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domingo, 1 de enero de 2023

Argentina: Piloto argentino de la SGM y piloto de Malvinas vuelan juntos de nuevo



Ronnie Scott y Selles, en la cabina

Histórico. Fue piloto de cazas en la Segunda Guerra y, a los 104 años, volvió a volar junto al único piloto veterano de Malvinas aún activo



Ronald David Scott (104) y Carlos Selles (69) volaron juntos por el delta del Paraná; “Yo estaba chocho”, dice Scott, que hacía años no volaba




María Nöllmann
LA NACION

Ronald David Scott se jubiló como piloto hace 44 años, en 1978. Pero todavía hoy, a sus 104, sigue considerándose un apasionado de los aviones. Dentro de su rubro, es famoso por ser uno de los pocos argentinos vivos en haber luchado de manera voluntaria junto a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Con una memoria prodigiosa, aún repite los recuerdos de aquellos años siempre que la situación lo amerita. Como el jueves pasado, cuando fue invitado por la Asociación de Pilotos de Caza Argentina a almorzar.

Estos encuentros se volvieron costumbre para él desde que fue incorporado como socio honorario de la organización, hace algunos años. Pero la última reunión fue especial. “Éramos como 35 pilotos, la mayoría jubilados. Contamos historias, como siempre. Y después surgió la invitación: un veterano de Malvinas me invitó a salir a dar una vuelta en un jet al día siguiente. Yo estaba chocho. Era un día soleado y dimos una vuelta por el Delta. Estoy muy agradecido”, cuenta Ronald, desde su departamento, en San Isidro.


Como es de costumbre, Scott almorzó el jueves pasado con la Asociación de Pilotos de Caza Argentina, de la que es socio honorífico. En la imagen, Ronald David Scott, piloto de Spitfires argentino en la Segunda Guerra Mundial, Cdte Carlos Selles, actual piloto privado, veterano de cazas intercepteros Mirage III durante el conflicto de Malvinas. El tercero en la imagen es Gunther Schuster, piloto civil, nacido en Alemania, quien padeció en carne propia los bombardeos aliados siendo un adolescente. Luego de la guerra emprendió una nueva vida en Argentina y se transformó en piloto aeroaplicador o de fumigación


Él no lo sabe, pero la invitación que recibió para salir a volar estaba planeada desde hacía años. Antes de la pandemia, había surgido la idea de hacerle una especie de vuelo bautismo, pero por la pandemia no lo pudimos concretar. Él nunca había volado arriba de un Lear 45″, cuenta Carlos Selles (69), único piloto veterano de Malvinas que sigue en actividad. “La idea era que voláramos dos veteranos de guerra. Por eso lo saqué yo. Salió excelente. Gracias a Dios se pudo subir al avión. Se sentó atrás, pero se acercaba a la cabina, miraba, preguntaba. Tenía una cara de felicidad”, cuenta Selles.


Ronnie Scott de visita en la cabina, junto a Daniel Rodríguez Planes (izquierda) y Carlos Selles (derecha)

Scott no sabía, hasta el viernes pasado, que actualmente los aviones se manejan con piloto automático durante la mayor parte del vuelo. “Me preguntaba: ‘¿Y quién está volando ahora?’ Porque veía que teníamos las manos libres. Y yo le decía: ‘El avión, porque ahora ya está todo automatizado, excepto cuando tienes que despegar y aterrizar’, cuenta Selles, entre risas.


"Tenía una cara de felicidad", cuenta Selles. Ronnie no se mantuvo mucho tiempo en su asiento: apenas despegó el avión, caminó hasta la cabina y se mostró sorprendido cuando descubrió que el avión volaba en "piloto automático"

Él y sus compañeros de la asociación admiran a Scott, no solo por su participación en la Segunda Guerra mundial, sino también por la actitud con la que lleva su larga vida de 104 años. Más allá de los achaques de la edad, que, según Scott, son cada vez más notorios, él se mantiene activo. Aún juega a las bochas inglesas en el Club Atlético San Isidro (CASI), a una cuadra de su casa, como hace desde hace décadas.

“A principio de año tuve que dejar porque estuve mal de salud. Pero ahora estoy volviendo de a poco. El sábado estuve en un torneo, aunque solo de observador, porque todavía me estoy recuperando”, cuenta, entusiasmado. Y suma: “Ahora trato de mantenerme activo y bien, para disfrutar de los días de sol, como el de hoy”.


Scott fue uno de los 5000 voluntarios argentinos que participaron en la Segunda Guerra Mundial. Alejandro Guyot - LA NACION

La actividad que más disfruta, sin dudas, es salir a volar. “Yo estoy para que me inviten, para salir a dar una vuelta. Fui piloto unos 35 años, y volé todo tipo de aviones. Me retiré a los 60, que es el máximo de edad. Siempre me encantó”, dice.

“Él tiene una actitud de vida envidiable, una fortaleza, una claridad de pensamientos, una memoria impresionante. Te cuenta cada historia… Son increíbles las cosas que ha hecho. Después del vuelo, cuando nos estábamos despidiendo, me dijo: ‘me niego a disminuir mis capacidades, tanto motrices como intelectuales’. Creo que es por esa actitud que llegó tan bien a los 104″, suma Selles, que actualmente es piloto privado.


El 20 de octubre pasado, Scott cumplió 104 años y lo festejó junto a sus camaradas en Zárate

Durante la guerra de Malvinas, hace exactamente 40 años, él fue piloto de Mirage, un avión francés supersónico utilizado por la Fuerza Aérea Argentina durante el conflicto bélico. “Participamos activamente en la guerra desde las bases de Comodoro Rivadavia y desde Río Gallegos. Cumplimos misiones de cobertura aérea y de combate en las islas contra los Harrier ingleses”.


El comandante Selles integró el grupo 8 de Mirage, unidad en la que volaron los Capitanes Garcia Cuerva, primer caído de la unidad, y el Brigadier Carlos Perona, eyectado exitosamente luego de entablar combate con un Sea Harrier al ser derribado.

Scott, por su parte, es el piloto más antiguo de Aeroposta Argentina, una de las líneas aéreas que luego se fusionaría para crear Aerolíneas Argentinas. Antes de ingresar a ese cuerpo, en 1942, con 24 años y sin saber volar, se embarcó hacia Inglaterra para ofrecerse voluntariamente como piloto de avión de la Marina durante la Segunda Guerra. Luego de meses de instrucción, empezó sus funciones.


Carlos Selles en su Mirage III, durante la Guerra de Malvinas

“Yo estuve en una sección que tenía como misión proteger a los bombarderos B1. Pero como tenía más años que la mayoría, me mandaron a un escuadrón de instrucción. Lo que hice fue básicamente ayudar a que los pilotos tuvieran mejor puntería. ¿Cómo? Volábamos juntos, me perseguían y me tiraban a mí para probar sus armas y mejorar la puntería. Una vez, en una práctica, volaba sobre el mar ayudando a mis compañeros, se me plantó el motor del avión y me fui al mar”, contó Scott, que logró sobrevivir al impacto, durante una entrevista con LA NACION, el año pasado.


Ronnie Scott sigue siendo un apasionado de los aviones. Alejandro Guyot - LA NACION

domingo, 29 de marzo de 2020

SGM: Los latinoamericanos que estuvieron del lado correcto de la contienda

Los Aliados - Los latinoamericanos que ayudaron a derrotar al Eje

por MilitaryHistoryNow.com



Un general alemán se rinde ante un miembro de la Fuerza Expedicionaria brasileña. Italia, 1945.


"Si bien sus contribuciones a la victoria final pueden parecer minúsculas en comparación con las de otras potencias mundiales, su participación es, sin embargo, notable".

LAS NACIONES DE AMÉRICA LATINA a menudo no se cuentan entre los principales contribuyentes a la Segunda Guerra Mundial.

Países como Chile y Uruguay permanecieron en gran medida al margen hasta las últimas semanas de la guerra antes de finalmente unirse a los Aliados.

Otros estados como Paraguay simpatizaban silenciosamente tanto con la Alemania nazi como con Italia.

Columbia, Nicaragua y Bolivia fueron hostiles al Eje, pero no llegaron a comprometer a los ejércitos a la batalla, sino que optaron por suministrar al esfuerzo de guerra de los Estados Unidos materias primas.

Luego estaban Perú y Ecuador. Los dos vecinos peleadores parecían más preocupados por pelear entre ellos en 1941 que por derrotar a las fuerzas de la tiranía.

Sin embargo, a pesar de esto, un puñado de estados latinoamericanos participaron en la Segunda Guerra Mundial. Y aunque sus contribuciones a la victoria final pueden parecer minúsculas en comparación con las de otras potencias mundiales, su participación es, sin embargo, notable. Considere estos:


El 201º Escuadrón de caza aéreo estadounidense estaba tripulado en su totalidad por voluntarios mexicanos. Luchó en el Pacífico en 1945. (Fuente de la imagen: WikiCommons)

El otro "escuadrón águila"


Inicialmente, México esperaba que pudiera mantenerse completamente fuera de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, todo eso cambió en 1942 cuando los submarinos alemanes que operaban en el Golfo de México hundieron a dos cargueros mexicanos que mataron a 24 marineros. En respuesta, el presidente Manuel Ávila Camacho declaró la guerra al Eje el 22 de mayo. Si bien la falta de equipamiento militar moderno impidió que México hiciera una contribución considerable al conflicto, envió un destacamento de 30 pilotos y 270 miembros del personal de apoyo a los Estados Unidos. para entrenamiento avanzado de combate aéreo en 1944.


Pilotos de las Águilas Aztecas de México.

El grupo, conocido como Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana o Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, finalmente se unió al 58 ° Grupo de Cazas Americanos como el 201 ° Escuadrón de Cazas, también conocido como "Águilas Aztecas". Washington emitió el equipo con 25 Thunderbolts Republic P-47 de primera línea y para principios de 1945 las Eagles estaban en acción sobre Filipinas. Entre junio y agosto, el escuadrón voló 96 misiones de combate desde su base en Luzón, acumulando casi 2,000 horas de vuelo de combate. [1] Si bien ninguno de sus pilotos obtuvo una sola victoria aire-aire en la campaña, el 201 arrojó casi 1.500 bombas sobre los japoneses. [2] Perdió a tres pilotos en acción. Las Águilas regresaron a México en 1945 y fueron honrados con un desfile en la capital. Actualmente, una parada de metro a lo largo de la línea principal de metro de la Ciudad de México se nombra en honor del escuadrón.


El "Escuadrón Argentino" Nº 164 de la RAF realizó misiones de ataque terrestre en la campaña de Normandía de 1944 utilizando Hawker Typhoons, similar a este. (Fuente de la imagen: WikiCommons)

“Decididos volamos”

Mientras el gobierno de Buenos Ares se contentaba con ver la guerra desde el costado, más de 600 argentinos, en su mayoría de origen anglo, acudieron en masa a la Real Fuerza Aérea para unirse a la lucha contra Hitler. En 1942, un puñado de estos voluntarios se fusionaron en el Escuadrón "164" El Escuadrón Argentino, su lema era firmes volamos, español para "determinó que volamos". El equipo tuvo su mayor impacto durante la campaña de Normandía cuando voló en busca de tanques. Hawker Typhoons, todos los cuales estaban estampados con marcas de la RAF, así como con la pequeña bandera nacional argentina azul y blanca.


Maureen Dunlop, de la British Air Transport Auxiliary, nació y creció en Argentina. Ella era solo una de las miles que dejaron su tierra natal para luchar por Gran Bretaña. (Fuente de la imagen: WikiCommons)

En total, casi 4.000 voluntarios, la mayoría de ellos de origen inglés, regresaron al Reino Unido para luchar contra el Eje en tierra, mar y aire. [3] Y sorprendentemente, no todos eran hombres. De hecho, la famosa chica del cartel para el servicio mixto de transporte de avión de transporte auxiliar de transporte aéreo era Maureen Dunlop, una nativa de Quilmes con padres anglosajones.



Un diplomático salvadoreño salvó secretamente a decenas de miles de judíos de las cámaras de gas de Auschwitz. (Fuente de la imagen: WikiCommons)

El Schindler de las Américas.

Un oscuro diplomático llamado José Castellanos Contreras hizo la contribución más importante de El Salvador a la Segunda Guerra Mundial. Además, lo hizo con un bolígrafo, no con un rifle. En 1942, el enviado con sede en Ginebra preparó documentos falsos para un judío rumano llamado György Mandl que mostraban que el hombre era ciudadano de El Salvador. La artimaña engañó a la Gestapo y salvó al refugiado de la deportación a Auschwitz. Contreras no se detuvo allí. Para 1944, el agregado de 49 años, con la ayuda de otros miembros del cuerpo diplomático salvadoreño, conspiró para distribuir documentos de ciudadanía falsificados a 13,000 judíos que vivían en Europa del Este. Las credenciales falsas permitieron a los portadores y sus dependientes huir de los campos de exterminio nazis. En total, salvó aproximadamente 40,000 vidas. En comparación, el famoso Oscar Schindler rescató a 1.200 reclusos en campos de concentración. Sin embargo, a pesar de su heroísmo, Contreras evitó el centro de atención después de la guerra. De hecho, no fue hasta después de su muerte en 1977 que el alcance total de sus increíbles esfuerzos humanitarios se hizo completamente conocido. Desde entonces ha sido honrado póstumamente en Israel, los Estados Unidos y (por supuesto) su tierra natal.


Cazadores de submarinos como este fueron fundamentales en la guerra de los submarinos en Cuba. (Fuente de la imagen: WikiCommons)

Los cazadores de submarinos de Cuba


Aunque inicialmente se aferró a una política de neutralidad, La Habana terminó declarando la guerra a Japón y Alemania después del ataque a Pearl Harbor. Y en poco tiempo, Cuba se convirtió en un jugador clave para cerrar el Caribe a los submarinos alemanes. Para ayudar a su aliado, Estados Unidos prodigó La Habana con embarcaciones de superficie y aviones de patrulla marítima, como el Grumman G-21 Goose. El régimen Bautista le devolvió el favor al otorgar a los Estados Unidos tierras para construir pistas de aterrizaje modernas, todo lo cual Washington acordó desalojar después de la guerra. Desde 1942 hasta 1945, los buques cubanos recorrieron las aguas de sus costas en busca de submarinos enemigos. Durante tres años, escoltó a varios cientos de buques mercantes, registró unas impresionantes 400,000 millas marítimas escoltando convoyes y rescató a más de 200 marineros de barcos torpedeados por manadas de lobos nazis. [4] El punto culminante de la campaña naval de Cuba se produjo el 15 de mayo de 1943, cuando tres de sus patrulleras que trabajaban en conjunto con un avión de reconocimiento Kingfisher de la Armada de los EE. UU. atacaron y hundieron el U-176, un barco Tipo IXC que recientemente reclamó dos cargueros aliados en el zona.


Thunderbolts brasileños P-47 en Italia. 1945. (Fuente de la imagen: WikiCommons)

La fuerza expedicionaria brasileña


Aunque con mucho el mayor participante latinoamericano en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno nacionalista de Brasil fue todo menos hostil a los nazis en los años previos al estallido de las hostilidades en Europa. De hecho, el presidente del país, Getúlio Vargas, fue un antiguo admirador del fascismo europeo y buscó fortalecer los lazos comerciales y bancarios con Alemania durante la década de 1930. Cuando estalló la guerra, Brasil no se movió de inmediato para cortar los lazos con Berlín. Sin embargo, en medio de la creciente presión de Washington, Río acordó permitir a la estación estadounidense una flota en Recife en 1942 y construir pistas de aterrizaje en suelo brasileño. Berlín expresó su descontento con el nuevo acuerdo al desatar toda la furia de sus submarinos en la flota mercante del país sudamericano.


El parche del brazo de la Fuerza Expedicionaria brasileña. (fuente de la imagen: WikiCommons)

Entre febrero y agosto, los submarinos reclamaron 13 cargueros brasileños. Como las bajas excedieron de 1,000, la presión popular obligó a Vargas a declarar la guerra al Eje. La armada anticuada de Brasil pronto se encontró hasta el cuello en la campaña de submarinos. A pesar de su marcada obsolescencia, los buques de guerra del país realizaron al menos 66 ataques contra submarinos del Eje en el Atlántico Sur y ayudaron a los Aliados a hundir nueve buques alemanes. [5] Pero la guerra de Brasil no se limitó a la alta mar. En 1944, envió a la Força Expedicionária Brasileira, una fuerza expedicionaria para unirse al Quinto Ejército de EE. UU. Que lucha en Italia. Unos 25,000 soldados participaron en la dura campaña, mientras que dos grupos de luchadores completos, ambos equipados con los últimos P-47 Thunderbolts estadounidenses, realizaron 445 misiones de combate en el teatro. El día más grande de los escuadrones se produjo el 22 de abril de 1945, cuando 25 pilotos brasileños completaron 44 ataques aéreos contra vehículos terrestres alemanes cerca de San Benedetto. [6] La hazaña se celebra anualmente en Brasil en el Fighter Arm Day. Al final de la guerra, 948 de los soldados del país habían muerto en combate junto con 550 miembros del personal naval. [7]

(Publicado originalmente en MilitaryHistoryNow.com el 11 de febrero de 2015)


Las tropas brasileñas liberan un pueblo italiano. (Fuente de la imagen: WikiCommons)