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miércoles, 18 de febrero de 2015

Invasión japonesa a China: Un nazi héroe en Nanking

El Nazi bueno, el héroe de China
Javier Sanz - Historias de la Historia


En 1937 las tropas japonesas atacaron Nanking, la entonces capital de China. Tras la toma de la ciudad, el ejército japonés, en un auténtico genocidio, asesinó a más de 250.000 residentes civiles chinos. Ejecuciones en masa, personas quemadas y enterradas vivas, decapitaciones, violaciones, robos, incendios y otros crímenes de guerra. Se cuenta que los oficiales japoneses competían entre sí para ver quién asesinaría primero a cien chinos.

[Fuente: ¡Fuego a discreción!]


John Rabe

Antes de la toma de Nanking se encontraban residiendo en la ciudad numerosos occidentales, la mayoría de ellos por asuntos comerciales. También se encontraba un amplio número de misioneros. Pero la mayoría de los extranjeros huyeron hacia sus respectivos países, excepto 22 personas. Una de ellas era John Rabe, un hombre de negocios alemán, admirador de Hitler, miembro del Partido Nazi y representante de la empresa Siemens en China. John Rabe, horrorizado por las atrocidades que estaba cometiendo el ejército japonés con la población china de Nanking decidió quedarse allí para dirigir y organizar, junto con el resto de extranjeros que también decidieron quedarse, una zona de seguridad que se denominó “Comité Internacional para la Zona de Seguridad de Nanking“, estableciendo un “área segura” en la ciudad de alrededor de 7 kilómetros cuadrados. Haciendo valer su condición de Nazi y, por tanto, de aliado de Japón, consiguió un acuerdo para que las fuerzas japonesas no atacaran aquella parte de la ciudad. De esta manera, y resultando un hecho terriblemente irónico, colgó banderas nazis en los límites del “área segura”. Estas banderas marcarían toda la zona y la protegerían de los bárbaros abusos de las tropas japonesas. Gracias a su constancia y esfuerzo para que los japoneses respetaran el estatuto de extraterritorialidad de la zona consiguió albergar y salvar las vidas de alrededor de 200.000 chinos que, de otra manera, hubieran sufrido las crueldades cometidas fuera del territorio de seguridad.

 Su diario, de más de 1.200 páginas, es una prueba concluyente de lo allí ocurrido…

“Ellos seguían violando a las mujeres y las niñas y matando a los que ofrecían resistencia, a los que intentaban huir o simplemente a los que se encontraban en el lugar equivocado. Durante sus fechorías, no se hizo ninguna diferencia entre adultos y niños. Había niñas menores de ocho años y mujeres mayores de 70 años que fueron violadas y luego, de la manera más brutal posible, golpeadas y asesinadas […] Cualquiera podía pensar que aquello era imposible, pero la violación de mujeres ocurrió incluso en el medio de nuestra zona […] Somos pocos extranjeros y no podemos estar en todos los lugares durante todo el tiempo para protegerlas. Éramos impotentes frente a estos monstruos que estaban armados hasta los dientes y que disparaban a cualquiera. Sólo tenían respeto por nosotros los extranjeros, y aún así hemos estado cerca de ser asesinados en varias ocasiones. […] Seis japonés han trepado el muro del jardín y han tratado de abrir las puertas de la casa. Sólo se han detenido cuando les he puesto mi esvástica frente a sus ojos.  […] He visto tantos cadáveres en las últimas semanas que ya casi no me sorprendo ante tanta barbarie. […] Un hombre no puede guardar silencio sobre este tipo de crueldad! ”

Se ganó el respeto y el cariño de aquellos supervivientes, que le apodaron “el Buda alemán” y “el buen alemán de Nanking“.


Fotograma de la película "John Rabe"

El 28 de febrero de 1938 Rabe volvió a Alemania llevando consigo una gran cantidad de documentación, películas y fotografías sobre las atrocidades cometidas por los japoneses en Nanking. Rabe mostró esas películas y fotografías en distintas conferencias en Berlín y escribió una carta a Hitler en la que le pedía que usara su influencia con los japoneses para que detuvieran aquella brutal violencia inhumana. Como resultado, Rabe fue detenido e interrogado por la Gestapo. Gracias a la intervención de Siemens fue puesto en libertad. Tras la guerra fue detenido y acusado de pertenecer al Partido Nazi. Perdió su trabajo y se vio inmerso en un largo proceso de “desnazificación“, del que tuvo que pagar las costas. La situación económica era muy difícil en aquel Berlín de la posguerra, y más para alguien acusado de pertenecer y colaborar con el nazismo. Rabe agotó sus ahorros y se vio obligado a vender sus propiedades, sobreviviendo de mala manera con trabajos ocasionales. Tras varias apelaciones fue por fin declarado “desnazificado” el 3 de junio 1946 gracias a su labor humanitaria en Nanking, pero por entonces tanto él como su familia vivían en la pobreza.

Ya en 1948 los ciudadanos de Nanking se enteraron de la muy grave situación de la familia Rabe en Berlín y, tras organizar una colecta, enviaron una importante suma de dinero para ayudarles. También les enviaban paquetes de alimentos cada mes. John Rabe murió el 5 de enero de 1950 de un derrame cerebral. En 1997 su tumba fue trasladada de Berlín a Nanking, ocupando un lugar honorífico en el monumento conmemorativo de la masacre.


Lápida de John Rabe en Nanking