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miércoles, 22 de diciembre de 2021

Franquismo: Carrero Blanco era más franquista que el susodicho

Carrero, más franquista que el dictador

EL FRANQUISMO, A OJOS DE EE.UU. (11)

El almirante era considerado un estorbo para la política exterior de Estados Unidos en la región





Carrero Blanco con Francisco Franco

Eduardo Martín de Pozuelo || La Vanguardia

El almirante Luis Carrero Blanco, el consejero de mayor confianza del general Franco, subsecretario de presidencia desde 1941, vicepresidente del Gobierno desde septiembre de 1967 y que murió asesinado por ETA el 20 de diciembre de 1973, era considerado por los analistas gubernamentales de EE. UU. como un gris reaccionario amargado, más franquista que Franco.

Los informes de Inteligencia que escribían sobre su persona, su entorno y su actitud política no dibujaban a Carrero solo como un personaje antiamericano, ultra católico, feroz anti masón, anclado en el pasado, sino que lo pintaban más bien como un estorbo para el desarrollo de los intereses estadounidenses en España y para la modernización de nuestro país. Los comentarios y datos de interés sobre el almirante procedían en gran parte de fuentes españolas y se plasmaban en informes secretos, llamativos por su contenido, que se transmitían de inmediato al Departamento de Estado de EE. UU.

Los seis miembros de ETA condenados en el proceso de Burgos en 1970

EFE

Este es el caso del Telegrama confidencial 700 enviado a primeros de enero de 1971 desde la embajada norteamericana en Madrid al secretario de Estado, William Pierce Rogers, y que recoge advertencias muy negativas sobre Carrero, obtenidas por espías estadounidenses en el Ministerio de Asuntos Exteriores español el 29 de diciembre de 1970. Por esas fechas, un tribunal militar constituido en Burgos acababa de sentenciar a muerte a seis activistas de ETA y el asunto era objeto de encendidos comentarios entre los funcionarios del ministerio español a los que, por lo que evidencia el telegrama, los agentes norteamericanos tenían fácil acceso.

La fuente principal de los norteamericanos -que citan a varios funcionarios- era un cargo de "alto nivel", al que no identifican pero al que consideran lo suficientemente importante como para que su opinión fuera conocida cuanto antes por William P. Rogers.

La Administración Nixon creía que Carrero ponía en peligro incluso la estabilidad interna de España

El mensaje está escrito en el lenguaje típico de los telegramas y dice textualmente: "En oficina de funcionario de alto nivel, ese funcionario dijo que caso de juicio de Burgos es el asunto manejado más estúpidamente que puede recordar desde que es suficientemente mayor para recordar algo sobre política española". La fuente "hizo responsable a Carrero Blanco" de la situación y añadió que "el Ejército está furioso" y que "es una situación peligrosa en España".

Más adelante escriben, atribuyendo el comentario al alto funcionario, que "el mejor resultado que puede surgir de esta situación sería que Carrero Blanco desaparezca de escena (con posible sustitución por general Díez Alegría o Castañón)" y subrayan la posibilidad del regreso al poder de los elementos más reaccionarios del régimen aunque - dicen- el "temido mandato de los ultras fuera sólo un corto paréntesis antes que España pudiera reanudar los esfuerzos liberalizadores".

Lugar en el que se produjo el atentado de ETA contra Carrero en diciembre de 1973 

Propias

Dos años y medio después del aludido telegrama, el 8 de junio de 1973, Franco nombró a Carrero presidente del Gobierno o primer ministro, en la terminología utilizada en la documentación norteamericana. El nombramiento pilló por sorpresa a los analistas de EE. UU. "La decisión de Franco no se esperaba. En fecha tan reciente como fue su discurso de fin de año, el último diciembre, había reiterado que pretendía continuar 'mientras Dios le diera vida'", se dice en el memorándum secreto, de difusión totalmente prohibida fuera de EE. UU. que entregaron al secretario de Estado, Henry Kissinger, aquel mismo día.

El objeto del dossier era el "cambio de gobierno en Madrid", pero su contenido se centraba en Carrero y su perfil y en valorar la decisión de Franco. "Franquismo después de Franco", anunciaban a Kissinger sus expertos en asuntos españoles que le situaban así al almirante español: "Carrero Blanco, que durante más de 30 años ha sido el ayudante, colaborador y mente gris de Franco, es, sin duda alguna, leal a Franco personalmente y está absolutamente comprometido con el franquismo. Como hombre de visión extremadamente conservadora, cree en la superioridad del sistema político español actual y en la necesidad de preservarlo intacto en la era post-Franco". Eso sí, también indicaban que Carrero apoyaba a Juan Carlos como futuro Jefe del Estado.

El nombramiento del almirante como presidente del Gobierno causó sorpresa en la Administración estadounidense

A partir de ese instante, la biografía secreta de Carrero que manejaban los estadounidenses seguía por los mismos derroteros y, a cada paso, reafirmaba la condición ultraconservadora del militar español: "Algunos oficiales de la embajada americana en España han descrito a Carrero como un reaccionario amargado que se opone tenazmente a cualquier liberalización del régimen. Esto parece ser correcto, al menos en lo referente a los asuntos políticos. Carrero ha adquirido una reputación de favorecer una línea dura en el orden público que incluye el uso de medidas represivas en la resolución de las disputas con estudiantes y trabajadores".

Pero, con toda seguridad, uno de los hitos que marcó la imagen de Carrero para los estadounidenses fue un discurso que pronunció en marzo de 1972 y que es calificado de duro en el informe. El párrafo es textual: "Carrero resaltó la función del Movimiento Nacional como guardián de las instituciones políticas del país, en una indicación de que no permitiría la liberalización política en forma de partidos políticos.

El principal énfasis de su discurso, no obstante, lo puso una vez más sobre el peligro de la subversión comunista, que él describió como la fuente de todo los problemas actuales de España, en referencia a la juventud, a los disturbios laborales, e incluso a la moralidad. En un típico lenguaje de ley y orden, atacó a las 'fuerzas corrosivas' que estaban utilizando 'porno-grafía, drogas, negación de los valores religiosos, desprecio de la autoridad y rechazo de los valores patrióticos' para corromper a la juventud española". Carrero hizo una "referencia inquietante a la necesidad de iniciar acciones decisivas para atajar estos problemas que, dijo, eran síntomas negativos en una nación básicamente sana, para que éstos no alcancen proporciones más serias".

Otra de las características negativas que llamaban la atención de EE. UU. era su condición de "católico devoto y practicante" que explicaba su oposición "a otorgar libertad religiosa a los que no son católicos" y a los "líderes de la Iglesia liberal que desean una separación claramente definida entre la Iglesia y el régimen de Franco".

Estados Unidos veía con inquietud la actitud ultraconservadora de Carrero Blanco

Toda su biografía, escrita sólo para ojos de un número limitado de miembros del gobierno Nixon, transmite inquietud: "En referencia a los asuntos económicos, Carrero parece ser más abierto, aunque esto podría deberse al hecho de que no ha manifestado ningún interés particular en los asuntos económicos o comerciales, excepto en los que afecten a la vida política del país", dicen del nuevo presidente español, del que afirman que es un hombre mediocre y honesto. Además destacan su profundo antiamericanismo.

En el informe también recogen escabrosos pasajes familiares: "Casado con la difunta Carmen Pichot Villa desde 1929, Carrero Blanco tiene tres hijos y dos hijas casadas. En algún momento se rumoreó que la esposa de Carrero le estaba avergonzando en su vida oficial. Su supuesto affaire con un coronel de la Armada española en 1951 se dijo que casi obliga a Carrero a presentar su dimisión de la vida pública. Se cree que ella también ha recibido tratamiento psiquiátrico".

 

lunes, 21 de octubre de 2019

GCE: Fosa común en Pamplona

Hallan a 16 víctimas de la Guerra Civil gracias al hombre que cavó la fosa

Los cuerpos han sido localizados y recuperados a unos 12 kilómetros de Pamplona 

Imagen de archivo de una fosa común con diez cuerpos de soldados republicanos de la Guerra Civil hallada en la localidad alavesa de Etxaguen (David Aguilar/EFE)


EFE, Pamplona || La Vanguardia

Los cuerpos de dieciséis víctimas del golpe militar de 1936 han sido localizados y recuperados en el paraje conocido como Iruzkun, a unos 12 kilómetros de Pamplona, gracias a la información inicial que facilitó un vecino obligado a realizar la fosa y que presenció las ejecuciones.

El Gobierno de Navarra, a través de la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, ha localizado los cuerpos que están siendo exhumados por el equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. En este caso, según detalla el Ejecutivo Foral, la información inicial que ha posibilitado la localización proviene de un vecino, Félix Echalecu, obligado a realizar la fosa y que presenció las ejecuciones.
Aquel día trajeron 17 esposados de dos en dos, los metían como a corderos en la primera borda… Un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía”

“Aquel día trajeron 17 esposados de dos en dos, los metían como a corderos en la primera borda… Un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía; en la parte derecha el segundo pistolero le pegaba un tiro de gracia. No lo olvidaré mientras viva”, ha relatado.

En las inmediaciones de la fosa, familiares de víctimas de Sartaguda acudieron a dicho paraje, en el valle de Juslapeña, en el año 1979 a exhumar y recuperar los restos. Esas labores, fotografiadas y recopiladas en el Fondo Documental del Instituto Navarro de la Memoria y junto con el Fondo de Jimeno Jurío recuperado también por el organismo, han servido para dar con la localización exacta del lugar de enterramiento.

Los trabajos de localización y prospección, que se han desarrollado en las últimas semanas, han permitido extraer los restos de nueve cuerpos este lunes, gracias a las labores del personal técnico de Aranzadi, en el marco del convenio que el Gobierno de Navarra mantiene con esta asociación de ciencias. El martes se procederá a exhumar los siete restantes.
Los trabajos de localización y prospección, que se han desarrollado en las últimas semanas, han permitido extraer los restos de nueve cuerpos este lunes. Mañana se exhumaran los restantes

viernes, 22 de mayo de 2015

Terrorismo: ETA estaba compuesto por brutos

Iñaki Rekarte: “ETA estaba compuesta por los más burros de cada barrio”
El terrorista arrepentido Iñaki Rekarte asegura que la organización no tenía estructura, ni ideología y los cabecillas se aprovechaban de jóvenes ignorantes
Alfonso L. Congostrina - El País


Iñaki Rekarte, terrorista de ETA arrepentido.

Iñaki Rekarte nació en Irún en 1971, regenta una taberna en Navarra, y es un asesino. En 1992 era el jefe del comando Santander de ETA y el encargado de apretar el botón que hizo saltar por los aires el 19 de febrero del ese año olímpico una furgoneta que acabó con la vida de tres personas. Quería matar a policías pero no lo consiguió. Tenía 20 años. Fue condenado a 203 años de cárcel. Ha estado 21 años privado de libertad.

“La mayoría de los miembros de ETA éramos los más burros de nuestros barrios, pudimos ser cualquier cosa pero, te aseguro, que nada bueno”, certifica Rekarte. “Fuimos una cuadrilla de locos, capaces de matar a desconocidos. Me arrepentiré toda la vida”.

Se desvinculó de la banda terrorista y ahora cuenta su historia en Lo difícil es perdonarse a uno mismo (Península). “Acababa de salir de Proyecto Hombre, no había hablado nunca de política ni en mi casa ni en mi barrio, pero buscaba a ETA con todas las ganas, quería aventuras y al final un día los encontré”, lamenta. La entrada en la organización no fue nada protocolaria: “No hubo ninguna reunión. A mi amigo Juanra y a mi nos dieron un papel con un dibujo donde se explicaba cómo hacer bombas y varios explosivos”. Las órdenes eran simples, “matar a los enemigos, sobretodo policías y guardias civiles”.

Juanra e Iñaki se bautizaron como terroristas acabando con la vida de un narcotraficante. Entonces la organización potenciaba la lucha contra la droga en el País Vasco, ya que la banda aseguraba que los traficantes recibían ayuda de los cuerpos de seguridad, llenaban Euskadi de droga y acababan así con la juventud que creía en ETA. Iñaki no disparó el tiro que segó la vida del camello. Lo echaron a suertes y perdió. Aún así, se acababa de estrenar. “Ya era etarra, me metía en la cama y sabía que tenía que matar, tenía miedo pero no huí, mi cabeza dejó de funcionar; ya no pensaba ni en tener una casa, ni hijos, ni nada… ojala hubiera tenido el valor de marcharme”.

Iñaki ingresó un verano en ETA y fue detenido “ocho o diez meses después”. Le dio tiempo a matar a las tres personas. “Al entrar en prisión sentí tranquilidad, el sinsentido se había acabado”.

En el juicio se limitó a seguir las órdenes de la organización. “Las tonterías que me ordenaron decir eso de no reconozco a este tribunal…” y empezó una nueva vida enjaulado y bajo las órdenes que la organización tenía reservada para los terroristas que acaban entre rejas.

“He estado 22 años preso y nunca me he sentido de ETA. Un día me di cuenta que no tenía ni idea de política, ni de historia, no sabía nada de la vida… me di cuenta de lo que había hecho, el mundo te odia con razón y sólo puedes relacionarte con el resto de presos etarras”. Continuó su vida bajo el yugo de las las órdenes de ETA. “A dónde vas a ir, todo tu entorno es de esa mierda, tu novia también, los que vienen a verte a la prisión, tus compañeros de módulo, todo”.

La banda destinaba los jueves a seguir el adoctrinamiento de los reos dentro de la cárcel: “Hablaban de marxismo y de mil historias que no me interesaban, no sé si uno es de derechas o de izquierdas, sé cuándo alguien me cae bien”. La cuerda empezó a tensarse con sus compañeros y acaba rompiéndose cuando se enamora de una trabajadora social con la que tiene un hijo. “Santi Potros me intentó regañar y me dijo que mi mujer podía ser una infiltrada”, fue la gota que colmó el vaso.

El asesino Iñaki Rekarte dijo basta e hizo público su arrepentimiento. “Al principio me dio miedo acabar como Yoyes pero todo se pasa”.

“Soy el máximo responsable de mis crímenes. Entré en ETA pensando que me encontraría con el Che y con lo que me topé fue con un grupo de personas que utilizaban a jóvenes y balas perdidas como yo para matar”.

Vivir habiendo matado es un ejercicio complicado. “Si hubieran acabado con la vida de un familiar mío creo que odiaría al asesino toda mi existencia. No creo que quisiera hablar con él. Sin duda, soy el máximo responsable de todo el odio y el daño que he causado”.

domingo, 4 de enero de 2015

Franco: 9 vascos escapan como balseros

Los nueve del balandro
Un grupo de vascos se fabricó su propio bote en 1950 para escapar a México y huir de la represión franquista. Sus descendientes recuperan su memoria
ENEKO RUIZ JIMÉNEZ - El País


Los descendientes de Félix San Mamés en el antiguo puerto de Bilbao. / FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

"Jueves 24 de agosto 1950. Día 40. Amaneció, salvo en cine, nunca había visto un espectáculo como el que se me presentaba. Dicen que las islas del Pacífico son bonitas, pero esta era maravillosa, eso me parecía". Félix San Mamés Loizaga veía tierra y lo escribía en su diario. Un mes después de partir de Santurtzi (Bizkaia) en un balandro fabricado a escondidas, él y otros ocho vascos atracaban en Trinidad y Tobago. Todavía quedaban 51 días para alcanzar México, tierra prometida donde habían depositado todas sus esperanzas para escapar del franquismo.

El barco de vela de casco pequeño se llamaba Montserrat y acababa de cruzar el Atlántico. Los propios tripulantes lo habían construido encubierto en el taller de embarcaciones Alsa, al lado de un cuartel de la Guardia Civil. "¿Es ese su balandro?" preguntaron dos agentes una noche. San Mamés, pálido, contestó que sí. "Allí han olvidado un saco". Avisaron y se fueron. Nadie sospechó nada hasta que meses después notaron su ausencia.

El balandro fue desguazado hace décadas. 64 años después su espíritu regresa a casa a bordo de una réplica hecha por el propio Félix y donada por sus hijas y nietas al Museo Marítimo de Bilbao. Allí, los descendientes han dedicado a la epopeya una exposición donde recopilan toda clase de objetos: el diario original (publicado en La Travesía del Montserrat), fotografías, una carta de compromiso firmada por los nueve antes de la partida y la misiva de Gobernación de México que concedía a Félix cobijo político y trabajo como técnico de marina en Veracruz son algunas de las joyas.


Cuatro de los tripulantes del Montserrat en Veracruz, 1950. / FAMILIA SAN MAMÉS
El grupo fue elegido con sumo cuidado por los hermanos Algorri. Como si prepararan un golpe cinematográfico. Los dueños de Alsa no buscaban amistades, sino trabajadores especializados. Los nueve del balandro eran profesionales del mar. San Mamés, con 24 años, era carpintero y remero. Manuel Barinagarrementería, modelista naval. Agustín Palacios, herrero. José Ramón Bilbatúa, mecánico y encargado del motor. Buscaban huir de la represión franquista. Trataban, en muchos casos, de evitar una cárcel segura.

Pero no todo salió como esperaban. La bobina ardió al llegar a Canarias y un mes de viaje se transformó en tres. Como Colón, hicieron su viaje sin radio, y los aparejos se les rompieron, además, tratando de pescar pesados bonitos oceánicos.

"Tenían suerte. Rodearon los siete huracanes con los que se cruzaron. Lo malo es que no me llevaron", bromea su sobrino Juan José San Mamés, que repitió décadas más tarde la travesía para huir del servicio militar español. Lleva txapela y la ikurriña en el pecho, pero su acento suena a mezcla de vasco e inglés. Se casó con su prima, hija de Félix, y con ella vive en San Francisco, donde produce vainilla ecológica. La exposición vuelve a poner en contacto a las nueve familias. Algunos visitan la tierra de sus ancestros por primera vez.

Félix regresó en 1974. Lo que más le sorprendió a su hija Carmen entonces fue que los vecinos todavía lo reconocieran al pasar. Su única pena: no haber visto a su madre, que murió en 1966, por última vez. Era vasco sin dejar de ser mexicano, y mexicano sin dejar de ser vasco, decía.


Los huracanas con los que se cruzó el balandro. / FAMILIA SAN MAMÉS
El balandro Montserrat desapareció, pero el nombre sigue vivo en su nieta, que, con su acento mexicano, vuelve a casa. Ha dominado el baile del aurresku, aprende euskera y se ha echado novio en Bilbao. Las aguas vuelven a traer a los San Mamés a su origen. Montserrat echa anclas en el puerto de salida.