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lunes, 5 de diciembre de 2022

Europa post-napoleónica: El congreso de Viena

Congreso de Viena

Global War

 





El Congreso de Viena fue una serie de reuniones en las que participaron la mayoría de los jefes de Estado europeos celebradas en Viena, la capital del imperio austríaco, entre septiembre de 1814 y el 9 de junio de 1815. El objetivo del Congreso era redibujar el mapa de Europa después de años. del caos resultante de las guerras revolucionarias napoleónica y francesa (1792-1814). Sus procedimientos estuvieron inicialmente dominados por las cuatro potencias de la victoriosa coalición aliada que había derrotado a Napoleón. Gran Bretaña estuvo representada por el secretario de Relaciones Exteriores, el vizconde Castlereagh (Robert Stewart). Prusia estuvo representada por el ministro de Relaciones Exteriores y canciller, el príncipe Carl von Hardenberg, Rusia por el zar Alejandro I (1777–1825) y Austria por el príncipe Klemens von Metternich (1773–1859), quien emergió como el arquitecto del Congreso.


Aunque Metternich actuó como anfitrión, no hubo una apertura formal del Congreso y las reuniones comenzaron en septiembre a medida que llegaban las delegaciones. Mientras que los estados principales debatieron los temas clave, los delegados de los estados europeos menores trataron temas como los derechos de navegación y asistieron a las lujosas recepciones organizadas por el gobierno austriaco. El Congreso se disolvió tras la firma del Acta Final, el 9 de junio de 1815.

Preliminares

Con sus ejércitos derrotados, Napoleón Bonaparte dimitió como emperador de Francia el 11 de abril de 1814 y se exilió en la isla mediterránea de Elba. Los ejércitos aliados ocuparon París y la dinastía borbónica prerrevolucionaria fue restaurada en el trono de Francia. Luis XVIII (hermano del decapitado Luis XVI) se convirtió en rey, con Talleyrand como secretario de Relaciones Exteriores. Los cuatro aliados firmaron un tratado de paz con el nuevo gobierno francés el 30 de mayo de 1814 conocido como la Primera Paz de París. Según los términos del tratado, las fronteras de Francia se redujeron a lo que eran en 1792. La cláusula final del tratado también especificaba que todos los estados involucrados en la guerra actual deberían reunirse en Viena para resolver los problemas territoriales pendientes.

Arreglos Territoriales

El principal objetivo de Metternich en el Congreso era asegurarse de que Francia estuviera rodeada de estados lo suficientemente fuertes como para contener cualquier futuro intento francés de expansión. Metternich quería crear un equilibrio de poder en Europa que mantuviera la estabilidad. El Congreso de Viena pasó a formalizar muchos arreglos territoriales previamente acordados por los cuatro principales estados aliados. El Reino de los Países Bajos, que incluía a Bélgica y Holanda, se creó como un estado fuerte en la frontera nororiental de Francia. El estado italiano de Piamonte-Cerdeña desempeñó un papel similar en la frontera sureste de Francia. En Europa central, la Confederación del Rin de Napoleón fue abolida y reemplazada por treinta y nueve estados alemanes agrupados libremente como la Confederación Alemana, con su capital en Frankfurt. La Confederación incluía áreas de habla alemana de Prusia y Austria. También reemplazó a los más de trescientos estados alemanes que habían existido bajo los auspicios del Sacro Imperio Romano Germánico antes de la revolución francesa. A Prusia se le dieron tierras en las orillas oeste y este del río Rin para guarnecer un ejército que pudiera marchar rápidamente sobre Francia en caso de emergencia. Austria estaba destinada a tener el papel dominante en la Confederación Alemana y los austriacos recibieron la presidencia de la Confederación. Austria también iba a ser la potencia dominante en la península italiana. Austria retuvo la posesión de la rica provincia de Lombardía, en el norte de Italia, y se le concedió el control de la provincia vecina e igualmente rica de Venecia. Miembros de la familia real austriaca, los Habsburgo,

El Congreso reconoció la posesión británica de varios territorios de ultramar importantes conquistados durante las guerras napoleónicas. Gran Bretaña ganó la isla de Helgoland en el Mar del Norte, Malta en el Mediterráneo, la Colonia del Cabo en el sur de África, la isla de Ceilán frente al extremo sur de la India, las islas de Mauricio, Seychelles y Rodríguez en el Océano Índico y las islas de Santa Lucía, Trinidad y Tobago en el Caribe. Muchas de estas posesiones eran económicamente lucrativas y le dieron a Gran Bretaña el control de las principales rutas de navegación.

El Congreso reconoció el estatus de Suiza como estado independiente y neutral. Finalmente, se llevaron a cabo cambios territoriales en Escandinavia. El rey de Dinamarca, durante demasiado tiempo aliado de Napoleón, perdió su posesión de Noruega ante Suecia. Suecia, a su vez, se vio obligada a entregar Finlandia a Rusia.

La disputa entre Polonia y Sajonia

Un desacuerdo sobre Europa del Este casi interrumpe el Congreso. Alejandro I dejó en claro que quería hacerse con el control de toda Polonia, incluidas las provincias polacas anteriormente gobernadas por Prusia. A modo de compensación, los prusianos recibirían el rico reino alemán de Sajonia. Los austriacos y británicos protestaron, temiendo el crecimiento del poder prusiano y ruso en Europa central y oriental. La disputa pronto escaló a proporciones serias. Talleyrand vio la oportunidad de dividir la alianza victoriosa y recuperar la influencia francesa en Europa. Se puso del lado de los británicos y austriacos, y el 3 de enero de 1815, las tres potencias firmaron una alianza secreta. Cada signatario prometió 150.000 soldados en caso de guerra. Sin embargo, Europa había sufrido suficiente guerra y se llegó a un compromiso. Rusia ganó la mayoría, pero no todos, de Polonia Prusia ganó alrededor del 40 por ciento de Sajonia, y el resto permaneció independiente.

El Acta Final y el Impacto a Largo Plazo

A fines de febrero, Napoleón escapó del exilio y aterrizó en Francia el 1 de marzo de 1815. Napoleón obligó a Luis XVIII a huir de París, reunió un ejército y volvió a la guerra con los aliados. Sin embargo, esto tuvo poco impacto en el Congreso de Viena. El Acta Final se firmó el 9 de junio y Napoleón fue derrotado por última vez en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.

La mayoría de los historiadores están de acuerdo en que el Congreso de Viena creó una paz duradera en Europa. Aunque estallaron guerras entre estados europeos individuales en el siglo XIX, no hubo una guerra general hasta 1914, un reflejo del hecho de que ninguna potencia salió de Viena con agravios sin resolver. Podría decirse que Gran Bretaña fue la gran ganadora, ya que ganó el dominio sobre las rutas marítimas de todo el mundo, preparando el escenario para la notable expansión imperial de Gran Bretaña en el siglo XIX.

Otras lecturas
Albrecht-Carrié, R. (1973). Una historia diplomática de Europa desde el Congreso
de Viena. Nueva York: Harper and Row.
Alsop, S. (1984). El Congreso baila. Nueva York: Harper and Row.
Bertier de Sauvigny, G. (1962). Metternich y su época. Londres: Darton,
Longman y Todd.
Puente, F. y Bullen, R. (1980). Las grandes potencias y los estados europeos
sistema, 1815–1914. Nueva York: Longman.
Chapman, T. (1998). El Congreso de Viena: Orígenes, procesos y
resultados. Nueva York: Routledge.
Ferrero, G. (1941). La reconstrucción de Europa: Talleyrand y el Congreso
de Viena, 1814-1815. Nueva York: Putnam.
Grimsted, P. (1969). Los cancilleres de Alejandro I: Actitudes políticas
y la conducta de la diplomacia rusa, 1801–1825. Berkeley:
Prensa de la Universidad de California.
Gulick, E. (1955). El equilibrio de poder clásico de Europa: un caso histórico de
la teoría y la práctica de uno de los grandes conceptos del arte de gobernar europeo.
Westport, Connecticut: Greenwood.
Kissinger, H. (1957). Un mundo restaurado: Metternich, Castlereagh y el
problemas de paz, 1812–1822. Boston: Houghton Mifflin.
Kraehe, E. (1963). La política alemana de Metternich. Princeton, Nueva Jersey: Princeton
Prensa Universitaria.
Nicolson, H. El Congreso de Viena: un estudio sobre la unidad aliada: 1812–1822.
Londres: Constable.
Rico, N. (1992). Diplomacia de las grandes potencias, 1814-1914. Nueva York:
Colina McGraw.
Webster, C. (1931). La política exterior de Castlereagh, 1812–1815. Londres:
Campana G.





lunes, 16 de septiembre de 2019

Argentina: Tratado de paz entre los Ranqueles y Provincias Unidas

Tratado de paz entre los Ranqueles y las Provincias Unidas. La Pampa, 20 de diciembre de 1825.


Sala X. Legajo 27-07-06. Archivo General de la Nación


martes, 20 de agosto de 2019

PGM: Catalunya trató de formar parte del tratado de Versalles

¿Participó Catalunya en la Primera Guerra Mundial?



 Javier Sanz — Historias de la Historia


Obviamente es fácil responder a esta pregunta con un NO rotundo, porque no participó pero… lo pareció. Os lo explico.

En el siglo XVIII el movimiento cultural e intelectual que predomina en Europa es la Ilustración, cuyas señas de identidad son la razón y el conocimiento. En el siglo XIX el movimiento cultural e intelectual que predomina es el Romanticismo, cuya seña de identidad es lo emocional, lo sentimental, ingrediente necesario para las revoluciones que se van a producir frente al absolutismo y los imperios. Nace la idea de estado o nación, cuyas características son un territorio definido, una cultura y una lengua propias, y un pasado común (una historia común). Este nacionalismo tiene dos versiones: el de ruptura (independencia de los países del continente americano de España, Brasil se independiza de Portugal, Grecia o Rumanía del Imperio otomano…) y de integración (unificación de Italia y Alemania). A partir de este momento, los territorios comienza a utilizar sus símbolos como señas de identidad propias, como la Señera en Cataluña o la Señal Real en Aragón.

Antes de continuar, me gustaría matizar que la Señera o Señal Real nunca fue, hasta el siglo XIX, la bandera de un territorio, simplemente fue la bandera que identificaba a los miembros de la Casa Real de Aragón. No era un símbolo territorial, sino el símbolo de una familia o dinastía que, posteriormente, los territorios que conformaron la Corona de Aragón hicieron suyo. Una prueba inequívoca de ello es que en el siglo XIII, en tiempos de Jaime I el Conquistador (rey de Aragón, de Valencia y de Mallorca, conde de Barcelona y de Urgel, señor de Montpellier y de otros feudos en Occitania), su hijo Sancho fue nombrado arzobispo de la sede primada de Toledo (ajeno a los territorios gobernados por su padre), y su escudo fue la Señera o Señal Real con el capelo y las borlas verdes.


Escudo de Sancho de Aragón (arzobispo de Toledo)

En julio de 1918, bajo la presidencia de Vicenç Albert Ballester, se funda el Comité Pro Cataluña, una organización independentista catalana. Además de presidir esta organización, Ballester crea la estelada, una señera «tuneada» -supongo que para diferenciarse del resto de territorios que también la tienen como símbolo- y con un guiño al desastre del 98 (cuando España pierde los últimos territorios de América), ya que añaden el triángulo con la estrella en el centro como las banderas de la banderas de Cuba y Puerto Rico (territorios perdidos durante el desastre del 98).





Esta organización elaboró un documento en inglés, fechado el 11 de septiembre de 1918 -parece que el primer documento oficial en el que aparece la estelada-, con el título: «What says Catalonia«.



En este documento el Comité Pro Cataluña reclamaba a los Aliados, que ya se veía que serían los triunfadores de la Primer Guerra Mundial, una revisión del Tratado de Utrecht (1714), y terminaba con el texto «por los Derechos y las Libertadas de los Pueblos. Viva los Aliados ¡Gloria a Wilson! ¡¡¡Justicia!!!«. La carta se envió tras firmarse el fin de la Primera Guerra Mundial, durante los preparativos del Tratado Versalles. Ya que se iba a reestructurar Europa -de hecho fue el fin de imperios como el ruso, otomano, alemán y el austro-húngaro-, se pretendía que los Aliados tuviesen en cuenta el tema catalán y se revisase el Tratado de Utrecht, donde el reconocimiento de Felipe V como rey de España suponía el abandono internacional a los partidarios del archiduque Carlos y la posterior supresión de los fueros y las instituciones propias de los territorios de la Corona de Aragón. El “Wilson” de la carta no era otro que Woodrow Wilson, el presidente de los EEUU, y se hacía alusión a él en la carta porque en la hoja de ruta de los estadounidenses llevaban la fundación de la Sociedad de Naciones y la creación de las nuevas fronteras conforme a las nacionalidades. La respuesta fue que no se tendría en cuenta porque estas nuevas fronteras sólo afectaban a los territorios implicados en la Gran Guerra.

Así que, efectivamente, no participó, pero sí intentó formar parte del Tratado de Versalles.

sábado, 13 de octubre de 2018

La caída del Muro de Berlín y la reactivación del tratado de Versalles


¿Por qué el día que cayó el muro de Berlín se activó el Tratado de Versalles?

Las deudas de guerra y el milagro económico de Alemania 





Javier Sanz | El Economista

En octubre de 2010, Angela Merkel abonaba el último pago correspondiente a las reparaciones de guerra que los países vencedores impusieron a Alemania tras su rendición en la Primera Guerra Mundial... Y todo por la letra pequeña.

Tras la Conferencia de Paz de París de 1919, que ponía fin a la Gran Guerra, y el posterior Tratado de Versalles, Alemania perdía 70.000 kilómetros cuadrados del territorio que ocupaba antes de la guerra, se quedaba sin sus colonias, que pasaron a manos del Reino Unido y Francia, su ejército se redujo a 100.000 hombres y tuvo prohibido fabricar cualquier tipo de material de guerra.

Además, tuvo que asumir la responsabilidad y culpabilidad de la guerra, se le impusieron las llamadas reparaciones de guerra, se excluyó a Alemania de la recién creada Sociedad de Naciones... Alemania quedó asfixiada por aquel tratado.

¿Quién iba a pensar en 1953, en plena Guerra Fría, que las dos Alemanias se reunificarían?

Todas estas circunstancias crearon el caldo de cultivo perfecto para que el mesías de turno vendiese su discurso. A esto habría que añadir la errónea medida tomada por el gobierno alemán para financiar las reparaciones de guerra, cuando emitieron grandes cantidades de dinero sin ningún tipo de control, lo que que produjo un incremento brutal de los precios.

Por ejemplo, el billete de metro pasó de 0,10 marcos en 1918 a 150 millones en los años 20; el sello más caro era el de 4 marcos y en 1923 era de 50.000 millones... Se emitían nuevos billetes con un valor nominal de millones, pero la verdad es que valía más el papel en el que se imprimían. En aquellos años no era raro ver a los niños jugando a hacer castillos con fajos de billetes o utilizarlos para encender la calefacción.

Y si el trasfondo económico era terrible, el social y político no era mucho mejor. Liberales, socialistas y comunistas crearon la llamada República de Weimar con mimbres demasiado quebradizos, con acuerdos de extraños compañeros de cama cogidos con hilos, lo que la dejaba expuesta a golpes de Estado a diestro y siniestro.

En medio de este caos social y político y una terrible crisis económica con casi 6 millones de parados, aparece Hitler, un líder mesiánico con un enorme poder de sugestión, ofreciendo revisar las condiciones del tratado para dejar de pagar las reparaciones de guerra, restablecer el prestigio de un ejército abatido y humillado, recuperar el nivel de empleo y el crecimiento económico anterior a la Gran Guerra, una sociedad sin clases en la que todos tuviesen las mismas oportunidades...

Con mucha gente pensando únicamente en echarse un mendrugo de pan a la boca, no es de extrañar que los alemanes se sintieran atraídos por aquel modelo de sociedad donde el bien común se anteponía al interés particular... El resto es ya de sobras conocido.

Reunidos en Londres en 1953, los aliados condonaron una buena parte de la deuda alemana

A las viejas deudas heredadas de la Gran Guerra, se añadían después las impuestas tras la Segunda Guerra Mundial. Aquella situación era completamente insostenible y la deuda imposible de pagar, pero todo cambió gracias a la Guerra Fría y la división de Alemania en 1949 en la República Federal Alemana (RFA, Alemania Occidental) y la República Democrática Alemana (RDA, Alemania Oriental). El Bloque Occidental entendió que necesitaba una RFA fuerte para que hiciese las veces de tapón frente al empuje comunista, y para ello debían aligerar su deuda.

Reunidos en Londres en 1953, los principales acreedores (EEUU, Gran Bretaña y Francia) decidieron condonar una parte importante de la deuda, además de convencer al resto de acreedores de que también lo hiciesen, y reestructuraron el resto para hacerla más llevadera. En aquella reestructuración hubo una partida (los intereses de las reparaciones de la Primera Guerra Mundial) cuyo pago quedó en suspenso y que cayó en el olvido porque muchos pensaron que nunca se daría el requisito impuesto para abonarla: la unificación de Alemania. ¿Quién iba a pensar en 1953, en plena Guerra Fría, que las dos Alemanias se reunificarían?

En 1989, con la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificación en 1990, terminó la suspensión de aquel pago y Alemania debió hacer frente a una deuda olvidada de unos 3.000 millones de euros procedentes de los intereses de las reparaciones impuestas en el Tratado de Versalles.

domingo, 5 de agosto de 2018

Biografía: José María Bulnes Yanquetruz

José María Bulnes Yanquetruz





 Cacique José María Bulnes Yanquetruz (1831-1858)

Nació en la provincia de Buenos Aires, en 1831, hijo del cacique Cheuqueta. A los seis años de edad, fue tomado prisionero por los pehuenches del norte, y seguramente vendido llegó a Chillán para formar parte de la servidumbre de algún potentado local (¿General Manuel Bulnes?) que se preocupó de darle instrucción. Aprendió a leer y escribir de manera rudimentaria y conoció las costumbres del pueblo.

En 1850, repitió la proeza de su padre dándose a la fuga. Logró reclutar una partida de guerreros, quizá mocetones que estuvieron a las órdenes de su progenitor con los que cometió una serie de tropelías por Patagones y Bahía Blanca.

Luego de aumentar las filas de su escuadrón, optó por incorporarse a las huestes de Calfucurá. Su alianza no fue duradera. Adquirió gran ascendiente, y tomó como mujer a una de sus hijas llamada Mashal. Durante la época en que estuvo al lado suyo participó activamente en las campañas depredatorias. Temeroso aquél de su combatividad y talento, urdió trama para eliminarlo, pero Yanquetruz consiguió ponerse a salvo con su gente yendo a ocupar el territorio de sus mayores.

Al sur del río Limay venció a una parcialidad de patagones, que dominó aliándose de inmediato con ellos. Reforzadas sus tropas, atacaron a Calfucurá, quien los derrotó, obligándolos a retirarse a sus lares, y ambos jefes quedaron más enemistados que nunca.

Después de la caída de Juan Manuel de Rosas buscó la amistad del cristiano, pero sin conseguirla mayormente. A fines de 1854 o 1855, atacó a Calfucurá, el que ya actuaba a favor de Urquiza, en Salinas Grandes, consiguiendo arrebatarle crecida cantidad de hacienda que comerció en Patagones con la autorización del comandante Julián Murga.

Desvinculado de Calfucurá, por estar distanciado, realizó por su cuenta varios ataques sucesivos a Patagones en el postrer año.

Combate de San Antonio de Iraola


El 8 de septiembre de 1855, Yanquetruz y sus hombres invadieron campos y poblados en la zona donde hoy se ubican, entre otras, las ciudades de Juárez, Chillar y Tandil; ante tal situación, el general Hornos, acantonado en Azul, ordenó al teniente coronel Nicanor Otamendi que, con 124 soldados, marchara en auxilio de las poblaciones en peligro. El 12 de septiembre, el escuadrón llegó a la estancia San Antonio de Iraola (actual Partido de Benito Juárez)

Al parecer, tanto Yanquetruz mismo como la indiada en general tenían mucho respeto por el teniente coronel Otamendi y, como se dirigían en esa dirección, le mandó a su lenguaraz (traductor), a los efectos de convencerlo de que lo dejara pasar sin entrar en combate, ya que arreaba, como producto de sus correrías, 20.000 animales robados, amén de algunas cautivas, con el propósito de venderlos en Chile. Otamendi aprisionó al lenguaraz, ante lo cual la indiada, enardecida, se lanzó contra sus tropas.

Al amanecer del 13 de septiembre, y después de algunas escaramuzas, advirtiendo que no sería posible enfrentar a 2.500 indios de lanza en campo abierto, el teniente coronel y sus hombres se abroquelaron en un corral de palo a pique de la estancia mencionada, comenzando un combate desesperado. Otamendi resolvió atacar, abriendo el fuego con un pequeño cañón y disparos de carabinas; a la ca­beza de sus soldados fue el primero en cargar contra el enemigo cayendo muerto en la puerta del corral. Los indios echaron pie a tierra y llevaron un ataque formidable con sus lanzas y boleadoras en medio de una gritería infernal, que hizo espantar a la caballada encerrada, lo que motivó que los animales pisotearan a los defensores.



Batalla de San Antonio de Iraola


Los soldados, entorpecidos por su propia caballada, resistían el ataque de oleadas de indios, los cuales desmontaban y echaban por delante sus caballerías, para protegerse de las balas de los defensores. Tras más de dos horas de lucha, los pocos soldados de Otamendi que aún se encontraban vivos, incluyendo los heridos, se reunieron en círculo alrededor de su jefe y del glorioso estandarte celeste y blanco, peleando cuerpo a cuerpo y cayendo uno a uno, sin dar ni pedir piedad. Cuando el humo de la pólvora y el polvo de la caballada se disipó, sólo se sintió el grito victorioso de la indiada degollando a los enemigos heridos.

En el lugar, yacían los cuerpos de 124 soldados, así como los de más de 300 indios, amontonados en inmediaciones del corral. Sólo quedaron vivos un corneta de alrededor de 15 años, herido levemente, a quien Yanquetruz llevó a Chile con él, pues le gustaba oír tocar ese instrumento, así como un soldado de apellido Roldán (gravemente herido, con 7 lanzazos en el cuerpo), quien fue encontrado por una patrulla de la división Azul y llevado a esa localidad, donde médicos militares le salvaron la vida.

Aún calientes los cuerpos del teniente coronel Otamendi y sus 124 soldados muertos en combate, el capitanejo Yanquetruz, ebrio de poder y ginebra, se pavoneaba de la victoria en las tolderías del cacique Calfucurá, arengando a la indiada manifestándole que las cautivas cristianas iban a ser entregadas a ese jefe indio, previo sometimiento de las mismas, y que él se iría a Valdivia por el Camino de los Chilenos, a fin de negociar la hacienda robada con comerciantes de ese país, que eran sus únicos amigos.

Firma del tratado de paz


Durante los siguientes meses de 1855, Yanquetruz continuó maloneando por la zona de Tandil, Lobería y La Tinta, robando hacienda, asaltando estancias, secuestrando cautivas y matando a cualquier colono y/o soldado que tratara de impedir su obra maléfica.

Relevado Julián Murga, lo reemplazó el comandante Benito Villar, en octubre de ese año, quien no tardó en trabar amistad con Yanquetruz, logrando pocos meses después su alianza, sin reticencias, alentado sobre todo, por su resolución de aniquilar el poderío de Calfucurá con la ayuda de milicianos bien armados.

El gobernador Pastor S. Obligado, interesado en evitar los malones, y asegurar un refuerzo serio para la lucha contra Calfucurá, le remitió en 1856, dos cartas en las que le hizo ofertas tentadoras. Por su parte, el coronel Villar comisionó al capitán Pablo Morón, de Guardias Nacionales y al teniente Morando para que sirvieran de enlace entre los caudillos indios y las autoridades.

Con el ánimo dispuesto para celebrar la paz y alianza ofensiva y defensiva contra las tribus enemigas del Estado, Yanquetruz llegó a Patagones el 13 de abril de 1857, para entrevistarse con el coronel Villar. Terminadas las ceremonias protocolares en la Comandancia, se embarcó en el vapor “Belisario” para dirigirse a Buenos Aires a fin de ratificar y firmar el tratado de paz y alianza, recomendado a Mitre por el Juez de Paz, Manuel B. Alvarez.

El 14 de mayo de 1857, el gobierno de la provincia de Buenos Aires firma un tratado de paz con el capitanejo Yanquetruz, donde se le reconoce el grado militar (teniente coronel), sueldo y cargo, así como uso del uniforme.

Invitado de honor a Buenos Aires, es recibido personalmente por el gobernador Obligado. Entre muchos agasajos y banquetes que tuvo, fue convidado, con su comitiva, a una función de gala en el teatro Colón, donde se les brindó la ópera “Il Trovatore”; Yanquetruz no sólo se durmió en la butaca de tan respetable Coliseo, sino que, embebido en alcohol, dejaba escapar todo tipo de gases de naturaleza humana ante lo más encumbrado de la sociedad porteña. También fue invitado a una fiesta en una residencia particular

El 19 de mayo de 1857, en el acto de asunción del nuevo gobernador, Valentín Alsina, Yanquetruz estuvo a su lado, presidiendo la festividad y la parada militar correspondiente. Con el gobernador saliente, recorrió la ciudad de Buenos Aires a caballo, acompañado por su séquito.

Estuvo en los festejos del aniversario de la Revolución de Mayo, y el 26 se embarcó en una lujosa goleta en el puerto de Buenos Aires, con rumbo a Carmen de Patagones (donde se encontraban sus toldos y casi siempre realizaba sus correrías), siendo despedido por el gobernador en ejercicio, funcionarios de turno, políticos y la banda del Ejército tocando marchas acordes con el “emocionante momento”.

Llanquetruz, indudablemente, era el más talentoso entre sus pares, porque “sin haber estudiado en la Escuela Superior de Guerra, ni derecho internacional y sin ser un estadista –como dice el doctor Vignati- supo comportarse a la altura de cualquiera de ellos con rasgos bien perfilados”.

Apenas llegado a Patagones se entregó a los excesos y desarreglos del alcohol. Reconvenido seriamente por el coronel Villar, prometió abstenerse de beber para cumplir sus compromisos. Finalmente cambió su comportamiento y se situó en Valcheta interesado en formar un establecimiento.

En 1858, arribaron a Patagones, Yanquetruz y su primo Sayhueque, con otros capitanejos, animados de las mejores disposiciones de obediencia al gobierno, lo que exasperaba a Calfucurá. A pesar de ello, mantenían relaciones diplomáticas, ya sea por correspondencia o por emisarios.

Guardó mucha afición por el alcohol, y una vez ebrio, le daba por pelear. En uno de esos entreveros, el 28 de octubre de 1858, fue muerto de una puñalada por la espalda, en la pulpería de Luis Silva, frente a la plaza de Bahía Blanca, por el capitán de Guardias Nacionales Jacinto Méndez.

Al conocer su trágico fin, Calfucurá y sus huestes olvidaron todos los resquemores y no pensaron más que en vengar en él la muerte de uno de los suyos. Con ese fin organizaron prontamente una expedición formidable que saqueó el pueblo de Bahía Blanca, el 19 de mayo de 1859, último malón, donde Calfucurá salió mal parado.

El viajero y cronista Augusto Guinnard no ocultó su admiración por el cacique, y según él, la destreza y valentía de Yanquetruz eran tan relevantes que lo convirtieron “en una especie de personaje que los españoles (seguramente debería decir argentinos) procuraron atraerse a toda costa”.

El explorador Guillermo Cox, informa que Yanquetruz no era alto, pero tenía su imponencia; su rostro, aunque feo, expresaba audacia y franqueza; magnífico en su indumentaria, casi siempre vestía casaca fina, sombrero claro, chiripá azul y calzoncillos bordados. Y jamás se desprendía del sable, cuya empuñadura y vaina era de plata maciza, como los estribos, el freno, las cabezadas y otras prendas de su apero. Y les complacía que los mocetones de su escolta fueran así, igualmente ostentosos”.

A su vez, George G. Musters, que anduvo por Patagones en 1870, lo cita en su obra, titulándolo poderoso cacique, y dice que logró concluir los antiguos feudos, y unir bajo su mando a los indios de ellos. Era alto ( a diferencia de lo que expone Cox), musculoso, de serio y grave continente, de agilidad felina, tenía músculo de acero, ha escrito un contemporáneo, Sánchez Ceschi. Presumía de elegante.

Por último el doctor Vignati, ha expresado: “Llanquetruz no era un indio vulgar; era capaz de elevarse a especulaciones intelectuales de orden étnico –la influencia telúrica es tan violenta en él como en otros de mayor prosapia- que, por disparatadas y pueriles que sean, muestran un cerebro que pensaba en algo más que en satisfacciones materiales como lo hacían sus connacionales. Llegó a exponer tesis propia relativa al parentesco que vinculaba a los alemanes con los habitantes norpatagónicos”. Posteriormente agrega: “no era un hombre vulgar”.


Fuente


Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo diccionario biográfico argentino – Buenos Aires (1985).

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.

Pérez, Daniel Eduardo – Nicanor Otamendi, el héroe de San Antonio de Iraola.

Portal www.revisionistas.com.ar

Torti, Enrique – El escuadrón inmolado – La Nueva Provincia (Bahía Blanca).

Vignati, Milcíades A. – Un capítulo de etno-historia norpatagónica – Buenos Aires (1972).

martes, 31 de mayo de 2016

Guerra ítalo-abisinia: El error de interpretación de un tratado

La interpretación del texto de un tratado de paz ocasionó una guerra
   
Javier Sanz — Historias de la Historia


En 1889 Menelik II se coronaba como emperador de Etiopía después de haber conquistado las regiones de Tigray y Amhara con el apoyo del Reino de Italia. Como reconocimiento al apoyo recibido, Menelik cedió a Italia la franja costera del Mar Rojo -la Eritrea italiana, la primera colonia italiana en el continente africano- y, además, firmó con el conde Pietro Antonelli, en representación del rey Umberto I de Italia, un tratado de amistad y libre comercio. Aquel tratado de paz sería el responsable de la primera guerra ítalo-etíope.



El tratado firmado en la ciudad etíope de Wuchale el 2 de mayo de 1889 constaba de 20 artículos que comenzaban con palabras de amor eterno…

Artículo 1. Habrá paz y amistad entre Su Majestad el Rey de Italia y de Su Majestad el Rey de Reyes de Etiopía y entre sus respectivos herederos, sucesores y todos sus súbditos.
Pero las cosas se torcieron en el artículo 17…

Artículo 17. Su Majestad el Rey de Reyes de Etiopía debe/puede utilizar el Gobierno de Su Majestad el Rey de Italia para las relaciones con otros poderes o gobiernos.
Y no por el propio texto, sino por la traducción del propio texto, concretamente de un verbo: en la versión de los etíopes (en amharic) se interpreta como “puede” indicando voluntariedad -si el emperador quería y permaneciendo Etiopía totalmente independiente- y en la de los italianos se interpretaba como “debe” indicando obligatoriedad -convirtiendo a Etiopía en un protectorado italiano-. Cuando Menelik se enteró de la interpretación italiana denunció el caso ante el rey de Italia pero éste hizo caso omiso e incluso comenzó a movilizar sus tropas en la frontera con Etiopía… en 1894 estalló el conflicto bélico. La superioridad de sus tropas permitió a Italia llevar la iniciativa pero no consiguió el apoyo de los pueblos de la zona de Trigray -recientemente conquistada por Menelik-. Con el apoyo de éstos, el emperador consiguió recuperar la iniciativa y derrotar a los italianos en la batalla de Adua (1896). Aún así, los italianos siguieron manteniendo el territorio de Eritrea. En 1935, y ya con Benito Mussolini manejando los hilos, los italianos ocuparon Etiopía hasta 1941.



Y ya que hablamos del emperador Menelik os contaré su historia con un trono muy particular. Recién subido al trono, se enteró de que en EEUU se había utilizado por primera vez un revolucionario método de ejecución… la silla eléctrica. El primer ejecutado en la silla eléctrica fue William Kemmler en la prisión de Auburn (Nueva York) el 6 de agosto de 1890. No sabemos si por ser un fanático tecnológico o por querer tener lo último en el sistema de ejecuciones, el caso es que encargó tres de estos artilugios. Cuando llegaron quiso utilizarlas rápidamente y trató de ejecutar a alguno de los prisioneros capturados en sus disputas territoriales, pero no funcionó… nadie le había dicho que para su funcionamiento necesitaba de corriente eléctrica y Etiopía en aquel momento no contaba con el suministro necesaria para hacerla funcionar. Así que, demostró que era partidario del reciclaje y utilizó una de ellas como trono.

martes, 24 de noviembre de 2015

Oriente Medio: Como el Acuerdo Sykes-Picot moldeó la actualidad islamista

Los Orígenes del Acuerdo de la Primera Guerra Mundial que se repartieron Oriente Medio
Cómo Gran Bretaña y Francia en secreto negociaron el Acuerdo Sykes-Picot

Por Texto de Scott Christianson; Interactivo por Chris Heller
The Smithsonian



Incluso antes de que se haya determinado el resultado final de la Gran Guerra, Gran Bretaña, Francia y Rusia discuten en secreto cómo iban a repartirse el Medio Oriente en "esferas de influencia" una vez que la Primera Guerra Mundial había terminado. El Imperio Otomano había estado en declive durante siglos antes de la guerra, por lo que las Potencias Aliadas ya había pensado un poco en cómo iban a dividir el botín considerable en el caso probable de que derrotó a los turcos. Gran Bretaña y Francia ya tenían algunos intereses importantes en la región entre el mar Mediterráneo y el Golfo Pérsico, pero una victoria ofrecieron mucho más. Rusia y hambre de una pieza.

De noviembre 1915 a marzo 1916, los representantes de Gran Bretaña y Francia negociaron un acuerdo, con Rusia a ofrecer su asentimiento. El tratado secreto, conocido como el Acuerdo Sykes-Picot, lleva el nombre de sus principales negociadores, los aristócratas Sir Mark Sykes de Inglaterra y François Georges-Picot de Francia. Sus términos se exponen en una carta del secretario de Relaciones Exteriores británico Sir Edward Grey a Paul Cambon, el embajador de Francia a Gran Bretaña, el 16 de mayo 1916.

El mapa de particiones con código de color y el texto siempre que Gran Bretaña ("B") recibiría el control sobre el área roja, conocida hoy como Jordania, el sur de Irak y Haifa en Israel; Francia ("A") obtendría la zona azul, que cubre hoy en día Siria, el Líbano, el norte de Irak, Mosul y el sureste de Turquía, incluido el Kurdistán; y el área de color marrón de Palestina, con exclusión de Haifa y Acre, se convertiría en objeto de administración internacional, "la forma de que va a ser decidido, previa consulta con Rusia, y, posteriormente, en consulta con los otros aliados, y los representantes de [Sayyid Hussein bin Ali, Sharif de La Meca] ". Además de la talla a la región a británicos y franceses "esferas de influencia", el acuerdo especifica diversas relaciones comerciales y otros entendimientos mutuos para los países árabes.

El cambio de la situación de Rusia, provocada por la revolución y la retirada de la nación de la guerra, lo sacó de la inclusión. Pero cuando merodeaban los bolcheviques descubrieron documentos sobre los planes en los archivos del gobierno en 1917, el contenido del tratado secreto fueron revelados públicamente. La exposición avergonzó a los británicos, ya que contradice sus afirmaciones existentes a través de TE Lawrence que los árabes recibirían la soberanía sobre las tierras árabes a cambio de apoyar a los aliados en la guerra. De hecho, el tratado de dejar de lado la creación de un Estado árabe independiente o confederación de estados árabes, en contra de lo que previamente se había prometido, dando a Francia y Gran Bretaña el derecho a establecer límites dentro de sus esferas de influencia ", ya que pueden pensar en forma."

Después de que la guerra terminó como estaba previsto, los términos se afirmaron en la Conferencia de San Remo de 1920 y fueron ratificados por la Sociedad de Naciones en 1922. A pesar de que Sykes-Picot fue pensado para dibujar nuevas fronteras de acuerdo a líneas sectarias, sus simples líneas rectas tampoco pudieron tener en cuenta las configuraciones tribales y étnicas reales en una región profundamente dividida. Sykes-Picot ha afectado las relaciones árabe-occidental hasta nuestros días.


domingo, 30 de agosto de 2015

SGM: El Pacto Molotov-von Ribbentrop

Cómplices

Pese a las protestas de Rusia, Stalin no era menos malvado que Hitler

The Economist

Es deprimente que incluso tenía que ser discutido. El 3 de julio en Vilna la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el equipo principal del continente, aprobó una resolución que equivale a Stalin y Hitler. Pidió 23 de agosto para convertirse en un día oficial en memoria de los millones que fueron reprimidos, asesinados, deportados, robaron y violaron a raíz del infame pacto Molotov-Ribbentrop entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. Ese acuerdo, y los protocolos secretos que iban con él, eran una sentencia de muerte para los países desde el Báltico hasta el mar Negro. Los efectos después de la venenosa perduran hasta hoy.

La resolución debería haber cumplido con un aplauso atronador sobre todo de la parte rusa. Después de todo, los rusos por la mayoría de las medidas sufrieron particularmente mal bajo Stalin. Siguiendo terrible legado de Lenin, se sistematizó la persecución de los mejores y más brillantes del país. Cualquiera que lea las memorias clásicas del estalinismo, como "cuentos de Kolyma" de Varlam Shalamov, o Nadezhda Mandelstam de "esperanza contra toda esperanza", o una historia moderna como "Gulag" de Anne Applebaum, está impregnada con el horror de aquellos años. Es difícil imaginar a alguien discutir acerca de su condena.

Algunos lo hacen contador que Stalin era, a pesar de su dureza excesiva, una gran figura en la historia rusa y soviética. (Modernos libros de historia rusos hacen el mismo caso.) Pero eso ignora récord desastroso de Stalin como un líder político y militar. Su paranoia decapitado el liderazgo del Ejército Rojo: los mejores generales fueron asesinados o encarcelados. Además, Stalin ignoró las advertencias abundantes de ataque sorpresa planeada de Hitler en junio de 1941. Eso casi resultó desastrosa.

Por algunos recuentos Stalin debe ser visto como no menos malvado que Hitler. Él lleva gran parte de la culpa de la guerra. Fue la alianza soviética con Hitler que le dio al líder nazi la confianza para atacar Polonia. Sólo errores de Hitler impidieron que los nazis de ganar la guerra en el Oriente, y muy probablemente todo espectáculo. También vale la pena recordar que el estalinismo era tan repelente que llevó a muchos rusos a luchar en el lado-incluyendo nazi de las SS.

Un montón de otros países tienen mucho de qué avergonzarse en su historia de tiempos de guerra. Intimidación de Gran Bretaña de Checoslovaquia a aceptar el desmembramiento en manos de los nazis en 1938 es un buen ejemplo; Colaboración francés con la ocupación otra. Estos son vergüenza, pero no son tabúes.

Por el contrario, la resolución de la OSCE provocó la indignación de Rusia. En efecto, en virtud de la nueva ley que penaliza la "falsificación de la historia", cualquier persona que votó por él, lo discutió o publicidad que en Rusia se arriesgaría a una pena de cárcel de hasta cinco años. El fracaso económico del comunismo y la represión política han hecho que sea difícil para cualquier persona con la reivindicación de que la Unión Soviética era el epítome de una nueva civilización. La victoria sobre la Alemania nazi ofrece algo de peso moral, pero no es excusa para el estalinismo. El heroísmo de los soldados soviéticos que repelió a los invasores nazis ha sido utilizado tanto para desinfectar el pasado y para distraer la atención de la sordidez y la incompetencia de los gobernantes actuales de Rusia.

El debate no va a cambiar el mundo: la asamblea parlamentaria es sólo una tertulia en el marco de la OSCE 56 miembros. Sus resoluciones no son jurídicamente vinculantes. Pero la noticia es bienvenida, no obstante. Propagandistas rusos encanta usar lemas históricos, pero las discusiones de odio de los hechos históricos. El debate en Vilnius hace que sea un poco más difícil de mantener esa postura.