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martes, 27 de mayo de 2025

Revolución de Mayo: Los días de la libertad

El Cabildo de la Libertad




 

Primer daguerrotipo del Cabildo original, tomada en 1852. Aún conservaba el reloj español de 1763 y el escudo nacional en la fachada. Se puede notar la ubicación —relativamente cercana al Cabildo— de la Pirámide de Mayo, que hoy está desplazada hacia el centro de la Plaza de Mayo.

En el edificio conocido como Cabildo de Buenos Aires funcionó originalmente el Cabildo de la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre. Esta institución fue fundada por Juan de Garay en 1580, durante la segunda fundación de la ciudad. Tras la Revolución de Mayo de 1810, que derrocó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y desencadenó la guerra por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el cabildo se transformó en una Junta de Gobierno, que funcionó hasta su disolución en 1821 por orden del gobernador Martín Rodríguez.

En el mismo edificio también tuvo sede la Real Audiencia de Buenos Aires, el tribunal de apelación más importante del territorio, desde el 6 de abril de 1661 hasta el 23 de enero de 1812, cuando fue reemplazado por una Cámara de Apelaciones.

El 13 de septiembre de 1810, la Primera Junta creó la Biblioteca Pública de Buenos Aires, cuya primera sede —durante dos años— fue este edificio.

Sin embargo, la institución que ocupó el Cabildo por más tiempo fue la Cárcel de Buenos Aires, que funcionó allí desde 1608 hasta 1877, cuando se trasladaron los presos a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, hoy desaparecida.

Desde noviembre de 1939, el edificio funciona como museo.

Actualmente, la expresión “Cabildo de Buenos Aires” se refiere al edificio que albergó al antiguo ayuntamiento y que, tras diversas modificaciones estructurales, es hoy el Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo.

El edificio está ubicado en la calle Bolívar 65, en el solar originalmente asignado por Juan de Garay, justo frente a la Plaza de Mayo, el núcleo fundacional de la ciudad. Fue declarado monumento histórico nacional en 1933 y su aspecto actual se fijó tras las remodelaciones de 1940.

martes, 13 de mayo de 2025

Invasiones Inglesas: Batallón Buenos Ayres del Ejército de Galicia

La increíble historia del Batallón de Buenos Ayres del Ejercito de Galicia






La primera invasión inglesa a la ciudad de Buenos Aires en 1806 encontró muy poca oposición; las defensas porteñas fueron sobrepasadas rápidamente y apenas tres días después del desembarco, las tropas británicas hacían flamear su bandera triunfalmente. Dos meses más tarde, los criollos al mando de Santiago de Liñiers avanzaron hacia el viejo parque de artillería y derrotaron al destacamento rival. Desde allí siguieron combatiendo hacia la Plaza Mayor, de donde expulsan a los ingleses y logran recuperar el control de la ciudad.
Luego de la Reconquista, el Virreinato del Río de la Plata volvió a enviar tropas a la Banda Oriental del Uruguay para fortalecer las defensas en caso de otro ataque inglés, que sucedió rápidamente.
A principios de 1807, iniciando la Segunda Invasión, pero esta vez con mayor armamento, los británicos bombardearon Montevideo varios días y tomaron la ciudad. Los oficiales de mayor rango fueron capturados y ante la negativa a ser intercambiados por presos ingleses, los enviaron a Londres para ser encarcelados.
La guerra continuó en tierras argentinas, pero la resistencia del pueblo local hacia una nueva invasión y las milicias mejor organizadas lograron vencer al enemigo invasor. En este contexto es donde sobresale la actuación de la tropa del “Tercio de Gallegos”, un grupo de soldados voluntarios nacidos en Galicia que ejecutó las acciones más gloriosas de la batalla, como lo explica Manuel Mera en su excelente artículo “Galegos na defensa de Bos Aires”.
Tras la rendición definitiva del general Whitelocke ambos bandos acuerdan devolverse recíprocamente a sus prisioneros. Luego de varios meses en prisión, los oficiales rioplatenses capturados en Montevideo recuperaron su libertad. Pero en vez de devolverlos al sitio donde los secuestraron, fueron conducidos en buques desde Plymouth a diversos puertos de la península ibérica: Así comenzaba a gestarse un sorprendente “intercambio de favores”.
Las tropas liberadas habían quedado dispersas en distintas zonas del norte de España, principalmente en Galicia y Asturias. No tenían ni ropa; así consta en un comunicado firmado en Oviedo el 4 de febrero de 1808 que reza “Debido a la falta de fondos para adquirir vestuarios, se ha visto en la necesidad de tomar 18 camisas de los despojos que aún quedaban del Regimiento de Nobles, ya que es voluntad del Rey que se vistan estos soldados”.
Mientras esperaban el regreso a su patria, con mucho esfuerzo lograron reunirse todos en La Coruña, cuando el 2 de mayo de 1808 el pueblo se levanta contra Napoleón. Las provincias comienzan a gobernar en nombre del Rey y forman unidades militares propias para la Guerra de la Independencia. Es entonces cuando la Junta Gubernativa de Galicia crea el “Ejército de Galicia” y convoca a las tropas liberadas, ya que en ese momento hubiera sido imposible transportar un regimiento desde América debido al mencionado bloqueo.
Los casi mil soldados veteranos provenientes de nueve unidades del Virreinato del Río de la Plata que habían sido tomados prisioneros por el ejército británico durante la conquista de Montevideo, se unieron a la infantería del Ejército de Galicia recibiendo el nombre de “Batallón de Buenos Aires”. Si bien en el grupo había integrantes de Uruguay y Paraguay, el nombre del batallón abrazaba el recuerdo de la tierra de donde provenían la gran mayoría de ellos.
También llamados “Colorados de Buenos Aires”, por utilizar uniformes ingleses de guerras anteriores (tomados en 1782 al capturar una fragata que llevaba vestimenta para tres regimientos en Gibraltar), se incorporaron bajo las órdenes del General Blake, destacándose por su experiencia en momentos en que España tenía disponible muy pocos soldados, ya que la mayor parte del ejército formal permaneció en el exterior durante las guerras napoleónicas.
Los integrantes del Batallón Buenos Aires además fueron elegidos para formar diversas unidades de combate, principalmente en el Escuadrón de Dragones del General y el Regimiento de Infantería de Mondoñedo. También fueron incorporados al célebre Regimiento “El Inmemorial del Rey”: Desde el 8 de junio de 1808 hasta 1811, se enfrentaron a los ejércitos napoleónicos en más de una docena de batallas por todo el noroeste español.
En el asedio de Astorga se da una de las grandes paradojas de esta historia: Los integrantes del Batallón de Buenos Aires, que habían sido prisioneros de los ingleses, fueron los encargados de defender la retirada de sus ex captores, que enfermos y agotados huyeron a Inglaterra desde el puerto de La Coruña. Una de las tantas acciones heroicas que los llevó a recibir media docena de distinciones, entre ellas la de “Beneméritos de la Patria”.
Luego de muchas bajas e incorporados en otros regimientos, varios miembros del Batallón aún permanecían a fines de 1810 formando parte del Ejército de Galicia, asentados en las bases de Puebla de Trives, La Coruña y Ferrol, que incluyó una nueva campaña hacia las costas cantábricas. Un año después, por los procesos de independencia de las colonias, España desmovilizó el Batallón Buenos Aires definitivamente, siendo la primera y única tropa española de América que luchó en suelo europeo.
Poco más de 20 soldados lograron volver al Río de la Plata, donde varios de ellos volvieron a destacarse. A Argentina regresaron, entre los más reconocidos, José Rondeau y Antonio Balcarce, que llegaron a ocupar los máximos cargos nacionales; ambos fueron elegidos Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata con un año de diferencia. Y a Paraguay retornó Fulgencio Yegros, quien fue el primer presidente de su país.
Hombres de Argentina, Uruguay y Paraguay, unidos para enfrentar a un invasor pirata colonialista. (como lo fueron durante toda su historia).

domingo, 27 de abril de 2025

Argentina: La anglofilia en Buenos Aires

La Anglofilia en Buenos Aires





Al diplomático estadounidense en Buenos Aires, John Murray Forbes, le preocupaba la mayor trascendencia que el gobierno de Martín Rodríguez, a través de actitudes expresadas concretamente por Rivadavia, le adjudicaba a las festividades de Gran Bretaña, mientras demostraba escaso entusiasmo por los Estados Unidos:

“No quiero terminar esta comunicación sin mencionar una prueba más del favoritismo del Gobierno [de Buenos Aires] hacia los ingleses, a que me he referido más de una vez. Poco tiempo después del reconocimiento de la independencia de este país, nuestros compatriotas [los estadounidenses residentes en Buenos Aires] celebraron el 4 de Julio. La fecha fue saludada por descargas de artillería de nuestros barcos mercantes, por la mañana, al mediodía y al caer la tarde y nuestro pabellón fue izado junto con el de este país. Todo lo que el Gobierno hizo fue izar un instante su bandera a mediodía, disparar un solo cañonazo y arriar de inmediato la bandera. En cambio, cuando los ingleses celebraron el 23 del corriente (San Jorge) el aniversario del Rey, la bandera del Gobierno flameó durante todo el día y a la puesta del sol se hizo por el Fuerte un saludo regular de once cañonazos. ¡Y todo eso, sin un simple representante oficial inglés ni un solo cañonazo disparado de su parte! En el banquete de esa noche Rivadavia, ministro de Gobierno y gobernador en ejercicio, pronunció el siguiente brindis, que apareció en la Gaceta Oficial: ‘Al Gobierno más sabio, el inglés. A la Nación más moral y esclarecida, Inglaterra’. Estos episodios no merecen una mención formal, pero muestran de qué lado sopla el viento”.

- John Murray Forbes al secretario de Estado John Quincy Adams, 30 de abril de 1823.



Fuente: Perfil

lunes, 10 de marzo de 2025

Buenos Aires: La arquitectura de la época de oro

Arquitectura de la Organización Nacional: Palacio Paz-Díaz





Palacio Paz (también conocido como Palacio Paz-Díaz)  una de las rsidencias más lujosas de la ciudad de Buenos Aires, ubicado en la Av Santa Fe 750 frente a Plaza San Martín.

https://revistahistopia.blogspot.com/



Propiedad de José C. Paz  quien fundó el diario La Prensa y fue embajador en París, uno de los hombres más ricos de Argentina en su tiempo. La construcción es un  fiel  reflejo de la arquitectura Beaux-Arts de principios del siglo XX, según los cánones estéticos de la Escuela de Bellas Artes de París. La dirección de la construcción estuvo a cargo del prestigioso arquitecto e ingeniero argentino Carlos Agote. La construcción de la mansión tardó doce años: desde 1902 a 1914. Fueron la esposa e hijos de Paz quienes habitaron la residencia pues José M Paz murió antes de poder habitarlo. Desde 1938 es sede del Círculo Militar.



Frente y algunos de sus interiores de esta verdadera joya arquitectónica de la ciudad de Buenos Aires


domingo, 5 de enero de 2025

Biografía: Bernardo Gregorio de Las Heras, padre de Juan Gregorio



La historia desconocida del padre de un héroe nacional


Carlos Campana || Deyseg


Bernardo Gregorio de Las Heras, progenitor de Juan Gregorio, se destacó en los albores de la patria ya sea como militar o como un honesto comerciante



En una época donde las líneas entre el comercio y el servicio militar se entrelazaban con los destinos personales, Bernardo Gregorio de Las Heras emergió como una figura importante en aquellos territorios de ultramar del reino de España en Sudamérica.

Nacido en Belvis, Toledo, en 1749, la vida de Bernardo estuvo marcada por la dualidad entre las armas y el comercio. Era hijo de Francisco Plácido Gregorio y Catalina García de Las Heras.

Como muchos peninsulares, un día partió al lejano Río de la Plata, que por aquel tiempo se denominaba gobernación de Buenos Aires, para establecerse en la pequeña aldea.

Vínculo con la tierra rioplatense

Al poco tiempo de instalarse, Bernardo contrajo matrimonio con Rosalía de Lagacha y Rojas, oriunda de Buenos Aires, tejiendo así un vínculo indisoluble con la región del Río de la Plata.

El matrimonio tuvo varios hijos, pero solo uno se destacó, a quien bautizaron con el nombre de Juan Gualberto, quien vio la luz el 11 de julio de 1780 y que alcanzaría renombre como general del Ejército Libertador de tres países.

En aquellos momentos, como la mayoría de los españoles, Bernardo Gregorio de Las Heras, al igual que su padre, militó en la Tercera Orden de San Francisco, demostrando su devoción religiosa y su compromiso con los valores franciscanos.

Sin embargo, su vocación primera fue la de las armas, iniciando su carrera militar en 1769 en la Infantería de la gobernación rioplatense.

Tres años después, su destino lo llevó a la Caballería como portaestandarte, ascendiendo con rapidez. En 1776, se convirtió en teniente, y cinco años después, alcanzó el rango de ayudante mayor en el mismo regimiento, consolidando su reputación como un militar competente y dedicado.

Campañas militares y pruebas de liderazgo

En 1782, sus servicios fueron requeridos en la campaña contra los portugueses en la Banda Oriental, una región en constante conflicto. Tras esta expedición, recibió la comisión de trasladar prisioneros hasta Mendoza, una tarea que puso a prueba su liderazgo y capacidad organizativa.

En este periodo de su vida no solo evidenció su destreza militar, sino también su capacidad para manejar situaciones complejas y mantener el orden en circunstancias difíciles.

De las armas al comercio

La transición de la vida militar a la comercial no fue un camino sencillo, pero Bernardo Gregorio de Las Heras lo recorrió con igual destreza. Se desempeñó como comerciante en Buenos Aires y Córdoba, demostrando un conocimiento detallado del comercio porteño en una era donde el comercio era tan vital como volátil.

Se conoce que en 1799 estaba muy preocupado por el contrabando que ejercían algunos comerciantes inescrupulosos en Montevideo. Sus denuncias sobre prácticas ilícitas y su incansable lucha por la legalidad y el orden en el comercio son testimonio de su integridad y compromiso con la Justicia.

Pero Bernardo no solo intercedió en sus esfuerzos por combatir el contrabando, sino que también se preocupó ante las autoridades del creado virreinato de los importantes desafíos económicos y sociales de la época.

Sus escritos muestran a un hombre profundamente comprometido con la prosperidad de la región y con una visión clara de cómo debería ser gestionada la economía para el bien común.

Versatilidad y adaptabilidad

Además de sus actividades comerciales, Bernardo actuó como empleado judicial en 1790 y 1792, añadiendo otra faceta a su vida. Su capacidad para moverse entre distintos mundos -el militar, el mercantil y el judicial- habla de una versatilidad y adaptabilidad notables.

Esta experiencia judicial le proporcionó una perspectiva única sobre las leyes y regulaciones de su tiempo, permitiéndole entender mejor los mecanismos del poder y la Justicia.

Sus años posteriores los vivió en la tranquilidad de su hogar y neutral ante los hechos que surgieron en el Río de la Plata a partir de 1809, durante la época de los diferentes movimientos políticos y militares.

Falleció en Buenos Aires el 18 de mayo de 1813.

Un legado de perseverancia y servicio

La vida de Bernardo Gregorio de Las Heras es un reflejo de una era de cambios y desafíos, donde las fronteras entre distintas vocaciones eran permeables y la lealtad al rey y a la familia se manifestaba en múltiples formas.

Su legado, aunque quizá eclipsado por la fama de su hijo, es un recordatorio de la riqueza de las vidas de aquellos que forjaron el destino de estos territorios en los que actualmente vivimos.

Su historia es una narrativa de perseverancia, dedicación y servicio en un tiempo donde cada acción podía cambiar el curso de la historia.


Una huella en la historia del Río de la Plata

A través de sus múltiples roles como militar, comerciante y empleado judicial, Bernardo Gregorio de Las Heras dejó su impronta en la historia del Río de la Plata, aunque el tiempo se encargó de borrarla.

Sin embargo, su vida nos recuerda que detrás de cada gran figura histórica hay personas cuyas contribuciones, aunque menos conocidas, son igualmente esenciales para el tejido de nuestra historia compartida.

Su historia es un testimonio de la capacidad humana para adaptarse, liderar y servir en las circunstancias más variadas y desafiantes.

    Imagen de portada: General Juan Gregorio de Las Heras, un patriota que honró el legado de su padre. (Web)

domingo, 26 de mayo de 2024

Argentina: Las transformaciones del Cabildo de Buenos Aires

El Cabildo de Buenos Aires y sus transformaciones 🇦🇷






El Archivo General de la Nación Argentina conserva múltiples registros históricos del Cabildo de Buenos Aires. Entre estos, los registros fotográficos de la evolución arquitectónica del Cabildo (del Fondo Documental Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro), pero también conservamos en soporte escrito, tanto de su Archivo como sus Actas, las que nos cuentan los eventos de gobierno ocurridos entre principios del siglo XVII y 1821.



miércoles, 17 de enero de 2024

Argentina: Primer registro de la bandera flameando en Buenos Aires

Acuarela del Fuerte de Buenos Aires en 1816 mostrando orgullosa la albiceleste





6 de septiembre de 1816:
Emeric Essex Vidal, acuarelista británico, desde la borda de la fragata inglesa “Hyacinth”, pintó una acuarela de gran valor documental, donde se ve a pleno color la insignia celeste y blanca tremolando en la torre del Fuerte de la ciudad. Es la primer representación de la Bandera Nacional.
Esta acuarela sobre papel, mide 25 x 37 cm. Firmado E. E. Vidal y fechada 1816 abajo a la derecha.
Ref: En el reverso una detallada descripción de la costa de la ciudad de Buenos Ayres, debajo lleva la inscripción "The Castle of Buenos Ayres, and the beach beneath taken from the Mole Head: 6 sept. 1816 -
E.E. Vidal".
Reproducida en la lámina 58 del libro "Iconografía de Buenos Aires" de Bonifacio del Carril y Anibal Aguirre Saravia. Citamos el comentario de esta acuarela tomada del libro ".. En la primera acuarela que Vidal pintó al llegar a Buenos Aires el 6 de septiembre de 1816 dibujó, precisamente la imagen del Fuerte. Se estaban realizando en esos días las ceremonias del juramento de la independencia, declarada el 9 de julio en Tucumán.
Aparece enarbolada en el bastión norte la bandera adoptada como símbolo patrio por el Congreso. Es también la primera representación pictórica de la Bandera que se conoce. Para ejecutar esta acuarela, Vidal se situó en el antiguo muelle que existía desde la época colonial a la altura de las calle Cangallo y Sarmiento, frente a la Alameda ...".

sábado, 26 de agosto de 2023

Argentina: Buenos Aires en el siglo 19 en colores

Cabildo de Buenos Aires como se veía en 1876

 













30 de marzo de 1875 Muere el doctor Dalmacio Vélez Sarsfield. Abogado, fue docente de la Universidad de Buenos Aires. Fue ministro de Hacienda de Bartolomé Mitre, y luego ministro del Interior de Domingo Faustino Sarmiento, quien asumió la presidencia en 1868. Sarmiento y Dalmacio Vélez Sarsfield fueron los mayores propulsores de la telegrafía eléctrica en el país. En 1858, el Estado de Buenos Aires (separado de la Confederación Argentina) le encargó la tarea de redactar un código de comercio, el cual fue redactado en colaboración con el prestigioso jurisconsulto uruguayo Eduardo Acevedo que se terminó en 10 meses, y fue sancionado en 1859. En 1862 se le encargó a Vélez Sarsfield la redacción del Código Civil de la República cuya composición se inició en 1864 durante la presidencia de Bartolomé Mitre. Su redacción, ricamente provista de notas y comentarios, le llevó casi cinco años; en 1869 se dispuso del texto completo, que se aprobó a libro cerrado ese año durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. Entró en vigor el 1 de enero de 1871 hasta el 1 de agosto de 2015, siendo reemplazado por el Código Civil y Comercial de la Nación. Fue integrante de la Convención Constituyente que reformó la Constitución en 1860. Había nacido en Córdoba el 18 de febrero de 1800.


Daguerrotipo de Dalmacio Vélez Sarsfield (1850)



Vista de la calle Montes de Oca (barrio de Barracas ciudad de Buenos Aires) donde se ven a los cuarteadores sacando mediante una yunta de caballos que tiraban aun vehículo trabado en los lodazales, año 1880 (AGN colección Witcomb)



Muelle de las Catalinas en la ciudad de Buenos Aires fines del siglo XIX (AGN Colección Witcomb) La zona debe su nombre al convento de las Catalinas que se encontraba en la zona conocida como la "Bajada de las Catalinas" en lo que hoy sería San Martin y Viamonte. En 1755 se construyó un muelle de atraque conocido justamente como Las Catalinas.


Salimos de compras. Vista de la casa Dupuy visitamos la seccion femenina en el año 1886 (AGN colección Witcomb)

Palacio Dose estaba ubicado en la esquina de Av. Alvear y Ayacucho (ciudad de Buenos Aires) se levantó, entre 1898 y 1938, era una importante residencia que el banquero Carlos Dose mandó construir en la quinta de su abuelo Thomas Armstrong. Fue obra de los arquitectos Jacques Dunant y Charles Paquin. Carlos Dose Armstrong era nieto de Thomas Armstrong, fundador de la Bolsa de Comercio –que presidió en 1857-1858–, director residente del Ferrocarril Central Argentino y uno de los fundadores de la línea de Buenos Aires a Ensenada. Además, fue el primer presidente de la Compañía de Seguros La Estrella y estanciero (hay en Santa Fe un pueblo que lleva su nombre) La casa fue demolida en 1938


Fotografía de la colección Witcomb de fines del siglo XIX (AGN)



Vista de desembarco de inmigrantes frente al Hotel de los Inmigrantes en Buenos Aires (Colección Witcomb- AGN). Sin fecha.


Iglesia Santa Felicitas está ubicada en la calle Isabel La Católica 520 del barrio de Barracas (ciudad de Buenos Aires). Fue levantada en 1875 en honor a Felicitas Guerrero de Álzaga, una bella dama de la sociedad porteña, tras su trágica muerte.
A los 16 años Felicitas Guerrero se casó con don Martín de Álzaga. Tuvieron un hijo, Félix, que murió a los 6 años de edad. En 1870, A los 24 años, doña Felicitas quedó viuda. Su belleza era irresistible, y su fortuna también, lo cual hizo que tuviera muchos cortejantes entre ellos, Enrique Ocampo, quien se sintió desplazado por don Manuel Sáenz Valiente. Despechado Ocampo disparó a Felicitas dos tiros que terminaron con su vida el 30 de enero de 1872. Los padres de la joven construyeron el templo que fuera su primera tumba aunque más tarde sus restos fueron trasladados a Recoleta.
La Iglesia se levantó sobre la barranca de Santa Lucía, que hoy es la Av. Montes de Oca. Es el único templo que cuenta con estatuas no religiosas como la de Martín de Álzaga y de Felicitas con su hijito Félix en brazos. Cerca de la sacristía están los bustos de los donantes: Doña Felicitas Cueto de Guerrero y Don Carlos J. Guerrero, los padres de Felicitas. La capilla es muy hermosa con mármoles, frescos, vitrales y arañas con caireles de cristal. Tiene un reloj inglés con un carrillón de un metro de diámetro que fue restaurado recientemente en Inglaterra y puesto en marcha por el príncipe Andrés de Gales. Posee un órgano alemán con 783 tubos.


Iglesia de Santa Felicitas c. 1880 (Colección C Junior- AGN)




6 de abril de 1811: Se inician los trabajos para abrir los cimientos de la Pirámide de Mayo, erigida en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, para conmemorar la Revolución de Mayo. El monumento sufrió varias transformaciones hasta la actualidad.
Vista de la pirámide de Mayo en el año 1884 (AGN Colección Witcomb)


Mujeres lavando y tiñendo ropa a orillas del Río de la Plata. Buenos Aires C de 1880. AGN Colección Witcomb

miércoles, 16 de agosto de 2023

Invasiones Inglesas: La reconquista de Buenos Aires

12 de agosto de 1806. Reconquista de Buenos Aires



Se cumplen hoy 217 años de aquél día en que la unión de los pueblos del Río de la Plata permitió expulsar de Buenos Aires a los invasores ingleses. Lejos de terminar aquél día, la invasión inglesa no hacía más que comenzar. Los barcos invasores pasarían a bloquear el puerto de Montevideo y luego, gracias a los refuerzos que iban recibiendo, capturaron Maldonado (octubre de 1806), Montevideo (febrero de 1807) y Colonia (marzo de 1807) antes de intentar nuevamente la captura de Buenos Aires (julio de 1807). Durante un siglo y medio, esta fecha fue recordada y conmemorada en nuestro país, y hasta llegó a ser feriado nacional, antes de que la dictadura de 1955 la barriera del calendario festivo. Luego, con el correr de los años, se la fue quitando también de las efemérides escolares,hasta ser prácticamente ignorada en nuestros días. Sin embargo, el relato “nacional”, acotado a los límites del país actual, nos impidió conocer la historia completa y reconocernos como un mismo pueblo argentinos y uruguayos, como un solo protagonista en aquellas jornadas, partes de un todo común. Nos perdemos la oportunidad de que haya un día al año (¡aunque más no sea un día al año!), en el que en las escuelas de Argentina se realicen actos conmemorativos con la presencia de la bandera uruguaya y en las escuelas uruguayas se realicen actos similares con la presencia de la bandera argentina. Y esto no es poco para pueblos que necesitan, cada vez con más urgencia, unirse y fundirse en uno solo, como lo necesitan todos los pueblos de Nuestra América. Al reconstruir la historia de la Gran Invasión Inglesa de 1806 y 1807, veremos nítidamente que los pueblos del Plata tienen una historia común, desarrollada a partir de un espacio unificador y de una identidad compartida. Los relatos históricos surgidos tras la conformación de las repúblicas cercenadas del siglo XIX desdibujaron el verdadero contenido de estos acontecimientos, que fueron manipulados y fragmentados para construir una narrativa “nacional” (es decir, localista, de patria chica), segregada y descontextualizada. Se podría pensar que en su momento este tipo de relatos estaba justificado por necesidades casi estratégicas de conformación del Estado, pero, en nuestros días, superar esta etapa de la interpretación histórica es crecer como pueblos, madurar, salir del yo para ingresar en el nosotros.