EL ORIGEN DE LOS MOSSOS D’ESQUADRA Y DE LA GUARDIA CIVIL
JAVIER SANZ — Historias de la HistoriaEsta es la historia y los orígenes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Civil. Los Mossos d’Esquadra fueron ideados y creados por el rey Felipe V con una doble finalidad: detener a los criminales y bandidos que quedaron dispersos por los pueblos, caminos y montañas en Cataluña, y para acabar con los partidarios austracistas tras el fin de la Guerra de Sucesión española, quienes tenían la intención de apoyar una invasión de España por parte de varias naciones europeas partidarias del archiduque Carlos de Austria. Los austracistas, conocidos también por diversos motes como “imperiales” o “aguiluchos” entre otros, fueron los rivales de los borbónicos, “felipistas” o “botiflers“. Esta guerra enfrentó no solo a los partidarios de un bando u otro en suelo español, sino también a los intereses de otros estados europeos, como, entre otros, el Sacro Imperio Romano Germánico, Gran Bretaña, Portugal, Holanda… (austracistas) y Francia, el Ducado de Mantua, el Arzobispado de Colonia… (borbónicos).
Pere Antoni Veciana i de Rabassa
La primera mención del término “mosso” o “esquadra” aparece en el año 1719, en Valls, Tarragona. La prioridad de esta primera “esquadra” era perseguir a los remanentes austracistas que quedaron en Cataluña, conocidos tras el sitio de Barcelona como “herois del 1714” y quienes buscaron desesperadamente el apoyo de los otros estados aliados. El fundador de los mossos fue el capitán general de Cataluña Francisco Pio de Saboya y Moura,marqués de Castell Rodrigo, militar italiano que combatió a las órdenes de Felipe V, y el primer jefe de los mossos fue Pere Antoni Veciana i de Rabassa, alcalde de la villa de Valls, cuya familia mandaría en el cuerpo hasta aproximadamente el año 1836. Aunque la Guerra de Sucesión terminó con la firma de los tratados de Utrecht (Holanda) en 1713 y de Rastatt (Alemania) en 1714, las hostilidades en España no cesaron hasta el año 1715. Como apuntes curiosos, esta primera escuadra estaba compuesta por un comandante primero, un segundo, catorce cabos y ciento cinco mozos o “mossos”.
La historia y los orígenes de la Guardia Civil en España son más recientes en el tiempo. Si bien el bandolerismo fue un problema en España desde la época romana -tipo Viriato- y se extendió aún más durante la época musulmana, la época que sobrepasó los límites vistos anteriormente fue la Guerra de la Independencia (1808 – 1814). Al finalizar la guerra frente a la Grande Armeé de Napoleón y derrocar a su hermano del trono español, muchos desertores, delincuentes y ex-combatientes, incapaces de adaptarse a la vida civil, optaron por dispersarse en las zonas más agrestres de la Península. La guerrilla como modo de enfrentarse a las tropas francesas había sido un método común y eficaz: un grupo de hombres armados esperaba emboscado al enemigo para atacarle y, sin darles tiempo a reaccionar, causar numerosas bajas y escapar rápidamente. Esta táctica de la guerrilla ya era habitual en la Hispania romana, donde Viriato fue un claro ejemplo de la maestría de la emboscada. Así pues, la palabra “bandolero” es un término que proviene de “bando“; bandolero es aquel sujeto que figura en un bando de busca y captura. Esta época dejó nombres de algunos bandoleros conocidos, como “el Tempranillo“, Juan Palomo… o el bandolero real en el que está inspirado el protagonista de la serie Curro Jiménez, Andrés López Muñoz, el “barquero de Cantillana“. Ante la amenaza y gravedad de este fenómeno, se intentó crear un cuerpo de policía de ámbito nacional que velase por la seguridad pública; problema al que los progresistas de las Cortes de Cádiz dieron respuesta reunificando la milicia nacional. Con la llegada de uno de los peores reyes de la historia de España, Fernando VII, la milicia fue disuelta, y volvería a constituirse en 1820 bajo el nombre de “Cuerpo de Voluntarios Realistas“. Años después, el teniente general Pedro Agustín Girón y de las Casas, primer Duque de Ahumada y de ideas liberales, fue nombrado Ministro de Guerra. Desde su puesto de ministro ideó un proyecto inspirado en la Gendarmería francesa de lo que sería la futura Guardia Civil, un instituto armado para el mantenimiento del orden público denominado Legión de Salvaguardias Nacionales con las funciones de combatir la delincuencia y garantizar la libre circulación de bienes y personas en España.
Pedro Agustín Girón y de las Casas
Este proyecto no vería la luz hasta años más tarde, cuando Francisco Javier Girón y Ezpeleta, el segundo Duque de Ahumada, bajo el amparo de la reina Isabel II, creó el primer cuerpo de la Guardia Civil conocido en la historia de España compuesto por 14 jefes, 232 oficiales y 5769 agentes, divididos en 14 tercios en homenaje a los ejércitos de los Austrias. El segundo Duque de Ahumada no solo es el fundador del cuerpo, también es el soporte moral de la Guardia Civil. En 1845 crea la cartilla del Guardia Civil, el código moral para los agentes y cuyo lema principal sería “el honor es mi divisa“. El uniforme verde y el tricornio, de origen francés, se convirtieron en símbolos distintivos de este cuerpo. Algunos de los artículos incluidos en dicha cartilla…
-Art.1: El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil, debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás.
-Art. 3: Las vejaciones, las malas palabras, los malos modos, nunca debe usarlos ningún individuo que vista el uniforme de este honroso cuerpo.
-Art. 34: En caso de que ocurra incendio, acudirá inmediatamente al punto donde tenga lugar, cuidando especialmente de proteger a todas las personas que se encuentren en el sitio de la desgracia, asegurando sus intereses y evitando que se introduzcan en la casa gentes que, con el pretexto de auxiliar, llevan el de robar o cometer otros excesos.
-Art. 35: En las avenidas de los ríos, huracanes, temblores de tierra o cualesquiera otra calamidad, prestará cuantos auxilios estén a su alcance a los que se vieren envueltos en estos males.
Desempeñando sus funciones bajo estas y otras reglas reflejadas en dicha cartilla, la Guardia Civil se impuso a los bandoleros, contrabandistas, anarquistas, criminales… y sobrevivió a cambios de gobierno, cambios dinásticos, cambios de régimen político… logrando el reconocimiento público y social, además de ser merecedores de las numerosas cruces de la Orden Civil de Beneficencia (creada por Real Decreto de 17 de mayo de 1865) por los servicios humanitarios prestados. De dichas cruces de la Orden Civil de Beneficencia y de ese reconocimiento público y social, es de donde deriva el término con el que es también conocido la Guardia Civil, la Benemérita.
Acabada la Guerra Civil española, la Guardia Civil fue objeto de una profunda reforma; absorbió al Cuerpo de Carabineros y se aprobaron simultáneamente en 1942 el reglamento militar y el reglamento para el servicio, permitiendo así conservar el carácter benemérito. Algunos artículos de dichos reglamentos variaron, otros se conservaron. A modo de ejemplo, el primer artículo del reglamento para el servicio es el mismo que el de la cartilla de 1845, mientras que el primer artículo del reglamento militar es que “la misión especial es velar por las personas y propiedades“.
Como apunte final y para aquellos que sepan Derecho, en la actual etapa constitucional el Estado español está configurado como un Estado social y democrático de Derecho, por lo que la Orden Civil de Beneficencia ha quedado derogada conforme al Real Decreto 407/1988 de 22 de abril, por el que se regula la Orden Civil de la Solidaridad Social a propuesta del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (B.O.E. Nº 104 de 30 de abril de 1988). Las condecoraciones sustitutivas de las citadas anteriormente de la Beneficencia se encuentran actualmente reguladas por el reglamento de la Orden Civil de la Solidaridad Social, aprobado por Orden de 17 de abril de 1989 del Ministerio de Asuntos Sociales (B.O.E. Nº 102 de abril de 1989).
Pese a que ha pasado ya un tiempo desde la creación y desaparición de la Orden de la Beneficencia, nada impide que la Guardia Civil siga siendo conocida a día de hoy y para siempre como la Benemérita.
Colaboración de Pedro Sanmartín