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miércoles, 28 de septiembre de 2022

Argentina: La Masacre de Napalpí

La Masacre de Napalpí






La Masacre de Napalpí fue una matanza cometida por una fuerza de más de cien hombres de la Policía Nacional de Territorios, en la que resultaron asesinados entre quinientos y mil personas pertenecientes a los pueblos Qom y Mocoví-Moqoit, realizada por el 19 de julio de 1924 en el paraje El Aguará, en cercanías de la reducción aborigen Napalpí, ubicada en el entonces territorio nacional del Chaco. La masacre fue cometida por fuerzas policiales nacionales, con participación de civiles, bajo órdenes del gobernador Fernando Centeno, quien se hallaba bajo supervisión directa del presidente Marcelo Torcuato de Alvear. Fue una de las masacres de mayor magnitud cometida contra pueblos originarios en la República Argentina durante el siglo XX.

En noviembre de 2004 la Asociación Comunitaria La Matanza demandó civilmente al Estado Nacional argentino, reclamando indemnización por daños y perjuicios.​ En 2020, la Cámara Federal de Apelaciones de Resistencia dictó sentencia definitiva confirmando que se trató de un crimen de lesa humanidad, y condenando al Estado Nacional a pagar una indemnización equivalente a 1.800 salarios mínimos, vitales y móviles y destinar en los siguientes diez años un total de 19.000 salarios mínimos, vitales y móviles en inversiones públicas en beneficio de los integrantes de la etnia Toba, a los fines de promover su desarrollo. La sentencia fue recurrida por el Estado Nacional ante la Corte Suprema.

En 2022, a iniciativa de la fiscalía federal de Resistencia, se inició un juicio por la verdad para establecer judicialmente los hechos y dar a conocer la verdad de lo acontecido.

En 2008 el gobierno de la provincia del Chaco pidió perdón por los crímenes de lesa humanidad cometidos en 1924 en la llamada “Masacre de Napalpí” contra el pueblo Qom y Mocoit. En 2022 hizo lo mismo el gobierno nacional argentino.


Circunstancias




En el año 2004. El Directorio del I.D.A.CH. resuelven iniciar la demanda por la Masacre de Napalpí a través de la Asociación Comunitaria La Matanza.

En 2004 el Instituto del Aborigen Chaqueño, I.D.A.CH., en asamblea unánime, presentes cuarenta y seis comunidades indígenas de los pueblos indígenas Qom, Mocoví-Mocoi y Wichi, resuelven iniciar una acción judicial de reparación resarcitoria por $ 350 000 000, por daños y perjuicios, garantía de no repetición y solicitud de perdón del Estado Nacional Argentino. La demanda es presentada en diciembre del 2004 fundada en la teoría de la Imprescriptibilidad Crímenes de Lesa Humanidad, ​ por los abogados chaqueños Carlos Alberto Díaz, David H. Parras, Mónica M. Echevarría al que luego se suma Julio C. García. Así se comenzó en noviembre de 2004 la tramitación del expediente «Asociación Comunitaria La Matanza c/ PEN-Estado Nacional Argentino s/Daños y Perjuicios». ​En mayo del 2005, el gobierno de Néstor Kirchner a través de la Procuración del Tesoro de la Nación pidió el rechazo de la demanda argumentando que los tobas no constituían una etnia y que la masacre de Napalpí no podía considerarse crimen de lesa humanidad, en términos que los aborígenes repudiaron "por su virulencia, discriminación, racismo e inhumanidad".

El Estado Nacional Argentino durante quince años de tramitación judicial negó la existencia de la masacre e interpuso defensas de prescritibilidad de la acción y falta de legitimación. El 25 de noviembre del año 2019 la Juez Federal n.º 1, de Resistencia, Chaco, Zunilda Niremperger, dictó sentencia de primera instancia, reconociendo la existencia de la Masacre de Napalpí, la autoría y la forma en que se produjeron los crímenes masivos, pero hace lugar la defensa de prescripción y falta de legitimación interpuesta por el Estado argentino. Ello produce la apelación ante la Cámara Federal de Apelaciones de Resistencia, integrada por las juezas Rocio Alcalá y María Delfina Denogens, quienes por unanimidad, el 14 de septiembre del año 2020, revocan el fallo de primera instancia que declara la imprescriptibilidad resarcitoria por la Masacre de Napalpí, acaecida noventa y seis años atrás, declara legítima como reclamante a la Asociación Comunitaria La Matanza, quien actuó por sí y en nombre y representación de todo el Pueblo Qom y condenando al Estado Nacional a pagar la cantidad de $ $ 375 000 000 en concepto de indemnización por daño moral.

El Estado Nacional, representado por la Procuración General del Tesoro interpuso un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia en el que ratificó que “la posición del Estado Nacional siempre fue que la llamada “Masacre de Napalpí” no constituyó un genocidio, pues ni antes ni después se persiguió a la comunidad indígena que la actora dice nuclear, ni se la exterminó, ni se la sacó de la sociedad, más allá de su propia auto-aislación” y pidió se deje sin efecto la condena. 

En 2014, el Estado argentino, a través del Ministerio Público Federal, investigó, fuera del expediente de indemnización, durante cuatro años los eventuales delitos de lesa humanidad cometidos en Napalpí, para luego solicitar la apertura de un juicio por la verdad, puesto que todos los culpables ya habían muerto.

Contexto histórico

En 1924, Marcelo T. de Alvear era el presidente de Argentina. El territorio nacional del Chaco se perfilaba como el primer productor nacional de algodón. Alvear nombró como gobernador del Territorio Nacional del Chaco a Fernando Centeno.

La Reducción Indígena de Napalpí, a ciento veinte kilómetros de Resistencia, era un espacio de sometimiento donde los indígenas eran obligados a trabajar en condiciones de semi-esclavitud. En julio de 1924, las comunidades qom y mocoví se declararon en huelga; denunciaban los maltratos y la explotación de los terratenientes, y planeaban marchar a los ingenios azucareros de Salta y Jujuy. Pero el gobernador Fernando Centeno les prohibió abandonar Chaco y, ante la persistencia indígena, ordenó la represión.

Antecedentes

Unos cuarenta años antes, el Ejército Argentino había lanzado una campaña militar para someter a los pueblos indígenas del Chaco, lo que dio como resultado la muerte de millares de indígenas y la desintegración social y cultural de numerosas etnias en las actuales provincias argentinas de Formosa y Chaco que en ese momento eran territorios nacionales.

Se fundaron numerosos fortines con el fin de mantener a raya a los indígenas vencidos. Sus tierras fueron vendidas a colonos europeos, en particular italianos y franceses, quienes pronto las destinaron a la producción de algodón. Numerosas tribus fueron confinadas en reducciones en donde fueron sometidas a un régimen de explotación muy cercano a la esclavitud. Una de tales reducciones era Napalpí, nombre qom que significa precisamente «lugar de los muertos», fundada en 1921 y cuyo nombre actual es Colonia Aborigen Chaco.

Los indígenas de la reducción, de la etnia qom, se dedicaban al cultivo de algodón y estacionalmente al cuidado de las haciendas de los colonos de estancias vecinas. En 1924 las autoridades provinciales de la reducción dispusieron que los indígenas debían entregarles el 15 % de su producción de algodón. Esta quita compulsiva provocó gran descontento entre los habitantes.

En junio un chamán llamado Sorai fue asesinado por la policía. El gobernador del Chaco, Fernando Centeno, inició los preparativos para una feroz y brutal represión. ​pese a los operativos oficiales de ocultamiento, los legisladores opositores no tenían dudas de que en el Chaco hubo una masacre de indígenas de los pueblos qom y mocoví. Miembros del Parlamento reclamaron la renuncia del gobernador Centeno y todo su equipo, además de una comisión investigadora para determinar la cantidad de muertos. Se convocó entonces a una sesión extraordinaria para interpelar al titular de la cartera de Interior. La interpelación, que duró seis horas, tuvo lugar el 4 de septiembre de 1924. El diputado Francisco Leirós expuso una serie de «hechos que parecen propios de la pesadilla de un loco» y mostró el frasco con las orejas y los testículos del cacique Maidana.

La masacre

A muy tempranas horas del día 19 de julio de 1924, un grupo de unos ciento treinta hombres, entre policías, estancieros y civiles criollos de la zona, fuertemente armados con fusiles Winchester y Mauser, rodearon el campamento donde se habían reunido los indígenas alzados que, armados tan sólo con palos, bailaban en una fiesta religiosa organizada por los chamanes en la zona del Aguará, un área considerada sagrada por los qom ubicada dentro de los límites de la colonia. Convencidos de que los dioses les protegerían de las armas de fuego de los hombres blancos, no ofrecieron resistencia a los disparos dirigidos al campamento durante cuarenta minutos. Luego, los blancos entraron al mismo para rematar a machetazos a los indígenas que quedaban, muchos moribundos, incluidos mujeres y niños. Los heridos fueron degollados, algunos colgados.

A finales de los años veinte, el periódico Heraldo del Norte recordó así el hecho:

Como a las nueve de la mañana, y sin que los inocentes indígenas hicieran un solo disparo, [los policías] hicieron repetidas descargas cerradas y enseguida, en medio del pánico de los indios (más mujeres y niños que hombres), atacaron. Se produjo entonces la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad.

El 29 de agosto, cuarenta días después de la matanza, el exdirector de la Reducción de Napalpí Enrique Lynch Arribálzaga escribió una carta que fue leída en el Congreso Nacional:

La matanza de indígenas por la policía del Chaco continúa en Napalpí y sus alrededores; parece que los criminales se hubieran propuesto eliminar a todos los que se hallaron presente en la carnicería del 19 de julio, para que no puedan servir de testigos si viene la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados.

En el libro Memorias del Gran Chaco, la historiadora Mercedes Silva confirma el hecho y cuenta que al mocoví Pedro Maidana, uno de los líderes de la huelga, «se lo mató de manera salvaje y se le extirparon los testículos y una oreja para exhibirlos como trofeo de batalla».

En el libro Napalpí, la herida abierta de 1998, el periodista Mario Vidal detalla: «El ataque terminó en una matanza, en la más horrenda masacre que recuerda la historia de las culturas indígenas en el XX. Los atacantes sólo cesaron de disparar cuando advirtieron que en los toldos no quedaba un indio que no estuviera muerto o herido. Los heridos fueron degollados, también hubo colgados. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes y algunos campesinos blancos que también se habían plegado al movimiento huelguista».

Un reciente microprograma de la Red de Comunicación Indígena destacó:

Se dispararon más de cinco mil tiros y la orgía de sangre incluyó la extracción de testículos, penes y orejas de los muertos, esos tristes trofeos fueron exhibidos en la comisaría de Quitilipi. Algunos muertos fueron enterrados en fosas comunes, otros fueron quemados.

En el mismo audio, el cacique toba Esteban Moreno, contó la historia que es transmitida de generación en generación:

En las tolderías aparecieron soldados y un avión que ametrallaba. Los mataron porque se negaban a cosechar. Nos dimos cuenta que fue una matanza porque solo murieron aborígenes, tobas y mocovíes, no hay soldados heridos, no fue lucha, fue masacre, fue matanza, por eso ahora ese lugar se llama Colonia La Matanza.

La Reducción de Napalpí había sido fundada en 1911, en el corazón del Territorio Nacional del Chaco. Las primeras familias que se instalaron eran de los pueblos Pilagá, Abipón, Toba, Charrúa y Mocoví. En julio de 1924, Federico Gutiérrez, corresponsal del diario La Razón, escribió: «Muchas hectáreas de tierra flor están en poder los pobres indios, quitarles esas tierras es la ilusión que muchos desean en secreto».

Debate en la Cámara de Diputados

En septiembre de 1924, apenas dos meses después de la masacre,, el tema llegó a la Cámara de Diputados. La discusión duró un mes, una sesión por semana. En una de ellas, el diputado socialista Francisco Pérez Leirós denunció que la cacería de indígenas duró varios días, pues al parecer los criminales se habían propuesto «eliminar a todos los presentes en la carnicería del 19 de julio para que no pudieran servir de testigos».

Paradigma del despojo

Según los historiadores revisionistas, Napalpí no fue una matanza aislada, sino una práctica recurrente del poder político y los terratenientes -con mano de obra policial o militar- para privar a los pobladores originarios de su forma ancestral de vida e introducirlos por la fuerza al sistema de producción y, en el libro La violencia como potencia económica: Chaco 1870-1940, Nicolás Íñigo Carrera afirma: «los aborígenes de la zona chaqueña vivían sin la necesidad de pertenecer al mercado capitalista. La violencia ejercida hacia ellos, por vía política con la represión y por la vía económica, tuvo como objetivo eliminar sus formas de producción y convertirlos en sujetos sometidos al mercado. [...] Se comenzó a privar a los indígenas de sus condiciones materiales de existencia. Se inició así un proceso que los convertía en obreros obligados a vender su fuerza de trabajo para poder subsistir, premisa necesaria para la existencia de capital. Un modo de vivir había sido destruido».

Además de someterlos, el gobierno quería ampliar los cultivos, dar tierra a grandes terratenientes y concentrar a los indígenas en reservas. Siempre la versión oficial, «civilizadora y cristiana», hablaba de malones o enfrentamientos despiadados, pero los muertos siempre eran pobladores originarios. Acerca de estos imaginarios combates, el historiador Alberto Luis Noblía remarca que «las naciones aborígenes chaqueñas no practicaron el malón, usual en otros pueblos. Todo lo contrario, los inmigrantes llegados de Europa nunca fueron perseguidos por los entonces dueños de las tierras. Al contrario, el colono supo encontrar en el indígena mano de obra barata».



Tobas de Napalpí, 1924

El 21 de julio de 1925, un año después de la matanza, el ministro del Interior, Vicente Gallo, declaraba: «El Poder Ejecutivo considera que debe encararse definitivamente, como un testimonio de la cultura de la República, el problema del indio, no solo por razones de humanidad y de un orden moral superior, sino también porque una vez incorporado a la civilización será un auxiliar valioso para la economía del norte del país».

Los testimonios de testigos oculares hablan de unos doscientos muertos. Las fuentes coinciden en señalar que no hubo resistencia alguna por parte de los indígenas, por lo que el hecho fue, en la práctica, un fusilamiento masivo seguido de actos aberrantes:

...les extraían el miembro viril con testículos y todo, que guardaba la canalla como trofeo... Los de Quitilipi declararon después que estos tristes trofeos fueron exhibidos luego, haciendo alarde de guapeza en la comisaría... Para completar el tétrico cuadro, la policía puso fuego a los toldos, los cadáveres fueron enterrados en fosas... hasta ocho cadáveres en cada una... (y algunos quemados).

Ninguno de los que cometieron la masacre murió o resultó herido, y nunca se realizó una investigación ni se llevó a juicio a los culpables. Alrededor de ciento treinta policías y civiles, enviados por grandes estancieros, rodearon a los grupos en huelga y dispararon con rifles durante cuarenta y cinco minutos. Asesinaron a hombres y mujeres, ancianos y niños. El ataque terminó en una matanza total, los heridos fueron degollados, otros colgados.

Memoria colectiva

Pese al ocultamiento durante décadas del crimen por parte de todos los estamentos y poderes del Estado, los hechos y los lugares en que fueron cometidos permanecieron en la memoria oral y colectiva del pueblo Qom. En particular, el historiador Juan Chico, nacido en Napalpí, siguió por años las huellas del exterminio, fundado con ese fin la Fundación Napalpí. Debido a su investigación, Chico logró tomar contacto con una testigo sobreviviente, 95 años después de la matanza, de nombre Rosa Grillo, quien siendo niña se salvó con su madre, pero vio morir a su padre.

Pedido de perdón de la Provincia del Chaco

En enero de 2008, el gobierno de la Provincia del Chaco, pidió disculpas públicas y oficiales por la masacre y rindió homenaje a la única sobreviviente, Melitona Enrique, quien cumplía 107 años ese día y que fallecería el 13 de noviembre de 2008.

Los fiscales federales de Chaco argumentaron que la matanza se trató de delitos de lesa humanidad, y analizaron la posibilidad de la intervención del Equipo de Antropología Forense, E.A.A.F., para examinar la fosa común donde fueron depositados los cuerpos de los indígenas.

Investigaciones judiciales

Investigación judicial original de 1924

En territorio chaqueño, el gobernador radical Centeno siguió en su cargo, y separó al juez que atendía el caso, Justo F. Farías, reemplazándolo por uno de su confianza, Juan Sessarego. El fiscal Jerónimo Cello, al reclamar que la causa no fuera archivada, fue enviado a la Cámara de Apelaciones de Paraná, Entre Ríos. El nuevo magistrado, quien había sido puesto por Centeno en medio de la repulsa popular, sobreseyó a los ochenta policías que intervinieron en la matanza.


Los abogados Carlos Diaz Vexelman y Julio César García trabajando en los archivos de la causa Napalpí

Demanda civil de 2004

En el año 2004, los tres pueblos originarios del Chaco inician una acción civil resarcitoria de indemnización por daños y perjuicios. En 2019, el Equipo Argentino de Antropología Forense, convocado por la justicia, encontró restos humanos en Napalpí.

En 2020 la acción civil resarcitoria iniciada en 2014 obtuvo sentencia favorable noventa y seis años después, el 14 de septiembre del año 2020. Los peritos judiciales determinan la existencia de cuatro tumbas comunes.

Investigación del Ministerio Público de la Nación

En 2014, noventa años después, el Estado argentino, a través del Ministerio Público, volvió a investigar durante cuatro años los eventuales delitos de lesa humanidad cometidos en Napalpí, y solicitó la apertura de un juicio por la verdad, debido a que todos los eventuales culpables ya habrían muerto.

Juicio por la verdad

En 2021, la jueza federal de Resistencia Zunilda Niremperger habilitó la realización del juicio por la verdad, noventa y siete años después.

El juicio culminó el 19 de mayo de 2022 con un veredicto que reconoció la responsabilidad del Estado en los delitos de homicidio agravado y reducción a la servidumbre y ordenó medidas reparatorias, entre las que se destacan la continuación del trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense en la zona y la inclusión, dentro de los diseños curriculares nacionales de todos los niveles, del estudio de los hechos probados de Napalpí.

El fallo reconoce como medidas adecuadas de reparación al pedido de disculpas realizado en 2008 por el entonces gobernador de la Provincia del Chaco en nombre del estado provincial, a los pueblos indígenas por la Masacre de Napalpí; la Ley 6.604, que declaró en el 2010 lenguas oficiales del Chaco, además del castellano, a las de los pueblos preexistentes Qom, Wichi y Moqoit; diseños curriculares de Educación Intercultural Bilingüe para los tres niveles de la enseñanza obligatoria; la Ley 7.446 (2014) de Educación Pública de Gestión Comunitaria Bilingüe Intercultural Indígena, como así la construcción del Sitio Histórico Memorial Napalpí (2021).

Pedido de perdón del Gobierno nacional

En 2022 el Gobierno nacional pidió perdón por los crímenes de lesa humanidad cometidos en 1924 en la llamada “Masacre de Napalpí” contra el pueblo Qom y Mocoit. Junto con el pedido de perdón, el Poder Ejecutivo hizo saber que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) fue designado garante del cumplimiento de las medidas reparatorias ordenadas por la sentencia dictada en el juicio por la verdad en Napalpí.

La presidenta del INAI, Magdalena Odarda expresó, “La mejor medida de reparación histórica será el avance de los relevamientos territoriales estipulados en la Ley 26.160, con sus prórrogas y la sanción definitiva en el Congreso de la Nación de la ley de Propiedad Comunitaria Indígena”. “Valoramos el rol del Juzgado Federal №1 de Resistencia, provincia de Chaco, y de la jueza Zunilda Niremperger, como así también el de los fiscales, la Secretaría de Derechos Humanos, el IDACH, organizaciones indígenas del Chaco y todo el país por este este hecho histórico que contribuye a la verdad”.






viernes, 2 de abril de 2021

Ventas de armas: La dudosa muerte del CN (R) Horacio Estrada

Una vida de antiperonista

26 de Agosto de 1998
La Nación




El capitán de navío (R) Horacio Estrada tuvo una vida marcada entre el antiperonismo, que lo llevó a conformar la escuadra de aviación que bombardeó la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955; el desapego a la institución militar, desde que se retiró perdió todo contacto con sus pares, y uno de los negocios más oscuros: la venta de armas.

Aviador especializado en ataque, integró una de las promociones más multitudinarias, la número 80, entre las correspondientes al ex marino Emilio Eduardo Massera y el almirante retirado Ramón Arosa.

En su juventud, integró la escuadra de aviación que marcó el principio del fin del gobierno de Juan Domingo Perón en 1955. El fracaso lo obligó a exiliarse en Montevideo, donde conoció a su esposa, Cristina, de la que se había separado hace un año.

En la madrugada del 17 de junio de 1955, se suicidó uno de sus superiores y autores intelectuales del alzamiento contra Perón, el almirante Benjamín Gargiulo. En la soledad de su dormitorio, se disparó un balazo en la cabeza y dejó un mensaje: "Prefiero morir con mi uniforme y no con otro".



Poco después, Estrada volvió a Buenos Aires. Las crónicas periodísticas lo enfocan nuevamente a partir de febrero de 1978, cuando asumió como jefe de la Base Aeronaval Comandante Espora.

Durante el gobierno de Alfonsín, ya retirado, mientras trataba infructuosamente de vender a la administración radical aviones israelíes, estuvo procesado en la causa Escuela de Mecánica de la Armada, por violación a los derechos humanos.

Sin embargo, Estrada no figura en la lista oficial de represores denunciados ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas.

Su deceso dudoso, supuestamente un suicidio, hizo recordar ayer otro caso aún no esclarecido: el del brigadier (RE) Rodolfo Echegoyen, quien apareció muerto el 13 de diciembre de 1990 en su despacho de la Aduana. La familia de Echegoyen siempre rechazó la hipótesis del suicidio y vinculó el fallecimiento con los oscuros manejos en ese organismo.

El juez Cubas deberá determinar la causa de la muerte de Estrada.

lunes, 19 de octubre de 2020

Guerra antisubversiva: El secuestro y asesinato de Sallustro y la indemnización que les pagamos a todos

Secuestro y asesinato de Oberdán Sallustro: por qué los autores y sus familiares fueron indemnizados con cifras millonarias

En 1972 un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo secuestró al director de Fiat-Concord. La conmoción fue mayúscula en la Argentina y en el mundo. Fue sometido a un "juicio popular" y lo mataron. Con los años, todos cobraron dinero del Estado y algunos de ellos figuran en el Parque de la Memoria con la leyenda “combatiendo por ideales de justicia y equidad”

Por Juan Bautista "Tata" Yofre
Infobae


El gerente de Fiat Oberdán Sallustro durante su cautiverio en una imagen que tomaron los terroristas del ERP. Secuestrado el 21 de marzo de 1972, fue sometido a un "juicio popular" y ejecutado


El martes 21 de marzo de 1972 un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo secuestró al director general de la empresa automotriz FIAT-CONCORD, Oberdán Sallustro, generando una conmoción mayúscula en la Argentina y en el exterior. Según se desprende de la investigación de su secuestro y posterior asesinato, la planificación del hecho “se remonta a diciembre de 1971 y a los dos primeros meses del corriente año.”

En los meses que se planifica el secuestro, el jefe del PRT-ERP Mario Roberto Santucho se encontraba preso. Había caído en Córdoba en agosto de 1971 y fue trasladado al penal de Villa Devoto. Seguidamente fue reemplazado por Luis Pujals, jefe de la Regional Buenos Aires de la banda terrorista. “El Flaco” Pujals duró poco en la comandancia porque el 17 de septiembre de 1971 desapareció en Rosario, Santa Fe. A continuación asumió Benito “Mariano” Urteaga, quien el 6 de septiembre de 1971 acababa de huir de la prisión de alta seguridad de Tucumán junto con 17 altos jefes de la organización.

Según figura en el informe policial sobre el caso Sallustro, del que solo existen 12 copias con 27 anexos, todo el operativo va a ser conocido y autorizado por Benito Urteaga e informado a Santucho en Villa Devoto. Además del secuestro y muerte de Sallustro, Urteaga o “Mariano” estuvo al tanto de los hechos más resonantes que realizó la organización hasta su muerte en julio de 1976, aunque el operativo más importante que lideró fue el ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 de Monte Chingolo, el 23 de diciembre de 1975.

El largo informe de la Policía Federal –que presidía el general Jorge Cáceres Monié, más tarde asesinado con su esposa por Montoneros- dice que “los pasos previos al secuestro de Sallustro se inician con la obtención de viviendas y vehículos, así como fundamentalmente con la integración y entrenamiento de los miembros de la célula que realizaría la acción y de los que actuarían indirectamente en funciones de apoyo. Entre los meses de enero y febrero de 1972 se alquilan y ocupan casi simultáneamente todos los domicilios que sirvieron a éste operativo. En la mayoría de ellos, se instalan matrimonios jóvenes o parejas con apariencias de tales, a los efectos de brindar una imagen de normalidad ante el vecindario y no despertar sospecha sobre sus verdaderas actividades.”

Tapa del largo informe de la Policía Federal sobre el secuestro y asesinato del empresario ítalo-paraguayo Oberdán Sallustro

Para llevar adelante el delito se comprometieron diez viviendas ubicadas en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. El informe especifica que las mismas fueron alquiladas “por particulares o agencias inmobiliarias que comercialmente ofrecen su aval”. Solo pone la lupa en la vivienda de la calle Bacacay 2654 de Capital Federal cuya “garantía es dada por el abogado Gustavo Tomás Soler, yerno del ex Presidente Arturo Illia.” El informe no lo dice pero Soler no tenía ninguna relación con el PRT-ERP y en su aval hubo “abuso de confianza”. También se informa que algunos de estos domicilios “pudieron ser utilizados por los autores del asalto al Banco Nacional de Desarrollo (del 28 de enero de 1972), ya que los elementos secuestrados en Pueyrredón 1133 de la localidad de San Martín, y el dinero hallado en Brasil 353 de Capital Federal son indicios reveladores de la relación entre los autores de ambos operativos”. En este domicilio de la Avenida Brasil se secuestraron 25 millones de pesos entre dólares y pesos moneda nacional. En el mismo lugar fue detenida, entre otras, Emma Elide Angelina De Benedetti, hermana de “El Tordo” Sigfrido De Benedetti. El paso siguiente es aclarar en qué viviendas y cuántas personas planificaron el operativo. Luego quiénes y cómo se robaron varios móviles para concretar el hecho.

“Es de hacer notar que durante varios días antes del operativo, todos los integrantes de la célula realizaron por turnos observación de la casa de Oberdán Sallustro, y vigilancia de todos los movimientos a su alrededor, con el objeto de reconocer perfectamente a Sallustro, verificar sus horarios en que salía y regresaba a su hogar, las personas que lo acompañaban, la actividad de vehículos y peatones en la zona en diferentes horas del día, etc. Esta tarea la realizaban individualmente y en pareja.”

El 21 de marzo de 1972. “a las 11.20, sale el Dr. Sallustro de su casa de la calle Casares 2628, en la localidad bonaerense de Martínez, conduciendo personalmente su automotor, acompañado por su chofer, José Fuentes, el que se hallaba sentado a su derecha”.

En ese momento se ponen en marcha los distintos escalones del operativo. “Eduardo Adrián Menajovsky alerta a Andrés Ernesto Alsina Bea (uruguayo), conductor de la camioneta Dodge” que intercepta al auto de Sallustro y simultáneamente seis extremistas descienden de la caja de la camioneta. “Inmediatamente Carlos Tomás Ponce de León y Ángel Averame abren la puerta del lado izquierdo” del auto de Sallustro y José Eduardo Beristain y Elena María Da Silva Perreira se ocupan de inmovilizar a Fuentes en el costado derecho del automóvil. Mientras tanto “Osvaldo Sigfrido De Benedetti se ubica detrás de la pickup a corta distancia mirando a la Avenida del Libertador con el fin de impedir el paso peatonal y de posibles móviles.”

“El Dr. Sallustro intentó resistirse, tirándose hacia atrás en el interior del coche, produciéndose un violento forcejeo perdiendo el saco que vestía. Se produce en ese instante un disparo que hiere al señor Fuentes, quien en tales condiciones huye en dirección a la finca de la calle Carlos Casares 2628 (del Dr. Sallustro). Reducido Sallustro es llevado a la caja de la camioneta, ascendiendo también Ángel María Averame, Carlos Tomás Ponce de León, Elena María Da Silva Ferreira y Osvaldo Sigfrido de Benedetti, quienes de inmediato lo atan de pies y manos y lo introducen en una bolsa de cuerina color marrón claro.”

Enrique Gorriarán Merlo, que se encontraba detenido junto a Santucho en Villa Devoto, contará en sus Memorias que “el objetivo de esta acción era doble. Por un lado, dinero para solventar la actividad clandestina del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del ERP, además de un importante reparto de alimentos y medicamentos en las zonas pobres; por el otro, la liberación de 30 compañeros presos” (en sus comunicados hablan de la liberación 50 detenidos).

Tras el secuestro, el comando se aleja del lugar en diferentes móviles (todos individualizados posteriormente) y en la Ruta Panamericana con Edison es transbordado Sallustro desde la Dodge a una camioneta Citroen, “para agilizar la maniobra ambos vehículos se colocan de culata”.

Así se llega a la primera etapa del cautiverio del empresario, en Reconquista 180 de la localidad bonaerense de Chilavert. Al mismo tiempo, en otros lugares, los móviles utilizados para el secuestro son abandonados y quemados. En este lugar Sallustro estuvo preso ocho días, hasta el 29 de marzo de 1972.

“Mientras permanecían con el secuestrado los extremistas lo hacían con capucha, manteniendo con el mismo largas conversaciones sobre temas de distinta índole o bien entreteniéndolo con juegos de naipes.”

El 21 de marzo la organización terrorista redacta el Comunicado N°1, donde se explica que el secuestro es poner a Sallustro a disposición de la “justicia popular” por el “saqueo al país”. El 24 de marzo se difunde el Comunicado N°4 donde se establece que Sallustro fue sometido a juicio y condenado a muerte, pero se determinan una serie de exigencias (reunidas en 7 puntos) que el Gobierno y la empresa FIAT deben cumplimentar para liberar al secuestrado.

El mismo día 24, dice el informe policial, la empresa FIAT inicia tratativas con internados en la Unidad Carcelaria de Villa Devoto. “A las 22.30 aproximadamente el señor el señor Alfredo Raúl Salvatto se entrevista con Alfredo Alberto Curutchet, abogado de SITRAC-SITRAM (asesinado por las Tres A en 1974); Raúl Seres, activista de SITRAC-SITRAM; Eduardo Castello Soto, dirigente del ERP (peruano, moriría el 2 de abril de 1976).

  Oberdán Sallustro preso del PRT-ERP

También Salvatto va a entrevistarse con los dirigentes erpianos Santucho, Gorriarán Merlo y Pedro Cazes Camarero. Al día siguiente, el mismo abogado, acompañado de dos directivos de FIAT, vuelve a entrevistarse con Santucho y Gorriarán Merlo. El domingo 26, con conocimiento y autorización del Servicio Penitenciario Federal, Salvatto vuelve a mantener dos largas conversaciones con los dos jefes terroristas. Según el informe, durante las tratativas se suspende la exigencia de liberar a los dirigentes de SITRAC-SITRAM; se anula lo “relativo a las libertades y traslado a otro país de 50 guerrilleros detenidos y el ERP mantiene en cautiverio de Sallustro pero se compromete a velar por el cuidado material y espiritual del mismo.”

El 29 de marzo Sallustro es trasladado a Pedro Morán 3251 por unos días. Luego es llevado a Yerbal N°83, 4° piso “E” de Capital Federal. Finalmente recala en Castañares 5413 de Capital Federal.

Como resultado de la detención de José Luis Da Silva Parreira se logra allanar el domicilio de Martiniano Leguizamón 4445, Capital Federal, pensándose que podría encontrarse Sallustro. En ese lugar son detenidos, entre otros, Osvaldo Sigfrido De Benedetti, Silvia Inés Urdampilleta de Mac Lean y Mirta Emilse Sgro de Menajovsky, todos intervinientes directos del secuestro del empresario.

También se encontraron armas, proyectiles, documentos falsos y todo tipo de elementos de enmascaramiento personal. “Del análisis del material secuestrado en Martiniano Leguizamón 4445, se obtiene un número telefónico, el cual pertenece a la finca de la Avenida Castañares 5413, Capital Federal.”

Con “plenos poderes” para intentar acordar la liberación de Sallustro, llegaría al país el presidente del Club de Roma, Aurelio Peccei, uno de los empresarios más importantes de Europa y suegro de un reconocido diplomático argentino.

El gobierno del presidente Alejandro Lanusse respondió, tanto a Peccei como al presidente italiano Giovanni Leone, que “no negociaría con delincuentes comunes”. También, a manera de presión, el Papa Paulo VI pidió por la pronta aparición del secuestrado.

Aurelio Peccei intentó no sumergirse en la vida política argentina pero, con la mediación de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luís Duhalde, abogados del PRT-ERP, llegó a entrevistarse con Roberto Santucho en la oficina del jefe del penal de Devoto. Nunca se supo qué se conversó, pero cuando el gobierno se enteró del encuentro trasladó al jefe del PRT-ERP y a Gorriarán Merlo al penal de Rawson (5 de abril de 1972). Dado que no encontraba soluciones, el sábado 1° de abril, Aurelio Peccei retorno a Roma. Ya no quedaba margen de negociación.



El presidente del Club de Roma, Aurelio Peccei, uno de los empresarios más importantes de Europa, llegó al país para negociar la libertad de Sallustro. Se entrevistó con el asesino resentido de Santucho (foto). Nada pudo hacer

“Presumiblemente entre el viernes 7 y domingo 9 de abril” Sallustro fue llevado a Castañares 5413. El 10 de abril de 1972, alrededor del mediodía, una brigada policial llegó hasta el lugar. Desde el interior fueron atacados con disparos de armas de fuego y cae herido Miguel Ángel Minazzo, oficial Inspector de la policía. La atacante era Guiomar Schmidt de Klachko.

Mientras tanto “otras dos o tres personas del sexo masculino huían cubriendo su retirada a tiros por los fondos y casas vecinas hasta lograr desaparecer de la escena del hecho”.

Una vez que penetraron, en el piso de la habitación principal encontraron el cadáver de Oberdán Sallustro “quien presentaba dos heridas de bala, una en la cabeza y otra en el pecho, dando muestras evidentes de haberse consumado el hecho instantes antes” (como Anexo consta la autopsia).

Entre las ropas de Sallustro se encontró una esquela dirigida el Doctor Peccei que decía: “Estimado amigo Doctor Aurelio Peccei: Me han informado que está usted en Buenos Aires. Más que el Jefe está aquí el amigo. Resuelva todo con serenidad y equilibrio, como siempre.”

“Sócrates, antes de tomar la cicuta, deploraba la actitud llorona de sus discípulos. Los juzgaba de envidiosos porque él conocería antes que los demás La Verdad. Estoy muy sereno yo también porque finalmente conoceré La Verdad de Giorgio y de Dios. Cordialmente, Oberdán Sallustro.” Giorgio era su hijo muerto ahogado en la pileta familiar.

El lunes 10 de abril de 1972 también cayó asesinado el jefe del Cuerpo II de Ejército, Juan Carlos Sánchez, a la salida de la sede de su comando, en Rosario. La muerte de Sánchez fue producto de un operativo conjunto, denominado “Sonia II”, entre el PRT-ERP y las FAR. Ellos sabían que el jefe militar se desplazaba sin custodia. Mucho antes del 10 de abril de 1972, el teniente general Sánchez sabía que era un “blanco” primordial de las organizaciones terroristas. Había crecido su fama de duro. En una ocasión, su amigo Ángel “Cholo” Peco le mandó decir que se cuidara a través de uno de sus hijos: “Lo quieren matar”. La respuesta del general Sánchez fue muy simple, lo pintaba de cuerpo entero: “¿Qué querés que haga? ¿Que tenga una fuerte custodia, con motociclistas, mientras mis oficiales caminan solos por las calles? ¿Qué ejemplo es ese?”. Así fue como esa mañana la única y última compañía que tuvo fue la de su chófer, el suboficial Juan Berneche, que fue gravemente herido.

La causa sobre el secuestro y asesinato de Oberdán Sallustro cayó en la Sala 2 de la Cámara Federal Penal de la Nación y ahí estaban los jueces Jaime Lamont Smart, César Black, Eduardo Munilla Lacasa y en pocas semanas el caso estaba resuelto. En noviembre de 1972 comenzó el juicio y el 16 de marzo de 1973 se dieron a conocer las sentencias.

De todos los detenidos, el “Tordo” De Benedetti, Silvia Urdampilleta y Carlos Tomás Ponce de León reconocieron pertenecer al PRT-ERP. Entre los varios imputados estaba también el “tupamaro” Andrés Alsina Bea. Ponce de León fue sentenciado a cadena perpetua; De Benedetti a 12 años; Urdampilleta 9 y Alsina Bea a 6 años. La sentencia fue leída por altavoces dado el tumulto inicial de las sesiones. Los presos, lo mismo que el periodismo nacional, permanecieron fuera de la sala donde se había constituido el tribunal..


Osvaldo Sigfredo De Benedetti, asesino hijo de puta y miembro del PRT-ERP autor de innumerables hechos terroristas.

Las decisiones del tribunal fueron tomadas con tranquilidad por unos y preocupación por otros. Los primeros, porque pensaban que tras la asunción de Héctor Cámpora todos serían amnistiados o indultados indiscriminadamente. Los otros, porque estimaban que el trámite de liberación iba a demandar un largo período procesal. En ese sentido, Julio Cortázar, que había llegado a Buenos Aires para presentar su “Libro de Manuel” exigía la liberación incondicional de todos los presos el 25 de mayo de 1973.

A Silvia Urdampilleta la asaltaban las mismas dudas. No pensaba en su libertad inmediata, tampoco la esperaba su jefe, Roberto Mario Santucho. Por esas semanas pidió conversar con uno de los miembros de la Sala y la audiencia le fue otorgada:

Juez Smart: ¿Estarás contenta?
Urdampilleta: ¿Por qué?
Juez Smart: Y porque el 25 de mayo van a salir libres.
Urdampilleta: Los que no están condenados saldrán y para los sentenciados será el año que viene…
Mirando el escritorio de su interlocutor preguntó ¿y eso qué es?
Juez Smart: La causa tuya.
Urdampilleta: ¿Causa? Pero eso es un término pequeño burgués.
Juez Smart: Bueno, tomalo como quieras, es lo que manda el Estado.
Urdampilleta: Ustedes se equivocan. Así no van a ganar. Nos tendrían que haber fusilado.

Tras la amnistía del 25 de mayo de 1973 todos los “combatientes” volvieron a tomar las armas. Lo he contado en mi libro Volver a Matar (2009). A manera de simple ejemplo digamos que Carlos Tomás Ponce de León tres meses más tarde asaltaría el Comando de Sanidad para robar armas y medicamentos. Durante el ataque fue asesinado el teniente coronel Raúl Juan Duarte Ardoy.


Carlos Tomás Ponce de León en el momento de caer preso por el secuestro y asesinato de Sallustro.

La historia no termina aquí. Con el paso de los años, por razones inexplicables, solo atendibles en un Estado desamparado, los terroristas que intervinieron en la muerte de Oberdán Sallustro fueron indemnizados.

  • Por ejemplos, a Ponce de León en diciembre de 1998 (gobierno de Carlos Menem) se le otorgaron $13.242.898, en liquidación del Ministerio de Economía N° 11.804.
  • Elena María Da Silva Parreira, muerta en un tiroteo el 15 de julio de 1974 (gobierno de Isabel Perón), sus familiares cobraron en mayo de 2009 (gobierno de Cristina Kirchner) una indemnización de $23.788.026 por liquidación del Ministerio de Economía N°37.320 y su nombre figura en el Parque de la Memoria (inaugurado por Fernando de la Rúa) como “combatiendo por ideales de justicia y equidad”.
  • “El Tordo” Osvaldo Sigfrido De Benedetti, detenido en Tucumán en 1974 y preso hasta el 20 de julio de 1978 (gobierno de Jorge Rafael Videla), en que se le aplicó la ley de fuga, en 1998 alguien cobró por “detenido o exiliado”, como si estuviera vivo, la suma de $12.376.059 y figura en el Parque de la Memoria. Su hermano Gabriel, asaltante del Comando de Sanidad, cobraría en julio 1999 (gobierno de Menem), por Ley 24.043, $6.519.236 y en julio de 2006 (gobierno de Néstor Kirchner), en virtud de la Ley 24.411 la suma de $22.724.917. Ambas indemnizaciones sumaron la friolera de $29.244.153.
  • Por último, Silvia Urdampilleta, es detenida y desaparecida desde el 12 de abril de 1975 (gobierno de Isabel Perón). En mayo de 2000 (gobierno de Fernando de la Rúa) sus causahabientes cobraron del Estado $10.048.075, actualizados por inflación a Mayo de 2020, en Liquidación N° 1.782 del Ministerio de Economía y el Parque de la Memoria la recuerda porque murió “combatiendo por ideales de justicia y equidad”.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Guerra Antisubversiva: El combate de Potrero Negro y la censura kirchnerista

Quiénes eran el subteniente Rodolfo Berdina y el soldado Ismael Maldonado, los caídos del tuit que borró el Ejército

Uno bonaerense, el otro salteño, ambos murieron en el monte tucumano el 5 de septiembre de 1975 en el marco del Operativo Independencia. Cómo fue el combate de Potrero Negro, donde fueron acribillados en una emboscada del ERP. La placa y los pueblos del norte argentino que los recuerdan. Y la sentida carta que escribió la madre de Berdina
Infobae




Hace apenas un año, en la localidad de Teniente Berdina, en Tucumán, el Ejército Argentino llevó adelante un homenaje y reconocimiento a los caídos en el combate conocido como Potrero Negro, ocurrido el 5 de septiembre de 1975, que enfrentó a tropas del Regimiento de Infantería del Monte N° 28 Juana Azurduy con asiento en Tartagal, Salta, y la guerrilla del ERP. Allí, los homenajeados fueron precisamente el Teniente Rodolfo Hernán Berdina -el pueblo fundado en 1977 lleva su nombre- y el cabo Ismael Maldonado, que también fue honrado llamando como él a una localidad del sur tucumano y una escuela de El Sauzal, en Salta. Ambos fueron ascendidos post mortem, después de la lucha donde cayeron acribillados.

La placa colocada en la plaza del pueblo reza: “1975 – 05 de septiembre de 2019. En un nuevo aniversario del Combate de Potrero Negro, el Ejército Argentino rinde homenaje a sus soldados y reafirma su compromiso con sus conciudadanos”.

Sólo un año más tarde de aquella jornada, el Ejército decidió publicar un tuit reseñando la fecha y honrando a los caídos. Poco después, fue borrado por disposición del ministerio de Defensa.

El teniente Berdina era un joven oficial al que sus superiores habían enviado a su primera misión en el marco del Operativo Independencia, ordenado durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Lo hizo el 5 de febrero de 1975 a través del decreto Nº 261, que decía, entre otras cosas: “El comando General del Ejército procederá a ejecutar las acciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán”.



El destino de Berdina fue el norte del país, donde en la espesura del monte tucumano operaba la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que ya había llevado adelante distintas acciones militares. Formaría parte de los “Rodillas Negras”, tal el apelativo que recibían los integrantes del Regimiento de Infantería del Monte por las rodilleras de cuero que llevaban en su uniforme.

Oriundo de Puerto Belgrano, en la provincia de Buenos Aires, nació el 7 de noviembre de 1952. El 2 de marzo de 1970 entró en el Colegio Militar de la Nación, de donde egresó en la promoción n° 105 del Colegio Militar de la Nación el 6 de diciembre de 1974. Tenía 22 años cuando su destino de soldado lo ubicó en medio de la selva tucumana, y se encontraba a cargo de de la Segunda Sección de la Compañía B. Era, cuentan, un jefe enérgico y decidido. En un día caluroso, pesado, regresaban caminando hacia el lugar donde se debían encontrar para subir a los vehículos y regresar a la Base después de 40 horas de transitar por la zona y haber entablado algunas escaramuzas con la guerrilla. A pocos pasos de distancia lo seguía un joven salteño de 18 años: era el conscripto Ismael Maldonado.



Como medida de seguridad propia de la acción, Berdina había enviado una avanzada, con la que se comunicaba a través de una radio. De pronto se escucharon disparos. El joven subteniente comenzó a correr hacia el lugar desde donde provenían, pensando que la punta de su sección estaría siendo atacada por el ERP. Detrás suyo salió corriendo Maldonado, al tiempo que comenzaba a disparar con su FAL en dirección al monte.

Sorprendidos por la emboscada, ambos fueron alcanzados por los proyectiles. Maldonado murió en el acto. Berdina permaneció tirado, malherido.

El Cabo 1° Reynaldo Beltrán -a cargo de la avanzada- encaró a la zona de combate e hizo fuego con una ametralladora. Desde la oscuridad del monte recibió una andanada de balas que atravesaron su mochila. Mientras tanto, el subteniente Gastón Ventura Fermepin, jefe de la Primera Sección, que se había enterado del combate por la radio, arribó a bordo de un jeep y se colocó entre los atacantes y las víctimas. Después de un breve intercambio de disparos, la batalla concluyó con la huida de los guerrilleros.



Berdina fue evacuado de inmediato y llevado al Hospital Militar de Tucumán. Lo operaron de urgencia, pero murió en horas de la medianoche. Sus restos arribaron a Buenos Aires junto a los cuerpos de los seis gendarmes muertos por una bomba colocada por Montoneros días antes -el 28 de agosto- en un avión Hércules C-130 en la pista del aeropuerto Benjamín Matienzo de Tucumán.

La madre del Teniente escribió una sentida carta:

"Me dirijo a aquellos que troncharon la vida de mi hijo, a los que sin mostrarse a la luz pretenden destrozar los pilares indestructibles de nuestra Patria. Soy la madre del Subteniente Berdina, de ese subteniente con mayúsculas porque supo defender sus ideales de argentino y de militar, dando la cara, peleando de frente y de pie. Ni él, ni sus soldados necesitaron drogarse para ello. Porque el valor es así, consciente, claro, sin elixires que empañen su acción y sus ideas.



No los maldigo, les doy las gracias en nombre de él y de todos los héroes que dejaron su vida por amor a Dios, a la Patria y a la familia, porque todavía esa es la fe del soldado, esa es su meta.

Mi pérdida es irreparable, pero me siento henchida de orgullo porque sé que mi Rodolfo está en la gloria de Dios y en el corazón de todos los compañeros que lucharon o no a su lado. Gracias"Berdina y Maldonado, caídos en Potrero NegroEl tuit que borró el EjércitoEl homenaje a los caídos en el Operativo Independencia que el Ejército Argentino llevó adelante en septiembre de 2019Copia del Decreto que ordena el “Operativo Independencia” en TucumánMiembros de la Compañía de Monte del ERP

martes, 10 de diciembre de 2019

Guerra Antisubversiva: Macri compensa a los soldad del RIM 29 por ataque montonero

Macri compensa a los militares que defendieron un regimiento atacado por Montoneros

Por Urgente24


En uno de sus últimos actos al frente del Poder Ejecutivo y tras la última reunión del Gabinete nacional, Mauricio Macri decidió otorgarle una compensación económica a los militares que defendieron el Regimiento de Infantería de Monte 29 “Coronel Ignacio Warnes”, ubicado en la provincia de Formosa, ante el ataque de la organización Montoneros, el 5 de octubre de 1975. Se trata del hecho que pasó a conocerse como "Operación primicia".

 El Regimiento de Infantería de Monte 29 “Coronel Ignacio Warnes”


Un día antes de dejar la Presidencia de la Nación, Mauricio Macri decretó una compensación económica a los militares que defendieron el Regimiento de Infantería de Monte 29 “Coronel Ignacio Warnes”, ubicado en la provincia de Formosa, ante el ataque de la organización Montoneros, el 5 de octubre de 1975, hecho conocido como "Operación primicia".

La decisión de Macri fue respaldada por todos los ministros del gabinete nacional que este lunes (9/12) se reunieron por última vez.

En la norma se establece que recibirán ese beneficio las personas -o sus descendientes- que "hayan sufrido lesiones gravísimas o graves en el ataque a esa unidad militar".

La compensación se otorgará en base a la calificación establecida en el Código Penal en la "defensa de las instalaciones de esa unidad militar perpetrado durante un gobierno constitucional, lo que importó una afrenta a las instituciones constitucionales y democráticas".

Se subraya que ese evento "tuvo una innegable incidencia en los hechos de violencia que se sucedieron trágicamente en nuestro país durante la década de los años setenta, y a más de 40 años de aquellos funestos hechos el Estado Nacional no había brindado ni los homenajes y honores correspondientes ni el reconocimiento económico merecido por tan honrosa tarea".

En el ataque perpetrado por Montoneros perdieron la vida el integrante de las fuerzas de seguridad provincial Neri Argentino Alegre; el teniente Post-Mortem Ricardo Eduardo Massaferro; el sargento Ayudante Post-Mortem Víctor Sanabria y los cabos Post-Mortem Antonio Ramón Arrieta; Heriberto Dávalos, José Mercedes Coronel, Dante Salvatierra, Ismael Sánchez, Tomás Sánchez, Edmundo Roberto Sosa, Marcelino Torales, Alberto Villalba y Hermindo Luna.

En el decreto se argumenta que "aun cuando la pérdida de los seres queridos no puede ser reparada por ningún medio, es intención del Estado Nacional al menos ofrecer un reconocimiento de tipo económico que pueda mitigar el dolor, la angustia, la tristeza y la impotencia sufrida por tantos años de olvido".

Se indicó que "recordar y honrar a estos valientes hombres de la Patria es una responsabilidad y obligación del Estado Nacional con la historia, con el presente y con el futuro de nuestro país; como así también ratificar nuestro compromiso con la República, la democracia y la negación de la violencia".

Agrega que "en democracia los conflictos deben ser resueltos en paz y a través del diálogo y, nunca por medios violentos y que resulta imperioso adoptar las medidas necesarias para otorgar una reparación que constituye una deuda moral de la Nación, por aquellos caídos en el cumplimiento del deber y la defensa de la República y sus Instituciones".


sábado, 15 de junio de 2019

Libro: España, el imperio de las repúblicas urbanas

“La historia del mundo hispánico se ha escrito desde la derrota”

El investigador del INAH desmonta en su último libro varios mitos sobre la historia virreinal

Cecilia Ballesteros | El País



Tomás Pérez Vejo, en Madrid. SAMUEL SÁNCHEZ

Con 20 años de residencia en México, el historiador Tomás Pérez Vejo (Caloca, Cantabria, 1955), investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), acaba de publicar un libro con un título ciertamente intrigante, Repúblicas urbanas en una monarquía imperial (Crítica) y un método que llama la atención en un ensayo histórico al basarse sobre todo en fuentes iconográficas. Tras sus obras anteriores Elegía criolla (Tusquets) y La España imaginada (Galaxia Gutemberg), Pérez Vejo vuelve a poner en cuestión algunos de los lugares comunes sobre la interpretación del Imperio español más eficiente y menos absolutista, en su opinión, de lo que se ha creído tradicionalmente.

Pregunta. En su libro defiende que frente a la idea convencional de un imperio americano gobernado por una Monarquía absoluta, en realidad se gobernaba desde las ciudades…

Respuesta. Sí. Tradicionalmente se ha interpretado que la Monarquía católica era el paradigma de una Monarquía absoluta, pero mi idea es que funcionaba más como una confederación de repúblicas urbanas, que la vida política de los ciudadanos pasaba más por la ciudad que por la estructura de la Monarquía.

P. Pero no eran ciudades democráticas tal y como las entendemos hoy.

El imperio español funcionaba como una confederación de repúblicas urbanas

R. No, no lo eran dado que se basaban en sociedades desiguales y por tanto con derechos desiguales. No era lo mismo ser noble que no serlo, ser blanco que ser indígena, pero había unas normas y unas leyes. Ahora ¿por qué digo que la vida política pasaba por la ciudad? Porque las ciudades se encargaban del abastecimiento, del orden público, de la planificación urbana. Incluso diría que pasaba por la ciudad la política en el sentido menos noble. Cuando una familia en una ciudad virreinal americana se había enriquecido, la plasmación de su riqueza, de su prestigio social no estaba en ocupar cargos en la Corona, sino en ocupar cargos en el cabildo de la ciudad.

P. ¿Qué definía a esas ciudades?

R. En el mundo contemporáneo, el de los Estados nación, la idea de ciudad está basada en la igualdad, integrada por ciudadanos iguales. Para el mundo del Antiguo Régimen, y desde luego para el mundo de las ciudades virreinales americanas, una ciudad estaba compuesta de grupos naturales naturalmente desiguales, valga la redundancia, y una ciudad era más rica cuantos más grupos albergaba. Por eso, esa obsesión de las pinturas virreinales por reflejar unas sociedades heterogéneas, pero en el caso de las ciudades americanas, cosa que no se da en las europeas, una riqueza que se plasma en la diversidad étnica.

P. También destaca que la Monarquía española fue durante más tiempo americana que europea...

El modelo para explicar su disolución sería el fin de la Unión Soviética

R. Sí. Uno de sus aspectos más diferenciadores es que, después de la paz de Utrecht y la instauración de la Monarquía borbónica, es más americana que europea. Básicamente por un asunto económico y demográfico, es decir, lo que permitió a los Borbones mantenerse como protagonistas de la geopolítica internacional en el XVIII fue la plata americana. Pero no solo eso, es que Ciudad de México en ese siglo es la capital económica y cultural de la Monarquía. De hecho, la producción artística del mundo virreinal americano no es una producción colonial, en el sentido de copiar modelos extraídos de la metrópoli, sino que está al mismo nivel que la que se produce en la metrópoli. Eso explicaría, por ejemplo, un fenómeno desconocido en el resto de los imperios europeos: que haya exportación artística desde América a la península.

P.¿Por qué esa producción artística no está en el Museo del Prado?

R. No deja de ser curioso y merecería una reflexión por parte del lado español, que se haya creado un Museo de América donde están los productos americanos, lo que en su origen ya tiene un cierto componente colonial. Ahí se expone lo que representa algo que no se parece al arte con mayúsculas que se produce en la metrópoli cuando creo que la cosa empezaría a cambiar si alguna de estas pinturas pasasen a formar parte del Prado como integrantes de la historia del arte occidental. El uso del término colonial para referirse al arte virreinal americano introduce un elemento peyorativo.

P. Al final parece que el Imperio español funcionaba mejor de lo que se piensa ahora...

El arte virreinal debería estar en el Museo del Prado

R. El asunto está en que la historia del mundo hispánico se escribe desde la perspectiva del siglo XIX cuando la Monarquía ha sido derrotada, ha desaparecido en una catástrofe geopolítica absoluta porque después de haber sido una de las grandes protagonistas de la historia universal durante tres siglos, ninguno de los países que surge de ella ha tenido un gran papel, son todos irrelevantes. España pasa a ser desde el siglo XIX un país irrelevante y los países americanos, Argentina o México, también. La Monarquía fue una eficiente porque si no lo hubiera sido, no hubiera sido capaz de sobrevivir tres siglos.

P. ¿Por qué entonces tantos españoles han asumido la leyenda negra?

R. Eso merecería una larga investigación. ¿Por qué a partir del XIX las élites intelectuales españolas asumen la versión más negra y negativa de lo que había sido la monarquía? Supongo que porque el enemigo de los liberales, que son fundamentalmente quienes construyen el relato de la nación española tal y como hoy lo conocemos, era Fernando VII y en su absolutismo ven el elemento negativo que ha estado detrás de toda la historia de España desde la derrota de los comuneros. Por citar a Castelar, España empieza a joderse, parafraseando a Vargas Llosa, en Villalar porque una sociedad liberal, democrática, se viene abajo y se instaura una monarquía absolutista que es el origen de todos los males. Además, lo que ocurre es que durante tres siglos se convierte en el eje de un enfrentamiento casi de civilización entre el mundo católico del Sur y el mundo protestante del Norte y finalmente en esta guerra por la hegemonía del ámbito atlántico, pierde. Y como pierde, nadie se asume como su heredero. La monarquía no desaparece por el ansia de independencia de sus territorios americanos, sino porque pierde en su conflicto con el resto de las potencias europeas.

P. Entonces, ¿el Imperio español acabó más por implosión interna que por la emancipación de las colonias?

R. El modelo para explicar la disolución de la Monarquía católica no es la emancipación de las colonias europeas en África, como Francia e Inglaterra, sino que sería más bien el de la Unión Soviética. La URSS no se desintegra porque Ucrania u otros territorios se subleven, sino porque su modelo político se viene abajo. La sensación que queda es, del lado español, que ha sido un fracaso porque hemos perdido América y, del lado americano, que ha sido un fracaso porque los españoles nos han tenido colonizados y explotados. Se impone un relato negativo del pasado. Pero insisto, no es la historia de España como la conocemos, es la historia de un sujeto político que se extendía por España y América. No hay un juicio ecuánime porque se convierte en arma de lucha política entre reaccionarios y liberales.

CIUDADES Y MEZCLA ÉTNICA
C.B
El historiador Tomás Pérez Vejo también apunta las diferencias entre los imperios británico y español.
Pregunta. ¿Ese peso político de las ciudades es una de las grandes diferencias entre el Imperio español y el británico?
Respuesta. Es más complicado. Pero es verdad que en la colonización española de América no se coloniza el campo, sino que se fundan ciudades. El territorio depende de las ciudades, es decir, la administración de la corona es muy tenue y lo que mantiene unida a la Monarquía es esa estructura de estas ciudades o repúblicas autónomas.
P. ¿También la propia mezcla étnica?
R. Las sociedades virreinales son, en el contexto del mundo atlántico, multiétnicas y multiculturales. Son sociedades muy heterogéneas en las que hay grupos humanos diferentes por su aspecto físico, por la forma en que se visten y en muchos casos por el idioma que hablan. No solo se hablaba español, sino los distintos idiomas de las naciones indias y están todos integrados. Quizá sea esa una gran diferencia con respecto al mundo anglosajón, en el que las ciudades son ciudades de blancos.