domingo, 21 de abril de 2024

Crisis del Beagle: Las misiones de los paracaidistas argentinos

Asalto aerotransportado a Chile





Ca "Leopardo"- Acto de soberanía, el 24 de noviembre de 1978, partiendo de la base aérea del Palomar, rumbo a Ushuaia al intento de recuperar las islas Nueva,..Picton y Lennox,..en litigio con Chile.




En esta foto se puede ver al sacerdote dando la extremaunción el día 19/12/78, en el Regimiento de Infantería 2 Paracaidistas…



Ese 22 de Diciembre el avión estuvo listo para saltar en Santiago con 60 Paracaidistas y otro grupo de comandos para neutralizar las comunicaciones y lograr el cruce de la infantería.

sábado, 20 de abril de 2024

Tierra del Fuego: Ramón Lista, sus masacres y su conversión final

Ramón Lista: el prestigioso naturalista, responsable de una atroz masacre de onas y su sorprendente conversión

Personaje por demás controvertido de la historia, fue el responsable de una de las primeras masacres de pueblos indígenas. Eximio naturalista y geógrafo, Experimentó una suerte de conversión que llevó a defender la existencia del indígena

Ramón Lista, el responsable de una de las primeras matanzas de indígenas en Tierra del Fuego

Ramón Lista era oficial mayor del departamento de Marina cuando en 1886 fue designado por el gobierno para explorar la parte argentina de la Tierra del Fuego, en un área comprendida entre el cabo Espíritu Santo al norte y la bahía Aguirre al sur.

Había nacido en Buenos Aires el 13 de septiembre de 1856, su abuelo había sido un militar de renombre en las guerras de la independencia y en las luchas civiles. Como integrante de la Sociedad Científica Argentina realizó diversas expediciones tanto al sur, como cuando recorrió el río Santa Cruz o bien cuando estudió el territorio misionero. En Europa había profundizado sus estudios de ciencias naturales y geografía.

Población Selk'nam, también llamados Onas, Tierra del Fuego, fines del siglo XIX (Archivo General de la Nación)

En esta expedición fue nombrado su ayudante el cirujano de segunda clase de la Armada Polidoro Segers y fue asistido por una escolta de 25 soldados, comandados por el capitán de caballería José Marzano. Completaba el grupo el cura salesiano José Fagnano, fundador y director de la misión en Carmen de Patagones. En noviembre de 1883, elevado a la categoría de monseñor, el religioso había sido nombrado por la Santa Sede Prefecto Apostólico de la Patagonia Meridional, Tierra del Fuego y Malvinas.

El 31 de octubre zarparon en el vapor Villarino, que estaba al mando del capitán de fragata Federico Spurr. Completaba el pasaje algunos que desembarcarían en Chubut. El 2 de noviembre distinguieron la torre de la iglesia de Mar del Plata, luego hicieron una escala en el río Negro y cuando entraron a Santa Cruz, comprobaron que el paisaje no había cambiado con el correr de los años, y que se veía la misma soledad y la ausencia de vegetación.

A Río Gallegos la llamaban “la California del sud” por los buscadores de oro que se aventuraban en sus tierras en la búsqueda del precioso metal. El 20 de noviembre pusieron proa al destino final. Al día siguiente llegaron a la bahía de San Sebastián, ubicada en el norte de la isla de Tierra del Fuego.

La zona de San Sebastián, en el norte de Tierra del Fuego, por donde desembarcó Ramón Lista

Por un lado desembarcó el capitán Marzano con diez hombres y seis mulas, mientras que en una lancha a vapor lo hizo Lista, llevando víveres y equipos. Segers y Fagnano quedaron a bordo para supervisar la descarga y el desembarco de unas cincuenta ovejas que habían llevado para tener carne fresca.

Eligieron un pequeño cañadón para levantar el campamento. La gran incógnita la representaban los indígenas, de los que poco y nada se sabía. Sobraban los comentarios y las habladurías entre el grupo de hombres, que decían que los selk’nams se comían a las viejas, que eran enanos con cola y que vivían bajo tierra.

Con el correr de las horas, algunos de ellos se hicieron ver pero enseguida corrían ante la presencia de los centinelas. En una de esas corridas, incendiaron el pasto para cubrir su huida. Por precaución, se mandó cargar las armas, según el relato que dejó escrito el propio Lista.

Mientras tanto, continuó la descarga de unos 80 o 90 cajones con víveres, provisiones y enseres.

El fatídico 25 de noviembre, Lista dispuso que había que conocer el lugar donde vivían los indígenas. A las siete de la mañana salió junto al capitán y diez soldados. Demoraron dos horas de marcha, a veces al paso y otras al trote, para dar con la toldería.

Era evidente que los indígenas los habían visto y habían escapado, porque no había nadie, aunque los fuegos estaban encendidos. Uno de los soldados, expertos en seguir rastros, dio la posición donde estaban, justo detrás de una loma, a unas tres leguas de la bahía.

Tapa del libro en que Lista realiza una pormenorizada descripción de Tierra del Fuego y donde relata el trágico episodio con los onas

Cuando llegaron al lugar, los naturales volvieron a escapar y dejaron a un bebé, que los soldados colocaron sobre la grupa de una mula.

Cuando los soldados los alcanzaron, los indígenas estaban protegidos, formando un semicírculo. Según Lista, fueron recibidos por una lluvia de flechas. Ordenó no responder el ataque, aunque dispuso disparar sin dirección.

La reacción provocó una nueva andanada de flechas, una de las cuales hirió a un soldado cerca de su tetilla izquierda. Los indígenas volvieron a ocultarse.

La noche se acercaba y Lista pretendía terminar con la amenaza que suponía para el campamento este grupo de selk’nams, y decidió atacarlos. A la izquierda estaba el capitán con tres soldados, al centro él mismo, y a la derecha el resto de los hombres.

En la arremetida, el capitán resultó herido en la cabeza por una flecha pero continuó avanzando. Las descargas de las carabinas fueron letales: en instantes resultaron muertos 28 indígenas, entre ellos se distinguía un hombre de cuerpo atlético, que Lista dedujo que era el jefe.

Dijo haber hecho nueve prisioneros, a los que hizo embarcar para enviarlos a Buenos Aires. Eran tres mujeres y seis niños.

Dos días después le escribió una carta al presidente Miguel Juárez Celman. A pesar de la gravedad del hecho vivido, comenzó describiendo el paisaje fueguino y se lamentó que “la existencia de oro parece problemática” y que “hasta ahora no hallé ni una sola pajilla de ese metal”.

Luego describió el combate “que tuve que librar con diez hombres contra cuarenta salvajes ocultos en los matorrales”, “a pesar de nuestras demostraciones pacíficas, pretendieron rechazarnos arrojándonos un enjambre de flechas”.

Mujeres selk'nam, a orillas del Lago Fagnano, en una foto alrededor de 1905 (Archivo General de la Nación)

Admitió haber matado a 26, “todos de estatura gigantesca y de corpulencia similar a los tehuelches”.

Fagnano le protestó airadamente y le recriminó que con persuasión y paciencia podrían haber llegado a un acuerdo con los nativos. Lista amenazó con fusilarlo.

Lo anteriormente descripto fue escrito por el propio Lista en su libro “Viaje al país de los onas – Tierra del Fuego”, que dio a conocer en 1887. Estaba convencido de que los fueguinos eran antropófagos y que si eran capturados sostenía que hubiesen sido degollados o torturados.

La otra versión era mucho más cruel. En la expedición de Lista por localizar a los aborígenes, cuando los encontraron, dio la orden de disparar. Y que cuando creyeron haber matado a todos, encontraron a uno oculto en los pastizales y lo remataron de 28 tiros.

La expedición finalizó a fines de enero del año siguiente. Cuando volvió a Buenos Aires, ni él ni sus soldados sufrieron castigo alguno. Fue nombrado en 1887 gobernador de Santa Cruz, cargo que ejerció hasta 1892. Ocupó gran tiempo en explorar la región.

Lista sería el fundador de la Sociedad Geográfica Argentina y era un verdadero apasionado por la ciencia. Escribió varios libros y trabajos sobre arqueología, antropología y ciencias naturales.

Con el correr del tiempo fue cambiando su visión sobre el indígena, cuando opinaba que era una “raza degradada, que seguramente ocupa el bajo nivel entre todos los pueblos salvajes”. En su estancia en el sur había formado familia con Koila, una mujer tehuelche. Aprendió a entenderlos, a estimarlos y a valorarlos, al punto de escribir un libro sobre ellos “Los tehuelches, una raza que desaparece”, editado en 1894.

En Buenos Aires permanecía su esposa Agustina Pastora Andrade, la hija del poeta Olegario Víctor Andrade, con quien se había casado en 1879 en la iglesia de San Ignacio. Tenían dos hijas.

Por un tiempo acompañó a su marido en las lejanas tierras del sur, pero luego decidió regresar a Buenos Aires cuando, al parecer, ella se enteró de la amante de su marido y de la existencia de una hija, Ramona Cecilia, a la que le ha dado su apellido.

Su esposa terminó su vida con un tiro en el pecho. El presidente Carlos Pellegrini lo hizo llamar a Buenos Aires y debió dejar la gobernación. Sus viejos amigos y personajes influyentes lo abandonaron y fueron inútiles sus esfuerzos por conseguir trabajo. En 1896 encaró una expedición al chaco salteño y el 23 de noviembre de 1897 apareció muerto de un tiro, que no se supo si fue un suicidio o si alguno de los baqueanos que lo acompañaban lo asesinaron para robarle.

Sus amigos de la Sociedad Geográfica Argentina se ocuparon de traer sus restos a Buenos Aires y fue enterrado en el Cementerio de la Recoleta, con la asistencia de lo más granado de la sociedad.

Desde 1992, el 25 de noviembre, cuando se perpetró la primera masacre de nativos de la isla de Tierra del Fuego, se conmemora el día del Indígena Fueguino.



jueves, 18 de abril de 2024

Organización nacional: La matanza de Cañada Gómez de 1861

22 de Noviembre  de 1861.

Matanza de Cañada de Gómez



Se conoce como la matanza de Cañada de Gómez para otros historiadores también como batalla de Cañada de Gómez a la incursión sorpresiva de tropas del ejército del Estado de Buenos Aires sobre unidades del ejército de la Confederación Argentina acantonadas en la zona de la localidad de Cañada de Gómez (provincia de Santa Fe), el 22 de noviembre de 1861. La batalla de Pavón, librada el 17 de septiembre de 1861, había marcado una victoria en el campo de batalla del ejército de la Confederación Argentina, pero una retirada de Urquiza que permitió al derrotado ejército del Estado de Buenos Aires, comandado por Mitre, que había retirado sus tropas hacia San Nicolás, rearmar sus fuerzas y avanzar sobre tierras santafesinas.
El avance mitrista comenzó más de 40 días después de Pavón. Las tropas del ejército de Buenos Aires comenzaron a moverse hacia Rosario limpiando la zona de todo hombre con edad de combatir.
Mientras el general Mitre se internaba en la provincia de Santa Fe, el grueso del ejército confederado se encontraba al mando de Benjamín Virasoro en las proximidades de Cañada de Gómez, esperando un regreso de Urquiza que nunca llegaría.
Sobre la noche del 22 de noviembre de 1861, mientras las guarniciones federales dormían, las legiones del ejército unitario comandadas por Venancio Flores realizaron un ataque sorpresivo pasando a degüello a más 300 hombres.

martes, 16 de abril de 2024

Roma: Arqueología satelital de fuertes romanos

Imágenes satelitales de la época de la Guerra Fría revelan cientos de fuertes de la época romana

Clare Fitzgerald || War History Online


  Crédito de la foto: "¿Un muro o una carretera? Una investigación basada en sensores remotos sobre las fortificaciones en la frontera oriental de Roma" / Jesse Casana / David D. Goodman / Carolin Ferwerda / Antiquity CC BY 4.0

Imágenes desclasificadas de satélite espía de la era de la Guerra Fría han revelado nuevos detalles sobre el Imperio Romano, ya que muestran cientos de fuertes de la época no descubiertos anteriormente. Las fotografías, capturadas durante las décadas de 1960 y 1970, muestran 396 sitios en Irak y Siria, según un estudio publicado en la revista Antiquity .


 
Crédito de la foto: “¿Un muro o un camino? Una investigación basada en sensores remotos sobre las fortificaciones en la frontera oriental de Roma” / Jesse Casana / David D. Goodman / Carolin Ferwerda / Antiquity / US Geological Survey CC BY 4.0

El estudio, titulado “¿ Un muro o un camino? Una investigación basada en sensores remotos sobre las fortificaciones en la frontera oriental de Roma , no sólo demuestra la existencia de las estructuras, sino que también cuestiona su propósito, y ahora se cuestiona una teoría ampliamente aceptada de los años 30.

Anteriormente se creía que los fuertes en esta región se usaban como una forma de defensa contra el Imperio Sasánida, pero ahora se teoriza que, en cambio, se usaban para ofrecer un paso seguro a los viajeros a lo largo de una ruta que no tenía mucha presencia militar. tráfico. La teoría anterior fue propuesta por primera vez por el misionero jesuita padre Antoine Poidebard.

"Desde la década de 1930, historiadores y arqueólogos han debatido el propósito estratégico o político de este sistema de fortificaciones", dijo en el estudio Jesse Casana del Dartmouth College en New Hampshire. "Pero pocos estudiosos han cuestionado la observación básica de Poidebard de que había una línea de fuertes que definían la frontera oriental romana".


 
Crédito de la foto: “¿Un muro o un camino? Una investigación basada en sensores remotos sobre las fortificaciones en la frontera oriental de Roma” / Jesse Casana / David D. Goodman / Carolin Ferwerda / Antiquity CC BY 4.0

Las imágenes satelitales de los fuertes de la época romana fueron tomadas durante dos programas militares estadounidenses diferentes: el Proyecto Corona , que se desarrolló entre 1960 y 1972 y fotografió a la Unión Soviética y China, y HEXAGON , una serie de satélites que vigilaron la URSS entre 1971 y 2010. 86. Las imágenes recopiladas durante Corona fueron desclasificadas en 1995, mientras que las de HEXAGON se hicieron públicas en 2011.

Para localizar los fuertes en las fotografías, el equipo dividió las imágenes en cuadrados de cinco kilómetros y utilizó mapas de referencia del estudio aéreo de Poidebard en las décadas de 1920 y 1930. El misionero francés notó las estructuras por primera vez mientras sobrevolaba el desierto sirio en un biplano y luego descubrió 116 fuertes de la época romana.

Desafortunadamente, los mapas de Poidebard estaban lejos de ser precisos y les faltaba información clave, lo que significa que el equipo tuvo que identificar los fuertes ya descubiertos utilizando características geológicas cercanas.

 
Crédito de la foto: “¿Un muro o un camino? Una investigación basada en sensores remotos sobre las fortificaciones en la frontera oriental de Roma” / Jesse Casana / David D. Goodman / Carolin Ferwerda / Antiquity / US Geological Survey CC BY 4.0

Mientras continuaban estudiando las imágenes de satélite, descubrieron que los fuertes romanos no se extendían simplemente en una línea singular de norte a sur, como se pensaba anteriormente. También se colocaron cientos de ellos de este a oeste, y se descubrieron 396 en toda la estepa siria, abarcando 116.000 millas cuadradas.

“Cuando encuentras algo romano, lo sabes. Es grande, cuadrado y de piedra”, dijo Casana a Science.org . "Una de las cosas que se hizo evidente fue que había muchas más cosas cuadradas de las que pensábamos".

Añadió en una entrevista con Space.com : “Estos fuertes tienen una forma similar a muchos fuertes romanos de otras partes de Europa y el norte de África. Hay muchos más fuertes en nuestro estudio que en otros lugares, pero esto puede deberse a que están mejor conservados y son más fáciles de reconocer. Sin embargo, podría haber sido un producto real de la construcción intensiva de fuertes, especialmente durante los siglos II y III d.C.”

En cuanto a su construcción, el equipo cree que se remontan a entre los siglos II y VI.

 
Crédito de la foto: “¿Un muro o un camino? Una investigación basada en sensores remotos sobre las fortificaciones en la frontera oriental de Roma” / Jesse Casana / David D. Goodman / Carolin Ferwerda / Antiquity / US Geological Survey CC BY 4.0

Si bien los próximos pasos implicarían que el equipo haga planes para realizar una excavación, los disturbios en la región hacen que esta sea una tarea demasiado peligrosa. Se espera que se pueda examinar mejor el lugar una vez que las tensiones hayan disminuido.


domingo, 14 de abril de 2024

Guerra de Secesión: El infierno de Andersonville

Sobreviviente del campo Andersonville




Un prisionero sobreviviente del campo de prisioneros de Andersonville, el propio campo de concentración de Estados Unidos, 1864-1865


Andersonville o también conocido como el campo de Sumter, fue un campo de concentración administrado por los confederados durante la guerra civil estadounidense para soldados de la Unión. Estuvo en funcionamiento durante los últimos 14 meses de la guerra civil. Andersonville tenía aproximadamente 45,000 y 13,000 de ellos morirían como resultado de su internamiento en Andersonville.

Andersonville tuvo varios problemas que llevaron a altas tasas de mortalidad. Es más fácil compilarlos en una lista. También proporcionaré un mapa de Andersonville para que pueda ver estas características más fácilmente. Aquí están:

1. El suministro de agua estaba muy contaminado. Andersonville tenía un río muy pequeño que fluía a través de él, en el que los soldados confederados arrojaban heces y orina río arriba para propagar enfermedades en el campamento.

2. Enfermedades como el escorbuto, la diarrea y la disentería eran muy comunes. Los parásitos como el anquilostoma también eran comunes. Muchos presos murieron de enfermedades ya que se practicaba muy poca higiene.

3. Era muy difícil escapar de las defensas alrededor del campamento. Una empalizada alta de 19 pies dificultaba que alguien saliera del campamento. Los guardias de las plataformas llamadas palomares disparaban a cualquiera que veían tratando de escapar.

4. La comida era muy mala en el campamento y cualquier alimento con algún tipo de valor nutricional bueno era raro.

5. La estructura social desempeñó un papel vital. Los presos a menudo se encontraban en grupos. Cada uno de estos grupos jugó un papel diferente en la jerarquía de la prisión. Ejemplos de estos grupos fueron los Anderson Raiders y los Reguladores. Los asaltantes atacarían a otros grupos y robarían alimentos, suministros y ropa. Los reguladores se crearon para combatir a los asaltantes e incluso celebraron sesiones judiciales, en las que los presos ahorcaron a 6 asaltantes por sus delitos contra otros reclusos.

6. Los presos no recibieron ropa, y esto dejó a los presos con sus uniformes que se hicieron jirones a medida que pasaban los meses y exponían a los presos a los elementos.