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martes, 21 de mayo de 2024

Rosas: Un revisionista conjetura por qué se fue al Reino Unido

¿Por qué Rosas se fue a Inglaterra después de Caseros? según el chanta de José María Rosa






Es una pregunta que he oído muchas veces; antes que nada debe decirse que Rosas no era antibritánico sino argentino, que no es lo mismo: luchó contra los ingleses cuando se metieron con nosotros, y los respetó cuando nos respetaron.  No tenía motivo de inquina contra ellos después que reconocieron la victoria argentina en el tratado Southern-Arana de 1849.Con los ingleses se entendió bien; con quienes nunca pudo entenderse fue con los anglófilos.  A los ingleses les pasó lo mismo. Quisieron vencer a Rosas y este contestó a la agresión con el gesto heroico de la Vuelta de Obligado.

Pero estar en guerra contra extranjeros no significa odiarlos: los ingleses eran patriotas que combatían por el engrandecimiento de su patria, y Rosas era un patriota que luchaba en defensa de la suya. Los ingleses, como los franceses, admiraron el gesto de Rosas: ellos hubieran hecho lo mismo de haber nacido argentinos.  Lord Howden llegado a Buenos Aires por 1847 para hacer la paz, fue apasionado admirador de Rosas.  Lo cual no quiere decir que dejara de ser muy inglés y tratase de sacar las ventajas posibles para su patria.Para el buen inglés no había cotejo posible entre Rosas y los unitarios. Aquél era un enemigo de frente, que los había vencido en buena lid, y digno de todo respeto; en cambio éstos eran agentes sin patria que necesitaba como auxiliares en la guerra, pero a los cuales despreciaba.  Los pagaba, y nada más.Esta posición de los imperios con sus servidores nativos, no la pudo entender Florencio Varela cuando fue a Londres en 1848 a gestionar a Lord Aberdeen la intervención permanente británica en el Plata, el apoderamiento por Inglaterra de los ríos argentinos, y el mayor fraccionamiento administrativo de lo que quedara de la República Argentina.
Fue don Florencio a Londres muy convencido de que los ingleses lo recibirían con los brazos abiertos por estas ofertas, pero Aberdeen lo echó poco menos que a empujones del despacho: le dijo claramente que Inglaterra no necesitaba el consejo de nativos para dirigir su política de expansión en América, y sabía perfectamente lo que debería tomar y cuándo podía tomarlo; que Varela se limitara a recibir el dinero inglés para su campaña en el “Comercio del Plata” en contra de la Argentina, sin considerarse autorizado por ello a alternar con quienes le pagaban.Otra cosa les ocurre a los imperialistas con los nacionalistas.  Los combaten con todas las armas posibles; pero íntimamente los respetan y admiran. Es comprensible que así sea. Tampoco un nacionalista odia a un imperialista: luchará contra él hasta dar o quitar la vida en defensa de la patria chica, pero no tiene motivos personales para malquerer a quien sirve con toda buena fe el mayor engrandamiento de la suya.
Ambos – imperialistas y nacionalistas – podrán ser enemigos en el campo de batalla o en la contienda política, pero se comprenden, pues a los dos los mueve la pasión del patriotismo. Este de su patria chica. Aquél de la grande. No se puede odiar aquello que se comprende. En cambio al cipayo que vende su patria, no lo comprenden ni unos ni otros. Los imperialistas lo emplean a su servicio, pero lo desprecian.Un auténtico nacionalista no es un anti: su verdadera posición es afirmativa y no negativa. En cambio un cipayo puede ser un anti: empieza, por ser antipatriota, y sigue por oponerse a todo imperialismo que no sea el de sus preferencias.En tiempos de Rosas había unitarios antibritánicos por profranceses, o antifrariceses por proingleses.
Como hoy encontramos antisoviéticos, antiyanquis o antibritánicos, por ser defensores de otro imperialismo foráneo.
Un verdadero argentino no entiende esas oposiciones: combatirá con uñas y dientes al imperialismo que quiera mandar en nuestra tierra, exclusivamente por ese hecho y sin llevar la lucha más allá.
Así lo hizo Rosas. Luchó contra los invasores europeos en Obligado y en cien combates y luchó contra sus auxiliares nativos.
Venció a aquéllos, y les tendió la mano de igual a igual una vez que se comprometieron (en los tratados en 1849 y 1850) a reconocer la plena soberanía argentina. Perdonó a éstos en sus leyes de amnistía por deber de humanidad, pero no les tendió la mano de igual a igual: fueron siempre los “salvajes” sin patria que ayudaron al extranjero.Por eso Rosas vivió sus últimos años en Inglaterra. Lo rodeaban gentes que sabían lo que era el sentimiento de patria y admiraban al Jefe de aquella pequeña nación americana que los venciera en desigual guerra.
Por otra parte, Rosas no eligió el lugar de su exilio: el “Conflict” que lo llevó a Europa lo dejó en el puerto de Southampton, y allí se quedó los veinticinco años que le restaban de vida.
Da la impresión de que, no siendo su patria, todo otro lugar era indiferente a ese gran criollo que fue Juan Manuel de Rosas.

Por: José María Rosa
(Revisionismo Historico Argentino)

martes, 6 de febrero de 2024

Organización Nacional: Caseros

Caseros




Un 3 de febrero de 1852 ocurría la Batalla de Caseros en el marco de las guerras civiles argentinas donde el Ejército Grande, liderado por el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, derrotaba a los ejércitos del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas.

 
A partir de 1831, el sistema de organización estatal estuvo determinado por la llamada Confederación Argentina, una laxa unión de estados provinciales unidos por algunos pactos y tratados entre ellos. Desde 1835, el dominio real del país estuvo en manos del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, munido además de la “suma del poder público”, en que la legislatura porteña jugaba un papel moderador muy poco visible.



En 1839, y en mayor medida a partir de 1840, una cruel guerra civil sacudió al país, afectó a todas las provincias y costó miles de víctimas. Rosas logró vencer a sus enemigos, aseguró su predominio más que antes. Una campaña en el interior del Chacho Peñaloza y una larga rebelión de la provincia de Corrientes, que se reveló constantemente ante el poder centralista de Rosas logró afectar a las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, pero también fueron derrotados en 1847. Desde entonces, la Confederación y la provincia de Buenos Aires gozaron de una relativa paz, aunque signada por la violencia de la Mazorca, la brutal represión de cualquier levantamiento ante Rosas y el exilio a los políticos contrarios a la política del gobernador.



Mientras que en la provincia de Entre Ríos, gobernaba el general Urquiza promoviendo el desarrollo económico al proteger la ganadería, facilitando la instalación de saladeros de carne vacuna, mejorando infraestructuras como caminos y puertos, e impulsando la instalación de molinos de agua. Además, fomentó pequeñas industrias y estableció un riguroso control fiscal, dando gran atención a la eficiencia de los funcionarios y empleados. Logró reducir el gasto público sin descuidar las funciones del estado y transparentó las finanzas mediante la publicación mensual de gastos e ingresos a través de la prensa.



Su principal enfoque fue la educación, expandiendo las escuelas primarias existentes y fundando nuevas escuelas secundarias públicas y modernas. La primera de estas instituciones fue la de Paraná, dirigida por Manuel Erausquin, y tras conflictos con el gobierno de esa ciudad, los profesores se trasladaron al Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, otro proyecto de Urquiza, donde se educarían futuros presidentes de la Nación. En su gestión, se crearon periódicos, teatros, escuelas secundarias para mujeres y bibliotecas públicas. Urquiza atrajo a su provincia a emigrados ilustres, principalmente federales antirrosistas como Pedro Ferré, Manuel Leiva y Nicasio Oroño, pero también unitarios como Marcos Sastre, generando un ambiente más libre que en otras ciudades del país.



Este ambiente de libertad contrastaba significativamente con la situación en Buenos Aires, captando la atención de los exiliados antirrosistas. Personajes destacados como Domingo Faustino Sarmiento, Esteban Echeverría o el general José María Paz empezaron a vislumbrar en Urquiza al líder capaz de convocar un congreso constituyente y derrocar a Rosas. Para 1850, la provincia de Entre Ríos se destacaba como un bastión de las ideas más progresistas y liberales. Se había convertido en una de las provincias más prósperas de la Confederación. Atraía a inversores extranjeros y a los emigrados de otras provincias del país.



A pesar del asedio y la guerra en una sitiada Montevideo, Urquiza logró mantener abiertos los puertos de su provincia al comercio con esa ciudad, a pesar de que desde la perspectiva de Rosas esto era considerado contrabando. Sin embargo, debido a la necesidad de Rosas de contar con el apoyo de Urquiza, permitió esta actividad de facto.



El puerto de Montevideo era el principal puerto por el que la provincia de Entre Ríos podían ejercer el comercio con el resto del mundo, debido a que el puerto de Buenos Aires, controlado por Rosas, imponía a las provincias fuertes aranceles a la exportación. Por tal motivo, la provincia de Corrientes, que tenía puertos propios, había organizado cinco campañas militares contra Rosas entre 1839, la primera iniciando con la rebelión del gobernador Genaro Berón de Astrada, y 1852.



En el plano organizativo del país, Rosas sostenía que, dado que el país no estaba en paz, no era el momento adecuado para sancionar una constitución. Sin embargo, su política exterior mantenía un constante estado de conflicto, lo que llevó a acusaciones de mantener a la Confederación en guerra para postergar indefinidamente la sanción constitucional.



En 1850, cuando Montevideo estaba a punto de caer, el Imperio del Brasil decidió apoyar a la ciudad sitiada. Rosas respondió iniciando acciones bélicas contra el Imperio, lo que algunos opositores interpretaron como una estrategia para posponer la sanción de la Constitución. Urquiza compartió esta interpretación, aunque no mostró señales claras en ese sentido.

Rosas designó a Urquiza como comandante del ejército de operaciones contra Brasil, enviándole armamento y refuerzos, pero al mismo tiempo le exigió que suspendiera el comercio con Montevideo. Urquiza comenzó a contactar a emigrados de Montevideo y representantes del Imperio del Brasil, buscando apoyo financiero y la seguridad para enfrentar a Rosas, lo que le fue asegurado.

Urquiza interpretó que Rosas abría un nuevo frente para seguir postergando la organización constitucional; se puso en contacto con los enviados del gobierno de Montevideo y del Imperio, y reafirmó la alianza con el gobernador de la provincia de Corrientes, Benjamín Virasoro. La preocupación principal de ambos era la de liberar el comercio fluvial y ultramarino, pero también reclamaban su participación en los ingresos de la Aduana de Buenos Aires.

El 1 de mayo de 1851, la legislatura entrerriana da a conocer un documento conocido como el “Pronunciamiento de Urquiza”, donde el gobernador se opone a Rosas aceptando su renuncia a ejercer las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina (que Rosas presentaba cada año, a sabiendas de que esta sería rechazada). El pronunciamiento de Urquiza consistió en la efectiva aceptación de la renuncia de Rosas por parte de la Provincia de Entre Ríos, que reasumía su capacidad de conducir su comercio y relaciones exteriores con otras naciones hasta tanto no se formalizara la constitución de una República.

El Pronunciamiento significó la ruptura definitiva de las relaciones entre Urquiza y Rosas y el comienzo de la guerra. Solo la provincia de Corrientes apoyaría a Urquiza, mientras que el resto lo repudiaron públicamente. Rosas no aceptaría la renuncia, y permaneció en el cargo. Urquiza se convertiría allí en el caudillo de los federales antirrosistas e iniciaba la lucha contra el centralismo de Buenos Aires.

Por último, reemplazó de los documentos el ya familiar “¡Mueran los salvajes unitarios!”, por la frase “¡Mueran los enemigos de la organización nacional!”. Unos pocos días más tarde, Corrientes imitó las leyes de Entre Ríos. En un breve período de tiempo, Urquiza movilizó 10 000 u 11 000 jinetes entrerrianos (lo que fue un gran esfuerzo para una provincia de 46 000 habitantes).

La prensa porteña reaccionó indignada por esta "traición"; todos los demás gobernadores de la Confederación Argentina lanzaron anatemas y amenazas públicas contra el Urquiza, tildándolo de loco, traidor y salvaje unitario. En los meses siguientes, la mayor parte de ellos hizo nombrar a Rosas "Jefe Supremo de la Nación", esto es, un presidente sin título de tal, ni Congreso que lo controlara. Pero ninguno se movió en su defensa.

A fines de mayo se firmó un tratado entre Entre Ríos, el gobierno de Montevideo y el Imperio del Brasil, que acordaba una alianza para expulsar al general Manuel Oribe del Uruguay, llamar a elecciones libres en todo ese país y, si Rosas declaraba la guerra a una de las partes, unirse para atacarlo. Como primer paso de su plan estratégico, Urquiza ingresó con los ejércitos correntinos al mando de José Antonio Virasoro y entrerrianos a territorio uruguayo en el mes de julio.

Entre Ríos invadió Uruguay en julio de 1851 pero no hubo guerra: Oribe quedó casi solo, defendido solo por las fuerzas porteñas, que no tenían instrucciones adecuadas sobre qué hacer. De modo que Urquiza y Oribe firmaron un pacto el 8 de octubre, por el que se levantaba el sitio de Montevideo. Oribe renunció y se alejó de la ciudad sin ser hostilizado; a cambio, el gobierno del país, incluida Montevideo, sería asumido por el general Garzón.

Desde entonces, las fuerzas comandadas por el general Justo José de Urquiza pasaron a llamarse Ejército Grande. Las tropas aliadas se componían de 27 000 hombres, en su mayoría correntinos, entrerrianos y exiliados argentinas pero también uruguayos y brasileños. Otros 10.000 hombres quedaron de reserva en Colonia del Sacramento (llamado Ejército Chico). Rosas en ese momento disponía de 25.000 hombres.

A fines de octubre, Urquiza estaba de vuelta en Entre Ríos. Tras reunir y adiestrar sus fuerzas en Gualeguaychú, Urquiza reunió las fuerzas provinciales en el campamento del Calá, y partió el 13 de diciembre al encuentro del Ejército Grande, el cual se concentró en Diamante, puerto de Punta Gorda. Desde allí, las tropas fueron cruzando el Paraná desde la víspera de Navidad hasta el día de Reyes de 1852. Las tropas de infantería y los pertrechos de artillería cruzaron en buques militares brasileños, mientras la caballería cruzó a nado.

Desembarcaron en Coronda, a mitad de camino entre Rosario y Santa Fe. El gobernador Echagüe abandonó con sus fuerzas la capital, para enfrentar al ejército enemigo y contactar al general Ángel Pacheco, que tenía su división en San Nicolás de los Arroyos. Pero las tropas santafesinas se sublevaron; de inmediato, Urquiza envió hacia allí a Domingo Crespo, que asumió como gobernador.

Las tropas rosarinas del general Mansilla se sublevaron y se pasaron a Urquiza, de modo que, con las pocas tropas que les quedaban, Echagüe, Pacheco y Mansilla debieron retroceder hacia el sur. La provincia de Santa Fe había sido tomada en forma tan pacífica como el Uruguay, y el general Juan Pablo López (hermano del difunto exgobernador y caudillo santafesino Estanislao López) se puso al mando de los santafesinos unidos al Ejército Grande.

Rosas nombró al general Ángel Pacheco jefe del ejército provincial, pero luego dio órdenes contradictorias a Hilario Lagos, sin informar al general. El gobernador se instaló en su campamento de Santos Lugares, dando órdenes burocráticas y sin decidir nada útil. Pacheco, cansado de un jefe que arruinaba sus esfuerzos, renunció al mando del ejército y se retiró a su estancia usando como pretexto el estar enfermo. De modo que Rosas asumió en persona el mando de su Ejército.



Al amanecer del 2 de febrero, Urquiza hizo leer a sus tropas la siguiente proclama:



La batalla duró seis horas y se desarrolló en la estancia de la familia Caseros, situada en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, el campo de batalla se encuentra en los actuales terrenos del Colegio Militar de la Nación. Urquiza no dirigió la batalla y dejó que cada jefe de división hiciera lo que tenía pensando. Aún así, el Ejército Grande arrolló a las fuerzas comandadas por el general Juan Manuel de Rosas.



Cuando la batalla ya estaba por perderse, Rosas huyó a caballo para Buenos Aires, abandonando a sus hombres en el campo de batalla. Una vez en Buenos Aires, Rosas redactó su renuncia al cargo de Gobernador de Buenos Aires. Pocas horas después, protegido por el cónsul británico Robert Gore, Rosas se instaló en la embajada británica en Buenos Aires y al día siguiente se embarcó en la fragata Centaur rumbo al exilio en el Reino Unido, donde falleciera en 1877.

Recién quince días más tarde, el general Urquiza entró triunfante en Buenos Aires, durante un desfile y montando el caballo de Rosas, y nombró a Vicente López y Planes como gobernador de la provincia. Apenas llegada a Montevideo la noticia de Caseros, los emigrados retornaron a Buenos Aires y países vecinos, mientras los rosistas resistían perder su posición. Se formaron dos grupos políticos definidos: los federales o urquicistas, partidarios de la organización nacional bajo un poder federal y por otro lado, el Partido Liberal, heterogéneo, abogaba por la ruptura con la Confederación y se oponían a Urquiza, viéndolo como un caudillo que buscaba dominar la provincia, proponiendo incluso la secesión de Buenos Aires. De este segundo grupo participaron muchos antiguos rosistas.

Al llegar a Buenos Aires, Urquiza envió una misión para explicar su intención de restablecer el Pacto Federal y organizar constitucionalmente el país. Bernardo de Irigoyen logró que las provincias delegaran en Urquiza el manejo de relaciones exteriores y aceptaran el proyecto de organización nacional. El 6 de abril, representantes de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe firmaron el Protocolo de Palermo, restableciendo el Pacto Federal y confiando a Urquiza el manejo de relaciones exteriores, además de encargarle la convocatoria a un Congreso Constituyente.

Para agilizarlo, Urquiza invitó a los gobernadores a una reunión en San Nicolás de los Arroyos. El 31 de mayo se firmó el Acuerdo de San Nicolás, estableciendo la vigencia del Pacto Federal de 1831, la convocatoria a un congreso constituyente en Santa Fe y la creación del cargo de Director provisorio de la Confederación Argentina, ocupado por Urquiza.



Como Director Provisional de la Confederación Argentina convocó al Congreso Constituyente, prohibió la confiscación de bienes en toda la Nación, abolió la pena de muerte por delitos políticos y declaró que el producto de las aduanas exteriores era un ingreso de la Nación. Reconoció a nombre de la Confederación la independencia del Paraguay, que nunca había sido reconocida por Rosas. A continuación declaró libre la navegación de los ríos por dos decretos de agosto y octubre de 1852 y abrió las puertas argentinas al comercio internacional.

El 11 de septiembre de 1852 estalló un levantamiento militar con apoyo civil contra la autoridad de Urquiza y su delegado, que se embarcó hacia Entre Ríos; incluso los antiguos rosistas se unieron a la revolución. Restablecida, la Sala de Representantes desconoció al Congreso Constituyente, ordenó el regreso de los dos diputados porteños a la misma y reasumió el manejo de sus relaciones exteriores.



En un primer momento, Urquiza ocupó San Nicolás de los Arroyos, decidido a volver a Buenos Aires. Pero allí tuvo conocimiento que el apoyo con que contaba la revolución era mayor que el esperado, y que incluso los federales se habían plegado a ella, de modo que regresó a Entre Ríos. A partir de ese momento, el llamado Estado de Buenos Aires se manejó como un país independiente de la Confederación. Tras un breve interinato del general Manuel Pinto, en octubre fue nombrado gobernador Valentín Alsina.




jueves, 17 de diciembre de 2020

Biografía: Teniente General Vicente Rojo Lluch (República Española)

Teniente General Vicente Rojo Lluch

 



Vicente Rojo Lluch (Fuente la Higuera, Valencia; 8 de octubre de 1894-Madrid, 14 de octubre de 1966) fue un militar español, jefe de Estado Mayor del Ejército Popular de la República durante la guerra civil española. Es conocido por su destacada participación en la defensa de Madrid, así como en el planeamiento de la batalla del Ebro, (ocupando ya el puesto de General del Estado Mayor), la batalla de Brunete, y finalmente el Plan P.​ A pesar de estar en el bando republicano, él mismo se definió como católico, apostólico y romano.2​3​ Al finalizar la Guerra estuvo exiliado en diversos países: Francia, Argentina y Bolivia. En 1957 regresó a España donde fue juzgado por "auxilio a la rebelión" y perdió su empleo militar. Fue autor de diversos libros relativos a la narración histórica de la guerra civil española, así como del entorno social que rodeó al conflicto. Ejerció el profesorado tanto durante su carrera militar en España como en el exilio.

 

Biografía

El propio Vicente Rojo escribió sobre su vida algunas notas de carácter autobiográfico, que no fueron publicadas (y que por razones desconocidas evita el periodo de Guerra 1936-1939).4​ A pesar de ello una de las biografías más completas es la que escribe su propio nieto José Andrés Rojo.5​ Existen diversos documentos que con la denominación: Los papeles del general Rojo, ubicados en el Archivo Histórico Militar (como donación de él mismo a los archivos del Estado) narran algunas ideas y proyectos de este militar español.6​ De las cuatro hermanas, la mayor de ellas (denominada Pitusa y que se llama Teresa Rojo Almazán) escribió anotaciones acerca de la historia de la familia, incluyendo detalles sobre su vida. Todo ello conforma el cuerpo de información bibliográfica acerca de la vida de Vicente Rojo.

Infancia y entorno familiar

Busto de Vicente Rojo en su pueblo natal, Fuente la Higuera.

Vicente nace el 8 de octubre en el pequeño pueblo valenciano de Fuente de la Higuera. Su padre, Isaac Rojo González había fallecido tres meses antes de su nacimiento, dejando a su mujer, Dolores Lluch Doménech una pensión algo limitada para el mantenimiento económico de la vida de la familia.5​ Al nacer es el sexto hijo de la familia. Desde joven aprende y convive al amparo de su madre. El padre de Vicente fue un militar que sirvió en el Ejército de Ultramar en La Habana desde 1876, anteriormente había combatido como soldado de reemplazo contra los carlistas en Cataluña. En Cuba fue ascendido por antigüedad, y tras media docena de años de servicio regresó a España muy enfermo, fue ascendido finalmente a teniente 1ª por méritos de guerra.7​ Finalmente Isaac se establece en el pueblo valenciano de Fuente de la Higuera y muere a causa de sus dolencias, meses antes de conocer a su hijo Vicente. La humildad del origen de Vicente Rojo le marcó desde la adolescencia, combinándose con una cada vez mayor relación con el mundo castrense.5​ De los seis hermanos sólo dos fueron varones: Vicente y Francisco. Ambos hermanos crecieron en un ambiente católico y la amistad con él fue siempre estrecha y cordial.

Formación militar

Su madre murió cuando Vicente tenía trece años de edad, y él no tuvo opción, fue asignado de inmediato a la institución en representación de internado denominada los Huérfanos de Infantería. Se puede decir que Rojo no eligió la carrera militar, ingresó en esta institución en calidad de huérfano de militar. Agravado por la situación económica de su familia en el año 1911, ingresa en la Academia de Infantería de Toledo. Una enfermedad en el ojo izquierdo retrasa sus estudios, tras tres años de convalecencia aprende a disimular el problema de su reducción de visibilidad. Vicente pudo pasar estos primeros años gracias a las aportaciones económicas solidarias de sus hermanos mayores. En esta su primera estancia en el Alcázar de Toledo estudiando hizo grandes amistades con algunos de sus compañeros. Su coronel José Villalba Riquelme lo recordaría como un aplicado alumno, del que finaliza sus estudios en el año 1914 con el grado de subteniente, habiendo obtenido el número dos en una promoción de 390 cadetes alumnos de la academia. Franco había acabado años antes, en 1911, los estudios en la misma academia.8

Su primer destino se realiza en Barcelona, en junio de 1914 siendo asignado al Regimiento Vergara 57. Era una época complicada de conflictos sociales en las calles barcelonesas. Estuvo conviviendo en la misma casa con su hermano Fernando Rojo, tres años mayor que él. Su hermano trabajaba en la Catalana de Gas y Electricidad y logró mantener su empleo hasta después de la Guerra Civil. Al igual que Vicente se había educado en un orfanato militar de Toledo (María Cristina), sólo que al final no eligió la carrera militar. Este periodo barcelonés de Vicente fortaleció el vínculo de ambos hermanos. Durante esta época tuvo que enfrentarse como represor a las huelgas catalanas, y por otra parte tenía que oír las versiones de su hermano (que se encontraba en el otro bando). Fernando durante la Guerra se afilió a la UGT, aunque esta actitud era normal durante la guerra por motivos de supervivencia. La penuria económica y el bajo sueldo de Vicente en Barcelona (que correspondía a 35 duros) le obligan a solicitar el destino de Marruecos a la campaña africana de España. El destino de Marruecos era prometedor, el rey Alfonso XIII había concedido ventajas de ascenso en el escalafón a los militares destinados allí.9​ Es muy probable que Vicente quisiera probar suerte.

Campaña africana

El 10 de enero de 1915 se incorpora al Regimiento de Infantería de Córdoba nº 10, este destino se encuentra en la mitad de camino entre las posiciones de Ceuta y Melilla en el protectorado español de Marruecos. Este era un lugar en que los militares españoles ambiciosos lograban en un corto periodo de tiempo posiciones altas en el escalafón.1​ Tras pasar un periodo de aclimatación en Córdoba el 18 de febrero se incorpora al Batallón de Cazadores Arapiles nº 9, estacionado en Tetuán. Su bautismo de fuego lo tuvo en la ciudad de Laucién, y fue una escaramuza. El 29 de junio de 1916 tuvo lugar una importante operación en la cabila de Anyera, el Batallón de Cazadores de Arapiles tuvo participación en dicha operación.10​ Durante este periodo tuvo que realizar diversas operaciones militares, alternó posiciones avanzadas con las de retaguardia, a finales de 1916 fue condecorado con Cruz Roja al Mérito Militar. En junio de 1918 ascendió a Capitán. Participó en la misión de Alcazarseguir en el norte de Marruecos.

En este ambiente militar, Rojo participó en numerosas Juntas de Defensa, dichas juntas eran una especie de tribunales de justicia encargadas de imponer moralidad.9​ La aventura africana no parece lograr en Rojo las satisfacciones deseadas, y tras solicitar cambio de destino el 12 de julio de 1919 se incorpora al Regimiento de Infantería Vergara número 57 ubicado en Barcelona. En sus periodos de permiso que disfrutó en Ceuta conoció a Teresa Fernández, ambos contraen matrimonio en Madrid el 13 de marzo de 1920. Tras casarse es destinado al Batallón de Cazadores de Montaña Alfonso XII número 1 ubicado en Vich, en 1922 tiene su segundo hijo y logra ser destinado como profesor en la Academia de Infantería de Toledo, algo que llevaba deseando desde varios años. La Academia de Infantería era una institución de enseñanza para los oficiales de la época.

Profesor en la Academia de Infantería

Al conseguir el traslado, Vicente Rojo y su mujer se establecen en la ciudad de Toledo en 1922, ya como capitán. En la Academia de Infantería ocupa diversos puestos docentes y de administración. Ocupará este puesto de profesor durante cerca de una década. Como profesor se encarga de diversas materias dentro del currículo ofrecido por la Academia, tal como: medios de transporte, táctica, logística, higiene y alimentación, topografía, armamento y material, etc. Participó igualmente en las prácticas que se realizaban en el Campamento de los Alijares. Fue uno de los redactores de los planes de estudio de las asignaturas de Táctica, Armamento y Tiro para la nueva etapa de la Academia de Zaragoza. Es en este periodo en la Academia cuando colabora en la fundación y dirección de la Colección Bibliográfica Militar, colección sobre temas militares que alcanzó amplia difusión en España y en el extranjero, junto con el también capitán Emilio Alamán Ortega. Esta colaboración se extendió desde el año 1928 hasta 1936, y se tradujeron casi un centenar de títulos, llegando a alcanzar tiradas de cerca de doscientos mil ejemplares. El repertorio ideológico de las obras era de amplio espectro. El propio Vicente Rojo publica estudios como "Orientación y datos", "Los ejercicios sobre el plano", etc.

Durante su estancia en la Escuela se dio la circunstancia curiosa de que se propuso a los alumnos de su promoción que desarrollaran un supuesto táctico que consistía en el paso del río Ebro para establecerse en la ruta Reus-Granadella, operación muy similar a la que unos años después, durante la guerra civil, habría de llevar a la práctica en la célebre batalla del Ebro en el tramo comprendido entre Mequinenza y Amposta. En otra faceta de su biografía, su preocupación e implicación por la formación de los jóvenes condujo, igualmente, a que por estas fechas (1931-1933) fuese nombrado Comisario General de Instrucción de los Exploradores de España («boy scouts españoles»). Durante su estancia en la academia fueron ocurriendo sucesos en la vida política como el 14 de abril el advenimiento de la Segunda República.

En agosto de 1932, abandona la Academia para ingresar en la Escuela Superior de Guerra en Madrid con el objetivo de realizar el curso de Estado Mayor, diploma que obtendría en 1936 (al poco de haber ascendido a comandante). Su mujer está embarazada del sexto hijo. Al poco de abandonar la Academia su antiguo jefe en la época de Marruecos, Sanjurjo se subleva contra la República en la ciudad Sevilla en lo que se denominó La Sanjurjada. Durante una breve temporada se convirtió en jefe de Estado Mayor de la 16ª Brigada de Infantería de León, este nuevo cargo le permitió comprobar la realidad del ejército antes de la Guerra Civil. De la misma forma pudo comprobar como en los ambientes militares se estaba fraguando el futuro conflicto, y de vez en cuando le convocaban a reuniones en las que se pretendía que se afiliase a una posible revuelta.11

Estallido de la Guerra Civil

Ascendido a comandante el 25 de febrero de 1936, al estallar la guerra civil, en julio de 1936, se mantuvo leal al gobierno de la República, y fue uno de los militares profesionales que participó en la reorganización de las fuerzas republicanas durante los instantes posteriores al golpe de Estado. La intención recelosa del gobierno de Giral fue la de desmantelar el ejército, finalmente en agosto de este mismo año se reactivan los escalafones militares. No es de suponer que se cuestionase la lealtad de Vicente Rojo ya que desde los primeros instantes fue trasladado a las oficinas del Estado Mayor del Ministerio al mando de Hernández Saravia. Debido a las operaciones de acoso a la Capital desde el norte, el 24 de julio partía a Somosierra para incorporarse a una columna que estaba bajo las órdenes de Enrique Jurado, estuvo destinado hasta el 28 de agosto en Lozoyuela, tras este primer punto de contacto regresó al Estado Mayor.12​El primer contacto con los milicianos fue muy bien entendido y fue considerado a partir de ese primer destino.2​ Durante esos meses de gran actividad tuvieron que reorganizar un nuevo ejército capaz de enfrentarse con las tropas sublevadas que avanzaban por Extremadura hacia la capital, en ese intento se creó la Inspección General de Milicias con el objeto de controlar los batallones de voluntarios. El 18 de agosto llegan las noticias de la toma de Badajoz y de las brutales represiones posteriores por parte del teniente coronel Yagüe.

Una de las primeras misiones asignadas a Vicente Rojo (en compañía de un miliciano al que denomina simplemente M. en sus papeles6​) fue la de pactar una rendición al asediado Alcázar de Toledo el 9 de septiembre de 1936, esta misión (propuesta por Largo Caballero) fue ciertamente dura para él, ya que suponía volver a la academia en la que estuvo destinado como profesor durante casi una década. El 8 de septiembre la Junta de Defensa de Toledo (ubicado en la casa de Correos) redacta el mensaje que debe aceptar Moscardó. Rojo sabe de antemano que Moscardó no aceptará las condiciones. Ese 9 de septiembre a las diez de la mañana entra por Puerta de los Carros con los ojos vendados a entrevistarse con Moscardó. Muchos de sus viejos camaradas se encontraban en su interior (entre ellos su antiguo colaborador Emilio Alamán Ortega). La recepción en el Alcázar por el general Moscardó fue fría y protocolaria, escuchó las condiciones y posteriormente permitió que Rojo saludara a sus antiguos colegas. Solicitó la entrada al recinto de un sacerdote para que pudiera hacer sus servicios religiosos en el Interior del Alcázar. Regresó a Madrid e informó en persona a Largo Caballero de lo sucedido.13

En octubre de 1936 fue ascendido a teniente coronel siendo designado Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa,14​ mandadas por el general Miaja, jefe de la Junta de Defensa de Madrid, creada para defender la capital a toda costa después del traslado del gobierno de la República a Valencia. En este puesto preparó un eficaz plan de protección de la ciudad, que evitó su caída. A partir de entonces, su fama como organizador no hizo sino aumentar. Su trabajo se fundamentó en organizar las milicias y que pudieran ofrecer un frente disciplinado ante el avance franquista. Evitar la improvisación y promover en la medida de lo posible la organización en el frente.15

El 18 de octubre se crean las seis primeras Brigadas Mixtas. El avance de las tropas sublevadas hacia Madrid parecía imparable tras la toma de Toledo por el ejército franquista el 28 de septiembre, tras este incidente en la primera semana de octubre se producen las primeras escaramuzas en Illescas. Vicente Rojo fue designado para detener el avance en esa localidad. El general José Asensio Torrado fue designado para planificar esta operación. Los combates comenzaron el día 20 de octubre y duraron hasta el 24 del mismo mes. Durante el acercamiento Rojo pudo comprobar el caos de la defensa republicana,16​ intentó mejorar las comunicaciones en la localidad de Seseña con el objeto de establecer la logística. Pronto pudo comprobar que las baterías artilleras eran de calibres muy dispares (del 7.5 y 6.5) y que no estaban bien abastecidas, en la mayoría de los casos las recibidas eran del 6.5. Espontáneos brotes de pánico en los frentes, mala preparación de los milicianos, etc. Rojo se da cuenta al estar en la línea de fuego que había muchas cosas que mejorar, es en esta época cuando conoce a Juan Modesto Guilloto el que será su estrecho colaborador. El día 2 de noviembre se le nombra responsable de la sección de Organización y Movilización en el Estado Mayor.

Defensa de Madrid

La marcha del gobierno republicano a Valencia se produce el 6 de noviembre de 1936 pero antes dejan al general Pozas que se haga cargo del Ejército del Centro, y la Junta de Defensa de Madrid al general Miaja, la consigna era: la defensa de Madrid a toda costa. Vicente Rojo, que se encontraba bajo las órdenes de Miaja, se hace cargo de la situación desde el primer instante. El perímetro a defender comprendía entre unos 32 a 35 kilómetros. La defensa de Madrid comienza cuando las tropas del general Varela avanzan hasta rebasar la Casa de Campo el día 7 de noviembre. Algunos autores describen la situación: "Si el General Miaja era la voz de mando, Rojo era la cabeza pensante y la voluntad organizadora".17​ Cuando el día 8 las tropas sublevadas avanzan por la Casa de Campo la defensa ya está organizada.15​ Un contraataque de la 3.ª Brigada hacia Húmera sorprende el flanco izquierdo de las tropas de Varela que tienen que luchar en un terreno boscoso, en el centro se encuentra estancado el frente. En el flanco derecho se producen escaramuzas en Carabanchel, y el día 9 de noviembre hay combate casa a casa. Se luchaba cuerpo a cuerpo, en algunos casos era difícil remunicionar ciertas zonas. El mismo día 8 Rojo abandona el frente para solicitar a Miaja refuerzos en el frente de Moncloa, éste se niega por reservarlos para una ofensiva en el Jarama. Solicitó permiso para convencer en persona a la primera Brigada de las Brigadas Internacionales que se encontraban destacados en Ciempozuelos donde recibió la misma negativa. A partir del 10 y hasta el 14 el Estado Mayor reconsideró su negativa inicial y empezaron a llegar los refuerzos: dos Brigadas Internacionales (XI y XII) y tres mixtas (la , y ).

En estos días la familia de Vicente Rojo es evacuada de la casa cercana al frente (Guzmán el Bueno) a la casa del director de cine Luis Buñuel (Menéndez Pelayo). Poco tiempo tuvo para estar con su familia, mientras vivía en el Estado Mayor acompañado de sus tenientes coroneles más allegados. Sobre la tensión vivida durante esos primeros días de noviembre Rojo escribe en su Anecdotario 103 puntos de los que tan sólo pudo describir los títulos. En ellos refleja los problemas habidos con la Junta de Defensa, con los milicianos comunistas, con la Embajada de Finlandia, las peticiones de munición a Valencia, etc. El 13 de noviembre Barrón toma el Cerro Garabitas de la casa de Campo. El día 15 Rojo prepara una contraofensiva para recuperar Garabitas y fracasa al coincidir con una violenta ofensiva sublevada que provocó pánico entre las unidades republicanas. Las tropas franquistas abren brecha y entran en la Ciudad Universitaria hasta el Hospital Clínico y allí la Brigada 3 al mando de Jesús Martínez de Aragón detuvo el ataque. Ese mismo día una comitiva de Miaja y Rojo a inspeccionar el frente a la altura de la Cárcel Modelo y se vieron involucrados en mitad del fragor.17​ El día 23 de noviembre tras una visita de Francisco Franco desde Leganés decide detener la ofensiva. El frente queda parado en el Clínico.18​ El general Miaja decide frenar la situación caótica existentes en las sacas de presos y los paseos, las checas.19​ Uno de los héroes de este primer enfrentamiento fue Manfred Zalmanovich Stern (conocido como general Emil Kléber) y su personalidad era radicalmente diferente a la de Vicente Rojo. Este denunció ante Miaja lo que se vino a denominar como caso Kléber. En dicho informe de nueve puntos señala las discrepancias que hubo entre ambos. Kléber fue relevado de sus funciones en la defensa de Madrid en enero de 1937. Sin embargo la relación de Rojo con el general ruso Vladimir Gorev fue cordial en todo momento.

El 29 de noviembre de 1936 se abre otra ofensiva con fuerte apoyo de aviación en la denominada la primera batalla de la carretera de La Coruña, esta ofensiva está dirigida por García-Escámez. La resistencia organizada por Rojo logró sus frutos paralizando el frente de nuevo. Se comienza el día trece de diciembre la que será la segunda batalla de la carretera de La Coruña, esta ofensiva muestra una maniobra muy preparada, es de mayor alcance que la anterior y se ve frenada por la niebla, que le imposibilita utilizar su mayor poder aéreo y artillero, y por la obsesión de tomar Boadilla, en donde los republicanos muestran su buena preparación para la defensa. El 14 de enero de 1937 cuando se van extinguiendo los combates en la carretera de La Coruña el general Pozas intenta aconsejar a Largo Caballero de la necesidad de realizar una maniobra de doble envolvimiento a lo largo del Jarama contra las tropas enemigas con el objeto de romper su línea de comunicaciones. Rojo sostenía que el ataque simultáneo de Brunete hubiera sido vital debido a lo poco protegido que se encontraba la zona. El 6 de febrero el ejército sublevado comienza la ofensiva en un frente que va desde Perales hasta Ciempozuelos. El avance resultó imparable hasta que el día 14 consolida el Pingarrón, lugar en el que se centró la serie de ataques y contraataques hasta que el 23 el general Miaja dio por finalizada la batalla quedando todo en un punto de equilibrio. Tras esta ofensiva se esperaba que otra viniese, hasta que el 8 de marzo se produce un avance en Guadalajara de tropas motorizadas italianas (Corpo Truppe Volontarie) en apoyo de Franco. La ofensiva llega hasta Brihuega el día 10 de marzo. Ese día y en ese lugar en el que se estanca por la resistencia del ejército republicano y las Brigadas Internacionales, contribuyendo el mal tiempo a frenar el avance del gran material bélico que transportaban. Para el día 18 se planificó un fuerte contra ataque y se recuperó Brihuega.

Con un prestigio acrecentado, en marzo de 1937 fue nombrado coronel y en mayo,20​ tras la formación del gobierno Negrín, Jefe del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas y Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra.21​ Desde este nuevo empleo se encargó de dirigir la expansión del Ejército Popular, y creó el denominado Ejército de Maniobra, que debía servir de avanzadilla ofensiva del Ejército Republicano. En marzo de 1937 se comenzaba las ofensivas por el Norte y el primer objetivo de las tropas sublevadas fue Bilbao. Rojo propone un cambio de estrategia y recomienda pasar a la ofensiva y uno de los objetivos iniciales era lograr el cerro Garabitas desde el que se castigaba Madrid. Se movilizaron varias divisiones y diversos carros de combate (T-26 soviéticos) así como aviación y artillería y el 10 de abril comenzó la ofensiva, la ejecución se hizo acorde con los planes pero la lucha encarnizada causó tantas bajas que algunos comandantes se retiraron (entre ellos Líster) y el día 14 la operación se suspensión con un balance de 1500 soldados republicanos muertos y las tropas franquistas mantuvieron sus posiciones iniciales anteriores a la operación. La primera ofensiva del Estado Mayor de Rojo había sido un fracaso. El 23 de abril se disuelve la Junta de Defensa de Madrid y tras su ascenso a coronel se le destina Valencia, al Estado Mayor Central. En una reunión de Estado Mayor propuso una ofensiva que cumpliera cuatro puntos: descongestionar Bilbao, reducir el saliente de Teruel y crear una amenaza sobre Zaragoza, alejar al enemigo del Manzanares y cortar por Extremadura las comunicaciones en eje Norte-Sur. El primero de los puntos no pudo lograrse debido a que el 19 de junio Bilbao cayó, los otros sufrieron demoras.

A pesar de todo el 6 de julio de 1937 se puso en marcha la ofensiva de Brunete, la instrucción para su ejecución fue aprobada por Indalecio Prieto, pero llevaba siendo propuesta varios meses antes por Rojo como maniobra para detener el avance por el norte. El avance planificado, a pesar de su claro avance, sufrió diversos percances. El efecto sorpresa funcionó y la campaña hacia Santander de las tropas franquistas fue detenida. La Legión Cóndor apareció por los cielos y acosó a las tropas de Rojo. Al séptimo día de la batalla, se detuvo la ofensiva. Hubo problemas con el abastecimiento de municiones y el ritmo de consumo de municiones artilleras alertó a los altos estamentos del ejército. Madrid en aquella época había dejado de ser un objetivo militar para Franco. El 14 de agosto Rojo anuncia su plan de acción político-militar en el que anuncia tener informaciones sobre el estado de descomposición de algunas posiciones de retaguardia enemiga y era necesario explotar su descontento. Otros intentos de coronel Rojo desde Valencia por detener el avance de las fuerzas franquistas a Santander con una maniobra de distracción. 

 

La ofensiva en Aragón

Vicente Rojo empieza a valorar en agosto de 1937 que el frente de Aragón es ideal para presentar frente y avanzar.22​ Visita en persona la zona para reconocer el terreno en el cerca del sector de Zuera donde pensaba iniciar el ataque. Desde aquella visita colaboró con el Gobierno en extinguir al Consejo de Aragón y la denominada Columna de Hierro.23​ Desde el comienzo del alzamiento la mayoría de las milicias anarquistas se dirigieron a Aragón. Un decreto del 11 de agosto de 1937 impuso la disolución del Consejo de Aragón. Se encargó a Líster con la 11.ª División la ocupación de Aragón y vigilancia de tal decreto.24​ En agosto se reagruparon fuerzas militares de otras zonas con el objeto de iniciar la ofensiva. El 24 de agosto se inició el ataque hacia Zaragoza y lo que luego se acabó convirtiendo en la Batalla de Belchite. Rojo dio la orden de avanzar a las unidades hacia Zaragoza sin preocuparse de dejar los flancos descubiertos. Los inicios de la operación fueron según el plan desarrollado, pero a medida que se tomaban posiciones las columnas se ralentizaban debido a la confianza lograda por su éxito, el transporte por la llanura era penoso debido a la falta de caminos en buen estado. A falta de una treintena de kilómetros el frente quedó detenido. Se tomó Belchite el día 7 pero Zaragoza quedó lejos. Franco inició el avance a Santander el 18 y la ciudad se rindió el 26 de agosto de 1937. En octubre las tropas sublevadas acabaron con las últimas resistencias en Asturias, Gijón y Avilés cayeron el 21 de octubre. A finales del mes de octubre Indalecio Prieto daba por perdida la Cornisa Cantábrica y las provincias vascas.

El 12 de septiembre Rojo deniega los trámites de la concesión de la Placa Laureada de Madrid (máxima condecoración del Ejército Republicano, equivalente a la Cruz Laureada de San Fernando). Tiene la convicción de que ese agradecimiento desencadenaría comentarios y comidillas. Finalmente se le concedió el 11 de marzo de 1938.25​ Ascendido a general en octubre de 1937 es ya uno de los militares más prestigiosos de la República.26​ El 1 de noviembre se entrevista con Azaña en Barcelona y le comunica que es de esperar un ataque en diez o quince días. Le comunica que es de esperar un ataque muy virulento sobre Madrid y que evite la salida de tropas, mientras se descargarían ofensivas en el norte del Ebro. El objeto de tales acciones es la de cortar comunicaciones con Cataluña. Le mencionó la falta de camiones y munición. Pero lo más grave era el ambiente de derrotismo que empezaba surgir entre el ejército. Le aconsejó atacar por Extremadura profundizando hasta alcanzar la línea Almendralejo-Zafra-Llerena hacia Badajoz. A esta propuesta se la denominó Plan P, este plan tendría diversos retrasos. Contaba con el visto bueno de Negrín y además tenía fecha de ejecución para el día 14 de noviembre. Finalmente el Consejo de Gobierno vota en contra del denominado Plan P, algo que contraría a Rojo y a Azaña (que había viajado a Madrid para pasar revista a las fuerzas asaltantes una mañana nublada del 13 de noviembre).27​ El bombardeo de un acorazado nazi fue apoyado por Rojo, dando lugar a lo que se denomina incidente del Deutschland. Tras todo ello Rojo concibe la Batalla de Teruel que comenzó el 15 de diciembre con un ataque republicano que tuvo éxito los primeros días y hubo grandes avances hacia la ciudad de Teruel, algo que hizo retrasar el quinto ataque a Madrid por parte de los sublevados. Algunos autores mencionan que Rojo entró el 22 de diciembre en Teruel sin escolta cabalgando a caballo.5​ Días después tras inmensas ofensivas por uno y otro bando, en un ambiente de frío terrible, las tropas republicanas ceden al ataque y el 31 de diciembre abandonan Teruel. Finalmente a comienzos de enero se rinden los últimos reductos y el Plan P de Rojo queda postergado. Una contraofensiva diseñada por Rojo recupera Teruel con gran coste de bajas republicanas, a mediados de enero cuando se creía que la defensa de Teruel era posible con cierto grado de éxito, el general Aranda realiza un ataque inesperado que provoca la sorpresa de las tropas republicanas, a comienzos de febrero la presión era tan grande que poco a poco se iba cediendo posición. Finalmente el 22 de febrero las tropas republicanas se replegaron a posiciones de inicio de la ofensiva de Teruel. Esta operación afectó a Vicente Rojo hasta el punto de ofrecer su puesto a Negrín con el expreso deseo de ser substituido. Negrín, no sólo rechaza tal ofrecimiento, sino que alaba a Rojo, algo que sorprende al general que finalmente accede a continuar la lucha.

La operación más ambiciosa que llevó a cabo Rojo ocurre a lo largo de 1938 y fue la ofensiva del Ebro, que dio lugar a la larga batalla del Ebro desarrollada desde el 25 de julio al 16 de noviembre de 1938, y en la cual la República se jugó su prestigio internacional, su capacidad de resistencia y la posibilidad de poder dar un giro favorable al curso de la guerra.6​ Los primeros avances planificados por Rojo fueron exitosos. Tras un primer avance sorpresivo a las fuerzas franquistas, pronto el frente se estabilizó. Los aviones franquistas bombardeaban Barcelona en marzo. Tras la ofensiva de Aragón, que no lograron detener finalmente las tropas republicanas dirigidas por el general Rojo, las tropas de Franco logran tocar el Mediterráneo cortando el 15 de abril, por primera vez, la comunicación de Barcelona con Madrid y Valencia, comienza de esta forma la ofensiva de Cataluña. Se incluyó de nuevo el plan P de Rojo, pero la gravedad de los acontecimientos negó de nuevo su ejecución. Los primeros días de abril caen Lérida y Gandesa. Rojo en Barcelona con su familia planifica las operaciones militares, pero las tropas sublevadas gobernadas por Franco, cambian de parecer y se dirigen a Valencia por la costa. Castellón cae el 14 de junio y Valencia sufrirá numerosos bombardeos aéreos de la aviación fascista hasta el 30 de marzo de 1939, momento en el que consiguen tomar la ciudad. A pesar de la organización de las tropas republicanas el 15 de enero de 1939 cayó Tarragona. El 18 de enero, por insistencia de Negrín, el general Rojo habló por la radio por primera vez en toda la guerra.28​ Ese discurso, cargado de esperanza, impresiona a Antonio Machado que escribe al día siguiente una carta a Vicente Rojo. El 26 de enero Barcelona cae y Rojo menciona que la ciudad poseía los mismos medios materiales y humanos que Madrid en el año 1936, mencionando que Barcelona "se perdió simple y llanamente por no haber voluntad de resistencia".29​ Ya desde el 15 se produjeron desbandadas de población hacia la frontera pirenaica con Francia, la caída de Barcelona agravó la situación. A pesar de aconsejar el general Rojo a Negrín la terminación de la Guerra, Negrín alegó que renunciar, supondría una lucha entre los que querían seguir y los que abandonaban.

Tras la caída de Barcelona, el ejército republicano se concentró el 1 de febrero delante del río Tordera con el objeto de cubrir las regiones de Vich y Seo de Urgel. Se encargó al general Saravia que acaba siendo depuesto de la misión por consejo especial de Rojo. A Rojo lo único que le importaba es que el ejército republicano pasase ordenadamente la frontera con Francia.30​ El 9 de febrero las tropas franquistas alcanzan la frontera de Le Perthus finalizando el paso a la frontera desde el lado español. El general es uno de los últimos de abandonar la frontera y cruzar al lado francés. Las autoridades francesas desarmaban a los soldados, y a aquellos que no poseen referencias les obligaban a confinarse en campos de concentración.

Periodo de exilio

Tras la caída de Cataluña en febrero de 1939, Rojo se trasladó a Francia, a la pequeña ciudad de Vernet-les-Bains donde se reunió con su familia. Teresa, su mujer, da a luz la más pequeñas de las hijas el 29 de septiembre de 1938 y su padrino será Juan Negrín. En esta época Rojo muestra su amistad con el político. La familia estaba junta, con excepción de uno de los hijos que desde el comienzo de la contienda se encontraba en la zona sublevada. Rojo pronto comprueba la situación penosa de los refugiados españoles en la zona francesa, ubicados en campos de concentración. Esta situación indignó a Rojo que en su intento de actuar escribe cartas "categóricas" a Negrín reclamando una solución.

Periodo argentino

Con el tiempo Rojo y su familia deciden salir de Francia y mediante el Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles (SERE) que le abona el pasaje para trasladarse a Buenos Aires (Argentina). El 11 de agosto de 1939 parte para la ciudad de Buenos Aires en el buque Alcántara, coincide en él con José Ortega y Gasset, el viaje duró dieciocho días. La familia no tenía casa allí, lo que les esperaba era desconocido. La intención inicial era la de aceptar aquello como provisional, pero la situación política de Europa era cada vez peor. Encontraron finalmente casa en el barrio de Floresta (en la calle Ramón Falcón 4115). El gobierno argentino era reacio a la acogida de españoles procedentes del conflicto y les obligó a buscar trabajo. El comienzo de la segunda guerra mundial permitió a Vicente Rojo la posibilidad de ofrecer sus opiniones militares en Crítica (periódico fundado por el empresario Natalio Botana). En ese diario Vicente Rojo llegó a escribir más de medio millar de artículos, todos ellos cubrían desde la historia, opinión de los combates, ataques, alianzas, etc. Su colaboración comenzó el 4 de septiembre de 1939 y finalizó el 22 de enero de 1943. A fines de 1939 publica ¡Alerta los pueblos! y recibe críticas elogiosas por ello.

Rojo desarrolló durante este periodo una actividad de conferencias que le permitieron viajar a lo largo del país. Estas conferencias suponían un ingreso importante para su economía familiar. En ellas hablaba de la Guerra Civil, del establecimiento del ejército popular, de los conflictos armados que se desarrollaban bajo la segunda guerra mundial, etcétera. En agosto de 1941 la familia Rojo recibe la noticia de la aceptación del visado del hijo Francisco para ir a la Argentina, con él la familia ya está al completo. El 1 de abril de 1941 Vicente Rojo inaugura una revista denominada Pensamiento Español, este proyecto editorial tiene por objeto hacer patente las opiniones de los republicanos en el exilio, así como la de favorecer la conciliación de los españoles. Esta aventura se ve respaldada por el político catalán Manuel Serra y el gallego Ramón Rey Baltar. En la revista escribieron numerosos escritores españoles del exilio. Durante este periodo es cuando escribe el libro España heroica22​ Es de destacar las iniciativas de ayudar a los refugiados españoles desde Argentina vía los servicios sociales del SERE y el JARE. Uno de los incidentes más amargos de Rojo fue cuando a la llegada a Buenos Aires de su amigo y colaborador de la Colección Bibliográfica Militar, Emilio Alamán, éste le negó el saludo. A pesar de todo, en Londres, Negrín da un discurso en 1942 alabando la heroica actitud del jefe del Estado Mayor, sin escatimar elogios.

La llegada de José Antonio Aguirre (expresidente del Gobierno Vasco durante la República) en abril de 1941 para dar una conferencia en el Centro Republicano de la capital argentina, provoca una editorial en el Pensamiento Español escrita por Vicente Rojo y titulada La unidad española y los nacionalismos que levantó disputas entre los fundadores. Desató una guerra de editoriales con otra publicación denominada Euzco Deya que defendía posiciones separatistas. Finalmente en una carta publicada por el Pensamiento Español en 1942 los dos generales: Vicente Rojo y Enrique Jurado, deciden abandonar para no perjudicar la publicación, ya que entienden que los ataques son contra ellos.

Periodo en Bolivia

En 1942 el gobierno de Bolivia le ofreció la posibilidad de que organizara y dirigiera la cátedra de Historia Militar y Arte de la Guerra en su Escuela de Estado Mayor (Escuela de Comando y Estado Mayor), tarea ésta que desarrolló entre 1943 y 1945, siéndole reconocido su empleo de general del Ejército español y condecorado con el máximo galardón. Se establece con su familia en Cochabamba (en el barrio Muyurina) y comenzó a dar clases a los oficiales del ejército boliviano en 1943. El asombro que dejó Bolivia en el general queda reflejado en una obra que publica en 1965 y que titula Caminar (ilustrado con dibujos de su hijo José Andrés), en este libro describe rutas por las que estuvo de este país. El contrato promovido por el general Peñaranda y mediante el que se llevó a Vicente Rojo a Bolivia era inicialmente de una duración de cinco años, luego se prolongaría. Los hijos mayores se matricularon en la Universidad y los menores al colegio. Vicente Rojo viajaba a menudo con el ejército, atendía a los visitantes ilustres que se acercaban a Cochabamba (uno de ellos es el poeta zamorano León Felipe). En su vida cotidiana escribía, comía salteñas los fines de semana tras salir de misa, acudía a eventos sociales, etc.

Lo curioso es que durante ese periodo Rojo estuviera alejado de la inestabilidad política de Bolivia. En sus escritos no hace mención siquiera de los acontecimientos de 1952 en Bolivia. Algunos de sus hijos comenzaban a casarse. Ángel, uno de sus hijos que siguió los pasos de su padre se ve pronto mezclado en los incidentes de Bolivia. Rojo se entera en Bolivia de los Pactos de Madrid en los que España comienza relaciones con Estados Unidos, él está abiertamente en contra. En ese año de 1952 una de las hijas de Rojo estudiaba en Madrid, el regreso de la chica fue extraño. En 1953 su esposa, Teresa, es la que cruza el océano para ir a España a ver su familia. Una vez más regresó en 1954 para el entierro de su madre. Estos viajes de su familia hacen pensar a Rojo sobre la posibilidad de regresar. Redacta un texto en sus papeles que denomina síntesis, en el pone las razones para regresar. Entre ellas cabe destacar su deseo de morir en España.

El 31 de octubre de 1954 Rojo solicita su regreso al embajador de España en La Paz. Su enfermedad le acosaba y ya en 1955 deja de realizar su trabajo docente a causa de ello. Inició las gestiones para su regreso, junto con la de su familia. En enero de 1956 agiliza los trámites mediante la ayuda de uno de sus hijos. Los trámites para su regreso fueron pasando por diversos trances, el gobierno republicano en el exilio no lo vio bien inicialmente. La idea persistente de regresar causó alguna discrepancia de opiniones entre sus hijos, era ya octubre de 1956. A comienzos de 1957 tras una entrevista con Agustín Muñoz Grandes de uno de sus enviados se comenzó a tramitar los papeles por primera vez. Comienzan las condecoraciones de despedida en Bolivia: Comendador de la Orden del Cóndor de los Andes31​, Medalla de Oro de las Fuerzas Armadas Bolivianas. En marzo de 1957 parte la familia Rojo de Cochabamba a Buenos Aires en tren.

Regreso a España

En febrero de 1957 regresó a España, gracias a las gestiones de un jesuita que conoció durante su estancia en Bolivia y avalado también por el obispo de Cochabamba, antiguo capellán castrense a las órdenes de Rojo. Desembarcó en Barcelona y se dirigió a Madrid. Nada más llegar a Rojo se le abre un expediente informativo a cargo del coronel Enrique Eymar Fernández, se le comunica que es un procedimiento rutinario con los que llegan del exilio. Vicente se traslada a Sagunto y allí se entera que el procedimiento de expediente informativo acaba elevándose a Causa Criminal. El 16 de julio de 1957 se le citó para ser procesado por «rebelión militar».32​ Vicente Rojo, amparándose en el artículo 554, recurrió. Con ello se iniciaron los trámites. La situación pareció a Rojo muy ofensiva, tras cuarenta y seis años de servicio sin incidentes, ahora era sentenciado por una causa que le dejaba perplejo. Durante el procedimiento tuvo que acudir cada siete días ante el juez para probar que permanecía en Madrid (Raymond Carr le invitó a Londres y recibió como respuesta escueta: "de ninguna manera"). El día del proceso, eligió un abogado militar de turno, evitando que un amigo le defendiera. En la calificación provisional se le quería procesar a treinta años. El juicio tuvo lugar el 5 de diciembre de 1957. Finalmente sería juzgado por "auxilio a la rebelión", en su calidad de excomandante del Ejército, por el hecho de no haberse rebelado contra el gobierno legítimo de la República.

Al parecer su regreso del exilio no había gustado a ciertos sectores militares, entre ellos al propio Franco que escribiría de su puño y letra en su expediente "negar el pan y la sal" (el pan y sal es considerado como un saludo).33​ El 18 de enero de 1958 recibe en su domicilio de Ríos Rosas, 48 la sentencia de cadena perpetua, interdicción civil e inhabilitación absoluta. Con la sentencia se acompaña el indulto para la pena de cadena perpetua, no así a las condenas accesorias de interdicción civil e inhabilitación absoluta, dicho indulto fue condicional a cualquier reincidencia. Rojo comenta: "Se me ha reducido a la muerte civil".34​ Durante estos iniciales días en Madrid visitó a unos pocos amigos, algunos familiares. Fuera de este entorno, el clima estaba enrarecido, los conocidos evitaban el contacto con él. El doctor Gregorio Marañón le visitaba como amigo y doctor, aunque poco a poco las visitas eran cada vez más profesionales. Su mujer Teresa veía cómo amigas suyas de antes de la guerra cruzaban la acera evitando el saludo. Desde la sentencia de inhabilitación un policía le seguía los pasos, vigilándolo. Su vida se reducía a quedar en alguna cafetería con conocidos, pasar alguna tarde con familiares y pasear. En esta época redactó una novela titulada «?» (signo de interrogación) y que dejó inconclusa entre sus papeles.

Es en esta época cuando decide ser útil escribiendo su «Historia de la guerra de España» (que dedica a su mujer: Teresa), para ello solicita en una carta fechada el 20 de enero de 1961, y dirigida a su hijo que vivía en Bolivia, que le envíe por conocidos de confianza diferentes materiales de su archivo personal. El libro ya está redactado y maduro a comienzos del año 1962, el problema era su comercialización: resultaba intrínsecamente problemático un libro publicado por el General Rojo en pleno franquismo. La urgencia económica hace que ofrezca los derechos de «Así fue la defensa de Madrid» al editor y poeta Carlos Barral, éste al final aconseja a Vicente Rojo que se ponga en contacto con Alberto Mondadori, que finalmente adquiere los derechos universales del libro. Empieza a trabajar en otras publicaciones que quedarán incompletas como su «Anecdotario». Los últimos años de su vida fue escribiendo una libreta de anotaciones que él mismo denominó «Platillos voladores», en sus escrituras refleja ideas, aforismos, vivencias, opiniones, etc.

Vicente Rojo padecía de un enfisema pulmonar y ello le acarreaba serios problemas de salud debido a su tabaquismo. Su adicción al tabaco le impidió dejar de fumar, y permaneció en su hábito hasta sus últimos días. Finalmente falleció en la casa de su suegro en Ríos Rosas, 48 a las siete de la madrugada del 15 de junio de 1966. En su testamento legaba lo poco que poseía a su esposa y cedía su «Autobiografía» a sus herederos. Las agencias de prensa dieron de forma muy escueta la noticia, los diarios ABC y Ya recordaron su grado de general y únicamente el diario El Alcázar, órgano de los excombatientes franquistas, destacó el prestigio de que gozaba entre los militares por su capacidad profesional.3​ Las necrológicas en los distintos periódicos de provincias se fueron sumando. El entierro se celebró el día después, sus restos fueron trasladados al Cementerio de San Justo.

Obra

Cabe destacar dentro de su primera etapa como formador de la Academia de Toledo, antes de la Guerra Civil, que plasmó sus conocimientos militares en algunos libros de la serie Colección Bibliográfica Militar, serie que realizó en colaboración con Emilio Alamán. Su actividad como periodista fue desarrollada en el exilio de Argentina escribiendo para La Crítica, siendo el fundador del El pensamiento Español. Su esfuerzo por explicar la historia de España que desencadenó en la Guerra Civil fue reflejada en algunas de sus obras.

Guerra Civil

Escribió varios libros, donde se recogen sus experiencias militares en la guerra civil española, de esta forma publicó:

  • «¡Alerta los pueblos!» (1939) - Se trata de un estudio político-militar del periodo final de la Guerra Civil.
  • «¡España heroica!» (1942) - Con subtítulo de "Diez Bocetos de la guerra civil española".
  • «Así fue la defensa de Madrid» (1967)

Algunos libros incompletos, que forman parte del Archivo Personal de General y forman parte de los innumerables artículos periodísticos escritos durante el exilio, son:

  • En el Archivo Histórico Nacional se ha descubierto un manuscrito titulado «Historia de la guerra de España» en casi cerca de 600 folios. Descubierto por Jorge Martínez Reverte mientras elaboraba la documentación de su libro «El arte de matar».
  • En el año 2006, uno de sus nietos, el periodista de El País José Andrés Rojo, publicó una completa biografía titulada Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets Editores).

Arte militar

Entre los libros que escribió Vicente Rojo sobre el arte militar

  • «Lecciones de historia de la guerra» - Cochabamba (1943)
  • «Lecciones de logística» - Cochabamba (1947)
  • «Lecciones de Comando y Estado Mayor» - Cochabamba (1948)
  • «Doctrina militar para Bolivia»- Cochabamba (1954)
  • «Elementos del Arte de la Guerra»- Cochabamba
  • «Estrategia, táctica y conducción de grandes unidades»- Buenos Aires (1947)

Diversos

  • «Andares»- Madrid (1965) - (ilustrado con dibujos de su hijo José Andrés), en este libro describe rutas por las que estuvo en Bolivia.
  • «Tríptico sobre España»- Madrid (1953) -
    • «Con el pensamiento en España»- Madrid (1946) -
    • «Estampas» - Madrid (1946) -
    • «Momento español» - Madrid (1946) - Nunca publicado, es una crítica al franquismo y a la política de la república
  • «Platillos voladores» - Madrid 1962 - Libro de memorias (no publicado).
  • «?» (sin título) - Madrid 1961 - Novela con el signo de interrogación que dejó inconclusa.

Homenajes

  • "Historia postal de Sagunto 1936-1939". Exposición filatélica promovida por Emilio Llueca Úbeda en homenaje al general Vicente Rojo Lluch en su primer centenario (1894-1994). Colegio Público Cronista Chabret. 20,21 y 22 de abril de 1995.
  • Aparición como personaje en el largometraje Raza, que tiene lugar casi al final de la película.35​ La breve escena se centra en el 22 de octubre de 1937, el día posterior a que cesara la resistencia del Frente Norte (Asturias). Y pronuncia una frase: "Estamos dando una prueba bien triste de la falta de armonía habitual, verdadera causa de los reveses sufridos hasta ahora".
  • Sin novedad en el Alcázar cuyo director es Augusto Genina, describe la visita que éste realizó como parlamentario.
  • En mayo de 2013 el general republicano Vicente Rojo es homenajeado en su pueblo, Fuente la Higuera, por unanimidad celebrando una misa por todas las víctimas de la guerra.36