Jimmy como autor. Todavía hoy se observan los viejos arbustos de fruta fina alrededor de la vivienda fundacional. Consumían preferentemente carne lanar alternando con vacunos, yeguarizos y el producido de la caza de cauquenes y choiques que abundaban.
Unidos inicialmente por el ritual Tehuelche, que reconocía la entrega de caballos a cambio, llega el año 1913 que encuentra a Jimmy y Juana casados ante el Juez de Paz de Puerto Santa Cruz. Tuvieron ocho hijos Nana, Juana, Santiago, Arturo, Miguel, Enrique, María y Catalina. Cinco de los cuales fueron atendidos en el parto por el mismo Jimmy.  Incluso, alguno de sus nietos vivieron en La Nana. Sus hijos alternaron la educación en la estancia con la recibida en colegios de Puerto Santa Cruz. A esta localidad concurrían ante la enfermedad cuando necesitaban curarse con el médico que llegaba periódicamente de la lejana Buenos Aires. En tales circunstancias su hija Juana casi pierde la vida por una fuerte neumonía.
En cuanto al ganado llegó a tener 6.500 lanares que le reportaron hasta 13.000 Kg. de lana. Producía leche, manteca y quesos que maduraban colgando en la cocina. Para ello encerraban las lecheras “guampudas” y semisalvajes con el auxilio de perros que las traían mordisqueando sus garrones. Diestro en esquilar a tijera y pelar los ojos, el record personal de Jimmy fue de 236 animales esquilados en el día. Gran corredor de carreras, criaba su caballada amansando los potros con tres años cumplidos. Sus caballos de uso diario pastaban en un pequeño potrero anexo al casco. Vendía su lana en Puerto Santa Cruz y los corderos gordos en el Frigorífico Armour. Esta localidad de la costa Atlántica, estaba separada de la estancia por una huella que se transcurría luego de 30 días de carreta. Sus ocho hijos ayudaban en las tareas cotidianas. Siendo Radboone un gran cocinero, entrenó a las niñas en el arte de la cocina. Nana se destacaba en el encierre de las lecheras a las que ataba por los cuernos a postes, sujetaba por las patas y ordeñaba.
Fue la Comisión de Límites en 1903, quien exploró estas tierras colocando el hito de piedra limítrofe hasta donde llegaron los dominios de Jimmy. Tierras pisadas por los huelguistas del año 1922 en su huida a Chile; por el inquieto padre de Agostini en su exploración de los Andes Australes y por distintas expediciones al hielo continental patagónico.
Relatos de historias que se pueden acceder consultando la biblioteca en el actual casco o vivirlos en cercanías de la vieja casa de Jimmy. Allí respetando el estilo arquitectónico de Patagonia Sur se ha construido uno nuevo que lleva el nombre de la vieja estancia, Puesto “La Nana”, en reconocimiento al noble espíritu de sus fundadores.
Retazos de la rica historia de la joven provincia de Santa Cruz. Si que se quiere también, otra forma de entender la integración entre los que llegaron de otros lugares al continente americano, sin provocar un destino de muerte y expoliación de las poblaciones originarias.
Historias de Patagonia :
Por: Mario Novack
Domingo, 3 de noviembre de 2019
Fuentes: Diario Río Negro  - Pedro Dobreé
El Chaltén Hoy – Alejandro Serret.


Fotos de la zona del campo "La Nana" donde vivió Jimmy Radboone....y el paisaje del lugar...

sábado, 5 de abril de 2025

España Imperial: La red de hospitales virreinales en el Imperio

Red de Hospitales durante la época virreinal. La mejor y más grande del mundo. Que no borren nuestro pasado de los libros de historia.


viernes, 4 de abril de 2025

Guerra contra el indio en América del Norte: Alianzas durante la guerra francesa e india

Alianzas durante la guerra francesa e india

War History



El comercio entre los indios americanos de Ohio y los agentes y comerciantes franceses o británicos durante el siglo XVIII era de una naturaleza diferente a la del comercio anterior. Degeneró en una competencia por las alianzas con los indios mediante obsequios. A los obsequios de guerra, que consistían en alfanjes, cuchillos para desollar, hachas, armas de fuego, pólvora y moldes para balas, se añadieron pintura bermellón, pedernales, algodones, mantas, tijeras, agujas, hilo, telas, casacas y medias. Una vez que los indios se acostumbraron a los bienes del hombre blanco, no podían vivir sin ellos. Comerciantes sin escrúpulos ofrecían a los indios ron, lo que a menudo provocaba intoxicación, peleas y muerte. Los franceses fueron recuperando gradualmente la ventaja en el comercio con los indios durante la primera mitad del siglo XVIII y en 1754 ya controlaban la zona de Ohio.

Los indios de los bosques del este, especialmente los iroqueses canadienses y los abenakis, se contaban entre los aliados más firmes de los franceses en Canadá. Sus aldeas se encontraban a menudo cerca de los asentamientos franceses y servían en la milicia canadiense. La mayoría de las tribus de los bosques del oeste (los ottawa, los ojibwa, los potawatomi y los shawnee) también eran aliados de los franceses. Los hurones, que finalmente se habían asentado en el valle de Ohio tras la dispersión de su confederación por los iroqueses a mediados del siglo XVII, eran conocidos como los wyandot. Aliados de los ottawa, eran los “hijos mayores” de Onontio, el gobernador general de Nueva Francia, y la piedra angular de la alianza francesa con los algonquinos de los Grandes Lagos. Aunque sus relaciones con los franceses fueron tempestuosas durante muchos años, cuando estalló la guerra en el valle del Ohio, los wyandot se aliaron con los franceses y, junto con los demás aliados franceses, se dirigieron al este para luchar en las campañas francesas en el norte de Nueva York.

La mayoría de los iroqueses lucharon del lado de los ingleses, en parte debido a la influencia del superintendente británico de Asuntos Indígenas, Sir William Johnson. El comerciante irlandés George Croghan, al servicio británico de Sir William Johnson, se ganó la amistad de los indios occidentales en un gran consejo celebrado en Pittsburgh en 1758.

Tras la batalla del lago George, Sir William se esforzó por mantener a los iroqueses amistosos con la causa británica, o al menos neutrales, a pesar de una serie de desalentadores fracasos militares. Los iroqueses cumplieron una campaña de presión diplomática al poner a los delawares y los shawnees en su lugar en el tratado de Easton en octubre de 1758, y desempeñaron un papel importante en la victoria británica final. Sin embargo, tras el fin de la guerra, las acciones de Amherst destruyeron las relaciones con las naciones occidentales y condujeron a la Guerra de Pontiac.


William Johnson y los mohawks

William Johnson, un joven anglo-irlandés, llegó al valle Mohawk en 1738. Construyó un enorme imperio comercial a partir del comercio de pieles y los acuerdos de tierras. En tres años había construido una casa que parecía una fortaleza, Mount Johnson, y había iniciado una larga asociación con los mohawks. Su segunda esposa, Caroline, era la sobrina del viejo "rey Hendrick". Después de su muerte, se casó como tercera esposa con Molly Brant, cuyo hermano menor, Joseph Brant, estaba destinado a convertirse en capitán del ejército británico durante la Revolución estadounidense. En 1745, Johnson fue nombrado Comisionado británico de Asuntos Indígenas y, en 1755, Superintendente de Asuntos Indígenas. Su victoria en el lago George, apoyada por cientos de mohawks y oneidas, fue alentadora para los colonos británicos, aunque el rey Hendrick fue uno de los muertos en la lucha. Gracias a esta victoria, Johnson unió a los iroqueses tras él y fue recompensado por la Corona con un título de baronet y una subvención en efectivo. Johnson pasó el resto de la guerra intentando mantener a los iroqueses a favor de la causa británica. Tomó el Fuerte 62 Niagara en 1759 con una fuerza aumentada por más de 900 guerreros iroqueses. La casa de Johnson fue empalizada en 1755 y pasó a conocerse como Fort Johnson, pero con el regreso de la paz construyó una casa señorial llamada Johnson Hall en Johnstown, Nueva York, donde albergó a los indios y entretuvo a otros invitados distinguidos. Esta ilustración muestra a varios visitantes indios distinguidos en Johnson Hall, de izquierda a derecha: un jefe Ottawa, un jefe Wyandot, una matrona de clan, Joseph Brant, un jefe Fox y un jefe Huron. Entre 60 y 80 indios solían acampar en el terreno. Sus acciones ayudaron a poner fin a la Guerra de Pontiac en 1766, y en 1768 firmó un tratado formal con todos los indios que establecía los límites entre las colonias americanas y el territorio indio. Johnson fue adoptado como jefe de guerra de los mohawks de Canajoharie; su apodo era Orihwane, "Gran Comercio". Tuvo una influencia única con los mohawks, y a través de sus muchos hijos tiene descendientes entre ellos en la actualidad. Jonathan Smith

jueves, 3 de abril de 2025

Espionaje: El caso de la Reina Hatshepsut en el Antiguo Egipto

El caso de la Reina Hatshepsut: Espionaje y expansión en el Antiguo Egipto


  • El caso de la reina Hatshepsut: La reina egipcia Hatshepsut (1479-1458 a.C.) utilizó espías para proteger sus rutas comerciales y expandir su imperio.





En el mundo antiguo, tener a una mujer en la cima de la pirámide política era prácticamente inaudito. Los sistemas patriarcales dominaban la época, y las esposas, hermanas e hijas reales servían como miembros del harén del rey o como importantes sacerdotisas en sus templos, pero no como líderes políticas. En todo el Mediterráneo y el noroeste de Asia, el liderazgo femenino se percibía con recelo, si no con un rechazo absoluto.

–Kara Cooney, "La mujer que sería rey: El ascenso al poder de Hatshepsut en el antiguo Egipto"



Introducción

Hatshepsut, una de las figuras más enigmáticas y poderosas de la historia egipcia, reinó durante el período del Nuevo Reino (1479-1458 a.C.). Su reinado no solo fue notable por su duración y prosperidad, sino también por sus innovadoras estrategias de gobernanza y expansión. Una de estas estrategias implicaba el uso de una red de espías para proteger sus rutas comerciales y expandir su imperio. Esta faceta menos conocida de su gobierno revela la sofisticación y el alcance de su administración.

Contexto histórico y político

Hatshepsut ascendió al poder como regente de su hijastro Tutmosis III, pero pronto asumió el título de faraón y gobernó durante más de dos décadas. En un momento de reconstrucción política y económica, transformó Egipto en una potencia comercial y cultural. Uno de sus mayores logros fue la protección y expansión de rutas comerciales con territorios como Punt, el Levante y Nubia, desde donde llegaban productos esenciales como incienso, mirra, oro y ébano. Para garantizar el éxito de estas expediciones, empleó una red de espías que operaban dentro y fuera de Egipto, recopilando información vital sobre movimientos de tribus, amenazas militares y las condiciones de las rutas. Además, estos agentes monitoreaban la lealtad de las provincias, supervisaban el comercio y prevenían saqueos. Por ejemplo, la famosa expedición a Punt, registrada en el templo de Deir el-Bahari, no solo fue una proeza comercial, sino también un triunfo logístico posibilitado por la inteligencia obtenida a través de su red de espías.





La red de espías de Hatshepsut

Para proteger sus intereses y asegurar la estabilidad de su reino, Hatshepsut empleó una sofisticada red de espías y agentes. Estos operaban tanto dentro como fuera de Egipto, recolectando información crucial sobre movimientos de tribus nómadas, actividades de estados rivales y condiciones de las rutas comerciales.

La red de espionaje de Hatshepsut no solo se centraba en amenazas militares, sino también en la vigilancia económica y diplomática. Los espías eran responsables de monitorear el comercio y asegurar que los tributos y bienes llegaran a Egipto sin interrupciones. También supervisaban la lealtad de los vasallos y funcionarios en las provincias y territorios bajo el control egipcio.

Protección de las rutas comerciales

Una de las mayores preocupaciones de Hatshepsut era la protección de las rutas comerciales. Durante su reinado, Egipto mantuvo rutas comerciales vitales con regiones tan distantes como Punt (probablemente la actual Somalia o Yemen), el Levante y Nubia. Estas rutas eran esenciales para la importación de bienes exóticos, como incienso, mirra, ébano, marfil y oro, que no solo enriquecían a Egipto, sino que también eran cruciales para los rituales religiosos y la legitimidad del faraón.

Los espías de Hatshepsut vigilaban estas rutas comerciales y proporcionaban informes regulares sobre las condiciones del camino, la seguridad y posibles amenazas. También recolectaban información sobre los movimientos de las tribus nómadas y bandidos que podrían intentar saquear las caravanas. Esta información permitía a Hatshepsut tomar decisiones informadas sobre cuándo y cómo enviar expediciones comerciales, así como desplegar fuerzas militares para protegerlas cuando fuera necesario.

La expedición a Punt

Uno de los logros más notables de Hatshepsut fue la famosa expedición a la tierra de Punt. Esta expedición es detalladamente documentada en los relieves del templo de Deir el-Bahari, mostrando el esplendor y la importancia de este viaje. La expedición trajo de vuelta inmensas riquezas y productos exóticos, consolidando la prosperidad del reinado de Hatshepsut.

La organización y el éxito de esta expedición no habrían sido posibles sin una previa y meticulosa recolección de información. Los espías e informantes desempeñaron un papel crucial al proporcionar datos sobre las condiciones en Punt, las rutas más seguras y los mejores momentos para emprender el viaje. Esta red de inteligencia garantizó que la expedición se llevara a cabo sin contratiempos, fortaleciendo el comercio y las relaciones diplomáticas con Punt.

Expansión del Imperio

Hatshepsut no solo se centró en la protección de las rutas comerciales, sino también en la expansión territorial. Durante su reinado, Egipto extendió su influencia hacia Nubia en el sur y consolidó su poder en el Levante. La red de espías jugó un papel esencial en estas expansiones, proporcionando información sobre la fortaleza militar y las debilidades de los territorios objetivo.

Los espías de Hatshepsut también actuaban como diplomáticos, estableciendo contactos y negociando con líderes locales. Estos agentes recopilaban información sobre las alianzas y rivalidades entre tribus y ciudades-estado, lo que permitía a Hatshepsut diseñar estrategias de conquista o alianzas que fueran más efectivas y menos costosas en términos de recursos y vidas humanas.

Espionaje interno y control del poder

Además de su red de espionaje externo, Hatshepsut empleó espías para mantener el control interno y asegurar su posición en el trono. Como una de las pocas mujeres faraonas, Hatshepsut enfrentó considerable oposición de ciertos sectores de la nobleza y el clero. Para contrarrestar esta oposición, necesitaba estar bien informada sobre los planes y conspiraciones que pudieran amenazar su reinado.

Los espías internos vigilaban a los nobles, generales y sacerdotes, informando a Hatshepsut de cualquier actividad sospechosa. Esta vigilancia constante permitió a Hatshepsut tomar medidas preventivas contra posibles complots y mantener la lealtad de sus seguidores. También le permitió identificar y neutralizar a sus adversarios antes de que pudieran actuar, asegurando así la estabilidad de su gobierno.

Como se mencionó, la red de espionaje de Hatshepsut no se limitaba a los asuntos exteriores; también jugó un papel crucial en el control interno de su reino. Como faraona, enfrentó oposición de la nobleza y el clero, quienes cuestionaban su legitimidad. Espías internos vigilaban a los nobles, sacerdotes y generales, asegurando la estabilidad de su gobierno al neutralizar complots antes de que se materializaran. Esta vigilancia estratégica le permitió consolidar su posición y mantener un reinado próspero. La capacidad de Hatshepsut para manejar información con eficacia no solo garantizó la seguridad y el desarrollo de su reino, sino que también dejó un legado en la administración egipcia. Su red de inteligencia, utilizada tanto para la protección interna como para la expansión del comercio y el imperio, demuestra que el espionaje ha sido una herramienta esencial en la política desde la antigüedad, un precursor de las prácticas modernas de inteligencia.

Legado de la red de espionaje de Hatshepsut

El uso de espías por parte de Hatshepsut no solo protegió su reinado y expandió su imperio, sino que también sentó las bases para las futuras prácticas de inteligencia en Egipto. Su enfoque en la recolección y el análisis de información para la toma de decisiones estratégicas demostró una comprensión avanzada de la política y la seguridad nacional.

El legado de Hatshepsut en el espionaje y la inteligencia se puede ver en la continuidad de estas prácticas en los reinados posteriores. Los faraones que la sucedieron continuaron utilizando redes de espías para proteger sus intereses y mantener el control sobre sus vastos territorios. Aunque Hatshepsut es más recordada por sus impresionantes proyectos de construcción y su próspero reinado, su habilidad para manejar la información y utilizarla estratégicamente es un testimonio de su capacidad como gobernante.

Conclusión

La historia de la red de espionaje de la reina Hatshepsut revela una faceta menos conocida pero crucial de su reinado. A través de una sofisticada red de informantes y espías, Hatshepsut protegió las rutas comerciales vitales, aseguró la expansión de su imperio y mantuvo el control interno. Su enfoque innovador y estratégico en el uso de la inteligencia no solo garantizó la prosperidad y estabilidad de su reinado, sino que también dejó un legado duradero en la historia del espionaje y la administración en el antiguo Egipto.

Estos casos muestran que el espionaje ha sido una herramienta importante en la historia, incluso en la Antigüedad, y que algunas de estas misiones podrían recordar a las aventuras de James Bond.