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domingo, 9 de marzo de 2025

San Martín: Condarco, nuestro hombre en Chile

El hombre clave del ejército de San Martín que se infiltró en Chile para hacer el mapa del Cruce de Los Andes

Se cumple un aniversario de la muerte de José Älvarez Condarco, estrecho colaborador del Libertador. La misión de recordar de memoria los pasos de montaña y cómo terminó sus días en el olvido

Por Adrián Pignatelli || Infobae

José de San Martín preparaba a contrarreloj la campaña del cruce y debía conocer los detalles de los pasos cordilleranos

En la previa del cruce de los Andes, los dos lados de la cordillera eran un hervidero de espías, de fingidos desertores que brindaban datos falsos, vecinos respetables que no lo eran tanto, y traidores a la orden del día. Los españoles se veían venir al ejército libertador que se armaba en Mendoza, pero ignoraban por dónde. José de San Martín se propuso confundirlos para que dividiesen sus fuerzas y colocarlos en inferioridad de condiciones. Para eso echó mano a distintos recursos, entre ellos el dato falso. Además, necesitaba saber si los pasos cordilleranos habían sido fortificados.

San Martín contaba con espías del otro lado de la cordillera, como era el caso de Juan Pablo Ramírez, que le informaba todo lo que pasaba en Concepción y en Talcahuano. También estaba Diego Guzmán, Ramón Picarte y Manuel Fuentes en la capital chilena, y Manuel Rodríguez en la región del Aconcagua. Además, envió distintos supuestos desertores, entre ellos dos sargentos de su confianza, que proporcionaron datos falsos a los españoles.

Alvarez de Condarco era un ingeniero tucumano, con conocimientos de física y de química. Además, tenía una memoria prodigiosa

En busca de los espías españoles

De la misma forma, el jefe del ejército libertador debía cuidarse de los espías que rondaban por Cuyo. Para eso, había implementado un sistema para identificarlos. Si lo supo fray Bernardo López, agente secreto del gobernador español de Chile, el mariscal Casimiro Marcó del Pont. El religioso fue apresado ni bien llegó a Mendoza. Cuando San Martín ordenó fusilarlo en 24 horas, el fraile dejó de lado su discurso de inocencia, reveló todo lo que sabía y entregó las cartas que llevaba escondidas en el forro de su sombrero, que debía entregar a diversos vecinos españoles que vivían en Mendoza.

A Pedro Vargas le ordenó simular que se había pasado a los españoles, lo hizo encarcelar a propósito, y así ganarse la confianza de los europeos. Dicen que tan bien interpretó su papel que hasta su propia esposa estuvo por romper el matrimonio con su marido traidor.

Pero San Martín planeaba una arriesgada misión. Debía conocer al dedillo los distintos pasos por la cordillera, y alguien debía relevarlos con la mayor precisión posible. Eligió para semejante tarea a Alvarez Condarco. Este tucumano, nacido en 1780, que había estudiado ingeniería, se las arreglaba con la física y con la química.

Casimiro Marcó del Pont era el jefe español que gobernaba Chile desde 1815

Estaba a cargo de la fábrica de pólvora que se había instalado en los terrenos que la cordobesa Tiburcia Haedo -la mamá del futuro general José María Paz- tenía entre la quinta de Allende y el pueblo de La Toma. Tuvo la idea de construir un molino que salió de su cabeza, y así se dejó de hacer la pólvora a mano. De dos quintales diarios, se la llevó a cerca de 400 libras, y resultó ser de mejor calidad que la que se compraba a otros países.

El hombre clave del ejército de San Martín

Era un hombre con experiencia. En 1813 manejó el arsenal del batallón de Auxiliares Cordobeses que estaba al mando del coronel Juan Gregorio de Las Heras. Cuando San Martín lo conoció, no lo dejó ir: lo nombró su ayudante de campo, también fue su secretario privado y como era un ingeniero con amplios conocimientos, fue el director de los talleres militares y el subdirector de la fábrica de pólvora.

Habría sido el autor de la orden de que nadie con espuelas podía ingresar al depósito de pólvora, a riesgo que el roce del metal provocase una chispa que hiciese volar todo por los aires. Y que por esa orden un centinela le había prohibido la entrada al propio San Martín, quien acató la disposición y además felicitó, en plena formación, al centinela en cuestión.

En los talleres del Plumerillo, manejado con el incansable espíritu de fray Luis Beltrán, se fabricaron fusiles, se forjaron cañones, bayonetas y se hicieron miles de proyectiles

Lo que José de San Martín conocía de este ingeniero era su memoria prodigiosa. Lo desvelaba reconocer al dedillo los distintos pasos para cruzar esa tremenda mole que es la cordillera de los Andes. El mismo hizo varias incursiones y mandó a diversos oficiales con el mismo propósito. Sin embargo, sabía que alguien haría el trabajo a la perfección.

A Álvarez Condarco le encargó que atravesase la cordillera, memorizase todos los detalles, llegase a Chile y regresase a Mendoza, donde debía volcar en papel lo que había visto.

Iría bajo el paraguas de una misión parlamentaria. La orden era que fuera a Santiago de Chile y entregase a Marcó del Pont un mensaje, en el que San Martín lo invitaba a reconocer la declaración de independencia.

Detalles de la misión

Debía ir por el camino de Los Patos, que era el más largo. San Martín sabía que el jefe español, si es que no lo mandaba a fusilar, lo haría regresar por el paso más corto, que era el de Uspallata. De esta forma, podría reconstruir dos caminos.

“Quiero que me levante en su cabeza un plano de los pasos de Los Patos y de Uspallata, sin hacer ningún apunte, pero sin olvidarse ni de una piedra”, le ordenó el jefe.

Cuando San Martín cruzó la cordillera, ya contaba con la invaluable información relevada por Alvarez Condarco

Vestido de paisano, y sin portar ninguna documentación que lo pudiera comprometer, se puso en marcha. Cuando llegó al primer puesto español, al oeste de Los Patos, el oficial a cargo lo hizo seguir. Pero como estaba anocheciendo y no podría registrar las características del camino, se hizo el enfermo, pernoctó en el lugar y así lo recorrió a plena luz del día.

Todo salió según lo previsto. Llevado en presencia de Marcó del Pont, el español se ofuscó de tal manera, que ordenó que al día siguiente el verdugo quemase en la plaza la declaración de la independencia que le había entregado Condarco.

Marcó del Pont le había puesto precio a la cabeza de San Martín. A fines de 1815 se había hecho cargo de Chile, reemplazando a Mariano Osorio, y había implementado diversas medidas, como el toque de queda o el decomiso de armas en manos de particulares. Era un militar que había sido prisionero de Napoleón y que había rechazado su ofrecimiento de sumarse a su ejército. Perteneciente a una respetable familia, era devoto de la Virgen María.

Mientras tanto, el mensajero fue alojado en la casa del coronel Antonio Morgado, jefe del Regimiento de Dragones de Concepción. Marcó del Pont lo tenía entre ceja y ceja, olía algo sospechoso y sus oficiales debieron convencerlo para que el tucumano no terminase en el paredón de fusilamiento. Antes de dejarlo ir, el mariscal le advirtió que cualquier otro parlamentario que enviase San Martín “no merecerá la inviolabilidad y atención con que dejo regresar al de esta misión”. Y sentenció: “Yo firmo con mano blanca y no como lo de su general que es negra”, aludiendo a su traición al rey de España.

El mapa del Cruce de Los Andes

Al otro día fue despachado, y por el camino más corto. A su regreso, Condarco volcó en papel las características de ambos pasos, que sirvieron para el cruce del ejército libertador.

En 1817 participó en la batalla de Chacabuco: fue el que llevó a orden de San Martín a Soler que apurase su ataque por el flanco para que O’Higgins no recibiese todo el fuego. Cuando Marcó del Pont fue apresado luego de Chacabuco, al intentar escapar en barco, lo llevaron a la presencia de San Martín. Cuando el jefe español intentó entregar su espada, aquel le respondió: “Venga esa mano blanca, mi general”.

Luego de Chacabuco, Marcó del Pont intentó escapar, pero en el buque que pensaba hacerlo zarpó sin él. Fue apresado y remitido a San Luis junto a los prisioneros tomados en ese combate, donde permaneció encerrado. Fiel a su palabra de no volver a tomar las armas contra los patriotas, no participó de la sublevación de enero de 1819 y fue trasladado a otro campo en el interior puntano. Ya estaba enfermo y el 11 de mayo de 1821 falleció.

Condarco también peleó en Maipú y en 1818 lo mandaron a Gran Bretaña para negociar la compra de buques para la campaña libertadora del Perú. Contrató para jefe de esa flota al controvertido almirante Thomas Cochrane.

Ya retirado, Chile lo empleó un tiempo en el departamento de Ingenieros y Caminos, y se las arreglaba dando clases de matemática. Cuando quiso regresar al país, no pudo hacerlo porque era antirrosista. Vivió en el país vecino donde murió el 17 de diciembre de 1855 en la miseria, al punto de no dejar testamento porque no disponía de bienes, y sus amigos debieron costear su sepelio.

En la década de 1980 en Tucumán surgió el proyecto de repatriar sus restos y rendirle el homenaje correspondiente. Pero ya era tarde. Su tumba, abandonada por décadas ya no existía y sus huesos fueron a parar al anonimato eterno en el fondo de una fosa común.



sábado, 4 de septiembre de 2021

Inteligencia: Las operaciones de la Abwehr sobre Irlanda del Norte

¡Por la libertad de Irlanda del Norte!

W&W


 

La influencia de la aviación en las actividades de inteligencia no se limitó a fotografiar el territorio de otros estados. El uso de aviones simplificó enormemente el problema de la entrega de agentes y saboteadores. ¡Fue una verdadera revolución en el trabajo de los servicios secretos! Anteriormente, los agentes podían ingresar al territorio de otros países solo por tierra o por mar. Para llevar a cabo esta misión, era necesario cruzar la frontera o la línea del frente desapercibido, luego hacer un largo y arriesgado viaje por un país hostil. La comunicación con los agentes que operan en otro estado también fue difícil, sin mencionar cómo sacarlos. Con la llegada de aviones de largo alcance y gran capacidad, este problema quedó resuelto. Ahora los agentes podrían ser entregados en secreto a cualquier punto accesible, ya sea cayendo en paracaídas o aterrizando directamente en el suelo. Posteriormente, el avión podría entregarles equipo y dinero, y traerlos de regreso después de la misión. En el Tercer Reich, el organizador de esta actividad fue Theodor Rowehl y sus unidades subordinadas.

A fines de la década de 1930, Abwehr había establecido contactos preliminares con el Ejército Republicano de Irlanda (IRA), una organización nacionalista ilegal que lucha por la anexión de Irlanda del Norte al Estado Libre de Irlanda y la independencia completa del Reino Unido. Estos tuvieron lugar en la prisión de Maidstone, donde algunos líderes del IRA cumplían sus condenas junto con el teniente alemán Gortz, que había sido condenado a cuatro años de prisión por espionaje.

En febrero de 1939, el agente de la Abwehr-I, Oskar Pfaus, se reunió con la "Junta Ejecutiva del Ejército" del IRA. Con su ayuda, en el otoño, después del estallido de la guerra, se estableció la comunicación por radio entre la inteligencia alemana y el IRA. En febrero de 1940, el submarino U-37 (Korvettenkapitän Werner Hartmann) entregó a un agente alemán, Ernst Weber-Drohl, a la bahía de Donegal en la costa oeste de Irlanda para evaluar las posibilidades de cooperación con el IRA. Pero durante el aterrizaje, dejó caer su radio al agua y no pudo comunicarse con sus superiores. En abril, Weber-Drohl había sido arrestado por el MI5 y rápidamente aceptó trabajar para los británicos, convirtiéndose en agente doble.

La contrainteligencia británica actuó con mucha energía y eficacia. A principios de 1940, casi todos los agentes de la Abwehr en el Reino Unido, controlados por Hauptmann Herbert Wichmann, trabajaban para los británicos. Treinta y nueve espías fueron arrestados y convertidos. Uno de los agentes más valiosos, el galés Alfred Owens, que tenía el nombre en clave de la Abwehr, "Johnny", había estado trabajando para el MI5 desde finales de la década de 1930. Los británicos le dieron el nombre en clave "Snow" y, utilizando su transmisor de radio, proporcionaron información errónea a los alemanes.

Para aterrizar a sus agentes lo más cerca posible de su destino, Abwehr-I usó el avión del segundo Staffel de Aufkl.Gr.Ob.d.L. Su comandante era el Oberleutnant Karl-Edmund Gartenfeld, considerado un experto en estos delicados asuntos. Nació el 27 de julio de 1899 en Aquisgrán y comenzó su carrera militar durante la Gran Guerra. Después del entrenamiento de vuelo, él, como Rowehl, sirvió en la aviación naval. Después de la rendición de Alemania, fue desmovilizado y posteriormente trabajó para Deutsche Lufthansa. En 1936, Karl-Edmund Gartenfeld se unió a la Luftwaffe y fue asignado a Fliegerstaffel z.b.V., y luego, en 1939, fue nombrado comandante del recién formado 2. (F) /Aufkl.Gr.Ob.d.L.

Las misiones secretas para lanzar agentes en países enemigos o neutrales requerían volar en condiciones desfavorables, es decir, de noche y con una gran nubosidad. Los aviones He 111, BV 142 y Fw 200 se usaban comúnmente para estas misiones. La habilidad de los pilotos y navegantes del escuadrón Gartenfeld permitió que los agentes se lanzaran desde el aire a no más de 8 km del área objetivo. Pero en algunas ocasiones cometieron importantes errores de navegación.

En la noche del 6 de mayo de 1940, se asignó al Oberleutnant Gartenfeld para llevar al próximo agente de la Abwehr a Irlanda, en el área de Dublín. El agente volvió a ser el teniente Gortz, que había cumplido su condena en una prisión inglesa, regresó a Alemania y "retomó sus viejas costumbres". Ahora iba a crear una organización ilegal para el sabotaje y el sabotaje en Irlanda, controlada por Abwehr e independiente del IRA no confiable. Los alemanes no confiaban mucho en los rebeldes porque tenían muchos conflictos internos.

El navegante alemán cometió un error y el avión cruzó la costa este de Irlanda a unos 80 kilómetros al norte de Dublín. Gartenfeld confundió las luces del puerto de Dundalk a su izquierda con las luces de la capital irlandesa y continuó su vuelo hacia las profundidades de la "Irlanda neutral". Como resultado, cuando Gortz se lanzó en paracaídas al suelo, por la mañana se dio cuenta con horror de que estaba en Armagh en Irlanda del Norte, es decir, en suelo británico. Con gran dificultad, el agente pudo llegar a Dublín, donde se reunió con el jefe de gabinete del IRA, Stephen Hayes. Pero su misión en Irlanda terminó en fracaso habiendo tomado todo el dinero que Gortz tenía con él, el IRA lo entregó a las autoridades. En noviembre de 1940, el agente fue arrestado y encarcelado, donde sería repatriado a Alemania. Unos meses después, temiendo que las autoridades irlandesas quisieran entregarlo a los británicos, Gortz se suicidó.

A principios de 1940, Abwehr-II, a cargo de la organización de subversión y sabotaje, creó la primera unidad especial para operaciones de sabotaje y reconocimiento detrás de las líneas enemigas. Para mantener el secreto, recibió el nombre de Lehr und Bau Bataillon z.b.V. 800 (800 ° Batallón de Construcción y Capacitación para Fines Especiales) y tenía su base en la ciudad de Breslau (ahora Wroclaw, Polonia). El entrenamiento aerotransportado del batallón se llevó a cabo en el aeródromo de Oranienburg, donde 2. (F) /Ob.d.L. bajo Karl-Edmund Gartenfeld se fundó. Su personal inicialmente actuó como instructores y luego entregó a sus ex cadetes a sus destinos.

El 28 de mayo de 1940 todo parecía normal. Un grupo de agentes de la Abwehr había subido en un Junkers W.34 monomotor, pilotado por el propio Gartenfeld, para practicar saltos en paracaídas. Todo iba bien hasta que le tocó el turno al Leutnant Loebner. Debido a la emoción, tiró de la cuerda de apertura prematuramente y su paracaídas se enganchó en la cola del avión. Esta fue una situación crítica. Gartenfeld no pudo aterrizar en la pista con Loebner atrapado en la cola, por lo que decidió dejar el avión en el agua. Plantó con tanto cuidado su Ju W.34 en la superficie del canal Teltow, pasando por la parte sur de Berlín, que Loebner escapó con solo una ligera conmoción cerebral. Por sus acciones, el 25 de julio, el Oberleutnant Karl-Edmund Gartenfeld recibió la Rettungsmedallie (Medalla de Salvamento).



La Abwehr continuó intentando jugar la "carta irlandesa". Al menos, Irlanda les pareció a los alemanes una "puerta trasera" conveniente para dejar a sus agentes en el Reino Unido. A principios de mayo, la inteligencia alemana organizó una visita desde los Estados Unidos neutrales a Alemania de dos disidentes irlandeses famosos: el exjefe de gabinete del IRA Sean Russell y Frank Ryan. Los alemanes esperaban que estos dos pudieran hacer que el IRA desempeñara un papel más activo en el sabotaje y la subversión en Gran Bretaña. La operación para entregarlos a Irlanda se denominó en código "Taube" ("Paloma"). A principios de agosto, Russell y Ryan abordaron el submarino U-65 (Korvettenkapitän Hans-Geritt von Stockhausen), que los aterrizaría en su costa natal. Sin embargo, la operación falló antes de comenzar. Durante el viaje, Russell murió repentinamente de una úlcera gástrica perforada, y el submarino regresó cuando estaba a medio camino de Irlanda. En junio un avión de 2. (F) /Ob.d.L. entregó un nuevo agente, Wilhelm Preetz, a Irlanda, pero pronto fue arrestado.

Los servicios de inteligencia del Tercer Reich a veces formulaban planes bastante aventureros que involucraban a Irlanda. Un ejemplo de ello fue la Operación "Kathleen". Los alemanes sabían que el gobierno irlandés temía que Gran Bretaña pudiera invadir su territorio para apoderarse de él y utilizar los puertos y aeródromos más importantes para sus propios fines. Por tanto, surgió la idea de ofrecer a los irlandeses "ayuda" para protegerse de una posible agresión mediante "el desembarco pacífico" de tropas alemanas en Irlanda. Estaba previsto que los barcos alemanes con soldados a bordo salieran de los puertos del Atlántico francés y luego llegaran a Irlanda desde el oeste disfrazados de barcos bajo las banderas irlandesas procedentes de los Estados Unidos. En Oranienburg se formó la 1ª Unidad Especial SS para esta misión, cuyos miembros, con el fin de disfrazar su verdadero propósito, supuestamente se preparaban para una incursión en el Canal de Suez.

El plan para la Operación "Kathleen" fue presentado al Ministro de Relaciones Exteriores del Reich, von Ribbentrop, quien transmitió una propuesta al Primer Ministro irlandés, Eamonn De Valera. El gobierno de Irlanda inicialmente expresó interés en el "cuidado noble" de los alemanes, pero después de una larga discusión el 17 de diciembre de 1940 dio una respuesta negativa. La razón de la negativa radica en el hecho de que, no menos que los propios británicos, ¡el gobierno irlandés tenía miedo de fortalecer el IRA radical!

Después de una exitosa campaña en Europa Occidental en mayo-junio de 1940 y la rendición de Francia, Hitler esperaba que Inglaterra hiciera una oferta de paz. Trató de dejar en claro que estaba dispuesto a negociar e incluso a comprometerse. Pero el primer ministro Winston Churchill no iba a detener la guerra y hacer las paces con los nazis. En respuesta a la "terquedad" de Churchill, el 16 de julio el "ofendido" Führer firmó la Directiva Operativa No. 16, que declaraba la necesidad de preparar una operación de desembarco para la ocupación de Inglaterra. Al mismo tiempo, la fecha límite para su inicio se fijó para mediados de septiembre ".

OKW había desarrollado un plan para esta operación con el nombre en clave "Seelowe" ("León marino"). Veinticinco divisiones de la Wehrmacht debían cruzar el Canal de la Mancha, aterrizar entre Dover y Portsmouth y luego avanzar para atacar Londres. Pero los estrategas alemanes se enfrentaron a una escasez de inteligencia táctica sobre las fuerzas y medios a disposición de los británicos. Por tanto, a la Abwehr se le encomendó la tarea de subsanar este déficit. Esto solo se puede hacer enviando un gran número de nuevos agentes a Inglaterra. La Operación "Lena", como la capacitación e inserción de estos agentes fue nombrada en clave, recibió la máxima prioridad. En la práctica, esto significó que la preparación de los agentes se llevó a cabo apresuradamente al nivel más básico. Muchos de ellos, reclutados en países ocupados por el Tercer Reich, hablaban poco inglés. Pero la Abwehr no le dio mucha importancia a esto, porque creían que la "vida" de tales agentes antes de la invasión sería corta.

Estos expertos tenían razón, pero no tenían idea de cuán cortos serían en realidad las "vidas" de sus agentes. Los fracasos plagaron la Operación "Lena" desde el principio. El 3 de septiembre, varios agentes fueron lanzados en paracaídas desde un 2./Aufkl.Gr.Ob.d.L. aviones, y casi simultáneamente otro grupo de cuatro agentes holandeses aterrizó en la costa de Kent desde un barco de pesca. Menos de 36 horas después del desembarco, todos fueron arrestados por los británicos. En diciembre, tres de los holandeses que se negaron a cooperar con el MI5 fueron ejecutados como saboteadores.

A última hora de la tarde del 5 de septiembre, otro He 111 del personal de Gartenfeld despegó del aeródromo de Chartres en Francia. A bordo iba el agente nº 3719, Gösta Caroli, que tenía pasaporte sueco, cédula de identidad británica y un aparato de radio alemán. Aterrizó en paracaídas al oeste de Northampton. Tres días después, Caroli fue arrestada y aceptó trabajar para los británicos. Recibió el alias del MI5 'Verano' y hasta el final del año pasaba regularmente 'información' a la Abwehr, que recibía de los británicos, pero Caroli trató de escapar de la casa segura donde lo tenía el MI5, pero fue capturado y permaneció. en prisión hasta el final de la guerra.

En la noche del 19 de septiembre, el agente No. 3725, Wulf Schmidt, se lanzó en paracaídas desde un He 111 pilotado por Hauptmann Gartenfeld. Aterrizó cerca del pueblo de Willingham, a 13 km al noroeste de Cambridge. Fue arrestado el primer día y rápidamente aceptó cooperar con los británicos. Schmidt recibió el alias "Tate". Gracias a la "ayuda" del MI5, la Abwehr lo consideró como uno de sus agentes más valiosos en el Reino Unido. Ambos lados apreciaron los méritos de "Tate": los alemanes le otorgaron la Cruz de Hierro y los británicos le otorgaron la ciudadanía británica después de la guerra.

A finales de septiembre, Abwehr comenzó a emplear otras unidades de la Luftwaffe para la entrega de agentes. La noche del 30 de septiembre, un hidroavión He 115 de Ku.Fl.Gr.906 despegó de Sula en Noruega. Llevó a tres agentes a la costa del norte de Escocia, dos hombres y una mujer. En un bote de goma llegaron a la orilla cerca de la ciudad de Banff. El aterrizaje pasó desapercibido, pero a pesar de esto, todo el grupo pronto fue capturado. Esto sucedió porque la mujer, Vera de Witte, en realidad ya era una agente doble que trabajaba para el MI5. Otros dos agentes, Theodor Druge y el suizo Werner Waelti, fueron ejecutados en 1941 después de negarse a cooperar con la inteligencia británica. El 25 de octubre, otro grupo de tres agentes de la Abwehr aterrizó en la costa del Moray Firth, cerca de la ciudad de Nairn, nuevamente desde un He 115. Incluía al alemán Otto Joost y dos noruegos: Gunnar Edvardssen y Legwald Lund. Su misión también era "imposible".

Las historias de los agentes de la Abwehr que fueron entregados al Reino Unido por mar y aire solo diferían en fechas y detalles menores. Según fuentes británicas, todos ellos fueron identificados y detenidos. Algunos espías fueron condenados a muerte, otros a prisión, pero la mayoría fueron empleados como agentes dobles. Sin embargo, existe evidencia de que varios agentes habían logrado evadir la atenta mirada del MI5.

Entonces, a fines de octubre, cerca de la ciudad de Amersham (20 km al noroeste de Londres), el agente holandés Jan Willen ter Baak fue lanzado desde un 2. (F) /Ob.d.L. aeronave. Los británicos encontraron su paracaídas en una zona desierta el 3 de noviembre, pero no pudieron encontrar al agente. Baak se puso regularmente en contacto por radio con el subgrupo Abwehr-I "Hamburgo", encargado de la inteligencia en Inglaterra. El 1 de abril de 1941, el agente fue encontrado en uno de los refugios antiaéreos de Cambridge con una bala en la cabeza. Según la versión oficial, se suicidó. Pero ahora podemos decir que no fue así. El holandés era un agente doble, pero no trabajaba para el MI5, sino para la inteligencia soviética. Probablemente una de las partes acaba de castigar a Jan Willen ter Baak por la traición. ¡Aún se desconoce si fue asesinado por rusos o alemanes!

En la noche del 15 de noviembre, otro Do 217 del Grupo Rowehl estaba sobre el sur de Inglaterra. A bordo, además de la tripulación, el Oberleutnant Siegfried Knemeyer y el Leutnant Rhunke, había dos agentes de la Abwehr y Hauptmann Gartenfeld. Tenía que controlar la entrega. No se sabe nada sobre las tareas de los agentes, pero dos circunstancias señalaron su particular importancia. Primero, el avión tenía un pasajero "extra": el comandante de 2. (F) /Aufkl.Gr.Ob.d.L., que fue muy inusual. En segundo lugar, la noche elegida para el lanzamiento fue la noche en que los bombarderos de la Luftwaffe realizaron la infame incursión masiva en Coventry, y las defensas aéreas británicas no pudieron rastrear ni un solo avión. Knemeyer recordó más tarde: “Todo en el sur de Inglaterra estaba iluminado por reflectores que buscaban nuestros bombarderos. Cerca de Bristol nos encontramos con un intenso fuego antiaéreo y durante mucho tiempo estuvimos en los reflectores ”. Sin embargo, el Do 217 evitó ser alcanzado y envió al primer agente, un noruego, a Birmingham. El segundo, un estudiante de Sudáfrica, fue dejado en el área de Dartmoor. Hasta la fecha, no hay evidencia de que los británicos hayan podido detectarlos.

La operación "Seelowe", programada para mediados de septiembre, nunca comenzó. El 13 de septiembre, Hitler, teniendo en cuenta los resultados de la campaña aérea contra Inglaterra llevada a cabo por la Luftwaffe, ordenó que se pospusiera hasta finales de mes. Luego, en octubre, quedó claro que Göring no podría cumplir su jactancia de destruir la RAF y asegurar la supremacía aérea completa de la Luftwaffe sobre el Canal de la Mancha y el sur de Inglaterra. La fecha de inicio de la operación se pospuso varias veces hasta que el 9 de enero de 1941 Hitler finalmente dio la orden de cancelar todos los preparativos.

Desde mediados de octubre, los preparativos de "Seelowe" fueron, de hecho, sólo una pantalla y una tapadera para otra operación militar concebida durante mucho tiempo por Hitler. Este fue el plan "Fritz", que pronto recibió un nuevo nombre: Operación "Barbarroja". Con este nombre pasó a la historia. Era un plan para un ataque a Rusia ...

Gradualmente, la Abwehr redujo su operación para la entrega a gran escala de agentes al Reino Unido. Esto fue facilitado no solo por el éxito del MI5, sino, a fines de 1940, por el aumento de la actividad de los cazas nocturnos de la RAF. Los vuelos a altitudes bajas y medias sobre el Canal de la Mancha y el Mar del Norte se habían vuelto extremadamente riesgosos. Como resultado, en la primera mitad de 1941 solo dos agentes fueron lanzados en paracaídas en Inglaterra, Josef Jakobs el 31 de enero y Karl Richard Richter el 14 de mayo. Fueron arrestados, se negaron a cooperar con el MI5 y fueron ejecutados el mismo año.

De hecho, para el personal especial de la Luftwaffe, las operaciones para enviar agentes a Irlanda e Inglaterra eran en realidad simples ejercicios. ¡Los alemanes no sabían que la guerra duraría muchos años y que tendrían que enviar a miles de agentes detrás de las líneas enemigas!

viernes, 19 de marzo de 2021

Guerra antisubversiva: La infiltración en el ERP y el fracaso del asalto al cuartel de Monte Chingolo (1/2)

La intrigante historia de cómo infiltraron al ERP e hicieron fracasar el copamiento guerrillero al cuartel de Monte Chingolo en 1975

En vísperas de Navidad, la subversión decidió atacar el Batallón Depósito de Arsenales 601 “Domingo Viejobueno”, ubicado en el sur del conurbano bonaerense. En la primera entrega de esa historia que dió inicio al fin de esa organización guerrillera, cómo fueron infiltrados por un peronista afín al Ejercito, clave para el fracaso total de esa operación
Por Juan Bautista "Tata" Yofre || Infobae



El jueves 2 de octubre de 1975, el servicio meteorológico marcó una temperatura máxima de 15º, sin embargo la edición de “Gente” salió a la venta llevando en la tapa a la joven y natural Graciela Alfano en bikini. Adentro, como adelantando el verano, lucían junto con la Alfano, Adriana Aguire, Angelika y Adriana Constantini. El mismo día el doctor Manuel Guillermo Arauz Castex juró ante Ítalo Argentino Luder, convirtiéndose en el cuarto canciller de este gobierno justicialista. El debate pasaba por si la señora de Perón debía o no retornar al poder –estaba de licencia- y si ello afianzaba o debilitaba el sistema institucional. La especulación en torno a una eventual “intervención militar” estaba en letras de molde.

“Pienso que el desgobierno ha colmado la paciencia de los argentinos y ese desgobierno se ha venido aceptando fundamentalmente por el culto a la personalidad de la señora presidente, y que su partido llama verticalismo”, declaró Oscar Alende, el líder del Partido Intransigente, el 3 de octubre de 1975.

“Si las cosas siguen así, no llegamos al ’77”, pronosticó Victorio Calabró, el gobernador de Buenos Aires, provocando un escándalo mayúsculo. Las 62 Organizaciones lo acusan de “claudicación doctrinaria”. El domingo 5 de octubre de 1975, Montoneros realizó un feroz ataque al Regimiento 29 de Infantería, en Formosa. Por primera y última vez, intentó ocupar un cuartel del Ejército. El estratega del “Operativo Primicia” fue Raúl Clemente Yaguer, más conocido como “Roque” o “Mario”, pero el que lo comandó fue “El Jote” o “Sebastián” Mario Lorenzo Konkurat.

El 8 de octubre de 1975, el presidente (interino) Ítalo Argentino Luder promovió la formación del Consejo de Defensa Nacional, como una forma de frenar la violencia terrorista. A pesar de la tibia oposición de algunos de sus ministros, se creó el Consejo durante una reunión de gabinete en la que se trató la dimensión de la cuestión subversiva. Al finalizar, Luder le deslizó a un amigo: “Hay tres formas de llevar adelante la guerra antisubversiva. Una, con poca eficiencia y poco costo político; otra, mediana eficiencia y mediano costo político y la tercera mucha eficiencia y mucho costo político. ¿Qué decidimos? Muy simple, la tercera: alta eficiencia y alto costo político.” Se ordenó “aniquilar” (destruir, suprimir, exterminar) y no el término “neutralizar” (hacer neutral una situación, frenar, paralizar al enemigo). Así se dictaron los decretos 2770, 2771 y 2772 de 1975.

El miércoles 15 de octubre, una cadena de atentados terroristas estremeció varias zonas del país, especialmente en Buenos Aires y Rosario, mientras los panaderos declaraban un paro de 48 horas en todo el país. De la ola de violencia no se salvo ni Julio F. Penna: como le había sucedido un año antes, el cuidador de caballos volvió a ser secuestrado. También fue secuestrado Jorge Lebedev, prosecretario de la revista “Claudia”, de la editorial Abril. Y el desarrollismo de Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio advirtió un “estado de colapso”.

En esos días, María Estela “Isabel” Martínez de Perón tomaba una temporada de descanso en el hotel de la Fuerza Aérea en Ascochinga, Córdoba, y una parte de la dirigencia política pensaba que no volvería a la Casa Rosada. Pero, contrariamente, retornó a su cargo para presidir la concentración popular en la Plaza de Mayo en conmemoración al Día de la Lealtad. El 17 de octubre de 1975 el senador nacional Ítalo Argentino Luder, que presidía interinamente el país, volvió al Senado a pesar de que muchos imaginaban que quedaría como Presidente hasta el fin del mandato de “Isabel” Perón.

Un observador privilegiado como Robert Hill, embajador de los Estados Unidos, informó, respecto de Isabel Perón, al Departamento de Estado: “Su autoridad y posición está tan socavada que no puede tomar las riendas del poder. La manera en que deje estas riendas, de buena voluntad, tendrá mucho que ver con quién la reemplazará. En caso de que retorne el 17 de octubre a retomar la presidencia y se dedique a gobernar, poco después tendría lugar un golpe militar, posiblemente hacia fin de año.

Mientras Hill dictaba el informe, todavía no habían trascendido los comentarios de la prolongada reunión que la presidenta mantuvo el mediodía del jueves 16 con Ítalo Luder, Antonio Cafiero, Ángel Robledo, Julio González, Pedro Eladio Vázquez, Lorenzo Miguel y Casildo Herreras. Durante la cumbre, Isabel de Perón elogió “cálidamente” al ex ministro José López Rega y resaltó el “patriotismo y la lealtad” de los doctores Julio González y Pedro Eladio Vázquez, y del ex ministro del Interior coronel (RE) Vicente Damasco. Los detalles fueron conocidos por el líder radical Ricardo Balbín, quien consideró reservadamente que su partido debería asumir una actitud implacablemente opositora. Las más altas autoridades partidarias consideraban que el proceso político había ingresado en su “etapa más crítica” y que la estabilidad institucional hacía necesaria “un renunciamiento patriótico” de la presidenta (palabras pronunciadas por el ex presidente Arturo Illia).

El 18 de octubre, al día siguiente del discurso de Isabel Perón en la Plaza de Mayo, en Tucumán, el Ejército ocupó el Campamento Los Sosa del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). El 23 de octubre de 1975, el teniente coronel Pedro Armando Coria firmó el Informe de Inteligencia Especial N° 17/75 para los más altos niveles del Ejército. El “Asunto” que originó el trabajo detallaba el “estudio de la documentación capturada en el Campamento Los Sosa”. En términos más profanos, era el resultado de un análisis de toda la documentación que la jefatura de la Compañía de Monte del PRT-ERP había dejado en su huida del lugar. Había de todo, desde informes que delataban algún tipo de infiltración dentro del propio Ejército; contactos en diferentes ámbitos “en todo nivel”, hasta informaciones que manifestaban fuentes dentro del Poder Ejecutivo. Era sabido que la inteligencia del PRT-ERP era una de las mejores. El campamento Los Sosa estaba ubicado sobre las márgenes del río Los Sosa, cerca del Ingenio Santa Lucía y Famaillá, en el lugar más caliente de la zona de operaciones. A diferencia de los “dormideros”, Los Sosa era un campamento estable, en el que por momentos residía la conducción de la Compañía de Monte del ERP.

Las “conclusiones generales de los documentos capturados” manifestaba que en un “Informe de la Reunión del Comité Ejecutivo (del PRT-ERP) del 6 y 7 de octubre de 1975”, en el que se hizo un análisis de la situación nacional e internacional y de todos los “frentes”, se mencionaba “el serio compromiso de integrar en su seno temporariamente a miembros provenientes de otras organizaciones para que adquieran experiencia y que ya se han producido contactos. Que se envió un representante a Colombia.” También habla del envío de representantes a Bolivia, Uruguay para tomar contactos, e informa del ingreso de un peruano para entrenarse “por dos meses… habiéndose resuelto su incorporación a la Regional Córdoba” y que la organización argentina “encararía la organización del PRTP” (Partido Revolucionario de los Trabajadores Peruano). “Se hace mención que un argentino residente en EE.UU está desarrollando actividad proselitista en el mencionado país.” También en otras “Conclusiones del Documento N° 1”, correspondiente al 06 y 07 de octubre” de 1975, se “menciona que la acción en Formosa ‘fue objetivamente una acción conjunta de ERP y Montoneros’” (ataque el Regimiento de Infantería 29). Advierte “que cada día que pasa le resulta cada vez más difícil al Comandante General del Ejército (Videla ) frenar a sus bases (y) que existiría intención de ciertos sectores de las FFAA, luego de tomar el poder, de realizar un baño de sangre purificador.”

Por sobre lo que se publicaba en los diarios, en la penumbra, se libraba una guerra de Inteligencia y cada hecho era evaluado de acuerdo a sus resultados. El domingo 7 de diciembre de 1975, en un sincronizado operativo, que algún día merecería conocerse con exactitud, un comando del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) capturó al “comandante Pedro” Juan Eliseo Ledesma, jefe del estado mayor del ERP y organizador de un gran ataque que la organización terrorista planeaba realizar al Batallón Depósito de Arsenales 601 “Domingo Viejobueno”, ubicado en la provincia de Buenos Aires. Frente al golpe militar que se predecía el PRT-ERP opinaba que: “nadie puede ya dudarlo. La guerra civil revolucionaria se ha generalizado en la Argentina” y ellos decían contar “con la simpatía y el apoyo cada vez más activo de las masas obreras y populares” y para eso necesitaban armas de todo tipo. Ledesma fue llevado a un centro de detención y ferozmente torturado pero no habló. Junto con “Pedro” también cayeron los miembros más importantes del aparato logístico.

En ese submundo de la guerra de inteligencia, al que muy pocos tenían injerencia, también se conoció que el lunes 8 de diciembre de 1975, cayeron detenidos los cuatro hijos de “Roby” Santucho, el jefe máximo del PRT-ERP, junto con Ofelia Ruiz, esposa de Oscar Asdrúbal “Chicho” Santucho (muerto en Tucumán el 8 de octubre de 1975), y sus cuatro hijos, más un hijo del “Turco” Elías Abdón, alias “Teniente Martín”. Abdón había caído en las mismas horas que “Pedro” Ledesma. Era el responsable de la logística del Estado Mayor del ERP para el ataque en Monte Chingolo. Junto con él fueron detenidos otros integrantes del comando (en total 19).

Dentro del Ejército hubo un debate sobre el destino del grupo Santucho. Se decidió liberarlos. La forma y el modo de hacerlo lo decidió un oficial. “Apúrese”, le dijo el coronel Alberto Valin (jefe del batallón de inteligencia) a un subordinado interesado en salvarlos. “Nosotros no matamos chicos” le dijeron a Ofelia Ruiz. Retirados de un centro de detención, fueron dejados en un hotel del barrio de Flores. Tomó intervención la policía y finalmente después de muchos meses terminaron en Cuba. Fue otro golpe para Mario Roberto Santucho. El viernes 19 de diciembre cayó “Coty” Santucho, una sobrina del jefe del PRT-ERP, en las vísperas del ataque en Monte Chingolo. Fue detenida en un departamento junto con otros compañeros que, presuntamente, fueron denunciados por los vecinos a la policía.

La trayectoria de Juan Eliseo Ledesma, “Pedro”, dentro del PRT-ERP se remontaba a los tiempos de la fundación del ERP (1970). Había sido captado por Mario Roberto Santucho durante uno de los conflictos gremiales que tuvo la empresa Fiat con sus obreros en Córdoba. En 1971, intervino durante un ayuno por una “navidad sin presos políticos” que realizaron los obreros de FIAT, planteándoles a los dirigentes clasistas de SITRAC-SITRAM la necesidad de la guerra revolucionaria. El 19 de noviembre de 1974, el Buró Político del PRT nombra “oficialmente” el comandante en jefe del ERP, y le otorgó el grado correspondiente a Mario Roberto Santucho (sin nombre de guerra, aunque firmaba “Roby” o “Carlos”), y también designa “oficialmente”, con el grado de capitán, a “Pedro” Juan Eliseo Ledesma como jefe del estado mayor central.

En 1973, Ledesma interviene en la planificación del ataque al Batallón Depósito de Arsenales 121, como jefe del Estado Mayor, reforzando a la compañía “Combate de San Lorenzo” que tuvo su bautismo de fuego con efectivos de las otras 3 compañías urbanas. A fines de noviembre de 1975, se comienza a planificar el ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 (Monte Chingolo) y se resuelve crear el batallón urbano “José de San Martín”. Es designado jefe del mismo, sin perjuicio de continuar como jefe del estado mayor. A principios de diciembre, cuando estaba organizando el ataque en Monte Chingolo, cae en una emboscada pero Santucho expresa su confianza en que Ledesma no dará conocer el proyecto del ERP y sigue adelante con el plan de ataque. Pero esto obliga a Santucho a designar como reemplazante a Benito Urteaga, “capitán Mariano”, un hombre que lo acompañaba desde la fundación del PRT.

Lo que no sabía Santucho fue que en sus ropas, Ledesma llevaba sin nombres, diferentes croquis que permitieron al servicio de inteligencia de Ejército reconstruir todos los bloqueos proyectados sobre el Riachuelo que, completada con la información que proporcionaban 3 infiltrados, hizo posible detectar como objetivo de ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 y seguir el desarrollo del plan terrorista hasta el día del ataque. Mientras los jefes del ERP se sorprendían en esas horas por las caídas de varios de sus miembros, en las sombras trabajaba “El Oso”, Jesús Ranier Abrahamson.

Durante la guerra que comenzó abiertamente en 1970 en la Argentina, las organizaciones terroristas fueron motivo de interés para los servicios de inteligencia. En particular del Servicio de Inteligencia del Ejército. Desde antes de 1973, el PRT-ERP había sido infiltrado desde diversos lugares. Hecho que originó su lento desmoronamiento hasta 1977. El agente Jesús Ranier fue uno de los mejores, sino el mejor: había militado en las Fuerzas Armadas Peronistas “17 de Octubre” (FAP 17). Era un peronista que se integró a lo que se denominó la “resistencia peronista”, entre 1956 y 1973. Durante esta etapa, conoció a elementos de la Central de Operaciones de la Resistencia (COR) que era liderada por el general (R ) Miguel Iñiguez. En 1973, se generó en las FAP un estado deliberativo: unos consideraban que el triunfo de Perón daba por terminado el camino de la resistencia armada y otros que no.

Frente a este debate, “El Oso” Jesús Ranier, decide separarse de las FAP. Pero, aprovecha sus contactos con los elementos del COR: el general Miguel Iñiguez, ya como jefe de la Policía Federal los impulsaba a volver a la legalidad y al servicio de Perón. Sin embargo, Ranier estaba seguro que el PRT-ERP, por antiperonista, iba a continuar con el proyecto de guerra civil prolongada. Cuando se tocó esta cuestión, Jesús Ranier, expresó que como militante peronista, debía combatir contra el ERP. A la vez, comentó que integrantes del PRT - ERP lo habían invitado a incorporarse a la organización. Es así como militantes de COR le indican que lo prudente es aceptar esa invitación, pero con previo contacto con el servicio de inteligencia del Ejército. Ranier aprueba la idea. Se lo empieza a capacitar sobre la manera de comportarse dentro de la organización y, teniendo en cuenta su experiencia anterior en las FAP, logró incorporarse como combatiente del ERP. Entró al área logística, comenzó a reparar armamento y a cumplir órdenes de traslado de los materiales para las operaciones militares. Poco a poco, fue accediendo a los depósitos clandestinos donde el ERP guardaba el producto de sus robos en los ataques a personal de seguridad y dependencias policiales.

Para estas actividades, el ERP le proveyó numerosos contactos con otros integrantes, a efectos de completar sus tareas (traslado, mantenimiento, provisión o retiro de armas). Es así como sus informes al Ejército contenían los datos de citas que concretaba, aún cuando él mismo ignorara la identidad de los que debía entrevistar. El servicio de inteligencia conocía, por ejemplo, que haría contacto con “Juan”, sin más datos. Pero había una certeza: ese “Juan” era del ERP. Incluso, en algunas oportunidades viajó al interior transportando armamento que debía entregar para un operativo o, al revés, retirar armamento que había sido utilizado o recién robado. Con el tiempo, se ganó la confianza de los jefes logísticos del ERP, y así llegó a su mayor nivel informativo, cuando permitió detectar el asalto proyectado contra el Batallón Depósito de Arsenales 601 (Monte Chingolo). El fracaso del asalto no sólo se debió a su importante intervención. Trabajaron dos infiltrados más. Esto permitió entrecruzar las informaciones y lograr la reconstrucción del plan de ataque terrorista, siguiendo sus actividades. Además de los agentes infiltrados, el Ejército fue advertido por el gobernador de la provincia, el dirigente sindical Victorio Calabró, que algo serio preparaba la guerrilla en la zona Sur.

En la próxima entrega: Los informes previos al ataque guerrillero del “Oso” Ranier; el asalto al Batallón en Monte Chingolo; la reacción de la dirigencia política, la repercusión dentro del ERP por el rotundo fracaso y, tras una investigación interna, la caída del agente infiltrado.

El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) atacó el 23 de diciembre de 1975 el batallón de arsenales del Ejército Domingo Viejobueno, ubicado en la localidad bonaerense de Monte Chingolo
Isabel Perón durante el acto del 17 de octubre de 1975. A su lado el senador Ítalo Luder
Estrella Roja, el órgano de difusión del ERP
Mario Santucho y a su lado Benito Urteaga y Enrique Gorriarán Merlo
Foto sacada a Ranier en el momento de ser enjuiciado por el PRT-ERP

domingo, 24 de marzo de 2019

Guerra contra la Subversión: Juzgan a exitosa operación de contrainteligencia

Discursos infiltrados en novelas de Andrea del Boca y atentados contra empresarios y funcionarios: a 40 años de la "Contraofensiva" de Montoneros

Este martes empieza el juicio de lesa humanidad “Contraofensiva Montonera” con 9 represores sentados en el banquillo. Se trata de privaciones ilegales de la libertad, tormentos y asesinatos contra 94 víctimas entre 1979 y 1980. Los casos más resonantes y la palabra de los protagonistas sobre uno de los hechos más controvertidos de la lucha política de los ´70
Por Juan Manuel Mannarino | Infobae




Mario Firmenich en el documental Resistir

De barba tupida, mate en mano, el líder montonero Mario Firmenich mira fijamente a la cámara, en París, y dice:

-Nuestro pueblo sabe luchar en las más variadas circunstancias. El objetivo es hacer retroceder a la dictadura. Exigimos se llame a elecciones y la única opción para el triunfo es armar un Frente Nacional.

Es 1978 y el fragmento forma parte de "Resistir", una suerte de larga entrevista en formato documental elaborado por la cúpula montonera desde el exilio, con textos de Juan Gelman y dirigida por Jorge Cedrón.

El llamado de Firmenich por una "resistencia del pueblo argentino" era, en definitiva, parte de una nueva estrategia política: la Contraofensiva Montonera.

El diagnóstico político de Montoneros había sido que los militares, tras más de tres años de feroz represión, estaban enfrentando una crisis de legitimidad social.

Fue entonces cuando la cúpula resolvió que integrantes que se encontraban exiliados, y otros que estaban aún dentro del país, fueran reclutados para una nueva tarea. La orden circuló en un documento interno: "Efectuar acciones directas y propagandísticas en Argentina entre 1979 y 1980".

Pero el servicio de inteligencia del Ejército siguió sus movimientos y emprendió un plan de acción para neutralizar la misión. Cerca de 600 militantes montoneros se sumaron a la Contraofensiva y muchos sortearon la represión, aunque otra buena parte de ellos fueron secuestrados, torturados y asesinados. Otros continúan desaparecidos.

Pasaron 40 años de esos hechos y el martes próximo, en el Tribunal Oral Federal N° 1 de San Martín, empezará el juicio por "Contraofensiva Montonera", como se la denomina en el expediente. En el banquillo habrá 9 represores, acusados de privación ilegítima de la libertad, tormentos y asesinatos contra 94 víctimas. Y los delitos fueron caratulados como crímenes de lesa humanidad "por haberse cometido en el contexto de un plan sistemático de represión desde el aparato estatal".

Volver para no morir

Para concretar la Contraofensiva, el autodenominado Ejército Montonero planeó que sus miembros más activos se agruparan en dos unidades: las TEI –Tropas Especiales de Infantería-, un grupo comando entrenado en el sur del Líbano "destinado a efectuar operaciones armadas en el país"; y las TEA –Tropas Especiales de Agitación, Prensa y Adoctrinamiento-, que estaban consignadas a tareas de propaganda.


“La Contraofensiva es una etapa de la guerrilla revolucionaria china, inspirada en escritos de Mao Tse-Tung, y Montoneros la adopta”, dice el historiador Hernán Confino

El historiador Hernán Confino hizo su tesis de doctorado sobre este tema y piensa que fue la última jugada de Montoneros en su estrategia por ser un partido de vanguardia. "La Contraofensiva es una etapa de la guerrilla revolucionaria china, inspirada en escritos de Mao Tse-Tung, y Montoneros la adopta", explica a Infobae.

Para Confino es imposible entender la Contraofensiva sin entender lo que sucedía en el exilio. "La jerarquía montonera estaba exiliada y hace una convocatoria a partir del '78 en sus centros políticos de México y España. Luego empezó la etapa de entrenamiento, que sucedió en Oriente por arreglos con la Organización para la Liberación de Palestina".

La propaganda consistía en la distribución de volantes y folletos y, sobre todo, en interferir clandestinamente las señales de televisión con mayor rating, como las novelas donde actuaba Andrea del Boca y partidos de la Copa Libertadores.

Mientras los televidentes estaban sentados en el sillón de sus casas, de pronto la transmisión se cortaba y sonaba la marcha peronista con discursos de los líderes montoneros. "Se buscaba derribar el relato de la dictadura, que decía que la lucha contra la subversión había sido un éxito rotundo. La Contraofensiva, en este sentido, es el último intento de Montoneros por irrumpir en la sociedad y decir 'acá estamos activos, no morimos, y los vamos a encauzar en el camino de la liberación'".


La cúpula de Montoneros

El primer tramo de la Contraofensiva Montonera fue un fracaso: se tradujo en la detención de la mayoría de los militantes que habían intentado reorganizarse dentro del país. La conducción evaluó los siguientes pasos. Se decidió que los que irían a ingresar al país debían aprovechar el caudal turístico veraniego a través de los pasos fronterizos de Brasil, Paraguay, Chile (por Mendoza y Bariloche) y Uruguay.

La segunda camada logró infiltrarse en el país con mayor éxito. Allí se desarrolla la principal actividad de agitación y propaganda, logran distribuir el libro Montoneros, el camino de la liberación y los militantes empiezan a tener reuniones con delegados sindicales para convocar a marchas y huelgas. También se planifican las acciones armadas.


Firmenich y Vaca Narvaja

Un eufórico Firmenich habla desde Nicaragua, al calor de la Revolución Sandinista: "El triunfo de la ofensiva del Frente Sandinista de Liberación Nacional es también el triunfo de la Contraofensiva Popular que se acaba de iniciar en nuestra patria"..

A fines del '79, el objetivo militar de Montoneros fue atacar a miembros del gabinete económico de José Alfredo Martínez de Hoz. Sin embargo, los atentados contra los funcionarios Juan Alemann y Guillermo Klein no prosperaron como sí el del empresario Francisco Pío Soldati, a quien matan a fuego de ametralladora.


El atentado y muerte del empresario Francisco Soldati

Fue el último acto: en 1980, Montoneros abandona la lucha armada.

"La Contraofensiva marcó el final del proyecto montonero, incluso hubo disidencias internas –analiza el historiador Hernán Confino-. Eso no implica que haya sido una locura de sus jefes sino que fue parte de los repertorios de acción política de Montoneros, no olvidemos que en 1976 arma un partido leninista. Quizás sea mejor entenderlo desde las palabras del líder Roberto Perdía, que dijo algo así como 'dimos con el diagnóstico, pero no con las recetas'. Lo que hay, en todo caso, es una derrota. Y una certeza: el aparato represivo de la dictadura seguía firme".

Los casos

Según la fiscal Gabriela Sosti, el juicio que arranca el martes marcará un antes y un después en la interpretación histórica.

"En primer lugar, es repensar el mito de la Contraofensiva, porque hay una opinión social amañada en considerarla como un delirio –dice en diálogo con Infobae-. El universo de víctimas no alcanza solamente a asesinados o desaparecidos sino que tendremos testigos que fueron sobrevivientes y una gran prueba documental que acredita la organización ágil y efectiva de la estructura de inteligencia de la dictadura en pos del exterminio. El otro mito a derribar es que, hacia 1980, la dictadura había aflojado en su faz represiva y eso no es cierto".


Bajas terroristas en combate: Antonio Tovo Cervigne, Norma Valentinuzzi Sretter, Margarita Gimenez Vich, Lorenzo Viñas Gigli, Hugo Alvarez Vocouber, Ana Weisen Miklawski, Sara Zermoglio Bailon y Ricardo López Zuker

Uno de los casos más significativos es el Noemí Gianneti de Molfino, que fue secuestrada en Perú y asesinada en Madrid. En la noche del 17 de junio de 1980, tres de los miembros de Montoneros que habían sido secuestrados en Lima por el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército argentino fueron entregados por la Policía de Inteligencia peruana en el puesto fronterizo de Desaguadero, Bolivia. Noemí tenía 55 años, seis hijos militantes, y estaba temporariamente en Lima, como parte de una red de apoyo a Montoneros. Entre su secuestro -ocurrido ese día en Perú- y su asesinato -en un hotel de Madrid el 21 de julio de 1980- hay una trama de articulaciones entre las fuerzas armadas y los gobiernos de Argentina, Perú, y España.

"Queremos saber quiénes la mataron, pero también quiénes encubrieron el crimen", dice su hijo Gustavo Molfino, querellante en la causa. El terrorismo de Estado azotó a su familia desde tiempo antes de la muerte de la madre. Uno de los principales desvelos de Noemí era que en octubre de 1979 una patota militar había secuestrado a su hija Marcela Molfino y a su marido Guillermo Amarilla, militantes de Montoneros que también habían participado de la Contraofensiva, de quienes no había tenido más noticias. Marcela estaba embarazada de un mes al momento de su secuestro. En 2009 las Abuelas de Plaza de Mayo recuperaron a su hijo, Guillermo Amarilla Molfino, el nieto restituido 98.


Así paga el Diablo a quienes le sirven: Antonio Pared Vaio, Enrique Pecoraro, Mónica Pinus, Sara Ponti, Carlos Piccoli y Ricardo López Zucker

Noemí Molfino había sido una de las organizadoras de una red de protección de militantes montoneros en el exterior, como parte de la Contraofensiva. Tras su secuestro fue llevada a Madrid, en el marco de una campaña de propaganda de la dictadura que buscaba desacreditar las denuncias de desapariciones en Argentina. Sin embargo, la envenenaron en un hotel de la capital española. En la puerta de la habitación sus asesinos habían colocado el cartel de "No molestar".


Bien muertos: Angela Salomone Zárate, Ricardo Santilli Pariani, Diana Schatz, Juan Carlos Silva Ríos, Mirta Simonetti Olmos, Susana Solimano Ibarra, Julio Suárez Coria y Bernardo Tolchinsky Brenman

Otra de las historias resonantes es la de Mónica Pinus de Binstock. A fines de los '70, la pareja de militantes montoneros compuesta por Mónica Pinus y Edgardo Binstock vivían exiliados en Cuba. Él era el responsable del jardín de infantes que cuidaba a los hijos de los militantes montoneros –el documental "La guardería", dirigido por Virginia Croatto, hija del militante montonero Armando Croatto, que participó de la Contraofensiva y fue asesinado en 1979, ilustra ese período-. Ella estaba a cargo de los bebés. Entonces la cúpula de Montoneros les ordenó que viajaran a Brasil como parte de la Contraofensiva. A Mónica la secuestraron en Brasil cuando volvía al país, en 1980, y continúa desaparecida.

"Teníamos ciertas dudas del operativo, pero nos debíamos a la organización y por otro lado veíamos que la dictadura estaba en crisis con los primeros paros del '79 y asfixiada por la presión internacional. Además estaba la lucha del sandinismo en Nicaragua", recuerda ahora Edgardo Binstock, a la espera del juicio.

Tras la estadía en Cuba, Binstock fue el primero en arribar a Brasil. Mónica viajó con Horacio Domingo Campiglia, otro líder de la organización. Cuando se bajaron fueron sorprendidos por militares brasileños. Los separaron del resto de los pasajeros y, aunque se resistieron, los entregaron a represores del Batallón 601. Los subieron a otro avión con destino a Argentina. El plan represivo había resultado un éxito de logística.


Lo peor de una generación: Salvador Privitera Pritella, Jorge Quiroga Zilli, Julio Ramírez Olmos, María Raverta Gorostiaga, Adriana Riveiro Donadio, Matilde Rodríguez Suárez, Patricia Ronco Sánchez y Orlando Farías Ruiz

A los detenidos de Contraofensiva los trasladaron hacia Campo de Mayo, que funcionó como un centro de exterminio. Allí estuvieron junto con otras 40 personas secuestradas.

Según los datos del Equipo de Antropología Forense, la dictadura mató a más de 80 militantes –entre asesinados y desaparecidos- que habían regresado para participar de la Contraofensiva, entre 1979 y 1980. Mónica Pinus fue una de ellas.

Y de las historias con operativos menos cinematográficos pero que curiosamente fue llevada a la pantalla gigante, está la de Benjamín Ávila, que dirigió "Infancia Clandestina" basándose en su propia historia. Hijo de una madre en pareja con un alto mando montonero, Horacio Mendizábal, él era un niño cuando volvió con ellos a la Argentina para la llamada Contraofensiva: su madre fue desaparecida, la pareja de ella asesinada, su hermano menor apropiado y él criado por su padre en Tucumán.

Los victoriosos juzgados

"Si hoy fuera mediados de 1980, habría unas 48 personas para indagar y no sólo 9, porque todos los que integraban las estructuras de plana mayor estarían con vida", dice el abogado Pablo Llonto, representante de la querella.

Los represores imputados fueron parte de la jerarquía del Ejército: Jorge Apa, ex Jefe de la División Inteligencia "Subversiva Terrorista" dependiente del Departamento Interior de la Jefatura II de Inteligencia; Roberto Dambrosi, ex Jefe de la Compañía de Actividades Psicológicas del Batallón de Inteligencia 601; Raúl Pascual Muñoz, ex Jefe del Departamento Personal (G1) del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; Jorge Bano, ex Jefe de la División Operaciones del Departamento de Inteligencia (G2) del Comando de Institutos Militares; Eduardo Aschieri, ex Jefe de la División Planes del Departamento de Inteligencia (G2) del Comando de Institutos Militares; Carlos Casuccio, ex Segundo Jefe del Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; Luis Firpo, ex Jefe de la Central Contrainteligencia y Jefe de la División Seguridad del Batallón de Inteligencia 601;  Marcelo Cinto Courtaux, ex Jefe de la Primera Sección de Ejecución perteneciente al Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; y Alberto Sotomayor, ex Jefe de la Segunda Sección de Ejecución perteneciente al Destacamento 201 de Inteligencia del Comando de Institutos Militares. Los dos últimos habían estado prófugos durante años.


“La Contraofensiva tuvo que ver con una etapa de la resistencia a la dictadura. Sólo el 20 por ciento fueron acciones armadas. De más de 600 personas que participaron, sólo pudieron agarrar a 100, aunque de las que secuestraron hubo poca sobrevivencia. La brutalidad de la dictadura fue total”, dice Llonto abogado de las víctimas

Según Llonto, es un parte pequeña de un conjunto mayor de autores directos e indirectos tanto del Ejército como de las policías Federal y de la provincia de Buenos Aires.

Hay dos casos de niños apropiados durante la Contraofensiva, incluso, que se trataron en otros expedientes. "Éste es el primer juicio y ya hay otras instrucciones encaminadas. Cabe aclarar que en 2007 el juez Ariel Lijo había dictado 9 perpetuas contra represores, en un juicio escrito, pero ésta es la primera vez que se hace un juicio oral, con una causa global que es un desprendimiento de la Megacausa de Campo de Mayo".

La querella menciona un documento que permite conocer cómo el Ejército concentró su acción en la Contraofensiva: el relato del represor Eduardo Francisco Stigliano.

En un reclamo administrativo, el militar narró cómo le ordenaban matar a los prisioneros, inyectarles una droga mortal y envolver los cuerpos en nylon para ser arrojados al río. A partir de ese testimonio se reconstruyó de qué manera operaba la Sección de Operaciones Especiales de Campo de Mayo, que participó en la represión de la Contraofensiva.

La expectativa de los familiares –que durante décadas encabezaron una investigación con un trabajo exhaustivo- es que no sólo haya justicia y reparación para las víctimas sino que se corra el velo de lo realmente significó la Contraofensiva Montonera.

"Cuando el juez Claudio Bonadio ordenó la detención de Perdía, Firmenich y Vaca Narvaja, se instaló la teoría de que la conducción fue responsable de la muerte de los militantes –afirma Llonto-. Eso fue una paparruchada que la justicia misma rechazó. La Contraofensiva tuvo que ver con una etapa de la resistencia a la dictadura. Sólo el 20 por ciento fueron acciones armadas. De más de 600 personas que participaron, sólo pudieron agarrar a 100, aunque de las que secuestraron hubo poca sobrevivencia. La brutalidad de la dictadura fue total".

martes, 6 de marzo de 2018

SGM: El oficial polaco que se infiltró en Auschwitz

La increíble historia del militar polaco que logró infiltrarse en Auschwitz para contarle al mundo lo que allí ocurría

El comandante Witold Pilecki logró ingresar al campo de exterminio en 1940. Durante tres años organizó una resistencia y reportó cómo se llevaba a cabo la "solución final" ideada por Adolf Hitler

Por Germán Padinger || Infobae
gpadinger@infobae.com




Niños prisioneros en Auschwitz

En septiembre de 1940 un joven polaco pareció echar por tierra el sentido de supervivencia cuando dejó su hogar en Varsovia y se traslado rápidamente a un sector de la ciudad en el cual las temidas Schutzstaffel (SS) nazi estaban, en ese momento, secuestrando personas al azar a un año de la victoria sobre el ejército polaco.

Sin más, Tomasz Serafiński fue capturado y enviado entonces al recién fundado campo de concentración de Auschwitz, donde al final de la guerra habrían sido masacrados 1,1 millones de prisioneros en sus cámaras de gas.

Pero Serafiński no estaba loco ni era ese su nombre real.

Veterano de la guerra de 1939, el comandante de caballería y ferviente católico Witold Pilecki estaba llevando a cabo un elaborado plan para infiltrarse en el campo y organizar allí un movimiento de resistencia contra la ocupación nazi.



Witold Pilecki, el soldado polaco que logró infiltrarse de Auschwitz, organizar una resistencia y revelar al mundo las atrocidades nazis (Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau)

La peligrosa idea se le había ocurrido poco después de fundar, junto a su comandante el mayor Włodarkiewicz, el Ejército Secreto Polaco (TAP), un germen de movimiento de resistencia para continuar la lucha tras la desastrosa derrota de Polonia a manos de Alemania, y que se convertiría luego en el mítico Ejército Nacional que lideró el levantamiento de Varsovia.

Varios de los primeros miembros del TAP habían sido capturados y enviados a Auschwitz, y por ésta razón se decidió infiltrar el campo para intentar liberarlos.

Según el plan, Pilecki, que como militar polaco se encontraba prófugo de los alemanes, adoptaría una identidad falsa y con sus nuevos papeles se haría arrestar durante una "łapanka", el arresto indiscriminado de personas en un territorio ocupado para su deportación.

Luego, desde las entrañas de Auschwitz, recolectaría información y organizaría a los ex militares y voluntarios en milicias.


Pilecki en Auschwitz, donde ingresó con el nombre de Tomasz Serafiński (Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau)

Y así lo hizo.

Pilecki/Serafiński llegó a su 39 años al campo, reconoció algunas estructuras preexistentes, identificó a los ex miembros del ejército y las organizó entonces en la Unión de Organizaciones Militares (ZOW, en polaco).

El ZOW cumplía las funciones de recolectar inteligencia, reclutar miembros, mantener la moral, contrabandear comida, enviar reportes al Ejército Nacional y al gobierno polaco en Londres utilizando una radio casera y prepararse para un levantamiento de los prisioneros con el fin de liberar el campo.

La organización estaba basada en pequeñas células dentro del campo de cinco o más miembros conocidas sencillamente como "cinco". Estas células no se conocían entre sí para evitar que la caída de una significara la caída de todas. Sólo Pilecki tenía un entendimiento general del panorama.


Mikolaj Skortowicz, miembro de la segunda célula de cinco miembros del ZOW (Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau)

Edward Ciesieslki, un miembro del ZOW, describió así su iniciación, según recuerda el historiador polaco Adam Cyra en una extensa investigación en el marco del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau. "Me hice miembro de una organización clandestina en Auschwitz. Entre una pila de ladrillos y unas barracas recién construidos, juré lealtad a la organización ante el carpintero del campo, el mayor del Ejército Polaco Trojnicki. Otro prisionero que trabajaba en las ambulancias fue testigo", escribió en su diario.

Los reportes enviados se convirtieron en la primera revelación ante el mundo de las atrocidades cometidas en Auschwitz contra judíos, en su mayoría, pero también contra prisioneros políticos de cualquier religión y a miembros de las minorías romani y sinti, prisioneros rusos e incluso Testigos de Jehová.

En ese momento poco se sabía de Auschwitz, el cual era considerado como un campo de prisioneros de grandes proporciones y no como un campo de exterminio al servicio de la "Solución Final" encarada por el dictador Adolf Hitler, como expuso el ZOW.

También los prisioneros liberados y los que lograban escaparse llevaban informes escritos, y codificados, sobre esta situación, aunque esta práctica era mucho más peligrosa


Jerzy de Virion, miembro de la primera célula del ZOW en Auschwitz (Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau)

Por supuesto, las autoridades del campo sabían que esto ocurría y estaban desesperadas por desbaratar la red, por lo que en abril de 1943 Pilecki finalmente decidió escapar luego de que numerosos de sus miembros fueran asesinados.

Su escape resultó tan sorprendente por la valentía como ridículo por la sencillez. El agente encubierto y dos colaboradores sencillamente neutralizaron a un guardia, cortaron las líneas de teléfono y huyeron del infierno sin necesidad de túneles, explosiones o elaboradas estrategias.

Pilecki se reunió con el Ejército Nacional, una organización clandestina leal al gobierno polaco exiliado en Gran Bretaña, y realizó un informe final sobre sus tres años en Auschwitz. Estimaba que 1,5 millones de personas habían sido exterminadas, un número similar al contabilizado en la posguerra. Lamentablemente quedó claro que el campo estaba demasiado custodiado para iniciar un levantamiento con el único apoyo del Ejército Nacional, ya que las potencias aliadas estaban aún lejos de Polonia, por lo que esa idea fue abandonada.


Un informe escrito que pudo ser sacado del campo. Este en particular describía las condiciones en Auschwitz y llegó a Gran Bretaña en marzo de 1941 (Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau)

Había también, otras operaciones en la agenda de la resistencia. En agosto de 1944 el Ejército Nacional se lanzó a la Operación Tempestad, una serie de levantamientos a nivel nacional contra los alemanes entre los cuales el de Varsovia fue el más importante.

La guerrilla atacó a las tropas de ocupación durante 63 días en los que los ejércitos rusos, a poca distancia, frenaron su avance y parecieron dejar a la ciudad a merced de los alemanes. Finalmente el Ejército Nacional fue derrotado y Pilecki capturado, esta vez contra su voluntad, por sus enemigos.

Fue transferido a un campo de prisioneros en lugar de uno de exterminio, y allí acabó siendo liberado por los estadounidenses cuando finalizó la guerra.


Este documento establece el código utilizado y era necesario para la decodificación (Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau)

En los años siguientes su esfuerzos y los de sus colaboradores se centraron en la nueva potencia ocupadora: la Unión Soviética.

No le faltaban voluntarios. Cuando las fuerzas de Hitler invadieron Polonia en septiembre de 1939, las tropas de Josef Stalin hicieron lo mismo desde el este para luego repartirse el país. Ambos regímenes totalitarios eran en ese momento aliados. Además, el dictador georgiano había ordenado a su tanques frenar a pocos kilómetros de Varsovia en medio del levantamiento de 1944, permitiendo que los alemanes triunfaran.

En medio de las operaciones Pilecki fue capturado una vez más y juzgado por las nuevas autoridades comunistas de Polonia, las cuales no quisieron correr riesgos con el elusivo comando. Lo ejecutaron en mayo de 1948.