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domingo, 22 de julio de 2018

Conquista del desierto: La Babel bahiense en su fundación

¿Hubo solo criollos entre los primeros pobladores?

La Nueva
Lejos de la antigua versión historiográfica, los documentos de época revelan que la Bahía Blanca fundacional era una verdadera Torre de Babel.


Ramón Estomba condujo una fuerza variopinta. Protagonistas de la fundación bahiense: africanos, entrerrianos, araucanos, tehuelches y gauchos. Ilustración de César Puliafito.

César Puliafito | La Nueva

   La Bahía Blanca fundacional era una verdadera Torre de Babel. Un mundo particular, en donde la lucha común por la supervivencia en el establecimiento exigía los esfuerzos y la inclusión de todos los protagonistas, sea cual fuera su raza o condición. La identidad bahiense debe reconciliarse con su propio origen y entender que su “gen” se conformó con “gente bravía”. Lejos de la antigua visión historiográfica fundada en la antinomia “blancos civilizados y aborígenes salvajes”, ahora la realidad marca que era difícil determinar quienes eran unos y otros… si los había.

   Los dos principales protagonistas de la fundación de la actual ciudad–puerto de Bahía Blanca, el “alma mater del proyecto”, Juan Manuel de Rosas, y el “fundador del enclave”, el coronel Ramón Estomba, superaron los obstáculos políticos, logísticos, administrativos y militares. Pero el máximo logro de ambos fue convencer a la gente.

   Rosas movilizó el contexto político y sobre todo al “gauchaje” que lo seguía. Muchas familias se sumaron a la “idea” del caudillo que respetaban. Los “parlamentos” con los caciques pampas en los que se empeñó personalmente (hablaba tehuelche y araucano) fueron indispensables para convencerlos de permitir el paso por sus territorios ancestrales.

   Estomba, veterano de la Guerra de la Independencia, condujo una fuerza variopinta conformada por criollos entrerrianos del 7 de Caballería, soldados africanos y brasileños de la Compañía de Cazadores”; soldados del Ejército de Chile, tehuelches del cacique Tetruel, araucanos vorogas del cacique Venancio Campos Coñuepan, europeos que revistaban en su Plana Mayor y en el Puerto de la Esperanza.



El coronel Estomba en uniforme de gala durante la campaña fundacional de Bahía Blanca. Ilustración de César Puliafito

   Alrededor de 400 militares, 450 auxiliares aborígenes, más las familias, el personal logístico, constructores, y pulperos. El total hablaba 5 idiomas distintos, sin contar dialectos y costumbres diametralmente opuestas. Estomba, que era uruguayo, logró conducirlos en una situación crítica de aislamiento y hostilidades violentas.

Los aborígenes

   Los Tehuelches autorizaron y apoyaron la expedición fundadora. El 1 de abril 1828, a la altura de la ciudad de Coronel Dorrego, el cacique Tetruel recibió a la columna de Estomba en su aproximación a la bahía Blanca con un gesto contundente: “portaba una Bandera Argentina”. Creía en la integración y fue fiel amigo de la Fortaleza. Falleció en 1830, enfrentando la invasión de los guerrilleros realistas Pincheira en las márgenes del arroyo Curamalal.

   Venancio Coñuepán nació en Chile. Era araucano de extracción voroga, por ser ese pueblo mapuche originario de la zona de Boroa. Ingresó desde Chile al territorio bonaerense persiguiendo a los Pincheira entre 1826 y 1827. Fue junto a su gente uno de los fundadores de Bahía Blanca. Llegó al grado de teniente coronel del Ejército Argentino. Murió defendiendo el pueblo, durante el malón de Calfucurá en 1836.

Los criollos

   Al Regimiento 7 de Caballería lo integraban santafesinos, y mesopotámicos en general, enrolados por un acuerdo entre las provincias de Buenos Aires y de Entre Ríos. También llegaron gauchos, colonos y trabajadores de la campaña bonaerense y la capital.
En 1829, llegó de Córdoba, donde estudió, la morena Ana María Piñeiro, tucumana de nacimiento y primera partera bahiense. Con el rescate de cautivos, mujeres y niños, el rango geográfico se ampliaba.

Los chilenos y el “Paraguay González”

   Junto a Venancio vinieron 30 soldados del Ejército de Chile al mando del teniente Juan de Dios Montero, de importante accionar contra los Pincheira, como en la fundación y defensa de la Fortaleza. Entre ellos el sargento Francisco Iturra, vaqueano y “lenguaraz”, llegó al grado de teniente coronel y Comandante Interino de la Guarnición en 1858 Murió en combate en marzo de 1859. Iturra contrajo enlace con la chilena y heroína bahiense Juana Seguel, que había sido secuestrada en Chile y rescatada de los Pincheira, por las fuerzas de la Fortaleza.

   El “Paraguay González”, apodado así por su nacionalidad, fue uno de los primeros pobladores. Se instaló en lo que hoy se conoce como “Loma Paraguaya”.

Los africanos

   Una proporción de más del 30% de las tropas regulares de Estomba eran negros africanos. Sesenta soldados de ese origen conformaban la 1º Compañía de Cazadores. Se les sumaron 80 prisioneros brasileños que fueron traídos de Patagones en julio de 1828. Combatieron con honor y se integraron a la comunidad.

   Otros hombres y mujeres de esa raza vinieron con el Regimiento Nº7 y entre los civiles.

Los europeos

   Algunos europeos se radicaron en 1828, o poco tiempo después; por ejemplo franceses como el agrimensor Narciso Parchappe, el comerciante Pierre Gascogne y los marinos destinados al Puerto de la Esperanza: Juan Riber, Francisco Buergar, Julio Montaña, Juan Ponche y Pedro Andrio.

   Los capitanes de marina Enrique Livanus Jones, Santiago “el cojo” Harris y su primo Edmundo Elsegood eran ingleses; Juan Plunkett, galés o irlandés; Domingo Laborde, español de Galicia; y Santiago Dasso, italiano. Con sus viajes entre Buenos Aires y Patagones fueron importantes en la consolidación del poblado.

   Otros españoles fueron el ingeniero militar Manuel de Molina y el sargento primero escribiente Pedro Sánchez.

Faustino, el bebé fundacional

   En 1834, el Estado definió los límites de ejido bahiense e instituyó las autoridades del poblado. Se designó Juez de Paz al escribano Francisco Xavier Casal, un catalán arribado a la Argentina en 1826. La pequeña aldea contaba con 741 habitantes, en su gran mayoría militares y familiares de las tropas.

   El arribo del cura italiano Giovanni Battista Bigio en 1835 fue vital en lo espiritual, como por la regulación de la inscripción de los nacidos, fallecidos y matrimonios en el libro parroquial: único registro civil en esa época. Recién a la edad de 9 años, el Cura inscribió y bautizó al primer ciudadano nacido en la Guarnición Bahía Blanca.

   El texto decía: “Marzo 27 de 1837 – En la Parroquia de N.S. Mercedes en Bahía Blanca, yo el cura bauticé a Faustino, hijo del finado Luís Espinosa y Dominga Godoy, Misioneros, nacido en abril de 1828.

   Fueron padrinos el sargento  Ignacio Olivera y Antonia Flores. En fe, Juan Baustista Bigio, Cura”

   El registro de los bautismos es elocuente “…150 indios; 133 mulatos; 27 negros africanos y 320 blancos”… una verdadera “Torre de Babel bahiense”.

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