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sábado, 8 de octubre de 2016

Armada Argentina: La Escuadra de Sarmiento

La Escuadra de Sarmiento 

Se denomina "Escuadra de Sarmiento" a un conjunto de naves de guerra fluviales incorporadas durante la presidencia Domingo Faustino Sarmiento con el objeto de modernizar la Armada Argentina y dotarla de una mínima capacidad operativa frente al poder naval del Imperio del Brasil. 

Antecedentes 
La importancia de la marina del Imperio del Brasil durante la guerra del Paraguay constituyó para la República Argentina una lección y contribuyó a despertar la conciencia naval en algunos de sus principales dirigentes. 

 
Domingo Faustino Sarmiento. 

Domingo Faustino Sarmiento encontró al asumir la presidencia en 1868 una situación internacional compleja y escasas posibilidades de maniobra, limitado principalmente por la falta de un mínimo poder naval. 
Aún en campaña, el ministro de Guerra y Marina de Sarmiento coronel Martín de Gainza comunicaba en su memoria el estado de la armada afirmando "Siento tener que cumplir con el penoso deber de dar cuenta a VVHH que carecemos absolutamente de escuadra. Algunos buques en mal estado y algunos jefes y oficiales, aunque muy dignos, no constituyen una escuadra". 
La guerra del Paraguay terminaba pero comenzaban las tensiones por la demarcación de límites con Brasil, Paraguay y Bolivia. Sin apoyo armado, la diplomacia argentina encabezada por Mariano Adrián Varela Cané encaró una negociación idealista, actuó "evangélicamente" al decir de Estanislao Zeballos, proponiendo una resolución de la cuestión limítrofe en pie de igualdad con el vencido. La "Doctrina Varela", sintetizada en la frase "la victoria no da derechos a las naciones aliadas para declarar por sí, límites suyos los que el tratado señaló" fue rechazada por Brasil, adoptando una posición agresiva, apoyada por un fuerte ejército de ocupación y una poderosa escuadra que incluso ocupaba la isla argentina de Cerrito (o Atajo) en la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná. 
Sarmiento, decidido a romper con la diplomacia de su antecesor Bartolomé Mitre en sus relaciones con los países de la región, caracterizada por su actitud probrasileña, su indiferencia hacia los países del Pacífico y su descuido en asegurar el equilibrio militar en la región1 resolvió en agosto de 1870 el reemplazo de Varela por Carlos Tejedor quien con dureza exigió a Brasil el respeto por las cláusulas estipuladas en el tratado de la Triple Alianza. 
Brasil acordó sin embargo con el gobierno de Cirilo Rivarola en sendos protocolos del 15 de diciembre de 1870 y 14 de enero de 1871 la disposición a alcanzar un tratado exclusivo de límites entre Brasil y Paraguay, desentendiéndose del gobierno argentino en clara violación del artículo 6º del tratado de la Triple Alianza del 1º de mayo de 1865. Brasil decidía también en forma unilateral sus fronteras con el Paraguay e incluso los de Argentina, ya que retenía para sí los territorios en disputa y acordaba sin permiso de Buenos Aires que el límite argentino no pasaría del Pilcomayo. 
El 9 de enero de 1872 por el tratado Cotegipe-Lóizaga el Imperio del Brasil se quedaba con la tercera parte del Paraguay y mantenía los ejércitos de ocupación por cinco años. Sarmiento consideraba que el tratado "...dejará al Paraguay provincia brasilera, a la que se agregará por los mismos medios la Banda Oriental, y no tardarían en seguir la de Entre Ríos y Corrientes" y que "en pocos años seremos del Imperio, o tan menguada república que no valga reivindicar ni el nombre".2 
El creciente y grave conflicto provocó que el gobierno brasileño alentara las reivindicaciones territoriales de Bolivia y Chile. Entre 1872 y 1873 el canciller chileno Adolfo Ibáñez y Gutiérrez sostenía con la aquiescencia de Brasil sus pretensiones sobre el territorio patagónico al sur del Río Negro (Argentina) y "del otro lado de Los Andes, especialmente a la altura de Talca y Chillán". 

 
Fotografía del Ministro Manuel Rafael García Aguirre. 

La Escuadra de Sarmiento 
La evidente necesidad de una marina de guerra impulsó al Congreso Argentino a sancionar la Ley Nº498 del 27 de mayo de 1872 (de Armamento Naval) que autorizaba la compra de "tres buques de guerra encorazados del sistema más adelantado y máars adecuado al servicio en aguas de la República". A tal efecto, el presidente Domingo Faustino Sarmiento dispuso el traslado inmediato de su amigo Manuel Rafael García Aguirre (hasta entonces jefe de la legación argentina en Washington) en comisión a Londres a fin de efectuar la compra de los mentados buques y supervisar su construcción. Pese a ser completamente lego en temas navales, García Aguirre encaró la tarea con el mayor celo y se asesoró con dos ex-oficiales confederados de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, los capitanes Thomas Jefferson Page3 y Hunter Davidson. 
Fue tal el empeño de García Aguirre en la tarea, que no dudó en asesorase a su vez con varios oficiales del Almirantazgo Británico, de quienes informa a Sarmiento: 
"Los del departamento de artillería no han podido tratarme mejor (...) Lea las tiras adjuntas sobre acorazados; nada de buques grandes y muy pesados de coraza. Me recomiendan buques pequeños con grandes cañones que sirvan como baterías flotantes y de fácil traslación de un punto a otro."4 
Fruto de la experiencia recogida y gracias al asesoramiento recibido, García Aguirre firmó sendos contratos que culminaron con la adquisición de los Monitores Los Andes y El Plata, cuatro bombardas (Pilcomayo, Bermejo, Constitución y República) de 400 toneladas y dos cañoneras (Paraná y Uruguay) de 600 toneladas.5 
Finalmente, los buques que compusieron la escuadra fueron: 

 
Monitor Los Andes. 

Monitores El Plata y Los Andes, de 56,68 m de eslora, 13,40 de manga, 3,35 de puntal, un calado medio de 3,50 m y 1.677 tn de desplazamiento. Tenían casco de hierro con espolón a proa y un blindaje de 160 mm de acero,6 255 mm en la torreta principal de artillería, que era movida a vapor. 
Portaban dos máquina de vapor (a babor y estribor) de 750 HP cada una, con dos hélices que le permitían mantener una velocidad de crucero de 9,5 nudos. Transportaba 120 tn de carbón. Montaban en la torre 2 cañones Armstrong de avancarga de 200 libras, dos cañones ligeros de 47 mm en barbeta cubierta y 4 cañones de tiro rápido Hotchkiss de 37 mm. Adquiridos por £85.000 libras cada uno en los astilleros Cammell Laird de Birkenhead, Inglaterra, se incorporaron en 1875 al mando de Bartolomé Cordero y Ceferino Ramírez respectivamente. 

 
Cañonera Paraná. 
 
Cañonera ARA Uruguay en 1874. 
 
Cañonera Pilcomayo (o su gemela Bermejo) 

Cañoneras Paraná y Uruguay, de 46,36 m de eslora, 7,63 de manga, 5,40 m de puntal, un calado medio de 3,5 m y un desplazamiento de 550 tn., con velamen (aparejo de corbeta) y una máquina a vapor de 475 HP, la cual movía una hélice que les permitía alcanzar una velocidad crucero de 10 nudos y máxima de 11. Transportaban 90 tn de carbón que les permitían una autonomía de 1500 millas. El casco de hierro estaba totalmente totalmente forrado con madera de teca. Montaban 4 cañones Vavasseur de 7" sobre cureñas de hierro, uno delante de la chimenea, otro detrás y los restantes en cada banda. Adquiridas por £32.000 cada una en los astilleros Cammell Laird, se incorporaron a la escuadra en 1874 al mando de Ceferino Ramírez y Erasmo Obligado respectivamente. 
Bombardas Constitución y República, de clase Rendell modificadas, con 32,33 m de eslora, 9.19 de manga, 4,50 de puntal, 3,20 de calado medio y un desplazamiento de 416 tn. 
Buques mixtos, con casco de hierro, tenían aparejo de un solo palo y utilizaban una máquina de vapor de 400 HP que impulsaba dos hélices gemelas alcanzando una velocidad de crucero de 9 nudos. Transportaban 45 tn de carbón. Montaban un cañón Armstrong de avancarga de 240 mm, en cureña fija sobre la proa con lo que sólo podía disparar en línea de quilla y debía apuntarse con golpes de timón. Llevaban dos cañones ligeros de 80 mm sobre cubierta, uno a cada banda. Adquiridas por £13.678 cada una en los astilleros Cammell Laird, se incorporaron a la escuadra en 1876 al mando de Juan Cabassa y Daniel de Solier respectivamente. 
Bombardas Pilcomayo y Bermejo, similares a las anteriores, con pequeñas diferencias (un calado menor, transportaban 62 tn de carbón que le aseguraban una autonomía mayor, modificaciones en cubierta) se incorporaron en 1875 al mando de Jorge Hobson Lowry y Francisco de la Cruz, respectivamente. Ambas fueron construídas en los astilleros Rennie&Co, Greenwich, Inglaterra (subcontratado por Cammell Laird). 
Vapor Taller y Depósito de torpedos y minas Fulminante, con 55 m de eslora, 9 de manga, 5 de puntal, un calado medio de 2,28 y un desplazamiento de 620 tn. Buque mixto, llevaba aparejo de goleta de dos palos y una máquina de vapor de tipo Compound con una hélice con la que alcanzaba una velocidad de 10 nudos. Llevaba 80 tn de carbón como combustible. Se incorporó en 1875 permaneciendo estacionario al mando de Hunter Davidson. Se incorporó también una flotilla de 4 lanchas torpederas, 2 de ellas asignadas al Fulminante, las primeras de la Armada Argentina. Los torpedos eran de bronce cargados con 65 libras de dinamita. Se los llamaba "de botalón" porque para su uso eran colocados en la punta de un botalón de hierro de 8 metros de largo. 
Vapores Avisos Resguardo y Vigilante, de 30 m de eslora, 5,5 de manga, 3,0 de puntal, un calado medio de 1,20 m y 100 tn de desplazamiento, llevaban dos máquinas de vapor de 92 HP que impulsaban dos hélices alcanzando una velocidad de 7 nudos. Transportaba 16 tn de carbón que le daban una autonomía de 6 días. Buque mixto, estaba aparejado como pailebote de 2 palos. Su casco era de hierro y llevaba un fuerte cintón de madera como defensa. Montaba un cañón Armstrong de 6 pulgadas. Adquiridos por £ 5.000 a Cammell Laird, se incorporaron a la Capitanía de Puertos al mando del piloto Cándido Chaneton y del práctico Juan Rubaclo, respectivamente. 

 
Vapor de transporte armado Pampa. 

Vapor de transporte armado Pampa, (ex Parminghan), adquirido en 1870 a Miguel Soler & Cía en $f 50.000. 
Con una eslora de 69,44 m, 7,44 de manga, 3,41 de puntal, un calado medio de 2.00 m y 409 tn de desplazamiento, tenía casco de acero dulce, arboladura de pailebote de dos palos, una máquina de vapor de 260 HP con 2 cilindros, y 4 calderas, que impulsaba ruedas laterales alcanzando una velocidad máxima de 13 nudos y 8 de crucero. Estaba armado inicialmente con 2 cañones Krupp de 75 mm. 
Algunas naves menores: vapor Sirena, remolcador Puerto de Buenos Aires, transporte Santa Fe, ballenera Guarda Costa, lancha Talita y Pontón Vanguardia 

Medidas complementarias 
Por otra parte, pese a las protestas de Brasil, Sarmiento dispuso artillar fuertemente la Isla Martín García con cañones costeros pesados Rodman que, si bien eran ya anticuados (de avancarga y ánima lisa), por su elevado calibre (381 mm, 500 libras) eran capaces de dañar el blindaje de los monitores imperiales y cubrir los canales de acceso a los ríos interiores. 
A los efectos de establecer bases logísticas y talleres para los buques que se compraban, en octubre de 1873 obtuvo del Congreso los fondos para la construcción de un arsenal y depósito de marina en Zárate, que creó en diciembre de ese año. 
Finalmente, Sarmiento creó la Escuela Naval el 5 de octubre de 1872, que operó en sus comienzos a bordo del vapor General Brown a cargo del sargento mayor Clodomiro Urtubey, y que en una primera etapa se mantuvo hasta su disolución en 1877 a consecuencia de la "sublevación de los capotes", siendo reorganizada poco después en la corbeta Uruguay a cargo de Martín Guerrico. 



Consecuencias 
Todas estas medidas contribuyeron a que el estuario dejara de ser recorrido por escuadras extranjeras en permanente actitud de presión y facilitaron probablemente la resolución de la cuestión de límites en 1875. 
Sin embargo aunque las unidades adquiridas representaban lo mejor que la tecnología mixta de la época (vela y vapor) podía brindar y aún cuando operaron tanto en los ríos argentinos como en alta mar, incluso en aguas de la Antártida, eras en todos los casos buques fluviales. 
Por otra parte, la incorporación de los buques principales, los monitores, provocaron de inmediato que Brasil adquiriera dos monitores más a su escuadra, el Javary y el Solimões de 3700 tn, 4 cañones de 250 mm y 2 de 37, incorporados en 1875, mientras que Chile sumaba el Cochrane y el Blanco Encalada, de 4500 tn, 13 nudos y 4 cañones de 9 pulgadas, que pronto serían decisivos en la guerra con Perú y Bolivia. Así, la mejora en la relación de fuerzas en poco tiempo se vio nuevamente desnivelada lo que sería puesto de manifiesto en 1878 en ocasión de la Expedición Py. 

Referencias 
1. Gustavo Ferrari, La Argentina y sus vecinos, en La Argentina del Ochenta al centenario, Buenos Aires, Sudamericana, 1980, página 671. 
2. Manuel Gálvez, Vida de Sarmiento. 
3. (1808-1902) Estuvo vinculado al país desde antes de su participación en la Guerra de Secesión por sus viajes de exploración a los ríos Bermejo y Salado. Colaboró activamente en el diseño y la construcción de los monitores Los Andes y El Plata 
4. Ratto, Héctor: "Las primeras comisiones navales en el extranjero", Boletín del Centro Naval, Tomo 58, año página 19. 
5. en cuya construcción asesoró nuevamente al ministro el capitán Page 
6. A la altura del cintón, banda que rodea el casco del barco para protegerlo. 

Bibliografía 
  • Teodoro Caillet-Bois, Historia Naval Argentina, 1944, Imprenta López, Buenos Aires 
  • Arguindeguy, Pablo E. CL, y Rodríguez, Horacio CL; "Buques de la Armada Argentina 1852-1899 sus comandos y operaciones", Buenos Aires, Instituto Nacional Browniano, 1999. 
  • Héctor Raúl Ratto, José Craviotto, Humberto F. Burzio, Sarmiento y la marina de guerra, Secretaria de Estado de Marina, 1963 
  • Carlos López Urrutia, Historia de la Marina de Chile, Andres Bello, 1969. 
  • Departamento de Estudios Históricos Navales, Historia marítima argentina, Cuántica Editora, 1982.
Enlaces externos 

Wikipedia

viernes, 3 de junio de 2016

Historia naval: Primeros barcos blindados en servicio en el siglo XIX

Monitores del Mundo


Argentina (2) Dinamarca (7) Italia (24) Peru (6)
Austria-Hungría (16) Francia (63) Japón (5) Portugal (1)
Brasil (17) Alemania/Prusia (13) Holanda (20) Rusia (29)
Chile (3) Gran Bretaña (72) Noruega (4) España (9)
China (1) Grecia (2) Imperio Otomano (19) Suecia (4)



Argentina

Monitores: 
La Plata, Los Andes (1874)


Los Andes (1874)

Austria-Hungria

Encorazados o barcos blindados: 
Drache, Salamander (1862)
Kaiser Max, Prinz Eugen, Don Juan de Austria (1863)
Erzherzog Ferdinand Max, Habsburg (1866)

Buques de batería central: 
Lissa (1871)
Kaiser (1873)
Erzherzog Albrecht (1874)
Custoza (1875)
Kaiser Max, Don Juan de Austria (1876), Prinz Eugen (1878)

Monitores:
Leitha, Maros (1872)


Brasil

Barcos de casamata central:
Barroso (1864)
Brasil (1864)
Tamandare (1865)
Mariz e Barros, Herval (1866)
Cabral, Colombo (1866)
Sete di Setembro (1874)



Sete di Setembro (1874)

Casamata blindada:
Rio de Janeiro (1865)

Barcos con torretas:
Lima Barros (1865)
Bahia (1865)
Silvado (1866)
Javary, Solimoes (1874)

Monitores:
Rio Grande, Alagoas, Para (1867)


Chile

Barcos de casamata central: 
Almirante Cochrane (1874), Valparaiso (1875) (renamed Blanca Encalada by 1879)

Barco con torreta:
Huascar (capturado a Peru, 1879)


China

Cañonero blindado:
Tiong Sing (1875)


Dinamarca

Barcos blindados
Dannebrog (1863)
Peder Skram (1864)
Danmark (1864)

Barco con torreta:
Rolf Krake (1863)
Lindormen (1868)
Gorm (1870)


 
Rolf Krake (1863)

Barcos de casamata central:
Odin (1872)


Francia

Baterías flotantes
Devastation, Lave, Tonnante, Congreve, Foudroyante (1855)
Palestro, Peiho, Saigon (1862), Paixhans (1863)
Implacable (1864), Arrogante, Opiniatre (1865)
Embuscade, Imprenable, Refuge (1866), Protectrice (1867)

Barcos blindados
Gloire (1860), Invincible, Normandie (1862)
Couronne (1862)
Magenta, Solferino (1862)
Provence, Savoie, Flandre, Heroine, Magnanime (1865), Guyenne (1866), Valeureuse, Gauloise, Revanche, Surveillante (1867)
Belliqueuse (1866)

Balandra encorazada
Taureau (1866)

Casamata encorazada: 
Rochambeau (1867)

Monitores:
Onondaga (1867)

Barcos de casamata central:
Armide (1867), Thetis, Jeanne D'Arc (1868), Alma, Atalante, Montcalm, Reine Blanche (1869)
Ocean (1870), Marengo (1872), Suffren (1875)
La Galissonniere (1874), Victorieuse (1877), Triomphante (1879)
Friedland (1876)
Richelieu (1876)
Colbert (1877), Trident (1878)
Redoutable (1878)

Balandra con torreta: 
Belier (1872), Bouledogue (1873), Cerbere (1868), Tigre (1874)

Monitor parapetado:
Tonneire (1879), Fulminant (1882)
Tempete (1879), Vengeur (1882)


Alemania (inc. Prusia)

Balandra encorazada
Prinz Adalbert (1865)

Barcos con torreta:
Arminius (1865)
Preussen (1876)
Friedrich der Grosse (1877)
Grosser Kurfürst (1878)

Barcos de batería central
Friedrich Karl (1867)
Kronprinz (1867)
König Wilhelm (1869)
Hansa (1875)
Kaiser, Deutschland (1875)

Monitores:
Rhein, Mosel (1874)


Gran Bretaña

Baterías flotantes
Meteor, Thunder, Glatton, Trusty (1855)
Aetna (1856)
Erebus, Thunderbolt, Terror (1856)

Encorazados de banda ancha:
Warrior (1861), Black Prince (1862)
Defence (1861), Resistance (1862)
Royal Oak (1863)
Hector (1864), Valiant (1868)
Achilles (1864)
Prince Consort (1864), Caledonia, Ocean (1865)
Lord Clyde (1866), Lord Warden (1867)
Agincourt (1867), Minotaur, Northumberland (1868)

Balandras blindadas:
Research (1864)
Enterprise (1864)
Favorite (1866)
Pallas (1866)
Penelope (1868)

Barcos con torreta:
Royal Sovereign (1864)
Scorpion, Wivern (1865)
Prince Albert (1866)
Monarch (1869)
Captain (1870)
Neptune (1881)

Barcos de casamata central: 
Zealous (1866)
Bellerophon (1866)
Royal Alfred (1867)
Hercules (1868)
Repulse (1870)
Audacious, Invincible, Vanguard (1870), Iron Duke (1871)
Sultan (1871)
Swiftsure (1872), Triumph (1873)
Alexandra (1877)
Temeraire (1877)
Superb (1880)

Cañoneros blindados: 
Vixen (1866), Viper, Water Witch (1867)

Monitores parapetados:
Cerberus, Magdala (1870)
Abyssinia (1870)
Glatton (1872)
Gorgon (1874), Hydra (1876), Cyclops, Hecate (1877)

Balandras encorazadas 
Hotspur (1871)
Rupert (1874)
Belleisle (1878), Orion (1882)

Barcos con torreta mejorado: 
Devastation (1873), Thunderer (1877)
Dreadnought (1879)

Cruceros blindados:
Shannon (1877)
Northampton (1878), Nelson (1881)


Grecia

Barcos de casamata central:
Basileos Georgios (1867)
Broadside ironclad:
Basilissa Olga (1869)


Italia

Encorazados de banda ancha
Terribile (1861), Formidabile (1862)
Re d'Italia, Re di Portogallo (1864)
Regina Mari Pia, San Martino, Castelfidardo (1864), Ancona (1866)
Principe di Carignano (1865), Messina (1867), Conte Verde (1871)
Roma (1869), Venezia (1873)

Balandras blindados:
Palestro, Varese (1865)

Baterías flotantes: 
Guerriera, Voragine (1866)

Balandra con torreta: 
Affondatore (1866)

Cañoneros blindados: 
Alfredo Cappellini, Risoluta (1868), Faa di Bruno (1869), Audace (1871)

Barcos de casamata central: 
Principe Amedeo (1874), Palestro (1875)


Japón

Balandra encorazada: 
Kotetsu (1867) (renombrado Adzuma 1871)

Balandras blindados:
Ryujo (1869)
Kongo, Hiei (1878)

Barco de casamata central: 
Fuso (1878)


Holanda

Encorazados de banda ancha
De Ruyter (1863)

Barcos con torreta:
Prins Hendrik der Nederlanden (1866)
Konig der Nederlanden (1874)

Balandra con torreta: 
Buffel (1868), Guinea (1870)
Schorpioen, Stier (1868)

Monitores:
Heiligerlee, Krokodil, Tijger (1868)
Bloedhond, Cerberus (1869)
Hyena, Panter (1870), Adder, Haai, Wesp (1871), Luipaard (1876)
Draak (1877)
Matador (1878)


Noruega

Monitores:
Skorpionen (1866), Mjölner (1868), Thrudvang (1869)
Thor (1872)

Imperio Otomano

Encorazados de banda ancha
Osmanieh, Mahmudieh (1864), Abdul Aziz, Orkanieh (1865)

Barcos de casamata central: 
Assari Shevket, Nijmi Shevket (1868)
Assari Tewfik (1868)
Idjalieh (1870)
Messudieh (1874), Memdouhied (1875)

Barcos con torreta:
Lutfi Djelil, Hifzi Rahman (1868)

Encorazado con casamata: 
Avni Illah, Muin-i-Zaffer (1869)
Fethi Bulend (1870), Mukaddami Khair (1873)


Muin-i-Zaffer (1869)

Monitores:
Seyfi, Iskodra, Podgorice (prior to 1875)


Peru

Encorazado con casamata: 
Loa (1865)

Barcos de casamata central: 
Independencia (1865)

Barco con torreta:
Huascar (1865)

Monitores:
Victoria (1866)
Atahualpa, Manco Capac (1868)


Portugal

Balandra blindados:
Vasco da Gama (1876)


Rusia

Encorazados de banda ancha
Pervenetz (1864), Netron Menya (1865), Kreml (1866)
Sevastopol (1865)
Petropavlovsk (1865)

Barcos con torreta:
Smerch (1865)
Charodeika, Russalka (1868)
Admiral Lazarev (1869), Admiral Greig (1870)
Admiral Chichagov, Admiral Spiridov (1870)
Petr Veliki (1876)

Monitores:
Bronenosetz, Edinorog, Koldun, Latnik, Lava, Perun, Stryeletz, Tifon, Uragan, Vyeshtchun (1866)
Novgorod (1874)
Vice-Admiral Popov (1877)



Monitor ruso Uragan (1866)


Barco de batería central:
Kniaz Pojarski (1870)

Cruceros blindados
General Admiral (1875), Gerzog Edinburgski (1877)
Minin (1878)


 España

Encorazados de banda ancha
Numancia (1863)
Tetuan (1863)
Arapiles (1864)

Barcos de casamata central:
Vitoria (1865)
Zaragosa (1867)
Sagunto (1869)
Mendez Nunez (1869)

Batería flotante:
Duque de Tetuan (1874)



Monitores:
Puigcerda (1874)


Suecia

Monitores:
John Ericsson (1865), Thordon (1866), Tirfing (1867)
Loke (1871)



HMS John Ericsson

martes, 13 de enero de 2015

Secesión: Reviven una chaqueta de la tripulación del USS Monitor

Abrigo de lana que se hundió con el encorazado Monitor de la Guerra Civil está casi revivido


Miembros de la tripulación en la cubierta del monitor acorazado en una foto sin fecha desde la Guerra Civil. (James F. Gibson / Biblioteca del Congreso)

Por Mark ST. JOHN ERICKSON - Los Angeles Times


Más de 150 años después de que se hundió cerca de Cabo Hatteras en el interior del buque de guerra Monitor, un abrigo de lana descartado por un marinero de la Unión está tratando de escapar del férreo féretro de la Guerra Civil acercándose a otro hito.

Se encuentra dentro de la torreta, que fue recuperado desde el Atlántico en 2002, la extensión de la arrugada tela azul Navy tuvo que ser cincelada y engatusado de las garras de la concreción marina gruesa que atrapa - un laborioso proceso que se llevó a los arqueólogos y conservadores de la Monitorear Santuario Marino Nacional y Marineros Museo de varios días.


David Krop, director del Centro de USS Monitor en el Museo de los Marineros en Newport News, Virginia., Sustituye a un botón en el abrigo, chaqueta de piloto de doble botonadura. (Jonathon Gruenke / Newport News)

Pero eso fue sólo el comienzo de un programa de tratamiento de una década de duración que incluyó a cientos de horas de trabajo manual tedioso y preciso como conservadores utilizan raspadores dentales ultrasónicos para romper las concreciones incrustados entre las fibras frágiles.

Ahora el museo se dedica a las etapas finales de un esfuerzo de $ 20,000 para volver a montar unas 180 piezas de tela en los montajes de archivos a medida, a continuación, poner el abrigo conservada en exhibición dentro de su USS Monitor Center aquí en el sureste de Virginia.

Y con semanas para que los indicadores de humedad determinan el lugar óptimo para el artefacto, los líderes del esfuerzo para traerlo de vuelta a la vida dicen que todo el tiempo, el dinero y la atención ha sido más que digno de él.

"Hemos encontrado todo tipo de botones dentro de la torreta - algunas hechas de madera, algunas de vidrio, algunos de los huesos, algunos de caucho, algunos incluso la madre-de-perla claro que los marineros estaban desgarrando sus ropas antes de saltar en. el agua - y hacerlo con tanta fuerza que sus botones fueron apareciendo fuera ", dijo el director del Centro Monitor David Krop.

"Esta capa se quedó atrás por uno de esos marineros - y le da un verdadero sentido, muy personal a la historia de los hombres y la nave durante su fin caótico."

Reconocido en todo el mundo después de su enfrentamiento con el buque de guerra acorazado confederado de Virginia - también conocido como el Merrimack - publicado el 9 de marzo de 1861, Batalla de Hampton Roads, el Monitor pionera hundió menos de 10 meses después de Cabo Hatteras.

La mayoría de los oficiales y tripulantes escaparon del barco, que acababa de celebrar la Navidad. Pero 16 hombres se perdieron cuando el buque se redujo durante un intento de rescate agitado por la tormenta frenética.

La chaqueta de la Unión es de nuevo reconocible a pesar de 140 años sumergidos dentro de la torreta del Monitor, que fue recuperado en 2002. (Jonathon Gruenke / Newport News)

No fue sino hasta 1973 fue el naufragio se encuentra en 220 pies de agua - y 25 años pasaron antes de buzos de la Marina trabajando con arqueólogos del santuario con sede en Newport News lanzaron la primera de una serie de expediciones de verano que llevaron a la recuperación de la torreta 2002.

Fue entonces cuando los conservadores y arqueólogos comenzaron la tarea de excavación y la preservación de los contenidos de la plataforma arma revolucionaria, que se había volteado al revés mientras se hundía, elevando sus dos cañones gigantes y cureñas, dos marineros aciagos y el resto de su contenido juntos .

Entre los objetos más conmovedores descubiertas, ya que buscaban entre las toneladas de sedimentos y la concreción que se habían acumulado más de 141 años fue el abrigo, que envuelve alrededor de varias de las herramientas de armas del Monitor - incluyendo un equipo y un gusano - como el buque que se hunde descendió.

Desconcertante esa masa aparte de la concreción circundante con pequeños cinceles manuales y neumáticas era un trabajo delicado y tedioso.

"Fue muy concreta en un montón de lugares - y la concreción se había convertido en la estructura de fibra tejida", dijo el curador senior de Will Hoffman.

Desde la torreta, la masa fue de inmediato en una tina de agua - el primero de innumerables baños sería sufrir a lo largo de más de 10 años en un esfuerzo para eliminar los productos químicos desestabilizadores absorbidas desde el mar.

Pero mucho antes de que los conservadores liofilizados el paño para eliminar los últimos vestigios de su baño de agua final, la desintegración del hilo de algodón original había combinado con su larga exposición a la mar para tirar de la prenda aparte a cerca de 180 piezas.

"Parece que es en gran forma", Hoffman dijo, "pero en realidad es bastante degradada."

Esta chaqueta fue dejada por uno de esos marineros - y le da una verdadera conexión, muy personal a la historia de los hombres y la nave durante su fin caótico.
- David Krop, director del Centro de monitor
Aunque 85% a 90% de la capa sobrevivió, su estado frágil descartó la costura de los restos juntos y mostrarlos en un maniquí.

En su lugar, el museo se volvió hacia los conservadores textiles Colleen Callahan y Newbold Richardson, que montaron los fragmentos de respaldo de archivos en sus laboratorios en Richmond y el norte de Virginia.

Incluso antes de que comenzaran, la pareja se acercó a sus colegas en el campo de los museos, preguntando si podían ayudar a identificar la prenda.

La Comisario jefe Karen France del Museo Naval en Washington, DC, rápidamente reconoció como lo que puede ser el único ejemplo sobreviviente de su tipo.

"Las chaquetas de saco cruzado de este período fueron llamados 'chaquetas de piloto,'", escribió, "y los que no tienen Cosido en insignias fueron emitidos para una clase de profesionales: los pilotos, médicos, ingenieros, etc."

Examinando el abrigo en el laboratorio de conservación Monitor, Callahan y Richardson estaban impresionados por la condición de la tela. Su capacidad de recuperación se podía sentir, así como se ve en sus solapas de cuello, que aún conservan el contorno laminado cosido en ellos por el fabricante original de.

"Era increíblemente flexible", dijo Callahan, "al igual que la lana de edad."

Ahora totalmente colocado sobre sus monturas de protección, las secciones de la capa de mirar mucho, ya que podría tener antes de ser montado por su creador original,.

Seis separados durante mucho tiempo botones negros de goma que lleven las letras "USN" y un ancla se han reunido con el tejido, fijada a través de imanes ocultos.

Parte de un mango de hierro de una herramienta de artillería permanece incrustado en la tela, también, de izquierda a preservar tanto el tejido frágil y una parte dramática de la historia del Monitor.

domingo, 31 de agosto de 2014

Prat: Un alcahuete convertido en héroe

Arturo Prat, agente secreto en Buenos Aires

En medio de las tensiones bélicas surgidas entre Chile y Argentina en 1878 sobre la posesión de la Patagonia, surge la figura de Arturo Prat: un joven capitán de fragata que es enviado a Buenos Aires y Montevideo a realizar labores de espionaje.


¿Cuál fue la verdadera participación del posterior héroe en este episodio en que el peligro de un enfrentamiento era inminente?


Esta, es una de las interrogantes que se responden en un trabajo de investigación de 2 historiadores, y que se plasma en el libro “Prat, agente secreto en Buenos Aires”.

Por primera vez dos historiadores, uno chileno y otro argentino, se unen para dilucidar un momento de gran tensión en la historia de estos dos países… la guerra que estuvo a punto de estallar por la posesión de la Patagonia.


El historiador argentino, y uno de los autores de “Prat: agente secreto en Buenos Aires”, Diego Lascano, explicó cuál era el panorama político que estaban viviendo los dos países.

Fue a fines de 1878 cuando el Gobierno chileno, a cargo del Presidente Aníbal Pinto, designó a Arturo Prat para viajar de agente encubierto e investigar las instalaciones militares y los buques de guerra en Buenos Aires.

Ocultando su condición de marino, Prat viaja al otro lado de la cordillera donde prepara sus incursiones y se entrevista con personajes de la elite, para obtener información sobre las intenciones argentinas.

Lascano destacó que Prat era la persona ideal para enviar a Buenos Aires, ya que era un joven capitán de fragata con una trayectoria intachable, abogado, con mucho criterio, conocimiento geopolítico, con claridad y máxima discreción.

Tres meses desempeñó su difícil y arriesgada misión, entregando informes regulares a las autoridades chilenas sobre movimiento de buques, percepción de la ciudadanía argentina, posición de los altos funcionarios, de la prensa y de los organismos influyentes, en circunstancias que las respectivas flotas, compuestas de unas pocas naves, se movilizaban hacia la zona sur.

Arturo Prat, un capitán de fragata reputado dentro de la Armada, que ostentaba además su título de abogado y una personalidad bastante responsable y moderada, parecía ser el hombre ideal para auscultar el panorama en la agitada Buenos Aires.

Agente secreto, pero no espía, pues viajó con su nombre sin ocultar su nacionalidad, pero sin revelar que era oficial de marina, presentándose como abogado. Y además se dedicó a un trabajo de inteligencia y de análisis, sin utilizar ningún medio ilícito, que es lo que hace hoy cualquier diplomático en el mundo.


IMPARCIALIDAD Y RIGOR

Algunos pueden pensar que esta misión, que concluyó sólo cinco meses antes de que diera su vida por la patria en la rada de Iquique, transformándose en el principal héroe de la Armada Nacional y venerado por todo el país, pudiera empañar su figura. Pero este trabajo, difícil y acatado con disciplina y lealtad, más bien lo engrandece.


Así lo estiman los autores del libro Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue, del periodista e investigador histórico porteño, Piero Castagneto y del investigador argentino y docente universitario, Diego Lascano.


Una feliz coincidencia reunió a estos dos investigadores para afrontar un trabajo conjunto, que ha garantizado la más absoluta imparcialidad y el rigor histórico de los hechos, a través de cartas documentos, libros, trabajos y de la prensa de la época.


TACTO, CRITERIO Y RESERVA

¿Por qué este capitán de fragata recibe este difícil encargo del propio Presidente de la República? Al decir de un autor, citado en el libro, Canis Venatici, porque demostraba “poseer tres cualidades difíciles de hallar simultáneamente en una persona: tacto, criterio y reserva”.

En las instrucciones recibidas de parte del ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Fierro, se le indica que su presencia será Montevideo “mas podrá trasladarse a Buenos Aires por el tiempo y las ocasiones que su presencia sea allá necesaria para el cumplimiento de la misión que se encomiende”.

Don Arturo se embarca en este puerto en el vapor inglés “Valparaíso”, que recala en Montevideo el 18 de noviembre.

Desembarcó como un civil. Nadie sospechó que era oficial de la Armada de Chile, ni menos que era agente secreto. Seis meses antes de morir en la Guerra del Pacífico, filtró los secretos argentinos para evitar una guerra en la Patagonia y propuso a La Moneda destituir a los cónsules en Montevideo y Buenos Aires. Un libro reciente profundiza en uno de los capítulos más desconocidos de la vida de Prat.

Cuando Arturo Prat Chacón llegó a Buenos Aires por primera vez, no lo hizo en calidad de marino. No llevaba el uniforme y nadie le rindió honores. El 28 de noviembre de 1878, quien al año siguiente se convertiría en “el héroe de Iquique” pisó suelo argentino con una sola misión: espiar los movimientos militares de Argentina.

Su primer informe lo remite el 25 de noviembre. Puntualiza en parte que “aquí (en Montevideo), lo mismo que en la República Argentina, nadie duda que ella vendrá (la guerra), no sólo como una medida necesaria de política interna, sino, también, como único medio, a falta de títulos, de enseñorearse de ese desierto llamado la Patagonia, que con sus depósitos de guano y salitre, a que dan quizás desmesurada importancia, tienta la codicia de los argentinos”.

IMPORTANTES ANTECEDENTES

El 28 de noviembre, Prat emprende su primera visita a Buenos Aires. Instalado en el Hotel de la Paz, toma un vaporcito para visitar el monitor argentino “Los Andes”.

Los autores reflexionan: “Una vez a bordo, conversa incluso con algunos de sus oficiales, llevando adelante una maniobra riesgosa, sobre todo, si no oculta su condición de chileno. Por otra parte, que un buque de guerra argentino se encuentre abierto a las visitas civiles en un momento de tensión con un país vecino, trasluce cierta ingenuidad, propia de una época en la que aún no existen sistemas de espionaje elaborados. Candor al que, por cierto, Chile tampoco está ajeno”.

Posteriormente visitará el monitor “El Plata”, y en un informe al almirante Williams Rebolledo le proporciona interesantes detalles de las características de este buque, que es ampliado con un segundo informe dirigido al ministro de Relaciones Exteriores.

En esa carta, entrega antecedentes sobre el Ejército argentino, con 7 mil hombres de línea, poder de fuego, mandos y conocimiento del terreno.

EL PACTO FIERRO SARRATEA

El pacto de paz firmado en Santiago el 6 de diciembre de 1878, entre el ministro de Relaciones Exteriores chileno Alejandro Fierro y el representante argentino ante La Moneda Mariano Sarratea, fue muy bien recibido en la nación vecina. En el libro se cita parte del comentario del influyente diario “La Nación”, alegrándose anticipadamente por la futura libre navegación del Estrecho de Magallanes y asegurando que en “en lo sucesivo Chile no enviará ningún buque de guerra a las costas del Atlántico, y la República Argentina, por su parte, no lo hará en aguas del estrecho”.

Prat, entre tanto, desconfiaba de las buenas intenciones trasandinas, pensando que sólo se trataba de ganar tiempo. La prensa chilena en general rechaza el acuerdo. El Mercurio de Valparaíso condena el pacto por ser “una humillación para el país”.

Entre tanto, los buques argentinos se mantenían a la entrada del patagónico Río Santa Cruz, y los chilenos en Lota, lo que significaba un peligro de ataque a Punta Arenas, que se encontraba sin defensa naval.

En el ámbito privado, Prat se muestra confiando en que en una guerra Chile sería ampliamente victorioso. Los autores sostienen que junto con el irreductible ex canciller Adolfo Ibáñez Gutiérrez, pasa a integrar las filas de la minoría de chilenos que no ve la Patagonia con indiferencia y considera que vale la pena defenderla, incluso, con las armas, siendo un costo relativamente bajo a pagar.

El Congreso chileno estaba receloso a ratificar el acuerdo, mientras se mantuviera la flota argentina en el río Santa Cruz. El Gobierno chileno decide enviar, en paralelo con los informes de Prat, al teniente coronel Diego Dublé Almeyda a la zona del río Santa Cruz.

“El Mercurio” afirma que el pacto Fierro-Sarratea debe “ser quemado, y arrojadas al viento sus cenizas” y que la escuadra chilena debe partir “para espantar esas cuatro cáscaras”.


1879, AÑO CLAVE

La crisis con Bolivia, que decidió gravar el salitre, se hacía cada vez más fuerte, por lo que el Gobierno decidió enviar al norte al acorazado “Blanco Encalada”.

En Montevideo, Arturo Prat envía su último informe el 18 de enero de 1879, y el 4 de febrero, emprende el viaje de regreso a bordo del mismo vapor “Valparaíso”. Cuando recalan en Coronel, se entera que se ha producido la toma de posesión del puerto de Antofagasta.

Ya en Valparaíso, Prat fue destinado como ayudante del Intendente de Valparaíso y comandante general de Marina Eulogio Altamirano. El 29 de marzo es enviado al norte como secretario de Rafael Sotomayor Baeza, delegado del Gobierno ante el Ejército de Chile en el Norte.

El 2 de abril Chile declara la guerra al Perú y es Prat quien notifica en tierra, sin ninguna escolta, el bloqueo del puerto de Iquique, a las autoridades peruanas. De regreso a Valparaíso, es destinado como comandante de la “Covadonga” y zarpa al norte quedando desde el 10 de mayo junto con la “Esmeralda” en el bloqueo. Al día siguiente, recibe el mando de este último buque, con el que diez días después pasará a la historia como el héroe naval más importante de Chile.

La imprecisión en los tratados de fronteras de la Patagonia que rigen en 1878 genera fuertes diferencias entre Chile y Argentina. Por lo tanto, las relaciones entre estos países ganan en tensión y desconfianza mutua día a día.

El Gobierno de Chile resuelve que es imperativo indagar en las intenciones del país fronterizo. Es entonces cuando Arturo Prat, en la plenitud de su carrera, es encomendado a una misión tan importante como desconocida hasta la actualidad: cumplir el rol de agente secreto en Buenos Aires.

El futuro héroe es por entonces un joven con la experiencia de un veterano de guerra y posee un amplio apetito intelectual. Además, cuenta con las virtudes esenciales para tan delicada tarea: buen tacto, criterio, reserva y un fuerte deseo de servir a su patria.

Es así como, ocultando su condición de marino pero no su verdadera identidad, viaja a Montevideo, donde prepara sus arriesgadas incursiones a Buenos Aires. Una vez allí, estudia las instalaciones militares e investiga sus buques de guerra y su potencial bélico. También se entrevista con encumbrados personajes de la vida social, política y militar de Argentina, a fin de obtener información estratégica para Chile.

En este libro se reúne por primera vez documentación inédita de este significativo episodio en la vida Prat. Asimismo, las citas de la prensa de la época dan testimonio del ambiente reinante en ambos países ante un posible enfrentamiento bélico. Se incluyen, además, las cartas escritas a su esposa, Carmela Carvajal de Prat, en esos días de soledad y peligro que revelan la dimensión humana y amorosa del héroe nacional.

Sin embargo, el estudio comparado de las flotas argentina y chilena y la reconstrucción hipotética de cómo se hubiera desarrollado una guerra naval entre ambos países son los que ayudan a comprender la real dimensión del cometido de Prat.

Ciento treinta años después de aquellos eventos, un historiador chileno y uno argentino se unen para dilucidar uno de los momentos de mayor tensión en la historia de estas naciones: la guerra que estuvo a punto de estallar sin que se diera el paso decisivo y fatal.

ARTURO PRAT, PERFECTAMENTE VESTIDO DE CIVIL, ERA UN AGENTE SECRETO.

Veintiún días antes de su llegada a la capital argentina, el presidente Aníbal Pinto, le había enviado un telegrama ordenándole trasladarse a la brevedad desde Valparaíso a Santiago. Así lo hizo. El gobernante lo recibió en La Moneda y Prat escuchó atentamente las instrucciones: recolectar la mayor cantidad de información sobre la marina y el ejército argentino, tal como el número de buques, tripulación y armamento militar y, al mismo tiempo, verificar si Argentina tenía propósitos hostiles hacia Chile debido a las tensiones bélicas entre ambos países por la posesión de la Patagonia.

Así, se inició uno de los pasajes más desconocidos de la vida de Prat, que ha sido documentado por historiadores como Gonzalo Vial. Los autores Piero Castagneto y Diego M. Lascano entregan detalles inéditos de este episodio en su libro Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue, de Piero Castagneto y Diego Lascano, publicado en septiembre último. Los investigadores, uno chileno y el otro argentino, analizan a través de cartas y documentos de la época la vida de Prat como “espía”.

MONTEVIDEO, CENTRO DE OPERACIONES

Tacto. Criterio. Reserva. Ésas eran las tres cualidades que poseía Prat y que pesaron a la hora de asignarle la misión. Además, influyó el hecho de que el joven fuera el primer oficial naval en obtener el título de abogado. Es así como, ocultando su condición de marino, pero no su verdadero nombre, viaja en el vapor Valparaíso a Montevideo. La ciudad sería centro de operaciones para preparar sus arriesgadas incursiones a Buenos Aires.

El 18 de noviembre llegó a alojar al Hotel Oriental de Montevideo. Sin conocer a nadie, comenzó su tarea leyendo los periódicos locales (desconocidos en Chile) para fijar los primeros “puntos de referencia” y comenzar a construir una red de contactos. Una semana más tarde envió el primer informe a sus superiores en Santiago. Aunque aún no llegaba a Buenos Aires, ya tenía una visión del ambiente que se respiraba en la capital argentina: “En cuanto a la opinión dominante en el pueblo argentino (…) parece exacto que apoyan la guerra”. Y agrega: “En la República Argentina nadie duda que ella vendrá como único medio, a falta de títulos, de enseñorearse de ese desierto llamado la Patagonia…”.

En este mismo informe es drástico respecto de los representantes diplomáticos de Chile en la región. En su última reunión en La Moneda también le habían encargado espiarlos. Prat no tuvo dudas: propuso remover a José María Castellanos, cónsul en Montevideo, por ser de nacionalidad uruguaya con relaciones familiares en Argentina, y al cónsul en Buenos Aires Mariano Baudrix, por su avanzada edad y mal estado de salud.

La soledad del marino se interrumpió cuando conoce a sus primeros contactos en Montevideo, que más tarde lo ayudaron a obtener valiosa información. Las primeras relaciones las hizo gracias a un compañero de viaje, “el súbdito británico J. Hamilton”, empleado de la casa comercial Weird, Scout & Cía. Más tarde, algunas de sus amistades fueron personalidades de importancia, como Federico Nin, jefe del Partido Blanco uruguayo, y el senador de la provincia de Buenos Aires, Gregorio Torres. También se hizo amigo de Francisco Javier Hurtado Barrios, ex empleado de la legación chilena en la capital argentina, quien fue su guía en los recorridos por la cuidad y su contacto con personajes influyentes de la política local.

ENTRADA EN BUENOS AIRES

La noche del 28 de noviembre, Prat se embarcó rumbo a Buenos Aires para realizar observaciones más cercanas de la flota argentina. Una vez instalado en el Hotel de la Paz, decidió visitar el monitor Los Andes. El buque de guerra argentino estaba abierto a las visitas civiles, por lo que Prat, incluso, conversó con algunos de sus oficiales como si fuese turista. De su primera visita a Buenos Aires, Prat dio su testimonio en un informe enviado al contraalmirante Williams Rebolledo, en el que entregó información general sobre las naves argentinas.

En su segunda carta fue más preciso sobre el poderío naval argentino. Se la escribió al ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Fierro. Y entregó datos técnicos de las naves de guerra. Tras una larga descripción, concluye: “Estos datos, aunque deficientes, dejan ver que el poder marítimo de la República Argentina es notablemente inferior al de Chile”, afirmaba Prat. Y añadía: “En cuanto a su ejército, que alcanza a 7 mil hombres de línea, se me asegura que adolece de grandes defectos en su organización”.

El 6 de diciembre de 1878 se suscribió en Santiago el pacto Fierro-Sarratea -firmado por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países-, que acordó, entre otras cosas, el nombramiento de un tribunal mixto para resolver los límites pendientes. La difusión del pacto tardó en Chile y Prat se enteró estando en Montevideo. Le escribió una carta a su esposa Carmela Carvajal: “Ayer tarde circuló un boletín anunciando que la paz se había firmado (como si estuviéramos en guerra) y que la cuestión se había arreglado definitivamente, como si los Presidentes o ministros pudieran hacer algo definitivo prescindiendo del Congreso”.

EL ENCUENTRO CASUAL DE PRAT Y EL PRESIDENTE ARGENTINO

Su segundo viaje a Buenos Aires lo realizó el 23 de diciembre junto al chileno Francisco Javier Hurtado Barrios. A esas alturas ya se movía con soltura en los salones de la élite bonaerense. Incluso ocurrió un episodio inesperado. Prat se encontró con el Presidente argentino, Nicolás Avellaneda, luego de que un conocido de ambos, el senador Gregorio Torres, los presentó a la salida de la Casa Rosada. Avellaneda se comportó muy gentil con Prat.

De vuelta en Montevideo envió su último informe (el 18 de enero de 1879) al canciller Alejandro Fierro. A los ojos de Prat, un conflicto armado con Argentina era cuestión de tiempo. Pero su misión se ve bruscamente interrumpida: el 28 de enero, Prat recibió órdenes del gobierno chileno para volver al país. Cuando parecía que los conflictos con Argentina amainaban, Prat se llevó otra sorpresa. Al llegar a Lota, la primera parada de su barco, le informaron que Chile estaba en guerra contra Bolivia y Perú. Prontamente se le daría el mando de la cañonera Covadonga y de la Esmeralda. Hasta que llegó el 21 de mayo, y su nombre pasó a la historia.

Cuando el almirante peruano Miguel Grau hizo el gesto de devolver las pertenencias de Prat a su esposa, entre ellas apareció una vieja libreta que el marino llevaba en su último combate. En ella aún se conservaban anotaciones y claves de su misión como agente secreto.

DE PUÑO Y LETRA DE ARTURO PRAT

Alrededor de cinco informes envió Arturo Prat a sus superiores en Santiago dando cuenta de la situación en Argentina. En su primer informe escrito en noviembre de 1878 desde Montevideo, dice lo siguiente: “En cuanto a los hijos de este país, que en general tienen pocas afecciones por los argentinos, serán extraviados en sus juicios por la prensa que, asalariada por éstos, se limita a transcribir cuanto puede desprestigiar a nuestro país y a nuestra causa, y siempre que tocan estos puntos lo hacen en un sentido desfavorable hacia Chile”. De su primera visita a Buenos Aires, Prat da testimonio en una correspondencia al contraalmirante Williams Rebolledo: “La semana pasada estuve en Buenos Aires y visité el Plata, que se encontraba en el puerto. Siendo conocidas de Ud. y de nuestros oficiales las condiciones de esas naves, sólo agregaré que son de doble hélice…”. En el tercer informe al gobierno, Prat expresa su escepticismo respecto del Pacto Fierro-Sarratea: “Entre tanto, es un hecho que (…) las cosas permanecerán en statu quo hasta que se reúnan, creo que en mayo del año entrante, las cámaras argentinas, donde, sin ser pesimista, puede predecirse que serán rechazados los tratados”. El 18 de enero de 1879 manda el último informe al canciller Alejandro Fierro: “Si en mayo el tratado fuera rechazado por el Congreso argentino, ya tendrían estudiada la pampa y un cuerpo de ejército al pie de los Andes, ya sea dispuesto a invadir o a rechazar una invasión.”

Romeryah