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domingo, 13 de septiembre de 2015

Nazismo: Riefenstahl y la imagen nazi

Gloria y miseria de Leni Riefenstahl
La directora alemana cumple hoy 100 años y presenta su nueva película, un documental sobre el mundo submarino. La polémica por sus filmaciones sobre el nacionalsocialismo la sigue persiguiendo. Y ella todavía tiene fuerza para defenderse
LOLA HUETE MACHADO - El País

¿De qué soy culpable? Dígame ¿de qué? ¿De haber vivido esa época? ¿De haber estado allí?'. Las preguntas son de la directora alemana Leni Riefenstahl, que hoy cumple 100 años. Ha sido la más famosa realizadora de su país durante el siglo XX. Un honor debido a dos de su escasa media docena de películas: El triunfo de la voluntad (1935) y Olimpiada (1938). Ambas, realizadas con el favor de Hitler. Ambas, consideradas hoy piezas maestras.

Exactamente 48 años después de su última obra, la directora presenta ahora un nuevo trabajo documental, Impresiones bajo el agua. Un estreno que coincide con la publicación de una extensa biografía. Nunca se ha escrito y publicado tanto sobre esta mujer, que fue bailarina, escaladora, actriz, directora y amiga personal de Hitler. Pero muchas preguntas siguen abiertas.

Ella no se arrepiente de nada. Ni de su fascinación por Hitler, ni de sus hermosos trabajos sobre el nacionalsocialismo. 'Por ellos he cumplido una larga penitencia', afirma en uno de los documentales realizados sobre su vida (El poder de las imágenes, 1993).

Riefenstahl cumple hoy un siglo en su casa de Múnich, donde vive desde 1979 rodeada de lagos y naturaleza, con su compañero sentimental, cuarenta años más joven. Hará una fiesta, asegura, acompañada de un centenar de amigos, entre ellos Boris Becker, Leo Kirch, el famoso montañero Reinhold Messner... 'Todos fieles', anuncia esta mujer, que no sólo no está retirada, como cabría esperar de su edad, sino activa, con una vitalidad que muchos consideran el centro de su polémica genialidad.

Riefenstahl acaba de presentar su primera película tras 48 años de silencio cinematográfico: Impresiones bajo el agua, un documental de imágenes exquisitas grabadas en los fondos marinos. Un mundo lleno de seres vivos, sin humanos que le estropeen el paisaje, en el que se ha sumergido centenares de veces en los últimos años. Su amor por el riesgo no conoce edad. Así fue en los años treinta y en los sesenta, cuando se entusiasmó por África y se fue a vivir con los nubios de Sudán. Así es con 100 años.

Pronunciar el nombre de Riefenstahl es hablar de esta mujer tremendamente viva, atractiva, de ojos y manos en eterno movimiento; de una mujer coqueta, lista, adelantada a su tiempo, que baila, actúa, escala o graba de forma apasionada. Nombrarla en Alemania no es sinónimo de simpatía. Para muchos es citar 'su pacto con el diablo', sus estupendos trabajos cargados de estética fascista e ideología nazi. O recordar el horror de un pueblo que colaboró con la barbarie. 'El 90% de los alemanes siguieron entusiasmados a Hitler', dice ella. Y remueve así los interrogantes sin contestar.

Dicen que, para Hitler, Leni Riefenstahl representó la fémina ideal. Para ella, sin duda, conocer al dictador fue un acontecimiento inolvidable, allá por 1932 en un mitin en Berlín. 'Fue como si se abriera la tierra delante de mí', escribe en sus Memorias. Y ahí comenzó todo. 'Nunca me interesó la política', asegura la directora.

Obsesiva, perfeccionista, incansable e innovadora con su trabajo, dicen los que la conocen. Una aprovechada, aseguran los que la odian: nadie quedó en la Alemania nazi que le pudiera hacer sombra. Todos los grandes se marcharon.

Nadie sabe mucho de la verdadera Riefenstahl. De su obra, sí. Ha sido analizada, estudiada por activa y por pasiva, milimetrada, prohibida. Pero de la mujer oculta tras el nombre, tras el mito... Ni siquiera aquellos que se han preocupado de investigar su trayectoria. Esta semana se publica en Alemania una biografía autorizada por la protagonista en sus primeras fases, pero muy discutida en las últimas (no se habla con el autor, según confiesan en la editorial Aufbau-Verlag, Berlín): Riefenstahl. Eine deutsche Karriere, de Jürgen Trimborn.

La directora ya ofreció 'su verdad' en unas memorias publicadas en 1987, 1990 y 1992. Nunca desde que fue acusada de colaborar con el nazismo ha cesado de ofrecer su peculiar versión de los hechos. Ni siquiera cuando han aflorado datos que contradecían sus palabras. Esta semana lo volvió a repetir en una entrevista para la televisión N-tv: 'Sólo serví una vez a Hitler y fue en el rodaje de El triunfo de la voluntad'.

Insiste Leni Riefenstahl en su ingenuidad, en que ella no fue partícipe, no perteneció a ningún partido. Ella sólo miró, filmó, montó. Y nunca, desde el fin de la guerra, ha dado un paso atrás en sus afirmaciones. Lo que en otros fue silencio, en esta hija de comerciante de clase media fue decisión y repetición machacona: 'Yo no fui nazi ni lo soy; yo no fui antisemita'. Nunca atendió a las pruebas, a las evidencias que muestran que fue una habitual de Hitler, de Goebbels, que su nombre aparece en fiestas, citas... 'Ella es la única de las estrellas que de verdad nos entiende', escribe Goebbels en su diario (12 de junio de 1933).

Sus películas han recibido grandes premios. Es maestra del género documental en Estados Unidos y en Francia. Grandes directores han mostrado admiración por su trabajo. Pero nada de eso ocurrió en casa. Riefenstahl siempre se consideró merecedora de un homenaje. Muchos ponen el grito en el cielo ante tal posibilidad. Pero quizá ya esté sucediendo. En los últimos días ocupa enormes páginas de los periódicos; se le han dedicado horas y horas en la televisión, y hasta la actriz Jodie Foster insiste en rodar su vida. Quizá por la edad, quizá por el paso del tiempo, muchos han roto una lanza a favor de la directora en los últimos meses. El ex presidente del Goethe Institut, Hilmar Hoffmann, ha pedido una 'nueva valoración de sus trabajos'. 'Leni Riefenstahl es conocida en el mundo entero y apenas reconocida en su propio país... ¿qué es lo que no le pueden perdonar los alemanes?', se pregunta la revista Spiegel. Otros no se lo plantean. 'Leni Riefenstahl cumple 100 años. Todos lo celebran. Nosotros, no', escribe el diario Süddeutsche Zeitung.

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