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martes, 22 de abril de 2025

Chile: Araucanos recuerdan con cariño la Pacificación de la Araucanía

Estatuas y culto a los genocidas




Usted se preguntará, ¿quién era ese weón que estaba arriba de un caballo en la plaza más famosa de Chile? ¿Por qué los fascistas lo quieren tanto?
Bueno, lo primero que debe saber es que el general Baquedano era un soldado de limitada capacidad táctica, famoso por promover saqueos, robos, violaciones y muerte por donde transitaba.
Estuvo a cargo de la usurpación y genocidio del Wallmapu, mal llamada pacificación de La Araucanía, luego de que el Estado de Chile rompiera los tratados pactados con las comunidades Mapuche durante la independencia.
Sí, la aristocracia latifundista, históricamente carente de principios, rompió lo pactado en el "Parlamento de Tapihue" y envió al ejército a realizar una de las labores más atroces de su historia: el genocidio Mapuche.
Uno de los encargados de comandar esa tarea fue el general Baquedano, el weón que tuvo por casi un siglo una estatua en uno de los lugares más emblemáticos del país.
Cabe recordar que el tratado de Tapihue era un tratado de paz que garantizaba una sana convivencia entre Chile y el Wallmapu:

“Los gobernadores o Caciques, desde la ratificación de estos tratados, no permitirán que ningún chileno exista en los terrenos de su dominio por convenir así al mejor establecimiento de la paz y unión, seguridad general y particular de estos nuevos hermanos.” (Tratado de Tapihue, art. 18).


Fue tan cruenta la campaña del ejército que se cifra en 70 mil los Mapuche asesinados, sin contar los cientos de miles que murieron por hambre y desolación luego de la campaña.
Posteriormente, durante la Guerra del Pacífico, Baquedano utilizó lo aprendido en el Wallmapu y dirigió en persona las batallas de Miraflores y Chorrillos, dos actos de ocupación en donde el Ejército de Chile realizó saqueos, violaciones e incendios contra la población civil.
Hay fuentes que atestiguan la crueldad de la operación. El New York Times por ejemplo recogió la protesta por el “bárbaro asesinato de numerosos extranjeros” cometido por los criminales de guerra chilenos en Chorrillos, Barranco y Miraflores. Cabe recordar que EE.UU era un país aliado en dicha guerra, aun así no pudo desconocer las atrocidades cometidas por el general y sus colegas, y alzó la voz.
Finalmente, no hay que olvidar que Baquedano traicionó al presidente Balmaceda, permitiendo que la aristocracia latifundista se consolidara en el poder en 1891, sumiendo a Chile y su clase obrera en un período de hambre y dolor.
Con esta pequeña información, podemos entender por qué la figura de Baquedano es tan importante para esos que tienen sueños húmedos con los fusiles. Baquedano es un reflejo de lo que ha sido el ejército y la élite chilena, por eso la derecha defiende su estatua.
PD: La estatua en la plaza la inauguró el dictador Carlos Ibáñez del Campo, otro genocida.

Fuentes

Ahumada, Pascual, editor. 1888. Guerra del Pacífico. Tomo V. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello.
New York Times, New York, 2 de marzo de 1881
Vargas, Moisés editor, Ministerio de Guerra de la República de Chile. 1979. Boletín de la Guerra del Pacífico 1879-1881. Santiago: Editorial Andrés Bello.


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