León Pallière y su valioso testimonio
Por Roberto L. Elissalde || La PrensaEl domingo se cumplen 200 años del nacimiento de José León Pallière, nacido en Río de Janeiro, en la calle de los Barbonios al número 72 a las nueve de la noche. Era hijo de Arnaud Julien Pallière un artista francés que se trasladó desde Portugal a Brasil en 1817 en el mismo navío que llevaba a la princesa austríaca Leopoldina, la futura emperatriz. Talento no le faltaba y bien relacionado en la Corte, se casó con Agustina Elisa Julia Grandjean de Montigny, hija de don Enrique un afamado arquitecto y pintor también radicado en Portugal.
El primogénito llevó los nombres de Juan Pedro León, aunque sólo usó el último, y fue anotado en la Legación de Francia en Río de Janeiro, en el Registro Civil de los franceses por lo que a pesar del lugar de su nacimiento, ha sido muchas veces mencionado como ``un pintor europeo''. En Río completa su primera educación y en 1830 su padre lo lleva a París donde se forma con Francisco Picot, antiguo condiscípulo de su padre.
Permaneció allí por 18 años. En 1848, viene a Buenos Aires por una breve temporada. De regreso a Río se inscribe en la Academia de Bellas Artes; en 1850 se traslada a Roma, donde permanece dos años de perfeccionamiento, donde pinta algunos cuadros que se conservan en el Museo del Janeiro. Pasa a París, logra prolongar su beca y en 1854 visita España y Marruecos alternando de ese modo el conocimiento de nuevos paisajes con las novedades artísticas locales y dibujos o bocetos.
Llegó a Buenos Aires el 22 de diciembre de 1855, junto a su colega Gautier. Gozó del beneficio de la prensa local, ya que el 24 de abril del año siguiente El Nacional daba cuenta que era pintor ``de distinguido mérito'' y que ``a más de algunos retratos encomendados, ha pintado una carreta cargada de lana, de las que vienen al Mercado 11 de septiembre, en cuyos conductores hay una fidelidad admirable de trajes y costumbres''. Poco después Sarmiento que colaboraba en mencionado diario y protegía a su comprovinciano Franklin Rawson le pidió un juicio sobre tres cuadros que el pintor exponía al público, la que se publicó el 27 de mayo. Se instaló en una casa de la calle Maipú 17 y después se trasladó a la de Cuyo (Sarmiento) 48, en ambas residió largo tiempo y tuvo su taller, donde además enseñó su arte.
Vinculado a figuras representativas de la política y de lo más destacado de sociedad local como Andrés Lamas, los hermanos Varela, Estrada, Gallardo, Terry, Marcó del Pont; Mariquita Sánchez de Mendeville que mucho lo estimaba y protegía, se empeñó y obtuvo el nombramiento de Pallière como profesor de la Escuela Normal de Huérfanas. Seguramente ella también influyó en la Sociedad de Beneficencia para que dibujara un proyecto del mausoleo a Rivadavia a erigirse en la Recoleta con motivo de la repatriación de sus restos.
A comienzos de 1858 comenzó un viaje, primero en barco hasta Rosario y de allí cruzando las pampas a Chile en compañía del duque alemán Guillermo de Mecklenbourg y su ayudante de campo el barón Jorge de Brackenhein. En Santiago tuvo trato con el Benjamín Vicuña Mackena, el general Viel y el pintor y litógrafo Narciso Desmadryl. Vivió unos meses con sus tíos por parte de su madre en una quinta cerca de Viña del Mar, embarcó luego en Valparaíso, desembarcó en Cobija, cruzó el desierto de Atacama y acompañado por el general Dionisio Puch (cuñado del general Güemes) y el coronel Segundo Martínez viajó en coche desde Salta a Rosario, de donde en un vapor llegó a Buenos Aires. En Tucumán visitó al gobernador Marcos Paz y lo mismo en Santiago del Estero y Córdoba se vinculó a personas de esa sociedad y tomó en todos lados apuntes para sus futuras obras. Durante su estadía en Chile, una prestigiosa revista londinense, The Ilustrated London News, publicó el 5 de junio de 1858 dos dibujos de Pallière con el título Apuntes de Buenos Aires.
Ya de regreso en Buenos Aires tuvo en su casa alumnos que fueron aventajados como Enrique Sheridan y Ventura Marcó del Pont, a la vez que mostraba en las ventanas de la sala alguna de sus obras para que los observaran los vecinos y a la vez poder comercializarlos. Los fines de semana nuestro artista viajaba por el ferrocarril al Tigre o a Morón, punta de rieles, para recorrer las cercanías de esas estaciones e inspirarse en temas rurales.
En 1859 prepara un proyecto para la fachada de la Escuela Catedral al Norte y con Sheridan organizan una exposición con más de sesenta obras en un local de la calle San Martín. Sabemos que otro lugar en el que expuso sus cuadros fue la Casa Fusoni Hermanos y Maveroff, un local de venta de artículos navales, ferretería, papeles pintados, espejos y otras cosas para artistas, que por los diarios de la época era la preferida por los mejores pintores de la época como Prilidiano Pueyrredon e Ignacio Manzoni entre otros.
Los diarios porteños elogiaban la obra de Pallière, especialmente sus cuadros costumbristas, el gaucho en el rancho, ``fisonomías que ríen y que alegran, gauchos que cantan, mujeres que hacen saltar con su mirada''. Lo mismo que algunas escenas de la ciudad, o retratos que como decía el cronista ``cuya semejanza con personas de nuestra sociedad, nos excusa pronunciar sus nombres''.
En 1859 el gobierno proyectó una exposición de pinturas que no pudo realizar en el Teatro Colón, postergada por la situación política, que motivó la renuncia de Prilidiano Pueyrredon presidente de la Comisión organizadora, reemplazado por Manuel José de Guerrico que a pesar del prestigio social no pudo tampoco concretar.
Vuelta a Europa
A pesar de haberse anunciado varias veces que don León regresaba a Francia, esto no se concretó hasta 1866. En esos años, pensamos que utilizó esos comentarios para vender sus cuadros, ya que se remataron en Fusoni con la intervención de los martilleros Mariano Billinghurst o de Carlos Ristorini. Estuvo en Montevideo, Entre Ríos y en agosto de 1865 cincuenta y dos grabados suyos, en un álbum fueron, puestos a la venta. Vuelto a Francia, mantuvo relación con los argentinos que residían en la capital francesa, entre ellos Eduarda Mansilla de García y con otros compatriotas que visitaban la ciudad manteniéndose al tanto de la vida de nuestro país a lo largo de su vida.
Una carta suya fue publicada en El Diario en octubre de 1886 interesándose por el buen nombre de nuestro país, ante informaciones inexactas y malévolas que se daban a conocer en Europa. Falleció en Lloris el 12 de febrero de 1887, y bueno sería que en este bicentenario de León Pallière se organizara una muestra con sus obras que son una acabada expresión de la vida cotidiana urbana y rural de mediados del siglo XIX, junto con la Embajada de Francia.
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