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martes, 10 de diciembre de 2024

Grecia Antigua: El tiranicidio de Aristogitón y Harmodio




Grupo escultórico de los tiranicidas Aristogitón y Harmodio, Museo Archeologico Nazionale, Nápoles. ©Miguel Hermoso Cuesta (CC BY-SA 4.0)

En El muchacho persa, segunda parte de la trilogía que Mary Renault dedicó a Alejandro Magno, narra la célebre helenista una conversación entre el macedonio y su eunuco Bagoas –personaje histórico que previamente sirvió en la corte del rey Darío III– y a quien la autora convirtió en el narrador en primera persona de todos aquellos hechos de los que fue testigo. El diálogo entre ambos dice así:

– Alejandro –le dije–, ¿quiénes eran Harmodio y Aristogitón?

– Unos amantes. Famosos amantes atenienses. Debes haber visto su estatua en la terraza de Susa. Jerjes se la llevó de Atenas.

– ¿Los de los puñales? ¿El hombre y el muchacho?

– Sí, lo dice Tucídides… ¿Qué sucede?

– ¿Para qué eran los puñales?

– Para matar al tirano Hipias. Pero no lo hicieron. Solo mataron a su hermano, lo cual aumentó la tiranía de aquél […]. Pero murieron con honor. Los atenienses los tienen en gran estima. Les devolveré la estatua algún día […]

Como hemos visto, Alejandro le cuenta a su eunuco Bagoas, muy querido por el rey macedonio –aunque la totalidad de las fuentes favorables a este respecto no son coincidentes, como en Quinto Curcio por ejemplo, ese afecto sí lo describe Plutarco, quien narra el célebre certamen de baile y posterior beso que, incitado por sus invitados, Alejandro dio a Bagoas tras ganar este la danza (Plutarco, Vidas paralelas V. 67)– la historia de los tiranicidas Aristogitón y Harmodio, una historia que entremezcla amor y valentía, erotismo y ciudadanía a partes iguales, siendo sus figuras alabadas por la democracia ateniense. Pero ¿por qué se llamó tiranicidas –del latín tyrannus, «gobernante ilegítimo», a partir del griego τύραννος (týrannos) y del latín «cido», matar– a esta pareja de amantes?

Nos encontramos en Atenas a finales del siglo VI a. C. Un gobierno en forma de tiranía, y liderado por Pisístrato, se ha apoderado de la ciudad del Ática aprovechando el deterioro político que vivía la pólis desde la muerte del legislador Solón. Aun así, huelga decir que los conceptos negativos que asociamos a la forma de gobierno que representa la tiranía, no tenían tanta carga peyorativa en la Antigua Grecia. Pero, ¿era acaso esta la primera vez que un tirano llegaba al poder en Atenas? ¿Y en las demás ciudades-estado? A decir verdad, los tiranos no eran nada nuevo y llevaban “reproduciéndose” en la historia griega durante diversos periodos desde el siglo VII a. C. Tiranos los hubo en abundancia. En la Grecia asiática y en las islas, Trasíbulo de Mileto y Polícrates de Samos; en el Peloponeso Fidón de Argos; en Sicilia, el tristemente célebre Falaris de Agrigento, famoso por su método de tortura: el toro de Falaris. Así, nos toca destacar al tirano Pisístrato, quien tras intentar tomar la Acrópolis una vez, lo intentó una segunda tras un pacto con Megacles, hijo de Alcmeon, y luego una tercera, tras el fracaso del enlace con la hija de este. Así, Heródoto nos dice:

Partiendo por fin de Eretria, volvieron al Ática once años después de su salida, y se apoderaron primeramente de Maratón. Atrincherados en aquel punto, se les iban reuniendo otros de diferentes distritos, a quienes acomodaba más el dominio de un señor que la libertad del pueblo […]. (Heródoto, Historia I. 60; trad. C. Schrader, ed. Gredos).

Oprimida o no, Heródoto nos dice que, lejos de gobernar con puño de hierro, Pisístrato, aunque dueño y señor de los atenienses, reforzó, tanto a nivel interior como exterior, la ciudad de Atenas, manteniendo intactas las magistraturas existentes, contribuyendo “mucho y bien al adorno de la ciudad, gobernando bajo el plan antiguo.” (I, 59, 6). Algunos años después, Atenas está gobernada por su hijo, el tirano Hipias, ayudado en el gobierno por su hermano, Hiparco. Ambos son conocidos con el patronímico de los Pisistrátidas, por ser ambos hijos del mismo tirano.

Aristogitón y Harmodio

Por otro lado, tenemos a Harmodio, un joven ateniense perteneciente a la nobleza. De clase media era su querido amante Aristogitón –pues en la Antigua Grecia era muy normal que un joven efebo, en calidad de erómenos y ya entrado en la adolescencia, iniciara su entrada en la adultez a través de la figura del amante o erastés, de más edad–. Los dos pertenecían, según Heródoto, a una familia gefirea (V. 55). Así, ambos fueron esculpidos en dos increíbles estatuas como monumento al valor y colocadas en el Ágora de Atenas. A decir verdad, las fuentes difieren sobre el verdadero origen que provocó el tiranicidio. Aquí señalaremos dos. Una de ellas alude a la celebración de las Panateneas –fiesta cívico religiosa anual celebrada durante el mes de Hecatombeon y que los Pisistrátidas revitalizaron con sus políticas– en honor a Atenea, la divinidad protectora de la ciudad. Además, esta era según Tucídides, la única fiesta en la que a aquellos que participaban en la procesión les estaba permitido portar armas. Con todo, según la primera teoría, el joven Harmodio se sentiría ultrajado cuando Hiparco –quien, más simbólicamente, cogobernaba Atenas junto a su hermano Hipias, sucesor natural de Pisístrato– impidió a su hermana participar como canéfora –doncellas que portaban en la cabeza el canastillo de flores y mirto– en el desfile del año 514, al enterarse Hiparco que esta no era virgen. Profundamente ultrajado ante esta ofensa, Harmodio junto con la ayuda de su inseparable Aristogitón, tomaron una resolución: el asesinato del tirano Hiparco.

Otra versión entrelaza con la primera, siendo en esta ocasión que Hiparco intentó seducir a Harmodio, y este, fiel a Aristogitón, rechazó al primero. Herido en su orgullo, Hiparco decidió vengarse de Harmodio impidiendo a la hermana de este –después de habérselo prometido– participar en las Panateneas, sabedor de que esto supondría vergüenza y deshonra para la familia (Tucídides, VI. 56).

El tiranicidio

Sea como fuere, cuando llegó el día señalado, descubrieron que ambos tiranos no estaban juntos. Hipias se encontraba en el barrio del Cerámico (según Tucídides, punto desde donde partía la procesión. Según Aristóteles, junto al Leocorio, Const. Atenas, 18, 3) rodeado de su escolta personal. Por otro lado, Hiparco se hallaba “junto al llamado Leocorio” sin escolta ni guardia, lo que aprovechan para lanzarse sobre él y apuñalarlo hasta la muerte. Aristogitón vengaba los celos. Harmodio, el ultraje a su familia. La sangre corría por el Ágora, pero no solo iba a correr la del tirano. Según Tucídides, Harmodio encontró la muerte de forma inmediata. En lo que respecta a su fiel amante Aristogitón, logró huir, aunque por poco tiempo, ya que fue apresado, y para averiguar si tenía cómplices, fue torturado de una forma horrible y finalmente ejecutado. El tirano que quedó con vida, Hipias, embruteció su régimen de terror.

Pero la realidad a veces es más tozuda, a colación del relato de que los tiranicidas salvaron al dêmos ateniense de la tiranía. Dicho relato no se sostiene si nos detenemos en las versiones que nos ofrecen Heródoto V.55; Tucídides VI. 59; y el propio Aristóteles Const. Atenas, 19, 3-6. Sumado a que antes del asesinato de Hiparco, la tiranía no era ni la mitad de represora de lo que lo fue tras el tiranicidio. Los tiranicidas no llevaron la democracia a Atenas, ya que Hipias continuaría cuatro años más en el poder, derrocado finalmente en el 511 a. C. tras una intervención espartana liderada por Cleómenes I y con ayuda de los Alcmeónidas, que, por entonces, sufrían exilio. Así, el tirano Hipias fue acogido en su ostracismo por Darío I y acabaría conspirando, veintiún años más tarde, para desencadenar una expedición persa contra los griegos: la Primera Guerra Médica. Lo que está claro es que había nacido una leyenda. Llamaron a aquel acto que nació de una ofensa personal «tiranicidio», y por encargo de Clístenes, quien había instaurado ya la democracia, el escultor ateniense Antenor esculpió dos magníficas estatuas de bronce, siendo encumbrados como adalides de la libertad.

Quiso la Historia que aquellas dos estatuas emprendieran un viaje largo cuando mucho después, durante la Segunda Guerra Médica, los persas saquearan la ciudad, y como parte del botín, se llevaran las estatuas al palacio de Jerjes en Susa, en el corazón de su vasto imperio. Alejandro III de Macedonia, al que muchos atenienses no consideraban griego, ya aventuró el destino final de dichas estatuas cuando fue enviado por su padre a negociar la paz con los atenienses, tras la aplastante victoria en Queronea, y descubrió el saqueo (ver Atenas contra Filipo. La batalla de Queronea en Antigua y Medieval n.º 21: Filipo II de Macedonia).

Con todo, Alejandro acabó cumpliendo la promesa que le hizo a Bagoas: llevar las estatuas de aquellos atenienses de vuelta. Otros muchos bienes también fueron capturados allí, por ejemplo: lo que trajo Jerjes con él de Grecia, especialmente las estatuas de bronce de Harmodio y Aristogitón. «Estas obras artísticas las devolvió Alejandro a los atenienses. Ahora están erguidas en el Cerámico de Atenas […]» (Arriano, Anab. III. 16; trad. A. Guzmán Guerra, ed. Gredos). Así, las estatuas volverían a Grecia, a Atenas, pero no acompañando al rey que las restituyó en su legítimo lugar, ya que Alejandro sí que dejó Grecia para nunca más volver. Pero esa, es otra historia.

Bibliografía

  • Domínguez Monedero, A. J. (1991). La polis y la expansión colonial griega (Siglos VIII-VI). Ed. Síntesis. Madrid.
  • Renault, M. (2011). El muchacho persa. Trilogía de Alejandro Magno II. (Año de publicación original: 1972). Traducción de María Antonia Menini. Ed. Edhasa. Barcelona.

Fuentes primarias

  • Aristóteles. Constitución de los atenienses. Introducción, traducciones y notas de Manuela García Valdés. Ed. Gredos. Madrid. 1984.
  • Arriano. Anábasis de Alejandro Magno. Libro III. Introducción de Antonio Bravo García; traducción y notas de Antonio Guzmán Guerra. Ed. Gredos. Madrid. 1982.
  • Herodoto. Historias. Libro I-V. Traducción y notas de Carlos Schrader. Ed. Gredos. Madrid. 1982.
  • Plutarco. Vidas Paralelas. Libro VI. Introducciones, traducciones y notas de Jorge Bergua Cavero, Salvador Bueno Morillo y Juan Manuel Guzmán Hermida. Ed. Gredos. Madrid. 2007.
  • Tucídides. Guerra del Peloponeso. Libro VI. Traducción y notas de Juan José Torres Esbarranch. Ed. Gredos. Madrid. 1982.Este artículo forma parte del I Concurso de Microensayo Histórico Desperta Ferro. La documentación, veracidad y originalidad del artículo son responsabilidad única de su autor.

miércoles, 7 de agosto de 2024

Engaño: Temístocles engaña a Jerjes en Salamina

El engaño de Temístocles en Salamina






El espionaje en la época helénica, aunque no estaba tan formalmente organizado como en períodos posteriores, seguía siendo un aspecto importante de la guerra y la política. Un caso notable de espionaje en la antigua Grecia involucra a la ciudad-estado de Atenas durante la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.).


Caso: Temístocles y la batalla de Salamina (480 a. C.)

En los anales de la historia, pocas batallas son un testimonio del poder de la astucia y la estrategia como la Batalla de Salamina. Era el año 480 a. C. y las ciudades-estado griegas estaban al borde de la aniquilación a manos del Imperio persa. En el centro de esta historia de intrigas y guerras estaba Temístocles, un general ateniense cuya brillantez cambiaría el rumbo de la historia.

Mientras la flota persa, comandada por el rey Jerjes, avanzaba amenazadoramente hacia las posiciones griegas, Temístocles ideó un plan tan audaz como brillante. Reconociendo la abrumadora superioridad numérica de la armada persa, sabía que solo a través del engaño podrían los griegos esperar lograr la victoria. Por lo tanto, orquestó una jugada maestra de espionaje.

Temístocles eligió a un sirviente de confianza, Sicino, para que fuera el portador de las falsas noticias. Al amparo de la oscuridad, Sicino se dirigió al campamento persa con un mensaje cuidadosamente elaborado. Se acercó al rey persa con una historia de traición, susurrando que Temístocles y los atenienses estaban dispuestos a abandonar a sus aliados griegos y huir. Según Sicino, la flota griega planeaba escapar de Salamina al amparo de la noche.

Jerjes, confiado en su superioridad y ansioso por una victoria decisiva, mordió el anzuelo. Ordenó a su flota que bloqueara el estrecho de Salamina, creyendo que atraparía a los griegos que huían y aplastaría su armada de un solo golpe. Lo que no sabía es que estaba navegando directamente hacia la trampa de Temístocles.

El estrecho angosto de Salamina no era adecuado para los grandes y pesados barcos persas. En estas aguas confinadas, los trirremes griegos, más pequeños y maniobrables, tenían una clara ventaja. Al amanecer, la flota griega, escondida y preparada, lanzó un ataque feroz e inesperado contra la desorganizada armada persa. El mar rugió con el choque de los remos y los gritos de los guerreros mientras los griegos, impulsados por la desesperación y el genio, diezmaban la flota persa.

Esta trascendental victoria no fue simplemente un triunfo de las armas, sino del intelecto y el engaño. El uso estratégico de la desinformación por parte de Temístocles había cambiado el rumbo, mostrando el profundo impacto de la inteligencia y la guerra psicológica en el mundo antiguo.

La batalla de Salamina es un ejemplo clásico de cómo la astucia y la brillantez estratégica pueden alterar el curso de la historia. Mediante el ingenioso engaño orquestado por Temístocles, los griegos pudieron asegurar una victoria crucial, preservando su civilización y dando forma al futuro de la cultura occidental.

miércoles, 10 de julio de 2024

Guerra de Troya: Lecciones de guerra irregular del conflicto


El surgimiento de la guerra irregular en la prehistoria


Tácticas empleadas en la guerra de Troya y lecciones aprendidas

 

Por Dave Campbell, Enas Jahangir, Rebekah Rodríguez || Small Wars Journal



Se recomienda a los lectores que utilicen su discreción y criterio al aplicar la información de este artículo a sus situaciones específicas. Los autores y el editor no serán responsables de ningún error, omisión o inexactitud en el contenido ni de las consecuencias que surjan del uso de la información presentada en este artículo.


Introducción

La prehistoria abarca un vasto período anterior a la llegada de los registros escritos, lo que dificulta señalar conflictos específicos con gran precisión. Sin embargo, podemos identificar algunas disputas y acontecimientos importantes en la historia de la humanidad desde la época de Troya (a menudo asociada con finales de la Edad del Bronce) hasta la Primera Guerra Mundial. Estos conflictos y acontecimientos se caracterizan por la transición de la época prehistórica a la histórica.

La Guerra de Troya (alrededor del siglo XII a. C.), como se describe en las epopeyas de Homero, la "Ilíada" y la "Odisea", involucró a una coalición griega encabezada por Agamenón que asedió la ciudad de Troya. Aunque se debate la exactitud histórica, simboliza la transición del período prehistórico al histórico.

Lo que sabemos sobre la guerra de Troya proviene principalmente del historiador griego Heródoto, Eratóstenes y del poeta Homero. Si bien la cronología exacta de la Guerra de Troya varía según la fuente, esta guerra probablemente se libró entre 1250 y 1184 a. C. [1] En ese momento, los griegos micénicos se encontraban en plena Edad del Bronce y se estaban expandiendo rápidamente. [2] Podría decirse que los griegos micénicos tenían uno de los ejércitos más avanzados de la época, y estaba dirigido por el rey Agamenón, el Rey de Reyes. [3]

La ciudad troyana de Troya estaba ubicada al otro lado del mar Egeo en lo que ahora es la ciudad de Hisarlik en la esquina noroeste de Turquía. [4] Fundada alrededor del año 3000 a. C., la ciudad de Troya era muy próspera, tenía una tremenda influencia en la región y era el hogar de uno de los ejércitos más poderosos del lado oriental del Mar Egeo. [5]   El rey Príamo gobernó Troya con sus dos hijos Héctor y Paris a su lado. El rey Príamo y los troyanos no estaban en desacuerdo con los griegos micénicos antes de la guerra de Troya. De hecho, el rey Príamo, Héctor y Paris gozaban del favor de los griegos. Todo eso cambiaría después de que Héctor y Paris hicieran un fatídico viaje a Esparta.


Eventos clave


1. Si bien las historias sobre cómo comenzó la Guerra de Troya están estrechamente entrelazadas con la mitología griega, el catalizador del conflicto es, en última instancia, Helena, la reina Esparta que huye a Troya con París. Según cuenta la historia, Héctor y Paris visitan al rey Menelao de Esparta mientras viajan por Grecia en una misión para recuperar a su tía y devolverla a Troya. Paris y la reina Helena se enamoran rápidamente, y Helena viaja de polizón a bordo del barco de Paris y huye a Troya con él. [6]

2. El rey Menelao exige que el rey Príamo le devuelva a Helena inmediatamente. Cuando el rey Príamo se pone del lado de Paris y se niega a ceder a la voluntad del rey Menelao, el rey Menelao llama a su hermano, el rey Agamenón, el comandante del ejército griego, para recuperar a Helena de Troya. [7]

3. El ejército griego zarpa hacia Troya. Cruzaron el mar Egeo, acamparon a lo largo de la costa e iniciaron lo que se conocería como la Batalla de Troya o la Guerra de Troya. Según todos los indicios, éste fue un asedio sangriento y despiadado que duró 10 años. [8] Durante esos 10 años, se libran varias batallas, pero las defensas de Troya resisten y demuestran ser impenetrables. El rey Menelao desafía y vence a París en combate, pero Héctor salva a París y defiende con éxito Troya, matando a Patroclo e invocando la ira de Aquiles. [9] Esto resultaría ser un importante punto de inflexión en la guerra.


4. Aquiles lidera a los mirmidones para vengar a Patroclo. Aquiles mata a Héctor y hace retroceder a los troyanos a Troya. Enfurecido, Aquiles arrastra el cuerpo de Héctor alrededor de los muros de Troya, rompiendo efectivamente la voluntad de los troyanos de seguir luchando. [10] El rey Príamo suplica a Aquiles que devuelva el cuerpo de Héctor y ponga fin a la lucha.


5. Con Héctor muerto y se cree que Paris está mortalmente herido, los griegos declaran el fin de la guerra. Devuelven el cuerpo de Héctor y, según cuenta la leyenda, regalan a los troyanos un caballo de madera como ofrenda de paz. [11]


El estado final

Al caer la noche, un pequeño grupo de mirmidones emergió del caballo dotado. Finalmente, dentro de las inexpugnables defensas de Troya, los griegos pudieron derribar y debilitar las defensas. Después de 10 años de lucha, Troya cayó en una noche. Los griegos ganaron la guerra y los troyanos que sobrevivieron al asedio final se vieron obligados a huir. Se cree que los que escaparon de Troya, incluido el príncipe Eneas, llegaron a Italia y desempeñaron un papel importante en la fundación de Roma. [12]

Actividades de guerra irregular empleadas durante el conflicto

La estrategia militar griega durante la Guerra de Troya muestra una progresión de la guerra convencional a la guerra irregular, combinando en última instancia ambas en una forma de guerra compuesta.

Es importante señalar, sin embargo, que los conceptos modernos de actividades y operaciones de guerra irregular no existían en ese momento. Como tal, la doctrina del Departamento de Defensa (DOD), que define la guerra no convencional (UW) como “actividades realizadas para permitir que un movimiento de resistencia o insurgencia coaccione, desbarate o derroque a un gobierno o potencia ocupante operando a través de o con una organización clandestina, auxiliar, y fuerza guerrillera en una zona denegada”, no encaja perfectamente en este contexto. [13] Más bien, puede ser útil comprender la Guerra de Troya a través de la lente de otras actividades centrales de Operaciones Especiales, como la acción directa, el reconocimiento especial u operaciones de apoyo a la información militar.

No obstante, este proyecto tenía como objetivo explorar cómo las tácticas y estrategias empleadas en la Guerra de Troya podrían aplicarse específicamente a la UW y qué lecciones aprendidas este ejemplo podría proporcionar a nuestra nación hoy. Por lo tanto, si bien la campaña griega no permitió un movimiento de resistencia o insurgencia según la doctrina moderna, este trabajo se centrará en aplicar la lente de la guerra civil para comprender las similitudes entre la guerra civil y las tácticas clandestinas o guerrilleras utilizadas en la guerra de Troya.

 

Guerra convencional: La Guerra de Troya comenzó como una guerra convencional, dirigida por Agamenón, en la que las fuerzas griegas intentaron asediar la ciudad de Troya. Esto podría considerarse una operación de combate a gran escala que incluyó campamentos, operaciones navales para bloquear Troya y cortar sus suministros, y asaltos frontales que intentaban traspasar las murallas de la ciudad. [14]

Transición a la guerra irregular: los griegos no pudieron penetrar Troya a pesar de un asedio de la ciudad que duró 10 años, debido a sus fuertes defensas. Este largo estancamiento obligó a los griegos a cambiar su estrategia y pasaron a la guerra irregular, empleando tácticas no convencionales. [15]

La táctica no convencional más notable que utilizaron fue el engaño estratégico. Los griegos utilizaron el engaño para engañar deliberadamente al adversario, incitándolo a tomar acciones que contribuyeron al éxito de los griegos. Lo hicieron construyendo el Caballo de Troya, que dejaron fuera de las puertas de la ciudad como una supuesta ofrenda a los dioses. Mientras tanto, el ejército griego fingió alejarse. Los troyanos, creyendo el engaño, llevaron el caballo al interior de la ciudad como trofeo de la victoria. Sin embargo, los soldados griegos se escondieron dentro del caballo y salieron esa noche para abrir las puertas de la ciudad al ejército griego, que había regresado al amparo de la oscuridad. [dieciséis]

Guerra compuesta: la estrategia del Caballo de Troya combinó elementos de guerra regular e irregular, con un pequeño grupo de fuerzas que utilizaban tácticas no convencionales que finalmente permitieron a las fuerzas convencionales entrar en la ciudad y atacar. [17]


Otras tácticas no convencionales utilizadas durante la Guerra de Troya incluyeron:

    Operaciones psicológicas: los griegos utilizaron la armadura de Aquiles en el campo de batalla para convencer a los troyanos de que Aquiles había regresado, generando pánico y miedo [18]
    Tácticas de guerrilla: los griegos llevaron a cabo ataques de ataque y fuga contra puestos de avanzada troyanos e interrumpieron las líneas de suministro para obstaculizar las operaciones del enemigo [19]
    Infiltración y reconocimiento: Odiseo se disfrazó de mendigo para entrar en Troya, reunir inteligencia y evaluar las vulnerabilidades troyanas [20]
    Sabotaje: en algunas versiones de la historia, Odiseo y Diomedes también llevaron a cabo incursiones nocturnas en campamentos troyanos, matando a soldados y aliados troyanos, incluido el rey tracio Reso [21].

 

Parte vencedora

Al final, los griegos ganaron la guerra, siendo el uso del Caballo de Troya el punto de inflexión crítico que permitió a los griegos entrar y atacar la ciudad en un estado indefenso.

Lecciones aprendidas y cómo la guerra de Troya puede beneficiar a nuestra nación hoy

Extraer lecciones de la guerra de Troya para la guerra moderna, en particular la guerra irregular, puede ofrecer ideas valiosas para Estados Unidos y sus estrategias militares. Si bien la Guerra de Troya se libró en un contexto muy diferente, se pueden aplicar varios principios y estrategias en el pensamiento militar contemporáneo:

1. Engaño y desvío: La Guerra de Troya está asociada con el uso del engaño: los griegos utilizaron el Caballo de Troya para infiltrarse en Troya. En la guerra irregular, el engaño y la mala dirección pueden ser herramientas poderosas para confundir y superar a los adversarios. La desinformación estratégica y las operaciones encubiertas pueden alterar los planes del enemigo y crear oportunidades de éxito [22] .

2. Comprensión del terreno y la cultura locales: Los griegos en la Guerra de Troya tuvieron que adaptarse al terreno local y comprender la cultura troyana para tener éxito. En la guerra irregular, comprender el entorno, la cultura y la dinámica social locales es crucial para obtener el apoyo de la población local y contrarrestar eficazmente a las fuerzas insurgentes o irregulares.

3. Tácticas de guerra de guerrillas: La Guerra de Troya involucró elementos de guerra de guerrillas, en la que ambos bandos utilizaron tácticas de ataque y fuga y emboscadas. La guerra irregular moderna a menudo presenta tácticas de guerrilla empleadas por actores no estatales. Comprender y contrarrestar estas tácticas es esencial para el éxito militar.

4. Guerra de asedio y paciencia: El asedio de Troya duró diez años, lo que ilustra la importancia de la paciencia y la perseverancia en la guerra irregular. El compromiso a largo plazo y la capacidad de mantener la iniciativa durante períodos prolongados son fundamentales cuando se trata de insurgencias o conflictos irregulares [23] .

5. Diplomacia y Alianzas: A lo largo de la Guerra de Troya, los griegos confiaron en alianzas con varias ciudades-estado. En la guerra irregular contemporánea, construir y mantener coaliciones y asociaciones con actores locales y aliados internacionales puede mejorar la eficacia y la legitimidad [24] .

6. Inteligencia y reconocimiento: los griegos dependían de la recopilación de inteligencia para evaluar las fortalezas y debilidades de los troyanos. En la guerra irregular, la inteligencia y el reconocimiento son esenciales para identificar redes insurgentes, comprender sus capacidades y atacar a sus líderes.

7. Adaptabilidad e innovación: La Guerra de Troya demostró la necesidad de adaptabilidad frente a circunstancias cambiantes. Las fuerzas militares que participan en una guerra irregular deben ser ágiles y capaces de ajustar sus estrategias y tácticas en función de la evolución de las amenazas y condiciones [25].

8. Inteligencia humana (HUMINT): La recopilación de inteligencia humana, o HUMINT, jugó un papel en la Guerra de Troya. En la guerra irregular, desarrollar fuentes dentro de las comunidades locales y comprender las motivaciones de los individuos puede proporcionar información crítica para la toma de decisiones.

9. Equilibrio entre fuerza y ​​diplomacia: La Guerra de Troya ilustra el equilibrio entre fuerza militar y diplomacia. En la guerra irregular, a menudo es necesario emplear medios militares y diplomáticos para lograr los resultados deseados [26] .


10. Sensibilidad cultural y operaciones de información: los troyanos y los griegos tenían identidades culturales distintas y era importante comprender los matices culturales. En la guerra irregular moderna, la sensibilidad cultural y las operaciones de información que abordan las creencias y percepciones locales pueden influir en la narrativa y el apoyo público.

Si bien la Guerra de Troya es un conflicto antiguo, sus estrategias y lecciones pueden adaptarse y aplicarse a escenarios de guerra irregular contemporáneos. Al estudiar los conflictos históricos y extraer principios relevantes, Estados Unidos puede prepararse mejor para futuros desafíos de guerra irregular, donde la adaptabilidad, la inteligencia y la comprensión de la dinámica local son cruciales para el éxito.

Bibliografía

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Allen, Susan Heuck. Finding the Walls of Troy: Frank Calvert and Heinrich Schliemann at Hisarlik. Univ of California Press, 2023: 255-256.

Baillergeon, Rick and Sutherland, John. "Integrating Special and Conventional Forces." Armchair General. January 9, 2014. http://armchairgeneral.com/tactics-101-092-integrating-special-and-conventional-forces.htm.

Bassett, Samuel Eliot. "Achilles' treatment of Hector's body." In Transactions and Proceedings of the American Philological Association, pp. 41-65. American Philological Association, 1933.

Beatty, John. "A Different Horse: Alternate Interpretations of the Trojan War." The Ohio State University eHistory. Accessed September 24, 2023. https://ehistory.osu.edu/articles/different-horse-alternate-interpretations-trojan-war.

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Page, Denys. "Stesichorus: The ‘Sack of Troy’and ‘The Wooden Horse’(P. OXY. 2619 and 2803)." The Cambridge Classical Journal 19 (1973): 47-65.

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Yamagata, Naoko. "The fall of Troy." In Homeric Morality, Brill, 1994: 22-27.


 

[1] Thompson, Diane P. The Trojan war: literature and legends from the Bronze Age to the present. McFarland, 2013: 3-6.

[2] Burgess, Jonathan S. The tradition of the Trojan War in Homer and the epic cycle. JHU Press, 2003: 2-4.

[3] Gere, Cathy. The tomb of Agamemnon. Harvard University Press, 2012: 2-10.

[4] Allen, Susan Heuck. Finding the Walls of Troy: Frank Calvert and Heinrich Schliemann at Hisarlik. Univ of California Press, 2023: 255-256.

[5] Page, Denys. "The Historical Sack of Troy." Antiquity 33, no. 129 (1959): 25-31.

[6] Yamagata, Naoko. "The fall of Troy." In Homeric Morality, Brill, 1994: 22-27.

[7] Ishtiaq, Muhammad. "HOMER’S CONCEPTION OF HONOUR AND GLORY IN THE ILIAD." International Journal of Research-GRANTHAALAYAH 7, no. 8 (2019): 104-10.

[8] Flores, Juan César, and Mauro Bologna. "Troy: A simple nonlinear mathematical perspective." Physica A: Statistical Mechanics and its Applications 392, no. 19 (2013): 4683-4687.

[9] Allan, William. "Arms and the man: Euphorbus, Hector, and the death of Patroclus." The Classical Quarterly 55, no. 1 (2005): 1-16.

[10] Bassett, Samuel Eliot. "Achilles' treatment of Hector's body." In Transactions and Proceedings of the American Philological Association, pp. 41-65. American Philological Association, 1933.

[11] Page, Denys. "Stesichorus: The ‘Sack of Troy’and ‘The Wooden Horse’(P. OXY. 2619 and 2803)." The Cambridge Classical Journal 19 (1973): 47-65.

[12] Farrow, James G. "Aeneas and Rome: pseudepigrapha and politics." The Classical Journal 87, no. 4 (1992): 339-359.

[13] “Joint Publication 3-05, Special Operations.” United States Special Operations Command, April 18, 2011. https://apps.dtic.mil/sti/pdfs/ADA543873.pdf.

[14] Barry Strauss, “Assault on the Walls,” in The Trojan War: A New History. (New York: Simon and Schuster, 2006), 69-99.

[15] John Beatty, “A Different Horse: Alternate Interpretations of the Trojan War,” The Ohio State University eHistory, https://ehistory.osu.edu/articles/different-horse-alternate-interpretations-trojan-war.

[16] Thomas Bulfinch, Bulfinch’s Mythology: The Age of Fable. (2002), 201-202, https://www.gutenberg.org/cache/epub/3327/pg3327.html.

[17] Rick Baillergeon and John Sutherland, “Integrating Special and Conventional Forces,” Armchair General, January 9, 2014, http://armchairgeneral.com/tactics-101-092-integrating-special-and-conventional-forces.htm.

[18] Thomas Bulfinch, Bulfinch’s Mythology: The Age of Fable. (2002), 191-193, https://www.gutenberg.org/cache/epub/3327/pg3327.html.

[19] Barry Strauss, “An Army in Trouble,” in The Trojan War: A New History. (New York: Simon and Schuster, 2006), 101-116.

[20] Homer. The Odyssey: with an English Translation by A.T. Murray. (Cambridge, MA: Harvard University Press; London: William Heinemann, Ltd., 1919), 4.245-260, http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=urn:cts:greekLit:tlg0012.tlg002.perseus-eng1:4.219-4.264.

[21] Homer. The Iliad: with an English Translation by A.T. Murray. (Cambridge, MA: Harvard University Press; London: William Heinemann, Ltd., 1919), 10.455-565, http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Hom.%20Il.%2010.435&lang=original.

[22] SOFREP. 2023. “The Siege of Troy: Ancient Warfare and Timeless Lessons in Military Strategy.” SOFREP. July 17, 2023. https://sofrep.com/news/the-siege-of-troy-ancient-warfare-and-timeless-lessons-in-military-strategy/.

[23] Ibid.

[24] Lynch, Justin. 2015. “The Strategy Bridge.” The Strategy Bridge. May 2015. https://thestrategybridge.org/the-bridge/2015/12/5/achilles-and-odysseus-in-modern-warfare.

[25] Ibid

[26] Ibid

jueves, 2 de noviembre de 2023

Grecia Antigua: La batalla de Mantinea

Mantinea: los griegos se matan unos a otros para allanar el camino para la conquista de Felipe

 
William Mclaughlin  |||  War History Online



Por Luis García - CC BY-SA 3.0

Felipe de Macedonia conquistó a los griegos, la mayoría de nosotros lo sabemos, pero ¿cómo lo hizo? Estos poderosos griegos se enfrentaron a un gran número de invasores persas y ganaron a pesar de las peores probabilidades. ¿Por qué Felipe pudo marchar y derrotar a un ejército griego combinado más grande y esencialmente ganar Grecia en una batalla importante?

Bueno, hay dos razones principales para la victoria de Felipe. El más conocido es que el ejército profesional de Felipe estaba demasiado bien disciplinado, dirigido y equipado para que la mayoría de los ejércitos pudieran enfrentarse. La otra razón fue que los griegos literalmente mataron a todos sus mejores guerreros luchando entre sí en un grado nunca antes visto antes de las invasiones persas.

La Guerra del Peloponeso, en cierto modo, contribuyó al declive. Muchos miles de soldados murieron y se invirtieron enormes cantidades de dinero en barcos que eventualmente se hundirían en una batalla u otra. Incluso con la tensión financiera y demográfica, la guerra terminó más de una generación antes de la batalla de Queronea de Filipo. Entonces, realmente los griegos todavía tenían la oportunidad de reconstruir su fuerza unida.

Desafortunadamente para los griegos, los espartanos simplemente no pudieron mantener el poder después de finalmente triunfar sobre Atenas. Tebas, bajo el maestro táctico Epaminondas, aplastó mejor a los espartanos en la batalla de Leuctra. Otras guerras acabaron con las fuerzas espartanas menos de una generación antes de la llegada de Philip. Las ciudades-estado griegas simplemente no tenían la población para soportar tal guerra continua.

El golpe decisivo al poder griego vendría cuando la hegemonía tebana luchó contra otras fuerzas griegas combinadas dirigidas por Atenas y Esparta en Mantinea. Miles de buenos hoplitas griegos y un comandante excepcional se perdieron en un solo día, dejando la puerta abierta de par en par para cualquier conquistador competente.

El estado de Grecia.

Mantinea se luchó cuando Grecia se encontraba en una de sus más complicadas divisiones de ligas, esferas de influencia e imperios. Los tebanos disfrutaron de un gran imperio derivado de su victoria en Leuctra. Su imperio se extendía desde Tesalia alrededor de la frontera con Macedonia y se extendía hasta Ática, con franjas de tierra y ciudades en el Peloponeso.

Atenas todavía tenía muchas islas y se unió con el antiguo rival, Esparta. Los espartanos estaban ganando más control sobre el Peloponeso, lo que provocó una marcha tebana hacia el sur para solidificar su control sobre los siempre peligrosos espartanos.

Epaminondas trajo consigo a la batalla a dos de sus protegidos. Daiphantus e Iolaidas estaban presentes como oficiales y el anciano Epaminondas tenía grandes esperanzas de que ellos tomaran la antorcha y lideraran el futuro Imperio Tebano. Con los tebanos eran aliados de toda Grecia, Tegea, Platea y muchos otros lugares.

La batalla se libró en Mantinea porque la ciudad-estado del Peloponeso decidió alejarse de sus lazos tebanos. Recibieron el apoyo inmediato de los espartanos y algunos poderes circundantes. Obtuvieron un apoyo levemente sorprendente de Atenas, un antiguo enemigo.

Esto se debió a que los atenienses recordaron que su ciudad se salvó de la destrucción al final de la Guerra del Peloponeso. Tebas abogó firmemente por la destrucción de la ciudad, pero Esparta se negó. El creciente poder de Tebas dio a Atenas y Esparta una causa común por primera vez en generaciones.


Leuctra no fue casualidad para los tebanos; Epaminondas era un estratega talentoso.

Cuando las fuerzas combinadas se encontraron, sus fuerzas parecían ser aproximadamente iguales, aunque los tebanos tenían al maestro estratega en Epaminondas. Epaminondas creó una formación escalonada con una gran fuerza impulsora para iniciar el ataque. Con la batalla de infantería principal en una línea estándar, Epaminondas hizo que su infantería ligera se combinara con su caballería para expulsar a la caballería ateniense del campo.

Al mismo tiempo, hizo que algunos de sus hoplitas atravesaran su formación para estrellarse contra el flanco de los mantineanos. El comandante mantineano fue asesinado y el resto corrió de regreso a su ciudad. La formación escalonada ganó fácilmente el día en el resto del campo y, aunque fue una lucha dura, los tebanos y sus aliados ganaron de manera decisiva.

La batalla se convirtió en una victoria terriblemente pírrica cuando Epaminondas fue herido de muerte. El general y estadista, casi sin ayuda de nadie, había provocado la hegemonía tebana. El ejército tebano estaba intacto, pero sin líder.

Epaminondas pronto se enteró de que sus dos comandantes que esperaba que lo reemplazaran, Daiphantus e Iolaidas, también resultaron heridos de muerte en la batalla. Epaminondas les dijo a sus subordinados que se conformaran con la paz, sabiendo que los tebanos tenían un control frágil sobre su imperio.

Menos de una década después, los griegos se involucraron en lo que se conocería como la Tercera Guerra Sagrada. Esta guerra de diez años se libró entre las viejas potencias de Grecia, ya devastadas por la guerra. Los diversos poderes libraron amargas batallas, y nadie estaba ganando la ventaja. Finalmente, los tebanos se aliaron con el poder emergente de Filipo de Macedonia, quien entró con cierta fuerza e instigó un acuerdo de paz.

Esta última gran batalla se cobró un alto precio entre los griegos. Los atenienses realmente se estaban quedando sin soldados de calidad y los tebanos no tenían algunos grandes comandantes. 24 años después de Mantinea y ocho años después de la Tercera Guerra Sagrada, Filipo de Macedonia vendría marchando hacia el sur con un ejército bien entrenado.
 
Un monumento para los tebanos caídos en Chaeronea, probablemente específicamente para su famosa banda sagrada. Autor de la foto

Su ejército multifacético de una falange con escaramuzadores de élite y caballería diezmaría a los griegos en Chaeronea, y estaban demasiado exhaustos para luchar con el mismo vigor y mano de obra que lo hicieron contra los persas.

Felipe no se acercó a los espartanos, pero aun así, los espartanos eran demasiado débiles para marchar con una fuerza real, dejando a Felipe como supervisor de Grecia, transmitiendo este privilegio a su hijo Alejandro.



lunes, 27 de febrero de 2023

Grecia Antigua: La hegemonía de Esparta (2/2)

Hegemonía espartana

Parte I || Parte II
Weapons and Warfare


    

La ascendencia tebana

Después de Leuctra, los beocios querían acabar con los espartanos de una vez por todas, pero su aliado, Jasón de Pherae en Tesalia, los convenció de que se contentaran con expulsarlos de Beocia, al igual que él los expulsaría en breve de sus últimos puestos avanzados. en Tesalia. Bien podría haber pensado que los espartanos se destruirían a sí mismos. Estrictamente, todos los supervivientes espartanos de Leuctra deberían haber perdido su ciudadanía y haber sido tratados con desprecio por el resto de sus vidas, como tradicionalmente se hacía con aquellos que no morían o no ganaban en la batalla. Pero la reducción en el número de ciudadanos habría amenazado con el colapso de la sociedad espartana, por lo que Agesilao "permitió que la tradición durmiera ese día".

Jason era uno de una nueva generación de señores de la guerra, que acechaba en los márgenes del mundo griego y estaba preparado para expandirse si se presentaban las oportunidades; Evagoras de Salamina y Mausolo de Caria estaban cortados por la misma tijera, y el más exitoso de todos resultaría ser Filipo II de Macedonia. En los últimos años, Jasón, por la fuerza y ​​la intimidación, había unido gran parte de Tesalia bajo su dominio e incluso había extendido su influencia a Macedonia. Sin duda, su consejo para los beocios fue egoísta: quería que continuara la hostilidad entre ellos y los espartanos para que no lo molestaran. Sin embargo, tras su asesinato en 370, las ciudades de Tesalia volvieron a sus habituales luchas internas. Pero el sucesor de Jason (después de otro asesinato o dos), su sobrino Alexander, heredó no solo su posición, sino también sus ambiciones.

La debilidad espartana instigó un período de agitación en todo el Peloponeso, los ilotas y los periecos se rebelaron y las facciones antiespartanas aprovecharon la oportunidad para ganar o recuperar el poder en las ciudades. Se derramó mucha sangre en el proceso, especialmente en Argos, donde los pobres se rebelaron contra los ricos, los mataron (incluso a los demócratas entre ellos) y se apoderaron de sus tierras. De manera más constructiva, en 370 Mantinea se reformó como polis y, junto con su antiguo rival Tegea, formó una Confederación de Arcadia a partir de las comunidades de Arcadia y Triphylian; la confederación tenía una constitución democrática y debía tener su centro en una nueva ciudad llamada Megalópolis ("Gran Ciudad") en el sur de Arcadia, para no privilegiar ninguna de las ciudades existentes. Megalópolis incorporó las poblaciones de cuarenta pueblos y aldeas anteriores.

Los espartanos declararon la guerra a los arcadios, y los arcadios pidieron ayuda a Tebas. Epaminondas levantó un gran ejército del centro de Grecia, que se incrementó aún más con contingentes de Elis y Argos. En el invierno de 370/69, lanzaron una invasión masiva de Laconia. Nunca antes, como se había jactado Agesilao, las mujeres de Esparta habían visto el humo de una hoguera enemiga. A fuerza de ofrecer la libertad a los ilotas, los espartanos reunieron un ejército lo suficientemente grande como para salvar a la propia Esparta, pero los invasores cruzaron luego a Messenia y liberaron a los ilotas y Perioeci, fundando la ciudad de Messene en el monte Ithome y creando Messenia por primera vez como una entidad política por derecho propio. Los mesenios expatriados regresaron a casa con alegría.

La eliminación de la fértil Messenia, la fuente de la prosperidad espartana —la base de su cultura, de hecho— fue un golpe mortal. De un golpe, y dentro de una generación de alcanzar la cúspide de su poder, Esparta se redujo en gran medida. La Liga del Peloponeso estaba efectivamente extinta, después de unos doscientos años de existencia. Lo que antes era impensable sucedió, y hubo disturbios incluso entre los propios espartiatas, algunos de los cuales tuvieron que ser ejecutados. No fue un levantamiento serio, pero lo notable es que sucedió. Los atenienses (que, por razones históricas, no deben haber estado disgustados por la reducción de Esparta) declararon su oposición a los tebanos hostigando a su ejército cuando regresaba del Peloponeso.

Mientras entre Tebas y Esparta continuaban en el Peloponeso, los atenienses, que habían ganado el reconocimiento de que Anfípolis era legítimamente suya —asignada a ellos por la Paz de Nicias en 421, pero aún no recuperada la guerra— dirigieron su atención hacia Tracia y renovaron su intento de asegurar fácil acceso a minerales del norte y madera de calidad naval. Pero los esfuerzos obsesivamente repetidos en los años 360 no llegaron a nada, ya que los astutos anfipolitanos se aliaron con las dos potencias más poderosas de la región: primero con Macedonia, luego con los olintios (cuya confederación calcídica se había reformado cuando el poder espartano se desvaneció), y luego nuevamente con Macedonia. . Los atenienses apenas tuvieron más éxito en el Quersoneso tracio, donde varias potencias disputaban la posesión de las ciudades, especialmente los reyes de los odrisios.

Pero los atenienses ganaron una serie de nuevos aliados en el norte, incluida Potidea, que recibió una clerucía a petición suya, como defensa contra Olynthus. Este fue el segundo clero que se estableció en unos pocos años. En 366, en apoyo de un sátrapa rebelde de Anatolia, los atenienses, después de un asedio de diez meses, habían expulsado a una guarnición persa de Samos, que había sido anexada por Mausolo, el agresivo sátrapa de Caria. La guarnición persa infringió los términos de la Paz del Rey, pero estaba claro para todos que la acción ateniense no fue desinteresada. Querían Samos por sus campos fértiles y su puerto (una vez más se convirtió en la principal base naval de los atenienses en el Egeo) y establecieron una enorme clero ateniense en la isla, en parte compuesta por demócratas samianos restaurados.

Mientras Epaminondas había estado dirigiendo las campañas de los tebanos en el Peloponeso, Pelopidas fue responsable de su intento de recuperar la influencia en Tesalia, lo que significó controlar a su antiguo aliado, Alejandro de Pherae. En 364, después de varios intentos, Pelopidas invadió con una fuerza mayor, solo para morir en la batalla, pero sus tropas y sus aliados tesalios lograron confinar a Alejandro en la misma Pherae. Pero Alejandro fue asesinado en 358, Tesalia volvió al caos impotente y los tebanos nunca intentaron revivir su control allí.

En el Peloponeso se había alcanzado el punto crítico. A pesar de la aplastante derrota de los espartanos en 368 (en la Batalla sin lágrimas, llamada así porque no hubo pérdida de vidas en el lado espartano), los arcadios habían ido a la guerra con los eleos por la cuestión de Triphylian. Pero la guerra, que duró del 366 al 362, había fracturado a la joven Confederación de Arcadia a lo largo de las líneas de fractura tradicionales (Mantinea versus Tegea), y al final los tebanos, como actuales protectores de la Paz del Rey, no tuvieron más remedio que regresar a la Peloponeso para imponer el orden. A los tebanos y sus aliados griegos centrales se unieron en el Peloponeso la Confederación de Arcadia, Argos y Messenia. Se les opusieron los mantineos, espartanos, eleos, aqueos y atenienses, bajo el mando del octogenario Agesilao.

En 362, los dos bandos se encontraron en Mantinea, para la batalla que se suponía que decidiría la cuestión de cuál de las dos alianzas sería el líder de los griegos. Pero no hizo tal cosa. Los tebanos ganaron, pero Epaminondas fue asesinado, y con Pelópidas muerto también, ya no había una mano fuerte en el timón tebano. Dado que el liderazgo tebano fuera de Grecia central no dependía de su posición institucional en ninguna liga, sino de su prestigio y capacidad para ganar batallas, y dado que Pelópidas y Epaminondas habían sido los principales responsables de estos dos factores, sus muertes significaron el final del breve tebano. ascendencia. Sin nada resuelto, los exhaustos griegos firmaron la paz, pero Esparta se negó a firmar, ya que el único tema que le interesaba, la autonomía de Mesenia, no estaba en negociación. Pero dentro de unos años, uno de los principales beligerantes, Agesilao, estaba muerto. Murió en 359 cuando regresaba a casa desde Egipto, donde, a pesar de su avanzada edad, había estado trabajando como comandante de una fuerza mercenaria, ayudando a los rebeldes contra los persas.

la guerra social

En 375, la Segunda Liga Ateniense, con más de setenta miembros y un modesto ingreso anual de unos sesenta talentos, era una entidad de cierta fuerza e importancia. Todos se habían unido por su propia voluntad, voluntariamente o por invitación, sin aparente coerción ateniense. Pero fue principalmente una coalición antiespartana, y después de Leuctra perdió propósito y dirección, sobre todo porque fueron los tebanos quienes habían humillado a Esparta, no la alianza ateniense después de todo. Algunos miembros se alejaron y no se requirió que nuevos aliados se unieran a la liga.

Pero Atenas nunca dejó de buscar renovar su influencia en el Egeo. Y, gradualmente, resurgieron algunos de los viejos hábitos del siglo quinto. El dinero de la liga se utilizó para pagar empresas específicamente atenienses en el norte (la obsesión con Anfípolis); en lugar de ser pagos ad hoc para cubrir los costos de campañas particulares, los atenienses querían introducir pagos anuales fijos: tributo, con cualquier otro nombre. Los intentos de los aliados de separarse (Ceos en 364, Eubea en 357) fueron reprimidos. Al menos no había cleruchies en tierra aliada; los atenienses habían cumplido su promesa a ese respecto. Pero había cleruchies en Scyros, Lemnos, Imbros y Samos, y en Potidea y Sestus, y debe haber parecido que era solo cuestión de tiempo antes de que se plantara uno en territorio aliado; después de todo, les habían prometido en las guarniciones, pero los atenienses no habían tenido más remedio que guarnecer temporalmente las ciudades que estaban cerca de las zonas de guerra, incluso si esto se hizo "de acuerdo con las resoluciones de los aliados". Como dijo Jenofonte, la pobreza ateniense los obligaba a tratar a sus aliados “con menos que total justicia”.

Sin embargo, todos podían ver que Atenas no tenía la fuerza para ser tan dominante como lo había sido en el pasado. Y algunos aliados atenienses, por lo tanto, estarían mejor si concluyeran una alianza diferente. Fue esto, más que las preocupaciones sobre los abusos atenienses, lo que llevó a varios aliados importantes, incluidos Rodas, Quíos y Bizancio (los dos últimos miembros fundadores de la liga), a levantarse contra Atenas en un movimiento “social” (aliado). guerra en 357.

Los atenienses tenían una gran flota de casi trescientos barcos, pero carecían de los recursos para tripular más de unas pocas docenas a la vez, y sufrieron una serie de derrotas navales, lo que puso de manifiesto el hecho de que otros habían adquirido las habilidades que una vez habían tenido. virtualmente un monopolio ateniense. Una vez más, fue la intervención persa la que puso fin a la guerra. En un momento, el general ateniense Chares se vio obligado por falta de dinero a trabajar para un sátrapa persa rebelde en Anatolia. El rey persa respondió amenazando con entrar en la Guerra Social del lado de los rebeldes, por lo que los atenienses llamaron a Cares y aceptaron la derrota. Varios antiguos aliados obtuvieron su independencia o fueron absorbidos, principalmente, por Mausolo o Filipo de Macedonia, dejando a Atenas con solo una alianza de grupa.

La democracia ateniense en el siglo IV

En el contexto de las luchas inútiles del siglo IV, los atenienses realizaron ciertos cambios institucionales destinados, sobre todo, a aumentar la eficiencia. Un área importante de ineficiencia era el código legal, que había crecido al azar a lo largo de su historia, hasta el punto de que era difícil determinar el orden en que se habían hecho las leyes, o dónde se almacenaban, o incluso si se habían escrito en todos. Algunas leyes contradecían a otras; muchos se habían vuelto redundantes. Los despidos condujeron a la importante distinción entre “leyes” (nomoi), que eran vinculantes para todos y se suponía que eran permanentes, y “decretos” (psēphismata), que se aplicaban a personas o situaciones particulares y, por lo tanto, podían volverse redundantes:

Las autoridades no deben utilizar una ley no escrita en ningún caso. En el decreto del Consejo o de la Asamblea debe tener más autoridad que una ley. No está permitido hacer una ley para un individuo si la ley no se extiende a todos los ciudadanos atenienses y si no es votada por seis mil personas, en votación secreta.

Se había formado un comité en 410 para recopilar y cotejar las leyes existentes. El trabajo fue interrumpido por los Treinta y luego, en 403, se establecieron dos juntas de legisladores (nomothetai). El trabajo del primero era completar la recopilación y el cotejo, mientras que el segundo, que contaba con quinientos miembros, era escudriñar cada una de las leyes existentes y decidir si debía seguir adelante como parte del ordenamiento jurídico de la renovada democracia.

Una vez que los legisladores hubieron fijado el código, las dos juntas dieron paso a una sola, y ninguna ley podía ser promulgada, derogada o enmendada sin la aprobación de esta junta, que se dio solo después de una revisión deliberadamente compleja y prolongada (el proceso fue posteriormente algo simplificado). Los miembros de la junta fueron elegidos entre los seis mil jurados formados para ese año, porque el juramento que habían hecho los jurados se tomó para aplicar también a este tipo de trabajo. A los Thesmothetes se les dio el trabajo de revisar regularmente las leyes y reportar problemas a la Asamblea.

Nada de esto fue una gran restricción para la Asamblea, ya que se hicieron pocas leyes nuevas y la mayoría de los asuntos, incluidas todas las decisiones de política exterior, se llevaron a cabo por medio de decretos. En 362, la Asamblea tuvo su función judicial (juzgar a generales y políticos por crímenes contra el estado) eliminada y entregada a los tribunales. Dado que los tribunales eran solo personas sentadas en otro contexto, esto tampoco se consideró una restricción. Fue un ejercicio de reducción de costos, de modo que se pagaría a cientos de jurados en lugar de miles de asambleístas. Y el número de casos escuchados por los tribunales se redujo por otra medida frugal, la decisión de que ciertos casos debían ser escuchados primero por un árbitro (un hombre mayor, en su sexagésimo año), y irían a los tribunales solo si los litigantes no estaban de acuerdo. con el veredicto del árbitro.

Otro ejercicio de reducción de costos fue la reducción del número de reuniones de la Asamblea de cuatro a tres meses, aunque eso fue compensado por la sensata decisión de permitir que los debates importantes se aplazaran para un segundo día de discusión. El Concilio del Areópago parece haber resurgido o potencialmente resurgir en los años 340 y 330, pero fue mantenido en su lugar por una dura ley en 336 que hizo imposible que el concilio usurpara el lugar del Concilio democrático en el caso de un lapso temporal de la democracia en Atenas, es decir, un golpe oligárquico: "No deliberarán, ni siquiera sobre un asunto".

De modo que los poderes de la Asamblea permanecieron más o menos como habían estado y, en otros aspectos, la democracia ateniense se amplió, no se redujo. En 403, se amplió y mejoró el Pnyx, el lugar de reunión de la Asamblea, y en poco tiempo se introdujo el pago por asistencia, ya que ahora se podía controlar la entrada al Pnyx. Este fue un movimiento audaz, que muestra un gran compromiso con la democracia en un momento en que Atenas había perdido los recursos de la Liga de Delos y su situación financiera era precaria. La tarifa era de un óbolo por día, pero pronto se elevó a tres; en la década de 320 era una dracma (seis óbolos) para las dos reuniones menos importantes por pritanía y nueve óbolos para la reunión principal. La remuneración se introdujo no solo como una afirmación de los principios democráticos después del régimen de los Treinta,

En el siglo IV, los atenienses no estaban dando la espalda a los principios democráticos tanto como refundando Atenas después de los horrores de la guerra civil. La democracia era más consciente de sí misma, no menos democrática. Otros debates actuales apuntan en la misma dirección. Mencioné anteriormente que Thrasybulus había ofrecido la ciudadanía a los esclavos y metecos en su ejército rebelde cuando se restauró la democracia. Cuando el asunto salió a debate en 403, la propuesta de Thrasybulus fue más o menos rechazada. Esto parece injusto, pero fue el resultado de una intensa discusión sobre ciudadanía. La propuesta de Thrasybulus quedó en nada, pero tampoco una propuesta alternativa, que, como en muchos otros estados, la ciudadanía debería estar restringida a los terratenientes, lo que habría privado de sus derechos a varios miles de los atenienses más pobres. Y otro resultado del debate fue el restablecimiento de la estricta ley de ciudadanía de Pericles de 451/0, que había caducado durante la escasez de mano de obra de la última década de la guerra. De hecho, la ley pronto se reforzó con una prohibición absoluta de que un ciudadano varón se casara con una mujer no ciudadana. El efecto de todo esto fue reforzar la democracia al crear un sentido de los de adentro y los de afuera, y el efecto se vio reforzado por la colocación prominente de inscripciones en honor a quienes habían apoyado la democracia de una forma u otra.

El nuevo profesionalismo

La falta de tributos de los aliados dejó a la Atenas del siglo IV sin dinero y dependiendo en gran medida de sus ciudadanos adinerados, que naturalmente protestaron. No estaban tan bien como sus predecesores en el siglo quinto. Todo el sistema financiero necesitaba tomar en la mano. En primer lugar, se levantó un censo del valor de la propiedad de cada terrateniente, para que los impuestos pudieran distribuirse equitativamente. Luego, en la década de 350, surgieron dos nuevas y poderosas tesorerías, el Fondo Militar y el Fondo Teórico (que era, en su origen, un fondo para pagar la asistencia de los ciudadanos a festivales y espectáculos públicos). Una década o dos antes se había introducido una nueva forma de presupuestación, mediante la cual a cada autoridad de gasto se le asignaba una proporción fija del dinero disponible para cada pritanía, dependiendo de las necesidades proyectadas: un sistema bastante rígido, lo que tendía a dejar a las juntas sin dinero en aquellos años (y hubo muchos de ellos en el siglo IV) cuando los ingresos atenienses eran bajos. En los años 360, los juicios a veces tenían que cancelarse por falta de dinero para pagar a los jurados.

Si hubo algún excedente, en tiempo de paz fue al Fondo Teórico, y en tiempo de guerra al Fondo Militar; ambos fondos también recibieron sus propias asignaciones regulares. El Fondo Militar estuvo siempre controlado por un solo funcionario, y el cargo era electivo, no sujeto a sorteo, y podía repetirse año tras año. Así como los hombres ambiciosos del siglo V se habían aprovechado del hecho de que el cargo de general era un cargo elegido para obtener poder personal, los administradores financieros ahora comenzaron a explotar la misma característica de sus cargos. El Theoric Fund fue originalmente administrado por una junta de diez, pero en la década de 340 también comenzó a elegirse un solo tesorero para este fondo. Ambos fondos, a veces en paralelo, a veces alternativamente, llegaron a ser muy ricos y sus tesoreros correspondientemente poderosos. El Tesorero del Fondo Teórico en algún momento también obtuvo el control de todos los antiguos comités financieros del Consejo. Pero su poder no amenazó a la democracia más de lo que lo hizo Pericles en el siglo quinto. Estos hombres siempre podrían ser humillados si se comportaban de manera irresponsable. Eubulus de Probalinthus, reelegido como interventor financiero casi todos los años del 353 al 342, usó su autoridad para introducir un mayor grado de cautela fiscal.

En el ámbito militar, los generales continuaron la tendencia iniciada durante la Guerra del Peloponeso y tendieron a especializarse más en asuntos militares que políticos, al igual que Eubulus y otros especialistas en política. Los generales atenienses incluso se contrataron en el extranjero, entre sus citas en Atenas. La era del aficionado estaba pasando. Otro paso importante hacia el profesionalismo fue dado por el desarrollo de la ephēbeia (el Cuerpo de Cadetes, literalmente, "aquellos en el umbral de la edad adulta"). Este era un cuerpo de jóvenes que, a la edad de dieciocho años, se embarcaron en dos años de entrenamiento disciplinado, como una especie de Servicio Nacional; la práctica llegó a ser imitada por muchos otros estados. Hicieron juramento de defender la patria, obedecer las leyes y las autoridades y honrar los cultos del Estado.

En el primer año, que consistió en gran parte en la formación básica, fueron destinados en fortalezas en el Pireo; en el segundo, tenían su base en fortalezas en el campo ático, con el trabajo de patrullar las fronteras contra las incursiones enemigas y los esclavos fugitivos. Fueron entrenados para luchar contra hoplitas y tropas armadas ligeras. Al igual que en el agōgē espartano, los jóvenes estaban unidos por competencias atléticas, cenas comunitarias y actuaciones compartidas en festivales religiosos. Cada efebo recibió un estipendio, y al final del primer año de entrenamiento recibió un escudo y una lanza por parte del estado. En Atenas, durante el período en que la ephēbeia fue financiada así por el estado (335-322), parece que más de la mitad de los jóvenes de dieciocho años disponibles se unieron, entre quinientos y seiscientos al año. dando al ejército un buen núcleo de soldados entrenados pero sin llegar a las familias más pobres. Pero cuando el efebato fue revivido en 306, se redujo a un año y, con un enfoque tanto en actividades culturales como militares, se convirtió gradualmente en una especie de escuela de perfeccionamiento para unas pocas docenas de sonidos de familias ricas.

Los nuevos profesionales del siglo IV estaban replanteándose sus campos. Se escribieron tratados técnicos sobre medicina (el amplio corpus de obras atribuidas, casi siempre erróneamente, al Hipócrates de Cos del siglo V), arquitectura, asedio, retórica, música, urbanismo, teoría del arte y teatro. En sus primeros trabajos, escritos en los años 390 y 380, Platón hizo que su mentor, Sócrates (o una versión ficticia de él), se relacionara con una amplia gama de expertos (poetas, sofistas, oradores, generales y políticos) y les mostrara a todos como ignorantes sobre los temas fundamentales de su trabajo. Platón estaba tratando de demostrar que la filosofía tal como él la entendía, o más bien tal como estaba en el proceso de inventarla, era la única fuente verdadera de educación e incluso de autoperfeccionamiento. Mientras tanto, Isócrates, con su escuela de retórica, estaba haciendo el mismo reclamo educativo por lo que él llamó "filosofía"; se desconocen los detalles, pero tenía un método diseñado para inculcar puntos de vista morales y políticos apropiados (según sus luces) en sus alumnos. Aristóteles, que llegó a Atenas procedente de Calcídica en el año 367 para estudiar en la Academia de Platón, marca la culminación de esta tendencia hacia la sistematización del conocimiento. Partiendo de unos pocos principios (pero por lo demás rechazando el tipo de especulaciones teóricas que caracterizaban a la Academia), pretendía decir la última palabra sobre todo, desde la constitución política ideal hasta la naturaleza de Dios. quien llegó a Atenas desde Calcídica en 367 para estudiar en la Academia de Platón, marca la culminación de esta tendencia hacia la sistematización del conocimiento. Partiendo de unos pocos principios (pero por lo demás rechazando el tipo de especulaciones teóricas que caracterizaban a la Academia), pretendía decir la última palabra sobre todo, desde la constitución política ideal hasta la naturaleza de Dios. quien llegó a Atenas desde Calcídica en 367 para estudiar en la Academia de Platón, marca la culminación de esta tendencia hacia la sistematización del conocimiento. Partiendo de unos pocos principios (pero por lo demás rechazando el tipo de especulaciones teóricas que caracterizaban a la Academia), pretendía decir la última palabra sobre todo, desde la constitución política ideal hasta la naturaleza de Dios.

El siglo IV fue el momento en que se inventó la filosofía tal como la entendemos; entre la época de Sócrates y Aristóteles, se establecieron las reglas fundamentales del razonamiento lógico y se lograron grandes avances en todas las demás ramas de la filosofía, desde la epistemología hasta la ética. Fue la época en que se desarrollaron las reglas del habla y la escritura elegantes y persuasivas, que culminaron en El arte de la retórica de Aristóteles, en el que se identifican los tres tipos principales de hablar en público (hablar para exhibirse, o en los tribunales de justicia, o en un asamblea política de masas) y se explica detalladamente la manera de hablar adecuada a cada tipo, así como los principios generales de la retórica. Los poetas y dramaturgos se diferenciaron cada vez más de los escritores en prosa al centrarse más en el entretenimiento que en la instrucción.

Lisipo de Sición, que estuvo trabajando entre 370 y 310 aproximadamente (y que se convertiría en el escultor favorito de Alejandro Magno, el que lo retrató como a él le gustaba que lo vieran), inventó un nuevo canon para retratar el cuerpo humano:

Hizo la cabeza más pequeña que la de sus predecesores y el cuerpo más esbelto y firme, de modo que sus estatuas parecían más altas de lo que eran. … Solía ​​decir que hizo a los hombres como los visualizaba, mientras que sus predecesores los hicieron como eran.

A pesar de esta broma final, el objetivo de Lisipo era el realismo: el nuevo canon, a pesar de todas sus ligeras distorsiones del cuerpo humano, permitía que las estatuas fueran más realistas para el espectador. Los artistas todavía retrataban a los hombres como generalizaciones —hombre de coraje, hombre de destino, rey— pero a medida que avanzaba el siglo, la individualización dejó una huella cada vez mayor en su trabajo, y lo veremos florecer dentro de unas pocas décadas. El siglo IV fue una época de guerras fútiles y brutales, pero también fue una época de gran inventiva y creatividad, cuando el conocimiento humano se sistematizó al tiempo que se abrían nuevos campos.