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jueves, 11 de enero de 2024

Indonesia: La experiencia del embargo de armas de USA y URSS

La experiencia del embargo de Indonesia por parte de Rusia (Unión Soviética) y Estados Unidos



Tuplolev Tu-16 Badger (foto: TNI AU)

El trágico destino del sistema de armas de las Fuerzas Armadas de Indonesia debido al embargo ruso tras la conmoción de 1965

YAKARTA, KOMPAS.com - Los esfuerzos del gobierno para modernizar las principales herramientas del sistema de armas del TNI son uno de los temas destacados. 

Hubo un debate entre los grupos que estuvieron de acuerdo y se opusieron al plan del Ministro de Defensa Prabowo de comprar aviones de combate Boeing F-15EX fabricados en Estados Unidos. Esto se vio reforzado mediante la firma de un memorando de entendimiento (MoU) entre el Ministerio de Defensa y Boeing. 

Los grupos críticos consideran que el plan de compra del F-15EX es un error, ya que Indonesia sufrió un embargo por parte de Estados Unidos de 1995 a 2005. 

Además, su argumento es que el F-15EX no tiene radar ni capacidades furtivas, y es más caro que las unidades de aviones de combate de fabricación rusa. 

El motivo del embargo fue que se decía que las TNI habían cometido violaciones de derechos humanos en el incidente de la masacre de Santa Cruz en Dili, Timor Oriental (ahora República Democrática de Timor Leste) en 1991. 

Quienes están en contra de la compra del F-15EX también piensan que Indonesia debería comprar equipo de defensa a Rusia, que es considerada un amigo desde la Unión Soviética.

KRI Ratulangi 552 con el submarino clase Whiskey de la Armada de Indonesia (foto: TNI AL)

Embargo ruso 
La cuestión del embargo no la llevó a cabo sólo Estados Unidos. Rusia, cuando todavía formaba parte de la Unión Soviética, también había impuesto un embargo a Indonesia. 

En las décadas de 1950 y 1960, las relaciones diplomáticas entre Indonesia y Rusia eran realmente muy estrechas. 

Las estrechas relaciones entre los dos países estuvieron marcadas por la estrecha amistad entre el primer presidente de Indonesia, Soekarno, y el primer ministro ruso, Nikita Kruschev, durante una visita a Moscú. 

En ese momento, el gobierno ruso incluso proporcionó asistencia financiera a Indonesia para construir un monumento nacional y un complejo deportivo, así como el estadio Gelora Bung Karno (GBK) en Senayan, Yakarta. 

Cuando Soekarno anunció la operación militar Tri Komando Rakyat (Trikora) para arrebatar Irian Occidental del dominio holandés, así como el Dwi Komando Rakyat (Dwikora) o lo que se conoce como el período de confrontación para frustrar la formación de la Federación de Malasia, Rusia también proporcionó asistencia armamentista en nombre de la Unión Soviética. 

La asistencia armamentista de la Unión Soviética consistió en cruceros, destructores, submarinos clase Whiskey, tanques anfibios, lanchas rápidas de misiles, aviones de combate MiG y bombarderos Tupolev Tu-16. 

Gracias a esta asistencia armamentista, las Fuerzas Armadas de Indonesia en ese momento eran consideradas una de las más fuertes de la región asiática. 

Misil antiaéreo SA-2 Dvina (foto: mi museo)

En aquel momento la situación en el país también era caótica. La inflación descontrolada y la corrupción dificultan que la gente compre alimentos.

La intimidad entre Indonesia y la Unión Soviética se desvaneció gradualmente después de los acontecimientos del Movimiento 30 de Septiembre de 1965. 

Como resultado de la agitación política, la Asamblea Consultiva Popular Provisional (MPRS) revocó el mandato presidencial vitalicio de Soekarno mediante una sesión el 7 de marzo de 1967. 

Suharto, que sucedió a Sukarno, decidió congelar todas las formas de cooperación con la Unión Soviética y China. 

La decisión de Suharto también enfureció a la Unión Soviética e impuso un embargo a Indonesia. Como resultado, varios equipos de defensa, desde buques de guerra hasta bombarderos del TNI, han tenido dificultades para conseguir repuestos.

Algunos de los equipos de defensa fabricados por la Unión Soviética finalmente se vieron obligados a retirarse, pero otros se mantuvieron, como los tanques anfibios. 

La normalización con ambos no se produjo hasta años después.

Kompass



Tigre F-5E de la Fuerza Aérea de Indonesia (foto: Indoflyer)

Amargos recuerdos del embargo estadounidense que "paralizó" el material de defensa de la Fuerza Aérea de Indonesia

YAKARTA, KOMPAS.com - En medio de una situación mundial en constante evolución, Indonesia continúa esforzándose por modernizar su principal sistema de armas (alutsista). 

Uno de los métodos adoptados por el ministro de Defensa, Prabowo Subianto, para modernizar el equipamiento de defensa fue firmar un memorando de entendimiento (MoU) con un fabricante de aviones de Estados Unidos, Boeing, para comprar aviones de combate F-15EX. 

Por un lado, mucha gente apoya la decisión de Prabowo de firmar el MoU para la compra prevista de 24 aviones de combate de generación 4.5, aunque todavía no tienen la capacidad de esquivar el radar o el sigilo. 

Sin embargo, por otro lado, esto demuestra que Indonesia no ha podido satisfacer sus necesidades de defensa de forma independiente, por lo que tiene que comprarle a Estados Unidos. 

Avión de transporte Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Indonesia (foto: Revisión)

Además, en el pasado, Indonesia ha experimentado la amargura de un embargo por parte de Estados Unidos. 

El país del Tío Sam impuso un embargo al TNI y al gobierno de Indonesia porque se consideraba que habían cometido violaciones de derechos humanos en la masacre de Santa Cruz en Timor Oriental (ahora República Democrática de Timor Leste) en 1991. 

La masacre de Santa Cruz fue el incidente a tiros contra aproximadamente 250 manifestantes independentistas de Timor Oriental. La masacre de Santa Cruz ocurrió en Timor Oriental el 12 de noviembre de 1991, en medio de la ocupación indonesia de Timor Leste. 

La Masacre de Santa Cruz dejó 273 muertos. Por lo tanto, la masacre de Santa Cruz fue reconocida como parte del genocidio de Timor Oriental.

Como resultado de este incidente, el gobierno de Estados Unidos, con la aprobación del Congreso, impuso un embargo sobre los principales equipos de sistemas de armas y la cooperación militar con Indonesia. 

Hawk 109/209 de la Fuerza Aérea de Indonesia (foto: Kompas)

Indonesia no puede encargar repuestos para aviones operados por el TNI, a saber, el F-16 Fighting Falcon, el F-5 Tiger, para el avión de transporte militar C-130 Hercules. 

Incluso varios aviones Hawk 109/209 de fabricación británica, aliados de Estados Unidos y propiedad del TNI, también estaban sujetos al embargo. 

Como resultado, algunos de los aviones tuvieron que permanecer en tierra. Indonesia también tiene que comprar repuestos a través de intermediarios de otras partes. 

El embargo fue aplicado por Estados Unidos de 1995 a 2005. Para satisfacer las necesidades de equipo de defensa, Indonesia se vio obligada a cambiar a armas fabricadas en Rusia. 

Esta es la razón por la que Indonesia tiene un escuadrón de aviones de combate Sukhoi, concretamente 5 Su-27 y 11 Su-30.

Kompass

viernes, 17 de abril de 2020

Proceso de Reorganización Nacional: Cuando la URSS y el PC apoyaron al gobierno militar

Cuando la Unión Soviética y el Partido Comunista Argentino no hablaron de derechos humanos y respaldaron a la dictadura

Las críticas del presidente Jimmy Cartes de los Estados Unidos a las violaciones a los derechos humanos irritaron a la Junta Militar. La relación con el Kremlin y el sorprendente argumento del PC para apoyar a los dictadores y prefirieron no hablar de la criminal persecución a la izquierda
Por Daniel Gutman || Infobae


Emilio Eduardo Massera, Jorge Rafael Videla y Ramón Agosti: la Junta Militar que derrocó al gobierno de Isabel Perón el 24 de marzo de 1976 recibió el apoyo de la Unión Soviética y el PC Argentino (AFP)

Una misión comercial con 65 funcionarios de la Unión Soviética aterrizó en Buenos Aires a fines de octubre de 1976. El motivo del viaje era que se realizaría una muestra de la industria de ese país en el Centro Municipal de Exposiciones de Figueroa Alcorta y Pueyrredón.

El evento, planificado antes del golpe militar del 24 de marzo, llevaba el título de “Unión Soviética hoy” y había sido confirmado luego de que la Junta Militar tomara el poder, a pesar de la oposición de los sectores del Ejército más obsesivamente anticomunistas, encabezados por el jefe del I Cuerpo, Carlos Guillermo Suárez Mason.

Cuando llegó el momento de la inauguración, ya habían pasado siete meses desde el derrocamiento del gobierno constitucional y las violaciones a los derechos humanos en Argentina eran denunciadas por influyentes sectores políticos y periodísticos del mundo occidental. En Estados Unidos, por ejemplo, aunque el gobierno del republicano Gerald Ford apoyaba a la Junta Militar, la cuestión de los desaparecidos no sólo era noticia en los medios sino que había sido discutida en el Capitolio, a instancias de legisladores demócratas.

La posición de la Unión Soviética con respecto a la dictadura argentina no estaba entonces del todo clara, a diferencia de lo que pasaba con el régimen del vecino Chile. La superpotencia comunista era un fuerte adversario de la dictadura de Augusto Pinochet y había realizado un fuerte gesto político en uno de los ámbitos más visibles mundialmente: el fútbol. Los soviéticos se habían negado a presentar a su selección en Santiago en el repechaje de las eliminatorias para el Mundial 74, ya que se pretendía jugar el partido en el Estadio Nacional, “salpicado con sangre de patriotas chilenos”. Por el boicot habían perdido la oportunidad de jugar el Mundial de Alemania. Sin embargo, no había habido señales significativas con respecto a la visión soviética sobre el gobierno de Jorge Rafael Videla.

El contexto de la muestra en la Buenos Aires de 1976 era de tensión y el Centro Municipal de Exposiciones había sido rodeado de policías y carros de asalto, con la excusa de cuidar la seguridad de los asistentes. El primer discurso, en tono formal, fue del secretario argentino de Comercio Exterior, Roberto Fraguío. El segundo fue del jefe de la delegación visitante, el viceministro de Relaciones Exteriores, Alexsey Manzhulo.

El alto funcionario dijo entonces el mensaje político que la dictadura quería escuchar: El Kremlin, “fiel a la política de coexistencia pacífica en sus relaciones con otros estados, sigue rigurosamente los principios del respeto a la soberanía nacional, la no intervención en los asuntos internos, la igualdad de derechos y el beneficio mutuo”.

Esa declaración estableció la tónica de que lo que sería durante los años siguientes el trato de la Unión Soviética hacia la Argentina, marcada por el privilegio de las relaciones comerciales y el silencio del gigante comunista ante los crímenes que cometía la dictadura, justamente en nombre del combate contra el comunismo internacional.

La Unión Soviética incluso bloquearía más de un intento de condenar a la Argentina en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Pero sería el Partido Comunista Argentino el que iría todavía bastante más allá para incursionar muchas veces en la defensa entusiasta de la dictadura, cuando en el mundo se la señalaba por la cuestión de los derechos humanos.

Estados Unidos ataca y el PC defiende

El primer verano de la dictadura, en 1977, fue tenso en materia de relaciones internacionales. En Estados Unidos, gobierno republicano -extremadamente amigable con los militares argentinos- fue reemplazado por uno demócrata, encabezado por Jimmy Carter. El nuevo presidente prometía abandonar la tradicional política de la Casa Blanca de apoyo a cualquier dictador latinoamericano que combatiera el comunismo, para privilegiar el respeto a los derechos humanos.

Los peores temores de la Junta Militar se confirmaron el 24 de febrero, cuando el secretario de Estado Cyrus Vance anunció que Estados Unidos reduciría la ayuda militar a la Argentina de 48 a 15 millones de dólares anuales a partir de agosto, debido a las violaciones a los derechos humanos. En términos económicos no significaba gran cosa, pero era un gesto político mayúsculo, que generó desconcierto en la Junta Militar, convencida de que Estados Unidos sería un aliado permanenente en la represión a la izquierda.

En Buenos Aires fue el Partido Comunista Argentino el que salió a defender con énfasis al gobierno de facto. El PC señaló en un comunicado que el gobierno de Carter,
“erigido en un tribunal supremo que se atribuye el derecho de juzgar a las demás naciones del mundo, ha interferido en asuntos internos de nuestro país esgrimiendo hipócritamente el argumento de la violación de los derechos humanos (…) Negamos sinceridad y autoridad moral al imperialismo yanqui para defender los derechos humanos más allá de su frontera”.

Lo firmaban Rodolfo Ghioldi, Rubens Iscaro y Fernando Nadra.

Puede resultar paradójico hoy, pero a partir de ese momento la defensa de del PC Argentino fue constante frente a las presiones del gobierno de Carter a la dictadura argentina debido a la represión ilegal.
  Los dirigentes del PC argentino intentaron explicarles a sus interlocutores locales que la dictadura de Videla no se sometía a las imposiciones de las corporaciones norteamericanas y que por eso Jimmy Carter utilizaba hipócritamente el argumento de los derechos humanos para castigar a la Argentina (Reuters)

A principios de 1978 dos de los principales dirigentes del PCA, Athos Fava y Fernando Nadra, consiguieron visas para viajar a Estados Unidos, que por muchos años no había permitido el ingreso a su territorio de personas vinculadas al marxismo.

Así, Fava y Nadra recorrieron el país del Norte durante un par de meses y se entrevistaron con dirigentes políticos, sindicales y sociales, pero prefirieron no hablar de la criminal persecución que tenía lugar en la Argentina no sólo contra la guerrilla sino también contra militantes de izquierda que no tenían vínculos con la lucha armada.

Según ellos mismos contaron en un libro que publicaron al regresar a Buenos Aires con el título Estados Unidos: grandezas y miserias, Fava y Nadra intentaron explicarles a sus interlocutores locales que la dictadura de Videla no se sometía a las imposiciones de las corporaciones norteamericanas y que por eso Carter utilizaba hipócritamente el argumento de los derechos humanos para castigar a la Argentina.

Durante ese viaje Fava y Nadra visitaron en el Capitolio al representante demócrata por el estado de Iowa, Tom Harkin, autor en 1975 de la llamada enmienda Harkin, que prohibía al gobierno de Estados Unidos dar asistencia financiera a gobiernos represivos y que había sido utilizada contra la dictadura de Videla. Fava y Nadra le advirtieron a Harkin que los argentinos no toleraban que desde el exterior pretendieran imponérseles normas de conducta.

En Estados Unidos los comunistas argentinos también insistieron en que había que preservar al gobierno de Videla para evitar que en el país se instalara “el pinochetismo”.

Pinochet había sido aislado por buena parte de la comunidad internacional debido a su abierta persecución a la izquierda y a decisiones de alto impacto, como la utilización del Estado Nacional para alojar presos políticos. Y en ese sentido, “el pinochetismo” era para el PC el sector de las Fuerzas Armadas de Argentina que favorecía una represión sangrienta, por oposición a la línea encabezada por Videla y el jefe del Estado Mayor, Roberto Viola, que supuestamente era moderada y se inclinaba por la legalidad.

Ya en agosto de 1977, el PC respaldó el rumbo elegido por Videla como “el camino adecuado para ganar la paz, aventar el peligro del pinochetismo y de las amenazas exteriores y encontrar soluciones económicas, políticas, sociales y culturales que el país necesita”. El comunicado, en una época en que a los partidos políticos les costaba llegar a los medios de comunicación, fue reproducido por el diario La Opinión, en manos de los militares desde el secuestro de su director, Jacobo Timerman, en marzo.

  Las relaciones económicas florecientes entre la Unión Soviética y la Argentina, seguramente, explican mucho de este apoyo. En 1981 las exportaciones a la Unión Soviética se acercarían a los 3000 millones de dólares anuales, casi un tercio del total que Argentina vendía en el mundo

En noviembre de 1977 Athos Fava publicó un artículo en la Nouvelle Revue Internationale, periódico del PC francés, en el que llamaba a apoyar “a la corriente dirigida por el general Videla y sus acciones positivas, particularmente aquellas tendientes a aislar a los pinochetistas y a lograr la victoria en la batalla por la democracia”.

Fava pidió a los comunistas franceses “que ayuden a aislar a los pinochetistas de nuestro país y a evitar así un baño de sangre que podría tener una amplitud sin precedentes”.

Las relaciones económicas florecientes entre la Unión Soviética y la Argentina, seguramente, explican mucho de este apoyo.

En octubre de 1977 la dictadura ratificó convenios con Moscú que habían sido firmados en 1974 por el entonces ministro de Economía de Perón, José Ber Gelbard. Gracias a ello el comercio bilateral, que había alcanzado 406 millones de dólares en 1975 y había caído hasta poco más de 300 millones en 1976 y 1977, llegó en 1978 a 486 millones, “para seguir trepando hasta convertirse, los soviéticos, en los clientes más importantes de la Argentina”, según escribió Isidoro Gilbert en su libro El oro de Moscú.

En 1981 las exportaciones a la Unión Soviética se acercarían a los 3000 millones de dólares anuales, casi un tercio del total que Argentina vendía en el mundo.

Efectivamente, el historiador y economista Mario Rapoport señaló que la Unión Soviética, que era el país número 33 en el ranking de compradores de carne argentina en 1978, pasó al segundo lugar en 1979 y al primero entre 1980 y 1982. También en granos la Unión Soviética se convirtió en destino principal de las exportaciones argentinas.

Las compras y el silencio soviético ante las violaciones a los derechos humanos serían pagados en 1980, cuando la Junta Militar se negó a sumar a Argentina al embargo de cereales dispuesto por Estados Unidos contra Moscú, en castigo por la invasión a Afganistán del año anterior.