El hombre clave del ejército de San Martín que se infiltró en Chile para hacer el mapa del Cruce de Los Andes
Se cumple un aniversario de la muerte de José Älvarez Condarco, estrecho colaborador del Libertador. La misión de recordar de memoria los pasos de montaña y cómo terminó sus días en el olvido
Por Adrián Pignatelli || Infobae
José de San Martín preparaba a contrarreloj la campaña del cruce y debía conocer los detalles de los pasos cordilleranos
En la previa del cruce de los Andes, los dos lados de la cordillera eran un hervidero de espías, de fingidos desertores que brindaban datos falsos, vecinos respetables que no lo eran tanto, y traidores a la orden del día. Los españoles se veían venir al ejército libertador que se armaba en Mendoza, pero ignoraban por dónde. José de San Martín
se propuso confundirlos para que dividiesen sus fuerzas y colocarlos en
inferioridad de condiciones. Para eso echó mano a distintos recursos,
entre ellos el dato falso. Además, necesitaba saber si los pasos
cordilleranos habían sido fortificados.
San Martín contaba con espías del otro lado de la cordillera,
como era el caso de Juan Pablo Ramírez, que le informaba todo lo que
pasaba en Concepción y en Talcahuano. También estaba Diego Guzmán, Ramón
Picarte y Manuel Fuentes en la capital chilena, y Manuel Rodríguez en
la región del Aconcagua. Además, envió distintos supuestos desertores, entre ellos dos sargentos de su confianza, que proporcionaron datos falsos a los españoles.
Alvarez de Condarco era un ingeniero tucumano, con conocimientos de física y de química. Además, tenía una memoria prodigiosa
En busca de los espías españoles
De
la misma forma, el jefe del ejército libertador debía cuidarse de los
espías que rondaban por Cuyo. Para eso, había implementado un sistema
para identificarlos. Si lo supo fray Bernardo López, agente secreto del gobernador español de Chile,
el mariscal Casimiro Marcó del Pont. El religioso fue apresado ni bien
llegó a Mendoza. Cuando San Martín ordenó fusilarlo en 24 horas, el
fraile dejó de lado su discurso de inocencia, reveló todo lo que sabía y
entregó las cartas que llevaba escondidas en el forro de su sombrero, que debía entregar a diversos vecinos españoles que vivían en Mendoza.
A
Pedro Vargas le ordenó simular que se había pasado a los españoles, lo
hizo encarcelar a propósito, y así ganarse la confianza de los europeos.
Dicen que tan bien interpretó su papel que hasta su propia esposa estuvo por romper el matrimonio con su marido traidor.
Pero San Martín planeaba una arriesgada misión. Debía conocer al dedillo los distintos pasos por la cordillera,
y alguien debía relevarlos con la mayor precisión posible. Eligió para
semejante tarea a Alvarez Condarco. Este tucumano, nacido en 1780, que
había estudiado ingeniería, se las arreglaba con la física y con la química.
Casimiro Marcó del Pont era el jefe español que gobernaba Chile desde 1815
Estaba
a cargo de la fábrica de pólvora que se había instalado en los terrenos
que la cordobesa Tiburcia Haedo -la mamá del futuro general José María
Paz- tenía entre la quinta de Allende y el pueblo de La Toma. Tuvo la
idea de construir un molino que salió de su cabeza, y así se dejó de hacer la pólvora a mano.
De dos quintales diarios, se la llevó a cerca de 400 libras, y resultó
ser de mejor calidad que la que se compraba a otros países.
El hombre clave del ejército de San Martín
Era un hombre con experiencia.
En 1813 manejó el arsenal del batallón de Auxiliares Cordobeses que
estaba al mando del coronel Juan Gregorio de Las Heras. Cuando San
Martín lo conoció, no lo dejó ir: lo nombró su ayudante de campo,
también fue su secretario privado y como era un ingeniero con amplios
conocimientos, fue el director de los talleres militares y el subdirector de la fábrica de pólvora.
Habría sido el autor de la orden de que nadie con espuelas podía ingresar al depósito de pólvora,
a riesgo que el roce del metal provocase una chispa que hiciese volar
todo por los aires. Y que por esa orden un centinela le había prohibido
la entrada al propio San Martín, quien acató la disposición y además
felicitó, en plena formación, al centinela en cuestión.
En
los talleres del Plumerillo, manejado con el incansable espíritu de
fray Luis Beltrán, se fabricaron fusiles, se forjaron cañones, bayonetas
y se hicieron miles de proyectiles
Lo que José de San Martín conocía de este ingeniero era su memoria prodigiosa.
Lo desvelaba reconocer al dedillo los distintos pasos para cruzar esa
tremenda mole que es la cordillera de los Andes. El mismo hizo varias
incursiones y mandó a diversos oficiales con el mismo propósito. Sin
embargo, sabía que alguien haría el trabajo a la perfección.
A
Álvarez Condarco le encargó que atravesase la cordillera, memorizase
todos los detalles, llegase a Chile y regresase a Mendoza, donde debía
volcar en papel lo que había visto.
Iría
bajo el paraguas de una misión parlamentaria. La orden era que fuera a
Santiago de Chile y entregase a Marcó del Pont un mensaje, en el que San Martín lo invitaba a reconocer la declaración de independencia.
Detalles de la misión
Debía
ir por el camino de Los Patos, que era el más largo. San Martín sabía
que el jefe español, si es que no lo mandaba a fusilar, lo haría regresar por el paso más corto, que era el de Uspallata. De esta forma, podría reconstruir dos caminos.
“Quiero
que me levante en su cabeza un plano de los pasos de Los Patos y de
Uspallata, sin hacer ningún apunte, pero sin olvidarse ni de una piedra”, le ordenó el jefe.
Cuando San Martín cruzó la cordillera, ya contaba con la invaluable información relevada por Alvarez Condarco
Vestido de paisano, y sin portar ninguna documentación
que lo pudiera comprometer, se puso en marcha. Cuando llegó al primer
puesto español, al oeste de Los Patos, el oficial a cargo lo hizo
seguir. Pero como estaba anocheciendo y no podría registrar las
características del camino, se hizo el enfermo, pernoctó en el lugar y
así lo recorrió a plena luz del día.
Todo
salió según lo previsto. Llevado en presencia de Marcó del Pont, el
español se ofuscó de tal manera, que ordenó que al día siguiente el verdugo quemase en la plaza la declaración de la independencia que le había entregado Condarco.
Marcó
del Pont le había puesto precio a la cabeza de San Martín. A fines de
1815 se había hecho cargo de Chile, reemplazando a Mariano Osorio, y
había implementado diversas medidas, como el toque de queda o el decomiso de armas en manos de particulares.
Era un militar que había sido prisionero de Napoleón y que había
rechazado su ofrecimiento de sumarse a su ejército. Perteneciente a una
respetable familia, era devoto de la Virgen María.
Mientras tanto, el mensajero fue alojado en la casa del coronel Antonio Morgado, jefe del Regimiento de Dragones de Concepción. Marcó del Pont lo tenía entre ceja y ceja, olía algo sospechoso y
sus oficiales debieron convencerlo para que el tucumano no terminase en
el paredón de fusilamiento. Antes de dejarlo ir, el mariscal le
advirtió que cualquier otro parlamentario que enviase San Martín “no
merecerá la inviolabilidad y atención con que dejo regresar al de esta
misión”. Y sentenció: “Yo firmo con mano blanca y no como lo de su general que es negra”, aludiendo a su traición al rey de España.
El mapa del Cruce de Los Andes
Al otro día fue despachado, y por el camino más corto. A su regreso, Condarco volcó en papel las características de ambos pasos, que sirvieron para el cruce del ejército libertador.
En
1817 participó en la batalla de Chacabuco: fue el que llevó a orden de
San Martín a Soler que apurase su ataque por el flanco para que
O’Higgins no recibiese todo el fuego. Cuando Marcó del Pont fue apresado
luego de Chacabuco, al intentar escapar en barco, lo llevaron a la
presencia de San Martín. Cuando el jefe español intentó entregar su
espada, aquel le respondió: “Venga esa mano blanca, mi general”.
Luego
de Chacabuco, Marcó del Pont intentó escapar, pero en el buque que
pensaba hacerlo zarpó sin él. Fue apresado y remitido a San Luis junto a
los prisioneros tomados en ese combate, donde permaneció encerrado.
Fiel a su palabra de no volver a tomar las armas contra los patriotas,
no participó de la sublevación de enero de 1819 y fue trasladado a otro
campo en el interior puntano. Ya estaba enfermo y el 11 de mayo de 1821
falleció.
Condarco también peleó en Maipú y en 1818 lo mandaron a Gran Bretaña para negociar la compra de buques para la campaña libertadora del Perú. Contrató para jefe de esa flota al controvertido almirante Thomas Cochrane.
Ya retirado, Chile lo empleó un tiempo en el departamento de Ingenieros y Caminos, y se las arreglaba dando clases de matemática.
Cuando quiso regresar al país, no pudo hacerlo porque era antirrosista.
Vivió en el país vecino donde murió el 17 de diciembre de 1855 en la
miseria, al punto de no dejar testamento porque no disponía de bienes, y sus amigos debieron costear su sepelio.
En
la década de 1980 en Tucumán surgió el proyecto de repatriar sus restos
y rendirle el homenaje correspondiente. Pero ya era tarde. Su tumba,
abandonada por décadas ya no existía y sus huesos fueron a parar al
anonimato eterno en el fondo de una fosa común.
A fines de siglo XIX en Argentina,
los fortines unían los fuertes y se encontraban a unos 5 kilómetros de
distancia entre ellos. Puertas adentro, tenían su propia huerta,
hospital, depósito, polvorín y las habitaciones o ranchos de quincha
para los habitantes.
La línea de fortines estaba comunicada hasta Puán por el telégrafo.
Los fortines unían los fuertes y se distanciaban entre ellos unos
aproximados 5 kilómetros. Los fuertes eran fundamentales,
significaban el asiento de un regimiento. Estos cuarteles tenían 150
metros de lado, un foso y parapeto. Adentro había un edificio para el comando y un alojamiento para dormir. También contaba con depósito, polvorín y hospital.
(Foto:
vista general del Fuerte Codihue, situado en la unión de los valles de
los arroyos Haichol y Codihue con el río Agrio, afluente del Neuquén, y a
10 leguas de la línea de cordillera divisoria con Chile. Fuente: Encina
& Moreno).
Asimismo, en todos los fuertes se construía un mangrullo para poder mirar desde más altura al horizonte y anticipar la llegada de quienes se acercaban.
El ejército mismo se encargaba de la construcción de los establecimientos y del sembrado e instalación de las huertas, que se encontraban en las inmediaciones de los fuertes y permitían obtener recursos y alimentos.
(La
foto del libro de Encina & Moreno muestra la huerta del Fuerte
“Colonia en Primera División”. Fuente: Fondos Documentales Visuales del
Museo Roca).
Crónicas de un fuerte
Según crónicas como las del Padre Espinoza, en los fuertes la vida era más llevadera que en los fortines. En los fuerte se atendía la vigilancia, se reforzaban las defensas y en caso de ser necesario también se salía a cazar cuando faltaban alimentos.
Por el contrario, en los fortines el día a día era mucho más duro,
sobre todo en aquellos que estaban más alejados y donde costaba
conseguir algo para comer.
(Foto del “Fortín Cabo Alarcón", del libro Encina & Moreno. Fuente: Fondos Documentales Visuales del Museo Roca).
La dura vida en los fortines
A las viviendas de los fortines se los llamaba ranchos “de quincha”, y estaban conformados por una trama de paja, totora o junco cosida sobre un armazón de cañas o ramas.
Como eran muy precarios, como puede notarse en la foto de arriba, los soldados alegaban pasar largas penurias por el frío y el hambre.
En lo profundo de la Patagonia, entre majestuosas montañas y lagos cristalinos, vivió un hombre cuya determinación y espíritu transformaron un paisaje inhóspito en un hogar: Ricardo Tardón Sepúlveda, el gran pionero del Lago Futalaufquen.
Nacido en 1868 en Penco, Chile, Ricardo llegó a la Patagonia a finales del siglo XIX, buscando un lugar donde su sueño de prosperar se hiciera realidad. Tras recorrer la vasta provincia del Chubut, llegó a los alrededores del Lago Futalaufquen en 1889. Con su corazón lleno de coraje, se asentó en estas tierras vírgenes, enfrentando la dureza del clima y el aislamiento, pero nunca se rindió. El lago, las montañas y los frondosos bosques que lo rodeaban se convirtieron en su refugio, y con trabajo incansable, Ricardo empezó a dejar una huella imborrable.
Su primer asentamiento fue en la zona de Laguna Larga, donde se dedicó a la ganadería. A lo largo de los años, extendió su presencia en la región, desplazándose hacia el Cerro Cocinero y, finalmente, estableciéndose en el Cerro Situación, en lo que hoy es la Portada Centro del Parque Nacional Los Alerces.
Ricardo no solo fue un ganadero exitoso, conocido por comercializar grandes tropillas de novillos y yeguarizos entre Argentina y Chile, sino también un hombre de profunda generosidad. Facilitó el establecimiento de otras familias en la región, como su suegro Rudecindo Rosales y puesteros chilenos como Felidor Salinas, Juan Monsalve y Baldomero Cárdenas, entre otros, quienes, tras su fallecimiento, se convirtieron en pobladores consolidados del área gracias a los Permisos de Ocupación Precarios (PPOP) otorgados por la Administración de Parques Nacionales.
A lo largo de su vida, Ricardo Tardón expandió sus tierras y actividades, llegando a controlar más de 10,000 hectáreas, desde Laguna Terraplén hasta las orillas del Lago Futalaufquen, una superficie otorgada por la Dirección de Tierras de la Nación, dependiente del Ministerio de Agricultura. Esto le permitió continuar con su floreciente actividad ganadera. Sin embargo, el establecimiento del Parque Nacional Los Alerces en 1937 trajo nuevos desafíos, ya que muchos pobladores, incluido él, tuvieron que enfrentarse a la difícil decisión de abandonar sus tierras o aceptar el control estatal. Ricardo, con su espíritu aventurero intacto, decidió cruzar a Chile en busca de nuevas oportunidades.
Trágicamente, en 1943, perdió la vida en un accidente en las aguas del Lago Yelcho, en Palena, Chile.
Su legado, sin embargo, no se desvaneció. Su esposa, Tránsito Rosales, y sus hijos continuaron su obra, manteniendo viva la conexión de la familia con la región del Futalaufquen. Hasta el día de hoy, parte de su familia sigue ocupando las tierras que él ayudó a conquistar, y su nombre está profundamente ligado al nacimiento y desarrollo del Parque Nacional Los Alerces.
Ricardo Tardón fue un pionero y fundador de una comunidad, pero también un símbolo de resiliencia y conexión con la naturaleza patagónica.
Fallece el General Manuel José Escalada de la Quintana
Con apenas 17 años se une al Regimiento de Granaderos a Caballo junto con su hermano, Mariano. Dicho Regimiento estaba bajo las órdenes de su cuñado, esposo de su hermana Remedios, el Coronel José de San Martín.
Participa del "Combate de San Lorenzo" en 1813, en donde tuvo una destacada actuación. Cuenta la Historia que ya repuesto malamente de su caída San Martín, se le acerca a éste, y lo increpa, diciéndole: "-¡Reúna usted al Regimiento, y vayan a morir!". Está en el Sitio de "Montevideo" en 1814. Hizo la tercera Expedición al Alto Perú, junto con su hermano, estando presente en "Venta y Media" y "Sipe-sipe" en 1815. Hizo el Cruce de los Andes, distinguiéndose en "Chacabuco" (12 de febrero de 1817). Es el encargado de traer el parte de la victoria hasta Buenos Aires, tardando 14 días en llegar. Estuvo en "Cancha Rayada" y "Maypo". Regresó a Buenos Aires en 1820, entremezclándose en las luchas internas entre unitarios y federales. Tuvo un trato tenso con el rosismo, por ser "lomo negro". Ocupó diversos cargos públicos. Falleció el 13 de diciembre de 1871. Obra de Eleodoro Marenco que rememora al viaje de Escalada desde el Campo de Batalla de Chacabuco, hasta Buenos Aires, trayendo el parte de la Victoria y una bandera capturada al realista. Cruzó montañas, nieves, ríos, desiertos, valles y llanuras, esquivando indios y bandoleros, realizando el viaje en solo 14 días, toda una proeza para la época. Luego de Maypo, volvió a traer el parte de la Victoria a Buenos Aires. ¡Pero esta vez batió su propio récord! Lo hizo en "sólo" 12 días.
Las Jornadas de Mayo de 1937 (o Sucesos de Mayo, Hechos de Mayo) hacen referencia a una serie de enfrentamientos ocurridos en el seno del bando republicano entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 en diversas localidades de las provincias de Cataluña, con centro en la ciudad de Barcelona, en el contexto de la guerra civil española.
En estos sucesos se enfrentaron grupos anarquistas y marxistas, por un lado, y el Gobierno de la República, la Generalidad de Cataluña y algunos grupos políticos (en particular, socialistas y comunistas), por otro lado. Fue el punto culminante del enfrentamiento entre la legalidad republicana de la preguerra y la Revolución Española de 1936, que estaban en roce constante desde el 18 de julio de 1936.
Edificio de la Telefónica en Barcelona. El control de esta instalación marcó el inicio de las Jornadas de Mayo.
Antecedentes
Desde que fracasase la rebelión militar en Barcelona en julio de 1936 la ciudad de Barcelona y, con ella a la cabeza, toda la región catalana habían quedado bajo control de las milicias obreras, especialmente la sindical anarquista CNT-FAI, pero también de la socialista UGT. Recién tomados los últimos cuarteles en rebeldía, los líderes anarquistas se reunieron con Companys y resultado de esta reunión fue la constitución del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, el verdadero gobierno de Barcelona y toda Cataluña, donde estaban representados la mayoría de partidos del Front d'Esquerres (marca del Frente Popular en Cataluña); la Generalidad y el gobierno central habían perdido todo margen de actuación y asistieron pasivos ante la revolución que estaba teniendo lugar en Cataluña y que se extendió hasta Aragón. Las industrias se habían colectivizado, pero siempre se encontraban el mismo problema cuando acudían a los bancos (colectivizados, pero bajo control comunista) a solicitar créditos y se los negaban por no estar supervisadas por la Generalidad. En octubre el Comité se autodisolvió y sus miembros pasaron a ser los consellers del gobierno de la Generalidad de Cataluña. Pero las Patrullas de Control (organismo revolucionario de carácter parapolicial controlado por la CNT-FAI) continuaron su actividad con total libertad, vista la imposibilidad del gobierno catalán de poderlas controlar.
El clima de desconfianza y enfrentamientos estaba presente no solo entre las instituciones republicanas y las organizaciones obreras, sino inclusive mismo entre estas, especialmente entre los anarquistas, por un lado, y los socialistas, nacionalistas catalanes y comunistas, por otro. Incluso entre los comunistas existía una fuerte división. Por un lado se encontraban los comunistas estalinistas del PCE y el PSUC, que seguían la doctrina oficial de la URSS, además de ser partidarios de llevar la guerra y la revolución de forma separada, así como la defensa del orden burgués de la Segunda República.3 El PCE constituía el partido comunista mayoritario en todo el país mientras el PSUC era la principal organización comunista en Cataluña. En el otro extremo, los comunistas antiautoritarios del POUM (semejantes a los trotskistas), radicalmente opuestos a Stalin y partidarios de la revolución a la vez que se hacía la guerra (motivo por el que coincidieron con los anarquistas).
La tensión fue en aumento desde el invierno debido a una serie de sucesos en cadena que calentaron el clima político y prepararon el camino para lo que luego tendría lugar. La campaña del PCE contra el POUM ya había empezado durante la celebración de una conferencia en Valencia, durante el mes de marzo. Durante la misma, se vilipendió a los líderes del POUM y se les acusó de ser agentes nazis encubiertos bajo una falsa propaganda revolucionaria, constituyendo unos agentes enemigos infiltrados en el país.5 El POUM había llegado a proponer que se invitara a residir en Cataluña a Trotski, a pesar de sus discrepancias con este. Los dirigentes del POUM se mostraban cada vez más recelosos a medida que avanzó la primavera de 1937. La tensión en las calles de Barcelona empezaba a ser palpable a la llegada de aquella caliente primavera: las Patrullas de Control bajo dirección de Josep Asens Giol seguían deteniendo arbitrariamente y cometiendo asesinatos en sus famosos paseos. Otras patrullas anarquistas practicaban las expropiaciones privadas. Tarradellas, como mano derecha de Companys, estaba decidido a unificar las fuerzas de seguridad en Cataluña bajo un solo mando y acabar, de esta manera, con las Patrullas de Control. Cuando el 26 de marzo, Tarradellas prohibió que los miembros de la policía tuvieran filiación política y al mismo tiempo dictó la entrega de todas las armas que tuvieran los partidos políticos, los anarquistas se retiraron del Gobierno de la Generalidad. La crisis abierta obligó a Companys a ceder ante las exigencias anarquistas y estos siguieron conservando sus armas y continuaron las Patrullas de Control.
El 25 de abril una fuerza de carabineros en Puigcerdá obligó a las patrullas de la CNT a que les entregaran el control de las aduanas, ejercido por éstas de forma ilegal; Juan Negrín, ministro de Hacienda, había resuelto arrebatar a la CNT el control de aquella importante frontera. La colectividad de Puigcerdá se convirtió en un núcleo de espionaje, falsificación de documentos y huidas clandestinas. El alcalde pertenecía a la UGT, pero quien ostentaba un poder de facto era Antonio Martín Escudero, conocido como El Cojo de Málaga., mientras que insistía en continuar la colectivización general, criaba ganadería propia.9 Después de producirse un enfrentamiento violento resultaron muertos él y varios de sus hombres. Después de esto, al gobierno republicano no le resultó tan difícil hacerse con el control de los demás puestos aduaneros. Simultáneamente a estos hechos, la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto fueron enviadas a Figueras y otras ciudades del norte de Cataluña para sustituir a las patrullas de la CNT. En Barcelona empezó a temerse que estallara la guerra abierta entre los anarquistas y el POUM por una parte, y el gobierno de Largo Caballero y los comunistas por la otra. Cada bando formaba sus depósitos de armas y fortificaba sus edificios en secreto, temiendo que los rivales atacaran primero. La tensión continuó durante una semana. Roldán Cortada, socialista del PSUC, fue asesinado por terroristas sin identificar el 25 de abril. El primero de mayo, que tradicionalmente era una jornada de fiesta, transcurrió en silencio, pues la UGT y la CNT acordaron suspender los desfiles, que inevitablemente habrían ocasionado disturbios.
Bandos enfrentados
Tres principales fuerzas políticas participaron en los acontecimientos que culminaron con los Hechos de Mayo. El Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) tenía como objetivo prioritario ganar la guerra, porque sin una victoria no consideraban que fuese del todo inoportuno el planteamiento revolucionario, posición mantenida por la CNT, las Juventudes Libertarias y el POUM y otros grupos de menor importancia como la anarquista Agrupación de los Amigos de Durruti o la trotskista Sección Bolchevique-Leninista de España. Para estos grupos la revolución y la guerra eran inseparables, ya que su participación en la guerra (que había resultado decisiva durante los primeros momentos de la misma) no venía motivada por la defensa de la República, sino por la revolución.
También existían grupos proclives a un regreso a la legalidad de la República como eran las mismas autoridades republicanas del Gobierno de Valencia o la Generalidad, con el apoyo de los partidos como el ya citado PSUC o Esquerra Republicana de Catalunya. Un tercer sector lo compondrá la parte más "posibilista" de la CNT, partidario del cese inmediato de las hostilidades entre los dos bandos antes citados. Aunque el PSUC no era un partido burgués, desde el punto de vista de las autoridades republicanas este se presenta como alternativa frente al caos revolucionario y propugnaba el fortalecimiento del gobierno central que sustituiría los comités locales; para conseguirlo se precisaba de un ejército organizado, instruido y dirigido por un mando único. Orwell resumiría la línea del partido del siguiente modo:
"... Aferrarse a los fragmentos del control obrero y repetir como loros fines revolucionarios es más que inútil: no resulta sólo obstaculizante, sino también contrarrevolucionario, porque conduce a divisiones que los fascistas pueden utilizar contra nosotros. En esta etapa no luchamos por la dictadura del proletariado..." George Orwell
Cronología de los enfrentamientos
Hechos preliminares
Tradicionalmente se ha admitido por la historiografía que el hecho clave que hizo estallar el conflicto en Barcelona fue la toma de la central telefónica de Barcelona por la Guardia de Asalto. Las razones por las que se decidió tomar el control se debían al control y sabotaje de las llamadas gubernamentales por parte de la CNT. La central estaba controlada desde el comienzo de la guerra por la CNT-FAI, sindicato obrero que colectiviza por la fuerza la empresa telefónica en las zonas bajo su dominio. Y, por tanto, controlaba las comunicaciones telefónicas de Cataluña.
Sin embargo, a través de un confidente del gobierno republicano en la zona sublevada se supo que Franco manifestó al embajador alemán Von Faupel que «agentes suyos habían promovido los sucesos de Barcelona, combinados con una ofensiva en el frente de Aragón, que hubo de aplazar al cesar la insurrección anarco-sindicalista».
El 2 de mayo el ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, telefoneó a la Generalidad de Cataluña desde Valencia; el telefonista anarcosindicalista que había al otro lado le replicó que en Barcelona no había gobierno alguno sino solo un comité de Defensa. El gobierno estaba convencido de que hacía tiempo que los anarquistas registraban sus conversaciones telefónicas (los cuales, desde luego, disponían de medios para hacerlo). Otra vez ese mismo día, hubo una llamada del presidente de la República Manuel Azaña a Companys, Presidente de la Generalidad. A mitad de conversación, esta fue cortada por el telefonista, quien dijo que las líneas debían usarse con fines más importantes que una mera charla entre ambos presidentes. Hacía tiempo que las autoridades republicanas sospechaban que los anarcosindicalistas tenían sometidas a escuchas todas las conversaciones telefónicas de tipo oficial, y esta clase de incidentes supusieron la gota que colmó el vaso.
Por otro lado, esa misma tarde del 2 de mayo de 1937 se produjeron tiroteos en Barcelona entre miembros de Estat Català y la FAI, resultando muerto un miembro de esta última. Ello era prueba de la explosiva situación que se vivía en Barcelona.
3 de mayo
Un grupo de 200 policías mandados por el consejero de Orden Público de la Generalidad de Cataluña, Rodríguez Salas, se dirigió a la central de la Telefónica y se personó en el departamento de censura (situado en la segunda planta) con la intención de tomar el control del edificio. Aquello pareció a los anarquistas una provocación, pues la Telefónica estaba ocupada legalmente por un comité anarcosindicalista de acuerdo a un decreto de la propia Generalidad acerca de las colectivizaciones que era, a su vez, contrario al Estatuto catalán y a la Constitución de la República (violando competencias exclusivas del Estado). Rodríguez Salas, por su parte, obtuvo esta orden del responsable de asuntos interiores en el gobierno autonómico, Artemi Ayguadé, que tomó la decisión sin contar con los demás miembros del gobierno catalán. Entonces los trabajadores anarquistas abrieron fuego desde el rellano de la segunda planta contra el departamento de censura. Rodríguez Salas solicitó ayuda por teléfono y se presentó la Guardia Nacional Republicana junto a dos jefes de las Patrullas de Control, Dionisio Eroles (a la sazón jefe de la comisaría anarquista) y José Asens (el jefe de las Patrullas de Control). Eroles persuadió a los trabajadores cenetistas de que cesaran el fuego y aunque se resistieron en un principio, estos entregaron su armas pero no sin antes disparar a través de las ventanas la munición sobrante.
En la plaza de Cataluña se había congregado una muchedumbre: al principio se creyó que los anarquistas habían capturado al jefe de Policía. El POUM, los Amigos de Durruti, los leninistas-bolcheviques y las juventudes anarquistas tomaron posiciones y al cabo de unas cuantas horas, todas las organizaciones políticas habían sacado las armas que tenían ocultas y empezaron a construir barricadas. A partir de esta escaramuza, se inician combates en diferentes puntos de la ciudad. Se construyen varios cientos de barricadas, y las unidades de policía ocupan azoteas y torres de iglesias. Al anochecer, Barcelona era una ciudad en guerra.
El PSUC y el gobierno controlaban un sector urbano situado al este de las Ramblas. Los anarquistas dominaban el sector oeste y todos los suburbios también se encontraban en sus manos. En el centro de la ciudad, donde las sedes de los sindicatos y los partidos políticos (instaladas en edificios y hoteles requisados) se encontraban relativamente próximas, se empezó a oír disparos y todos los automóviles que circulaban eran ametrallados. En la Telefónica se había acordado una tregua y las comunicaciones telefónicas, que resultaban esenciales para la guerra, no se interrumpieron. La policía, instalada en la primera planta, incluso enviaba bocadillos a los anarquistas, que ocupaban las plantas superiores. Sin embargo, desde las azoteas, se lanzaron varias granadas que hicieron volar a varios coches de policía. Lo que empeoraba la situación era el hecho de que ni en la CNT ni en la FAI existía la menor cohesión; la antorcha de la revolución la habían recogido los más extremistas de sus seguidores o las juventudes anarquistas. A primeras horas de la noche, los jefes del POUM propusieron a los aturdidos dirigentes anarquistas en Barcelona formar una alianza contra el comunismo y el gobierno. Los líderes anarquistas se negaron inmediatamente.
4 de mayo
El 4 de mayo Barcelona estaba sumida en el silencio, solo interrumpido por el fuego de fusiles y ametralladoras. Los comercios y edificios estaban cubiertos por barricadas. Grupos armados de anarquistas atacaron los cuarteles de la Guardia de Asalto y edificios gubernamentales. Estos y los militantes comunistas contraatacaron. La mayor parte del proletariado barcelonés apoyaba a los anarcosindicalistas y se teme iniciar otra Guerra Civil dentro de la Guerra Civil. A las once de la mañana los delegados de los sindicatos de CNT se reúnen y acuerdan hacer todo lo posible para restablecer la tranquilidad. Entretanto, los dirigentes anarquistas García Oliver y Federica Montseny y el ejecutivo de la UGT Carlos Hernández Zancajo leían por la radio un llamamiento a sus seguidores para que depusieran las armas y volvieran al trabajo. Jacinto Toryho, director de Solidaridad Obrera, se expresó en el mismo sentido. Los ministros anarquistas iban llegando a Barcelona, y con ellos Mariano Rodríguez Vázquez, "Marianet" (secretario del comité nacional de la CNT), Pascual Tomás y Carlos Hernández (del comité ejecutivo de la UGT). Ninguno de ellos deseaba un enfrentamiento con los comunistas, pero el presidente Largo Caballero no tenía ninguna gana de emplear la fuerza contra los anarquistas.19 Federica Montseny diría más tarde que la noticia de los disturbios había cogido totalmente desprevenida a ella misma y a los restantes ministros anarquistas.
En el Frente de Aragón, unidades de la 26.ª División anarquista (anteriormente llamada la Columna Durruti) a las órdenes de Gregorio Jover, se congregaron en Barbastro para emprender la marcha sobre Barcelona. No obstante, al oír la alocución radiada por García Oliver permanecieron donde estaban.20 Pero la 28.ª División (la que fuera la Columna Ascaso) y también la 29.ª División del POUM, capitaneada por Rovira, no desistieron de la proyectada marcha sobre Madrid hasta que el jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón, Alfonso Reyes, amenazó con bombardearles si la marcha se efectuaba.
Hacia las cinco de la tarde, fueron abatidos varios anarquistas por la policía cerca de la Vía Durruti (actual Vía Layetana). El POUM empieza a apoyar públicamente la resistencia. En los tiroteos que se producen a lo largo de este día, muere el conocido libertario Domingo Ascaso, a la postre familiar del mítico Francisco Ascaso y de Joaquín Ascaso, presidente del Consejo Regional de Defensa de Aragón. La Sección Bolchevique-Leninista de España, grupo oficial de la IV Internacional, distribuye en las barricadas de Barcelona octavillas tituladas "Viva la ofensiva revolucionaria", que incluyen el siguiente texto:
"Viva la Ofensiva revolucionaria - Nada de compromisos - Desarme de la GNR y Guardia de Asalto reaccionarias - El momento es decisivo - La próxima vez será demasiado tarde - Huelga general en todas las industrias que no trabajen para la guerra, hasta la dimisión del gobierno reaccionario - Sólo el Poder Proletario puede asegurar la victoria militar - Armamento de la clase obrera – Viva la unidad de acción CNT-FAI-POUM – Viva el Frente Revolucionario del Proletariado – En los talleres, fábricas, barricadas, etc.: Comités de defensa Revolucionaria."
5 de mayo
Dentro de la Generalidad de Cataluña, Tarradellas, respaldado por el presidente Companys, seguía negándose a acceder a la exigencia anarquista de que dimitieran Rodríguez Salas y Ayguadé. Pero al final se llegó a una solución y Companys llega a una frágil tregua con los diferentes grupos. El gobierno catalán dimitiría, formándose uno nuevo del cual Ayguadé quedaría fuera, para satisfacer las peticiones anarquistas. En el nuevo gobierno estarían representados los anarquistas, Esquerra, el PSUC y la Unió de Rabassaires.20 Pero los tiroteos incontrolados seguían barriendo las calles de la ciudad barcelonesa, causando la muerte a quienes se aventuraban a salir de sus refugios. A las nueve y media de la mañana la Guardia de Asalto ataca la oficina central del sindicato médico, en la Plaza Santa Ana en el centro de la ciudad, y la sede central de la Federación Local de la FIJL. Los anarquistas denunciaban la complicidad del Gobierno y de los intereses soviéticos en terminar con la Revolución Social que se vive en Cataluña. El grupo anarquista Agrupación de los Amigos de Durruti publicó varias octavillas, exigiendo la liberación de Francisco Maroto del Ojo (anarquista andaluz recientemente encarcelado) y llamando a la población a la resistencia. En una de ellas declaraba que:
Ha sido constituida una Junta Revolucionaria en Barcelona. Todos los responsables del golpe de estado, que maniobran bajo protección del gobierno, serán ejecutados. El POUM será miembro de la Junta Revolucionaria porque ellos apoyaron a los trabajadores.
No obstante, tanto la CNT-FAI como la FIJL rechazan participar en la iniciativa de la agrupación. Hacia las cinco de la tarde los escritores anarquistas italianos Camillo Berneri y Francesco Barbieri son detenidos por un grupo de doce guardias, seis de ellos de la policía municipal y el resto miembros del PSUC. Ambos serán asesinados durante su arresto. El clima de alarma se encrespó más aún cuando llegaron al puerto unos destructores británicos. El POUM temía, sin razón alguna, que vinieran en misión de bombardeo.nota 2 En realidad los ingleses temían que los anarquistas se hicieran dueños de la situación y se estaba hablando de evacuar a los súbditos extranjeros. Hacia la noche llegó a la ciudad Federica Montseny, ministra de Sanidad e importante miembro de la CNT, con el propósito de mediar entre las partes. El comunista Antonio Sesé, secretario general de la UGT catalana y miembro del nuevo consejo provisional de la Generalidad de Cataluña, resultó muerto en un tiroteo perpetrado por miembros de la CNT cuando se dirigía a recibir su nombramiento.
Ese mismo día, en Tarragona y otras localidades costeras se produjeron combates, la Guardia de Asalto procede igualmente a intentar desalojar las centrales de la Telefónica ocupadas por la CNT; La situación se repitió en Tortosa y Vich, dando un saldo al final del día con más de una treintena de anarquistas muertos en Tarragona y otros tantos en Tortosa. Por la noche Companys y Largo Caballero mantuvieron una conversación telefónica en el curso de la cual el presidente catalán aceptó la oferta formulada por el presidente del gobierno de enviarle ayuda para restaurar el orden.
6 de mayo
Durante la madrugada la CNT llama una vez más a los trabajadores a regresar al trabajo que se observó durante la mañana, aunque los llamamientos para volver al trabajo fueron desatendidos, más por miedo que por obstinación. Por la tarde, no obstante, se reanudaron los combates. En un cine, el cine América, en la calle del Paralelo 121-123, resultaron muertos varios guardias de la GNR por disparos de una pieza de artillería de 75 mm que habían traído de la costa varios miembros de las juventudes libertarias.
Una fuerza de aproximadamente 5000 miembros,1 la mayoría de ellos guardias de asalto, parten de Madrid y Valencia hacia la capital catalana. Por la noche dos destructores republicanos, acompañados por el acorazado Jaime I llegaron al puerto de Barcelona procedentes de Valencia y cargados de hombres armados; Prieto había logrado vencer la aversión de Largo Caballero al tomar cartas en el asunto. Al difundirse la noticia por la ciudad, la mayor parte de los trabajadores en huelga abandonan la resistencia. En Tarragona, milicianos de Estat Català, ERC y PSUC atacan la sede local de la FIJL, consiguiendo tomarla al asalto tras un duro enfrentamiento armado.
Las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona fueron una serie de enfrentamientos internos en el bando republicano durante la Guerra Civil Española. Entre el 3 y el 8 de mayo, se produjeron combates en las calles de la ciudad, especialmente en puntos estratégicos como la Plaza de Cataluña y la Telefónica. Las barricadas, construidas con adoquines y sacos terreros, fueron una imagen común en lugares como la Rambla de Santa Mónica y la Plaza Sant Jaume.
Para visualizar estos eventos, puedes consultar fotografías históricas que capturan escenas de las barricadas y los enfrentamientos en Barcelona durante esos días. Por ejemplo, el fotógrafo Agustí Centelles documentó las barricadas en la Rambla de Santa Mónica, mostrando la tensión y preparación de los milicianos.
Otra imagen notable es la de la Plaza Sant Jaume, donde se aprecia una barricada levantada para defender el centro político de la ciudad.
Estas imágenes ofrecen una representación visual de los acontecimientos y pueden servir de inspiración que refleja la atmósfera y los escenarios de las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona.
7 de mayo
A las ocho y veinte de la mañana llega la expedición de los guardias de asalto a Barcelona, ocupando distintos puntos neurálgicos de la ciudad. Algunos vienen por carretera desde Valencia, después de dominar sendas revueltas en Tarragona y Reus.1 Los anarquistas locales habían volado los puentes, carreteras y ferrocarriles para impedir el paso a la columna. Ese día la CNT volvió a hacer un llamamiento a la vuelta al trabajo, proclamando por la radio: «¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!». Las fuerzas expedicionarias que entraron en Barcelona iban bajo el mando del teniente coronel Emilio Torres, que gozaba de cierta simpatía entre los anarquistas y precisamente por ello la CNT había propuesto que se le asignara a él dicha tarea para facilitar la vuelta a la normalidad. Los guardias de asalto en las ciudades de Barcelona y Tarragona y muchas otras localidades, proceden a desarmar y detener a numerosos miembros de la CNT, FAI, FIJL y POUM que habían participado en ellas.
8 de mayo
Las calles vuelven a la normalidad con algunos incidentes aislados y se empiezan a desmontar las barricadas. Los disturbios de Barcelona habían acabado finalmente. La prensa de la época calculó el número de bajas en 500 muertos y 1000 heridos. Las Jornadas de Mayo tuvieron también un campo de actuación secundario en muchos pueblos, principalmente de las provincias de Barcelona y Tarragona. Aquí la lucha también fue fortísima, aunque al final también fueron derrotados los anarquistas y trotskistas.
Repercusiones y consecuencias
Las Jornadas de Mayo tuvieron unas profundas y largas consecuencias. De un lado demostraron que ya no existía cohesión entre los anarquistas, como sí había existido en el 18 de julio de 1936. Se había abierto un foso entre los ministros anarquistas, absortos en la tarea de ganar la guerra, y las juventudes anarquistas, obcecadas en hacer triunfar, por encima de todo, la revolución. Personajes en otro tiempo muy influyentes, como Escorza o García Oliver, habían perdido el control sobre sus propios seguidores.26 La crisis demostró que no podría haber tregua entre los comunistas y el POUM. La Generalidad de Cataluña fue restaurada en sus funciones, entrando en ella un solo representante de la UGT (el comunista Vidiella), otro de la CNT (Valerio Mas) y otro de Esquerra (otra vez Tarradellas). Algunos responsables de las muertes fueron juzgados después, pero solo en Tarragona, y no se les condenó a muerte sino solo a penas de prisión.
La Generalidad de Cataluña, los comunistas y el gobierno central parecían dispuestos a actuar conjuntamente contra los extremistas, por la fuerza, si era necesario. El nuevo director de Orden Público en Barcelona, José Echevarría Novoa, no tardó en restaurar la normalidad en gran parte del sistema judicial, pero, de este modo, los comunistas pudieron emprender con mayor facilidad su cruzada contra el POUM. Las autoridades republicanas no tomaron más medidas contra la CNT-FAI debido al gran poder que todavía detentaban y también por su gran apoyo popular. La situación del POUM fue bien distinta, ya que el gobierno republicano acabaría ilegalizando el partido poco tiempo después (el 16 de junio) y detuvo a sus principales dirigentes, entre ellos Julián Gorkin y Andreu Nin. El POUM acabaría desapareciendo del mapa político, mientras que el movimiento anarquista nunca volvería a intervenir en la guerra como había hecho hasta ahora. A la larga, estas disputas internas que desgarraban a la República supusieron un lastre en su unidad interna frente a los sublevados. Consecuencia misma de los Sucesos de Barcelona fue la caída del Gobierno de la Victoria de Largo Caballero y la salida de los 4 ministros anarquistas que tenían representación en él, además de una clara victoria en la influencia y poder de los comunistas dentro del bando republicano.
Para George Orwell, que vivió en primera persona los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, sólo se puede entender lo que ocurrió mediante la perspectiva de que las fuerzas comunistas deseaban ejercer el control total sobre la República y no iban a permitir una revolución que no podían controlar; según él, esa reacción contra la revolución fue uno de los motivos principales por los que se terminó perdiendo la guerra.
En la cultura popular
El impacto y las repercusiones de los Sucesos de Mayo fueron tales que quedarían reflejados en distintas novelas y películas a posteriori de que estos tuviesen lugar. Homenaje a Cataluña de George Orwell fue la primera novela escritanota 3 (y una de las más famosas) sobre estos sucesos, siendo publicada en abril de 1938, cuando todavía no se había cumplido un año. El escritor inglés tuvo el privilegio de haber sido testigo de primera mano sobre los sucesos de Barcelona, pues él estuvo entre los milicianos del POUM. La escritora catalana Mercè Rodoreda publicó en 1962 la novela La plaza del Diamante (La plaça del Diamant en su título original en catalán), obra sobre la historia de una chica barcelonesa (Natalia) a la que le toca vivir la Guerra Civil. En un pasaje de la obra también quedan reflejados los enfrentamientos de mayo de 1937. En 1982 fue realizada una película basándose en la obra de la escritora catalana, que fue dirigida por Francesc Betriu. La versión cinematográfica La plaza del Diamante constituye un fiel reflejo de la novela. En 1984 se estrenó la película Memorias del General Escobar (dirigida por José Luis Madrid), que narra la historia del general Antonio Escobar en su papel jugado durante la Guerra Civil y también durante los Sucesos de Barcelona.
En 1995 el director de cine inglés Ken Loach dirigió la película Tierra y libertad, inspirada en las páginas de George Orwell. En una parte de la película, se retratan los acontecimientos de mayo en Barcelona, con ciertas similitudes con la obra de Orwell.
Notas
Las Fuerzas de seguridad disponían de 3 Grupos de la Guardia de Asalto (3000 efectivos), a los que habría que sumar 1000 efectivos de la Guardia Nacional Republicana (GNR) y otras fuerzas de seguridad, como los Mozos de Escuadra. Posteriormente fueron enviados como refuerzo 4000 guardias de Asalto, mientras que la Armada envió al Acorazado Jaime I y 2 destructores. También habría que destacar a las fuerzas auxiliares de PSUC, ERC y Estat Català. George Orwell, que se encontraba en un puesto del POUM en la línea de fuego, compartía este temor.
George Orwell, obra citada, critica el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. En 1937, durante la represión del gobierno de Negrín contra el POUM, Orwell relató que estuvo a punto de ser asesinado en Barcelona.
Bibliografía
Aguilera Povedano, Manuel. Compañeros y camaradas. Las luchas entre antifascistas en la Guerra Civil Española. Editorial Actas. Madrid, 2012. ISBN 978-84-9739-124-5
La guerra civil mes a mes, Tomo 13. Los sucesos de Barcelona (Mayo de 1937), varios autores, Grupo Unidad Editorial S.A., 2005 ISBN 84-96507-59-9 (obra completa) ISBN 84-96507-72-6 (Tomo 13).
Thomas, Hugh (1976). Historia de la Guerra Civil Española. Barcelona: Círculo de Lectores. ISBN84-226-0873-1.
"Los patagones, llamados por los araucanos en su idioma "huiliche" (hombres del sur)
Los españoles de Carmen conocen con el nombre de "tehuelches", que, sin ninguna duda, les fue impuesto por los puelches, se dividen en dos tribus: la del norte, se llama tehuelche, y la del sur, a orillas del estrecho de Magallanes, que los otros patagones denominan "Inaken". Es la última nación del continente americano; habita las márgenes del Río Negro en el 41° de latitud sur, y más al norte del Río Colorado, hasta las partes orientales del estrecho de Magallanes, donde la han visto todos los navegantes que han hablado de los verdaderos patagones, desde el inmortal Magallanes, que fue el primero en conocerlos (...). Por lo demás, como todos los pueblos cazadores, no pueden residir en un lugar que no posee caza abundante; por eso, cuando la caza se hace rara, parten en busca de un lugar donde puedan permanecer algún tiempo. De ahí proviene la poca fijeza de su domicilio y su vida errante y vagabunda de norte a sur y de este a oeste. Puede decirse que habitan desde el Río Negro hasta el estrecho de Magallanes y desde el pie oriental de los Andes hasta la orilla del mar, sin poder establecer, como justeza, el sitio donde residen en particular. Por lo que he podido saber de ellos mismos, hacen, casi todos los años un viaje a las fuentes del Río Negro, a fin de obtener semillas de araucaria para sus provisiones, y al mismo tiempo manzanas, que abundan de manera asombrosa en los contrafuertes orientales de los Andes, tanto como el durazno en la desembocadura del Plata. Los manzanos fueron también sembrados por los primeros españoles que habitaron los Andes en Chile poco después de la conquista, porque, después de esa época, los conquistadores fueron rechazados por los araucanos (...). La estación de cosecha es, al mismo tiempo, una época en la cual los indios patagones del sur van con sus pieles a comerciar con los aucas de las cordilleras y de las pampas, y con los puelches que llegan a las márgenes del Colorado. El sitio de reunión para esas citas anuales es por lo general la isla de "Choele-Choel", formada por la separación de los dos brazos del Río Negro, a sesenta u ochenta leguas de su desembocadura. Allí se dirige el patagón, con sus pieles de guanaco; el auca y el puelche con sus tejidos (...); y desde allí, se entablan los intercambios que, desde los tiempos remotos, tienen lugar entre naciones australes, cuando las guerras no las dividen. Es así que los patagones se proveyeron pronto de caballos, de numerosos rebaños, y que los objetos europeos, llevados por los españoles, con las palabras españolas, lo que explica las que oyeron pronunciar Bougainville y Wallis en 1767; pero lo que prueba mejor las comunicaciones frecuentes entre todas esas naciones, y hasta las de Tierra del Fuego, son las palabras españolas que Weddel oyó pronunciar a los habitantes de la parte sur de la Tierra del Fuego, que, no para cazar, sino para buscar conchillas de que se alimentan, están obligados a viajar continuamente de una isla a otra. Son, por lo demás, las únicas naciones navegantes de toda la punta de América, puesto que ni los patagones, ni los puelches, ni los aucas de las pampas, han tenido nunca la idea de contruirse una almadía para cruzar un río".
Cómo a último momento se evitó la guerra con Chile
La Navidad de 1978 pudo
haber estado marcada por 22.000 muertos. El 22 de diciembre de ese año, fue el día D.
Aquí se cuenta cómo la intervención de Samoré y del Papa evitaron la guerra a último
minuto
El 22 de
diciembre de 1978, Argentina y Chile estuvieron a pocas horas de entrar en guerra por el
llamado "conflicto del Beagle". Iba a ser una guerra total en la que se
preveían 20.000 muertos sólo en la primera semana, pero un télex enviado en clave
secreta al despacho del papa Juan Pablo II evitó la catástrofe. Cuando el jefe de la
Iglesia Católica decidió tomar cartas en el asunto y enviar como mediador al cardenal
Antonio Samoré, se despacharon helicópteros para detener el avance los soldados
argentinos, que ya estaban en la frontera dispuestos a poner en marcha lo que los
militares habían bautizado pomposamente como "Operativo Soberanía". "A
los milicos les sacaron el chiche cuando estaban a punto de apretar el gatillo, y no lo
perdonaron nunca. El resultado fue Malvinas", dijo a este diario Bruno Passarelli,
autor del libro El delirio armado, en el que relata los entretelones del conflicto,
veinte años después. En esa época, el autor trabajaba como periodista en el Vaticano, y
se vinculó estrechamente con Samoré, quien, asegura, "murió por las trastadas que
le hicieron los militares argentinos".
La historia es así: el
2 de mayo de 1977, la corona británica entregó a los embajadores de Chile y Argentina el
"Laudo Arbitral sobre el Canal de Beagle". Era la conclusión que había sacado
una corte integrada por cinco jueces de distintas nacionalidades consultada por el
gobierno británico sobre la disputa que enfrentaba a ambos países desde hacía años: un
brazo de mar que en el extremo austral comunicaba a los dos océanos y por las tres islas
ubicadas en su desembocadura atlántica: Lennox, Nueva y Picton. El laudo le daba la
razón a Chile, incluso más allá de las pretensiones que había planteado. Los militares
argentinos no estaban precisamente felices y no aceptaron el fallo.
--¿Cómo se llegó a estar a un paso de la guerra? --preguntó Página/12
a Passarelli.
--Esto formó parte del clima de soberbia ilevantable en el cual había
entrado el gobierno militar después de la derrota de la guerrilla. En el '78 pasaban por
el éxito momentáneo de la tablita de Martínez de Hoz y se había ganado el Mundial.
Estaban eufóricos, solos en la escena. Creían que estaban frente a una guerra ganada e
iniciaron en el pueblo una acción psicológica muy fuerte. Hasta Balbín estaba a favor
de la guerra. A esto hay que sumarle la total intransigencia de los chilenos.
--¿Quiénes querían la guerra y quiénes no dentro del gobierno?
--Luciano Benjamín Menéndez era el más loco de los locos. Le
seguían Suárez Mason y el general Antonio Vaquero, comandante del Quinto cuerpo. Una
segunda línea, formada por Videla, Viola, Villareal, no la querían, pero eran minoría.
El más moderado fue Leopoldo Galtieri, no porque estuviera a favor de la paz, sino porque
quería era serrucharles el piso a Suárez Mason y a Menéndez. Yo tengo una tesis: a los
militares les sacaron el chiche cuando estaban por apretar el gatillo: no lo perdonaron
nunca y se tomaron revancha con Malvinas. Necesitaban un éxito para legitimar las
barbaridades que hacían con los derechos humanos.
--¿Cómo se empezó a hablar de la mediación papal?
--Elípticamente. Videla y Pinochet se mandaban cartas secretas y
concluyeron que el único que podía mediar era Juan Pablo II. Pero no era fácil:
Pinochet era un gangster, que decía una cosa y hacía otra, y Videla era casi un medroso,
un débil. Hasta que se llegó al 22, día de mayor dramatismo, sin ninguna solución. A
medianoche se iba a producir el desencadenante de la guerra, una incursión no en las tres
islas, sino en los islotes aledaños que a través del Laudo Arbitral quedaban en manos de
los chilenos. Mientras tanto, se estaba desarrollando la tarea diplomática. Raúl Castro,
embajador de Estados Unidos, había sensibilizado muchísimo al presidente Carter. Y el
nuncio apostólico Pio Laghi trataba de comunicarse con el Papa, pero sus mensajes se
perdían en la burocracia de la Secretaría de Estado.
--Usted exalta mucho los esfuerzos de Laghi.
--Es que él fue quien realizó un movimiento de último momento, casi
desesperado. El 21, cuando tuvo la clara conciencia de que la guerra era inevitable,
utilizó una clave secreta solamente destinada a situaciones de emergencia internacional.
Lo cómico es que él no la podía transmitir desde el télex de la Nunciatura porque
saltaba, y tuvo que ir a la única embajada con la cual estaba en buenas relaciones, la
norteamericana. Finalmente mandó varios télex, que terminaron sobre la mesa del Papa. En
el tercero le dice: "Santo Padre, intervenga".
--¿Cómo fue el 22?
--El 21 a la noche, el Papa se fue a dormir resignado porque creía que
no iba a poder hacer nada. Había escrito un documento muy desesperanzado. Por la
madrugada, le llegan las noticias de una disponibilidad de Videla y Pinochet. Le dicen:
"Tenemos acá el télex de Videla, y también está de acuerdo Pinochet. Dicen que si
usted hace una intervención fuerte se podría parar la guerra". Entonces se escribe
la segunda parte de ese documento, donde le anuncia al mundo que había detenido la guerra
y que mandaría a su representante personal, el cardenal Antonio Samoré.
--A quien usted conoció bastante.
--Sí, al pobre, los militares le hicieron mil trastadas y se
murió del corazón. Durante tres años, los milicos argentinos se pasaron desairando al
Papa. Cuando fue presentada su propuesta, infinitamente mejor que el Laudo Arbitral, Chile
contestó en tres días y Argentina no contestó nunca. El pobre viejo se murió sin saber
que había logrado detener la guerra. Finalmente, en 1984, ambos países firmaron el
Tratado de Paz y Amistad.
--¿Por qué cree que el Papa se jugó tanto?
--Estaba hacía tres meses. Era totalmente nuevo. Era el momento de
mayor auge de este Papa joven, lleno de vitalidad, que había dado un golpe de timón en
la Iglesia y venía de una nación subyugada por el comunismo, que también había sufrido
el nazismo e intervenía en cada situación donde creía que la paz estaba amenazada.
--¿Por qué cree que no se evitó Malvinas?
--Porque el Papa no intervino en esa oportunidad.
--Dice en su libro que muchos protagonistas no quisieron hablar más de
esto. ¿Quiénes?
--Esto fue una gran derrota de los halcones, de los duros, que estaban
enfrentados con Videla, quien estaba programando una especie de apertura política muy
condicionada. El hablaba con los políticos de centroderecha. Y Bartolomé Gallino, Omar
Riveros eran el ala belicista, y a su vez tenía una alianza cruzada con Massera, que
quería llevar adelante esta guerra porque en ella la Marina hubiera tenido un rol
protagónico.
--Finalmente, las islas quedaron para Chile.
--Se va a la mediación, se discute y se discute, y sí, las islas eran
chilenas. Ellos las habían habitado, tenían desde el siglo pasado colonos instalados. El
laudo de la Corona fue exagerado, es cierto, pero ésa es otra cuestión.
El mapa más antiguo del mundo se puede encontrar en el país de Rafdin, que es un mapa babilónico
Esta losa de arcilla dañada descubierta a finales del siglo XIX en Sibar se cree que es el mapa más antiguo del mundo. Esta pintura fue descubierta a orillas del río E-Frat, publicada en 1899, esta pintura da una explicación temprana de la planificación mundial. Este pequeño mapa nos da un vistazo a cómo Babilonia veía el mundo a su alrededor, tanto física como espiritualmente. En el tablero, especialmente en el centro del mapa, vemos el país de Babilonia, una adición a las fotos de otros países tallados con precisión con la explicación en la escritura de uñas. Babilonia está rodeada de dos círculos de tierra, uno de los cuales es país Ashur y el otro es el país de Elam, añadido a otras ciudades, y nos encontramos con todos los países rodeados de agua (representando el océano) y se llaman "agua amarga" o "mar salado" .. Estas siete "regiones" o "islas" están rodeadas de agua, y constituyen una siete estrellas muy hermosa y precisión, y las distancias que separan las islas una de la otra han sido mencionadas además de dar a estas islas descripciones de grandes héroes y monstruos legendarios que mencionaremos en el Fin del texto. Los pantanos del sur en la parte inferior del mapa están apuntados por dos líneas paralelas, mostrando una línea curva cerca de la cumbre de las montañas de Zagros. El río Éufrates aparece mientras fluye en abundancia desde las montañas a través de Babilonia, hasta los arroyos debajo. Desafortunadamente y debido a los daños de esta losa de barro, parece que faltan tres islas en la esquina inferior. Las cuatro islas visibles que no han sido dañadas se describen de la siguiente manera: Cuarta isla "lugar del sol" donde sale el sol desde el oriente La quinta isla "más allá del vuelo de los pájaros" donde el pájaro alado termina su viaje, un lugar inaccesible La sexta isla "el sol se esconde y nada se puede ver" donde está dominada por la oscuridad completa y no puede ser alcanzada por la luz del sol Séptima isla "la isla de los cuernos de toro" Lo interesante es que el geógrafo babular, que pintó el mundo dejando caer los espacios del globo sobre dos superficies circulares superpuestas, se ha acercado mucho en su percepción de los geógrafos modernos, para describir la Tierra de una manera esférica! La pintura se conserva en el Museo Británico de Londres (Los derechos de traducción y publicación están reservados a la página de Babylon's Gate of Gods)