viernes, 15 de junio de 2018

SGM: El asalto conjunto germano-americano al castillo de Itter

Esa vez cuando los estadounidenses y los alemanes lucharon juntos durante la Segunda Guerra Mundial


Paul Szoldra, We Are The Mighty
Business Insider


Castillo de Itter y camino de entrada en 1979

El castillo de Itter visto desde el este, a lo largo del camino a la entrada, en 1979. Steve J. Morgan a través de Wikimedia Commons

Cinco días después de que Hitler se suicidara en su búnker en Berlín y dos días antes de que Alemania se rindiera, las tropas estadounidenses y alemanas luchaban juntas una al lado de la otra en lo que se ha llamado la batalla más extraña de la Segunda Guerra Mundial.
Fueron los últimos días de la guerra en Europa el 5 de mayo de 1945, cuando prisioneros franceses, combatientes de la resistencia austriacos, soldados alemanes y petroleros estadounidenses lucharon en defensa del Castillo de Itter en Austria.

En 1943, el ejército alemán convirtió el pequeño castillo en una prisión para prisioneros de "alto valor", como primeros ministros, generales, estrellas del deporte y políticos franceses.

Para el 4 de mayo de 1945, con Alemania y su ejército colapsándose rápidamente, el comandante de la prisión y sus guardias abandonaron su puesto.

Los prisioneros ahora dirigían el asilo, pero no podían simplemente salir por la puerta principal y disfrutar de su libertad. Las Waffen SS, la unidad paramilitar alemana comandada por Heinrich Himmler, tenían planes de reconquistar el castillo y ejecutar a todos los prisioneros.

Fue entonces cuando los prisioneros solicitaron la ayuda de las tropas estadounidenses cercanas lideradas por el capitán John "Jack" Lee, combatientes de la resistencia local y sí, incluso soldados de la Wehrmacht para defender el castillo durante la noche y la madrugada del 5 de mayo. El libro " The Last Battle "de Stephen Harding cuenta la verdadera historia de lo que sucedió a continuación.

De The Daily Beast:

"Hay dos héroes primarios de esto, como debo reiterar, completamente factual, historia, ambos directamente del reparto central.
"Jack Lee era el guerrero por excelencia: inteligente, agresivo, innovador y, por supuesto, un hombre que bebía puros y masticaba cigarros que cuidaba de sus tropas y estaba dispuesto a pensar de una manera muy diferente cuando la situación táctica exigía esto, como sin duda lo hizo una vez que las Waffen-SS comenzaron a asaltar el castillo.
"El otro fue el muy condecorado oficial de la Wehrmacht, el mayor Josef 'Sepp' Gangl, que murió ayudando a los estadounidenses a proteger a los VIP. Esta es la primera vez que se cuenta la historia de Gangl en inglés, aunque con razón se lo honra en la actual Austria y Alemania como un héroe de la resistencia antinazi ".

Como señala el New York Journal of Books en su reseña del trabajo de Harding, el capitán del ejército Lee asumió inmediatamente el mando de la lucha por el castillo sobre sus líderes: el capitán Schrader y el mayor Gangl, y lucharon contra una fuerza de 100 a 150. Tropas SS en una batalla confusa, por decir lo menos.

Durante la batalla de seis horas, las SS lograron destruir el único tanque estadounidense de los defensores ampliamente superados en número, y la munición de los Aliados resultó extremadamente baja. Pero los estadounidenses pudieron pedir refuerzos, y una vez que aparecieron, los SS retrocedieron, según Donald Lateiner en su reseña.



Unas 100 tropas de la SS fueron tomadas prisioneras, según la BBC. La única víctima amistosa de la batalla fue Maj. Gangl, que recibió un disparo de un francotirador. La cercana ciudad de Wörgl luego nombró una calle en su honor en honor a él, mientras que el capitán Lee recibió la Cruz del Servicio Distinguido por su valentía en la batalla.
En cuanto al libro, aparentemente se ha optado por convertirlo en una película. Con una historia loca como esta, uno pensaría que ya se habrá hecho.

jueves, 14 de junio de 2018

Peronismo: El "sepelio" de la resentida de Eva Perón en Bahía Blanca

El día que en Bahía Blanca velaron a Evita


La Nueva

La muerte de Eva Duarte conmovió a gran parte del pueblo argentino. Muchas ciudades simularon su velorio y sepelio.






La misa frente al palacio municipal, antes de la partida del cortejo fúnebre.


Mario Minervino / mminervino@lanueva.com



Los primeros días de agosto de 1952 tuvo lugar en nuestra ciudad una "puesta en escena", de las varias registradas en el país, del velatorio simbólico de Eva Duarte de Perón, fallecida a las 20:25 del 26 de julio de ese año. La misma incluyó una misa y un posterior cortejo fúnebre.

La mujer del presidente Juan Domingo Perón falleció a los 33 años de edad y se asegura que nunca antes el mundo había sido testigo de un funeral de las dimensiones que alcanzó el tributado a Eva, al punto que se debieron traer flores desde Chile y Japón.



El gobierno nacional estableció 30 días de duelo y por sugerencia de las autoridades de la CGT varios pueblos y ciudades del país decidieron recrear el velorio, con el desarrollo de una ceremonia cómo si el cuerpo estuviese presente de manera simultánea en todo el país.

En nuestra ciudad la propuesta contó con el apoyo del intendente municipal, Norberto Arecco, y para ese homenaje se montó un altar en la escalera de acceso al palacio municipal.

Una multitud se reunió en la plaza Rivadavia, la cual participó de una misa y luego acompañó luego a un carruaje ocupado con un ataúd vacío, rodeado de decenas de coronas.

Desde la llegada del Peronismo a la escena política, en 1946, y hasta el golpe militar de 1955, en Bahía Blanca siempre resultaron triunfantes los candidatos de ese partido (Rafael Laplaza, Norberto Arecco y Santiago Bergé Vila).



Eva Duarte visitó la ciudad en 1946, acompañando a su marido en el cierre de su primera campaña presidencial, y en 1948, ya convertida en primera dama.

En ambas ocasiones saludó desde el balcón central del teatro municipal.

Un cadáver en movimiento

Embalsamado por el médico Pedro Ara, el cadáver de Eva Duarte fue robado del edificio de la CGT en diciembre de 1955, por integrantes de la Revolución Libertadora que había derrocado a Juan D. Perón.

El cuerpo fue trasladado en el más riguroso secreto al cementerio de Milán, donde fue enterrado con el nombre de María Maggi de Magistris.

Luego de arduas negociaciones, el cadáver fue devuelto a Perón, en su casa de Madrid, en 1971. Tres años después regresó al país y fue ubicado en el panteón de los Duarte, en el cementerio de la Recoleta.




Un cuento.

La decisión de varias ciudades y pueblos de simular un velorio y cortejo fúnebre en honor a Eva fue reflejada por el escritor Jorge Luis Borges en su cuento El Simulacro, escrito en 1957.

"En uno de los días de julio de 1952, el enlutado apareció en aquel pueblito del Chaco. Era alto, flaco, aindiado, con una cara inexpresiva de opa o de máscara; la gente lo trataba con deferencia, no por él sino por el que representaba o ya era. Eligió un rancho cerca del río; con la ayuda de unas vecinas armó una tabla sobre dos caballetes y encima una caja de cartón con una muñeca de pelo rubio. Además, encendieron cuatro velas en candeleros altos y pusieron flores alrededor. La gente no tardó en acudir. Viejas desesperadas, chicos atónitos, peones que se quitaban con respeto el casco de corcho, desfilaban ante la caja y repetían: «Mi sentido pésame, General». Éste, muy compungido, los recibía junto a la cabecera, las manos cruzadas sobre el vientre, como mujer encinta. Alargaba la derecha para estrechar la mano que le tendían y contestaba con entereza y resignación: «Era el destino. Se ha hecho todo lo humanamente posible.» Una alcancía de lata recibía la cuota de dos pesos y a muchos no les bastó venir una sola vez.

¿Qué suerte de hombre (me pregunto) ideó y ejecutó esa fúnebre farsa? ¿Un fanático, un triste, un alucinado o un impostor y un cínico? ¿Creía ser Perón al representar su doliente papel de viudo macabro? La historia es increíble pero ocurrió y acaso no una vez sino muchas, con distintos actores y con diferencias locales. En ella está la cifra perfecta de una época irreal y es como el reflejo de un sueño o como aquel drama en el drama, que se ve en Hamlet. El enlutado no era Perón y la muñeca rubia no era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (cuyo nombre secreto y cuyo rostro verdadero ignoramos) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una crasa mitología".

miércoles, 13 de junio de 2018

Roma: Las guerras lusitanas

Guerra lusitana

Wikipedia







Fecha155 a 139 DC
UbicaciónHispania
Resultado victoria romana
Cambio territorialla pacificación de Lusitania (Portugal moderno entre los ríos Tajo y Douro y Extremadura, España))
Beligerantes
República romanaTribus lusitanas de la república romana
Comandantes y líderes
Servius Sulpicius Galba
Caius Vetilius
Caius Plancius
Caius Nigidius
Fabius Maximus Aemilianus
Fabius Servilianus
Servilius Cipianus
Marcus Popillius Laenas
Viriathus (asesinado)
Punicus
Cesarus
Caucenus
Tautalus

La Guerra Lusitana, llamada en griego Pyrinos Polemos ("La Guerra de Fuego"), [1] fue una guerra de resistencia librada por las tribus lusitanas de Hispania Ulterior contra las legiones de la República Romana que avanzaban del 155 al 139 AC. Los lusitanos se rebelaron en dos ocasiones distintas (155 aC, y nuevamente en 146 aC) y fueron pacificados. En el año 154 aC, los celtíberos iniciaron una larga guerra en Hispania Citerior, conocida como la Guerra Numantina. Duró hasta 133 y es un evento importante en la integración de lo que se convertiría en Portugal en el mundo romano y de habla latina.

En 194 aC, estalló la guerra entre los romanos y los lusitanos, que eran un pueblo autónomo [2]. En 179 a. C., los romanos habían logrado pacificar la región y habían firmado un tratado de paz. En 155, una gran revuelta se reavivó bajo el liderazgo de Punicus, quien se alió con los Vettones. Cesáreo tuvo éxito después de la muerte de Punicus. Otro señor de la guerra, Caucenus, hizo la guerra contra los romanos en la región al sur del Tajo hasta el norte de África.

El pretor Servius Sulpicius Galba y el procónsul Lucius Licinius Lucullus llegaron a 151 y comenzaron el proceso de someter a la población local. Galba traicionó al pueblo lusitano que había invitado a las conversaciones de paz y sufrió aproximadamente 10.000 masacres en 150, lo que puso fin a la primera fase de la guerra. Más tarde se demostró que esto fue un error costoso, ya que los lusitanos se amargaron y comenzaron una guerra abierta contra Roma y sus aliados. No solo eso, sino que el futuro líder lusitano Viriato había escapado con vida de la masacre, habiendo desarrollado una vendetta contra Roma.

En 146 a. C., los lusitanos eligieron al líder Viriathus, después de rescatar a un gran número de guerreros lusitanos acorralados por una legión romana después de recordarles la traición de Roma tres años antes y convencerlos de no aceptar ninguna oferta romana. Aprovechando la falta de voluntad de las Legiones para romper la formación, logró salvar a toda la banda de la masacre o captura, una hazaña increíble. Viriathus debía ganar renombre en todo el mundo romano como guerrillero. En las palabras de Theodor Mommsen, "Parecía como si, en esa edad completamente prosaica, uno de los héroes homéricos hubiera reaparecido". En 145, el general Quintus Fabius Maximus Aemilianus hizo campaña exitosamente contra los lusitanos, pero fracasó en sus intentos de arrestar a Viriathus. En el año 143 aC, Viriato formó una liga contra Roma con varias tribus celtas, por resistir a los romanos y vengarse de ellos por la traición y la masacre de tres años antes.

En 139 aC, Viriathus fue asesinado mientras dormía por tres de sus compañeros (eran tartesios, aliados lusitanos), Audax, Ditalcus y Minurus. Los tres hombres habían escapado cuando los lusitanos descubrieron la muerte de su líder. Incapaces de vengarlo, celebraron fiestas, batallas de gladiadores y un gran funeral. Estos tres hombres que habían sido enviados como emisarios a los romanos habían sido sobornados por Marcus Popillius Laenas para traicionar su misión. La historia popular de su destino tiene al general romano Servilius Caepio haciendo que los ejecuten, declarando que "Roma no paga a los traidores".

martes, 12 de junio de 2018

PGM: Documental "The Long Road to War"

El largo camino hacia la guerra: Largometraje documental sobre los orígenes de la Primera Guerra Mundial (con Extended Trailer)

War History Online


Fotografía del Archiduque y su esposa saliendo del Ayuntamiento de Sarajevo después de leer un discurso el 28 de junio de 1914. Fueron asesinados cinco minutos después.

Long Road to War es un documental de largometraje sobre los orígenes de la Primera Guerra Mundial. Procedente de un país que perdió más del 20% de su población en la Gran Guerra, el director serbio Miloš Škundrić dice que se sorprendió al saber lo poco que él y su generación conocían sobre el motivo de esta "catástrofe seminal del siglo XX".

El director dijo:

"A pesar de que había muchos libros sobre lo que los historiadores tratan de uno de los tópicos más importantes de todos, me sorprendió que los orígenes de la guerra hayan estado sujetos a casi ninguna película en absoluto en los últimos 100 años. De acuerdo, el tema se incorporó en su mayoría a los documentales que cubren la guerra misma y brevemente, o se limitaron solo a 1914.

Pero no se puede entender por qué la muerte de un heredero por parte de su súbdito debería desencadenar una guerra mundial, si no se retrocede más hacia el pasado, ¿o sí? Estas fueron las razones de esta película, y me había marcado metas altas, tanto en términos de calidad de producción como de autenticidad histórica.

La historia de la película comienza a finales del siglo XIX. A pesar de que las guerras durante la década de 1870 terminaron, la paz en Europa era frágil. El estado mayor alemán estaba llamando a una nueva guerra desde 1875, y por lo tanto casi estalló en 1905 y 1911 sobre Marruecos, y en 1908 y 1912/13 sobre los Balcanes. Siempre hay algo que lo disuadió, pero desde 1912 la guerra está en su punto final ".


Wilhelm II y Winston Churchill durante una maniobra militar de otoño cerca de Breslau, Silesia (Wrocław, Polonia) en 1906

A mediados de la década de 1960, el entonces joven historiador, John C.G. Röhl, descubrió documentos sobre lo que se conoce como el "Consejo de guerra alemán" del 8 de diciembre de 1912. Fritz Fischer publicó esos registros en su libro War of Illusions y puso patas arriba la historiografía alemana. Ayudaron a comprender el pensamiento estratégico del Ejército y la Marina de Alemania, que planificaron la guerra "en las circunstancias más convenientes". En esa reunión, acordaron que la guerra que estaba acechando en 1912, debería posponerse hasta el verano de 1914, cuando ambos su ejército y la marina estarían listos.

El director tomó la información como punto de partida para su película y contactó al profesor emérito Röhl de la Universidad de Sussex. Ha escrito una biografía muy detallada en tres partes sobre Kaiser Wilhelm II, que asciende a casi 15,000 páginas, reconstruyendo su vida casi día a día.

"Y la biografía del Kaiser nos cuenta toneladas sobre la historia de Alemania y, por lo tanto, de la Europa de la época", dijo el director.


Junto con el profesor Röhl, hay otros historiadores destacados de esa época. Es importante destacar que provienen de países que son cruciales para comprender el estallido de la Gran Guerra: Austria, Alemania, Francia, Rusia, Serbia y Gran Bretaña. Se reunieron por primera vez para asesorar sobre la película. Sir Hew Strachan, Dominic Lieven, Lothar Höbelt, Oleg Airapetov, Georges-Henri Soutou, Jean-Paul Bled, Annika Mombauer, Stig Förster, Alan Sked, Dušan Bataković.


Hindenburg, Wilhelm II y Ludendorff en enero de 1917

El documental utiliza películas y fotografías de unas quince casas de archivo de todo el mundo, por lo que es "más acción, menos cabezas parlantes en la pantalla". La idea del director era hacer un documental que se pareciera a una película de Oliver Stone. Un thriller histórico y político, y una emocionante pieza de cine en lugar de televisión, dijo:

"La película como medio existe solo desde finales del siglo XIX. Algunas figuras históricas, aunque muy importantes, son imposibles de encontrar en la película. ¡Y son personajes cruciales en este drama! Entonces fue una pieza muy difícil de hacer, y tuve ganas de dejar de fumar muchas veces. Pero, lo vimos a través de. La historia se usa constantemente para fines políticos cotidianos, y odio eso. Entonces, traté de verificar cada información que escribí para el narrador o que los historiadores dicen en pantalla. Investigamos una vez más los archivos, y es interesante que tanto el profesor Röhl como yo encontremos nuevos documentos en archivos alemanes durante la producción de esta película. Y, al mismo tiempo, Annika Mombauer también publicó una nueva colección de los documentos más importantes de su libro "Los orígenes de la Primera Guerra Mundial: documentos diplomáticos y militares" que realmente ayudaron mucho ".


Esta imagen generalmente se asocia con el arresto de Gavrilo Princip, aunque algunos creen que representa a Ferdinand Behr, un espectador

La película está principalmente en inglés, con algo de alemán, francés y ruso hablado por los historiadores.

Esta pieza de casi dos horas se estrenará en Serbia como una función especial en el 65º Festival de Cine Documental de Belgrado el viernes 30 de marzo de 2018.


lunes, 11 de junio de 2018

Comunicaciones: El engaño de las noticias falsas a través del tiempo

La larga historia de las noticias falsas


La utilización política de las mentiras empezó mucho antes de las redes sociales, la construcción de otras realidades ha sido una constante desde la antigua Grecia





Guillermo Altares | El Pais
  Soldados alemanes durante la cuarta batalla de Ypres, en octubre de 1918. Paul Thompson Getty Images


La primera víctima de la guerra es la verdad, sostiene un viejo dicho periodístico. Aunque lo cierto es que bien podría decirse que la verdad es víctima recurrente en cualquier sociedad organizada, porque la mentira política es un arte tan viejo como la civilización. La verdad es un concepto escurridizo en metafísica y cambiante en ciencia —un nuevo descubrimiento puede anular lo que se daba por cierto—, pero en el día a día el asunto es muy diferente: hay cosas que han ocurrido y otras que no; pero los hechos, reales o inventados, influyen en nuestra percepción y opinión.

Desde la Antigüedad, verdad y mentira se han mezclado muchísimas veces y esas realidades falsas han influido en el presente. Ya lo escribió el gran historiador francés Paul Veyne en su ensayo ¿Creían los griegos en sus mitos? (Granica): "Los hombres no encuentran la verdad, la construyen, como construyen su historia".

Llegados a este punto conviene hacer una distinción entre noticias falsas y propaganda: ambas crecen y se multiplican en el mismo ecosistema, pero no son exactamente iguales. La propaganda busca convencer, ser eficaz, y para eso puede recurrir a todo tipo de instrumentos, desde el arte hasta el cine, los pasquines o las redes sociales. Las noticias falsas, una de las ramas de la propaganda, son diferentes: buscan engañar, crear otra realidad. La preocupación por la forma en la que estos engaños cuajan y por los mecanismos a través de los que se crean y se multiplican no es nueva: Reflexiones de un historiador sobre las falsas noticias de la guerra (Réflexions d'un historien sur les fausses nouvelles de la guerre, Allia, 2012) es el título de un pequeño e influyente ensayo que publicó originalmente Marc Bloch... en 1921.

Este historiador, asesinado por los nazis en 1944, fue uno de los más influyentes del siglo XX. Impulsó la Escuela de los Anales, que cambió el foco de la investigación del pasado hacia la vida cotidiana, y regresó de las trincheras de la Primera Guerra Mundial alucinado por la importancia que las noticias falsas habían tenido. Eso le llevó a reflexionar sobre su origen y difusión en un texto que podría haber sido escrito en la era del Brexit, Vladímir Putin y Donald Trump, en estos tiempos de las redes sociales y los mensajes virales. "Las noticias falsas han levantado a las masas. Las noticias falsas, en todas sus formas, han llenado la vida de la humanidad. ¿Cómo nacen? ¿De qué elementos extraen su sustancia? ¿Cómo se propagan y crecen?", escribe, para señalar un poco más adelante: "Un error solo se propaga y se amplifica, solo cobra vida con una condición: encontrar en la sociedad en la que se expande un caldo de cultivo favorable. En él, de forma inconsciente, los hombres expresan sus prejuicios, sus odios, sus temores, todas sus emociones". En otras palabras, las noticias falsas necesitan gente que quiera creerlas.

Cambiar la historia

El siglo XX y lo que llevamos del XXI ha sido la era de las mentiras masivas. Tres de los grandes conflictos en los que se metió Estados Unidos en ese periodo empezaron con invenciones: la guerra de Cuba (1898), con la manipulación de los periódicos; la guerra de Vietnam (1955-1975), con el incidente del golfo de Tonkin, y la invasión de Irak en 2003, con las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam Husein. "La guerra contra España fue obra de Hearst y de Pulitzer", escribió el reportero Manuel Leguineche en su ensayo sobre el nacimiento del periodismo sensacionalista, Yo pondré la guerra (El País Aguilar). "Fue su gran oportunidad de cambiar la historia, de crear una psicosis de guerra, de fabricarla, por medio de sensacionalismo, tirada, circu­lación millonaria, venta masiva, patada en el estómago del lector".

A la vez que surgieron los diarios de circulación masiva, nació un cierto escepticismo hacia ellos. Era como si algunos se empeñasen en demostrar que la verdad estaba en otro lado. Esa desconfianza se prolonga hasta nuestros días con aquellos que creen erróneamente que la prensa cuenta mentiras y las redes sociales verdades. Con el telégrafo llegó la posibilidad de enviar rápidamente historias a larga distancia, con la linotipia se pudieron imprimir masivamente y con los nuevos medios de transporte se distribuyeron en numerosos lugares. Pero en ese mismo momento, a finales del siglo XIX, surgió la desconfianza hacia lo que contaban, la misma que nutre ahora a los que buscan esa otra verdad en Facebook, que para algunos es la única ventana al mundo. Es muy significativa en ese sentido una escena de Estudio en escarlata, la primera novela de Sherlock Holmes, publicada en 1887, en la que el detective y Watson repasan los diferentes diarios —The Daily Telegraph, Daily News, Standard— y todos cuentan una versión falsa del crimen que están investigando, impulsada por motivos políticos: unos culpan a los europeos, otros a los extranjeros o los liberales. Ninguno maneja una pista fiable.

Una de las grandes tragedias del siglo XX, las matanzas masivas promovidas por los grandes totalitarismos, logró esconderse detrás de noticias falsas. Las dictaduras nazi y soviética no solo fabricaron falsedades tremendas, sino que fueron capaces de construir otra realidad en la que lo verdadero y lo falso eran elementos accesorios. Como señaló el escritor francés Emmanuel Carrère, "en la URSS no se abolió la propiedad privada, se abolió la realidad". Ahora puede resultar casi increíble que mientras Stalin asesinaba y deportaba a millones de personas, la bondad del socialismo se mantenía como un dogma en grandes sectores de Occidente. Demasiada gente pensó, de buena o mala fe, que la realidad era, en ese caso, una noticia falseada. El historiador Tony Judt lo explicaba así en Pensar el siglo XX (Taurus): "Los que entendieron correctamente el siglo tuvieron que ser capaces de imaginar un mundo para el que no existían precedentes. Tuvieron que suponer que esa situación insólita y a todas luces absurda estaba sucediendo en realidad, en lugar de dar por hecho, como todos los demás, que era grotescamente inimaginable".

Mensajeros del desastre

La historiadora francesa Annette Becker ha estudiado la influencia que la propaganda de la Primera Guerra Mundial tuvo en la Segunda. Las noticias falsas difundidas contra los alemanes entre 1914 y 1918, cuando se les acusaba de todo tipo de bestialidades con fines propagandísticos, tuvieron un efecto negativo en la percepción de las atrocidades que sí fueron cometidas entre 1939 y 1945, sobre todo en relación al Holocausto. Un ejemplo de ello fueron las dificultades que tuvieron para ser creídos los primeros agentes polacos que trajeron la noticia del exterminio de los judíos por parte de los nazis. En su libro Mensajeros del desastre (Messagers du désastre, Fayard), que acaba de salir en Francia, Becker relata la historia de Jan Karski, un héroe polaco que se jugó la vida para llevar la noticia del Holocausto a Londres. No le creyeron cuando informó a los aliados de lo que ocurría. Un alto oficial británico le explicó: "Señor, durante la Primera Guerra Mundial difundimos la propaganda de que soldados alemanes aplastaban a niños belgas contra los muros. Creo que hicimos bien. Nos ayudó a debilitar la moral del enemigo, a aumentar el odio contra los alemanes. Necesitamos informes como el suyo". Karski agregó: "Se notaba claramente que no me creía". De nuevo, una noticia verdadera era percibida como falsa.

Pero las reglas que intuyó Marc Bloch hace un siglo, que las noticias falsas necesitan una sociedad dispuesta a creerlas, comenzaron a aplicarse mucho antes de la era de la comunicación de masas, desde los creadores del pensamiento histórico, primero Heródoto y luego Tucídides. "La democracia ateniense tiene una especie de momento fundacional, de hito crucial, que en realidad fue una genial construcción narrativa", explica el helenista Óscar Martínez, profesor de griego, presidente de la delegación de Madrid de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y autor de Héroes que miran a los ojos de los dioses (Edaf).

"Se trata del ensalzamiento de los tiranicidas Harmodio y Aristogitón, quienes pasan por ser los fundadores heroicos de la democracia ya que asesinaron al tirano de Atenas. Pero cuando Heródoto y Tucídides narran este episodio se ve claramente que hay cosas que no casan: no mataron al tirano, sino a su hermano, y la tiranía duró cuatro años. Y ponen de manifiesto que las causas del magnicidio fueron más bien un asunto personal, incluso amoroso", prosigue Martínez. Con la voluntad de investigar —la palabra que emplea Heródoto es historie— nació la lucha contra las noticias falsas.

En la antigua Roma, los gobernantes eran muy conscientes de la importancia que tenía la información y de que era esencial adaptarla a sus necesidades políticas, independientemente de la realidad. "En Roma las noticias se transmitían fundamentalmente a través de las imágenes", explica el investigador Néstor F. Marqués, que publicó recientemente Un año en la antigua Roma: La vida cotidiana de los romanos a través de su calendario (Espasa). "No todo el mundo sabía leer o escribir, por lo que la información visual era muy importante. La forma más rápida de difundir la llegada de un nuevo emperador era acuñar monedas con su cara", prosigue. Y ahí encuentra Marqués un ejemplo de manual de noticia falsa: "El emperador Septimio Severo, nacido en Leptis Magna y que nada tenía que ver con su antecesor, el malogrado Cómodo, para legitimar su poder decidió extender la idea de que él mismo era el hermano perdido de Cómodo, hijo ilegítimo de Marco Aurelio y, por ello, la persona más idónea para ocupar el cargo. En las primeras monedas que acuñó hizo que le retrataran con unos rasgos muy parecidos a los de Marco Aurelio".

Profanación de un crucifijo (Familia de herejes azotando un crucifijo), de Francisco Rizi. Museo Nacional del Prado

Noticias y juglares

También en la Edad Media las noticias se propagaban con sorprendente eficacia a pesar de que las condiciones materiales no acompañaban al movimiento informativo. Claude Gauvard, profesora emérita en La Sorbona, ha investigado las formas de transmisión de información en ese periodo: "Un caballo podía recorrer 30 kilómetros al día, pero el tiempo que tardaba en transmitirse una información podía acelerarse dependiendo del interés de la noticia", explica en un correo electrónico. Las órdenes mendicantes tenían un papel importante en la diseminación de información, al igual que los juglares, los peregrinos o los vagabundos, porque todos ellos recorrían grandes distancias. Las ciudades también tenían correos organizados y sellos para lacrar mensajes y tratar de certificar la veracidad de las misivas. Gracias a todo esto, la circulación de bulos era intensa y políticamente relevante. Gauvard pone como ejemplo de noticia falsa clásica medieval la historia del rey, conde o señor que desaparece en la batalla y que reaparece, anciano y transformado.

Un motivo para la construcción de noticias falsas en aquel periodo era tratar de explicar así la justificación de actos que, de otra forma, serían intolerables, como el magnicidio. "El duque de Borgoña, tras encargar en 1407 el asesinato del duque de Orleans, llevó a cabo una campaña epistolar: se dirigió a las ciudades del reino, a los príncipes, a la Iglesia, hasta al Papa. En ellas argumentaba que el duque de Orleans era un tirano, que intentó asesinar a la familia real", explica Gauvard, y cuenta que hubo muchos otros casos de campañas certeras de desinformación, que llegaron incluso a afectar a Juana de Arco. Pero la historiadora cree que el ejemplo más claro para demostrar la importancia que tuvieron las mentiras son las cazas de las brujas y las calumnias contra los judíos, auténticas campañas de desinformación con resultados catastróficos. "Pudieron ser movimientos populares, pero fueron manipulados por las autoridades", asegura.

En un libro de reciente aparición, Crimen e ilusión. El arte de la verdad en el Siglo de Oro (Marcial Pons), Felipe Pereda, profesor de arte español en la Universidad de Harvard, ha estudiado a fondo otro escandaloso y apasionante caso en el que la construcción de una noticia falsa tuvo implicaciones políticas. Ocurrió en el Madrid del siglo XVII, y es un ejemplo claro de persecución antisemita. "En 1632 se produjo un auto de fe en el que fueron quemados cuatro marranos (judíos conversos) portugueses y otros fueron enviados a galeras. Todos ellos eran acusados de haber profanado dos años antes un crucifijo. Las autoridades sostenían que el objeto se habría resistido a ser quemado y que incluso habría hablado a esas personas. Aquel fue uno de los grandes escándalos del primer Gobierno del conde-duque de Olivares, a quien se acusaba de favorecer a los banqueros marranos por encima de los genoveses", explica Pereda.

La persecución en la calle de las Infantas, donde vivían aquellos judíos, tuvo motivaciones políticas. Como explica el investigador del antisemitismo en España Uriel Macías, el eco de aquel caso fue tal que Calderón de la Barca escribió una obra, El nuevo palacio del Retiro, y Quevedo redactó un furibundo panfleto antisemita, Execración contra los judíos. En 1650, Quevedo también publicó La isla de los Monopantos, una obra en la que por primera vez se habla del complot judío universal para dominar el mundo, teoría que sería explotada a fondo por Los protocolos de los sabios de Sión, una de las grandes falsificaciones de la historia, que encontró amplia difusión a principales del siglo XX. Históricamente el antisemitismo ha sido un terreno fértil para plantar mentiras.

La Inquisición se aprovechaba y, al mismo tiempo, lo azuzaba. "En la inmensa mayoría de las leyendas antisemitas es fácilmente trazable cómo se forjan las mentiras", explica Macías, y relata que, tras el auto de fe de 1632, se convocaron concursos literarios sobre el tema y la Inquisición distribuyó panfletos anticristianos, presuntamente escritos por judíos, que habían sido falsificados de arriba abajo para agitar y convencer al pueblo. Aquel proceso contra los marranos no solo se basó en pruebas inventadas, sino que fue una chapuza jurídica: el único testigo era un niño menor de 10 años, con graves problemas cognitivos, algo en teoría inaceptable por la Inquisición, que se saltó sus propias normas.

Las casas de los judíos fueron destruidas y allí se erigió el convento de Capuchinos de la Paciencia de Cristo, con una capilla situada exactamente en el mismo espacio donde se produjo el imaginario sacrilegio. Se instalaron allí cuatro pinturas enormes realizadas por Francisco Rizi, Francisco Camilo, Andrés de Vargas y Francisco Hernández. "Los cuadros reconstruyen con documentadísimo cuidado la escena del crimen, describen los detalles de los sucesos, identifican a cada uno de sus protagonistas y, lo que es más importante, convierten a los espectadores en testigos de los hechos", escribe Pereda en su ensayo. El punto de vista es el del único testigo de la profanación. Tres de los cuadros se encuentran en depósito en el Museo del Prado, ya que la capilla se destruyó en el XIX. No hicieron falta entonces redes sociales para construir desde cero la mentira perfecta, para crear una realidad incontestable aunque falsa.

Otro ejemplo de la eficacia de la Inquisición en la diseminación de historias falsas es el caso del Santo Niño de La Guardia ocurrido en Toledo. Varios judíos y conversos fueron acusados de asesinar a un niño que nunca existió (y a pesar de ello, sigue siendo venerado en la actualidad). Políticamente este suceso inventado en 1490 tuvo un impacto formidable: fue uno de los pretextos para la expulsión en 1492. "Nunca se echó en falta ningún niño, ni se encontró ningún cuerpo", explica la historiadora Mercedes García-Arenal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "Pero se montó un proceso con confesiones bajo tortura y varios judíos y judeosconversos fueron quemados. Este hecho sirvió para acallar las voces alzadas en contra de la Inquisición y para decretar la expulsión de los judíos",

El rédito político de las noticias falsas es grande, y lo fue mucho antes de Internet, pero siempre ha necesitado de un buen caldo de cultivo. Las mentiras que se cuelan y convencen a las masas no llegaron con las redes.

domingo, 10 de junio de 2018

UK sabía dos semanas antes que se produciría la masacre de Tiananmen

El Reino Unido sabía que China planeaba una masacre en la Plaza Tiananmen dos semanas antes de que ocurriera

Quartz




Un hombre chino bloquea tanques militares en Changan Avenue, cerca de la Plaza Tiananmen en Beijing, el 5 de junio de 1989. (AP Photo / Jeff Widener)


Por Zheping Huang Ilaria Maria Sala
"Doscientos muertos podrían traer 20 años de paz a China", dijo el ex líder chino Deng Xiaoping en documentos recientemente desclasificados. Sus palabras fueron pronunciadas semanas antes de la sangrienta represión militar contra manifestantes estudiantiles en la Plaza Tiananmen de Beijing el 4 de junio de 1989.

Los Archivos Nacionales del Reino Unido publicaron el 30 de diciembre un gran número de archivos gubernamentales previamente secretos de 1989 y 1990. Más de dos docenas de documentos (pdf) fechados entre el 20 de mayo y el 21 de julio de 1989 revelaron la comprensión de la administración Margaret Thatcher del clima político en China en el período previo a la represión. Una gran revelación: la embajada del Reino Unido en Beijing sabía dos semanas antes del 4 de junio que el Ejército de Liberación Popular se estaba preparando para matar a cientos, si no miles, de manifestantes estudiantiles que se habían reunido en la plaza principal de Pekín durante semanas.

El 20 de mayo de 1989, un mes después de que los estudiantes comenzaran a ocupar la Plaza Tiananmen llamando a la reforma democrática en el Partido Comunista, Deng declaró la ley marcial y desplegó 300,000 tropas en Beijing. El mismo día, Sir Alan Ewen Donald, embajador de Gran Bretaña en China, envió a Downing Street un telegrama sobre su almuerzo con el sinólogo estadounidense Stuart Schram.



"El profesor Stuart Schram me confió que uno de sus contactos chinos le había dicho que en los últimos días Deng Xiaoping comentó que 'doscientos muertos podrían traer 20 años de paz a China'", escribió Donald. "La implicación era claramente que el sacrificio de una cantidad de manifestantes ahora vivirá estabilizaría la situación actual y compraría el tiempo necesario para completar la reforma de China".

Donald continuó diciendo que aprendió del Pentágono la misma noche en que las autoridades chinas decidieron "no hay forma de evitar el derramamiento de sangre", así que recordaron a los empleados del hospital estatal en sus lugares de trabajo e instruyeron a las tropas a "hacer lo que sea necesario". para sofocar la situación ".

Más tarde confirmó con la fuerza aérea de los EE. UU. Que la información es "muy confiable".

La masacre de la Plaza de Tiananmen, también conocida como el incidente del 4 de junio, es uno de los momentos más oscuros de la historia moderna de China. Desde entonces, no han ocurrido levantamientos a una escala similar en China. El Partido Comunista impide estrictamente a las personas mencionar el incidente y suprime cualquier conmemoración a las víctimas. Hoy en día, muchos jóvenes ciudadanos chinos ni siquiera saben, o simplemente no les importa, sobre el incidente.

Los documentos desclasificados también revelaron la postura del padre fundador de Singapur, Lee Kuan Yew, sobre la represión. Durante una reunión con el embajador Donald en julio de 1989, Lee dijo que estaba desconcertado por qué los manifestantes estudiantiles decidieron escalar sus demandas generales de reforma política para atacar directamente a Deng, lo que llamó "un acto de locura".

Lee también predijo que una ofensiva militar era la única opción de Deng para poner fin a la resistencia de los estudiantes, algo que "sintió en sus huesos como chino".

Lo que los cables también reflejan son las conversaciones que giraron en torno a Beijing en las semanas previas a que el ejército recibiera órdenes de abrir fuego contra los manifestantes. Muchos cercanos al gobierno chino, incluidos miembros de alto rango del partido que tenían hijos e hijas entre los manifestantes, sabían que una facción más dura estaba ganando.

Y el 19 de mayo, cuando el jefe del partido expulsado Zhao Ziyang fue a ver a los estudiantes con el futuro primer ministro Wen Jiabao a su lado, rompió a llorar cuando les dijo a los estudiantes: "Hemos llegado demasiado tarde". Muchos lo tomaron como un paso más signo de que una represión violenta era inminente, pero aún no era suficiente para convencer a los estudiantes y sus seguidores de que se fueran. Los residentes de Beijing realizaban rondas diarias para hablar con los soldados que ya estaban estacionados en la ciudad, diciéndoles que los manifestantes no eran "contrarrevolucionarios". Y al final de todo, era difícil para muchos chinos creer que "El Ejército Popular" podría abrir fuego contra la gente.


sábado, 9 de junio de 2018

La fortaleza de Alamut

Alamut, la legendaria fortaleza de los hashashin ismailitas

Jorge Álvarez | La Brújula Verde



Las ruinas de la fortaleza de Alamut coronando el risco que le da nombre/Foto: Alireza Javaheri en Wikimedia Commons


En su famoso relato Il milione (más conocido como Libro de las maravillas), Marco Polo cuenta que a su paso por Persia visitó la fortaleza de Alamut y conoció al Viejo de la Montaña, líder de la secta de los ismailitas que vivían allí.

Según su relato, tuvo ocasión de contemplar con sus propios ojos los fantásticos jardines secretos que imitaban el Paraíso, aquellos donde se hacía despertar a los iniciados de su sueño, inducido por hachís, para que creyeran que habían ascendido a un Cielo al que sólo regresarían si morían valientemente en combate. Dice así:

Al viejo le llamaban en su lengua Aladino. Había hecho construir entre dos montañas, en un valle, el más bello jardín que jamás se vio. En él había los mejores frutos de la tierra. En medio del parque había hecho edificar las más suntuosas mansiones y palacios que jamás vieron los hombres, dorados y pintados de los más maravillosos colores. Había en el centro del jardín una fuente, por cuyas cañerías pasaba el vino, por otra leche, por otra la miel y por otra el agua. Había recogido en él a las doncellas del mundo, que sabían tañer todos los instrumentos y cantaban como los ángeles, y el Viejo hacía creer a sus súbditos que aquello era el Paraíso. Y lo había hecho creer, porque Mahoma dejó escrito a los sarracenos que los que van al cielo tendrán cuantas mujeres hermosas apetezcan y encontrarán en él caños manando agua, miel, vino y leche. Y por esta razón había mandado construir ese jardín, semejante al Paraíso descrito por Mahoma, y los sarracenos creían realmente que aquel jardín era el Paraíso. En el jardín no entraba hombre alguno, más que aquellos que habían de convertirse en asesinos


Ilustración medieval del libro de Marco Polo mostrando a Ala al-Din Muhammad drogando a sus discípulos/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El tono es obviamente fantasioso y hoy sabemos que el viajero veneciano nunca pudo contemplar todo eso porque para entonces la fortaleza llevaba décadas abandonada. Probablemente oyó la historia e incluso puede que visitase las ruinas pero nada más, aunque gracias a él llegó la leyenda al mundo occidental. Leyenda es la palabra clave porque, por lo demás, no hay ninguna prueba de la existencia de dichos jardines ni de la costumbre que acogían. Pero los ismailitas sí existieron y los hashishin, aquellos que tomaban el hachís, también.

Esta historia empieza en la segunda mitad del siglo VIII y se enmarca en la tradicional división interna del mundo musulmán. Hasan-i Sabbah era un erudito persa de ascendencia yemení, chiíta pero convertido a una nueva doctrina denominada ismailísmo a raíz de una grave enfermedad que estuvo a punto de acabar con su vida. Los ismailitas creían que Ismael ibn Ya’far, primogénito del imán Ya`far as-Sadiq, fallecido antes que su padres y sustituido por su hermano, en realidad seguía vivo y regresaría al final de los tiempos como mahdi (prometido, redentor).


Grabado hipotético de Hasan i-Sabbah/Imagen: Wikimedia Commons

La doctrina de esta secta era una mezcla de gnosticismo, neoplatonismo y maniqueísmo que interpretaba el Corán ateniéndose a dos principios diferentes pero complementarios: el literal o zahirí y el metafórico o batiní. Hasan-i Sabbah pasó a ser un misionero que realizó numerosos viajes, visitando Egipto, Azerbaiyán y Siria, entre otros sitios. Pero fue trece años después, en Persia, donde su vida dio un nuevo giro; buscaba un lugar que le sirviera de base de operaciones para difundir el ismailismo y enfrentarse al dominio selyúcida cuando descubrió Alamut.

Era una inexpugnable fortaleza construida en el siglo VII en los Montes Elburz iraníes (a unos cien kilómetros de Teherán) por el rey Wah Sudan ibn Marzuban, que eligió el sitio al interpretar como augurio positivo el que un águila se posase en sus rocas; de hecho, se cree que Alamut significa Enseñanza de las águilas, aunque otros se inclinan por Nido del águila porque, al fin y al cabo, se asentaba a casi doscientos metros de altitud, protegida por abruptos precipicios a su alrededor. En cualquier caso, en el año 1090 Hasan logró conquistar el castillo sin derramamiento de sangre, con un ardid basado en convertir a sus defensores al ismailísmo, e iniciar una imparable expansión por la región estableciendo una red de bastiones.

viernes, 8 de junio de 2018

Relaciones internacionales: URSS y Argentina durante el gobierno alfonsinista

Las relaciones con la Unión Soviética

Historia de las RREE de Argentina




Antes de asumir el gobierno, el radicalismo planteó claramente el papel de los vínculos con la Unión Soviética en el marco de la política exterior. En una entrevista periodística, Dante Caputo sostuvo que no se ejercería "ningún tipo de discriminación ideológica" en las relaciones comerciales con los países del Este. Pero también afirmó que el gobierno de Alfonsín tendría como uno de sus objetivos diversificar las exportaciones "por razones de conveniencia nacional, ya que la presencia casi exclusiva de un solo comprador provoca de hecho relaciones de dependencia que no son convenientes (1)". Estas declaraciones de quien sería el canciller del gobierno de Alfonsín pueden interpretarse como una actitud de reacción contra el excesivo peso que tuvieron los vínculos comerciales con Moscú durante los años del Proceso.
    No obstante estas declaraciones de Caputo y la preferencia de las autoridades de Moscú por Italo Luder como candidato a la presidencia argentina (2), la llegada de Raúl Alfonsín a la Casa Rosada motivó elogiosos comentarios en la prensa soviética. Así, Tiempos Nuevos de Moscú subrayó que el programa de gobierno radical era "constructivo" y calificó el discurso de Alfonsín como "progresista y renovador". Por su parte, la derrota electoral del peronismo fue interpretada por el diario moscovita como una consecuencia de los "errores de cálculo" y de la "exhumación de viejos slogans (3)".
    A pesar de los citados elogios de la prensa soviética, durante la primera etapa del gobierno de Alfonsín las relaciones económicas con Moscú atravesaron un período de enfriamiento. Ello se debió a dos factores: a) la alta prioridad puesta por la administración radical en sus vínculos con las socialdemocracias europeas, que tuvo por contrapartida un enfriamiento de los nexos con el mundo socialista; y b) la propia crisis de la política interna soviética, sumida en la primera mitad de la década de los ’80 en una sucesión de enfermedades y muertes de sus máximos dirigentes -Leonid Brezhnev (1982), Yuri Andropov (1984) y Konstantin Chernenko (1985) (4).
    Pero la baja prioridad otorgada por la diplomacia radical a los lazos comerciales con Moscú y el mundo socialista no impidió que en esta etapa se registraran una serie de contactos, que culminaron con la firma de convenios entre representantes comerciales soviéticos y las provincias de Mendoza, Formosa, Chaco y Corrientes (5). Asimismo, durante los meses de octubre y noviembre de 1984, los gobernadores Felipe Llaver de Mendoza, Leopoldo Bravo de San Juan, José Vernet de Santa Fe, y Arturo Puricelli de Santa Cruz, respondiendo a una expresa invitación de Moscú, visitaron la URSS para discutir la posibilidad de nuevos acuerdos comerciales (6).

 Canciller Dante Caputo

    Un hecho que evidenció las dificultades existentes en el intercambio comercial bilateral fue, sin duda, la Octava Reunión de la Comisión Mixta de cooperación económica y comercial argentino-soviética, de principios de noviembre de 1984 en Buenos Aires, donde ambas partes definieron claramente sus intereses respecto del intercambio comercial bilateral. En este encuentro, los negociadores soviéticos intentaron presionar a sus pares argentinos, aprovechando la situación altamente competitiva del mercado mundial de granos, donde Estados Unidos y la Comunidad Europea subsidiaban sus exportaciones y las colocaban en el mercado soviético a precios de dumping. Advirtieron que la URSS se vería forzada a reducir sus compras de granos a menos que la Argentina aumentara sus adquisiciones de equipos y maquinarias. Pero también plantearon alternativas para salir del estancamiento en el intercambio comercial, desde el trueque (vinos por trolebuses, por ejemplo, que había sido aplicado por el gobierno de Mendoza), hasta propuestas de adaptación de las empresas argentinas a las necesidades del mercado soviético, especialmente en la industria liviana. También hubo propuestas energéticas, especialmente emprendimientos hidroeléctricos, portuarios, ventas de licencias y tecnología. No obstante, estas alternativas chocaron con la realidad de que la clase empresarial argentina prefería integrarse al mercado mundial capitalista antes que al socialista. Además, la capacidad de compra de equipos y maquinarias de origen soviético se veía altamente comprometida en ese momento por dos factores: la abultada deuda externa, que llevaba a la Argentina a privilegiar sus relaciones con Washington y los organismos internacionales de crédito; y la tendencia a la baja del precio de los granos, que reducía los beneficios exportables, tan necesarios para afrontar los servicios de la deuda.
    Por el Acta Final de esta Octava Reunión de la Comisión Mixta, firmada por el secretario de Comercio argentino, Ricardo Campero, y el viceministro de Comercio Exterior soviético, Alexei Manzhulo, ambas partes convinieron en prorrogar el Acuerdo de Suministro de Cereales y Soja argentino a la URSS, y el Convenio de Suministro de Maquinaria y Equipo de la URSS a la Argentina. Asimismo, formalizaron el otorgamiento de un sistema de crédito recíproco de 5 millones de dólares para la compra de bienes producidos por ambos países. Pero este acuerdo excluyó explícitamente los productos agropecuarios argentinos, que debían ser adquiridos por Moscú al contado en moneda de libre convertibilidad. Por esta razón, los negociadores soviéticos expresaron su preocupación por el déficit de la URSS en su intercambio comercial con la Argentina, y solicitaron un incremento sustancial en las importaciones de productos soviéticos, con el fin de reducir el desequilibrio en la balanza comercial bilateral (7).
    Otra dificultad presente en la agenda económica fue el viejo tema de las actividades de pesqueros soviéticos en la zona económica exclusiva argentina, que volvió a aparecer en el mes de septiembre de 1984 y motivó un pedido de informes por parte del diputado justicialista Luis Casale meses después, en marzo de 1985 (8).
    En contraposición a las dificultades existentes en el ámbito comercial de la agenda bilateral, se produjeron convergencias en el ámbito político. Un ejemplo fue el balance de la visita a la Argentina del secretario general de la Cancillería soviética, Yuri Fokin, a fines de julio de 1984. El objetivo de la misma fue de carácter exploratorio: el intercambio de opiniones acerca de los temas a ser tratados en la 39ª Asamblea General de la ONU y otros asuntos de interés común. En ese contexto, Fokin tocó la problemática de Malvinas, acusando a Gran Bretaña de adoptar una actitud colonialista en el diferendo, que el diplomático soviético encuadró en el marco de referencia Este-Oeste. Si bien Fokin consideraba la disputa entre Buenos Aires y Londres como secundaria en la lista de prioridades estratégicas soviéticas, las autoridades soviéticas estaban preocupadas por la instalación en el Atlántico Sur "de armas avanzadas" (...) porque estamos amenazados desde el Polo Norte y desde el Polo Sur (9)". Durante la presencia de Fokin en Buenos Aires, un artículo publicado en la prensa soviética acusó al gobierno de Estados Unidos de estar utilizando políticamente al FMI para ejercer presión política sobre la gestión de Alfonsín, y respaldó la actitud del gobierno radical de resistir la presión de Washington y los bancos acreedores (10).
    Asimismo, en septiembre de 1984, durante las sesiones de la 39ª Asamblea General de la ONU en la que el gobierno radical dio a conocer sus lineamientos de política exterior, tuvo lugar una entrevista entre el canciller Dante Caputo y su par soviético Andrei Gromyko. Esta entrevista constituyó el antecedente de un mecanismo de consultas bilaterales a nivel de cancilleres que fue establecido dos años más tarde (11).
    A principios de octubre de 1984 realizó una visita a Moscú un grupo de legisladores argentinos, encabezados por el presidente de la Comisión de las Relaciones Internacionales Interparlamentarias del Senado, el senador justicialista Julio Amoedo. Estos suscribieron con sus colegas soviéticos un comunicado conjunto que subrayaba la existencia de posiciones coincidentes entre la Argentina y la URSS en diversos temas, destacándose entre ellos el apoyo soviético a los reclamos de soberanía argentinos sobre las Malvinas (12).
    Las dificultades en el ámbito comercial volvieron a evidenciarse en octubre de 1985, en ocasión de la Novena Reunión de la Comisión Mixta que trató la renovación de los convenios comerciales entre ambos países, que habían sido firmados por el gobierno militar en 1981 y cuya vigencia finalizaba en diciembre. En dicha oportunidad, la delegación soviética criticó la lentitud y el incumplimiento por parte de la Argentina de algunas condiciones de compra, especialmente las referidas a las adquisiciones de máquinas y equipos. Los negociadores argentinos atribuyeron estas falencias a las restricciones presupuestarias y operativas derivadas de las medidas de estabilización económica. También se registraron quejas del lado argentino, cuya delegación expresó su preocupación por la decisión de Moscú de no cumplir con los volúmenes comprometidos de soja y carnes (13).
    No obstante, las gestiones en torno de un nuevo convenio comercial que reemplazara al firmado en 1981 continuaron. Desde la óptica argentina, el mercado soviético tenía una importancia crucial, en un contexto donde el éxito del Plan Austral y de las negociaciones por la deuda externa dependía en gran medida de mantener un volumen satisfactorio en las exportaciones. Finalmente, el 22 de enero de 1986, el canciller Caputo y el ministro de Comercio Exterior soviético, Boris Aristov, firmaron en forma preliminar en Buenos Aires un nuevo convenio para la venta de 4.500.000 toneladas de granos y frijol de soja a la URSS hasta 1990. Por su parte, la Argentina se comprometió a adquirir en ese lapso 500 millones de dólares en equipos industriales y manufacturas, valor que representaba un 100% más que el monto de compras concretado durante la vigencia del convenio comercial 1981-1985 (14).
    Por cierto, el gobierno radical pretendió resolver las dificultades existentes en materia de intercambio comercial a través de un camino de índole política, extendiendo a la URSS la "diplomacia personal" -hasta ese momento reservada a los escenarios europeo-occidental, norteamericano y latinoamericano-. Esta estrategia de la diplomacia argentina coincidió con el deseo de la administración de Mijail Gorbachov de apertura a otros países, con el fin de que los diplomáticos extranjeros descubrieran la "nueva" Unión Soviética, y las autoridades de Moscú pudieran intercambiar ideas y experiencias útiles, a fin de complementar los procesos de "glasnost" y "perestroika" en que estaba embarcado el secretario general del Partido Comunista de la URSS (15).
    Luego de la firma del acuerdo comercial con la URSS, el 26 de enero de 1986 el canciller Caputo viajó a Moscú para continuar las conversaciones en varios temas y preparar el terreno para la visita del presidente Alfonsín a la capital soviética en octubre. Caputo se entrevistó con varias figuras del Kremlin, entre ellos el canciller Edward Shevardnadze, el presidente del Soviet Supremo Andrei Gromyko, y el secretario general del PC, Mijail Gorbachov, con los cuales trató, entre otros temas, las propuestas de desarme formuladas por Gorbachov y Alfonsín en el llamado "Grupo de los Seis", la crisis centroamericana, y el problema de la deuda externa. Tanto las declaraciones de Caputo como de Shevardnaze enfatizaron las coincidencias alcanzadas, sobre todo en materia de desarme. El canciller argentino expresó que "el plan de desarme total para el año 2000 presentado por la URSS es, a nuestro juicio, la más importante iniciativa que en este tema se haya presentado hasta ahora (16)".
    Además, Caputo firmó el 29 de enero de 1986 varios convenios: Protocolo sobre Consultas; Acuerdo sobre los Suministros de Cereales y Soja; Acuerdo prorrogando el Convenio de Suministro de Maquinarias y Equipos de la URSS a la República Argentina por U$S 500 millones; Convenio sobre Cooperación Cultural y Científica, y Protocolo para preparar la recopilación de documentos diplomáticos sobre las relaciones entre la República Argentina y la URSS (Rusia) de 1885 a 1985. Asimismo, vale destacar el compromiso de participación soviética en la remodelación del puerto argentino de Bahía Blanca y en obras hidroeléctricas como el dique de Piedra del Aguila (17).
    Unos meses después, el 2 de julio de 1986, la Argentina firmó con la URSS un convenio pesquero, que concedía a las naves soviéticas, por su artículo 2º, acceso a la zona económica exclusiva del mar argentino, y por su artículo 3º, la posibilidad de que dichas naves recalaran en puertos argentinos. Un convenio semejante fue firmado con Bulgaria. Como era de esperarse, estos convenios provocaron consecuencias tanto político-estratégicas como económicas negativas para la Argentina. En cuanto a las primeras, se produjo la inmediata reacción del Reino Unido declarando la zona pesquera exclusiva de 200 millas alrededor de las Malvinas. Asimismo, el secretario de Estado norteamericano George Shultz emitió fuertes declaraciones, criticando los convenios de pesca y advirtiendo que "todo país debe ser cuidadoso en sus relaciones con la Unión Soviética", porque el objetivo principal de los rusos es político y su sistema de gobierno se contradice "con el sistema de valores que representa la democracia en la Argentina", palabras que constituyeron un llamado de atención al gobierno de Buenos Aires. La cuestión tuvo también una fuerte repercusión interna, desatando una intensa polémica entre el canciller Caputo, el ex canciller Oscar Camilión y el ex embajador en los Estados Unidos Arnaldo Musich. Provocó además el 13 de octubre un paro general de la CGT por 14 horas en contra de la firma de los convenios, y la crítica de las empresas pesqueras argentinas, que consideraban que mientras se restringían los permisos de captura a las firmas nacionales, éstos se concedían a las extranjeras (18).
    En octubre de 1986 tuvo lugar el viaje de Alfonsín a la URSS, acompañado por un grupo importante de empresarios argentinos. Los resultados de esta visita para la Argentina fueron escasos, debido tanto a las prioridades de los gobiernos argentino y soviético de ajustar sus respectivas economías (19), como a la decisión británica del 29 de octubre de 1986 de establecer una zona exclusiva de pesca en torno a las islas Malvinas como represalia por los acuerdos pesqueros firmados por la Argentina en julio de ese año con la URSS y Bulgaria (20).
    En el ámbito político, Alfonsín y Gorbachov emitieron un comunicado conjunto, expresando una serie de coincidencias en temas de la agenda regional y global: la mutua condena a toda intervención en Centroamérica y elogio a los esfuerzos pacificadores de Contadora; el reclamo de negociaciones directas para una solución al problema de las islas Malvinas y la exigencia de que el gobierno británico desmantelara la base militar asentada en el archipiélago (aunque no hubo referencia explícita al tema de la soberanía); el retiro de las tropas israelíes de los territorios ocupados, la creación de un estado palestino y la convocatoria a una conferencia internacional con participación de la OLP como medios para solucionar el conflicto de Medio Oriente; crítica al apartheid sudafricano; y las referencias de ambos gobiernos al rol positivo jugado por los países No Alineados (21).
    Pero, más allá de estas coincidencias, el presidente Alfonsín no logró en este viaje dos objetivos políticos muy importantes para su administración: obtener una explícita condena de Moscú respecto de las políticas opositoras de comunistas y trotskistas argentinos, y conseguir el apoyo soviético a la revindicación de la soberanía argentina en Malvinas. En el primer caso, las duras observaciones de Alfonsín respecto del Partido Comunista argentino fueron mal recibidas por las autoridades soviéticas, que sostuvieron que la URSS no podía respaldar ni oponerse a la posición de una fuerza política interna en otro país (22). En el segundo caso, el comunicado conjunto omitió directamente toda alusión al tema (23).
    En el plano económico, los logros del viaje de Alfonsín se limitaron a la promesa soviética de respetar el convenio de granos ya firmado -durante el primer semestre de 1986 los soviéticos no cumplieron con el compromiso asumido en enero, comprando poco más de 700.000 toneladas-. Durante la visita presidencial, la parte soviética confirmó órdenes de compra para 1987 por un total de 4 millones de toneladas de cereales, compensando sólo parcialmente su déficit de compras de 1986. Otro limitado logro fue la posibilidad que tuvieron los empresarios argentinos de tener un contacto directo con sus pares soviéticos, lo cual llevó a comenzar a negociar algunos proyectos binacionales que se habían pactado anteriormente (24).
    Para los soviéticos, el balance del viaje del presidente Alfonsín no fue mucho más positivo. Desde el punto de vista político-estratégico, tras la decepcionante cumbre de Reykjavik con Estados Unidos, la URSS encontró en el presidente argentino un interlocutor que, condicionado por delicados problemas políticos y económicos, sólo podía ofrecer un respaldo verbal en la mayoría de los temas de la agenda tanto regional como global (25). Desde el punto de vista económico, lo cierto era que mientras la Argentina había comprado 50% de los productos soviéticos según lo pactado desde el convenio de 1981, la URSS había adquirido menos de 10% de los montos pactados desde 1981 -4.500.000 toneladas de sorgo, maíz y 450.000 de forraje cerealero-. Puesto en términos de valores, las compras de granos soviéticas cayeron del récord histórico de 3485 millones de dólares en 1981 -cuando la Argentina aprovechó la oportunidad abierta por el embargo cerealero dispuesto por la administración Carter contra la URSS- a 1467 millones en 1985, y sólo 267,6 millones en 1986 (26).
    La limitación de los logros económicos argentinos y soviéticos se puso nuevamente de manifiesto a fines de septiembre-principios de octubre de 1987, durante la visita del canciller soviético Edward Shevardnadze a Buenos Aires, cuando ambas partes, disconformes con los resultados del patrón tradicional basado en ventas de granos argentinos y compras de productos manufacturados soviéticos, decidieron firmar una declaración conjunta, enfatizando la "conveniencia" de que la Argentina y la URSS promovieran "nuevas modalidades de colaboración, en particular a través de la cooperación industrial, la creación de empresas conjuntas y compañías mixtas", para lo cual "alentarán el intercambio de procesos industriales (27)".
    Asimismo, se registraron coincidencias en la necesidad de establecer un nuevo orden económico internacional. Respecto de este punto, el canciller soviético calificó la deuda externa como un "tumor maligno del mundo contemporáneo", y, de manera coincidente con el pensamiento de Alfonsín, sostuvo que la solución a este problema sólo puede encontrarse a través del "esfuerzo conjunto" de la comunidad internacional. Shevardnadze destacó las amplias coincidencias con el gobierno de Alfonsín respecto del problema del desarme -cuestión en la que no faltó una referencia crítica de Shevardnadze al proyecto de "guerra de las galaxias" del presidente Reagan (28)-.. Por cierto, Malvinas fue otro ítem de la agenda de conversaciones que pareció demostrar el alto nivel de convergencia ente Buenos Aires y Moscú en el ámbito político, al menos en lo que respecta al nivel discursivo. En esta cuestión, Shevardnadze destacó la necesidad de desmilitarizar el Atlántico Sur y sostuvo el apoyo soviético a la posición argentina respecto de Malvinas. Pero al mismo tiempo, y a fin de aventar eventuales temores de Londres y Washington respecto de los objetivos políticos de su visita, el canciller soviético sostuvo que su contacto con el gobierno argentino no buscaba "perjudicar a terceros países" y no podía ser interpretado como un nuevo intento de penetración soviética en la región, pues esta visión respondía a una "antigua mentalidad de la época de piedra (29)".
    Este nivel de convergencias políticas volvió a registrarse en ocasión de la visita a Buenos Aires del enviado personal de Mijail Gorbachov, Vladimir Lomeiko, quien se entrevistó con el presidente Raúl Alfonsín a principios de junio de 1988, en el marco de una gira informativa que incluyó también a México y Brasil. Ambas partes coincidieron en que la cumbre Reagan-Gorbachov de Washington de 1988 servía como símbolo de distensión. Sin embargo, Alfonsín entregó a Lomeiko una copia de la declaración del Grupo de los Seis en la que se señalaba que se esperaba de la cumbre entre las dos superpotencias "resultados más sustanciales en el campo de la limitación de armamento y desarme (30)".
    En septiembre de 1988, una delegación soviética presidida por el viceministro de Comercio Exterior, Yuri Chumakov, arribó a Buenos Aires. Como era de esperarse, el objetivo primordial del visitante fue flexibilizar los términos del convenio bilateral firmado en enero de 1986, y, por esta vía, incrementar las posibilidades de su implementación. Este encuentro sirvió de base para la Undécima Reunión de la Comisión Mixta realizada en Moscú, a fines de octubre, en la que los negociadores soviéticos se comprometieron a mantener sus compras conforme a los volúmenes establecidos en el convenio (4.500.000 toneladas de granos), pero condicionando los totales por tipo de producto a las necesidades internas del mercado soviético. Asimismo, la URSS aceptó incluir la posibilidad de que la Argentina reanudara sus ventas de carne (30.000 toneladas al año). A la vez, ambas partes firmaron un convenio intergubernamental sobre cooperación industrial, y los empresarios soviéticos comunicaron a la delegación argentina su intención de formar empresas conjuntas para la instalación de frigoríficos en la Argentina para el procesamiento de carnes destinadas al mercado de la URSS y de terceros países (31).
    Por su parte, el gobierno argentino adjudicó a través del decreto 835 a la empresa soviética Technostroyexport el dragado del canal de acceso, el antepuerto y la zona de maniobras del puerto de Bahía Blanca, a pesar de las objeciones internas a esta medida (32). Como contrapartida, las autoridades soviéticas aceptaron que los pagos por los trabajos de dragado de dicho puerto, 175 millones de dólares, y la construcción de la usina de Piedra del Aguila, 50 millones de dólares, fueran computados dentro de los 500 millones que la Argentina debía importar en un lapso de 5 años, según los acuerdos que estaban en ese momento vigentes (33).
    También en la citada reunión se ratificó en forma automática por otros dos años el convenio de pesca, lo que generó las críticas de la oposición justicialista y de empresarios argentinos vinculados al sector pesquero, que consideraban que este convenio permitía la depredación de la riqueza ictícola (34).
    Finalmente, y con posterioridad a la reunión, la Comisión Nacional de Energía Atómica de la Argentina (CNEA) firmó un contrato con la empresa soviética Techsnabexport para el enriquecimiento de uranio, destinado a la fabricación de radioisótopos en el centro atómico de Ezeiza. Si bien el monto de esta operación fue reducido (1.000.000 de dólares), el mismo tuvo un importante valor político por la dificultad para realizar ese enriquecimiento de uranio en países occidentales (35).
    Asimismo, en ese mismo mes de octubre tuvo lugar en la capital soviética la realización de la Primera Exposición de la Industria y la Producción Argentina, de la cual participaron cerca de un centenar de empresas medianas y pequeñas que, en su mayor parte, tomaban contacto por primera vez con el mercado soviético. En esta exposición, los representantes soviéticos confeccionaron una lista indicativa de los bienes y servicios del mercado argentino que les resultaban prioritarios: tecnología para la industria de la alimentación, textiles, indumentaria, calzado, confección de cueros, lanas, equipamiento médico y odontológico, máquinas y herramientas, tecnología para la producción de envases, informática y biotecnología (36).
    Como ya ocurriera antes, en la última fase de la administración radical varias provincias argentinas desarrollaron en forma independiente del gobierno nacional sus relaciones económicas con Moscú. En noviembre de 1988 el gobierno de la provincia de Buenos Aires dio a conocer un acuerdo para la construcción de una empresa mixta dedicada a la fabricación de insumos para construcciones y un programa de intercambio comercial quinquenal de 100 millones de dólares (37).

NOTAS



  1. Declaraciones de Dante Caputo, citadas en Mario Rapoport, "La posición internacional de la Argentina y las relaciones argentino-soviéticas", en Rubén M. Perina y Roberto Russell (editores), Argentina en el mundo (1973-1987), Buenos Aires, GEL, pp. 186-187.
  2. Los informes de la embajada soviética revelan que durante la campaña electoral de octubre de 1983 las preferencias de Moscú estaban del lado del candidato justicialista, Italo Luder. Esta inclinación se debió a la "nostalgia" de las autoridades del Kremlin por los acuerdos económicos firmados durante la etapa peronista de la década del ’70. Ver al respecto los trabajos de Hugo R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1990, pp. 156-157, e Isidoro Gilbert, El oro de Moscú. La historia secreta de las relaciones argentino-soviéticas, Buenos Aires, Planeta, 1994, pp. 384-385.
  3. Mario Rapoport, "Las relaciones con la Unión Soviética: balance y perspectivas", en América Latina / Internacional, Vol. 2, Nº 5, julio-septiembre 1985, p. 94; ídem, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., p. 186; y H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., p. 158.
  4. H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., pp. 155-156.
  5. En el caso del convenio entre la URSS y el gobierno de Mendoza, la operación principal consistió, inicialmente, en el canje de 30 trolleybuses por 16 millones de litros de vino. Posteriormente, ambas partes decidieron que pagarían por los bienes recibidos en divisas de libre convertibilidad, pero utilizando líneas preferenciales de crédito; como resultado de esta renegociación de los términos de intercambio, el gobierno mendocino decidió incorporar equipos anti-granizo soviéticos por un valor de 1,7 millones de dólares. En el caso de las provincias de Formosa, Chaco y Corrientes, sus respectivos gobiernos convinieron la compra de 48 topadoras y 44 tractores pesados soviéticos para la construcción de caminos. Por su parte, los gobiernos provinciales de La Rioja, Salta, Misiones, Neuquén y Santiago del Estero encararon negociaciones en términos similares a los anteriormente citados para la compra de equipos y maquinarias soviéticas. Aldo Vacs, "El nuevo carácter de las relaciones argentino-soviéticas", en Augusto Varas (editor), América Latina y la Unión Soviética: una nueva relación, Buenos Aires, GEL, 1987, p. 129.
  6. Cronología relaciones internacionales de Argentina, marzo / diciembre de 1984, op. cit., p. 46. Ver también los artículos de M. Rapoport, "Las relaciones con la Unión Soviética: balance y...", op. cit., p. 96; M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., p. 188, y A. Vacs, op. cit., p. 129.
  7. Sobre la Octava Reunión de la Comisión Mixta Argentino-Soviética ver Cronología relaciones internacionales de Argentina, marzo / diciembre de 1984, op. cit., p. 46; y los trabajos de A. Vacs, op. cit., p. 128; M. Rapoport, "Las relaciones con la Unión Soviética: balance y...", op. cit., pp. 96-97; M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., pp. 188-189; H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., pp. 170-172, e I. Gilbert, op. cit., p. 386.
  8. De acuerdo con el pedido de informes solicitado por el diputado Casale, en septiembre de 1984 los buques de pabellón ruso "Volnvy Veter", "Mikhail Verbitsky", "Aukshtayitya", "Pavel Orlov", "Polyarnoye Siyaniye", "Volzhanin", "Kivash", "Lovozero"; el de bandera japonesa "Biyo Maru", y los de bandera burundí "Afala" y "Rotalia" habían realizado operaciones de pesca en la zona económica exclusiva argentina en el Atlántico Sur. Asimismo, los citados pesqueros de banderas rusa y burundí habían operado en la zona de exclusión de Malvinas. Proyecto de resolución del diputado Casale, en Congreso Nacional, Diario de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación año 1984, Reunión 43ª, Tomo XI, Sesiones extraordinarias (del 3 de enero de 1985 al 20 de marzo de 1985), Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1986, pp. 7066-7067.
  9. Declaraciones de Fokin, citadas en M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., p. 190; "Opinión soviética sobre las Malvinas", La Nación, 27 de julio de 1984, p. 7; y "Habla un funcionario soviético. Los problemas del presente", Clarín, 30 de julio de 1984, pp. 22-23.
  10. A. Vacs, op. cit., p. 129.
  11. "Caputo y Gromyko", Clarín, 26 de septiembre de 1984, p. 7; y H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., p. 163.
  12. Informe sobre la visita a la URSS de la delegación del Congreso Nacional presidida por el senador Amoedo, en Congreso Nacional, Diario de sesiones de la Cámara de Senadores año 1984, Reunión 30ª, Diciembre 5 de 1984, Tomo IV: Sesiones extraordinarias (5 de diciembre de 1984 al 14 de marzo de 1985), Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1986, pp. 2923-2294. Ver también A. Vacs, op. cit., p. 129.
  13. Por cierto, la decisión soviética de desechar la soja y carnes argentinas estaba vinculada a la posibilidad de adquirir productos similares del Mercado Común Europeo, abaratados gracias a los subsidios. Ver al respecto editorial "El perfil comercial", Clarín, 26 de enero de 1986, p. 12, y los trabajos de M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., p. 190, y H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., pp. 172-174.
  14. "Venta de granos a la URSS", Clarín, 30 de enero de 1986, p. 3; y M. Rapoport, op. cit., p. 191.
  15. H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., pp. 175-176, e I. Gilbert, op. cit., p. 386.
  16. Discurso del señor ministro de Relaciones Exteriores, doctor Dante Caputo. Almuerzo ofrecido por el señor ministro de Relaciones Extranjeras de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, D. Eduard A. Shevardnadze, Moscú, enero 29 de 1986. Comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Buenos Aires, pp. 1 y 19; Discurso pronunciado por el ministro de Relaciones Exteriores de la URSS; señor Eduard A. Shevardnadze, en almuerzo ofrecido en honor del ministro de Relaciones Exteriores y Culto, doctor Dante Caputo, el día 29 de enero de 1986. Comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Buenos Aires, p. 1, citados en H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit, pp. 177-178, y en Hugo R. Perosa, "Los viajes al máximo nivel: La diplomacia directa como factor de consolidación de las relaciones de Argentina y Brasil con la Unión Soviética", en Roberto Russell (editor), Nuevos rumbos en la relación Unión Soviética / América Latina, Buenos Aires, FLACSO / GEL, 1990, p. 253.
  17. "El canciller delineó la política exterior y firmó acuerdos en Moscú", Clarín, 30 de enero de 1986, pp. 2 y 3; "Venta de granos a la URSS", Clarín, 30 de enero de 1986, p. 3; y los trabajos de M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., p. 192; H.R. Perosa, Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas / 2, op. cit., p. 179, y p. 193, nota 219; y M. Wilhelmy, "La política exterior argentina en 1986", op. cit., p. 30.
  18. Texto del convenio en M. Wilhelmy, "La política exterior argentina en 1986...", op. cit., p. 32; Mario Rapoport, "El viaje de Alfonsín a la Unión Soviética y el conflicto de las Malvinas", en América Latina /Internacional, Vol. 4, número 11, enero-marzo 1987, pp. 90-91; M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., pp. 195-196; Augusto Varas, "América Latina-Unión Soviética: la dimensión política de la cooperación económica", en H. Muñoz (comp.), Las políticas exteriores de América Latina y el Caribe: continuidad en la crisis, op. cit., p. 554.
  19. Como comenta Hugo Perosa, tanto en el caso del viaje de Caputo a Moscú en enero de 1986 como en el del presidente Alfonsín en octubre se registró una llamativa falta de sincronía entre el alto nivel de coincidencias verbales alcanzado en el plano diplomático y las dificultades existentes en el ámbito económico de las relaciones bilaterales. En el primero, los gobiernos argentino y soviético expresaron sus coincidencias en las cuestiones del desarme, la coexistencia pacífica y la solución de los conflictos regionales. En el plano económico, en cambio, aparecieron divergencias de intereses entre la necesidad de las autoridades soviéticas de ajustar y reestructurar su comercio exterior y su economía (lo cual implicaba reducir las importaciones agropecuarias provenientes de la Argentina y, a la vez, aumentar sus exportaciones de productos manufacturados hacia ese país), y la triple decisión del gobierno de Alfonsín de dar prioridad a sus relaciones con los países capitalistas desarrollados del Occidente y los países latinoamericanos, ajustar la economía y cumplir con las obligaciones de la deuda externa (lo que implicaba no innovar en materia de balanza comercial). Por cierto, la URSS, como mercado de colocación de las exportaciones agropecuarias argentinas, era un importante proveedor de divisas con las que la Argentina pensaba cubrir los déficits generados por los vínculos con los países capitalistas desarrollados, los organismos internacionales de crédito y los bancos. Ver al respecto el artículo de H.R. Perosa, "Los viajes al máximo nivel: la diplomacia directa...", op. cit., p. 252. También editoriales "Un convenio que no se cumple", Somos, Nº 525, 15 de octubre de 1986, p. 7, que señala el problema de la caída de la demanda soviética de las exportaciones agropecuarias argentinas como consecuencia de los mejores precios de la CEE y de Estados Unidos; y "Las paradojas políticas", por Oscar Raúl Cardoso, Clarín, 20 de octubre de 1986, p. 6, que subraya la asimetría de magnitudes entre la capacidad de convocatoria externa del mandatario argentino y la asistencia económica concreta, condicionada especialmente por dos factores subrayados por el editorial: la virtual desaparición de las ventajas comparativas de la Argentina en granos y cereales como resultante de la producción más barata de la Comunidad Europea, y la necesidad del gobierno soviético de completar sus reformas económicas.
  20. M. Wilhelmy, "La política exterior argentina en 1986...", op. cit., p. 32; M. Rapoport, "El viaje de Alfonsín a la Unión Soviética y el conflicto de las Malvinas", op. cit., pp. 90-91; M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., pp. 195-196, y A. Varas, "América Latina-Unión Soviética: la dimensión política de la cooperación económica", op. cit., p. 554.
  21. Análisis del contenido del comunicado conjunto emitido por los presidentes Alfonsín y Gorbachov en "Gorbachov viene a la Argentina", Clarín, 18 de octubre de 1986, p. 3, y los trabajos de M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., pp. 194-195, y M. Rapoport, "El viaje de Alfonsín a la Unión Soviética...", op. cit., p. 90.
  22. La dureza de Alfonsín respecto del PC local se debió principalmente al temor presidencial por una radicalización de este partido, que lo llevara a actuar como apoyo logístico del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, la guerrilla chilena que enfrentaba al régimen dictatorial del general Augusto Pinochet. Sobre las relaciones entre el Partido Comunista Argentino (PCA) y el gobierno de Alfonsín y la negativa de Moscú a una declaración condenatoria del PC argentino ver "Nota de tapa. ¿A que fuimos a Rusia?", Somos, Nº 525, 15 de octubre de 1986, pp. 8 y 10, e "Interlocutor válido para Moscú y La Habana", por Carlos Fernández, Somos, Nº 526, 22 de octubre de 1986, pp. 10-11. También los trabajos de A. Varas, op. cit., p. 555, e I. Gilbert, op. cit., pp. 388-390 y 392-395.
  23. M. Rapoport, "El viaje de Alfonsín a la Unión Soviética...", op. cit., p. 90.
  24. "Ratificó la Unión Soviética la compra de granos a la Argentina", Clarín, 15 de octubre de 1986, pp. 2-3; " ‘No hay fechas determinadas para las operaciones". La flexibilidad", Clarín, 15 de octubre de 1986, p. 3; "Finalizó la visita de Alfonsín. La Argentina y la Unión Soviética diversificarán su relación económica", Clarín, 17 de octubre de 1986, pp. 12-13; y los artículos de M. Rapoport, "El viaje de Alfonsín a la Unión Soviética...", op. cit., p. 90, y M. Wilhelmy, "La política exterior argentina en 1986...", op. cit., p. 31.
  25. A. Varas, op. cit., pp. 553-555. Esta opinión de Varas contrasta con la de Rapoport, quien sostiene que el viaje de Alfonsín a la URSS fue muy positivo debido a las coincidencias políticas que se dieron en los puntos centrales de la política exterior de ambos países y a que las mismas reflejaban un afianzamiento de las relaciones de la URSS con América Latina, área tradicional de influencia norteamericana. M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., pp. 194-195, y M. Rapoport, "El viaje de Alfonsín a la Unión Soviética...", op. cit., p. 90.
  26. A. Varas, op. cit., pp. 553-554, y R. Russell y G. Fernández, op. cit., p. 25, nota 22. Isidoro Gilbert aporta datos levemente diferentes, pero marcando idéntica tendencia en las exportaciones argentinas hacia el mercado soviético: record histórico en 1981, con un monto de 3485 millones de dólares; y caída en los años siguientes hasta alcanzar 1212 millones en 1985 y sólo 208 millones en 1986. Ver I. Gilbert, op. cit., p. 405, nota 10.
  27. "Mientras llega Gorbachov...", por H.S., Somos, Nº 576, 7 de octubre de 1987, pp. 14-15, y R. Russell y G. Fernández, op. cit., p. 25.
  28. Sobre el proyecto de "Guerra de las Galaxias" o Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI, en inglés) de la administración Reagan ver el editorial "Guerra de las Galaxias. El peligro de apretar el acelerador", Clarín, 20 de marzo de 1987, p. 17; y los trabajos de James A. Nathan y James K. Oliver, Efectos de la política exterior norteamericana en el orden mundial, Buenos Aires, GEL, pp. 416-420, y de John Spanier, La política exterior norteamericana a partir de la Segunda Guerra Mundial, Buenos Aires, GEL, 1991, pp. 330-333.
  29. Clarín, 3 de octubre de 1987, citado en M. Rapoport, "La posición internacional de la Argentina...", op. cit., p. 197, y en Mario Rapoport y Laura Zuvanic, "La visita de Shevardnadze a la Argentina y el Brasil", América Latina / Internacional, Vol. 4, Nº 14, octubre-diciembre 1987, pp. 150-151. Ver también el artículo de R. Russell y G. Fernández, op. cit., p. 24.
  30. "Alfonsín con un enviado de Gorbachov. La paz sea con vosotros", por Martín Granovsky, Página /12, 8 de junio de 1988, p. 5, y "Mensaje de ‘los seis’ a Gorbachov", Clarín, 8 de junio de 1988, p. 13.
  31. R. Russell, "Política exterior de Argentina en 1988...", op. cit., p. 24, y Julio Sevares, "Relaciones económicas entre la Argentina y la Unión Soviética. Situación actual y perspectivas", en Roberto Russell (editor), Nuevos rumbos en la relación Unión Soviética / América Latina, Buenos Aires, FLACSO / GEL, 1990, p. 197.
  32. La firma del contrato para el dragado del puerto de Bahía Blanca con representantes de la empresa soviética Technostroyexport fue anunciada en febrero de 1988 por el ministro de Obras y Servicios Públicos, Rodolfo Terragno. De acuerdo con dicho contrato, el monto de las obras era de 175 millones de dólares, financiado por la URSS a diez años. En cuanto a las objeciones internas, la operación contó con la resistencia de la Marina, que percibía con malos ojos la posibilidad de tener ingenieros comunistas trabajando en Bahía Blanca, base de la flota de guerra. Ver respecto de este tema "Soviéticos en Bahía Blanca", Página/12, 14 de febrero de 1988, p. 3, y los trabajos de R. Russell, "Política exterior de Argentina en 1988...", op. cit., p. 24, y J. Sevares, op. cit., p. 197.
  33. R. Russell, "Política exterior de Argentina en 1988...", op. cit., p. 24, y J. Sevares, op. cit., p. 197.
  34. Ver detalles del acuerdo pesquero y críticas al mismo en "Renuevan convenio pesquero con Moscú", Clarín, 31 de octubre de 1988, p. 27. Estas críticas, provenientes no sólo de industriales del sector pesquero sino también de la oposición justicialista e incluso del propio partido gobernante, fueron respondidas por el gobierno nacional, que sostuvo que el acuerdo permitió un volumen de exportaciones de 15 millones de dólares en 1987. Ambito Financiero, 17 de mayo de 1988; El Cronista Comercial, 26 de mayo de 1988; críticas del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen en La Prensa, 12 de abril de 1988, cit. en R. Russell, "Política exterior de Argentina en 1988...", op. cit., p. 24, nota 12; respuestas a estas críticas en el informe de la Comisión Especial de la Cámara de Armadores de Pesqueros Congeladores de la Argentina (CAPECA), La Nación, 22 de noviembre de 1988, cit. en R. Russell, "Política exterior de la Argentina en 1988...", op. cit, p. 24, nota 12; y El Cronista Comercial, 22 de noviembre de 1988, cit. en J. Sevares, op. cit., p. 197.
  35. Ver al respecto "Contrato CNEA-URSS para enriquecimiento de uranio", Clarín, 28 de octubre de 1988, p. 20, y el trabajo de J. Sevares, op. cit., p. 197.
  36. R. Russell, "Política exterior de Argentina en 1988...", op. cit., pp. 24-25, y J. Sevares, op. cit., p. 198.
  37. J. Sevares, op. cit., p. 197.