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miércoles, 2 de agosto de 2023

Buenos Aires: El terremoto de 1888

 

La madrugada que un terremoto hizo saltar de la cama a los porteños y un tsunami llegó a Uruguay

Al no tener montañas cerca, los porteños repiten que no puede haber sismos. Error. También puede ocurrir en lugares semi llanos. El 6 de junio de 1888, la “Falla del Río de la Plata” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses


Plaza de Mayo

Los porteños -que hasta el gentilicio nos hemos apropiado indecorosamente, dado que en toda ciudad con puerto sus habitantes son porteños- entre las muchas cosas que nos jactamos es que nunca hubo terremotos en nuestra ciudad. Jamás. Repetimos como loritos: “…al no tener cerca montañas, la ciudad no tiene terremotos…”. Por supuesto, damos por hecho que en la provincia de Buenos Aires tampoco hay sismos, ni se pueden producir en el vecino Uruguay. Error.

Si bien los movimientos telúricos se dan mayoritariamente en lugares montañosos, también puede ocurrir en lugares semi llanos. De acá se desprende otro mito instalado y falso que nos refiere que la ciudad es totalmente plana, y no lo es en absoluto. La zona más elevada se encuentra en el barrio de Villa Devoto, ubicado en el oeste de la ciudad. El punto más alto de la ciudad es la esquina de avenida Francisco Beiró y avenida Chivilcoy, a 26,71 m. sobre el nivel del mar. Por ese motivo, en ese lugar se encuentra el imponente edificio del “depósito de gravitación de aguas de Villa Devoto”, que contiene 12 tanques de hierro de 6.000 m3 cada uno con una capacidad total de 72.300.000 litros.

El punto es que en la actual ciudad de Buenos Aires sí hubo terremotos. Y varios. Debajo del río color de león esconde la llamada “Falla del Río de la Plata”, que recorre la zona central del ancho río homónimo, y se interna en el Río Uruguay, que marca la frontera entre Uruguay y Argentina. Y el 6 de junio de 1888, la “falla” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses.

Miguel Juárez Celman gobernaba la Argentina y el intendente de la Ciudad de Buenos Aires era Antonio F. Crespo. Vivían, en la urbe que se agigantaba, seiscientos mil habitantes aproximadamente. La ciudad muy lentamente dejaba de ser “la Gran aldea” para ir, poco a poco, convirtiéndose en una importante metrópoli. La recova de la Plaza de Mayo ya había caído en mayo de 1884. No existía aún la avenida de Mayo, y el Cabildo poseía su estructura original. Todavía se veían por las calles aguateros, escoberos, afiladores, y demás vendedores ambulantes de la época.


El Obelisco con su torre original que fue amputada en 1884, al crearse la Avenida de Mayo. Al mutilarse la parte izquierda del edificio, corría peligro de derrumbe

Las mujeres comenzaban a usar lo que se denominó el “polisón” (una suerte de armazón que se colocaba para abultar la zona trasera del vestido, debajo de la cintura) y los hombres cárdigan blanco y pantalones a rayas, todo de algodón. Las tiendas San Miguel (actual “Palacio San Miguel”, frente a la iglesia homónima) competían con sus vidrieras con la tienda fundada por el santiagueño Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Gath. La ciudad poseía un ritmo cuasi pueblerino, de siestas prolongadas y con muy poca gente por la calle. Lo más alto en ella eran los campanarios de las iglesias.

El martes 5 de junio fue muy frío, por demás. Y esa noche todos se fueron a dormir sin mayores novedades. Pero a las 00:20 del día miércoles 6 de junio se desató el caos en ambas orillas del Río de la Plata.

Es innegable que la Argentina y el Uruguay forman parte de un todo, somos hijos de una misma madre. Los porteños, los montevideanos y los habitantes de Colonia del Sacramento, lo primero que oyeron fueron las campanas de las iglesias sonando a deshora y de manera suave, y a los pocos segundos un sacudón los hizo saltar de sus camas, literalmente. Pero todavía no comprendían lo que ocurría. El piso se movía fuertemente. Un ruido sordo que provenía del subsuelo ensordecía a las personas. Era un terremoto.

El temblor se produjo a unos 30 kilómetros de profundidad del lecho del río. Con epicentro entre las ciudades de Colonia y Buenos Aires (34º36′0″ S, 57º 53′ 59″ O, a 30 km de profundidad), con una magnitud grado 5,5 de Richter y una duración de entre 45 y 58 segundos. Hubo réplicas a las 3.12 (la más fuerte y larga) y 5.10. Esta vez el epicentro se ubicó 15 kilómetros al Sur de Colonia del Sacramento y 41 kilómetros al este de Buenos Aires.


Río de la Plata (Archivo general de la Nación)

Con lo puesto, los vecinos salieron a los patios y a la calle. Vale recordar que prácticamente no había alumbrado público en las ciudades. Pero el sismo vino con otro regalo: un tsunami, el primero registrado en el Río de la Plata. Esto fue relatado por el diario La Lucha de Colonia, que expresó: “El vapor Saturno, que venía de la capital vecina (Buenos Aires) navegaba tranquilo por el centro del canal con más de 20 pies de agua cuando de pronto se detuvo como si tocara el fondo. El capitán hizo echar la sonda pero se encontró con que el barco, movido por una fuerza oculta, zarpaba por sí mismo de la varadura y seguía su camino”.

Desde Montevideo, que también sintió el sacudón, corresponsales del diario de “El municipio” de Rosario (Santa Fe) telegrafiaron lo siguiente: “Anoche a las 12:20 sintiese en ésta (ciudad) un fuerte temblor. Durante toda la fría madrugada numerosos grupos vagabundeaban por las calles temiendo se reprodujese nuevamente el fenómeno. Hubo un primer pulso no tan fuerte, luego un reposo y posteriormente un segundo y ya fuerte pulso que duró 58 segundos”


La Iglesia de la Piedad fue el único edificio de Buenos Aires que sufrió daños por el terremoto de 1888

Como comentamos anteriormente, la ciudad de Buenos Aires era pequeña. Pero el único registro de caída de mampostería que se tiene a mano ocurrió en el templo de Ntra. Sra. de la Piedad, ubicado en las actuales Paraná y Mitre. En dicho templo se estaban realizando refacciones y ampliaciones. El movimiento hizo que varios muros en construcción de dicho templo cayeran al piso. También sucedió una leve inclinación del campanario, que luego fue subsanada.

El diario uruguayo “La Tribuna Popular” publicó lo siguiente: “El maderamen de las casas crujía fuertemente, las lámparas se bamboleaban, los muebles se movían y los cuadros caían de las paredes. Se rompieron objetos de cristalería y se pudo ver porcelana saltando de los aparadores. Los habitantes han permanecido en vela parte de la noche, azorados a causa de un fortísimo temblor de tierra”.

Pero este no fue el primer sismo de la cuenca del Plata. El anterior se había producido el 9 de agosto de 1848 a las 18 horas y 35 minutos, con una duración aproximada de 5 segundos, acompañado de una serie de réplicas, la última el 11 de septiembre, con duraciones que oscilaron de entre 2 y 16 segundos, presumiendo que su epicentro pudo situarse en la cuenca de Punta del Este.


La costa de la ciudad de Buenos Aires en la época del terremoto. En primer plano las lavanderas. Detrás, la Aduana Taylor

Los movimientos telúricos siguieron ocurriendo en la cuenca del Río de la Plata. De ellos se tiene registro por la prensa, los libros y distintos observatorios sismológicos. En Uruguay ocurrieron el 27 de octubre de 1894, el 13 de junio de 1907 y el 17 de diciembre de 1920. El 26 de junio de 1988 a las 3:24 horas de la madrugada “ocurrió un evento que se dejó sentir en la zona de Punta del Este y Maldonado, causando cierto grado de alarma general”. La zona del epicentro se localizó en la costa este del Uruguay. El 10 de enero de 1990 a las 22:30 se produjo un sismo con una intensidad de 3 grados en la escala modificada de Mercalli. Afectó la localidad de La Paloma en el departamento de Durazno. A las 19:08 del 4 de octubre de 2014 el sismógrafo registró un movimiento en el departamento de Lavalleja, muchas personas lo percibieron y realizaron consultas a la policía. El 12 de enero de 2015 a las 17:22 se reportó un sismo y también un pequeño tsunami.

Los testimonios hablan de que mucha gente que estaba en la playa de Paso Carrasco notó que las aguas se retiraban y luego llegaba una masa de agua mayor a la común, aunque no produjera ninguna clase de daños. El 23 de marzo de 2016, a las 23.26 horas en la zona entre Punta de Lobos y Punta del Tigre, en la costa oeste de Montevideo se registró un evento muy localizado que se sintió desde el Cerro, al Este y hasta Santa Catalina. El 24 de noviembre de 2016 se registró un sismo cuyo epicentro se produjo cerca de la ciudad de Sauce (Canelones). Aunque el fenómeno impactó ayer a la población y despertó las consultas de cientos de personas. El 8 de mayo de 2021, se registró un terremoto en Montecoral, Departamento de Florida, en una zona que se sacudió hasta que los indicadores se clavaron en 4,4 en la escala, lo que significa que fue el segundo sismo más grande de la historia de la región desde aquel de 1888.

En esta orilla del río más ancho del mundo, también tuvimos nuestros episodios que todos recordamos, el 9 de agosto de 2016 ocurrió un evento de 3.9 grados en la escala de Richter, que fue sentido en la zona de Guaminí y también se produjo otro el 7 de noviembre de 2016, de magnitud 4.

El 30 de noviembre de 2018, a las 10:27 de la mañana, hubo un tercero, con epicentro a 32 km al sur de la ciudad y a 25 km de profundidad; y magnitud de 3,8 en la escala de Richter. Se sintió con fuerza en La Plata y la zona sur del Conurbano, que también repercutió en la Ciudad de Buenos Aires, informó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).

En noviembre de 2016, la facultad de ciencias de la universidad de la República de Uruguay, publicó un documento donde señala:

“El riesgo sísmico en la Cuenca del Plata no es nulo, como lo prueban registros históricos de sismos con intensidades bajas a moderadas. Merece destacarse el sismo ocurrido en 1888 que afectó a ambas costas del Río de La Plata, produjo daños de cierta significación y hasta un tsunami en las aguas del Río de La Plata. En esa época la población era escasa. La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se considera el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública… No obstante, la sismicidad de la Cuenca del Plata es virtualmente desconocida, en buena parte debido a la carencia de observatorios sismológicos en Uruguay (y en sus cercanías). Este desconocimiento implica que no puede evaluarse con precisión el riesgo sísmico real de la región así como la localización, extensión y actividad de las potenciales fallas activas. La instalación de la actual red de observatorios sismológicos en nuestro país permitirá comenzar a subsanar este déficit.”

Como hemos leído, a los porteños la madre naturaleza se encarga muy bien de movernos el piso, de vez en cuando, para que nos bajemos del caballo al cual nos hemos subido.


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