Las flores de la juventud idealista
Armas capturadas por las fuerzas del orden a fuerzas terroristas en Piedras Blancas, 1975.
sábado, 24 de agosto de 2013
Foto del día: Posando con un macho Mk IV
viernes, 23 de agosto de 2013
Guerra del Pacífico: La situación interna en Bolivia previa a la guerra
Bolivia vivía una tragedia cuando llegó la guerra
La sequía, el hambre y el paludismo azotaron en 1878 a departamentos como Cochabamba. La Paz lo sintió menos.
Adiós año 1878 con tu cortejo de peste, hambre, muerte, luto y orfandad! ¡Salve año 1879! Al pronunciar tu nombre huyen del lacerado espíritu la amargura y el dolor. El corazón se llena de ilusiones y esperanzas". Si el autor de ese párrafo publicado por el diario El Heraldo en enero de 1879 y recuperado por Roberto Querejazu hubiese siquiera sospechado cuán cerca estaban los galopes de la guerra, otra hubiese sido la frase y otro el tono de quien, en ese momento, festejaba la partida de un año nefasto para el país y se aprestaba a festejar el Carnaval que asomaba sus narices de fiesta, alcohol y olvido.
En diciembre de 1878, el periódico El Industrial hacía un recuento del mes en Sucre. Unas 49 personas habían muerto por inanición en el hospital y 11 cuerpos ya sin vida se habían recogido de las calles. "Ayer falleció un indio en El Tejar. Le faltaron fuerzas para llegar hasta la 'Olla del Pobre'. Tres cadáveres, para cuyo enterramiento hubo demoras burocráticas, fueron festín de los buitres del cementerio".
Todo había empezado con una sequía que derivó en hambre y enfermedades como el paludismo que empezó en los Yungas, penetró las provincias de Cochabamba y siguió hasta alcanzar a Tarija. Ese fue el pan de cada día y uno de los departamentos más sufridos fue Cochabamba, tanto que incluso desde Oruro tuvieron que socorrerlo. En 1879 no cambiaría mucho la situación. Ya en El Progreso se decía: "El siniestro se agrava cada vez más". El profesor Eduardo Cassis asegura que La Paz sintió menos...
La rutina paceña de 1879. Unas 50 mil almas se levantaban cada día de acuerdo a las investigaciones de Cassis. La población había aumentado porque los campesinos empezaron a emigrar a la ciudad debido a un decreto que les obligó a vender sus tierras, acota el historiador José Luis Roca. Una vez en la urbe, debían trabajar como sirvientes. Ellos eran los que entregaban cada mañana a los señores su impecable ropa. Éstos se colocaban el pantalón, la blanca camisa con volados y el chaleco. Un peine ponía orden en cabellos y bigotes cuidados.
La hora del desayuno. Los sirvientes llevaban la taquia para alimentar las cocinas a carbón que ya desprendían sus vapores matinales de leche. En la mesa, un mantel bordado exhibía las habilidades de la ama de casa. El atractivo principal era el pan. Si allá estaba era porque había recorrido un largo camino. Como la harina escaseaba por la sequía, los ricos tuvieron que acotearse para encargarla a Chile.
Afuera, el polvo callejero empezaba a jugar a esa hora con los cascos de los caballos de las diligencias que cruzaban la ciudad para dejar el correo procedente de los llamados pueblos de Achachicala, Obrajes y Tembladerani, entre otros. En La Yunga, hoy mercado de los Yungas, los comerciantes acomodaban sus verduras y frutas.
Por esa época también se fundó en más de una ciudad la "Olla del Pobre", nombre dado a la iniciativa de sacerdotes y mujeres de la alta sociedad que daban un poco de alimento a los pobres hambrientos.
Los elegantes señores eran los únicos que paseaban en carruajes tirados por cuatro caballos y, de cuando en cuando, levantaban su sombrero unos 10 centímetros por encima de la cabeza para saludar a una dama. Los demás, sobre todo los de las clases bajas, debían conformarse con sus pies.
Discretas y de caminar corto, las señoras se movían entre amplias faldas que besaban el suelo. Poco escote y mangas anchas ponían límite a las miradas. Educadas, contestaban a los saludos de voces graves, mientras mecían coquetamente el abanico.
En las oficinas de la calle Junín se apilaban los ejemplares del diario El Comercio, dirigido por su propietario, César Sevilla. En la primera de las cuatro páginas del matutino aparecía -para evitar dudas- la lista de precios: por 12 números, 1 boliviano; por 36 números, 3 bolivianos; por 72 números, 5 bolivianos; por 144 números, 10 bolivianos. Con el ejemplar bajo el brazo, los señores se sentaban en los bancos de la plaza Murillo. En la primera página sólo los anuncios publicitarios tenían un espacio.
El campanario daba las 9.00 y el dentista D.F. Ogden llegaba a su consultorio en la calle Yanacocha, para "ofrecer sus servicios al respetable público de La Paz". Así rezaba el anuncio que publicaba en la primera página del diario El Comercio, hasta el que se acercaba gente para poner todo tipo de anuncios, incluso otros como éste que ya anticipaba los preparativos para el Carnaval de ese año: "Llegaron máscaras de Europa".
"Las columnas de El Comercio están a disposición del que quiera ocupar con sus transcripciones, ya sean de periódicos extranjeros o nacionales, pagando las tarifas", advertía la misma tinta del diario que no sólo imprimía anuncios, sino dedicatorias, reflexiones, poemas, notas, pensamientos y efemérides bolivianas.
El almuerzo de las 12.00 en punto. Un poco después de las 11.00, el hambre ya se hacía sentir en el estómago de los ricos, mientras en el de los pobres era una constante. Por qué no darse una escapada a la confitería Beirut para disfrutar de la por entonces novedosa salteña antes de ir a la casa para almorzar a las 12.00 en punto. El lugar estaba ubicado en la esquina Del Comercio y plaza Murillo. Pero a esa hora la confitería también se impregnaba del olor de los pasteles para la sagrada hora del té en las ciudades. La historia en el campo era muy distinta.
Una de las carnes más usadas para el menú del almuerzo era la de cordero, porque desde las haciendas los campesinos trasladaban ovejas atadas que eran sacrificadas por los sirvientes. No faltaban los que hallaban especial deleite en freír la sangre con cebolla y tomate. Pero para los preparados también estaban la carne de vaca, el arroz, el chuño y la papa.
La noche de ocio. Después del almuerzo, hombres y mujeres que vivían en casas con muebles tallados, estilo Luis XV, se acicalaban para la noche de tertulia. Entre los productos de belleza, disponibles en La Botica Droguería Boliviana, de Carlos Aloisi y publicitados en El Comercio, estaba la crema de perlas de Barry que "purifica y suaviza el semblante, extirpa imperfecciones y hace pasar a cualquier dama de 40 por una de 20". También había artículos masculinos como el tricofero de Barry que "restituye infaliblemente el pelo a las cabezas calvas con tal de que las raíces no estén enteramente muertas, lo que rara vez acontece. Torna en suave, brillante y largo el cabello débil, ralo y decadente. Extirpa la caspa y blanquea y limpia la piel del cráneo…".
Cuando la noche se desplomaba sobre la ciudad, era momento de dirigirse a la casa de algún amigo para la acostumbrada tertulia. Algún joven talentoso recitaría un poema, escenificaría una parte de una obra teatral o tocaría el piano. También hablarían del Carnaval que estaba a la vuelta de la esquina. Las mujeres, oliendo a flores y con recogidos peinados, conversarían sobre las máscaras, flores, polvos de arroz, mixtura y confites que llegaron recién de Europa.
Los detalles menudeaban sobre los disfraces que se lucirían en la fiesta de las Mascaritas. Este encuentro festivo, según investigaciones de Cassis, se realizaba en el Teatro Municipal. Incluso el presidente Hilarión Daza hizo traer ese año desde Europa el traje de arlequín que usaría en la fiesta.
En el baile, los enamorados se acercaban a sus musas para preguntarles: "¿Me conoces mascarita?" Bailaban una polka y luego, a cambio de un beso, él se quitaba la máscara y después lo hacía ella. Si todo iba bien, los próximos encuentros serían en casa de la damicela, pero en compañía de la madre que tendría un ojo puesto en el tejido y el otro en las manos del pretendiente.
Cuando el reloj marcaba las 21.00 era hora de regresar a casa. Entonces, las risas, caricias y el cóctel de frutas no sólo se apagarían por la caída de la noche, sino por la llegada de la Guerra del Pacífico que encontró a un país aún en medio de la tragedia por la sequía, el hambre y las enfermedades.
BIBLIOGRAFÍA:
Hemeroteca Nacional. Periódico El Comercio de febrero y marzo de 1879.
Eduardo Cassis, profesor e historiador
del Museo de Historia Militar.
José Luis Roca, historiador.
Datos del Museo del Litoral.
"Guano, salitre y sangre", de Roberto Querejazu Calvo.
La sequía, el hambre y el paludismo azotaron en 1878 a departamentos como Cochabamba. La Paz lo sintió menos.
Adiós año 1878 con tu cortejo de peste, hambre, muerte, luto y orfandad! ¡Salve año 1879! Al pronunciar tu nombre huyen del lacerado espíritu la amargura y el dolor. El corazón se llena de ilusiones y esperanzas". Si el autor de ese párrafo publicado por el diario El Heraldo en enero de 1879 y recuperado por Roberto Querejazu hubiese siquiera sospechado cuán cerca estaban los galopes de la guerra, otra hubiese sido la frase y otro el tono de quien, en ese momento, festejaba la partida de un año nefasto para el país y se aprestaba a festejar el Carnaval que asomaba sus narices de fiesta, alcohol y olvido.
En diciembre de 1878, el periódico El Industrial hacía un recuento del mes en Sucre. Unas 49 personas habían muerto por inanición en el hospital y 11 cuerpos ya sin vida se habían recogido de las calles. "Ayer falleció un indio en El Tejar. Le faltaron fuerzas para llegar hasta la 'Olla del Pobre'. Tres cadáveres, para cuyo enterramiento hubo demoras burocráticas, fueron festín de los buitres del cementerio".
Todo había empezado con una sequía que derivó en hambre y enfermedades como el paludismo que empezó en los Yungas, penetró las provincias de Cochabamba y siguió hasta alcanzar a Tarija. Ese fue el pan de cada día y uno de los departamentos más sufridos fue Cochabamba, tanto que incluso desde Oruro tuvieron que socorrerlo. En 1879 no cambiaría mucho la situación. Ya en El Progreso se decía: "El siniestro se agrava cada vez más". El profesor Eduardo Cassis asegura que La Paz sintió menos...
La rutina paceña de 1879. Unas 50 mil almas se levantaban cada día de acuerdo a las investigaciones de Cassis. La población había aumentado porque los campesinos empezaron a emigrar a la ciudad debido a un decreto que les obligó a vender sus tierras, acota el historiador José Luis Roca. Una vez en la urbe, debían trabajar como sirvientes. Ellos eran los que entregaban cada mañana a los señores su impecable ropa. Éstos se colocaban el pantalón, la blanca camisa con volados y el chaleco. Un peine ponía orden en cabellos y bigotes cuidados.
La hora del desayuno. Los sirvientes llevaban la taquia para alimentar las cocinas a carbón que ya desprendían sus vapores matinales de leche. En la mesa, un mantel bordado exhibía las habilidades de la ama de casa. El atractivo principal era el pan. Si allá estaba era porque había recorrido un largo camino. Como la harina escaseaba por la sequía, los ricos tuvieron que acotearse para encargarla a Chile.
Afuera, el polvo callejero empezaba a jugar a esa hora con los cascos de los caballos de las diligencias que cruzaban la ciudad para dejar el correo procedente de los llamados pueblos de Achachicala, Obrajes y Tembladerani, entre otros. En La Yunga, hoy mercado de los Yungas, los comerciantes acomodaban sus verduras y frutas.
Por esa época también se fundó en más de una ciudad la "Olla del Pobre", nombre dado a la iniciativa de sacerdotes y mujeres de la alta sociedad que daban un poco de alimento a los pobres hambrientos.
Los elegantes señores eran los únicos que paseaban en carruajes tirados por cuatro caballos y, de cuando en cuando, levantaban su sombrero unos 10 centímetros por encima de la cabeza para saludar a una dama. Los demás, sobre todo los de las clases bajas, debían conformarse con sus pies.
Discretas y de caminar corto, las señoras se movían entre amplias faldas que besaban el suelo. Poco escote y mangas anchas ponían límite a las miradas. Educadas, contestaban a los saludos de voces graves, mientras mecían coquetamente el abanico.
En las oficinas de la calle Junín se apilaban los ejemplares del diario El Comercio, dirigido por su propietario, César Sevilla. En la primera de las cuatro páginas del matutino aparecía -para evitar dudas- la lista de precios: por 12 números, 1 boliviano; por 36 números, 3 bolivianos; por 72 números, 5 bolivianos; por 144 números, 10 bolivianos. Con el ejemplar bajo el brazo, los señores se sentaban en los bancos de la plaza Murillo. En la primera página sólo los anuncios publicitarios tenían un espacio.
El campanario daba las 9.00 y el dentista D.F. Ogden llegaba a su consultorio en la calle Yanacocha, para "ofrecer sus servicios al respetable público de La Paz". Así rezaba el anuncio que publicaba en la primera página del diario El Comercio, hasta el que se acercaba gente para poner todo tipo de anuncios, incluso otros como éste que ya anticipaba los preparativos para el Carnaval de ese año: "Llegaron máscaras de Europa".
"Las columnas de El Comercio están a disposición del que quiera ocupar con sus transcripciones, ya sean de periódicos extranjeros o nacionales, pagando las tarifas", advertía la misma tinta del diario que no sólo imprimía anuncios, sino dedicatorias, reflexiones, poemas, notas, pensamientos y efemérides bolivianas.
El almuerzo de las 12.00 en punto. Un poco después de las 11.00, el hambre ya se hacía sentir en el estómago de los ricos, mientras en el de los pobres era una constante. Por qué no darse una escapada a la confitería Beirut para disfrutar de la por entonces novedosa salteña antes de ir a la casa para almorzar a las 12.00 en punto. El lugar estaba ubicado en la esquina Del Comercio y plaza Murillo. Pero a esa hora la confitería también se impregnaba del olor de los pasteles para la sagrada hora del té en las ciudades. La historia en el campo era muy distinta.
Una de las carnes más usadas para el menú del almuerzo era la de cordero, porque desde las haciendas los campesinos trasladaban ovejas atadas que eran sacrificadas por los sirvientes. No faltaban los que hallaban especial deleite en freír la sangre con cebolla y tomate. Pero para los preparados también estaban la carne de vaca, el arroz, el chuño y la papa.
La noche de ocio. Después del almuerzo, hombres y mujeres que vivían en casas con muebles tallados, estilo Luis XV, se acicalaban para la noche de tertulia. Entre los productos de belleza, disponibles en La Botica Droguería Boliviana, de Carlos Aloisi y publicitados en El Comercio, estaba la crema de perlas de Barry que "purifica y suaviza el semblante, extirpa imperfecciones y hace pasar a cualquier dama de 40 por una de 20". También había artículos masculinos como el tricofero de Barry que "restituye infaliblemente el pelo a las cabezas calvas con tal de que las raíces no estén enteramente muertas, lo que rara vez acontece. Torna en suave, brillante y largo el cabello débil, ralo y decadente. Extirpa la caspa y blanquea y limpia la piel del cráneo…".
Cuando la noche se desplomaba sobre la ciudad, era momento de dirigirse a la casa de algún amigo para la acostumbrada tertulia. Algún joven talentoso recitaría un poema, escenificaría una parte de una obra teatral o tocaría el piano. También hablarían del Carnaval que estaba a la vuelta de la esquina. Las mujeres, oliendo a flores y con recogidos peinados, conversarían sobre las máscaras, flores, polvos de arroz, mixtura y confites que llegaron recién de Europa.
Los detalles menudeaban sobre los disfraces que se lucirían en la fiesta de las Mascaritas. Este encuentro festivo, según investigaciones de Cassis, se realizaba en el Teatro Municipal. Incluso el presidente Hilarión Daza hizo traer ese año desde Europa el traje de arlequín que usaría en la fiesta.
En el baile, los enamorados se acercaban a sus musas para preguntarles: "¿Me conoces mascarita?" Bailaban una polka y luego, a cambio de un beso, él se quitaba la máscara y después lo hacía ella. Si todo iba bien, los próximos encuentros serían en casa de la damicela, pero en compañía de la madre que tendría un ojo puesto en el tejido y el otro en las manos del pretendiente.
Cuando el reloj marcaba las 21.00 era hora de regresar a casa. Entonces, las risas, caricias y el cóctel de frutas no sólo se apagarían por la caída de la noche, sino por la llegada de la Guerra del Pacífico que encontró a un país aún en medio de la tragedia por la sequía, el hambre y las enfermedades.
BIBLIOGRAFÍA:
Hemeroteca Nacional. Periódico El Comercio de febrero y marzo de 1879.
Eduardo Cassis, profesor e historiador
del Museo de Historia Militar.
José Luis Roca, historiador.
Datos del Museo del Litoral.
"Guano, salitre y sangre", de Roberto Querejazu Calvo.
jueves, 22 de agosto de 2013
SGM: Informe del Interrogatorio a los prisioneros del U-977 rendido en Mar del Plata
Rendidos en Mar del Plata, Argentina.
El submarino estándar U-977 tipo VII-C de 500 toneladas merodeaba las costas de Argentina, luego de 107 días en el mar y de navegar a una velocidad crucero unas 7644 millas marinas .
El submarino estándar U-977 tipo VII-C de 500 toneladas merodeaba las costas de Argentina, luego de 107 días en el mar y de navegar a una velocidad crucero unas 7644 millas marinas .
Este submarino tipo U alemán salió en su única patrulla de guerra de Kristiansand, Noruega, el 2 de mayo de 1945, el día después del anuncio alemán sobre la muerte de Hitler. El comandante era Oberleutnant zur See (Lieutenant j.g.) Heinz SCHAEFFER. De acuerdo con el official de ingeniería, el U-977 dejó Kristiansand con sólo 85 toneladas métricas de combustible y llegó a Mar del Plata con solamente 5 toneladas. Los cruces largos eran posibles sólo a una velocidad promedio extremadamente lenta. La nave U se dice que ha sido entregada en una buena condición de funcionamiento. Diez torpedos (6 LUT's con pistolas Pi-2a y 4 T-5's con Pi-4C) aún estaban intactos.
Se negó enfáticamente que se hubiera hecho cualquier ataque o que se hibiese disparado algún torpedo. Historia Previa del U-977 La quilla fue puesta por Blohm y Voss en Hamburgo el 24 de Julio de 1942. Fue botado el 31 de marzo de 1943, comisionando el 6 de mayo de 1943. Mientras trabajaba en unos ejercicios en el Báltico, la nave se asentó en el fondo al menos tres veces y los daños en el casco resistente fueron lo bastante severos como para considerar al U-977 sólo como un buque escuela. El comandante durante este período fue Lieutenan Hans Leilich.
A mediados de diciembre de 1944 el comando es asumido por Schaeffer. Los ejercicios del buque escuela continuaron hacia el fin de Enero de 1945. . Yendo por vía de Swinemünde, Kiel y Cuxhaven, llegó a Hamburgo el 20 de febrero de 1945. Estuvo en el muelle de Howaldt Yard desde el 26 de febrero al 31 de marzo Se Acondicionó y cargó en Kiel el 12 de abril de 1945. Partió el 16 de abril y procedió vía Frederikshaven, Dinamarca, hasta Horten, Noruega.
Cruzando Skagerrak se hicieron cuatro inmersiones debido a un avión. Permaneció en el fondo del Fiordo de Oslo durante seis horas. Llego a Horten el 20 de abril y confirmadas las pruebas de ensayo con el snorkel, se movió a Kristiansand el 30 de abril de 1945 a las 0500.
.. DECLARACION DE SCHAEFFER C.O.O. DEL U-977 "Yo dejé Kristiansand S. el 2 de mayo de 1945, normalmente equipado y bajo órdenes de proceder por el Canal. (El Canal Británico). Unos días más tarde recogí fragmentos de señales radiales, las cuales sospeché eran trabajo de la rendición enemiga. Sin embargo, cuando estas señales no se terminaban, tuve que asumir que las estaciones de radio habían caído en manos enemigas y que nosotros habíamos perdido la guerra.
El hecho que las señales decodificadas firmadas por el "Comité Aliado" siguieran llegando, me convencieron que las órdenes contenidas en estas señales eran ilegítimas y no estaban de acuerdo con el Alto Comando Alemán. Cuando comenzamos nuestro patrullaje, un eslogan oficial había sido enviado a todos los barcos y establecimientos navales el cual decía: El enemigo encontrará en Alemania nada más que ratas y ratones.
Se negó enfáticamente que se hubiera hecho cualquier ataque o que se hibiese disparado algún torpedo. Historia Previa del U-977 La quilla fue puesta por Blohm y Voss en Hamburgo el 24 de Julio de 1942. Fue botado el 31 de marzo de 1943, comisionando el 6 de mayo de 1943. Mientras trabajaba en unos ejercicios en el Báltico, la nave se asentó en el fondo al menos tres veces y los daños en el casco resistente fueron lo bastante severos como para considerar al U-977 sólo como un buque escuela. El comandante durante este período fue Lieutenan Hans Leilich.
A mediados de diciembre de 1944 el comando es asumido por Schaeffer. Los ejercicios del buque escuela continuaron hacia el fin de Enero de 1945. . Yendo por vía de Swinemünde, Kiel y Cuxhaven, llegó a Hamburgo el 20 de febrero de 1945. Estuvo en el muelle de Howaldt Yard desde el 26 de febrero al 31 de marzo Se Acondicionó y cargó en Kiel el 12 de abril de 1945. Partió el 16 de abril y procedió vía Frederikshaven, Dinamarca, hasta Horten, Noruega.
Cruzando Skagerrak se hicieron cuatro inmersiones debido a un avión. Permaneció en el fondo del Fiordo de Oslo durante seis horas. Llego a Horten el 20 de abril y confirmadas las pruebas de ensayo con el snorkel, se movió a Kristiansand el 30 de abril de 1945 a las 0500.
.. DECLARACION DE SCHAEFFER C.O.O. DEL U-977 "Yo dejé Kristiansand S. el 2 de mayo de 1945, normalmente equipado y bajo órdenes de proceder por el Canal. (El Canal Británico). Unos días más tarde recogí fragmentos de señales radiales, las cuales sospeché eran trabajo de la rendición enemiga. Sin embargo, cuando estas señales no se terminaban, tuve que asumir que las estaciones de radio habían caído en manos enemigas y que nosotros habíamos perdido la guerra.
El hecho que las señales decodificadas firmadas por el "Comité Aliado" siguieran llegando, me convencieron que las órdenes contenidas en estas señales eran ilegítimas y no estaban de acuerdo con el Alto Comando Alemán. Cuando comenzamos nuestro patrullaje, un eslogan oficial había sido enviado a todos los barcos y establecimientos navales el cual decía: El enemigo encontrará en Alemania nada más que ratas y ratones.
Nosotros nunca capitularemos. Es mejor la muerte que la esclavitud. Se debe recordar que las recepciones de radio a bordo del U-977 sólo fueron esporádicas ya que , por razones tácticas, sólo ocasionalmente navegábamos a profundidad de snorkel. Sin embargo, habían sido recibidas suficientes señales de manera que yo no tenia más ningún superior y era relevado de mi juramento.
En cualquier caso, no me sentía obligado sin órdenes directas de mi gobierno a aceptar órdenes enemigas. Yo no consideré más mi barco como un hombre de guerra, sino en el sentido de escape, e intenté actuar de la mejor manera posible por los intereses de todos a bordo. Yo respetè los deseos de mi tripulación en la medida que no pusieran en peligro o dañaran la nave. Una de las princilapes razones para que yo procediera hacia Argentina fue por la propaganda alemana, que exhigió que en los periódicos defensores británicos y norteamericanos que al final de la guerra, todos los alemanes serían esclavizados y esterilizados. Otra consideración fue el maltrato y y el largo retraso en volver a casa sufridos por los prisioneros de guerra alemanes retenidos en Francia al final de la Primera Guerra Mundial.
Entonces, por supuesto, la esperanza de mejores condiciones de vida estaban en Argentina. Fue mi intención absoluta entregar el submarino sin daños a manos aliadas, mientras hacía lo que creía mejor para mi tripulación. Siento que la maquinaria del buque podrían ser valiosa para su reconstrucción en Europa. Yo llevé a cabo estas intenciones y entregué el barco en perfecta condición."
En cualquier caso, no me sentía obligado sin órdenes directas de mi gobierno a aceptar órdenes enemigas. Yo no consideré más mi barco como un hombre de guerra, sino en el sentido de escape, e intenté actuar de la mejor manera posible por los intereses de todos a bordo. Yo respetè los deseos de mi tripulación en la medida que no pusieran en peligro o dañaran la nave. Una de las princilapes razones para que yo procediera hacia Argentina fue por la propaganda alemana, que exhigió que en los periódicos defensores británicos y norteamericanos que al final de la guerra, todos los alemanes serían esclavizados y esterilizados. Otra consideración fue el maltrato y y el largo retraso en volver a casa sufridos por los prisioneros de guerra alemanes retenidos en Francia al final de la Primera Guerra Mundial.
Entonces, por supuesto, la esperanza de mejores condiciones de vida estaban en Argentina. Fue mi intención absoluta entregar el submarino sin daños a manos aliadas, mientras hacía lo que creía mejor para mi tripulación. Siento que la maquinaria del buque podrían ser valiosa para su reconstrucción en Europa. Yo llevé a cabo estas intenciones y entregué el barco en perfecta condición."
martes, 20 de agosto de 2013
Guerra del Brasil: Antecedentes, 1827
Guerra del Brasil
Wikipedia
Batalla de Juncal
Fecha 25 de octubre de 1825- 28 de agosto de 1828
Causas Anexión por Portugal/Brasil de la Provincia Oriental, posterior liberación de dicha provincia por los Treinta y Tres Orientales y su reunión a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Lugares de combate La Banda Oriental (actual Uruguay), Río de la Plata, Río Grande del Sur (sur de Brasil), Carmen de Patagones (sur de la Provincia de Buenos Aires).
Descripción: Disputa territorial entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Resultado
Victoria de las Provincias Unidas, posteriormente estancamiento militar.
Creación de Uruguay.
Beligerantes
Provincias Unidas del Río de la Plata
Comandantes
-Bernardino Rivadavia
-Guillermo Brown
-Carlos María de Alvear
-Juan Antonio Lavalleja
Imperio del Brasil
Comandantes
-Pedro I de Brasil
-Rodrigo Pinto Guedes
-Marques de Barbacena
Fuerzas en combate
-Ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata
-Marina de las Provincias Unidas del Río de la Plata
-Ejército Imperial del Brasil
-Armada Imperial del Brasil
La Guerra del Brasil, o Guerra Argentino-Brasileña o Guerra rioplatense-brasilera (en portugués Guerra da Cisplatina) fue un conflicto armado que tuvo lugar en la década de 1820 entre las Provincias Unidas del Río de la Plata, que recientemente se habían emancipado de España, y el Imperio del Brasil, por la posesión de los territorios que corresponden a la actual República Oriental del Uruguay y parte del actual estado brasileño de Río Grande del Sur.
En 1816, numerosas y bien pertrechadas fuerzas del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve comenzaron la invasión lusobrasileña de la Provincia Oriental y de la casi totalidad de Misiones, así como practicaban incursiones en las provincias de Corrientes y Entre Ríos.
En 1821 la entonces llamada Provincia Oriental del Río de la Plata, anteriormente Banda Oriental y actual Uruguay, tras ser derrotado José Gervasio de Artigas el año anterior en la Batalla de Tacuarembó, fue anexada al Brasil por Portugal con el nombre de Provincia Cisplatina.
Cinco años después, en 1825, y con el apoyo del gobierno argentino, un grupo de orientales y de otras provincias, llamados los Treinta y Tres Orientales y liderados por Juan Antonio Lavalleja, ingresó en la Provincia Oriental para desalojar a los ocupantes brasileños. A ellos se sumó oportunamente (tras haber servido a los brasileros) Fructuoso Rivera y en pocos meses logran retirar al ejército brasilero. El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de Florida, se declaró la independencia del territorio oriental, y su voluntad de formar parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata (actual Argentina).
Pese a que al comienzo las fuerzas imperiales eran mayores a las rioplatenses, las Provincias Unidas lograron derrotar a Brasil luego de una lucha de tres años por tierra y mar; la batalla decisiva fue la de Ituzaingó. Sin embargo, los problemas económicos provocados por el bloqueo de la Armada de Brasil al puerto de Buenos Aires obligaron a aceptar reclamos brasileños por lo que finalmente, Bernardino Rivadavia envió al ministro Manuel José García a gestionar la paz. García firmó un tratado que luego sería conocido como el “tratado deshonroso”, ya que reconocía la soberanía del Imperio sobre la Provincia Oriental y se comprometía a pagarle a Brasil una indemnización de guerra. El presidente Rivadavia rechazó el convenio y posteriormente presentaría su renuncia.
Bernardino Rivadavia
El conflicto continuó hasta el 28 de agosto de 1828, cuando durante el gobierno de Manuel Dorrego se llegó a una Convención Preliminar de Paz, donde se disponía la independencia de la Provincia Oriental y el cese de las hostilidades.
Antecedentes
España y Portugal en la Cuenca del Plata
En 1594, poco después del Descubrimiento de América, el Tratado de Tordesillas fijó los límites entre los dominios de España y Portugal en América del Sur a lo largo de una línea que, en la práctica, resultó muy difícil de determinar, aunque distintos autores coincidieron en fijarla alrededor del meridiano 46º O.1 Por ello las fundaciones portuguesas en la costa del Brasil se extendieron hasta São Vicente.2 En la práctica, la colonización portuguesa del Brasil nunca respetó totalmente ese límite, y en el interior la colonización se extendió mucho más al oeste, sobre todo en la región de São Paulo y continuando a partir de la década de 1540 hacia el sur, llegando hasta la localidad de Laguna.
Desde principios del siglo XVII, los colonizadores portugueses y consideraron como su límite natural al Río de la Plata. En fecha tan temprana como el año 1631 ya existía cartografía que consideraba que la margen izquierda de este río era de soberanía portuguesa.3 En 1580, aprovechando la ausencia de colonización española en la región, el Maestre de Campo Manuel de Lobo fundó la Colonia del Sacramento en la costa norte del Río de la Plata, fijando la pretensión de Portugal de extender su dominio hasta aquella región. Si bien fue inmediatamente expulsado por fuerzas españolas provenientes de Buenos Aires, la corona española prefirió conservar la paz con Portugal y devolver la Colonia a la misma. Durante casi un siglo, la Colonia fue varias veces capturada por fuerzas españolas y otras tantas, rápidamente devuelta a Portugal.4
Un nuevo intento de colonización portuguesa fue frenado por la fundación de la ciudad de Montevideo en 1724. 5 A ello respondieron los portugueses con la ocupación de la actual Río Grande del Sur en 1737.6
En 1750, el Tratado de Madrid anuló la Línea de Tordesillas y fijó un nuevo límite entre las colonias portuguesas y españolas en América del Sur, adjudicándole a Portugal las Misiones Orientales a cambio de la posesión de Colonia; el Tratado trajo serios conflictos en la región y terminó por ser modificado por el Tratado de San Ildefonso, de 1777, que definía claramente los límites entre el Brasil y el recientemente creado Virreinato del Río de la Plata.7 Los virreyes del Río de la Plata se esforzaron en fundar pueblos en lo que ya se llamaba la Banda Oriental a partir de esa fecha, para asegurarse la soberanía efectiva de España sobre ese territorio.8 La ciudad de Montevideo fue amurallada y contaba también con una fuerte guarnición militar.
Los dos tratados parecían dejar en claro que ambas potencias aceptaban la ocupación de territorio como fuente para reclamar la soberanía,9 pero las recurrentes guerras entre Portugal y España causaban la inestabilidad de los límites, y ningún tratado logró estabilizarlos: durante la Guerra de las Naranjas, en 1801, tropas portuguesas ocuparon las Misiones Orientales, sin que las fuerzas de Buenos Aires pudieran hacer nada para impedirlo o recuperarlas. 7
Ocupación portuguesa
Desde que en 1808, a raíz de las guerras napoleónicas, la casa real portuguesa se instaló en Río de Janeiro, las pretensiones portuguesas sobre la Banda Oriental – e incluso, a través del proyecto carlotista, sobre todo el Virreinato del Río de la Plata10 – fueron en aumento.
El estallido de la Revolución de Mayo y la Revolución Oriental, y las Expediciones Libertadoras de la Banda Oriental dieron nuevo impuso a esas pretensiones, sobre todo cuando el último virrey, Francisco Javier de Elío, solicitó la intervención portuguesa en defensa de su dominio en la Banda Oriental. Ese pedido causó la invasión portuguesa de 1811, que duró hasta fines de 1812. 11
Con la ruptura entre el caudillo federal José Artigas y el gobierno bonaerense, la situación en la Banda Oriental se destacó por la inestabilidad política y social. La victoria de Artigas, que a principios de 1815 ocupó Montevideo y todo el resto de la Banda Oriental, permitió ciertos avances democráticos y en el reparto de tierras entre los gauchos pobres.12 Este avance democrático fue visto como una amenaza por el rey de Portugal, Juan VI, que – aprovechando la debilidad de la Provincia Oriental, que no podía contar con apoyo del gobierno central – planeó la invasión de la Banda Oriental. Además fue impulsado a ello por los españoles exiliados de Montevideo cuando esta ciudad había caído en manos de los independentistas, y de los partidarios de distintos bandos de la misma ciudad, enemistados con Artigas.13
Portugal ambicionaba la Banda Oriental por dos razones principales: en primer lugar, si el Río de la Plata se transformaba en un río limítrofe, la navegación por el mismo sería libre para ambas naciones, lo cual le posibilitaría alcanzar la cuenca superior del río, en la cual estaba ubicada la mayor parte de la población alejada del mar del Imperio.14 La otra razón de las ambiciones portuguesas estaba relacionada con la riqueza rural, especialmente ganadera, de la Banda Oriental, cuyo ganado cimarrón podría ser una fuente barata de alimentación para la población brasileña, especialmente para sus esclavos. 15
Con la excusa de terminar con las fuerzas artiguistas, acusadas de atacar las estancias de los antiguos territorios españoles que Portugal ocupara en 1801 y que en 1816 fueran anexados al Brasil, la Invasión Luso-Brasileña se inició a mediados de 1816. A principios del año siguiente ya ocupaban Montevideo – ciudad que fue ocupada gracias a una capitulación con el cabildo – y varias otras plazas.16 La defensa del territorio fue dirigida por Artigas, el cual, aún cuando sufrió varias derrotas a manos de los invasores, logró sostenerse durante más de tres años en distintos puntos de la campaña.
Las desavenencias entre Artigas y varios de sus seguidores, que le exigían llegar a algún punto de arreglo con el gobierno de Buenos Aires, llevaron al abandono de éstos de las filas artiguistas.17 Finalmente, en enero de 1820, en la Batalla de Tacuarembó, Artigas fue definitivamente derrotado y expulsado del territorio, al que ya no volvería.16
El último resto de sus seguidores, acaudillado por Fructuoso Rivera, terminó por incorporarse al ejército portugués.18
El rey Juan VI quiso darle alguna forma legal a la ocupación, y ordenó al gobernador del territorio invadido, Carlos Federico Lecor, que organizara un Congreso Cisplatino que decidiera si ese territorio debería ser devuelto a las Provincias Unidas del Río de la Plata, incorporarse al Brasil – opción que por razones diplomáticas no era la que el rey prefería – u obtener la independencia. Pero el gobernador Lecor digitó las elecciones hasta obtener un Congreso formado por sus seguidores y aliados; este Congreso declaró la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, con el nombre de Provincia Cisplatina. 19
La Provincia Cisplatina
Bandera de la Provincia Cisplatina.
En 1822, el Imperio de Brasil se independizó de Portugal; durante la crisis subsiguiente, los dirigentes orientales intentaron lograr que las fuerzas portuguesas que ocupaban Montevideo, le entregaran la ciudad a ellos, aún cuando el interior de la Cisplatina estaba ocupada por las fuerzas leales al Brasil, comandadas por Lecor. Pero los portugueses entregaron Montevideo a Lecor, que siguió gobernando la Provincia Cisplatina en nombre del Emperador Pedro I. 20 No todo el territorio de la Banda Oriental quedó dentro de la Cisplatina: la fracción más septentrional pasó a depender la Capitanía de San Pedro del Río Grande del Sur.
Durante esa crisis, los sectores orientales que intentaban expulsar a los brasileños pidieron ayuda a las provincias argentinas. La Provincia de Buenos Aires, la más cercana, rica y poderosa, se negó por completo a participar en cualquier campaña militar para liberar ese territorio. El único gobernante que prometió ayuda fue Estanislao López, de la provincia de Santa Fe, pero su gesto no pasó de buenas intenciones.21
Un grupo de oficiales orientales intentó organizar una revolución en el territorio oriental, pero fracasó en su intento debido a la habilidad política del gobernador Lecor. De modo que, dirigidos por Juan Antonio Lavalleja, se trasladaron a Buenos Aires, donde reunieron fondos y recursos bélicos, aportados sobre todo por estancieros y comerciantes, entre los cuales se destacaron Juan Manuel de Rosas y Pedro Trápani.22
Terminada la Guerra de la Independencia respecto a España, la opinión pública en Buenos Aires y en el Litoral exigía la recuperación del territorio ocupado. Por su parte, el pueblo oriental intensificaba sus proyectos de liberación. 23
Los Treinta y Tres y el Gobierno Nacional
Los Treinta y Tres Orientales
El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, óleo de Juan Manuel Blanes.
Con el apoyo de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, fue organizada una pequeña expedición: al mando de Juan Antonio Lavalleja secundado por Manuel Oribe, los llamados Treinta y Tres Orientales partieron de la localidad bonaerense de San Isidro y desembarcaron en las costas orientales del río Uruguay, más exactamente en el lugar conocido como "El Arenal Grande" o La Agraciada, el 19 de abril de 1825.24
Avisados con antelación, centenares de orientales se unieron a las fuerzas de Lavalleja. Una semana más tarde, fuerzas de Lavalleja tomaron prisionero al Comandante de Campaña imperial, el antiguo lugarteniente artiguista Fructuoso Rivera, a quien Lavalleja incorporó a sus fuerzas, en el hecho conocido como "Abrazo del arroyo Monzó."25 Las fuerzas leales a Rivera se incorporaron a la Cruzada Libertadora de Lavalleja, comandadas por éste y por el después general Julián Laguna.26
En una rápida campaña, las fuerzas revolucionarias ocuparon el interior del territorio, superando al ejército ocupante, que estaba muy debilitado desde la retirada de las fuerzas portuguesas. Por otro lado, el Emperador no había podido enviar refuerzos a Lecor, debido a que debía enfrentar una peligrosa revuelta en Pernambuco.27 El 2 de mayo fue ocupada la villa de Canelones,28 y el día 8 de mayo, Oribe puso sitio a Montevideo,29 rechazando en una escaramuza a las fuerzas que quisieron disputarle el Cerrito de la Victoria. 30
Desde Canelones, Lavalleja envió diversas columnas en todas direcciones: a Rivera hacia Durazno, a Leonardo Olivera hacia Maldonado, a Manuel Durán hacia San José de Mayo, más otra en dirección a Colonia. Simón del Pino defendería Canelones. 30
El gobernador de Buenos Aires, Las Heras, organizó en el mes de mayo un Ejército de Observación, que se instaló en octubre en Concepción del Uruguay, sobre el río Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, bajo el mando del general Martín Rodríguez. 31 Estaba formado por dos escuadrones de caballería, tres compañías de infantería y cuatro piezas de artillería, a los cuales se agregaron 200 hombres de Entre Ríos, comandados por Pedro Espino. 32 Su comandante tenía instrucciones de prestar apoyo a los orientales únicamente si éstos retrocedían hacia Entre Ríos, aunque de estas instrucciones se podía inferir que el objetivo no era facilitarles volver a la lucha, sino impedírselo. 33
El Congreso de La Florida
El general Juan Antonio Lavalleja.
Lavalleja convocó de inmediato a una asamblea de los representantes de los pueblos orientales; éste se reunió en el pueblo de Florida el 14 de junio, formado por algunos representantes de los pueblos. Presidida por Manuel Calleros, este primer Gobierno Provisorio nombró a Lavalleja Brigadier General y Comandante en Jefe del Ejército. Su principal misión fue convocar a los representantes de todos los pueblos liberados, los cuales se reunieron en el llamado Congreso de La Florida el 20 de agosto. Éste, presidido por Juan Francisco Larrobla, eligió a Lavalleja Gobernador y Capitán General de la Provincia Oriental, y sancionó el 25 de agosto tres leyes: por la Ley de Independencia, se proclamaba a la Provincia Oriental
"libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro del universo."
Por la Ley de Unión se proclamaba:
"Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América."
La tercera ley establecía la bandera de las tropas orientales, que sería la misma de tres colores que había usado Artigas. 34
La campaña militar
Referencias
1. Henry Harrise, The Diplomatic History of America, Ed. B.F. Stevens, Londres, 1897, pág. 91-108 y 138-139.
2. História da Capitanía de São Vicente de Pedro Taques, artículo en Dominio Público consultado el 16 de agosto de 2010.
3. Plano del Río de la Plata de 1631, por Joao Teixeira Albernaz el viejo; citado por Ariadna Islas, en Límites para un Estado, en Ana Frega (coord.), Historia regional e independencia del Uruguay, Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 2009. ISBN 978-9974-1-0629-1
4. Santiago Gómez, Guerras entre España y Portugal en la cuenca del Río de la Plata. Consultado el 16 de agosto de 2010.
5. Fundación de Montevideo, en La Escuela Digital Consultado el 16 de agosto de 2010.
6. A antiga capital nasceu duas vezes, en Página do Gaúcho (en portugués) Consultado el 16 de agosto de 2010.
7. a b La Herencia Misionera, en Territorio Digital. Consultado el 15 de agosto de 2010.
8. Francisco A. Berra, Estudios históricos acerca de la República O. del Uruguay, Ed. A. Rius, Montevideo, 1882.
9. Islas, Límites para un Estado, en Frega, Historia regional e independencia del Uruguay.
10. Roberto Etchepareborda, Qué fue el carlotismo, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1972.
11. Francisco Bauzá, Historia de la dominación española en el Uruguay, Volumen 3, Ed. Barreiro y Ramos, 1897.
12. Hugo Chumbita, El bandido Artigas, Revista Todo es Historia Nro. 356, pág. 8-27, 1997.
13. Raúl Scalabrini Ortiz, Historia de la segregación del Uruguay, en Política británica en el Río de la Plata, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973, pág. 117-136.
14. Esa sería la razón por la cual durante la Guerra del Brasil la corona consideró más o menos seriamente la ocupación de toda la Mesopotamia argentina y el Paraguay, la cual permitiría asegurar toda la cuenca de los ríos Paraná y Paraguay. Véase el ”Novo Mappa Geographico que contém as Províncias de S. Pedro, Cisplatina, Entre Rios, Paraguai e paises adjacentes”; citado por Ariadna Islas, en Límites para un Estado , figura 15 y pág. 193-194, en Frega, Historia regional e independencia del Uruguay .
15. Se han calculado arreos hacia Río Grande del Sur del orden de los 14 millones de cabezas durante la ocupación luso-brasileña. Véase Creación del Estado Oriental (I), en Historia Nacional, página del Movimiento Revolucionario Oriental. Consultado en agosto de 2010.
16. a b Washington Reyes Abadie, Oscar H. Bruschera y Tabaré Melogno, El Ciclo Artiguista, Tomo II, Ed. Cordón, Montevideo, 1975.
17. Lincoln R. Maiztegui Casas, Orientales: una historia Política del Uruguay, Tomo 1: De los orígenes a 1865, Ed. Planeta, Bs. As., Montevideo, 2004. ISBN 950-49-1330-X
18. Alfredo Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), tomo 3 de la Historia Uruguaya, Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 2007, pág. 5. ISBN 978-9974-4-0454-9
19. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 17-21.
20. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 21-24.
21. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 24-28.
22. El admirable Trápani’’, de Walter Rela, artículo en el sitio de CX4 Radio Rural, del 31 de mayo de 2010. Consultado en agosto de 2010.
23. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 33-34.
24. Desembarco de los 33, en Historia del Uruguay. Consultado el 17 de agosto de 2010.
25. Existe una controversia no resuelta entre los historiadores sobre el episodio del paso de Rivera a las fuerzas revolucionarias: mientras historiadores simpatizantes del Partido Colorado relatan que el abrazo fue real, y que la supuesta prisión de Rivera era para justificarse ante el Imperio, los historiadores de tendencia Blanca afirman que Rivera se negó a colaborar y sólo se unió a Lavalleja ante la amenaza de ser fusilado. Una carta de Lavalleja a su esposa y las memorias de José Brito del Pino parecen respaldar esta última afirmación.
26. Actos por el 185º aniversario del Abrazo del Monzón, en el Diario La República del 3 de mayo de 2010.
27. Ulisses Brendão, A confederação do Equador, Ed. del Instituto Arqueológico, Histórico e Geográfico Pernambucano, Recife, 1924.
28. a b c Batalla de Sarandí, en Escuela Digital. Consultado en agosto de 2010.
29. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 35.
30. a b c d e f g Luis Edelmiro Chelle, Los principales hechos históricos de 1825, Ed. de la Comisión Nacional de Homenaje del Sesquicentenario de los hechos históricos de 1825, Montevideo, 1875.
31. Isidoro J. Ruiz Moreno, Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004, pág. 372-373. ISBN 950-04-2675-7
32. Su jefe de estado mayor era el coronel Manuel Patricio Rojas, el comandante de la caballería era el mayor Paulino Rojas, de la infantería el capitán Bernardo Henestrosa, el secretario militar Tomás de Iriarte y su comisario de guerra Dionisio Quesada. Véase Ruiz Moreno, Campañas militares argentinas, Tomo I, pág. 373.
33. Vicente D. Sierra, Historia de la Argentina, Ed. Garriga, Bs. As., 1973.
34. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 35-56.
Wikipedia
Batalla de Juncal
Fecha 25 de octubre de 1825- 28 de agosto de 1828
Causas Anexión por Portugal/Brasil de la Provincia Oriental, posterior liberación de dicha provincia por los Treinta y Tres Orientales y su reunión a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Lugares de combate La Banda Oriental (actual Uruguay), Río de la Plata, Río Grande del Sur (sur de Brasil), Carmen de Patagones (sur de la Provincia de Buenos Aires).
Descripción: Disputa territorial entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Resultado
Victoria de las Provincias Unidas, posteriormente estancamiento militar.
Creación de Uruguay.
Beligerantes
Provincias Unidas del Río de la Plata
Comandantes
-Bernardino Rivadavia
-Guillermo Brown
-Carlos María de Alvear
-Juan Antonio Lavalleja
Imperio del Brasil
Comandantes
-Pedro I de Brasil
-Rodrigo Pinto Guedes
-Marques de Barbacena
Fuerzas en combate
-Ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata
-Marina de las Provincias Unidas del Río de la Plata
-Ejército Imperial del Brasil
-Armada Imperial del Brasil
La Guerra del Brasil, o Guerra Argentino-Brasileña o Guerra rioplatense-brasilera (en portugués Guerra da Cisplatina) fue un conflicto armado que tuvo lugar en la década de 1820 entre las Provincias Unidas del Río de la Plata, que recientemente se habían emancipado de España, y el Imperio del Brasil, por la posesión de los territorios que corresponden a la actual República Oriental del Uruguay y parte del actual estado brasileño de Río Grande del Sur.
En 1816, numerosas y bien pertrechadas fuerzas del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve comenzaron la invasión lusobrasileña de la Provincia Oriental y de la casi totalidad de Misiones, así como practicaban incursiones en las provincias de Corrientes y Entre Ríos.
En 1821 la entonces llamada Provincia Oriental del Río de la Plata, anteriormente Banda Oriental y actual Uruguay, tras ser derrotado José Gervasio de Artigas el año anterior en la Batalla de Tacuarembó, fue anexada al Brasil por Portugal con el nombre de Provincia Cisplatina.
Cinco años después, en 1825, y con el apoyo del gobierno argentino, un grupo de orientales y de otras provincias, llamados los Treinta y Tres Orientales y liderados por Juan Antonio Lavalleja, ingresó en la Provincia Oriental para desalojar a los ocupantes brasileños. A ellos se sumó oportunamente (tras haber servido a los brasileros) Fructuoso Rivera y en pocos meses logran retirar al ejército brasilero. El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de Florida, se declaró la independencia del territorio oriental, y su voluntad de formar parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata (actual Argentina).
Pese a que al comienzo las fuerzas imperiales eran mayores a las rioplatenses, las Provincias Unidas lograron derrotar a Brasil luego de una lucha de tres años por tierra y mar; la batalla decisiva fue la de Ituzaingó. Sin embargo, los problemas económicos provocados por el bloqueo de la Armada de Brasil al puerto de Buenos Aires obligaron a aceptar reclamos brasileños por lo que finalmente, Bernardino Rivadavia envió al ministro Manuel José García a gestionar la paz. García firmó un tratado que luego sería conocido como el “tratado deshonroso”, ya que reconocía la soberanía del Imperio sobre la Provincia Oriental y se comprometía a pagarle a Brasil una indemnización de guerra. El presidente Rivadavia rechazó el convenio y posteriormente presentaría su renuncia.
Bernardino Rivadavia
El conflicto continuó hasta el 28 de agosto de 1828, cuando durante el gobierno de Manuel Dorrego se llegó a una Convención Preliminar de Paz, donde se disponía la independencia de la Provincia Oriental y el cese de las hostilidades.
Antecedentes
España y Portugal en la Cuenca del Plata
En 1594, poco después del Descubrimiento de América, el Tratado de Tordesillas fijó los límites entre los dominios de España y Portugal en América del Sur a lo largo de una línea que, en la práctica, resultó muy difícil de determinar, aunque distintos autores coincidieron en fijarla alrededor del meridiano 46º O.1 Por ello las fundaciones portuguesas en la costa del Brasil se extendieron hasta São Vicente.2 En la práctica, la colonización portuguesa del Brasil nunca respetó totalmente ese límite, y en el interior la colonización se extendió mucho más al oeste, sobre todo en la región de São Paulo y continuando a partir de la década de 1540 hacia el sur, llegando hasta la localidad de Laguna.
Desde principios del siglo XVII, los colonizadores portugueses y consideraron como su límite natural al Río de la Plata. En fecha tan temprana como el año 1631 ya existía cartografía que consideraba que la margen izquierda de este río era de soberanía portuguesa.3 En 1580, aprovechando la ausencia de colonización española en la región, el Maestre de Campo Manuel de Lobo fundó la Colonia del Sacramento en la costa norte del Río de la Plata, fijando la pretensión de Portugal de extender su dominio hasta aquella región. Si bien fue inmediatamente expulsado por fuerzas españolas provenientes de Buenos Aires, la corona española prefirió conservar la paz con Portugal y devolver la Colonia a la misma. Durante casi un siglo, la Colonia fue varias veces capturada por fuerzas españolas y otras tantas, rápidamente devuelta a Portugal.4
Un nuevo intento de colonización portuguesa fue frenado por la fundación de la ciudad de Montevideo en 1724. 5 A ello respondieron los portugueses con la ocupación de la actual Río Grande del Sur en 1737.6
En 1750, el Tratado de Madrid anuló la Línea de Tordesillas y fijó un nuevo límite entre las colonias portuguesas y españolas en América del Sur, adjudicándole a Portugal las Misiones Orientales a cambio de la posesión de Colonia; el Tratado trajo serios conflictos en la región y terminó por ser modificado por el Tratado de San Ildefonso, de 1777, que definía claramente los límites entre el Brasil y el recientemente creado Virreinato del Río de la Plata.7 Los virreyes del Río de la Plata se esforzaron en fundar pueblos en lo que ya se llamaba la Banda Oriental a partir de esa fecha, para asegurarse la soberanía efectiva de España sobre ese territorio.8 La ciudad de Montevideo fue amurallada y contaba también con una fuerte guarnición militar.
Los dos tratados parecían dejar en claro que ambas potencias aceptaban la ocupación de territorio como fuente para reclamar la soberanía,9 pero las recurrentes guerras entre Portugal y España causaban la inestabilidad de los límites, y ningún tratado logró estabilizarlos: durante la Guerra de las Naranjas, en 1801, tropas portuguesas ocuparon las Misiones Orientales, sin que las fuerzas de Buenos Aires pudieran hacer nada para impedirlo o recuperarlas. 7
Ocupación portuguesa
Desde que en 1808, a raíz de las guerras napoleónicas, la casa real portuguesa se instaló en Río de Janeiro, las pretensiones portuguesas sobre la Banda Oriental – e incluso, a través del proyecto carlotista, sobre todo el Virreinato del Río de la Plata10 – fueron en aumento.
El estallido de la Revolución de Mayo y la Revolución Oriental, y las Expediciones Libertadoras de la Banda Oriental dieron nuevo impuso a esas pretensiones, sobre todo cuando el último virrey, Francisco Javier de Elío, solicitó la intervención portuguesa en defensa de su dominio en la Banda Oriental. Ese pedido causó la invasión portuguesa de 1811, que duró hasta fines de 1812. 11
Con la ruptura entre el caudillo federal José Artigas y el gobierno bonaerense, la situación en la Banda Oriental se destacó por la inestabilidad política y social. La victoria de Artigas, que a principios de 1815 ocupó Montevideo y todo el resto de la Banda Oriental, permitió ciertos avances democráticos y en el reparto de tierras entre los gauchos pobres.12 Este avance democrático fue visto como una amenaza por el rey de Portugal, Juan VI, que – aprovechando la debilidad de la Provincia Oriental, que no podía contar con apoyo del gobierno central – planeó la invasión de la Banda Oriental. Además fue impulsado a ello por los españoles exiliados de Montevideo cuando esta ciudad había caído en manos de los independentistas, y de los partidarios de distintos bandos de la misma ciudad, enemistados con Artigas.13
Portugal ambicionaba la Banda Oriental por dos razones principales: en primer lugar, si el Río de la Plata se transformaba en un río limítrofe, la navegación por el mismo sería libre para ambas naciones, lo cual le posibilitaría alcanzar la cuenca superior del río, en la cual estaba ubicada la mayor parte de la población alejada del mar del Imperio.14 La otra razón de las ambiciones portuguesas estaba relacionada con la riqueza rural, especialmente ganadera, de la Banda Oriental, cuyo ganado cimarrón podría ser una fuente barata de alimentación para la población brasileña, especialmente para sus esclavos. 15
Con la excusa de terminar con las fuerzas artiguistas, acusadas de atacar las estancias de los antiguos territorios españoles que Portugal ocupara en 1801 y que en 1816 fueran anexados al Brasil, la Invasión Luso-Brasileña se inició a mediados de 1816. A principios del año siguiente ya ocupaban Montevideo – ciudad que fue ocupada gracias a una capitulación con el cabildo – y varias otras plazas.16 La defensa del territorio fue dirigida por Artigas, el cual, aún cuando sufrió varias derrotas a manos de los invasores, logró sostenerse durante más de tres años en distintos puntos de la campaña.
Las desavenencias entre Artigas y varios de sus seguidores, que le exigían llegar a algún punto de arreglo con el gobierno de Buenos Aires, llevaron al abandono de éstos de las filas artiguistas.17 Finalmente, en enero de 1820, en la Batalla de Tacuarembó, Artigas fue definitivamente derrotado y expulsado del territorio, al que ya no volvería.16
El último resto de sus seguidores, acaudillado por Fructuoso Rivera, terminó por incorporarse al ejército portugués.18
El rey Juan VI quiso darle alguna forma legal a la ocupación, y ordenó al gobernador del territorio invadido, Carlos Federico Lecor, que organizara un Congreso Cisplatino que decidiera si ese territorio debería ser devuelto a las Provincias Unidas del Río de la Plata, incorporarse al Brasil – opción que por razones diplomáticas no era la que el rey prefería – u obtener la independencia. Pero el gobernador Lecor digitó las elecciones hasta obtener un Congreso formado por sus seguidores y aliados; este Congreso declaró la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, con el nombre de Provincia Cisplatina. 19
La Provincia Cisplatina
Bandera de la Provincia Cisplatina.
En 1822, el Imperio de Brasil se independizó de Portugal; durante la crisis subsiguiente, los dirigentes orientales intentaron lograr que las fuerzas portuguesas que ocupaban Montevideo, le entregaran la ciudad a ellos, aún cuando el interior de la Cisplatina estaba ocupada por las fuerzas leales al Brasil, comandadas por Lecor. Pero los portugueses entregaron Montevideo a Lecor, que siguió gobernando la Provincia Cisplatina en nombre del Emperador Pedro I. 20 No todo el territorio de la Banda Oriental quedó dentro de la Cisplatina: la fracción más septentrional pasó a depender la Capitanía de San Pedro del Río Grande del Sur.
Durante esa crisis, los sectores orientales que intentaban expulsar a los brasileños pidieron ayuda a las provincias argentinas. La Provincia de Buenos Aires, la más cercana, rica y poderosa, se negó por completo a participar en cualquier campaña militar para liberar ese territorio. El único gobernante que prometió ayuda fue Estanislao López, de la provincia de Santa Fe, pero su gesto no pasó de buenas intenciones.21
Un grupo de oficiales orientales intentó organizar una revolución en el territorio oriental, pero fracasó en su intento debido a la habilidad política del gobernador Lecor. De modo que, dirigidos por Juan Antonio Lavalleja, se trasladaron a Buenos Aires, donde reunieron fondos y recursos bélicos, aportados sobre todo por estancieros y comerciantes, entre los cuales se destacaron Juan Manuel de Rosas y Pedro Trápani.22
Terminada la Guerra de la Independencia respecto a España, la opinión pública en Buenos Aires y en el Litoral exigía la recuperación del territorio ocupado. Por su parte, el pueblo oriental intensificaba sus proyectos de liberación. 23
Los Treinta y Tres y el Gobierno Nacional
Los Treinta y Tres Orientales
El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, óleo de Juan Manuel Blanes.
Con el apoyo de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, fue organizada una pequeña expedición: al mando de Juan Antonio Lavalleja secundado por Manuel Oribe, los llamados Treinta y Tres Orientales partieron de la localidad bonaerense de San Isidro y desembarcaron en las costas orientales del río Uruguay, más exactamente en el lugar conocido como "El Arenal Grande" o La Agraciada, el 19 de abril de 1825.24
Avisados con antelación, centenares de orientales se unieron a las fuerzas de Lavalleja. Una semana más tarde, fuerzas de Lavalleja tomaron prisionero al Comandante de Campaña imperial, el antiguo lugarteniente artiguista Fructuoso Rivera, a quien Lavalleja incorporó a sus fuerzas, en el hecho conocido como "Abrazo del arroyo Monzó."25 Las fuerzas leales a Rivera se incorporaron a la Cruzada Libertadora de Lavalleja, comandadas por éste y por el después general Julián Laguna.26
En una rápida campaña, las fuerzas revolucionarias ocuparon el interior del territorio, superando al ejército ocupante, que estaba muy debilitado desde la retirada de las fuerzas portuguesas. Por otro lado, el Emperador no había podido enviar refuerzos a Lecor, debido a que debía enfrentar una peligrosa revuelta en Pernambuco.27 El 2 de mayo fue ocupada la villa de Canelones,28 y el día 8 de mayo, Oribe puso sitio a Montevideo,29 rechazando en una escaramuza a las fuerzas que quisieron disputarle el Cerrito de la Victoria. 30
Desde Canelones, Lavalleja envió diversas columnas en todas direcciones: a Rivera hacia Durazno, a Leonardo Olivera hacia Maldonado, a Manuel Durán hacia San José de Mayo, más otra en dirección a Colonia. Simón del Pino defendería Canelones. 30
El gobernador de Buenos Aires, Las Heras, organizó en el mes de mayo un Ejército de Observación, que se instaló en octubre en Concepción del Uruguay, sobre el río Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, bajo el mando del general Martín Rodríguez. 31 Estaba formado por dos escuadrones de caballería, tres compañías de infantería y cuatro piezas de artillería, a los cuales se agregaron 200 hombres de Entre Ríos, comandados por Pedro Espino. 32 Su comandante tenía instrucciones de prestar apoyo a los orientales únicamente si éstos retrocedían hacia Entre Ríos, aunque de estas instrucciones se podía inferir que el objetivo no era facilitarles volver a la lucha, sino impedírselo. 33
El Congreso de La Florida
El general Juan Antonio Lavalleja.
Lavalleja convocó de inmediato a una asamblea de los representantes de los pueblos orientales; éste se reunió en el pueblo de Florida el 14 de junio, formado por algunos representantes de los pueblos. Presidida por Manuel Calleros, este primer Gobierno Provisorio nombró a Lavalleja Brigadier General y Comandante en Jefe del Ejército. Su principal misión fue convocar a los representantes de todos los pueblos liberados, los cuales se reunieron en el llamado Congreso de La Florida el 20 de agosto. Éste, presidido por Juan Francisco Larrobla, eligió a Lavalleja Gobernador y Capitán General de la Provincia Oriental, y sancionó el 25 de agosto tres leyes: por la Ley de Independencia, se proclamaba a la Provincia Oriental
"libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro del universo."
Por la Ley de Unión se proclamaba:
"Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América."
La tercera ley establecía la bandera de las tropas orientales, que sería la misma de tres colores que había usado Artigas. 34
La campaña militar
Referencias
1. Henry Harrise, The Diplomatic History of America, Ed. B.F. Stevens, Londres, 1897, pág. 91-108 y 138-139.
2. História da Capitanía de São Vicente de Pedro Taques, artículo en Dominio Público consultado el 16 de agosto de 2010.
3. Plano del Río de la Plata de 1631, por Joao Teixeira Albernaz el viejo; citado por Ariadna Islas, en Límites para un Estado, en Ana Frega (coord.), Historia regional e independencia del Uruguay, Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 2009. ISBN 978-9974-1-0629-1
4. Santiago Gómez, Guerras entre España y Portugal en la cuenca del Río de la Plata. Consultado el 16 de agosto de 2010.
5. Fundación de Montevideo, en La Escuela Digital Consultado el 16 de agosto de 2010.
6. A antiga capital nasceu duas vezes, en Página do Gaúcho (en portugués) Consultado el 16 de agosto de 2010.
7. a b La Herencia Misionera, en Territorio Digital. Consultado el 15 de agosto de 2010.
8. Francisco A. Berra, Estudios históricos acerca de la República O. del Uruguay, Ed. A. Rius, Montevideo, 1882.
9. Islas, Límites para un Estado, en Frega, Historia regional e independencia del Uruguay.
10. Roberto Etchepareborda, Qué fue el carlotismo, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1972.
11. Francisco Bauzá, Historia de la dominación española en el Uruguay, Volumen 3, Ed. Barreiro y Ramos, 1897.
12. Hugo Chumbita, El bandido Artigas, Revista Todo es Historia Nro. 356, pág. 8-27, 1997.
13. Raúl Scalabrini Ortiz, Historia de la segregación del Uruguay, en Política británica en el Río de la Plata, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973, pág. 117-136.
14. Esa sería la razón por la cual durante la Guerra del Brasil la corona consideró más o menos seriamente la ocupación de toda la Mesopotamia argentina y el Paraguay, la cual permitiría asegurar toda la cuenca de los ríos Paraná y Paraguay. Véase el ”Novo Mappa Geographico que contém as Províncias de S. Pedro, Cisplatina, Entre Rios, Paraguai e paises adjacentes”; citado por Ariadna Islas, en Límites para un Estado , figura 15 y pág. 193-194, en Frega, Historia regional e independencia del Uruguay .
15. Se han calculado arreos hacia Río Grande del Sur del orden de los 14 millones de cabezas durante la ocupación luso-brasileña. Véase Creación del Estado Oriental (I), en Historia Nacional, página del Movimiento Revolucionario Oriental. Consultado en agosto de 2010.
16. a b Washington Reyes Abadie, Oscar H. Bruschera y Tabaré Melogno, El Ciclo Artiguista, Tomo II, Ed. Cordón, Montevideo, 1975.
17. Lincoln R. Maiztegui Casas, Orientales: una historia Política del Uruguay, Tomo 1: De los orígenes a 1865, Ed. Planeta, Bs. As., Montevideo, 2004. ISBN 950-49-1330-X
18. Alfredo Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), tomo 3 de la Historia Uruguaya, Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 2007, pág. 5. ISBN 978-9974-4-0454-9
19. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 17-21.
20. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 21-24.
21. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 24-28.
22. El admirable Trápani’’, de Walter Rela, artículo en el sitio de CX4 Radio Rural, del 31 de mayo de 2010. Consultado en agosto de 2010.
23. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 33-34.
24. Desembarco de los 33, en Historia del Uruguay. Consultado el 17 de agosto de 2010.
25. Existe una controversia no resuelta entre los historiadores sobre el episodio del paso de Rivera a las fuerzas revolucionarias: mientras historiadores simpatizantes del Partido Colorado relatan que el abrazo fue real, y que la supuesta prisión de Rivera era para justificarse ante el Imperio, los historiadores de tendencia Blanca afirman que Rivera se negó a colaborar y sólo se unió a Lavalleja ante la amenaza de ser fusilado. Una carta de Lavalleja a su esposa y las memorias de José Brito del Pino parecen respaldar esta última afirmación.
26. Actos por el 185º aniversario del Abrazo del Monzón, en el Diario La República del 3 de mayo de 2010.
27. Ulisses Brendão, A confederação do Equador, Ed. del Instituto Arqueológico, Histórico e Geográfico Pernambucano, Recife, 1924.
28. a b c Batalla de Sarandí, en Escuela Digital. Consultado en agosto de 2010.
29. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 35.
30. a b c d e f g Luis Edelmiro Chelle, Los principales hechos históricos de 1825, Ed. de la Comisión Nacional de Homenaje del Sesquicentenario de los hechos históricos de 1825, Montevideo, 1875.
31. Isidoro J. Ruiz Moreno, Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004, pág. 372-373. ISBN 950-04-2675-7
32. Su jefe de estado mayor era el coronel Manuel Patricio Rojas, el comandante de la caballería era el mayor Paulino Rojas, de la infantería el capitán Bernardo Henestrosa, el secretario militar Tomás de Iriarte y su comisario de guerra Dionisio Quesada. Véase Ruiz Moreno, Campañas militares argentinas, Tomo I, pág. 373.
33. Vicente D. Sierra, Historia de la Argentina, Ed. Garriga, Bs. As., 1973.
34. Castellanos, La Cisplatina, la Independencia y la República Caudillesca (1820-1838), pág. 35-56.
lunes, 19 de agosto de 2013
Biografías: Israel Tal (Israel)
Gral. Israel Tal, el padre del MBT Merkava
Israel Tal (nacido en 1924), también conocido como Talik, es un general de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) conocido por su conocimiento de la guerra de tanques. Tal fue un comandante de brigada durante la Guerra del Sinaí, un comandante de división de blindados en el Sinaí durante la Guerra de los Seis Días, y el comandante del frente sur durante las etapas finales de la Guerra de Yom Kipur.
El gobierno israelí decidió en 1970 que era necesario la capacidad de creación de tanques. El Gral. Israel Tal llevó un equipo de desarrollo que se tuvieron en cuenta las características del campo de batalla de Israel y las lecciones aprendidas de las guerras anteriores, y comenzó el desarrollo y construcción de tanque israelí Merkava.
En la foto Israel Tal aparece en el Museo de Caballería y Blindados Patton "Muro de los más grande Comandantes de blindados", junto con Moshe Peled (también israelí), los estadounidenses George S. Patton y Creighton Abrams y el mariscal de campo alemán Erwin Rommel.
Tal recibió el Premio Israel en 1997 por "[U]na contribución especial a la sociedad y el Estado". En 2002 fue elegido "Caballero de Calidad del Gobierno" por el Movimiento por la Calidad de Gobierno en Israel en la categoría "militares y seguridad".
Doctrina Blindada
El general Tal es el creador de la doctrina de blindados de Israel que llevó a los éxitos de Israel en el Sinaí en la Guerra de los Seis Días. Después de la Crisis de Suez, Tal organizó a los blindados como el elemento principal de las Fuerzas de Defensa Israelíes, que se caracteriza por una gran movilidad y el asalto implacable. el General Tal se hizo cargo de cuerpos blindados israelíes en 1964 y formó a todos los nuevos artilleros israelíes para que atacaran blancos más allá de 1.5 km. [1] En terreno abierto, este tiro de larga distancia fue vital para la supervivencia de los cuerpos blindados israelíes durante las guerras posteriores. La movilidad es comparable a la Blitzkrieg alemana y muchos de ellos son una evolución de esa táctica. Tal transformación y el éxito en 1967 llevó al ejército israelí de ampliar el papel de los blindados. Esto llevó a la reducción de atención a otros aspectos menos glamorosos del Ejército como la Infantería. En la Guerra de Yom Kipur de 1973, el enfoque excesivamente enfocado en el ataque blindado de sorprendente rapidez dejó a las FDI sin capacidad defensiva adecuada. Sólo en las últimas etapas de la guerra los blindados rompieron el frente y mostraron su potencial cuando los tanques del general Ariel Sharon fueron capaces de penetrar en las líneas egipcias, cruzar el Canal de Suez y envolver al 3º Ejército egipcio, cerca de Suez.
Mientras el ejército israelí se ha convertido en una fuerza más equilibrada desde el año 1973, la influencia de Tal en la doctrina blindada fue muy importante para el desarrollo de las FDI y ha influido en las doctrinas blindados en todo el mundo.
General Tal junto a Moshe Dayan y el Jefe de Estado Mayor Bar Lev
El General Tal con las FDI jefe de personal de Rabin en los años 60
Foto de Beny Hadar Bamahane en el FDI Monthly
Foto de Michel Astel Bamahane en el FDI Monthly
El General Tal durante la Guerra de los Seis Días (a la izquierda)
Israel Tal, un adolescente en ese entonces, luchó como un sargento de la Brigada Judía con las fuerzas británicas en Italia en la Segunda Guerra Mundial. Dejaría que la guerra justo a tiempo para participar en la Guerra de Independencia de Israel, y de nuevo en la guerra de 1956, y otra vez como comandante de la división en la Guerra de los Seis Días (1967). Luego, cuando los israelíes luchaban por separarse de la dependencia de equipos extranjeros, el general de Tal se puso a diseñar y producir un tanque, un tanque de las circunstancias únicas de combate que enfrentaba la Fuerza de Defensa Israelí. El Merkava fue el resultado de ello y es para todo pronóstico el mejor de los tanques del mundo en términos de la mayoría de casi el cumplimiento de los requisitos establecidos para ello por su usuario - el Cuerpo de blindados de la Fuerza de Defensa de Israel. En cada detalle del tanque estuvo Tal. Sus capacidades incluyen, entre otras cosas, la capacidad de proporcionar capacidad de supervivencia de la tripulación y del vehículo a niveles nunca soñado antes de su diseño. El intento de Siria para desviar el agua del río Jordán de la nieve derretida de escorrentía en las laderas del Monte Hermón, en los Altos del Golán solicitó la capacidad del Merkava de tener artillería de largo alcance. Que la escorrentía era una fuente crítica de agua en el Jordán. Después de haber fracasado en la persuasión política con los sirios, Israel llamó a sus blindados Cuerpo para resolver el problema. Tal y sus tanques abrieron fuego a través de la frontera en hacia los bulldozers que excavaban en Siria para desviar el agua. Los sirios aseguraron la montaña, los tanques abrieron fuego entonces desde un mayor alcance. Después de varios episodios de este tipo, se detuvo la excavación, para no ser reanudada. El Cuerpo de Infantería Acorazada llegó a un nivel de tiradores de largo alcance de clase mundial se y el agua seguía fluyendo en el río Jordán.
PDF de la vida de Tal
IDF Armor
Israel Tal (nacido en 1924), también conocido como Talik, es un general de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) conocido por su conocimiento de la guerra de tanques. Tal fue un comandante de brigada durante la Guerra del Sinaí, un comandante de división de blindados en el Sinaí durante la Guerra de los Seis Días, y el comandante del frente sur durante las etapas finales de la Guerra de Yom Kipur.
El gobierno israelí decidió en 1970 que era necesario la capacidad de creación de tanques. El Gral. Israel Tal llevó un equipo de desarrollo que se tuvieron en cuenta las características del campo de batalla de Israel y las lecciones aprendidas de las guerras anteriores, y comenzó el desarrollo y construcción de tanque israelí Merkava.
En la foto Israel Tal aparece en el Museo de Caballería y Blindados Patton "Muro de los más grande Comandantes de blindados", junto con Moshe Peled (también israelí), los estadounidenses George S. Patton y Creighton Abrams y el mariscal de campo alemán Erwin Rommel.
Tal recibió el Premio Israel en 1997 por "[U]na contribución especial a la sociedad y el Estado". En 2002 fue elegido "Caballero de Calidad del Gobierno" por el Movimiento por la Calidad de Gobierno en Israel en la categoría "militares y seguridad".
Doctrina Blindada
El general Tal es el creador de la doctrina de blindados de Israel que llevó a los éxitos de Israel en el Sinaí en la Guerra de los Seis Días. Después de la Crisis de Suez, Tal organizó a los blindados como el elemento principal de las Fuerzas de Defensa Israelíes, que se caracteriza por una gran movilidad y el asalto implacable. el General Tal se hizo cargo de cuerpos blindados israelíes en 1964 y formó a todos los nuevos artilleros israelíes para que atacaran blancos más allá de 1.5 km. [1] En terreno abierto, este tiro de larga distancia fue vital para la supervivencia de los cuerpos blindados israelíes durante las guerras posteriores. La movilidad es comparable a la Blitzkrieg alemana y muchos de ellos son una evolución de esa táctica. Tal transformación y el éxito en 1967 llevó al ejército israelí de ampliar el papel de los blindados. Esto llevó a la reducción de atención a otros aspectos menos glamorosos del Ejército como la Infantería. En la Guerra de Yom Kipur de 1973, el enfoque excesivamente enfocado en el ataque blindado de sorprendente rapidez dejó a las FDI sin capacidad defensiva adecuada. Sólo en las últimas etapas de la guerra los blindados rompieron el frente y mostraron su potencial cuando los tanques del general Ariel Sharon fueron capaces de penetrar en las líneas egipcias, cruzar el Canal de Suez y envolver al 3º Ejército egipcio, cerca de Suez.
Mientras el ejército israelí se ha convertido en una fuerza más equilibrada desde el año 1973, la influencia de Tal en la doctrina blindada fue muy importante para el desarrollo de las FDI y ha influido en las doctrinas blindados en todo el mundo.
General Tal junto a Moshe Dayan y el Jefe de Estado Mayor Bar Lev
El General Tal con las FDI jefe de personal de Rabin en los años 60
Foto de Beny Hadar Bamahane en el FDI Monthly
Foto de Michel Astel Bamahane en el FDI Monthly
El General Tal durante la Guerra de los Seis Días (a la izquierda)
Israel Tal, un adolescente en ese entonces, luchó como un sargento de la Brigada Judía con las fuerzas británicas en Italia en la Segunda Guerra Mundial. Dejaría que la guerra justo a tiempo para participar en la Guerra de Independencia de Israel, y de nuevo en la guerra de 1956, y otra vez como comandante de la división en la Guerra de los Seis Días (1967). Luego, cuando los israelíes luchaban por separarse de la dependencia de equipos extranjeros, el general de Tal se puso a diseñar y producir un tanque, un tanque de las circunstancias únicas de combate que enfrentaba la Fuerza de Defensa Israelí. El Merkava fue el resultado de ello y es para todo pronóstico el mejor de los tanques del mundo en términos de la mayoría de casi el cumplimiento de los requisitos establecidos para ello por su usuario - el Cuerpo de blindados de la Fuerza de Defensa de Israel. En cada detalle del tanque estuvo Tal. Sus capacidades incluyen, entre otras cosas, la capacidad de proporcionar capacidad de supervivencia de la tripulación y del vehículo a niveles nunca soñado antes de su diseño. El intento de Siria para desviar el agua del río Jordán de la nieve derretida de escorrentía en las laderas del Monte Hermón, en los Altos del Golán solicitó la capacidad del Merkava de tener artillería de largo alcance. Que la escorrentía era una fuente crítica de agua en el Jordán. Después de haber fracasado en la persuasión política con los sirios, Israel llamó a sus blindados Cuerpo para resolver el problema. Tal y sus tanques abrieron fuego a través de la frontera en hacia los bulldozers que excavaban en Siria para desviar el agua. Los sirios aseguraron la montaña, los tanques abrieron fuego entonces desde un mayor alcance. Después de varios episodios de este tipo, se detuvo la excavación, para no ser reanudada. El Cuerpo de Infantería Acorazada llegó a un nivel de tiradores de largo alcance de clase mundial se y el agua seguía fluyendo en el río Jordán.
PDF de la vida de Tal
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