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martes, 19 de marzo de 2024

ARA: La heroicidad del conscripto Anacleto Bernardi

25 de Octubre de 1927

El heroico acto del marinero conscripto Anacleto Bernardi de la Armada Argentina





Conscripto Bernardi, nombre que a muy pocos en Argentina les sonará, es un municipio de menos de 2.000. habitantes ubicado entre los distritos Banderas y Sauce de Luna del departamento Federal, en el norte de la provincia de Entre Ríos, a unos 155 kms. de la ciudad de Paraná, capital de la provincia, y que comprende la localidad del mismo nombre y un área rural.
  También, en una esquina de la localidad entrerriana de La Paz se puede observar una antigua casona con una gran placa en su ochava, que homenajea al Conscripto Bernardi, personaje oriundo de una localidad perteneciente a ese mismo Departamento, pero desconocido para la casi totalidad de los argentinos, que merece un recuerdo por su valentía.
  Incluso dentro de las Fuerzas Armadas Argentinas pocos oyeron hablar del Conscripto Bernardi, lo que por un lado resulta curioso por tratarse de un miembro de las mismas que, evidentemente y como advertimos alcanzó suficiente renombre como para que una localidad sea bautizada en su nombre o en su lugar de origen se le rinda tributo; mientras que por otro lado resulta preocupante que hasta entre la gente de armas no se recuerde hoy a, precisamente, la gente de armas que alcanzó mérito suficiente para que su memoria no se borre. Aunque como veremos no se ha borrado aún.
  En su momento el Conscripto Anacleto Bernardi supo despertar el orgullo de los entrerrianos, e incluso más, de los argentinos. En el año 1927, enfermo de pulmonía, ayudó a rescatar a los náufragos del buque italiano "Principessa Mafalda", frente a las costas de Brasil, pero en la acción no logró escapar de los colmillos de un tiburón.
  Anacleto Bernardi nació en el pueblo de San Gustavo, en el Departamento La Paz, el 13 de junio de 1906. Aquella muerte, cuando tenía 21 años, lo convirtió en leyenda. Hoy su apellido, precedido por el humilde grado militar de “conscripto”, es el nombre de calles de varias ciudades del país, de escuelas, bibliotecas y de la referida localidad entrerriana.
  El 8 de enero de 1927, Anacleto arribó al Puerto Militar, como aún se conocía entonces a la Base Naval Puerto Belgrano, tras recorer 1.200 kilómetros desde San Gustavo hasta esa sede naval, cercana a Bahía Blanca, para incorporarse al Servicio Militar Obligatorio en la Armada Argentina. Se sabe que enseguida se destacó por ser un excelente nadador, algo que había conseguido casi por costumbre desde su niñez en las aguas del río Paraná; también que en su desempeño en la conscripción fue tan distinguido que mereció el honor que pocos conscriptos alcanzaban, el servir a bordo del buque escuela de la Armada, la fragata ARA "Presidente Sarmiento", y con la cual poder dar una vuelta al mundo como parte del viaje de instrucción anual para los cadetes de mejor promedio, que así recorren los puertos del país y del mundo.
  Así se embarcó en la fragata ARA "Presidente Sarmiento", un formidable navío, el primero de Instrucción de la Armada Argentina (los anteriores habían sido buques adaptados para ese fin), construido en Inglaterra, con 85,5 metros de eslora y los 13,32 de manga, 7,55 mts. de puntal, 5,48 mts. de calado medio, un desplazamiento: con combustible completo de 2.733 tns., una velocidad máxima de 13 nudos, y económica 6 nudos, con arboladura y velamen de 3 palos de 54 mts. de altura, 21 velas de24.000 pies cuadrados de superficie, más 12 velas suplementarias de 6.000 pies cuadrados más, y una tripulación que puede variar entre los 32 oficiales, 40 cadetes y 275 tripulantes; armada con 4 cañones Armstrong de tiro rápido de 120/45 mm. instalados 2 en las amuras y 2 en el alcázar; 6 cañones de tiro rápido de 57 mm., 2 tipo Arnstrong en el castillete, 2 tipo Hothkiss sobre las batayolas y 2 Nordenfeldt en toldilla; 2 ametralladoras Maxim-Nordenfeldt de 7,65 mm. sobre batayolas; 2 cañones de 37 mm. Maxim-Nordenfeldt sobra las batayolas; y 3 tubos lanzatorpedos, todos sobre el agua, 1 en la roda y 2 en cubierta sistema "Whitehead" de 21 pulgadas.
  En aquella oportunidad la fragata debía recorrer las costas del Mar Mediterráneo, recalando en puertos de España, Francia y Grecia, y desde ya en esa Italia tierra natal de sus padres, desde donde habían partido a principios de siglo para terminar en suelo entrerriano.
  El buque navegó a su velocidad de crucero de 6 nudos, con topes de 13 nudos, que era la máxima que podía alcanzar en determinadas circunstancias, lo que como sabemos hace largo el viaje. El frío y viento, junto a la salinidad del océano, conjugado con las bacterias conviviendo con la tripulación el alta mar, generó que una molesta tos que desde el principio lo molestaba, se convertiera en un fuerte dolor en el pecho que no le dejaba respirar antes incluso de arribar a Italia. A bordo le diagnosticaron pulmonía, recomendaron descanso, sugiriendo retornar a la Argentina, pues el viaje aún debía continuar.
 Al llegar al puerto de Génova, en Italia, el comandante de la fragata encontró la oportunidad de desprenderse del enfermo, al coincidir con que el transatlántico "Principessa Mafalda", un navío de la empresa Navegazione Generale Italiana Societá Riunite Florio & Rubatino con sede en ese puerto, que desplazaba 9.210 tns. de porte bruto para una eslora de 141 mts., una manga de 17 mts., y capaz de alcanzar los 18 nudos en su trayectoria de Génova-Buenos Aires, estaba a punto de partir rumbo a la Capital Federal Argentina. Enseguida lo cambiaron de buque, con el Cabo artillero Juan Santoro designado para su cuidado, con la promesa de una rápida llegada a destino, ya que a esa velocidad el buque italiano podía estar anclando en el Río de la Plata en unas dos semanas.  De ese modo, zarparon el 11 de octubre de 1927.
   Construida en 1908 y botada en Nápoles en abril del año siguiente, homenajeaba con su nombre a la princesa italiana Mafalda de Saboya, hija del rey Víttorio Emanuel III y de la reina Elena, y había sido específicamente diseñado y construido para cubrir la ruta Génova-Buenos Aires. Para octubre de 1927 cumplía su nonagésima travesía entre Génova, Barcelona, Río de Janeiro, Santos, Montevideo y Buenos Aires. Durante la Gran Guerra fue requisado por la Reggia Marina Italiana y alojó a oficiales en Taranto. Es de destacar que un año antes de su pérdida, Carlos Gardel había sido uno de sus ilustres pasajeros en un viaje a España.
  Alfredo Hoffman, en Revista Telaraña digital cuenta que en 1927, las páginas del diario La Mañana de Paraná informaban los horarios de los vapores a Santa Fe, los resultados de las carreras de caballos a página completa y la cartelera de los cines Ítalo Argentino, Urquiza, con su programación de dibujos animados, y Palace 9 de Julio, que en octubre presentaba El hijo del Sheik, en ocho actos, con Rodolfo Valentino. Todavía no había llegado ninguna copia de The jazz singer, la primera película sonora, que ese mes se había estrenado en Nueva York.
  El jueves 27 de octubre, La Mañana se imprimió en los talleres de San Martín 268 (teléfono 384) con una noticia impactante en primera plana. Un telegrama fechado el día anterior en Buenos Aires llevaba por título “Naufragio del Principessa Mafalda” y daba detalles de la tragedia ocurrida el martes 25 cerca de las costas del sur de Brasil, cuando hombres, mujeres y niños –por entonces en cantidades controvertidas– terminaron en el fondo del océano Atlántico un viaje que prometía ser de lujo. El buque había partido el martes 11 del puerto de Génova, con cientos de europeos a bordo que se proponían alimentar el aluvión inmigratorio de aquella época en Argentina.
  El matutino decía que el barco había costado 7 millones de liras y que ya estaba decidido que ése sería su último viaje. “La causa de la catástrofe no se debe como en principio se creía a la niebla, sino a la rotura de un soporte de hélice que provocó la explosión de la caldera. El agua penetró con un ruido espantoso”, leyeron los paranaenses. También que eso sucedió exactamente a las 19.15 –luego se sabría que fue a las 17– y que el buque tardó cuatro horas en hundirse, hasta perderse a 120 pies de profundidad.
  Esa primera noticia decía que se habían salvado 1.520 pasajeros sobre un total de 1.600, avalando por lo tanto la versión de que solo 80 perdieron la vida. Pero un día después, el viernes 28, hubo que corregir el dato: “El número de pasajeros fallecidos en el sensible naufragio del paquebote italiano 'Principessa Mafalda' asciende a 324 viajeros. El capitán del buque, comandante Gulli, figura entre los desaparecidos”.
  Pero la tragedia recién erizó la piel de los entrerrianos el sábado 29, cuando se volcaron sobre la primera página de La Mañana atraídos por un artículo que un emocionado redactor tituló: “¡Héroes!”.
  “Buenos Aires, 28— A medida que continúan llegando las noticias sobre las escenas que se desarrollaron en el sensible naufragio del paquebote ‘Principessa Mafalda’ el público se va enterando también del papel que han jugado algunos héroes. Entre éstos debemos citar a uno de los nuestros, un entrerriano lindo, de la ciudad de La Paz, de nombre Anacleto Bernardi, conscripto de la fragata ‘Sarmiento’, que venía en el buque náufrago, de baja por enfermedad, y que ante la realidad de la catásfrofe sintió correr por sus venas la herencia ancestral, y se lanzó como bueno, como cuadra a un marino argentino, al salvataje”.
  “En esta tarea titánica, de héroes: salvar náufragos, estuvo consagrado hasta el último momento, en que desapareció bajo las aguas, arrastrado por un tiburón”.
  “El gesto del marino Bernardi honra a todos los argentinos”.
  El comandante Simón Gulli se opuso a partir de Génova aquel martes 11, porque conocía que las máquinas ya no respondían como debían. Pero la nave zarpó de todos modos. Hizo escala en Barcelona, en Dakkar (Senegal) y en las islas Canarias. La niña Doly Negrete, de dos años de edad, hija de un médico cirujano argentino, fue elegida “reginetta della nave”. A los pocos días de navegación comenzó a correr el rumor de que algo andaba mal. El domingo el barco se detuvo en alta mar, sin que nadie pudiera explicar las causas. El miércoles se paró de nuevo y comenzó a andar con una sola hélice.
  Los problemas siguieron hasta que el martes 25, mientras la orquesta tocaba en uno de los salones de fumar, se oyeron cuatro estruendos, seguidos de otro aún más fuerte, y el Mafalda vibró. Sonó el clarín de alerta. “¡Pónganse los salvavidas! ¡A los botes! ¡Hay peligro de naufragio!”, gritó alguien. La causa del accidente: se desprendió la única hélice en funcionamiento y abrió una profunda grieta. En instantes, el agua comenzó a esparcirse por todos lados. Habían pasado pocos minutos de las 17.
  A través del tiempo perduró este diálogo:
—El barco se hunde, Anacleto. Yo diría que vayas buscando un bote —dijo Santoro.
—Y usted, ¿qué piensa hacer? —preguntó Bernardi, tosiendo.
—Yo voy a ponerme a las órdenes del capitán para colaborar con el salvataje.
  El entrerriano miró a su superior. Carraspeó.
—Yo tampoco me embarco.
  En medio de la oscuridad y el pánico que reinaban en el interior del buque, los dos recorrieron los camarotes vela en mano y llevaron a la gente, desconcertada, a cubierta. Los botes salvavidas se llenaban de mujeres y niños. Muchos se arrojaban al agua, desesperados, y desaparecían. Otros elegían dispararse un balazo en la frente. La leyenda dice que Santoro y Bernardi salvaron a numerosas familias llevándolas, a nado, hasta la costa del sur de Brasil. Pero difícilmente eso haya sucedido así, porque el barco se hundió a 85 millas de la orilla, es decir, a 157 kilómetros. Otra versión, más verosímil, dice que ambos se arrojaron al mar recién cuando ya no quedaban pasajeros a bordo, porque habían decidido ser los últimos en ponerse a salvo.
  Del salvamento participaron varios buques que navegaban cerca, que fueron avisados por los desesperados radiotelegrafistas italianos Luigi Reschia y Francesco Boldracchi: “¡Del Principessa Mafalda a todos: SOS…! “¡Del Principessa Mafalda a todos: SOS…! Estamos en peligro. Nuestra posición es 16° Lat S y 37° Long O. Vengan enseguida. Necesitamos asistencia”. El holandés "Alhenam", desde el cual habían visto al "Principessa Mafalda" pasar a una milla de distancia, zigzagueante y escorado, respondió: “Llegaremos dentro de 20 minutos”. Desde el inglés $Empire Star": “Estamos cerca, a la vista, y vamos hacia ustedes. ¿Qué peligro corren?”. Desde el francés "Formose": “Vamos hacia ustedes. Llegaremos a las 22.30”.
  A las 20, los italianos dejaron de transmitir. El "Formose" pidió información al "Empire Star" y recibió como respuesta: “¡Estamos salvando sobrevivientes!”. A las 20.38 el argentino "Mosela" receptó uno de los mensajes de emergencia. Poco después, todavía lejos del lugar del hundimiento, ya estaba rescatando náufragos.



  A las 21.50 el "Principessa Mafalda" volvió a transmitir: “Lancen fuegos artificiales y preparen todos sus botes de salvamento. Hay mucha gente a bordo”. A las 22.45: “Encenderemos los tres últimos fuegos que tenemos. Manden todos los botes”. A las 22.56: “Es urgente. Vengan rápido. La nave se da vuelta. Ayudádnos y venid los tres aquí. A las 23.20 llegó el último mensaje: “Diga a sus embarcaciones que vengan a nuestro babor. A estribor es imposible”. A las 00.09 el "Formose" informó: “Avisamos a todos que el 'Principessa Mafalda' acaba de hundirse y que varias naves están en estos momentos recogiendo náufragos”.
  Cuentan que el capitán Simón Gulli se negó a ser salvado por las otras embarcaciones, de acuerdo a la tradición marina. En el momento del hundimiento, apareció en la proa vestido con su uniforme blanco y rechazó cortesmente a quien le gritó por un megáfono: “¡Arrójese al mar! ¡Lo salvaremos!”. Hizo sonar su silbato, saludó con la gorra y desapareció.
  Según la leyenda, Anacleto Bernardi entregó su cinturón de corcho a Giovanni Fasanno, un anciano que vacilaba en la cubierta del Mafalda, que no sabía nadar. Luego volvió a toser y se arrojó al mar junto con Juan Santoro. Permanecieron media hora aferrados a una escala de desembarco. Después empezaron a nadar hacia el "Mosela", que estaba a un kilómetro de distancia.


  Santoro relataría luego en su diario: “Nadábamos afanosamente. Bernardi iba a mi derecha, un poco retrasado. Llevaríamos ya unos 100 metros de travesía cuando los gritos escalofriantes, los gritos de un ser que se siente mordido y arrastrado hacia el fondo, dominaron un momento el rumor de las olas que se repitieron varias veces, cada vez más extraños y cada vez más patéticos. ¡Tiburones! ¡Son tiburones! No tuve tiempo de recapacitar. Sentí algo que me arrastraba también a mí hacia el fondo del abismo. Empecé a tragar agua y creo que perdí la noción de las cosas. Tuve la sensación de apretar una masa viscosa que se escapaba de mis brazos, cada vez más inertes. Después, aquello que me llevaba hasta el fondo, desapareció. Mis brazos volvieron a ser livianos. Ascendí cuatro, cinco metros. En la superficie aspiré una bocanada de aire que me dolió en los pulmones. Grité: ¡Bernardi! ¡Bernardi! Nadie me respondió. Estaba solo entre tinieblas. Bernardi había sido devorado por un tiburón”.



  Una semana después, un enviado del diario La Nación entrevistó al sobreviviente en Montevideo: “Un día antes se dijo a proa y a popa que el buque hacía agua. Pocos momentos después se hizo un simulacro de salvamento. Y llegó el naufragio. Cuatro golpes formidables, un mazazo gigantesco en que parecía que habían tomado parte todos los elementos. Se quebró el árbol de una de las hélices y ésta se vino hacia atrás, en tanto que el trípode giraba hacia la derecha, abriendo un rumbo en la popa. (…) Mi primer pensamiento en ese momento fue salvarme. Pero me acordé que era un marino argentino y me presenté al comandante poniéndome a sus órdenes. Me puse a salvar a las mujeres y a los niños. A la hora y media se hundió el buque. Alternativamente, nadaba y me aferré a la borda de una lancha, hasta llegar al 'Mosela'. Pedía una lancha para ir en busca de Bernardi, a quien había visto hacer prodigios de valor a bordo y luego en el agua. Se accedió a mi pedido y lo busqué, pero inútilmente”. El domingo 23 de octubre de 1977, dos días antes del cincuentenario del naufragio, Santoro falleció en Buenos Aires, desconociendo a que escala jerárquica llegó dentro de su escalafón.
  Aunque nunca se conocieron las cifras exactas, se calcula que en el naufragio murieron 324 personas (32 tripulantes y 292 pasajeros), de un total de 1.255 que iban a bordo (968 pasajeros y 287 tripulantes). De los viajeros fallecidos, más de 200 eran de tercera clase.
  El apellido Bernardi, acompañado de su humilde grado militar, se hizo inmediatamente famoso en Argentina. En noviembre de 1927, el diario La Mañana de Paraná publicaba entre sus noticias principales la marcha de la campaña “Pro colecta Anacleto Bernardi”, destinada a ayudar a la familia del “héroe del 'Principessa Mafalda'”. Adherían los comercios locales, instituciones, vecinos de la alta sociedad y reparticiones del gobierno provincial.
  El miércoles 23 de noviembre, La Mañana reprodujo íntegramente el artículo “La casa para la familia Bernardi”, de La Razón de Buenos Aires: “Ha regresado esta mañana de La paz, el señor Francisco Peña Barrientos, inspector de agencias de ‘La Razón’, quien fué (SIC) comisionado para elegir en aquella ciudad el terreno sobre el cual se construirá la casa para la familia del Conscripto Bernardi”.
  “El representante de ‘La Razón’, a su llegada a La Paz, se vio rodeado por las autoridades, gerentes de bancos locales, miembros del comercio y gente corresponsal del diario, todos los cuales se ofrecieron espontáneamente para asesorarlo en el cumplimiento de la misión que lo llevaba”.



   “Después de conversar con el señor Bernardi, y de oír cuáles eran sus deseos, el señor Peña visitó los terrenos y reunió la información necesaria para decidir la compra”.
  “Hoy mismo, todos los antecedentes han sido pasados al ingeniero Eduardo L. Edo, para que estudie la mejor orientación y proyecte los planos de una casa de estilo colonial, cómoda y sencilla”.
  “Dentro de breves días publicaremos el anteproyecto correspondiente y, de acuerdo con los pliegos de condiciones, contrataremos la construcción, para la cual se nos ha ofrecido donaciones en especie, a fin de que el saldo en efectivo sea lo mayor posible”.
  Como señalamos al iniciar la publicación, muy pocos en Argentina conocen la historia de estos dos valientes, ya que si bien Bernardi perdió la vida en la acción, Santoro ofreció su vida por igual; no obstante ello, la Armada Argentina aún le rinde homenaje al Marinero Conscripto Anacleto Bernardi, y algunos en la localidad de Bernardi, o de quienes residen en alguna calle o trabajan en algún lugar bautizado en su nombre, tal vez conozcan su historia; no obstante, muchos familiares de los sobrevivientes aún los recuerdan. Por ello, ecordémos nosotros tambien a estos dos héroes casi anónimos.
  Por la acción de solidaridad y valentía que el conscripto Anacleto Bernardi tuvo el 25 de octubre de 1927 la Armada Argentina instituyó el Día del Conscripto Naval en ese mismo día, en el año 1976, momento en que se inauguró un busto en su memoria en la Base Naval Puerto Belgrano.
MARINERO CONSCRIPTO ANACLETO BERNARDI, SUBOFICIAL JUAN SANTORO, SALUDO UNO!
▪️ Imágenes
•1, 7 y 8: Marinero Conscripto Anacleto Bernardi de la Armada Argentina. Por su valentía expuesta al dar la vida el 25 de octubre de 1927, desde 1976 esa fecha es el Día del Conscripto Naval.



•2: Paquebote “Principessa Mafalda”.



•3: El “Principessa Mafalda” se hunde frente a las costas de Brasil




• 4, 5 y 6: En el Puerto de La Paz, Provincia de Entre Ríos, en una de sus esquinas se halla esta antigua casona, el Hogar del Niño Conscripto Bernardi, con gran placa en su ochava, de homenaje al Conscripto Bernardi, por ser este uriundo de la localidad de San Gustavo, perteneciente a ese Departamento. La misma es es una institución a cargo de niños y niñas entre dos y doce años con derechos vulnerados, y se dedica a la educación integral de los niños que aloja. Tiene una comisión directiva ad honoren por ser un hogar de gestión privada. El personal que aquí trabaja pertenece al COPNAF.




•9 y 10: En diversas dependencias navales, tales como el Comando del en Jefe de la Armada Argentina o el Hospital Naval de Ushuaia, se erigen sendos bustos del Conscripto Bernardi, y aún hoy se le rinden honores.



•11 al 14: El Conscripto Bernardi y el Cabo Santoro eran tripulantes de la fragata y buque escuela ARA "Presidente Sarmiento" cuando retornaban en el “Principessa Mafalda”. La ARA "Presidente Sarmiento"  fue inicialmente diseñada por la empresa Armstrong, Mitchel & Co de New Castle. Inglaterra, pero será el Capitán de navío don Manuel Domecq García el que, junto con la colaboración de la firma Lairds Bross, le darán la forma definitiva, y en julio de 1896 se comienza su construcción para, dos años después, el 14 de julio de 1898, zarpa de Liverpool hacia Buenos Aires con una eslora de 85,5 metros, 13,32 mts. de manga: 7,55 mts. de puntal: 7,55 mts., 5,48 mts. de calado medio, un desplazamiento: con combustible completo de 2.733 tns., una velocidad máxima de 13 nudos, y económica 6 nudos, con arboladura y velamen de 3 palos de 54 mts. de altura, 21 velas de24.000 pies cuadrados de superficie, más 12 velas suplementarias de 6.000 pies cuadrados más, y una tripulación que puede variar entre los 32 oficiales, 40 cadetes y 275 tripulantes; armada con 4 cañones Armstrong de tiro rápido de 120/45 mm. instalados 2 en las amuras y 2 en el alcázar; 6 cañones de tiro rápido de 57 mm., 2 tipo Arnstrong en el castillete, 2 tipo Hothkiss sobre las batayolas y 2 Nordenfeldt en toldilla; 2 ametralladoras Maxim-Nordenfeldt de 7,65 mm. sobre batayolas; 2 cañones de 37 mm. Maxim-Nordenfeldt sobra las batayolas; y 3 tubos lanzatorpedos, todos sobre el agua, 1 en la roda y 2 en cubierta sistema "Whitehead" de 21 pulgadas. Se incorporó así a la Armada Argentina y permanece hasta el día de hoy, como buque museo fondeada en el Puerto Madero de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital Federal Argentina.


•15: El capitán del “Principessa Mafalda”, Simón Guli.
•16: El comisario Carlos Longobardi, rescatado del naufragio por el buque francés ”Formose”.
•17: Luis Reschia, radiotelegrafista del “Principessa Mafalda”.
•18: “Principessa Mafalda”.
•19 y 20: hall y cabinas del “Principessa Mafalda”.
•21: Recorrido y lugar de naufragio del “Principessa Mafalda”.


•22: El “Empire Star”


•23: El "Formose"


•24: Pintura que reproduce el trágico hundimiento del “Principessa Mafalda”.


http://regiondigital.com.ar/bernardi-la-leyenda/
https://gacetamarinera.com.ar/reubicaron-un-busto-del.../
http://www.histarmar.org/.../La%20Paz/ConscriptoBernardi.htm




viernes, 2 de abril de 2021

Ventas de armas: La dudosa muerte del CN (R) Horacio Estrada

Una vida de antiperonista

26 de Agosto de 1998
La Nación




El capitán de navío (R) Horacio Estrada tuvo una vida marcada entre el antiperonismo, que lo llevó a conformar la escuadra de aviación que bombardeó la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955; el desapego a la institución militar, desde que se retiró perdió todo contacto con sus pares, y uno de los negocios más oscuros: la venta de armas.

Aviador especializado en ataque, integró una de las promociones más multitudinarias, la número 80, entre las correspondientes al ex marino Emilio Eduardo Massera y el almirante retirado Ramón Arosa.

En su juventud, integró la escuadra de aviación que marcó el principio del fin del gobierno de Juan Domingo Perón en 1955. El fracaso lo obligó a exiliarse en Montevideo, donde conoció a su esposa, Cristina, de la que se había separado hace un año.

En la madrugada del 17 de junio de 1955, se suicidó uno de sus superiores y autores intelectuales del alzamiento contra Perón, el almirante Benjamín Gargiulo. En la soledad de su dormitorio, se disparó un balazo en la cabeza y dejó un mensaje: "Prefiero morir con mi uniforme y no con otro".



Poco después, Estrada volvió a Buenos Aires. Las crónicas periodísticas lo enfocan nuevamente a partir de febrero de 1978, cuando asumió como jefe de la Base Aeronaval Comandante Espora.

Durante el gobierno de Alfonsín, ya retirado, mientras trataba infructuosamente de vender a la administración radical aviones israelíes, estuvo procesado en la causa Escuela de Mecánica de la Armada, por violación a los derechos humanos.

Sin embargo, Estrada no figura en la lista oficial de represores denunciados ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas.

Su deceso dudoso, supuestamente un suicidio, hizo recordar ayer otro caso aún no esclarecido: el del brigadier (RE) Rodolfo Echegoyen, quien apareció muerto el 13 de diciembre de 1990 en su despacho de la Aduana. La familia de Echegoyen siempre rechazó la hipótesis del suicidio y vinculó el fallecimiento con los oscuros manejos en ese organismo.

El juez Cubas deberá determinar la causa de la muerte de Estrada.

domingo, 19 de abril de 2020

ARA: Los blindados argentinos

Viejos blindados de la ARA




Vista de los Buques Cruceros Pesados ARA Almirante Brown y ARA 25 de Mayo, abarloados (abarloar: Situar un buque con el costado muy próximo a un muelle o a otro buque) y amarrados al muelle del Puerto de Buenos Aires - Año: 23 de Septiembre de 1931.


Avión biplano de Reconocimiento y Ataque Vought O2U 1.A Corsair, perteneciente a la Aviación Naval, durante el proceso de izado a la catapulta de proa del Buque Crucero Pesado ARA Almirante Brown - Año: 1933.
Dimensiones: *Envergadura: 10,5 mts. *Largo: 7,17 mts. *Alto: 2,75 mts. Tripulación: 2 (dos).


Vista del Comedor de Oficiales perteneciente al Buque Acorazado ARA Moreno - Año: 1920.


Momento del sobrevuelo de un hidroavión Militar Italiano realizando una pasada en Honor al Izamiento de la Bandera de Guerra en el Buque Crucero Pesado ARA 25 de Mayo, amarrado en puerto del Astillero de Livorno, Italia - Año: 7 de Julio de 1931.


El Buque Escuela Fragata ARA Presidente Sarmiento atravesando un temporal cuando efectuaba el cruce del Océano Atlántico Sur, durante el Viaje de Instrucción N°26 y N°6 del Navío - Año: 1905.


Vista del Buque Acorazado ARA Moreno, a Valparaíso, Chile, el cual concurre con la Escuadra de Mar de la Flota, en un crucero de verano - Año: Enero de 1937.

sábado, 18 de abril de 2020

Guerra Antisubversiva: Por esto los tiraron al mar después

 Terrorismo en Argentina


Sepelio del Capitán de Navío José G. Burgos emboscado y asesinado por 4 terroristas del Ejercito Revolucionario del Pueblo.

miércoles, 11 de marzo de 2020

ARA: Torpederas sobre el río Luján

Torpederas en el río Luján circa 1884



En la foto, al frente una torpedera de 3ra clase (10 unidades) y detrás la de 2da clase "Centella" (4 unidades)

viernes, 8 de noviembre de 2019

ARA: Cañones de 102mm del ARA Rivadavia

Bandas del ARA Rivadavia


Armameto secundario de Cañones Cal 102 mm (6 (seis) por banda) del Buque Acorazado ARA Rivadavia - Año: 1915.


viernes, 4 de octubre de 2019

SGM: El Graf Spee y los tres argentinos a bordo

Cuando la guerra mundial imprevista por Hitler llegó al país: el día en que tres argentinos subieron en secreto al buque alemán Graf Spee 

Los detalles y la trastienda de la llegada de la célebre embarcación nazi al Río de la Plata

Por Juan Bautista "Tata" Yofre  || Infobae


El “Admiral Graf Spee”, con su bandera desplegada

El 11 de agosto de 1939, tras una larga jornada en el castillo de Fuschl, una finca cercana a Salzburgo, el canciller alemán Joachim von Ribbentrop y su par italiano Galeazzo Ciano fueron al refugio alpino de Adolf Hitler. Habían tenido dos días de conversaciones. En el primero, el yerno de Mussolini trató de explicar que por distintas razones Italia no estaba preparada para la guerra y que solo resistiría algunos meses ante un conflicto general. Y que el ataque a Polonia no quedaría localizado ni mucho menos en aquel país. Al día siguiente, cuenta el intérprete de Hitler, Paul Schmidt, Ciano fue recibido nuevamente por Hitler y éste afirmó con gran seguridad: "Estoy plenamente convencido de que ni Inglaterra ni Francia tomarán parte en una conflagración general…las democracias son inferiores a Alemania y no lucharán"

Tras los encuentros, Paul Schmidt volvió a su residencia de descanso en Norderney, sobre el Mar del Norte. No pasó más de una semana cuando recibió otra importunada llamada telefónica comunicándole que lo pasaría a buscar un avión para llevarlo a Berlín. Nadie sabía la razón de tanto apuro. En su mesa de trabajo del Ministerio de Asuntos Exteriores encontró un sobre sellado. "Era una orden para ir en avión en compañía de Ribbentrop… a Moscú, donde tenía que actuar en las entrevistas con Stalin, no como intérprete, puesto que yo no hablo ruso, sino para ejercer mi segunda función, reteniendo en unos apuntes el curso de las negociaciones y los posibles acuerdos."

El martes 22 de agosto la delegación alemana partió a Moscú a las nueve de la noche en un cuatrimotor Cóndor, FW 200. Mientras se encontraba en pleno vuelo y observaba la tranquilidad del espacio aéreo, Schmidt imaginó que "contrastaba de modo extraño con la tempestad que ya rugía entre bastidores y que, a ritmo acelerado, se iba cerniendo sobre Europa."

En esas horas, Alemania y la Unión Soviética delimitaron las esferas de influencia en la Europa Central mientras sellaban un acuerdo secreto, firmado entre Ribbentropp y Viacheslav Molotov, en el que se repartían el territorio polaco. Al finalizar, Stalin brindó: "Yo sé bien como quiere el pueblo alemán a su Führer; ¡bebo a su salud!".

Mientras Ribbentrop volaba a la Unión Soviética, en su Berghof Hitler explica y justifica con una serie de argumentos, a un centenar de altos oficiales, que había tomado la decisión de ocupar Polonia en primavera. Primero les informa que en esas horas se está cerrando un Pacto de No Agresión en Moscú. Luego dice: "Encontraré, para desencadenar esta guerra, una razón válida que la propaganda deberá explicar. Importa poco, por otra parte, que ésta razón sea o no plausible. El vencedor no debe rendirles cuentas al vencido. No tendremos que decir si hemos dicho o no la verdad. En tiempos de guerra, desde el principio como durante el curso de las operaciones, no es el derecho lo que importa, es la victoria…". Por lo tanto, agrega, se debe "actuar de manera fulgurante. El fin es, lo repito, liquidar Polonia […] aniquilar sin piedad… aunque haya que desencadenar una guerra en el Oeste".

Luego llegaron interminables jornadas, cargadas de mensajes y entrevistas entre Berlín, Roma, Londres y París. El 25, el embajador italiano Attolico llegó a la cancillería con una carta de Mussolini a Hitler: "Es para mí uno de los momentos más dolorosos de mi vida el tener que comunicarle que Italia no está preparada para la guerra". La misiva, según Schmidt, produjo el efecto de una bomba.

  Los cancilleres Ribbentrop y Molotov firman el Pacto de No Agresión”. Sonriente observa Stalin

"Durante los días siguientes (al pacto Ribbentrop-Molotov) –anotó el calificado testigo- se sucedieron los tratos verbales o escritos, sin pausa, con los embajadores en Berlín o los políticos en Londres, París y Roma. Era una especie de teleconferencia entre capitales europeas, para la que utilizaron el teléfono y el telégrafo". Se volvía, además, a repetir la misma escena: se discutía sobre la soberanía de un país que no estaba representado en la mesa de negociaciones. El texto del traductor alemán refleja cierta tristeza al relatar las últimas horas de paz. "Me había dado cuenta –la medianoche del 30 al 31 de agosto- de la farsa que Hitler y Ribbentrop estaban representando", porque simplemente escuchaba las entrevistas y las opiniones privadas de sus jefes cuando los negociadores extranjeros abandonaban la Cancillería.

En la noche del 31, Hitler ya había dado la orden de invadir Polonia a las 05,45 de la mañana del 1º de septiembre de 1939. El domingo 3 de septiembre de 1939, a las nueve de la mañana, el embajador británico Henderson entró al Ministerio de Asuntos Exteriores, sito en Wilhelmstrasse 76, y le entregó a Paul Schmidt el ultimátum británico anunciando el estado de guerra. Una vez recibido, lo llevó a la Cancillería, entró al amplio despacho de Hitler, que estaba acompañado por Ribbentrop, y lo tradujo en voz alta. Al finalizar, el Führer se quedó completamente inmóvil y silencioso. Tras unos segundos, le preguntó a su ministro: "¿Y ahora qué?". El alto funcionario contestó: "Supongo que dentro de una hora los franceses me entregarán un ultimátum idéntico." Detrás de Francia llegaron con el mismo objetivo los embajadores de Australia, Nueva Zelanda y Canadá. El 17 de septiembre la Unión Soviética se apoderó de su parte del territorio polaco. Más tarde invadiría Finlandia.

Como parte de la farsa que se urdía en la Cancillería, el Panzerschiff Admiral Graf Spee salió de la base Wilhemshaven a las 19 del 21 de agosto de 1939 con rumbo al Atlántico Sur. El capitán de navío (Kapitän zur See) Hans Langsdorff lleva un sobre con ordenes secretas. Casi al unísono el acorazado Deutschland sale rumbo al Atlántico Norte. También son ubicados en zonas de tráfico marítimo varios submarinos. Al estallar la guerra, Hitler ordenó a su Armada interceptar las líneas de abastecimiento de Gran Bretaña y Hans Langsdorff tenía como directiva principal ceñirse a las reglas de captura y evitar combate y moverse mucho dentro de su zona de acción. El 1º de septiembre, el mismo día que se invade Polonia y se está por entrar en guerra contra Gran Bretaña y Francia, el Graf Spee es visto en las islas Canarias al lado de su buque de abastecimiento Altmark.
 
El “Admiral Graf Spee” de frente.

Desde ese momento el Admiral Graf Spee actuó como buque corsario intentando cortar la línea de abastecimientos al Reino Unido de la Gran Bretaña. En esa tarea, la guerra que había comenzado en Europa y que Hitler preveía que los ingleses y franceses no iban a reaccionar llegó hasta América del Sur y las barrosas aguas del Río de la Plata iban a convertirse en campo de batalla –y cementerio—del Panzerschiff (acorazado de bolsillo) clase Deutschland.

El Admiral Graf Spee hundió con diferentes tácticas (entre otras disfrazando el navío) los barcos de bandera británica Newton Beach (5 de octubre se lo captura y el 7 se lo hunde), Ashlea (7 de octubre), Huntsman (10 de octubre se lo captura, el 17 se lo hunde), Trevanion (22 de octubre), África Shell (15 de noviembre), Doric Star (2 de diciembre), Tairoa (3 de diciembre) y Streonshall (7 de diciembre). En total 50.000 toneladas hundidas. Si se observa, fue la mitad del buque gemelo Admiral Scheer pero en ese tiempo su mayor virtud fue la de demandar -o distraer- que las flotas de Gran Bretaña y Francia organizaran diferentes equipos para localizarlo.

El 1º de septiembre, el mismo día que se invade Polonia y se está por entrar en guerra contra Gran Bretaña y Francia, el Graf Spee es visto en las islas Canarias al lado de su buque de abastecimiento Altmark

El miércoles 13 de diciembre de 1939, tras la batalla con tres navíos de guerra británicos, a las 22.50, el Admiral Graf Spee se refugió en el puerto de Montevideo. Gran parte de la tripulación se encontraba agotada. Al momento de atracar el panorama naval que se encontró Langsdorff no podía ser peor, se había metido en una ratonera. Sabía que los británicos no lo iban a perdonar y que le habrían de lanzar una fuerza renovada para hundirlo. Gran Bretaña necesitaba urgentemente un éxito que levantara su alicaído ánimo y ratificara la conducción de Winston Churchill al frente del Almirantazgo.

El jueves 14, casi al unísono, llegaron a Montevideo, desde Buenos Aires, los agregados navales "concurrentes" de Alemania y Gran Bretaña. Uno era el capitán Dietrich Niebuhr y el otro el capitán H. McCall. Los dos entraron en el juego de la guerra diplomática que había estallado en Montevideo. El embajador inglés Eugen Millington-Drake también tiene en cuenta a Michael Powell el jefe de la Inteligencia británica en el Río de la Plata, cuyos hombres entremezclados con los curiosos fotografiaban al Graf Spee desde las pequeñas embarcaciones y en tierra.

El miércoles 13 de diciembre de 1939, tras la batalla con tres navíos de guerra británicos, a las 22.50, el Admiral Graf Spee se refugió en el puerto de Montevideo. Gran parte de la tripulación se encontraba agotada. Al momento de atracar el panorama naval que se encontró Langsdorff no podía ser peor, se había metido en una ratonera

El viernes 15 de diciembre de 1939 una verdadera multitud acompañó a los féretros de los marinos alemanes al Cementerio del Norte. Los tripulantes del Graf Spee lucían sus uniformes de gala. En el momento de la despedida final todos realizaron el saludo nazi, aunque Langsdorff lo hizo a la manera clásica, se llevó la mano derecha hacia su gorra. Entre tanta gente, no pasaron inadvertidos los marinos de los barcos mercantes británicos con el capitán Dove a la cabeza.

Marinos alemanes bajan del acorazado sus muertos y heridos en Montevideo tras la batalla del Río de la Plata

El jueves 16 también llegaron a Montevideo tres oficiales de la Armada Argentina "en cumplimiento de la comisión reservada" que les había dado el Director de la Escuela de Guerra Naval, Capitán de Navío Héctor Vernengo Lima. Ellos eran los Capitanes de Fragata:

Juan María Carranza (5º puesto de la Promoción 40). Se retiró en 1949.

Oscar G. Ardiles (3º de la Promoción 45). Pasó a retiro en 1943.

Walter A. von Rentzell (Promoción 46). Más tarde fue Prefecto Naval; Director de Material Naval (1950) y llegó a vicealmirante. Se retiró el 24 de mayo de 1955. Era considerado un oficial "duro pero prestigioso".

  El imponente Graf Spee (David Muscroft/Shutterstock)

El primer día avistaron al buque alemán desde un remolcador atestado de gente y de "agentes" y al día siguiente subirían a la embarcación y harían un largo informe.

En esas mismas horas el capitán Oscar G. Ardiles de la Armada Argentina se puso en contacto con su amigo personal, el señor Dünhofer, gerente del Banco Alemán en Montevideo, "muy vinculado a la representación diplomática alemana" y luego de ser invitado a almorzar se comprometió a gestionar una visita al Graf Spee.

Ardiles informó: "Nuestra presencia en el cementerio fue notada por el Agregado Naval alemán en nuestro país, lo que permitió que el capitán von Rentzell se pusiera al habla con él por teléfono a fin de reforzar nuestra gestión de lograr una visita al buque".

El informe de los tres capitanes de Fragata argentinos (Carranza, Ardiles y von Retzell) agrega que la solicitud fue aceptada "sin inconvenientes y con gran facilidad". "A las 11.45 del sábado llegó al muelle el Comandante del Acorazado Alemán que estaba en tierra, acompañado por el embajador (Otto Langmann) y el Agregado Naval en nuestro país (capitán Dietrich Niebuhr) y con ellos nos embarcamos en la lancha del Comandante que nos trasladó a bordo. El Agregado Naval Alemán nos presentó al comandante (Langsdorff) como a tres capitanes argentinos amigos personales de él y en cuya discreción podían tener absoluta confianza".

"Langsdorff habló detenidamente con nosotros, dirigiéndose al capitán von Rentzell en alemán, y dijo que el buque no tenía ninguna avería que afectara su poder combativo y que solamente requería las reparaciones necesarias para poder habilitar las cocinas, panadería, lanchas y orificios en el casco", apuntaron.

domingo, 3 de marzo de 2019

Malvinas: Héroes del ARA San Luis

Patrulla de Guerra ARA San Luis - 1982 
De Malvinas: Tras los submarinos ingleses 

 
TN Ricardo Alessandrini, Jefe de Armamento y TF Alejandro Maegli, Jefe de Comunicaciones 

La tripulación del buque al finalizar el año naval 1982 

EL TN Alessandrini, con traje de agua, dispuesto a comprobar unos ruidos provenientes de la zona de libre circulación del submarino 

TN Alessandrini, TC Luis Seghezzi, CC Macías y TF Maegli 


TF Jorge Dacharry, Jefe de Electricidad, TC Seghezzi, Jefe de Navegación y TF Maegli 

TF Maegli (tomado del periscopio) y CF Fernando María Azcueta, comandante del submarino 

El Comandante, CF Azcueta, arenga a la tripulación, una vez tomada la decisión de retornar a puerto 

Parte de la tripulación del San Luis, a poco de retornar a puerto 
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El comandante de la Fuerza de Submarinos pasa revista a la tripulación del submarino, apenas arribado este a puerto 

Damián Riveros

Malvinas: Tras los submarinos ingleses