lunes, 28 de febrero de 2022

Argentina: Los costos de ser vomitados por Dios

Qué costo económico tuvo la neutralidad argentina en los principales conflictos bélicos en Europa y qué perjuicios se pueden repetir

Un repaso por la postura del país en la primera y la segunda guerra mundial y las diferencias y similitudes con la situación actual
Por Martín Kanenguiser  ||  Infobae



Inicio Segunda Guerra Mundial en Polonia (Bunesarchiv)

Los grandes conflictos bélicos que tuvieron su epicentro en Europa en el Siglo XX dejaron una profunda huella en el rumbo de la economía argentina. ¿Se repetirá con la guerra entre Rusia y Ucrania aquella repercusión, que marcó una orientación más intervencionista en la política económica local, o el cambio de contexto global hacia un mundo más globalizado -aunque golpeado por la pandemia de Covid-19- impide pensar en una vuelta al paradigma inconcluso de “Vivir con lo Nuestro” de Aldo Ferrer?

¿Habrá un nuevo paso en falso por la “neutralidad” que el país suele adoptar en los conflictos internacionales, cuando el Gobierno -que este año preside el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas- necesita ahora el apoyo de un grupo de países clave en el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar una crisis inmanejable?

Durante la Primera Guerra Mundial, como producto de su enorme y diversa cantidad de inmigrantes de diversos países europeos, el gobierno de Hipólito Yrigoyen se mantuvo neutral pero no redujo su afinidad con Gran Bretaña, principal socio comercial del país. Sin embargo, para un país que ya desde entonces sufría en forma plena los efectos de los cambios en los flujos comerciales y financieros, esa década fue demoledora. La guerra europea se percibía como un conflicto entre imperios frente al cual la Argentina no sentía necesidad de involucrarse, indicó a Infobae el historiador Alejandro Gómez.

“Los trastornos que la Primera Guerra Mundial generó en la Argentina empezaron antes que la propia guerra; ya en 1913 la complicada situación en los Balcanes afectó a todo el mercado mundial de capitales. El aumento de la tasa bancaria londinense le impidió al país financiar su déficit de balanza de pagos; el momento no podía ser más inoportuno, debido a las malas cosechas de 1913 y 1914″, destacaron Pablo Gerchunoff y Lucas Llach en el libro “El Ciclo de la Ilusión y el Desencanto”. Los cuatro años del conflicto fueron muy negativos: el PBI cayó 10,4% en 1914, subió 0,5% en 1915, cayó 2,9% en 1916 y otro 8,1% en 1917. La anemia monetaria, desencadenante de la crisis, tardó bastante en curarse.

En este sentido, el economista Darío Judzik contó que “aunque a nivel internacional, la Gran Depresión fue el golpe macroeconómico más severo del siglo XX, sin embargo, en Argentina fue mucho más importante el impacto de la Primera Guerra Mundial. Los historiadores económicos que reconstruyeron las series de PBI per cápita encuentran una caída dramática entre 1913 y 1917, en torno a la Primera Guerra, mientras que, entre 1929 y los primeros años de la década de 1930 se da una caída relevante, pero menor”.

Aunque a nivel internacional, la Gran Depresión fue el golpe macroeconómico más severo del siglo XX, sin embargo, en Argentina fue mucho más importante el impacto de la Primera Guerra Mundial (Judzik)

Uno de los motivos de esta diferencia es que en 1913 se empezó a desacelerar un proceso de fuerte crecimiento en países como Argentina, basado en comercio internacional e inversión extranjera (principalmente británica). En el mundo estaba culminando la primera gran globalización, que tuvo lugar entre mediados del siglo XIX y la Primera Guerra, con las mejoras en transporte y comunicaciones, período en el cual llegaban enormes inversiones extranjeras a una Argentina es que era un proyecto muy prometedor. Esto se empezó a frenar a partir de 1913, poco tiempo antes de la Gran Guerra.

Luego de esas anémicas cifras de 1914-1918, el país empezó a recuperarse en forma sostenida, aunque con cifras menos contundentes que antes de este conflicto bélico. “Ninguno de los países que más se parecían a la Argentina registró tasas tan altas, ya sea que se considere el crecimiento global o el valor per cápita; durante los años 20, Argentina creció más que Estados Unidos, Canadá y Australia. Hacia 1929, la producción total del país había superado a la de Australia, e iba camino a alcanzar a la de Canadá.

Eso se tradujo en una mayor distensión social y menor número de huelgas”, indicaron Gerchunoff y Llach. En cambio, para Arturo O’Connell la Argentina sufrió entonces los “problemas de una economía abierta”. Esta problemática se basaba en que, en tanto productor de materias primas en una zona templada, la Argentina era un natural competidor de los países centrales y, por lo tanto, estaba más expuesta que otras naciones a las variaciones en los flujos comerciales y de capitales; en particular, el sistema fiscal argentino dependía en exceso de los tributos ligados al comercio exterior, error que se corregiría en la década del 30.

En cambio, para Carlos Díaz Alejandro, el crecimiento anterior a 1930 fue provocado justamente por ese carácter abierto de la economía local. “El crecimiento anterior a 1930 fue generado por las exportaciones, no porque estas y las entradas de capital con ellas asociadas suministraran una demanda global creciente, (en el sentido keynesiano), sino porque -y esto es más importante- porque las exportaciones y las entradas de capital originaron una asignación de recursos más eficiente que la que hubiese podido resultar de políticas autárquicas. En particular, el costo interno de los bienes de capital en un régimen autárquico (en 1880, por ejemplo), se redujo a un nivel mediante las exportaciones de mercados producidas con el uso generoso de un insumo -tierra- cuyo valor económico en un régimen autárquico sería bastante pequeño”.

De todos modos, como se mencionó, la recuperación fue lenta: recién en 1923 se alcanzó el PBI per cápita de 1913. El rebote se reflejó en una política fiscal expansiva, tan típica de los diversos ciclos económicos argentinos: el gasto público pasó del 8,5% al 13% del PBI entre 1920 y 1929, cuando el déficit de las cuentas públicas ya ascendía al 4% del PBI.

"Si bien en términos relativos el manejo fiscal durante la administración de Marcelo T. de Alvear fue más previsible y ordenado que con Hipolito Yrigoyen, no hubo una tendencia al ahorro" observaron en su libro Pablo Gerchunoff y Lucas Llach

Gerchunoff y Llach destacaron que la propensión argentina a consumir mucho y ahorrar poco durante las épocas de bonanzas y optimismo también se notó en el Estado. La práctica de gastar por encima de los ingresos impositivos no había sido infrecuente en el pasado. Había sido un rasgo típico de las finanzas argentinas la alternancia entre ciclos deficitarios con deuda creciente y ciclos de moderación en los que se cancelaban obligaciones.

No hubo, a diferencia de varios países de la región o de otros continentes, medidas anticíclicas que permitieran tener un “colchón” en época de vacas flacas. Si bien en términos relativos el manejo fiscal durante la administración Alvear fue más previsible y ordenado que con Yrigoyen, no hubo una tendencia al ahorro. “La deuda pública total aumentó 50%. Para un país en expansión, no se trataba de un aumento insostenible, pero sí era preocupante que la inclinación al déficit se acentuara con los años. En 1927 el déficit fiscal fue el más alto de los registrados hasta entonces. Difícilmente se dudaría de la solvencia del Estado argentino mientras el viento de la economía internacional soplara a favor y se mantuviera cierto control sobre el déficit. Así ocurrió entre 1924 y 1928, período en el que el Estado argentino pudo financiarse cómodamente en el exterior tomando préstamos norteamericanos que se acercaron a los USD 290 millones”, detallaron Llach y Gerchunoff.

El problema, claro está, se produjo cuando cambió el clima económico internacional a partir de la crisis de 1929: en dos años, la deuda pública aumentó el 35% y la tendencia al desequilibrio fiscal que había estado solapada en el clima plácido de los tiempos de Alvear, se transformaba de repente en un problema visible y apremiante, destacaron los historiadores.

Cuando cambió el clima económico internacional a partir de la crisis de 1929, en dos años, la deuda pública aumentó el 35% y la tendencia al desequilibrio fiscal se transformaba de repente en un problema visible y apremiante

El crecimiento económico de la década vino acompañado por un mayor endeudamiento y un menor ahorro. Los pagos de la deuda eran superiores al superávit comercial, por lo que anualmente se requería un mayor ingreso de divisas, subrayó O’Connell, para evitar problemas serios en la balanza de pagos y en la economía doméstica.

Si bien Gran Bretaña era el principal socio comercial del país, Estados Unidos en la década del 20 se transformó en el primer proveedor de capital: en 1927, el capital norteamericano instalado en el país era 25 veces mayor al de 1909, dirigido básicamente más al sector industrial a la infraestructura y el transporte, donde todavía predominaban las inversiones británicas. Sin embargo, pese a la tradicional lectura revisionista de aquellos años, esas inversiones no significaron una mayor extranjerización del capital, ya que, como porcentaje del total, éste bajó del 41 al 34 entre 1909 y 1927.

El país participaba activamente en el comercio internacional: en 1929 el valor de los productos argentinos intercambiados con el resto del mundo era del 3% del total, a pesar de contar con una población que representaba el 0,6% de la población global. También las exportaciones argentinas habían crecido más que el promedio: 57 contra 15 entre 1913 y 1929.

El impacto de la Segunda Guerra

La Segunda Guerra Mundial consolidó el patrón de sustitución de importaciones y de mayores regulaciones del Estado que había comenzado en el período de entreguerras en la Argentina bajo los gobiernos conservadores.

El historiador Alejandro Gómez comentó a Infobae que “cada vez que hay una guerra los gobiernos gastan más y luego ni ese gasto ni los controles desaparecen. Además, en la década del 30 predominaba la idea del Estado benefactor, porque la idea del estado mínimo era atacado por izquierda por el comunismo y por derecha por el nazismo y el fascismo”.

Cada vez que hay una guerra los gobiernos gastan más y luego ni ese gasto ni los controles desaparecen (Gómez)

En este sentido, el economista Miguel Kiguel dijo en su libro Las crisis económicas argentinas que “entre 1946 y 1949 el Estado utilizó una fuerte expansión monetaria y fiscal y aumentó el control de su economía”.

“En el frente externo, la administración peronista esperaba que la recomposición del comercio internacional fuera lenta e incluso interrumpida por una tercera guerra mundial entre las potencias victoriosas. Por lo tanto apostó sus fichas a la industria y al mercado interno. El Estado guiaba el camino del desarrollo con políticas industriales deliberadas, como la nacionalización del comercio internacional y la protección de la industria nacional a través de restricciones a la importación. La industria nacional, especialmente la liviana, creció hasta el punto de abastecer casi en su totalidad al mercado interno”, sostuvo Kiguel en su libro “Las crisis económicas argentinas”.

“En el frente externo, la administración peronista esperaba que la recomposición del comercio internacional fuera lenta e incluso interrumpida por una tercera guerra mundial entre las potencias victoriosas. Por lo tanto apostó sus fichas a la industria y al mercado interno", sostuvo Miguel Kiguel en su libro “Las crisis económicas argentinas”

Según enfatizó Kiguel, “en el frente internacional, el mundo no acompañó los planes de la Argentina: el plan Marshall permitió que las principales economías europeas se recuperasen rápido, pero la Argentina no recibió esta ayuda por su poco disimulada simpatía por el Eje durante casi toda la guerra”.

El frente internacional, el mundo no acompañó los planes de la Argentina: el plan Marshall permitió que las principales economías europeas se recuperasen rápido, pero la Argentina no recibió esta ayuda por su poco disimulada simpatía por el Eje (Kiguel)

Al respecto, Roberto Cortés Conde dijo en “La Economía política de la Argentina en el siglo XX” que “Perón no tenía ideas muy precisas sobre la economía, pero compartía aquellas ideas que eran comunes, tras la crisis de 1930, en el clima intelectual de posguerra: la convicción de que en el mercado algo fallaba y que la intervención del Estado era una alternativa, sino necesaria, al menos conveniente”. “Los militares habían tenido el ejemplo de Alemania, que había logrado una recuperación en los años 30, que pudo reconvertirse en una potencia bélica y el de la economía planificada de la Unión Soviética, aunque el régimen les pareciera oprobioso”.

“Las ideas autarquizantes y nacionalistas tenían una amplia aceptación por la creencia de que en la posguerra continuarían las restricciones del comercio internacional. Hubo ciertos hechos que tuvieron importancia: la autarquía que existía de hecho desde los años de la Segunda Guerra y la inexistencia de un mercado internacional de capitales”, dijo Cortés Conde.

También observó: “la enorme acumulación de excedentes comerciales, debido a la restricción de importaciones durante la guerra, creó la impresión de que la acumulación de divisas se debía a un gran aumento de riqueza, cuando se trataba de descapitalización”.

Roberto Cortés Conde observó que “la enorme acumulación de excedentes comerciales, debido a la restricción de importaciones durante la guerra, creó la impresión de que la acumulación de divisas se debía a un gran aumento de riqueza, cuando se trataba de descapitalización”

Además, “la enorme demanda de alimentos, traducida en mejora de precios en los primeros dos años posteriores a la guerra, también dio la impresión de un aumento de riqueza y había una visión pesimista sobre las posibilidades del comercio mundial para colocar exportaciones argentinas”, concluyó Cortés Conde.

A su vez, Llach y Gerchunoff observaron que, con la Segunda Guerra, “la economía sintió el cambio más profundo, como había sucedido con los dos grandes golpes internacionales anteriores, la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión”.

“Al iniciarse el conflicto mundial en 1939 la recuperación post-Depresión era un hecho. El producto nacional que había caído a una tasa del 2,5% entre 1929 y 1933 venía creciendo 4% por año entre ese último año y 1939. Pero en la economía argentina quedaban huellas indelebles de la crisis (como el Banco Central, los controles cambiarios y las juntas reguladoras) y la presencia más sólida de una industria nacional favorecida por esas mismas instituciones”, explicaron.

Pero el mayor impacto “estuvo ligado, otra vez, al comercio internacional. Si la ola proteccionista de los años 30 ya hacía imposible el retorno a las condiciones anteriores a la crisis, la Segunda guerra Mundial agravaba más la situación”, destacaron los historiadores.

Si la ola proteccionista de los años 30 ya hacía imposible el retorno a las condiciones anteriores a la crisis, la Segunda guerra Mundial agravaba más la situación (Gerchunoff y Llach)

El plan de Acción Económica propuesto por (Federico) Pinedo en 1940 falló por razones políticas pero también por sus previsiones pesimistas, ya que la economía creció 3,6% por año durante un quinquenio, por efecto de la industria. Sin embargo, el crecimiento fue menor que en otros países de América latina”, sostienen Gerchunoff-Llach.

Y agregan en el libro El ciclo de la ilusión y el desencanto: “La conjunción de la Tercera Posición y la creencia de que las dificultades comerciales de la inmediata posguerra se prolongarían y podrían agravarse con un nuevo conflicto mundial justificaba la opción del gobierno por la autarquía económica”.

En este sentido, detallan que “la posición comercial argentina al finalizar la Segunda Guerra no era cómoda, a pesar de los superávits comerciales que venían acumulándose. En realidad el problema era el excesivo superávit, ya que no se trataba del resultado de una gran performance exportadora sino de las dificultades para conseguir importaciones”.

“La posición comercial argentina al finalizar la Segunda Guerra no era cómoda, a pesar de los superávits comerciales que venían acumulándose", observaron Pablo Gerchunoff y Lucas Llach (EFE)

Como corolario, “a partir de la segunda guerra la economía empezó a mostrar síntomas inflacionarios. De 1941 a 1945 la base monetaria creció 15%, un nivel elevado respecto de los volúmenes previos. Todo el mundo tuvo una inflación alta en la guerra, pero luego desapareció, mientras que en la Argentina se mantuvo más alta que en los países más avanzados. A partir de los años 40 los caminos de la inflación argentina y norteamericana se separaron definitivamente”.

Parte de este problema, como explicaron José Luis Machinea, Sebastián Katz y Federico Grillo en “La economía de Perón”, se basó en el hecho de que el gasto público consolidado pasó de un promedio del 16,2% del PBI en 1945-1946 a uno del 22,5% en 1954-1955, con un pico del 29,7% en 1948.

A partir de la segunda guerra la economía empezó a mostrar síntomas inflacionarios

Gasto público alto, poco ahorro interno y una mala lectura de la situación internacional -reflejada en una pretendida “neutralidad” histórica del país- parecen ser los ejes conductores de la política económica argentina en los mencionados conflictos internacionales.

En este sentido, el historiador Alejandro Gómez dijo que “la Argentina quedó afuera de muchos beneficios por su neutralidad, porque no solo lo hizo durante el conflicto de la Segunda Guerra, sino también después con su famosa Tercera Posición. Si ahora la Argentina se manifiesta claramente en contra de Rusia, tal vez más adelante consiga un alivio financiero, pero si mantiene una posición tibia será dejada de lado cuando tenga que pedir alguna asistencia en organismos como el FMI”.

Con situaciones que pueden compararse entre las guerras del siglo XX y el conflicto actual: ¿habrá tiempo de evitar errores similares frente a este nuevo escenario bélico en 2022 y un panorama local de fuerte fragilidad macroeconómica?

domingo, 27 de febrero de 2022

Aonikenks: Cuando los araucanos masacraron a miles

Miles de Tehuelches muertos, a manos de los mapuches

El Tradicional





Roberto Chagallo, descendiente directo de Tehuelches, se pregunta:”¿Saben los estudiosos entendidos que en 1806, el invasor Araucano Choroy con una poderosa caballería y lanzas arrasó a la infantería Tehuelche, que se defienden con boleadoras?


Sr. Director
Disculpe que le salga al encuentro Yenu José Sotohernan, pero con referencia a lo que se muestra y a lo que Ud. pretende verter, es denotar precipitación de parecer.
Respeto su opinión pero no acepto se declare anticipadamente una imposición descalificada, veraz, por las siguientes razones de rigor y que es conveniente puntualizar: evitando conceptos erróneos: Mapuche Etnia Mefistofélica? Calificacion por T. Parson, les acerco parte de una declaración concebida.
Desde 1670-1902 los invasores Nguluches Araucanos chilenos, misteriosamente, sorpresivamente e intempestivamente se les cambia el nombre por Mapuches y esto sí denota un verdadero interrogante; catalogada como maniobra política chilena y que era una de tantas estratagemas experimentadas.
Luego del litigio fronterizo con Chile en 1902 era muy corriente enviarnos Araucanos adiestrados a confundir a convertir a los Puelches a su causa, aprovechando la ignorancia o escasez de conocimientos en política de estos.
Los Araucanos se vanagloriaron con el verso, el flujo de la palabra que eran hermanos que se integraban a la causa sostenida etc.etc., Y para desenredar este GRAN MISTERIO Observemos “LA GRAN MENTIRA SOBRE LOS MAPUCHES escrita por el Dr. Investigador Profesor Guillermo A. TERRERA es explicitar el porqué de tal denominación errada o errónea de MAPUCHES ya que a través de investigaciones efectuadas y depurado análisis, se determina con absoluta veracidad, los pormenores y desenvolvimientos de las distintas ETNIAS-CULTURAS que se dieron o conocieron en territorios de la actual ARGENTINA, como Sur de San Juan, La Rioja, San Luis, Cordoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Buenos Aires, Mendoza, Neuquen, Rio Negro, Chubut, Santa Cruz y la Isla Grande Tierra el Fuego.
LOS ARAUCANOS lograron penetrar en nuestro país en 1500 en adelante y fueron de manera coherente y científica analizada e investigados sin descubrir en ninguno de los Territorios hoy provincias argentinas mencionadas; la voz Araucana MAPUCHE y sabemos el significado de la palabra araucana Mapuche:(hombre de la Tierra); obvio, sabemos que todos los pobladores originarios, nativos somos hijos de la Tierra.
Por lo tanto la voz MAPUCHE del antiguo ARAUCO no pertenece, ni corresponde a ningún grupo étnico, teniendo presente que jamás figuró un representante cacique, un cona, un capitanejo, cazador, guerrero, princesa, ni ningún personaje conocido como MAPUCHE; porque todos esos Andinos, de Precordillera, Mesetas,llanuras Centrales eran ARAUCANOS, PAMPAS, RANQUELES, BOROGAMOS, PEHUENCHES, HUILLICHES, PUELCHES, TEHUELCHES, ONAS, ALCALUFES, etc.,etc. se los identifico por sus ETNIAS REALES nunca jamás como MAPUCHES. Y esta designación de MAPUCHES fue desconocida hasta principios del siglo XX 1902-1903
Esta denominación, palabra reitero, fue creada por chilenos imperialistas, políticos, estudiosos, comerciantes por lógica interesados, quienes divulgando dicha palabra MAPUCHE” aplicada e impuesta a los indígenas tanto de CHILE, como de ARGENTINA, lograron hacer desaparecer viejas ETNIAS, como los Araucanos, Pampas, Huilliches, Puelches, Tehuelches, agrupando en una sola denominación Mapuches” y de ahí que surge erróneamente Nación Mapuche.
Y es momento preciso de recordarles quien fue CHOCORY Araucano Invasor chileno apodado (Langosta), padre de Valentin Saihueque. Muere Chocory y surge el REGIDOR de Valentín Saihueque: UTRALLIAN, en castellano, Marcelino CHAGALLO es que al ser menor de edad Valentín Saihueque, no podía gobernar. Y a propósito que menciono a CHOCORY, saben los estudiosos entendidos los investigadores, que en 1806, el invasor Araucano CHOCORY con una poderosa caballería y lanzas arrasaron a la infantería Tehuelche, que se defienden con boleadoras?
Y es precisamente en el paraje Languineo Serranías de los Muertos -hoy Dpto.Languineo- donde murieron MILES y MILES de mis hermanos Tehuelches, esclavizándonos, utilizándonos como encomiendas solicitada de Santiago CHILE y a su vez de Lima Perú Virreynato y esto sucedió hasta 1885 y saben porque??Este es un tema: muy delicado y se requiere de mucho espacio para explicar. Pero si hoy les diré algo importante; la Madre de Valentín Saihueque era Tehuelche cautiva.
Pero para continuar con lo que se cita sobre el descubrimiento BOLAS, (GOTEL o TRAWILL,no es cualquier BOLA, es referirse a una especial,con GLIFO ECUATORIAL, aprovecho para acercarles una Investigacion realizada por mi gran amigo defensor de nuestra ETNIA TEHUELCHE, Rodolfo M. CASAMIQUELA que expresa que esas BOLAS de piedra negra azuladas, dura muy consistente; Manifiesta la leyenda GUNUNNA; que esas Bolas eran fabricadas por un enano de nombre TACHWLL.
Bien por donde continuo? Voy a a verter mi parecer definitivo. La creación de la palabra MAPUCHE sirvió para agrupar, igualaba a todos y es en la actualidad una simple expresión, que por desgracia para muchos tomó y toma desprevenidos y faltos de información a Argentinos que no llegaron a entender, ni entienden que todo es un ardid político; propio de CHILENOS ZURDOS y desde hace mucho tiempo atrás hasta llegar a citar a ALLENDE GOSSENS, al dictador Pinochet UGARTE, en sus deseos de apoderarse de las llanuras Centrales y Sur de la PATAGONIA ARGENTINA.
Además, del poder universal manejado por ingleses, franceses, rusos y norteamericanos que promueven con astucia, habilidad y con alternativas -recursos está desintegración etno-cultural y territorial de la República Argentina.
Y se darán cuenta de las existentes y falsas nacionalidades como lo es Nación Mapuche del Neuquen?.

Desde EE.UU de Norteamérica Roberto Tata Chagallo Cacique Tehuelche Septentrional Gununna Kune, nacido en Conaniyeu, hoy provincia de Rio Negro, agradezco se me haya permitido llegar a los desinformados que por muchas generaciones han carecido de la pertinente información al respecto.

Roberto Chagallo
tehuelcheindianchief@univision.com

Fuente: actualrionegro.com

sábado, 26 de febrero de 2022

Adolf Putin: El discurso nazi del jerarca rusoviético

Dos historiadores analizan la invasión a Ucrania y las guerras mundiales: “El discurso de Putin es calcado del de Hitler”

Alejandro Gómez y Jorge Saborido dicen que hay cuestiones comunes entre los conflictos globales del Siglo XX y el ataque ruso a Ucrania, como el nacionalismo. Explican por qué los países democráticos demoran más sus respuestas frente a un autócrata como el presidente ruso. Y dudan que la contienda escale: “La Rusia de Putin está muy lejos del poder militar de Estados Unidos”
Hugo Martin || Infobae


Los historiadores Alejandro Gómez y Jorge Saborido comparan las acciones de Vladimir Putin con las de Adolf Hitler y señalan que cuestiones comunes entre los conflictos globales del Siglo XX y el ataque ruso a Ucrania, como el nacionalismo (Rodrigo Acevedo Musto)

El mundo mira estupefacto y con temor la escalada de violencia que inició Vladimir Putin en Ucrania. Ya comenzaron las marchas para pedir paz en el país ubicado al norte del Mar Negro. Pero el ejército ruso avanza sin contemplaciones. La pregunta no es ociosa: ¿puede ser el preludio de la Tercera Guerra Mundial? Dos historiadores compararon el inicio de los dos grandes conflictos bélicos que se desataron en Europa en el siglo XX con el actual.

Alejandro Gómez es Doctor en Historia de la Universidad Torcuato Di Tella, tiene una especialización en Ciencias Políticas de la Universidad de Chicago, un Máster en Economía y Administración de Empresas (ESEADE) y es profesor de Historia Económica en la Universidad del CEMA. Para él, “es obvio que hay grandes diferencias entre las épocas. Pero se pueden encontrar algunas cuestiones que son comunes. En las dos guerras anteriores el conflicto no se desató de un día para el otro. Es decir, estas cosas se vienen gestando”.

Jorge Saborido es profesor titular de Historia Social General en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, profesor invitado en universidades de Uruguay, Chile y España y publicó dos libros sobre la historia de la Unión Soviética. “Hace cuatro días dije que me parecía difícil que Putin iniciara una invasión unilateral, pero el muchacho se encargó de desmentirme -reconoce-. Decir que Ucrania no le dejó alternativa por un supuesto ingreso a la OTAN no es justificación para actuar así. Hitler también dijo que Polonia lo atacó primero en agosto del ‘39… Había todavía muchas negociaciones para llevar adelante”.

La Primera Guerra Mundial tuvo como puerta de entrada el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria el 28 de mayo de 1914. El atentado contra la vida del heredero al trono del Imperio Austrohúngaro fue provocado por Gavrilo Princip, un joven serbio. “Ese fue el puntapié inicial, la excusa -señala Gómez-. Había un grupo de nacionalistas serbios, la Liga Balcánica, que pretendía la independencia de su territorio, que había sido anexado a Austria-Hungría. Cuando sucedió el atentado, Alemania, que formaba parte de la Triple Alianza con Austria-Hungría e Italia, invadió a Francia, que era parte de otra alianza, la Triple Entente, junto a Inglaterra y Rusia, que apoyaba a la Liga Balcánica. En ese momento, el argumento para entrar en guerra por parte de Alemania fueron los nacionalistas que se querían separar de Austria-Hungría. Lo interesante es ver cómo a lo largo de un siglo cambian las alianzas”.

Bombardeo a Ucrania por parte de Rusia.

Para el historiador, las razones que esgrimían los serbios son similares a las que hoy expresa Vladimir Putin. “Pone como argumento que hay nacionalistas prorrusos en Ucrania que se quieren integrar a su país. Putin lo que dice es que defiende la libre determinación de esa gente. Es algo tirado de los pelos. En todo caso, que emigren a Rusia”.

Después de cuatro años de batallas y horrores, que dejaron alrededor de 17 millones de muertos, se produjo el triunfo de la alianza entre Inglaterra, Francia y el Imperio Ruso, más la incorporación decisiva de los Estados Unidos. El 11 de noviembre de 1918 se selló el Tratado de Versailles, que significó la capitulación de Alemania.

La Segunda Guerra Mundial, por su parte, comenzó el 1° de septiembre de 1939, cuando Hitler invadió Polonia. Durante seis años y un día (el final fue el 2 de septiembre de 1945), los nazis, más el aporte de los fascistas italianos comandados por Mussolini y luego el imperio del Japón -que estiró la contienda en el lejano oriente- esparcieron el terror hasta que fueron derrotados por los Aliados, una fuerza integrada principalmente por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética. El saldo trágico: entre 50 y 60 millones de muertos, incluidos los seis millones de judíos asesinados en los campos de exterminio.

Según explica Gómez, hay un hilo conductor que traspasa las dos guerras, y quien sostiene la punta en este momento es Putin. “Este personaje, como Hitler en la Segunda Guerra, va probando: me meto por acá, intento por allá. Este caso de Putin en Ucrania recuerda a cuando Hitler anexó Austria, después los Sudetes y recién entonces Polonia, aún habiendo firmado el Pacto de Munich en 1938, que provocó la llegada del Primer Ministro inglés Chamberlain a Inglaterra para mostrar ese papel y decir ‘acá tengo la paz para el resto del siglo’. Hace 8 años, Putin anexó Crimea como en 1939 Hitler invadió Polonia con la excusa de que necesitaba incorporar una zona de Prusia que había quedado alejada de Alemania. Y se quedó. Ahora lo hace en una parte de Ucrania porque dice que es parte del pueblo ruso… En la época de Hitler, la excusa era ‘la Nación Alemana’. ‘Tenemos que recuperar los territorios de la nación Alemana’, decían sobre lo que habían perdido después de la Primera Guerra Mundial. El discurso de hoy de Putin es calcado al de Hitler. Reclama territorios que en su momento formaron parte del Imperio Ruso antes de la Primera Guerra o de la URSS después. Los argumentos son similares: la gente quiere ser parte de nosotros. En Austria se hizo un plebiscito, totalmente digitado por Hitler, y dijeron que la población austríaca había votado para anexarse al Tercer Reich”.

El historiador Alejandro Gómez. Para él: "El discurso de Putin está calcado del de Hitler"

Para Saborido, “el desafío de Hitler ya era visible desde 1936 o 37, su expansionismo se veía venir. El Tratado de Munich, el último intento de las demás potencias europeas por calmarlo, tenía que ver con permitirle la partición de Checoslovaquia, porque los líderes, especialmente Chamberlain, consideraba que el nazismo era muy malo, pero el estalinismo era peor. Por lo tanto, tener a Hitler entre Occidente y la Unión Soviética era mejor que no tenerlo. La táctica fue negociar con los nazis, pero la invasión de Polonia fue como una línea roja. El tiempo mostró el resultado: Hitler era insaciable”.

“En la Segunda Guerra Mundial, Rusia primero tenía un pacto con Hitler, pero cuando éste los traiciona se vuelve del bando de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, redondea Gómez.

Para él, detrás de estas guerras “están los nacionalismos. En su nombre se sacrifican a miles de inocentes que no tienen nada que ver. Ves a los presidentes detrás de un escritorio decidiendo la guerra pero jamás en el frente de batalla”. Saborido coincide: “Mi opinión sobre el nacionalismo es muy crítica. El nacionalismo, hasta el mejor intencionado, siempre termina generando conflictos. Siempre necesita de un enemigo con el cual tener tensiones para existir. Es un factor perturbador. El patriotismo es otra cosa”,

En este caso puntual, añade, “Ucrania y Rusia tienen una raíz común, y desde el siglo XVII en adelante, durante la época zarista, Ucrania fue incorporada a Rusia. De hecho, Ucrania como nación fue creada por el gobierno bolchevique. Apareció por primera vez cuando se creó la URSS en diciembre de 1922. Y en 1954, Kruschev le cedió Crimea. Es que aunque son cercanos, no son el mismo pueblo. La raíz lingüística es la misma, pero el ucraniano es distinto del ruso. La solución podría haber sido una autonomía de las zonas orientales o el establecimiento de repúblicas independientes. Claro que el occidente ucraniano tiene un PBI más bajo que el oriental, y éste es el que reclama Rusia. Márgenes para discutir una salida había. Pero a esta altura, con los bombardeos en marcha, estas discusiones quedan fuera de lugar”.

Según Jorge Saborido, "La Rusia de Putin no tiene los recursos para llevar adelante una guerra a escala global. Aún siendo la segunda potencia militar del mundo, está muy lejos de los Estados Unidos como para desafiarlo"

Otra singularidad de esta confrontación, dice Gómez, es que “del otro lado de Rusia hay países democráticos. En Rusia hay un autócrata como Putin, que a cualquiera que se le opone lo censura, lo encarcela y lo hace morir, por decir un eufemismo. Entonces se manda, no tiene ese problema. Los que empiezan la guerra son regímenes totalitarios, y los que tienen que responder son países que para tomar una decisión tan grave tienen que pasar por congresos, por la opinión pública. Tienen un electorado, gente que llegado el caso irá a la guerra y sufrir las consecuencias. Esto hace que la respuesta se demore, y es como una cirugía: si se demora, la enfermedad empeora. Creo que si hay una respuesta rápida, conjunta, si Occidente dice ‘vamos ahora’ y lo paramos de una vez, se puede evitar. Si pasa el tiempo, la posibilidad de un conflicto más grande aumenta”.

El tercer actor de este sangriento ajedrez es China. Ambos historiadores son cautos. “Hasta ahora, China no se pronunció. Es cuestión de esperar. No siento que se vaya a involucrar en la defensa de Rusia, pero no sé cuál será la reacción final”, señala Saborido. Gómez ensaya una inquietante teoría: “Quizás China esté viendo la reacción de Occidente para ver si luego hace lo mismo en Taiwán. Pero a menos que el conflicto escale demasiado, no se meterá en Europa”.

Sobre la posibilidad que esto sea el preludio de una guerra global, Saborido piensa que no es factible. “Dudo que estemos a las puertas de la Tercera Guerra Mundial. Aunque, claro, es probable que lo mismo dijeran en 1914. La Rusia de Putin no tiene los recursos para llevar adelante una guerra a escala global. Aún siendo la segunda potencia militar del mundo, está muy lejos de los Estados Unidos como para desafiarlo. Y tampoco Biden en sus discursos le declaró la guerra. Yo creí que Putin era más moderado, que equilibraba a quienes dentro de su gobierno tienen vocación imperial. Lo que sucedió muestra que la tendencia de recuperar territorios que consideran propios es más fuerte”.

Para Gómez, “se abre un panorama incierto. El poder destructivo de hoy es infinitamente superior al de la Primera y Segunda Guerra. Si esto escala, será una catástrofe humanitaria como nunca se ha visto. Qué puede pasar, no se sabe. Cuando empezó la Primera Guerra, a mediados de 1914, decían ‘para Navidad estamos todos en casa’, pero duró cuatro años. Quizás la esperanza es que hayamos aprendido lo que estas escaladas significan. La pandemia será un juego de niños si hay dos años de guerra en Europa. Ojalá prime la cordura y que hagan entrar en razón a Putin”.


viernes, 25 de febrero de 2022

Rusia en Ucrania: El Holodomor

La criminal obsesión rusa con Ucrania: gente que comía ratas, perros y hasta a sus hijos en la brutal hambruna de Stalin

En 1932 y 1933, Stalin desató una tremenda hambruna que mató a cinco millones de personas. Así como los judíos tienen su Holocausto, los ucranianos tienen su Holodomor (Holod = hambre, Mor = exterminio). La historia muestra que los rusos siempre tuvieron temor del independentismo ucraniano, porque la región es el granero de Rusia, lo fue de los zares, de la URSS y lo es ahora de Vladimir Putin



Por Alberto Amato  || Infobae


El cuerpo de una mujer joven cerca de Poltava durante la hambruna de Holodomor en Ucrania, antigua Unión Soviética (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Dos palabras que encierran un drama: Ucrania significa “frontera” en ruso y en polaco; Holodomor, menos conocida, designa el genocidio desatado en los años 30 del pasado siglo por José Stalin, que condenó a la muerte por hambre a más de cinco millones de personas, una masacre que el comunismo siempre calló. Holodomor es la unión de dos palabras ucranianas: hólod (hambre) y mor (exterminio).

El hambre que Stalin desató sobre Ucrania fue tan enorme, que un solo testimonio resume aquel drama: “Los niños morían de hambre. Y los padres, muy próximos también a la muerte por inanición, cocinaban los cadáveres de sus hijos y se los comían. La debilidad los sumía en un profundo embotamiento. Luego, cuando se daban cuenta de lo que habían hecho, enloquecían”. Esto contó una reclusa polaca, prisionera de los soviéticos, según le contaron los sobrevivientes del Holodomor. Es uno más de los testimonios recogidos por la escritora y periodista americana Anne Applebaum en su libro Hambruna roja, esencial para entender, o intentar entender, aquel desastre.



El hambre que Stalin desató sobre Ucrania fue tan enorme, que un solo testimonio resume aquel drama: “Los niños morían de hambre. Y los padres, muy próximos también a la muerte por inanición, cocinaban los cadáveres de sus hijos y se los comían. La debilidad los sumía en un profundo embotamiento. Luego, cuando se daban cuenta de lo que habían hecho, enloquecían”

Ucrania siempre fue el granero de Rusia. Esa fue su fortuna. Y su desgracia. Y hoy vuelve a verse cercada, por las armas como hace noventa años, por un remedo del estalinismo encarnado por Vladimir Putin. No es la cosecha la razón de la intromisión rusa en Ucrania. O lo es, pero en menor medida que hace casi un siglo; tampoco es, o no lo es de manera determinante, el poderío militar; Ucrania era dueña hasta 2014 de la península de Crimea, con su importante puerto de Sebastopol, cuna y sede de la flota de guerra rusa. Ese año, Putin la integró al territorio ruso. Es el deseo de independencia de Ucrania el que alborota los sentidos rusos y mueve a sus ejércitos hacia ese territorio en conflicto histórico, para sofocar cualquier intento de soberanía política ucraniana, en especial si busca vincular su destino con Occidente.

Los Kolkhoz, fueron establecidos por Lenin apenas después del triunfo de la Revolución rusa de 1917. Los campesinos más prósperos no querían renunciar a sus tierras y unirse a las granjas colectivas y esa negativa fue juzgada como sabotaje por el Kremlin, se expropiaron tierras y unos 125 mil kulaks fueron enviados a los campos, gulags, siberianos (Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images)

Remontarse al origen del drama es viajar al siglo XIV, cuando ya existía un idioma ucraniano, de raíces eslavas, vinculado al polaco y al ruso: vinculado, pero diferente. Los ucranianos tenían su propia comida, sus tradiciones, sus costumbres, sus héroes, sus villanos y sus leyendas. Su identidad se fortaleció durante los siglos XVIII y XIX, pero siempre formó parte, a manera de colonia, de otros imperios europeos. Rusos y polacos buscaron siempre negar la existencia de una nación ucraniana, en especial la Rusia de los zares, que atacó y dinamitó el uso del idioma y la educación ucraniana. Cuando la Revolución Rusa de 1917, Ucrania aprovechó aquellos vientos y declaró la República Popular Ucraniana. Reverdeció el uso del idioma, que se convirtió en un símbolo de libertad económica y política, y tuvo un especial empuje el descubrimiento de carbón y el desarrollo de cierta industria pesada en la región del Donbás, que es la que Putin acaba de declarar independiente y es escenario de una guerra todavía larvada.

Con esas ansias terminó Lenin, que en enero de 1918 ordenó un ataque militar, como ahora Putin, y estableció un régimen anti ucraniano en Kiev. Según los dictados de Carlos Marx, seguidos por Lenin y Stalin, los campesinos eran despreciados en la nueva URSS, que ponía sus esperanzas en el nuevo proletariado industrial del que los bolcheviques se decían “la vanguardia”. Stalin decidió industrializar a la URSS como una de las bases del desarrollo de la URSS. ¿Quién iba a financiar el enorme costo de esa inversión? El cereal. El cereal ucraniano.

El suelo de Ucrania, el que no está muerto como el de Chernóbil, es un milagro. Permitía entonces dos cosechas anuales. El “trigo de invierno” se siembra en otoño y se cosecha en julio y agosto, pleno verano; el cereal de primavera se siembra en abril y mayo y se cosecha en octubre y noviembre. Stalin diseñó un plan ambicioso para que la URSS tuviese una moneda fuerte: explotar la riqueza agrícola. En 1929 puso en marcha su primer plan quinquenal, como respuesta a la crisis financiera mundial, un plan que ocultaba una idea disparatada: convertir al campesinado de la URSS en un nuevo proletariado. El plan incluía la “colectivización” de la producción agrícola: el Estado era dueño de todo.

Un caballo muerto durante el Holodomor en Ucrania. La gente comía ratas, hormigas, animales muertos y basura (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Una gran desconfianza mutua envenenaba a los campesinos ucranianos y a los funcionarios soviéticos. Stalin, que buscaba pagar la modernización industrial con las exportaciones de trigo y temía además una intentona independentista como la de 1917, no sabía cuánto grano acumulaba Ucrania y sospechaba que los campesinos escondían buena parte de ella. Sospechaba bien. Los campesinos, que habían sido siervos del zar, no querían ser ahora siervos del nuevo régimen comunista.

Los soviéticos entonces desataron una campaña contra los kulaks, los campesinos más prósperos, que no querían renunciar a sus tierras y unirse a las granjas colectivas. Esa negativa fue juzgada como sabotaje por el Kremlin, se expropiaron tierras y unos ciento veinticinco mil kulaks fueron enviados a los campos, gulags, siberianos. En 1931, el cuarenta y dos por ciento de la excelente cosecha ucraniana fue a parar a manos del Estado. Al año siguiente, 1932, la cosecha fue un desastre, en buena medida porque los campesinos se negaron a sembrar: ¿para qué, si todo se lo llevaba el Estado? Sembraron lo elemental para su manutención, y escondieron el grano. “A fines de 1932, las estaciones de tren de Ucrania ya estaban abarrotadas de gente raquítica que mendigaba”, reveló Applebaum.

Todo fue a peor cuando el Kremlin sancionó la “Ley de las tres espigas”, que sancionaba con diez años de trabajos forzados a quien robara cualquier propiedad estatal. Y la comida era del Estado soviético. Tropas del Ejército Rojo y activistas del Partico Comunista viajaron a Ucrania para requisar los alimentos que el campesinado atesoraba para sobrevivir. La requisa fue enorme, Ucrania quedó vacía y aislada: Stalin creó un cordón alrededor de muchos pueblos, rodeados por la policía que vigilaba desde altas torres, para evitar que alguien pudiese escapar.


Un niño junto al cuerpo de su padre después de que el hombre recibió un disparo por acercarse a un área prohibida de una granja mientras recogía granos durante la hambruna (Daily Express/ Archivo Hulton/imágenes falsas)

La gente empezó a comer todo lo que estaba vivo. Y luego, lo que pudiera ser comido. Revela Applebaum en Hambruna roja: “La gente comía cualquier cosa para no morir. Comían alimentos podridos o sobras de comida que las brigadas hubiesen pasado por alto. Comían caballos, perros, gatos, ratas, hormigas, tortugas. Hervían ranas y sapos. Comían ardillas. Cocinaban erizos en hogueras y freían huevos de pájaros. Comían la corteza de los robles, musgo, bellotas. Comían hojas y dientes de león, caléndulas y un tipo de espinaca silvestre. Mataban cuervos, palomas y gorriones. Nadía Lutsíshina recordaba que las ranas no duraron muchos: las cazaron a todas (…). Ser propietario de una vaca separaba a la vida de la muerte. ¿Qué podían comer las vacas? La paja de los techos de las cabañas campesinas”.

Entre el 15 de diciembre de 1932 y el 2 de febrero de 1933, noventa y cinco mil campesinos habían dejado sus hogares para no morir de hambre. La versión oficial decía, con enorme hipocresía, que el éxodo se debía a que “no han conseguido satisfacer sus obligaciones en materia de acopio de cereal”, es decir, que no habían cumplido con la cuota de cereal que debían entregar a Stalin y temían la represión. Sólo un organismo admitió, en lenguaje alambicado, que la huida era porque “se ven afectados por problemas relacionados con el abastecimiento de alimentos”.

Dos niños con un saco de papas que encontraron durante la hambruna en Ucrania. La comida había sido escondida por una anciana, que fue asaltada por la GPU (policía secreta) y deportada a Siberia para el acaparamiento de alimentos. Los agentes de la GPU habían pasado por alto la comida encontrada por los chicos (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

La hambruna fue bestial. Una chica de diez años, cita Applebaum en su libro, escribió una carta a su tío que vivía en Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania: “¡Querido tío! No tenemos pan ni nada para comer. Mis padres están exhaustos por el hambre, se han tumbado y ya no se levantan. A mi madre, el hambre la ha dejado ciega y no puede ver. La he sacado a la calle. Tengo muchas ganas de comer pan, Tío, llévame a Járkov contigo porque voy a morir de hambre. Lévame contigo, soy pequeña y quiero vivir, y aquí me moriré, porque todo el mundo se muere (…)”.

Los ucranianos empezaron a morir en las calles. Por hambre. Con las proteínas devoradas por el propio cuerpo que busca alimentarse y canibaliza los tejidos y los músculos. Al final, la piel se hace más fina, los ojos se dilatan, las piernas y el estómago se hinchan porque el cuerpo retiene agua a como dé lugar. El más mínimo esfuerzo causa agotamiento. Estallas las enfermedades que llevan a la muerte: neumonía, tifus, difteria, escorbuto.

Un párrafo de Hambruna roja revela: “La hermana de Volodímir Slípchenko trabajaba en una escuela en la que vio morir de hambre a chicos durante las clases. Un chico está sentado en su pupitre, se desmaya, o cae, o mientras jugaba fuera, en el patio. Muchas personas fallecieron mientras intentaban huir a pie. Otro superviviente recordaba que los caminos que llevaban al Donbás estaban cubiertos de cadáveres. Había aldeanos muertos en las carreteras, en las cunetas y en los caminos. Había más cadáveres que personas para moverlos (...)”.

Dos campesinas recolectando granos caídos en una granja colectiva cerca de Belgorod, durante la hambruna (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Padres que salvaron sus vidas a costa de las de sus hijos, se comían sus raciones de pan y los dejaban morir: aquel chico que buscaba algo de granos en las huellas que dejaban los carros y camiones de las brigadas de recolección, al que le avisan que su padre ha muerto y responde: “Que se vaya al infierno. Yo quiero comer”; las calles llenas de cadáveres, como si se tratara de gente muy cansada que echa un sueño al aire libre; campesinos fusilados por haber intentado robar un pedazo de pan: todo está documentado en fotografías espeluznantes que el poder soviético ocultó durante años. El eslogan oficial, de nuevo la hipocresía de los “relatos”, decía: “Los rusos tienen hambre, sí. Pero nadie se muere”.

No era verdad: cinco millones de víctimas gritan todavía lo contrario aún hoy, cuando la sombra del pasado vuelve a oscurecer el cielo de Ucrania.


jueves, 24 de febrero de 2022

SGM: Los indescifrables codificadores Choctaw

Los primeros lectores de códigos de Estados Unidos fueron soldados choctaw durante la Primera Guerra Mundial

War History Online



Un equipo de dos hombres de codificadores navajos adjuntos a un regimiento de la Infantería de Marina en el Pacífico transmite órdenes por la radio de campo en su idioma nativo (Foto de © CORBIS / Corbis a través de Getty Images).

Para mantener sus planes en secreto del enemigo durante los combates en la Segunda Guerra Mundial, los EE. UU. Emplearon a los hablantes de códigos nativos americanos que se comunicaban en sus idiomas nativos. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial no fue la primera vez que se empleó a nativos americanos en este papel fundamental. Su debut en combate fue en realidad la Primera Guerra Mundial.

Mantener sus comunicaciones en secreto del enemigo es una de las tareas más importantes durante un conflicto. Si un enemigo puede escuchar sus comunicaciones, puede planificar con anticipación y contrarrestar cualquier movimiento que pretenda realizar.

El desarrollo de las computadoras modernas recibió un gran impulso durante la Segunda Guerra Mundial cuando se utilizaron para descifrar mensajes codificados por el enemigo. De hecho, la primera computadora digital electrónica programable del mundo fue creada con este propósito.
  Choctaws en formación en la Primera Guerra Mundial para transmisiones codificadas de radio y teléfono. (Foto cortesía de la Sociedad Histórica de Oklahoma / Wikipedia / Dominio público)

Los transmisores de códigos se utilizaron como un medio táctico para comunicar información secreta durante la batalla. Utilizaron su conocimiento de las lenguas nativas americanas para enviar mensajes codificados que el enemigo no pudo descifrar.

Muchos pueblos han trabajado como transmisores de códigos durante las dos guerras mundiales, como Meskwaki, Assiniboine y Mohawk, pero Choctaw y Cherokee realmente fueron pioneros en la práctica durante la Primera Guerra Mundial.


 
Fotografía de Choctaw Joseph Oklahombi, un codificador de la Primera Guerra Mundial, principios del siglo XX. (Foto de la Sociedad Histórica de Oklahoma / Getty Images)

El gobierno de la Nación Choctaw afirma que los Choctaw fueron los primeros hablantes de códigos nativos americanos en servir en el ejército de los EE. UU.

Esto tuvo lugar en la campaña de 1918 Meuse-Argonne en Francia. Durante esta batalla, los alemanes habían descifrado los códigos aliados y se habían conectado a sus líneas de comunicación. Hablando muy bien inglés, escucharon continuamente los mensajes de radio. Incluso enviar mensajes a mano era difícil, ya que los alemanes capturaban una media de uno de cada cuatro corredores.

Un oficial estadounidense, el coronel Alfred Wainwright Bloor , ideó una forma inteligente de superar su problema comunicativo después de escuchar a dos soldados choctaw de su regimiento conversando en su idioma nativo.

Se dio cuenta de que no tenía la menor idea de lo que estaban diciendo, y que si él, un estadounidense nacido y criado, no podía entenderlos, ni siquiera el mejor alemán de habla inglesa tenía ninguna posibilidad.

Bloor y algunos soldados choctaw enviaron un código de prueba en su idioma nativo. El primer mensaje codificado enviado en combate llegó el 26 de octubre, cuando Bloor ordenó el movimiento de tropas de Chufilly a Chardeny. Las tropas se trasladaron sin esfuerzo, lo que demuestra que los alemanes no tenían idea de que se había dado tal orden.

Esto fue respaldado por oficiales alemanes capturados, uno de los cuales dijo que estaban "completamente confundidos por el idioma indio y no obtuvieron ningún beneficio" al escuchar los mensajes.

El truco había funcionado y los alemanes estaban desconcertados. Muy pocas personas hablaban sus idiomas y lo que se hablaba rara vez se escribía; los alemanes simplemente no tenían forma de descifrar los mensajes.

No todas las palabras militares tenían una contraparte directa en el idioma choctaw, por lo que los codificadores improvisaron y agregaron nuevas palabras cuando fue necesario. Por ejemplo, "pequeña pistola dispara rápido" significaba ametralladora, mientras que maíz representaba batallones. Esta improvisación sobre la marcha hizo que el trabajo de descifrar sus mensajes fuera aún más difícil.

Los codificadores ayudaron a cambiar el curso de la batalla, una que finalmente ganaron los Aliados. Su trabajo en la Gran Guerra allanó el camino para los emisores de códigos navajos más conocidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Lucharon por un país que no se preocupaba por ellos.

Los hablantes de códigos de los indios americanos que se comunicaban en su idioma habían sido fundamentales para las victorias aliadas en Europa, pero en casa, sus hijos fueron castigados por hablar exactamente el mismo idioma en clase.

“Tuviste esta loca situación en la que el idioma choctaw se usaba como un arma formidable de guerra, pero los niños en casa eran golpeados en la escuela por usarlo”, dijo Judy Allen, directora ejecutiva superior de relaciones tribales con la nación Choctaw de Oklahoma.

"Los dos soldados que fueron escuchados por el oficial probablemente pensaron que estaban en problemas en lugar de dar una respuesta a los problemas de comunicación del ejército".

Menos de una generación antes de que murieran 2.500 choctaw después de que toda la tribu fuera expulsada de su tierra ancestral. Pero cuando Estados Unidos los necesitó, respondieron a la llamada .

Los indígenas estadounidenses lucharon por un país que ni siquiera los consideraba ciudadanos. No se les otorgaría la ciudadanía estadounidense hasta 1924.

“Los soldados Choctaw fueron increíblemente amables y estaban dispuestos a compartir su idioma. No tenían que hacerlo, pero lo hicieron. Tenían algo único y estaban increíblemente orgullosos de eso ". dijo el Dr. William Meadows de la Universidad Estatal de Missouri.

El trabajo valiente y subestimado de los indígenas estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial y las guerras que siguieron son ejemplos de pura dedicación a su hogar y su gente, y Estados Unidos nunca debe olvidarlos ni pasarlos por alto.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Alimentación: La manteca de cerdo como producto de guerra

La manteca de cerdo como producto de guerra y objeto de mitos

Roman Skomorokhov || Revista Militar




Manteca ... ¿Cuánto hay en esta palabra, no? Y con esta palabra, una imagen bastante grotesca de un vecino regordete de Ucrania ha ido surgiendo con firmeza durante mucho tiempo, con solo una losa de sales del espesor de una palma, una botella de líquido orgánico, relleno de maíz, etc.

Mientras tanto, Ucrania ni siquiera está incluida entre los diez primeros países del mundo por el consumo de manteca de cerdo. Este es un hecho, aunque controvertido. Y en Ucrania, el cerdo se ha convertido no hace mucho en amigo del hombre según los estándares históricos .

Y lo más interesante es que en los albores de su aparición en la dieta humana, la manteca de cerdo era exclusivamente un producto militar. Hace miles de tres años.

Sin embargo, vayamos en orden y sumérjase en la historia.

Los antiguos romanos fueron los inventores de la manteca de cerdo. Este es un hecho indiscutible, aunque los italianos hicieron todo a su manera. Es difícil decir quiénes espiaron los romanos en la receta, hay varias versiones. En general, los romanos eran maestros en apropiarse y rehacer algo por sí mismos, no peor que los chinos modernos. Así que las versiones que espiaron de la receta de los piratas fenicios o cartagineses tienen derecho a la vida. Aunque podrían haberlo pensado ellos mismos. Después de más de tres mil años, es difícil de juzgar.

Sin embargo, la evidencia la proporcionan los recipientes de salazón conservados muy antiguos, cuya edad corresponde exactamente a la cifra dada. Es decir, los baños de mármol tienen en realidad unos tres mil años y todavía se utilizan.


 
¿Cómo te fue? Todo comenzó en una pequeña ciudad de la costa italiana de Liguria, donde se extraía mármol. Colonnata fue el centro de la extracción de mármol de Roma. La extracción de mármol y su transporte a Roma (unos 400 km, una distancia decente para aquellos tiempos) requirió personas. Quienes obtienen mármol, lo entregan al puerto de Marino di Carrara, lo cargan en barcos, lo llevan al puerto cerca de Roma, lo descargan, lo cargan en carros y lo llevan a Roma.

Es decir, para tal trabajo se requería un grupo de esclavos y marineros, cuya existencia no era muy diferente a la de un esclavo. En consecuencia, se necesitaba comida barata para alimentar a este pequeño ejército.

Y así nació el plato, que se llamó "Lardo di Colonnata". "Lardot de columnata". "Lardo" fue elaborado a partir de Chinto Senese, esta es una raza de cerdos italianos, ágiles, cerdos tan negros, ágiles y vivaces. Suena como la palabra manteca de cerdo, ¿no?



Los cerdos de Kolonnata proporcionaban regularmente carne y manteca de cerdo. Con la carne todo está claro, Y gordo ... ¡Pues no lo tires! El mármol en Colonnade era simplemente montones, las cuevas en las canteras daban suficiente espacio y con humedad y temperatura constantes.

Luego de cortar los cadáveres, se colocó el tocino en estas artesas de mármol, luego de frotar el fondo y las paredes con ajo silvestre, espolvoreado con sal marina, el mar estaba a solo 11 kilómetros de distancia, más hierbas de la montaña de la zona. ¡Más de trescientas recetas han llegado hasta nuestros días!

Salado durante mucho tiempo. Mataron a los cerdos en el otoño, el tocino permaneció en los baños hasta la primavera. Y en la primavera, solo el producto estaba muy en el tema. Además, se almacenó sin problemas.

Naturalmente, los soldados de tierra también estaban interesados ​​en la manteca de cerdo. Para entonces, ya había aparecido "Lardum", es decir, grasa de cerdo extraída. "Lardum" o, en nuestra opinión, manteca de cerdo (también conocido como manteca de cerdo), también se distinguió por su contenido calórico y facilidad de almacenamiento.

Bajo el emperador Justiniano el Grande (483-565), la manteca de cerdo se convirtió en un producto oficial en las legiones romanas. Y la legión, ya sabes, ya no son esclavos en canteras ni remeros en barcos.

Bueno, sucedió que doscientos años después, en algún lugar del siglo I d.C., los aristócratas también prestaron atención a la manteca de cerdo. Y a los enormes baños de mármol para esclavos en las cuevas se agregaron pequeños baños patricios. La esencia es la misma, solo para la aristocracia el mármol fue pulido con más cuidado, la grasa para los patricios fue la más selectiva. La más adecuada era la manteca de cerdo de la columna vertebral, de no más de 4-5 cm de grosor.

Esta manteca de cerdo "aristocrática" se salaba durante un máximo de 8 meses y se servía no solo como pan negro y ajo, sino con verduras al horno como guarnición. , con anís y romero.

Dado que el cerdo es una fuente de carne tan autopropulsada y sin pretensiones, es lógico que las manadas pudieran moverse autopropulsadas donde lo necesitaran. Y dado que la manada estaba impulsada, tenía sentido aprovecharla al máximo. Entonces, después de la matanza, los cadáveres se chamuscaron con paja (¡familiar!) Con hojas de laurel. Una forma verdaderamente romana de cantar los cadáveres, dando a la carne y la manteca un sabor ahumado adicional.

Y desde la Antigua Roma, junto con los barcos y las legiones en marcha, la grasa se movía por todo el mundo. Si miramos el mapa del Imperio Romano, queda claro que el país donde la grasa se convirtió en una especie de símbolo estaba claramente sin trabajo en esos años. Los primeros en probar el encanto del "lardo" son los modernos Rumania, Alemania, Gran Bretaña, Francia, España.

Y luego continuó. Y básicamente, entre los pueblos hubo una incautación incruenta (a excepción de los cerdos) de territorios enteros con grasa.

En la Edad Media, todo era exactamente igual con la manteca de cerdo. Los monasterios hicieron una gran contribución al desarrollo de la preparación del salmón, donde los monjes pervirtieron la receta de todas las formas posibles. Se informó que los más exitosos fueron los benedictinos, quienes criaron nuevas razas de cerdos y trabajaron en la receta. Salazón de manteca de cerdo previamente hervida con especias: esto acaba de venir de los monasterios de San Benito. San Benito (está bien, no él mismo, sino la Carta de su Orden) permitió a sus monjes usar tanto manteca de cerdo como manteca. Los benedictinos trabajaron incansablemente en este campo.

Huevos con tocino, que está estropeado, pero tocino: esto también es obra de los monjes. Británico.

Hacia el este, la manteca también iba con las legiones, y más tarde con los godos y hunos. Los bárbaros antes del tocino también eran tipos muy ansiosos, por lo tanto, después de arruinar el Imperio Romano, adoptaron la receta para cocinar tocino.

Y de los antiguos alemanes, la palabra "Schmaltz" permaneció en el idioma. Grasa derretida. Generalmente, primero oca, pero luego cerdo. Está claro de dónde vino la "manteca de cerdo", que significa lo mismo en ruso, polaco y ucraniano.

Entonces, gradualmente, resultó que la manteca de cerdo es un producto muy, muy útil que se puede almacenar durante mucho tiempo. Y no tan desagradable como la carne en conserva o la carne seca. Además, la manteca de cerdo es un excelente conservante para todo tipo de patés, terrinas y otras delicias, y la manteca de cerdo se ha convertido en una parte indispensable de los embutidos, salchichas y salchichas. Y, en general, la cocina europea moderna no es nada sin manteca.
Los húngaros, por cierto, también recogieron recetas útiles de los romanos cuando se divirtieron con Atila y le presentaron al mundo el grifo y chicharrones húngaros. Y los chicharrones, como ve, es una contribución muy significativa a la cultura mundial.


 
La idea de salar tocino en el territorio de la futura Rusia (Kievan Rus) fue adoptada por los europeos, en los siglos IX-X de nuestra era. Hay menciones en los anales de las campañas del príncipe Oleg, que fue a Bizancio y allí se rindió homenaje, y en general, todo lo que le gustó.

La idea era buena, también se encontraron cerdos en el territorio de Rusia, por lo que el tocino también echó raíces aquí.

Pero con Ucrania, más precisamente, los territorios que luego se convirtieron en Ucrania, no todo es tan feliz. Teniendo en cuenta que muchos documentos monásticos (como las órdenes de recibo de diezmos) del siglo XV y más allá han sobrevivido, se puede concluir que no había carne de cerdo en particular en Ucrania. Los futuros ucranianos preferían las aves de corral, la ternera y el cordero.

Es curioso, pero la moda de los cerdos en tierras ucranianas fue traída ... ¡por los rusos!

Mucho más tarde, a finales del siglo XVII, cuando Rusia avanzó hacia el Dnieper, dominó la margen izquierda y empezó a mirar hacia el otro lado. Habiendo construido ciudades y fortalezas, colocando guarniciones allí, el comando ruso descubrió que era necesario importar (más precisamente, conducir) cerdos, ya que prácticamente no había ninguno en Ucrania.

No, había suficiente comida en suelo ucraniano, pero se necesitaba manteca. Producto militar estratégico, que se utilizaba para engrasar armas de fuego , hojas de acero en frío y una impregnación hidrófuga de zapatos. Era un producto muy valioso, que no era muy rentable para entregar la carta de porte desde Rusia. Los barriles ocupaban mucho espacio y el lubricante barato y de alta calidad se consumía muy rápidamente.

Fue más fácil empezar a criar cerdos en las guarniciones. ¿Qué es exactamente lo que sucedió? La población local se unió voluntariamente a estas emocionantes ganancias; afortunadamente, no hubo absolutamente ningún problema con la alimentación de los cerdos.


 
La cría de cerdos en grandes cantidades resolvió el problema del lubricante barato y natural para cañones y pistolas de las tropas rusas. Nadie protestó tampoco contra la carne; se compraba a los productores ucranianos a expensas del tesoro de forma regular.

No fue tan agradable con tocino. Para la salazón, como era de esperar, se necesitaba sal en grandes cantidades. La sal en el territorio de Ucrania se extrajo en Transcarpatia en los siglos I-II a.C., pero el depósito de Solotvinskoe estaba ubicado bastante lejos de las bases de las tropas rusas y en un territorio hostil.

Todavía había mucho tiempo antes del descubrimiento y desarrollo de los depósitos de Artyomovsky (1876) y Slavyansky (1878), por lo que la sal se utilizaba principalmente para este negocio del mar, de las regiones del sur adyacentes al Mar Negro.

Se puede decir que Ucrania se convirtió en un productor de manteca durante el reinado de Pedro el Grande. Fue entonces, cuando comenzó a construirse la Flota del Mar Negro, cuando comenzaron las guerras de Azov y la guerra por Crimea, entonces apareció el artículo "carne en conserva en barriles" en los artículos del ejército y suministros de la marina , y los gobernadores de Las ciudades ucranianas comenzaron a recibir órdenes de abastecimiento del ejército a expensas de la tesorería; en ese momento, la Pequeña Rusia / Ucrania gruñó con diferentes voces.

Hoy, hay un culto a la grasa del otro lado. Regular, razón para jactarse, pero ... Si un producto ha sido elevado a la categoría de culto estatal, no hay nada que hacer. Tendremos que aguantar.

Pero el nacimiento de este culto a través de los esfuerzos de las partes ucraniana y rusa dio lugar a una aterradora cantidad de mitos de bajo nivel. Como mantas hechas de tocino, con las que supuestamente los cosacos cubrían sus sótanos para que los turcos y tártaros no los alcanzaran. Al parecer, los musulmanes, para quienes el cerdo es un animal prohibido, desdeñaban el cerdo y la manteca de cerdo.

Difícil de creer. Ya sabes, una campaña militar o una incursión en aquellos días no es como un viaje a las playas de Crimea hoy. No había McDonald's ni Burgerkings en todas las gasolineras.

Como me parece, después de estudiar algunas fuentes, todos estos cuentos sobre la carne de cerdo son cuentos de hadas. Cuando hay una redada, no hay tiempo para el Corán. Si comes cerdo, comerás cerdo y no irás a ningún lado, porque el Corán, por supuesto, es algo importante y un conjunto indicativo, pero la pelea de mañana, en condiciones de algo de hambre, no auguraba nada bueno.

Y por eso, estoy seguro, no fueron muchos los que prefirieron la muerte a la "limpieza" frente a la vida "un poco sucia" de cerdo. Y en condiciones en las que hay grandes distancias de un pueblo a otro, y más aún.

En general, en condiciones de combate cualquier lechón se convertirá en conejo. Y luego puedes arrepentirte de esto, porque sin pecado no hay arrepentimiento.

Además, si de nuevo se trata de las redadas, tantos historiadores en sus obras encuentran información que los tártaros y otomanos, habiendo “visitado” pueblos en territorio extranjero, solían dejarlos vacíos. Completamente. Quitando también los suministros alimentarios, todo lo valioso y, lo más importante, la mano de obra en la persona de la población. La población en tales redadas fue expulsada por todo, con excepción de aquellos que lograron escapar y esconderse. Y el cerdo en todas sus formas y la manteca de cerdo, naturalmente, se llevaron limpios. Los prisioneros en el camino también necesitan ser alimentados con algo, el camino a las tierras turcas fue muy largo.

Así que el "cuento atrevido" sobre los cosacos, que lucharon con carne de cerdo contra los turcos, seguirá siendo un cuento de hadas.

Sí, en el territorio de la Ucrania actual, se crían cerdos y se salaba manteca. Y la manteca se ahogó. Pero puramente con fines militares-económicos: lubricación de pistolas y pistolas, cereales aromatizantes. Además, la misma carne en conserva fue la mejor comida enlatada en largas campañas tanto de las tropas rusas como de los Zaporozhye kurens.

Entonces, la guerra del cerdo contra los musulmanes es un mito, y bastante estúpido. Pero si a alguien le gusta, que repita tonterías, Internet no lo soportará.

Ahora sobre el tocino más sabroso de Ucrania.


 
Bueno, es discutible. Yo diría que ahí está más cerca del clásico. O el acervo genético de los cerdos está mejor conservado, o algo más, pero en Rusia hoy en día hay un predominio de las razas de cerdos con tocino. Crecen más rápido y serán más gruesos.

Sí, en 2015 me familiaricé con la "manteca de cerdo premium" de las afueras de Alchevsk. 14 cm de grosor y sabor divino, eso mismo que también se llama "jabón". El producto más delicado que se derrite en la lengua y con el que no es realista mantenerse sobrio y de pie.

Sin embargo, diré que en la ciudad de Grodno, la manteca de cerdo no solo se hace tan bien, sino incluso mejor. Aunque pasaron dos años entre las pruebas, la manteca de Grodno me dejó una impresión imborrable. En realidad, junto con Grodno "star" moonshine. Nuestro equipo de filmación nunca ha estado tan cerca del cataclismo todo el tiempo.

Pero la manteca de cerdo en Ucrania no es un producto estratégico que esté en todas partes. Por cierto, según las estadísticas, los ucranianos lo comen mucho menos que los rusos. Ucrania ni siquiera se encuentra en el top 10 mundial en términos de consumo de grasas per cápita.

Sí, los propios ucranianos dicen que esto se debe a que hay muchos cerdos en manos privadas y es más difícil contarlos que en Europa, donde se puede contar fácilmente cada pieza de tocino.

Estoy de acuerdo. Ucrania es bastante difícil de explicar. Y en el interior, por supuesto, todos los años comen rebaños de cerdos que no están incluidos en las estadísticas generales. Pero de todos modos, esta no es una razón para convertir la manteca de cerdo en un culto. Salmos, y nada peor. Y Voronezh, y Oryol y el tocino Belgorod no son de ninguna manera inferiores al ucraniano.

Y en Europa, si alguien está interesado, el sólido primer lugar en el uso de tocino y tocino (bueno, ¡así es como todos interfieren en un montón, infieles!) Lo ocupa Dinamarca. El segundo lugar es Alemania. Hungría, Francia e Italia luchan por el tercero.

No es de extrañar en absoluto. Porque los europeos tienen una cultura milenaria de producción y uso de manteca de cerdo. Y también hay muchos maestros que saben encurtir de acuerdo con todas las reglas.


 
En general, es interesante cómo un producto de almacenamiento a largo plazo, obtenido de cerdos y cerdos, enfocado en esclavos y remeros de cocina sin pretensiones de la antigua Roma, de hecho, un producto con un sesgo militarista, se convirtió en un manjar que puede decorar cualquier mesa. .

Sin embargo, el tocino salado está incluido en el PIR ruso. Comerlo sigue siendo una hazaña, pero derretir grasa para el mismo kulesh es bastante aceptable.

En principio, a pesar de su antigüedad, el tocino era y es el mejor amigo de un soldado. Debido a que es alto en calorías, no ocupa mucho espacio y esta delicia es el tocino bien cocido. Y no necesitas convertirlo en un culto, como hacen algunos, solo necesitas usarlo. Con mucho gusto.

 

martes, 22 de febrero de 2022

SGM: Pearl Harbor y el fin del aislacionismo americano

Pearl Harbor y el fin del aislacionismo norteamericano

El ataque de las fuerzas de Japón a la base naval, en diciembre de 1941, marcó el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial
Por Mariano Caucino || Infobae

Especialista en relaciones internacionales. Ex embajador en Israel y Costa Rica.




El 7 de diciembre de 1941 fuerzas japonesas ejecutaron un sorpresivo ataque a la base naval estadounidense de Pearl Harbor, Hawaii, lo que marcó el ingreso de EEUU a la Segunda Guerra Mundial

En la primera semana de diciembre de 1941, hace exactamente ochenta años, el Imperio del Japón atacó la base naval norteamericana de Pearl Harbor (Hawaii), provocando la muerte de dos mil cuatrocientos estadounidenses y la pérdida de varios destructores y acorazados. El dramatismo de los hechos transformó en abstracto el debate interno en los Estados Unidos sobre la necesidad de ingresar en la Segunda Guerra Mundial y marcó un punto de inflexión en la contienda.

El Presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR) fue informado mientras almorzaba en la Casa Blanca junto a su asesor todoterreno y hombre de extrema confianza, Harry Hopkins. El ataque sorpresivo despertó en la Administración una sensación de traición. Hasta horas antes, el embajador nipón Kichisaburo Nomura había estado negociando con el secretario de Estado Cordell Hull sobre el escenario en el Pacífico. La noche anterior al bombardeo, en el Salón Oval, Roosevelt y Hopkins habían estado analizando informes de inteligencia que reportaban movimientos llamativos de los japoneses. “Esto significa que tendremos guerra”, aseguró Hopkins.

Al día siguiente, Roosevelt dio su recordado discurso ante el Congreso en el que aseguró que el 7 de diciembre se convertiría en “una fecha que vivirá en la infamia”. La decisión del Imperio del Japón había obligado a los Estados Unidos a ingresar de lleno en la guerra.

Para entonces la contienda se había cobrado infinidad de muertos en Europa. En los más de dos años transcurridos desde 1939, el Tercer Reich de Adolf Hitler había tomado el control de prácticamente todo el territorio europeo. Gran Bretaña luchaba en soledad. Winston Churchill intentaba convencer a Roosevelt sobre la imperiosa necesidad de que los Estados Unidos se comprometieran más activamente.

Churchill y Roosevelt (AP)

Pero entonces reinaba un fuerte sentimiento aislacionista. Acaso era el cimiento histórico de ese inmenso país, de dimensión continental, bendecido por la geografía con dos inmensos océanos que lo aislaban de los conflictos lejanos. De una u otra forma el país se había mantenido aferrado al concepto basal expresado por George Washington al bajar de la Presidencia en 1797. Cuando estableció que los Estados Unidos debían abstenerse de alianzas permanentes, evitando verse envueltos en las disputas entre potencias europeas y determinando que su conducta internacional debía limitarse a la menor conexión política posible con otras naciones y solo debían extenderse los lazos comerciales. Regla que el país había celosamente observado durante más de un siglo y que solamente había quebrado cuando la propia evolución de su poder lo llevó a proyectarse globalmente. A través de intervenciones “reluctantes” -según las palabras del Presidente Teddy Roosevelt en 1904- acordes al papel inevitable derivado de las obligaciones internacionales de una potencia de su escala.

Pero todavía a comienzos de los años 40 el pueblo norteamericano tenía una fuerte resistencia a la idea de enviar tropas al extranjero. FDR enfrentaba la oposición de los aislacionistas. Uno de ellos, quizás el más notable, era el héroe de la aviación Charles Lindbergh (sospechado de simpatías filonazis) quien lideraba el movimiento “America First” y quien había asegurado que Inglaterra estaba perdiendo la guerra. Entendiendo que era menester conservar las reservas militares para resistir un inevitable ataque alemán.

Consciente del drama que se avecinaba, al iniciar la campaña en busca de un tercer periodo sin precedentes, Roosevelt había reforzado su Administración. La hora exigía el nombramiento de miembros extrapartidarios. Y así llegaron al gabinete dos republicanos “internacionalistas”: Henry L. Stimson y Frank Knox, elegidos para liderar las secretarías de Guerra y de la Armada. A la vez que había incrementado considerablemente el presupuesto de Defensa. Y en el verano de 1941 pudo persuadir al Congreso a autorizar el reclutamiento de tropas en tiempos de paz, una resolución que fue aprobada tan sólo por un voto en la Cámara de Representantes.

Fue necesario entonces que Roosevelt empleara buena parte de su talento político para convencer al Congreso sobre la necesidad de autorizar una mayor ayuda a Gran Bretaña. A pesar de las leyes de neutralidad que habían sido adoptadas en la década anterior y que imponían prohibiciones a otorgar préstamos y otras formas de asistencia financiera a los beligerantes. Al extremo que en 1938 la cámara baja había estado a punto de adoptar una enmienda constitucional que exigía un referéndum para convalidar declaraciones de guerra, con la sola excepción del caso en que el territorio norteamericano fuera invadido. Pero a comienzos de la nueva década, con la economía ya recuperada de la Gran Depresión de 1929/30, los Estados Unidos pasarían de la neutralidad a la no beligerancia, ayudando a los países que resistían el avance de Alemania e Italia.

La caída de Francia, en junio de 1940, y la eventual invasión alemana a Gran Bretaña aceleraron aquellos sentimientos, Convenciendo a Roosevelt y al pueblo norteamericano de la necesidad de que buscara una nueva reelección. El 10 de ese mes, cuando Francia se rendía ante la invasión nazi -con la sola excepción de aquel gigante que fue el general Charles de Gaulle- Roosevelt en los hechos abandonó la neutralidad formal. Para pasar a respaldar abiertamente a Churchill quien seis días antes, ante la Cámara de los Comunes, había asegurado que “llegaremos hasta el final”. Al tiempo que demostrando su inigualable fuerza de voluntad afirmó que “si por algún momento esta isla o gran parte de ella fuera sometida y pasara hambre, entonces nuestro Imperio del otro lado de los mares, armado y guardado por la flota británica, continuará la lucha hasta que, cuando Dios diga, el Nuevo Mundo, con todo su poder y su potencia, salga al rescate y a la liberación del Viejo”.

Hitler en París, tras la invasión de Francia

La ley de Préstamos y Arriendos (Lend-Lease) aprobada en 1941 se convertiría en el instrumento fundamental para suministrar alimentos, petróleo y material militar a los aliados cuya defensa se considerara vital para la seguridad de los Estados Unidos. Naturalmente, la ley encontró oposición entre los miembros aislacionistas del Senado, como Robert A. Taft (R-Ohio) y Arthur Vandenberg (R-Michigan). Este último protestaría que dicha política implicaba “tirar a la basura” la doctrina de Washington considerada la piedra angular de la tradicional neutralidad norteamericana y advirtió que “nos hemos lanzado de lleno a la política de poder (Power Politics) y a las guerras de poder en Europa, Asia y África”.

El ataque sorpresivo a Pearl Harbor actuó como un catalizador. De pronto, la no-beligerancia quedó agotada y los Estados Unidos entraron en la guerra como aliados de los británicos, los soviéticos y los chinos. Convirtiéndose, tal vez por primera vez, en una verdadera superpotencia de alcance global. Capaz de luchar simultáneamente en dos frentes, en Europa y en el Pacífico.

El involucramiento norteamericano superaría ampliamente a la participación de los Estados Unidos veinte años antes cuando el Presidente Woodrow Wilson decidió el ingreso en la guerra tras los ataques alemanes en 1917. Entonces, por primera vez, los Estados Unidos habían roto su tradicional neutralidad y aislacionismo respecto a los conflictos europeos.

Al lanzar una ofensiva hostil, las potencias del Eje resolvieron por sí mismas el extendido dilema de Roosevelt sobre cómo llevar a su pueblo a la guerra. La tragedia de Pearl Harbor conduciría a Washington a tomar la decisión de ingresar a la contienda. El America First Committee fue disuelto el día 10, apenas setenta y dos horas después del ataque. Al entrar a la guerra, FDR se enfrentó a dos objetivos decisivos. El primero consistente en derrotar a las potencias del Eje. El segundo sería cómo convencer a su pueblo de la necesidad de terminar con el aislacionismo, dotando a los Estados Unidos de un rol decisivo en los asuntos internacionales de la post-guerra.

En “Diplomacy” (1994) Henry Kissinger escribió que el ingreso de los Estados Unidos a la guerra constituyó la culminación de la extraordinaria acción de un audaz y extrovertido dirigente que en menos de tres años había logrado conducir a su pueblo, tradicionalmente aislacionista, a una guerra global. Y advirtió que para los dirigentes contemporáneos que gobiernan en función de los dictados de las encuestas de opinión, el papel de Roosevelt al llevar a un país aislacionista a participar en la guerra constituye una lección objetiva sobre el alcance del liderazgo político.