viernes, 31 de enero de 2025

Patagonia: La estancia Leleque y su acta de donación

Cushamen, 1896. Acta de donación de tierras a la Compañía inglesa Argentine Southern Land Company Ltd

La voz de Chubut




Estancia Leleque, en 1889, cuando fue fundada por la Argentine Southern Land Company Ltd

Hemos podido encontrar en la Escribanía General de la Nación el Acta de Donación original de 1896, por la cual se efectiviza la entrega a la Compañía de Tierras Sud Argentina Limitada. La escritura final tiene fecha en 1897, es decir: diez años después de realizada la primera donación de estas tierras de Eduardo Castro a Asahel P. Bell.

Esto tiene una explicación: hacer la escritura de todos estos latifundios acogiéndose a las posibilidades que les otorgó la Ley de 1891, llamada Ley de Poblamiento N° 2875, que anuló la obligación de colonizar de la ley N° 817, -conocida como ley Avellaneda-, y de la Ley del Hogar, para que los concesionarios pudieran quedarse con las tierras sólo a condición de devolver la cuarta parte al Estado.

De esta manera quedaba sin efecto la cláusula de la necesaria “colonización de estas cesiones”, y abrió así la puerta al acaparamiento de los terratenientes.

Un artilugio legal que el propio Estado puso en letra de Ley, en representación de las clases dominantes, cerrando las puertas de las mejores tierras a cientos de miles de pobladores originarios desarraigados mediante la conquista; y de las masas inmigrantes que venían en busca de trabajo para ellos y sus familias.

Se selló así el pacto oligárquico que cruzaba los intereses de los funcionarios y los empresarios, que en muchos casos se encontraban a ambos lados del mostrador, con objetivos de capitalización y acaparamiento de tierras para avanzar en la explotación de zonas mineras, madereras, ganaderas y comerciales. Por otra parte, muchos de esos funcionarios, civiles y militares, accedieron a buenas tierras mediante la posibilidad que daba la “Ley de Premios Militares N° 1628”, de 1885, destinada a la “compensación” de quienes participaron de la Conquista. Cuando no las ocuparon, estas tierras fueron a parar a la bolsa y rematadas a otros particulares que aprovechaban su capital para acceder a ellas a bajo costo.

El Estado argentino no sólo se encargó de la administración de los nuevos territorios (gobernadores, jueces, policía, etc.), sino que dispuso de las nuevas tierras, expropiadas a los pueblos indígenas a favor de supuestos agentes de colonización, que eran en realidad testaferros que luego cedieron sus derechos a las grandes compañías y empresas de colonización; y de capitales sobre todo ingleses, como la famosa Compañía de Tierras ASLCO (Argentine Southern Land Company Ltd).



Tierras de Argentine Southern Land Company Ltd en Chubut, según el expediente del IAC de 1921

El 14 de agosto de 1899 la compañía ASLCO terminó haciéndose dueña de estas concesiones: un total de trescientas veintidós leguas en el contrafuerte andino, al Noroeste del Territorio del Chubut, Río Negro y sur de Neuquén.

Reproducimos aquí la primera parte de dicha donación:

“Acta de donación”

República Argentina, año 1896.

Donación. El Gobierno Nacional a la Compañía de Tierras Sud Argentina Limitada. [Escritura número ciento ochenta y ocho].

En la Capital de la República Argentina a veinte y cuatro de abril, de mil ochocientos noventa y seis, hallándose en su despacho el Excelentísimo Señor Presidente de la República, Doctor José Evaristo Uriburu de cuyo conocimiento doy fe; ante mí Escribano General del Gobierno de la Nación y testigos al final firmados, digo:

Que de las actuaciones producidas en el expediente número doscientos treinta y cuatro, y noventa y cuatro, resultaba comprobado:

Primero: Que los señores Eduardo Castro y Compañía fueron concesionarios de una superficie de terreno compuesta de ochenta mil hectáreas para Colonizar en el Territorio del Chubut bajo las condiciones establecidas en la escritura otorgada con fecha veinte y dos de julio de mil ochocientos ochenta y siete por ante mi antecesor Don Félix Romero y al diecinueve vuelto de este mismo Registro de Gobierno, luego a mi cargo la que original he tenido a la folio cuatrocientos vista doy fe:

Segundo: Que Don Eduardo Castro transfirió a favor de su único socio Asahel P. Bell todos los derechos y acciones que tenía a la concesión de que se trata según así también consta de la escritura otorgada con fecha diez y nueve de noviembre de dicho año mil ochocientos ochenta y siete ante el mismo escribano y al folio seiscientos cincuenta de este mismo folio registro la que originalmente también tengo a la vista doy fe:

Tercero: Que con anuencia del Poder Ejecutivo y por cuenta y orden del Señor Bell, el agrimensor Pablo Gorostiaga practicó la mensura, subdivisión y amojonamiento de dichas ochenta mil hectáreas que sometió a la aprobación del Gobierno, quien lo aprobó previo los trámites de estilo por decreto de fecha treinta de septiembre de mil ochocientos noventa y dos.

Cuarto: que resultando de dicha operación un exceso de superficie de cinco mil seiscientas treinta y ocho hectáreas, ochenta y ocho aéreas, ochenta centenares cincuenta y seis decímetros cuadrados, el Poder Ejecutivo concedió dicho exceso al Señor Bell bajo las mismas condiciones en que le acordó las ochenta mil al principio referidas como así también consta de la escritura otorgada por ante mí con fecha ocho de octubre de mil ochocientos noventa y dos y al folio seiscientos veinte y ocho vuelta del registro de Gobierno a mi cargo lo que en testimonio tengo a la vista doy fe.

Quinto: Que sancionada por el honorable Congreso la ley número dos mil ochocientos setenta y cinco (Ley 2875) y promulgada por el Poder Ejecutivo con fecha veinte y uno de Noviembre de 1891, la Compañía de Tierras Sud Argentina en representación del finado Don Asahel P. Bell se acogió a los beneficios que acuerda dicha ley a los concesionarios de tierras para colonias cuyos contratos estuvieran subsistentes. Optando por la compra de la parte que de acuerdo con el artículo seguido de dicha ley debía devolver al Estado el Señor Bell y posteriormente por la devolución de la cuarta parte de la concesión referida.

Sexta: Que por cuerda separada la Compañía de Tierras Sud Argentina inició el expediente número mil ochocientos cuarenta y seis y noventa y cuatro en el cual a fojas una corre el escrito que copio a continuación y en tenor es como sigue: “Buenos Aires, diciembre cuatro de mil ochocientos noventa y cuatro. Exmo. Ministro de Justicia Culto e Instrucción Pública Don José S. Zapata, Señor Ministro: La Compañía de Tierras Sud Argentina en representación de los concesionarios A. P. Bell, Carlos H. Krabe, E. R. Rodger, C. Lockwood, Wilson Bell, J. H. Higgins, J. Best y hermanos, Compañía del Chubut, J. D. Rodger y A. Elderale a su excelencia informa:

Primero: Los diez concesionarios indicados poseen las siguientes concesiones acordadas por el Excelentísimo Gobierno con sujeción a las leyes de la materia:

-A. P. Bell; Fofo Cahuel, ochenta y cinco mil seiscientas treinta y ocho has. (85.638 ha),

-C. H Krabe; Cholila ochenta y ocho mil novecientas treinta y nueve hectáreas (88.939 ha.);

-C. Lockwood, Teca, veinte y cinco mil hectáreas (25.000 ha.),

-Wilson Bell; Nahuel Huapi, ochenta y cuatro mil ciento trece (84.113 ha.),

-J. H. Higgins; Tromeney y Ne Luan, ochenta mil hectáreas. (80.000 ha.),

-J. Best y hermanos; Ruen Luan y Sierra, ochenta mil hectáreas (80.000 ha),

-Compañía del Chubut: Hauslafquen y Renañeu, ochenta mil hectáreas (80.000 ha.),

-J. D. Rodger; Epulafquen y Mari Lafquen, ochenta mil hectáreas (80.000 ha.),

-A. Elderale: Huanuluan y Peleañeu, ochenta mil hectáreas (80.000 ha.).

Fragmento del libro “Lelek Aike, del destierro a la comunidad”, de Liliana E. Pérez

jueves, 30 de enero de 2025

Normandía: Heinrich Severloh, la bestia de Omaha Beach

Cabo Heinrich Severloh, la Bestia de Omaha



Kidøn
@JavierKD1537

El Cabo Heinrich Severloh, la “Bestia de Omaha” “Vamos, Hein”, el Oberleutnant (Teniente ) de artillería Bernhard Frerking despertó a su ordenanza. “Está comenzando”. Era poco después de la medianoche del 6 de junio de 1944. Conozcamos su historia.


Frerking comandaba la 1º Batería del 352º Regimiento de Artillería. Su ayudante de veinte años el Gefreiter Heinrich Severloh reconoció la gravedad de la alarma y se puso en guardia. Las llamadas de nivel 2 significaban “peligro inminente” de desembarco.












Partieron hacia el WN 62 (Punto Fortificado 62). Tenían alrededor de 4.5 km que cubrir desde la casa de la familia Legrand en Houtteville, a su puesto de observación de artillería en el extremo este de la Plage d' Or, que llegaría a ser conocida como “Playa Omaha”.




Hans Selbach y Franz Gockel, otros protagonistas de aquel 6 de junio terminaron en el mismo WN 62, justo al norte de Colleville. Selbach llegó en julio y Gockel en octubre de 1943, después de solo siete semanas de entrenamiento de reclutas.

Una vez en su nido de ametralladora, Severloh con la MG-42 y Gockel bien cerca a cargo de la ametralladora polaca estaban prestos a atender las oleadas de tropas estadounidenses frente al punto fortificado 62. Justo antes de las 6:30 am en el lado izquierdo de la playa de Omaha

El círculo rojo de la foto, lugar donde se encontraba Severloh.el área del asalto "Big Red One" de la 1° División, grupos de lanchas de desembarco se acercaron a la playa. Unas quince lanchas de desembarco, con 450 hombres formados por las Compañías “E” y “F” del 16° Regimiento




De la 29° División, que estaban desviadas de su destino, entrando en la zona de muerte de los puntos fortificados alemanes WN 61 y 62, los más formidables en la playa. Severloh y sus compañeros dieron inicio al barrido de fuego sobre los hombres que llegaban a la playa.

En total había unos 30 hombres en el WN62, incluyendo su armamento: dos cañones de 75 mm, dos MG 42, un cañón antitanque y dos morteros de 50 mm.Estaba a 25 metros sobre la playa, y a una distancia de 600 a 150 metros de la orilla, según la marea

Comenzó el desembarco, Severloh abrió el fuego con la ametralladora MG 42 sin cesar y permanecería en este puesto hasta casi las 15 horas de la tarde. Durante el curso del día, uno a uno los hombres del WN62 fueron heridos y evacuados, o abandonaron su puesto. En dos ocasiones

En dos ocasiones, Severloh tuvo que refugiarse en el búnker fortificado debido a ataques con granadas, y en una ocasión la fuerza de una explosión lo sacó del emplazamiento. La segunda ametralladora, fue dañada por fragmentos de granada durante la mañana,

por lo que manejó la única MG 42 en el sector la mayor parte del tiempo. Solamente contaba con un cañón de remplazo, por lo que mientras esperaba que los cañones de la ametralladora se enfriaran, disparaba con una carabina Mauser Kar 98k.

Según relata Severloh, mientras usaba la carabina se dio cuenta del horror de lo que estaba haciendo y el resto de su vida tuvo pesadillas de un soldado que mató de un tiro en la cabeza , pero era él o ellos. el hombre emergió del mar, buscaba un sitio donde esconderse le disparé al pecho, pero el tiro se me fue alto y le dí en la frente, el casco se le cayó, su cuerpo se desplomó en la arena, pero qué podía hacer?, cada vez que cierro los ojos, puedo verlo. éramos treinta hombres, cada uno con un único pensamiento: saldríamos vivos de allí?

Manejando la ametralladora de izquierda a derecha barrió su sector de balas, dejando un reguero de sangre y cuerpos sobre la arena y tiñendo la orilla de rojo. Su arma se recalentó tanto que quemó la hierba del alrededor, pero seguían viniendo, ola tras ola de cada lancha sólo quedaban tres hombres en el WN62: el teniente Frerking, Severloh y un soldado desconocido que ayudaba a cargar la ametralladora y cambiar los cañones. Severloh dice que la razón por la que permaneció en su puesto hasta el final,no fue por fanatismo, sino por lealtad al teniente Frerking, al que no quería dejar solo y a quien describió como un oficial honorable.Cerca de las 15 horas, el teniente Frerking se dio cuenta de que las tropas americanas ya estaban disparando desde los flancos y que estaba rodeados.

Frerking, un veterano a sus 32 años, fue alcanzado en la cabeza por las balas de un soldado estadounidense que había rebasado un bunker, y cayó muerto. Severloh visitaría su tumba, diez años después. El soldado desconocido caería muerto más tarde, tierra adentro.

La ametralladora de Severloh contaba con una munición de 12.000 cartuchos. Se ignora sí en el curso del día recibió más munición, también uso las que aún quedaban de la segunda MG 42 que fue dañada por granadas,También disparó unas 400 cartuchos con las carabinas.

Los cálculos sobre las bajas causadas por él, durante estas 9 horas varían grandemente, pero aun los más conservadores le atribuyen más de 1.000 bajas aliadas, incluyendo cientos de muertos. Otros cálculos, le atribuyen haber causado hasta 2.000 bajas algo exagerado.

Con estas acciones, se ganó el sobrenombre de la bestia de Omaha. Severloh fue herido en la cadera, y tras una atención médica leve esa noche en el pueblo de Colleville-Sur-Mer, le fue entregado un fusil y se le dio el cargo de vigilar a unos soldados norteamericanos capturados.

Intentó llegar a la retaguardia alemana, junto a los prisioneros y a algunos camaradas heridos, pero se vieron sorprendidos entre un fuego cruzado, se rindió a sus prisioneros (éstos temían, al ser capturados, que iban a ser fusilados).

No contó quien era pues no habrían mostrado piedad, no creía que si hubiera sido capturado en su puesto, hubiera sobrevivido. Del nido de resistencia, sólo sobrevivieron dos hombres, el también cabo Franz Gockel, de 18 años, y él. Estado del WN62, en la actualidad.




Alrededor de 2.300 americanos murieron en "Omaha". Se estima que un millar fueron abatidos por Severloh y el resto por los otros 29 hombres que vigilaban el búnker 62 del "Muro Atlántico". Vista de la playa, desde la posición del WN62, en la actualidad



Severloh fue trasladado como prisionero de guerra al área de Boston, Estados Unidos. Temiendo represalias, Severloh mantuvo en secreto sus acciones en el WN62 durante su cautiverio. Sólo lo comentó a su esposa, años después de estar casados



En diciembre de 1946, fue trasladado a Inglaterra (Bedfordshire), donde fue sometido, junto a otros 500 prisioneros, a trabajos forzados, en la construcción de carreteras. Finalmente fue repatriado a Alemania en 1947.

En 1963 contactó a David Silva, un veterano de la 29º División estadounidense, a quien encontró después de leer su relato en el libro de Cornelius Ryan “El Día Más Largo”.Silva había desembarcado cerca del punto fortificado WN 62 y fue herido por una ametralladora. Con Silva




el Padre Silva estaba estacionado en Alemania como capellán militar en Karlsruhe, e hicieron arreglos para encontrarse. El padre Silva le otorgó el perdón, aunque Severloh nunca se lo pidió, pero el padre Silva se lo dio, ya que era consciente de que era importante para él.

Y desde entonces permanecieron en contacto. Su último encuentro tuvo lugar durante las celebraciones del 60º aniversario del desembarco, en 2004, en Normandía. Severloh sufrió pesadillas recurrentes durante el resto de su vida por sus acciones del 6 de junio de 1944.




Severloh mantuvo en secreto sus acciones en la playa "Omaha" hasta una edad avanzada, cuando un reportero de investigación le preguntó directamente si él era la llamada Bestia de Omha

Heinrich Severloh murió en un asilo de ancianos cerca de Celle (Baja Sajonia), en el año 2006.







miércoles, 29 de enero de 2025

Crisis del Beagle: Cómo Chile hubiera podido ganar


Bajo qué condiciones Chile se hubiese impuesto a guerra con Argentina en 1978

Esteban McLaren



El Conflicto de Beagle de 1978 entre Chile y Argentina fue una disputa territorial por la soberanía de las islas en el Canal de Beagle, ubicado en el extremo sur de América del Sur. Ambos países reclamaron las islas, lo que llevó a una confrontación casi militar. Para explorar bajo qué circunstancias Chile podría haber ganado una hipotética guerra contra Argentina durante este conflicto, debemos considerar varios factores:

Una realidad económica y militar desfavorable

Chile atravesaba una crisis económica severa y enfrentaba un embargo internacional para la compra de armamento debido a las violaciones de derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Argentina, por su parte, tenía una economía más grande y acceso a una industria militar propia. Esto significaba que Chile tendría dificultades para sostener un conflicto prolongado y reabastecerse de equipo bélico.

Fuerza y ​​estrategia militar

  • Preparación militar: Si Chile hubiera tenido una mejor preparación militar y una planificación estratégica superior, podría haber tenido una ventaja. Esto incluye tropas bien entrenadas, armamento avanzado y apoyo logístico eficaz.
  • Ventaja geográfica: La geografía de Chile, caracterizada por las montañas de los Andes y una extensa costa, podría haber proporcionado defensas naturales y complicado los avances argentinos. Bien aprovechadas podría ralentizar el avance argentino.
  • Sobre-inversión en capacidad naval: El control de las rutas navales y de las islas en disputa en el Canal de Beagle habría sido crucial. La armada de Chile, si hubiera sido superior, podría haber asegurado el dominio marítimo y cortar las líneas de suministro argentinas. Pero, Chile carecía de submarinos activos, carecía también de una fuerza aérea efectiva y, desde el punto de vista terrestre, carecía de municiones, armamento antitanque, una dotación de personal enlistado con claros signos de pobre alimentación producto de décadas de mala administración económica..

Si bien Argentina tenía una superioridad numérica y material, Chile contaba con una ventaja geográfica clave: la cordillera de los Andes. Una invasión terrestre masiva habría sido extremadamente complicada para Argentina, limitando sus movimientos y obligándola a depender de operaciones aéreas y marítimas. El conflicto se habría librado en su mayoría en zonas insulares y marítimas. La Armada de Chile, con mejor entrenamiento y capacidades, tenía la posibilidad de establecer un bloqueo naval, dificultando el abastecimiento argentino y complicando una ocupación prolongada de las islas en disputa.

Factores diplomáticos e internacionales

  • Apoyo internacional: Obtener aliados y apoyo internacionales podría haber desempeñado un papel importante. Si Chile hubiera obtenido el respaldo de las principales potencias o de los países vecinos, podría haber recibido ayuda militar, suministros o presión diplomática contra Argentina.
  • Estabilidad económica: Habría sido esencial mantener la estabilidad económica y el apoyo al esfuerzo bélico. La capacidad de Chile para sostener su economía durante el conflicto podría influir en el resultado de la guerra.

Otro factor determinante habría sido la falta de apoyo externo. Chile estaba aislado diplomáticamente, mientras que Argentina, a pesar de su propia dictadura, mantenía mejores relaciones con sus vecinos. Sin apoyo internacional en términos de armamento y logística, Chile habría enfrentado serios problemas para sostener una guerra.

Estabilidad política e interna

  • Unidad Nacional: Una fuerte unidad nacional y el apoyo público a la guerra habrían reforzado la determinación y la capacidad de Chile para movilizar recursos y personal de manera efectiva. Igualmente si es por unión nacional y moral en el combate, los japoneses hubiesen triunfado en la Segunda Guerra Mundial y el plomo fue más fuerte.
  • Liderazgo y mando: El liderazgo y el mando efectivos dentro del ejército y el gobierno habrían sido fundamentales para tomar decisiones estratégicas y mantener la moral.

Factores tácticos y operativos

  • Sorpresa e innovación: La utilización de tácticas sorpresa y estrategias de guerra innovadoras podría haberle dado a Chile una ventaja. Esto podría incluir guerras no convencionales, tácticas de guerrilla o aprovechamiento de la tecnología.


Escenarios hipotéticos

  • Ataques preventivos: Si Chile hubiera iniciado ataques preventivos para neutralizar activos militares argentinos clave, podría haber obtenido una ventaja temprana.
  • Conflicto prolongado: En un conflicto prolongado, la capacidad de Chile para sostener las operaciones y adaptarse a las circunstancias cambiantes habría sido vital. La guerra de desgaste podría haber favorecido al bando con mayor resiliencia y resistencia.


Resultados potenciales

  • Victoria rápida: En condiciones óptimas, con estrategia y ejecución superiores, Chile podría haber asegurado una victoria rápida capturando posiciones estratégicas y obligando a Argentina a negociar.
  • Estancamiento: Un escenario más probable podría ser un estancamiento, en el que ambas partes sufran pérdidas significativas y, en última instancia, busquen una resolución diplomática, similar al resultado real facilitado por la mediación papal.
  • Guerra prolongada: si el conflicto se prolongó, la intervención internacional o las presiones internas podrían haber obligado a una resolución, cuyo resultado dependía de la capacidad de cada país para sostener el esfuerzo bélico.

Si Chile lograba evitar una invasión terrestre y sostenía su dominio naval en el Canal de Beagle, podría haber desgastado a Argentina en una guerra limitada, forzándola a negociar. Sin embargo, en un conflicto prolongado, la superioridad económica y de recursos de Argentina habría inclinado la balanza a su favor.

Conclusión

Si bien una hipotética victoria chilena en el conflicto de Beagle de 1978 habría dependido de numerosas variables, el éxito habría requerido una estrategia militar superior, un liderazgo efectivo, apoyo internacional y un esfuerzo nacional sostenido. La resolución histórica real a través de la mediación papal resalta las complejidades y los costos potenciales de tal conflicto, enfatizando la importancia de las soluciones diplomáticas.

Una victoria chilena en 1978 habría requerido un golpe preventivo exitoso, un dominio absoluto del mar y una capacidad de resistencia económica que, en la realidad de la época, era difícil de sostener. La solución diplomática que finalmente se alcanzó fue, probablemente, el mejor desenlace posible para Chile en aquel contexto.

martes, 28 de enero de 2025

Patagonia: La vida del aonikenk Pablo Silbo

El tehuelche Pedro Silbo, conocido como Martín Platero. Vaqueano, cautivo de los araucanos y preso del ejército

La Voz del Chubut



Gente de la tribu de Quilchamal, 1902. Foto Clemente Onelli

Según el testimonio de viejos pobladores y antiguos colonos, el indígena tehuelche Pedro Silbo, conocido como Martín Platero por su profesión, residió varios años en el vado del río Senguer a finales del siglo XIX.

En 1869, el inglés George Musters conoció a Platero cerca de la desembocadura del río Santa Cruz. En dicho lugar, donde tenía su establecimiento el comerciante y marino argentino Luis Piedra Buena, Musters compartió varias jornadas de caza con Platero.

Algunos años después, en 1875, el Dr. Francisco Moreno lo encontró en la toldería de Sayhueque, el jefe supremo de los manzaneros.

La siguiente referencia es de 1885-1886 y proviene del Coronel Fontana, primer Gobernador del Territorio del Chubut y jefe de la expedición conocida como “Los Rifleros del Chubuť”. Al doblar el codo de un valle, cerca de la precordillera, los expedicionarios descubrieron un toldo:

“… Sin pérdida de tiempo, hice rodear la caballada y las catorce vacas que habíamos tomado antes, y adelantándonos con diez hombres pude cercar los toldos consiguiendo capturar dos indios, dos mujeres y seis niños de dos a siete años. Tenían estos para su servicio, solamente, once caballos y diecisiete perros de caza […] Uno de estos indios se llama Martín Platero, y es platero de oficio, como podía probarlo con algunas piezas de plata que aún no tenía concluidas y con sus herramientas consistentes en una bigornia, dos martillos, limas de varias clases y algunos otros utensilios.

Había conocido a Francisco Moreno cuando estuvo en los toldos de su antiguo señor (Sayhueque) y no quedaba duda de que decía verdad, porque preguntándole respecto a indicios físicos de Moreno, me contestó que era joven, un poco grueso y que tenía vidrios en los ojos. También había conocido mucho antes a Musters. (Coronel Fontana)

El galés John Murray Thomas, uno de los integrantes de la expedición, llevaba un diario en el que consignó lo siguiente acerca del encuentro con Platero:

“…Lunes 14 de diciembre (1885). Dejamos el campamento a las 10 a.m. en dirección al S.S.E. por 3 millas, S.E. 1/2 milla. Cuando vimos una carpa india, no podíamos decir con certeza si alguna otra carpa podría ser vista, pues el primer lote volvió a avisar a los otros. Luego unos dieciocho hombres avanzaron en un galope callado, con la excepción de los dos hombres del Gobernador, que de la manera más imbécil se corrieron hacia adelante y asustaron a la pobre china y a los dos niños que habían sido dejados en el toldo. Resultó que era solamente un toldo con una familia integrada por un hombre, dos mujeres y seis niños; el hombre, un muchacho y una china estaban afuera cazando y la otra china y cinco niños habían quedado en el toldo. Para poder prender al indio nosotros acampamos cerca, pues queremos que nos sirva de baqueano (guía) […] Al cabo de un rato aparecieron los cazadores, pero en vez de acercarse se pararon lejos, mirando hacia el toldo que estaba sitio (sitiado); se mandó a la otra mujer como mensajera de paz, pero pasó una buena media hora antes que se acercaran al toldo, lo que hicieron despacio y con cautela. Por medio del traductor supimos que esta familia, antes de la reducción de los indígenas, había pertenecido a la tribu de Sayhueque. El indio se llamaba Martín Platero; había recibido este nombre en razón de su oficio […] decía que solo él y su familia habían escapado de la barrida que hiciera el ejército argentino dos años antes. Al examinar sus pertenencias se halló que su única arma era una lanza larga y fuerte, en cuyo extremo, como elemento ofensivo, tenía media tijera de esquilar, de borde muy filoso […] Martes 15 de diciembre. Partimos a las 10 a.m. acompañados por el indio y su familia; ellos van al lado nuestro pero muy despacio…” (Veniard)


Como se ve, Platero fue obligado a actuar como baqueano de expedición, para que los condujera al nacimiento del río Senguer. Según recordaba el galés John Daniel Evans, integrante de la expedición, durante la marcha Platero intentó escapar:

“…La expedición marchaba adelante y atrás venia la familia de Martín Platero con rumbo S.O, él andaba muy despacio. A unos 800 metros de los punteros, regresé por él, su actitud era muy sospechosa, tenía la lanza tomada por la mitad y en un descuido arrimó el caballo junto al mío y comenzó a cortar lanza, es la posición más adecuada para la lucha de a caballo. En el acto recordé el episodio del Valle de Los Mártires (miembros de la tribu de Salpú los atacaron de improviso y mataron a los tres compañeros de Evans. El escapó gracias a su caballo Malacara); pero de cualquier forma debía ganar tiempo, tomé mi Remington de la funda que tenía prendida a la montura y le apunté a la cabeza. Le ordené marchar adelante, en caso contrario lo mataría en el acto…” (Evans)


Luego lo desarmaron y no dejaron de vigilarlo. Días después la expedición arribó al nacimiento del río Senguer y descubrieron un gran lago, al que los hombres llamaron “Fontana”,  y como acontecimiento, levantaron un poste para izar la bandera argentina.

A Platero le llamó la atención el poste y preguntó para qué era, a lo que Antonio Miguens le respondió en broma: “Mañana cuando salga el sol te colgaré del pescuezo de la punta del palo”. El 1 de enero de 1886, luego del festejo, descubrieron que Platero, había huido durante la noche. Creyó que cumplirían con la amenaza de colgarlo.

John Murray Thomas dijo al respecto de la huida de Platero: “Viernes 1 de enero. Cuando nos levantamos esta mañana, descubrimos que el indio había huido, lo que nos causó escalofríos…” (Veniard)

Cuando arribaron al sitio donde habían dejado acampando a la familia de Platero, William Lloyd Jones Glyn, otro integrante de la expedición, señaló:

“Llegamos al vado de los tehuelches a la tarde y supimos por el informe de los gauchos que el indígena y su prole habían ganado su libertad una vez más… pienso que el sentir general de la compañía era: feliz viaje para él, sus mujeres e hijos y los quince galgos.” (Veniard, 1986)

Asencio Abeijón, el escritor-cronista de la colonización de la Patagonia central, en su libro “El vasco de la carretilla y otros relatos”, reconstruyó lo que vivió Platero durante algunos años, luego de escapar de la expedición de Fontana:

“La suerte no acompañaba a Platero, porque poco tiempo después, un cacique lo tomó cautivo por más de un año, y luego lo liberó. No tardó en caer en manos de las tropas de línea de Vinter (General Lorenzo Vinter), que lo llevaron cautivo a Patagones. Allá lo halló más tarde Evans, uno de los galeses que lo persiguieron. A este le contó los motivos de su deserción, y que cuando ellos perdieron sus rastros persiguiéndolo, ya lo tenían tan cerca, que él los veía desde unos cerros, y ya llevaba los caballos cansados.” (Abeijón, 1986)


El 27 de noviembre de 1888, los exploradores Steinfeld y Botello lo encontraron en inmediaciones del Valle Alsina, en el río Chubut, cuidando las mulas de un ingeniero apellidado Garzón. Ese día, al intentar cruzar el río, Botello y Steinfeld casi mueren ahogados al ser arrastrados por las aguas. Fueron oportunamente socorridos por unos paisanos que acampaban en el lugar. Platero, que era uno de los que acampaba, les facilitó un caballo para que Carlos Ameghino, el jefe de Botello y Steinfeld, cruzara el río.

Libro “La colonización del oeste de la Patagonia central”, de Alejandro Aguado.

lunes, 27 de enero de 2025

Sumeria: El juego real de Ur

El juego real de Ur


El Juego Real de Ur, también conocido como el Juego de los Veinte Cuadrados, hace referencia a un antiguo juego representado por dos tableros de juego encontrados en las Tumbas Reales de Ur en Irak por Sir Leonard Woolley en la década de 1920.
Los dos tableros datan de la Primera Dinastía de Ur, antes del 2600 a. C., lo que convierte al Juego Real de Ur en uno de los ejemplos más antiguos de equipamiento para juegos de mesa encontrados, aunque los tableros Senet encontrados en tumbas egipcias lo anteceden hasta 900 años. El tablero de juego de los Veinte Cuadrados al estilo de Ur también se conocía en Egipto como Asseb, y se ha encontrado en la tumba del faraón Tutankamón, entre otros lugares. El descubrimiento de una tablilla que describe parcialmente la mecánica del juego ha permitido volver a jugar al juego después de más de 2000 años, aunque las reconstrucciones de las reglas detalladas han diferido ampliamente.


domingo, 26 de enero de 2025

Patagonia: El desarrollo de la Comarca Andina posterior a la Conquista

Comarca Andina: el aislamiento obliga al desarrollo de molinos, agricultura, ganadería y el comercio

La Voz de Chubut



Molino de Antonio Merino, El Bolsón

En El Bolsón, localidad que no contaba con el ferrocarril, el molino de Antonio Merino, abrió en 1926. Trabajó con un molino hidráulico con cilindros de porcelana (no se desgastaban como los de piedra ni se recalentaban como los de acero), con lo que se lograba una mejor calidad de la harina. Llegó a moler de 500 a 800 kilogramos diarios de trigo, cerró en 1947 por culpa de Juan Domingo Perón.

Un poco más al sur funcionaron los molinos de las familias Hube y Don Otto, en El Hoyo, y de Breide, en Epuyén. Concentraban el reducido volumen de trigo de sus respectivas zonas y comercializaban harinas en circuitos locales.

En Cholila, región que recibió desde Chile, a partir de fines del siglo pasado, un aporte inmigratorio que impuso prácticas agrarias, la producción cerealera justificó la instalación del molino, que comercializaba su producción en esa localidad, hacia Chile y hasta El Maitén. Era de la familia de Raúl Cea.

Todos cerraron alrededor de 1947, por varias causas: delimitación de ejidos urbanos más extensos, nuevas leyes de control bromatológico que perjudicaron las harinas locales, ciertas malas administraciones, algún juicio costoso por indemnización a un empleado, problemas climáticos y la llegada de harinas más baratas desde Buenos Aires, distribuidas desde El Maitén, donde estaba la punta de rieles a mediados de la década del 30.

El aislamiento, la falta de caminos transitables, los rigores climáticos acentuaban las distancias. Las necesidades locales y las posibilidades cerealeras favorecieron el desarrollo de la agricultura y por ende, la instalación de molinos rústicos o de tecnología sencilla, con fuerza motriz variada. La producción, en general, alcanzaba a cubrir las demandas. Habiendo excedentes, se extendía la comercialización en la región, incluso a zonas vecinas de Chile. Cuando hubo escasez, aparecieron los conflictos. La llegada del ferrocarril acentuó las contradicciones, ya que llegaban harinas desde el norte y se las traía en carros desde las distintas puntas de rieles. En 1945, Molinos Río de la Plata terminó con este circuito cerealero, por lo que los productores se vieron obligados a diversificar su trabajo rural.

Pero la región no fue exclusivamente agrícola y mucho menos básicamente cerealera. Siempre contó con la producción de ganado. Un vecino relata: “Generalmente venían los compradores y mucho se llevaba a Chile.” “Mi abuelo, por ejemplo, Thomas Austin, llevaba arriba de cinco mil animales a Chile; ése era su trabajo, compraba y vendía…” y “tenía en Cochamó una fábrica de jabón y frigorífico (y) todos los años (arreaba) cinco o seis mil vacunos” con grandes ganancias.

A esta actividad ganadera, crianza y venta de miles de reses a Chile, se agregaban las actividades de granja: cerdos, ovejas, vacas lecheras, abejas huerta y frutales, especialmente manzanos. Uno de los memoriosos dice que en las chacras se producía de todo: “…carne de vaca, capón, cerdo, manteca, hacían el pan, el queso, había leche, trigo, dulces, arvejas, habas, todo lo que la tierra produce.”

También fue intensa la actividad comercial: casas de ramos generales, hoteles, bares, un cine, tiendas, fondas y hasta una sucursal del Banco Nación, radicado en Esquel en 1925. Había pocos automotores y un transporte de pasajeros en coche, casi legendario, mantenido por pioneros de la zona, los Hermanos Paredes. Sin embargo, siendo el transporte de cargas básico los carros y carretones, había herrerías, talleres de reparación y construcción, venta de pastaje y forraje para los caballos, talabarterías y posadas baratas para quienes trabajaban en las tropas.

Por otra parte, la edición 25º aniversario del Diario Esquel, presentaba una larga lista de estancias de la zona, cargada de datos y nombres, y que representaban en 1950 el “orgullo” de la producción de ganado bovino y lanar de la región, actividad que incluía haras y la introducción de animales premiados y muy aptos para nuevas cruzas.

Textos del libro “Esquel…del telégrafo al pavimento”, de Jorge Oriola

sábado, 25 de enero de 2025

SGM: George Albert Cameron, el tanquista argentino que combatió a Rommel


“Rata del Desierto”. El rugbier argentino que fue tanquista en la Segunda Guerra Mundial y enfrentó a las tropas del general Rommel

George Albert Cameron, el argentino que como tanquista en la Segunda Guerra Mundial en el ejército británico integró las tropas conocidas como "ratas del desierto"Gza. Alejandro Prina

George Albert Cameron nació en Buenos Aires, pero sus raíces anglosajonas lo llevaron a enlistarse en el ejército británico, donde fue designado como tripulante de tanques de guerra, un puesto en el que vivió todo tipo de aventuras y penurias

Germán Wille || LA NACION


George Albert Cameron
nació en Buenos Aires en 1915. Creció y se crio junto a su familia en la localidad de Hurlingham. Era egresado del colegio St. George de Quilmes, donde también participó con gran desempeño en el equipo de rugby de esa institución, el Old Georgians. Pero un día del año 1941, cuando tenía 26 años, sintió el llamado de sus raíces anglosajonas y marchó hacia Europa para enrolarse en el ejército británico y combatir bajo esa bandera en la Segunda Guerra Mundial.

Si bien fueron miles los argentinos que se embarcaron para participar en la contienda bélica, lo que distingue la experiencia de Cameron es que él luchó como tanquista. Y lo hizo en escenarios clave del conflicto como el norte de África, donde llegó a enfrentar nada menos que a las tropas del general Rommel.

Alejandro Prina, estudioso de la Segunda Guerra Mundial investigó el recorrido como soldado de este argentino y en diálogo con LA NACION cuenta los riesgos, victorias y desventuras que vivió el exalumno del St. George durante sus sacrificados años dentro de un tanque de guerra.



El nombre de Cameron como soldado en la Segunda Guerra Mundial figura en el Hall of Honour del Colegio Saint George, de Quilmes
Gza. Alejandro Prina

George Cameron integró el equipo de rugby de exalumnos del Colegio St. George, el Old GeorgiansGza. Alejandro Prina

“El llamado de la aventura”

–Alejandro, vos que investigaste la historia de Cameron, ¿cómo es que un joven de Hurlingham termina peleando como tanquista en la Segunda Guerra Mundial?

–Cameron nació en Buenos Aires, pero era hijo de un padre escocés y de una madre neocelandesa. Su linaje se mezclaba en la Argentina con mates, asados y amigos. Su papá, Alexander, había llegado a fines del 1800 y fue administrador de estancias en Tierra del Fuego. De hecho, hoy una localidad de esa isla se llama Villa Cameron como reconocimiento a su tarea como pionero. A Albert y sus hermanos les inculcaron mucho la cultura de sus antepasados.

–En ese sentido, también iba a un colegio que tenía que ver con sus raíces.

–Claro, hizo la escuela en el St. George School de Quilmes y también allí desarrolló su pasión por el rugby. Después de egresar, incluso, continuó jugando en el equipo del colegio, el Old Georgians. Dicen que era muy buen jugador y quizás hasta le hubiese gustado vivir del rugby, pero era un deporte amateur.


George Albert Cameron con el uniforme de su regimiento de tanquistas del Royal Armoured Corps (RAC)
Gza. Alejandro Prina

–¿Cómo fue que se sumó a la Guerra?

-En 1941, Cameron estaba hojeando el Buenos Aires Herald y leyó un anuncio que cambiaría su vida: “El Reino Unido acepta voluntarios”, decía el aviso en inglés. Entonces, sin darle muchas vueltas, se dirigió al Consjeo de la Comunicad Británica -en Reconquista al 300- para completar los papeles de enrolamiento.

–¿Qué lo motivó a unirse al ejército en una empresa que podría costarle la vida?

–Creo que el llamado a la guerra en el Viejo Continente era sinónimo de aventura, algo que lo atrajo a él como a otros tantos jóvenes de su edad. También había un sentido patriótico. Por eso, semanas más tarde, se embarcó en el Highland Monarch rumbo a Londres. Era un buque de pasajeros, pero le habían sacado las comodidades para que entraran más personas y se movía como los mil demonios. Las náuseas y los mareos eran permanentes. No fue nada placentero el viaje. A lo que hay que sumarle que estaba el temor de ser atacados por submarinos alemanes, que por esa época andaban rondando el Atlántico. Finalmente, el 19 de noviembre de 1941 él arribó a las costas británicas.

Herido en el norte de África

–¿Cómo llegó a convertirse en tanquista?

–Recién llegado al país, fue asignado al 61° Regimiento de Infantería ubicado en Bovington, condado de Dorset, en Inglaterra. Si bien Cameron había hecho ya el servicio militar en la Argentina, allí recibiría el entrenamiento básico como soldado y unos meses más tarde lo trasladarían al Regimiento 52° de Entrenamiento de Infantería Mecanizada, donde se iba a convertir en tanquista o, como dicen coloquialmente, “Tankie”. En su duro entrenamiento aprendió que ese puesto tiene como pilares la camaradería y el trabajo en equipo. Además, en la ceremonia que oficializó su ingreso al universo de los tanques, internalizó una frase de oro: “Once a tankie, always a tankie”, es decir, una vez que sos tanquista, sos tanquista para toda la vida. Allí es asignado al Segundo Regimiento Real de Tanques, quienes son conocidos coloquialmente como “las ratas del desierto”.



Una imagen de los tanques y uniformes que utilizaba el ejército británico, la división "ratas del desierto", en el norte de África
. Imperial War Museum

–¿Cuál es su primer destino como tanquista?

–A Cameron lo mandan al norte de África para enfrentar allí a los Afrika Korps, las tropas de (Erwin) Rommel, el temible general alemán conocido como “el zorro del desierto”. Las “ratas del desierto” no tenían tanques muy buenos allá, eran tanques ligeros M3 Stuart, obsoletos por el poco blindaje y su armamento. En una de las batallas en las que participa en el norte de Egipto, creemos que en la segunda batalla del Alamein -entre el 23 de octubre hasta el 11 de noviembre de 1942-, Cameron cae herido.

–¿Qué pasó?

–Su tanque fue impactado por artillería enemiga, un ataque que mata a la tripulación del vehículo y a él lo lastiman muy feo en un brazo y la cara. Lo sacan de ahí, él no sabe cómo ni cuánto tiempo pasó. Cuando se recupera para volver al campo de batalla había terminado la guerra en el norte de África y Rommel había sido derrotado.

–¿Quién más iba con él cuando estalló la bomba? ¿Cómo es la tripulación de un tanque?

–Depende del tanque, pero suelen ser cuatro personas. El comandante, el conductor, el radioperador y el artillero. Él era artillero. Estaba cargando el cañón con una munición de 37 mm cuando fue la explosión que lo dejó fuera de combate y acabó con la vida de sus camaradas. Eso es lo poco que le contó el propio Cameron a su hijo.



Cameron enfrentó a los Afrika Korps de Erwin Rommel, el Zorro del Desierto, en el norte de África
Archivo

George Cameron se muestra sonriente con su uniforme en la Segunda Guerra MundialGza. Alejandro Prina

Tras las huellas de Cameron

Alejandro Prina es un apasionado investigador, divulgador y educador en temas de la Segunda Guerra Mundial. Parte de sus indagaciones sobre hechos, combates y personajes de ese momento histórico están volcadas en su cuenta de Instagram segundaguerramundial_oficial, donde también integra en sus posteos sus habilidades como diseñador gráfico. Además, él es Magíster en Historia Militar recibido en el Iniseg (Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global) y miembro del Grupo de Investigación de Historia Militar de la misma entidad. “Lo que más me gusta de todo es la investigación -dice-, me gusta descubrir estas historias pequeñas de la guerra”.

Como hace cada vez que intenta conocer la biografía de alguien que batalló en aquella contienda, Prina se encarga de buscar las fuentes más directas. Para el caso de George Albert Cameron, este investigador hurgó (siempre con permiso) en los archivos del St. George, donde corroboró, en el Hall of Honour de ese colegio, la participación de este exalumno en la conflagración mundial. Prina también pidió documentación en organismos oficiales relacionados con las Fuerzas Armadas Británicas donde pudo hallar el tracer (recorrido) de este soldado porteño (”aunque no siempre los datos son exactos, especialmente al no tratarse de un oficial”, aclara) y las hojas de ruta de los batallones que integró.

Alejandro Prina es un estudioso y divulgador de hechos y personajes de la Segunda Guerra Mundial y vuelca sus conocimientos en su cuenta de Instagram @segundaguerramundial_oficialGza. Alejandro Prina

Además, en este caso, el investigador contó con el inestimable aporte de los familiares de Cameron, especialmente su hijo Ronald. Ellos suministraron testimonios, fotografías y hasta le mostraron valiosas pertenencias del soldado, como sus medallas de identificación, una cruz que cargaba siempre con él que era de un compañero fallecido y hasta su uniforme. Sin embargo, los familiares del excombatiente argentino aclararon que tenían “baches” en relación al itinerario y actuación de Albert, básicamente porque “él no quería hablar de la guerra”.

Las penurias del desierto... y después, la jungla

–Más allá de los combates en el norte de África, sería también difícil pasar los días en esos espacios desérticos

Terrible. Las noches eran frías y los días de un calor abrasador, que era un enemigo constante. Las tormentas de arena, además, eran regulares y lo más difícil era enfrentar la escasez de agua, no solo para tomar sino también para asearse. Si bien Cameron no hablaba mucho de la guerra, una de sus hijas recuerda que Daddy -así lo llamaban- contaba que en el desierto no se veía un solo insecto, pero cuando había heridas abiertas, o se llagaba la piel por la sequedad del ambiente, aparecían moscas por todas partes. Comer también era difícil porque venían nubes de moscas y si una mosca te toca la comida te podías agarrar disentería, que causaba fiebres, diarreas y vómitos.



Una foto de Cameron en su estadía en la India.
Gza. Alejandro Prina


George Cameron falleció en 1973, pero su familia conserva su uniforme de la Segunda Guerra y otros objetos de gran valor histórico y sentimental
. Gza. Alejna

–Y el calor dentro del tanque sería tremendo, ¿no?

Sí, irónicamente para él y sus compañeros el mejor refugio durante la batalla era el más caluroso y pequeño. Imaginate además ahí adentro el olor a pólvora, aceite quemado, nafta y transpiración que se llegaba a concentrar.

–Dijiste que cuando Cameron se recuperó de las heridas la guerra en el norte de África había terminado... ¿Hacia dónde se fueron después las ratas del desierto?

Meses después, Cameron y su regimiento parten en convoy cruzando el Canal de Suez con rumbo a Malasia, pero los desvían y llegan finalmente a la ciudad de Rangún, en Burma (actual Myanmar). Allí arribaron con el objetivo de frenar el avance de los japoneses, enemigos de los aliados, que querían hacerse de los pozos de petróleo de ese país. Otra vez las condiciones climáticas y el terreno fueron un enemigo silencioso para los tanquistas. La jungla densa, la humedad, los pantanos, lugares donde los tanques se atoraban, tenían fallas mecánicas. En cambio, los japoneses se adaptaban al terreno de manera alucinante. Como dato anecdótico, al llegar a Burma, las ratas del desierto se transformaron en las “green rats” (ratas verdes).

–¿Y cómo se dio la contienda en Burma?

El avance japonés fue avasallador. Los hicieron pelota. Era como una guerra de guerrillas, no era a campo abierto. Solían atacar por la noche con una variedad de armas. Tenían desde bombas adhesivas, que era una mina magnetizada que se pegaba al blindaje del tanque, hasta las bombas Tich, que era una bola de vidrio o cerámica que se rompía al impactar contra el tanque y despedía un líquido tóxico que se gasificaba y mataba a los que estaban en el interior del vehículo. En casos extremos, también hacían ataques suicidas: el soldado japonés se sentaban en un hoyo de la carretera sosteniendo una bomba, esperando a que pasara un tanque.



Las medallas de identificación que lelvaba consigo George Cameron en la Segunda Guerra Mundial, junto a la cruz de un compañero fallecido
Gza. Alejandro Prina




Una foto de las "green rats" con la medalla que representa a los tanquistas británicos arriba y los logos de esa compañía abajo
Gza. Alejandro Prina


La retirada hacia la India

–¿Cómo terminó?

-Después de tres meses de lucha agotadora y ya viéndose superados por el enemigo las green rats debieron emprender la retirada. En un momento se vieron obligados a abandonar los tanques, porque tenían que cruzar numerosos ríos. Su objetivo ahora era alcanzar la frontera de la India, con los japoneses pisándoles los talones. Cada soldado llevaba todo el armamento que podía cargar. Hicieron un recorrido de 140 kilómetros hasta llegar a la India. El mal tiempo los ayudó esta vez, ya que cuando andaban por colinas y montañas, las nubes bajas los ocultaron de la Fuerza Aérea Japonesa. En el camino volvieron a sufrir disentería y malaria. En este caso, George también cayó enfermo. Una vez arribados a la India, diezmados y exhaustos, las tropas se instalaron allí para recuperar fuerzas.

–¿Qué pasó después?

Poco más tarde, George y su regimiento fueron enviados a campamentos aliados en Irak, después a Siria, Palestina y finalmente Egipto para reequiparse y realizar ejercicios y entrenamientos con los nuevos suministros y armamentos que fueron recibiendo, entre ellos el famoso tanque norteamericano Sherman y también los Stuart.

–Se preparaban para su próximo objetivo. ¿Cuál era?

-Italia. Desde Alejandría, en Egipto, el Segundo Regimiento Real de Tanques se embarca hacia Taranto (hoy, Tarento), en el sur italiano, donde llegaron el 4 de mayo de 1944. Las tropas de los tanquistas avanzan hacia el norte, conquistando pueblo por pueblo del poder alemán con el objetivo final de liberar Roma. El 3 de septiembre de ese año, George y su unidad llegaron al pequeño pueblo de Tavoletto, que formaba parte de la famosa línea Gótica Alemana, una de las barreras defensivas que iba de una costa a la otra de Italia que trazaron los alemanes para frenar el avance aliado. En este combate, Cameron es herido por una explosión de mortero, pero no debió haber sido muy grave, porque el 6 de ese mismo mes vuelve a estar presente en otra batalla, la de Gemmano.

Italia y el fin de la guerra

–¿En todos lo pueblos que mencionás estaban los nazis?

Sí, generalmente eran paracaidistas de tropas muy especializadas y tropas de montaña que los mandaban y los tipos tenían la misión de defender esa línea Gótica. En Gemmano los alemanes tenían la ventaja de que estaban esperando a los aliados en un lugar estratégico de altura y los aliados subestimaron la situación y dijeron que no había nadie, cuando los esperaban unos 4500 alemanes súper entrenados. En esta cruenta batalla, también conocida como “mini Montecassino” o “la Montecassino del Adriático”, George volvió a ser herido. Pero no algo grave. El 9 de septiembre, finalmente, el pueblo es recuperado por los aliados.

Las tropas de Cameron, aquí un parte con su logo característico, celebraron la rendición de los alemanes en la ciudad italiana de PaduaGza. Alejandro Prina
Las medallas que recibió George Cameron por su participación en distintas contiendas y escenarios de la Segunda Guerra MundialGza. Alejandro P

–¿Cómo siguió la guerra para Cameron?

–Siguieron avanzando hacia el norte. En mayo de 1945, cuando los alemanes se rinden, George y su unidad están en la ciudad de Padua. Ahí es donde se termina la guerra para él.

–¿Entonces regresa a la Argentina?

–En 1946, ya nuevamente en Londres le dan de baja en el ejército con el grado de Sargento y el tanquista argentino regresa a su país.

Una postal del pueblo de Tavoleto en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, uno de los lugares donde Cameron combatió y terminó heridoGza. Alejandro Prina


Una postal actual del pueblo de Tavoleto, donde se ve que poco ha cambiado a lo largo de los añosGza. Alejandro Prina

–¿Qué fue de su vida en la Argentina?

–En 1948 se casó, un año después tuvo a su primera hija, trabajó un tiempo en el London Bank y después en la empresa Alpargatas. Vivió alternativamente en Hurlingham, en el Palomar y se estableció dos veces en Montevideo, Uruguay. Una vez en 1953 y luego en el año 1970, por su trabajo relacionado a una compañía de seguros británica. En la capital de Uruguay vuelve a retomar su pasión por el rugby. Juega en el Club Trouville de esa ciudad, equipo en el que, en 1954, obtuvo los tres lauros posibles en una misma temporada.

No hablaba de la guerra

–¿Hablaba de la guerra con su familia?

No, no quería comentar nada. Tiraba esas anécdotas medio simplonas como las moscas del desierto, pero no hablaba. Lo que sí, te puedo contar una anécdota. Decían que George no faltaba nunca al trabajo. Nunca. Un día vuelve la hija del colegio y le dice: “Silencio que está Daddy en el living. No pases, está tranquilo”. Entonces ella se asoma y lo ve a su papá con una bolsa de hielo en la cara, con gesto de dolor. Después se enteran que él tenía muchos dolores, va al médico y le encuentran muchas esquils de metal producto de la explosión del tanque que le habían quedado en el paladar y el maxilar, y tuvieron que operarlo y sacarle todo. Muchos años después.

George Cameron y su familia luego de la guerra. Gza. Alejandro Prina

Una caricatura del equipo del Club Troville, de Montevideo, campeón de la liga uruguaya; Cameron aparece rodeado por un círculo verdeGza. Alejandro Prina

George Albert Cameron falleció en 1973. En diálogo con Alejandro Prina, Ronnie, uno de los cuatro hijos del extanquista recuerda cuando su padre le regaló una guinda de cuero roja con la que solían practicar rugby juntos. Y también rememoró los días festivos en que su padre lo llevaba ver desfiles de bandas de gaitas escocesas.

–Alejandro, ¿Qué te queda a vos cada vez que recuperás o descubrís una de estas historias como la de Cameron, que desde la Argentina llegó combatir contra las tropas del mismísimo Rommel?

Lo que me queda y el objetivo de lo que hago es que estas personas no queden en el olvido. Quiero investigar a esta gente para rescatarla de olvido. Sobre todo como en el caso de George, que deja un legado de valentía y un ejemplo de los sacrificios realizados por aquellos que sirvieron durante el mayor conflicto bélico de la historia.


viernes, 24 de enero de 2025

Crisis del Beagle: Vampiros y OVNIs en Puerto Natales


El Vampiro del Cerro Dorotea: Un Misterio en Medio de la Crisis del Beagle

En los turbulentos días de la crisis del Beagle de 1978, cuando Chile y Argentina rozaban el borde de la guerra, los ánimos en la frontera estaban tensos. Las trincheras se alzaban cerca de Dorotea, un pequeño poblado fronterizo a tan solo 20 kilómetros de Puerto Natales y a 7 kilómetros de Río Turbio. Desde las laderas del Cerro Dorotea, cuyo nombre remonta a una expedición del Capitán Eberhard en 1892, se extraía leña para calentar los hogares de Natales. Sin embargo, en esa noche particular de crisis, la leña no era lo único que emergía de esas tierras antiguas y misteriosas.

Estábamos en una trinchera, con la incertidumbre constante de un posible ataque argentino. El ánimo era alto, pero la tensión se podía palpar en cada respiro. Esa noche, nos ordenaron realizar una patrulla de reconocimiento. Mientras avanzábamos a través del bosque, vimos luces extrañas que se movían entre los árboles. Al principio pensamos que podrían ser soldados argentinos intentando infiltrarse, pero lo que sucedió después nos dejó perplejos: las luces empezaron a cambiar de color, como si tuvieran vida propia, y luego, increíblemente, se sumergieron en la tierra ante nuestros ojos. Al levantar la vista al cielo, las estrellas parecían distintas, como si estuvieran en un lugar desconocido.

Durante el desayuno del día siguiente, compartí mi inquietud con un viejo poblador de la zona. Me habló de leyendas de contrabandistas y brujos que habitaban la región, pero no podía sacudirme la sensación de que había algo más profundo y oscuro sucediendo. Las preguntas rondaban mi mente sin respuestas claras.

Esa misma noche, en una salida de patrulla bajo la luna, tropezamos con algo aún más desconcertante: tres ovejas muertas, completamente desangradas, con dos marcas de colmillos en sus cuellos. El miedo nos invadió. Uno de los soldados más viejos, visiblemente aterrado, murmuró lo que nadie quería decir en voz alta: "Esto fue obra de un vampiro... no hay otra explicación." En medio de la tensión de la casi guerra, nos encontrábamos atrincherados en una tierra de misterios, de contrabandistas, de brujos... y ahora, tal vez, de vampiros.


Algunos empezaron a teorizar que podría tratarse de un espía argentino usando el mito para cubrir sus huellas, pero la falta de respuestas solo avivaba las especulaciones. Nos contactamos con un antiguo vecino de Puerto Natales, un hombre conocedor de las ciencias ocultas. Nos habló de ataques similares en estancias más alejadas, donde animales habían sido encontrados en circunstancias igualmente macabras.

Sin embargo, tras esa noche, las luces desaparecieron y nunca más volvimos a encontrar ovejas muertas. No obstante, el enigma permaneció. El silencio era inquietante, y las preguntas, muchas, quedaron sin respuestas.

Décadas después, en un programa de radio dedicado a los OVNIs, se relató un hecho alarmante: en el sector de Huertos Familiares, un gallinero había sido atacado. Las aves fueron encontradas sin una gota de sangre, con marcas de colmillos en sus cuerpos. El rumor del chupacabras comenzó a correr, pero ¿acaso esa criatura legendaria era responsable? Las coincidencias eran demasiado perturbadoras: Huertos Familiares se encontraba cerca del Cerro Dorotea (51°36'16"S 72°19'56"W).

Aún hoy, las sombras de aquella crisis bélica y los misterios del Cerro Dorotea siguen envolviendo la zona en un velo de incertidumbre. ¿Qué fue lo que realmente vimos aquella noche? ¿Qué acechaba en la oscuridad, mientras el mundo temía una guerra, pero nosotros temíamos algo más? (El Tirapiedras)