viernes, 6 de mayo de 2022

Bizancio: La guardia Varega, los Vikingos bizantinos



La guardia Varega: Los berserkers del Imperio bizantino

Ancient Origins


La historia de los Varegos continúa en toda su plenitud bajo la forma de la Guardia Varega, un destacado y selecto cuerpo armado Bizantino que surge en el siglo X. Compuesta en un principio por guerreros que hasta entonces se habían dedicado al pillaje, la Guardia Varega sobrevivió hasta los siglos XIII o XIV como escolta de élite personal del Emperador Bizantino. Ataviados con armaduras para la batalla, túnicas azules y capas de un rojo intenso y portando hachas de guerra altas como un hombre recubiertas de oro, los brillantes colores de la Guardia Varega no eclipsaban su terrible y furioso poder Berserk, que desencadenaban contra todo aquél que supusiera una amenaza para su líder Bizantino. Los Berserkers eran antiguos guerreros Nórdicos que combatían como frenéticas e incontroladas tropas de choque y que, una vez en el campo de batalla, se mostraban tan furiosos que “ni el fuego ni el acero” les amedrentaban.



Mucho de lo que sabemos hoy sobre la Guardia Varega nos ha llegado a través de los siglos de la pluma de eruditos como la Princesa Ana Comnena, hija del Emperador Alejo I, y Miguel Psellos, monje de Constantinopla—habiendo escrito ambos sus crónicas en el siglo XI. Se cree que la Guardia Varega se creó alrededor del año 874 en el que un tratado entre los Rus y el Imperio Bizantino estipuló que los Rus debían enviar guerreros para ayudar al Imperio en caso de necesidad.

Aunque en un principio eran reclutados forzosamente, finalmente acabaron siendo voluntarios, sin duda en parte para asegurarse de que los Varegos no se rebelarían contra sus nuevos jefes Bizantinos. De cualquier manera, no resultaba difícil hacer que estos guerreros extranjeros trabajaran para el Imperio, ya que era de todos bien conocido que el Imperio trataba a los Varegos mucho más generosamente que los líderes de los Rus, que tendían a retener los pagos a sus guerreros y a ignorar las promesas de tierras y honores.


Retrato de la Princesa Ana Comnena. Autor y fecha desconocidos. (pinterest.com)

Fue el Emperador Basilio II, también conocido como Basilio Bulgaróctono, quien en verdad condujo a los Varegos a la vanguardia de la cultura Bizantina en el siglo X. Nacido de estirpe Macedonia, Basilio II reinó del 976 al 1025, y se le recuerda en gran medida por haber estabilizado el este del imperio frente a amenazas extranjeras. Esta estabilización, sin embargo, se debió en gran parte al auxilio de los Varegos, cedidos al emperador por Vladimiro I del Rus de Kiev, y fundamentándose esta alianza por el matrimonio entre Vladimiro y la propia hermana de Basilio, Ana. Gracias a este enlace, las fuerzas Varegas se convirtieron en una unidad intercambiable entre los Rus y el Imperio Bizantino, y uno y otro se mantuvieron extraordinariamente unidos mientras existió el Imperio. Fue así como los Varegos fueron Cristianizados (ver 1ª parte del artículo). Parte del acuerdo de Basilio con Vladimiro en el que se permitía a éste casarse con su hermana era que Vladimiro debía aceptar la religión de Ana. De este modo, Vladimiro fue bautizado y los Rus cristianizados poco más tarde.

Inicialmente, la Guardia Varega era utilizada como fuerza de combate auxiliar en escaramuzas entre Bizancio y algunos de sus enemigos orientales. Sin embargo, como demuestra la historia, con usurpadores como el tocayo de Basilio II, Basilio I, los protectores naturales de la ciudad y el Emperador podían fácilmente ser persuadidos a reconsiderar sus lealtades.

De este modo el Emperador Basilio II acabó confiando más en los Varegos que en su propia gente, y en consecuencia les asignó un papel más importante en sus fuerzas armadas. La Princesa Ana llega a observar en su obra Alexiada, que los Varegos eran conocidos por su excepcional lealtad al emperador en el trono. (afirmando esto en referencia al propio ascenso al trono Bizantino de su padre). Con el paso del tiempo, se convirtieron en la guardia personal del mismísimo emperador: una fuerza de élite compacta que permanecía junto al emperador en todo momento. Acompañándole a fiestas y festivales, actividades religiosas y asuntos privados, la Guardia se mantenía en las cercanías del emperador y su familia a todas horas. Eran los guardianes de sus aposentos por las noches, y guarnecían el propio palacio imperial para asegurar su proximidad en todo momento, yendo tan lejos como para acompañar al emperador en las ilustres asambleas para garantizar su protección y proteger su huida en caso necesario.

Basilio II era conocido como el Matador de Búlgaros. Aquí le vemos con su armadura completa en el Campamento Georgiano, 1020. (pinterest.com)

En un corto espacio de tiempo, se convirtió en un prestigioso empeño convertirse en uno de los aguerridos defensores del emperador. Aunque inicialmente compuesta por descendientes de Escandinavos, la Guardia Varega amplió con el paso de los años sus filas con otros pueblos, británicos en su mayoría: Anglosajones, Irlandeses, Escoceses, etc. Se impuso una cuota de ingreso a los voluntarios para formar parte del cuerpo que iba de siete a dieciséis libras de oro, que a menudo se pagaban en forma de préstamo concedido por el propio emperador. Los guerreros rápidamente conseguían abonar su deuda gracias al generoso salario que recibían por sus servicios, además del botín que se les permitía conservar después de sus victorias en batallas decisivas. Es más, el autor moderno Magnar Enoksen llega a afirmar que, al morir el Emperador Bizantino, era costumbre entre los Varegos saquear el tesoro del palacio siguiendo un antiguo rito Nórdico. Este acto hacía aún más ricos a estos guerreros, y al verlos jactarse de su riqueza ante sus familias, muchos otros Escandinavos se sentían ansiosos por pagar la cuota de entrada para pasar a formar parte de la Guardia Varega.

Los berserkers del Imperio Bizantino, la Guardia Varega, permitieron que el nombre de los Vikingos perdurase hasta bien entrados los siglos XIII y XIV como protectores y guerreros del imperio oriental. Podría decirse que sin la Guardia Varega la suerte del Imperio Bizantino hubiera sido sin duda totalmente diferente.

La sólida protección que proporcionaba este cuerpo de élite a los emperadores bizantinos sin duda les ayudó a evitar despiadadas luchas internas y desanimó a posibles usurpadores, tan frecuentes en el Imperio Romano que les precedió. Si bien esta defensa finalmente tocó a su fin con el sitio de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada en el año 1204, los Varegos sobrevivieron de largo a sus ancestros vikingos como un eficiente cuerpo de élite, influyente, rico y poderoso.

La caída de Constantinopla in 1453. Mehmed II y su Ejército Otomano se aproximan a Constantinopla con una gigantesca bombarda, obra de Fausto Zonaro. (Wikipedia)

Imagen de portada: La poderosa Guardia varega del ejército bizantino en plena batalla. (zumaworld.blogspot.com)

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