lunes, 6 de enero de 2025

Chile: Visión chilena del incidente del islote Snipe

El incidente del islote Snipe y su impacto en la evolución de la infantería de marina chilena




El incidente del islote Snipe, ocurrido en 1958, no solo tensionó las relaciones entre Chile y Argentina, sino que también desencadenó una serie de cambios en la Armada de Chile, especialmente en su Infantería de Marina. Este artículo busca destacar el papel que jugó el Cuerpo de Defensa de Costa durante este conflicto y su evolución posterior.

El 7 de agosto de 1958, Argentina presentó una nota diplomática a Chile reclamando derechos sobre islas en el canal Beagle. Dos días después, el destructor argentino *San Juan* bombardeó y destruyó un faro en el islote Snipe. Además, desembarcó una compañía de 120 infantes de marina argentinos, tomando posesión del lugar.

 

Ante este acto, el gobierno chileno, liderado por el presidente Carlos Ibáñez del Campo, reaccionó rápidamente. El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto Sepúlveda, protestó enérgicamente, y el Senado apoyó unánimemente las medidas adoptadas por el gobierno. Mientras la tensión crecía, la Armada chilena recibió la orden de desalojar a los argentinos del islote.

La Infantería de Marina chilena, estacionada en Talcahuano, fue movilizada de inmediato. Bajo el mando del teniente Pablo Wunderlich, una sección de 42 efectivos especialistas en Infantería de Marina y 40 conscriptos del Cuerpo de Defensa de Costa, partió en las fragatas *Baquedano* y *Covadonga* hacia la zona austral. A pesar de las limitaciones en equipo y condiciones climáticas adversas, la moral del grupo era alta. Durante el trayecto, los infantes de marina afilaron sus yataganes, una medida aprobada por Wunderlich para prepararse para el combate cuerpo a cuerpo.

Al llegar a la zona del canal Beagle, los buques chilenos se posicionaron listos para actuar. Sin embargo, la situación de las tropas argentinas en Snipe se había deteriorado, con muchos de sus efectivos sufriendo de disentería y problemas de adaptación al clima extremo. La diplomacia, que avanzaba paralelamente a los preparativos militares, logró evitar una confrontación armada. El 17 de agosto de 1958, Chile y Argentina firmaron una declaración conjunta en la que se comprometían a resolver sus disputas de manera pacífica.

Este incidente tuvo un impacto significativo en la Armada de Chile. La necesidad de contar con unidades de Infantería de Marina con capacidad de movilización rápida y alto poder ofensivo quedó clara. El cuerpo se reorganizó siguiendo las recomendaciones de la misión naval norteamericana, liderada por el coronel del USMC Clay A. Boyd. Se fortaleció el enfoque ofensivo de la Infantería de Marina, orientándola hacia la guerra anfibia y las operaciones de guerrilla.



En 1964, el Decreto Supremo 235 consolidó estos cambios, estableciendo formalmente el Cuerpo de Infantería de Marina como una fuerza especializada en operaciones anfibias, con capacidad para proyectar poder desde el mar y desempeñar un papel clave en futuros conflictos. Este proceso marcó una transformación en la doctrina y estructura de la Infantería de Marina chilena, que se mantiene hasta hoy.

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