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jueves, 16 de octubre de 2025

Nazismo: Aktion Feuerland, la huida de Hitler a la Patagonia

¿Hitler escapó de Berlín y murió en la Patagonia?

La historia oficial asegura que el nazi se suicidó junto a su esposa hace 70 años en el bunker subterráneo de la cancillería de Berlín, cercado por el Ejército Rojo. Otros investigadores sostienen que huyó y pasó sus últimos días en el sur argentino. Detalles del Proyecto Tierra del Fuego que trajo a Hitler hasta la Patagonia.
El Patagónico



"Hitler está vivo, escapó a España o Argentina", había dicho Stalin para responder a una pregunta de James Byrnes, secretario de Estado norteamericano, durante la conferencia de Potsdam, el 17 de julio de 1945. El dictador soviético acusaba a los aliados occidentales de ser cómplices de la huida del líder nazi. En el mes anterior, el general Gueorgui Zhúkov, uno de los más destacados generales del Ejército Rojo, se había pronunciado en el mismo sentido durante una rueda de prensa. Hitler posiblemente escapó en avión antes de que se cierre el cerco sobre Berlín, aseguró.
¿Pero no eran los rusos los que habían encontrado los restos de Hitler y de su esposa Eva Braun? ¿Se trataba solo de acusaciones del astuto Stalin para sembrar discordia en la antesala de la Guerra Fría? Rápidos de reflejos, los ingleses encomendaron su propia investigación a Hugh Trevor Roper, que servía como oficial de inteligencia. 

A través de varias entrevistas con miembros del séquito de Hitler llegó a la conclusión "terminante" del suicidio. Concluyó que Hitler se casó con Eva Braun el 29 de abril de 1945 y al otro día ambos se quitaron la vida en el bunker subterráneo de la Cancillería, rodeados de tropas rusas. Luego, sus cuerpos fueron quemados en los jardines del edificio por sus acólitos, dentro del cráter provocado por una bomba.



Trevor Roper publicó su trabajo en 1947 en formato de libro (Los últimos días de Hitler) y este fue fundacional para la teoría del suicidio. La mayor parte de los investigadores que lo sucedieron lo citaron de una y otra manera, sin poner en duda sus conclusiones. A Trevor Roper se sumó Michael Musmanno, uno de los jueces norteamericanos del proceso de Nüremberg. 

Musmanno hizo su propio libro con entrevistas a funcionarios nazis (Los últimos testigos de Hitler). El magistrado norteamericano llegó a conclusiones similares a las de Trevor Roper.
Trevor Roper y Musmanno instalaron la teoría del suicidio en base a testimonios orales
Pero, más allá de los testimonios de los que "vieron morir a Hitler", ¿había otras pruebas? ¿Dónde estaba el cuerpo? Tras la muerte de Stalin, en 1953, los rusos informaron que sí tenían restos del Führer y que habían sido debidamente identificados. Los puentes dentales habían sido la prueba clave para concluir que era Hitler.

Luego, los cadáveres de Hitler, su esposa y los de la familia Goebbels fueron enterrados bajo un cuartel de Magdeburgo. En 1970 todos los cuerpos fueron exhumados y -salvo un pedazo de cráneo de Hitler- fueron incinerados y las cenizas arrojadas al mar. En los 90, los rusos exhibieron por primera vez lo que se suponía era el último vestigio del esqueleto de Hitler. Decían que era una prueba concluyente, que acallaría los rumores. Pero expertos convocados para una investigación de History Channel revelaron que se trataba del trozo de cráneo de una mujer de entre 20 y 40 años.

Investigadores confirmaron que el cráneo exhibido como del dictador Adolf Hitler era de una mujer de entre 20 y 40 años
Las contradicciones, las versiones cruzadas, la falta de pruebas tangibles abonaron el terreno para que se generara una línea de investigación paralela, que rechazó la versión oficial y buscó saber qué había realmente detrás de la muerte de Hitler. 



El húngaro-argentino Ladislao Szabo lanzó la primera piedra en 1947, con su libro Hitler está vivo, que sostenía que el líder del Tercer Reich había logrado escapar de Europa en submarino. Varios recogieron el guante y siguieron las pistas con el correr de los años. Jeff Kristenssen (seudónimo del capitán Manuel Monasterio) o el italiano Patrick Burnside fueron algunos de ellos. En los últimos años, profundizaron la investigación dos británicos, Simon Dunstan y Gerrard Williams, con Lobo Gris y un argentino, Abel Basti, con El exilio de Hitler y otras publicaciones.

Ellos continuaron la zaga, aportaron datos y dieron por hecho que el dictador nazi huyó y vivió tranquilamente en la Argentina. Hasta dicen el día exacto en que murió. Revelaron que otros dos "muertos" en 1945, Martín Bormann -mano derecha de Hitler- y Heinrich Müller, jefe de la Gestapo, habrían sido los que urdieron el plan de escape.

Hitler en la Argentina. ¿Fantasía o realidad?

Luego de recordar la falta de evidencia forense sobre la muerte de Hitler y su esposa, tanto Dunstan y Williams como Basti se preguntan por qué los servicios de inteligencia de los Estados Unidos continuaron buscando a Hitler y recibiendo informes de sus agentes desde Sudamérica, donde varias personas aseguraban haber visto a Hitler. Cables desclasificados en los últimos años así lo indican.

"Si uno accede a los medios de época, diarios, agencias de noticias, emisiones radiales y demás, la noticia es que Hitler escapó. Que luego haya cambiado, es otra cosa", señaló Basti, recordando la historia de Stalin con Byrnes, citada al principio de la nota.

¿Pero cómo era posible que Hitler haya burlado el cerco? ¿De quién era el cuerpo encontrado? La respuesta a la primera pregunta: con complicidad de los aliados occidentales. La segunda: con un doble. De hecho Dunstan y Williams afirman que el que aparece en la última filmación conocida de Hitler no es él, sino Gustav Weber, uno de sus dobles. 



La cinta fue grabada el 20 de marzo de 1945 y se ve a Hitler -o a su doble- junto a Artur Axmann, líder de las juventudes hitlerianas, entregando medallas a los niños-soldados que defendían las ruinas del Tercer Reich. Para llegar a esta conclusión, los autores de Lobo Gris recurrieron a análisis faciales de un destacado experto británico que trabaja con la policía científica. Luego del escape de Hitler del bunker, el desafortunado Weber recibió un disparo y fue "plantado" como el cadáver de Hitler.

El pacto con los aliados

El año 1943 marcó un quiebre en la guerra. El Eje estaba en retirada y ya quedaba claro que los Aliados avanzaban hacia una clara victoria. Consciente de esto, Bormann planificó la Aktion Feuerland (Proyecto Tierra del Fuego) con la intención de pactar con Occidente el escape de Hitler, de él mismo y la evacuación del tesoro nazi, proveniente de años de rapiña en los países ocupados y que incluía innumerables obras de artes saqueadas. A cambio, el secretario del Führer ofrecía información sensible sobre las avanzadas armas secretas nazis y la ubicación de los investigadores y técnicos, para que Estados Unidos pueda reclutarlos. Además, ofertaba la rendición del millón de hombres de la Wehrmacht que todavía combatían en Italia.

Pero no todo eran promesas, también había amenazas. Una, volar por los aires las minas en donde estaban escondidas miles de obras de arte robadas por los nazis y que representaban lo mejor de la cultura europea de siglos. Además, estaba el rumor de que el Reich tenía misiles de largo alcance -similares a la V2- con capacidad de atacar la costa este de los Estados Unidos. Prometía desactivarlos como parte de la negociación.

El interlocutor de Bormann -que negociaba a través de "Gestapo" Müller y de Ernst Kaltenbrunner- era nada menos que Allen Dulles. ¿Quién era? Dulles dirigía en Suiza el principal centro europeo de la OSS, la Oficina de Servicios Estratégicos, el servicio de inteligencia de los Estados Unidos durante la guerra. Dulles venía haciendo su trabajo con habilidad, reclutando agentes a lo largo y ancho del viejo continente, muchos de ellos diplomáticos nazis. 

Ante el inminente choque con el bloque comunista, Dulles creyó más importante negociar con Bormann para sumar la tecnología alemana a la causa anticomunista que el destino de Hitler, ya derrotado. Más tarde, Dulles fue el primer director civil de la CIA. Esa central casi no tuvo actividad en relación a la búsqueda de Hitler en Sudamérica, al contrario que el FBI. 


¿Por qué Argentina? El rol de Perón

Con algunas mínimas diferencias, Dunstan-Williams y Basti coincidieron en que Hitler dejó el bunker a pie por una conexión con el metro de Berlín, de allí voló en avión a Dinamarca, luego a España, para embarcar en un submarino en las Islas Canarias. Destino final: las costas patagónicas. 

En el sur argentino lo esperaba Hermann Fegelein, casado con Gretl Braun, la hermana de Eva. Fegelein había escapado poco antes y también se había montado una puesta en escena en Berlín para fingir su muerte. Uno de los pilotos que trasladó a Hitler, el capitán Baumgart, habló del tema en 1947. Así lo reflejan los diarios de la época. Incluso lo declaró en la corte de Varsovia. Pero nadie lo escuchó y se perdió en el olvido.

Argentina fue uno de los últimos países en declararle la guerra al Eje y permitió el accionar de espías nazis casi sin molestarlos. En los dos últimos años del mayor conflicto bélico de la historia, Bormann transfirió activos a la región -sobre todo a la Argentina- por más de 6 mil millones de dólares. Uno de los principales contactos en Buenos Aires era el empresario Ludwig Freude, cercano a Juan Domingo Perón, y cuyo hijo, Rodolfo Freude, fue secretario del líder justicialista durante sus primeras presidencias. El ingreso de científicos alemanes al país -y también muchos criminales de guerra nazis- era parte de la contraprestación.

La cifra millonaria sirvió para abrir cuentas bancarias, comprar patentes industriales, montar empresas y comprar el silencio de varios. La colectividad alemana, de fuerte presencia en el sur argentino, tuvo su rol en preparar el terreno para la llegada de Hitler a un paraíso montañoso similar al que el dictador tanto amaba en su Baviera. Los autores de Lobo Gris le dan un rol preponderante a Eva Perón, y aseguran que durante su recordado viaje a Europa, en 1947, mantuvo un encuentro con Bormann, que se había quedado un tiempo más allí. Aseguran que la esposa de Perón facilitó la llegada de Bormann a Buenos Aires, pero rompió el pacto y solo "devolvió" el 25% del dinero transferido.

En esa época, los diputados Silvano Santander y Raúl Damonte Taborda denunciaron la actividad nazi en la Argentina y sus presuntos vínculos con el cada vez más poderoso Perón. Pero -producto de esta actividad- tuvieron que partir al exilio en Uruguay luego del golpe del 4 de junio de 1943.

Hitler en Argentina

Hitler habría pasado su primera noche argentina en Necochea. Luego habría volado a Neuquén y de allí al aeropuerto de Bariloche, que en esa época estaba en terrenos de la estancia San Ramón. "Un lugar cerrado y controlado totalmente por alemanes". Ex marinos del Graf Spee, hundido frente a las costas de Montevideo tras la batalla del Río de la Plata, oficiaron de custodios de Hitler.

San Ramón cobijó durante nueve meses al matrimonio Hitler y a su perra Blondi, que también había hecho la travesía en el submarino U-518, que los trajo de Europa. Luego de ese tiempo, se mudaron al refugio que el dinero de Bormann había permitido construir a unos 100 kilómetros de allí. El lugar era Inalco, sobre la frontera chilena, cerca de Villa La Angostura. La nueva casa de Hitler tenía una construcción similar al Berghof, el lugar de descanso que el dictador tenía en Obersalzberg, en los Alpes Bávaros.

Dunstan y Wiliams aseguraron que Hitler hizo viajes a Laguna Mar Chiquita, en Córdoba, donde fue sometido a una operación para sacarle astillas de una vieja herida producida por la bomba del atentado del 20 de julio de 1944. También habría pasado por La Falda, para visitar al matrimonio Eichhorn, una pareja alemana que había aportado dinero a la causa nazi desde el principio. La impunidad era tal que un informe del FBI, publicado en Lobo Gris, da cuenta de un agente que vio a Hitler "de vacaciones" en Casino, Brasil, en 1947. 

Los supuestos pasos de Hitler por Argentina fueron presenciados por innumerables testigos, entrevistados por los autores. Incluso un ex custodio de Perón les contó que el tres veces presidente se reunía con toda naturalidad con Bormann.

Los hijos de Hitler. Su muerte.

Los investigadores afirmaron que Hitler y Eva Braun tuvieron al menos una hija. Úrsula o "Uschi", nacida antes de la guerra, en 1938, y ocultada a la opinión pública alemana. También se había ocultado durante años su relación con Eva. Otra versión habla de otra hija o un hijo nacidos en Argentina. 

En donde difirieron Dunstan y Williams con Basti es en la fecha y el lugar de muerte de Hitler. Para los primeros, el "cabo austríaco" expiró el 13 de febrero de 1962 en La Clara, lugar adonde se había mudado tras el golpe de Estado que derrocó a Perón en 1955. Abandonado por Eva, que se había ido a Neuquén, Hitler habría muerto rodeado de su último custodio, Heinrich Bethe, y de su médico, Otto Lehmann.

Para Basti, el deceso de Hitler se produjo en Paraguay, el 3 de febrero de 1971. A tierras guaraníes habría viajado el ex dictador nazi, temiendo que la caída de Perón pudiese derivar en el retiro de la protección. Según Basti, Stroessner dio asilo a Hitler en sus últimos días. ¿Aparecerá alguna vez el cadáver de Hitler? Basti dice que sí. "En este tipo de historias ocultas y secretas, se van revelando más datos con el transcurso de los años. Toda la información termina saliendo a la luz, incluso la ubicación exacta de los restos", concluyó, según resumió el portal Infobae. 


jueves, 20 de marzo de 2025

CIA: Hitler vivió en Argentina desde 1955

Documentos de JFK muestran que la CIA escuchó rumores de que Adolf Hitler escapó a Sudamérica

Noticias CBS



La CIA estaba al tanto y estaba interesada en los rumores de que el líder nazi Adolf Hitler escapó de Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial y huyó a Sudamérica, según muestran documentos publicados esta semana por la agencia de inteligencia exterior estadounidense.

Se considera un hecho que Hitler se quitó la vida en un búnker en abril de 1945 mientras las fuerzas aliadas se acercaban, pero un agente de la CIA identificado solo con el apodo de "CIMELODY-3" informó a Washington en 1955 que un contacto de confianza le había informado que Hitler estaba vivo y bien, viviendo entre otros expatriados nazis en Colombia que todavía se referían a él como "der Furher".

El agente escribió varios memorandos a la sede de la CIA, que fueron publicados como parte de la divulgación por parte del gobierno estadounidense de documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy.

El primero de los documentos relevantes al líder nazi es un memorando interno , clasificado como "Secreto" cuando fue enviado el 3 de octubre de 1955. Era de la estación de la CIA en Caracas, Venezuela, y decía que su contacto en Colombia le había mostrado a CIMELODY-3 una fotografía que supuestamente mostraba a otro oficial nazi fugitivo de pie junto a Hitler.

El 29 de septiembre de 1955, se mostró la foto a CIMELODY-3 para obtener su opinión sobre la posible veracidad de esta fantástica historia. Obviamente, CIMELODY-3 no estaba en condiciones de hacer comentarios. Sin embargo, tomó prestada la fotografía el tiempo suficiente para que esta Estación pudiera tomar las medidas que considerara oportunas, dice el memorando.

La granulada fotografía en blanco y negro sin duda muestra a un hombre que se parece al líder del Tercer Reich alemán, pero el escepticismo de la CIA es evidente en los comentarios.

De los documentos se desprende que CIMELODY-3 nunca conoció a la fuente real de la información, un ex soldado nazi de las SS identificado por la CIA como Phillip Citroen.

Citroën supuestamente le dijo a la fuente del agente de la CIA que conoció a "Hitler" en Tunja, Colombia, en 1954, un lugar que describió como "superpoblado por ex nazis alemanes".

Según CITROËN, los alemanes residentes en Tunja siguen a este supuesto Adolf Hitler con una idolatría del pasado nazi, llamándolo 'der Führer' y ofreciéndole el saludo nazi y adulación de soldado de asalto, según un segundo memorando enviado desde la oficina de campo de la CIA en Maracaibo a Washington a finales de octubre de 1955.

El Miami Herald informa que una carta enviada el mes siguiente, también publicada junto con los documentos de JFK, muestra que altos funcionarios de la CIA en Washington habían perdido interés en el asunto.

"Se considera que los enormes esfuerzos dedicados a confirmar los rumores podrían extenderse en este asunto, con escasas posibilidades de establecer algo concreto", cita la carta del Herald. "Por lo tanto, sugerimos que se desestime este asunto".

Según el Herald, esa fue la última mención de "Hitler" en Colombia por parte de la CIA, al menos en los documentos hechos públicos unos 60 años después.




Transcripción (inglés):

Secret
CLASSIFICATION

DISPATCH NO.: HWCA-2592
DATE: 3 October 1955

TO: Chief, WHD
FROM: Acting Chief of Station, Caracas /c/B
INFO: Bogotá
Buenos Aires
Maracaibo

SUBJECT GENERAL: Operational
SPECIFIC: Adolph HITLER

MICROFILMED
JUL 26 1963
DOC. MICRO. SER.

  1. On 29 September 1955, CIMELODY-3 reported the following. Neither CIMELODY-3 nor this Station is in a position to give an intelligent evaluation of the information and it is being forwarded as of possible interest.

  2. CIMELODY-3 was contacted on 29 September 1955 by a trusted friend who served under his command in Europe and who is presently residing in Maracaibo. CIMELODY-3 preferred not to reveal the identity of his friend.

  3. CIMELODY-3's friend stated that during the latter part of September 1955, a Phillip CITROEN (former German SS trooper) stated to him confidentially that Adolph HITLER is still alive. CITROEN claimed to have contacted HITLER about once a month in Colombia on his trip from Maracaibo to that country as an employee of the KNSM (Royal Dutch) Shipping Company. CITROEN indicated that HITLER left Colombia for Argentina around January 1955. CIMELODY-3’s friend stated that he took a picture with HITLER not too long ago, but did not show it. He also commented that, inasmuch as ten years have passed since the end of World War II, the Allies could no longer prosecute HITLER as a criminal of war.



Traducción al español:

Secreto
CLASIFICACIÓN

NÚMERO DE DESPACHO: HWCA-2592
FECHA: 3 de octubre de 1955

PARA: Jefe, WHD
DE: Jefe Interino de Estación, Caracas /c/B
INFORMACIÓN: Bogotá
Buenos Aires
Maracaibo

ASUNTO GENERAL: Operacional
ESPECÍFICO: Adolph HITLER

MICROFILMADO
26 JUL 1963
DOC. MICRO. SER.

  1. El 29 de septiembre de 1955, CIMELODY-3 informó lo siguiente. Ni CIMELODY-3 ni esta Estación están en posición de hacer una evaluación inteligente de la información, por lo que se envía como un posible dato de interés.

  2. CIMELODY-3 fue contactado el 29 de septiembre de 1955 por un amigo de confianza que sirvió bajo su mando en Europa y que actualmente reside en Maracaibo. CIMELODY-3 prefirió no revelar la identidad de su amigo.

  3. El amigo de CIMELODY-3 declaró que a finales de septiembre de 1955, Phillip CITROEN (exsoldado de las SS alemanas) le informó confidencialmente que Adolph HITLER sigue vivo. CITROEN afirmó haber contactado a HITLER aproximadamente una vez al mes en Colombia durante sus viajes desde Maracaibo a ese país como empleado de la Compañía Naviera KNSM (Real Holandesa). CITROEN indicó que HITLER dejó Colombia con destino a Argentina alrededor de enero de 1955. El amigo de CIMELODY-3 mencionó que se tomó una foto con HITLER hace no mucho tiempo, pero no la mostró. También comentó que, dado que han pasado diez años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados ya no podrían procesar a HITLER como criminal de guerra.



martes, 9 de enero de 2024

Historia alternativa: Libro "The Reich Without Hitler: The Falcons of Malta"

 

El Reich sin Hitler: Volumen 1: Los Halcones de Malta


La serie Reich Without Hitler explora un mundo donde, a fines de junio de 1940, Alemania está gobernada por una junta mixta del ejército nazi bajo el nuevo Führer, Herman Göring. Comienza como nuestra reconocible Segunda Guerra Mundial y avanza en diferentes direcciones para crear algo nuevo y único. En Falcons of Malta, llevamos la guerra a Malta, el comienzo de una gran campaña en el Mar Medio. El libro cubre tanto la estrategia de alto nivel como una compañía de la Legión Nibelungen, un nuevo servicio formado después de la muerte de Hitler. Nuestra alegre banda de piratas revelará las aventuras picarescas que puede ser la guerra. Incluso tenemos un Romeo y Julieta en tiempos de guerra. Abróchese el parapente y venga a dar un paseo.

Hay muchas historias alternativas de la Segunda Guerra Mundial, pero muchas, si no la mayoría, tropiezan con una cosa: requieren que Hitler (un jugador, por no mencionar completamente malvado y loco) no actúe como Hitler. El autor Scott Palter resuelve hábilmente el dilema eliminando a Hitler de la ecuación por su muerte poco después de la victoria de los nazis en Francia. ¿Cómo actuará el nuevo liderazgo?

La novela responde a esas preguntas a medida que sigue las semanas siguientes desde la muerte del Führer tanto desde arriba (los nuevos gobernantes y, más importante, los que operan detrás de escena) como desde abajo (mientras seguimos las desventuras de un improbable grupo de pícaros y héroes accidentales). Mientras los británicos (la única gran potencia aún en la lucha) y los soviéticos (en paz pero nunca amigos de los nazis) hacen sus propios planes, la guerra por el dominio de Europa, si no del mundo, continúa. El libro es de lectura trepidante y apasionante. Imprescindible para los fanáticos de AH de la Segunda Guerra Mundial, y una lectura agradable por sí sola.

CJ Carella

lunes, 13 de noviembre de 2023

Nazismo: Hitler consolida su poder y avizora el horror

El día que Hitler terminó de consolidar su poder y anticipó el horror nazi que se avecinaba en Europa

El 14 de julio de 1933, el Führer prohibió la creación de nuevos partidos políticos. Ese fue la última puntada con la que acalló a todos sus opositores. Su palabra se convirtió en ley. Cómo fueron esos 6 meses en los que el líder nazi asumió el control del Estado. Qué decía la ley que lo determinó

Por Matías Bauso || Infobae






Apenas dos artículos. El primero establecía que el Partido Nazi era el único partido que podía funcionar en Alemania. El segundo fijaba las penas –de hasta tres años de prisión- para los que fundaran nuevas organizaciones políticas o intentaran reavivar las que ya habían sido prohibidas (Corbis via Getty Images)

El 14 de julio de 1933, 90 años atrás, el Partido Nazi quedaba establecido por como el único partido legal de Alemania.

Una ley mínima en su forma. Casi como si su autor quisiera demostrar el desdén hacia el instrumento. Una redacción marcial pero perezosa. No se necesitaba más. Apenas dos artículos. El primero establecía que el Partido Nazi era el único partido que podía funcionar en Alemania. El segundo fijaba las penas –de hasta tres años de prisión- para los que fundaran nuevas organizaciones políticas o intentaran reavivar las que ya habían sido prohibidas.

La ley venía a reconocer una realidad (y a impedir futuras molestias): tres semanas antes se habían prohibido las actividades de todos los partidos políticos que no fueran el oficial.

Sin embargo para entender cómo pudo suceder esto hay que ir más atrás. Pero no es necesario retroceder demasiado: Hitler se apropió del poder en muy poco tiempo, con unos pocos movimientos enérgicos aprovechó la debilidad de von Hindenburg, la perplejidad de sus oponentes y la pasividad y anuencia del pueblo alemán.


En esos primeros meses de 1933 cambió la historia de Occidente para siempre. Hitler no sólo llegó al poder, sino que eliminó a sus rivales y opositores y destruyó la división de poderes
(Getty Images)

El incendio del Reichstag el 27 de febrero de 1933, le dio la oportunidad de aplicar medidas de excepción. Ente ellas abolió al Partido Comunista y persiguió a sus miembros y dirigentes a los que señalaron (falsamente) como los responsables. No se quedó allí, presentó ante el parlamento una ley llamada de Habilitación Especial. Este nuevo instrumento le conferiría plenos poderes, dejaría al Parlamento convertido en algo ornamental. La Constitución de Weimar requería mayorías especiales para que una ley de ese tipo saliera. Los dos tercios de los legisladores debían aprobarla. Ese no iba a ser un obstáculo para Hitler y sus hombres a los que la llegada al poder les terminó de desbocar sus ambiciones. No querían que hubiera nadie más que ellos. Al otro, al distinto, al que pensaba diferente, había que eliminarlo. Esa lógica (y el poder que la sociedad alemana le permitió irrogarse y hasta le cedió) terminó en la peor tragedia del Siglo XX.

El resto fue retorcer algunas cuestiones reglamentarias, presionar y extorsionar a algunos de los parlamentarios, comprar a otros y dejar a los socialdemócratas expresar su descontento en franca minoría, como si les dieran una última posibilidad de quejarse en público, como si fuera la salida a empujones de la escena. La Ley Habilitante tenía un nombre oficial más pretencioso (y visto a la distancia, delirante): Ley para el Remedio de las Necesidades del Pueblo y del Reich. ¿Cuál era ese remedio? Darle todo el poder a Hitler. Que los tres poderes se fundieran en él, convertirlo en máximo autoridad y en la única palabra. En la fuente de legitimidad de cada norma. La palabra de Hitler era la Ley Suprema.

La norma tenía cinco artículos y su redacción técnica y algo enrevesada podía confundir. Para que eso no sucediera, para que se entendiera de manera cabal su alcance, Joseph Goebbels dijo al día siguiente: “La voluntad del Führer ha quedado establecida totalmente, los votos ya no importan más. Sólo el Führer decide”. Y después agregó en un rapto infrecuente de sinceridad, quizá vulnerable a la sorpresa agradable (para él): “Esto ha sucedido mucho más rápido de lo que imaginábamos”.

Y así era. El ascenso había sido meteórico y fruto no sólo de la persistencia y ambición de Hitler, de su falta de escrúpulos, sino también de circunstancias confusas, de un tiempo inestable, que Hitler hizo jugar a su favor con su voracidad implacable e impúdica.

Durante una década, Hitler había intentado acceder al poder. Parecía que nunca iba a conseguirlo. Pero todo cambió el 30 de enero de 1933

En esos primeros meses de 1933 cambió la historia de Occidente para siempre. Hitler no sólo llegó al poder, sino que eliminó a sus rivales y opositores, destruyó la división de poderes, su palabra fue la instancia superior del estado y terminó prohibiendo toda actividad política. La República de Weimar ya no existía más. El nazismo comenzaba su periodo de dominio y destrucción.

En menos de seis meses, Hitler había tomado el control. En Alemania, durante los brindis de Año Nuevo de 1933, nadie hubiera podido prever el estado de situación que presentaría el poder en su país para mitad de ese año.

Durante una década, Hitler había intentado acceder al poder. Parecía que nunca iba a conseguirlo. Pero todo cambió el 30 de enero de 1933.

Esa noche Berlín se llenó de gente. Marchaban con aire marcial pero en el filo del desborde. Vociferaban y cantaban. Llevaban antorchas que blandían en el aire y encendían la oscuridad. Algunos estaban de negro, otros de uniforme. Estaban celebrando la llegada al poder de su líder. Hitler miraba a la muchedumbre autoiluminada desde un balcón. Se lo veía satisfecho y feliz. Y decidido. Pero no sólo se trataba de festejos. Esa masa era un aviso del futuro. Era la manifestación que profetizaba la llegada del autoritarismo y del horror. De lo que le esperaba a los alemanes que no pensaran como ellos y al resto del mundo.

En 1925 fue nombrado presidente Paul von Hindenburg (en la foto a la derecha de Hitler), un héroe del conflicto bélico, alguien respetado por la población y por el resto de la clase política, casi la única esperanza (Getty Images)

A veces los grandes movimientos históricos, aquellos que van a alterar la vida de millones de personas, que van a marcar las décadas porvenir, no son fruto de una gran preparación, de un movimiento estratégico brillante y del cálculo sofisticado. En ocasiones lo que más influye es la inconcebible ambición personal de uno o dos, la vejez de otro, las cuestiones personales, el egoísmo, el azar, y hasta un mal cálculo: subestimar al demente, creer que esa locura lo hace débil, en vez de fortalecerlo.

Después de la Primera Guerra Mundial y del Tratado de Versalles, Alemania debió atravesar la derrota, la escasez y la humillación. Esto tuvo altos costos humanos, económicos y morales. De a poco el país pareció salir del pozo. En 1925 fue nombrado presidente Paul von Hindenburg, un héroe del conflicto bélico, alguien respetado por la población y por el resto de la clase política, casi la única esperanza.

Por su parte, Hitler encabezó en 1923 un intento de golpe de estado fallido. Fue detenido y condenado a prisión. Lo que para otro hubiera significado el ocaso de su carrera política, para él constituyó un trampolín. El poco tiempo que pasó en prisión lo utilizó para escribir (y dictar) Mi Lucha.

En 1925 fue amnistiado. A partir de ese momento intentó acercarse al poder. El Partido Nazi era una fracción minoritaria del electorado. Muy minoritaria. En las elecciones legislativas de 1928 consiguió sólo 12 escaños, obtuvo 800.000 votos. Pero al año siguiente todo cambiaría. El Crack del 29 arrasó a la clase trabajadora alemana, como a la de otras partes del mundo. La crisis económica fue feroz. En pocos meses el desempleo se convirtió en una pandemia. Millones de desocupados tratando de subsistir, de conseguir de alguna manera el alimento diario para su familia. Ante ese panorama, la clase política tradicional quedó desautorizada. Los que ganaron espacio fueron los que encarnaron los discursos radicalizados, los extremos del arco político, los que prometían medidas enérgicas, cambios abruptos y que encontraban enemigos tangibles a los que apuntaban y deseaban destruir: el Partido Nazi y el Partido Comunista. Las dos propuestas multiplicaron por veinte sus votos previos.

Benito Mussolini y Adolf Hitler, durante una visita del italiano a Berlín antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial

El comunismo llegó a tener el 30% del electorado. Eso explica por qué tiempo después, Hitler lo eligió como el primer blanco. Sabía que de fracasar, el voluble electorado se inclinaría por la opción opuesta, que ya se había mostrado cautelosa. Los dirigentes comunistas fueron perseguidos y encarcelados, la organización prohibida. Pero a los pocos meses, los nazis se dieron cuenta que eso no alcanzaba dado que los votantes que habían votado a los comunistas podían inclinarse por otras propuestas, alguien podía usufructuar ese descontento. Fue allí que Hitler decidió prohibir todos los partidos políticos.

El partido nazi fue que más votos sacó en las elecciones legislativas 1932. Llegó al 37% de los votos. Sin embargo no pudo alcanzar la mayoría necesaria para formar gobierno. Y en la elección presidencial fue vencido en segunda vuelta por Hindenburg, que ya anciano con 83 años, no pudo, según deseaba, retirarse: le pidieron que se presentara porque era el único capaz de frenar a Hitler.

Hitler y Goebbels pusieron en marcha un nuevo sistema proselitista. Subidos a lo que producía esa oratoria histérica y siempre asertiva, que eludía los giros formales con los que los políticos se solían expresar y ahondando en las heridas, en las llagas, de la desesperante situación económica no sólo utilizaron panfletos y carteles con sus propuestas e invectivas contra los oponentes. Hitler, gracias al novedoso esquema diseñado por Goebbels, llegó hasta cada gran ciudad y distrito importante alemán. Con un avión viajaba a las poblaciones y entraba en contacto directo con el electorado. Era el único que lo hacía.

El historiador Henry Ashby Turner en su libro A Treinta Días del Poder narra cómo fueron los movimientos, las negociaciones y hasta los equívocos que pusieron a Hitler frente a la cancillería a principios de 1933. Y aclara que Hitler no tomó el poder, en el sentido de haber forzado las instituciones, sino que le fueron abiertas las puertas del gobierno. Y él aprovechó la ocasión.

Los gobiernos alemanes eran muy inestables. Nadie conseguía los apoyos legislativos necesarios y la situación económica atroz añadía incertidumbre. Había elecciones cada pocos meses y los gobernantes duraban muy poco en el poder. Esa insatisfacción fue aprovechada por Hitler que era muy mal mirado por el resto de la clase política.

El historiador Henry Ashby Turner en su libro A Treinta Días del Poder narra cómo fueron los movimientos, las negociaciones y hasta los equívocos que pusieron a Hitler frente a la cancillería a principios de 1933 (Getty Images)

Tejió algunas alianzas, hizo promesas que no pensaba cumplir, presionó a von Hindenburg y aceptó tener en su primer gabinete sólo dos ministros de su confianza, en carteras no demasiado relevantes. Comprendió que ese era el precio para acceder a lo más alto. Pero también sabía que si no modificaba varias situaciones, sino construía poder y eliminaba a los enemigos y a las amenazas que lo rodeaban (casi lo acosaban), su paso por la primera magistratura sería efímero.

Le había costado llegar hasta ahí y estaba dispuesto a todo para hacerlo. La prohibición de los partidos políticos fue el último paso.

Sus rivales lo subestimaron. Alguien pensó que con lo grave que era la situación del país, Hitler serviría como fusible, que al permitirle llegar al poder lo neutralizaban para siempre porque fracasaría con mucha velocidad. Esa subestimación, al muy poco tiempo, se reveló como un erro colosal.

Tal vez la primera señal pasó desapercibida y fue la misma noche del 30 de enero cuando fue nombrado Canciller. Los partidarios nazis salieron a festejar a las calles. Marcharon con antorchas, celebrando y hasta atemorizando al resto. Ese fue el primer aviso de que lo que vendría sería diferente a lo que se había vivido hasta el momento. Los gobiernos que lo antecedieron no habían provocado ese entusiasmo.

En los meses siguientes Hitler les demostró el error que habían cometido. Aquellas promesas de campaña, que hablaban de grandeza, de recuperar el territorio perdido en la guerra anterior, de limpieza racial, de regresar a lo germánico y que se referían a la eliminación de lo distinto, estaba dispuesto a cumplirlas. El incendio al Reichstag, la Noche de los Cuchillos Largos, la Ley Habilitante, la eliminación y proscripción de los opositores, las medidas antisemitas, el desarrollo de las fuerzas paramilitares y su incorporación a la estructura formal del estado, las leyes arbitrarias que sólo estaban destinadas a darle más poder.

En seis meses, Hitler ya estaba asentado en el poder y el Tercer Reich y la matanza atroz se habían puesto en marcha.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Nazismo: Las directivas operativas de Adolf Hitler

 

Lista de directivas de Adolf Hitler






Las Directivas de Adolf Hitler , o Directivas del Führer ( Führerbefehle ), fueron instrucciones y planes estratégicos emitidos por el propio Adolf Hitler durante el período de su gobierno sobre Alemania . Cubrieron una amplia gama de temas, desde la dirección detallada de las operaciones de las Fuerzas Armadas durante la Segunda Guerra Mundial hasta la gobernanza de los territorios ocupados y sus poblaciones.

Historia

El fracaso del intento de golpe de los nazis en 1923 hizo que los nazis se dieran cuenta de que la fuerza no siempre era la mejor solución. El fracaso enseñó a los nazis que la participación masiva era necesaria para lograr sus objetivos. Esta participación requería una base legal para garantizar que el público cooperara con los nazis como un deber cívico .

Hitler puso en práctica esta lección tan pronto como se convirtió en Canciller . Primero, convenció con éxito al presidente Paul von Hindenburg para que firmara el Decreto del Incendio del Reichstag después del incidente del incendio del Reichstag a fines de febrero de 1933, que esencialmente suspendió la Constitución y la mayoría de las libertades civiles en el país, lo que le dio a los nazis rienda suelta para eliminar a sus oponentes políticos. Después de la muerte de Hindenburg en 1934, Hitler hizo que el Reichstag aprobara la Ley Habilitante, que no solo fusionó las oficinas del presidente y el canciller en una sola oficina, sino que también otorgó al canciller el poder de hacer leyes sin la aprobación del Reichstag. Este nuevo poder significó que los nazis ahora podían convertir libremente sus ideologías políticas en políticas nacionales sin preocuparse por los obstáculos de la legislación existente.

En la práctica, sin embargo, Hitler utilizó principalmente este poder para asegurar el control personal sobre las fuerzas armadas, particularmente durante el curso de la guerra. Logró esto mediante la emisión de instrucciones ejecutivas llamadas "Directrices del Führer", que eran absolutamente vinculantes y debían seguirse al pie de la letra sin cuestionamientos. Las Directivas reemplazaron todas las demás leyes del país, incluida la Constitución. Sin embargo, no deben confundirse con las Órdenes del Führer, emitidas al final de la guerra, que eran más precisas y de bajo nivel, y podían ser escritas u orales. Eran tan vinculantes como las directivas más generales. [1]

Las Directivas

Directiva n.º Fecha de emisión Sujeto notas Texto completo
1 1 de septiembre de 1939 Plan de Ataque a Polonia Invasión alemana de Polonia [2]
2 3 de septiembre de 1939 Hostilidades en Occidente

3 9 de septiembre de 1939 Transferencia de fuerzas de Polonia a Occidente

4 25 de septiembre de 1939 Terminando la guerra en Polonia

5 30 de septiembre de 1939 Partición de Polonia, eliminando las restricciones a la guerra naval.

6 9 de octubre de 1939 Planes para la ofensiva en el oeste

7 18 de octubre de 1939 Preparativos para el ataque en el oeste

8 20 de noviembre de 1939 Más preparativos para el ataque en el oeste

9 29 de noviembre de 1939 Instrucciones para la Guerra contra la Economía del Enemigo

10 19 de enero-18 de febrero de 1940 Concentración de Fuerzas para "Caso Amarillo" ( Fall Gelb ) Plan Manstein
10 a marzo de 1940 Caso "Ejercicio Weser" contra Dinamarca y Noruega Operación Weserübung
11 14 de mayo de 1940 La ofensiva en Occidente

12 18 de mayo de 1940 Enjuiciamiento del Ataque en Occidente

13 24 de mayo de 1940 Siguiente Objeto en el Oeste

14 8 de junio de 1940 Continuación de la ofensiva en Francia

15 14 de junio de 1940 Avance en el Loira

dieciséis 16 de julio de 1940 Preparativos para la Operación León Marino Especifica un aterrizaje frontal amplio en la costa sur de Inglaterra desde Ramsgate hasta la Isla de Wight . [3]
17 1 de agosto de 1940 batalla de gran bretaña
[4]
18 12 de noviembre de 1940 Toma de Gibraltar Operación Félix Texto completo
19 10 de diciembre de 1940 Ocupación alemana de la Francia de Vichy Operación Atila Texto completo
20 13 de diciembre de 1940 Invasión alemana de Grecia Operación Marita [5]
21 18 de diciembre de 1940 Invasión de la Unión Soviética Operación Barbarroja texto completo ; alternativa Texto completo
22 11 de enero de 1941 Apoyo alemán a las batallas en el área del Mediterráneo Operación Sonnenblume
23 6 de febrero de 1941 Instrucciones para operaciones contra la economía de guerra inglesa

24 5 de marzo de 1941 Cooperación con Japón

25 27 de marzo de 1941 Plan de Ataque a Yugoslavia Operación Strafe [6]
26 3 de abril de 1941 Cooperación con nuestros aliados en los Balcanes

27 4 de abril de 1941 Plan de Ataque a Grecia

28 25 de abril de 1941 Invasión de Creta Operación Mercurio [7]
29 17 de mayo de 1941 Gobierno militar propuesto de Grecia
[8]
30 23 de mayo de 1941 Apoyo de las fuerzas antibritánicas en Irak (ver Directiva del Führer No. 30 )
31 9 de junio de 1941 Organización militar alemana en los Balcanes Batalla de Creta
32 11 de junio de 1941 Planes tras la derrota de la Unión Soviética Operación Oriente Texto completo
32a 14 de julio de 1941 Uso de recursos tras la derrota de la Unión Soviética
Texto completo
33 19 de julio de 1941 Continuación de la Guerra en el Este Se eliminaron dos Grupos Panzer del Grupo de Ejércitos Centro , privándolo de la armadura que de otro modo habría utilizado para atacar Moscú. [9]
33a 23 de julio de 1941 Suplemento a 33

34 30 de julio de 1941 Fortalecimiento de la resistencia soviética

34a 12 de agosto de 1941 Suplemento a 34

35 6 de septiembre de 1941 Cierre del cerco de Leningrado, destrucción del Frente Sudoeste Batalla de Moscú , Sitio de Leningrado
36 22 de septiembre de 1941 Instrucciones para operaciones de invierno en el Ártico Instrucciones para el Alto Mando del Ejército, Noruega, la marina y la fuerza aérea para operaciones de invierno en y alrededor del norte de Noruega, Finlandia y las regiones árticas soviéticas.
37 10 de octubre de 1941 Reorganización de las fuerzas en el Ártico

38 2 de diciembre de 1941 Traslado de unidades aéreas al Mediterráneo

39 8 de diciembre de 1941 Abandonando la Ofensiva

40 23 de marzo de 1942 Competencia de los Comandantes en Zonas Costeras Organización del Comando del Muro Atlántico de las Costas ; [10] [11]
41 5 de abril de 1942 Campaña de verano en la Unión Soviética operación azul [12]
42 29 de mayo de 1942 Instrucciones para operaciones contra la Francia no ocupada y la Península Ibérica Operación Attila reemplazada por Caso Anton ; Operación Isabella cancelada; [13]
43 11 de julio de 1942 Continuación de las operaciones desde Crimea

44 21 de julio de 1942 Operaciones en el norte de Finlandia

45 23 de julio de 1942 Continuación de la Operación Brunswick

46 18 de agosto de 1942 Instrucciones para una acción intensificada contra el bandolerismo en el Este

47 28 de diciembre de 1942 Describe la cadena de mando para el sureste del Mediterráneo y las estrategias defensivas para un posible ataque aliado en los Balcanes y las islas circundantes.

48 26 de julio de 1943 Medidas de mando y defensa en el sureste

49 julio de 1943 Se cree que es un plan de contingencia para apoderarse de las posiciones italianas en caso de que se retiren de la guerra. ¿No sobreviviste?
50 28 de septiembre de 1943 Sobre los preparativos para la retirada del 20º Ejército de Montaña al norte de Finlandia y el norte de Noruega

51 3 de noviembre de 1943 Preparativos para una guerra en dos frentes
[14]
52 28 de enero de 1944 batalla de roma Batalla de Montecasino
53 8 de marzo de 1944 Establecimiento de zonas fortificadas y puntos fuertes

54 2 de abril de 1944 Medidas para frenar el avance soviético en el Este

55 16 de mayo de 1944 Utilización de bombardeos de largo alcance contra Inglaterra.

56 12 de julio de 1944 Órdenes para la protección del envío

57 13 de julio de 1944 Protocolos sobre cómo deben operar las autoridades en caso de una invasión del Reich

58 19 de julio de 1944 Preparativos para la defensa del Reich

59 23 de julio de 1944 Reorganización de la estructura de mando del Grupo de Ejércitos Norte

60 26 de julio de 1944 Medidas defensivas para los Alpes italianos

61 24 de agosto de 1944 Establecimiento de posiciones defensivas en Occidente

62 29 de agosto de 1944 Establecimiento de defensas a lo largo de las regiones costeras del norte de Alemania

63 1 de septiembre de 1944 Orden para que el Muro Oeste esté a la defensiva

64 3 de septiembre de 1944 Órdenes para el Comandante en Jefe Oeste

64a 7 de septiembre de 1944 Conferir poderes al Comandante en Jefe Oeste

64b 9 de septiembre de 1944 Suplemento a 64a

sesenta y cinco 12 de septiembre de 1944 Medidas defensivas para el sureste

66 19-22 de septiembre de 1944 Segundo decreto sobre la autoridad de mando dentro del Reich en caso de invasión

67 28 de noviembre de 1944 Ejercicio de mando de unidades aisladas

68 21 de enero de 1945 Restablecimiento de la supremacía de mando del Führer

69 28 de enero de 1945 Empleo de la Volkssturm

70 5 de febrero de 1945 Evacuación de refugiados del Este a Dinamarca

71 20 de marzo de 1945 Órdenes para una campaña de tierra arrasada dentro del Reich "Decreto sobre demoliciones en el territorio del Reich", también conocido como Decreto Nero
72 7 de abril de 1945 Reorganización del mando en Occidente

73 15 de abril de 1945 Organización del mando en caso de que el norte y el sur de Alemania se separen

74 15 de abril de 1945 Orden del día a los soldados del Frente Oriental
[15]