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jueves, 29 de marzo de 2018

Argentina: Quiroga, su salud y su entierro de pie

Facundo Quiroga, la leyenda del caudillo que fue enterrado de pie

En un nuevo aniversario de su muerte, tres pequeñas historias que revelan aspectos casi desconocidos del político y militar argentino: su ludopatía, la relación con su caballo Moro y el curioso recorrido de sus huesos

Por Omar López Mato Infobae



Facundo Quiroga, en el clásico cuadro de Alfonso Fermepin

El general Quiroga quiso entrar en la sombra
llevando seis o siete degollados de escolta
Jorge Luis Borges ("El general Quiroga va en coche al muere")

Si bien todos sabemos que Facundo Quiroga murió de un tiro en la cara, una enfermedad invalidante carcomía las articulaciones del general, que le impedía montar. De allí esta galera que lo condujo "al muere", como relata Borges en su poema. De haber podido andar a caballo, es muy probable que hubiese escapado de esa trampa mortal.


Después de la derrota de Oncativo, aunque Juan Manuel de Rosas astutamente la hizo pasar como una victoria, y durante su permanencia en Buenos Aires, se agravaron las dos afecciones que hostigaban a Quiroga: la ludomanía y el reuma. Ninguna de las dos lo abandonaría hasta Barranca Yaco. Con la primera no le fue tan mal, gastó y ganó fortunas, pero el balance debe haber sido positivo porque en poco le cambió el ritmo de vida. Dicen que el hombre era supersticioso, que nada hacía los días 13 y que creía o hacía creer que su famoso caballo Moro podía ver el futuro y que solo a él se lo confiaba. Sus soldados estaban convencidos de estos poderes y antes de iniciar una batalla, el Moro y Quiroga sostenían largos diálogos que la tropa contemplaba en reverencial silencio. Hasta antes de partir, en el que sería su último viaje, Quiroga le reclamó a Estanislao López la devolución de su Moro, extraviado después de Oncativo. Estanislao le dio larga al asunto y al final el general y Moro nunca se volvieron a ver. Quizás el Moro le hubiese advertido sobre su aciago destino.

Si bien fue afortunado en el juego, con el reuma la historia fue distinta, ya que durante la batalla de Rodeo de Medio, el estado físico de Quiroga era tan lamentable que debió contentarse con ver el combate desde una carreta. El comandante Aresti, jefe de la caballería unitaria, pasó varias veces frente a él sin reconocerlo. Tal era su decadencia que nadie identificaba al Tigre de los Llanos con ese viejo tullido. De haberlo hecho, quizás otra hubiese sido la historia, de la misma forma que una casual boleada terminó con la carrera del general Paz.

"Mi salud sigue en una alternativa cruel. Los ratos de despejo no compensan los del decaimiento y destemplanza que sufro; sin embargo yo pugno contra los males y no desmayo si del todo no me abandonan las fuerzas", le escribió a Rosas, quien, pocos días después de su partida, le envió una fórmula casera para el reumatismo, preparado con base en ajo machacado, polvo dulce de mercurio y aceite para frotarse sobre las articulaciones doloridas. No tuvo oportunidad de usarla porque, para entonces, todos sus males se habían curado con una bala que le entró al cráneo por la órbita izquierda. Facundo perdió la última partida jugando mano a mano con la muerte.

Félix Luna sostenía que Quiroga podía haber sido la figura del país: el hombre hablaba de Constitución y organización nacional, su figura tenía relieve político en todo el territorio de la Confederación, a punto tal de competir en prestigio con el mismísimo Restaurador, pero los Reinafé (cuyo nombre original era Queenfaith) se cobraron antiguas deudas en un oscuro paraje de Córdoba.


Fueron tantos los avisos de la partida que lo acechaban que solamente una persona enceguecida por la soberbia podía negarse a creer que nadie se atrevería a ultimarlo. Murió por una bala certera, tan certera como los rencores que había generado, tan certera como su orgullo indomable.

Sobre huesos y tumbas

Aun después de muerto, los huesos maltrechos de Facundo Quiroga continuaron conjurando su historia de gloria. De la capilla ardiente de Sinsacate fueron a reposar al cementerio de la catedral de Córdoba y finalmente, a pedido de su esposa, terminaron en la cripta de la Iglesia San Francisco y, por último, una bóveda en el Cementerio de la Recoleta bajo la imagen de la Dolorosa, la estatua que su yerno, el barón Demarchi, había encargado a su amigo, el escultor Tartarini. En este rincón recoleto una leyenda fue tomando cuerpo: El Tigre había sido enterrado de pie, siguiendo una vieja tradición de los caballeros castellanos.



Hace 10 años, el arquitecto y arqueólogo argentino Daniel Schávelzón, Jorge Alfonsín y quien escribe quisieron develar este misterio. ¿El general Quiroga estaba de pie? En realidad en esta tumba no había un ataúd del general, ni de pie ni acostado. ¿Dónde estaba el general? Schávelzón, valiéndose de un eco sonar, buscó tras las paredes asimétricas de esta tumba y con el permiso de la familia se perforó una pared donde se descubrió un esplendido ataúd de bronce. De pie, como le corresponde a un macho argentino que se presenta ante el Creador.

Hasta allí seguimos la sombra del general, porque la familia no permitió examinar el contenido del sarcófago. Por pedido de sus descendientes, finalmente el brigadier Quiroga no espera más de pie. Desdiciendo el poema de Borges, aunque siga siendo inmortal y un fantasma, ese hombre que supo poner retemblor en las lanzas que lo siguieron en las batallas y entreveros donde se ganó la fama que aún hoy lo persigue como una sombra.

miércoles, 17 de enero de 2018

SGM: Los restos de El Alamein se conservan en el desierto

Los restos de la batalla de El Alamein aún yacen en el desierto egipcio

En el noroeste de Egipto, todavía conserva después de 75 años las huellas de una de los más cruciales capítulos de la II Guerra Mundial
La Vanguardia

Los restos de la batalla de El Alamein aún yacen en el desierto egipcioUn cañón abandonado en el desierto de El Alamein (Getty Images)


El árido desierto de El Alamein, en el noroeste de Egipto, todavía conserva después de 75 años las huellas de una de las más cruciales batallas de la II Guerra Mundial, que mañana será recordada por las autoridades egipcias con un gran acto conmemorativo.

La segunda batalla de El Alamein que se desarrolló entre el 23 de octubre y el 5 de noviembre de 1942 e inclinó la balanza del conflicto en el norte de África del lado de los aliados, se considera tan importante como la de Stalingrado, que marcó el comienzo de la derrota de las tropas del Eje. Tres solemnes cementerios surgidos en medio de la arena, recuerdan a las decenas de miles de soldados de ambos bandos que perdieron la vida.

La segunda batalla de El Alamein se desarrolló entre el 23 de octubre y el 5 de noviembre de 1942
En esa fatídica fecha, después de los repetidos avances de los alemanes e italianos en el desierto de Libia y Egipto, los aliados consiguieron repeler definitivamente los intentos de sus rivales de hacerse con el control de Egipto, marcando un punto de inflexión en el balance de fuerzas en la contienda.

En el pulcro campo consagrado a los vencedores, que se extiende en una explanada a las afueras de la localidad de El Alamein, se encuentran los restos mortales de 7.970 uniformados británicos, pero también de Australia, Nueva Zelanda, la India y otros países que lucharon bajo el mando de la Commonwealth en las campañas del norte de África.


Portada de 'La Vanguardia' del 8 de mayo de 1945 en la que aparece una composición de los episodios más importantes de la II Guerra Mundial (LV)

Las pequeñas lápidas de piedra blanca que se funden con el color del desierto están colocadas de forma ordenada en el suelo arenoso y en cada una aparece el nombre y la nacionalidad de los caídos, menos los no identificados.

El cementerio está extremadamente cuidado, como si un jardinero acudiera todos los días a regar las plantas -cactus, buganvillas, eucaliptos, etc.- que decoran el recinto, en el que surge una capilla y varios monumentos en honor a los casi 12.000 caídos cuyos cuerpos no fueron recuperados.

Las pequeñas lápidas de piedra blanca que se funden con el color del desierto
Encontrar e identificar los restos mortales de los soldados en el amplio desierto plagado de minas no fue una tarea fácil y los vencidos lo hicieron al término de la guerra, entre 1949 y 1960, tras lo cual levantaron sus correspondientes monumentos funerarios.

A orillas del mar Mediterráneo, surge una alta e imponente torre octogonal de piedra blanca, en la que se conservan los restos de 4.634 uniformados italianos, cerca de la mitad de los cuales están sin identificar.

En una torre octogonal de piedra blanca se conservan los restos de 4.634 uniformados italianos
En el interior de la torre, revestida enteramente de mármol, hay un altar y grandes ventanales que permiten la entrada de la luz y vistas al mar turquesa, y en unas cámaras laterales miles de pequeños nichos custodian los restos de los caídos.

Para los alemanes, fue creado un monumento de estilo medieval que no pretende camuflarse con el entorno y en el cual, vigilados por grandes estatuas de águilas, reposan los restos de 4.313 soldados del III Reich.


Un tanque abandonado en el desierto de El Alamein (Getty Images)

A pesar del carácter sagrado de estos lugares y de la calma que reina entre sus paredes, a pocos kilómetros se levantan los modernos y vastos complejos turísticos de la llamada “costa norte”, que se han convertido en el destino preferido de los cairotas adinerados en los últimos años.

El antiguo frente de guerra, que se extendía desde el mar hasta la depresión de Qattara, a unos 60 kilómetros hacia el interior, ha quedado desdibujado por el desarrollo urbanístico, explica a Efe Daniele Moretto, presidente de la asociación italiana ARIDO, que todavía busca a los caídos desaparecidos.

El antiguo frente de guerra se extendía desde el mar hasta la depresión de Qattara
“Ahora una autopista de cuatro carriles atraviesa el frente”, añade, y algunas zonas han sido afectadas por las actividades petroleras en el interior del desierto. El frente norte hace tiempo que fue destruido, pero en las áreas de Deir al Munasib y Qaret al Kadim, situadas en el frente sur, todavía se pueden verse las posiciones de las tropas, asegura Moretto, hijo de un soldado que luchó en las campañas en el norte de África.

Durante las misiones de ARIDO, en el desierto egipcio -que quedaron interrumpidas en 2014-, Moretto asegura que fueron encontradas en la zona de Naqb Rala, en el extremo sur del frente, decenas de cartas de soldados escondidas entre las piedras de las trincheras, algunas de las cuales fueron devueltas a sus familiares.

Asimismo, fueron hallados doce cementerios italianos en el campo de batalla, señala Moretto, que en su web www.qattara.it documenta este episodio destacado de la II Guerra Mundial para que sus huellas no se pierdan para siempre entre las arenas del desierto.

Fueron hallados doce cementerios italianos en el campo de batalla

martes, 22 de agosto de 2017

SGM: Japón repatriará más de 1 millón de sus muertos

Japón devolverá a más de un millón de muertos de guerra


George Winston | War History Online



Batalla de Singapur, febrero de 1942. Las tropas japonesas victoriosas marchan a través del centro de la ciudad.


Hubo más de 2,4 millones de japoneses muertos en la Segunda Guerra Mundial que nunca se han tenido en cuenta. Sus restos han sido dejados de Siberia a las Islas Salomón y desde las profundidades del Océano Pacífico hasta la frontera de la India. Murieron en naufragio de acorazados, en cargos de banzai y en campos de prisioneros. Incluyen soldados y civiles, principalmente durante la lucha cuerpo a cuerpo que tuvo lugar al final de la guerra en Okinawa.

Ahora, más de 70 años desde el final de la guerra, el gobierno japonés está avanzando en planes para repatriar tantos muertos como puedan.

La actual sesión de la Dieta está considerando una legislación que establecerá un objetivo de traer 1.3 millones de muertos de guerra en casa desde el extranjero. El objetivo es repatriar a muchos dentro de nueve años. Es menos de la mitad de los desaparecidos, pero seguirá siendo un logro importante.



Tropas japonesas cargan en un buque de guerra en la preparación para una carrera expresa de Tokio alguna vez en 1942.

El plan pide a las organizaciones privadas aprobadas por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social que estudien documentos oficiales en las oficinas de registros públicos para identificar lugares probables donde queden muertos de guerra japoneses.

En algunos casos, Siberia, por ejemplo, los restos son enterrados en sepulcros cerca de campos de prisioneros de guerra. En otros casos, los restos quedaron en los campos de batalla.

Una vez identificados los restos, el gobierno creará una base de datos de ADN para ser cruzada con familiares sobrevivientes. Cuando se emparejan, los restos serán devueltos a los miembros de la familia.

En los últimos años la búsqueda de soldados desaparecidos se ha vuelto lenta y burocrática. Originalmente fue un esfuerzo ad hoc inmediatamente después de la guerra, realizado por amigos y seres queridos. Eventualmente, el ministerio asumió la responsabilidad de los esfuerzos, llevando a las críticas.


Invasión japonesa de Java.

En conmemoración del 70 aniversario del fin de la guerra, el gobierno reveló una campaña de 10 años para recuperar a los muertos. Después de este período, el gobierno dejará de buscar. Hay muchos restos, reconoce el gobierno, que nunca pueden ser recuperados. Hay naufragios en el Pacífico que nunca se pueden encontrar y hay pilotos kamikaze que se vaporizaron cuando sus aviones explotaron.


"Hasta 530.000 hombres se perdieron en el mar durante la guerra, por lo que será prácticamente imposible encontrar a esas víctimas", dijo Usan Kurata, presidente de Kuentai-USA, una organización sin fines de lucro con sede en Kyoto y que trabaja con Local en sitios alrededor del mundo para localizar y recuperar a las víctimas de la guerra.

"Hasta la fecha, el esfuerzo de recuperación por parte del gobierno japonés y los grupos privados ha sido excesivamente burocrático y lento, pero esperamos que esta nueva iniciativa sea significativa, sobre todo porque este gobierno ha declarado que la recuperación de los restos de desaparecidos de Japón es su Responsabilidad ", dijo Kurata a DW.com.


Yokosuka D4Y3 (Tipo 33) "Judy" en una zambullida suicida contra el USS Essex (CV-9), 1256 horas, 25 de noviembre de 1944. Las aletas se extienden, el tanque de ala de puerto auto-sellante de Yokosuka "Suisei "Es el humo.

Kuentai-USA es uno de los mayores grupos privados de recuperación. Ha repatriado cerca de 18.000 conjuntos de restos. Cerca del 70% de todas las víctimas recuperadas se encontraron en la última década.

El grupo ha estado en Filipinas, Guam, y Saipan. Regresa a Saipán para excavar un tramo de tierra donde los defensores japoneses llevaron a cabo la última acusación de banzai de 1945. Cientos de hombres murieron en ataques con olas humanas, junto con decenas de soldados estadounidenses.

Además del 70 aniversario del fin de la guerra, una visita estatal del emperador y emperador japonés a la isla de Peleliu reavivó el interés por recuperar a los muertos desaparecidos.

Peleliu es parte de Palau y el sitio de una de las batallas más sangrientas en el teatro pacífico. Aproximadamente 16.000 japoneses murieron allí con unos 2.000 soldados estadounidenses.

Durante su visita en 2015, el emperador y la emperatriz dieron sus respetos en los monumentos erigidos en honor de las tropas de ambos lados.


La primera ola de Marines estadounidenses en LVTs durante la invasión de Peleliu el 15 de septiembre de 1944.

"Había habido conversaciones sobre las operaciones de recuperación conjunta antes de la visita del emperador y la emperatriz, pero ese viaje se convirtió en algo de un catalizador para más acción", dijo Charles Mitchell, jefe adjunto de misión en la embajada de Palau en Tokio.

En Peliliu, muchos de los defensores japoneses se negaron a rendirse. Fueron enterrados en los túneles que defendían. Muchos de esos túneles nunca han sido abiertos.

"Esperamos ser capaces de proporcionar el conocimiento local de exactamente dónde están estas cuevas y donde otros restos podrían ser, pero también habrá un fuerte compromiso con la seguridad cuando el trabajo de recuperación comience", dijo Mitchell. "Tenemos que asegurarnos de que es seguro entrar en estos túneles antes de que podamos empezar a recuperar restos".

En mayo pasado, hubo una ceremonia en el Cementerio Nacional de Chidorigafuchi. El cementerio fue construido en 1959 para ser el último lugar de descanso para soldados japoneses desconocidos. Será el hogar de los restos entrantes.

En la ceremonia, a la que asistieron el Primer Ministro Shinzo Abe y su esposa, la Princesa Kiko, los restos de 2.498 soldados de Papua Nueva Guinea, las Islas Salomón y Rusia fueron enterrados.


jueves, 13 de julio de 2017

BNPB: El mito del barco alemán hundido en Colina Doble

Colina Doble: la leyenda del barco alemán hundido
El mito dice que el cementerio militar se originó a partir de la llamativa presencia de dos sepulcros con las inscripciones en el citado idioma.
La Nueva



Colina Doble: la leyenda del barco alemán hundido. Punta Alta. La Nueva. Bahía Blanca
Las tumbas serían del capitán y un oficial del "Patagonia", en el cementerio. Las cruces, de los marineros.
Claudio Falzoni



El mito del naufragio de la nave alemana tiene una íntima relación con el cementerio de Colina Doble.

Quizá por ser de difícil acceso, en una zona militar, y por las particulares características de la uniformidad de las tumbas, el camposanto fue objeto de numerosas leyendas que trataron de explicar su origen y el de algunos enterramientos.

"El mito dice que el cementerio se originó para enterrar a todos los tripulantes fallecidos del barco o el submarino alemán hundido en la Primera Guerra Mundial, frente a las costas rosaleñas", manifestó el profesor Luciano Izarra.

El responsable del Archivo Histórico Municipal expresó a que las cruces blancas serían de los marineros.

"Las dos tumbas que se destacan pertenecerían al capitán y otro oficial".

Consideró que posiblemente el mito se originó a partir de la llamativa presencia de dos sepulcros con las inscripciones en alemán.

"Ambas llaman la atención, dado que son visibles desde el exterior del cementerio, y rompen la uniformidad general del resto de las sepulturas".

Dijo que una lápida ostenta la cruz imperial alemana,

"Se lee ‘Hier ruht Joh Koldewey’: ‘Aquí se encuentra Joh(annes) Koldewey’. Debajo se lee ‘Kapt.d.H.A.L.’, abreviaturas de ‘Kapitän’ (capitán en castellano), de la Hamburg America Line".

"Cerca de esta tumba se encuentra otra, con una lápida de forma similar, en la cual se lee “Hier ruht Dr. Th. Walter aus Karlsruhe”, que traducido al castellano significa `Aquí se encuentra el Dr. TH(eodore). Walter de Karlsruhe´".

"¿Quiénes fueron estos hombres? ¿Cómo llegaron sus restos al cementerio de Colina Doble si no hubo ningún naufragio?".

El profesor Izarra sostuvo que, como sucede con la mayor parte de los mitos urbanos, éste tiene un lejano eco de los diferentes acontecimientos ocurridos en épocas más o menos distantes.

"Durante la I Guerra Mundial (1914-1918). la Argentina declaró su neutralidad y prosiguió con sus relaciones amistosas con todos los beligerantes. A fin de reforzar su neutralismo, en agosto de 1914, el Ministerio de Marina dispuso la prohibición de la navegación por las aguas argentinas de los barcos mercantes extranjeros que estuvieran armados como cruceros auxiliares: aquellos barcos de pasajeros o mercantes a los que se los dota de armamento para cumplir misiones de escolta, control o vigilancia)".

Dijo que Alemania violó reiteradamente esta política.

"Por ello, varios de sus barcos fueron internados en puertos argentinos. Uno de ellos fue el vapor ‘Patagonia’. A mediados de diciembre de 1914, luego de la Batalla de Malvinas, fue interceptado por el crucero ‘Pueyrredón’ y escoltado a Puerto Madryn".

"Se decidió que el `Patagonia´ debía enviarse al Puerto Militar y permanecer allí hasta el fin de las hostilidades".

La verdad detrás de los mitos

El "Patagonia", finalizada la guerra en noviembre de 1918, fue cedido por Alemania a Gran Bretaña como reparación de guerra. "Rebautizado `Valdivia`, terminó encallado en las costas chilenas en 1933. Como se aprecia, no hubo buque alemán hundido ni las cruces blancas corresponden a su tripulación. Pero muchas veces detrás de las leyendas o mitos urbanos se esconde una realidad histórica que el tiempo y el pasaje de boca en boca agiganta o deforma".

En las próximas notas continuaremos descubriendo la verdad detrás de los mitos que rodean al cementerio de Colina Doble. Entre ellos, el de la epidemia (que trata de justificar el origen de la necrópolis a causa de una gran epidemia en la ciudad) y el de la vacuna fallida (cuya aplicación habría matado a las personas enterradas en el camposanto de Colina Doble).

sábado, 23 de abril de 2016

UK: Restos sajones y de la PGM



Un sitio de enterramiento sajón y artefactos de la PGM encontrados en la llanura de Salisbury
Los secretos de un pasado antiguo y artefactos militares de la guerra mundial 1 y 2 han sido descubiertos durante los trabajos de pre-desarrollo de nuevos cuarteles militares en Bulford en la llanura de Salisbury.
El cementerio sajón de alrededor de 150 tumbas y características militares ha sido descubierto en la tierra poseída por el Ministerio de Defensa y asignada para 227 nuevas viviendas para familias del Ejército.
Los elementos arqueológicos se encontraron por primera vez durante la excavación de zanjas de pre-planificación estándar por un equipo de especialistas de Wessex Archaeology.
Uno de los enterramientos ha sido fecha de carbono entre los días 6 y 7 de siglo.
Durante la PGM el sitio fue utilizado para el entrenamiento. Los investigadores han encontrado pruebas de que un herrador de campaña puede tener caballos re-zapateados en el sitio.
El sitio era también el hogar de los campos de tiro de la SGM.

Forces T

miércoles, 10 de junio de 2015

Conquista de América: La tumba secreta de Hernán Cortés

La tumba secreta de Hernán Cortés
Durante 123 años el paradero del los restos del conquistador español fue un misterio, hoy languidecen en el olvido en México

El mayor enigma de Hernán Cortés fue su tumba. Entre el siglo XIX y el XX, se dio por desaparecida y alimentó uno de los grandes misterios históricos de América. Hubo quien pensó que había sido saqueada, otros especularon con el extravío, y algunos convirtieron el caso en una metáfora del destino de España en México. La verdad no andaba ni lejos ni cerca. Pero aún hoy, cuando la tumba del conquistador languidece en el olvido, mantiene su capacidad de sorpresa.

El País


El Real psicoanaliza a Hernán Cortés y a Moctezuma en ‘La conquista de México’

En 1823, tras la Guerra de Independencia y ante la furia antiespañola que barría México, el ministro mexicano Lucas Alamán, como detalla el historiador Salvador Rueda, urdió una plan para evitar que cayera en manos de profanadores y fuera destruida. Al tiempo que hacía creer que los despojos habían sido enviados a Italia, los ocultó primero bajo una tarima del Hospital de Jesús, el lugar donde la leyenda considera que Cortés y Moctezuma se vieron por primera vez, y 13 años después, tras un muro en la contigua Iglesia de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno.

La ubicación del nicho quedó silenciada y durante años permaneció en secreto hasta que en 1843, el propio Alamán, para evitar que su paradero cayera en el olvido, depositó en la embajada de España un acta del enterramiento clandestino. El documento, lejos de ver la luz, recibió tratamiento de secreto. Dio igual que el embajador fuese conservador, liberal o republicano: de un siglo a otro, el papel nunca salió de la caja fuerte diplomática. Hernán Cortés, el hombre que encarna como pocos el esplendor y la barbarie de la Conquista, hacía mucho que había dejado de ser realidad y se había convertido en un tabú en México. Y la buena relación con el país norteamericano pasaba por su olvido. Incluido el de su tumba.

Así fue hasta que en 1946, un alto cargo del Gobierno republicano en el exilio, de quien dependía la embajada, filtró una copia del documento. El 28 de noviembre de aquel año las reliquias fueron plenamente identificadas.

El hallazgo, tras 123 años de misterio, desató antiguos demonios. Hubo quien pidió que los restos fueran arrojados al mar. Otros llegaron más lejos. Ante estos ataques, salió a la palestra el presidente del PSOE y exministro republicano Indalecio Prieto, exiliado en México y conocedor por su cargo del enigma. En un conmovedor artículo publicado en la prensa de la época, reveló la centenaria historia secreta y pidió la reconciliación. “México es el único país de América donde no ha muerto el rencor originado por la conquista y la dominación. Matémoslo, sepultémoslo ahora aprovechando esta magnífica coyuntura”

Sus palabras no tuvieron eco. México prefirió devolver los restos al lugar al que los había arrojado la historia. En 1947 fueron recolocados en un muro de la Iglesia de Jesús Nazareno. A la izquierda del altar. Allí siguen.

- ¿Viene alguien a visitarla?

- No viene nadie. Aquí no hay permiso para sacar fotos ni hacer turismo. Eso nos lo tienen prohibido.

La secretaria de la iglesia ha respondido sin levantarse de la silla. Está apostada a la entrada y mira con displicencia al recién llegado. El templo, enclavado en una concurrida avenida del centro histórico, parece medio abandonado. A un lado se acumulan muebles antiguos; a otro, andamios y sacos. La tumba no se aprecia a simple vista ni está indicada por ningún letrero. Hay que llegar al fondo y mirar a la izquierda del altar. A tres metros del suelo, se encuentra la placa que señala el lugar donde descansa el conquistador. Es de metal anaranjado. Sólo dice: Hernán Cortés 1485 - 1547.

jueves, 12 de marzo de 2015

Biografía: Los San Martín y los Chilavert

San Martín y los Chilavert


Bóveda donde se hallan los restos del coronel Martiniano Chilavert, Cementerio de la Recoleta

Versiones de distintas fuentes, pues, concurren a establecer tácitamente una sugestiva relación entre el capitán de milicias don Francisco Chilavert, padre de Martiniano, y el futuro vencedor en San Lorenzo, por el solo y no desdeñable hecho de integrar juntos ese reducido puñado de hombres de confianza, dispuestos a desempeñar una trascendente misión en el Nuevo Mundo. Todos lo mencionan a ese español americanista: “…los amigos… Chilavert y otros cuantos….”, dice Manuel Moreno a su íntimo corresponsal de tantas informaciones importantes. Camarada de San Martín, le llaman objetivamente los historiadores. Peo no es sólo a través de la influencia paterna, como el pequeño viajero recibirá del Libertador su misterioso influjo: su hermano mayor, José Vicente, traba con San Martín durante el largo viaje transoceánico, una amistad que será duradera; a los treinta y cuatro años que a la sazón contaba el hijo elegido de Yapeyú, parco y sencillo, pero sicólogo natural para juzgar a los hombres, habrá ofrecido el mayor de los hermanos Chilavert sus aproximados veinte años bien aprovechados, de joven serio y estudioso. Puede colegirse, de dos importantes cartas de San Martín a José Vicente, algunos años después, todo lo que ambos, pese a la diferencia de edades, barajaron juntos en relación con los intereses de la tierra natal (1). Muchas veces, sobre la imponente grandeza del mar, bajo el cielo infinito del trópico, el pequeño Martiniano fue el oyente respetuoso y absorto de cosas que todavía no alcanzaba a comprender cabalmente… Muchas palabras le oyó decir, con acentos que preludiaban el bronce, a ese austero teniente coronel de caballería que entablaba largos coloquios con su hermano mayor. Esas frases quedaron grabadas con caracteres indelebles en su mente, como esclarecidas primicias de historia.

En efecto, a su regreso del Perú, en 1823, cargado de gloria, pero también de amarguras, desde su chacra de Mendoza le escribe el Libertador -¡once densos años después de haber llegado a Buenos Aires!- a José Vicente Chilavert esta carta de amigo. Hay en ella una alusión a cierta diferencia de edades, y campea en sus párrafos el amargo escepticismo que ha dejado en el alma del Capitán de los Andes la ingratitud de que ya era víctima por parte de algunos conspicuos políticos de su patria. Dice así la carta:

“Sr. Dn. Vicente Chilavert
Mendoza

Amigo: No he contestado con más antelación a la de Ud. de 29 de julio por haberme hallado en el campo, del que no he regresado hasta hará diez días.

Se funda Ud. en decir que mi situación me permitirá el tiempo suficiente para leer las cartas de mis rancios amigos; sin embargo, no lo tengo muy sobrante, pues él es dedicado a prepararme a bien morir, no como Ud., sino como un cristiano que por su edad (contaba entonces sólo 45 años) y achaques ya no puede pecar, y a tributar al que dispone de la suerte de los guerreros y profundos políticos las más humildes gracias por haberme separado de unos y otros.

Me dice Ud. que por los papeles públicos formaré una idea exacta de la política de ese país; hace cinco meses que no leo ningún papel público y me va muy bien con este sistema; que no exista la anarquía en nuestro territorio y que los españoles ya no vuelvan a dominar; es cuanto necesito saber, de lo demás poco me importa.

Veo lo que me dice de haberle asegurado Alvear me había escrito a mi entrada en Lima y en otras diferentes ocasiones sin haber tenido nunca contestación mía; protesto a Ud. que no he recibido carta de él desde su salida de Buenos Aires.

Viva, goce Ud., más que Salomón, son los deseos de su amigo. José de San Martín”.

Es bueno tener en cuenta, para evaluar correctamente la importancia de esta correspondencia y, consecuentemente, la jerarquía del destinatario, que San Martín, libertador de Chile y de Perú, era ya ante el mundo uno de los preclaros hombres de América. Su actuación político-militar, por lo tanto, conocida en todos los países civilizados, Constituía una de las grandes figuras del siglo XIX, aunque el huracán de las ingratitudes agitara su espíritu en esa hora.

Y aquí tenemos, desde el primer exilio del Libertador en Bélgica, la otra carta, fechada en Bruselas el 1º de enero de 1825. La dirige así: “Al señor D. Vicente Chilavert primer profesor de Economía Política de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Buenos Aires”, y dice:

“Apreciable amigo:
Al contestar a la de Ud. del 10 de setiembre, permítame le tribute infinitas gracias por las noticias que me da de los favorables sucesos del Perú; ellos son para mí un consuelo que me hace más llevadera la separación de mi patria, separación que todas las distracciones que presenta la civilización europea no pueden hacerme soportable.
Todo cálculo en revolución es erróneo; los principios admitidos como acciones son por lo menos reducidos a problemas; las acciones virtuosas son tergiversadas y los desprendimiento más palpables son actos de miras secundarias; es que no puede formarse un plan seguro, y al hombre justo no le queda otro recurso, en medio de las convulsiones de los Estados, que proponerse como norte de su conducta obrar bien; la experiencia me ha demostrado que ésta es el ancla de esperanza en las tempestades políticas; nada de este exordio comprenderá Ud.; pero me explicaré.
A mi regreso del Perú (y no a mi retirada, como dice el Argos) yo no trepidé en adoptar un plan que al mismo tiempo que lisonjeaba mi inclinación, ponía a cubierto de toda duda mis deseos de gozar una vida tranquila, que diez años de revolución y guerra me hacían desear con anhelo; consiguiente a él establecí mi cuartel general en mi chacra de Mendoza, y para hacer más inexpugnable mi posición corté toda comunicación (excepto con mi familia); yo me proponía, en mi retrincheramiento, dedicarme a los encantos de una vida agricultora y a la educación de mi hija, pero ¡vanas esperanzas! en medio de estos planes lisonjeros, he aquí que el espantoso Centinela principia a hostilizarme; sus carnívoras falanges se destacan y bloquen mi pacífico retiro; entonces fue cuando se me manifestó una verdad que no había previsto a saber: que yo había figurado demasiado en la revolución para que me dejasen vivir en tranquilidad. Conocí que mi posición era falsa y que a la guerra de pluma que se me hacía, yo no podía oponer otra que esta misma arma, para mi desconocida; en lucha tan desigual me decidí a abandonar mi fortificación y adoptar otro sistema de operaciones. He aquí mi primer plan destruido.
He tenido el honor de atravesar en compañía de Ud. el borrascoso Atlántico; sin trepidar me entrego nuevamente a sus caprichos, creyendo que en sus insondables aguas se ahogarían las innobles pasiones de los enemigos de un viejo patriota; pero contra toda esperanza, el Argos de Buenos Aires se presenta sosteniendo los ataques de su conciliador hermano el Centinela y protegido de Eolo y de Neptuno atraviesa el océano, y en el mes de las tempestades arriba a este hemisferio con la declaración de una nueva guerra.
Aquí me tiene Ud., paisano, sin saber qué partido tomar. En mi retiro de Mendoza yo proponía una federación militar de provincias; vengo a Europa, y al mes de mi llegada un agente del gobierno de Buenos Aires en París (que sin duda alguna acude a los consejos privados del ministro francés) escribe que uno u otro americano residente en Londres, tratan de llevar (metido en el bolsillo) a un reyesito para con él formar un gobierno militar en América. He aquí, indicado al general San Martín…”.

Después de todo esto, tan significativo que merecería por si solo un denso capítulo (2), se despide en estos términos:

“Que el acierto acompañe sus calendarios estadísticos financieros; que la salud sea completa, y la alegría y las fuerzas no lo abandonen, son los deseos de su compatriota”.

Esta interesante pieza, encontrada por una feliz casualidad en el Archivo de los Tribunales de Buenos Aires a fines de siglo -¡setenta y cinco años ignorada por la historia!- prueba sin réplica la amistad a que nos referíamos. Pero también prueba definitivamente la sorda e implacable maquinación contra el Padre de la Patria, sostenida con singular virulencia por el Argos y el Centinela, conspicuos representantes de la prensa rivadaviana. ¡Lo fueron a buscar al ostracismo para atacarlo, océano por medio! Pero el héroe de la causa grande, lo fue también por el desprecio olímpico que demostró hacia sus detractores. Incapaz de rumiar sentimientos pequeños, como el rencor, sólo se confesaba ante sus íntimos, para que comprendieran la razón de un alejamiento que distaba de ser indiferencia. Ya lo probaría con creces en el futuro.

En esa carta recuerda el Libertador al amigo, el viaje que realizaron juntos a través del Atlántico en 1812, y en el medio tono de la confidencia fraternal desahoga la queja viril contra las diatribas que pretendían alcanzarlo. Todo eso, con respetuoso aprecio hacia quien llama “primer profesor de Economía Política de las Provincias Unidas del Río de la Plata”.

Existió entre ambos, pues, una buena amistad, más allá del tiempo y de la distancia. Hemos visto, asimismo, según todos los testimonios –verbigracia, la aludida carta de Moreno a Guido y la información de la Gaceta del 12 de marzo de 1812- , que don Francisco Chilavert, el padre, se contaba en el grupo de militares que se alejó de Cádiz y, pasando por Inglaterra, embarcó luego –mancomunados todos en un mismo propósito- rumbo a Buenos Aires. Es decir, camarada de hecho de San Martín, Alvear, Zapiola y los demás.

Así fue como Martiniano, el niño de trece años, hijo de un español americanista, regresa a la Patria casi de la mano de quien habría de ser el héroe máximo de la Gran Epopeya. ¡Quién sabe si este ilustre vínculo no fuera entonces, para él, algo así como el germen misterioso del encendido fervor patriótico que caracterizó siempre, entre aciertos y errores, al artillero científico y valiente de Ituzaingó y de Caseros!.

Por lo tanto, bajo esos auspicios y apenas desembarcado, sintiendo aún en su espíritu virginal el poderoso influjo de la personalidad del gran hombre, continuaría en Buenos Aires –como en efecto lo hace-, con una aplicación superior a lo exigible a sus años, los estudios matemáticos que había iniciado con éxito en España. Luego se incorpora en calidad de cadete al Regimiento de Granaderos de Infantería, adquiriendo allí conocimientos que contribuirían a darle más adelante una seria preparación militar. Desde su iniciación se destacó por su temperamento estudioso y analítico, y por la profundidad de sus preocupaciones y juicios. Es bueno tener presente que en un país que está librando una guerra por su independencia, resulta fundamentalmente importante formar oficiales capaces, única posibilidad de tener ejércitos y soldados idóneos y eficientes. De ahí que resultara altamente promisoria la incorporación de un jovencito con las bellas cualidades de Martiniano, quien el 23 de enero de 1817 alcanza el grado de subteniente de artillería.

Pero no por eso deja las matemáticas. Antes al contrario, parece aumentar su vocación por ellas, y dos años después (26 de enero de 1819) se presenta a rendir prueba de suficiencia. Lo hace con todo éxito, en solemne acto público –según prácticas de la época-, ante altas autoridades civiles y militares.

El estudio metódico comenzó a nutrir su inteligencia, de suyo lucida, y templó su carácter en la disciplina y el orden. En la frente despejada de este joven nostálgico e introvertido, algo indefinible se revelaba ya, como si el destino le reservara para transitar nada comunes rumbos.

Al dar término el curso, el 19 de febrero de ese mismo año, se incorpora al servicio activo. Ya está iniciado, pues, en la profesión de las armas, cuyos galones ostentaría siempre con honor. Por su muy estimada preparación técnica, todos los juicios y todos los acontecimientos lo califican a Chilavert como el artillero científico, destacándose como sobresaliente entre las promociones de su época. Cumple consignar ahora, al mismo tiempo, que la rigidez de cuáquero de su carácter le ganó numerosos enemigos, aunque sus juicios no fueron alimentados siempre por sentimientos confesables. Todo individuo puntilloso y exigente molesta, y muchas veces surgen en su torno reacciones que le crean situaciones desfavorables y delicadas. No hay que descartar, sin embargo, que ya hacia su madurez fuera acentuándose una naturaleza temperamentalmente díscola, según se desprende también de algunos indicios y testimonios concurrentes. Pero en cuanto a su conducta, que es lo que realmente importa, tirios y troyanos, amigos y adversarios, y sobre todo la posterioridad, lo consideran con unánime respeto. A veces, la reticencia egoísta o sectaria procura disfumar en la penumbra una no mentida admiración. Esto es ya significativo y definitorio.

Referencias


(1) Las aludidas cartas, que a continuación se transcriben fueron publicadas en el diario La Prensa, en marzo de 1900, bajo el título de “Documentos históricos – Dos cartas del general San Martín, encontradas últimamente en los Archivos de los Tribunales de la Capital”.

“El alma lacerada del Libertador –comenta el periodista- se ve a través de las líneas rápidamente trazadas de estas cartas. Sus impresiones, trasmitidas rápidamente a un amigo, dan con toda nitidez los perfiles del carácter del héroe de nuestra gran batalla nacional. La rectitud del soldado patriota se revela en la primera carta, y en la segunda pinta en un solo párrafo, con un solo rasgo, su aversión a los conquistadores españoles y su anhelo por la paz en la Patria que él nos había legado.

“La primera carta tiene una importancia fundamental en nuestra historia, y se presta a observaciones y aclaraciones que será necesario hacer, como acto de justicia histórica, en hora propicia”.

(2) Véase el trabajo “San Martín y Rivadavia, una cordial enemistad”, publicado por la revista Todo es Historia, noviembre de 1967.

Fuente

Diario La Prensa, Buenos Aires, 7 de marzo de 1900.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Uzal, Francisco Hipólito – El fusilado de Caseros, Editorial La Bastilla, Buenos Aires (1974)