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lunes, 5 de agosto de 2019

Catalunya: Dos momentos de su independencia

El círculo de la historia


En el juicio al ‘procés’ y en el de Companys por el 6 de octubre se manejó el concepto del golpe de Estado 

Hoy y ayer. Estas imágenes están separadas por 84 años. Arriba, los acusados por el procés, entre ellos miembros del Govern. Abajo, Companys y sus consellers, juzgados por el 6 de octubre. (Luis R. Marín/Archivo - Tribunal Supremo/Efe)


Santiago Tarín, La Vanguardia

José Enrique Ruiz-Domènec termina su libro Informe sobre Catalunya (Taurus, 2018) con la siguiente frase: “La historia de Catalunya no es sino una eterna repetición”. Este debate es para otros foros, pero la verdad es que el juicio al procés y el de Companys por el 6 de octubre presentan notables coincidencias, como el hecho de que en ambas ocasiones la Fiscalía hable de golpe de Estado. Hay características que se repiten, pero también apreciables diferencias entre los episodios.
El banquillo

Por el procés están siendo juzgados en el Tribunal Supremo nueve exmiembros del Consell Executiu (Junqueras, Romeva, Rull, Turull, Bassa, Forn, Vila, Borràs y Mundó), la expresidenta del Parlament (Forcadell) y dos líderes de organizaciones sociales (Sánchez y Cuixart). Por el 6 de octubre se sentaron en 1935 en el banquillo del Tribunal de Garantías Constitucionales siete integrantes del Govern: Companys, Esteve, Lluhí, Barrera, Mestres, Gassol y Comorera. En 1934 se fue al extranjero un conseller, Dencàs. En el 2017, el expresident y cuatro consellers: Puigdemont, Comín, Ponsatí, Puig y Serret.

La DUI y la República

El 6 de octubre de 1934, Lluís Companys, president de la Generalitat, proclamó “el estado catalán dentro de la República federal española”. El 10 de octubre del 2017, Carles Puigdemont, president de la Generalitat, anunció esta resolución del Parlament: “Constituimos la República catalana como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social”. La realidad de Companys duró diez horas, tras la intervención del ejército. La de Puigdemont, segundos, después de que este mismo la dejara en suspenso. Las palabras de Companys no ignoraban a España, sino que la transformaban en un Estado federal. En su declaración en el juicio, Companys aseguró que “iba a defender la República que estaba en peligro”, si bien admitió que el citado estado federal “no estaba constituido más que en mi mente”. La DUI separaba Catalunya y España. En sus testimonios ante el tribunal ahora, los acusados han sostenido que la DUI no era más que una declaración simbólica para seguir negociando.

Los fiscales de hace 84 años y los de ahora coinciden en que había cauces legales para las reclamaciones

Mandato popular y legitimidad

El Govern de 1934 actuó mientras había una revuelta en España promovida desde los partidos de la izquierda porque llegaron al Gobierno formaciones de derecha, a los que tildaban de enemigos de la República y a los que acusaban de fraguar un golpe fascista. El Govern de 2017 decía actuar por un mandato popular que situaba por encima de la ley. El fiscal de 1935 expuso que el relevo gubernamental se hizo por los cauces legales y reglamentarios. Los fiscales del 2019 insistieron que sin ley, no hay democracia. Ambos representantes de la acusación han coincidido en una cosa. La frase de 1935: “Se trata de uno de los alzamientos denominado golpe de Estado”. La del pasado martes: “El procés fue un golpe de Estado”.

La violencia

El 6 de octubre de 1934 ocurrió en un periodo revolucionario en España, en el cual murieron más de 1.700 personas entre soldados y civiles, principalmente en Asturias. En Catalunya, depende de las fuentes, hubo entre 50 y 78 muertos. Por el 1 de octubre de 2017, según los datos aportados por las defensas, resultaron lesionadas 1.066 personas, cinco graves. Tres por traumatismo craneal, uno por infarto y otro por pérdida de globo ocular (que además está siendo investigado por agredir a un policía). Ningún muerto. La diferencia entre ambos episodios es abismal, pero los tiempos han cambiado. La Fiscalía actual insiste en que existió violencia. Fue la necesaria, aseguraron, y además los miembros del Govern sabían que podía producirse y se sirvieron de ella. Esta semana, el Ministerio Público incidió en que no sólo cuenta el ataque físico, sino también la coacción. La violencia ambiental ya ha sido recogida en sentencias del Supremo, como la del cerco al Parlament, entonces aplaudida por el Govern de la Generalitat de Artur Mas, donde estaba Francesc Homs, ahora abogado de la defensa.

La Constitución

En el juicio de 1935, el Fiscal de la República sostuvo que se buscaba “sustituir un gobierno constitucional por uno anticonstitucional” y que en Catalunya “el estado espiritual de rebeldía estaba latente”. Solicitó una condena por rebelión militar. El Tribunal de Garantías Constitucionales impuso 30 años por este delito. En el juicio al procés, los fiscales del Estado expusieron que no se trató de un asalto al poder porque ya lo tenían, sino de liquidar la Constitución en una parte del territorio, en el cual se declararía la independencia. Esto para ellos es una rebelión, sin apellido. Tanto en 1935 como en 2019, los fiscales han coincidido en algo: los acusados tenían cauces legales para canalizar sus aspiraciones y no lo hicieron.

La historia será un círculo, o tal vez no, pero presenta notorias coincidencias.
La declaración de 1934 convertía España en un estado federal; la DUI separaba Catalunya del resto

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