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martes, 11 de mayo de 2021

Peronismo: Sabina Frederic nos dice lo bueno que fue un cobarde como Perón para la enseñanza de la historia militar

La actual y completamente inútil ministra de seguridad de Argentina escribe un panfleto en la agencia izquierdista Paco Urondo (homenaje a un terrorista de Montoneros suicidado en Mendoza) sobre ciertos supuestos aportes de Perón al entendimiento de la Historia Militar. Más aún, comenta que Perón contemplaba la disyuntiva de tener en los años 30 una clase militar argentina que nunca había combatido, al contrario que las camadas de décadas previas que todavía guardaban en sus filas veteranos de la Guerra del Paraguay, de la Conquista del Desierto o del Chaco. Resulta interesante que este militar Perón cuando sí tuvo en su manos la conducción militar durante la Revolución Libertadora simplemente huyó de sus responsabilidades dejando a sus tropas abandonadas a un "enemigo" cuatro veces inferior en números. La huida hacia el Paraguay es un simple acto de suprema cobardía: ¿ese señor puede enseñar historia militar a alguien?


La consolidación de una pedagogía basada en la experiencia

Agencia Paco Urondo



Ilustración: La batalla de las Termópilas, Mort Cinder, escrita por el terrorista montonero Hector Germán Oesterheld y dibujada por Alberto Breccia.

Por Sabina Frederic*.


Apuntes es un texto lejano. Distanciado del escenario contemporáneo en el que se reconstituyeron las fuerzas armadas en buena parte del mundo occidental y particularmente en Argentina. Ausente de la escena actual está el esquema de “la nación en armas” o “fuerzas armadas de masas”, desterrado con la Posguerra Fría. Hoy el concepto de profesionalización de las fuerzas armadas remite en principio al hecho de que todos sus integrantes son voluntarios o voluntarias. Reclutar y retener, viene siendo un desafío desde la suspensión o abolición de la conscripción. La voluntariedad alteró radicalmente la estructuración y funcionamiento interno de la jerarquía y sobre todo de la conducción, uno de los temas que desvelaba al Mayor Juan Domingo Perón en Apuntes. Con la disolución de las fuerzas armadas de masas también desaparecieron paralelamente las grandes guerras, mientras el tipo de conflicto contemporáneo movilizó nuevas operaciones con militares.

Sin embargo, en un plano Apuntes sí es un texto cercano. Su historia militar de la guerra se inscribe enérgicamente en ese campo epistémico de conocimientos que busca diferenciarse de la historia académica de la guerra. Como ocurre actualmente, promueve la diferenciación de los saberes militares para reponer una historia “militar” de la guerra y destacar una suerte de teoría de alcance sino universal, al menos general. Quiero decir que la vigencia de Apuntes se inscribe en la reflexión que su libro contiene acerca de cómo enseñar a hacer la guerra, una materia que si bien es la función principal de los militares es la menos probable de practicar. “Su objeto [historia militar], según lo define Balk, es: -conducir la guerra- con experiencia ajena, porque la propia es difícil poderla cosechar, cuesta cara y llega tarde” (Perón, 1974:21).

Escrito en 1932, entreguerras, Apuntes ofrece una defensa del método de la enseñanza de la teoría y práctica de la guerra a un Ejército argentino ya profesional. Desde Domingo Faustino Sarmiento al General Pablo Ricchieri pasando por Julio Argentino Roca, en la Posguerra del Paraguay, se pasó de la formación en el campo de batalla a la academia. Aunque no sin disidencias, a comienzos de 1930 el Ejército argentino ya contaba con varias generaciones de militares formados en carreras institucionalizadas sin la experiencia concreta de la guerra.

En ese escenario, enseñar a hacer la guerra sin haberla practicado debió ser un dilema pedagógico para oficiales comprometidos con la tarea docente como Perón. Quizá también esa reflexión pedagógica sobre la guerra interestatal fuese un modo de poner freno a las intervenciones militares en conflictos internos, y a establecer una doctrina única. En cualquier caso, queda claro que su objetivo era despuntar la experticia militar y sus métodos de transmisión, en un escenario de conflictividad interna sobre modelos a seguir. Para Perón la historia de la guerra era un método de enseñanza de los principios y dimensiones de la guerra fundado en los hechos y no en posiciones morales, ni en verdades dogmáticas.

¿Qué encontramos hoy? El Colegio Militar de la Nación cuenta con una asignatura llamada “Teoría de la Guerra y Pensamiento Militar Universal entre 1815 y 2003” para cadetes del 3° año, y con una “Historia de las Campañas Militares Argentinas” para los de 4° año. Por consiguiente, la enseñanza contemporánea de la guerra, discrimina en dos asignaturas lo que Apuntes intentaba discriminar en la historia militar. Además, otras asignaturas de nivel universitario completan la formación. Pero también existe doctrina consolidada como el Manual de Ejercicio del Mando editado en los años 1970 que abstraído de la naturaleza particular del conflicto ofrece al Ejército y a la Gendarmería, los principios teóricos que Perón sondeaba en su Apuntes.

Es que solo un tercio de Apuntes refiere a la historia militar de las guerras para concentrarse en: la conducción, el comando y el conductor, en la guerra, prioridades en su consecución. Como agudamente observa Fernando Balbi (2009) su antecedente en la reflexión de la conducción política. Escribe Perón: “De los numerosos factores que influyen en la guerra, sin duda alguna, el conductor representa uno de los más decisivos, y en sus capacidades (físicas, morales e intelectuales) descansa, a menudo; el destino del pueblo cuyo ejército conduce. Arte militar y conductor· son los dos elementos inseparables. De ellos las operaciones dependen en su totalidad” (1974: 237).

Actualmente, Apuntes está en la biblioteca de la Escuela Superior de Guerra Conjunta donde se forman los oficiales de Estado Mayor. No es material de lectura obligatoria en ninguna instancia de formación de carrera pero muchos oficiales que pasaron recientemente por ella lo leyeron junto a otros textos del Perón militar. Sin duda, la literatura se actualizó y el diálogo de la historiografía académica con la militar, resultó provechoso para ambas.

No obstante, la especialización que reciben esos oficiales para conducir unidades de batalla, tiene en la historia militar el núcleo de conocimientos fundamentales para la comprensión de los niveles estratégicos y tácticos de una operación militar. El recurso a esta materia se replica en las escuelas de guerra de otras fuerzas armadas occidentales. Entonces no pierden vigencia afirmaciones tales como: “La historia militar, como materia que estudia la conducción de los ejércitos, debe determinar esas normas o principios, de cuya aplicación, en cada caso, hará un examen bien fundamentado. De ese examen saldrá qué principio se ha empleado y por qué, como también cuáles no se han · empleado y qué fundamentos se han tenido en cuenta para prescindir de ellos.” (Perón, 1974:293)

La relectura de Apuntes en clave epistemológica y pedagógica, sí nos invita a indagar el modo en que las lecciones aprendidas de la Guerra de Malvinas y de las operaciones militares contemporáneas, se tornan insumo de: la historiografía militar, la doctrina y la transmisión de saberes.

*Universidad Nacional de Quilmes-CONICET.

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