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lunes, 10 de julio de 2023

Argentina: Centenario de la Independencia el 9 de Julio de 1916

Festejos por el Centenario del 9 de Julio de 1916





La Plaza del Congreso, el Palacio Legislativo y la confitería del Molino en Buenos Aires, iluminados en la noche del centenario de la Independencia Argentina, 9 de julio de 1916.



El presidente de la Nación Victorino de la Plaza junto a sus ministros Carlos Saavedra Lamas, José L. Murature, etc, y Arturo Gramajo, intendente porteño, se dirigen desde la Casa Rosada hacia la Catedral Metropolitana para oficiar el Te Deum por el día de la Independencia, 1916.
 




En representación del gobierno nacional, el ministro de Instrucción Pública Carlos Saavedra Lamas visitó Tucumán y en la fotografía se lo puede ver junto al gobernador Ernesto Padilla y demás comitiva presenciando el desfile de las tropas desde la Casa de Gobierno Provincial.




“Honor y Gloria a los congresales de 1816” dice una pancarta durante una manifestación patriótica encabezada por el ex diputado nacional Alfredo Palacios y el Partido Socialista Argentino.



Desfile militar sobre la Avenida de Mayo que contó con el ejército y la marina argentina marchando ante el palco oficial en el que estaba presente el presidente Victorino de la Plaza, también hubo un concierto dado por la banda del Regimiento 6 de Infantería.




martes, 27 de junio de 2023

Argentina: El jubileo de Mitre en 1901

El jubileo del Gral. Mitre





El 26 de junio de 1901, Bartolomé Mitre cumplió 80 años y se celebró en todo el país su jubileo. Hubo actos en cada rincón del país en su honor, miles de ciudadanos se acercaron a su hogar a saludarlo y el presidente Julio Argentino Roca declaró al día como fiesta nacional en honor al prócer viviente.




A la salida del sol del día 26 de junio, 21 cañonazos despertaron a los porteños en cada una de las 21 secciones del municipio de la Capital Federal. Mitre llegaba a los 80 años. A la mañana por disposición del ministro Ricchieri una compañía del Batallón 2 de Infantería con banda de música que llenó el ambiente de aires marciales, se apostó rindiendo honores frente a la casa de Mitre.




Se embanderaron las calles y las casas particulares, se organizaron desfiles populares, se renombraron calles y plazas con su nombre, aparecieron en todos los diarios del país homenajes al patricio y hubo una gran manifestación que terminó con miles de personas en su puerta.




En Buenos Aires, por ejemplo, la calle de la Piedad recibió el nuevo nombre de “Bartolomé Mitre”, gesto imitado por ciudades y pueblos del interior con sus calles, plazas y paseos. En diversos puntos del país se acuñaron medallas con la efigie de Mitre, a la vez que se realizaron en su honor Te Deum en múltiples templos católicos y funciones de gala en las principales salas teatrales.




Los diarios y revistas se sumar al homenaje, lanzando ediciones especiales por su jubileo. Algunos comerciantes del país vendían chales, abanicos y pañuelos con la efigie del general, y hasta se fabricaron cigarrillos y vinos marca "Mitre".




Durante aquella jornada, por la casa de Bartolomé Mitre, ubicada en San Martín 336, se acercaron para expresarle sus saludos las más altas autoridades nacionales, incluido el presidente Roca, viejos subordinados y compañeros de armas de tantas campañas militares, veteranos de la Guerra del Paraguay, figuras de la política nacional, representantes de gobiernos e instituciones del exterior, miembros de asociaciones nacionales, diversas comunidades de extranjeros residentes en el país y un gentío de ciudadanos del común. La ya histórica vivienda de Mitre se convirtió en un auténtico muestrario de los más diversos obsequios y recuerdos que recibía desde todos los puntos del país.



A las 8.30 de la noche, Mitre ingresó a la sala del Teatro de la Opera, en medio de los aplausos y la ovación de más de 1.500 personas, no había un lugar, para presenciar la función que se ofrecía en su honor.



Mitre se ubicó en el palco oficial, acompañado por sus amigos Guillermo Udaondo, Emilio Frers y José Evaristo Uriburu, miembros de la Comisión de Homenaje, quienes se encargaron de la organización de los festejos. Acallados los aplausos que duraron largo tiempo, los acordes del himno nacional ejecutado por la orquesta bajo la batuta de Arturo Toscanini y entonados por los presentes abrieron la función.

Fue puesta en acción la opera Rigoletto, con la participación de Enrico Caruso y Hericela Darclée. Una vez terminada Mitre salió del teatro e hizo el trayecto hasta su hogar caminando acompañado por una gran manifestación popular en medio de las aclamaciones de esa multitud, según lo comentaron los diarios de la época.


Fotografía de la Comisión Nacional del Jubileo, quienes organizaron los festejos en honor al general Mitre, y que estaba integrada por José Evaristo Uriburu, Guillermo Udaondo, Emilio Frers, José León Suárez, Antonio F. Piñero, Adolfo P. Carranza, Luis A. Huergo, Lorenzo Anadón, y otros.



Refiriéndose al país que presenció en su juventud, recordó que “en medio de la lucha por la independencia y después de ella, vivió atormentado por la anarquía, el despotismo o la guerra civil, sin lograr unificarse ni completar su organización política. De este caos, ha surgido la nación actual, unida, constituida y consolidada. Hace cincuenta años, éramos una agrupación informe, cuya cohesión sólo se mantenía por el instinto o la violencia. Hoy, somos una nación compacta, y que puede exhibir sus títulos ante el mundo”.




El momento culminante de la jornada fue el discurso que pronunció Mitre por la tarde en agradecimiento a la manifestación popular, desde la terraza de su casa y rodeado por familiares y amigos.


domingo, 3 de noviembre de 2019

Argentina: A 90 años de la Aeroposta Argentina


Celebran el 90º aniversario de la Aeroposta Argentina con diversas actividades culturales


Lo organizan La Nueva., la Biblioteca Rivadavia y el Museo de Aviación Naval.

La Nueva





La Nueva., la Biblioteca Rivadavia y el Museo de Aviación Naval invitan a una serie de actividades en conmemoración al 90º aniversario del vuelo inaugural de la Aeroposta Argentina, en Bahía Blanca.

El 1º de noviembre de 1929 se realizó el primer vuelo del Correo Aeropostal de Bahía Blanca. Volaron el piloto francés Antoine Saint Exupery y Enrique Julio, director del diario. Un momento histórico que permitió comunicar la Patagonia con el país por el aire.

Esta mañana se inauguró el ciclo con una muestra fotográfica, museográfica y bibliográfica en la Biblioteca Rivadavia (Colón 25) y una charla a cargo del ingeniero y periodista Mario Minervino.

El ciclo sigue el lunes con culturales en Villa Harding Green. El martes 5 y 7 con visitas a escuelas primarias y secundarias. El 6 se proyectará en la Biblioteca el documental “ Saint Exupery en Bahía Blanca y la Patagonia” y se charlará con el documentalista Alberto Frenquel.

En tanto, el lunes 11 habrá desde las 17 una charla interactiva con lectura de textos de Antoine de Saint Exupery sobre la Aeroposta Naval Argentina.


martes, 1 de enero de 2019

Cuba es una mierda: Aniversario de la revolución comunista

Seis décadas de una utopía inalcanzable


El triunfo de la Revolución cubana cumple 60 años este 1 de enero "sin parecerse a los sueños que proyectaron" sus entonces jóvenes protagonistas, dice Joani Sánchez al constatar en lo "que derivó toda aquella utopía".

Joani Sánchez (lgc) | DW




Entrada de Fidel Castro a La Habana el 8 de enero de 1959 (en el centro, de pie en el jeep junto al comandante Camilo Cienfuegos). Unos días antes había huido el dictador Fulgencio Batista. "La tiranía ha sido derrocada", clamó entre vítores el líder de la Revolución.

El viejo Ramón era un adolescente de rostro lampiño cuando Fidel Castro entró en La Habana aquel enero de 1959. Poco después, decidió hacerse miliciano para defender lo que entonces muchos cubanos llamaban con orgullo "la Revolución". Hoy, con una pensión que no supera el equivalente a 20 euros al mes, el jubilado vive del dinero que le mandan sus nietos, emigrados el otro lado del Estrecho de Florida, en ese país al que Ramón apuntó con su fusil mientras hacía la guardia en una unidad militar en plena Guerra Fría.

Este 2019, el proceso que ilusionó a millones de cubanos llega a sus seis décadas de existencia, sin parecerse a los sueños que proyectaron jóvenes como Ramón y sin haber logrado darle una vida digna y libre a los que se quedaron en la isla. Ahora ya pocos llaman al modelo político que se instauró tras la llegada de los barbudos al poder como "la Revolución" y en lugar de eso prefieren decirle "el sistema" o, simplemente "esto" o "esta cosa". De los líderes vestidos de verde oliva que bajaron de la Sierra Maestra solo quedan unos pocos octogenarios que no logran despertar admiración ni respeto en la gran mayoría de la gente.

De las promesas iniciales, en las que se hablaba de oportunidades para todos y de libertades ciudadanas, tampoco ha sobrevivido casi nada. En lugar de esos espacios de realización individual y colectiva, el castrismo ha mantenido un estricto entramado de vigilancia y control que ha sido el más acabado de sus "logros" y el más permanente de sus "resultados". En cuanto a justicia social no hay mucho que celebrar. En las calles se hace evidente el abismo económico que separa a los jerarcas del Gobierno de los pensionados, la población negra y los residentes en zonas rurales. Los nuevos ricos marcan distancia con los que cada vez son más pobres.



El genocida Fidel Castro celebra la victoria sobre el dictador Fulgencio Batista en La Habana en una imagen fechada el 8 de enero de 1959.

Por otro lado, en los últimos años el régimen de La Habana ha tenido que ceder terreno a las leyes del mercado que tanto criticó en sus consignas. Un sector privado de medio millón de trabajadores ha puesto en evidencia la ineficiencia del aparato estatal y está empujando los límites de las restricciones que aún se mantienen al emprendimiento y a la creatividad. Después de haber confiscado hasta los puestos de comida más humildes en el lejano año 1968, ahora la Plaza de la Revolución está vendiendo la Isla pedazo a pedazo a los inversionistas extranjeros.

De las "joyas de la corona" del proceso, los servicios públicos de educación y salud, tampoco hay mucho para mostrar. La extensión de ambos sistemas sigue llegando a cada rincón del país, pero el deterioro de la infraestructura, los bajos salarios de profesores y médicos, junto a los excesos de ideología y los vacíos éticos han hecho que las aulas y los hospitales no se parezcan al sueño de un pueblo culto y bien atendido sanitariamente que una vez arrancó los aplausos de miles de cubanos que se congregaban para escuchar los maratónicos discursos del Comandante en Jefe.

Ahora, cuando las celebraciones oficiales hablan del 60º cumpleaños de este proceso político y social que pocos se atreven ya a calificar como "revolucionario", gente como Ramón y sus nietos están pasando revista a lo que no lograron, a las ilusiones que tuvieron que aparcar en el camino y al sistema disfuncional y autoritario en que derivó toda aquella utopía.