Mostrando entradas con la etiqueta historia alternativa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta historia alternativa. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Crisis del Beagle: La batalla aeronaval del Beagle/Cabo de Hornos (versión 2.0)


Crisis del Beagle: Las flotas se enfrentan en el Mar Austral

Esteban McLaren para FDRA


"Our country will, I believe, sooner forgive an officer for attacking an enemy than for letting it alone."
("Creo que nuestro país perdonará antes a un oficial por atacar al enemigo que por dejarlo ir.")

Almirante Horatio Nelson



El 22 de diciembre de 1978, Día D, se hubiera iniciado coordinadamente a lo largo de las fronteras con Chile, diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía. Es muy difícil estimar a ciencia cierta cuál de todas las acciones planificadas iniciaría propiamente la guerra pero sí está claro que hubiese sido un asalto simultáneo en, por lo menos, cuatro frentes. El principal sería la batalla naval y desembarco en el canal de Beagle donde la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) desembarcaría tropas en las islas Lennox, Nueva y Picton (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de Marina, CIM, chilenas). El propósito de este artículo es ensayar un escenario de historia alternativa. La guerra nunca ocurrió, pero ¿qué hubiese ocurrido si Argentina no aceptaba la mediación papal?

En diciembre de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile por la soberanía de las islas Picton, Lennox y Nueva en el Canal de Beagle alcanzaron un punto crítico. La diplomacia había fallado, y ambos países se preparaban para una confrontación armada. La Flota de Mar (FLOMAR) argentina, con su poderosa combinación de portaaviones, cruceros, destructores y submarinos, se preparaba para enfrentar a la Armada de Chile (ACh), una fuerza bien equipada pero en desventaja numérica y tecnológica. Autores chilenos especulan que las fuerzas argentinas en términos de infantería levemente duplicaban en número a las chilenas, en términos de blindados la diferencia era 5:1, en términos de aviones era 3:1 y en términos navales era levemente superior en algunos aspectos (combatientes de superficie), en otros decisivamente inferior (submarinos operativos en la zona) y otros cualitativamente incomparable (portaaviones).

Orden de Batalla al 20 de Diciembre de 1978

Armada de Chile (ACh)

  • Buques Principales:
    • Crucero ligero clase Tre Kronor: Almirante Latorre.
    • Crucero ligero clase Brooklyn: Capitán Prat.
    • Destructores clase Almirante: Almirante Riveros, Almirante Williams,
    • Fragatas clase Leander: Almirante Condell, Almirante Lynch, Zenteno y Baquedano.
    • Destructores clase Fletcher: Blanco Encalada (DD-14) y Cochrane (DD-15).
    • Destructores clase Allen M. Sumner: Ministro Portales.
  • Submarinos:
    • SS Simpson, clase Balao sin modernización Guppy, el único operativo, ya que los submarinos clase Oberon "Hyatt" y "O'Brien" estaban en mantenimiento mayor.
  • Aviación Naval:
    • Helicópteros AS-326 Alouette B.



Fragata Almirante Condell, pintada al estilo de la PGM para romper su contorno y dificultar los ataques aéreos de la FLOMAR

Flota de Mar (FLOMAR) de Argentina

  • Buques Principales:
    • Portaaviones clase Colossus: ARA Veinticinco de Mayo.
    • Crucero clase Brooklyn: ARA General Belgrano.
    • Destructores Tipo 42: ARA Hércules
    • Destructor clase Gearing: ARA Py
    • Destructores clase Allen M. Sumner: ARA Comodoro Seguí. ARA Bouchard y ARA Piedrabuena.
    • Destructores clase Fletcher: ARA Almirante Brown (D-20), ARA Espora (D-21), ARA Rosales (D-22), ARA Almirante Domecq García (D-23) y ARA Almirante Storni (D-24) 
    • Corbeta clase A69: ARA Drummond y ARA Guerrico 
  • Submarinos:
    • clase Guppy: ARA Santiago del Estero y ARA Santa Fé 
    • clase Tipo 209: ARA Salta y ARA San Luis.
  • Aviación Naval:
    • 8 A-4Q Skyhawk embarcados en el portaaviones, con uno en alerta caza interceptor en cubierta 24/7. El caza de interceptor en cubierta interceptó 2 veces a un CASA 212 de patrulla marítima asentado en Puerto Williams.
    • Helicópteros SH-3 Sea King ASW y helcóptero utilitario SA-316 Alouette.


2. Análisis cualitativo y cuantitativo de ambas flotas

Armada de Chile (ACh)

  • Cualitativo:

    • Alta capacidad defensiva con fragatas equipadas con misiles Exocet.
    • Limitada capacidad submarina con un solo submarino operativo.
    • Buena coordinación entre unidades de superficie y aérea.
  • Cuantitativo:

    • 2 cruceros ligeros
    • 4 fragatas
    • 5 destructores
    • 1 submarino operativo

Flota de Mar (FLOMAR) Argentina

  • Cualitativo:

    • Superioridad aérea con el portaaviones Veinticinco de Mayo.
    • Mayor capacidad submarina con 4 submarinos operativos.
    • Alta capacidad de proyección de fuerza con destructores, fragatas y corbetas lanzamisiles.
  • Cuantitativo:

    • 1 portaaviones
    • 1 crucero ligero
    • 10 destructores
    • 2 corbetas lanzamisiles
    • 4 submarinos operativos

 

Expansión del Conflicto

El conflicto no se disolvió, por el contrario, se agravó. La FLOMAR decidió lanzar un ataque a la Armada de Chile, que rápidamente zarpó desde Valparaíso hacia el sur, dirigiéndose al Canal de Beagle. La última posición detectada de la FLOMAR estaba a 120 millas (alguna fuente cita 193 millas) al suroeste del Cabo de Hornos, preparándose para apoyar la operación Soberanía, cuyo objetivo principal era el desembarco anfibio y captura de las islas Picton, Lennox y Nueva.

Análisis de Capacidades

Armada de Chile (ACh) La ACh contaba con un crucero ligero, destructores y fragatas, todos capaces de defensa antiaérea y antisubmarina. Sin embargo, los problemas operativos del SS Simpson dejaban a la flota sin una cobertura submarina efectiva, una desventaja crucial en una guerra naval moderna.

Flota de Mar (FLOMAR) La FLOMAR, por su parte, tenía la ventaja del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, que proporcionaba superioridad aérea con sus A-4Q Skyhawk. Los destructores modernos y los múltiples submarinos operativos daban a la FLOMAR una capacidad robusta de defensa y ataque.

 

Puntos clave de avance y lugares de refugio de la ACh

Para llegar al Canal de Beagle, la flota chilena avanzaría desde Valparaíso hacia el sur, pasando por Puerto Montt, el Canal Chacao, el Golfo de Penas, Bahía Inútil y el Estrecho de Magallanes, antes de dirigirse al Canal de Beagle. En caso de necesitar refugio, los fiordos chilenos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu, Fiordo de Aysén o el Fiordo Comau serían lugares estratégicos para esconderse y lanzar contraataques.

Fiordos Quintupeu y Comau 


Fiordo o Seno de la Última Esperanza 

Aproximación final al Canal de Beagle (o Cabo de Hornos)


El mapa superior marca el recorrido de la Flota trasandina de acuerdo a la bibliografía oficial chilena y argentina. Nótese que la derrota de la flota araucana pasa por encima de la posición del submarino ARA Santa Fé porque, precisamente, éste los detectó días previos al 21 de diciembre. Es decir, la flota enemiga había sido detectada y seguida ya por un submarino del CFS. La misma se dirigía al sur del Cabo de Hornos en apostaderos de combate, con dos buques anclados a la par esperando la orden de ataque. Los buques se hallaban dispuesto de este modo para poder intercambiar personal y vida social en la espera (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Estos apostaderos no eran más que puertos naturales cerca de algunas islas de zona donde la vegetación natural y el camuflaje con el que se cubría a los buques los hacía difícil de detectar desde el aire. Del mismo modo que había usado pintura para camuflar los buques también habían usado tácticas de la Primera y Segunda Guerra Mundial para ocultar de la aviación argentina. Una ternura increíble. Volveremos a este punto más adelante.



Estrategias de detección y enfrentamiento

La FLOMAR emplearía sus S-2 Tracker y P-2 Neptune para misiones de reconocimiento (tal como se emplearían exitosamente cuatro años después en Malvinas) y los A-4Q Skyhawk para ataque, mientras que los submarinos argentinos emboscarían a los buques chilenos en puntos críticos del Estrecho de Magallanes y el paso de Drake. Los destructores y fragatas de la FLOMAR proporcionarían apoyo de fuego y defensa antiaérea para proteger operaciones anfibias y de asalto helitransportado.

Resulta clarificadora nuevamente caer en la lectura del libro "oficial" sobre el desplazamiento de la flota trasandina (libro Arancibia Clarivel y Bulnes Serrano, 2017). En ella se detalla cómo los oficiales chilenos se entrenaban en un simulador terrestre (no es broma) llamado Redifon, que en forma de cubículos interconectados simulaban buques y ensayaban maniobras en un sótano del Centro de Entrenamiento Táctico de la Academia de Guerra Naval de Valparaíso. Merino y López, ensayando con este simulador analógico, diversas combinaciones de ataque a la FLOMAR llegaron a la conclusión que se debía lograr el "dominio en el mar", buscando una batalla naval decisiva estilo Mahan. El resultado de estos ensayos determinó una formación de ataque donde "todos los misileros iban por delante y los artilleros atrás" (p. 86). No entiendo por qué se requirió del Redifon para algo de simple sentido común ¿O acaso mandar a los cañoneros primero (Prat, Latorre) y los misileros detrás (clase Almirante, Leander) tenía alguna lógica? En realidad sí tenía una lógica, como se postula abajo por propios marinos chilenos, que era la de crear un cebo para que esos buques recibieran los primeros impactos de Exocet bajo el supuesto que esos buques aguantarían los impactos "sin hundirse". Es decir, los cañoneros iban al sacrificio, sin embargo en el libro está mal expresado.

Por su parte, la FLOMAR "carecía" de este simulador simplemente porque las tripulaciones no simulaban sino que pasaban gran parte del año naval embarcados maniobrando con los buques reales, en situaciones tácticas reales, en tiempos reales y enfrentando problemas reales. Aproximadamente dos tercios del año las tripulaciones permanecían embarcadas, algo que cualquiera con parientes marinos en esa época lo puede corroborar. Gran parte de quiénes fueron marinos en este período de oro de la ARA conocieron a sus hijos con 8 o 9 meses de vida dado que su vida embarcada les impidió visitarlos antes. La distancia entre ambas flotas, más allá de la geográfica propiamente dicha, era sideral. Por eso es muy extraño leer en blogs y comentarios en sitios web que la diferencia "a favor" de la ACh era su nivel de entrenamiento. Era exactamente al revés y volveremos con ese tema.

 

Análisis del choque de fuerzas

En el marco de la crisis del Beagle de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile alcanzaron un punto crítico, llevando a ambas naciones al borde de un conflicto armado. La operación Soberanía, planificada por Argentina, tenía como objetivo principal el desembarco anfibio y la captura de las islas Picton, Lennox y Nueva, ubicadas en el canal de Beagle. Esta operación debía realizarse bajo una sólida cobertura naval y aérea proporcionada por la Flota de Mar (FLOMAR) argentina.

Preparativos y composición de Fuerzas

A finales de diciembre de 1978, la FLOMAR estaba plenamente equipada y lista para la acción. Contaba con el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, un activo crucial que embarcaba A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers, proporcionando tanto capacidad de intercepción aérea como de patrullaje marítimo. La flota incluía también varios destructores modernos, como el ARA Hércules, así como fragatas como el ARA Piedrabuena y el ARA Espora. Adicionalmente, Argentina disponía de una fuerza submarina significativa con los submarinos ARA Santiago del Estero, ARA Salta, ARA Santa Fe y ARA San Luis.

La Armada de Chile (ACh), aunque menos numerosa, mantenía una fuerza defensiva robusta. Su principal activo era el crucero ligero CL-02 Capitán Prat y el todavía amenazante Almirante Latorre, acompañado por fragatas y destructores equipados con misiles MM-38 Exocet. La flota chilena incluía también el submarino SS-21 Simpson, el único operativo en ese momento, ya que los otros submarinos de la clase Oberon estaban en mantenimiento mayor (uno de ellos, el SS-23 Hyatt (sospechado de haber sido alcanzado por erizos ASW lanzados por el ARA Rosales en un encuentro previo).

ARA Hércules (D-28) fue el único buque de defensa aérea operando en el TOA. Equipado con 4 Exocet y 22 Sea Dart de defensa aérea con uso secundario antibuque: en condiciones ideales, él solo podía haber llegado a dar cuenta de toda la Escuadra chilena.

Desarrollo de la Operación

La operación de desembarco planificada por Argentina se centraba en la Isla Nueva, donde se sabía que había unos 150 infantes de marina chilenos atrincherados. La estrategia argentina consistía en desembarcar en la costa norte de la isla con fuego de apoyo naval y aéreo desde Río Grande o Ushuaia. Para ello, se emplearía el transporte anfibio ARA Cabo San Antonio, escoltado por destructores y fragatas que proporcionarían apoyo de fuego y protección pero... primero habría que anular a la escuadra chilena.


Los chilenos esperaban una imagen de este tipo en las islas cuando lo más probable era que la ocupación de las mismas se haría por asalto vertical helitransportado.

La fase final de aproximación de la FLOMAR se estableció con la flota argentina avanzando desde su última posición detectada, a 120 millas al sur del Cabo de Hornos, hacia el este, aproximándose al canal de Beagle. Se habían organizado 3 grupos de tareas 42 (GT 42) al mando del contraalmirante Humberto Barbuzzi, correspondientes a 

  • GT 42.1: Portaaviones ARA 25 de Mayo, DDG ARA Hércules, corbetas misilísticas ARA Drummond y ARA Guerrico
  • GT 42.2: Crucero ARA Gral. Belgrano, destructores ARA Rosales, ARA Bouchard y ARA Piedrabuena, LPD ARA Cándido de Lasa, LST ARA Cabo San Antonio.
  • GT 42.3: Destructores ARA Py, ARA Almirante Storni, ARA Espora y ARA Almirante Domecq García.  

Mientras tanto, la ACh se movilizaba desde sus bases de guerra secretas, dirigiéndose hacia el canal para interceptar las fuerzas argentinas. Aquí podemos evaluar dos cursos de acción simultáneos: el primero, la flota principal se dirigía la Mar de Drake para enfrentar a la FLOMAR a mar abierto; segundo, las torpederas más pequeñas (Quidora, Fresia, Tegualda y Guacolda) enfrentarían a la fuerza de desembarco partiendo desde Puerto Williams.

La Escuadra que iba a enfrentar a la FLOMAR iba al mando del Contra-almirante López Silva en dos formaciones denominadas Acero y Hierro.

  • Acero estaba constituida por los cruceros ligeros Almirante Latorre y Capitán Prat (los cañoneros).
  • Hierro estaría constituido por el resto de la flota (los misileros): los destructores Almirante Riveros, Almirante Williams, Blanco Encalada, Cochrane y Ministro Portales así como las fragatas Almirante Condell, Almirante Lynch, Zenteno y Baquedano

De acuerdo con el Redifon, esta era la conformación óptima.


En cualquier caso, barcos de desembarco se hallaban apostados en la BNU (base naval de Ushuaia) para que, una vez tomadas las islas o una sección de las mismas, se ocuparan con tropas.

La guerra submarina

El libro La Escuadra en Acción, de Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, relata la actividad militar y política del conflicto, con un enfoque en la Armada de Chile. Aunque el texto no es muy técnico en cuanto a los medios empleados, resulta interesante por su descripción general de las operaciones de la Escuadra en el sur de Chile.

En este relato se menciona que la Fuerza de Submarinos chilena estaba compuesta por el submarino de la clase Balao "Simpson" (SS-21) y los modernos, para la época, submarinos de la clase británica Oberon, denominados "Hyatt" (SS-23) y "O'Brien" (SS-22).

De acuerdo con esta fuente, el "O'Brien" se encontraba en dique seco durante el conflicto y el "Hyatt" tuvo que interrumpir su tránsito hacia el sur y regresar a su base en Talcahuano debido a una avería mecánica que oficialmente aparece como ocurrida a la altura de Puerto Edén (clic para su ubicación) bien dentro de los fiordos. Sin embargo, para esa fecha el ARA Rosales lanzaría erizos contra un contacto detectado en la zona de Isla de los Estados, confirmando impacto de por lo menos una de las cargas. Podría haber sido ese el Hyatt que retornó averiado a Talcahuano. El otro submarino de la clase Balao, el "Thomson" (SS-20), ni siquiera es mencionado, posiblemente porque ya había sido retirado del servicio debido a su antigüedad. De hecho, tanto Brasil como Argentina habían retirado sus submarinos de esta clase a principios de la década de 1970, tras recibir los Guppy.

A pesar de que el "Simpson" no estaba a la altura tecnológica de las circunstancias, lograría cumplir su misión de llegar y patrullar la zona. El viejo submarino debía emerger con frecuencia por períodos de 8 horas para recargar sus baterías dado que no poseía snorkel, exponiéndose peligrosamente a los radares y periscopios argentinos. Por lo menos dos veces fue fotografiado por los submarinos argentinos en superficie. Por su desgaste, no sería sorprendente que esta operación tuviera que realizarse con mayor frecuencia de lo normal. En las dos ocasiones que fue detectado por submarinos argentinos obviamente optaron por no disparar sus torpedos. Aun así, es posible que su comandante, Rubén Scheihing, intentara atacar, pese a su desventaja tecnológica.

Áreas de patrulla asignadas a los submarinos argentinos. (Fuente: Deyseg)

Sin poder precisar las fechas exactas, los submarinos Guppy estuvieron muy cerca de entrar en combate, aunque sus comandantes interpretaron las órdenes con buen criterio. A mediados de diciembre, el submarino "Santa Fe" patrullaba la entrada de Bahía Cook a una profundidad de 50 metros. Los sonaristas detectaron el sonido de hélices de buques de guerra en aproximación. El comandante del S-21 dio la alarma de combate, la tripulación tomó sus posiciones y se alistaron todos los tubos lanzatorpedos. Los sonidos de las hélices se fueron sumando hasta convertirse en lo que parecía ser "una flota". La escuadra chilena navegaba sobre el S-21, abriéndose hacia las aguas abiertas del Pacífico sur.

Los sonaristas contaron tres, cuatro, seis... hasta 13 naves. Algunas tenían hélices "pesadas", como cruceros, y la mayoría hélices "livianas", similares a las de destructores.

Sin embargo, la flota chilena navegaba sin emitir señales, es decir, sin usar sonares activos en los buques de escolta. La decisión de un comandante de escuadra de navegar sin emitir puede tener varias justificaciones, como no estar buscando submarinos, o preferir ser más discretos, ya que las emisiones de sonar se propagan a grandes distancias y pueden ser detectadas por los equipos de contramedidas de los submarinos, revelando su rumbo o trayectoria.


Aquí están los 13 buques detectados por el ARA Santa Fé

No es difícil imaginar la gran tensión que vivió la tripulación del "Santa Fé". Suspendidos en silencio a decenas de metros bajo el Pacífico, esperaban la actitud de la flota chilena, con las armas listas para ser lanzadas si llegaba el momento adecuado para atacar desde una posición táctica favorable.

Finalmente, la flota chilena se adentró en aguas abiertas, alejándose del S-21. Siguiendo sus órdenes, el comandante del "Santa Fé" no interpretó la maniobra de la escuadra chilena como un acto hostil, especialmente en un momento en el que no había una declaración formal de guerra.

Con esto queda claro que el ARA Santa Fé sabía la posición de la flota chilena, en caso de guerra hubiera sido la primera en lanzar torpedos contra la flota trasandina.



Punto de encuentro y enfrentamiento

El punto de encuentro de las flotas se situaría en las proximidades del canal de Beagle. La FLOMAR debía enfrentar la amenaza de los misiles MM-38 Exocet de la ACh, con un alcance de 35-40 km. Existe recurrentemente en los diálogos, discusiones e intercambios con expertos y neófitos transcordilleranos una cierta contabilidad de Exocets para presuponer que una supuesta batalla naval se volcaría "claramente" a favor de la ACh. Chile dispondría de 4 u 8 bocas de fuego más que la ARA en ese momento. Es el negacionismo de la evidente derrota que hace a estos gestores de opinión sacar del juego analítico a los principales activos de la ARA: su portaaviones y sus 4 submarinos operativos. Más aún, a todo ese escenario desastroso de la ACh hay que sumarle el escenario patético de la FACh: Chabunco era un desastre esperando a ocurrir y es desconocido el número de aviones activos en ese momento, pero todo Chile era solamente defendido por 3 F-5E Tiger II y 9 Hawker Hunter en estado de vuelo, aunque éstos estaba en la Base Cerro Moreno, al norte del país. Para brindar más claridad, el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo proporcionaba a Argentina una ventaja significativa, permitiendo ataques desde distancias de más de 200 millas (370 km). Otro detalle no menor, comparado con el caso de la experiencia de Malvinas, es que la aviación naval argentina tenía experiencia plena en los ataque antibuque y las espoletas de las bombas estarían ajustadas correctamente para detonar al impacto de los buques. Detectada la flota chilena con los S-2 Tracker y P-3 Neptune, su posición sería informada a las bases aéreas de la FAA y a los submarinos del CFS y sería cuestión de tiempo ver quien llegaba primero a la cacería. Escuche el relato del Vicealmirante Benito Rótolo sobre las capacidades de la FLOMAR frente a una flota como la Royal Navy en Malvinas (García Enciso y Rótolo, 2021).



¿Qué la "Escuadra" pensaba atacar y hundir a la FLOMAR? ¿En serio? ¿El contraalmirante López Silva era el experto en guerra aeronaval de la ACh? ¿Y la iba a ir a buscar con misiles y cañones? Más aún, se iba a apurar en ir a buscarla. Todo parece una broma de muy mal gusto.

Escenarios de Desembarco y Enfrentamiento

  1. Aproximación de la Flota Chilena para detener el desembarco La ACh avanzaría con rapidez desde los misteriosos apostaderos de combate hacia el canal de Beagle, desplegando sus fragatas y destructores para interceptar y atacar las fuerzas de desembarco argentinas. Emplearía las lanchas rápidas también para detener los desembarcos y barcos de apoyo. Los chilenos lanzarían misiles Exocet y usarían su artillería naval para hostigar las lanchas de desembarco. Además, coordinarían ataques aéreos desde Punta Arenas utilizando aviones Hawker Hunter y A-37 Dragonfly si es que alguno de estos se encontraba operativo en esa base. Introducirse en el canal de Beagle es una estrategia perdedora para cualquiera de las dos flotas por las restricciones de movimiento, perturbación de sensores por terreno (clutter) y consecuente baja en la performance de las armas.

  2. Respuesta de la FLOMAR a este movimientoAnte la aproximación chilena, la FLOMAR desplegaría sus A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers desde el portaaviones para realizar ataques preventivos contra las unidades de la ACh. Los submarinos argentinos patrullarían áreas estratégicas para interceptar buques chilenos. La FLOMAR utilizaría sus sistemas de defensa aérea para interceptar aviones aproximándose y lanzaría sus propios misiles antibuque para neutralizar las amenazas principales. Al contrario de la flota trasandina, la ARA contaba con un elemento externo a las naves para el ataque como era la aviación embarcada. La encerrona del canal facilitaba el ataque aeronaval y hubiese sido un elemento ideal para una secuencia de ataques y rearmes para reiniciar el ciclo. Aparentemente el encierro en los canales provocaba pánico en López Silva (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017, p. 87).

  3. ACh se enfoca en buscar a la FLOMAR para derrotarla directamente. Por la literatura citada, este fue el camino elegido por la armada araucana. Si la ACh hubiese decidido buscar y enfrentar directamente a la FLOMAR, rodearía la isla Navarino o accedería por el mar de Drake hacia el cabo de Hornos (derrota sureste). Coordinarían con el submarino Simpson y patrullas aéreas para localizar la flota argentina y lanzarían misiles y ataques de artillería naval en cuanto la detectaran. También por la literatura, el ARA Santa Fe estaba debajo de la flota cuando está accedió al mar abierto: objetivo detectado primero. Nuevamente aquí, la aviación naval argentina los encontraría a medio camino en cualquier escenario y debería soportar varias oleadas de ataques de A-4Q Skyhawks. Lo que quede remanente de estas oleadas es lo que podrían enfrentar a una FLOMAR intacta. Jaque.

  4. FLOMAR se enfoca en buscar la ACh para derrotarla directamente Si la FLOMAR decidiera buscar y enfrentar directamente a la ACh, avanzaría desde su posición al sur del Cabo de Hornos hacia el noreste. Utilizarían sus aviones embarcados para reconocimiento y ataque, primero realizaría ataques aéreos repetidos para hundir o dejar fuera de combate a los principales activos de superficie, luego hundir o averiar diversos buques, acercaría para lanzar misiles antibuque desde sus destructores y fragatas, y coordinarían ataques con sus submarinos. Y aquí traemos a colación la formación de "apostadero de combate" de la ACh: los buques se hallan anclados apareados para compartir la espera con vida social e intercambio de insumos. Si la ARA lanzaba los A-4Q Skyhawk cuando esta formación no se hubiese desarmado, hubiese facilitado enormemente el accionar de las bombas. Una misma pasada de bombardeo de 3 aviones con 3 bombas de 450 kilos hubiesen impactado de a dos buques duplicando su eficiencia. Mate.


Roles de la Aviación Naval y Militar

  • Aviación Naval embarcada argentina:

    • A-4Q Skyhawk: Realizarían misiones de intercepción y superioridad aérea, así como ataques a buques enemigos para proteger las fuerzas de desembarco. 8 unidades embarcadas.
    • S-2 Tracker: Efectuarían patrullas marítimas, detección de submarinos y coordinación de ataques antisubmarinos y antibuque. 2 unidades embarcadas.
    • P-3 Neptune: Operando desde bases terrestres, tenía muy largo alcance y eran tripulaciones altamente entrenadas a lo largo del año en el Mar Argentino.
  • Aviación Naval con Base en Río Grande:

    • T-28 Fennec: Misiones de apoyo aéreo cercano y ataques a tierra para cubrir las tropas desembarcadas (dispersos en Río Grande y Estancia La Sara). 19 unidades.
    • MB-326 Aermacchi: Misiones de interdicción y ataque a tierra para apoyar las operaciones anfibias y terrestres (Río Grande). Número indeterminado.
    • T-34C Turbo Mentor: Misiones de ataque ligero, apoyo logístico y transporte de suministros. Más de 12 unidades.
  • Fuerza Aérea Chilena en Chabunco:

    • Hawker Hunter: Intercepción y combate aéreo, ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres (se desconoce el número pero a lo sumo 2 unidades).
    • A-37 Dragonfly: Ataques a tierra y apoyo cercano, interdicción y hostigamiento de fuerzas de desembarco argentinas (a lo sumo 6 unidades).
    • El estado operativo de la base aérea Chabunco era extremadamente bajo de acuerdo el propio comandante de la FACh. 
  • Fuerza Aérea Argentina en Río Gallegos:

    • A-4B/C/P Skyhawk: Ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres, intercepción y combate aéreo en caso necesario (12 unidades).
    • Mirage IIIEA/Mirage 5 Dagger/IAI Nesher: Más de 30 unidades de los tres modelos.
    • F-86 Sabre: Caza de intercepción puro, desplegado para enfrentarse a los Hawker Hunters debido a la experiencia de las guerras indo-pakistaníes. El número concreto no está claro pero por declaraciones de pilotos había más de 4 unidades.
    • Sus objetivos eran, primero, iniciar bombardeos contra objetivos militares de las ciudades de Punta Arenas (base aérea Chabunco) y Puerto Williams (aeródromo Zañartú) y la destrucción de la Fuerza Aérea de Chile, usando una técnica muy semejante a la utilizada por Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967. Lo mismo sería implementado en todos los frentes abiertos.

 


A-4Q despegado del portaaviones ARA "25 de Mayo" impacta al APD-29 Uribe de la ACh

La ofensiva sobre Chile seguiría la siguiente secuencia (Wikipedia):

  • A partir de las 20:00 horas (H-2) del Día D, el 22 de diciembre de 1978, la FLOMAR y la Infantería de Marina —Batallón N.º 5— ocuparían las islas Freycinet, Hershell, Wollaston, Deceit y Hornos (ver mapa debajo).
  • A las 22:00, la Hora H, la FLOMAR e infantes de marina —Batallones N.º 3 y N.º 4— ocuparían las islas Picton, Nueva y Lennox, logrando además el control del canal Beagle (ver mapa debajo).
  • La ofensiva terrestre se iniciaría a las 24:00 horas (Hora H+2). El V Cuerpo de Ejército atacaría desde la zona de Santa Cruz tratando de conquistar el máximo territorio chileno de la zona patagónica. Simultáneamente, la Fuerza Aérea Argentina iniciaría bombardeos estratégicos.
  • A las 06:00 (H+8) del día 23 de diciembre de 1978 (23.06:00.DIC.978) se procedería a la destrucción de la Fuerza Aérea de Chile en tierra.

 


El enfrentamiento naval entre Argentina y Chile en 1978 hubiera sido una compleja operación multidimensional, involucrando fuerzas navales, aéreas y terrestres en un entorno geográfico desafiante. La superioridad aérea y submarina de Argentina le daba una ventaja significativa, aunque las defensas costeras y la coordinación táctica de Chile ofrecían una resistencia formidable. Los resultados habrían dependido de numerosos factores tácticos y estratégicos, así como de la eficacia en la ejecución de las operaciones planificadas por ambas naciones.


En este escenario específico, debe notarse que las fuerzas armadas argentinas poseían tres bases aéreas en el frente, una de ellas móvil (ARA 25 de Mayo) y las dos bases bases aéreas en Río Grande y Río Gallegos, las cuales demostrarían ser altamente operativas cuatro años más tarde en Malvinas. Contra ello, sólo la base aérea de Chabunco en Punta Arenas llevaría la carga de intentar detener las operaciones de desembarco, realizar misiones antibuque contra la FLOMAR, combatir los ataques aéreos desde el Noreste de la base aérea Río Gallegos y desde el Este-noreste de la base aeronaval Río Grande y luego planear ataques ABA (Airbase Attack) contra las mismas. ¿No es demasiados objetivos para una sola pista de despegue y aterrizaje? Por su parte, el COAN se dedicaría exclusivamente a ataques antibuques o de apoyo aéreo muy cercano, mientras que la FAA apoyaría el avance del asalto blindado a Punta Arenas, un ABA contra la base aérea Chabunco y la superioridad aérea sobre Punta Arenas así como, a pedido de la ARA, proporcionaría apoyo aéreo a las operaciones de desembarco.

Estado de situación

En cuanto al posible desembarco anfibio argentino, la "Escuadra" chilena se encontraba en la zona, adoptando una estrategia liderada por el Contraalmirante López Silva. Sin embargo, esta estrategia resultaba cuestionable, ya que algunas fuentes comentan que se basaba en la idea de atacar de manera secuencial y en mar abierto a los Grupos de Tareas (GT) de la FLOMAR. Este plan asumía, de forma poco realista, que cada ataque sería decisivo para destruir por completo cada grupo de tareas argentino, mientras que el resto de la flota, e incluso el portaaviones ARA 25 de Mayo, no responderían de manera alguna. Algunos oficiales buscaban confiar en el mal clima que detuviera al COAN de operar desde el POMA. Algunos especialistas chilenos sugieren que se podría haber sido un combate naval en fases prolongadas durante varios días, bajo la premisa de que los marinos argentinos observarían pasivamente la destrucción de su flota (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Realmente las mejores mentes chilenas acusan un realismo mágico incalificable: no parecen existir un lápiz y un papel en estos escritorios para intentar probar la verosimilitud de lo que se expone.

La aparente división de la FLOMAR en tres grupos parecía apuntar a un desembarco anfibio, pero este podría no haber sido el plan real. El ataque a las islas del Cabo de Hornos estaba diseñado para ser helitransportado. Como se indicó, solo una sección del BIM4 se encontraba embarcada en el portaaviones ARA 25 de Mayo, mientras que los transportes "Cándido de Lasala" y "Cabo San Antonio" al parecer permanecían vacíos. En este contexto, dividir las fuerzas en tres grupos carecería de sentido estratégico, salvo que se tratara de una maniobra de distracción destinada a atraer, precisamente, a la Escuadra chilena y obligarla a gastar sus misiles MM-38 Exocet prematuramente. Sin embargo, esta hipótesis también parece improbable, ya que la Armada Argentina (ARA) probablemente no estaba dispuesta a sacrificar buques y tripulaciones al estilo que sí lo estaba dispuesta la ACh sus formaciones Acero y Bronce (esta declaración se contradice con el esquema planteado en el libro de Arancibia Clavel y Serrano Bulnes).

Es más razonable suponer que, para el 22 de diciembre, la FLOMAR estaba organizada en una formación óptima para el combate aeronaval, con el objetivo de neutralizar a la Escuadra Chilena en mar abierto. El plan argentino habría consistido, en primer lugar, en cebar a la Escuadra a una trampa en la que se exhiban todos sus buques. Luego, vendría desde la distancia de 200 a 350 millas, una serie de ataques aéreos persistentes contra la flota chilena, seguidos de un eventual enfrentamiento de superficie decisivo. La disposición de los submarinos argentinos a la salida de los canales refuerza esta hipótesis, ya que estaban posicionados para alertar sobre la salida de la Escuadra chilena —algo que efectivamente ocurrió— y atacar a las unidades sobrevivientes durante su repliegue.

La estrategia argentina era lógicamente sólida, considerando que las fuerzas chilenas anticipaban un ataque directo a las islas en disputa: Picton, Lennox y Nueva. Esto llevó a Chile a concentrar una gran cantidad de personal y equipo en estas islas, lo que inmovilizó a dichas tropas, dejándolas vulnerables a ser aisladas y desgastadas mediante ataques aéreos antes de que se produjera un hipotético asalto directo. Esas tropas no podrían defender, tampoco, la isla Grande de Tierra del Fuego que iba a ser asaltada por 4 batallones de infantería de marina argentinos. Este enfoque buscaba maximizar la eficacia operativa de las fuerzas argentinas al tiempo que debilitaba las posiciones defensivas chilenas.

La Armada Argentina (ARA) no podía operar como una sola formación debido a las características del portaaviones ARA 25 de Mayo que navegaba a 20 nudos por diseño, el que debía mantenerse a una distancia segura del combate directo de misiles y artillería. Una vez que lanzaba sus aviones A-4, ya sea para misiones de ataque naval o para neutralizar a los aviones de patrulla marítima (MPA) chilenos, el portaaviones quedaba comprometido hasta el regreso de las aeronaves, lo que generaba una situación de vulnerabilidad operativa. De los 8 A-4 disponibles, 2 estaban configurados para intercepción, 3 para ataques navales y 3 en tareas de apoyo logístico, con uno de estos últimos funcionando como tanqueros: todos factibles de cambiar a la configuración de ataque naval en poco tiempo. Esta dependencia del portaaviones y su limitada capacidad motriz —que lo restringía a una velocidad máxima de 28 nudos y solo por cortos períodos, promedio 20 nudos— obligaba a dividir la FLOMAR en tres grupos operativos.

Otra razón para esta división era que la FLOMAR, aunque entrenada habitualmente en dos grupos, no estaba preparada para operar en tres. La escasez de buques adecuados fue paliada con la incorporación de dos fragatas A-69 adquiridas en 1978, que llegaron en agosto y octubre de ese año. El grupo del PAL quedó conformado principalmente por el destructor Tipo 42 en servicio, mientras los otros dos grupos cumplían roles tácticos complementarios. Uno de ellos se presentaba como una fuerza con capacidad anfibia para atraer a la Escuadra chilena hacia un enfrentamiento directo, alejándola del portaaviones.

Por último, el tercer grupo, compuesto por destructores, tenía la misión de actuar como un "tapón" para interceptar cualquier movimiento de la flota chilena que intentara alcanzar al grupo del PAL. En caso de que no se produjera una segregación de fuerzas chilenas, este grupo debía maniobrar para atacar desde el flanco. Esta estrategia buscaba maximizar la efectividad de las fuerzas argentinas mientras protegía los activos más valiosos, como el portaaviones y su ala aérea, en un entorno de combate altamente desafiante.

Vale aclarar que la FLOMAR era una flota de 20 nudos pero, también lo era la ACh dado que poseía dos cruceros de 20 nudos. La velocidad de aproximación era entonces de 20 para la ACh y para los grupos de desembarco (ARA Gral Belgrano) y PAL, pero el grupo del medio era de destructores de más de 20 nudos.





Probabilidades de éxito

Fuerzas Argentinas: Con la superioridad aérea proporcionada por el portaaviones y una flota de superficie y submarinos modernos, las fuerzas argentinas tenían una ventaja significativa. Las operaciones conjuntas aire-mar-submarino de la FLOMAR aumentarían sus probabilidades de éxito.


Comparativo de fuerzas entre la ACh (izquierda) y FLOMAR (derecha). Las franjas rosadas indican una distancia del alcance de sus armas principales (MM38 Exocet, 35 a 42km). El portaaviones ARA V2 "25 de Mayo" indica un A-4Q con carga completa de bombas y combustible de un vuelo Lo-Lo de 350km de alcance, es decir aproximación a baja cota para eludir los radares. Esos son los espacios vitales a cubrir antes de hablar de una amenaza real para el adversario. Me cuesta como analista ver siquiera un atisbo de igualdad entre ambas fuerzas.

Previo al análisis del caso chileno, repasemos que probabilidad tenía la "escuadra" de repeler un ataque aéreo, que iba a ser la principal arma de la ARA. Algunos destructores (clase Almirante) chilenos poseían la instalación de un sistema SAM Short Seacat británico. Es un pequeño misil subsónico, impulsado por un motor cohete de combustible sólido con dos etapas. En vuelo es dirigido por cuatro alas en flecha, de estructura cruciforme y es estabilizado por cuatro aletas pequeñas en la cola. Se guía por la línea de comandos de visión (CLOS) a través de un radio-enlace, es decir, comandos de vuelo que se transmiten a partir de un operador remoto tanto con el misil y el objetivo a la vista. El mismo sistema lo poseía el crucero ARA General Belgrano argentino y, en su versión terrestre Tigercat, se encontraban desplegados en Tierra del Fuego (IMARA) y Río Gallegos (EA). El misil se mostró enormemente impreciso en Malvinas dado que no es autónomo y depende de la coordinación del pulso y visión del operador, con los concurrentes problemas del ojo humano de apreciar claramente las profundidades y distancias en el espacio. Se estima una probabilidad de éxito del 10% para este sistema de armas. Luego, tal vez el buque chileno mejor equipado para autodefensa aérea era tal vez el crucero Almirante Latorre o el Prat con hasta 14 instalaciones del pom-pom Bofors de 40mm. Este hubiese sido el blanco más difícil de aproximar y atacar y, si las comunicaciones lo hubiera permitido, una tarea tal vez delegada a los submarinos.

El principal ejercicio intelectual que hay que realizar, que nadie ha propuesto hasta donde mi conocimiento alcanza, es el siguiente:

Los buques chilenos se aproximarían a 21/28 nudos hacia la FLOMAR (si es que los CASA -212 ubicaban correctamente a la misma, otros "ojos" no tenía Chile). La distancia a cubrir se encontraba en el rango de entre 120/193 millas según diversos reportes chilenos. Ello llevaría a flota trasandina poco más de 5/8 horas de navegación para llegar a 20 millas de los barcos argentinos (siendo 20 millas el primer momento para intentar golpear a la flota dado que era el alcance de un MM38 Exocet, única arma decisiva chilena). Durante 5/8 horas los buques no podría hacerle ningún disparo/daño al enemigo. Bien, durante ese período de tiempo, el portaaviones ARA "25 de Mayo" podrían lanzar y recuperar 3 a 5 salidas de combate de todo su GAE (Grupo Aéreo Embarcado). Para ello, supongamos que cada grupo de ataque volara a  400 nudos ida y vuelta, aterrizara y tardara 25 minutos en recargar bombas y combustible y para despegar de nuevo. A la distancia de ataque y dependiendo de los vientos, cada A-4Q Skyhawk despegaría con 3 bombas de 458 kg (1.000 libras) en el pilón central con espoleta adaptada para impactar buques. La primera pasada sola, arrojaría 24 bombas sobre la "Escuadra" (en realidad, el A-4Q podía cargar también hasta 6 bombas de 500 libras o 227kg, duplicando la estimación que se presenta en la tabla debajo). Suponiendo ausencia de bajas en los aviones argentinos, a la cuarta/quinta pasada, serían 96/120 bombas las arrojadas sobre los buques. Si suponemos que por cada pasada, un avión argentino es derribado hasta 4 bajas, serían en el peor escenario hasta 36 bombas lanzadas contra la "Escuadra". Es decir, en el lapso de cortar la brecha entre las flotas, la flota chilena recibiría entre un mínimo de 36 a 120 bombas (ver la tabla abajo). Todo eso antes de que ningún operador de puesto de combate pudiera apretar el botón de lanzamiento de un solo Exocet chileno. ¿Se entiende lo grave de esta planificación para el mando chileno? ¿Tan blindada estaba la formación Acero? ¿En qué estaban pensando? El contraalmirante Barbuzzi no hubiese podido creer su suerte.

Tiempos de aproximación a las 20 millas, cantidad de pasadas y cantidad de bombas considerando bajas


La necesidad tiene cara de hereje o de gallinero en este caso. El marinero López Silva ponía en el tapete que la gran amenaza de la FLOMAR serían (sola o principalmente) sus AShM MM-38 Exocets y, en un acto de creatividad digna de elogio, le había ordenado a los técnicos chilenos que reformaran sus SA-316B Alouettes embarcados. ¿Qué cambios les habían realizado? Pues, les habían agregado unas jaulas de acero de 3x3x3 colgando debajo de su panza. Aparentemente, estos helicópteros despegarían de sus buques nodriza (clase Leander) y volarían a la par de ellos a unos 20/25 nudos simulando frente al radar ser otros buques para atraer los Exocet argentinos y hacerlos malgastar valiosa munición. No hay que quitarle mérito a la escasez como madre de la creatividad. Esto deja abierto tres reflexiones: primero, hubiese sido muy entretenido de ver si esos kamikazes locos de la Naval chilena eran impactados de pleno por un Exocet que efectivamente si se había enganchado con su deflector. La explosión hubiese sido de película. Segundo, peor aún para los pilotos araucanos, si en su afán de llamar la atención de la FLOMAR se viesen de frente sorpresivamente con un A-4Q Skyhawk a 300 millas por hora que los despedace en el aire, con la mejor suerte, con su par de cañones Colt Mk 12 de 20mm o, en el peor escenario, con un AIM-9B Sidewinder. Tercero, nuevamente esta modificación en el fuselaje de los helicópteros reafirma que López Silva avanzaba esperando una batalla naval estilo Latakia: dos escuadras tirándose misiles a la distancia. Al igual que Hitler durante la ofensiva de las Ardenas, este oficial araucano confiaba en que el mal clima actuara como su única defensa antiaérea, no habiendo diseñado otra alternativa válida. "Vaya al sur, y gane la guerra..." le dijo Merino a López Silva en un intento de crear una leyenda naval en la moral local.


El as bajo la manga de la "Escuadra": Alouettes con gallinero deflector de radar

Fuerzas Chilenas:
La flota chilena a mar abierto estaba a merced de la aviación naval, primero, y submarinos argentinos, posteriormente. Como se expuso arriba, la distancia entre ambas flotas jugaba a favor de la FLOMAR. Si la ACh era detectada a 190 millas, las pasadas de bombas lanzadas por los Skyhawks hubiesen dejado poco a flote aún considerando derribos. Es hasta triste imaginar una flota acelerando para poder golpear el enemigo siendo progresivamente bombardeada una y otra vez sin absolutamente ninguna ayuda ni desde las profundidades ni desde el aire. Asimismo, si la Escuadra se intentaba acercar a la FLOMAR, la misma la detectaría antes (por los Tracker y Neptune, primero, por su propio radar, después) y en caso de ser necesario, simplemente navegaría en dirección opuesta al avance chileno y ese encuentro se extendería bien adentro del Mar Argentino por una simple cuestión de Física. 

Para este ejercicio, la Escuadra debe deshacerse de la formación Acero y quedarse con una flota de 28 nudos (Hierro). Si el CASA C212 le marcara la posición de la FLOMAR a 190 millas, la persecución de la Escuadra a una flota de 20 nudos (por la velocidad del ARA 25 de Mayo) tomaría 21 horas y minutos (casi 600 millas de navegación) para llegar a 20 millas de distancia entre las flotas y poder disparar sus Exocets, descontando ninguna otra interacción de la ARA, es decir, la flota solo "navegaría sin contraatacar". Eso ubicaría a ambas flotas bien al Norte de las Malvinas. Completamente ridículo. 
No hay manera que existiese la posibilidad que los buques chilenos se acercaran a una posición de lanzamiento de sus Exocet sobre la flota argentina. Posibilidad de éxito: Cero.
La otra alternativa que no barajaba el contraalmirante López Silva era de alguna manera atraer a la FLOMAR a zona interior de los canales y fiordos. Ello implicaba no defender las islas, algo que Merino nunca le perdonaría, pero le daba mayores oportunidades de supervivencia. Igualmente, con más 50 aviones de la aviación naval enemiga sobrevolando su ubicación, la planificación para un ataque antibuque era simple cuestión de tiempo. Es cierto que esta alternativa priorizaba la supervivencia de la escuadra y no el impedir el desembarco en las islas del canal. Pero impedir el desembarco también era un objetivo falto de realidad. La ACh era un adversario serio pero carente por completo de armas definitivas: ni aviación que perturbara el plano bidimensional desde el eje Z ni submarinos operativos que atacaran desde la furtividad completa de las profundidades. De prolongarse sólo una semana, no es descabellado pensar que la escuadra chilena completa hubiese terminado hundida o, para el caso lo que es lo mismo, dejada fuera de combate. Posibilidad de éxito: Cero.




Escenario de derrota 

Si la ACh sufría una derrota un resultado probable hubiese implicado el hundimiento o puesta fuera de combate de sus principales activos. Por valor como objetivo naval, sin dudas las fragatas clase Leander y Almirante serían el primer foco del ataque y los cruceros ligeros Prats/Latorre, el segundo, dada la capacidad de sus cañones de afectar las operaciones desembarco. El resto de los objetivos se iría definiendo por circunstancia. Cabe agregar aquí una información que no poseía el Contraalmirante López Silva (teóricamente el mejor preparado en guerra aeronaval) de la ACh: Cuatro años después los aviones argentinos demostraron que una flota encajonada en un canal (como el estrecho de San Carlos) o muy cercana a la costa (como lo es el sur de islas del cabo de Hornos) era blanco perfectamente alcanzables para aviones jets volando a baja altura. La Royal Navy, armada con misiles de defensa aérea mucho mejores que los poseía la ACh, sólo obtuvo derribos puntuales y sólo la falla en la espoletas de las bombas lanzadas por la FAA impidió su anulación como fuerza de combate de superficie antes del fin del conflicto. Quiénes atacarían a la ACh serían los A-4 Skyhawk, tanto en sus variantes B y P y Mirage israelíes de la FAA así como los consabidos A-4Q del COAN, y todos probarían ser letales atacando una flota. ¿La flota trasandina esperaba que para su caso emergería un resultado diferente?



Si la ACh pasara por el canal sería su fin asegurado. Estaría encerradas en el canal de Beagle o avanzando cercana a la costa sur de las islas, facilitando la aproximación de los aviones fuera de la detección del radar. El ataque, tal como ocurriría luego en Malvinas, se realizaría con el aprovechamiento de la geografía, tal cual lo fue en el estrecho de San Carlos. Ahora sabemos que la probabilidad de escape de los principales unidades de la ACh de un ataque aéreo eran casi nulas. Una vez puestas fuera de combate las unidades principales, el resto de flota chilena sería atacada por los destructores y corbetas argentinas y sus Exocets. Ese no sería la derrota elegida de acuerdo al libro de Arancibia Clavel y Serrano Bulnes.

La ACh estaría obligada a recurrir a la ayuda aérea de la FACh, asentada en la base aérea Chabunco. Cómo ya se expuso anteriormente, a las 6 AM del 23 de diciembre dicha base sería el objetivo principal de un ataque preventivo de todos los activos aéreos de la BAM Río Gallegos. Sobre llovido, mojado: si los cazas chilenos lograban despegar, el COAN aguardaba escondido a poco menos de 200 km de Chabunco con una docena de T-28 Fennec esperando que los cazas chilenos aterrizaran para atacarlos con metralla y cohetes.

Aún así, si consideramos un remanente de unidades a flote, en caso de derrota en los canales fueguinos, se retiraría a fiordos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu o el Fiordo Comau. Con superioridad aérea argentina, las fuerzas chilenas tendrían pocas probabilidades de éxito, ya que la FLOMAR podría llevar a cabo ataques precisos y sostenidos. Sin superioridad aérea, las fuerzas chilenas tendrían una mejor oportunidad de defenderse, pero aún enfrentarían una amenaza significativa debido a la capacidad de la FLOMAR para coordinar ataques desde el aire y el mar.


El buque evitado de mencionar en el relato chileno: El mejor portaaviones de la historia de la Latinoamérica, el ARA V-2 "25 de Mayo"

En resumen, la superioridad tecnológica y operativa de la FLOMAR otorgaba a las fuerzas argentinas una ventaja considerable en un enfrentamiento directo con la ACh. La geografía de los fiordos chilenos proporcionaría un refugio natural, pero las fuerzas chilenas seguirían enfrentando desafíos significativos sin la capacidad de contrarrestar la superioridad aérea y naval argentina.

Huida a los fiordos, tal vez el mejor final para la ACh...

Este informe no desmerece el desempeño ni la planificación ejecutada por la ACh. Hicieron lo mejor que pudieron con lo que tuvieron. ¿Lo hicieron? Dicho esto, no era suficiente. Los planetas se alinearon para no poseer una capacidad submarina suficiente (el SS-21 Simpson fue detectado y fotografiado dos veces previo al 21 de diciembre mientras sus mejores submarinos estaban en mantenimiento mayor) aunque aún con todos los submarinos en servicio, Argentina poseía más de una docena de aviones ASW con tripulaciones entrenadas a nivel OTAN. El apoyo aéreo iba a ser nulo porque se carecía de aviación naval de ataque y los activos aéreos de la FACh iban a recibir su bautismo de fuego esa misma madrugada por lo que estarían luchando por su propia supervivencia si es que había realmente activos aéreos en Chabunco. Por la planificación prevista, para el 23 de diciembre a la tarde Chabunco iba a dejar de estar operativa, sea por los A-4 y Mirage de la FAA a la madrugada o los T-28 Fennec/MB326 todo el resto del día.


Una crítica que se puede hacer a la planificación de López Silva es la de seguir con su filosofía mahaniana de buscar la gran batalla naval decisiva con un brazo roto y cojo hasta del cerebro. Estaba comprometiendo a toda la escuadra (all-in) en una maniobra de la que iba a sufrir muchas bajas antes de siquiera llegar a ver en las pantallas de sus radares al enemigo si es que ello iba a ocurrir alguna vez. Una vez desencadenado los eventos, la suerte de la flota chilena estaría echada para el resto del conflicto: él mismo le estaría regalando la posición de sus barcos a la FLOMAR. 

Y aquí vale reflexionar alternativas: cuando una flota más pequeña enfrenta a una más grande, pues debe recurrir mejor a guerrilla naval o pequeños combates de desgaste. La armada argentina nació así: enfrentando a marinas mucho mayores, como la española o la imperial brasileña, arrastrándola a pequeños combates que favorecían pequeñas pero desgastantes victorias contra el enemigo. Sin ir más lejos, el marco de los fiordos es ideal para esa tarea: esconder buques para realizar posteriormente ataques coordinados. Con superioridad aérea enemiga ese ejercicio puede perder efectividad pero los alemanes demostraron en la SGM que se puede resguardar un buque en un fiordo protegido para densas capas de defensa aérea y tener éxito. Esta alternativa podría ser más razonable que enfrentar en mar abierto a un portaaviones con brazo aéreo completo, sin superioridad aérea y sólo protegido por un submarino rengo. Y aquí, el término "flota más grande" es más cualitativo que cuantitativo: la "Escuadra" iba en solitario muy escaso apoyo desde las profundidades y ningún apoyo aéreo a enfrentar a pilotos aeronavales que practicaban a destajo cada año en como hundir buques y estaban entrenados a nivel mundial.



¿Acaso pensaba López Silva que la ARA iba a acercar a sus activos navales principales a la distancia de los Exocet chilenos para que se diera un duelo de caballeros? ¿Acaso López Silva estaba esperando un Jutlandia o un Latakia mientras se dirigía a un Midway? ¿Habrá pasado que el comando naval chileno pensaba que la ARA no iba a ordenar el aprovechamiento de la ventaja submarina y aeronaval empeñando sus submarinos y cazas embarcados antes de que siquiera pudieran detectar en sus radares a la FLOMAR? ¿Sería que pensaba López Silva que los A-4Q Skyhawk no iban a ser lanzados contra sus barcos? Mucho antes que permitirle a un marino trasandino apretar el botón de disparo de un Exocet, la flota chilena iba a conocer al COAN y al CFS en secuencia o en simultáneo. La historia no puso en su lugar al bocón de López Silva que vendió un plan meramente suicida como si fuese un plan de ataque exitoso.
 
Desde el otro lado de la cordillera, se sostiene que la amenaza de la marina chilena forzó la retirada de la FLOMAR. Al parecer, las decisiones del Sr. López y su jefe Merino habían cumplido su función disuasiva: las fuerzas argentinas no presentaron batalla. La FLOMAR decidió no enfrentarse a la Escuadra, y no había otra explicación más que el temor al enfrentamiento, pero ¿quién dice que la FLOMAR no cumplió realmente la misión asignada siendo el retiró parte de la misma? ¿Cómo, con toda esta evidencia, la FLOMAR podía sentirse inferior a la ACh? La lógica es siempre la mejor respuesta.

Veamos, Chile había asumido el alto costo aceptar un rechazo unilateral a un laudo previamente acordado (un grosero error del gobierno de Lanusse) y luego someterlo a otro laudo por el Vaticano. ¿Habría tomado esa actitud si Argentina no le hubiese puesto el cuchillo al cuello? Probablemente no (
Madrid Murúa, 2003).

Sin embargo, la pasividad en el plano militar de 1978
la seguimos pagando hoy. Tal como en los primeros días de mayo de 1982, cuando la FLOMAR tuvo la oportunidad de atacar al HMS Invincible sin ser detectada y no lo hizo (García Enciso y Rótolo, 2021), cuatro años antes ya se había perdido una ocasión similar: la de destruir a la Escuadra chilena cuando se tuvo la oportunidad. Esa es la frase de Nelson que inicia este artículo. Y ese error, esa falta de acción en el momento decisivo, aún pesa geopolíticamente sobre nosotros.

Fuentes consultadas

  • Arancibia Clavel, Patricia y Bulnes Serrano, Francisco. La escuadra en acción. 1978: el conflicto Chile-Argentina visto a través de sus protagonistas, Santiago, Chile: Catalonia, 2017 (ISBN: 978-956-324-298-0)
  • Burzaco, Ricardo. La Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina en la crisis de 1978. DeySeg
  • García Enciso, José y Rotolo, Benito (2021), Malvinas: Cinco días decisivos, Editorial SB, ISBN: 09789878384535.
  • Madrid Murúa, Ruben (2003), "La estrategia nacional y militar que planificó Argentina, en el merco de una estrategia total, para enfrentar el conflicto con Chile, año 1978", Memorial del Ejército de Chile 471: 50-70.

miércoles, 29 de enero de 2025

Crisis del Beagle: Cómo Chile hubiera podido ganar


Bajo qué condiciones Chile se hubiese impuesto a guerra con Argentina en 1978

Esteban McLaren



El Conflicto de Beagle de 1978 entre Chile y Argentina fue una disputa territorial por la soberanía de las islas en el Canal de Beagle, ubicado en el extremo sur de América del Sur. Ambos países reclamaron las islas, lo que llevó a una confrontación casi militar. Para explorar bajo qué circunstancias Chile podría haber ganado una hipotética guerra contra Argentina durante este conflicto, debemos considerar varios factores:

Una realidad económica y militar desfavorable

Chile atravesaba una crisis económica severa y enfrentaba un embargo internacional para la compra de armamento debido a las violaciones de derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Argentina, por su parte, tenía una economía más grande y acceso a una industria militar propia. Esto significaba que Chile tendría dificultades para sostener un conflicto prolongado y reabastecerse de equipo bélico.

Fuerza y ​​estrategia militar

  • Preparación militar: Si Chile hubiera tenido una mejor preparación militar y una planificación estratégica superior, podría haber tenido una ventaja. Esto incluye tropas bien entrenadas, armamento avanzado y apoyo logístico eficaz.
  • Ventaja geográfica: La geografía de Chile, caracterizada por las montañas de los Andes y una extensa costa, podría haber proporcionado defensas naturales y complicado los avances argentinos. Bien aprovechadas podría ralentizar el avance argentino.
  • Sobre-inversión en capacidad naval: El control de las rutas navales y de las islas en disputa en el Canal de Beagle habría sido crucial. La armada de Chile, si hubiera sido superior, podría haber asegurado el dominio marítimo y cortar las líneas de suministro argentinas. Pero, Chile carecía de submarinos activos, carecía también de una fuerza aérea efectiva y, desde el punto de vista terrestre, carecía de municiones, armamento antitanque, una dotación de personal enlistado con claros signos de pobre alimentación producto de décadas de mala administración económica..

Si bien Argentina tenía una superioridad numérica y material, Chile contaba con una ventaja geográfica clave: la cordillera de los Andes. Una invasión terrestre masiva habría sido extremadamente complicada para Argentina, limitando sus movimientos y obligándola a depender de operaciones aéreas y marítimas. El conflicto se habría librado en su mayoría en zonas insulares y marítimas. La Armada de Chile, con mejor entrenamiento y capacidades, tenía la posibilidad de establecer un bloqueo naval, dificultando el abastecimiento argentino y complicando una ocupación prolongada de las islas en disputa.

Factores diplomáticos e internacionales

  • Apoyo internacional: Obtener aliados y apoyo internacionales podría haber desempeñado un papel importante. Si Chile hubiera obtenido el respaldo de las principales potencias o de los países vecinos, podría haber recibido ayuda militar, suministros o presión diplomática contra Argentina.
  • Estabilidad económica: Habría sido esencial mantener la estabilidad económica y el apoyo al esfuerzo bélico. La capacidad de Chile para sostener su economía durante el conflicto podría influir en el resultado de la guerra.

Otro factor determinante habría sido la falta de apoyo externo. Chile estaba aislado diplomáticamente, mientras que Argentina, a pesar de su propia dictadura, mantenía mejores relaciones con sus vecinos. Sin apoyo internacional en términos de armamento y logística, Chile habría enfrentado serios problemas para sostener una guerra.

Estabilidad política e interna

  • Unidad Nacional: Una fuerte unidad nacional y el apoyo público a la guerra habrían reforzado la determinación y la capacidad de Chile para movilizar recursos y personal de manera efectiva. Igualmente si es por unión nacional y moral en el combate, los japoneses hubiesen triunfado en la Segunda Guerra Mundial y el plomo fue más fuerte.
  • Liderazgo y mando: El liderazgo y el mando efectivos dentro del ejército y el gobierno habrían sido fundamentales para tomar decisiones estratégicas y mantener la moral.

Factores tácticos y operativos

  • Sorpresa e innovación: La utilización de tácticas sorpresa y estrategias de guerra innovadoras podría haberle dado a Chile una ventaja. Esto podría incluir guerras no convencionales, tácticas de guerrilla o aprovechamiento de la tecnología.


Escenarios hipotéticos

  • Ataques preventivos: Si Chile hubiera iniciado ataques preventivos para neutralizar activos militares argentinos clave, podría haber obtenido una ventaja temprana.
  • Conflicto prolongado: En un conflicto prolongado, la capacidad de Chile para sostener las operaciones y adaptarse a las circunstancias cambiantes habría sido vital. La guerra de desgaste podría haber favorecido al bando con mayor resiliencia y resistencia.


Resultados potenciales

  • Victoria rápida: En condiciones óptimas, con estrategia y ejecución superiores, Chile podría haber asegurado una victoria rápida capturando posiciones estratégicas y obligando a Argentina a negociar.
  • Estancamiento: Un escenario más probable podría ser un estancamiento, en el que ambas partes sufran pérdidas significativas y, en última instancia, busquen una resolución diplomática, similar al resultado real facilitado por la mediación papal.
  • Guerra prolongada: si el conflicto se prolongó, la intervención internacional o las presiones internas podrían haber obligado a una resolución, cuyo resultado dependía de la capacidad de cada país para sostener el esfuerzo bélico.

Si Chile lograba evitar una invasión terrestre y sostenía su dominio naval en el Canal de Beagle, podría haber desgastado a Argentina en una guerra limitada, forzándola a negociar. Sin embargo, en un conflicto prolongado, la superioridad económica y de recursos de Argentina habría inclinado la balanza a su favor.

Conclusión

Si bien una hipotética victoria chilena en el conflicto de Beagle de 1978 habría dependido de numerosas variables, el éxito habría requerido una estrategia militar superior, un liderazgo efectivo, apoyo internacional y un esfuerzo nacional sostenido. La resolución histórica real a través de la mediación papal resalta las complejidades y los costos potenciales de tal conflicto, enfatizando la importancia de las soluciones diplomáticas.

Una victoria chilena en 1978 habría requerido un golpe preventivo exitoso, un dominio absoluto del mar y una capacidad de resistencia económica que, en la realidad de la época, era difícil de sostener. La solución diplomática que finalmente se alcanzó fue, probablemente, el mejor desenlace posible para Chile en aquel contexto.

domingo, 22 de diciembre de 2024

Crisis del Beagle: Asalto blindado argentino por el norte a Santiago

Crisis del Beagle: Asalto blindado sobre Santiago

Por Esteban McLaren



El 22 de diciembre de 1978, conocido como el Día D, se habrían iniciado de manera coordinada a lo largo de las fronteras con Chile diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía. Es muy difícil determinar con certeza cuál de todas las acciones planificadas hubiera iniciado propiamente la guerra, pero está claro que habría sido un asalto simultáneo en, al menos, cuatro frentes. El principal habría sido la batalla naval y el desembarco en el canal de Beagle, donde la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) intentaría desembarcar parte de sus tropas en las islas Lennox, Nueva (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de Marina chileno, CIM) y Picton, mientras otras tropas buscarían ocupar el resto de la isla. Este frente será objeto de análisis futuro. Sincronizadamente, habría un avance terrestre en el frente central partiendo desde Mendoza (con una posible segunda línea de avance desde el sur por el paso Puyehue, hoy Cardenal Samoré) con el objetivo final de llegar a la capital nacional, Santiago.

El propósito de este artículo es explorar un escenario de historia alternativa centrado únicamente en el frente de ataque de la ruta Mendoza-Santiago. La guerra nunca ocurrió, pero ¿cómo habría sido si Argentina no hubiera aceptado la mediación papal? Ese será nuestro punto de divergencia con la historia real. Apelemos a la racionalidad y la prospectiva en un ejercicio que siempre será incompleto y cuyo resultado final pertenece a otro espacio-tiempo.

En el conflicto del canal de Beagle de 1978 entre Argentina y Chile, se consideró un ataque directo desde Mendoza hacia la capital chilena, Santiago. Esta decisión táctica y estratégica se justificaba desde varias perspectivas. Primero, el foco principal del conflicto estaba en la región austral, lo que significaba que un ataque desde Mendoza podría servir como una maniobra de distracción para dividir las fuerzas chilenas, debilitando así su capacidad de defensa en el sur.

El acceso directo a Santiago desde Mendoza era otra razón clave. Santiago, siendo el centro neurálgico de Chile tanto política como militarmente, representaba un objetivo crucial. Tomar la capital podría forzar una rápida capitulación chilena debido al impacto estratégico y psicológico que ello conllevaría. Las rutas de acceso a través de los Andes, especialmente el Paso de los Libertadores, conectaban directamente Mendoza con la región metropolitana de Santiago, facilitaban un avance argentino hacia la capital.

Además, Mendoza contaba con importantes recursos logísticos, lo que la convertía en una base de operaciones ideal para un asalto sostenido hacia Santiago. Obviamente "detrás" de Mendoza se hallaba todo el complejo industrial militar asentado en Córdoba, Rosario y Gran Buenos Aires, con fábricas de armas y municiones, aviones ligeros y astilleros así como todo el complejo agro-alimentario nacional. Desde el punto de vista argentino, la estrategia implicaba preparativos logísticos y de inteligencia detallados sobre las defensas chilenas a lo largo del Paso de los Libertadores. Establecer líneas de suministro robustas desde Mendoza era esencial para asegurar un flujo continuo de recursos.

La táctica argentina se centraría en un ataque rápido y coordinado, utilizando tropas de infantería mecanizada y apoyo aéreo para penetrar rápidamente las defensas fronterizas y avanzar hacia Santiago. Se desplegarían las unidades mejor entrenadas para maximizar la eficiencia del ataque y mantener la moral de las tropas alta mediante una comunicación efectiva de los objetivos. Además, se planearían operaciones de distracción en otras partes de la frontera para confundir y dispersar a las fuerzas chilenas.

Por otro lado, una estrategia de defensa de la capital implicaría fortificar el Paso de los Libertadores con artillería y tropas bien posicionadas, utilizando la geografía montañosa a favor para establecer posiciones defensivas estratégicas. Mantener una vigilancia constante y activa en la frontera sería crucial para detectar movimientos argentinos y anticipar sus planes. El anecdotario trasandino comenta de tropas desplegadas en los picos cordilleranos para avisar del traspaso de vuelos argentinos como una suerte de observadores adelantados.



La defensa chilena se organizaría en profundidad, estableciendo varias líneas de defensa escalonadas para retrasar y desgastar a las fuerzas argentinas, mientras se utilizarían fuerzas de reserva para contragolpes y ataques de flanco. Preparar a la población civil de Santiago para la defensa, construyendo barricadas y organizando milicias, sería esencial para mantener la moral alta. Además, se coordinaría la defensa aérea y de artillería para realizar ataques preventivos sobre las columnas argentinas y responder rápidamente a sus movimientos.

Las fuerzas especiales chilenas jugarían un papel crucial, implementando operaciones de sabotaje detrás de las líneas enemigas para interrumpir suministros y comunicaciones, y llevando a cabo ataques precisos contra líderes y centros de comando enemigos. Veamos con más detalles estas acciones que nunca ocurrieron aunque bien cerca se estuvo.

Orden de Batalla Regional (ORBAT) en 1978

Argentina

Ejército:

  • IV Cuerpo de Ejército en Mendoza:
    • 8va Brigada de Infantería de Montaña: Unidades de infantería de montaña entrenadas para combate en terreno montañoso.
    • 2da Brigada Blindada: Unidades blindadas con tanques y vehículos de combate.
    • IV Brigada Aérea: Apoyo aéreo cercano y transporte.
    • VIII Brigada de Infantería de Montaña: Especializada en combate en terreno montañoso, equipada con artillería ligera y morteros.
    • Regimiento de Caballería Blindada 11 "Cazadores de Los Andes": Con tanques AMX-13 y vehículos de transporte blindados.
    • Regimiento de Infantería 16: Con infantería mecanizada lista para un asalto frontal.

Fuerza Aérea:

  • IV Brigada Aérea (El Plumerillo, Mendoza): Aviones de ataque como el A-4 Skyhawk, Mirage III, y aviones de transporte para logística y apoyo aéreo cercano.


Chile

Ejército:

  • III División del Ejército en Valparaíso:
    • 1ra Brigada Acorazada “Coraceros”: Unidades blindadas con tanques y vehículos de combate.
    • 2da Brigada de Infantería: Unidades de infantería regular.
    • Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro”: Fuerzas especiales y de montaña entrenadas para operaciones en terreno accidentado.
    • Regimiento de Infantería N°1 "Buin": Ubicado en la región del Aconcagua, equipado con artillería ligera y mediana.
    • Regimiento de Caballería Blindada N°1 "Granaderos": Operando en el valle con tanques ligeros y vehículos de reconocimiento.
    • Baterías de Artillería: Posicionadas en puntos estratégicos para cobertura de fuego.
    • Fuerzas menores de Carabineros

Fuerza Aérea:

  • V Brigada Aérea (Base Aérea Cerro Moreno, Antofagasta, altamente improbable por la distancia) y II Brigada Aérea (Santiago): Aviones de combate como el F-5E Tiger II y cazas Hawker Hunter, además de aviones de transporte y apoyo.
  • Brigada de Aviación del Ejército: Proporcionando apoyo aéreo con helicópteros UH-1 y aviones ligeros de reconocimiento.


Rol de las Fuerzas Aéreas

Argentina:

  • La Fuerza Aérea Argentina intentaría mantener la superioridad aérea sobre el Paso Los Libertadores y sus alrededores para proteger el avance de las tropas terrestres y proporcionar apoyo aéreo cercano.
  • Aviones de ataque como el A-4 Skyhawk y Mirage III realizarían misiones de interdicción y bombardeo contra posiciones chilenas. Sin dudas el primer blanco sería la base aérea en Santiago en un estilo de ABA (Airbase Attack) que imposibilite el poder aéreo chileno para el resto de las operaciones.

Chile:

  • La Fuerza Aérea de Chile defendería su espacio aéreo agresivamente, utilizando aviones F-5E Tiger II y Hawker Hunter para interceptar y atacar aviones argentinos. Probablemente ejemplares más antiguos en condiciones de vuelo sería puestos en línea de combate de nuevo.
  • Las unidades aéreas chilenas también atacarían columnas terrestres argentinas y sus líneas de suministro para ralentizar el avance.


En términos de poder aéreo, ambas bases aéreas se encontraban en relativa paridad de poder y calidad de los aviones aunque la información reciente nos presenta a los F-5 Tiger II con baja operatividad debido al embargo norteamericano que ya llevaba años. El tema de guerra aérea sobre la cordillera por las maniobras muy repentinas de aceleración por las trepadas y profundos picados implicados merece un análisis aparte.

Defensa del Valle del Aconcagua

Contexto y Situación:

En diciembre de 1978, en el marco del conflicto del Beagle entre Argentina y Chile, la tensión estaba en su punto álgido. Las fuerzas argentinas, concentradas en Mendoza, estaban listas para un potencial asalto blindado a través de los Andes, apuntando hacia el valle del Aconcagua, al norte de Santiago de Chile. El objetivo era romper las defensas chilenas y avanzar hacia la capital. En este escenario montañoso y estratégico, ambos ejércitos desplegaron sus fuerzas y prepararon tácticas de defensa en profundidad.


Estrategia y Tácticas Chilenas de Defensa en Profundidad:

Conociendo las capacidades del enemigo y la geografía del terreno, las fuerzas chilenas implementaron una defensa en profundidad para proteger el valle del Aconcagua:

1. Reconocimiento y Vigilancia:

Desde tempranas horas de la mañana, equipos de reconocimiento chilenos patrullaban las alturas, observando cualquier movimiento en los pasos de montaña. Utilizando binoculares y radios, estos soldados vigilaban constantemente los senderos que descendían desde Mendoza, atentos a cualquier señal de actividad enemiga.

  • Patrullas de Reconocimiento: Equipos de reconocimiento fueron desplegados en puntos elevados para vigilar los movimientos argentinos a través de los pasos de montaña.
  • Puestos de Observación: Establecieron puestos de observación a lo largo de las rutas posibles de avance, utilizando comunicación por radio para reportar movimientos enemigos.

2. Fortificaciones y Puntos de Resistencia:

A lo largo del valle, los ingenieros militares habían trabajado sin descanso, aprovechando las formaciones rocosas naturales para construir bunkers y trincheras. En puntos estratégicos, se habían colocado nidos de ametralladoras, listos para repeler cualquier intento de avance. Los soldados del Regimiento de Infantería N°1 "Buin" se apostaron en estas posiciones, preparados para ofrecer una resistencia feroz.

  • Fortificaciones Naturales: Aprovecharon las formaciones rocosas y acantilados naturales para construir defensas y trincheras.
  • Bunkers y Nidos de Ametralladoras: Construyeron bunkers y posiciones fortificadas en puntos clave del valle para maximizar la resistencia y retrasar el avance enemigo.

3. Maniobra y Movilidad:

En áreas accesibles, la caballería blindada del Regimiento de Caballería Blindada N°1 "Granaderos" mantenía sus tanques ligeros y vehículos de reconocimiento en constante alerta, listos para moverse rápidamente y reforzar cualquier punto que fuese atacado. Las unidades de reserva se mantenían móviles, listas para intervenir donde se las necesitase.

  • Unidades de Reserva: Mantuvieron unidades de reserva móvil en las zonas más accesibles del valle para reforzar rápidamente cualquier punto que fuese atacado.
  • Despliegue de Caballería Blindada: La caballería blindada se posicionó en áreas donde podían realizar contraataques rápidos y flanquear a las fuerzas argentinas.

4. Uso de Artillería:

En colinas elevadas, las baterías de artillería estaban bien camufladas. Los artilleros mantenían sus ojos fijos en las posiciones de los observadores avanzados, esperando las coordenadas para iniciar un bombardeo preciso. La coordinación con la infantería era vital para maximizar el impacto de los bombardeos y detener el avance enemigo.

  • Bombardeo Preventivo: Utilizaron artillería para realizar bombardeos preventivos en las rutas de acceso conocidas, dificultando el avance argentino.
  • Coordinación con Infantería: La artillería estaba estrechamente coordinada con las unidades de infantería para proporcionar fuego de cobertura durante los enfrentamientos.

5. Obstáculos y Trampas:

Los ingenieros militares habían sembrado minas en los senderos más probables y preparado deslizamientos de tierra controlados para crear obstáculos adicionales. Cualquier avance argentino encontraría un terreno hostil y lleno de trampas mortales.

  • Minado de Senderos: Colocaron minas y trampas en los senderos y rutas de acceso más probables para retrasar y desorganizar a las tropas blindadas argentinas.
  • Obstáculos Naturales: Utilizaron el terreno para crear obstáculos adicionales, como la voladura de puentes y la creación de deslizamientos de tierra.

Tácticas argentinas para desarmar la defensa en profundidad chilena:

Las fuerzas argentinas, conscientes de la defensa chilena, planificaron su ataque con una combinación de tácticas de reconocimiento, maniobra y poder de fuego.

1. Reconocimiento y Inteligencia:

Patrullas de reconocimiento argentinas, incluyendo exploradores de la VIII Brigada de Infantería de Montaña, se infiltraron en el terreno hostil, identificando puntos débiles y rutas menos defendidas. Utilizando métodos tradicionales de inteligencia, como el interrogatorio de prisioneros y la interceptación de comunicaciones, reunieron información crítica.

  • Patrullas de Reconocimiento: Enviaron patrullas de reconocimiento y exploradores para identificar las posiciones defensivas chilenas y encontrar rutas menos defendidas.
  • Interrogatorio de Prisioneros: Recopilaron inteligencia a través del interrogatorio de prisioneros y la interceptación de comunicaciones.

2. Ataques de Flanqueo y Maniobras:

Al amanecer, las fuerzas especiales argentinas, expertos en combate en terreno montañoso, comenzaron a moverse a través de pasos ocultos, flanqueando las posiciones chilenas. Mientras tanto, las unidades mecanizadas del Regimiento de Caballería Blindada 11 "Cazadores de Los Andes" se preparaban para avanzar rápidamente por rutas identificadas como menos defendidas.

  • Rutas Alternativas: Utilizaron rutas menos defendidas y pasos de montaña ocultos para flanquear las posiciones chilenas.
  • Fuerzas Especiales: Desplegaron fuerzas especiales para realizar incursiones detrás de las líneas enemigas, saboteando sus posiciones y líneas de suministro.

3. Coordinación de Ataques:

A medida que los exploradores confirmaban las posiciones chilenas, la artillería argentina comenzó a bombardear los puntos fortificados. El estruendo de los cañones rompió el silencio del valle, mientras las tropas de infantería se preparaban para avanzar. Los ataques se coordinaron desde múltiples direcciones, buscando abrumar y desorganizar la defensa chilena.

  • Ataques Coordinados: Realizaron ataques coordinados desde múltiples direcciones para abrumar y desorganizar la defensa chilena.
  • Uso de Morteros y Artillería: Emplearon morteros y artillería para bombardear las posiciones fortificadas chilenas antes de avanzar con la infantería.

4. Movilidad Rápida:

Utilizando vehículos ligeros y su conocimiento del terreno, la infantería de montaña argentina avanzó a través del terreno difícil, buscando superar las defensas naturales y artificiales. La rapidez y flexibilidad de estas unidades eran clave para mantener el impulso del ataque.

  • Unidades Mecanizadas: Las unidades mecanizadas se movieron rápidamente a través del terreno difícil, utilizando vehículos ligeros y adaptados al terreno montañoso.
  • Infantería de Montaña: La infantería de montaña avanzó utilizando su conocimiento del terreno para superar las defensas naturales y artificiales.

5. Apoyo Aéreo:

A lo lejos, aviones de ataque ligero A-4 de la Fuerza Aérea Argentina rugieron por el cielo, lanzando bombardeos precisos sobre las posiciones chilenas. Estos ataques aéreos proporcionaron cobertura adicional y desestabilizaron aún más las defensas enemigas.

  • Ataques Aéreos Tácticos: Utilizaron aviones de ataque ligero para bombardear posiciones defensivas y proporcionar apoyo cercano a las tropas en avance.
  • Reconocimiento Aéreo: Los aviones de reconocimiento ayudaron a identificar las posiciones enemigas y ajustar el fuego de artillería.

En diciembre de 1978, la batalla por el valle del Aconcagua entre Argentina y Chile habría sido un enfrentamiento feroz y complicado, donde la defensa en profundidad chilena y las tácticas de asalto argentinas se pondrían a prueba en uno de los terrenos más difíciles del mundo. La combinación de tácticas adaptadas al terreno, reconocimiento efectivo y maniobras inteligentes habría sido clave para determinar el resultado de este potencial conflicto.


Conducta de las Tropas Argentinas

Podemos inferir la conducta en combate de las tropas argentinas a partir de su participación en la guerra de las Malvinas, cuatro años después. Las tropas chilenas, por su parte, no habían enfrentado a un enemigo extranjero en un siglo antes del conflicto, y la única escaramuza previa fue en 1965 entre gendarmes y carabineros en Lago del Desierto. Este incidente no demostró una disposición a morir en combate, ya que se rindieron rápidamente, a pesar de haber estado afianzados en el terreno durante semanas, sin aprovechar esa ventaja. Basándonos en la experiencia de las Malvinas:

  • Moral y Motivación: Las tropas argentinas podrían mostrar alta moral y motivación al tener suministro constante y el objetivo de defender el honor nacional, similar a su comportamiento en Malvinas.
  • Tácticas: Las tácticas de ataque frontal vistas en Malvinas podrían repetirse, pero con la diferencia de tener una línea de suministro terrestre constante y apoyo logístico, mejorando su efectividad en el campo.
  • Desempeño: Es probable que muestren mejor coordinación y efectividad operativa debido a la presencia de líneas de suministro y soporte constante, a diferencia del aislamiento en Malvinas. Ahora la provisión estaría más asegurada con los depósito en Mendoza y el interior del país. Asimismo, al igual que en Malvinas, la mayoría de las tropas se rindieron sólo tras agotar munición.


Escenarios probables en el choque de fuerzas

Rutas de Ataque

El ataque desde Mendoza hacia Santiago podría seguir las siguientes rutas principales:

  1. Ruta Nacional 7 (Paso Internacional Los Libertadores):

    • Esta es la principal vía terrestre que conecta Mendoza con Santiago, cruzando la Cordillera de los Andes por el Paso Los Libertadores. Es la ruta más directa pero también la más predecible y, por lo tanto, fortificada.
  2. Ruta Nacional 40 hacia el sur y luego cruzando por el Paso Pehuenche:

    • Una ruta alternativa menos directa pero que podría ofrecer menos resistencia inicial debido a su menor uso comercial y turístico en comparación con Los Libertadores.

 

1. Estancamiento 

Zona de Estancamiento Probable

Valle del Aconcagua:

  • Este valle es un punto crítico antes de llegar a Santiago y sería el lugar donde las fuerzas chilenas probablemente establecerían una línea defensiva fuerte debido a la geografía que permite defensas naturales y al control de las rutas de acceso a la capital.
 

Análisis de un potencial estancamiento en el Valle del Aconcagua

1. Identificación de la Ruta de Ataque

  • Punto de Partida: Las tropas argentinas saldrían desde Mendoza, una ciudad importante con infraestructura militar adecuada para movilizar una ofensiva de gran escala.
  • Ruta de Abastecimiento:
    • Mendoza: Principal centro de logística y abastecimiento.
    • Los Andes: Cruce fronterizo clave. Aquí se acumularían suministros antes de cruzar hacia Chile.
    • Valle del Aconcagua: Primer punto estratégico en territorio chileno donde se establecerían depósitos avanzados para mantener el flujo de suministros.

2. Defensa Chilena en el Valle del Aconcagua

El alto mando chileno al considerar la defensa del Valle del Aconcagua en 1978 se centraría en utilizar el terreno montañoso a favor y establecer una defensa en profundidad. Los recursos disponibles incluirían minas antitanque, artillería, y posiciones de infantería bien fortificadas.

Zonas de Defensa Clave:

  • Mina San José/Las Cuevas: Zona adecuada para la colocación de minas antitanque debido a su terreno angosto y rocoso, dificultando el avance de vehículos blindados (linea Amarilla, debajo).
  • Los Andes: Ubicación ideal para artillería debido a su elevación y vista sobre las rutas de avance. Aquí se podrían emplazar piezas de artillería pesada para atacar formaciones argentinas en movimiento (linea Roja, debajo).
  • Calle Larga: Trincheras y posiciones defensivas de infantería, proporcionando una línea defensiva inicial y conteniendo el avance enemigo lo suficiente para permitir ataques de artillería y preparativos adicionales en retaguardia (linea Roja, debajo).
  • San Felipe: Posición secundaria para artillería y reservas, listo para reforzar las líneas frontales o cubrir la retirada en caso de necesidad (linea Roja, debajo).

 

Mapa Estratégico:

  1. Minas Antitanque: Instaladas en Mina San José y puntos críticos a lo largo del valle.
  2. Artillería: Emplazada en Los Andes y San Felipe.
  3. Trincheras y Fortificaciones: Establecidas en Calle Larga y otros puntos elevados del valle.
  4. Emboscadas y guerrilla: La zona rural, si bien el valle es relativamente ancho y llano, permitiría operaciones de desgaste por parte de tropas y civiles.

El valle del Aconcagua se convertiría en un campo de batalla donde la estrategia y la adaptabilidad de ambas fuerzas se pondrían a prueba. Los soldados chilenos, atrincherados y bien preparados, se enfrentaron con determinación a cada avance argentino. Las minas y trampas ralentizaban el avance, y el fuego de artillería chileno causarían bajas significativas.

Sin embargo, los ataques coordinados y la movilidad argentina podrían romper las líneas defensivas. Los flanqueos y las incursiones detrás de las líneas chilenas desorganizarían a las fuerzas defensoras, obligándolas a retroceder y reagruparse constantemente. La presión sería implacable.





Configurada esta situación, debe remarcarse que éste podría ser el objetivo final de esta fase de ataque. El asalto a Santiago puede caber perfectamente en el concepto de ataque distracción: el asalto a la capital obligaría al Alto Mando chileno a desviar las mejores fuerzas para defensa de la capital. Regimientos, helicópteros, artillería y blindados, los mejores cazas disponibles, se distraerían del frente Sur donde fuerzas militares estarían implicadas en un asalto blindado a Punta Arenas y una operación de desembarco en las islas Picton, Nueva y Lennox. Es decir, esta fase de estancamiento del frente podría ser un objetivo en sí mismo y tendría perfecta lógica. Ahora veremos por qué, avanzar hacia la capital, hubiese sido a todas luces un evento enormemente costoso para atacantes y defensores.

Estrategia Argentina para Romper la Defensa Chilena

Para un general argentino, la clave para superar las defensas chilenas en el Valle del Aconcagua residiría en la combinación de maniobras tácticas y apoyo aéreo.

Acciones probables:

  • Ataques de Artillería y Aérea Preliminares: Bombardeo intensivo de posiciones defensivas en Los Andes y Calle Larga para desestabilizar y debilitar las líneas chilenas.
  • Infiltración y Sabotaje: Unidades de operaciones especiales podrían infiltrarse para desactivar minas antitanque y sabotear posiciones de artillería chilenas antes del avance principal.
  • Ataques de Pinza: Coordinación de ataques en múltiples frentes para diluir las defensas chilenas. Un ataque principal desde el norte del valle y un segundo avance desde el sur para rodear y desbordar las líneas enemigas.
  • Despliegue de Tropas Motorizadas: Aprovechar el terreno abierto tras el valle para un avance rápido hacia Santiago, minimizando el tiempo de respuesta y reagrupamiento de las fuerzas chilenas.


Resumen de esta fase

Defensa Chilena:

  • Minas antitanque en puntos críticos.
  • Artillería en posiciones elevadas.
  • Trincheras en rutas de acceso principales.

Estrategia de Rompimiento Argentina:

  • Bombardeos intensivos iniciales.
  • Infiltración y sabotaje.
  • Ataques coordinados en pinza.
  • Avance rápido de tropas motorizadas.

Esta combinación de tácticas y la adecuada utilización de los recursos disponibles podrían determinar el éxito de la operación argentina y la efectiva defensa chilena durante la crisis del Beagle de 1978.


2. Rompimiento del Frente por Parte de Argentina

Si las fuerzas argentinas lograran romper el frente chileno en el Valle del Aconcagua, avanzarían hacia Santiago tomando las siguientes rutas:

  1. Ruta 5 Norte (Autopista Panamericana):

    • Esta sería la principal vía de entrada a Santiago desde el norte, ofreciendo un acceso directo a la ciudad. Al ser una ruta principal, sería altamente defendida.
  2. Ruta 57 (Los Andes - Santiago):

    • Una alternativa más directa desde Los Andes a Santiago. Esta ruta sería utilizada para aprovechar el impulso de una ruptura rápida y avanzar hacia el corazón de la ciudad.


2.1 Focos de Resistencia Más Duros en Santiago

Dentro de Santiago, los focos de resistencia más duros probablemente serían:

  1. Centro Histórico de Santiago:

    • Concentra muchos edificios gubernamentales y estratégicos, incluyendo La Moneda, el Palacio Presidencial. Este área sería fuertemente defendida por tropas chilenas (Plaza de Armas de Santiago). Ruta 1 debajo, en rojo.
  2. Barrio Independencia y Recoleta:

    • Estas zonas, al norte del centro, serían claves para controlar las rutas de acceso desde el norte y noreste de la ciudad. Ruta 1 debajo, en rojo y amarillo.
  3. Sector Militar de la Escuela Militar Bernardo O'Higgins:

    • Al este de la ciudad, esta área incluye instalaciones militares y de entrenamiento, ofreciendo una base sólida para la defensa. Ruta 2 debajo, línea roja.
  4. Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez:

    • Controlar el aeropuerto sería crucial para cualquier operación militar, tanto para asegurar líneas de suministro como para impedir refuerzos aéreos. Ruta 3 debajo, línea roja.

1. Avance hacia el centro y núcleos de resistencia

2. Desvío a Escuela Militar

3. Desvío a Aeropuerto


Opciones de conducción de las operaciones

Un comando de operaciones arriesgado y agresivo podría tomar las siguientes decisiones:

  • Ataque Rápido al Centro Histórico:
    • Ordenar un avance directo y rápido hacia el centro de Santiago para capturar La Moneda y otros edificios gubernamentales clave, buscando desmoralizar a las fuerzas chilenas y generar un colapso rápido de la resistencia organizada.
    • Ventaja: Potencial para una victoria rápida y decisiva.
    • Riesgo: Alta probabilidad de encontrarse con defensas concentradas y bien organizadas, lo que podría resultar en grandes bajas y una posible contraofensiva.

 

Una aproximación más racional y meditada podría optar por:

  • Asegurar Perímetros y Flancos:
    • Avanzar de manera más cautelosa, asegurando las áreas periféricas y consolidando las líneas de suministro antes de avanzar hacia el centro de Santiago.
    • Priorizar Objetivos Estratégicos:
      • Tomar control del aeropuerto y rutas principales para asegurar el flujo de suministros y refuerzos.
      • Llevar a cabo operaciones para debilitar la moral chilena y desorganizar su mando y control mediante ataques a objetivos clave pero menos defendidos inicialmente.
    • Ventaja: Reducción de riesgos y posibilidad de avanzar de manera sostenida y organizada.
    • Riesgo: Mayor tiempo de campaña, lo que podría permitir a las fuerzas chilenas reorganizarse y recibir refuerzos.


Consideraciones Estratégicas

  • Fuerza Aérea: Ambos generales necesitarían asegurar la superioridad aérea para proteger sus tropas y líneas de suministro, utilizando ataques aéreos para debilitar las defensas chilenas.
  • Tropas de Montaña: Serían esenciales para asegurar los flancos y proporcionar inteligencia sobre las defensas chilenas, así como para realizar operaciones de infiltración y sabotaje detrás de las líneas enemigas.
  • Logística: Mantener líneas de suministro abiertas y seguras sería crucial para sostener el avance argentino, especialmente en un terreno montañoso y urbano como Santiago.

 

Conclusión

La elección de un ataque desde Mendoza hacia Santiago se justificaría por el impacto potencial de capturar la capital chilena y desviar las defensas enemigas. Como general argentino, se priorizaría un ataque coordinado y rápido, aprovechando la sorpresa y el apoyo logístico. Mientras tanto, un comandante chileno centraría la defensa en fortificar las rutas de acceso, utilizar la geografía a su favor, y mantener la moral y preparación de sus fuerzas y población civil. En definitiva, abocarse a una defensa en profundidad.


Un ataque argentino desde Mendoza hacia Santiago durante la crisis del Beagle habría sido un conflicto complejo y multifacético. La geografía, la preparación de las tropas y el apoyo aéreo habrían jugado roles críticos en el desarrollo del conflicto. El Valle del Aconcagua probablemente habría sido el punto de estancamiento, con ambos lados utilizando sus fuerzas aéreas y tropas de montaña para intentar ganar la ventaja en este terreno desafiante. Si era vencido esta obstáculo, las rutas de ataque a Santiago son evaluadas. La lucha hubiese sido cara en términos de bajas para ambos bandos, tanto militares (ambos) como civiles (chilenos). El daño a la infraestructura chilena sería bajo cualquier parámetro una pesada carga para su economía y normal desarrollo futuro.

La estrategia adoptada por el liderazgo argentino en un avance hacia Santiago dependería del balance entre la agresividad y la prudencia. Un avance rápido y decisivo podría ganar terreno rápidamente pero con mayores riesgos, mientras que un enfoque más metódico y racional podría asegurar una victoria más sostenida aunque más lenta. Las fuerzas aéreas y las tropas de montaña jugarían roles cruciales en ambos enfoques, garantizando el apoyo y la seguridad del avance terrestre. 

 

Continuará...