La sorprendente vida de Billy Reynal, el hombre que revolucionó la aviación comercial en la Argentina
Fundó Austral y fue un precursor de la aeronavegación en el país. A pocos días del anuncio oficial de la fusión de Aerolíneas Argentinas con la empresa que creó, su familia recuerda a un apasionado por los aviones, que se casó 5 veces, tuvo 8 hijos y recorrió el planeta pero siempre eligió a la Patagonia como su lugar en el mundo
Infobae
Billy Reynal fue el gran impulsor del negocio de la aviación comercial privada en la Argentina de la mano de su empresa Austral
Le gustaba contar que sus abuelos, llegados a la Argentina desde Cataluña, tenían un almacén de ramos generales. Quienes conocieron bien a Billy Reynal lo escucharon más de una vez decir que no pertenecía a una familia “paqueta”, sino que sus antecesores, como muchos inmigrantes de la misma época, trabajaron duro para salir adelante.
Es que él mismo dejó la universidad para hacer lo que más le gustaba: trabajar y crear empresas. Entre ellas, estuvo su querida Austral,
la línea aérea que fue noticia la semana pasada cuando el gobierno anunció que se fusionará definitivamente con Aerolíneas Argentinas para convertirse en una sola compañía estatal. De esa manera se diluye la marca registrada de un empresario por muchos considerado el gran revolucionario de la aviación comercial privada en la Argentina, y un visionario con una vida sorprendente, que incluye cinco matrimonios y ocho hijos.
Según los expertos, de la mano de Reynal el mercado de los vuelos comerciales en la Argentina vivió una especie de época de oro cuando se hizo cargo de una compañía que nació a comienzos de los años ‘60 de la unión de una empresa aérea propiedad de las familias Braun Menéndez y Menéndez Behety junto con ALA, creada por las familias Pereyra Iraola y Pérez Companc.
Como Billy era yerno de Rafael Pereyra Iraola porque estaba casado con su hija María (madre de sus hijos mayores, Rafael, William y Marcos), había ingresado a trabajar en el mundo de los aviones desde muy joven y, pese a que también conocía bien el rubro petrolero, se enamoró de esa actividad de inmediato. Nacía así la primera gran empresa nacional privada dedicada a realizar vuelos comerciales de pasajeros.
Billy Reynal y Nelly Perez Pichon, con quien compartió la edad de oro de Austral
Más adelante, por su creatividad, llegaría a sumar también cadenas de hoteles, paquetes turísticos y otra de sus pasiones: la Patagonia argentina y especialmente sus pistas de ski. En sus manos estuvo el desarrollo del Cerro Catedral en Bariloche y la creación del centro invernal Chapelco en San Martín de los Andes.
Los comienzos
Conocido por todos como Billy -incluso sus hijos en algunas ocasiones usan ese apodo para referirse a él–, William Juan Reynal nació circunstancialmente en los Estados Unidos en 1931, pero a los pocos meses de vida viajó con su familia a la Argentina. Su padre, el célebre jugador de polo Juan Reynal, y su madre, la estadounidense Jeannie Hughson se instalaron en Corrientes y Billy tuvo una infancia en medio del campo. Hasta que al momento de hacer la escuela secundaria eligieron mandarlo al prestigioso colegio St. George’s, en Quilmes, donde vivió como pupilo.
Desde muy chico eligió trabajar y abandonó la universidad para dedicarse a los negocios, tal como recuerda su hija
Shalimar, que también es empresaria y se dedica con su compañía a representar jugadores de fútbol: “Los hermanos de papá fueron a las mejores universidades. Pero él no, empezó a estudiar y enseguida se puso a trabajar. Sus primeros negocios eran con petróleo. Él siempre se dedicó a hacer”.
Juan Pablo Reynal, Nelly Perez Pichon, Billy, Victoire y Shalimar frente a uno de los aviones de Austral
Quienes conocen sobre el negocio de la aviación comercial argentina apuntan que el gran impulso que Reynal le dio a Austral durante las décadas del ‘60 y el ‘70 sirvió para modernizar de alguna manera el rubro: impulsó el turismo interno en el país, innovó en materia de imagen y hasta llegó a auspiciar a grandes deportistas del país, como Diego Maradona, Guillermo Vilas y Carlos Reutemann, entre otros.
“Siempre fue una lucha el tema de tener una empresa privada compitiendo con una empresa del Estado como Aerolíneas Argentinas. La empresa del Estado era gigantesca, tenía mucho apoyo y leyes que la favorecían. Por ejemplo, todos los empleados públicos tenían que volar por Aerolíneas. Además las tarifas estaban fijadas por el Estado. El Estado muchas veces iba a pérdida y lo suplantaba con los famosos subsidios. Pero dependiendo del gobierno de turno, se demoraban con los subsidios y ahí perdías", recuerda Willy Reynal, uno de los hijos mayores del empresario, quien siendo muy joven veía a su padre gestionar la empresa.
Diego Maradona y una camiseta con el auspicio de la empresa aérea de Reynal
“La sentimos como un hermano más. En casa el Pingüino, que fue el primer logo de Austral, siempre fue algo muy presente. Austral le llevaba a papá el 90 por ciento de su tiempo aunque él tuvo otras empresas", apunta por su parte Marcos, otro de los hijos del empresario, en diálogo con Infobae.
La época dorada
En la aviación comercial argentina Austral se dedicó a acciones de marketing audaces, cuando todavía ni siquiera esa disciplina se estudiaba en las universidades. Con su segunda esposa, Nelly Perez Pichon, de origen francés y madre de sus hijos Shalimar, Victoire y Juan Pablo, Reynal sumó novedades a su flota.
“A mamá se le ocurrió que los aviones de Austral tuvieran esa línea en degradé de colores. Y también tuvo la idea de renovar la ropa de las azafatas. Tenían hasta muñecas que se vendían en los vuelos. Y algo muy curioso, que me acuerdo perfecto: te ofrecían asado cuando volabas, por ejemplo, a Bariloche. Te lo servían en una especie de parrillita individual para cada pasajero”, señala Shalimar emocionada.
Guillermo Vilas, otro de los deportistas que tuvo a Austral entre sus sponsors
Para otro de los hijos de Reynal, Juan Pablo, que trabajó en distintas empresas petroleras en los Estados Unidos y llegó a desempeñarse junto a su padre en el desarrollo de los centros de ski en la Patagonia en los ‘90, el gran logro era el ambiente de cooperación que conseguía Billy por su personalidad.
“En mi vida yo trabajé en muchas empresas grandes. Y siempre hay una animosidad entre empleados y dueños. Pero Billy había forjado una relación tan linda, había creado lo que él llamó ‘la familia de Austral’ para lograr sacarle lo mejor a cada uno. Eso lo hizo diferente: todos los que trabajaban tenían la camiseta puesta. Nunca vi algo así en ninguna otra empresa”, señala Juan Pablo Reynal.
De esos años data uno de los emprendimientos solidarios de Austral más recordados, el campamento Las Promesas, en Bariloche, al que la empresa llevaba gratuitamente y con todo incluído a alumnos con buenas calificaciones de zonas vulnerables de todo el país para que pasaran un mes y viajaran, en la mayoría de los casos, por primera vez en avión.
Además del negocio de los aviones, a Billy Reynal se lo considera "el padre del esquí" en Latinoamérica
Andino, el menor de los Reynal, coincide. Y pese a que no llegó a vivir de cerca aquellos años dorados de Austral, sí recuerda que muchos tiempo después de que su padre ya no estuviera al frente de la compañía, los viejos empleados de la línea aérea lo saludaban con afecto cuando los cruzaba en algún aeropuerto del país.
“Una de las cosas que yo más me acuerdo fue el magnetismo personal que él tenía. Yo andaba por los 10 años, muchos años después de que se estatizara Austral, y estaba con papá en Aeroparque... No me olvido que venía gente que había trabajado en la empresa, lo paraban, lo querían saludar. Yo era pequeño y veía a esos hombres grandes, con caras curtidas por el trabajo, que lo saludaban con cariño y le agradecían. Papá siempre fue muy trabajador. Siempre estaba buscando crear algo más grande que una sola personalidad, algo duradero, algo para su país”.
La firma del contrato de Austral con Diego Maradona
Esqui y paquetes accesibles
Con Austral rindiendo sus frutos, Reynal detectó un comportamiento particular de los pasajeros de los ‘60 y comienzos de los ‘70: los vuelos a Bariloche iban llenos en verano y vacíos en invierno.
“Papá empezó con los aviones, pero después tenía que empezar a llenarlos. Bariloche hasta ese entonces era un lugar de veraneo, no estaba tan pensado para el invierno. A él le gustaba esquiar, entonces se conectó con el gobierno austríaco y le dieron todo tipo de asesoramiento”, recuerda Willy Reynal, que por esos años era un adolescente.
“Así fue que moderniza el Cerro Catedral y lo transforma en lo que todos conocen hoy. Cuando él lo agarra el cablecarril todavía estaba pero esquiaba solamente la gente rica argentina. Lo que él empieza a hacer, con la línea aérea y al manejar el Cerro Catedral mediante una compañía de turismo que se llamó Sol Jet –que llegó a ser la más grande de América Latina– es que llegara hasta allá la clase media del país”.
Además de dedicarse a los negocios vinculados con la aeronavegación comercial, Reynal se dedicó al rubro del petróleo
Así nació un concepto novedoso para la época: el de los paquetes “todo incluido”. “Por 500 dólares tenías el viaje aéreo, hoteles, el centro de esquí, los restaurantes. Todo eso era parte de la empresa. Después llegó Chapelco y la cadena de hoteles Sol, había uno en Bariloche, uno en Neuquén, otro en San Martín de los Andes, otro en Iguazú y uno en Ipanema. Él logró hacer del esquí algo masivo y por eso lo llamaron el padre del esquí en Sudamérica”, señala Willy.
Según los cálculos familiares, con todas estas empresas turísticas y con Austral como principal motor, Reynal llegó a emplear a más de 9 mil personas.
Durante todos esos años recibió propuestas para vender la empresa. “Tuvo una oferta de Pan American para comprar Austral y convertirla en una franquicia. Y Billy no la quiso vender: decía que Austral era una empresa argentina. A él no le gustaba la plata, era hacer lo que le gustaba y amaba su país”, afirma Shalimar Reynal.
Carlos Reutemann también fue sponsoreado por Austral en sus épocas de automovilista deportivo
En 1980, recuerdan sus hijos, el gobierno militar que había tomado el poder en 1976 al mando de Jorge Rafael Videla, decide nacionalizar Austral.
“En el 79, donde está el Malba hoy, la compañía había conseguido permiso para hacer sus oficinas. Papá contrató para ese proyecto a un famoso arquitecto chino, Ieoh Ming Pei, que hizo entre otras cosas la pirámide del Louvre. Pero eso quedó trunco en el ‘80 cuando el gobierno militar toma Austral”, recuerda Willy.
“Le sacaron la empresa y eso creo que le pesó. De un día para otro tuvo que hacer la valija para irse del país. Si nosotros vemos hoy un avión que dice Austral y todavía se nos pone la piel de gallina no quiero imaginar lo que fue para él”, agrega Marcos Reynal.
El empresario se instaló en Long Island, Estados Unidos, con su tercera esposa, Catherine Filo, con quien tiempo después tuvo a Andino Reynal. Pero soñaba con regresar a la Argentina.
Todos los hijos de Billy Reynal, junto a su hermano Miguel, durante el adiós al empresario en 2015
Con la vuelta de la democracia en 1983, volvió a intentar con negocios petroleros y también quiso revitalizar el ski en las pistas que él había hecho crecer décadas atrás.
Pero seguía pensando en Austral. “Si hubiera podido, creo que compraba Austral de vuelta en esa época. En el 94 o 95 hicimos un acercamiento. Pero al final no salió: él la quería recuperar”, afirma Marcos.
En el plano personal, de su cuarto matrimonio con la americana Lois Barnett llegó su hija Paula y sus últimos días los compartió con la argentina Claudia Boucher.
La semana pasada el gobierno argentino anunció que Austral y Aerolíneas Argentinas se fusionarán para conformar una única aerolínea de bandera (NA)
En 1997 el empresario logró volver a hacerse cargo de la gestión del Cerro Catedral, al que renombró como Catedral Alta Patagonia, mientras continúa con su empresa Petrolera Patagónica. Hasta que en 2005 vendió su emprendimiento en Catedral y se retiró definitivamente de los negocios.
Siempre amante de los paisajes del sur argentino, donde pasó gran parte de sus días y donde quiso dejar su huella para que varios pudieran disfrutarlos, Billy Reynal murió en 2015.