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jueves, 2 de mayo de 2024

Argentina: El linaje Justo

El Linaje Justo




El comerciante y marinero genovés Giovanni Battista Giusto en compañía de su esposa, la andaluza, Salvadora Morales Becerra, en una fotografía tomada en Gibraltar. Giusto y Morales eran los bisabuelos del general Agustín P. Justo, presidente de la Nación entre 1932 y 1938, y del dirigente socialista Juan Bautista Justo, y tatarabuelos del general Alejandro Agustín Lanusse, presidente de facto de la Nación entre 1971 y 1973.



Los hermanos Agustín Pedro (1803-1874) y Francisco Domingo Justo (1808-1883), llegaron a Buenos Aires desde su Gibraltar natal en 1826 con pasaporte británico y como súbditos del rey Jorge III. En la fotografía se puede ver el documento expedido por el consulado británico de Buenos Aires que dejaba exento de realizar el servicio militar obligatorio al gibraltareño Agustín Pedro Justo, datado el 28 de marzo de 1831.



En 1838, Agustín Pedro Justo se establecería en la ciudad de Goya, en la provincia de Corrientes, donde se casaría con Victorina Rolón, hija de familias tradicionales de esa localidad. En Corrientes logró llegar a ser un hombre de fortuna y se convirtió en estanciero teniendo varias tierras tanto en Corrientes como en la provincia de Buenos Aires, teniendo sus estancias en los partidos de Lomas de Zamora y San Fernando. En 1866 figuró su firma en el acta de fundación de la Sociedad Rural Argentina.





Con Victorina Rolón tuvo siete hijos, entre ellos Agustín P. Justo (h), que sería gobernador de la provincia de Corrientes entre 1871 y 1872, uno de los hombres mas importantes del mitrismo y del Partido Liberal en la provincia. Justo en su infancia había sido alumno de Camila O'Gorman, fusilada por orden de Rosas en 1848, siguió estudios secundarios en Uruguay y luego se trasladó a Buenos Aires para seguir la carrera de derecho. Simultáneamente se dedicó al periodismo fundando el diario La Patria, el primero editado en Goya y en toda la provincia, y luego La Esperanza. Fue diputado provincial a principios de la década de 1860, durante el cargo colaboró en la redacción de la ley de tierras de Corrientes, así como del Código del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, junto con Juan Eusebio Torrent y Juan Lagraña.




Al cabo de su mandato obtuvo una banca de diputado nacional; proyectó un puente entre Paso de los Libres y Uruguayana que finalmente inauguraría su hijo como presidente y que hoy lleva su nombre. Acompañó al ejército del coronel Santiago Baibiene, gobernador de la provincia, como corresponsal de guerra cuando éste se puso al frente de las tropas que acompañaron al Regimiento VII de Infantería, comandado por Julio Argentino Roca, en su regreso de la guerra del Paraguay para hacer frente a la insurrección de Ricardo López Jordán, al que derrotaron en la batalla de Ñaembé. A fines de ese año fue elegido gobernador de Corrientes como sucesor de Baibiene; asumió el 25 de diciembre de 1871, sin embargo, menos de dos semanas más tarde, el 9 de enero de 1872 una revolución antimitrista encabezada por el coronel Desiderio Sosa lo depuso.



Justo se exilió en Entre Ríos, donde se afincaría en Concepción del Uruguay. En 1880 se mudó con su familia a la provincia de Buenos Aires, al ser nombrado juez en la Cámara de Apelaciones de Dolores; siete años más tarde se trasladaría a la de San Nicolás, donde ejercería hasta su muerte. En 1890 lideró localmente el movimiento de oposición a Miguel Juárez Celman, y encabezó los actos en ocasión de su renuncia. En 1896 fue rechazada una propuesta de nombrarlo ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación debido a su mala salud, de la que terminaría sucumbiendo en noviembre de 1896. Justo también fue Gran Maestre de la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones entre 1877 y 1879.




Durante el exilio de la familia Justo en Concepción del Uruguay, nacería su tercer hijo, Agustín Pedro, que se convertiría en general del ejército argentino, ingeniero, presidente de la Nación en el periodo 1932-1938 (poco más de cien años después de la llegada de su abuelo al país), y en actor principal de la política nacional de aquellos años.





Virginia Catalina Justo, otra de las hijas del gibraltareño Agustín Pedro, se casaría con el hacendado, comerciante y dirigente mitrista porteño Antonio Lanusse, con quien tendría doce hijos, entre ellos Luis Gustavo, que sería el padre del general Alejandro Agustín Lanusse, presidente de facto de la Nación entre 1971 y 1973.





Francisco Domingo Justo, hermano de Agustín Pedro con quien llego a la Argentina en 1828, fue un prospero comerciante en Buenos Aires. Llegó con suficiente capital y pronto estableció y fue dueño de un molino en el barrio porteño de San Telmo. Sus negocios prosperaron y con ellos alcanzó una gran fortuna. Con ese dinero que había ganado organizó junto con otros dos ciudadanos británicos, de apellidos Halle y Atkinson, una célula antirrosista que se ocupaba de sacar clandestinamente unitarios de Buenos Aires.



El 3 de abril de 1840 se jugó la vida al salvar de la persecución de Rosas a varios conspiradores, entre ellos el general José María Paz, y al ser descubierta su actuación, debió emigrar a Montevideo, al ser advertido de que iba a ser asesinado por la Mazorca.




Justo se casaría con la porteña Sixta Olavarría en 1834, con quien tuvo trece hijos, entre ellos Juan Felipe, que fue un estanciero en Tapalqué y dirigente político del Partido Autonomista y luego de la Unión Cívica durante las jornadas de la Revolución del Parque. En 1865 vería el nacimiento de su nieto llamado Juan Bautista Justo, que con los años se convertiría en uno de los principales cirujanos del país, y más tarde el líder y fundador del Partido Socialista, además de senador y diputado de la Nación.

 

viernes, 20 de febrero de 2015

España: Los bastardos de la línea Borbón

Los reales hijos bastardos de los Borbones

Javiero Sanz - Historias de la Historia

Lo de la sangre azul ya no se lleva. Y mejor no analizar la sangre de las monarquías del Viejo Mundo porque las podemos encontrar de todos los colores. Hace milenios, la realeza se mantenía pura en cuanto a que la descendencia tenía que ser del mismo linaje sanguíneo, sin mezclas foráneas. Desde hace siglos ese fin ya está desvirtuado por mucho que los cronistas se hayan empeñado en ocultar los deslices de algunos monarcas y las consecuencias que ello ha traído. Pasó con los Austrias (Felipe IV, famoso por sus infidelidades, tuvo más de 37 hijos bastardos, uno de ellos con una famosa actriz María Calderón “La Calderona“) y ha pasado, como era de suponer, con los Borbones.

Son varios libros los que han hecho referencia a esta manía de coleccionar amantes regios, pero uno de los últimos es Bastardos y borbones: Los hijos desconocidos de la dinastía (2011) donde José María Zavala desmenuza la compleja red de hijos ilegítimos que los reyes Borbones han traído al mundo desde los tiempos de Carlos IV hasta el siglo XX.


Árbol genealógico Borbones

Empecemos la lista con Carlos IV. En realidad, ninguno de sus hijos los engendró él, así que fueron borbones por parte de madre, la promiscua María Luisa de Borbón Parma, una prima hermana, y ya se sabe que esos matrimonios no traen buenas consecuencias genéticas. Tuvieron 14 hijos de las veinticuatro veces que la reina estuvo embarazada, pero sólo siete llegaron a la edad adulta. Quien llegó a sucederle en el reino, Fernando VII, fue casi con toda seguridad hijo bastardo de María Luisa y su amante Manuel Godoy. Y hay pruebas. Un sobre, con la indicación de “Reservadísimo”, incluía una carta fechada el 8 de enero de 1819 en la que fray Juan de Almaraz, confesor de la reina, afirmaba que seis días antes, tras escuchar la última confesión, in articulo mortis, de María Luisa, ésta le había transmitido…

ninguno, ninguno de sus hijos y hijas, ninguno, era del legítimo matrimonio… Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía de Borbón se ha extinguido en España.
carta


Duras palabras expresadas para obtener el perdón divino y el descanso de su alma. Este documento se conserva en el archivo del Ministerio de Justicia. Su hijo Fernando VII se casó cuatro veces y sólo tuvo descendencia con la última, María Cristina de Borbón. Para permitir que reinase su primogénita, promulgó la Pragmática Sanción que abolía la Ley Sálica impuesta por Felipe V que prohibía reinar a las mujeres, lo que originó una guerra civil pues su hermano Carlos María Isidro no lo aceptó de buena gana y fue el comienzo de las Guerras Carlistas.

Conclusión: si ninguno de los hijos de María Luisa de Parma eran hijos de su marido, entonces Fernando VII (padre de Isabel II) y los infantes Carlos María Isidro (cabeza de la rama carlista) y Francisco de Paula, el padre de Francisco de Asís, marido de Isabel I, ¿eran Borbones auténticos?

Aquí no acaba la cosa del fornicio. Cuando Isabel II contaba 16 años, el Gobierno arregló un matrimonio con su primo hermano Francisco de Asís. Aseguran los historiadores que cuando la reina se enteró de quién iba a ser su futuro esposo exclamó: “¡No, con Paquita no!” Tal y como relató al embajador Fernando León y Castillo durante su exilio parisino, Isabel II dijo: «¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?». Por encima de tales anécdotas, escritores próximos a los hechos (como Baroja) refieren que el Rey consorte (al que tanto le iba el conejo como la trucha) era padre de varios hijos ilegítimos y se le conocían diversas amantes. Oficialmente, Isabel II de Borbón tuvo doce embarazos, contando varios abortos, de los que sólo sobrevivieron cinco hijos. Uno de ellos fue concebido por el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó, según los rumores más persistentes y maliciosos. Tal era así que el futuro rey Alfonso XII, a nivel popular, tenía el sobrenombre de “Puigmoltejo“.

La licenciosa vida de la reina Isabel II no quedó desmerecida en absoluto por las correrías de su hijo Alfonso XII, padre de dos bastardos que no llegaron a reinar: Alfonso, nacido en 1880, y Fernando, al año siguiente, fruto de su relación con la cantante de ópera Elena Sanz, a los que pasaba una pensión como buen padre de familia lejana. Muerto el rey en 1885, su viuda y regente María Cristina de Habsburgo, apodada Doña Virtudes, se negó a continuar pagando a los que consideraba hijos del pecado. La cantante supo hacer valer su condición y mediante un hábil chantaje en el que utilizó las cartas que conservaba de su amante, logró una importante suma de dinero, nada menos que 750.000 pesetas de 1886, una fortuna que pagó el Patrimonio del Estado para que no se dieran a conocer públicamente estos descendientes bastardillos. Algo que no consiguió. Una de las cartas de amor decía: “IDOLATRADA ELENA: Cada minuto te quiero más y deseo verte, aunque esto es imposible en estos días. No tienes idea de los recuerdos que dejaste en mí. Dime si necesitas guita y cuánta. A los nenes un beso de tu Alfonso”.

Y su sucesor legítimo, Alfonso XIII, tampoco le fue a la zaga en las hazañas que hizo su abuela o su padre. Fue el introductor del cine porno en España pues le gustaban con delirio estos pequeños cortos de la Royal Films (curioso nombre para no levantar sospechas, digo yo) y tal vez, fruto de esos ardores del celuloide, dio rienda suelta a su imaginación y tuvo varios hijos ilegítimos, tres de ellos con la actriz Carmen Ruiz Moragas. Uno fue el famoso Leandro Alfonso Ruiz de Moragas (nacido en 1929) que consiguió el derecho judicial a usar el apellido Borbón. El destino, que es muy caprichoso, quiso que otro de ellos, el actor Ángel Picazo, representase el papel de su padre en la película Las últimas horas (1965).


Leandro Alfonso Ruiz de Moragas

Y aquí dejamos la lista borbónica sin añadir más nombres a la misma porque al final tendrían razón los hermanos Bécquer cuando Gustavo Adolfo escribió y Valeriano dibujó un álbum de láminas procaces e irreverentes, con el seudónimo de Sem, para avisar de los excesos sexuales del reinado de Isabel II y toda su corte, con el expresivo título de “Los Borbones en pelota“. Pues punto pelota y a otra cosa, mariposa.