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sábado, 13 de octubre de 2018

La caída del Muro de Berlín y la reactivación del tratado de Versalles


¿Por qué el día que cayó el muro de Berlín se activó el Tratado de Versalles?

Las deudas de guerra y el milagro económico de Alemania 





Javier Sanz | El Economista

En octubre de 2010, Angela Merkel abonaba el último pago correspondiente a las reparaciones de guerra que los países vencedores impusieron a Alemania tras su rendición en la Primera Guerra Mundial... Y todo por la letra pequeña.

Tras la Conferencia de Paz de París de 1919, que ponía fin a la Gran Guerra, y el posterior Tratado de Versalles, Alemania perdía 70.000 kilómetros cuadrados del territorio que ocupaba antes de la guerra, se quedaba sin sus colonias, que pasaron a manos del Reino Unido y Francia, su ejército se redujo a 100.000 hombres y tuvo prohibido fabricar cualquier tipo de material de guerra.

Además, tuvo que asumir la responsabilidad y culpabilidad de la guerra, se le impusieron las llamadas reparaciones de guerra, se excluyó a Alemania de la recién creada Sociedad de Naciones... Alemania quedó asfixiada por aquel tratado.

¿Quién iba a pensar en 1953, en plena Guerra Fría, que las dos Alemanias se reunificarían?

Todas estas circunstancias crearon el caldo de cultivo perfecto para que el mesías de turno vendiese su discurso. A esto habría que añadir la errónea medida tomada por el gobierno alemán para financiar las reparaciones de guerra, cuando emitieron grandes cantidades de dinero sin ningún tipo de control, lo que que produjo un incremento brutal de los precios.

Por ejemplo, el billete de metro pasó de 0,10 marcos en 1918 a 150 millones en los años 20; el sello más caro era el de 4 marcos y en 1923 era de 50.000 millones... Se emitían nuevos billetes con un valor nominal de millones, pero la verdad es que valía más el papel en el que se imprimían. En aquellos años no era raro ver a los niños jugando a hacer castillos con fajos de billetes o utilizarlos para encender la calefacción.

Y si el trasfondo económico era terrible, el social y político no era mucho mejor. Liberales, socialistas y comunistas crearon la llamada República de Weimar con mimbres demasiado quebradizos, con acuerdos de extraños compañeros de cama cogidos con hilos, lo que la dejaba expuesta a golpes de Estado a diestro y siniestro.

En medio de este caos social y político y una terrible crisis económica con casi 6 millones de parados, aparece Hitler, un líder mesiánico con un enorme poder de sugestión, ofreciendo revisar las condiciones del tratado para dejar de pagar las reparaciones de guerra, restablecer el prestigio de un ejército abatido y humillado, recuperar el nivel de empleo y el crecimiento económico anterior a la Gran Guerra, una sociedad sin clases en la que todos tuviesen las mismas oportunidades...

Con mucha gente pensando únicamente en echarse un mendrugo de pan a la boca, no es de extrañar que los alemanes se sintieran atraídos por aquel modelo de sociedad donde el bien común se anteponía al interés particular... El resto es ya de sobras conocido.

Reunidos en Londres en 1953, los aliados condonaron una buena parte de la deuda alemana

A las viejas deudas heredadas de la Gran Guerra, se añadían después las impuestas tras la Segunda Guerra Mundial. Aquella situación era completamente insostenible y la deuda imposible de pagar, pero todo cambió gracias a la Guerra Fría y la división de Alemania en 1949 en la República Federal Alemana (RFA, Alemania Occidental) y la República Democrática Alemana (RDA, Alemania Oriental). El Bloque Occidental entendió que necesitaba una RFA fuerte para que hiciese las veces de tapón frente al empuje comunista, y para ello debían aligerar su deuda.

Reunidos en Londres en 1953, los principales acreedores (EEUU, Gran Bretaña y Francia) decidieron condonar una parte importante de la deuda, además de convencer al resto de acreedores de que también lo hiciesen, y reestructuraron el resto para hacerla más llevadera. En aquella reestructuración hubo una partida (los intereses de las reparaciones de la Primera Guerra Mundial) cuyo pago quedó en suspenso y que cayó en el olvido porque muchos pensaron que nunca se daría el requisito impuesto para abonarla: la unificación de Alemania. ¿Quién iba a pensar en 1953, en plena Guerra Fría, que las dos Alemanias se reunificarían?

En 1989, con la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificación en 1990, terminó la suspensión de aquel pago y Alemania debió hacer frente a una deuda olvidada de unos 3.000 millones de euros procedentes de los intereses de las reparaciones impuestas en el Tratado de Versalles.

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