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domingo, 26 de mayo de 2024

Argentina: Las transformaciones del Cabildo de Buenos Aires

El Cabildo de Buenos Aires y sus transformaciones 🇦🇷






El Archivo General de la Nación Argentina conserva múltiples registros históricos del Cabildo de Buenos Aires. Entre estos, los registros fotográficos de la evolución arquitectónica del Cabildo (del Fondo Documental Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro), pero también conservamos en soporte escrito, tanto de su Archivo como sus Actas, las que nos cuentan los eventos de gobierno ocurridos entre principios del siglo XVII y 1821.



miércoles, 17 de enero de 2024

Argentina: Primer registro de la bandera flameando en Buenos Aires

Acuarela del Fuerte de Buenos Aires en 1816 mostrando orgullosa la albiceleste





6 de septiembre de 1816:
Emeric Essex Vidal, acuarelista británico, desde la borda de la fragata inglesa “Hyacinth”, pintó una acuarela de gran valor documental, donde se ve a pleno color la insignia celeste y blanca tremolando en la torre del Fuerte de la ciudad. Es la primer representación de la Bandera Nacional.
Esta acuarela sobre papel, mide 25 x 37 cm. Firmado E. E. Vidal y fechada 1816 abajo a la derecha.
Ref: En el reverso una detallada descripción de la costa de la ciudad de Buenos Ayres, debajo lleva la inscripción "The Castle of Buenos Ayres, and the beach beneath taken from the Mole Head: 6 sept. 1816 -
E.E. Vidal".
Reproducida en la lámina 58 del libro "Iconografía de Buenos Aires" de Bonifacio del Carril y Anibal Aguirre Saravia. Citamos el comentario de esta acuarela tomada del libro ".. En la primera acuarela que Vidal pintó al llegar a Buenos Aires el 6 de septiembre de 1816 dibujó, precisamente la imagen del Fuerte. Se estaban realizando en esos días las ceremonias del juramento de la independencia, declarada el 9 de julio en Tucumán.
Aparece enarbolada en el bastión norte la bandera adoptada como símbolo patrio por el Congreso. Es también la primera representación pictórica de la Bandera que se conoce. Para ejecutar esta acuarela, Vidal se situó en el antiguo muelle que existía desde la época colonial a la altura de las calle Cangallo y Sarmiento, frente a la Alameda ...".

sábado, 26 de agosto de 2023

Argentina: Buenos Aires en el siglo 19 en colores

Cabildo de Buenos Aires como se veía en 1876

 













30 de marzo de 1875 Muere el doctor Dalmacio Vélez Sarsfield. Abogado, fue docente de la Universidad de Buenos Aires. Fue ministro de Hacienda de Bartolomé Mitre, y luego ministro del Interior de Domingo Faustino Sarmiento, quien asumió la presidencia en 1868. Sarmiento y Dalmacio Vélez Sarsfield fueron los mayores propulsores de la telegrafía eléctrica en el país. En 1858, el Estado de Buenos Aires (separado de la Confederación Argentina) le encargó la tarea de redactar un código de comercio, el cual fue redactado en colaboración con el prestigioso jurisconsulto uruguayo Eduardo Acevedo que se terminó en 10 meses, y fue sancionado en 1859. En 1862 se le encargó a Vélez Sarsfield la redacción del Código Civil de la República cuya composición se inició en 1864 durante la presidencia de Bartolomé Mitre. Su redacción, ricamente provista de notas y comentarios, le llevó casi cinco años; en 1869 se dispuso del texto completo, que se aprobó a libro cerrado ese año durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. Entró en vigor el 1 de enero de 1871 hasta el 1 de agosto de 2015, siendo reemplazado por el Código Civil y Comercial de la Nación. Fue integrante de la Convención Constituyente que reformó la Constitución en 1860. Había nacido en Córdoba el 18 de febrero de 1800.


Daguerrotipo de Dalmacio Vélez Sarsfield (1850)



Vista de la calle Montes de Oca (barrio de Barracas ciudad de Buenos Aires) donde se ven a los cuarteadores sacando mediante una yunta de caballos que tiraban aun vehículo trabado en los lodazales, año 1880 (AGN colección Witcomb)



Muelle de las Catalinas en la ciudad de Buenos Aires fines del siglo XIX (AGN Colección Witcomb) La zona debe su nombre al convento de las Catalinas que se encontraba en la zona conocida como la "Bajada de las Catalinas" en lo que hoy sería San Martin y Viamonte. En 1755 se construyó un muelle de atraque conocido justamente como Las Catalinas.


Salimos de compras. Vista de la casa Dupuy visitamos la seccion femenina en el año 1886 (AGN colección Witcomb)

Palacio Dose estaba ubicado en la esquina de Av. Alvear y Ayacucho (ciudad de Buenos Aires) se levantó, entre 1898 y 1938, era una importante residencia que el banquero Carlos Dose mandó construir en la quinta de su abuelo Thomas Armstrong. Fue obra de los arquitectos Jacques Dunant y Charles Paquin. Carlos Dose Armstrong era nieto de Thomas Armstrong, fundador de la Bolsa de Comercio –que presidió en 1857-1858–, director residente del Ferrocarril Central Argentino y uno de los fundadores de la línea de Buenos Aires a Ensenada. Además, fue el primer presidente de la Compañía de Seguros La Estrella y estanciero (hay en Santa Fe un pueblo que lleva su nombre) La casa fue demolida en 1938


Fotografía de la colección Witcomb de fines del siglo XIX (AGN)



Vista de desembarco de inmigrantes frente al Hotel de los Inmigrantes en Buenos Aires (Colección Witcomb- AGN). Sin fecha.


Iglesia Santa Felicitas está ubicada en la calle Isabel La Católica 520 del barrio de Barracas (ciudad de Buenos Aires). Fue levantada en 1875 en honor a Felicitas Guerrero de Álzaga, una bella dama de la sociedad porteña, tras su trágica muerte.
A los 16 años Felicitas Guerrero se casó con don Martín de Álzaga. Tuvieron un hijo, Félix, que murió a los 6 años de edad. En 1870, A los 24 años, doña Felicitas quedó viuda. Su belleza era irresistible, y su fortuna también, lo cual hizo que tuviera muchos cortejantes entre ellos, Enrique Ocampo, quien se sintió desplazado por don Manuel Sáenz Valiente. Despechado Ocampo disparó a Felicitas dos tiros que terminaron con su vida el 30 de enero de 1872. Los padres de la joven construyeron el templo que fuera su primera tumba aunque más tarde sus restos fueron trasladados a Recoleta.
La Iglesia se levantó sobre la barranca de Santa Lucía, que hoy es la Av. Montes de Oca. Es el único templo que cuenta con estatuas no religiosas como la de Martín de Álzaga y de Felicitas con su hijito Félix en brazos. Cerca de la sacristía están los bustos de los donantes: Doña Felicitas Cueto de Guerrero y Don Carlos J. Guerrero, los padres de Felicitas. La capilla es muy hermosa con mármoles, frescos, vitrales y arañas con caireles de cristal. Tiene un reloj inglés con un carrillón de un metro de diámetro que fue restaurado recientemente en Inglaterra y puesto en marcha por el príncipe Andrés de Gales. Posee un órgano alemán con 783 tubos.


Iglesia de Santa Felicitas c. 1880 (Colección C Junior- AGN)




6 de abril de 1811: Se inician los trabajos para abrir los cimientos de la Pirámide de Mayo, erigida en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, para conmemorar la Revolución de Mayo. El monumento sufrió varias transformaciones hasta la actualidad.
Vista de la pirámide de Mayo en el año 1884 (AGN Colección Witcomb)


Mujeres lavando y tiñendo ropa a orillas del Río de la Plata. Buenos Aires C de 1880. AGN Colección Witcomb

miércoles, 16 de agosto de 2023

Invasiones Inglesas: La reconquista de Buenos Aires

12 de agosto de 1806. Reconquista de Buenos Aires



Se cumplen hoy 217 años de aquél día en que la unión de los pueblos del Río de la Plata permitió expulsar de Buenos Aires a los invasores ingleses. Lejos de terminar aquél día, la invasión inglesa no hacía más que comenzar. Los barcos invasores pasarían a bloquear el puerto de Montevideo y luego, gracias a los refuerzos que iban recibiendo, capturaron Maldonado (octubre de 1806), Montevideo (febrero de 1807) y Colonia (marzo de 1807) antes de intentar nuevamente la captura de Buenos Aires (julio de 1807). Durante un siglo y medio, esta fecha fue recordada y conmemorada en nuestro país, y hasta llegó a ser feriado nacional, antes de que la dictadura de 1955 la barriera del calendario festivo. Luego, con el correr de los años, se la fue quitando también de las efemérides escolares,hasta ser prácticamente ignorada en nuestros días. Sin embargo, el relato “nacional”, acotado a los límites del país actual, nos impidió conocer la historia completa y reconocernos como un mismo pueblo argentinos y uruguayos, como un solo protagonista en aquellas jornadas, partes de un todo común. Nos perdemos la oportunidad de que haya un día al año (¡aunque más no sea un día al año!), en el que en las escuelas de Argentina se realicen actos conmemorativos con la presencia de la bandera uruguaya y en las escuelas uruguayas se realicen actos similares con la presencia de la bandera argentina. Y esto no es poco para pueblos que necesitan, cada vez con más urgencia, unirse y fundirse en uno solo, como lo necesitan todos los pueblos de Nuestra América. Al reconstruir la historia de la Gran Invasión Inglesa de 1806 y 1807, veremos nítidamente que los pueblos del Plata tienen una historia común, desarrollada a partir de un espacio unificador y de una identidad compartida. Los relatos históricos surgidos tras la conformación de las repúblicas cercenadas del siglo XIX desdibujaron el verdadero contenido de estos acontecimientos, que fueron manipulados y fragmentados para construir una narrativa “nacional” (es decir, localista, de patria chica), segregada y descontextualizada. Se podría pensar que en su momento este tipo de relatos estaba justificado por necesidades casi estratégicas de conformación del Estado, pero, en nuestros días, superar esta etapa de la interpretación histórica es crecer como pueblos, madurar, salir del yo para ingresar en el nosotros.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Buenos Aires: El terremoto de 1888

 

La madrugada que un terremoto hizo saltar de la cama a los porteños y un tsunami llegó a Uruguay

Al no tener montañas cerca, los porteños repiten que no puede haber sismos. Error. También puede ocurrir en lugares semi llanos. El 6 de junio de 1888, la “Falla del Río de la Plata” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses


Plaza de Mayo

Los porteños -que hasta el gentilicio nos hemos apropiado indecorosamente, dado que en toda ciudad con puerto sus habitantes son porteños- entre las muchas cosas que nos jactamos es que nunca hubo terremotos en nuestra ciudad. Jamás. Repetimos como loritos: “…al no tener cerca montañas, la ciudad no tiene terremotos…”. Por supuesto, damos por hecho que en la provincia de Buenos Aires tampoco hay sismos, ni se pueden producir en el vecino Uruguay. Error.

Si bien los movimientos telúricos se dan mayoritariamente en lugares montañosos, también puede ocurrir en lugares semi llanos. De acá se desprende otro mito instalado y falso que nos refiere que la ciudad es totalmente plana, y no lo es en absoluto. La zona más elevada se encuentra en el barrio de Villa Devoto, ubicado en el oeste de la ciudad. El punto más alto de la ciudad es la esquina de avenida Francisco Beiró y avenida Chivilcoy, a 26,71 m. sobre el nivel del mar. Por ese motivo, en ese lugar se encuentra el imponente edificio del “depósito de gravitación de aguas de Villa Devoto”, que contiene 12 tanques de hierro de 6.000 m3 cada uno con una capacidad total de 72.300.000 litros.

El punto es que en la actual ciudad de Buenos Aires sí hubo terremotos. Y varios. Debajo del río color de león esconde la llamada “Falla del Río de la Plata”, que recorre la zona central del ancho río homónimo, y se interna en el Río Uruguay, que marca la frontera entre Uruguay y Argentina. Y el 6 de junio de 1888, la “falla” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses.

Miguel Juárez Celman gobernaba la Argentina y el intendente de la Ciudad de Buenos Aires era Antonio F. Crespo. Vivían, en la urbe que se agigantaba, seiscientos mil habitantes aproximadamente. La ciudad muy lentamente dejaba de ser “la Gran aldea” para ir, poco a poco, convirtiéndose en una importante metrópoli. La recova de la Plaza de Mayo ya había caído en mayo de 1884. No existía aún la avenida de Mayo, y el Cabildo poseía su estructura original. Todavía se veían por las calles aguateros, escoberos, afiladores, y demás vendedores ambulantes de la época.


El Obelisco con su torre original que fue amputada en 1884, al crearse la Avenida de Mayo. Al mutilarse la parte izquierda del edificio, corría peligro de derrumbe

Las mujeres comenzaban a usar lo que se denominó el “polisón” (una suerte de armazón que se colocaba para abultar la zona trasera del vestido, debajo de la cintura) y los hombres cárdigan blanco y pantalones a rayas, todo de algodón. Las tiendas San Miguel (actual “Palacio San Miguel”, frente a la iglesia homónima) competían con sus vidrieras con la tienda fundada por el santiagueño Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Gath. La ciudad poseía un ritmo cuasi pueblerino, de siestas prolongadas y con muy poca gente por la calle. Lo más alto en ella eran los campanarios de las iglesias.

El martes 5 de junio fue muy frío, por demás. Y esa noche todos se fueron a dormir sin mayores novedades. Pero a las 00:20 del día miércoles 6 de junio se desató el caos en ambas orillas del Río de la Plata.

Es innegable que la Argentina y el Uruguay forman parte de un todo, somos hijos de una misma madre. Los porteños, los montevideanos y los habitantes de Colonia del Sacramento, lo primero que oyeron fueron las campanas de las iglesias sonando a deshora y de manera suave, y a los pocos segundos un sacudón los hizo saltar de sus camas, literalmente. Pero todavía no comprendían lo que ocurría. El piso se movía fuertemente. Un ruido sordo que provenía del subsuelo ensordecía a las personas. Era un terremoto.

El temblor se produjo a unos 30 kilómetros de profundidad del lecho del río. Con epicentro entre las ciudades de Colonia y Buenos Aires (34º36′0″ S, 57º 53′ 59″ O, a 30 km de profundidad), con una magnitud grado 5,5 de Richter y una duración de entre 45 y 58 segundos. Hubo réplicas a las 3.12 (la más fuerte y larga) y 5.10. Esta vez el epicentro se ubicó 15 kilómetros al Sur de Colonia del Sacramento y 41 kilómetros al este de Buenos Aires.


Río de la Plata (Archivo general de la Nación)

Con lo puesto, los vecinos salieron a los patios y a la calle. Vale recordar que prácticamente no había alumbrado público en las ciudades. Pero el sismo vino con otro regalo: un tsunami, el primero registrado en el Río de la Plata. Esto fue relatado por el diario La Lucha de Colonia, que expresó: “El vapor Saturno, que venía de la capital vecina (Buenos Aires) navegaba tranquilo por el centro del canal con más de 20 pies de agua cuando de pronto se detuvo como si tocara el fondo. El capitán hizo echar la sonda pero se encontró con que el barco, movido por una fuerza oculta, zarpaba por sí mismo de la varadura y seguía su camino”.

Desde Montevideo, que también sintió el sacudón, corresponsales del diario de “El municipio” de Rosario (Santa Fe) telegrafiaron lo siguiente: “Anoche a las 12:20 sintiese en ésta (ciudad) un fuerte temblor. Durante toda la fría madrugada numerosos grupos vagabundeaban por las calles temiendo se reprodujese nuevamente el fenómeno. Hubo un primer pulso no tan fuerte, luego un reposo y posteriormente un segundo y ya fuerte pulso que duró 58 segundos”


La Iglesia de la Piedad fue el único edificio de Buenos Aires que sufrió daños por el terremoto de 1888

Como comentamos anteriormente, la ciudad de Buenos Aires era pequeña. Pero el único registro de caída de mampostería que se tiene a mano ocurrió en el templo de Ntra. Sra. de la Piedad, ubicado en las actuales Paraná y Mitre. En dicho templo se estaban realizando refacciones y ampliaciones. El movimiento hizo que varios muros en construcción de dicho templo cayeran al piso. También sucedió una leve inclinación del campanario, que luego fue subsanada.

El diario uruguayo “La Tribuna Popular” publicó lo siguiente: “El maderamen de las casas crujía fuertemente, las lámparas se bamboleaban, los muebles se movían y los cuadros caían de las paredes. Se rompieron objetos de cristalería y se pudo ver porcelana saltando de los aparadores. Los habitantes han permanecido en vela parte de la noche, azorados a causa de un fortísimo temblor de tierra”.

Pero este no fue el primer sismo de la cuenca del Plata. El anterior se había producido el 9 de agosto de 1848 a las 18 horas y 35 minutos, con una duración aproximada de 5 segundos, acompañado de una serie de réplicas, la última el 11 de septiembre, con duraciones que oscilaron de entre 2 y 16 segundos, presumiendo que su epicentro pudo situarse en la cuenca de Punta del Este.


La costa de la ciudad de Buenos Aires en la época del terremoto. En primer plano las lavanderas. Detrás, la Aduana Taylor

Los movimientos telúricos siguieron ocurriendo en la cuenca del Río de la Plata. De ellos se tiene registro por la prensa, los libros y distintos observatorios sismológicos. En Uruguay ocurrieron el 27 de octubre de 1894, el 13 de junio de 1907 y el 17 de diciembre de 1920. El 26 de junio de 1988 a las 3:24 horas de la madrugada “ocurrió un evento que se dejó sentir en la zona de Punta del Este y Maldonado, causando cierto grado de alarma general”. La zona del epicentro se localizó en la costa este del Uruguay. El 10 de enero de 1990 a las 22:30 se produjo un sismo con una intensidad de 3 grados en la escala modificada de Mercalli. Afectó la localidad de La Paloma en el departamento de Durazno. A las 19:08 del 4 de octubre de 2014 el sismógrafo registró un movimiento en el departamento de Lavalleja, muchas personas lo percibieron y realizaron consultas a la policía. El 12 de enero de 2015 a las 17:22 se reportó un sismo y también un pequeño tsunami.

Los testimonios hablan de que mucha gente que estaba en la playa de Paso Carrasco notó que las aguas se retiraban y luego llegaba una masa de agua mayor a la común, aunque no produjera ninguna clase de daños. El 23 de marzo de 2016, a las 23.26 horas en la zona entre Punta de Lobos y Punta del Tigre, en la costa oeste de Montevideo se registró un evento muy localizado que se sintió desde el Cerro, al Este y hasta Santa Catalina. El 24 de noviembre de 2016 se registró un sismo cuyo epicentro se produjo cerca de la ciudad de Sauce (Canelones). Aunque el fenómeno impactó ayer a la población y despertó las consultas de cientos de personas. El 8 de mayo de 2021, se registró un terremoto en Montecoral, Departamento de Florida, en una zona que se sacudió hasta que los indicadores se clavaron en 4,4 en la escala, lo que significa que fue el segundo sismo más grande de la historia de la región desde aquel de 1888.

En esta orilla del río más ancho del mundo, también tuvimos nuestros episodios que todos recordamos, el 9 de agosto de 2016 ocurrió un evento de 3.9 grados en la escala de Richter, que fue sentido en la zona de Guaminí y también se produjo otro el 7 de noviembre de 2016, de magnitud 4.

El 30 de noviembre de 2018, a las 10:27 de la mañana, hubo un tercero, con epicentro a 32 km al sur de la ciudad y a 25 km de profundidad; y magnitud de 3,8 en la escala de Richter. Se sintió con fuerza en La Plata y la zona sur del Conurbano, que también repercutió en la Ciudad de Buenos Aires, informó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).

En noviembre de 2016, la facultad de ciencias de la universidad de la República de Uruguay, publicó un documento donde señala:

“El riesgo sísmico en la Cuenca del Plata no es nulo, como lo prueban registros históricos de sismos con intensidades bajas a moderadas. Merece destacarse el sismo ocurrido en 1888 que afectó a ambas costas del Río de La Plata, produjo daños de cierta significación y hasta un tsunami en las aguas del Río de La Plata. En esa época la población era escasa. La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se considera el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública… No obstante, la sismicidad de la Cuenca del Plata es virtualmente desconocida, en buena parte debido a la carencia de observatorios sismológicos en Uruguay (y en sus cercanías). Este desconocimiento implica que no puede evaluarse con precisión el riesgo sísmico real de la región así como la localización, extensión y actividad de las potenciales fallas activas. La instalación de la actual red de observatorios sismológicos en nuestro país permitirá comenzar a subsanar este déficit.”

Como hemos leído, a los porteños la madre naturaleza se encarga muy bien de movernos el piso, de vez en cuando, para que nos bajemos del caballo al cual nos hemos subido.


lunes, 17 de julio de 2023

Invasiones inglesas: El grupo que recrea las batallas en Buenos Aires

Armó un grupo que recrea combates y batallas históricos: “Es increíble lo que se siente”

Pablo Candahosa tiene una emprendimiento de servicios, pero su pasión por el pasado lo llevó a organizar réplicas de enfrentamientos para conquistar la Independencia. La investigación de cada hecho, la artillería y la vestimenta son algunos de los condimentos fuertes de los extraordinarios encuentros. “No somos personas disfrazadas, somos recreacionistas”, explica


Pablo Candahosa durante la recreación de la conquista de la Isla Martín García, en Casa Amarilla (Gustavo Gavotti)

Pablo Candahosa se pone en la piel de un almirante español a cargo del Real Cuerpo de Artillería, enviado por el Rey de España, para controlar la línea marítima del Río de la Plata, durante las batallas por la independencia. Desde hace unos quince años, cada vez que un evento patrio lo amerita se calza el uniforme, toma su artillería y allí va, dejando de ser el empresario de servicios para empresas y dar paso a Rudesindo Tilli, el almirante que arribó al puerto de Buenos Aires con 148 hombres. Pero, asegura, que puede ser cualquier otro almirante.

El pasado sábado 24 de junio, junto al Real Cuerpo de Artillería N° 1 del Río de la Plata fue parte de la recreación de la histórica conquista de la Isla Martín García, ocurrida en 1814. El evento se realizó en Casa Amarilla, réplica de la casa donde vivió el Almirante Guillermo Brown.

“Es hermoso lo que se siente durante estos eventos, que no son una obra de teatro porque no somos personas disfrazadas sino recreacionistas”, diferencia y cuenta sobre todo el trabajo previo que realizan antes de una representación de este tipo, que no cuenta con sponsors ni subvenciones.

Cuando está de “civil”, Pablo trabaja en la empresa que presta servicios de diferentes rubros a empresas privadas, desde maestranza hasta logística. “Trabajo en esto desde los 14 años porque comenzó como una empresa familiar, con mi viejo, y lo seguí”, cuenta el hombre de 45 años.

La recreación del 24 de junio se realizó en Casa Amarilla, réplica de la casa donde vivió el Almirante Guillermo Brown (Gustavo Gavotti)

 

Hacer la historia

“Hace 20 años, un grupo de personas que recorrió Europa trajeron a Buenos Aires la idea de recrear las batallas y combates que se realizaron en el Río de la Plata, donde sucedieron los principales hechos en la época del Virreinato. Estas personas no se disfrazaban para hacer un papel protagónico de una persona en especial, la palabra disfraz no va con esto, sino que se vestían y uniformaban en función a la época y empezar a desempeñar papeles protagónicos y, con el transcurso de los años, se fueron sumando muchas personas”, resume.

Pablo se sumó hace 15 años como invitado a un evento realizado en el Tiro Federal de Quilmes. Quedó impactado y su expresión ante lo que veía hizo que un hombre se le acercara y preguntara: “¿Vos querés participar?”, le dije que si y ahí arranqué en un grupo que se llama Corsario del Plata, que sigue activo y estuvo también en el evento realizado en Casa Amarilla”, cuenta.

El combate, al mando del Teniente Coronel de Marina Guillermo Brown, fue recreado ante un centenar de personas (Gustavo Gavotti)

“Comencé como una especie de soldado raso y con el tiempo formé el Círculo Argentino Recreacionista, que trata de comprender los batallones o aquellos recreadores independientes, porque no todos están relacionados con algún batallón específico o con alguna sección de la historia específica”, detalla sobre los que hoy suman quince grupos sólo en la ciudad de Buenos Aires y todos recrean a uno que en verdad haya existido, no hay nombres de fantasía, por eso la investigación histórica es sumamente importante.

Cada grupo puede estar formado por unas diez o pocas más personas. “Es muy lindo cada vez que se realiza un evento porque somos los mismos de siempre y nos conocemos. Estamos hermanados un poco con la cultura militar porque, esto tiene que ver sólo con los hechos acontecidos en la época del Virreinato, entonces lo que sucedía era de esa índole y nosotros tratamos de recrear exactamente lo mismo y lo que pasaba es que hay como una cabeza de mando, que baja órdenes, y así armamos los batallones. Y nos ayudamos entre todos, tenemos una especie de organización en cada sección y de ahí nos vamos acomodando para lo que surja en cada evento”, especifica.

A medida que les llegan las invitaciones para ser parte de un evento, generalmente organizados por escuelas o instituciones, se comunican entre esos grupos para saber quienes puede ser parte y armar la recreación de la que, además, participarán “civiles”.

"Es hermoso lo que se siente durante una recreación", asegura (Gustavo Gavotti)

“Ninguno de todos los grupos, al menos los que conozco, estamos subvencionados. Ponemos dinero de nuestros bolsillos, en algunos eventos nos dan refrigerio, y eso lo destacamos, pero la mayor carga la tiene el recreacionista que se uniforma, que tiene su armamento y eso es algo personal que lleva una inversión. Detrás de todo eso, la mejor paga es el aplauso del público”, asegura.

La recreación puede llevar hasta unas cuatro horas porque no se trata solamente de las batallas sino que se invita a los espectadores a ser parte del convite. “Hay damas antiguas, caballeros, gente que se pasea por el espacio y que es parte de la tertulia, que son quienes se ocupan de entusiasmar al público y mientras les cuenta lo que pasará se escucha de fondo el sonido de las tropas que avanzan. Es todo una puesta en escena que realmente hace que la gente reviva el hecho histórico que se recrea”, asevera.

La batalla puede durar unos 20 minutos. “Llevamos los cañones, que son réplicas de los que en verdad se usaron en esos combates y que no hacen ningún daño sino que sólo tienen un cartucho de pólvora para hacer estruendo y fogueo, y también vamos con nuestra artillería”, señala.

Las batallas pueden llevar unos 20 minutos, pero el evento hasta cuatro horas (Gustavo Gavotti)

Los uniformes también son réplicas exactas a los usados por los diferentes batallones o cuerpos en esos años de conquista de la Independencia. “Con las telas de hoy, son confeccionados por una sastre, Dora Pérez, que además es una estudiosa que investiga al detalle cada uno de ellos y los confecciona. No hay un lugar específico donde comprarlos”, explica.

Pablo destaca que muchas veces, para que el despliegue y la recreación sea perfecta, algunas personas se mimetizan con el prócer que recrean. “Somos cuasi actores uniformados que nos convertimos en el papel que nos toca en ese momento, hay personas con un nivel de pasión tan alto que trata por copiar al prócer que quiere recrear de la mejor manera que, a veces, pasa meses dejándose el bigote, la patilla, se deja crecer el pelo para poder hacerse un peinado y hasta tratando de cambiar su contextura física y paga para mandarse a hacer un uniforme que si lo ves hasta crees que vivió hace 200 años. Su vida contemporánea la acomoda para cuando llega la recreación”, describe.

Entusiasmado y si dejar de resaltar las bondades de lo que lo apasiona, sigue: “Todos los que hacemos esto, lo hacemos por amor a la recreación, con mucha voluntad y poniendo dinero. Es toda una inversión, pero te puedo garantizar que reemplaza, al menos para mi, a una terapia, porque es muy lindo hacerla”.

“Cuando estamos haciendo la recreación de una batalla, así fuese que hay ganadores y perdedores, heridos y victoriosos, para nosotros es increíble porque detrás de todo eso estamos nosotros mismos y eso, acompañado por el aplauso de quienes lo ven, no tiene precio ”, finaliza.


sábado, 21 de enero de 2023

Argentina: Inmigración británica a Cañuelas en el siglo 19

Así era Cañuelas hace 150 años

El “Manual del Río de la Plata” publicado en 1869 describe la estructura productiva del partido, que tenía una fuerte preponderancia del ganado ovino, con casi un millón de cabezas.


InfoCañuelas



 
Producción ovina en Argentina. Litografía 1863.

Hace 150 años Cañuelas era un pueblito de 2 mil habitantes, con una actividad centrada en la ganadería y con un total de 162 estancias: la principal era la del escocés Juan McClymont.

Contrariamente a lo que se cree, el stock de ovejas superaba holgadamente al número de vacunos, lo que convertía a Cañuelas en un importante centro de producción ovina, actividad promovida por los hacendados ingleses, irlandeses y escoceses.

Los datos, con un minucioso detalle numérico, se encuentran en el “Manual del Río de la Plata”, publicado el 17 de marzo de 1869 por los hermanos Edward T. Mulhall y Michael G. Mulhall, este último periodista y estadístico. El libro es una mina de oro con información sobre el Cañuelas de la época y los demás distritos bonaerenses.

DESCRIPCIÓN DE CAÑUELAS Y SUS ESTANCIAS

El manual de los hermanos Mulhall informa que Cañuelas tenía una superficie de 41 leguas cuadradas y 162 estancias con un valor de la tierra que alcanzaba los $ 400,000 por legua.

“El partido ha sido famoso por sus cabañas de carneros premiados y ovejas destinadas al mejoramiento de la raza, y algunos de sus establecimientos son notablemente finos. Los campos son adecuados para la cría de ovejas, ya que retienen el agua hasta un período tardío en verano, y al hacer pozos se encuentra agua a muy poca profundidad. También se atiende a la agricultura, no habiendo menos de 308 chacras, que cubren alrededor de 15,000 acres de labranza (6 mil hectáreas). Fue uno de los primeros partidos donde se establecieron los ingleses y nuestros compatriotas suman más de 200”. 

En otros párrafos el libro ofrece un listado de las principales estancias del partido, indicando su superficie en leguas: McClymont (3 y 1/4) / W. Whyte (3) / E. Villegas, Acosta (2 y 1/4) / Alfaro, Familia Castro (2) / Halbach (1 y 1/2) / Martínez de Hoz, R. Carranza, L. Agüero (1 y 1/8) / Lahitte, Tobar, Barreda, Cárdenas, Familia García, A. Pereyra (1) / C. Villegas, F. Tavares, Lalama, L. Loysa, Familia Thompson (3/4) / Familia Avila, Alegre, Carrizo (2/8) / R. Millán, Familia Martínez, Rosa, Bargas (1/2) / Morales (1/3), Cebey, Ramos, Núñez, Peter Ball, Casares, W. Dickson, D. Pereyra, H. Harilaos (1/4), Sra. Lenona, Alcoba, E. Loysa, F. Pérez, Mrs. Hanlon (1/8).

“Las estancias de Whyte y McClymont se encuentran entre las mejores del país. La primera se llama La Campana, ubicada entre el Arroyo de Cañuelas y el río Matanzas, famosa por sus razas superiores de ovejas, caballos y vacas, en su mayoría importados de Inglaterra. Esta estancia se levantó en un estilo inglés puro, a un gran costo, y fue una de las primeras en Buenos Aires que fue cercada completamente mediante alambrado”. 

“La propiedad de McClymont se ubica al Sudeste de la ciudad de Cañuelas, a unas dos leguas, y tiene un carácter similar a la anterior: estos establecimientos modelo fueron fundados por dos empresarios escoceses, quienes pueden ser considerados como los pioneros de la industria en esta parte del país. Sus casas son de estilo señorial, rodeadas de huertos, campos de trigo y extensas praderas.”

“La estancia de Halbach en Los Remedios, entre Monte Grande y el río Matanzas, fue otra valiosa propiedad, pero cambió de manos hace un par de años; los edificios y plantaciones fueron vendidos por un décimo de su valor. No menos desafortunada fue una sociedad anónima llamada Sociedad Pastoril, dedicada principalmente a la crianza e importación de ovejas y ganado fino: las tierras se ubican en El Ombú, a medio camino entre Cañuelas y San Vicente, contiguo a la estancia de Alfaro, y que comprende más de dos leguas cuadradas. La empresa quebró, y el señor Martínez de Hoz ahora se dedica al mismo negocio, importando animales de raza de Inglaterra y Alemania.”

El manual informa que el stock del partido de Cañuelas estaba compuesto de 12.902 vacas, 13.003 caballos, 16.380 ovejas finas, 818.158 ovejas mestizas, 1.000 ovejas criollas y 122 cerdos; con un promedio de 350 vacas, 350 caballos y 21.000 ovejas por legua cuadrada.

 

Casco de la estancia La Campana, de Juan McClymont.

 

ESTRUCTURA URBANA

Hacia 1869 la población urbana y rural de Cañuelas ascendía a 4.191 argentinos, 131 italianos, 247 españoles, 88 franceses, 79 ingleses, 19 alemanes y 174 de diverso origen, dando un total de 4.933. Existían 252 casas y 708 ranchos, 5 alcaldes, 20 tenientes, 12 policías y 650 guardias nacionales.

“El pueblo de Cañuelas tenía alrededor de 2.000 habitantes, en su mayoría pobladores de la Vieja España o los Pirineos. “Está muy bien situado y tiene una nueva Iglesia, además de escuelas públicas a las que asisten 54 niños y 48 niñas. Los irlandeses de este distrito reciben la visita del Reverendo Mr. Curran, de Lobos, una vez al mes, y el pastor escocés, Reverendo Mr. Smyth, asiste una vez al mes en la estancia del señor McClymont.” 

Sobre los profesionales, oficios y comercios, el manual detalla que había un médico residente y 2 boticarios; 4 tiendas y 15 almacenes; 6 carpinterías que empleaban a 20 hombres; 2 forjas que empleaban a 4 hombres; 3 hornos de ladrillos que producían alrededor de 2.000.000 de ladrillos por temporada; 4 zapateros que empleaban a 30 hombres y mujeres; un platero y asistente; 5 barracas para almacenar productos, las que mantenían 30 carros de bueyes constantemente empleados; 24 ladrilleros y 40 albañiles, que trabajaban constantemente; 1 panadero, 1 hotel, 4 posadas, 1 sastre y asistente, 1 fabricante de velas, 3 billares y 6 carnicerías”.

Asimismo, había 70 casas que abonaban impuestos. Las de mejor construcción eran propiedad de Castro, González, Arrieta, Fuentes, John Griffin, Villegas, Zelarayán, Rodríguez, Muñiz, Bletcher, García y Galicia, valoradas desde $ 70.000 hacia arriba. 

Al momento de la publicación tres eran las principales autoridades del pueblo: el juez de Paz don Desiderio Davel; el cura párroco Rev. Alfonso Raffaeli; y el director de Correos es Don Ventura Cano. El municipio tenía seis miembros, con ingresos municipales de $ 160.000. 

Los libros de registro muestran que de cada 100 niños bautizados, 55 eran "legítimos" y 45 "ilegítimos", lo que se aproximaba al promedio de los distritos rurales.

LOS AUTORES

Los hermanos Edward T. Mulhall (1832-1899) y Michael G. Mulhall (1836-1900) nacieron en Irlanda. Edward llegó a mediados de la década de 1850 y se dedicó a la cría de ovejas, primero en Ranchos y luego cerca de Zárate. Michael arribó al país en 1860 y convenció a su hermano mayor para que abandonara la cría de ovejas y se dedicara al periodismo. La asociación resultante condujo primero a la fundación de “The Standard” de Buenos Aires en mayo de 1861, un periódico dirigido a la comunidad de habla inglesa en Argentina, que se editó hasta entrado el siglo XX. 

Más tarde el trabajo asociado de Michael y Edward Mulhall llevó a la publicación de la destacada serie de cuatro ediciones en inglés de los Manuales del Río de la Plata, una importante fuente de consulta sobre la economía de fines del siglo XIX. Michael G. Mulhall fue periodista, autor y estadístico. La lista de sus libros es extensa, uno de los más conocidos es The English in South America, publicado en 1878.