Revelan secretos desconocidos del niño Inca hallado en el Aconcagua
La momia fue hallada en Mendoza en 1985. Su ADN demuestra que hubo una civilización pre incaica de más de 14 mil años.
La noticia dio la vuelta al mundo y hasta hay quienes dicen que desde entonces una maldición cayó sobre Mendoza: en 1985, un grupo de andinistas halló la momia conservada de un niño.
Estaba semienterrada, a 5300 metros de altura y casi intacta, en un cerro que mira al Aconcagua.
Los Andes
“Primero encontramos una pirca de piedras y nos llamó la atención porque era un montículo que se diferenciaba del resto de la superficie. Después vimos plumas y pensamos que se trataba de un cóndor muerto. Pero cuando vimos un cráneo humano, nos dimos cuenta de que habíamos encontrado algo importante”, decía entonces a diario Los Andes Juan Carlos Pierobón, uno de los excursionistas que lo halló.
Los andinistas bajaron a la ciudad de Mendoza, alertaron a un arqueólogo y se organizó una expedición para recuperar los restos del niño, que se coserva congelado a menos de 20 grados desde hace más de tres décadas.
No se sabía si el nene tenía hermanos, si vivía en Mendoza, si estaba de paso. Todo hacía suponer que lo habían sacrificado en un ritual religioso llamado capacocha, en el que se elegía a chicos sanos y fuertes para ofrecer a los dioses, hace cinco siglos.
Ahora, un equipo de investigadores españoles y argentinos liderado por Antonio Salas, de la Universidad de Santiago de Compostela, se dedicó a analizar el ADN con la biopsia de un pulmón del chico para secuenciar su genoma mitocondrial.
Los detalles se presentaron en la revista Scientific Reports y dieron la vuelta al mundo.
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De acuerdo con Salas, "es la primera vez que se analiza el genoma de una momia andina". El niño es oriundo de un grupo poblacional que apareció hace 14.300 años en Perú.
Los autores consiguieron identificar en el perfil genético de la momia un nuevo linaje (haplogrupo) bautizado en este estudio como C1bi, que no había sido identificado previamente en poblaciones contemporáneas.
Utilizando otra base de datos de más de 150.000 variaciones de ADN los autores encontraron que podría haber miembros afines a este linaje C1bi viviendo en Perú y Bolivia en la actualidad.
La muestra de tejidos analizada fue extraída hace unos 20 años y se conserva hasta ahora en una cámara del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en Córdoba, el mismo que nació con el fin de identificar restos de personas desaparecidas durante la última dictadura en el país sudamericano (1976-1983).
El investigador del EAAF Carlos Vullo, que participó en el análisis del genoma de la momia, espera ahora que haya también avances en otros ámbitos, ya que el haber podido obtener información esta información genética, genera esperanzas en otros casos en los que se trabaja con material degradado, como cadáveres en estado de putrefacción o huesos encontrados en fosas ilegales.
El imperio inca se extendió del actual Perú hasta el norte argentino y concluyó con la muerte del inca Atahualpa en manos de conquistadores españoles en 1533.
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Decenas de momias de niños fueron encontradas en los Andes, muchas de ellas bien conservadas por la altitud de la montaña.
La momia analizada por el equipo de investigadores es propiedad de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Según dijo Roberto Bárcena, director del Instituto Etnológico de la UNCuyo, "dado su estado", no les pareció adecuado exhibirla en público".
Hay además actualmente un debate nacional e internacional muy fuerte sobre el uso de cuerpos de pueblos originarios. Incluso se devolvieron esqueletos a sus lugares de orígenes, por ejemplo de la Universidad de La Plata, como una especie de gesto de reparación", añadió.
sábado, 21 de noviembre de 2015
viernes, 20 de noviembre de 2015
Argentina: Angloargentinos en la SGM
La historia de los 5 mil argentinos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial
Por: Alicia Panero - Especial para Infobae
Entre los voluntarios hay ex jugadores de Los Pumas. También participó la madre de Luca Prodan. Hay 12 sobrevivientes, el más joven de los cuales tiene 92 años. Mañana se inaugura una muestra en su honor
Los doce sobrevivientes, junto a Claudio Meunier.
Varios sobrevivientes, durante el entierro del Caballero negro en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires.
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas".
Varios sobrevivientes, durante el entierro del Caballero negro en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires.
Varios sobrevivientes, durante el entierro del "Caballero negro" en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires.
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas".
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas".
Kenneth Langley Charney, conocido como Caballero Negro.
Kenneth Langley Charney, conocido como "Caballero Negro".
La Segunda Guerra Mundial se llevó de Argentina cerca de 5 mil voluntarios, entre ellos, 400 mujeres, que participaron activamente de las acciones aliadas durante 4 años. Hoy sobreviven 12 de aquellos valientes –el más joven tiene 92 años– y se reúnen periódicamente para recordar y están en contacto con pilotos veteranos de la guerra de Malvinas. Nunca cobraron una pensión de guerra ni la reclamaron, y son verdaderos héroes de la libertad de Europa. Mañana se inaugura en Rosario una muestra en su honor.
Del primer seleccionado de rugby Los Pumas fueron casi todos a combatir. También la mamá de Luca Prodan, de la banda Sumo, que fue voluntaria y envió a su hijo con su mejor compañera, una argentina que se llamaba Cynthia, quien en se ocupó de él y en cuya casa se formó el grupo.
Descubrir historias tan intensas nos lleva a un pasado casi desconocido, lleno de riqueza humana, poco difundido y valorado. Claudio Meunier rescata estas historias en cuatro libros apasionantes, entre ellos, Alas de trueno –junto a Oscar Rimondi–, y Nacidos con honor, que relatan las vidas de estos argentinos, descendientes de ingleses, galeses, dinamarqueses y criollos que no dudaron en ofrecer sus servicios y sus vidas por la libertad.
Luego de la guerra, se retiró a vivir en paz, lejos del ruido, y tuvo un final oscuro, víctima del alcoholismo. Y fue dado por desaparecido, hasta que Meunier, inquieto y apasionado por las historias de aviación, encontró su tumba en un pequeño cementerio de Andorra.
Un periódico local que trató el tema había titulado "El héroe sin nombre del nicho 209". Cuando los vecinos se enteraron de quién estaba allí, hicieron poner una placa que decía "Héroe de la Segunda Guerra Mundial".
El nicho donde estaba enterrado no se pagaba desde 1988 y corría riesgo de desalojo. Para evitar que sus restos terminaran en un osario, Meunier organizó un operativo de repatriación que finalizó con el retorno del héroe a la Argentina. Sus restos descansan hoy en el cementerio británico de la Ciudad de Buenos Aires, y en su lápida dice: "Aquí yace un héroe". Eso, dice Meunier, simplifica su gran historia.
El Caballero Negro era bahiense. Si bien había nacido en Quilmes, su lugar de crianza fue Bahía Blanca, donde vivió con su familia en el hotel Atlántico, en las calles Brown y Colón. Charney era un niño inquieto, que con 10 años le sacó el automóvil a su padre y fue detenido en la Avenida Alem.
Maureen integró junto a otras 164 mujeres el Air Transport Auxiliary del Reino Unido. Su misión fue llevar aviones desde las fábricas o talleres de mantenimiento hasta sus bases. Voló 38 tipos diferentes de aviones y, luego, de la guerra, consiguió la calificación de instructora de vuelo de la RAF.
De regreso a la Argentina, instruyó pilotos de una naciente Aerolíneas Argentinas y también voló para la Fuerza Aérea, aunque nunca le otorgaron las alas de aviador militar.
En 1982, al ser entrevistada en ocasión de la guerra de Malvinas, expresó su gran dolor por el amor que sentía por ambos países. Pasó sus últimos años en Inglaterra, donde la sobrevive una hija.
Los argentinos muertos en la Segunda Guerra están enterrados en los cementerios militares donde cayeron y en los campos de concentración donde algunos fueron detenidos y torturados. Hay tumbas en Birmania, Egipto, Alemania, Holanda, Francia, Inglaterra. En sus lapidas, se puede leer: "Cuando vuelvas a casa, háblales de nosotros, y diles que por su mañana entregamos nuestro hoy".
Por: Alicia Panero - Especial para Infobae
Entre los voluntarios hay ex jugadores de Los Pumas. También participó la madre de Luca Prodan. Hay 12 sobrevivientes, el más joven de los cuales tiene 92 años. Mañana se inaugura una muestra en su honor
Los doce sobrevivientes, junto a Claudio Meunier.
Varios sobrevivientes, durante el entierro del Caballero negro en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires.
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas".
Varios sobrevivientes, durante el entierro del Caballero negro en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires.
Varios sobrevivientes, durante el entierro del "Caballero negro" en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires.
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas".
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas".
Kenneth Langley Charney, conocido como Caballero Negro.
Kenneth Langley Charney, conocido como "Caballero Negro".
La Segunda Guerra Mundial se llevó de Argentina cerca de 5 mil voluntarios, entre ellos, 400 mujeres, que participaron activamente de las acciones aliadas durante 4 años. Hoy sobreviven 12 de aquellos valientes –el más joven tiene 92 años– y se reúnen periódicamente para recordar y están en contacto con pilotos veteranos de la guerra de Malvinas. Nunca cobraron una pensión de guerra ni la reclamaron, y son verdaderos héroes de la libertad de Europa. Mañana se inaugura en Rosario una muestra en su honor.
Del primer seleccionado de rugby Los Pumas fueron casi todos a combatir. También la mamá de Luca Prodan, de la banda Sumo, que fue voluntaria y envió a su hijo con su mejor compañera, una argentina que se llamaba Cynthia, quien en se ocupó de él y en cuya casa se formó el grupo.
Descubrir historias tan intensas nos lleva a un pasado casi desconocido, lleno de riqueza humana, poco difundido y valorado. Claudio Meunier rescata estas historias en cuatro libros apasionantes, entre ellos, Alas de trueno –junto a Oscar Rimondi–, y Nacidos con honor, que relatan las vidas de estos argentinos, descendientes de ingleses, galeses, dinamarqueses y criollos que no dudaron en ofrecer sus servicios y sus vidas por la libertad.
El Caballero Negro de Malta
Kenneth Langley Charney, conocido como "Caballero Negro", se destaca entre los argentinos que pelearon junto a los aliados. Combatió en las filas inglesas, derribó doce aviones enemigos, dañó seriamente otros 16 y participó del Día D en Normandía. Se ganó su apodo por combatir en la batalla de Malta y por sus temerarias acciones, que consistían en atacar de frente a los bombarderos alemanes y derribarlos de a uno.Luego de la guerra, se retiró a vivir en paz, lejos del ruido, y tuvo un final oscuro, víctima del alcoholismo. Y fue dado por desaparecido, hasta que Meunier, inquieto y apasionado por las historias de aviación, encontró su tumba en un pequeño cementerio de Andorra.
Un periódico local que trató el tema había titulado "El héroe sin nombre del nicho 209". Cuando los vecinos se enteraron de quién estaba allí, hicieron poner una placa que decía "Héroe de la Segunda Guerra Mundial".
El nicho donde estaba enterrado no se pagaba desde 1988 y corría riesgo de desalojo. Para evitar que sus restos terminaran en un osario, Meunier organizó un operativo de repatriación que finalizó con el retorno del héroe a la Argentina. Sus restos descansan hoy en el cementerio británico de la Ciudad de Buenos Aires, y en su lápida dice: "Aquí yace un héroe". Eso, dice Meunier, simplifica su gran historia.
El Caballero Negro era bahiense. Si bien había nacido en Quilmes, su lugar de crianza fue Bahía Blanca, donde vivió con su familia en el hotel Atlántico, en las calles Brown y Colón. Charney era un niño inquieto, que con 10 años le sacó el automóvil a su padre y fue detenido en la Avenida Alem.
La "Piloto de las Pampas"
Maureen Dunlop, la "Piloto de las Pampas", murió a los 91 años en el anonimato. Hija de un australiano, nació en Quilmes en 1920, tomó cursos de piloto en unas vacaciones en Londres y, como lo hiciera su padre en la Primera Guerra Mundial, cuando estalló la segunda viajó con su hermana a Reino Unido. Se embarcaron en 1942 con muchos anglo-argentinos con las mismas intenciones: alistarse al ejército aliado.Maureen integró junto a otras 164 mujeres el Air Transport Auxiliary del Reino Unido. Su misión fue llevar aviones desde las fábricas o talleres de mantenimiento hasta sus bases. Voló 38 tipos diferentes de aviones y, luego, de la guerra, consiguió la calificación de instructora de vuelo de la RAF.
De regreso a la Argentina, instruyó pilotos de una naciente Aerolíneas Argentinas y también voló para la Fuerza Aérea, aunque nunca le otorgaron las alas de aviador militar.
En 1982, al ser entrevistada en ocasión de la guerra de Malvinas, expresó su gran dolor por el amor que sentía por ambos países. Pasó sus últimos años en Inglaterra, donde la sobrevive una hija.
Los argentinos muertos en la Segunda Guerra están enterrados en los cementerios militares donde cayeron y en los campos de concentración donde algunos fueron detenidos y torturados. Hay tumbas en Birmania, Egipto, Alemania, Holanda, Francia, Inglaterra. En sus lapidas, se puede leer: "Cuando vuelvas a casa, háblales de nosotros, y diles que por su mañana entregamos nuestro hoy".
jueves, 19 de noviembre de 2015
PGM: Deshielo deja al descubierto cadáveres
El deshielo en los Alpes reveló cadáveres de soldados de la I Guerra Mundial
Un curioso fenómeno producto del cambio climático puede observarse en algunas de las zonas más frías del mundo: en los últimos años, el deshielo acelerado de los glaciares ha dejado al descubierto cuerpos momificados y objetos de distintos momentos de la historia. Entre los responsables de estos hallazgos se encuentra el guía de montaña Maurizio Vincenzi, habitante de Peio, Italia.
Hace un siglo, el pequeño pueblo ubicado al pie de los Alpes fue uno de los lugares donde se llevó a cabo la Guerra Blanca, en la que austríacos e italianos combatieron a temperaturas inferiores a los 30 grados bajos cero.
Las expediciones de Vincenzi le permitieron acuñar una vasta colección de objetos pertenecientes a soldados que formaron parte de aquel crudo enfrentamiento, ocultos durante décadas bajo el hielo. Ametralladoras, espadas, bombas, gorros, botas y toda clase de curiosos artefactos forman parte ahora de un museo montado por él mismo en el ayuntamiento de Peio.
En una ocasión, el guía de montaña se enfrentó al escalofriante encuentro de 3 cuerpos de jóvenes combatientes. Y éstos no fueron los únicos: el derretimiento de los Alpes, desde 1990 hasta la actualidad, ha provocado la “reaparición” de más de 80 soldados fallecidos durante la Primera Guerra Mundial, además de diversos materiales de aquella época. Los numerosos y cada vez más frecuentes descubrimientos de este tipo (cadáveres, fósiles de decenas de miles de años, restos de aviones, joyas) plantean la necesidad de crear una nueva disciplina científica: la arqueología glaciar.
History Channel
Un curioso fenómeno producto del cambio climático puede observarse en algunas de las zonas más frías del mundo: en los últimos años, el deshielo acelerado de los glaciares ha dejado al descubierto cuerpos momificados y objetos de distintos momentos de la historia. Entre los responsables de estos hallazgos se encuentra el guía de montaña Maurizio Vincenzi, habitante de Peio, Italia.
Hace un siglo, el pequeño pueblo ubicado al pie de los Alpes fue uno de los lugares donde se llevó a cabo la Guerra Blanca, en la que austríacos e italianos combatieron a temperaturas inferiores a los 30 grados bajos cero.
Las expediciones de Vincenzi le permitieron acuñar una vasta colección de objetos pertenecientes a soldados que formaron parte de aquel crudo enfrentamiento, ocultos durante décadas bajo el hielo. Ametralladoras, espadas, bombas, gorros, botas y toda clase de curiosos artefactos forman parte ahora de un museo montado por él mismo en el ayuntamiento de Peio.
En una ocasión, el guía de montaña se enfrentó al escalofriante encuentro de 3 cuerpos de jóvenes combatientes. Y éstos no fueron los únicos: el derretimiento de los Alpes, desde 1990 hasta la actualidad, ha provocado la “reaparición” de más de 80 soldados fallecidos durante la Primera Guerra Mundial, además de diversos materiales de aquella época. Los numerosos y cada vez más frecuentes descubrimientos de este tipo (cadáveres, fósiles de decenas de miles de años, restos de aviones, joyas) plantean la necesidad de crear una nueva disciplina científica: la arqueología glaciar.
History Channel
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Guerra ruso-japonesa: Arte militar y propaganda política
Arte de la guerra ruso-japonesa
Artilleros japoneses durante la batalla
Poster ruso de disparos de artilleria
Oficial ruso se vuelve loco alentando a sus tropas
Batalla naval en guerra ruso-japonesa
Acorazado Petropavlosk hundido por torpedos japoneses
Crucero ruso Varyag siendo impactado
Artilleros rusos movilizando piezas para la defensa de Port Arthur
Rescatando a sobrevivientes rusos
Port Arthur
Tropas japonesas utilizan perros para rastrear prisioneros rusos
Acorazado Hatsuse de Japón hundiéndose
Ataque de la caballeria cosaca (Manchuria, 7 de agosto de 1904)
Tropas japonesas toman por asalto las trincheras rusas
Espías japoneses son colgados por tropas rusas
Japoneses decapitan a chinos colaboracionistas de los rusos
Ilustración japonesa mostrando el rescate de sobrevivientes de un hundimiento propio
Soldados japoneses disparando a un tren de la Cruz Roja rusa
Bateria japonesa en acción en el frente
Tropas rusas y japonesas confraternizando
Gráfico francés sobre el fin de las negociaciones previo a la guerra
Capitán Lebedief defiende heroicamente su posición
Emperador japonés festeja la victoria
Cameraman filma a las tropas rusas
Batalla de Mukden
Artilleros japoneses durante la batalla
Poster ruso de disparos de artilleria
Oficial ruso se vuelve loco alentando a sus tropas
Batalla naval en guerra ruso-japonesa
Acorazado Petropavlosk hundido por torpedos japoneses
Crucero ruso Varyag siendo impactado
Artilleros rusos movilizando piezas para la defensa de Port Arthur
Rescatando a sobrevivientes rusos
Port Arthur
Tropas japonesas utilizan perros para rastrear prisioneros rusos
Acorazado Hatsuse de Japón hundiéndose
Ataque de la caballeria cosaca (Manchuria, 7 de agosto de 1904)
Tropas japonesas toman por asalto las trincheras rusas
Espías japoneses son colgados por tropas rusas
Japoneses decapitan a chinos colaboracionistas de los rusos
Ilustración japonesa mostrando el rescate de sobrevivientes de un hundimiento propio
Soldados japoneses disparando a un tren de la Cruz Roja rusa
Bateria japonesa en acción en el frente
Tropas rusas y japonesas confraternizando
Gráfico francés sobre el fin de las negociaciones previo a la guerra
Capitán Lebedief defiende heroicamente su posición
Emperador japonés festeja la victoria
Cameraman filma a las tropas rusas
Batalla de Mukden
martes, 17 de noviembre de 2015
Panamá: Una sandía y la injerencia norteamericana
¿Todo por una tajada de sandía?
Cuando el estadounidense Jack Olivier se resistió a pagar los cinco centavos de dólar que costaba una tajada de sandía, jamás imaginó que estaba marcando la historia de toda una nación. Por entonces, Panamá era una gran ciudad de la República de Nueva Granada, respondiendo al gobierno de Bogotá. Miles de estadounidenses usaban a Panamá como ciudad de tránsito, utilizando el Ferrocarril Transístmico para llegar a California, donde se había descubierto gran cantidad de oro. Ellos gozaban de los privilegios del Tratado Mallarino-Bidlack (1846), que otorgaba para locales y estadounidenses iguales derechos de navegación, comercio y uso de puertos en Nueva Granada.
El clima era hostil, muchos estadounidenses se paseaban ebrios y armados por la ciudad, y los lugareños estaban descontentos con los disturbios que ocasionaban. Fue entonces cuando el 15 de abril de 1856 Jack se negó a pagar la tajada de sandía a José Manuel Luna, dueño de un puesto donde actualmente se sitúa el Mercado de Marisco de Panamá.Tras una gran discusión, el estadounidense disparó a un lugareño y se dio a la fuga. En ese momento, un tren proveniente de Colón repleto de estadounidenses arribó a la estación, muy cerca del lugar del disturbio. La pelea acrecentó desmesuradamente, los estadounidenses se refugiaron en la estación, la guardia de Nueva Granada acudió al lugar en defensa de los lugareños, y una pequeña guarnición estadounidense hizo lo propio por sus compatriotas. La ola de disturbios llegó a las ciudades aledañas, incluso a Colón, situada a 90 kilómetros de distancia. Transcurrieron tres días de destrucción, incendios y saqueos. Dos granadinos y dieciséis estadounidenses murieron, y casi treinta personas resultaron heridas entre ambos bandos.
EE.UU. tomó como fidedigno el reporte de Amos B. Corwine, su comisionado especial en Panamá,y desoyó los testimonios de los cónsules de Francia, Ecuador y el Reino Unido, que favorecían a los locales. Nueva Granada pagó una indemnización y EE.UU. señaló la falta de capacidad del gobierno granadino para controlar la zona. De allí que muchos relacionen este hecho con la invasión del 19 de septiembre del mismo año, cuando 160 soldados estadounidenses desembarcaron en Panamá. Es verdad que la ocupación estadounidense fue solicitada por el vice-gobernador panameño bajo el aval del tratado de 1846, para “mantener el orden” del paso del istmo. Sin embargo, el pedido se debió a un inminente enfrentamiento armado entre conservadores y liberales por un asunto de fraude electoral que tuvo lugar en el mes de junio. Con todo, el incidente de la Tajada de Sandía pasó a la historia como antecedente, no directo, de esa ocupación.
Por entonces, la enemistad entre locales y estadounidenses hacía imposible imaginar el importante papel que cumplirían los norteamericanos a favor de la separación Panameña de Colombia el 3 de Noviembre de 1903. EE.UU. fue recompensado con concesiones que les trajeron grandes beneficios tras la construcción del Canal de Panamá en 1914, un “tajo” en la tierra acaso bastante más recordado en la historia que aquel de 1853 hecho en una sandía.
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Cuando el estadounidense Jack Olivier se resistió a pagar los cinco centavos de dólar que costaba una tajada de sandía, jamás imaginó que estaba marcando la historia de toda una nación. Por entonces, Panamá era una gran ciudad de la República de Nueva Granada, respondiendo al gobierno de Bogotá. Miles de estadounidenses usaban a Panamá como ciudad de tránsito, utilizando el Ferrocarril Transístmico para llegar a California, donde se había descubierto gran cantidad de oro. Ellos gozaban de los privilegios del Tratado Mallarino-Bidlack (1846), que otorgaba para locales y estadounidenses iguales derechos de navegación, comercio y uso de puertos en Nueva Granada.
El clima era hostil, muchos estadounidenses se paseaban ebrios y armados por la ciudad, y los lugareños estaban descontentos con los disturbios que ocasionaban. Fue entonces cuando el 15 de abril de 1856 Jack se negó a pagar la tajada de sandía a José Manuel Luna, dueño de un puesto donde actualmente se sitúa el Mercado de Marisco de Panamá.Tras una gran discusión, el estadounidense disparó a un lugareño y se dio a la fuga. En ese momento, un tren proveniente de Colón repleto de estadounidenses arribó a la estación, muy cerca del lugar del disturbio. La pelea acrecentó desmesuradamente, los estadounidenses se refugiaron en la estación, la guardia de Nueva Granada acudió al lugar en defensa de los lugareños, y una pequeña guarnición estadounidense hizo lo propio por sus compatriotas. La ola de disturbios llegó a las ciudades aledañas, incluso a Colón, situada a 90 kilómetros de distancia. Transcurrieron tres días de destrucción, incendios y saqueos. Dos granadinos y dieciséis estadounidenses murieron, y casi treinta personas resultaron heridas entre ambos bandos.
EE.UU. tomó como fidedigno el reporte de Amos B. Corwine, su comisionado especial en Panamá,y desoyó los testimonios de los cónsules de Francia, Ecuador y el Reino Unido, que favorecían a los locales. Nueva Granada pagó una indemnización y EE.UU. señaló la falta de capacidad del gobierno granadino para controlar la zona. De allí que muchos relacionen este hecho con la invasión del 19 de septiembre del mismo año, cuando 160 soldados estadounidenses desembarcaron en Panamá. Es verdad que la ocupación estadounidense fue solicitada por el vice-gobernador panameño bajo el aval del tratado de 1846, para “mantener el orden” del paso del istmo. Sin embargo, el pedido se debió a un inminente enfrentamiento armado entre conservadores y liberales por un asunto de fraude electoral que tuvo lugar en el mes de junio. Con todo, el incidente de la Tajada de Sandía pasó a la historia como antecedente, no directo, de esa ocupación.
Por entonces, la enemistad entre locales y estadounidenses hacía imposible imaginar el importante papel que cumplirían los norteamericanos a favor de la separación Panameña de Colombia el 3 de Noviembre de 1903. EE.UU. fue recompensado con concesiones que les trajeron grandes beneficios tras la construcción del Canal de Panamá en 1914, un “tajo” en la tierra acaso bastante más recordado en la historia que aquel de 1853 hecho en una sandía.
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lunes, 16 de noviembre de 2015
Cine militar: There Be Dragons (2011)
There be Dragons
Encontrarás dragones
"There be Dragons" es la historia del creador de Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer. Filmada en muchas partes en Argentina y España por Roland Joffe, está ambientada en la Guerra Civil Española. En Argentina fue filmada en Luján, Sierra de la Ventana y lago Epecuén, en el partido de Carhué, así como en el zoólogico y subterráneos de Buenos Aires.
En Sierra de la Ventana fue filmada en el Parque Provincial Ernesto Tornquist, en las estancias "Las Vertientes", "Hogar Funke" y "Sierras Grandes".
Acá les dejo algunas fotos (screenshots) de la misma:
Este es un carrito aguatero del EA, usado en esta escena en el Parque Provincial Ernesto Tornquist, en la comarca serrana de Sierra de la Ventana.
Paísaje de fondo típico de la zona de las Sierras
Otra sección, más al oeste de las sierras principales.
Un SK-105 del EA reformado para parecerse a un BT-7 soviético usado por los republicanos
Esta creo yo que es una MAG del EA reformada para parecerse a una Maxim
Escena de bombardeo a una columna, en el Parque Provincial
Este Puente Blanco es muy conocido en la entrada a Sierra de la Ventana, entrando por el Oeste.
Acá esta la foto del puente blanco verdadero (clic aquí)
Este es el pueblo de Epecuén, que fue cubierto hace 20 años por una inundación del lago Epecuén. Hace poco tiempo las aguas retrocedieron y quedó como un pueblo arrasado. Aprovecharon esa circunstancia para hacer parecer un pueblo afectado por la guerra.
Foto del Epecuén verdadero
Esta escena de la batalla de Madrid (1936) fue simulada en la ciudad de Luján, con la basílica de Luján al fondo.
Finalmente una escena en el subterráneo de Buenos Aires, con Lito Cruz haciendo de encargado de vagón.
Encontrarás dragones
"There be Dragons" es la historia del creador de Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer. Filmada en muchas partes en Argentina y España por Roland Joffe, está ambientada en la Guerra Civil Española. En Argentina fue filmada en Luján, Sierra de la Ventana y lago Epecuén, en el partido de Carhué, así como en el zoólogico y subterráneos de Buenos Aires.
En Sierra de la Ventana fue filmada en el Parque Provincial Ernesto Tornquist, en las estancias "Las Vertientes", "Hogar Funke" y "Sierras Grandes".
Acá les dejo algunas fotos (screenshots) de la misma:
Este es un carrito aguatero del EA, usado en esta escena en el Parque Provincial Ernesto Tornquist, en la comarca serrana de Sierra de la Ventana.
Paísaje de fondo típico de la zona de las Sierras
Otra sección, más al oeste de las sierras principales.
Un SK-105 del EA reformado para parecerse a un BT-7 soviético usado por los republicanos
Esta creo yo que es una MAG del EA reformada para parecerse a una Maxim
Escena de bombardeo a una columna, en el Parque Provincial
Este Puente Blanco es muy conocido en la entrada a Sierra de la Ventana, entrando por el Oeste.
Acá esta la foto del puente blanco verdadero (clic aquí)
Este es el pueblo de Epecuén, que fue cubierto hace 20 años por una inundación del lago Epecuén. Hace poco tiempo las aguas retrocedieron y quedó como un pueblo arrasado. Aprovecharon esa circunstancia para hacer parecer un pueblo afectado por la guerra.
Foto del Epecuén verdadero
Esta escena de la batalla de Madrid (1936) fue simulada en la ciudad de Luján, con la basílica de Luján al fondo.
Finalmente una escena en el subterráneo de Buenos Aires, con Lito Cruz haciendo de encargado de vagón.
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