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viernes, 25 de febrero de 2022

Rusia en Ucrania: El Holodomor

La criminal obsesión rusa con Ucrania: gente que comía ratas, perros y hasta a sus hijos en la brutal hambruna de Stalin

En 1932 y 1933, Stalin desató una tremenda hambruna que mató a cinco millones de personas. Así como los judíos tienen su Holocausto, los ucranianos tienen su Holodomor (Holod = hambre, Mor = exterminio). La historia muestra que los rusos siempre tuvieron temor del independentismo ucraniano, porque la región es el granero de Rusia, lo fue de los zares, de la URSS y lo es ahora de Vladimir Putin



Por Alberto Amato  || Infobae


El cuerpo de una mujer joven cerca de Poltava durante la hambruna de Holodomor en Ucrania, antigua Unión Soviética (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Dos palabras que encierran un drama: Ucrania significa “frontera” en ruso y en polaco; Holodomor, menos conocida, designa el genocidio desatado en los años 30 del pasado siglo por José Stalin, que condenó a la muerte por hambre a más de cinco millones de personas, una masacre que el comunismo siempre calló. Holodomor es la unión de dos palabras ucranianas: hólod (hambre) y mor (exterminio).

El hambre que Stalin desató sobre Ucrania fue tan enorme, que un solo testimonio resume aquel drama: “Los niños morían de hambre. Y los padres, muy próximos también a la muerte por inanición, cocinaban los cadáveres de sus hijos y se los comían. La debilidad los sumía en un profundo embotamiento. Luego, cuando se daban cuenta de lo que habían hecho, enloquecían”. Esto contó una reclusa polaca, prisionera de los soviéticos, según le contaron los sobrevivientes del Holodomor. Es uno más de los testimonios recogidos por la escritora y periodista americana Anne Applebaum en su libro Hambruna roja, esencial para entender, o intentar entender, aquel desastre.



El hambre que Stalin desató sobre Ucrania fue tan enorme, que un solo testimonio resume aquel drama: “Los niños morían de hambre. Y los padres, muy próximos también a la muerte por inanición, cocinaban los cadáveres de sus hijos y se los comían. La debilidad los sumía en un profundo embotamiento. Luego, cuando se daban cuenta de lo que habían hecho, enloquecían”

Ucrania siempre fue el granero de Rusia. Esa fue su fortuna. Y su desgracia. Y hoy vuelve a verse cercada, por las armas como hace noventa años, por un remedo del estalinismo encarnado por Vladimir Putin. No es la cosecha la razón de la intromisión rusa en Ucrania. O lo es, pero en menor medida que hace casi un siglo; tampoco es, o no lo es de manera determinante, el poderío militar; Ucrania era dueña hasta 2014 de la península de Crimea, con su importante puerto de Sebastopol, cuna y sede de la flota de guerra rusa. Ese año, Putin la integró al territorio ruso. Es el deseo de independencia de Ucrania el que alborota los sentidos rusos y mueve a sus ejércitos hacia ese territorio en conflicto histórico, para sofocar cualquier intento de soberanía política ucraniana, en especial si busca vincular su destino con Occidente.

Los Kolkhoz, fueron establecidos por Lenin apenas después del triunfo de la Revolución rusa de 1917. Los campesinos más prósperos no querían renunciar a sus tierras y unirse a las granjas colectivas y esa negativa fue juzgada como sabotaje por el Kremlin, se expropiaron tierras y unos 125 mil kulaks fueron enviados a los campos, gulags, siberianos (Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images)

Remontarse al origen del drama es viajar al siglo XIV, cuando ya existía un idioma ucraniano, de raíces eslavas, vinculado al polaco y al ruso: vinculado, pero diferente. Los ucranianos tenían su propia comida, sus tradiciones, sus costumbres, sus héroes, sus villanos y sus leyendas. Su identidad se fortaleció durante los siglos XVIII y XIX, pero siempre formó parte, a manera de colonia, de otros imperios europeos. Rusos y polacos buscaron siempre negar la existencia de una nación ucraniana, en especial la Rusia de los zares, que atacó y dinamitó el uso del idioma y la educación ucraniana. Cuando la Revolución Rusa de 1917, Ucrania aprovechó aquellos vientos y declaró la República Popular Ucraniana. Reverdeció el uso del idioma, que se convirtió en un símbolo de libertad económica y política, y tuvo un especial empuje el descubrimiento de carbón y el desarrollo de cierta industria pesada en la región del Donbás, que es la que Putin acaba de declarar independiente y es escenario de una guerra todavía larvada.

Con esas ansias terminó Lenin, que en enero de 1918 ordenó un ataque militar, como ahora Putin, y estableció un régimen anti ucraniano en Kiev. Según los dictados de Carlos Marx, seguidos por Lenin y Stalin, los campesinos eran despreciados en la nueva URSS, que ponía sus esperanzas en el nuevo proletariado industrial del que los bolcheviques se decían “la vanguardia”. Stalin decidió industrializar a la URSS como una de las bases del desarrollo de la URSS. ¿Quién iba a financiar el enorme costo de esa inversión? El cereal. El cereal ucraniano.

El suelo de Ucrania, el que no está muerto como el de Chernóbil, es un milagro. Permitía entonces dos cosechas anuales. El “trigo de invierno” se siembra en otoño y se cosecha en julio y agosto, pleno verano; el cereal de primavera se siembra en abril y mayo y se cosecha en octubre y noviembre. Stalin diseñó un plan ambicioso para que la URSS tuviese una moneda fuerte: explotar la riqueza agrícola. En 1929 puso en marcha su primer plan quinquenal, como respuesta a la crisis financiera mundial, un plan que ocultaba una idea disparatada: convertir al campesinado de la URSS en un nuevo proletariado. El plan incluía la “colectivización” de la producción agrícola: el Estado era dueño de todo.

Un caballo muerto durante el Holodomor en Ucrania. La gente comía ratas, hormigas, animales muertos y basura (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Una gran desconfianza mutua envenenaba a los campesinos ucranianos y a los funcionarios soviéticos. Stalin, que buscaba pagar la modernización industrial con las exportaciones de trigo y temía además una intentona independentista como la de 1917, no sabía cuánto grano acumulaba Ucrania y sospechaba que los campesinos escondían buena parte de ella. Sospechaba bien. Los campesinos, que habían sido siervos del zar, no querían ser ahora siervos del nuevo régimen comunista.

Los soviéticos entonces desataron una campaña contra los kulaks, los campesinos más prósperos, que no querían renunciar a sus tierras y unirse a las granjas colectivas. Esa negativa fue juzgada como sabotaje por el Kremlin, se expropiaron tierras y unos ciento veinticinco mil kulaks fueron enviados a los campos, gulags, siberianos. En 1931, el cuarenta y dos por ciento de la excelente cosecha ucraniana fue a parar a manos del Estado. Al año siguiente, 1932, la cosecha fue un desastre, en buena medida porque los campesinos se negaron a sembrar: ¿para qué, si todo se lo llevaba el Estado? Sembraron lo elemental para su manutención, y escondieron el grano. “A fines de 1932, las estaciones de tren de Ucrania ya estaban abarrotadas de gente raquítica que mendigaba”, reveló Applebaum.

Todo fue a peor cuando el Kremlin sancionó la “Ley de las tres espigas”, que sancionaba con diez años de trabajos forzados a quien robara cualquier propiedad estatal. Y la comida era del Estado soviético. Tropas del Ejército Rojo y activistas del Partico Comunista viajaron a Ucrania para requisar los alimentos que el campesinado atesoraba para sobrevivir. La requisa fue enorme, Ucrania quedó vacía y aislada: Stalin creó un cordón alrededor de muchos pueblos, rodeados por la policía que vigilaba desde altas torres, para evitar que alguien pudiese escapar.


Un niño junto al cuerpo de su padre después de que el hombre recibió un disparo por acercarse a un área prohibida de una granja mientras recogía granos durante la hambruna (Daily Express/ Archivo Hulton/imágenes falsas)

La gente empezó a comer todo lo que estaba vivo. Y luego, lo que pudiera ser comido. Revela Applebaum en Hambruna roja: “La gente comía cualquier cosa para no morir. Comían alimentos podridos o sobras de comida que las brigadas hubiesen pasado por alto. Comían caballos, perros, gatos, ratas, hormigas, tortugas. Hervían ranas y sapos. Comían ardillas. Cocinaban erizos en hogueras y freían huevos de pájaros. Comían la corteza de los robles, musgo, bellotas. Comían hojas y dientes de león, caléndulas y un tipo de espinaca silvestre. Mataban cuervos, palomas y gorriones. Nadía Lutsíshina recordaba que las ranas no duraron muchos: las cazaron a todas (…). Ser propietario de una vaca separaba a la vida de la muerte. ¿Qué podían comer las vacas? La paja de los techos de las cabañas campesinas”.

Entre el 15 de diciembre de 1932 y el 2 de febrero de 1933, noventa y cinco mil campesinos habían dejado sus hogares para no morir de hambre. La versión oficial decía, con enorme hipocresía, que el éxodo se debía a que “no han conseguido satisfacer sus obligaciones en materia de acopio de cereal”, es decir, que no habían cumplido con la cuota de cereal que debían entregar a Stalin y temían la represión. Sólo un organismo admitió, en lenguaje alambicado, que la huida era porque “se ven afectados por problemas relacionados con el abastecimiento de alimentos”.

Dos niños con un saco de papas que encontraron durante la hambruna en Ucrania. La comida había sido escondida por una anciana, que fue asaltada por la GPU (policía secreta) y deportada a Siberia para el acaparamiento de alimentos. Los agentes de la GPU habían pasado por alto la comida encontrada por los chicos (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

La hambruna fue bestial. Una chica de diez años, cita Applebaum en su libro, escribió una carta a su tío que vivía en Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania: “¡Querido tío! No tenemos pan ni nada para comer. Mis padres están exhaustos por el hambre, se han tumbado y ya no se levantan. A mi madre, el hambre la ha dejado ciega y no puede ver. La he sacado a la calle. Tengo muchas ganas de comer pan, Tío, llévame a Járkov contigo porque voy a morir de hambre. Lévame contigo, soy pequeña y quiero vivir, y aquí me moriré, porque todo el mundo se muere (…)”.

Los ucranianos empezaron a morir en las calles. Por hambre. Con las proteínas devoradas por el propio cuerpo que busca alimentarse y canibaliza los tejidos y los músculos. Al final, la piel se hace más fina, los ojos se dilatan, las piernas y el estómago se hinchan porque el cuerpo retiene agua a como dé lugar. El más mínimo esfuerzo causa agotamiento. Estallas las enfermedades que llevan a la muerte: neumonía, tifus, difteria, escorbuto.

Un párrafo de Hambruna roja revela: “La hermana de Volodímir Slípchenko trabajaba en una escuela en la que vio morir de hambre a chicos durante las clases. Un chico está sentado en su pupitre, se desmaya, o cae, o mientras jugaba fuera, en el patio. Muchas personas fallecieron mientras intentaban huir a pie. Otro superviviente recordaba que los caminos que llevaban al Donbás estaban cubiertos de cadáveres. Había aldeanos muertos en las carreteras, en las cunetas y en los caminos. Había más cadáveres que personas para moverlos (...)”.

Dos campesinas recolectando granos caídos en una granja colectiva cerca de Belgorod, durante la hambruna (Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Padres que salvaron sus vidas a costa de las de sus hijos, se comían sus raciones de pan y los dejaban morir: aquel chico que buscaba algo de granos en las huellas que dejaban los carros y camiones de las brigadas de recolección, al que le avisan que su padre ha muerto y responde: “Que se vaya al infierno. Yo quiero comer”; las calles llenas de cadáveres, como si se tratara de gente muy cansada que echa un sueño al aire libre; campesinos fusilados por haber intentado robar un pedazo de pan: todo está documentado en fotografías espeluznantes que el poder soviético ocultó durante años. El eslogan oficial, de nuevo la hipocresía de los “relatos”, decía: “Los rusos tienen hambre, sí. Pero nadie se muere”.

No era verdad: cinco millones de víctimas gritan todavía lo contrario aún hoy, cuando la sombra del pasado vuelve a oscurecer el cielo de Ucrania.


martes, 24 de marzo de 2020

Alimentación: La papa ayuda a los europeos a conquistar el Mundo

El dominio global de los blancos es gracias a la papa


Por Gwynn Guilford || Quartz





En su obra maestra económica La riqueza de las naciones, el gran economista escocés Adam Smith se revela como un gran admirador de la gente pobre irlandesa. O, más específicamente, su comida preferida, las papas.

"Se dice que los presidentes, los porteros y los pescadores de carbón en Londres, y esas desafortunadas mujeres que viven de la prostitución, los hombres más fuertes y las mujeres más hermosas, tal vez en los dominios británicos, son, en su mayoría, de los más bajos rango de personas en Irlanda, que generalmente se alimentan con esta raíz ", escribió Smith. "Ningún alimento puede permitirse una prueba más decisiva de su calidad nutritiva, o de que sea particularmente adecuado para la salud de la constitución humana".

Smith había alcanzado una conexión poco reconocida hoy en día: que la mejora de la productividad laboral, el aumento de la población y la emigración se debieron a la papa.

Este fenómeno no se limitó a Irlanda. A medida que The Wealth of Nations salió a la prensa, en toda Europa, la papa estaba volcando el profundo declive demográfico y social del continente. Durante los siguientes dos siglos, esa inversión se convirtió en un renacimiento. Como argumenta el fallecido historiador William H. McNeill, el aumento de la población europea que la papa hizo posible "permitió a un puñado de naciones europeas afirmar la dominación sobre la mayor parte del mundo entre 1750 y 1950".

Europa en declive

En retrospectiva, el surgimiento de Europa, y, más ampliamente, de Occidente, parece inevitable. No lo fue. De hecho, una mirada a la Europa de 1600 hace que esta ascensión parezca francamente dudosa.

Durante su apogeo de la civilización entre los siglos IX y XIV, la población de Europa se duplicó. Pero para el año 1300, el continente tenía más personas de las que su tierra y tierra podían alimentar, un estado empeorado por la llegada de la Peste Negra. Aunque su población comenzó a recuperarse muy ligeramente en el siglo XVI, el continente aún dependía de granos que se habían desarrollado poco desde la era neolítica y que, por lo tanto, eran propensos al fracaso. La hambruna era frecuente y desenfrenada. La escasa tierra provocó guerras que mataron de hambre a más personas. Los campesinos a veces mataban a sus bebés en lugar de luchar para alimentarlos.

En resumen, para el siglo XVII, el continente ya estaba sumido en un profundo declive demográfico. "Europa no podía, con la agricultura que poseía, alimentar a sus clases bajas y también apoyar los esquemas de alto vuelo de sus clases altas", escribe el eminente historiador Alfred Crosby en Germs, Seeds and Animals. El precedente sugiere que esto debería haber significado la perdición a largo plazo para la civilización europea.

Luego, bajando de los Andes, cruzando el Atlántico en galeones españoles, llegó a tierra la papa.

De la droga del amor a la cosecha milagrosa

La historia del tubérculo comienza hace más de 4.000 años en los Andes, cuando los lugareños en las llanuras de las montañas más altas domesticaron las papas silvestres, seleccionando los rasgos que les permitieron sobrevivir a las heladas nocturnas que mataron a otras plantas. Comenzando alrededor del año 100 EC, el pionero de los congeladores subterráneos, un sistema de impuestos basado en la papa y la esclavitud de los campesinos impulsaron el surgimiento del imperio inca, escribe McNeill.

Esa civilización terminó cuando los españoles invadieron a mediados de los años 1500; el sistema de coerción basado en la papa no lo hizo. En cambio, los conquistadores usaron el excedente de papa para alimentar a los esclavos que extraían plata. El exceso de plata resultante financió un siglo de imperialismo español.

Cuando regresaron a Europa, las papas no eran fáciles de vender al principio. A diferencia de la otra cosecha importante del Nuevo Mundo, el maíz, su atractivo no fue inmediatamente obvio. Al principio, la clase alta europea aclamaba las papas como afrodisíacos. (Esto explica por qué el bufón perpetuamente córneo de Shakespeare grita Falstaff, "¡Deja que el cielo llueva papas!")

Sin embargo, los campesinos arrasados ​​por la hambruna se apresuraron a encontrar las verdaderas virtudes del tubérculo. Como Smith señaló correctamente, las papas eran una fuente de energía mucho mejor que los alimentos básicos existentes en Europa, produciendo entre dos y cuatro veces más calorías por acre. Eran mucho más baratos que el pan. A diferencia de los granos, las papas provenían de la tierra preparadas para el plato, ahorrando mano de obra. Se necesitaban pocas tierras y prácticamente ningún capital para cultivarlas.

Las papas también eran mucho más nutritivas. Un solo acre plantado con papas y la leche de una vaca podría alimentar a toda una familia, proporcionando todas las vitaminas y micronutrientes necesarios para una dieta saludable. Son lo suficientemente ricos en vitamina C que ayudaron a acabar con el escorbuto desenfrenado en todo el continente.

La habilidad botánica de los agricultores andinos milenios antes demostró ser valiosa en el norte de Europa, ya que las papas prosperaron en climas más fríos de lo que los granos básicos podían tolerar. Dado que las papas se podían cultivar en grandes extensiones de parcelas de granos que se dejaban en barbecho cada año, una forma de control de malezas, la producción de papa complementaba la producción de granos. Las papas adicionales podrían usarse como forraje para los cerdos y otro ganado, que ponen la carne rica en proteínas al alcance de los campesinos que anteriormente podían pagar poco o nada. Eso también significó más estiércol y una mayor disponibilidad de ganado para la agricultura, lo que aumentó aún más la producción agrícola.

Guerra y papas

Probablemente no sea una coincidencia que el hombre que dijo una vez "un ejército viaja sobre su estómago" fue el primer refuerzo de jefe de Estado de Europa. Tan eficaz fue el cultivo que Federico el Grande de Prusia ordenó a su gobierno que distribuyera semillas de papa gratis e instrucciones para plantar en todo su reino. Eso resultó inteligente: los campesinos prusianos sobrevivieron a las invasiones francesas, austriacas y rusas en números sin precedentes.

Esos invasores pronto se dieron cuenta, alentando a sus propios plebeyos a cultivar. Con este fin, María Antonieta lució una vez un tocado de flor de papa en una pelota de la cancha para exaltar las virtudes del tubérculo, según cuenta McNeill.

La cosecha ciertamente facilitó el personal y alimentó vastos ejércitos. Por ejemplo, a fines de la década de 1770, las papas alimentaron a ambos bandos en la Guerra de Sucesión Bávara, que terminó cuando Bohemia se quedó sin papas.

Sin embargo, la Guerra de la Papa, como a veces se la conoce, no refleja la promoción más amplia de la paz de la papa. La propagación de la papa causó una fuerte caída en la incidencia de conflictos, según publicaron tres economistas: Murat Iyigun de la Universidad de Colorado, Nathan Nunn de Harvard y Nancy Qian en la Kellogg School of Management de Northwestern en un nuevo documento de trabajo (se requiere registro) por la Oficina Nacional de Investigación Económica.

Eso pudo haber sido porque la gente peleaba principalmente por la tierra, y el valor principal de la tierra provenía de la agricultura. Argumentan que el aumento de la productividad habría reducido de manera efectiva el valor de la tierra, reduciendo los incentivos para derramar sangre. Si la mayor productividad aumentara los salarios reales para los campesinos, como era de esperar, el costo de oportunidad de los disturbios aumentaría, como también lo haría para los gobernantes que gravaban los ingresos de la mano de obra.

Las guerras todavía estallaron, por supuesto. Pero la propagación de la papa limitó dramáticamente las consecuencias destructivas del conflicto, argumenta McNeill. Los costos y la dificultad de transportar las raciones de los soldados significaban que los ejércitos simplemente robaban comida a los campesinos dondequiera que estuvieran operando, razón por la cual las largas campañas militares generalmente van acompañadas de una hambruna campesina en masa. Las papas cambiaron eso. Los campesinos que huyen podrían abrigarlos mucho más fácilmente que el grano. Y los soldados que buscaban comida generalmente preferían asaltar suministros por encima del suelo que desenterrar papas.

Por supuesto, la dependencia de muchos de los pobres de Europa de la papa también creó nuevas vulnerabilidades, más notoriamente, por la plaga de la papa que mató a un millón de personas y envió a un millón más de emigrantes de Irlanda a fines de la década de 1840, muchos de ellos a los EE. UU.

Esquivando una crisis demográfica

Como argumenta Crosby, la papa ayudó a evitar la crisis demográfica que parecía tan segura en el siglo XVII, de la que habría tomado generaciones recuperarse. En cambio, la papa ayudó a preparar la economía con la riqueza y la mano de obra necesaria para impulsar la Revolución Industrial.

A menudo se supone que el ascenso de Europa fue el resultado de la Revolución Industrial y, en menor medida, del salto en la agricultura científica conocida como la Revolución Agrícola. Sin embargo, el sorprendente resurgimiento de Europa es anterior a ambos, y la papa tiene mucho que ver con eso.

Con el suministro de alimentos de Europa repentinamente más abundante, nutritivo y seguro, los campesinos vivieron más y tuvieron familias más grandes. La población saltó de 126 millones en 1750 a 300 millones en 1900 (y eso sin contar la emigración masiva). Cuando la población creció más de la cantidad necesaria para trabajar en los campos, esta vez los campesinos no murieron de hambre masiva. Simplemente se mudaron a las ciudades. La papa representa alrededor de una cuarta parte del crecimiento de la población y hasta un tercio del aumento de la urbanización entre 1700 y 1900, según un documento anterior (pdf) de Qian y Nunn.

Es gracias a estas tendencias, argumenta McNeill, que la transformación industrial del norte de Europa se desarrolló tan rápidamente como lo hizo. "Es cierto que sin papas, Alemania no podría haberse convertido en la principal potencia industrial y militar de Europa después de 1848, y no menos seguro de que Rusia no podría haber asomado tan amenazadoramente en la frontera oriental de Alemania después de 1891".

La creciente población también contó con personal militar imperial que obligó a pueblos distantes a comprar bienes europeos y producir materias primas para sus industrias. Sin embargo, la exportación que más cambió el mundo en el continente fue la gente.

El tsunami caucásico y la búsqueda de excedentes


El auge de la población alimentada por la papa en Europa devastó el planeta de otras maneras duraderas. Entre 1820 y 1930, unos 50 millones de europeos, aproximadamente igual a una quinta parte de su población a partir de 1820, emigraron a los países del Nuevo Mundo. El "tsunami del Cáucaso" que dejó Europa entre la década de 1840 y la Primera Guerra Mundial fue "la ola más grande de la humanidad que jamás haya cruzado los océanos y probablemente la mayor que jamás haya cruzado los océanos", escribe Crosby en Imperialismo Ecológico.

Población proporcional creciente de Europa respecto a la población global

Gráfico de TheAtlas.com

Estos civiles fueron las tropas de choque del nuevo régimen global, y en gran medida permanente. Gracias a las explosiones de concatenación de la población debidas en gran parte a la papa, los blancos ganaron 30 millones de kilómetros cuadrados de tierra, la mayoría de los cuales aún controlan. El área del mundo colonizada por los europeos era de alrededor del 22% en 1750; dos siglos después, se situó en el 36%.

En una inversión del milagro de la papa que ayudó a hacer posible su migración, los inmigrantes europeos prosperaron cultivando granos del Viejo Mundo en su nuevo terreno. La gran cantidad resultante aumentó las tasas de natalidad entre las más altas de la historia registrada. A través del comercio y el imperialismo, esos excedentes alimentaron y alimentaron la Revolución Industrial de Europa y, eventualmente, la revolución industrial en los Estados Unidos que llevó a los Estados Unidos a tomar el manto del dominio global occidental.

Un vez uno de los cultivos principales, la producción de papas se ha estancado

Gráfico de TheAtlas.com

Esto ayuda a explicar por qué la papa ya no es el cultivo más grande del mundo; de hecho, no lo ha sido desde 1965. Pero su legado perdura. Los excedentes del tsunami del Cáucaso que una vez alimentaron la industrialización de Europa ahora alimentan al mundo.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Cuba a 60 años del comunismo: Sumidero de criminales e inútiles

Cuba cumplió 60 años de la revolución comunista con una tasa de pobreza de 90%

A 6 décadas de la revolución comunista, Cuba tiene hoy una tasa de pobreza de 90%, un sueldo mínimo de US$9 y una economía similar a la de Corea del Norte

Fidel Castro llegó al poder de Cuba el 1 de enero de 1959 y lo mantuvo por casi cinco décadas, hasta que una enfermedad lo alejó del gobierno.

Daniel Macera || El Comercio



El problema de Fidel Castro para admitir que desde un inicio lideraba una revolución comunista era que “el pueblo de Cuba no estaba listo para entender estos principios”, confesó él mismo en 1961, dos años después de su golpe de estado. Así que decidió ocultar su real motivación y envió el país hacia una realidad económica y política comparable hoy únicamente con Corea del Norte y Venezuela.

La ironía del modelo económico cubano, que este 2019 cumplió 60 años, reside en el hecho de que a pesar de funcionar bajo lineamientos (según el gobierno local) socialistas y de autosuficiencia, ha dependido casi exclusivamente –desde 1959- de lo que otros gobiernos, capitalistas varios, pudieran brindarle.

De acuerdo al economista nacido en Cuba Carmelo Mesa Lago, Cuba ha recibido más ayuda de la Unión Soviética y otros países que ningún otro país en América Latina: US$65.000 millones en 30 años.

Después de su victoria en la revolución cubana contra la dictadura de Fulgencio Batista (1959), Castro inició un proceso para eliminar la clase media y alta de la sociedad, principalmente a través de dos reformas agrarias. La segunda, más radical que la primera, incluyó la nacionalización de empresas estadounidenses y la erradicación de la propiedad privada sobre los medios de producción.

“Prometió que tras 20 años, Cuba iba a tener un PBI superior al de EE.UU., íbamos a ser la Suiza de América. En los años 70 fracasaron todos los experimentos estatales y la Unión Soviética comenzó a subvencionarnos”, explica Carlos Oliva, economista y miembro de la dirección de la organización Unión Patriótica de Cuba.

Como economía dependiente, lo que sucedió en realidad fue que, una vez disuelta la Unión Soviética (1991), Cuba ingresa en la mayor crisis económica de su historia, lo que los cubanos llaman “periodo especial”. En solo tres años, el PBI retrocede 35%, según Mesa Lago, por lo que el gobierno recurre a abrir tímidamente su economía, despenaliza el uso del dólar y, gracias a esto, ingresa capital extranjero.

Empieza a crecer, por este periodo, la figura del ‘trabajador por cuenta propia’, un eufemismo estatal para no reconocer a la persona como propietario de un negocio donde, por ejemplo, el dueño de un restaurante no es catalogado como tal, sino como un ‘vendedor-elaborador de alimentos’, cuenta Oliva.

No obstante, con la llegada de Hugo Chávez a Venezuela (1998), Cuba retrocede en el otorgamiento de permisos a trabajadores por cuenta propia (ya que nuevamente empiezan a confiar que el Gobierno podrá resolver los problemas económicos) y aumenta los impuestos y fiscalizaciones para ellos.

“A los pequeños productores que se beneficiaron con las reformas agrarias tampoco se les da plena libertad: el Estado les dice qué producir, a qué precio y no pueden ni siquiera matar una vaca de propiedad. Dan hasta 25 años de prisión”, explica María Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba.

A la fecha de redacción de este informe, Cuba mantiene una deuda externa con Rusia de US$32,1 mil mlls., con el Club de París (19 países) de US$11,1 mil mlls., con China de US$6 mil mlls, entre otros.

Gran parte de estos montos, algunos provenientes desde la década de los 80, han sido condonados [ver infografía], por lo que la cifra oficial, al 2015, rondaría los US$15.800 millones. Irónicamente, entre 180 países supera únicamente en el índice de Libertad Económica de The Heritage Foundation a Corea del Norte y Venezuela.(Infografía: El Comercio)

“Se puede hacer una analogía entre lo que sucede en Cuba y lo que sucedía en la Europa de la Inquisición: toda persona que disiente del socialismo que establece el gobierno es reprimido, le allanan la vivienda, entra otras cosas”, analiza Oliva.

El recuerdo de 1959


Las estadísticas en Cuba son difíciles –y en algunos casos imposibles- de calcular. A partir de estudios de Mesa Lago y Maddison, la Cuba de Batista aparecía en los primeros puestos de la región en ámbitos como el control de la inflación, estabilidad fiscal, tasa de alfabetización, esperanza de vida, y su PBI per cápita se movía en los niveles del español y era tres veces el de China.

Hoy el sueldo mínimo cubano se reduce a US$9, mientras que el promedio es de US$30. El PBI per cápita pasa a ser la mitad del de China y la tasa de pobreza, estima Werlau, alcanza al menos al 90% de la población.

Asimismo, de acuerdo a cifras de Archivo Cuba, antes de la revolución, Cuba era autosuficiente en alimentos y era el mayor exportador de azúcar del mundo. Hoy importa el 80% de su comida, incluido el azúcar.

“La Venezuela de hoy es la Cuba desde hace décadas”, sentencia Werlau.

La apuesta por lo mismo

Sesenta años después de la revolución, la isla de Fidel se encuentra cerca del debate de una nueva Constitución. La expectativa, explica Oliva, siempre es la apertura económica y la apuesta por eliminar el comunismo.

“El país no volverá jamás al capitalismo”, indica el texto de la nueva Carta Magna, dándole la contra a Oliva.

“El Partido Comunista Cubano orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”, se lee, condenando al país a, probablemente, otros 60 años de involución.

viernes, 26 de abril de 2019

Frente del Lejano Oriente: Las desastrosas tropas del Kuomintang

¿Por qué los Ejércitos del Kuomintang fueron tan ineficaces durante la Guerra del Pacífico ...?

Weapons and Warfare





El régimen de Kuomintang de Chiang estuvo lejos de ser bonito, pero las críticas en su contra casi siempre carecían de contexto. Si bien es difícil discutir los hechos de la corrupción de Chiang y su corte, la prensa estadounidense y, de hecho, el gobierno estadounidense no lograron comprender los problemas principales; uno de ellos fue el papel real de los comunistas en la lucha por la supervivencia de China. Mao no solo no tenía la intención real de trabajar con el Kuomintang, sino que estaba trabajando con los japoneses y aumentando su propio territorio con el objetivo de subyugar a China. El análisis de Chiang fue correcto.

Durante la guerra, el Partido Comunista de China (PCCh) aumentó enormemente sus recursos militares, contribuyó poco al esfuerzo de guerra e hizo todo lo posible para sabotear la capacidad militar de Chiang. La prioridad de Mao fue siempre conservar sus recursos y utilizar la guerra con Japón como un medio para lograr el dominio sobre el Kuomintang, la estrategia por la cual Stilwell y muchos otros acusaron a Chiang Kai-shek. Mientras tanto, Mao y Zhou Enlai jugaron un juego magistral con la prensa occidental, los intelectuales visitantes, el Departamento de Estado de los EE. UU. Y los emisarios de rango enviados por Roosevelt y, por supuesto, Stilwell. Todos estos partidos no pudieron ver más allá de las simples comparaciones entre la capital improvisada y caótica de Chiang, fuertemente bombardeada, corrompida y caótica, cuya población se multiplicó por diez durante la guerra, y la calma aparentemente disciplinada del escondite montañoso de Mao en Yanan. Sobre todo, Mao convenció a los distritos electorales clave en el oeste de la buena voluntad del PCCh y su valor como aliado.

Probablemente incluso de mayor importancia en la ruptura de las relaciones entre Chiang y Stilwell fueron sus diferencias en las prioridades estratégicas que rara vez se observan. La queja constante de Chiang fue que Stilwell, que tenía el control completo de los recursos de Lend-Lease, carecía de una visión estratégica amplia y colocaba la importancia de la recuperación del norte de Birmania por encima de la importancia de frenar a los japoneses del este de China.

Al igual que MacArthur y Filipinas, Stilwell pareció poner su interés personal en vengarse por la derrota en Birmania en 1942 por encima de las prioridades estratégicas más importantes. Su defensa del edificio de Ledo Road, un uso inmensamente despilfarrador de recursos, fue otro error estratégico. En el lado positivo, Stilwell probablemente tenía razón en su opinión de que el exceso de confianza en la campaña de bombardeos B-29 contra Japón desde el sur de China fue un error; su absorción de la capacidad de los Humps por la necesidad de volar combustible de aviación sobre el Himalaya obstruyó gravemente la capacidad de Estados Unidos de equipar a un Ejército Kuomintang mal armado. Sin embargo, fue una marca del ineficaz toque político de Stilwell el hecho de que no logró influir en Chiang o Washington contra la excesiva dependencia del poder aéreo que absorbió gran parte de la capacidad logística del Hump; fue un argumento en el que el General Chennault de la Decimocuarta Fuerza Aérea, el último forastero de Washington, superó a Stilwell, a pesar de la estrecha relación de este último con el General Marshall. En retrospectiva, Marshall también parece haber fallado. Cuando quedó claro que Hump estaba demostrando una ruta de suministro efectiva, la importancia de Ledo Road debería haberse degradado. Además, la estrategia militar de los EE. UU. Debería haber reducido la asignación de suministros de Hump para las operaciones aéreas sobre extendidas de Chennault. Lo más importante es que se debería haber ordenado a Stilwell que centrara su atención en el equipamiento y entrenamiento de los ejércitos del Kuomintang en el frente oriental de China.

Las treinta divisiones de la Y-Force de Stilwell en la frontera norte de Birmania absorbieron a la gran mayoría de los recursos militares "no petroleros" que lograron superar el Hump. El problema de la corrupción y el robo por parte de la familia Soong y otros, de los recursos de Lend-Lease, por los cuales la falta de control de los Estados Unidos fue probablemente tan culpable como la incapacidad de Chiang para controlar a la familia de su esposa, ha tendido a ocultar el hecho de que era Stilwell. Quien tenía el control final de estos recursos. A pesar de los alegatos de Chiang y Chennault, Stilwell ignoró deliberadamente el suministro y los requisitos logísticos de las sesenta divisiones que Chiang necesitaba para combatir contra los más de un millón de soldados que Japón había estacionado en China.




El veneno de Stilwell distorsionó la percepción del gobierno de Roosevelt de los problemas reales que estaban en juego en China. Esto condujo al éxito que, durante la Segunda Guerra Mundial, Chiang estaba acumulando recursos para luchar contra los comunistas sin hacer nada para combatir a los japoneses. El 26 de septiembre de 1943, Stilwell había opinado a Marshall: "Él [Chiang] cree que la guerra en el Pacífico está a punto de terminar, y que al retrasar las tácticas, puede cargarnos toda la carga". De hecho, todo lo contrario era cierto. Ciertamente, se enfrentó a la realidad de que necesitaba vigilar a los comunistas, pero Chiang, sin embargo, demostró una determinación constante de derrotar a los japoneses en China durante la Guerra del Pacífico. La acusación de no estar dispuesto a luchar contra los japoneses no se asienta directamente con los hechos de la notable resistencia de Chiang y sus ejércitos del Kuomintang durante más de una década de conflicto con Japón, una resistencia militar a Japón que ninguna potencia occidental en la región había igualado. . De hecho, el sucesor de Stilwell, el teniente general Wedemeyer, si es crítico de muchos aspectos de la capacidad militar del Kuomintang, afirmó que las fuerzas del Kuomintang habían mostrado "sorprendente tenacidad y resistencia en la resistencia a Japón". Es interesante especular sobre cómo habría progresado la guerra China sucumbió a la fuerza de armas japonesa al comienzo de la Guerra del Pacífico. Con la liberación de más de un millón de soldados japoneses, el curso del conflicto con Japón podría haber sido completamente diferente. Así las cosas, el veneno anti-Chiang que dejaron Stilwell y el Departamento de Estado de EE. UU. Tuvo un efecto profundo en las relaciones de posguerra de Estados Unidos con China y, de hecho, en el desarrollo de la Guerra Fría en Asia.

Lo que Stilwell y el gobierno de Roosevelt nunca llegaron a comprender fue que las fuerzas del Kuomintang estaban profundamente incapacitadas por sus esfuerzos en los primeros cuatro años de la Segunda Guerra Sino-Japonesa y los seis años de conflicto anteriores. Para 1941, la efectividad militar de Chiang Kai-shek se había reducido por el éxito japonés en el campo de batalla, la expulsión del corazón político y económico de Shanghai y Nanking, el bombardeo general de Chongqing y el exitoso aislamiento de las áreas controladas por el Kuomintang mercados mundiales. La crisis económica fue tal que los hombres no pudieron ser reclutados fácilmente y mucho menos alimentados. El reclutamiento se redujo de un máximo de 1,98 millones de hombres en 1939 a 1,67 millones en 1941. En una guerra en la que las tasas de deserción, a menudo por enfermedad, representaron hasta el 40 por ciento de una unidad de infantería por año, el reclutamiento continuo era esencial. Sin embargo, el reclutamiento en sí mismo creó una espiral de declinación. La captura de jóvenes sanos de la tierra redujo la capacidad de la "China libre" para producir suficiente grano para alimentar a sus ejércitos.

Ray Huang, el conocido historiador de la dinastía Ming, que luchó en el ejército del Kuomintang, recordó que, después de haber completado su entrenamiento con la 14ª División estacionada en la provincia de Yunnan en la frontera con Vietnam, fue enviado con un equipo a Hunan para encontrar 1,500. reclutas: “Los soldados armados del equipo de escolta acompañaron a los ancianos baojia a peinar a través de las aldeas para reunir hombres. La ley de reclutamiento había llegado al fondo del barril de mano de obra. Las compras de sustitutos se abusaron cada vez más y la carga humana se degeneró en calidad ". Debido a la enfermedad y la deserción, solo 500 de los hombres de Hunan llegaron a la 14ª División en el verano de 1941. No es de extrañar que Chiang tuviera dificultades para volar sobre reclutas decentes a X-Force en la India en este momento. Como la mayoría de los estadounidenses que veían a China repleta de mano de obra, Stilwell, en sus artículos publicados, se quejaba, sin que pareciera que nunca reflexionaba sobre los problemas que enfrentaba Chiang. Al llegar a la 14ª División, Ray Huang se sorprendió al descubrir que

Todos los batallones y compañías fueron hasta la mitad de la fuerza. Obviamente, la división en un tiempo había sido profusamente equipada. Había cascos de estilo alemán, máscaras de gas y sábanas de lona. Pero aparecieron de una manera que encontrarías en un mercadillo: una pieza aquí y otra allá ... Dos o tres compartieron una manta. No tenían cepillos de dientes y usaban palos de bambú para papel higiénico. Se lavaron la cara con una toalla común, de modo que si el ojo de un hombre se inflamaba, todo el pelotón se contagió la infección.

Si la condición de las tropas de Chiang era mala en 1941, en 1945 se había deteriorado aún más. Como resultado de la inflación, el salario de un soldado de infantería de cincuenta yuanes por mes podría comprar un par de libras de repollo. El reclutamiento se derrumbó a la mitad de su máximo en el último año de la guerra. Es posible que X-Force haya sido bien provisto y equipado, y Y-Force razonablemente, pero para el resto del ejército de Chiang, en 1944 el suministro de hombres, provisiones y equipo escaseaba desesperadamente. Los arsenales de Kuomintang solo operaban al 55 por ciento de su capacidad. Durante la Operación ICHI-GO, la producción de carbón disminuyó en un 17 por ciento y la producción de arrabio en un 23 por ciento. La industria podría producir solo 510 ametralladoras y 15,300 rifles en 1944. En cuanto a las balas, solo se produjeron 12.8 millones, menos de cinco por soldado.

Incluso con la ayuda de Lend-Lease, las fuerzas del Kuomintang tenían poca capacidad ofensiva porque sus ejércitos ya se habían visto obligados a vivir de la tierra. En 1944 no existía la logística para operaciones ofensivas móviles. En este contexto de falta de alimentos y falta de reclutas, no fue sorprendente que Chiang considerara que la 14a Fuerza Aérea era casi el único medio de ejercer una presión de ataque sobre las fuerzas japonesas en China. Es notable que cuando el 'pequeño Hump' directamente sobre Birmania desde Calcuta, bajo la dirección del mayor general Tunner, comenzó a entregar un tonelaje enormemente aumentado de suministros a las fuerzas del Kuomintang desde fines de 1944, la capacidad ofensiva de los ejércitos de Chiang respondió en consecuencia .

En la primavera de 1945, una fuerza china de 70,000 destruyó un ejército japonés en la provincia oeste de Hunan, causando 11,000 bajas. El comandante de campo, el general Ho Ying-Chin, fue tan optimista que notó: "Los comandantes chinos en el frente todos querían emprender un ataque ofensivo hacia el este para cortar las líneas de comunicación enemigas". Siete días antes del lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima, Wedemeyer escribió entusiastamente al general Marshall en Washington, "ahora esperamos con confianza un avance exitoso hacia la costa". Hasta aquí, la supuesta falta de deseo de acción ofensiva del Kuomintang. Cuando estaban bien provistos de comida y municiones, las fuerzas de Chiang eran claramente no solo capaces, sino también muy dispuestas a realizar acciones ofensivas.

Stilwell debería haber entendido los problemas económicos, de mano de obra, de aprovisionamiento y de equipos que enfrentaba Chiang Kai-shek y debería haber informado a Washington en consecuencia. O bien simplemente no tenía el intelecto y la comprensión para presentar las verdaderas dificultades económicas de Chiang en China, o simplemente estaba ocultando la situación para tratar de poner más poder en sus propias manos. Ambas explicaciones suenan verdaderas. Otros también fueron irresponsables e incompetentes en sus informes, incluidas las diversas misiones enviadas por Roosevelt, los embajadores y los supuestos expertos del Departamento de Estado. Roosevelt permanecería en la oscuridad sobre por qué el Kuomintang no pelearía. No pudo. Como concluye Hans Van De Ven en Guerra y nacionalismo en China 1925–1945 [2003], el trasfondo del colapso económico en 1941 “explica la estrategia nacionalista mejor que las suposiciones fáciles sobre un déficit patriótico, una obsesión con el comunismo o una preferencia cultural atrasada para la defensa ".

Chiang era muy consciente de los desesperados estrechos de la "China libre" y quizás él también debería asumir parte de la culpa por no compartir la situación de su país de manera más efectiva con Washington. El 11 de abril de 1943, Chiang escribió en su diario:

La pobreza de los empleados del gobierno ha llegado a un punto increíble. Incapaces de formar familias, muchos dejan que sus esposas aborten ... ¡Qué miseria! ¡No puedo soportar esto! ¡Cielos! Si los bandidos japoneses no son derrotados pronto, o si la guerra se prolonga por uno o dos años más, entonces China no puede lograrlo, y debo fallar en la misión que Dios me manda realizar.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Roma: Las sequías y la probabilidad de ser asesinado como Emperador

¿Por qué los emperadores romanos morían asesinados?


La posible razón por la que el 20% de los máximos mandatarios de este antiguo imperio fueron liquidados
La Vanguardia



Batalla de la antigua Roma (Nastasic / Getty Images)



La antigua Roma era un lugar peligroso para un emperador. Y es que durante los más de 500 años que duró, cerca de un 20% de sus 82 máximos mandatarios fueron asesinados mientras estaban en el poder. Un estudio de la Universidad de Brock en Ontario, Canadá, considera que la falta de lluvias podría estar detrás de muchas de estas muertes.

Según el investigador principal de la investigación, el profesor de Economía Cornelius Christian, en las épocas en las que escaseaban las precipitaciones las tropas del ejército estaban hambrientas, ya que los cultivos de los agricultores locales dependían de la lluvia. “Esto potencialmente les habría llevado al límite de amotinarse”, ha comentado el docente a la revista Live Science, que se ha hecho eco del estudio.

El estudio analizó la cantidad de lluvias primaverales de los últimos 2.500 años

El motín de los militares, a su vez, habría repercutido en el apoyo al emperador, lo que lo habría hecho más propenso a ser aniquilado. Para llegar a esta conclusión, Christian se fijó en los datos climáticos de un estudio publicado por la revista Science en 2011. Una investigación que analizaba los anillos de árboles fosilizados de un área comprendida entre Francia y Alemania, donde un día las tropas romanas permanecieron estacionadas.

Esto les permitió calcular cuánto había llovido (en milímetros) cada primavera durante los últimos 2.500 años en ese lugar. Luego, cruzó los datos obtenidos con los motines militares y asesinatos de emperadores de la antigua Roma. “Era realmente solo una cuestión de unir estas diferentes piezas de información”, ha explicado el investigador.

De este modo conectó los números a través de una fórmula y llegó a la siguiente conclusión: “Una menor cantidad de lluvia significa que hay más probabilidades de que se produzcan asesinatos, porque la menor cantidad de lluvia significa que hay menos comida”.

“Una menor cantidad de lluvia significa que hay más probabilidades de que se produzcan asesinatos” Cornelius Christian Investigador principal del estudio

Por ejemplo, el emperador Vitelio fue asesinado en el 69 d.C., un año durante el cual llovió poco en la frontera romana. Aunque fue un emperador “aclamado por sus tropas”, expone Christian, “desafortunadamente, aquel año hubieron bajas precipitaciones, y quedó completamente estupefacto. Sus tropas se sublevaron y finalmente fue asesinado en Roma”.

No obstante, otros muchos factores pudieron conducir al asesinato de los emperadores, como el de Cómodo, que fue liquidado en 192 d.C. porque, en parte, los militares se cansaron de que actuara por encima de la ley, incluidos los gladiadores que le hicieron perder intencionadamente en el Coliseo.

“No estamos tratando de afirmar que la lluvia es la única explicación para todas estas cosas. Es solo una de las muchas variables de forzamiento potencial que pueden causar que esto suceda”, razona el profesor de la universidad canadiense responsable de este estudio, que forma parte del conjunto de investigaciones que analizan cómo el clima afectó a las sociedades antiguas.


El estudio admite que otros factores pudieron llevar también al asesinato de los emperadores

miércoles, 16 de mayo de 2018

Holodomor: El primer genocidio comunista

Holodomor: historia de una extraña y poco conocida palabra que dejó millones de muertos en apenas un año

Sucedió en pleno comunismo por orden de Stalin, ensañado en especial contra el pueblo ucraniano

Por Alfredo Serra
Especial para Infobae


Iósif Stalin impuso el cruel Holodomor que mató entre dos y cuatro millones de ucranianos entre 1932 y 1933.

Holodomor. El nombre sugiere, además de un enigma por descifrar, acaso el de un dios pagano. Y su resonancia lo instala menos en el Bien que en el Mal.

Pero estas palabras son apenas una fantasía…

Avancemos hacia la verdad.

En apenas un año –1932 a 1933–, la bestial dictadura de Iósif Stalin ordenó el Holomodor contra el campesinado que sobrevivía bajo el comunismo como República Socialista Soviética de Ucrania.


Aquí llegamos al verdadero y trágico significado de la palabra: Holodomor o Golodomor quiere decir, aterradoramente: "Matar de hambre".

Exactamente lo que hizo "el padrecito Stalin" contra un número que oscila entre los dos y los cuatro millones de almas. De muertos. De otras tantas o más familias aniquiladas. Y con un dato demoníaco: la mayoría de esos cadáveres arrojados a enormes fosas comunes… eran de niños.



El punto de partida –la condena– fue el proceso de colectivización del campo: el despojamiento de las tierras que aún conservaban algunos dueños desde los tiempos del zarismo.

Cínico, Stalin atribuyó la letal hambruna a una serie de malas cosechas.
Falso. La producción ucraniana de granos llegó en 1933 a un récord de 22 millones de toneladas: más que en 1931, mucho más que en 1932…



Testimonio de Maria Martyniuk, sobreviviente:

"El gobierno dijo que había que entregárselo todo, y comenzaron a humillar a mi padre, que dijo: 'Tengo hijos, tengo una familia'. Pero ellos dijeron que todos iríamos a la granja colectiva, el koljoz, y que allí estaríamos mejor. Le dijeron a mi padre que bajara las campanas de la iglesia, pero él se negó:
–Yo no las subí, y no voy a bajarlas…
Lo golpearon y lo encerraron en una celda. No lo vimos durante dos semanas. Y apenas volvió a casa… ¡murió! Las máquinas que cosechaban el trigo y el centeno dejaban los tallos. Mi madre recogió algunos para cocinar algo, pero una brigada se los quitó, y la golpeó. Ella se acostó en su cama, y nunca más se levantó. Así fue como murió".

¿Sólo los ucranianos fueron víctimas del Holodomor, o la hambruna fue colectiva?



Según varios historiadores, "fue un acto de exterminio intencional de Stalin contra la nacionalidad ucraniana por oscuras razones nunca aclaradas. Es cierto, sí, que la apropiación de las tierras y las cosechas por parte del Estado soviético propició otras hambrunas, pero ninguna tan cruel y criminal como la lanzada contra Ucrania".

La colectivización –el despojo, en verdad– fue decidida por el Comité Central del Partido Comunista en diciembre de 1929: una guerra declarada, abierta y total contra los campesinos… ¡el 82 por ciento de la población del bloque de naciones sometidas por el régimen!



Por cierto, esa política de tabla rasa desató protestas, disturbios y revueltas en todo el territorio: más de tres millones dispuestos a impedir el despojo. Pero el Ejército Rojo se encargó de extinguir esos fuegos, arrestó a miles de intelectuales ucranianos bajo falsos cargos de conspirar contra el Estado, los condenó a las prisiones siberianas, y muchos fueron fusilados…

Testimonio de Luba Kachmarska, sobreviviente:

"Cuando empezaron a expropiar nuestras tierras cubrieron nuestras papas con un polvo blanco. Las más grandes, que mi madre había reservado para nosotros, y también las más pequeñas, que eran para nuestros cerdos. Los hombres empujaron las papas con rastrillos para que se mezclaran con ese polvo blanco, que era veneno. Destrozaron todo y se llevaron las semillas que mi madre había salvado para el próximo año. No sé por qué mi madre hizo esto: antes de que nos robaran cuanto teníamos, cavó un gran agujero cerca de nuestra bodega, y en el otoño escondió allí dieciocho bolsas de papas. Después derribó un árbol para cubrir el agujero. Nadie lo encontró, a pesar de que tantearon el suelo por todas partes tanteándolo con varillas de acero. Sin esas papas, ni la familia de mi madre ni nosotros hubiéramos sobrevivido".

Pero Stalin consideraba insuficientes esos crímenes: esas condenas a morir de hambre. Tanto, que el 11 de agosto de 1932 le escribe una carta a Lázar Kaganóvich (1893–1991), un monstruo llamado "el Lobo del Kremlin", experto en matanzas masivas:

"Ucrania es hoy en día la principal cuestión, estando el Partido, y el propio Estado y sus órganos de la policía política de la república, infestados por agentes nacionalistas y por espías polacos, corriendo el riesgo de perder Ucrania. Una Ucrania que por el contrario es necesario transformar en una fortaleza bolchevique".



Títere siniestro, Kagánovich, organizador de toda forma de represión, tormento y muerte masivas, está considerado el cerebro de más de 40 millones de muertos hasta la agonía y muerte del comunismo.

Pero, last but not least, la masacre por hambre, el Holodomor –unos 25 mil muertos por día– , fue objeto de discusión durante décadas por una nimiedad, una grotesca estupidez universal.



Si bien la condena fue unánime (o casi), quince países admitieron que la hambruna 1932–1933 fue sin lugar a dudas un genocidio contra el pueblo ucraniano. Pero apenas cinco le negaron su carácter de genocidio, reduciendo el Holodomor a sólo "un acto criminal del régimen estalinista"

Esos países son Estados Unidos, la República Checa, Eslovaquia, Chile y la Argentina.

Una extraña manera de calificar un crimen contra la humanidad. De limitar el Mal a los límites de un punto en el mapa.

miércoles, 31 de mayo de 2017

España: Cuando se pidió la cabeza de Serrano Suñer

El día en que un ministro de Franco planteó matar a Serrano Suñer
Una carta secreta del embajador británico hallada en un archivo británico revela la voluntad del titular de Comercio, Demetrio Carceller, de “liquidar” en 1941 al cuñado del dictador

J. A. AUNIÓN - El País



Serrano Suñer jura su cargo de ministro de Exteriores junto a otros compañeros de Gabinete. A la derecha, cabizbajo, está Demetrio Carceller. VIDAL. (EFE)

El Madrid de principios de los años cuarenta era un sitio peligroso. También para los vencedores de la Guerra Civil, que se movían dentro de una complejísima madeja de intereses cruzados en la que nadie podía estar del todo seguro de qué pie cojeaba el vecino. Había generales sobornados por los británicos para asegurar la neutralidad española en la Segunda Guerra Mundial, pactos secretos con la Alemania nazi, complots falangistas o monárquicos para ganar poder e, incluso, para quitar de en medio al dictador... El pulso soterrado entre unos y otros emergía, de cuando en cuando, con picos de tensión que amenazaban con hacer saltar todo por los aires. Uno de ellos se vivió en el verano de 1941, tras la entrada de Rusia en la guerra, cuando la presión alemana para que España hiciera lo mismo del lado del Eje tenía a su mejor aliado, al menos aparentemente, en el ministro de Exteriores y cuñado del dictador, Ramón Serrano Suñer.

Aquel 9 de julio, el embajador británico en Madrid, Samuel Hoare, envió una carta al secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Anthony Eden, para explicarle que no podía ausentarse de España porque aquello era una olla a presión. Y le ponía como ejemplo una “sorprendente conversación” que acababa de tener David Eccles, agregado económico británico en Lisboa de paso por Madrid, con el ministro español de Industria y Comercio, Demetrio Carceller, y el principal asesor de este. “Los dos declararon que Suñer es tan insoportable que debe ser liquidado, y con esa horrible expresión obviamente quieren decir asesinado”. Añadía que Carceller, sin embargo, veía dos objeciones: “La primera, el efecto sobre las tropas alemanas en la frontera [con Francia, permanente amenaza de una invasión nazi de la península] y la segunda, el resentimiento que provocaría un asesinato en la familia de Franco”. En todo caso, añade Hoare en la carta, “esta es en sí misma una sorprendente declaración procediendo de uno de los principales ministros y su segundo”.

Esta carta, que el Gobierno británico desclasificó junto a centenares de papeles de la Segunda Guerra Mundial en 2013, es parte de los documentos digitalizados que se pueden consultar a través de Internet en los Archivos Nacionales Británicos. En este caso, bajo el sugerente título de ‘Planes para liquidar a Suñer’.

El historiador Ángel Viñas ha sido el primer especialista que la ha recogido; lo hizo en su libro Sobornos, publicado en la editorial Crítica el año pasado, en el que hace una minuciosa descripción y analiza las consecuencias de la estrategia británica para mantener a España fuera de la contienda comprando las voluntades de generales franquistas como Nicolás Franco, el hermano del dictador, Kindelán, Orgaz o Aranda. Para Viñas, lo que hace Carceller en esta carta es expresar un mero deseo. “Este fue un episodio más, muy significativo porque demuestra hasta qué punto el cuñadísimo exasperaba a los propios franquistas. Ni que decir tiene que Churchillnunca dio luz verde a la eliminación de Serrano”.

Pero la carta de Hoare, además, hace referencia a un plan concreto, presuntamente urdido por distintos generales, para asesinar a Serrano Suñer, una amenaza a la que ya se había referido, quizá de forma más ambigua, en otras comunicaciones con Londres apenas un mes antes. En este caso, Hoare dice que una fuente, “al menos de la misma importancia”, asegura que el asesinato era inminente y que, para aplacar las iras alemanas, preveían “la firma inmediata de la Triple Alianza con el Eje”.

“De lo que la diplomacia británica se hace eco es únicamente de rumores sobre un golpe dirigido contra Serrano Suñer y su política de alineamiento incondicional respecto del Tercer Reich”, opina Carlos Collado Seidel, profesor de la Universidad de Marburg (Alemania) y experto en la materia. Además, pone precauciones tanto a las palabras del embajador como a las del ministro de Comercio. “Carceller perseguía intenciones determinadas y particulares en todo lo que les decía a los ingleses y Hoare también pretendía rehabilitarse dentro del partido conservador británico”, explica.


Una hambruna gigantesca

La postura de Carceller, empresario, falangista cercano a José Antonio y al propio Serrano (al que acompañó durante su visita al Berlín nazi en 1940), podría parecer realmente pasmosa. Sin embargo, Viñas dibuja un contexto en el que el ministro tenía que llevarse bien con los británicos porque de su bloqueo naval dependía la llegada de suministros a un país que estaba “sufriendo una hambruna como nadie puede imaginarse hoy”. Además, Carceller “hizo durante aquellos años una inmensa fortuna” como responsable de todos los permisos sobre los productos que entraban o salían del país, añade.

“Tal vez el vanidoso e incompetente Hoare estaba sondeando a Eden sobre su parecer en caso de ‘liquidar’ a Serrano. Que los militares desearan su muerte es una cosa; que la planearan, en pleno favor del caudillo, otra muy distinta”, aporta el escritor Ignacio Merino, autor de Serrano Suñer. Valido a su pesar (La Esfera, 2013). Y añade: “Don Ramón hizo algún vago comentario sobre el tema, pero yo no lo tomé en serio y creo que él tampoco, al menos jamás lo consideró un complot auténtico. O no se enteró”.

Sea como fuere, el propio Hoare también se pregunta en la carta de julio de 1941 si el cuñado del caudillo sería consciente de su delicadísima situación. La duda le surge porque solo un día antes Serrano Suñer se había mostrado, “por primera vez” en todos sus encuentros con él, “educado”. “Escuchó mejor que de costumbre mis reiteradas quejas”, añade, e incluso “se disculpó” por no haberle podido recibir una semana antes.

El hecho es que Serrano Suñer no sufrió ningún sospechoso accidente aquel verano, pero sí fue perdiendo poco a poco el favor de Franco hasta ser definitivamente defenestrado un año después, entre fuertes luchas internas de las distintas facciones del régimen. Terminada la Guerra Mundial, el cuñado mantuvo hasta su muerte en 2003 que ni su cercanía a la Alemania nazi fue tanta, ni fue tal su interés por que España entrara a toda costa en la contienda. Sin embargo, Viñas está convencido de que solo fue un intento de “reescribir su historia”. “Franco y Serrano iban a por el Imperio”, zanja el historiador.

martes, 30 de mayo de 2017

Guerra de Biafra: La guerra civil nigeriana



Guerra civil nigeriana 

Fecha 1967-1970 
Lugar Sur de Nigeria 
Resultado Victoria del gobierno federal 
Combatientes:Gobierno Federal de Nigeria, República de Biafra 
Comandantes: 

Yakubu Gowon 
 
Odumegwu Ojukwu 
 

Bajas:1.000.000 de soldados y civiles, Aprox. 2,000,000 civiles 

 

La Guerra Civil de Nigeria, también conocida como Guerra de Biafra (6 de julio de 1967 a 13 de enero de 1970, fue el conflicto político causado por el intento de secesión de las provincias del Sudeste de Nigeria bajo el nombre de República de Biafra. La guerra saltó a los medios por la hambruna en diversas zonas sitiadas, y la consecuente acusación de genocidio procedente en gran medida de los Igbo (Ibo) de estas regiones. Bernard Kouchner y otros doctores franceses que estuvieron en la Biafra sitiada crearon, en 1971, la ONG Médicos Sin Fronteras como resultado de la guerra. 



Golpe militar 
Las sospechas de fraude llevaron, el 15 de Enero de 1966, a un golpe militar de tendencia izquierdista por parte de los oficiales junior del ejército, en su mayoría comandantes y capitanes. Este golpe convirtió al jefe del ejército nigeriano, Johnson Aguiyi-Ironsi en presidente, y en el primer jefe de estado nigeriano de procedencia militar. El golpe benefició en su mayor parte a los Igbos, ya que la mayoría de golpistas eran Igbos o Ironsi. Un Igbo promocionaría a muchos de su misma etnia en el ejército, en detrimento de los oficiales Yoruba y Hausa. El 29 de Julio de 1966, los norteños realizaron un contra-golpe, dirigido por el alférez coronel Murtala Mohammed. Esto situó en el poder al alférez coronel Yakubu Gowon. Las tensiones étnicas consecuencia del golpe y contra-golpe aumentaron y condujeron, en Septiembre de 1966, a las masacres a gran escala de igbos cristianos residentes en el Norte musulmán. 

El descubrimiento de grandes cantidades de petróleo en el delta del río Níger, con su enorme red de ríos y ciénagas en la punta más al Sur del país, entre las regiones del Este y Sudoeste, llevó a las provincias del Sudeste a anexionarse esta región para ser autosuficientes y cada vez más prósperos. Sin embargo, la exclusión del poder de las regiones orientales hizo que muchos temieran que los beneficios obtenidos del petróleo fueran empleados en beneficio de las áreas del Norte y Oeste, y no en el Este. 

Todos estos factores llevaron al Este Igbo a reclamar la secesión. 

La secesión 
El gobernador militar del Sudeste Igbo, el coronel Odumegwu Ojukwu, aludiendo a las masacres norteñas y al fraude electoral, anunció en el parlamento sureño la secesión de la región del Sudeste de Nigeria y proclamó el 30 de mayo de 1967 (29 de Mayo en diversas fuentes) la República de Biafra como nación independiente. Aunque gozaban de la simpatía europea y de muchas otras partes del mundo, sólo cuatro países reconocieron la recién fundada república. También se dice que una de las principales razones por las que Ojukwu proclamó la República de Biafra fue que no reconocía a Gowon como jefe de estado ya que no era el siguiente oficial en al jerarquía militar tras Ironsi. Los diferentes acuerdos de paz, y especialmente el de Aburi, Ghana (Acuerdo de Aburi) no tuvieron resultado y los tiroteos continuaron. 

Guerra Civil 
El gobierno nigeriano lanzó una "acción policial" para recuperar el territorio secesionista tras una avance de las fuerzas de Biafra en territorio adyacente no perteneciente a los Igbos. La guerra empezó el 6 de Julio de 1967, cuando las tropas federales nigerianas avanzaron en dos columnas hacia Biafra. La columna derecha entró en la ciudad de Nsukka, que cayó el 14 de julio, mientras que la columna de la izquierda tomó Garkem, que fue capturada el 12 de julio. Pero Biafra respondió con una ofensiva el 9 de julio, cuando las tropas se movieron a través del río Níger, desde el Oeste hacia las tierras del centro del país, pasando por la ciudad de Benin City, que se había proclamado también "república independiente", hasta alcanzar el 21 de agosto la ciudad de Ore, justo sobre la frontera del estado, a 130 millas al este de la capital de Nigeria, Lagos. Aunque Benin City volvió a manos de los nigerianos el 22 de septiembre, Biafra cumplió con éxito su primer objetivo de sitiar el máximo de tropas federales de Nigeria posible. Se necesitaron cuatro batallones de la Segunda División de Infantería de Nigeria para hacer retroceder a Biafra y eliminar las conquistas territoriales conseguidas en la ofensiva. Pero los nigerianos fueron expulsados tres veces al intentar cruzar el Níger en octubre. 

Los nigerianos, en ese momento, calmaron sus ofensivas y empezaron un periodo de asedio a Biafra. Desembarcos anfibios de la flota naval nigeriana llevaron a la conquista de las ciudades sureñas de Bonny, al sur del Puerto Harcourt, el 26 de julio y del puerto de Calabar el 18 de octubre por parte de miembros de la tercera división de Marina de Nigeria. Al norte, las fuerzas de Biafra fueron obligadas a retroceder a su propio territorio, y la ciudad de Enugu (capital de Biafra) fue capturada por las fuerzas nigerianas de la primera División de infantería el 4 de octubre. Los biafreños resistieron en las tierras centrales igbos, siendo en seguida rodeados por las fuerzas nigerianas. 

Sin embargo, la reorganización del ejército nigeriano, la reticencia de la armada biafreña a lanzar nuevos ataques y los efectos del bloqueo naval, aéreo y terrestre sobre Biafra llevaron a un cambio en el equilibrio de las fuerzas. El excéntrico conde sueco Carl Gustav von Rosen dirigió una brigada de aviones miniCOINS (MFI-9b), la BAF o Fuerza Aérea de Biafra, formada por tres suecos y dos biafreños. 



T-6


Igualdad 
Desde 1968 en adelante, la guerra cayó en unas largas tablas, con las fuerzas nigerianas incapaces de realizar avances significativos en las zonas todavía bajo control biafreño. No obstante, otra ofensiva nigeriana, realizada de Abril a Junio de 1968, empezó a estrechar el círculo sobre Biafra, gracias a los avances en los dos frentes del Norte y a la conquista de Port Harcourt el 19 de mayo de 1968. Este asedio tuvo como consecuencia el desastre humanitario de hambruna e inanición en las áreas igbos, ya que una de las tácticas más utilizadas por las fuerzas nigerianas fue el sabotage de las tierras de cultivo. Las imágenes de niños biafreños afectados por la hambruna dieron la vuelta al mundo, mientras que el gobierno de Biafra acusó a Nigeria de utilizar el hambre y el genocidio para ganar la guerra, reclamando la ayuda del resto de naciones. 

Numerosos grupos de voluntarios organizaron vuelos de ayuda a Biafra, con comida, medicinas, e incluso en ocasiones armas (según diversas fuentes). Nigeria también acusó al gobierno de Biafra de reclutar mercenarios extranjeros para prolongar la guerra. Bernard Kouchner fue uno de los doctores voluntarios de la Cruz Roja francesa que trabajó en hospitales y centros de nutrición en la sitiada Biafra. La Cruz Roja requería a sus voluntarios la firma de un acuerdo, considerado por muchos (como Kouchner y sus partidarios) como un “acuerdo-mordaza”, y diseñado para mantener la neutralidad de la organización, sin importar las circunstancias. Kouchner y otros doctores franceses firmaron este acuerdo. 

Tras entrar en el país, los voluntarios, así como los trabajadores de hospitales y centros de salud biafreños, fueron atacados por el ejército nigeriano y fueron testigos de los asesinatos e inanición de civiles. 

Kouchner fue también testigo de estos acontecimientos, y particularmente del gran número de niños hambrientos. Cuando regresó a Francia criticó públicamente al gobierno nigeriano y a la Cruz Roja por la supuesta complicidad de sus comportamientos. Con el respaldo de otros doctores franceses, Kouchner situó a Biafra en el centro de la atención pública y reclamó una respuesta internacional para solucionar la situación. Estos doctores, liderados por Kouchner, vieron la inexistencia de una organización humanitaria que ignorara las fronteras politico-religiosas y que priorizara el bienestar de las víctimas y en 1971 constituyeron Médecins Sans Frontières (Médicos sin fronteras).

Durante todo 1968 y parte de 1969, las dificultades logísticas hicieron que las fuerzas federales nigerianas no dieran el golpe de gracia a una guerra que se decantaba a su favor. A pesar de la ayuda exterior y el daño político causado en Nigeria, el área controlada por el gobierno biafreño era cada vez más y más pequeña. Pero en Junio de 1969, los biafreños lanzaron una ofensiva desesperada con el objetivo de mantener el desequilibrio entre los nigerianos y prolongar la existencia de la nación separatista el máximo posible. Les apoyaron pilotos mercenarios extranjeros, que seguían proporcionando comida, medicamentos y armas. Uno de los mercenarios más notables fue el conde sueco Carl Gustav von Rosen, que dirigió a cinco MFI-9b MiniCOINS, pequeños aviones con motor de pistones, armados con lanzacohetes y ametralladoras, en el ataque a los campos de aviación militares de Nigeria en Port Harcourt, Enugu, Benin y Ughelli. En esta acometida, se consiguió alcanzar algunos de los jets nigerianos (utilizados para atacar los aviones de ayuda humanitaria) y tres de los seis bombarderos Ilyushin Il-28, usados diariamente para bombardear los pueblos y granjas de Biafra. Aunque desprevenidos ante la sorpresa de la ofensiva de Biafra, los nigerianos se recuperaron pronto y contuvieron a los biafreños lo suficiente como para paralizar su ofensiva. Los ataques aéreos biafreños desbarataron las operaciones de combate de la fuerza aérea nigeriana, pero sólo durante unos meses. 

Las fuerzas federales nigerianas lanzaron su ofensiva final contra Biafra el 23 de diciembre de 1969, con una gran acometida por parte de la tercera división Marine Commando, que consiguió dividir el territorio biafreño en dos partes hacia finales de año. La ofensiva final, llamada “Operación viento de cola”, se lanzó el 7 de enero de 1970 con la incursión de la tercera división Marine Commando, respaldada por la primera división de infantería en el Norte y la segunda en el Sur. Las ciudades biafreñas de Owerri y Uli cayeron el 9 y 11 de Enero, respectivamente. 

La guerra acabó el 13 de enero de 1970 con la rendición final de las fuerzas de Biafra en Amichi, última ciudad controlada por su ejército. Unos días antes, Ojukwu huyó al exilio hacia la república de Costa de Marfil, dejando los detalles de la rendición a su diputado Philip Effiong. Para sorpresa del resto del mundo, la mayoría de las represalias y masacres prometidas no tuvieron lugar, y se intentó de manera sincera la reconciliación. 



Niño biafrano con evidencia de hambruna

Secuelas 
Más de una docena de golpes han tenido lugar en Nigeria desde 1960. La guerra fue muy costosa para Nigeria en términos de vidas humanas, dinero e imagen exterior. Se estima que alrededor de tres millones de personas murieron a causa del conflicto, básicamente por hambre y enfermedades. La reconstrucción, impulsada por el dinero procedente del petróleo, fue rápida. Sin embargo, las antiguas tensiones étnicas y religiosas han seguido caracterizando la vida política nigeriana. El gobierno militar mantuvo el poder durante muchos años, y los habitantes de las áreas productoras de petróleo reclamaban una repartición justa de los beneficios procedentes del combustible. Se aprobaron leyes por las cuales los partidos no podía tener orígenes étnicos o tribales. Sin embargo, este punto ha sido difícil de llevar a la práctica. 

El 29 de mayo de 2000, el periódico The Guardian of Lagos informó que el presidente Olusegun Obasanjo retiraba los cargos contra todos los militares que lucharon por la secesión de Biafra en la Guerra civil nigeriana. En una retransmisión nacional, afirmó que esta decisión estaba basada en el principio de que "la justicia debía estar siempre suavizada por la compasión". También se cree que Obasanjo intentó a través de sus declaraciones apaciguar a los Igbos, ya que, durante las elecciones que tuvieron lugar el año anterior, había recibido un respaldo electoral masivo de estas regiones. 

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