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sábado, 13 de abril de 2024

Guerra de Cuatro Años: La batalla de Pavia

Batalla de Pavía







La batalla de Pavía se libró el 24 de febrero de 1525 entre el ejército francés al mando del rey Francisco I y las tropas germano-españolas del emperador Carlos V, con victoria de estas últimas, en las proximidades de la ciudad italiana de Pavía.

Antecedentes

En el primer tercio del siglo XVI, Francia se veía rodeada por las posesiones de la Casa de los Habsburgo. Esto, unido a la obtención del título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por parte de Carlos I de España en 1520, puso a la monarquía francesa contra las cuerdas. Francisco I de Francia, que también había optado al título, vio la posibilidad de una compensación anexándose un territorio en litigio, el ducado de Milán (Milanesado). A partir de ahí, se desarrollaría una serie de contiendas de 1521 al 1524 entre la corona Habsburgo de Carlos V y la corona francesa de la Casa de Valois.


Inicio de los enfrentamientos

El 27 de abril de 1522 tuvo lugar la batalla de Bicoca, cerca de Monza. Se enfrentaron por un lado el ejército franco-veneciano, al mando del general Odet de Cominges, vizconde de Lautrec, con un total de 28 000 soldados que contaba con 16 000 piqueros suizos entre sus filas y por otro el ejército imperial con un total de 18 000 hombres al mando del condotiero italiano Prospero Colonna. La victoria aplastante de los tercios españoles sobre los mercenarios suizos hizo que en castellano la palabra «bicoca» pasara a ser sinónimo de «cosa fácil o barata».

La siguiente batalla se produjo el 30 de abril de 1524, la batalla de Sesia, cerca del río Sesia. Un ejército francés de 40 000 hombres, mandado por Guillaume Gouffier, señor de Bonnivet, penetró en el Milanesado, pero fue igualmente rechazado. Fernando de Ávalos, marqués de Pescara, y Carlos III de Borbón (que recientemente se había aliado con el emperador Carlos V) invadieron la Provenza. Sin embargo, perdieron un tiempo valioso en el sitio de Marsella, lo que propició la llegada de Francisco I y su ejército a Aviñón y que propició que las tropas imperiales se retiraran.

El 25 de octubre de 1524, el propio rey Francisco I cruzó los Alpes y a comienzos de noviembre entraba en la ciudad de Milán (poniendo a Louis II de la Trémoille, como gobernador) después de haber arrasado varias plazas fuertes. Las tropas españolas evacuaron Milán y se refugiaron en Lodi y otras plazas fuertes. 1000 soldados españoles, 5000 lansquenetes alemanes y 300 jinetes pesados, mandados todos ellos por Antonio de Leyva, se atrincheraron en la ciudad de Pavía. Los franceses sitiaron la ciudad con un ejército de aproximadamente 30 000 hombres y una poderosa artillería compuesta por 53 piezas. Durante el asedio, los hombres del rey de Francia ocuparon y saquearon los numerosos monasterios y pueblos que se encontraban fuera de los muros de Pavía.5​ El grueso de las tropas de Francisco I (incluidos los lansquenetes de la banda negra) se desplegó en la zona oeste de la ciudad, cerca de San Lanfranco (donde se instaló Francisco I) y de la basílica de San Salvatore, mientras que la infantería y grupos mercenarios de caballeros acuartelados al este de Pavía, entre el monasterio de San Giacomo della Vernavola, el de Santo Spirito y Gallo, el de San Pietro in Verzolo y la iglesia de San Lazzaro y Galeazzo Sanseverino, con la mayor parte de la caballería pesada, ocuparon el castillo de Mirabello y el parque Visconti al norte de la ciudad.


Batalla de Pavía
Guerra de los Cuatro Años
Parte de guerra italiana de 1521-1526

La Batalla de Pavía, por un desconocido pintor flamenco del siglo XVI.
Fecha 24 de febrero de 1525
Lugar Pavía, Italia
Coordenadas 45°11′51″N 9°09′54″E
Resultado Victoria decisiva de la Monarquía Hispánica
Beligerantes
Reino de Francia Monarquía Hispánica
Bandera de Sacro Imperio Romano Germánico Sacro Imperio Romano Germánico
Comandantes
Francisco I  (P.D.G.)
Enrique II de Navarra  Rendición
Richard de la Pole 
Louis de la Trémoille 
François de Lorena 
Jacques de la Palice 
Guillaume Gouffier de Bonnivet 
Bandera de España Antonio de Leyva
Bandera de España Miguel Yáñez de Iturbe e Irigoyen
Bandera de España Fernando de Ávalos
Bandera de Sacro Imperio Romano Germánico Carlos de Lannoy
Bandera de Sacro Imperio Romano Germánico Jorge de Frundsberg
Fuerzas en combate
Ejército francés
• 29 000 - 32 000​ hombres
• 53 cañones
Guarnición en Pavía:
• 6300 hombres
Ejército de refuerzo:
• 24 300 hombres
• 17 cañones
Bajas
8000 franceses muertos, 2000 franceses heridos y 4000 a 5000 mercenarios alemanes muertos 1500 muertos o heridos
Asedio de Pavía Batalla de Pavía



El sitio de Pavía

Antonio de Leyva, veterano de la guerra de Granada, supo organizarse para resistir con 6300 hombres más allá de lo que el enemigo esperaba, además del hambre y las enfermedades. Mientras tanto, otras guarniciones imperiales veían cómo el enemigo reducía su número para mandar tropas a Pavía. Mientras los franceses aguardaban la capitulación de Antonio de Leyva, recibieron noticias de un ejército que bajaba desde Alemania para apoyar la plaza sitiada. Más de 15 000 lansquenetes alemanes y austríacos, bajo el mando de Jorge de Frundsberg, tenían órdenes del emperador Carlos V de poner fin al sitio y expulsar los franceses del Milanesado. Francisco I decidió dividir sus tropas: ordenó que parte de ellas se dirigieran a Génova y Nápoles e intentaran hacerse fuertes en estas ciudades. Mientras, en Pavía, los mercenarios alemanes y suizos comenzaban a sentirse molestos porque no recibían sus pagas. Los generales españoles empeñaron sus fortunas personales para pagarlas. Viendo la situación de sus oficiales, los arcabuceros españoles decidieron que seguirían defendiendo Pavía, aún sin cobrar sus pagas.

Sin embargo, incluso en la ciudad la situación empezaba a ser preocupante: las reservas de víveres comenzaban a agotarse y, sobre todo, faltaba dinero para pagar los sueldos de los lansquenetes. Para solucionar el problema, el incansable Antonio de Leyva hizo reabrir la casa de moneda, requisó oro y plata a los cuerpos eclesiásticos urbanos, a la universidad y a los ciudadanos más adinerados, llegando incluso a donar sus propias platerías y joyas, e hizo acuñar monedas para pagar los soldados.


El parque Visconti, en el que tuvo lugar la batalla.

A mediados de enero de 1525 llegaron los refuerzos bajo el mando de Fernando de Ávalos, marqués de Pescara, Carlos de Lannoy, virrey de Nápoles y Carlos III, contestable de Borbón. Fernando de Ávalos consiguió capturar el puesto avanzado francés de San Angelo, cortando las líneas de comunicación entre Pavía y Milán. Finalmente llegaron los refuerzos imperiales a Pavía, compuestos por 13 000 infantes alemanes, 6000 españoles y 3000 italianos con 2300 jinetes y 17 cañones,8​ los cuales abrieron fuego el 24 de febrero de 1525. Los franceses decidieron resguardarse y esperar, sabedores de la mala situación económica de los imperiales y de que pronto los sitiados serían víctimas del hambre. Sin embargo, atacaron varias veces con la artillería los muros de Pavía. Pero las tropas desabastecidas, lejos de rendirse, comprendieron que los recursos se encontraban en el campamento francés, después de una arenga pronunciada por Antonio de Leyva.

En la noche del 23 de febrero, las tropas imperiales de Carlos de Lannoy, que habían acampado fuera del muro este del Parque Visconti, comenzaron su marcha hacia el norte a lo largo de los muros. Aunque Konstam indica que al mismo tiempo, la artillería imperial inició un bombardeo de las líneas de asedio francesas -que se había convertido en rutina durante el asedio prolongado- para ocultar el movimiento de Lannoy,9​ Juan de Oznaya (soldado que participó en la batalla y escribió al respecto en 1544) indica que en ese momento, las tropas imperiales prendieron fuego a sus tiendas para inducir a error a los franceses haciéndoles creer que se retiraban.10​ Mientras tanto, los ingenieros imperiales trabajaron rápidamente para crear una brecha en los muros del parque, en Porta Pescarina, cerca del pueblo de San Genesio, a través de la cual podría entrar el ejército imperial.​ Posteriormente conquistaría a los franceses el castillo de Mirabello.


En la parte central del Parque Visconti se encuentra ahora el Parque Vernavola, a lo largo de estas orillas, cubiertas por la maleza, los arcabuceros españoles diezmaron a la caballería francesa.

Mientras tanto, un destacamento de caballería francesa al mando de Charles Tiercelin se encontró con la caballería imperial y comenzó una serie de escaramuzas con ellos. Una masa de piqueros suizos al mando de Robert de la Marck, Seigneur de la Flourance se acercó para ayudarlos, invadiendo una batería de artillería española que había sido arrastrada al parque.12​ Echaron de menos a los arcabuceros de De Basto, que a las 6:30 a. m. habían salido del bosque cerca del castillo y lo habían invadido rápidamente, y tropezaron con 6.000 lansquenetes de Georg Frundsberg. A las 7:00 a. m., se había desarrollado una batalla de infantería a gran escala no lejos de la brecha original.

Formaciones de piqueros flanqueados por la caballería comenzaron abriendo brechas entre las filas francesas. Los tercios y lansquenetes formaban de manera compacta, con largas picas protegiendo a los arcabuceros. De esta forma, la caballería francesa caía al suelo antes de llegar incluso a tomar contacto con la infantería.

Los franceses consiguieron anular la artillería imperial, pero a costa de su retaguardia. En una arriesgada decisión, Francisco I ordenó un ataque total de su caballería. Según avanzaban, la propia artillería francesa —superior en número— tenía que cesar el fuego para no disparar a sus hombres. Los 3000 arcabuceros de Alfonso de Ávalos dieron buena cuenta de los caballeros franceses, creando desconcierto entre estos. Mientras Carlos de Lannoy al mando de la caballería y Fernando de Ávalos al mando de la infantería, luchaban ya contra la infantería francesa mandada por Francois de Lorena y Ricard de la Pole.


La victoria imperial

En ese momento, Leyva sacó a sus hombres de la ciudad para apoyar a las tropas que habían venido en su ayuda y que se estaban batiendo con los franceses, de forma que los franceses se vieron atrapados entre dos fuegos que no pudieron superar. Los imperiales empezaron por rodear la retaguardia francesa —mandada por el duque de Alenzón— y cortarles la retirada. Aunque agotados y hambrientos, constituían una muy respetable fuerza de combate. Guillaume Gouffier de Bonnivet, el principal consejero militar de Francisco, se suicidó (según Brantôme, al ver el daño que había causado, deliberadamente buscó una muerte heroica a manos de las tropas imperiales). Los cadáveres franceses comenzaban a amontonarse unos encima de otros. Los demás, viendo la derrota, intentaban escapar. Al final las bajas francesas ascendieron a 8000 hombres.


Captura del Rey Francisco I en la Batalla de Pavía (1681), por Jan Erasmus Quellinus, Kunsthistorisches Museum.

Deshecha la caballería francesa por la caballería hispano-imperial y los arcabuceros españoles, el rey de Francia huía a caballo cuando tres hombres de armas españoles lo alcanzaron rodeándolo. Le mataron el caballo y lo derribaron a tierra. Fueron el vasco Juan de Urbieta, el gallego Alonso Pita da Veiga y el granadino Diego Dávila. Pita da Veiga le tomó la manopla izquierda de su arnés y una banda de brocado que traía sobre las armas, con cuatro cruces de tela de plata y un crucifijo de la Veracruz. Diego Dávila le arrebató el estoque y la manopla derecha. Caído el rey a tierra, se apearon Urbieta y Pita da Veiga, le alzaron la vista y les dijo que era el rey, que no lo matasen.14​

"(...) y allegado yo (Alonso Pita da Veiga) por el lado izquierdo le tomé la manopla y la banda de brocado con quatro cruces de tela de plata y en medio el cruçifixo de la veracruz que fue de carlomanno y por el lado derecho llegó luego Joanes de orbieta y le tomó del braço derecho y diego de ávila le tomó el estoque y la manopla derecha y le matamos el caballo y nos apeamos Joanes e yo y allegó entonces Juan de Sandobal y dixo a diego de ávila que se apease e yo le dixe que donde ellos e yo estábamos no eran menester otro alguno y preguntamos por el marqués de pescara para se lo entregar y estando el Rey en tierra caydo so el caballo le alçamos la vista y él dixo que era el Rey que no le matásemos y de allí a media ora o más llegó el viso rey que supo que le teníamos preso y dixo que el era viso Rey y que él avía de tener en guarda al Rey e yo le dixe que el Rey era nuestro prisionero y que él lo tubiese en guarda para dar quenta del a su magestad y entonçes el viso Rey lo llebantó y llegó allí monsiur de borbón y dixo al Rey en francés aquí está vuestra alteza y el Rey le Respondió vos soys causa que yo esté aquí y mosiur de borbón respondió vos mereçeys vien estar aquí y peor de los que estays y el viso Rey Rogó a borbón que callase y no halase más al Rey/ y el Rey cabalgó en un quartago Ruçio y lo querían llebar a pavía y el dixo al viso rey que le Rogaba que pues por fuerça no entrara en pavía que aora lo llebasen al monesterio donde él abía salido (...)".15​


Consecuencias

En la batalla murieron comandantes franceses como Bonnivet, Luis II de La Tremoille, La Palice, Suffolk, Galeazzo Sanseverino y Francisco de Lorena, y otros muchos fueron hechos prisioneros, como el condestable Anne de Montmorency y Robert III de la Marck.



Carlos V visitando a Francisco I después de la batalla de Pavía, por Richard Parkes Bonington (acuarela sobre papel de 1827).

Tras la batalla Francisco I fue llevado a Madrid, donde llegó el 12 de agosto, quedando custodiado en la Casa y Torre de los Lujanes. La posición de Carlos V fue extremadamente exigente, y Francisco I firmó en 1526 el Tratado de Madrid. Francisco I renunciará al Milanesado, Nápoles, Flandes, Artois y Borgoña.

Cuenta la leyenda que en las negociaciones de paz y de liberación de Francisco I, el emperador Carlos V renunció a usar su lengua materna (francés borgoñón) y la lengua habitual de la diplomacia (italiano) para hablar por primera vez de manera oficial en Idioma español.

Posteriormente Francisco I se alió con el Papado para luchar contra La Monarquía Hispánica y el Sacro Imperio Romano Germánico, lo que produjo que Carlos V atacara y saqueara Roma en 1527 (Saco de Roma).

En la actualidad se sabe que Francisco I no estuvo en el edificio de los Lujanes, sino en el Alcázar de los Austrias que, tras un incendio, fue sustituido por el actual Palacio Real de Madrid. Carlos V se desvivió por lograr que su "primo" Francisco se sintiera cómodo y lleno de atenciones.


El campo de batalla hoy

Gran parte de la batalla tuvo lugar dentro de la inmensa reserva de caza de los duques de Milán, el Parque Visconti, que se extendía por más de 2.200 hectáreas. El Parque Visconti ya no existe, la mayor parte de sus bosques fueron cortados entre los siglos XVI y XVII para dar cabida a los campos, sin embargo sobreviven tres reservas naturales que pueden considerarse herederas del parque, son la garza de la Carola, que de Porta Chiossa y el Parque Vernavola, que ocupan una superficie de 148 hectáreas. En particular, algunos de los episodios más importantes de la batalla tuvieron lugar dentro del parque Vernavola, que se extiende al suroeste del Castillo de Mirabello.

Cerca del parque, en 2015, se encontraron dos balas de cañón durante unos trabajos agrícolas, probablemente disparadas por la artillería francesa.17​ Aunque mutilado parcialmente durante los siglos XVIII y XIX, cuando se transformó en una granja, el Castillo de Mirabello, antigua sede del capitán ducal del parque, sigue en pie hoy a poca distancia de Vernavola y conserva en su interior algunos elementos decorativos curiosos (chimeneas, frescos y vidrieras) aún no suficientemente restauradas y estudiadas, en estilo gótico tardío francés, añadidas a la estructura del período Sforza durante la primera dominación francesa del Ducado de Milán (1500-1513).


Castillo de Mirabello.

Unos dos kilómetros al norte, por la carretera Cantone Tre Miglia, se encuentra la masía Repentita, donde fue capturado Francisco I y, según la tradición, fue alojado. El conjunto aún conserva partes de la mampostería del siglo XV y una inscripción colocada en el muro exterior recuerda el acontecimiento.

En la cercana localidad de San Genesio ed Uniti en vía Porta Pescarina quedan algunos restos de la puerta del parque donde, en la noche del 23 al 24 de febrero de 1525, los imperiales hicieron las tres brechas que dieron inicio a la batalla. Menos evidentes son las huellas de la batalla de Pavía: las murallas de la ciudad, que defendían la ciudad durante el asedio, fueron sustituidas, a mediados del siglo XVI, por robustos baluartes, parcialmente conservados. En cambio, además del Castillo Visconti (donde se conserva la lápida de Eitel Friedrich III, Conde de Hohenzollern, capitán del Landsknechte), dos puertas de las murallas medievales: Porta Nuova19​ y Porta Calcinara. Las afueras del este de Pavía albergan algunos monasterios (casi todos ahora desconsagrados) que albergaron a los mercenarios suizos y alemanes de Francisco I, como el monasterio de Santi Spirito y Gallo, el de San Giacomo della Vernavola, el de San Pietro in Verzolo y la iglesia de San Lazzaro, mientras que en la occidental se encuentra la iglesia de San Lanfranco (donde se asentó Francisco I) y la basílica de Santissimo Salvatore. En la iglesia de San Teodoro hay un gran fresco que representa la ciudad durante el asedio de 1522, en él, con cierta riqueza de detalles, se representa Pavía y sus alrededores, tal y como debían ser en el momento de la batalla.



viernes, 3 de febrero de 2023

Asiria: La primera caballería

La primera caballería

Weapons and Warfare


 



La caballería sirvió por primera vez en el ejército asirio bajo Tukulti-Ninurta III. Los ilustrados datan del reinado de Ashurnasirpal y muestran cómo la caballería todavía empleaba el 'asiento de burro' cuando montaba a caballo. El empleo táctico de este período muestra cómo, al viajar en parejas, se los concebía como 'aurigas sin su carro'. Como en el carro, el guerrero es el soldado superior, como lo demuestra su vestimenta. El 'escudero' lleva un simple casquete de hierro, que en el reinado de Salmanasar III había sido sustituido por un casco cónico de hierro del tipo que llevaba el arquero.



Aquí se representan lanceros a caballo asirios del reinado de Sargón II, en campaña contra Urartu en 714 a. Están los soldados que Sargón empleó directamente desde la marcha en la batalla que derrotó al ejército de Urartian hasta el borde del lago Urmia. Los ilustrados atestiguan claramente la habilidad mucho mayor del brazo de caballería asiria en esta fecha. El armamento es más pesado, con ambos soldados equipados con arco compuesto, carcaj y lanza larga. La caballería ahora está equipada con calzado en forma de calcetines con botas con cordones.






Este es un lancero a caballo e ilustra la aparición final de la caballería antes de la desaparición de Asiria. El caballo ahora está casi completamente cubierto por una armadura de tela, mientras que, en esencia, el soldado es un poco diferente al de [la ilustración anterior del reinado de Senaquerib]

La armadura pesada era generalmente una característica de la caballería de choque que tenía la intención de acercarse al enemigo, la caballería que dependía de las armas de proyectiles tendía a tener una armadura más ligera. Sin embargo, incluso las tripulaciones de carros ligeros de dos hombres, donde la única arma ofensiva era el arco, a veces se representan con armaduras de escamas. La razón detrás de esto fue que la armadura requería un equilibrio entre equilibrio y protección. Para un auriga, el equilibrio no era un gran problema y, por lo tanto, cuanta más protección, mejor, siendo tan útil para protegerse de las flechas enemigas y las piedras de honda como los golpes de las armas de mano. Por el contrario, para un jinete, el equilibrio y la facilidad de movimiento eran un problema mucho mayor, por lo que la compensación solo valía la pena cuando tenía la intención de participar en un combate de choque donde dicha protección era obviamente un gran beneficio. Uno de los beneficios que traerían los estribos mucho más tarde fue que facilitaron el cambio de peso y el equilibrio correcto, compensando o permitiendo el peso superior de la armadura corporal más pesada. También estaba el tema del peso que llevaba el caballo. Aunque los caballos eran lo suficientemente fuertes para ser montados, cualquier animal puede jalar mucho más peso del que puede llevar (ese era el objetivo de la rueda). Aumentar el peso del jinete comienza a tener un efecto perjudicial sobre la velocidad y la resistencia del caballo montado antes que sobre la conducción. cualquier animal puede jalar mucho más peso del que puede llevar (ese era el punto central de la rueda). Aumentar el peso del jinete comienza a tener un efecto perjudicial sobre la velocidad y la resistencia del caballo montado antes que sobre la conducción. cualquier animal puede jalar mucho más peso del que puede llevar (ese era el punto central de la rueda). Aumentar el peso del jinete comienza a tener un efecto perjudicial sobre la velocidad y la resistencia del caballo montado antes que sobre la conducción.

En muchos ejércitos del Cercano Oriente, los caballos también pueden estar blindados con tramperos que cubrían sus pechos, hombros, espaldas y flancos, tal como lo hacen las mantas modernas para caballos. Estos podrían ser de fieltro grueso o cabello y llamados parashshamu, con un collar, o milu, del mismo material; o estos podrían ser de escala, cuando se llamaba sariam como armadura humana. Sin embargo, la mayoría de los primeros caballos de caballería montados no estaban blindados, y la armadura de caballo se volvió gradualmente más común a lo largo de varios siglos. Los caballos en trabajos pesados ​​pueden sobrecalentarse fácilmente y, en casos severos, esto puede llevarlos a 'atar', quedando paralizados de manera efectiva e incluso llevándolos a la muerte. El hecho de que los caballos caros estuvieran expuestos a este riesgo por la adición de armaduras sugiere que se esperaba que estuvieran justo en el fragor de la batalla. La carga de la armadura habría reducido la resistencia del caballo. Por lo tanto, era más útil para las unidades llamadas para una o dos cargas cortas, pero potencialmente decisivas, que las utilizadas en las maniobras continuas de escaramuzas.

La transición de los carros a la verdadera caballería fue gradual y desigual. Han sobrevivido representaciones ocasionales de caballos montados desde principios del segundo milenio a. C., pero la mayoría parecen representar mensajeros o exploradores solos, mal equipados para el combate, o aurigas que huyen en caballos de tiro sueltos de carros destrozados. Las referencias escritas pueden ser ambiguas, ya que algunos de los términos equivalentes a "jinetes" pueden referirse a tripulaciones de carros. Sin embargo, parece que a finales del segundo milenio antes de Cristo, las unidades de caballería pueden haber estado haciendo su aparición en los campos de batalla de Oriente Medio. Una placa del siglo XII a. C. de Ugarit en Siria puede ser la representación más antigua de una unidad organizada de jinetes, aunque definitivamente solo uno está armado.

La transición es más fácil de seguir en Asiria desde el siglo IX a. C., debido al registro sobreviviente de tallas e inscripciones en relieve. Asiria se había convertido para entonces en la potencia dominante de la región, ya que los hititas y los egipcios se habían visto gravemente debilitados por las migraciones e invasiones de los «pueblos del mar». Durante los siguientes dos siglos, una sucesión de reyes asirios agresivos forjó el imperio más grande jamás visto, en su apogeo que incorporó toda Mesopotamia, Siria, Palestina y Egipto. Aunque a los asirios a menudo se les atribuye el mérito de ser los primeros en desplegar una fuerza de caballería organizada, lo que se puede ver en la evidencia superviviente bien puede ser una respuesta a los desarrollos en las regiones más allá de sus fronteras en expansión.

Urartu, la Armenia moderna, fue un objetivo habitual de las campañas asirias en las que se tomaron muchos caballos como botín o como pago de tributos. Urartu estuvo en contacto directo con los pueblos esteparios del norte y parece probable que esta región fuera el conducto para la adopción de la caballería en Oriente Medio, como lo había sido para la introducción inicial del caballo domesticado. Una inscripción de Menua de Urartu (810-785 a. C.) enumera sus fuerzas para una expedición como 1600 carros y 9174 caballería. 20 Incluso si los números están inflados, la proporción de caballería a carros indica que la conversión estaba muy avanzada.

El desarrollo de la caballería asiria estuvo fuertemente influenciado por su experiencia y tradiciones en el manejo de carros. Las esculturas en bajorrelieve del palacio de Asurnasipal II muestran jinetes trabajando en parejas, uno armado con un arco y el otro con una lanza. Lo más sorprendente es que mientras el arquero se concentra en disparar, su compañero sostiene las riendas por él, continuando con la especialización de arquero y conductor. Tanto los caballos como los jinetes no tienen armadura. Una de las ventajas clave de este tipo de unidad sobre los carros era que estaban más capacitados para hacer frente a terrenos accidentados, una ventaja que se habría hecho evidente de inmediato en el terreno accidentado de Armenia. Al menos de manera significativa, eran más baratos ya que no se requería el carro, que requería mucha mano de obra calificada.

Sin embargo, los jinetes de Asurnasipal II todavía tenían mucho que aprender de sus vecinos, ya que se les muestra sentados bien hacia la grupa del caballo. Esto no solo dificulta el buen equilibrio y el control, sino que corre el riesgo de magullar los riñones vulnerables del caballo. El asiento trasero se había utilizado en burros y asnos porque es la única posición en ellos que no es similar a montar un cuchillo de pan, pero tratar de transferir el mismo método a los caballos debe haber retrasado la destreza de montar de los asirios. Puede causar asombro que las técnicas de equitación correctas tardaran tanto en desarrollarse, pero no olvidemos que no tenían escuelas de equitación ni manuales aprobados para guiarse. Después de todo, fue solo en el siglo XIX que Federico Caprilli (1868-1907) popularizó la práctica de inclinarse hacia adelante en los saltos en Europa occidental,

Durante el reinado de Tiglat Pileser III (745-27 a. C.), los relieves asirios nos muestran a jinetes armados solo con largas lanzas, tal vez de siete pies de largo, y espadas. Algunos están blindados con cascos y chalecos de escamas sin mangas que llegan solo hasta las caderas, lo que permite a los jinetes doblarse libremente por la cintura. Esta puede ser la primera caballería pesada confirmada, ya que su armamento de una sola lanza obviamente solo se usaba en el combate cuerpo a cuerpo, mientras que su armadura corporal era un estorbo y un gasto innecesario para meros exploradores o mensajeros. Significativamente, aunque todavía se representan en parejas, lo que puede ser una mera convención artística, todos manejan sus propios caballos y se sientan mucho más adelante, justo detrás de la cruz del caballo.

La caballería no reemplazó repentinamente a los carros en los ejércitos asirios; los carros todavía se usaban junto a ellos hasta la destrucción de Asiria. El hecho de que los carros siguieran utilizándose puede parecer sorprendente para la mente moderna acostumbrada a pensar en términos de evolución tecnológica lineal, con cada tecnología siendo reemplazada rápidamente a su vez por una superior. Puede ser significativo que estos últimos carros asirios fueran del tipo pesado de cuatro caballos con cuatro tripulantes blindados, lo que puede indicar que el papel de choque fue el último en ser asumido por la caballería. Aquí los carros pueden haber conservado alguna ventaja debido a su imponente volumen y ruido, lo que habría aumentado su impacto psicológico en el objetivo.

Probablemente, más significativo en la lenta desaparición de los carros fue el hecho de que eran símbolos de prestigio y habían sido el rasgo distintivo más obvio de una élite durante mil años. Es casi seguro que se encontraban en el centro de una red de tradición, costumbre y valor que no se desecharía rápidamente, incluso si se les superaba en un sentido puramente militar. Que el valor de prestigio de los carros era mayor que el del caballo montado lo demuestra el hecho de que continuaron utilizándose como transporte para reyes y generales mucho después de que todos sus otros roles en el campo de batalla fueran usurpados por caballos montados. Sin duda, los antiguos grandes sintieron que el carruaje se adecuaba más a su dignidad, al igual que los modernos se ven más a menudo en limusinas con chófer o automóviles del personal que caminando o andando en bicicleta.

Cuando Sargón II lanzó una campaña contra Urartu en el 714 a. C., el terreno era tan accidentado que los carros fueron los primeros en ser enviados a casa, mientras que el rey continuó con la infantería y la caballería. Sin embargo, el carro del rey se mantuvo, aunque tuvo que ser desmantelado y transportado en algunos lugares. Finalmente, los cansados ​​asirios encontraron al ejército de Urartian de Rushash, que también contenía caballería y carros, desplegados para la batalla en su camino, listos para caer sobre ellos mientras avanzaban en columna. Atrapado en una enorme desventaja y sin tiempo para desplegarse, Sargón en su carro solitario tomó la iniciativa y lideró la vanguardia de la caballería en un ataque preventivo.

Las desdichadas tropas de Assur [Asiria] que habían marchado por una ruta lejana, gemían y estaban exhaustas… No miré hacia atrás, no usé la mayor parte de mis tropas, no alcé los ojos. Con mi carro solo y con la caballería que marcha a mi lado, que nunca se aparta de mi lado en una tierra hostil y hostil... como una poderosa jabalina caí sobre Rushash

Los urartianos rompieron y huyeron con grandes bajas infligidas a los arqueros de infantería y lanceros, así como a su caballería: 'su destrucción lo logré, lo derroté... Sus guerreros que llevaban el arco y la lanza delante de sus pies, la confianza de su ejército, yo sacrificado Su caballería en mis manos tomé y rompí su línea de batalla'. Mientras tanto, Rushash y los carros se refugiaron en su campamento, pero cuando Sargón trajo arqueros y jabalineros, el rey de Urartian abandonó su carro y huyó a caballo.

El relato proviene de una tablilla inscrita que contiene una carta de Sargón II al dios asirio Assur, presumiblemente concebida como una ofrenda de agradecimiento por la victoria. Si bien no es tan detallado como se desearía, al menos demuestra que algunos habían captado uno de los principios fundamentales del uso de la caballería de choque (que presumiblemente se aplicaba también a los carros pesados). Debido a que el impacto físico y psicológico de la caballería sobre un enemigo se multiplica por la velocidad, y debido a que los caballos se convierten en objetivos vulnerables cuando están parados, uno de los principios fundamentales de las tácticas de caballería hasta principios del siglo XX era que la caballería siempre debería atacar en lugar de esperar para atacar. recibir un ataque. El autor de este consejo de un típico manual táctico del siglo XIX sin duda habría aprobado a Sargón.

Su acción se limita a la acción de choque. Por lo tanto, siempre debe atacar; en el momento de hacerlo debe alcanzar su máxima velocidad. Como es impotente en la parada, debe, para defenderse, avanzar siempre al ataque.

Además, la caballería de Sargón no solo se protegía a sí misma. Al usar su velocidad para caer sobre el enemigo antes de que tuvieran tiempo de formular una respuesta, Sargón pudo arrebatarle la iniciativa y salvar a su ejército del desastre.

jueves, 17 de noviembre de 2022

La importancia crucial de la caballería: Batalla de Klushino

Batalla de Klushino

Weapons and Warfare




Hubo algunas batallas de campo decisivas y de gran escala en las guerras del teatro báltico (Orsza, Klushino, Dirschau, Varsovia, Kliszow, etc.), pero no proporcionan una prueba clara de la superioridad de las tácticas de línea mauricianas; esto es cierto incluso en muchas de las batallas de Gustavo II Adolfo, en parte porque el terreno a menudo era demasiado accidentado para facilitar las tácticas de línea, las tropas carecían del entrenamiento para dominar más que los sistemas de tiro más elementales, y porque los comandantes aún preferían confiar en la acción de la caballería para decidir el resultado final. En Kirchholm y en Klushino, la caballería húsarz polaca derrotó a fuerzas mucho mayores de mosqueteros y piqueros suecos y escoceses. Excepto en las fuerzas suecas y mercenarias, las picas no se usaban mucho: la infantería jenízaro, haiduk y strelets prescindía en gran medida de ellas.



Las batallas de Kokenhausen y Kircholm ilustran los efectos devastadores que una carga de húsares oportuna y dirigida con precisión podría tener incluso contra un enemigo mucho más grande. Los dos enfrentamientos también ilustran la marcada superioridad que tuvo la carga de caballería pesada concertada durante este tiempo sobre la caballería occidental aún entrenada en el caracol. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ninguna de las dos victorias se habría logrado si no fuera por la estrecha coordinación de infantería, artillería y caballería necesaria para crear las condiciones perfectas para que Husaria atacara con eficacia. Afortunadamente para Husaria, a principios del siglo XVII, el ejército polaco tuvo la suerte de haber sido dirigido por una serie de tácticos de campo de batalla verdaderamente brillantes. De hecho, solo cuatro años después de Kircholm en la Batalla de Klushino en 1610, Stanislaw Zolkiewski, a pesar de ser superado en número cinco a uno,



Para Husaria, su papel crucial en victorias tan espectaculares como Kircholm, Klushino y Chocim consolidó su importancia como el brazo de élite del ejército polaco. La última batalla en particular, en la que a veces se enfrentaron a las murallas junto a la infantería, les valió una reputación de soldados universales que podían desempeñar cualquier papel en el campo de batalla cuando fuera necesario. No es sorprendente que el éxito y el prestigio de Husaria, junto con su noble pedigrí y el hecho de que eran la única unidad puramente polaca (y lituana) en el ejército, pronto fomentaron una cultura y tradición de regimiento marcadamente diferente de cualquier otra unidad en la Commonwealth o de hecho en Europa.

Los asedios eran más comunes que las batallas campales y, hasta principios del siglo XVIII, la captura de las fortalezas enemigas se consideraba un objetivo de campaña más importante que el desgaste o la destrucción de los ejércitos enemigos. Hasta mediados del siglo XVII, cuando algunas ciudades de la costa báltica fueron fortificadas con obras traza italianas, la mayoría de las trenzas eran antiguas fortalezas de piedra con muro cortina y no muy grandes (con la excepción de Ivangorod y Smolensk), o, como en Moscovia y Lituania , empalizadas o fortalezas de madera de estilo ostrog con torres altas. Uno podría suponer que ambos tipos son más vulnerables a los bombardeos que la trace italienne, excepto que las fuertes lluvias y la congelación temprana del suelo dificultaron la excavación de trincheras para acercar los cañones de asedio a la pared. Las armas se movían y colocaban con mayor frecuencia detrás de líneas de gaviones móviles que a través de accesos de trincheras y detrás de reductos fortificados. 2 La lluvia y las heladas también complicaron la minería. Las habilidades de artillería antes de mediados del siglo XVII parecen haber sido bajas; puede haber artilleros de buen ojo que sabían por experiencia o intuición cómo apuntar una pieza, pero había poca evidencia de que el conocimiento de los principios de la artillería científica se hubiera extendido por Europa del Este. Aunque los moscovitas siguieron la práctica otomana de adquirir un gran número de cañones de bombardeo pesado (Russ. stenobitnye pushki, Turk. balyemez), estos no parecen tener éxito garantizado en el asedio de castillos y fortalezas enemigas.

Un ejemplo espectacular y decisivo de traición por parte de mercenarios que cambiaron de bando en medio de la batalla ocurrió en Klushino en 1610 cuando Vasilii Shuiskii fue traicionado por los suecos de De la Gardie, cuyo pago estaba atrasado. Esto abrió el camino a Moscú para los polacos.




Cuando la Commonwealth le dio a Carlos IX motivos para cuestionar su invasión de Livonia, las cosas comenzaban a desmoronarse en la frontera oriental una vez más. Iván el Terrible pudo haber sido una pesadilla en vida, pero muerto fue una catástrofe, un hecho que la larga frontera de Moscovia con la Commonwealth se convirtió en otra guerra.

Iván IV, en uno de sus muchos ataques de resentimiento, supuestamente golpeó a su hijo mayor con un bastón durante una feroz discusión, matándolo. Cualquiera que sea la verdadera causa de la muerte de Ivan Ivanovitch, dejó al tonto hijo del zar como el único heredero. Fedor I subió al trono en 1584, marcando el comienzo de un período de caos total que se conoció como la Era de los Trastornos.

El enfermizo Fedor continuó con la ayuda de su primer ministro, Boris Godunov, quien fue proclamado zar tras la muerte de Fedor en 1598. Pero sin una legitimidad intachable y frente a un estado que había estado en declive desde la Guerra de Livonia, Godunov luchó contra la resistencia a su regla Irónicamente, su mayor amenaza provino de un cadáver: una serie de tres pretendientes que decían ser Dmitry, un hijo de Iván el Terrible que supuestamente había muerto en 1591, perjudicó la estabilidad de Moscovia.

Cuando Godunov murió en 1605, no había logrado derrotar al "primer Dmitry", cuyos seguidores lo colocaron en el trono y luego lo asesinaron en 1606 por casarse con una polaca y llenar la capital con desagradables influencias extranjeras. Vasilii Shuiskii, un boyardo o aristócrata ruso, fue elevado a zar, y su primera orden del día fue la destrucción de no menos de otros dos Dmitrys y sus entusiastas seguidores. Bedlam reinó en Moscovia.

Desde la perspectiva de Segismundo III, la situación era delicada. Después de todo, la Commonwealth ya estaba en guerra con Suecia. Pero los disturbios en Moscú estaban atrayendo a polacos y lituanos que se habían dedicado a uno u otro de los Dmitry y que ahora, gracias a la creciente consternación y xenofobia rusa, estaban siendo asesinados en el caos. El primer Dmitry había sido católico y, por lo tanto, los rusos ortodoxos lo consideraban un intruso respaldado por Polonia, una nación mayoritariamente católica. Las cosas en Moscovia estaban tomando una fea dirección sectaria.

Impulsado por esto, así como por la firma de una nueva alianza ruso-sueca, Sigismund optó por la guerra contra Moscovia en 1609. La principal en su lista de prioridades era Smolensk, la poderosa fortaleza cerca de la frontera de Moscovia con Lituania, cuya conquista colocaría el estado libre asociado en una posición negociadora ideal. Comenzó las operaciones de asedio en su contra en 1609, un año antes de que su hetman Stanislaw Zolkiewski obtuviera su espectacular victoria en Klushino contra enormes probabilidades. Las cosas tomaron un giro decisivo cuando un grupo de boyardos en Moscú, después de haber derrotado a Vasilii Shuiskii, eligió al hijo de Segismundo, Wladyslaw, como zar.

Smolensk, junto con Danzig, la ciudad más grande de Polonia, era uno de los lugares más fortificados de Europa. Entre 1595 y 1602, los rusos emprendieron la modernización de las defensas de la ciudad y se embarcaron en uno de los proyectos de construcción más grandiosos de la historia europea. El resultado fue una fortaleza que Segismundo, con 22.000 hombres y una treintena de cañones pesados, no pudo tomar en menos de dos años.

Pero tómelo, lo hizo, abriendo todo Moscovia a la invasión. En uno de los capítulos más notorios de la historia rusa, una guarnición de polacos ocupó Moscú hasta 1612. Aunque finalmente una población enfurecida los obligó a someterse por hambre, el evento sirvió como punto culminante de la interminable lucha de Polonia contra Moscovia.

La batalla de Klushino, parte de la guerra polaco-moscovita de 1609-1619, sirvió para resaltar los puntos fuertes de las tácticas polaco-lituanas. Pero a pesar de lo dramática que fue la victoria de Zolkiewski, poco pudo hacer para ayudar a dar forma a los acontecimientos de manera decisiva en esta parte del mundo donde la guerra se había vuelto endémica.

Esta era una parte del mundo donde la guerra perpetua era casi inevitable. Para empezar, la Commonwealth polaco-lituana, creada para garantizar la seguridad de sus ciudadanos en una región volátil, se encontraba cerca del epicentro de una pelea de rencor a cuatro bandas por el control del mundo báltico. Además, las complejidades dinásticas y las rivalidades que invariablemente provocaron encerraron a la comunidad en luchas de poder que prestaban poca atención a las fronteras. La religión, un tema candente en la Europa moderna temprana, también desempeñó un papel en el fomento del conflicto, ya que la Polonia predominantemente católica se vio rodeada por poderes ortodoxos y protestantes.

Luego estaba la naturaleza de la propia Europa del Este, una vasta región escasamente poblada que disipó los mejores esfuerzos de los invasores, asegurando que las guerras rara vez, si es que alguna vez, terminaron de manera decisiva. Finalmente, estaba Moscovia, cuyos zares resultaron ser los más peligrosos para Polonia por su inquebrantable deseo de acceder al Báltico y dominar la vasta, casi fluida, frontera que separaba a los dos países. Su control aseguró la ventaja en esta tumultuosa parte del mundo.

La caballería jugó un papel importante en la batalla y la campaña. Los polacos obtuvieron victorias de caballería sobre los suecos en Kokenhausen (23 de junio de 1601), Reval (junio de 1602), Kirchholm (27 de septiembre de 1605) y, sobre un ejército ruso-sueco mucho más grande, en Klushino (4 de julio de 1610), aunque en Klushino la potencia de fuego de la infantería y la artillería polacas también desempeñó un papel importante. En Kirchholm y Klushino, la movilidad y el poder de la caballería polaca, que atacaba en oleadas y se basaba en cargas de choque, anuló la superioridad numérica de su oponente y los polacos pudieron destruir a la caballería sueca antes de volverse contra su infantería. Expuesta una vez que la caballería había sido expulsada, la infantería sueca sufrió mucho. En Kircholm, perdieron más del 70 por ciento de su fuerza. Este fue un poderoso recordatorio de la necesidad de evitar una descripción del desarrollo militar europeo únicamente en términos de mejoras en la potencia de fuego de la infantería. De manera similar, el 8 de julio de 1659 en Konotop, la caballería rusa fue fuertemente derrotada por la caballería de la estepa: los tártaros de Crimea se aliaron con Hetman Vyhovsky de Ucrania y los cosacos. Los rusos perdieron en gran parte debido a un reconocimiento y un mando generales deficientes: dejaron que su cuerpo principal fuera atraído a un pantano.

Las tácticas de la caballería polaca influyeron en los que se encontraban más al oeste, sobre todo gracias a comandantes como Pappenheim, que había servido en Polonia. Además de proporcionar una advertencia sobre el énfasis habitual en la infantería, estas batallas también sugirieron que las nuevas técnicas militares que se presentan para elogios especiales tenían un valor limitado. En Klushino, la fuerza sueca estaba compuesta en gran parte por mercenarios familiarizados con los conflictos en Europa Occidental, mientras que uno de los comandantes, Jakob de la Gardie, había servido a las órdenes de Maurice de Nassau.

La batalla

La capacidad de las tropas polaco-lituanas para derrotar a las tropas occidentales, cuando Zolkiewski dirigió un pequeño ejército de 5.556 húsares, 679 caballos cosacos, 290 petyhorcy (el equivalente lituano), 200 infantería y dos pequeños cañones de campaña a la victoria en Klushino el 4 de julio de 1610 contra un ejército combinado moscovita-sueco con una enorme ventaja numérica. Żółkiewski llevó a su pequeño ejército a una marcha forzada en plena noche a través de un terreno boscoso difícil para llegar justo antes del amanecer al campamento moscovita-sueco. Los moscovitas, dirigidos por Vasilii Shuiskii, sumaban unos 30.000 si se incluyen los numerosos campesinos auxiliares; de esto, quizás 16.000 eran caballería strel'tsy, pomest'e y arcabuceros montados. Los suecos, encabezados por Christoph Horn y Jakob de la Gardie, que habían pasado dos años en Holanda aprendiendo el arte de la guerra del propio Mauricio de Nassau, estaban compuestos en gran parte por mercenarios franceses, alemanes y británicos, entre 5.000 y 7.000 en total: solos posiblemente superaban en número a los polacos Żółkiewski disfrutó de la ventaja de la sorpresa, pero su plan de un ataque inmediato a los dos campos enemigos antes de que despertaran fue frustrado . Cuando los polacos emergieron del bosque, tuvieron que sortear una empalizada y un pequeño pueblo antes de llegar a los campamentos enemigos. Al amanecer, cuando los hombres de Żółkiewski abrieron brechas en la empalizada y prendieron fuego a la aldea, los moscovitas y los suecos comenzaron a desplegarse. La batalla que siguió fue una demostración dramática de la eficacia y resistencia de la caballería polaca. Żółkiewski dirigió su primer asalto contra el caballo moscovita a su derecha. Sin posibilidad de un ataque de flanqueo, envió el regimiento de húsares de Zborowski, no más de 2.000 efectivos, en un ataque directo a las hordas de caballos moscovitas. Samuel Maskiewicz, quien participó, describió cómo:

El enemigo presa del pánico... comenzó a salir en tropel de sus campamentos en desorden; … los alemanes fueron los primeros en formar, de pie en sus trabajos de campo habituales, en un terreno pantanoso junto a la empalizada. Nos hicieron algún daño, por el número de su infantería armada con picas y mosquetes. El moscovita, desconfiado de sí mismo, colocó reiters en medio de su formación y reunió a la gente común, una horda innumerable tan grande que era aterrador observarla, considerando el pequeño número de nuestro ejército.

Algunas unidades cargaron contra la masa del caballo moscovita ocho o diez veces:

porque nuestras armas y armaduras ya estaban dañadas y nuestras fuerzas menguaban por tan frecuentes reagrupamientos y cargas contra el enemigo... nuestros caballos casi se desmayaban en el campo de batalla, porque luchamos desde el amanecer de un día de verano hasta la hora de la cena, por lo menos cinco horas. sin descanso– sólo podíamos confiar en la misericordia de Dios, en la suerte y en la fuerza de nuestros brazos.

Los húsares se vieron seriamente obstaculizados por la empalizada, que solo había sido demolida parcialmente: los huecos solo eran lo suficientemente grandes para que pasaran diez caballos en orden cerrado; esto les impedía atacar en su formación extendida habitual y el fuego constante de la infantería extranjera, protegida por la empalizada, estaba causando numerosas bajas. El caballo moscovita, sin embargo, empezaba a resquebrajarse. Vasilii Shuiskii le pidió a de la Gardie que lo apoyara con su caballería. Sin embargo, a medida que avanzaban los reiters, los húsares expusieron el caracol como una maniobra inútil de patio de armas:

nos dieron la victoria, porque como venían hacia nosotros, estábamos en algún desorden, y luego, habiendo disparado sus carabinas, se apartaron a la retaguardia como de costumbre para recargar, y la siguiente fila avanzó disparando. No esperamos, pero en el momento en que todos habían vaciado sus piezas, y viendo que comenzaban a retirarse, los cargamos con solo nuestros sables en las manos; ellos, al no haber podido recargar, mientras que la siguiente fila aún no había disparado, corrieron sobre sus talones. Chocamos contra toda la fuerza moscovita, todavía dispuesta en orden de batalla a la entrada de su campamento, sumergiéndolos en el desorden.

Cuando la caballería moscovita huyó, Żółkiewski se volvió contra los suecos. Sus húsares, muchas de cuyas lanzas estaban rotas, tenían pocas posibilidades de derrotar a los 'alemanes' sin apoyo. En este punto, sin embargo, la pequeña fuerza de infantería de Żółkiewski y los dos cañones, que se habían atascado en el bosque, llegaron para rescatar la situación. Mientras la infantería y los cañones abrían brechas en la empalizada e infligían bajas a los extranjeros, Żółkiewski envió a la compañía de Jüdrzej Firlej, cuyas lanzas aún estaban intactas, contra "toda la infantería extranjera... en orden de batalla, protegida por estacas, al lado de sus tropas". campamento … Firlej rompió esta infantería, habiéndola atacado con coraje. Nosotros... lo apoyamos; … Habiendo roto nuestras lanzas, solo pudimos unirnos al ataque con nuestros sables en nuestras manos.' Mientras el resto de la caballería extranjera era expulsada del campo, acompañada por de la Gardie y Horn, la infantería se refugió en su campamento. Abandonados por sus comandantes y por los moscovitas, individuos y grupos comenzaron a deslizarse hacia los polacos. Cuando Horn y de la Gardie regresaron al campo de batalla, ya era demasiado tarde; se vieron obligados a negociar una rendición honorable. Muchos de los mercenarios extranjeros ingresaron al servicio polaco; de la Gardie llevó a los suecos y finlandeses a Novgorod.

Los historiadores rusos han explicado con frecuencia el resultado de Klushino como resultado de una traición extranjera. Esto es una parodia de lo que pasó. Los relatos polacos y extranjeros coinciden en que fue el caballo moscovita el primero en abandonar el campo de batalla, y fueron los extranjeros los que se sintieron abandonados. Si algo demostró Klushino, además de la insuficiencia de la caballería pomest'e, fue que los métodos occidentales no eran un elixir mágico. Los mercenarios extranjeros habían estado involucrados en Moscovia desde el comienzo de la Era de los Trastornos. De la Gardie había instruido a las tropas moscovitas en métodos occidentales, especialmente en tácticas de picas, y había unidades nativas moscovitas de arcabuceros montados al estilo occidental, dirigidos por extranjeros, en Klushino. Sin embargo, si las tácticas al estilo occidental ciertamente mejoraron la capacidad defensiva de la infantería moscovita, no pudieron ganar la guerra. Para eso, la caballería seguía siendo el arma decisiva en el este de Europa. La pica y el tiro por sí solos no podían producir una revolución militar en el este.

 

domingo, 18 de septiembre de 2022

PGM: La carga de la caballería polaca en Rokitna

La carga de caballería de Rokitna

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El 13 de junio de 1915, en el frente oriental, los soldados de caballería polacos, que luchaban bajo las órdenes de Austria, pero animados por las aspiraciones nacionales de Polonia, obtuvieron una victoria sobre los rusos en Rokitna. Nueve días después, las tropas austriacas recuperaron la más importante de las ciudades del este de Galicia, Lemberg, y estaban a punto de cruzar a la provincia rusa de Volinia. En el frente polaco, el ejército alemán estaba logrando avances continuos: el 18 de julio, más de 15.000 rusos fueron hechos prisioneros en Krasnostaw.



Soldados de caballería polacos, con uniformes austrohúngaros, luchando bajo órdenes austrohúngaras. Aunque la carga de caballería cerca de Rokitna no tenía importancia militar, tenía un gran significado simbólico. Debido a un malentendido, el 2º Escuadrón de Uhlans lanzó un ataque sin apoyo de infantería. Los jinetes pudieron cruzar tres líneas de trincheras pero no pudieron tomar el control. Como resultado, solo unos pocos ulanos regresaron a sus propias líneas.


Al estallar la Gran Guerra, se formaron dos legiones polacas dentro del ejército austrohúngaro. Eventualmente aumentaron a tres brigadas que participaron en una serie de campañas importantes en los años 1914 a 1916. Cuando los soldados se negaron a jurar lealtad a Alemania, las legiones polacas se disolvieron.

Las unidades de la 2.ª Brigada de las Legiones Polacas de Piłsudski se desplegaron en apoyo de la 42.ª División austrohúngara en el pueblo de Rokitna cerca de Czerniowice (Chernovtsy), Bucovina. La 42ª División de Infantería intentó tomar la aldea, pero los rusos atrincherados allí la rechazaron.

Los contraataques rusos amenazaron las posiciones de la 42ª División. Se decidió que el segundo y tercer escuadrón de Uhlans bajo el mando de Rotmistrz Dunin-Wąsowicz atacarían Rokitna al mediodía para aliviar la presión sobre la 42ª División.



Dunin-Wąsowicz lideró personalmente la carga. Después de cruzar un terreno fangoso cerca del río Rokitnianka, colocó al 3er escuadrón en reserva y atacó con el 2do. En quince minutos los ulanos polacos forzaron dos líneas de trincheras enemigas, creando un gran caos y bajas entre los soldados rusos. A pesar de la determinación polaca, la carga de caballería fue en vano debido al insuficiente apoyo de infantería. De los 64 ulanos polacos del segundo escuadrón, solo seis sobrevivieron.

Gran escena de batalla filmada para película sobre la independencia polaca

La carga de Rokitna, una carga de caballería de las legiones polacas contra Rusia en la Primera Guerra Mundial, se recreó el martes 15 de agosto de 2017 durante el rodaje de una nueva película para conmemorar la independencia de Polonia.

La escena, la escena de batalla más grande de la película, es clave para la película Legions, que se estrenará el 5 de octubre de 2018, antes del centenario de la independencia de Polonia el 11 de noviembre de 2018.

jueves, 3 de septiembre de 2020

La guerra de Crimea: Resumen del conflicto

La guerra de Crimea

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Soldados de la guerra de Crimea

La ola de revoluciones que barrió Europa en 1848 convenció aún más a Nicholas del peligro de la inestabilidad, lo que lo llevó a tomar medidas enérgicas en el país. Esto tuvo éxito: Rusia y Gran Bretaña fueron las dos únicas potencias que escaparon de la agitación en 1848. Tuvo oportunidades limitadas para usar el poder militar ruso contra las revoluciones de 1848, pero ayudó a los turcos a reprimir la revolución en los principados del Danubio. La intervención rusa más importante fue ayudar a Austria a aplastar un levantamiento húngaro que tomó la mitad del imperio fuera del control de Viena. Profundamente humillado por su fracaso en derrotar al propio Hungría, el emperador Franz Joseph finalmente accedió a la asistencia rusa en la primavera de 1849; 350,000 tropas rusas ingresaron a Hungría, restaurando el Imperio austríaco y retirándose sin incidentes. Nicholas claramente creía que había acumulado algo de capital moral. Por el contrario, como predijo correctamente el canciller austríaco Felix Schwarzenberg, Austria conmocionaría al mundo con el grado de su ingratitud.

La guerra de Crimea exhibe un contraste extraordinario entre las fuerzas profundas que presionan para la guerra y las causas superficiales cómicas. El problema a largo plazo siguió siendo el largo y constante declive del Imperio Otomano, un declive que Rusia promovió mientras disfrutaba de sus beneficios territoriales. Por un breve tiempo en la década de 1830, Rusia trató al Imperio Otomano como un protectorado en lugar de un objetivo, pero en la década de 1840 Nicholas volvió a ver al Imperio Otomano como una arena para la expansión. La desconfianza británica sobre el expansionismo ruso en el Cercano Oriente y en Asia central, amenazando el imperio colonial de Gran Bretaña, creció y floreció, especialmente después de que Nicolás abordó el tema de una partición del Imperio Otomano. Las guerras anteriores de Turquía dejaron en claro que los turcos no podían resistir a Rusia solo. Gran Bretaña, sin embargo, temía la marcha de Rusia hacia el sur hacia su Imperio indio y las rutas marítimas del Mediterráneo. En Francia, la revolución de 1848 había concluido con el sobrino de Napoleón, Louis Napoleón, elegido presidente francés. Ansioso por emular el prestigio de su tío mientras generaba apoyo entre los católicos franceses, Louis Napoleón presionó a los turcos para que permitieran a Francia un puesto especial como protector de los católicos en Tierra Santa, a expensas de los cristianos ortodoxos.

Tierra Santa dio amplias oportunidades para el conflicto católico-ortodoxo. Las comunidades de monjes católicos y ortodoxos habían disputado el control de los sitios cristianos durante décadas, las disputas a menudo degeneraron en peleas a puñetazos. Los monjes de lucha tenían poco que ver con la política de poder, pero simbolizaban una cuestión más amplia de predominio francés o ruso en el Cercano Oriente. El gobierno otomano quedó atrapado en el medio. Dada la determinación rusa de expandirse, la determinación turca de resistir y la determinación británica y francesa de hacer retroceder el poder ruso, cualquier pretexto podría comenzar una guerra.



Ese pretexto llegó en la primavera de 1853 cuando Aleksandr Sergeevich Menshikov, enviado ruso a los turcos, exigió concesiones de los otomanos, incluidos los derechos ortodoxos expandidos en Tierra Santa y el reconocimiento de Rusia como protector para todos los ortodoxos bajo el dominio otomano. Estas demandas eran a primera vista religiosas, pero tenían un significado político más profundo: ¿era el Imperio Otomano un estado independiente o un títere ruso? Nicholas calculó mal, esperando la oposición francesa pero neutralidad británica y austriaca. Con el respaldo británico y francés, los turcos rechazaron estas demandas. Rusia respondió el 21 de junio / 3 de julio de 1853 enviando sus tropas a Moldavia y Valaquia, nominalmente bajo la soberanía otomana.

Los turcos no declararon inmediatamente la guerra en respuesta, sino que se dieron por vencidos mientras esperaban el apoyo británico y francés. En el otoño de 1853, las flotas británica y francesa navegaron en aguas turcas en preparación para un movimiento hacia el Mar Negro, y los turcos tranquilizados declararon la guerra a Rusia el 4/16 de octubre de 1853. Con la esperanza de evitar la intervención europea y ya en posesión del Danubio Principados, Nicholas aseguró a las otras potencias que Rusia evitaría acciones ofensivas. Los turcos no tenían tales escrúpulos y cruzaron el Danubio para atacar a los rusos que ocupaban Moldavia y Valaquia. Los turcos se lanzaron a la ofensiva en Transcaucasia, también sin éxito. En el Mar Negro, la lucha inicial produjo la primera batalla de barcos de vapor en la historia el 5/17 de noviembre de 1853 cuando el barco ruso Vladimir capturó un barco turco.

Mientras continuaba el combate indeciso en tierra, se produjeron desarrollos más importantes en el mar. Un escuadrón ruso bajo Pavel Stepanovich Nakhimov atrapó una flota turca refugiada bajo los cañones de Sinope, una ciudad otomana en el Mar Negro. El 18/30 de noviembre de 1853, Nakhimov atacó la flota fondeada. Los obuses explosivos rusos causaron estragos en los barcos turcos de madera, hundiéndose o hundiéndose en una docena. Esta victoria, al aumentar la posibilidad de la dominación rusa completa del Mar Negro, provocó que las flotas británica y francesa se mudaran al Mar Negro. Después de que Rusia rechazó un ultimátum para evacuar de Moldavia y Valaquia, Gran Bretaña y Francia declararon la guerra en marzo de 1854. Como en las guerras ruso-turcas anteriores, el mayor peligro para Rusia no fue el fracaso sino el éxito excesivo.

En mayo, las tropas rusas bajo Ivan Fyodorovich Paskevich estaban asediando la fortaleza turca de Silistria en el Danubio. Paskevich, sin embargo, estaba perdiendo el valor. Sus líneas de suministro y retirada a través de Moldavia fueron largas y vulnerables, especialmente cuando Austria reunió tropas a lo largo de su frontera. Bajo la presión de Austria, Rusia evacuó los Principados y, por acuerdo con los turcos, Austria los ocupó. La evacuación rusa debería haber proporcionado una oportunidad para resolver el conflicto, ya que la ocupación rusa de los Principados había provocado la declaración de guerra turca en primer lugar. En cambio, Gran Bretaña y Francia por igual no querían desperdiciar la oportunidad de limitar el poder ruso, mientras que Rusia no vio la necesidad de establecerse cuando no había sido derrotado en el campo de batalla.



Gran Bretaña y Francia enfrentaron un problema estratégico básico: desde el extremo opuesto de Europa, ¿cómo podrían infligir suficiente dolor a Rusia para obligar a Nicholas a hacer concesiones significativas? Una opción era el mar Báltico. Las flotas británicas y francesas atacaron la navegación rusa y bombardearon puertos y fortalezas, y la flota rusa era demasiado débil para abandonar el puerto y resistir. Si bien estas acciones no indujeron a Suecia a unirse a la guerra como Gran Bretaña y Francia habían esperado, demostraron ser humillantes y obligaron a Nicholas a mantener fuerzas sustanciales en el norte para evitar un desembarco anfibio. La otra opción era el Mar Negro, donde la abrumadora superioridad naval británica y francesa significaba que la invasión era una posibilidad en cualquier lugar. Gran Bretaña y Francia decidieron invadir la península de Crimea, dando nombre a la guerra. El comando en el sur fue a Menshikov, un soberbio arrogante y demasiado confiado cuya diplomacia desagradable ayudó a provocar la guerra en primer lugar. Reaccionando pasivamente a la creciente presencia naval británica y francesa en el Mar Negro, Menshikov no logró mejorar las fortificaciones de Crimea, particularmente en la principal base rusa de Sebastopol. Aunque Nicholas intentó trasladar refuerzos a Crimea, la falta de ferrocarriles significaba que todas las tropas y suministros avanzaban hacia el sur a gran velocidad. Fue más fácil y rápido para Gran Bretaña y Francia mover tropas de Londres y París a Crimea que para Nicholas mover tropas dentro de su propio país. Para septiembre de 1854, Rusia tenía 70,000 soldados y marineros en Crimea.

Esos 70,000 revelan el alcance de la crisis rusa. Con potenciales fuerzas armadas de casi un millón de hombres, Rusia podría ahorrar solo 30,000 tropas para el Cáucaso y 80,000 para los Balcanes. La defensa de la frontera occidental de Rusia contra la posible intervención prusiana o austriaca mientras se protege la costa rusa del ataque naval británico significaba que Rusia simplemente carecía de hombres. Ese fue solo el comienzo de los problemas rusos. El trabajo del personal se había descuidado durante décadas, y no había planes de guerra coherentes. Los reclutas aún cumplieron períodos de 25 años, reducidos a 15 en buenas condiciones. Pocos soldados que sobrevivieron incluso 15 años estaban en condiciones de ser devueltos en tiempos de guerra, lo que significa que había pocas reservas. La infantería rusa estaba armada con bozales de mosquetes de ánima lisa, no los rifles mucho más precisos que los británicos y los franceses tenían disponibles. Las tácticas rusas seguían siendo napoleónicas, confiando en columnas densas que no tomaban en cuenta los rápidos avances en la letalidad del fuego. La armada rusa no se había reconstruido para obtener energía a vapor y, por lo tanto, no podía disputar la posesión del Mar Negro. La guerra en la tierra estaba preparada para el desastre ruso.

El 1/13 de septiembre de 1854, 60,000 tropas británicas y francesas y algunos contingentes turcos desembarcaron en Evpatoria, al norte de Sebastopol. Menshikov no disputó estos desembarcos vulnerables, contentando con concentrar sus tropas detrás del río Alma, a medio camino entre Sebastopol y Evpatoria. Esta era una posición defensiva fuerte, con terreno elevado en su margen sur. Esa defensa aún requería un comando competente. En cambio, Menshikov dejó un espacio de una milla de largo entre la costa y el inicio de sus líneas, confiando en los acantilados en la orilla del río para evitar un ataque enemigo. Colocó a sus 35,000 tropas rusas en formaciones densas cerca del río, no en el terreno más alto, muy cerca. No se hizo ningún esfuerzo para cavar trincheras o construir movimientos de tierra, y Menshikov dejó su cadena de mando vaga y desordenada. Con complacencia esperaba derrotar a los británicos y franceses al contraatacar, ya que fueron atacados por fuego defensivo y arrojados al desorden al cruzar el Alma.

El 8 y 20 de septiembre, la Batalla de Alma comenzó con un avance matutino lento y metódico por 55,000 aliados, los franceses al oeste, los británicos hacia el interior. Mientras los buques de guerra británicos y franceses bombardeaban posiciones rusas, las tropas francesas se abrieron paso rápidamente a lo largo de la costa, cruzaron el Alma y escalaron los acantilados indefensos en la orilla sur. Para cuando Menshikov supo lo que había sucedido, los franceses estaban firmemente en su lugar en un terreno elevado con vistas al flanco izquierdo ruso y empujando piezas de artillería por los barrancos del río para envolver toda la posición rusa. Las tropas rusas se encontraron bajo una inmensa presión a lo largo de todo su frente, ya que sus fusiles se vieron indignados por fusiles aliados más modernos. Las tropas rusas sufrieron bajas por disparos de rifles aliados a distancias de más de media milla, superando incluso a la artillería rusa. Toda la izquierda rusa se derrumbó, alejándose de la costa y las tierras altas francesas. A la derecha rusa, los británicos que avanzaban lentamente sufrieron grandes pérdidas por la artillería rusa hasta que los fusileros británicos que se arrastraban por los viñedos a lo largo del río silenciaron las armas rusas con fuego de largo alcance contra sus tripulaciones. A media tarde, el ala derecha rusa se había derrumbado bajo repetidos asaltos británicos, aunque se retiró en un orden razonablemente bueno. La falta de caballería británica y francesa impidió que la derrota se convirtiera en una derrota. Una búsqueda enérgica podría haber capturado a Sebastopol, porque los rusos carecían de tropas organizadas entre Alma y su base.

El asedio de Sebastopol

Sebastopol yacía en la orilla sur de una entrada del Mar Negro, se agrupaba alrededor de una pequeña bahía y se defendía del ataque marítimo con 500 armas a ambos lados de la entrada. Sus defensas terrestres eran mucho más mal hechas. La ciudad había quedado indefensa durante la batalla de Alma, pero los rusos derrotados volvieron a entrar. En pánico ante la idea de un ataque marítimo, Menshikov hundió barcos para bloquear la entrada de la entrada. Luego, sin embargo, decidió abandonar la base, trasladar el ejército tierra adentro el 12/24 de septiembre y dejar la defensa de la ciudad a fortificaciones a medio terminar, una pequeña guarnición y marineros de la Flota del Mar Negro. Con la huida de Menshikov, el comando pasó al liderazgo inspirado de Vladimir Alekseevich Kornilov, secundado hábilmente por Nakhimov.

Los británicos y los franceses no estaban seguros de cómo atacar a Sebastopol, si debían moverse directamente hacia el sur desde Alma para apoderarse primero de la orilla norte de la entrada, dar la vuelta al este para atacar a Sebastopol desde el sur, o tomar la ciudad del mar. Al decidir acercarse al sur, las fuerzas británicas rodearon Sebastopol hacia el este para tomar la entrada de Balaklava, varias millas al sur de Sebastopol, como base avanzada.

Kornilov solo tuvo días entre la salida de Menshikov y la llegada de británicos y franceses, pero los aliados no presionaron su ventaja con un ataque inmediato a Sebastopol. Junto con la pequeña población civil de la base y los 25,000 soldados y marineros que quedaron atrás, Kornilov improvisó una notable red de fortificaciones que rodeaban la ciudad. El bombardeo desde tierra y mar comenzó el 5/17 de octubre, con 100,000 proyectiles volando en un solo día. La ferocidad de la artillería disminuyó en los próximos días, y fracasaron los esfuerzos aliados para golpear a la ciudad. Kornilov fue asesinado por una bala de cañón, y el comando de la defensa fue a Nakhimov. Los aliados saquearon trincheras más cercanas a los bastiones que defienden el lado sur de Sebastopol para tomar por asalto lo que no destruyeron por bombardeo. Al mismo tiempo, y durante el resto del asedio, los defensores rusos repararon constantemente el daño continuo a sus obras de asedio por el bombardeo de artillería y expandieron su red de trincheras, trincheras y puntos fuertes. Perdiendo a cientos de hombres cada día del bombardeo, la guarnición rusa recibió refuerzos y envió heridos mientras mantenía una defensa activa.

El imprudente Menshikov intentó aliviar a Sebastopol, asediado, mediante un ataque a Balaklava, la base británica al sur de Sebastopol. Sin esperar a concentrar sus fuerzas, el 13/25 de octubre Menshikov lanzó tres columnas de tropas contra los reductos que protegían los accesos a Balaklava. Enrutando a los turcos que sostenían esas obras, los rusos se enfrentaron a la infantería y la caballería británicas con una segunda línea de defensas y no lograron avanzar. A través de la falta de comunicación, la caballería ligera británica se vio envuelta en un ataque desesperado, la legendaria "Carga de la Brigada de la Luz". La artillería rusa y el fuego de infantería los mataron. Este éxito táctico, sin embargo, no permitió a los hombres de Menshikov llegar a la base británica o romper el asedio.



Los aliados dividieron sus 70,000 tropas en dos. La mitad se concentró en Sebastopol, manteniendo un bombardeo periódico mientras cavaba minas bajo la posición rusa. La otra mitad protegió la ciudad de las tropas de ayuda de Menshikov. Los refuerzos rusos que ingresaron a Crimea le dieron a Menshikov una ventaja sustancial en número sobre los aliados, una ventaja que necesitaba usar antes de que los sitiadores británicos y franceses tomaran los bastiones defensores de Sebastopol y capturaran la ciudad. Obligado a entrar en acción por Nicholas a pesar de su propia renuencia, Menshikov decidió atacar una cresta británica al este de Sebastopol, justo al sur del extremo de la entrada en la que se encontraba la fortaleza. El objetivo de Menshikov, aunque dudaba de sus posibilidades, era tomar terreno elevado al este de Sebastopol para sacar a los británicos y franceses de sus posiciones que rodeaban la base.

En la Batalla de Inkerman el 24 de octubre / 5 de noviembre de 1854, 60,000 tropas rusas se apresuraron en las tierras altas al este de Sebastopol en masas descoordinadas desde el noroeste y el noreste. Aunque sorprendidos, los ataques se toparon con el fuego preciso de un rifle británico y causaron numerosas bajas, empeoradas por el caos organizacional. Aunque los británicos estaban bajo una fuerte presión, los refuerzos franceses del sur restauraron la situación. La lucha sangrienta no logró nada excepto desmoralizar a Menshikov y su desventurada fuerza de campo. Después de esto, parecía haber pocas esperanzas de salvar a Sebastopol. En febrero de 1855, consciente de que su torpeza le estaba ganando enemigos políticos con cada día que pasaba, Menshikov intentó salvar la situación con otra ofensiva. El 5/17 de febrero de 1855 atacó Evpatoria, el lugar de aterrizaje aliado inicial. Aunque fue defendido por los turcos, que no habían tenido un buen desempeño en Balaklava, el ataque ruso fracasó miserablemente.
Para empeorar las cosas, la posición diplomática de Rusia estaba disminuyendo rápidamente. A finales de 1854, Austria se unió a la coalición antirrusa, aunque no intervino militarmente. A principios de 1855, el pequeño Piamonte-Cerdeña se unió a la alianza, aunque en busca de la influencia europea, no de la antipatía hacia Rusia. Enfrentado por una derrota tras otra, y desgastado por la tensión de sus responsabilidades como autócrata, Nicholas murió el 18 de febrero / 2 de marzo de 1855. Antes de su muerte, ordenó a su hijo y heredero Alejandro II que destituyera a Menshikov. Mikhail Dmitrievich Gorchakov, un veterano de las Guerras Napoleónicas, asumió el cargo de comandante en jefe en Crimea. Continuó canalizando soldados a Sebastopol, ya que la red anglo-francesa alrededor de la base nunca estaba completa.

Para junio de 1855, las trincheras aliadas estaban lo suficientemente cerca de los bastiones rusos como para concebir un asalto. Los franceses y los británicos planearon un gran ataque al perímetro oriental de Sebastopol para el 6/18 de junio de 1855, el aniversario de Waterloo. El ataque previo al amanecer fue detectado por puestos avanzados rusos y derrotado por la mañana. Solo un bastión fue capturado temporalmente por los franceses, y fue recapturado con la misma rapidez. El impulso a la moral rusa resultó contraproducente y temporal. Suscitó falsas esperanzas de que la guerra aún pudiera ganarse, y solo unos días después Nakhimov fue mortalmente herido por la bala de un francotirador.

Aunque Alexander albergaba pocas esperanzas de victoria, no deseaba comenzar su reinado con una rendición ignominiosa. Con profundos recelos, Gorchakov y sus comandantes acordaron otro ataque contra el anillo aliado al este de Sebastopol. Este asalto fue dirigido a las alturas de Fediukhin, una masa aislada de terreno elevado físicamente separada de la meseta en la que los británicos y franceses protegieron a Sebastopol, por lo que incluso el éxito ruso sería inútil. La ambivalencia de Gorchakov se extendió a su organización del ataque, que fue extraordinariamente indeciso y tímido. En la mañana del 4/16 de agosto de 1855, cuatro divisiones de infantería rusas en sucesión y bajo fuego cruzaron pantanos, un río, un canal y asaltaron a tropas francesas excavadas en las alturas. Como era de esperar, fueron derribados sin resultado perceptible, perdiendo 8,000 muertos o heridos.

Este desesperado ataque ruso convenció de que la victoria de los aliados estaba cerca, y el bombardeo de Sebastopol se intensificó. La escasez de municiones significaba que los defensores rusos no podían responder. Esperando un asalto final épico por la noche, los rusos fueron tomados por sorpresa por la enorme tormenta francesa al mediodía del 27 de agosto / 8 de septiembre de 1855. En el lado sureste, usando la sorpresa, los franceses se abrieron paso hacia un bastión clave en las Alturas de Malakhov. , de los cuales los repetidos y sangrientos ataques rusos no pudieron expulsarlos. Otros ataques franceses contra las defensas del sudoeste lograron poco, al igual que los ataques británicos contra las defensas del sur. Esas fallas fueron irrelevantes, ya que la posesión francesa del bastión de Malakhov hizo insostenible toda la defensa de Sebastopol. Sin embargo, después de un día que dejó 25,000 muertos o heridos en ambos lados, los aliados no estaban en posición de aprovechar su ventaja. Esto permitió a Gorchakov evacuar el resto de la guarnición de Sebastopol en bote y un puente de pontones al lado norte de la entrada. El asedio de Sebastopol durante un año mató e hirió a 170,000 hombres, sin incluir las decenas de miles que los británicos y los franceses perdieron a causa de la enfermedad.

Con Sebastopol caído, ya no había forma de negar la derrota total de Rusia, pero las negociaciones de paz parecían inútiles. Solo las victorias sustanciales contra los turcos en el Cáucaso dieron alguna influencia en la mesa de negociaciones. Las negociaciones intermitentes desde mediados de 1854 no habían avanzado. Un ultimátum austríaco a fines de 1855 advirtió de guerra a menos que Rusia capitulara finalmente obligó a Alejandro a aceptar los términos. El acuerdo no fue excesivamente duro para la propia Rusia, aunque produjo un revés sustancial en la influencia rusa sobre el Imperio Otomano y en los Balcanes. La desmilitarización del Mar Negro privó a Rusia de su Flota del Mar Negro y evitó cualquier defensa naval contra futuras intervenciones como la invasión de Crimea. Mucho más grave que las sanciones del acuerdo de paz fue la destrucción, tanto para los rusos como para los extranjeros, de la ilusión del poder militar ruso. Algo tuvo que cambiar.