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sábado, 30 de agosto de 2025

Biografía: Históricas memorias del Almirante Manuel Domecq García

 CARAS Y CARETAS

Las memorias del almirante

escritas para "Caras y Caretas"

Antepasados. – Adolescencia. – Primeros maestros. – Condiscípulos. – Armada. – Expedición a Bahía Blanca. – Conquista del Desierto. Flameó sobre las cataratas. – La revolución– La Escuela Naval en su 1.ª y en su 2.ª fundación. – Bandidos en la Expedición al Iguazú. – La primera bandera argentina que flameó en 1880. – La fragata “Sarmiento”, etc., etc.

(Con esta primera serie de Memorias emocionantes aventuras vividas y narradas por los...)

por Juan José de Soiza Reilly


(Con estas memorias auténticas, iniciamos la publicación de las contemporáneos más ilustres de nuestro país).




El prócer de la independencia sudamericana, fiel compañero de San Martín y de Alvear, coronel Pedro Ramos Domecq, tío abuelo del almirante Domecq García.

 

Antepasados

¿Qué importancia puede tener la historia de mi vida? Es la historia de un hombre que se consagró con sencillez a servir a la patria. El primero de mis antepasados que se instaló en América fue don Manuel Miguel Domecq. Era francés, oriundo de Oloron (Pirineos). Arribó a Buenos Aires en 1750, a los 23 años de edad. Luego pasó al Paraguay, e hizo fortuna. Sus descendientes actuaron en las luchas políticas contra el tirano Francia. Los hermanos Robertson en su libro "Letters on Paraguay" mencionen en la Carta XLIX las rebeldías de don Manuel Domecq cuando el dictador le nombró miembro de aquel célebre Congreso paraguayo de mil legisladores. Otro de mis antepasados, fue el coronel de la independencia americana, don Pedro Ramos y Domecq, hermano de mi abuela materna, doña Hipólita Ramos. El coronel Ramos era natural de Buenos Aires. En 1813, cuando el general San Martín organizaba su regimiento de Granaderos a Caballo, el joven Ramos y Domecq presentó al jefe del Estado Mayor solicitando autorización para incorporarse en clase de cadete, al mencionado cuerpo. Daba como garantía de que sus servicios de soldado no serían gravosos para el erario público la fianza personal de su hermano político, Juan Porcel de Peralta. Este caballero —según consta en los documentos oficiales— se comprometía a pasarle a Ramos una pensión de diez pesos por mes. San Martín aceptó el ofrecimiento y, a partir de 1813, Ramos y Domecq fue compañero inseparable del Libertador. Estuvo con él en San Lorenzo, en Chacabuco, en Maipú, en Lima... Falleció en 1871. Mis padres fueron: doña Eugenia García y don Tomás Domecq.

Adolescencia

He recibido desde mi adolescencia educación británica. De ahí procede, sin duda, el deleite que me produce leer o hablar en la lengua de Shakespeare. Ahora más que nunca —cumplidos mis setenta años— mis libros favoritos son siempre los ingleses. La primera escuela que frecuenté estaba en la calle Tacuari entre Chile e Independencia. Era un colegio inglés, dirigido por un rector inolvidable: don Guillermo Parodi. En las aulas de esa casa de estudios se educaron varias generaciones de argentinos. Don Guillermo había nacido en Gibraltar. Recuerdo que uno de los buenos maestros de esa escuela era don Adolfo Negrotto, también gibraltareño, vinculado más tarde a la familia de los Mitre.

De la escuela de Parodi pasé a un instituto inglés del Caballito, “Seminario Anglo-Argentino”, ubicado sobre la calle Rivadavia, en el mismo sitio donde hoy está la Escuela para los huérfanos de los militares. Allí tuve como compañeros de estudio a Guillermo Udando, a José Manuel de Eizaguirre, a los Egaña, a los Montarcé, a los Amespil, a los Moyano...

La vocación

Hasta entonces no se había despertado en mí la vocación por la marina.
O, por lo menos, la pasión que más tarde sentí por el mar, debió estar oculta, a la espera de circunstancias favorables.
Y estas circunstancias se presentaron a su tiempo, con la arrogancia incontenible de las grandes pasiones.

Mi familia había hecho construir en el Tigre, a orillas del Luján, un chalet de verano. El encanto del agua me atrajo con el placer del niño que ensaya en los charquitos sus barcos de papel. Dio la casualidad que cerca de mi casa, frente a la quinta de Madero, vino a fondear, en 1873, el vapor “General Brown”, convertido por Sarmiento en Escuela Naval. Yo, sentado en el muelle de mi casa, seguía con los ojos los ejercicios o juegos que los alumnos practicaban desde el amanecer hasta la noche. Los contemplaba ir y venir sobre cubierta, en la faena cotidiana; los admiraba con envidia, en sus maniobras más difíciles, echándose al agua, nadando como peces; me divertía con sus placeres de muchachos robustos y sanos; me emocionaba hasta el éxtasis, cuando los veía rígidos, firmes, disciplinados, al toque del clarín, y vibraba de patriotismo viéndolos hacer la venia a la bandera de su buque.
Mi vocación salió a la superficie, invencible, violenta, sin ambages.
—Seré marino —dije categóricamente.
Tenía apenas doce años.



El hoy glorioso almirante argentino Manuel Domecq García, cuando, siendo capitán, asistió con los japoneses a la guerra de Rusia con el Japón, en 1904.


La primera Escuela Naval

La primera Escuela Naval fue fundada, como es bien notorio, en 1872, por el presidente de la Nación, don Domingo Faustino Sarmiento. Era ministro de Guerra y Marina el coronel Martín de Gainza. La flamante escuela fue instalada en el “General Brown”. Al frente de ella se puso a un marino de prestigio, el sargento mayor Clodomiro Urtubey, que organizó la institución contra viento y marea.
 

La primera bandera argentina fue enarbolada sobre las cataratas del Iguazú, en 1883, por el entonces alférez Domecq García. En esta fotografía aparecen, además del abanderado Domecq García, el jefe de la misión, ingeniero Hunter Davidson; el teniente Tomás Arana, que llegó a ser teniente general, y el naturalista Olaf Storm.


En aquellos tiempos era difícil encontrar muchachos de buena familia que quisieran seguir la carrera marítima. Un buque de guerra significaba para las gentes timoratas un castigo tremendo. La amenaza más dura de un padre hacia el hijo era siempre la misma:

Voy a meterte en un buque de guerra.

Para formar el primer núcleo de alumnos fue necesario recurrir a los muchachos vagabundos que la policía arriaba en las calles porteñas. La disciplina rígida de a bordo se consideraba el remedio más eficaz para corregir a los bandidos. Los jueces solían condenar a los delincuentes peligrosos a trabajar en los buques de guerra. Yo conocí en la armada a los hermanos Barrientos; dos terribles matreros, ladrones y asesinos, de vida tan novelesca, que Eduardo Gutiérrez escribió con ella una de sus novelas más interesantes. Habían sido condenados por la justicia a purgar a bordo todos sus delitos. A pesar de eso, no faltaron jovencitos decentes y cultos que, inspirados por la vocación y por la patria, desafiaron las críticas de sus familiares e ingresaron en la Escuela Naval. De estos últimos, algunos descollaron por su talento y por su dignidad, como Emilio Barilari, Oliva, Del Castillo, Picasso, Núñez, etc.

En 1877, la escuela fue disuelta por el presidente Avellaneda, a causa de un acto de insubordinación que se llamó “Sublevación de los capotes”. Los cadetes se habían negado a quitarse los capotes durante un día de invierno.

La segunda Escuela Naval

La segunda Escuela Naval fue refundada por don Adolfo Alsina a bordo de la “Uruguay”. Designóse director a un hombre de cualidades superiores: a don Martín Guerrico —mi maestro—, que falleció, no hace muchos años, siendo teniente coronel de marina. Para constituir el núcleo inicial de aspirantes, se cambió de táctica. Se excluyeron los elementos malos. Se eligieron muchachos de cultura, y así logró formarse un conjunto brillante de oficiales. Contábamos, además, con una pléyade de grandes profesores, como Luis Pastor, Pablo Conevali, Ángel Pérez, Estanislao Zeballos, Albit Schemerson, Enrique Stein, E. Reynolds, Emilio Sellstrom, Otto Grieben, M. Cantón, etc. Entre mis compañeros de estudios recuerdo a Dufour, Sáenz Valiente, Rojas Torres, Mayz, Barraza, Leroux, Betbeder, Scott Brown, Oliva, Durand, Funes, Barilari (E.), Belisario Quiroga, Cardoso, Twaites, Edman, etc.

En 1881, varios aspirantes egresamos de la Escuela Naval, 4.ª promoción, en el orden siguiente: Manuel Domecq García, Félix Duffour, L. Aguerreberry, F. Muzas, Eugenio Leroux, José Durand y Rodolfo Galeano. De éstos, han fallecido cuatro: Duffour, Aguerreberry, Muzas y Galeano.


La histórica carpa donde vivían en el Alto Iguazú los primeros argentinos que llegaron hasta la cumbre de las cataratas. De izquierda a derecha: Tomás Arana (después teniente general), alférez Domecq García (hoy almirante), ingeniero Hunter Davidson y el naturalista Olaf Storm.

Yo di mi último examen en el salón de la Municipalidad de San Fernando, pues en ese tiempo la escuela funcionaba, sin residencia fija, en unos casuchos del Tigre. El primer ex alumno de la Escuela Naval que llegó a almirante fue Onofre Betbeder. Yo fui el primero que tuvo el tercer entorchado.

El entierro de San Martín

En 1880, siendo yo alumno todavía de la Escuela Naval, Buenos Aires tributó un homenaje grandioso a las cenizas del Libertador. Los restos de San Martín, traídos de Boulogne-sur-Mer, fueron desembarcados y llevados hasta la Catedral, en medio de una muchedumbre emocionante. Llovía a torrentes. El cielo parecía asociarse a la solemnidad. Un gran carro alegórico —costumbre de la época— formaba en el cortejo. En cada uno de los cuatro ángulos de la enorme carroza iban, como adorno viviente, cuatro chiquilines: dos cadetes del Colegio Militar y dos aspirantes de la Escuela Naval. El público seguía con curiosidad las maravillas de equilibrio que los cuatro hacían para no caerse. La rudeza de los tumbos era de terremoto. Las piedras en punta del empedrado callejero producían la sensación de que las ruedas del monumento eran cuadradas. Empero, los cuatro muchachitos, orgullosos de su misión, manteníanse tiesos en sus uniformes, conservando su postura simbólica, bajo la lluvia torrencial.
Fue un milagro que alguno de los cuatro no se rompiera las costillas contra el pavimento.

Uno de los cuatro chicos era yo. Cuando me acuerdo, aún siento el orgullo de haber estado allí.

Revolución de 1880

Había estallado una revolución contra el presidente Avellaneda. La Escuela Naval funcionaba en un viejo caserón de La Boca, propiedad de un señor Fernández, caudillo popular del Riachuelo. Nos llegó la orden de marchar a Belgrano, en apoyo del primer magistrado. Las únicas fuerzas fieles al gobierno de la Nación fueron, en el primer momento, el Colegio Militar y la Escuela Naval. Los directores no nos acompañaron. Tomamos el tren en La Boca hasta la antigua estación del Bajo y de allí, también en tren, seguimos a Belgrano, cada cual con su uniforme y una buena provisión de proyectiles. Más allá de Palermo encontramos a los alumnos del Colegio Militar, que se habían apoderado por las ventanas. Una vez en Belgrano nos dieron alojamiento y dormimos sobre el piso de baldosas de la iglesia. Hacía frío. Encontramos en la sacristía una alfombra muy grande. La extendimos en el pavimento, y todos, alrededor de la alfombra, nos metimos debajo, asomando solamente las cabezas. 


Las mejores condecoraciones del almirante: sus nietos, Peggy, Carlos Manuel, José Roberto y Horacio Ford Domecq García.

Antecedentes tomados por “Caras y Caretas” de la foja de servicios del señor almirante Manuel Domecq García

“El almirante Manuel Domecq García ingresó en la Armada, como Aspirante de la Escuela Naval a bordo de la Cañonera Uruguay, el 11 de octubre de 1877, cumpliendo en la fecha de su retiro —12 de junio de 1927— 46 años, 7 meses y 29 días de servicios corridos, sin interrupción de un solo día y con solo 29 días de licencia. Sus servicios de campaña con abono representan 6 años, 11 meses y 14 días, que, agregados a los anteriores, hacen un resumen de 53 años, 7 meses y 15 días de servicios en la Armada Nacional.”

Bahía Blanca

El 24 de enero de 1881 fui designado miembro de la comisión hidrográfica de Bahía Blanca, a bordo de la cañonera Bermejo, que comandaba el sargento mayor de marina Enrique Howard.
Allá realizamos por primera vez el balizamiento de la ría… ¡Viera usted qué tarea! En aquellos tiempos, ¡cincuenta años!, para ubicar las boyas y hacer los sondajes, teníamos que recorrer largas distancias en bote. Eran las horas crudas de la marina nacional. Para elegir el sitio destinado a la instalación del primer muelle de Ingeniero White, no había otro remedio que hundirse en los cangrejales, buscando agua honda, marcando la línea con banderitas y con cañas.

En la Bermejo estaban destacados también: el teniente Federico Muller, el subteniente José Durand, el doctor Antonio Martínez Rufino, Eugenio Dessein. ¡Tantos otros nobles y fieles amigos!

Un día, en junio de 1881, hallándome a bordo, percibí desde lejos voces de socorro. Eran vecinos de Bahía Blanca que gritaban:
¡Los indios! ¡Vienen los indios!

Un malón amenazaba destruir aquel pequeño pueblito, convertido hoy en un sólido emporio de riqueza.

Mi jefe, Howard, me ordenó ir a tierra con una guarnición de 40 hombres. Desembarcamos en seguida.

Mientras íbamos en busca de la indiada, me encontré con una cuadrilla de obreros que instalaba tranquilamente las primeras líneas del telégrafo. La civilización, a pesar de la barbarie, entraba en el país con la tenacidad heroica de sus grandes “pioneers”. Se necesitaba coraje para llevar el telégrafo por esas regiones. Allí, al frente de la cuadrilla, estaba, en persona, el autor de aquella iniciativa: don Melitón Panelo.

En el Iguazú

En 1883, me incorporé, como oficial hidrógrafo, a la primera expedición argentina que, remontando el Alto Paraná, llegó al Iguazú. Después, pasando el Salto Grande, recorrimos más de 200 kilómetros arriba... Fuimos los primeros criollos que conquistamos el honor de llegar a esa altura. Los primeros que hicimos flamear sobre las cataratas la bandera argentina…

La expedición tenía como jefe al ingeniero Hunter Davidson, a quien yo había conocido en Bahía Blanca. Fue él quien pidió al gobierno que yo lo acompañara al Iguazú. Se complacía hablando conmigo en inglés. Había estado en la guerra de secesión y era un hombre de ciencia y de carácter. Iba también como jefe de la escolta el teniente Adolfo Arana —que llegó a ser teniente general en virtud de sus méritos, —y el naturalista Olaf Storm, un sabio conocedor de América.


Condecoraciones del señor almirante Domecq García

  • Medallas del Río Negro y Patagonia por las campañas de 1878-1879, como expedicionario del Desierto.

  • Medalla del Chaco (Expedición al Bermejo, en 1881).

  • Medalla de Guerra del Japón (Guerra Ruso-Japonesa, 1904-1905).

  • Comendador de la Corona de Italia, desde 1892.

  • Gran Cruz del Mérito Naval de España, desde 1892.

  • Comendador de la Orden de San Mauricio y San Lázaro, Italia, desde 1896.

  • Comendador de la Legión de Honor de Francia, desde 1909.

  • Cruz de Primera Clase de la Orden del Mérito de Chile (Comendador), desde 1913.

  • Gran Cruz de la Orden de la Espada de Suecia, desde 1909.

  • Gran Cruz y Banda de la Orden del Tesoro Sagrado del Japón, desde 1921.

  • Gran Cruz y Banda de la Orden del Sol Naciente del Japón, desde 1922.

  • Gran Cruz y Banda de la Orden de la Espada de Suecia, desde 1923.



El gran marino argentino, almirante Manuel Domecq García, en la actualidad, con su noble compañera, la distinguida señora Sara Girado, presidenta, desde hace veinte años, del Asilo Naval, a cuya institución consagra su actividad, su inteligencia y su corazón.

Antes de salir para el Iguazú, nos detuvimos en Posadas —que era una ranchería— para tomar una escolta de 10 hombres. Allí nos encontramos con el jefe del destacamento, teniente coronel Mariano Espina. Era famoso por su guapeza y por la energía de su brioso carácter. Nos trató amablemente y nos dijo: “¡Soldados... ¡Qué soldados!” Eran milicos a la antigua. Eran fieras educadas en la escuela del látigo. Espina, para disciplinarlos, pues solían ser más que feroces, los castigaba rudamente. A cada rato la banda de música organizaba conciertos. A cualquier hora, la banda ejecutaba en el cuartel ruidosas marchas, con bombos y platillos.

¿Y esa música?
Para tapar los gritos de los castigados.

De Posadas al Iguazú hicimos el trayecto en canoas. Los que conocen esas regiones podrán darse cuenta de las peripecias que habremos pasado, haciendo el viaje en esas condiciones. Para entretenernos llevábamos con nosotros un organito de manubrio. ¡Bastante nos sirvió para el aburrimiento su música monótona!

A 200 kilómetros arriba del Salto Grande, juramos la bandera, en una ceremonia emocionante. Éramos, repito, los primeros argentinos que logramos hollar esas alturas, tomando fotografías de las mismas. Desde la exploración española de Oyarbide, en 1777, nadie había pisado esas rocas. No encontramos a ningún ser humano. Las fieras eran tan salvajes que al oírnos huían a esconderse en el monte. ¡Cuántos momentos trágicos debimos soportar antes de vencer a la naturaleza! Un día vimos a la muerte que nos tendía la mano… El teniente general Arana narraba con frecuencia a sus hijos los detalles de aquello que pudo llegar a ser una catástrofe… Yo había salido esa mañana en una canoa para explorar la parte más elevada de la catarata. Llevaba como tripulantes a Arana y seis soldados de la escolta. De improviso una corriente violentísima arrastró nuestra embarcación hacia el abismo. Ya nos íbamos a despeñar aguas abajo, cuando una maniobra que hice nos salvó de la muerte. En seguida grité a los milicos:

¡Remen que nos vamos abajo!

El miedo de los remeros nos salvó. Dimos contra una piedra. Entretanto los demás, desde la orilla, nos arrojaron una soga, luego una soga y pudimos salvarnos…

Todos esos parajes, cuya conquista costó sacrificios heroicos, fueron bautizados por nosotros. Los dimos nombres de patriotas y de figuras célebres, tales como: Alsina, Piedrabuena, Oyarbide… ¡Ah! Pero los nuevos turistas, descubridores a la vuelta, han borrado esos nombres. A la “Restinga Piedrabuena” —homenaje al heroico centinela de los mares del sur —le llaman, por ejemplo, “Garganta del Diablo”. Y a todos los demás parajes les han cambiado el nombre. Ni siquiera se han acordado del gran oficial de la marina española, Andrés de Oyarbide, primer hombre blanco que descubrió el salto del Iguazú. Ni siquiera se acuerdan de la primera expedición argentina que, hace cincuenta años, llevó a aquellas alturas, por primera vez, los colores del alma nacional…


El almirante Domecq García con uniforme de contralmirante, al ser designado ministro de Marina, en cuyo cargo puso de relieve su sólida cultura y su dominio técnico.


“Un barco que no se dé vuelta”

El 6 de septiembre de 1895, siendo capitán de navío, se me encargó la construcción de un buque-escuela.
Debía trasladarme a Europa, elegir el tipo de nave más conveniente para el caso y vigilar su construcción. Puse en la tarea todo mi entusiasmo. Aquel buque, hecho bajo mis ojos y bajo mi cariño, ha dado a la Armada un resultado que me llena de orgullo: la fragata “Sarmiento”… Cada vez que la veo regresar más hermosa que nunca de sus expediciones a través de los mares, evoco con emoción los días de su infancia, cuando la vi nacer, crecer y venir a la patria con las alas abiertas…

Un día —antes de enterarme yo de mi nombramiento para dirigir la construcción del buque-escuela— el ministro de Marina, don Guillermo Villanueva, me llamó a su despacho. Villanueva no era marino, ni entendía de tecnicismos náuticos, pero era un estadista cuyo talento y buen sentido criollo le daban una clara visión de todos los problemas.

Quiero —me dijo— que vaya usted a Europa y me haga hacer un buque-escuela.
¿Un buque de qué tipo?
Un buque que no se dé vuelta, porque, de lo contrario, los políticos nos comerán a usted y a mí…


(El cronista detiene aquí su pluma. Otro día continuará la evocación de tan bellos recuerdos. El almirante Domecq García es una de las páginas más radiantes de la marina civilizadora).

Soiza Reilly

domingo, 29 de junio de 2025

Guerra ruso-japonesa: El rol crucial del financiamiento de la guerra


El rol de las finanzas de la guerra ruso-japonesa


El financiamiento de la guerra ruso-japonesa y la política monetaria japonesa (1880–1910)

Por Esteban McLaren



Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, Japón atravesó una etapa clave de modernización institucional, financiera y militar. Esta transformación permitió que el país se posicionara como una potencia emergente en Asia oriental. Uno de los momentos definitorios de este proceso fue la guerra ruso-japonesa (1904–1905), en la cual Japón no solo logró una victoria militar inesperada sobre el Imperio zarista, sino que también demostró su capacidad para movilizar recursos económicos a gran escala en un contexto global.


Takahashi Korekiyo

Este informe analiza el financiamiento de la guerra ruso-japonesa a partir de los pilares que lo hicieron posible: la evolución de la política monetaria japonesa entre 1880 y 1910, el rol del Banco de Japón, el protagonismo de Takahashi Korekiyo, y la obtención de préstamos internacionales, en especial los gestionados a través de Jacob Schiff, influyente banquero estadounidense. ¿Qué relación tuvo la política monetaria, las finanzas internacionales y el resultado final de la guerra ruso-japonesa?
 

1. El trasfondo: política monetaria japonesa (1880–1910)

Desde el inicio de la Era Meiji en 1868, Japón asumió un proyecto de modernización integral del Estado. En materia económica, una de las reformas más significativas fue la creación del Banco de Japón (Nihon Ginkō) en 1882, inspirado en modelos europeos como el Banco de Inglaterra y el Banco Nacional de Bélgica. Su función era emitir moneda de curso legal, estabilizar el sistema bancario y actuar como agente financiero del Estado.

Durante los años 1880 y 1890, Japón transitó por varias reformas para sanear su sistema monetario. Uno de los pasos decisivos fue la adopción del patrón oro en 1897. Este cambio elevó la confianza en la moneda japonesa y facilitó su inserción en los mercados internacionales de capital. La consolidación del yen como moneda estable fue un prerrequisito fundamental para que el país pudiera recurrir a financiamiento externo durante los conflictos bélicos subsiguientes.

2. Takahashi Korekiyo: arquitecto del financiamiento bélico

Una figura central en el financiamiento de la guerra fue Takahashi Korekiyo (高橋 是清), funcionario del Ministerio de Finanzas y luego ministro. Takahashi era un tecnócrata con amplia experiencia tanto en el sector público como privado. Su visión pragmática y su conocimiento del mercado financiero global lo convirtieron en el principal estratega económico del esfuerzo de guerra.

Takahashi comprendió que una guerra prolongada con una potencia como Rusia no podría financiarse exclusivamente con recursos domésticos. Por ello, diseñó un plan mixto que combinaba la emisión de bonos de guerra internos, colocados dentro del propio Japón, con la obtención de créditos internacionales, particularmente en los mercados financieros de Londres y Nueva York. La combinación de disciplina fiscal interna, confianza monetaria y diplomacia financiera fue clave para sostener el esfuerzo militar sin provocar una crisis económica interna.


3. Préstamos internacionales y Jacob Schiff

El actor más relevante en la financiación externa fue el banquero Jacob Schiff, cabeza del banco de inversiones Kuhn, Loeb & Co. en Nueva York. Schiff no solo tenía motivaciones económicas, sino también ideológicas: como judío alemán-americano, se oponía al antisemitismo del régimen zarista ruso y veía en la victoria japonesa una forma de debilitar al Imperio ruso.

Gracias a Schiff, Japón logró emitir cinco préstamos internacionales entre 1904 y 1905, por un total de aproximadamente 410 millones de yenes (equivalentes a cientos de millones de dólares de la época). Estos préstamos fueron colocados con éxito en los mercados financieros occidentales, principalmente en Londres y Nueva York, y tuvieron tasas de interés relativamente competitivas para un país no occidental. Esto solo fue posible porque Japón ya había establecido credibilidad internacional a partir de su adhesión al patrón oro y su desempeño económico estable.

Schiff organizó campañas de colocación de bonos de guerra japoneses entre inversores anglosajones, generando un apoyo financiero sin precedentes para un país asiático. Esta operación, coordinada por Takahashi, Schiff y el Banco de Japón, marcó un hito en la historia del financiamiento de conflictos fuera del mundo occidental.

4. Rol del Banco de Japón y deuda interna

En paralelo con los préstamos externos, el Banco de Japón gestionó el sistema de financiamiento interno. Emitió bonos de guerra que fueron comprados por ciudadanos, empresas e instituciones nacionales. La venta de bonos se promovió como un acto patriótico y permitió cubrir una porción importante del gasto bélico, especialmente en las primeras etapas del conflicto.

Aunque hubo una expansión monetaria moderada durante la guerra, el Banco logró evitar una inflación descontrolada gracias a su política de control de emisiones y coordinación con el Tesoro. La combinación de deuda interna controlada, deuda externa bien negociada y disciplina monetaria permitió que Japón financiara una guerra costosa sin caer en una crisis fiscal o inflacionaria.

5. Resultados y consecuencias

El resultado financiero del esfuerzo de guerra fue positivo en términos estratégicos. Japón logró vencer a Rusia no solo en el campo de batalla, sino también en el terreno de la gestión económica. La victoria militar se tradujo en reconocimiento internacional y un lugar en la mesa de las potencias imperiales, culminando con el Tratado de Portsmouth de 1905.

A nivel interno, la carga de la deuda fue significativa, pero manejable. La confianza en las instituciones monetarias y la experiencia ganada en el manejo de financiamiento internacional sentaron las bases para futuros desarrollos económicos. Takahashi Korekiyo, por su parte, se consolidó como una de las figuras clave de la política económica japonesa durante el primer tercio del siglo XX.

Conclusión

El caso japonés en la guerra ruso-japonesa representa un ejemplo paradigmático de cómo un país puede utilizar sus instituciones monetarias y su reputación financiera para sostener un conflicto internacional. La estrategia diseñada por Takahashi Korekiyo, articulada a través del Banco de Japón y con el respaldo de préstamos internacionales gestionados por Jacob Schiff, permitió a Japón no solo ganar una guerra, sino hacerlo sin comprometer seriamente su estabilidad macroeconómica.

Es increíble cómo Japón pasó de una sociedad literalmente feudal hacia una que, con dificultades pero también con disciplina, adoptaron las prácticas occidentales más complejas: sin duda, la banca moderna resultaba un conocimiento complejo para quiénes simplemente tuvieron que adoptar sin vivir la lógica de su desarrollo.

Este modelo de financiamiento fue fruto de dos décadas de reformas previas, disciplina monetaria y habilidad diplomática en el mundo financiero internacional. Para países en vías de desarrollo o potencias emergentes, el caso japonés ofrece lecciones relevantes sobre el rol de la credibilidad institucional y la integración financiera internacional.

Referencias bibliográficas

  • Hishiyama, Iwao. Takahashi Korekiyo and the International Loans during the Russo-Japanese War. Tokyo University Press, 1980.

  • Tamaki, Norio. Japanese Banking: A History, 1859–1959. Cambridge University Press, 1995.

  • Nish, Ian. The Origins of the Russo-Japanese War. Longman, 1985.

  • Metzler, Mark. Lever of Empire: The International Gold Standard and the Crisis of Liberalism in Prewar Japan. University of California Press, 2006.

  • Harrington, Fred. Jacob Schiff and the Russo-Japanese War. Pacific Historical Review, Vol. 9, No. 4, 1940.

  • Schumpeter, Elizabeth B. Japanese Monetary Policies. Journal of Economic History, Vol. 6, No. 1, 1946.

  • Hunter, Janet. The Emergence of Modern Japan: An Introductory History since 1853. Longman, 1997.



sábado, 5 de noviembre de 2022

Corea: El protectorado luego de la guerra ruso-japonesa

Corea: La Guerra Ruso-Japonesa y el Protectorado

Weapons and Warfare


 



El final de la independencia efectiva de Corea se produjo como resultado de la guerra ruso-japonesa.. Una gran potencia imperialista en la era del imperialismo, Rusia aprovechó la retirada de Japón en 1895 para avanzar en el noreste de Asia. Concluyó un tratado secreto con China para construir parte del Ferrocarril Transiberiano que estaba construyendo a través de Manchuria. Los rusos también adquirieron contratos de arrendamiento de veinticinco años en Port Arthur y Dalian, y comenzaron un programa para construir una línea ferroviaria que uniera estos puertos de aguas cálidas con el Transiberiano. En 1900, las fuerzas rusas entraron en Manchuria durante la Rebelión de los Bóxers. Se suponía que estas fuerzas se retirarían después de que terminara la rebelión, pero de hecho permanecieron allí, alarmando tanto a Gran Bretaña como a Japón. En 1902, para contrarrestar la expansión rusa en el Este, Gran Bretaña abandonó su política de larga data de evitar alianzas formales al concluir la Alianza Anglo-Japonesa. Gran Bretaña acordó reconocer el interés de Japón en Corea a cambio del reconocimiento de Japón de los derechos e intereses británicos en China. Con su posición fortalecida, Tokio exigió la retirada de las tropas rusas de Manchuria. Rusia, sin embargo, incumplió sus promesas de hacerlo. En cambio, en julio de 1903, un pequeño grupo de soldados rusos ingresó a Corea en Yongnamp'o, un puerto comercial en la desembocadura del Yalu, y comenzó a construir un fuerte. Ante la insistencia japonesa, se retiraron. Muchos japoneses esperaban llegar a un acuerdo con Rusia, manos libres en Manchuria para Rusia a cambio de manos libres japonesas en Corea, pero no resultó nada. En cambio, las provocaciones de Rusia fueron tales que Japón decidió emprender acciones militares para evitar que Corea cayera en manos rusas. En febrero de 1904,

Corea declaró su neutralidad en enero de 1904 a raíz de las crecientes tensiones entre las dos potencias imperialistas. Cuando estallaron las hostilidades, las tropas japonesas entraron en Seúl, como lo habían hecho al comienzo de la Guerra Sino-Japonesa, y obligaron al gobierno coreano a ceder ante sus deseos. El ministro de Relaciones Exteriores de Corea firmó un protocolo en febrero que convirtió a Corea en un protectorado de Japón. Otorgó al gobierno japonés el derecho de tomar las medidas necesarias para proteger la casa imperial coreana o la integridad territorial de Corea si se ve amenazada por una potencia extranjera y otorgó a los japoneses el derecho a ocupar ciertas partes del país. En otro acuerdo firmado en agosto de 1904, Corea acordó nombrar un asesor japonés para el Ministerio de Finanzas y un extranjero no japonés recomendado por el gobierno japonés para asesorar al Ministerio de Relaciones Exteriores. También requería que Corea consultara con Japón antes de firmar cualquier tratado o acuerdo con otros países, o cualquier contrato o concesión a extranjeros. Una japonesa, Megata Tanetaro, se convirtió en asesora financiera, y un estadounidense, Durham White Stevens, se convirtió en asesor de asuntos exteriores. En efecto, el gobierno coreano había concedido el control de sus asuntos financieros y exteriores a Japón. Mientras tanto, una asociación pro japonesa llamada Ilchinhoe (Sociedad para el Avance), bajo el liderazgo de Song Pyong-jun, defendía activamente la unión de Corea y Japón. Este grupo recibió el apoyo de grupos nacionalistas pro-expansionistas en Japón. El propósito era dar la impresión de que la toma de posesión japonesa de Corea tenía el apoyo popular entre los coreanos. Muchos nacionalistas japoneses se involucraron en el proyecto para poner a Corea bajo el dominio japonés, a veces trabajando en conjunto con su gobierno, a veces adelantándose a él.

Para sorpresa de muchos observadores y en gran parte para deleite de británicos y estadounidenses, Japón salió victorioso de la guerra. Enfrentando líneas de suministro demasiado extendidas y revueltas internas, Rusia concluyó el Tratado de Portsmouth con Japón en septiembre de 1905, con el presidente Theodore Roosevelt actuando como mediador. Rusia se retiró de Manchuria y Japón adquirió Port Arthur y ahora era indiscutible en sus esfuerzos por lograr el dominio sobre Corea. Estados Unidos aceptó tácitamente la transferencia de Corea a Japón en el Memorándum Taft-Katsura de julio de 1905. En este intercambio de puntos de vista entre el secretario de guerra estadounidense William Howard Taft y el primer ministro japonés Katsura Taro, Estados Unidos reconoció el derecho de Japón a tomar medidas apropiadas para la “guía, control y protección” de Corea; a cambio, Japón reconoció la posición de Estados Unidos en Filipinas. Gran Bretaña, al renovar su alianza con Japón en 1905, también aceptó tácitamente a Corea como perteneciente a la esfera de Japón. El camino estaba diplomáticamente preparado para que Japón tomara las manos libres en Corea.

En noviembre de 1905, Ito Hirobumi, uno de los principales arquitectos del Japón Meiji, llegó a Seúl para concluir un tratado que establecía un protectorado. El 17 de noviembre de 1905, con las tropas japonesas haciendo una demostración de fuerza en las calles de la capital, el ministro de Relaciones Exteriores de Corea, Pak Che-sun, firmó lo que se ha llamado el Tratado de Protectorado de 1905. El primer ministro en funciones, Han Kyu- sol, se negó a firmarlo. Este acuerdo transfirió todas las relaciones exteriores a Japón. Un residente general japonés (tokan) iba a estar estacionado en Seúl con acceso directo al emperador de Corea. Según el tratado, su función era gestionar los asuntos diplomáticos, pero su autoridad pronto se expandió para incluir la mayoría de los aspectos de la administración del país. Comenzando por los estadounidenses, la comunidad internacional cerró sus legaciones en Seúl, y el país era ahora sólo nominalmente independiente. La mayoría de los funcionarios coreanos, como Pak Che-sun, quien se convirtió en primer ministro, simplemente se adaptaron a la nueva realidad. Algunos estaban abatidos. El diplomático y funcionario Min Yong-hwan se suicidó en protesta; otros se exiliaron. En realidad, Corea estuvo bajo control japonés desde el comienzo de la guerra ruso-japonesa a principios de 1904, por lo que el protectorado formal no fue un cambio repentino ni un evento traumático, sino simplemente uno de una serie de pasos por los que Japón consolidó su dominio sobre Corea. El proceso, sin embargo, no terminó con el protectorado; más bien, fue otro paso en la absorción de Corea por parte de Japón. El diplomático y funcionario Min Yong-hwan se suicidó en protesta; otros se exiliaron. En realidad, Corea estuvo bajo control japonés desde el comienzo de la guerra ruso-japonesa a principios de 1904, por lo que el protectorado formal no fue un cambio repentino ni un evento traumático, sino simplemente uno de una serie de pasos por los que Japón consolidó su dominio sobre Corea. El proceso, sin embargo, no terminó con el protectorado; más bien, fue otro paso en la absorción de Corea por parte de Japón. El diplomático y funcionario Min Yong-hwan se suicidó en protesta; otros se exiliaron. En realidad, Corea estuvo bajo control japonés desde el comienzo de la guerra ruso-japonesa a principios de 1904, por lo que el protectorado formal no fue un cambio repentino ni un evento traumático, sino simplemente uno de una serie de pasos por los que Japón consolidó su dominio sobre Corea. El proceso, sin embargo, no terminó con el protectorado; más bien, fue otro paso en la absorción de Corea por parte de Japón.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Guerra ruso-japonesa: La sacó barata el Zar

Y Rusia tuvo suerte con la guerra japonesa

Oleg Egorov || Revista Militar





A veces la vida te golpea en la cara


En primer lugar, debe hacer una pregunta simple: ¿cómo debe sentirse acerca de las derrotas?

Simplemente con la práctica: ningún ejército / armada puede obtener victorias infinitas. Generalmente. Y ahora la derrota. Obvio.

¿Cómo estar aquí y qué hacer al respecto?

Es una buena pregunta, porque en la tradición histórico- militar rusa hay una ridícula tendencia a cerrar círculos emocionales en torno a la derrota, a buscar al culpable, a ponerse histérico, a culpar a alguien ...

O a demostrar que todo esto fue un absurdo accidente, que todo tuvo que salir de otra manera. Bueno, de manera muy diferente. ¿Y si los eventos se hubieran desarrollado "un poco" de manera diferente, entonces ciertamente hubiéramos ganado? Pero el mal destino "robó la victoria".

O intentar inventar algo, probar algo ...

No soy yo quien debe dar por sentada la derrota o disfrutarla (hay amateurs), pero en general, la excesiva emocionalidad a la hora de presentar la historia de los militares es de alguna manera un poco molesta, porque no quiere escuchar propaganda patriótica, sino una presentación sensata de los acontecimientos militares.

Así fue con la guerra japonesa que Rusia tuvo mucha suerte.

Con el finlandés 1939-1940, no mucho, pero con la guerra japonesa, sí, suerte. Por extraño que parezca. Por así decirlo, Dios protegió a Rusia, le dio una oportunidad.

Aún así, la vida no es exactamente un juego de computadora, en el que vas de victoria en victoria y, al final, derrotas al "jefe". La vida es un poco más complicada.

Rusia enfrentó una amenaza militar de no ser el adversario más fuerte (seamos honestos). Sí, la logística no estaba a nuestro favor, pero Japón en 1905 era apenas ayer (1868 - revolución Meiji) una sociedad puramente feudal.

En cualquier caso, a pesar de todos los éxitos de la política de modernización, Japón siguió siendo un país pobre y atrasado. Este no es un superdepredador.

Puedes engañarte a ti mismo durante mucho tiempo, pero Japón no era una gran potencia. Algo como eso.

Y Rusia estaba ahí. Parece ser oficial.

Pero la guerra uno contra uno por el Imperio Ruso terminó en derrota. Inesperado para muchos, los chistes sobre "macacos y algunos" vienen a la mente de inmediato. Resultó tristemente, por supuesto. Y la flota se perdió. Y Port Arthur.

Y después de eso, y en paralelo con esto, estalló la primera revolución rusa. Lo que sirvió como una de las razones para la conclusión de la paz. De alguna manera resultó incómodo.

Y aquí, como en la vida: si tienes la cara muy tapada, hay varias opciones. Finalmente puede conocer la barra y el saco de boxeo y revisar completamente su estilo de vida. Puedes escribir mil publicaciones enojadas en Internet que todos son sinvergüenzas y funcionarios corruptos, y una persona honesta (¡por ejemplo, yo!) Ni siquiera puede salir de casa a tomar una cerveza, para no ponerlo en su cara honesta. Puedes darte un atracón largo. Puedes gritar: "¡Gente, yo creí en ustedes y ustedes me decepcionaron!" - salto ... Hay muchas opciones.
Pero todo lo que no nos mata nos hace más fuertes. En teoria. Puramente teóricamente.

Señales de problemas


Nikolai Alexandrovich, enojado con los samuráis, decidió construir poderosos barcos oceánicos. En venganza, por así decirlo. Bueno, la marina es algo bueno, no se puede discutir aquí, la venganza es aún mejor, pero hubo una gran guerra europea en la nariz. Gran Guerra. Y estas no son batallas en las colinas de Manchuria ... Esto es mucho más serio.

Pero fue en las colinas de Manchuria donde el ejército ruso no pudo ganar, por así decirlo. Y eso fue una "mala señal". Muy mal si puedes leer estos mismos carteles. Pero quién más podría leerlos ...

Dicen que Rusia "podría haber ganado". Consideremos esta opción "ganadora".

Y aquí, ven, qué inconveniente se revela: la guerra duró mucho tiempo, se involucraron grandes fuerzas y hubo muchas batallas (en el mar y en tierra). Es decir, hablar de la "malvada teoría de la probabilidad" (el azar coreano, como dicen hoy los ciberatacadores) es algo extraño.

El ejército y la marina rusos tuvieron muchas oportunidades para demostrar su valía. Pero de alguna manera "no apareció". En el sentido: "superioridad victoriosa". No apareció en absoluto. Y entonces la charla sobre el hecho de que aquí hay un poco más ... Bueno, sería bueno escucharlo, pero difícil de creer. Y entonces, sí, los samuráis tenían pocos recursos para la guerra, pero lucharon muy bien.

Bueno, Rusia no logró ganar esta guerra. Algo faltaba.

Pero con el debido respeto, el ejército y la marina japoneses en 1904 están muy lejos del nivel de Alemania o Francia. Los japoneses lo intentaron, pero la historia les dio muy poco tiempo. Habiendo saltado del feudalismo, ya tenían que luchar en una guerra puramente industrial, donde mandaban los acorazados y la artillería.

Pero basándome en la experiencia japonesa, ni siquiera quería pensar en el próximo choque con Alemania. Allí, en cualquier caso, todo fue mucho más grave. Por alguna razón, se acostumbra considerar las guerras como algo separado. Es decir, vivieron, vivieron, no sufrieron ... y ¡bang - guerra!

Sí, no una simple guerra, ¡una guerra mundial!

¿Por qué lo haría de repente?

Es decir, la guerra con los japoneses no amenazó seriamente a Rusia en ningún caso. Pero con Alemania, amenazó. En todo caso. Y ya había una experiencia positiva de la guerra terrestre con el Japón atrasado.

Diría una experiencia invaluable. Si lo evalúas correctamente, claro. Si no se ofende y no se molesta con la "terrible venganza", saque las conclusiones correctas.

Experiencia japonesa de "reformas desde arriba"


De hecho, en Japón, el feudalismo se eliminó de inmediato. De un solo golpe. Muy duro, samurái. El proceso de "rassamuraivaniya" se llevó a cabo de la forma más severa y rápida posible ... Y nadie lloró por los "huertos de cerezos talados". Cortaron con un revés.

Y Japón inmediatamente, sin molestarse, entró en un mañana brillante.

Pero en Rusia, incluso después de la derrota en la guerra de 1904-1905, nadie estaba preparado para reformas sociales tan rápidas. La nobleza conservó sus privilegios. Los campesinos permanecieron medio personales. No importa cuán ofensivo suene, en Japón, 10-15 años después de la revolución Meiji, se hizo mucho más para resolver el problema de la tierra y los campesinos que en Rusia, desde Nicolás hasta Nicolás. En 1917, los japoneses eran bastante pobres. Los campesinos japoneses son muy pobres.

Pero los problemas del estatus legal y de propiedad de los campesinos rusos ya no eran del todo relevantes para ellos. Mientras nosotros, generación tras generación, filosofábamos y redactamos el orden social ideal, los japoneses estaban "derribando" el antiguo orden social con katanas. Todo, de inmediato y finalmente.

Nunca dije que en la tierra del Sol Naciente después de eso se estableció un paraíso completo, pero sin las medidas extremadamente duras de la revolución Meiji, la victoria en la Guerra Ruso-Japonesa hubiera sido teóricamente imposible.

... Y en 1871 enviaron una gran embajada encabezada por la ministra Ivakura Tomomi a los países occidentales . La misión constaba de 50 funcionarios y 60 estudiantes en formación. Para representar a Japón en Occidente, se requería un retrato del emperador, y la tradición prohibía representar a los gobernantes; la prohibición tuvo que cancelarse fotografiando al monarca con atuendo palaciego. Durante su visita a San Petersburgo, Ivakura Tomomi adquirió retratos de Pedro I, a quien trataba como su ídolo (wiki2.net).


Surgen extrañas analogías, ¿no es así?

Japón comenzó a desarrollarse muy tarde, pero muy rápidamente. A la velocidad del rayo, diría yo. Además, es completamente divertido:

La adopción de la Constitución, que fue la culminación de la Restauración Meiji, tuvo lugar el 11 de febrero de 1889. En Japón, apareció un tribunal independiente y el sufragio (diletant.media).

¿Y qué, alguien podría preguntar?

Bueno, adoptaron una constitución, ¿y qué es?

Sí, en realidad, nada, solo que en Rusia todavía no había constitución. Y no fue planeado. Y no fue planeado durante mucho tiempo.

La primera constitución rusa se adoptó exactamente después del hundimiento de la flota rusa y la derrota del ejército ruso en el Lejano Oriente.

Sobre los genuinos, de mano de Su propia Majestad Imperial, está escrito:
"SER POR ESTO".
En Tsarskoe Selo.
23 de abril de 1906.

¡Y gorras en el aire! ¡Y regocíjense todos! ¡Que felicidad!

Ayer todavía era temprano, pero hoy ya es lo mismo.

Y sí, la redacción de la constitución japonesa no comenzó en 1889.

La Constitución se redactó en un ambiente tranquilo: la comisión se reunió en la dacha de Ito Hirobumi en una isla apartada, donde, por cierto, también fue traído un profesor de alemán, que actuó como consultor. El trabajo se llevó a cabo con tanto esmero que la comisión dedicó unos cinco años a la creación de la primera Constitución japonesa, que cabe en varias páginas. En febrero de 1888, apareció su versión final bajo el título "La Constitución del Gran Imperio Japonés" (diletant.media).

Es decir, solo los japoneses no podían imaginar un imperio sin una constitución. Incluyendo al emperador divino, es necesario, entonces es necesario. Hubo desacuerdos sobre quién exactamente debería tomarlo: el emperador o la asamblea constituyente.

Y la primera sesión del parlamento japonés se celebró el 29 de noviembre de 1890. En Rusia, decidieron "no apresurarse en este tema". Bueno, los autócratas rusos no entendieron por qué se necesitaban todos estos parlamentos y constituciones ... El

trueno de los cañones de los acorazados japoneses en el Mar Amarillo y los disparos de la primera revolución rusa trajeron algo de claridad a estos complejos asuntos.

En nuestro país, esta misma derrota se considera de alguna manera accidental, equivocada, errónea. Digamos, se suponía que íbamos a beber té en Nagasaki como resultado de la guerra ... Pero de alguna manera no se quemó.


Pero…

"Aún así, hay justicia en el mundo, y el que tiene razón sobrevivirá".

La victoria de los japoneses, que estaban modernizando rápidamente su país, sobre la Rusia arcaica, que fundamentalmente no quería reformas políticas, parece bastante lógica, como la victoria de Rusia en el siglo XVIII sobre el obsoleto Imperio feudal otomano.

Ni la ortodoxia, ni la soberanía, ni la colegialidad, ni la nacionalidad impresionaron a los generales y almirantes japoneses. Rusia ha perdido. Hecho histórico.

Diferentes soluciones y diferentes resultados


Comparar.

El emperador japonés aprobó la constitución él mismo, de forma voluntaria, en tiempo de paz. Del ruso: el consentimiento literalmente tuvo que roer. Después de la derrota en la guerra de los mismos japoneses y la revolución. Y de todos modos, Nicolás II de alguna manera "no estaba completamente seguro".

¿Rusia necesita una constitución?

¿O es suficiente el poder absoluto de un monarca tan maravilloso como él?

Entonces, la victoria de Rusia en la Guerra Ruso-Japonesa sería simplemente fatal para ella a la luz del próximo enfrentamiento con la Alemania industrial. Se habría llegado a una conclusión bastante obvia sobre la invencibilidad del ejército y la marina rusos. Y la inutilidad de cualquier estúpida reforma liberal. Y diez años después de 1905 nadie se rascaría siquiera.

Y luego estaría el "guten Morgen" completo y final.

Después de una derrota ofensiva de los "desagradables japoneses", Su Majestad el Autócrata Ruso se apresuró a construir los cruceros de batalla Izmail, como en venganza, pero la idea de la necesidad de una modernización completa de la sociedad rusa (¡inmediata!) No se le ocurrió incluso después del Tratado de Paz de Portsmouth.

Y sí, un pequeño comentario, a la cuestión de "la inevitabilidad de la victoria de Rusia" y la "moral" en esa guerra lejana.

Debido al hecho de que Nogi no podía tomar Port Arthur rápidamente y las pérdidas crecientes, querían sacarlo del mando ... Después del final de la guerra, Nogi informó personalmente sus acciones al emperador. Al leer un informe sobre el sitio de Port Arthur, de repente se detuvo en seco, lloró y comenzó a pedir permiso para cometer un suicidio ritual, seppuku, para expiar su culpa (wiki).

Y sí, lo hizo. Pero después de la muerte del emperador.

Pero solo el Sr. Kuropatkin, a diferencia de su homólogo japonés, no quería suicidarse, lo que muchos ven como una gran victoria moral para Rusia. Dime, no todo fue tan bueno con los samuráis ...

Sobre las victorias morales.

También se puede comparar el destino del emperador japonés en 1945, cuando, después de una guerra perdida y bombardeos nucleares, casi todos los oficiales japoneses se mantuvieron leales a él, y el destino del último emperador ruso, quien en 1917 victorioso fue arrestado junto con su familia por sus propios oficiales, después de lo cual este último fue a servir a quien Kerensky algunos al Kaiser, algunos a los aliados, algunos a Trotsky, y quien inmediatamente a "Pan Hetman" con el apellido parlante Skoropadsky ... Entonces algunos de estos oficiales Acogió con beneplácito la invasión de Hitler a la URSS ...

Las victorias morales son tan ambiguas ...

Así que sí, con los japoneses En general, Rusia tuvo suerte con la guerra.

Fue una especie de vacuna antes de la "plaga alemana", es decir, un choque con una sociedad industrial-militar, similar en espíritu a la alemana, pero incapaz, a diferencia de la Alemania del káiser Willy, de derrotar completamente a Rusia en un mano a mano. -una guerra debido a las modestas posibilidades y la posición geográfica (en la versión actual de la historia, incluso el ejército ruso "totalmente movilizado" del modelo de 1914 no tenía posibilidades de una guerra uno contra uno con Alemania, según se dice en absoluto) .

Pero incluso esta vacuna no salvó al imperio. En caso de victoria, todo sería mucho peor.


domingo, 10 de octubre de 2021

Guerra ruso-japonesa: Juicio militar al Contralmirante Nebogatov luego de Tsushima

El juicio en el caso del Contralmirante Nebogatov

Autor: Roman Ivanov
Revista Militar




  
La guerra ruso-japonesa continuaba.



El primer escuadrón del Pacífico fue bloqueado en Port Arthur. El destacamento de cruceros de Vladivostok perdió el Rurik en Tsushima. En tierra, la derrota siguió a la derrota, y la Flota del Báltico (más precisamente, su parte lista para el combate) acudió al rescate bajo el nombre de 2do Escuadrón del Pacífico. Pero pronto quedó claro: no había esperanzas para el Pacífico, y el segundo TOE no pudo derrotar a los japoneses. Necesitamos refuerzos. Había esperanza para cruceros exóticos (cruceros blindados de Argentina y Chile), pero no se hizo realidad. Y luego se decidió enviar lo que sea capaz de llegar al Lejano Oriente en el Báltico.

En general, la elección no fue muy buena: dos acorazados de embestida obsoletos, cruceros blindados (y obsoletos) "Memory of Azov" y "Vladimir Monomakh", un crucero blindado obsoleto "Admiral Kornilov" y tres acorazados de defensa costera, nuevos, pero más bien desgastado e inadecuado para transiciones de larga distancia.

La selección se basó en el principio de que lo que está en movimiento se irá. Así que el antiguo ariete "Nicholas I", tres acorazados de defensa costera y la fragata blindada "Vladimir Monomakh" se incluyeron en el 3er Escuadrón del Pacífico. El resto necesitaba reparaciones. Y se está terminando el último acorazado de la clase Borodino, Slava.

No esperaron a nadie (y gracias a Dios). Y el destacamento, llamado al escuadrón para temer al enemigo, emprendió una campaña. Sin embargo, durante mucho tiempo no pudieron encontrar un comandante; los almirantes evitaron una cita como el diablo del incienso, por razones obvias. Pero al final, fue el contralmirante Nebogatov, o no muy inteligente y con ganas de fama, o de voluntad débil e incapaz de luchar contra las autoridades, quien ordenó suicidarse contra el muro, en el sentido de ponerse al día y encontrar el escuadrón de Rozhdestvensky. en el océano, y si no funciona, atraviesa Vladivostok por tu cuenta.

El destacamento se fue. Además, lo alcancé y lo encontré. Aunque el propio Zinovy ​​frenético se opuso rotundamente, creyendo que con tales refuerzos no tardaría mucho en perder. Lentos, anticuados o con artillería disparada, no aptos para cruzar el océano, no eran una ayuda, sino una debilidad y un peso en sus pies.

Sea como fuere, el 14 de mayo, Nebogatov dirigió su escuadrón, rebautizado como destacamento blindado 3-1, en la cola de la columna, con una tarea clara: actuar de forma independiente. Sin embargo, por su cuenta, aparte de seguir al primer y segundo destacamento blindado, no hizo nada. Incluso después de ver la muerte de "Oslyaby" y noquear a "Suvorov", no tomó el mando, esperando una orden (ya sea de San Petersburgo o del Señor). Y después de que Rozhestvensky, rescatado por el destructor "Buyny", entregó el mando, no pensó en nada más inteligente que apresurarse a Vladivostok por la ruta más corta.

Dado que sus barcos recibieron daños mínimos, la mayoría de las fuerzas principales, incluido su propio acorazado de defensa costera, el almirante Ushakov, no pudieron seguirle el ritmo. Y en la mañana del 15 de mayo, los japoneses se encontraron con cinco barcos: el ariete Nikolai I, el Eagle maltrecho, que por algún milagro no se quedó atrás del nuevo comandante, dos cruceros de misiles Senyavin y Apraksin y el crucero ligero Izumrud.

Al ver la flota unida, Nebogatov ordenó izar la bandera blanca, declarando que estaba salvando a los marineros. Solo el "Izumrud" no obedeció, rompiendo a los japoneses hacia las costas de Rusia, pero, por desgracia, no llegó a Vladivostok.

Como resultado, los japoneses recibieron cuatro barcos, dos de los cuales lograron participar en la operación Sakhalin (BBO) y disparar a los rusos. El propio Nebogatov, al regresar del cautiverio, dio una entrevista a los medios británicos, en la que cubrió densamente a su comandante, barcos, tripulaciones y Rusia con una sustancia conocida, convirtiéndose instantáneamente en el ídolo del público liberal de esa época.

Y luego estaba el juicio, que comenzó el 22 de noviembre de 1906.


Corte


La extrañeza comienza ya con el nombre: Nebogatov no entregó ningún destacamento, entregó el Segundo Escuadrón del Pacífico, cuyo mando asumió la noche del 14 de mayo.

Extrañas y acusaciones: además de la rendición, se mostró un mínimo de negligencia oficial, como resultado de lo cual el escuadrón se disolvió y fue rematado por el enemigo en partes. E ir a Vladivostok en esas condiciones es una forma de suicidio muy interesante. Ni siquiera estoy hablando de la batalla diurna: la falta de voluntad para tomar el mando y la comprensión de la orden de "actuar de forma independiente", como caminar al final de la columna y no dar ninguna orden ni siquiera a su destacamento, es al menos un motivo para una investigación seria. .

El orden fue:


1) Si el enemigo resulta estar adelante y a la derecha del rumbo, entonces a la señal (...) las fuerzas principales se dirigen a él para aceptar la batalla, apoyadas por el III destacamento blindado y los destacamentos de crucero y reconocimiento. , que parecen actuar de forma autónoma, de acuerdo con las condiciones del momento ...

En el caso de que el enemigo se reúna mientras la escuadra la sigue, por la tarde, en orden de marcha, prescribo guiarme por mi orden del 22 de enero de este año. No. 66 con la siguiente adición: I

El II destacamento blindado, maniobrando a las señales de su buque insignia, en todos los casos se apresura a unirse a las fuerzas principales, aumentando el rumbo para ello tanto como sea posible con el número de calderas disponibles, y parejas reproductoras en el resto.

Si el enemigo en grandes fuerzas aparece por detrás, entonces debe contener su ataque y cubrir los transportes hasta la llegada de las fuerzas principales.

El procedimiento para maniobrar un destacamento hacia la derecha, izquierda, adelante o atrás desde la formación en marcha, dependiendo del lugar de aparición del enemigo, ahora debe ser desarrollado y anunciado por el comandante del III destacamento blindado.

Más precisamente, hasta dos pedidos. Pero no hubo orden de maniobra, ni señales de Nebogatov. Simplemente caminaba, sin hacer nada, lo que por alguna razón no le interesaba a la corte.

Si declara las afirmaciones de cualquier persona cuerda, entonces esto es brevemente:

1. Completa falta de iniciativa en la batalla.
2. Vuelo desde el campo de batalla por la noche.
3. Ausencia del más mínimo intento de retiro organizado.
4. Rendirse.
5. Calumnia contra el comandante.

Lo intentaron solo en el punto cuatro.

Fue una prueba interesante.

Al principio, el "salvador de los marineros" dijo ... que no entregó la escuadra, y el destacamento no entregó, sino que entregó solo su buque insignia, "Nicolás I", el resto, dicen ". todo por nosotros mismos ". Luego, que no tuvo tiempo suficiente para preparar el hundimiento de los barcos (más de una hora, probablemente, el almirante planeaba llenar el agua con baldes de niños). Y luego, eso, de hecho, solo sugirió, pero el consejo de oficiales tomó una decisión, no tiene nada que ver con eso.

El comandante y los miembros del personal se hicieron eco de ello. Entonces, el teniente Sergeev dijo que su voluntad y memoria estaban paralizadas. Lo que, sin embargo, no le impidió recordar que el equipo lloró de emoción y agradeció a Nebogatov. Sin embargo, a excepción de Sergeev, nadie se dio cuenta de esto. Más bien, al contrario, pero está bien. El resto se comportó mucho más decentemente. Y de su testimonio surge un cuadro salvaje: así se dio la señal de rendición ANTE el consejo de oficiales.

Y el circo salvaje en la corte continuó. Y no solo por parte del imputado, como se puede entender, se impuso la pena de muerte por rendición. Pero también del lado del fiscal Vogak.

Entonces, trató de poner bajo el artículo a los oficiales de "Esmeralda" ... por no cumplir con la orden de rendirse y no entrar en batalla con todo lo japonés. flota... Realmente no funcionó. Y el jefe del crucero sobresalió notablemente a Vogak, quien, como resultó, sinceramente no entendió la diferencia entre un crucero y un acorazado, mientras lideraba la acusación en el proceso de marineros militares. En la última palabra, Nebogatov se burló del fiscal y volvió a atacar al liberal, comenzando a pedir a las tripulaciones de sus barcos ... que de todos modos no corrían peligro.

El veredicto también es interesante: la pena de muerte para Nebogatov y los comandantes de sus barcos (además del "Eagle", que estaba incapacitado) con una apelación a Nicolás II con una solicitud para reemplazar la ejecución por un período de diez años. Nikolai reemplazó.

Y Nebogatov estuvo en prisión solo dos años.

Dos años de cada cuatro se rindieron y seis barcos abandonados y perdidos esa terrible noche. Miles están en la parte inferior, miles caen en desgracia y dos años en prisión.

¿Por qué sucedió esto?


Razones


Lo que sucedió es comprensible: un anciano, que nunca creyó en la victoria y nunca había estado en la batalla, entró en pánico frente a la responsabilidad y se apresuró a cumplir la última orden del comandante, sin siquiera pensar en las consecuencias y los matices.

Por la mañana, al darse cuenta de lo que había hecho y de que moriría bajo el fuego, decidió rendirse. Porque, de nuevo, no empeorará. Si ni siquiera hubiera izado la bandera blanca y hubiera sobrevivido, habrían surgido preguntas ... Hasta el tribunal, ¿y qué?

En cautiverio, en cambio, luego de una pequeña reflexión, decidió obtener la absolución, aprovechando la situación política interna, que logró parcialmente. Resultó porque se estaba produciendo una revolución en Rusia. Y el liberalismo desenfrenado.

Y nuestra sociedad, progresista más allá de toda medida, siempre ha odiado al ejército y la marina. Y entonces, un almirante así, todo de blanco, sale y comienza a denunciar airadamente los "sátrapas del zar" y las "botas estúpidas" en los medios de comunicación progresistas ingleses y en la sala del tribunal, contando por el camino cómo salvó las vidas de los "marineros oprimidos" . Aun así, Nikolai Nebogatov era la persona más inteligente, es una pena que haya usado su cerebro en el lugar equivocado.

El público apoyó calurosamente a Nebogatov, de acuerdo con el principio de los occidentalizadores rusos: quien esté con nosotros es un santo. Y como resultado, el tribunal tuvo que violar la ley por el bien de la política interna.

Entonces el mito tomó vida propia. Habiendo recibido una base poderosa en la época soviética, todavía existe hoy. Como, el pobre almirante, con la voluntad reprimida, en una situación desesperada, salvó a los marineros. Es cierto que queda fuera de los corchetes: ¿quién hizo que esta situación fuera desesperada? ¿Qué pasa con las tripulaciones de los rezagados que murieron a causa de los proyectiles y torpedos japoneses? ¿Y qué pasa con los habitantes de Sakhalin, asesinados por los proyectiles transferidos por Nebogatov al enemigo en pleno servicio de los barcos? O, como a la gente le gusta decir en estos días, "¿es esto diferente?"

Un caso como si fueran días pasados. Un abismo de tiempo pasó de Tsushima. El otro día fue el 116 aniversario de la batalla. Pero la vergüenza permaneció.

Y hubo un ejemplo: esto es posible. En el sentido: llenar todo, y luego, habiendo acertado la tendencia, convertirse en un héroe. Y esto es molesto incluso después de un par de épocas.

Significa que muchos no entienden algunos histórico verdades, lo que significa que pueden repetirse.