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miércoles, 5 de marzo de 2025

GCE: La guerra de las izquierdas en Catalunya

 

Los sucesos de Mayo de 1937 en Barcelona




Las Jornadas de Mayo de 1937 (o Sucesos de Mayo, Hechos de Mayo) hacen referencia a una serie de enfrentamientos ocurridos en el seno del bando republicano entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 en diversas localidades de las provincias de Cataluña, con centro en la ciudad de Barcelona, en el contexto de la guerra civil española.

En estos sucesos se enfrentaron grupos anarquistas y marxistas, por un lado, y el Gobierno de la República, la Generalidad de Cataluña y algunos grupos políticos (en particular, socialistas y comunistas), por otro lado. Fue el punto culminante del enfrentamiento entre la legalidad republicana de la preguerra y la Revolución Española de 1936, que estaban en roce constante desde el 18 de julio de 1936.


Edificio de la Telefónica en Barcelona. El control de esta instalación marcó el inicio de las Jornadas de Mayo.

Antecedentes

Desde que fracasase la rebelión militar en Barcelona en julio de 1936 la ciudad de Barcelona y, con ella a la cabeza, toda la región catalana habían quedado bajo control de las milicias obreras, especialmente la sindical anarquista CNT-FAI, pero también de la socialista UGT. Recién tomados los últimos cuarteles en rebeldía, los líderes anarquistas se reunieron con Companys y resultado de esta reunión fue la constitución del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, el verdadero gobierno de Barcelona y toda Cataluña, donde estaban representados la mayoría de partidos del Front d'Esquerres (marca del Frente Popular en Cataluña); la Generalidad y el gobierno central habían perdido todo margen de actuación y asistieron pasivos ante la revolución que estaba teniendo lugar en Cataluña y que se extendió hasta Aragón. Las industrias se habían colectivizado, pero siempre se encontraban el mismo problema cuando acudían a los bancos (colectivizados, pero bajo control comunista) a solicitar créditos y se los negaban por no estar supervisadas por la Generalidad. En octubre el Comité se autodisolvió y sus miembros pasaron a ser los consellers del gobierno de la Generalidad de Cataluña. Pero las Patrullas de Control (organismo revolucionario de carácter parapolicial controlado por la CNT-FAI) continuaron su actividad con total libertad, vista la imposibilidad del gobierno catalán de poderlas controlar.



El clima de desconfianza y enfrentamientos estaba presente no solo entre las instituciones republicanas y las organizaciones obreras, sino inclusive mismo entre estas, especialmente entre los anarquistas, por un lado, y los socialistas, nacionalistas catalanes y comunistas, por otro. Incluso entre los comunistas existía una fuerte división. Por un lado se encontraban los comunistas estalinistas del PCE y el PSUC, que seguían la doctrina oficial de la URSS, además de ser partidarios de llevar la guerra y la revolución de forma separada, así como la defensa del orden burgués de la Segunda República.3​ El PCE constituía el partido comunista mayoritario en todo el país mientras el PSUC era la principal organización comunista en Cataluña. En el otro extremo, los comunistas antiautoritarios del POUM (semejantes a los trotskistas), radicalmente opuestos a Stalin y partidarios de la revolución a la vez que se hacía la guerra (motivo por el que coincidieron con los anarquistas).

La tensión fue en aumento desde el invierno debido a una serie de sucesos en cadena que calentaron el clima político y prepararon el camino para lo que luego tendría lugar. La campaña del PCE contra el POUM ya había empezado durante la celebración de una conferencia en Valencia, durante el mes de marzo. Durante la misma, se vilipendió a los líderes del POUM y se les acusó de ser agentes nazis encubiertos bajo una falsa propaganda revolucionaria, constituyendo unos agentes enemigos infiltrados en el país.5​ El POUM había llegado a proponer que se invitara a residir en Cataluña a Trotski, a pesar de sus discrepancias con este.​ Los dirigentes del POUM se mostraban cada vez más recelosos a medida que avanzó la primavera de 1937. La tensión en las calles de Barcelona empezaba a ser palpable a la llegada de aquella caliente primavera: las Patrullas de Control bajo dirección de Josep Asens Giol seguían deteniendo arbitrariamente y cometiendo asesinatos en sus famosos paseos. Otras patrullas anarquistas practicaban las expropiaciones privadas.​ Tarradellas, como mano derecha de Companys, estaba decidido a unificar las fuerzas de seguridad en Cataluña bajo un solo mando y acabar, de esta manera, con las Patrullas de Control.​ Cuando el 26 de marzo, Tarradellas prohibió que los miembros de la policía tuvieran filiación política y al mismo tiempo dictó la entrega de todas las armas que tuvieran los partidos políticos, los anarquistas se retiraron del Gobierno de la Generalidad.​ La crisis abierta obligó a Companys a ceder ante las exigencias anarquistas y estos siguieron conservando sus armas y continuaron las Patrullas de Control.

El 25 de abril una fuerza de carabineros en Puigcerdá obligó a las patrullas de la CNT a que les entregaran el control de las aduanas, ejercido por éstas de forma ilegal; Juan Negrín, ministro de Hacienda, había resuelto arrebatar a la CNT el control de aquella importante frontera.​ La colectividad de Puigcerdá se convirtió en un núcleo de espionaje, falsificación de documentos y huidas clandestinas. El alcalde pertenecía a la UGT, pero quien ostentaba un poder de facto era Antonio Martín Escudero, conocido como El Cojo de Málaga., mientras que insistía en continuar la colectivización general, criaba ganadería propia.9​ Después de producirse un enfrentamiento violento resultaron muertos él y varios de sus hombres. Después de esto, al gobierno republicano no le resultó tan difícil hacerse con el control de los demás puestos aduaneros. Simultáneamente a estos hechos, la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto fueron enviadas a Figueras y otras ciudades del norte de Cataluña para sustituir a las patrullas de la CNT. En Barcelona empezó a temerse que estallara la guerra abierta entre los anarquistas y el POUM por una parte, y el gobierno de Largo Caballero y los comunistas por la otra. Cada bando formaba sus depósitos de armas y fortificaba sus edificios en secreto, temiendo que los rivales atacaran primero.​ La tensión continuó durante una semana. Roldán Cortada, socialista del PSUC, fue asesinado por terroristas sin identificar el 25 de abril.​ El primero de mayo, que tradicionalmente era una jornada de fiesta, transcurrió en silencio, pues la UGT y la CNT acordaron suspender los desfiles, que inevitablemente habrían ocasionado disturbios.

Bandos enfrentados

Tres principales fuerzas políticas participaron en los acontecimientos que culminaron con los Hechos de Mayo. El Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) tenía como objetivo prioritario ganar la guerra, porque sin una victoria no consideraban que fuese del todo inoportuno el planteamiento revolucionario, posición mantenida por la CNT, las Juventudes Libertarias y el POUM y otros grupos de menor importancia como la anarquista Agrupación de los Amigos de Durruti o la trotskista Sección Bolchevique-Leninista de España. Para estos grupos la revolución y la guerra eran inseparables, ya que su participación en la guerra (que había resultado decisiva durante los primeros momentos de la misma) no venía motivada por la defensa de la República, sino por la revolución.

También existían grupos proclives a un regreso a la legalidad de la República como eran las mismas autoridades republicanas del Gobierno de Valencia o la Generalidad, con el apoyo de los partidos como el ya citado PSUC o Esquerra Republicana de Catalunya. Un tercer sector lo compondrá la parte más "posibilista" de la CNT, partidario del cese inmediato de las hostilidades entre los dos bandos antes citados. Aunque el PSUC no era un partido burgués, desde el punto de vista de las autoridades republicanas este se presenta como alternativa frente al caos revolucionario y propugnaba el fortalecimiento del gobierno central que sustituiría los comités locales; para conseguirlo se precisaba de un ejército organizado, instruido y dirigido por un mando único. Orwell resumiría la línea del partido del siguiente modo:

    "... Aferrarse a los fragmentos del control obrero y repetir como loros fines revolucionarios es más que inútil: no resulta sólo obstaculizante, sino también contrarrevolucionario, porque conduce a divisiones que los fascistas pueden utilizar contra nosotros. En esta etapa no luchamos por la dictadura del proletariado..."
    George Orwell


Cronología de los enfrentamientos


Hechos preliminares

Tradicionalmente se ha admitido por la historiografía que el hecho clave que hizo estallar el conflicto en Barcelona fue la toma de la central telefónica de Barcelona por la Guardia de Asalto. Las razones por las que se decidió tomar el control se debían al control y sabotaje de las llamadas gubernamentales por parte de la CNT. La central estaba controlada desde el comienzo de la guerra por la CNT-FAI, sindicato obrero que colectiviza por la fuerza la empresa telefónica en las zonas bajo su dominio. Y, por tanto, controlaba las comunicaciones telefónicas de Cataluña.

Sin embargo, a través de un confidente del gobierno republicano en la zona sublevada se supo que Franco manifestó al embajador alemán Von Faupel que «agentes suyos habían promovido los sucesos de Barcelona, combinados con una ofensiva en el frente de Aragón, que hubo de aplazar al cesar la insurrección anarco-sindicalista».

El 2 de mayo el ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, telefoneó a la Generalidad de Cataluña desde Valencia; el telefonista anarcosindicalista que había al otro lado le replicó que en Barcelona no había gobierno alguno sino solo un comité de Defensa.​ El gobierno estaba convencido de que hacía tiempo que los anarquistas registraban sus conversaciones telefónicas (los cuales, desde luego, disponían de medios para hacerlo). Otra vez ese mismo día, hubo una llamada del presidente de la República Manuel Azaña a Companys, Presidente de la Generalidad. A mitad de conversación, esta fue cortada por el telefonista, quien dijo que las líneas debían usarse con fines más importantes que una mera charla entre ambos presidentes.​ Hacía tiempo que las autoridades republicanas sospechaban que los anarcosindicalistas tenían sometidas a escuchas todas las conversaciones telefónicas de tipo oficial, y esta clase de incidentes supusieron la gota que colmó el vaso.

Por otro lado, esa misma tarde del 2 de mayo de 1937 se produjeron tiroteos en Barcelona entre miembros de Estat Català y la FAI, resultando muerto un miembro de esta última. Ello era prueba de la explosiva situación que se vivía en Barcelona.

3 de mayo

Un grupo de 200 policías mandados por el consejero de Orden Público de la Generalidad de Cataluña, Rodríguez Salas, se dirigió a la central de la Telefónica y se personó en el departamento de censura (situado en la segunda planta) con la intención de tomar el control del edificio. Aquello pareció a los anarquistas una provocación, pues la Telefónica estaba ocupada legalmente por un comité anarcosindicalista de acuerdo a un decreto de la propia Generalidad acerca de las colectivizaciones que era, a su vez, contrario al Estatuto catalán y a la Constitución de la República (violando competencias exclusivas del Estado).​ Rodríguez Salas, por su parte, obtuvo esta orden del responsable de asuntos interiores en el gobierno autonómico, Artemi Ayguadé,​ que tomó la decisión sin contar con los demás miembros del gobierno catalán.​ Entonces los trabajadores anarquistas abrieron fuego desde el rellano de la segunda planta contra el departamento de censura. Rodríguez Salas solicitó ayuda por teléfono y se presentó la Guardia Nacional Republicana junto a dos jefes de las Patrullas de Control, Dionisio Eroles (a la sazón jefe de la comisaría anarquista) y José Asens (el jefe de las Patrullas de Control). Eroles persuadió a los trabajadores cenetistas de que cesaran el fuego y aunque se resistieron en un principio, estos entregaron su armas pero no sin antes disparar a través de las ventanas la munición sobrante.

En la plaza de Cataluña se había congregado una muchedumbre: al principio se creyó que los anarquistas habían capturado al jefe de Policía.​ El POUM, los Amigos de Durruti, los leninistas-bolcheviques y las juventudes anarquistas tomaron posiciones y al cabo de unas cuantas horas, todas las organizaciones políticas habían sacado las armas que tenían ocultas y empezaron a construir barricadas. A partir de esta escaramuza, se inician combates en diferentes puntos de la ciudad. Se construyen varios cientos de barricadas, y las unidades de policía ocupan azoteas y torres de iglesias.​ Al anochecer, Barcelona era una ciudad en guerra.

El PSUC y el gobierno controlaban un sector urbano situado al este de las Ramblas. Los anarquistas dominaban el sector oeste y todos los suburbios también se encontraban en sus manos. En el centro de la ciudad, donde las sedes de los sindicatos y los partidos políticos (instaladas en edificios y hoteles requisados) se encontraban relativamente próximas, se empezó a oír disparos y todos los automóviles que circulaban eran ametrallados.​ En la Telefónica se había acordado una tregua y las comunicaciones telefónicas, que resultaban esenciales para la guerra, no se interrumpieron. La policía, instalada en la primera planta, incluso enviaba bocadillos a los anarquistas, que ocupaban las plantas superiores. Sin embargo, desde las azoteas, se lanzaron varias granadas que hicieron volar a varios coches de policía. Lo que empeoraba la situación era el hecho de que ni en la CNT ni en la FAI existía la menor cohesión; la antorcha de la revolución la habían recogido los más extremistas de sus seguidores o las juventudes anarquistas. A primeras horas de la noche, los jefes del POUM propusieron a los aturdidos dirigentes anarquistas en Barcelona formar una alianza contra el comunismo y el gobierno.​ Los líderes anarquistas se negaron inmediatamente.

4 de mayo

El 4 de mayo Barcelona estaba sumida en el silencio, solo interrumpido por el fuego de fusiles y ametralladoras. Los comercios y edificios estaban cubiertos por barricadas. Grupos armados de anarquistas atacaron los cuarteles de la Guardia de Asalto y edificios gubernamentales. Estos y los militantes comunistas contraatacaron.​ La mayor parte del proletariado barcelonés apoyaba a los anarcosindicalistas y se teme iniciar otra Guerra Civil dentro de la Guerra Civil. A las once de la mañana los delegados de los sindicatos de CNT se reúnen y acuerdan hacer todo lo posible para restablecer la tranquilidad. Entretanto, los dirigentes anarquistas García Oliver y Federica Montseny y el ejecutivo de la UGT Carlos Hernández Zancajo leían por la radio un llamamiento a sus seguidores para que depusieran las armas y volvieran al trabajo.​ Jacinto Toryho, director de Solidaridad Obrera, se expresó en el mismo sentido.​ Los ministros anarquistas iban llegando a Barcelona, y con ellos Mariano Rodríguez Vázquez, "Marianet" (secretario del comité nacional de la CNT), Pascual Tomás y Carlos Hernández (del comité ejecutivo de la UGT). Ninguno de ellos deseaba un enfrentamiento con los comunistas, pero el presidente Largo Caballero no tenía ninguna gana de emplear la fuerza contra los anarquistas.19​ Federica Montseny diría más tarde que la noticia de los disturbios había cogido totalmente desprevenida a ella misma y a los restantes ministros anarquistas.

En el Frente de Aragón, unidades de la 26.ª División anarquista (anteriormente llamada la Columna Durruti) a las órdenes de Gregorio Jover, se congregaron en Barbastro para emprender la marcha sobre Barcelona. No obstante, al oír la alocución radiada por García Oliver permanecieron donde estaban.20​ Pero la 28.ª División (la que fuera la Columna Ascaso) y también la 29.ª División del POUM, capitaneada por Rovira, no desistieron de la proyectada marcha sobre Madrid hasta que el jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón, Alfonso Reyes, amenazó con bombardearles si la marcha se efectuaba.

Hacia las cinco de la tarde, fueron abatidos varios anarquistas por la policía cerca de la Vía Durruti (actual Vía Layetana). El POUM empieza a apoyar públicamente la resistencia.​ En los tiroteos que se producen a lo largo de este día, muere el conocido libertario Domingo Ascaso, a la postre familiar del mítico Francisco Ascaso y de Joaquín Ascaso, presidente del Consejo Regional de Defensa de Aragón. La Sección Bolchevique-Leninista de España, grupo oficial de la IV Internacional, distribuye en las barricadas de Barcelona octavillas tituladas "Viva la ofensiva revolucionaria", que incluyen el siguiente texto:

    "Viva la Ofensiva revolucionaria - Nada de compromisos - Desarme de la GNR y Guardia de Asalto reaccionarias - El momento es decisivo - La próxima vez será demasiado tarde - Huelga general en todas las industrias que no trabajen para la guerra, hasta la dimisión del gobierno reaccionario - Sólo el Poder Proletario puede asegurar la victoria militar - Armamento de la clase obrera – Viva la unidad de acción CNT-FAI-POUM – Viva el Frente Revolucionario del Proletariado – En los talleres, fábricas, barricadas, etc.: Comités de defensa Revolucionaria."


5 de mayo

Dentro de la Generalidad de Cataluña, Tarradellas, respaldado por el presidente Companys, seguía negándose a acceder a la exigencia anarquista de que dimitieran Rodríguez Salas y Ayguadé. Pero al final se llegó a una solución y Companys llega a una frágil tregua con los diferentes grupos. El gobierno catalán dimitiría, formándose uno nuevo del cual Ayguadé quedaría fuera, para satisfacer las peticiones anarquistas. En el nuevo gobierno estarían representados los anarquistas, Esquerra, el PSUC y la Unió de Rabassaires.20​ Pero los tiroteos incontrolados seguían barriendo las calles de la ciudad barcelonesa, causando la muerte a quienes se aventuraban a salir de sus refugios. A las nueve y media de la mañana la Guardia de Asalto ataca la oficina central del sindicato médico, en la Plaza Santa Ana en el centro de la ciudad, y la sede central de la Federación Local de la FIJL. Los anarquistas denunciaban la complicidad del Gobierno y de los intereses soviéticos en terminar con la Revolución Social que se vive en Cataluña. El grupo anarquista Agrupación de los Amigos de Durruti publicó varias octavillas, exigiendo la liberación de Francisco Maroto del Ojo (anarquista andaluz recientemente encarcelado) y llamando a la población a la resistencia. En una de ellas declaraba que:

    Ha sido constituida una Junta Revolucionaria en Barcelona. Todos los responsables del golpe de estado, que maniobran bajo protección del gobierno, serán ejecutados. El POUM será miembro de la Junta Revolucionaria porque ellos apoyaron a los trabajadores.


No obstante, tanto la CNT-FAI como la FIJL rechazan participar en la iniciativa de la agrupación.​ Hacia las cinco de la tarde los escritores anarquistas italianos Camillo Berneri y Francesco Barbieri son detenidos por un grupo de doce guardias, seis de ellos de la policía municipal y el resto miembros del PSUC. Ambos serán asesinados durante su arresto.​ El clima de alarma se encrespó más aún cuando llegaron al puerto unos destructores británicos. El POUM temía, sin razón alguna, que vinieran en misión de bombardeo.nota 2​ En realidad los ingleses temían que los anarquistas se hicieran dueños de la situación y se estaba hablando de evacuar a los súbditos extranjeros.​ Hacia la noche llegó a la ciudad Federica Montseny, ministra de Sanidad e importante miembro de la CNT, con el propósito de mediar entre las partes.​ El comunista Antonio Sesé, secretario general de la UGT catalana y miembro del nuevo consejo provisional de la Generalidad de Cataluña, resultó muerto en un tiroteo perpetrado por miembros de la CNT cuando se dirigía a recibir su nombramiento.

Ese mismo día, en Tarragona y otras localidades costeras se produjeron combates, la Guardia de Asalto procede igualmente a intentar desalojar las centrales de la Telefónica ocupadas por la CNT; La situación se repitió en Tortosa y Vich, dando un saldo al final del día con más de una treintena de anarquistas muertos en Tarragona y otros tantos en Tortosa. Por la noche Companys y Largo Caballero mantuvieron una conversación telefónica en el curso de la cual el presidente catalán aceptó la oferta formulada por el presidente del gobierno de enviarle ayuda para restaurar el orden.


6 de mayo

Durante la madrugada la CNT llama una vez más a los trabajadores a regresar al trabajo que se observó durante la mañana, aunque los llamamientos para volver al trabajo fueron desatendidos, más por miedo que por obstinación.​ Por la tarde, no obstante, se reanudaron los combates. En un cine, el cine América, en la calle del Paralelo 121-123, resultaron muertos varios guardias de la GNR por disparos de una pieza de artillería de 75 mm que habían traído de la costa varios miembros de las juventudes libertarias.

Una fuerza de aproximadamente 5000 miembros,1​ la mayoría de ellos guardias de asalto, parten de Madrid y Valencia hacia la capital catalana. Por la noche dos destructores republicanos, acompañados por el acorazado Jaime I llegaron al puerto de Barcelona procedentes de Valencia y cargados de hombres armados; Prieto había logrado vencer la aversión de Largo Caballero al tomar cartas en el asunto. Al difundirse la noticia por la ciudad, la mayor parte de los trabajadores en huelga abandonan la resistencia. En Tarragona, milicianos de Estat Català, ERC y PSUC atacan la sede local de la FIJL, consiguiendo tomarla al asalto tras un duro enfrentamiento armado.


Las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona fueron una serie de enfrentamientos internos en el bando republicano durante la Guerra Civil Española. Entre el 3 y el 8 de mayo, se produjeron combates en las calles de la ciudad, especialmente en puntos estratégicos como la Plaza de Cataluña y la Telefónica. Las barricadas, construidas con adoquines y sacos terreros, fueron una imagen común en lugares como la Rambla de Santa Mónica y la Plaza Sant Jaume.


Para visualizar estos eventos, puedes consultar fotografías históricas que capturan escenas de las barricadas y los enfrentamientos en Barcelona durante esos días. Por ejemplo, el fotógrafo Agustí Centelles documentó las barricadas en la Rambla de Santa Mónica, mostrando la tensión y preparación de los milicianos.



Otra imagen notable es la de la Plaza Sant Jaume, donde se aprecia una barricada levantada para defender el centro político de la ciudad.


Estas imágenes ofrecen una representación visual de los acontecimientos y pueden servir de inspiración que refleja la atmósfera y los escenarios de las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona.

7 de mayo

A las ocho y veinte de la mañana llega la expedición de los guardias de asalto a Barcelona, ocupando distintos puntos neurálgicos de la ciudad. Algunos vienen por carretera desde Valencia, después de dominar sendas revueltas en Tarragona y Reus.1​ Los anarquistas locales habían volado los puentes, carreteras y ferrocarriles para impedir el paso a la columna. Ese día la CNT volvió a hacer un llamamiento a la vuelta al trabajo, proclamando por la radio: «¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!».​ Las fuerzas expedicionarias que entraron en Barcelona iban bajo el mando del teniente coronel Emilio Torres, que gozaba de cierta simpatía entre los anarquistas y precisamente por ello la CNT había propuesto que se le asignara a él dicha tarea para facilitar la vuelta a la normalidad.​ Los guardias de asalto en las ciudades de Barcelona y Tarragona y muchas otras localidades, proceden a desarmar y detener a numerosos miembros de la CNT, FAI, FIJL y POUM que habían participado en ellas.

8 de mayo

Las calles vuelven a la normalidad con algunos incidentes aislados y se empiezan a desmontar las barricadas. Los disturbios de Barcelona habían acabado finalmente. La prensa de la época calculó el número de bajas en 500 muertos y 1000 heridos.​ Las Jornadas de Mayo tuvieron también un campo de actuación secundario en muchos pueblos, principalmente de las provincias de Barcelona y Tarragona. Aquí la lucha también fue fortísima, aunque al final también fueron derrotados los anarquistas y trotskistas.

Repercusiones y consecuencias

Las Jornadas de Mayo tuvieron unas profundas y largas consecuencias. De un lado demostraron que ya no existía cohesión entre los anarquistas, como sí había existido en el 18 de julio de 1936. Se había abierto un foso entre los ministros anarquistas, absortos en la tarea de ganar la guerra, y las juventudes anarquistas, obcecadas en hacer triunfar, por encima de todo, la revolución. Personajes en otro tiempo muy influyentes, como Escorza o García Oliver, habían perdido el control sobre sus propios seguidores.26​ La crisis demostró que no podría haber tregua entre los comunistas y el POUM. La Generalidad de Cataluña fue restaurada en sus funciones, entrando en ella un solo representante de la UGT (el comunista Vidiella), otro de la CNT (Valerio Mas) y otro de Esquerra (otra vez Tarradellas). Algunos responsables de las muertes fueron juzgados después, pero solo en Tarragona, y no se les condenó a muerte sino solo a penas de prisión.

La Generalidad de Cataluña, los comunistas y el gobierno central parecían dispuestos a actuar conjuntamente contra los extremistas, por la fuerza, si era necesario. El nuevo director de Orden Público en Barcelona, José Echevarría Novoa, no tardó en restaurar la normalidad en gran parte del sistema judicial,​ pero, de este modo, los comunistas pudieron emprender con mayor facilidad su cruzada contra el POUM.​ Las autoridades republicanas no tomaron más medidas contra la CNT-FAI debido al gran poder que todavía detentaban y también por su gran apoyo popular. La situación del POUM fue bien distinta, ya que el gobierno republicano acabaría ilegalizando el partido poco tiempo después (el 16 de junio) y detuvo a sus principales dirigentes, entre ellos Julián Gorkin y Andreu Nin. El POUM acabaría desapareciendo del mapa político, mientras que el movimiento anarquista nunca volvería a intervenir en la guerra como había hecho hasta ahora. A la larga, estas disputas internas que desgarraban a la República supusieron un lastre en su unidad interna frente a los sublevados. Consecuencia misma de los Sucesos de Barcelona fue la caída del Gobierno de la Victoria de Largo Caballero y la salida de los 4 ministros anarquistas que tenían representación en él, además de una clara victoria en la influencia y poder de los comunistas dentro del bando republicano.

Para George Orwell, que vivió en primera persona los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, sólo se puede entender lo que ocurrió mediante la perspectiva de que las fuerzas comunistas deseaban ejercer el control total sobre la República y no iban a permitir una revolución que no podían controlar; según él, esa reacción contra la revolución fue uno de los motivos principales por los que se terminó perdiendo la guerra.

En la cultura popular

El impacto y las repercusiones de los Sucesos de Mayo fueron tales que quedarían reflejados en distintas novelas y películas a posteriori de que estos tuviesen lugar. Homenaje a Cataluña de George Orwell fue la primera novela escritanota 3​ (y una de las más famosas) sobre estos sucesos, siendo publicada en abril de 1938, cuando todavía no se había cumplido un año. El escritor inglés tuvo el privilegio de haber sido testigo de primera mano sobre los sucesos de Barcelona, pues él estuvo entre los milicianos del POUM. La escritora catalana Mercè Rodoreda publicó en 1962 la novela La plaza del Diamante (La plaça del Diamant en su título original en catalán), obra sobre la historia de una chica barcelonesa (Natalia) a la que le toca vivir la Guerra Civil. En un pasaje de la obra también quedan reflejados los enfrentamientos de mayo de 1937. En 1982 fue realizada una película basándose en la obra de la escritora catalana, que fue dirigida por Francesc Betriu. La versión cinematográfica La plaza del Diamante constituye un fiel reflejo de la novela. En 1984 se estrenó la película Memorias del General Escobar (dirigida por José Luis Madrid), que narra la historia del general Antonio Escobar en su papel jugado durante la Guerra Civil y también durante los Sucesos de Barcelona.

En 1995 el director de cine inglés Ken Loach dirigió la película Tierra y libertad, inspirada en las páginas de George Orwell. En una parte de la película, se retratan los acontecimientos de mayo en Barcelona, con ciertas similitudes con la obra de Orwell.

Notas

Las Fuerzas de seguridad disponían de 3 Grupos de la Guardia de Asalto (3000 efectivos), a los que habría que sumar 1000 efectivos de la Guardia Nacional Republicana (GNR) y otras fuerzas de seguridad, como los Mozos de Escuadra. Posteriormente fueron enviados como refuerzo 4000 guardias de Asalto, mientras que la Armada envió al Acorazado Jaime I y 2 destructores. También habría que destacar a las fuerzas auxiliares de PSUC, ERC y Estat Català.
George Orwell, que se encontraba en un puesto del POUM en la línea de fuego, compartía este temor.

    George Orwell, obra citada, critica el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. En 1937, durante la represión del gobierno de Negrín contra el POUM, Orwell relató que estuvo a punto de ser asesinado en Barcelona.


    Bibliografía

  • Aguilera Povedano, Manuel. Compañeros y camaradas. Las luchas entre antifascistas en la Guerra Civil Española. Editorial Actas. Madrid, 2012. ISBN 978-84-9739-124-5
  • La guerra civil mes a mes, Tomo 13. Los sucesos de Barcelona (Mayo de 1937), varios autores, Grupo Unidad Editorial S.A., 2005 ISBN 84-96507-59-9 (obra completa) ISBN 84-96507-72-6 (Tomo 13).
  • Thomas, Hugh (1976). Historia de la Guerra Civil Española. Barcelona: Círculo de Lectores. ISBN 84-226-0873-1.
  • Orwell, George (2003). Ediciones Destino, ed. Homenaje a Cataluña. Barcelona. ISBN 84-9710-043-3.
  • Miravitlles, Jaume (1951-53). Episodis de la Guerra Civil Espanyola. Toulosue.
  • Peirats, José (1972). La CNT en la Revolución Española. Barcelona.














martes, 24 de diciembre de 2024

Guerra francoprusiana: El telegrama de Ems

El incidente del telegrama de Ems: La chispa que encendió la Guerra Franco-Prusiana






Era el verano de 1870, un tiempo de tensiones y expectativas en Europa. En el tranquilo balneario de Ems, Alemania, el rey Guillermo I disfrutaba de un descanso. No podía prever que una breve conversación, alterada por manos astutas, desataría una guerra que cambiaría el destino del continente.

Un Príncipe para España

Todo comenzó con la vacante en el trono de España. Los españoles, en busca de un nuevo monarca, habían ofrecido la corona a Leopoldo de Hohenzollern, un príncipe alemán. Esta propuesta alarmó a Francia. Con Napoleón III en el trono, los franceses no querían ver una potencial alianza entre Prusia y España, lo que podría rodearlos y debilitar su posición en Europa.

El embajador francés en Prusia, el Conde Benedetti, recibió órdenes de viajar a Ems para hablar con el rey Guillermo I. Su misión era clara: obtener una garantía de que Leopoldo renunciaría a su candidatura y que ninguna futura candidatura de un Hohenzollern sería considerada.

El Encuentro en Ems

En una soleada mañana, Benedetti se acercó al rey Guillermo mientras paseaba. El diplomático expuso su petición, pero Guillermo, educado y respetuoso, le explicó que no podía dar tal garantía permanente. Le aseguró que respetaba la preocupación francesa y que, hasta el momento, no había recibido ninguna noticia oficial sobre la candidatura de Leopoldo.

La conversación fue cortés, pero Benedetti insistió. Guillermo, molesto por la insistencia, se negó nuevamente, aunque siempre mantuvo un tono diplomático. Esta interacción fue reportada a Berlín en un telegrama que describía la conversación con detalle y diplomacia.

El Rol de Bismarck

Aquí es donde entra en escena Otto von Bismarck, el astuto y ambicioso canciller de Prusia. Bismarck tenía un objetivo claro: unificar los estados alemanes bajo el liderazgo prusiano, y para lograrlo, necesitaba una guerra con Francia. El telegrama de Ems le proporcionó la oportunidad perfecta.

Bismarck recibió el telegrama original y vio su potencial. Con un toque maestro, lo editó para hacerlo parecer insultante y provocador. En lugar de la descripción detallada y cortés del intercambio, Bismarck presentó un resumen breve y tajante: parecía que el rey Guillermo había tratado al embajador francés con desprecio y había rechazado verlo de nuevo.

El telegrama y su alteración

Este es el telegrama original enviado por el rey Guillermo I de Prusia a Bismarck:

Su Majestad el Rey me ha escrito: “El Conde Benedetti me habló durante el paseo para demandarme, finalmente, de manera muy insistente, que yo le autorizara a telegrafiar inmediatamente que me comprometía para siempre a no dar nunca más mi consentimiento si los Hohenzollern volvieran a presentar su candidatura. Me negué finalmente de manera algo brusca, ya que no es ni correcto ni posible asumir compromisos de este tipo para siempre. Naturalmente, le dije que aún no había recibido ninguna noticia, y como él fue informado antes que yo de la renuncia (de Leopoldo), solo podía atribuir su demanda a un deseo de mantener abierta la cuestión y de extorsionarnos. Luego, le rechacé nuevamente. Él verá en los periódicos que no he recibido ninguna noticia, y solo a partir de esto aprenderá que mi gobierno una vez más recibe noticias directamente de mí.”

Esta es la versión editada que fue publicada por Bismarck:

Después de que los informes de la renuncia del príncipe heredero de Hohenzollern fueron oficialmente transmitidos al gobierno imperial de Francia por el gobierno real de España, el embajador francés en Ems demandó a Su Majestad el Rey que autorizara telegrafiar a París que Su Majestad el Rey se comprometía para siempre a no dar su consentimiento si los Hohenzollern volvieran a presentar su candidatura. Su Majestad el Rey se negó a recibir nuevamente al embajador francés y le informó a través del ayudante de campo de servicio que Su Majestad no tenía nada más que comunicarle al embajador.

La Publicación del Telegrama

El telegrama editado fue publicado el 13 de julio de 1870. Las palabras cuidadosamente elegidas por Bismarck hicieron que pareciera que el rey Guillermo había humillado al embajador francés. La noticia se propagó rápidamente, inflamando el orgullo y la indignación de ambos lados.

En Francia, la reacción fue furiosa. La prensa y el público clamaban por una respuesta enérgica a lo que consideraban una ofensa a la dignidad nacional. Napoleón III, bajo presión y deseoso de restaurar su prestigio, declaró la guerra a Prusia el 19 de julio de 1870.


Las Consecuencias de la Manipulación

La guerra franco-prusiana comenzó con entusiasmo y patriotismo en ambos lados. Sin embargo, Francia, mal preparada y mal liderada, sufrió una serie de derrotas devastadoras. En cuestión de meses, el ejército prusiano marchó hacia París, y en enero de 1871, Francia fue forzada a capitular.

La victoria prusiana no solo humilló a Francia, sino que también permitió a Bismarck cumplir su sueño. El 18 de enero de 1871, en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, se proclamó el Imperio Alemán, unificando los estados alemanes bajo el liderazgo de Prusia. Guillermo I se convirtió en el Kaiser (emperador) del nuevo imperio.

Reflexiones sobre el Telegrama de Ems

El incidente del telegrama de Ems es un ejemplo clásico de cómo una manipulación de la información puede cambiar el curso de la historia. La habilidad de Bismarck para transformar una conversación diplomática en una provocación que llevó a la guerra demuestra el poder de la diplomacia y la comunicación en la política internacional.

Para las familias que escuchan esta historia, es una lección sobre la importancia de la precisión y la verdad en la comunicación. También es un recordatorio de cómo las tensiones y los conflictos entre naciones pueden ser influidos por la percepción y el orgullo nacional.

En un mundo donde la información viaja más rápido que nunca, y donde las palabras pueden ser tan poderosas como las acciones, la historia del telegrama de Ems sigue siendo relevante. Nos enseña a ser críticos y a valorar la paz, recordando que a menudo, las guerras comienzan no solo por grandes acciones, sino también por pequeños malentendidos y manipulaciones.

Un Epílogo para Reflexionar

Hoy, más de 150 años después, el incidente del telegrama de Ems sigue siendo estudiado por historiadores y analizado en las aulas. Es un ejemplo de cómo un solo acto de manipulación puede desencadenar eventos de proporciones épicas.

Para nosotros, como individuos y miembros de la comunidad global, esta historia nos insta a valorar la diplomacia, la comunicación honesta y la resolución pacífica de conflictos. Recordemos siempre que, aunque la historia esté llena de guerras y conquistas, también está llena de oportunidades para aprender, crecer y construir un futuro más pacífico y cooperativo.

domingo, 15 de diciembre de 2024

Incas: Los chaskis

 «CHASKI» Un medio de comunicación incaica.
El Chaski  fue el mensajero del imperio inca que recorría la red de los caminos inca a grandes velocidades.
Los chaski eran seleccionados desde niños, los cuales además de correr muy rápido, debían ser muy atléticos y muy resistentes, ya que tenían que cubrir grandes distancias a grandes velocidades haciendo relevo de mensajería, sin perjudicar al resto del equipo, ya que la comunicación en el imperio dependía de ellos.
Cualidades necesarias para ser Chaski:
La formación de los chaski implicaba correr y escalar montañas; por lo que tenían que ser personas con piernas particularmente fuertes, ligeros y agiles.
El especial entreenamiento al que eran sometidos, hacía que sus pulmones se desarrollaran mucho, para así soportar recorrer grandes distancias a grandes velocidades.
La Hoja de Coca, sagrada para los incas, ayudaba a los chaski a soportar los fatigantes recorridos. Eran pocas las personas a las que se les permitía masticar hojas de coca, considerada por los incas como una planta divina. La nobleza inca, los amawtas (maestros) y sacerdotes, eran posiblemente las únicas personas que podían masticar las hojas de la planta de coca.

¿Qué significa Chaski?

El término Chaski  proviene del q'eswa Chaskik o Chaski, que significa ‘el que recibe y da’, y esta era precisamente su labor.

Los Chaski  y la red de caminos Inca

Los mensajes transportados por los Chaski  eran cifrados en Khipu  estos contenían registros oficiales, información de logística y demás información importante para el imperio.
Los Chaski  podían atravesar la cordillera de los andes, la selva amazónica, o los extensos desiertos de la costa del Perú antiguo a toda velocidad. Se dice que corrían alrededor de 2.4 kilómetros de un tampu (puesto de control) a otro, luego de esto el mensaje era entregado a otro chasqui, quien lo llevaría hasta el siguiente puesto de control. Este sistema de relevos, hacia que los chaskis pudieran cubrir grandes distancias en cortos periodos de tiempo.
Los Chaski podían trasladar un mensaje hasta 320 kilómetros en un solo día. Esto hacia que un mensaje llegue desde la capital, Cusco, hasta Quito Ecuador, en solo cuatro días, cubriendo una distancia de 1.250 kilómetros. Esto es realmente asombroso, tomando en cuenta que solo son personas corriendo.

La velocidad de los Chaski:

Los mensajeros de la antigua roma fueron famosos por su velocidad, pero haciendo una comparación, los Chaski eran capaces de cubrir una misma distancia, en una cuarta parte del tiempo.





domingo, 5 de mayo de 2024

SGM: La guerra de señales entre USA y el Imperio del Sol

Inteligencia electrónica japonesa: uso de códigos estadounidenses para el entrenamiento (1)

Por Chu Ha


Defensa de Vietnam :
la Armada Imperial Japonesa comenzó a realizar criptografía en 1925 después de establecer el llamado Grupo Especial en el Departamento de Comunicaciones, Estado Mayor Naval.

Sólo hablemos de cosas que podamos entender.
Porque si no conocemos las reglas de la lengua étnica,
¿podemos emitir
juicios certeros e inteligentes sobre esa lengua?,

K. Prutkov. “Escritos”
 

En ese momento, el grupo tenía sólo cinco empleados y estaba ubicado en un edificio de ladrillo del Almirantazgo en Tokio. El experto polaco en criptografía Jan Kovalevski dio una conferencia sobre criptografía aquí. Los descifradores de códigos reformistas bajo su liderazgo adquirieron formidables habilidades para descifrar códigos y al mismo tiempo utilizaron códigos del Departamento de Estado para su capacitación.

Durante la década de 1930, el personal del Grupo Especial tenía la tarea principal de leer telegramas chinos. Por ejemplo, leyeron un telegrama que señalaba los planes chinos de utilizar el poder aéreo para atacar a los japoneses. De modo que el ejército japonés inmediatamente atacó primero y destruyó la mayor parte de la fuerza aérea de Chiang Kai-shek.

La razón por la que el personal del Grupo Especial centró su "pasión" principalmente en los telegramas chinos fue porque sus habilidades no les permitían decodificar los códigos navales y diplomáticos del principal enemigo, Estados Unidos. Sólo son excepciones las situaciones extremadamente favorables que no se pueden aprovechar.

Uno de esos casos favorables apareció el 26 de febrero de 1936, cuando dos regimientos se amotinaron en Tokio y varios activistas estatales fueron ahorcados por planear un golpe de estado. Los expertos japoneses en criptoanálisis han obtenido una gran cantidad de telegramas y muchas palabras que se pueden encontrar en el texto sin formato de esos telegramas.

Al poco tiempo habían leído la mayoría de los telegramas estadounidenses, incluidos los del agregado naval estadounidense en Tokio. Luego Estados Unidos cambió sus sistemas de códigos y una vez más los agentes del Grupo Especial no tenían suficientes conocimientos matemáticos para descifrarlos.

Los japoneses intentan compensar las deficiencias del conocimiento teórico del criptoanálisis mediante la creatividad. A finales de 1937, un empleado del Grupo Especial llamado Morikawa y un técnico irrumpieron en el consulado de Estados Unidos y tomaron fotografías del llamado "código marrón" del Departamento de Estado de Estados Unidos y de la máquina de códigos M-138 que se había utilizado anteriormente. Algo que los japoneses nunca habían visto antes.

Poco después, en un acto de preparación para la guerra, el Comando Naval japonés construyó la primera gran estación de recogida en la aldea de Owada, a 50 minutos en coche de Tokio. Los documentos que analizan el posicionamiento por radio y la telemetría durante los ejercicios de la Armada de los EE. UU. ayudaron al Estado Mayor japonés a obtener una idea de la flota estadounidense y sus tácticas.

Debido al rápido desarrollo de las instalaciones de comunicaciones esenciales de Estados Unidos después de Pearl Harbor, el Grupo Especial se vio obligado a tomar medidas para mejorar sus operaciones. El primer grupo de 50 nuevos empleados que el Grupo Especial aceptó para trabajar fue seleccionado de escuelas de idiomas extranjeros y escuelas de comercio civil. El segundo grupo de 70 militares fue seleccionado según criterios de lengua extranjera entre 500 personas y recibió una nueva formación.

Durante cinco meses, los reclutas aceptados en el Grupo Especial practicaron el código Morse, estudiaron códigos elementales (César y Vigenere) y aprendieron a descifrar sistemas de códigos más complejos. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, se graduaron seis cursos de estudiantes. Varios graduados fueron enviados a unidades de flota y personal para realizar operaciones de inteligencia radioelectrónica. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes que se gradúan de cursos de servicio sirven inmediatamente a Grupos Especiales.

Una enorme corriente de telegramas interceptados llegó a esta unidad de espionaje de la Armada japonesa. La mayoría de ellos fueron enviados desde cientos de receptores y localizadores de radio en la estación de interceptación en la aldea de Owada.

Hubo varios prisioneros de guerra estadounidenses y australianos obligados a trabajar para la inteligencia electrónica japonesa. Debido a la falta de expertos capacitados, Japón se vio obligado a admitir a 30 jóvenes japonesas-estadounidenses en la agencia de detectives, algo inaudito en Japón en ese momento.

Inteligencia electrónica japonesa: errática, limitada y extremadamente intrascendente (2)

Por Chu Ha


Defensa de Vietnam - A diferencia de los expertos estadounidenses en criptoanálisis, que pueden leer telegramas incluso cifrados con los sistemas de cifrado más sólidos, los expertos en descifrado del grupo especial japonés a menudo fracasan al intentar obtener información útil de los canales de comunicación estadounidenses.
Ni siquiera se atreven a descifrar los sistemas de cifrado de nivel intermedio y alto del ejército estadounidense, sino que solo se centran en los sistemas de cifrado simples de nivel inferior del comando estadounidense. Uno de esos códigos es utilizado por las tripulaciones de los aviones de patrulla aérea de la Marina de los EE. UU. e incluye docenas de frases como "enemigo detectado".

El cifrado se cambia cada 10 días, pero las mismas frases persisten en versiones de cifrado posteriores, lo que facilita el descifrado. E incluso si Japón descifrara este código, ya sería demasiado tarde para actuar con prontitud basándose en la información recibida.

Japón había logrado varios éxitos importantes al descifrar códigos repetitivos no alfabéticos utilizados por las flotas mercantes enemigas. ¿Cómo hacen realmente un trabajo tan difícil? Muy simplemente, gracias a su aliado alemán, transfirió a Japón un libro de códigos capturado por un buque de guerra alemán.

Los japoneses sólo tuvieron que decodificar de forma iterativa. Sin embargo, el código sólo aportaba información esporádica y aleatoria y, a menudo, en ese momento el barco que mencionaba ya no se encontraba en la zona mencionada.

Así, las actividades de investigación del código espía japonés se consideran exitosas hasta cierto punto, pero en general son erráticas, limitadas y extremadamente intrascendentes para las principales campañas militares y de contrainteligencia.

El 18 de octubre de 1941 los japoneses capturaron a Reinhard Sorge. En los meses anteriores, la agencia de interceptación de Japón capturó con frecuencia telegramas codificados del corresponsal de Sorge pero no pudo decodificarlos y no pudo localizar la estación transmisora. Sólo en 1940, Sorge envió no menos de 30.000 frases en clave a Moscú.

En 1943, un destructor japonés estrelló y destruyó el torpedero RT-109 comandado por John Kennedy (más tarde presidente de los Estados Unidos). Por supuesto, Japón se dio cuenta de la avalancha eléctrica inusualmente grande que apareció después del hundimiento del RT-109. Debido a que estos telegramas codificados contenían instrucciones detalladas de rescate, los japoneses tuvieron la oportunidad no sólo de destruir a toda la tripulación del torpedero hundido sino también a aquellos que acudieron al rescate.

Incluso los criptoanalistas promedio pueden decodificar todos estos mensajes cifrados en sólo una hora. Pero los estadounidenses aún completaron con éxito la operación de rescate sin ningún signo de intervención del enemigo, por lo que salvaron la vida del futuro presidente de los Estados Unidos para salvar la bala asesina del asesino mercenario.

Inteligencia electrónica japonesa: delicioso cebo en el ojo (3)

Por Chu Ha


Defensa de Vietnam - Los últimos días de la Segunda Guerra Mundial trajeron al pueblo japonés un desastre que quedará grabado para siempre en su memoria.
Las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fueron bombardeadas con bombas atómicas.

El personal del Grupo Especial descubrió el segundo bombardero estadounidense encargado de lanzar la bomba atómica sobre Nagasaki.

Los expertos en criptografía del Grupo Especial, mediante el análisis de telegramas de comunicaciones, predijeron las misiones de ataque del bombardero B-29 y registraron señales cifradas especiales de los aviones en solitario que volaban hacia Nagasaki. Eso ocurrió tres días después de la destrucción de Hiroshima.

En aquella época, estas señales también fueron transmitidas desde el avión que lanzó la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima.

Pero antes de que terminara la guerra, Japón no tenía fuerza aérea para interceptar el avión que transportaba esa arma mortal, por lo que el personal del Grupo Especial no tuvo más remedio que registrar en sus mapas la dirección de vuelo del avión: los bombarderos se dirigen directamente a Nagasaki.


martes, 30 de mayo de 2023

SGM: Inteligencia de señales (2/2)

Inteligencia de señales de la Segunda Guerra Mundial

Parte I || Parte II
Weapons and Warfare



Estación radiogoniométrica Lydd HF 1945 Capitán Louis Varney G5RV 2º desde la izquierda

El Servicio "Y" británico, o servicio de intercepción de voz, interceptó las comunicaciones de voz alemanas no codificadas, principalmente las de la Luftwaffe, pero también las del ejército alemán. El mariscal de campo Sir Bernard L. Montgomery reconoció y explotó las capacidades del Servicio Y quizás mejor que cualquier otro comandante británico de alto rango.

Inicialmente empleado contra las comunicaciones de cazas y bombarderos alemanes para complementar los datos obtenidos de los gráficos de radar, el Servicio Y de la RAF asumió un papel más amplio cuando los británicos pasaron a la ofensiva después de 1942. Asignados para interrumpir el sistema de defensa aérea alemán, los operadores del Servicio Y se entrometieron activamente en el caza nocturno alemán y más tarde los circuitos de comunicaciones del caza diurno. Los operadores británicos llamarían a los pilotos alemanes o al controlador del cuartel general por radio, emitirían órdenes falsas, solicitarían información operativa o cuestionarían las órdenes e interrumpirían las comunicaciones. A partir de 1942, cada incursión de bombarderos incluía un bombardero especialmente modificado que transportaba operadores del Servicio Y que advertían sobre las actividades de los cazas alemanes e interrumpían las comunicaciones alemanas según fuera necesario. Dado que el ejército alemán utilizó códigos tácticos en sus circuitos de voz,

Para ser efectivos, los operadores de Y Service requerían un amplio conocimiento de los procedimientos de comunicación y distintivos de llamada alemanes, así como una fluidez casi nativa en el idioma. Sin embargo, la intrusión se puede contrarrestar mediante el uso de códigos tácticos que cambian regularmente y una estricta disciplina de comunicación. Dado que las operaciones aéreas ocurrieron a una velocidad que impidió el uso extensivo de códigos, las redes de control aéreo fueron las más propensas a sufrir intrusiones. Los alemanes contrarrestaron el Servicio Y de la RAF utilizando comunicadoras femeninas, pero los británicos introdujeron sus propias operadoras. Aunque el Servicio Y nunca interrumpió por completo el sistema de mando y control de la defensa aérea alemana, ciertamente redujo su eficacia.

El servicio de seguridad polaco era mucho más pequeño que el de sus aliados y oponentes, pero aun así logró obtener copias de la máquina de encriptación alemana Enigma e hizo avances significativos para descifrar los códigos de Alemania, en particular los de la Luftwaffe. Según los informes, los polacos también rompieron algunos de los sistemas de códigos soviéticos tácticos más bajos. Compartieron sus resultados con sus aliados anglo-franceses, e incluso contrabandearon los archivos y el equipo a Francia después de la caída de Varsovia en 1939. Esta colaboración fue la base de la penetración exitosa y generalizada de los Aliados en los sistemas de encriptación alemanes Enigma (ULTRA). La cooperación y colaboración entre los Estados Unidos y Gran Bretaña solo comenzó después de Dunkerque y se aceleró después de la Batalla de Gran Bretaña.

Se sabe poco sobre los servicios SIGINT soviéticos, pero dada la falta de cooperación entre los órganos de seguridad del estado (ver NKVD) y la inteligencia militar antes de la guerra, es razonable suponer que cada una de esas agencias operaba sus propios servicios SIGINT separados. Aunque probablemente nunca se sabrá el alcance de las capacidades SIGINT soviéticas en la Segunda Guerra Mundial, los alemanes descubrieron durante sus primeras ofensivas que los soviéticos tenían un amplio conocimiento de las redes de comunicaciones y la estructura de mando alemanas. Los servicios SIGINT de Finlandia descubrieron en noviembre de 1939 que los soviéticos habían estado monitoreando sus comunicaciones militares y de defensa aérea durante algún tiempo. Los finlandeses también creían que habían descubierto varios casos de operadores soviéticos que se entrometían en las redes de comunicaciones finlandesas. Los alemanes informaron experiencias similares durante la batalla de Stalingrado y las campañas posteriores en el frente oriental. Como mínimo, esto sugiere que los soviéticos tenían una capacidad significativa para operar contra las comunicaciones de sus dos enemigos europeos más importantes.

Alemania entró en la guerra con tres organizaciones SIGINT militares separadas: la Chiffierwesen de la Abwehr, la Beobachdienst o B-Dienst de la Kriegsmarine y la Forschungsamt de la Luftwaffe. La Gestapo también tenía un servicio SIGINT, pero lo usó principalmente para contrainteligencia. Cada agencia operó de forma independiente después de 1938 y rara vez compartió información, y mucho menos cooperó entre sí. Los jefes del servicio militar alemán, de hecho, a menudo usaban los informes de su agencia SIGINT para ganarse el favor de Adolf Hitler. La dispersión resultante del esfuerzo inhibió la efectividad general del esfuerzo SIGINT de Alemania. La Luftwaffe, por ejemplo, no le pediría a la Kriegsmarine que recopilara información sobre los sistemas electrónicos y los radares aéreos y terrestres de los Aliados, ni la Kriegsmarine le pediría a la Luftwaffe información sobre los sistemas marinos de los Aliados. En cambio, ninguno de los dos servicios estaba entusiasmado por compartir lo que sabía sobre estos sistemas. Ambos servicios tenían que recopilar contra todos los sistemas aliados posibles y, dados los recursos limitados disponibles, ninguno obtuvo toda la información que necesitaba para respaldar sus respectivos esfuerzos de guerra.

No obstante, todos los servicios SIGINT alemanes disfrutaron de algunos éxitos, particularmente al principio de la guerra. Los alemanes se concentraron en la inteligencia de señales operativas y tácticas, es decir, la rápida difusión de información SIGINT directa e inmediatamente al comandante de nivel operativo. Se asignaron unidades SIGINT del ejército alemán a cada cuerpo de ejército y contribuyeron en gran medida al éxito de las ofensivas terrestres de 1939 y 1941. Al detectar los movimientos de las unidades terrestres aliadas muy por delante del avance alemán, proporcionaron una advertencia oportuna de los contramovimientos aliados que permitieron a las unidades móviles alemanas superar a sus oponentes aliados más lentos, que recibieron sus propios informes SIGINT mucho más lentamente. El equipo SIGINT alemán también era liviano y móvil y las unidades estaban totalmente motorizadas para que pudieran mantenerse al día con las unidades Panzer. La compañía de inteligencia de señales del general Erwin Rommel es probablemente la más famosa de estas unidades, y atribuyó gran parte de su éxito a sus esfuerzos. Esa compañía era tan buena que el mariscal de campo Montgomery apuntó específicamente a la unidad para destruirla antes de lanzar la ofensiva de El Alamein.

La Luftwaffe usó el mismo equipo y empleó una estructura similar a la del ejército, proporcionando a cada Luftflotte (Flota Aérea) un batallón de reconocimiento por radio. Estos batallones monitorearon la fuerza aérea enemiga y las comunicaciones de los servicios terrestres para advertir sobre los movimientos aéreos enemigos, ubicar las bases operativas enemigas y ubicar los cuarteles generales y los puestos de mando aéreos enemigos. Los batallones de reconocimiento por radio en Alemania y en el frente occidental se consolidaron en mayo de 1944 para concentrarse contra la campaña de bombardeo aliada. Proporcionaron advertencias sobre los bombardeos aliados al interceptar las pruebas previas al lanzamiento de los sistemas electrónicos a bordo de los bombarderos. También ayudaron a rastrear las corrientes de bombarderos nocturnos al monitorear los sistemas de navegación y las emisiones de radar de los bombarderos.

La Kriegsmarine empleó principalmente sitios HF/DF permanentes ubicados cerca de sus principales bases en Alemania y los países ocupados en el oeste. Estos sitios permitieron a B-Dienst proporcionar datos de localización precisos sobre los movimientos de barcos enemigos en el Mar del Norte y el Atlántico norte a las unidades navales alemanas involucradas en la Batalla del Atlántico. Los datos se difundieron inmediatamente a los cuarteles generales operativos navales y de submarinos y se difundieron regularmente a las unidades en el mar. La precisión no fue muy buena en el transporte marítimo en el Mediterráneo, el Atlántico Sur y los océanos Índico, pero les dio a las unidades navales alemanas una idea de lo que podrían encontrar. Además, el B-Dienst pudo descifrar el convoy aliado y las comunicaciones operativas de la Royal Navy durante gran parte de los primeros años de la guerra.

La Kriegsmarine también asignó destacamentos de B-Dienst a los asaltantes de superficie de Alemania y a los principales combatientes de superficie. Por lo tanto, cada buque insignia y asaltante de superficie tenía la capacidad de detectar formaciones navales y convoyes aliados en su área de operaciones. En algunos casos, los destacamentos de B-Deinst también descodificaron localmente las comunicaciones enemigas, en particular, informes de reconocimiento aéreo y de barcos mercantes. La seguridad de la transmisión fue proporcionada por el uso de almohadillas de "un solo uso" para proteger contra la decodificación del enemigo.

Los servicios de inteligencia estatal y militar de Italia tenían unidades SIGINT. Dirigidos principalmente contra los franceses y los yugoslavos, los italianos tenían un servicio de decodificación razonablemente efectivo, que descifró con éxito los códigos navales del ejército yugoslavo y francés y británico durante el período de entreguerras. Los italianos, sin embargo, eran similares a los franceses en que dependían de estaciones permanentes de monitoreo de señales. Los servicios italianos dependían totalmente de los sitios SIGINT en Italia y Albania. Esto no solo inhibió la interceptación de las comunicaciones aliadas en el norte de África y las aguas más distantes del Mediterráneo, sino que retrasó la difusión de los informes. También impidió la relación y el entendimiento mutuo entre los servicios de inteligencia y los comandantes apoyados que son tan esenciales para un apoyo de inteligencia eficaz.

El éxito más destacado de los italianos se produjo durante la invasión de Yugoslavia, cuando los operadores de radio italianos en Albania se entrometían regularmente en la red de mando yugoslava encriptada, anulando las órdenes de ataque y desviando las unidades y el apoyo logístico yugoslavos.

En contraste con el esfuerzo cooperativo SIGINT angloamericano, los países del Eje no confiaban lo suficiente entre sí para compartir información, y mucho menos coordinar sus esfuerzos SIGINT. Finlandia tenía el mejor servicio SIGINT de los países menores, descifrando las comunicaciones navales y de otro tipo soviéticas en varios momentos durante la Guerra de Invierno. El monitoreo de las comunicaciones de la Fuerza Aérea y el ejército soviético también proporcionó a los finlandeses información clave sobre las intenciones y preparativos soviéticos mucho antes de los ataques reales y los bombardeos. Desafortunadamente, no era suficiente saber cuándo, dónde y con qué estaba atacando tu oponente. Uno tenía que tener los recursos para derrotar el ataque, y esos recursos eran lo que más les faltaba a los finlandeses. Los rumanos y húngaros también tenían servicios SIGINT bastante grandes y efectivos,

SIGINT se ha convertido en uno de los elementos más importantes de las operaciones de inteligencia modernas en un mundo de fuerzas militares móviles y de rápido movimiento. Las señales electrónicas son el medio por el cual cada comandante moderno ve y controla sus fuerzas, las cuales dependen de los sistemas electrónicos para llevar a cabo sus misiones. SIGINT se convirtió en un asunto cada vez más tecnológico y complejo a medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial. La capacidad de leer las comunicaciones de un enemigo o saber cuáles de sus unidades estaban en contacto entre sí proporcionó información sobre sus operaciones e intenciones. Conocer los sensores electrónicos y los sistemas de navegación de un enemigo condujo al desarrollo de contramedidas efectivas y la capacidad de cegarlo en un momento crítico, o simplemente para evitar sus fuerzas cuando sea necesario.

Lectura adicional

  • Andrew, Christopher, Codebreaking and Signals Intelligence (1986).
  • Clayton, Aileen, El enemigo está escuchando (1980).
  • Irving, David, Violación de la seguridad (1968).
  • Kahn, David, Los descifradores de códigos (1972).
  • Norman, Bruce, Secret Warfare: La batalla de los códigos y las cifras (1973).
  • West, Nigel, Los secretos SIGINT (1986).

lunes, 22 de mayo de 2023

SGM: Inteligencia de señales (1/2)

Inteligencia de señales de la Segunda Guerra Mundial

Parte I || Parte II
Weapons and Warfare

 



El esfuerzo de inteligencia de señales de campo del ejército alemán se organizó en nueve regimientos SIGINT (conocidos como KONA, Kommandeur der Nachrichten Aufklaerung) estacionados en cada frente.

La inteligencia de señales, la intercepción y el análisis de señales electrónicas, tuvo su nacimiento justo antes de la Primera Guerra Mundial cuando las telecomunicaciones se volvieron cada vez más importantes en la diplomacia y las operaciones militares. En muchos países europeos, el control de este nuevo sistema de comunicaciones estuvo a cargo de las mismas oficinas (llamadas “cámaras negras”) que anteriormente interceptaban y leían el correo extranjero. Sus contribuciones a las operaciones militares en esa guerra y la importancia de interceptar y analizar las comunicaciones de un probable oponente (llamadas señales en ese momento) fueron ampliamente reconocidas durante el período de entreguerras.

En 1939, prácticamente todas las potencias de Europa tenían una agencia de inteligencia de señales dentro de sus ministerios de relaciones exteriores y, en la mayoría de los casos, también dentro de sus departamentos militares. La inteligencia de señales (llamada SIGINT) se amplió durante la Segunda Guerra Mundial para incluir la intercepción y el análisis de señales electrónicas no relacionadas con las comunicaciones. Esto reflejó la creciente importancia del radar y los sistemas electrónicos en la guerra. Ganar la guerra electrónica determinó el resultado de la Batalla del Atlántico y contribuyó al éxito de la campaña de bombardeo aliada. La inteligencia de señales desempeñó un papel clave en cada campaña militar en la Segunda Guerra Mundial.

Los aspectos criptográficos o de descifrado de códigos más espectaculares de la inteligencia de señales son bien conocidos, si no bien comprendidos. El descifrado exitoso de códigos puede tener un impacto estratégico inmediato en las actividades de un país, tanto militares como diplomáticas. Con él, uno puede leer los pensamientos y planes reales de un enemigo y preparar sus propias contramedidas o reacciones en consecuencia. Por esa razón, todas las agencias SIGINT importantes tenían una sección de descifrado de códigos, y las de los respectivos ministerios de relaciones exteriores generalmente tenían las más grandes y mejor financiadas.

El Departamento de Estado de EE. UU. fue el único ministerio de relaciones exteriores importante que no mantuvo un servicio de interceptación de señales durante el período de entreguerras. Incluso los países europeos menores, como Rumania y Hungría, tenían tales servicios. Afortunadamente para los Estados Unidos, sus servicios militares mantuvieron sus agencias SIGINT después de la Primera Guerra Mundial y comenzaron a expandir sus capacidades a medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial. Al principio, el enfoque de las fuerzas armadas de EE. UU. en proteger los territorios estadounidenses en el Pacífico limitó sus éxitos de descifrado de códigos a los principales países en ese teatro, pero con la ayuda británica, los estadounidenses pudieron hacer una contribución significativa al esfuerzo SIGINT aliado en Europa después de 1943. .

Aunque espectacular en su impacto, el descifrado de códigos no es el único elemento de la inteligencia de señales ni el más importante. Se puede ganar mucho analizando la naturaleza de la señal en sí, así como de quién y a quién se dirige la señal. Los operadores de código Morse individuales escriben sus mensajes de una manera única que se puede identificar. Este “puño” podría usarse para rastrear los movimientos del operador. Dado que muchos líderes militares y políticos de la época usaban sus propios comunicadores personales, los líderes o sus unidades podían ubicarse encontrando los comunicadores. Además, los distintivos de llamada de las unidades o los nombres en clave que las unidades y los comandantes usaban para identificarse en las comunicaciones electrónicas proporcionaban un medio para rastrear los movimientos y actividades de esas unidades. Por esta razón,

Determinar con quién se comunican las unidades y agencias puede ayudar mucho a identificar las intenciones, capacidades y misiones probables de esas unidades o sus líderes. Por ejemplo, las comunicaciones entre el cuartel general del comandante del componente terrestre principal del enemigo y la mayoría de las divisiones móviles o blindadas del enemigo en el área podrían indicar una ofensiva inminente en ese sector. La adición de un cuartel general importante de la fuerza aérea que se comunique con el cuartel general de ese comandante sería un indicador adicional. De hecho, esos eran exactamente los indicadores SIGINT disponibles para los comandantes de tierra aliados en Francia el 8 y 9 de mayo de 1940, unas veinticuatro horas antes de la invasión alemana de Bélgica.

Negar este tipo de información a un oponente era tan importante como obtenerla de ellos. Por lo tanto, SIGINT era en gran medida un juego de ajedrez entre quienes recopilaban las señales y los esfuerzos de sus oponentes para proteger sus propias comunicaciones de la intercepción o negar a los recopiladores los detalles necesarios para analizar esas comunicaciones. A esto se le llamó seguridad de las comunicaciones. El esfuerzo de seguridad de las comunicaciones tenía que equilibrarse con el impacto probable en las propias fuerzas. El uso de un distintivo de llamada permanente, por ejemplo, simplificó la identificación de fuerzas amigas en la red, pero también facilitó que los servicios SIGINT hostiles hicieran lo mismo. Por lo tanto, la mayoría de las naciones rotaron sus distintivos de llamada periódicamente, excepto cuando la velocidad de identificación o las comunicaciones superaron la necesidad de seguridad, como para aeronaves, combatientes menores individuales,

Otro aspecto de SIGINT fue la búsqueda de dirección, o DF. Esta técnica utilizaba antenas direccionales para determinar el acimut o la dirección desde la que emanaba una señal. Dos o más estaciones de intercepción operando en conjunto contra una sola estación transmisora ​​(o emisora) podrían triangular su posición. En otras palabras, podrían fijar la ubicación del emisor trazando los acimutes respectivos en un mapa o gráfico. La ubicación del emisor, o arreglo, era donde se cruzaban los acimutes. Cuanto más cerca estaba el ángulo de intersección a 90 grados (una "orientación transversal"), más precisa era la solución. La precisión de la corrección también mejoró con el número de acimutes, ya que las antenas direccionales primitivas de la época requerían que el operador juzgara el acimut por sí mismo decidiendo desde qué dirección la señal era más fuerte. Cuanto más experimentado sea el operador de intercepción, más exacto su juicio. Una mayor cantidad de acimutes también permitió al trazador descartar los acimutes más inconsistentes o determinar un área de probabilidad si no surgía una solución clara.

La frecuencia de los transmisores también afectó la precisión de una corrección de DF. Los sistemas de mayor frecuencia tenían haces más estrechos y eran más fáciles de juzgar. Las frecuencias más bajas podrían detectarse en rangos más largos, ya que sus señales a menudo viajaban a lo largo de la superficie de la tierra más allá del horizonte (onda de superficie) o se reflejaban en la estratosfera de regreso a la superficie de la tierra (onda de cielo). Los radares, los sistemas de navegación aérea y los sistemas de comunicaciones de alta frecuencia, como las comunicaciones aéreas y terrestres tácticas de muy alta frecuencia (VHF), solo podían interceptarse si el receptor estaba ubicado dentro de una línea de visión directa del transmisor. Sin embargo, cuando lo detectan múltiples estaciones de intercepción, la posición de un emisor puede fijarse con mucha precisión y en muy poco tiempo.

La proximidad al transmisor fue otra consideración. Cuanto más cerca estuviera la estación de intercepción del transmisor, más preciso sería probablemente el azimut. Por eso, las autoridades navales aliadas querían que se instalaran sistemas de alta frecuencia DF (HF/DF) en los destructores que escoltaban los convoyes. Permitió a las escoltas ubicar el submarino que informaba la ubicación del convoy con mayor precisión, mejorando significativamente las posibilidades de destruir el submarino.

Las comunicaciones de alta frecuencia eran tan importantes para las operaciones navales, debido a las grandes distancias involucradas, que todas las naciones emplearon enormes infraestructuras SIGINT navales con numerosos sitios HF/DF para rastrear fuerzas navales hostiles y neutrales. Los aliados occidentales tenían las redes más extensas y efectivas, con estaciones SIGINT en prácticamente todas las bases británicas y estadounidenses en el extranjero. Los italianos y los soviéticos tenían redes que les permitían rastrear las unidades navales que operaban en las aguas cercanas a sus costas. Los alemanes solo tenían una capacidad limitada para rastrear unidades navales en el Atlántico con precisión hasta que establecieron sitios HF/DF en Francia y Noruega. Incluso entonces, la falta de "marcaciones cruzadas" inhibió la precisión de sus arreglos contra unidades en el Atlántico Sur y los Océanos Índico.

Gran Bretaña tenía la organización SIGINT más grande y más capaz del mundo al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Todas las actividades SIGINT militares y diplomáticas teóricamente estaban bajo su paraguas, pero en la práctica, la colección SIGINT táctica y operativa de los servicios militares estaba bajo los jefes de servicio. Aún así, el esfuerzo SIGINT de Gran Bretaña estuvo mejor coordinado que el de cualquiera de los participantes de la guerra. Gran Bretaña entró en la guerra con una ligera desventaja ya que la mayoría de sus esfuerzos SIGINT se habían dirigido contra la Unión Soviética durante el período de entreguerras; Alemania había sido identificada como una amenaza solo a fines de la década de 1930. Gran Bretaña se benefició de sus buenas relaciones y cooperación con Francia y, a partir de 1939, con Polonia.

Los franceses tenían una buena imagen de las redes de comunicaciones militares alemanas, en gran parte gracias a los servicios de inteligencia checos que transfirieron muchos de sus archivos a los franceses justo antes de la ocupación alemana en 1938.

Las actividades de Bletchley Park y sus éxitos de descodificación son generalmente bien conocidas, pero los servicios militares británicos SIGINT también hicieron una contribución significativa al esfuerzo de guerra de los Aliados. Los sitios HF/DF angloamericanos facilitaron en gran medida los esfuerzos antisubmarinos de los aliados, particularmente después de que se instalaran equipos HF/DF a bordo de los barcos de escolta aliados. El ejército británico asignó compañías de inteligencia de señales, llamadas secciones inalámbricas especiales (SWS), a cada cuartel general del ejército de campaña británico. Equipadas principalmente con equipo de intercepción HF y sin capacidad de DF al comienzo de la guerra, estas unidades se volvieron más móviles a medida que avanzaba la guerra. La doctrina también cambió. En 1940, las unidades SWS británicas en Francia detectaron el movimiento de las divisiones Panzer hasta la frontera y en las Ardenas. Los comandantes británicos, sin embargo, no aceptaron sus informes, esperando en cambio la confirmación por reconocimiento aéreo. El retraso resultante de cuarenta y ocho horas fue un elemento importante en la derrota aliada en Francia. Posteriormente, tales informes de "importancia inmediata" iban directamente al comandante del ejército de campaña británico.