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martes, 6 de octubre de 2020

GCE: La matanza de niños por parte de las fuerzas republicanas

Los 276 niños que los comunistas fusilaron en Paracuellos que no te contará la Memoria Histórica

Mediterráneo Digital




La noche del 6 al 7 de noviembre de 1936, hace 83 años, daba comienzo en la zona republicana la mayor matanza perpetrada en la Guerra Civil Española.

Unos 5.000 hombres, mujeres y niños asesinados

Entre esa noche y el 4 de diciembre de 1936, bajo las órdenes del dirigente comunista Santiago Carrillo, entonces consejero de Orden Público, y bajo la responsabilidad del gobierno republicano que el 6 de noviembre se había trasladado a Valencia, unos 5.000 hombres, mujeres y niños fueron sacados de varias cárceles de Madrid y llevados a Aravaca, Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz, para ser asesinados. Los 89 primeros, asesinados en la mañana del 7 de noviembre, habían sido sacados de las prisiones de San Antón y Porlier. Fueron enterrados en la fosa número 1, al pie del Cerro de San Miguel, sobre el que se sitúa una cruz blanca que domina el Cementerio de los Mártires de Paracuellos, y que es visible desde la Terminal 2 del Aeropuerto de Barajas.

En la masacre fueron asesinados 276 menores de edad

Entre los asesinados había personas detenidas por sus ideas políticas, por ser empresarios o por ser católicos. Como ya he señalado, entre las víctimas había muchas personas que no habían llegado a la mayoría de edad (situada entonces en los 23 años). El 4 de diciembre de 2006, familiares y amigos de los asesinados publicaron una esquela a toda página en el diario El Mundo citando los nombres de 276 menores de edad asesinados en estas masacres. He conseguido esa esquela y he decidido publicar aquí la lista de los 50 asesinados -todos varones- con edades comprendidas entre los 13 y los 17 años, apenas unos niños. Mientras transcribía sus nombres he visto que, atendiendo a los apellidos, cuatro de ellos fueron asesinados junto a sus hermanos mayores. No he querido separarlos en este pequeño homenaje, así que he puesto los nombres de los hermanos mayores en las entradas correspondientes. La lista incluye 1 asesinado que sólo tenía 13 años, 2 asesinados de 15, 8 asesinados de 16 y 39 asesinados de 17.

Y aún hay miserables que justifican esta atrocidad

Antes de la lista, termino con una pequeña reflexión: todo asesinato, cometa quien lo cometa, me parece algo horrendo, y el de cualquier niño lo es aún más. Lo más sorprendente de nuestra sociedad es que durante años me he encontrado con miserables que justifican de algún modo estos crímenes e incluso lamentan que no fuesen más los asesinados, y hasta con gentuza de ultraizquierda que usa la matanza como amenaza con expresiones como “a por ellos como en Paracuellos”. Creo que es inútil intentar razonar con quien considera legítimo asesinar a otros por sus ideas o creencias. Eso sí, me pregunto qué miserable excusa se inventarán para justificar el asesinato a tiros de niños de 13, 15, 16 o 17 años y, sobre todo, qué excusa se inventarán las autoridades para seguir sin perseguir esas manifestaciones de apología del asesinato.

La lista de los niños asesinados en las masacres de Paracuellos

Aravaca

Francisco Martín Monterroso, 17 años.
Luis Romeu Cayuela, 17 años.

Paracuellos de Jarama

Luis Abía Melendra, 17 años.
Ramón Alcántara Alonso, 17 años.
Manuel Alonso Ruiz, 16 años.
Jaime Aranda de Lombera, 17 años; también asesinaron a su hermano Andrés, de 22, y su padre Salvador, de 50.
Carlos Arizcun Quereda, 17 años.
José A. Barreda Fernández Cerceda, 17 años.
Manuel Blanco Urbina, 17 años.
Vicente Caldón Gutiérrez, 17 años.
José María Casanova y González Mateo, 17 años.
Antonio Castillejos y Zard, 16 años.
Víctor Delgado Aranda, 17 años.
Vicente Galdón Jiménez, 17 años.
Manuel Garrido Jiménez, 17 años; también asesinaron a su hermano Enrique, de 21.
Aurelio González González, 17 años.
Rafael Gutiérrez López, 17 años.
Adolfo Hernández Vicente, 17 años.
Miguel Iturruran Laucirica, 17 años.
Ángel Marcos Puente, 17 años.
Emilio Morato Espliguero, 17 años.
Saturnino Martín Luga, 17 años.
Ramón Martín Mata, 17 años.
José María Miró Moya, 16 años.
Carlos Ortiz de Taranco Cerrada, 17 años.
Manuel Pedraza García, 15 años.
Francisco Rodríguez Álvarez, 15 años.
Antonio Rodríguez de Ángel, 17 años.
José Luis Rodríguez de la Flor Torres, 17 años.
Epifanio Rodríguez García de la Rosa, 17 años.
José María Romanillos Hernando, 17 años.
Manuel Ruiz Gómez de Bonilla, 16 años.
Samuel Ruiz Navarro, 13 años.
Juan Carlos Sagastizabal Núñez, 17 años.
Alfonso Sánchez Rodríguez del Arco, 16 años.
Alfredo Santiago Lozano, 17 años; también asesinaron a su hermano Manuel, de 20.
Enrique Sicluna Rodríguez, 16 años.
Óscar Suárez Lorenzo, 17 años.
Guillermo Torres Muñoz de Barquín, 17 años.
Bernardino Trinidad Gil, 16 años.
Tarsilo de Ugarte Ruiz de Colunga, 17 años.
José Luis Vadillo y de Alcalde, 17 años; también asesinaron a su hermano Florencio, de 21.
Alejandro Villar Plasencia, 17 años.
Olegario Zorrella Muñoz, 17 años.
Alfredo Zugasti García de Paredes, 17 años.

Torrejón de Ardoz


Enrique Arregui Hidalgo, 17 años.
Rafael Arrizabalaga Español, 17 años.
Félix Berceruelo Martín, 17 años.
Jesús Calvo Quemada, 17 años.
José Luis Pérez Cremos, 16 años.
Ruego una oración por sus almas y por las de todos los asesinados.

Descansen en paz

+ 8.11.2016: Añado a la lista a Jaime Aranda, de 17 años, por indicación de su sobrina Pilar. Fue asesinado en Paracuellos el 30 de noviembre de 1936 junto a su hermano Andrés y su padre Salvador.

lunes, 21 de octubre de 2019

GCE: Fosa común en Pamplona

Hallan a 16 víctimas de la Guerra Civil gracias al hombre que cavó la fosa

Los cuerpos han sido localizados y recuperados a unos 12 kilómetros de Pamplona 

Imagen de archivo de una fosa común con diez cuerpos de soldados republicanos de la Guerra Civil hallada en la localidad alavesa de Etxaguen (David Aguilar/EFE)


EFE, Pamplona || La Vanguardia

Los cuerpos de dieciséis víctimas del golpe militar de 1936 han sido localizados y recuperados en el paraje conocido como Iruzkun, a unos 12 kilómetros de Pamplona, gracias a la información inicial que facilitó un vecino obligado a realizar la fosa y que presenció las ejecuciones.

El Gobierno de Navarra, a través de la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, ha localizado los cuerpos que están siendo exhumados por el equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. En este caso, según detalla el Ejecutivo Foral, la información inicial que ha posibilitado la localización proviene de un vecino, Félix Echalecu, obligado a realizar la fosa y que presenció las ejecuciones.
Aquel día trajeron 17 esposados de dos en dos, los metían como a corderos en la primera borda… Un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía”

“Aquel día trajeron 17 esposados de dos en dos, los metían como a corderos en la primera borda… Un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía; en la parte derecha el segundo pistolero le pegaba un tiro de gracia. No lo olvidaré mientras viva”, ha relatado.

En las inmediaciones de la fosa, familiares de víctimas de Sartaguda acudieron a dicho paraje, en el valle de Juslapeña, en el año 1979 a exhumar y recuperar los restos. Esas labores, fotografiadas y recopiladas en el Fondo Documental del Instituto Navarro de la Memoria y junto con el Fondo de Jimeno Jurío recuperado también por el organismo, han servido para dar con la localización exacta del lugar de enterramiento.

Los trabajos de localización y prospección, que se han desarrollado en las últimas semanas, han permitido extraer los restos de nueve cuerpos este lunes, gracias a las labores del personal técnico de Aranzadi, en el marco del convenio que el Gobierno de Navarra mantiene con esta asociación de ciencias. El martes se procederá a exhumar los siete restantes.
Los trabajos de localización y prospección, que se han desarrollado en las últimas semanas, han permitido extraer los restos de nueve cuerpos este lunes. Mañana se exhumaran los restantes

domingo, 16 de septiembre de 2018

Rusia: Encuentra fosa común de 9 mil cuerpos de purga stalinista

La masiva fosa común que testimonia la brutal represión estalinista y desató un escándalo en Rusia 

En 1997 fueron hallados los restos de los miles de muertos de la Gran Purga. Pero Vladimir Putin se quejó de la "excesiva demonización" de Stalin mientras detenían al historiador que hizo el hallazgo. Ahora la Sociedad Militar e Histórica Rusa vuelve a excavar en el lugar para cambiar el relato


Infobae


  Las excavaciones en Sandarmoj intentarían reescribir la historia. (Georgy Chentemirov/Meduza)

En los bosques de Karelia, en el noroeste de Rusia, comenzaron las excavaciones para encontrar las tumbas de los soldados del Ejército Rojo que fueron capturados y ejecutados por los finlandeses durante la Segunda Guerra Mundial. El problema es que esa tumba masiva ya fue hallada, en 1997, y contiene los restos de unas 9.000 víctimas de las persecuciones estalinistas.

Según denunciaron distintos medios opositores al presidente Vladimir Putin, la Sociedad Militar e Histórica Rusa (RVIO), que realiza las excavaciones, intenta reescribir la historia. En el sitio, donde se halla el Memorial de Sandarmoj, al norte de Petrozavodsk, ya se identificaron a 6.241 personas que sufrieron el gulag y otras formas de represión en la Unión Soviética.

 
En Sandarmoj se halló en 1997 una tumba masiva de víctimas del estalinismo. (Reuters)

El gobierno de Putin, sin embargo, parece buscar un relato más apto para todo público, como el de los héroes de guerra, en lugar de la "excesiva demonización" de Josef Stalin, como llamó al discurso de sus críticos que intenta mostrar "que la Rusia de hoy lleva alguna clase de marca original del estalinismo". El trabajo de la RVIO —que fue creada por decreto presidencial— en Sandarmoj moderaría el presunto exceso.

El historiador Yuri Dmitriev encontró en 1997 la tumba masiva que, según estimó, se remonta a 1937 y es un testimonio de la represión brutal de la época. Dmitriev, miembro de la organización de derechos humanos que impulsó el memorial en Karelia, fue arrestado en diciembre de 2016 por posesión de pornografía infantil, aunque en abril de 2018 lo exoneraron por falta de pruebas.


Yuri Dmitriev, quien encontró esta prueba de la Gran Purga, fue detenido ya dos veces. (Reuters)

En junio, sin embargo, volvió a la cárcel, acusado de haber atacado sexualmente a su hija adoptiva, otra acusación que suele afectar a los opositores a Putin, según la especialista Masha Gessen. El historiador denunció una campaña para desacreditarlo porque su investigación de los crímenes de Stalin "complican los esfuerzos oficiales por glorificar el pasado soviético".

El periodista Georgy Chentemirov, del sitio Meduza, visitó Sandarmoj a finales de agosto, pocos días después de que se iniciaran las excavaciones de RVIO. "Las tareas continuaron a pesar de las protestas de los familiares que creen que sus antepasados fueron asesinados allí hace 81 años por agentes del [servicio secreto] NKVD", citó el medio

 
El presidente Vladimir Putin criticó la “excesiva demonización” de Josef Stalin.


"Acompañado por su esposa y sus dos hijos, un vecino confrontó al vocero del equipo de excavación y le dijo que tenía documentos de archivo que probaban que su abuelo había sido ejecutado en Sandarmoj", citó Chentemirov. "El representante de RVIO le dijo que esos documentos probablemente eran falsificaciones".

La presencia de funcionarios del Ministerio de Defensa justificó un cordón que Chentemirov no pudo atravesar; logró ver, sin embargo, cómo se retiraban materiales en bolsas. El equipo dijo que encontraron restos de un abrigo de tela inglesa que los finlandeses solían distribuir entre sus prisioneros y que dieron un fragmento al periódico Novaya Gazeta para que haga un análisis independiente.
 
Un periodista de Meduza, un medio opositor, estuvo en Sandarmoj. (Georgy Chentemirov/Meduza)


Vyacheslav Kashtanov, quien había participado en la excavación original de Dmitriev, dijo que en 1997 no hallaron nada que indicara la presencia de soldados, pero que hay que analizar los nuevos elementos. Sin embargo, la titular de la rama local del partido liberal Yabloko, que solicitó a la fiscalía la interrupción de los trabajos del RVIO, opinó que no hay nuevos elementos, en realidad.



"Temo que [las excavaciones] se hagan para desacreditar a Dmitirev, que dedicó su vida entera a buscar justicia y demostrar la escala de la tragedia, las víctimas, las acciones de los verdugos estalinistas", dijo Emilia Slabunova. "Su objetivo es decir que no hubo ejecuciones de víctimas de Stalin sino que los finlandeses invasores mataron a prisioneros de guerra soviéticos, en cambio. Están buscando cómo salirse del escándalo" del historiador.

sábado, 4 de agosto de 2018

Guerra Hispano-Norteamericana: Las fosas comunes de soldados españoles

Fosas comunes de soldados españoles: la herida abierta de la Guerra de Cuba

Un enterramiento colectivo con 102 repatriados que fallecieron tras regresar enfermos en 1898 permanece olvidado en Puerto Real (Cádiz)
Israel Viana
ABC



Una fosa común con 102 soldados españoles olvidada en Puerto Real, Cádiz, es una de las pocas heridas de la Guerra de Cuba que España mantiene abiertas. Sus cadáveres fueron arrojados en una zanja junto al cementerio de San Roque, apenas unos días después de regresar moribundos a la patria, a finales de 1898, tras la pérdida de nuestras últimas colonias en ultramar.

«Este enterramiento colectivo es el ejemplo más claro de que la desinformación por parte del Gobierno con respecto a los repatriados de Cuba fue total. De los 104 soldados que murieron en el lazareto del Fuerte de San Luis, 102 terminaron en esa fosa común sin que ninguna de sus familias recibiera información alguna de que su padre, hijo o hermano había regresado enfermo a Puerto Real. Allí fueron lanzados sin más», explica el historiador gaditano Manuel Izco, autor de «Soldados en el olvido».

Para Guillermo Cervera Govantes –bisnieto del famoso almirante Cervera, héroe de la Guerra de Cuba y ministro de la Marina entre 1892 y 1893– estamos ante la punta del iceberg del drama que vivieron los 158.492 repatriados que, según el estudio de Jordi Maluquer de Montes, recibió España entre 1895 y 1899. «Los de Puerto Real fueron los peor parados. Al Estado le fue materialmente imposible atenderlos a todos. El país estaba arruinado, era una nación moral y materialmente vencida. La mala conciencia por provocar semejante desastre llevó a las autoridades a abandonar a su suerte a estos soldados al llegar a casa», cuenta a ABC este capitán de fragata retirado, que se puso en contacto con Izco para intentar sacar del olvido a estas víctimas y que se les coloque (de momento sin éxito) un monumento funerario próximo a la fosa.

«Espectros»


Cádiz fue uno de los primeros lugares de España en conocer la magnitud humana del desastre. Su puerto fue de los que más barcos recibió, con todos aquellos militares exhaustos y agonizantes. «Héroes enfermos que marchitaron infructuosamente su juventud por la patria», aseguraba entonces «Blanco y Negro». También atracaron en Vigo, Santander, Cartagena, Barcelona, Málaga, Valencia o La Coruña. «La Ilustración Americana y Española» calificaba a los pasajeros del vapor que llegó a esta última ciudad el 23 de agosto de 1898 de «espectros». «Sus cuerpos flácidos y escuetos cubiertos con andrajos les daban un aspecto repugnante hasta el horror y tristísimo hasta hacer derramar las lágrimas», comentaba el diario. Habían muerto 96 pasajeros durante el viaje. El 85% de ellos, a causa de tres enfermedades: disentería, diarrea crónica y paludismo.

«A través de los archivos de la Guardia Civil descubrí que mucha gente se enteró del paradero de sus familiares tarde y mal. Hubo incluso peticiones de pensiones por parte de viudas hasta 1910, cuyos maridos no habían regresado de Cuba. Muchas madres se enteraron años después de que sus hijos habían muerto de fiebre amarilla. Otros familiares tampoco pudieron cobrar la pensión porque nunca supieron qué les había pasado a sus parientes. El Gobierno tuvo mucho interés de que esto no trascendiera a la opinión pública y echó tierra encima», defiende el arqueólogo aragonés Javier Navarro, que ha conseguido identificar a los más de 58.000 muertos que produjo la guerra tras una investigación de diez años que publicará en 2019. Y revela que más de cincuenta familias se han puesto en contacto con su asociación, «Regreso con Honor», en búsqueda de información sobre el paradero de aquellos abuelos y bisabuelos que se marcharon a luchar a Cuba y nunca más volvieron a saber de ellos.

Según la información del Archivo Histórico Nacional, entre febrero de 1896 y noviembre de 1898, se contabilizaron 10.995 soldados repatriados inútiles y 33.808 enfermos. Siguieron llegando hasta bien entrado 1899, en un viaje de regreso que era una auténtica tortura. Se le llamó «La flota silenciosa». Dos semanas de travesía apretados en los barcos de la Compañía Transatlántica sin apenas comida ni bebida, mezclados sanos y enfermos y sin apenas asistencia sanitaria. La realidad de la guerra no podía ocultarse en sus cuerpos demacrados. Ya no había representantes políticos dándoles la bienvenida en el puerto. La sociedad pasó de la orgullosa exaltación patriótica de las despedidas a la más absoluta tristeza. «Lo que nosotros vimos no eran cien soldados, sino cien cadáveres en el más lastimoso estado», relataba desde Jaén «El Diario Católico» el 29 de septiembre de 1898.

Cádiz: 15 muertos al día


La mayoría de ellos iban a parar a los lazaretos, donde intentarían conservar la vida durante las terribles cuarentenas. El objetivo: evitar la extensión de las epidemias por tierra firme. «En los libros de sepultura del cementerio de Puerto Real y en los certificados de defunción del registro civil pude comprobar que, algunos días, morían 14 o 15 personas en el lazareto del Fuerte de San Luis. A veces fallecían dos soldados en la misma cama en menos de 24 horas. Llegaba uno, moría, colocaban rápidamente a otro en su lugar, y fallecía también. La mortalidad en las primeras semanas fue tremenda. Tuvo que ser algo esperpéntico, con decenas de chavales muriendo en cuestión de horas tras llegar de Cuba», explica el historiador gaditano, que ha averiguado los nombres y las causas de defunción de todos los cadáveres enterrados en la fosa común, la mayoría menores de 23 años que sucumbieron a la disentería y al «catarro intestinal». Los restantes, a causa de otras enfermedades traídas de Cuba, como el paludismo, la caquexia o la disentería.

Los supervivientes sufrieron otro calvario: el de su reinserción social y laboral en una España en ruinas. «Muchos llegaron inválidos, sin posibilidad de recuperar sus trabajos en el campo. Volvían a la pobreza y el Gobierno no supo darles respuesta», afirma Navarro sobre los jóvenes españoles de clase baja que nutrieron el Ejército, al no disponer de las 1.500 pesetas que costaba librarse de ir a la guerra. Esto perjudicó a las economías familiares más pobres, cuyos repatriados tuvieron que soportar duras condiciones de vida: niveles de empleo enfermizos, salarios deficientes y problemas de vivienda, alimentación, sanidad y educación. Muchos se vieron abocados a la indigencia, según defienden Juan Pablo Fusi y Jordi Palafox en «1818-1996. El Desafío a la Modernidad», donde hablan, incluso, de las leyes dictadas para evitar que estos pidieran limosna en las calles.

Un infierno que ya anticipó el escritor Vicente Blasco Ibáñez en su artículo «El rebaño gris», publicado dos semanas después de comenzar la guerra: «Si quedan inválidos, pueden aprender a tocar la guitarra para pedir caridad a cualquiera de esas familias enriquecidas en Cuba. Es posible que les arrojen dos céntimos desde sus carruajes». Y lo constató en otro texto de enero de 1899: «Esos infelices españoles son las únicas víctimas de las locuras patrioteras y de los errores gubernamentales, pues continúan siendo víctimas al poner el pie en la Península. Pero no por desdichas nacionales inevitables, sino por olvidos voluntarios».


Soldados españoles en Cuba, en una image de 1895 - ABC
«Es injusto que haya soldados españoles muertos olvidados en Cuba»

Javier Navarro lleva dos décadas buscando otras fosas comunes en Cuba con soldados españoles muertos durante la guerra de finales del siglo XIX. Ha localizado cinco –algunas por confirmar y excavar– y ha realizado una base de datos con los nombres de la mayoría de ellos y las causas de su fallecimiento. «Me pareció una injusticia histórica que estos caídos en combate por España estuvieran olvidados en un lugar desconocido de la isla como si fueran alimañas», reconoce.

Su interés comenzó en 1998, cuando decidió que quería recuperar los restos de 150 muertos de la batalla naval de Santiago de Cuba, pertenecientes a la escuadra del almirante Cervera. «Los periódicos de la época decían que fueron enterrados en una fosa en forma de pozo en las playas de Nima Nima y Juan González. Durante cuatro años realicé allí prospecciones, sondeos y otras pruebas con la ayuda del Ministerio de Defensa español y las instituciones cubanas. Luego nos cortaron la financiación y la búsqueda quedó inconclusa», explica el también presidente de la asociación Regreso con Honor.

Aunque la mayoría de los muertos españoles de Cuba fallecieron a causa de enfermedades (más del 90%), una parte quedó sepultada en el campo de batalla o en estas fosas. Este investigador ha localizado algunas, como la ubicada en el cementerio de Manzanillo: un total de 142 cadáveres procedentes de las batallas de Peralejo, Cacao, Melones y los Indios. «Se encuentran allí abandonados, sin nombres, con un echadizo de hormigón encima», asegura.

Cerca de Cruces hay otra con 66 españoles más caídos en la famosa Batalla de Mal Tiempo, el 15 de diciembre de 1895. Y otra en el Campamento de San Juan, donde fueron a parar en condiciones «insalubres» los heridos de, entre otras, la Batalla de Caney. «Allí murieron como moscas y fueron enterrados juntos. La prensa hablaba de 700 cadáveres que habrían intentado ser incinerados sin éxito por las lluvias. La cifra parece un poco exagerada, tendríamos que confirmarlo», comenta. La última fosa estaría en Camagüey, con 250 muertos en la batalla de las Guásimas de 1874. «Se supone que fueron quemados. Hace siete años unos investigadores cubanos me dijeron que habían encontrado el pozo donde se encuentran, pero también habría que excavarlo».