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martes, 28 de octubre de 2025

SGM: ¿Cómo reaccionó el pueblo alemán cuando cambió el rumbo de la guerra para Alemania?

¿Cómo reaccionó el pueblo alemán cuando cambió el rumbo de la guerra para Alemania?

Quora
 

Adolf Galland, as de la Luftwaffe y más tarde general de las fuerzas de caza (el más joven a esa fecha), cuenta en sus memorias que el pueblo alemán adivinó el final del partido con el bombardeo aéreo de Hamburgo, el verano de 1943.

Para la aviación aliada, Hamburgo es el premio gordo: es el primer puerto y la segunda ciudad más grande de Alemania, además de base naval y de submarinos, y con un distrito industrial que produce maquinaria y material de guerra.

La Luftwaffe también lo sabe, y prepara una defensa aérea efectiva. Estaciones de radar iluminan toda la costa de Alemania y Holanda, mientras escuadrillas de cazas nocturnos patrullan en zonas de espera la llegada de la aviación enemiga. Todo se coordina desde un búnker con un gran mapa, con lámparas de colores que indican las posiciones de los grupos de caza propios y enemigos. Una legión de jóvenes telefonistas y radiooperadoras transmite reportes y órdenes a las distintas bases en la costa del Atlántico.

Los Aliados se turnan para bombardear Alemania. La RAF por las noches y la USAAF durante el día. Los ingleses al principio vuelan si escolta y en formaciones cerradas, fáciles de detectar por el radar y focos luminosos, y la Luftwaffe empieza el partido con el marcador arriba, mientras los ingleses soportan fuertes pérdidas.

Los norteamericanos estrenan su fuerza de bombarderos en Europa confiando en su techo de servicio superior al de los cazas alemanes, y formaciones cerradas fuertemente artilladas que al principio intimidan a los pilotos germanos, pero la Luftwaffe se acomoda al nuevo desafío y opera con aviones armados a niveles fuera de proporciones: cañones de 20, 30 y hasta 50mm, y cohetes de alto explosivo capaces de despedazar un bombardero a 30 metros a la redonda.

Los mandos celebran victorias y marcan con cruces las ciudades bombardeadas en sus mapas, pero las bases aéreas en Inglaterra, África y Rusia reciben tripulaciones con stress port-traumático.
El poeta Randall Jarrell, sirviendo en la USAAF, describe cómo los restos de algunos artilleros se deben retirar "con manguera y agua".

Los mandos aéreos angloamericanos preparan durante semanas el primer bombardeo estratégico de la Historia contra una ciudad. Bautizada Operación Gomorra, su objetivo es sencillo: regar con bombas la ciudad de Hamburgo "hasta dejarla plana", esquivando la compleja red de radar y defensa antiaérea alemana.

En paralelo, los técnicos de radar ingleses juegan un ajedrez de guerra electrónica contra sus rivales alemanes. Cada bando estrena trucos ingeniosos para engañar al adversario.

En el lado británico trabaja Joan Curran, una estudiante de Fisica que inventa un método para cegar el radar enemigo. Bautizado con el nombre en clave "Window", consiste en lanzar desde el aire cientos de kilos de chaff, tiras de aluminio cortadas al mismo largo de la longitud de onda del radar alemán, para producir reflejos de gran intensidad que saturan los equipos y dejan las pantallas en blanco.

Horas antes de Gomorra, bombarderos de la RAF lanzan toneladas de chaff en distintas zonas del perímetro de vigilancia del radar alemán. La Luftwaffe queda sorda y ciega, incapaz de prever lo que se les viene.

Los ingleses tienen el mayor interés en devolver los pelotazos a Hitler, después que la Luftwaffe moliera sus ciudades durante el Blitz de 1940, la fase de bombardeos de la Batalla de Inglaterra.

En esos días la Luftwaffe también trataba de quebrar la voluntad del enemigo con bombardeos terroristas contra la población civil. Los bombarderos He-111 llegaron a lanzar hasta minas navales que descendian en paracaídas sobre las calles, con efectos inolvidables.

El 24 de Julio de 1943, la RAF finalmente "se arremanga" para Gomorra: poco antes de la medianoche, 791 bombarderos pesados Lancaster y Halifax despegan cargados con casi 12 toneladas de bombas cada uno, incluyendo incendiarias, de fósforo y de demolición.
El arsenal incluye innovaciones como las
cookies ("galletas"), cilindros cargados con casi 2 toneladas de Amatol o Torpex, que estaban entre los explosivos más poderosos de la era pre-nuclear.
La prensa británica los bautiza
blockbusters ("destructores de manzanas"), aludiendo a su radio de acción.

El plan está estudiado hasta en sus menores detalles y con innovaciones técnicas. Las escuadrillas cruzan el Mar del Norte en formaciones dispersas para no alertar el radar, y sólo se concentran sobre el blanco.

Los Pathfinders llegan primero a marcar los blancos con bengalas colgando de paracaídas ("árboles de Navidad"), y el nuevo sistema de radar H2S, que permite ver calles y edificios aunque estén cubiertos de humo o nubes.

Las baterías antiaéreas abren fuego pero ya es tarde. La población de Hamburgo despierta en el infierno: las bombas destruyen edificios en cuestión de minutos, y la concentración de bombas incendiarias produce vórtices de llamas de decenas de metros de altura, alcanzando temperaturas de 600 grados Celsius, que incineran a quienes no alcanzan a salir de sus dormitorios.

La enorme diferencia térmica, sumada al clima de verano y toneladas de fósforo lanzadas, produce una convección de aire y fuertes vientos que aumentan la conflagración, y Hamburgo se convierte en tormenta ígnea, el mismo fenómeno físico de incendios forestales de fuerza tal que se hacen autosustentados, imposibles de detener hasta que se agota el combustible u oxígeno.

La población corre a los refugios antiaéreos subterráneos como se les ha instruido, pero los siniestros consumen el oxígeno y decenas de miles de civiles -en su mayoría mujeres y niños, morirán asfixiados e incinerados en los bunkeres.

Tres días después, la RAF descarga su segundo ataque con 739 aparatos. Los blancos son barrios de "blocks" obreros del anillo industrial de Hamburgo, densamente poblados. Los bomberos y equipos de emergencia de todas las ciudades de la zona se concentran en Hamburgo pero no pueden hacer casi nada.

El tercer ataque británico ocurre la noche del 28 de Julio, donde 726 bombarderos siguen castigando otros barrios de la ciudad-puerto, para terminar con un mazazo final el 2 de Agosto, con 740 aviones, que por el mal tiempo terminan lanzando sus bombas en cualquier lugar. A esas alturas la puntería da lo mismo.

Los sobrevivientes se dispersan por centros de asistencia de toda la región, contando sus testimonios terribles y exhibiendo quemaduras impresionantes. El rumor corre por todo el Reich: "lo de Hamburgo le puede ocurrir a cualquier otra ciudad de Alemania".

El jefe de la Luftwaffe y canciller del Reich, Hermann Göring, ni siquiera se aparece en Hamburgo. En otro tiempo la autoridad más popular de Alemania después del Führer, "Hermann" -como le llamaba el pueblo, había prometido que ni una sola bomba caería sobre el Reich, gracias a "su Luftwaffe".

La realidad es que Hitler agota todas sus reservas en 1942, y desde ese año juega apostando todas las fichas en la mesa. La Luftwaffe no logra compensar las pérdidas. Los bombardeos frenan la producción de aviones, y en 1943 el piloto de caza promedio tiene menos de 160 horas de vuelo.

Los alemanes seguirán luchando con patriotismo y coraje inéditos. Sus científicos y técnicos van a inventar nuevas armas revolucionarias que van a seguir sorprendiendo a los Aliados hasta el último día, pero los números no cuadran para el Ministerio de Armamentos. Alemania lucha en dos frentes y su industria se asfixia cada día con los bombardeos aliados. El resto es Historia pero Hamburgo lo supo primero.




jueves, 16 de octubre de 2025

Nazismo: Aktion Feuerland, la huida de Hitler a la Patagonia

¿Hitler escapó de Berlín y murió en la Patagonia?

La historia oficial asegura que el nazi se suicidó junto a su esposa hace 70 años en el bunker subterráneo de la cancillería de Berlín, cercado por el Ejército Rojo. Otros investigadores sostienen que huyó y pasó sus últimos días en el sur argentino. Detalles del Proyecto Tierra del Fuego que trajo a Hitler hasta la Patagonia.
El Patagónico



"Hitler está vivo, escapó a España o Argentina", había dicho Stalin para responder a una pregunta de James Byrnes, secretario de Estado norteamericano, durante la conferencia de Potsdam, el 17 de julio de 1945. El dictador soviético acusaba a los aliados occidentales de ser cómplices de la huida del líder nazi. En el mes anterior, el general Gueorgui Zhúkov, uno de los más destacados generales del Ejército Rojo, se había pronunciado en el mismo sentido durante una rueda de prensa. Hitler posiblemente escapó en avión antes de que se cierre el cerco sobre Berlín, aseguró.
¿Pero no eran los rusos los que habían encontrado los restos de Hitler y de su esposa Eva Braun? ¿Se trataba solo de acusaciones del astuto Stalin para sembrar discordia en la antesala de la Guerra Fría? Rápidos de reflejos, los ingleses encomendaron su propia investigación a Hugh Trevor Roper, que servía como oficial de inteligencia. 

A través de varias entrevistas con miembros del séquito de Hitler llegó a la conclusión "terminante" del suicidio. Concluyó que Hitler se casó con Eva Braun el 29 de abril de 1945 y al otro día ambos se quitaron la vida en el bunker subterráneo de la Cancillería, rodeados de tropas rusas. Luego, sus cuerpos fueron quemados en los jardines del edificio por sus acólitos, dentro del cráter provocado por una bomba.



Trevor Roper publicó su trabajo en 1947 en formato de libro (Los últimos días de Hitler) y este fue fundacional para la teoría del suicidio. La mayor parte de los investigadores que lo sucedieron lo citaron de una y otra manera, sin poner en duda sus conclusiones. A Trevor Roper se sumó Michael Musmanno, uno de los jueces norteamericanos del proceso de Nüremberg. 

Musmanno hizo su propio libro con entrevistas a funcionarios nazis (Los últimos testigos de Hitler). El magistrado norteamericano llegó a conclusiones similares a las de Trevor Roper.
Trevor Roper y Musmanno instalaron la teoría del suicidio en base a testimonios orales
Pero, más allá de los testimonios de los que "vieron morir a Hitler", ¿había otras pruebas? ¿Dónde estaba el cuerpo? Tras la muerte de Stalin, en 1953, los rusos informaron que sí tenían restos del Führer y que habían sido debidamente identificados. Los puentes dentales habían sido la prueba clave para concluir que era Hitler.

Luego, los cadáveres de Hitler, su esposa y los de la familia Goebbels fueron enterrados bajo un cuartel de Magdeburgo. En 1970 todos los cuerpos fueron exhumados y -salvo un pedazo de cráneo de Hitler- fueron incinerados y las cenizas arrojadas al mar. En los 90, los rusos exhibieron por primera vez lo que se suponía era el último vestigio del esqueleto de Hitler. Decían que era una prueba concluyente, que acallaría los rumores. Pero expertos convocados para una investigación de History Channel revelaron que se trataba del trozo de cráneo de una mujer de entre 20 y 40 años.

Investigadores confirmaron que el cráneo exhibido como del dictador Adolf Hitler era de una mujer de entre 20 y 40 años
Las contradicciones, las versiones cruzadas, la falta de pruebas tangibles abonaron el terreno para que se generara una línea de investigación paralela, que rechazó la versión oficial y buscó saber qué había realmente detrás de la muerte de Hitler. 



El húngaro-argentino Ladislao Szabo lanzó la primera piedra en 1947, con su libro Hitler está vivo, que sostenía que el líder del Tercer Reich había logrado escapar de Europa en submarino. Varios recogieron el guante y siguieron las pistas con el correr de los años. Jeff Kristenssen (seudónimo del capitán Manuel Monasterio) o el italiano Patrick Burnside fueron algunos de ellos. En los últimos años, profundizaron la investigación dos británicos, Simon Dunstan y Gerrard Williams, con Lobo Gris y un argentino, Abel Basti, con El exilio de Hitler y otras publicaciones.

Ellos continuaron la zaga, aportaron datos y dieron por hecho que el dictador nazi huyó y vivió tranquilamente en la Argentina. Hasta dicen el día exacto en que murió. Revelaron que otros dos "muertos" en 1945, Martín Bormann -mano derecha de Hitler- y Heinrich Müller, jefe de la Gestapo, habrían sido los que urdieron el plan de escape.

Hitler en la Argentina. ¿Fantasía o realidad?

Luego de recordar la falta de evidencia forense sobre la muerte de Hitler y su esposa, tanto Dunstan y Williams como Basti se preguntan por qué los servicios de inteligencia de los Estados Unidos continuaron buscando a Hitler y recibiendo informes de sus agentes desde Sudamérica, donde varias personas aseguraban haber visto a Hitler. Cables desclasificados en los últimos años así lo indican.

"Si uno accede a los medios de época, diarios, agencias de noticias, emisiones radiales y demás, la noticia es que Hitler escapó. Que luego haya cambiado, es otra cosa", señaló Basti, recordando la historia de Stalin con Byrnes, citada al principio de la nota.

¿Pero cómo era posible que Hitler haya burlado el cerco? ¿De quién era el cuerpo encontrado? La respuesta a la primera pregunta: con complicidad de los aliados occidentales. La segunda: con un doble. De hecho Dunstan y Williams afirman que el que aparece en la última filmación conocida de Hitler no es él, sino Gustav Weber, uno de sus dobles. 



La cinta fue grabada el 20 de marzo de 1945 y se ve a Hitler -o a su doble- junto a Artur Axmann, líder de las juventudes hitlerianas, entregando medallas a los niños-soldados que defendían las ruinas del Tercer Reich. Para llegar a esta conclusión, los autores de Lobo Gris recurrieron a análisis faciales de un destacado experto británico que trabaja con la policía científica. Luego del escape de Hitler del bunker, el desafortunado Weber recibió un disparo y fue "plantado" como el cadáver de Hitler.

El pacto con los aliados

El año 1943 marcó un quiebre en la guerra. El Eje estaba en retirada y ya quedaba claro que los Aliados avanzaban hacia una clara victoria. Consciente de esto, Bormann planificó la Aktion Feuerland (Proyecto Tierra del Fuego) con la intención de pactar con Occidente el escape de Hitler, de él mismo y la evacuación del tesoro nazi, proveniente de años de rapiña en los países ocupados y que incluía innumerables obras de artes saqueadas. A cambio, el secretario del Führer ofrecía información sensible sobre las avanzadas armas secretas nazis y la ubicación de los investigadores y técnicos, para que Estados Unidos pueda reclutarlos. Además, ofertaba la rendición del millón de hombres de la Wehrmacht que todavía combatían en Italia.

Pero no todo eran promesas, también había amenazas. Una, volar por los aires las minas en donde estaban escondidas miles de obras de arte robadas por los nazis y que representaban lo mejor de la cultura europea de siglos. Además, estaba el rumor de que el Reich tenía misiles de largo alcance -similares a la V2- con capacidad de atacar la costa este de los Estados Unidos. Prometía desactivarlos como parte de la negociación.

El interlocutor de Bormann -que negociaba a través de "Gestapo" Müller y de Ernst Kaltenbrunner- era nada menos que Allen Dulles. ¿Quién era? Dulles dirigía en Suiza el principal centro europeo de la OSS, la Oficina de Servicios Estratégicos, el servicio de inteligencia de los Estados Unidos durante la guerra. Dulles venía haciendo su trabajo con habilidad, reclutando agentes a lo largo y ancho del viejo continente, muchos de ellos diplomáticos nazis. 

Ante el inminente choque con el bloque comunista, Dulles creyó más importante negociar con Bormann para sumar la tecnología alemana a la causa anticomunista que el destino de Hitler, ya derrotado. Más tarde, Dulles fue el primer director civil de la CIA. Esa central casi no tuvo actividad en relación a la búsqueda de Hitler en Sudamérica, al contrario que el FBI. 


¿Por qué Argentina? El rol de Perón

Con algunas mínimas diferencias, Dunstan-Williams y Basti coincidieron en que Hitler dejó el bunker a pie por una conexión con el metro de Berlín, de allí voló en avión a Dinamarca, luego a España, para embarcar en un submarino en las Islas Canarias. Destino final: las costas patagónicas. 

En el sur argentino lo esperaba Hermann Fegelein, casado con Gretl Braun, la hermana de Eva. Fegelein había escapado poco antes y también se había montado una puesta en escena en Berlín para fingir su muerte. Uno de los pilotos que trasladó a Hitler, el capitán Baumgart, habló del tema en 1947. Así lo reflejan los diarios de la época. Incluso lo declaró en la corte de Varsovia. Pero nadie lo escuchó y se perdió en el olvido.

Argentina fue uno de los últimos países en declararle la guerra al Eje y permitió el accionar de espías nazis casi sin molestarlos. En los dos últimos años del mayor conflicto bélico de la historia, Bormann transfirió activos a la región -sobre todo a la Argentina- por más de 6 mil millones de dólares. Uno de los principales contactos en Buenos Aires era el empresario Ludwig Freude, cercano a Juan Domingo Perón, y cuyo hijo, Rodolfo Freude, fue secretario del líder justicialista durante sus primeras presidencias. El ingreso de científicos alemanes al país -y también muchos criminales de guerra nazis- era parte de la contraprestación.

La cifra millonaria sirvió para abrir cuentas bancarias, comprar patentes industriales, montar empresas y comprar el silencio de varios. La colectividad alemana, de fuerte presencia en el sur argentino, tuvo su rol en preparar el terreno para la llegada de Hitler a un paraíso montañoso similar al que el dictador tanto amaba en su Baviera. Los autores de Lobo Gris le dan un rol preponderante a Eva Perón, y aseguran que durante su recordado viaje a Europa, en 1947, mantuvo un encuentro con Bormann, que se había quedado un tiempo más allí. Aseguran que la esposa de Perón facilitó la llegada de Bormann a Buenos Aires, pero rompió el pacto y solo "devolvió" el 25% del dinero transferido.

En esa época, los diputados Silvano Santander y Raúl Damonte Taborda denunciaron la actividad nazi en la Argentina y sus presuntos vínculos con el cada vez más poderoso Perón. Pero -producto de esta actividad- tuvieron que partir al exilio en Uruguay luego del golpe del 4 de junio de 1943.

Hitler en Argentina

Hitler habría pasado su primera noche argentina en Necochea. Luego habría volado a Neuquén y de allí al aeropuerto de Bariloche, que en esa época estaba en terrenos de la estancia San Ramón. "Un lugar cerrado y controlado totalmente por alemanes". Ex marinos del Graf Spee, hundido frente a las costas de Montevideo tras la batalla del Río de la Plata, oficiaron de custodios de Hitler.

San Ramón cobijó durante nueve meses al matrimonio Hitler y a su perra Blondi, que también había hecho la travesía en el submarino U-518, que los trajo de Europa. Luego de ese tiempo, se mudaron al refugio que el dinero de Bormann había permitido construir a unos 100 kilómetros de allí. El lugar era Inalco, sobre la frontera chilena, cerca de Villa La Angostura. La nueva casa de Hitler tenía una construcción similar al Berghof, el lugar de descanso que el dictador tenía en Obersalzberg, en los Alpes Bávaros.

Dunstan y Wiliams aseguraron que Hitler hizo viajes a Laguna Mar Chiquita, en Córdoba, donde fue sometido a una operación para sacarle astillas de una vieja herida producida por la bomba del atentado del 20 de julio de 1944. También habría pasado por La Falda, para visitar al matrimonio Eichhorn, una pareja alemana que había aportado dinero a la causa nazi desde el principio. La impunidad era tal que un informe del FBI, publicado en Lobo Gris, da cuenta de un agente que vio a Hitler "de vacaciones" en Casino, Brasil, en 1947. 

Los supuestos pasos de Hitler por Argentina fueron presenciados por innumerables testigos, entrevistados por los autores. Incluso un ex custodio de Perón les contó que el tres veces presidente se reunía con toda naturalidad con Bormann.

Los hijos de Hitler. Su muerte.

Los investigadores afirmaron que Hitler y Eva Braun tuvieron al menos una hija. Úrsula o "Uschi", nacida antes de la guerra, en 1938, y ocultada a la opinión pública alemana. También se había ocultado durante años su relación con Eva. Otra versión habla de otra hija o un hijo nacidos en Argentina. 

En donde difirieron Dunstan y Williams con Basti es en la fecha y el lugar de muerte de Hitler. Para los primeros, el "cabo austríaco" expiró el 13 de febrero de 1962 en La Clara, lugar adonde se había mudado tras el golpe de Estado que derrocó a Perón en 1955. Abandonado por Eva, que se había ido a Neuquén, Hitler habría muerto rodeado de su último custodio, Heinrich Bethe, y de su médico, Otto Lehmann.

Para Basti, el deceso de Hitler se produjo en Paraguay, el 3 de febrero de 1971. A tierras guaraníes habría viajado el ex dictador nazi, temiendo que la caída de Perón pudiese derivar en el retiro de la protección. Según Basti, Stroessner dio asilo a Hitler en sus últimos días. ¿Aparecerá alguna vez el cadáver de Hitler? Basti dice que sí. "En este tipo de historias ocultas y secretas, se van revelando más datos con el transcurso de los años. Toda la información termina saliendo a la luz, incluso la ubicación exacta de los restos", concluyó, según resumió el portal Infobae. 


domingo, 12 de octubre de 2025

SGM: Asalto a Berlin y caída del Reichstag

La caída de Berlín: "¡Lo acabamos!"

 

Fotografía de un soldado soviético izando una bandera roja sobre el Reichstag capturado, que posteriormente se conocería como la Bandera de la Victoria, uno de los símbolos de la Gran Guerra Patria. Esta forma parte de una serie de fotografías tomadas por Yevgeny Khaldei en el tejado del Reichstag.


Los ejércitos de Wenck intentan abrirse paso hacia Berlín.

Solo en la mañana del 28 de abril de 1945, las divisiones del 12.º Ejército alemán de Wenck habían tomado sus posiciones iniciales entre Belzig y Wittenberg. Solo quedaban pequeñas retaguardias en el Frente Occidental, dedicadas al minado continuo. La fuerza de ataque incluía las divisiones de infantería "Ulrich von Hutten", "Ferdinand von Schill" y "Scharnhorst".

La 17.ª Brigada Mecanizada de la Guardia del 6.º Cuerpo Mecanizado de la Guardia y la 70.ª Brigada de Artillería Autopropulsada . Por la tarde, los nazis irrumpieron en el bosque de Leninerforst, donde se encontraron con los restos de las divisiones de Potsdam y Friedrich Ludwig Jahn en retirada.


Las unidades avanzadas alemanas se encontraban a 15 km del cruce del río Havel, al suroeste de Potsdam. Sin embargo, los alemanes no pudieron avanzar más y se vieron atascados. No contaban con suficientes fuerzas ni recursos, ni con unidades móviles sólidas, que siempre constituían la base de los grupos de ataque alemanes.

El comandante del 4.º Ejército de Tanques de la Guardia, Lelyushenko, envió refuerzos: la 35.ª Brigada Mecanizada de la Guardia y el 5.º Cuerpo Mecanizado de la Guardia de Ermakov atacaron el flanco enemigo. Además, una brigada del 10.º Cuerpo de Tanques fue retirada del asalto a Berlín. El mando del 1.er Frente Ucraniano (1.er UF) concentró reservas en las zonas de Zossen, Luckenwald y Juterborg. La situación era difícil y el mariscal Konev no quería correr riesgos; el enemigo en la zona de Berlín debía ser liquidado.


El soldado de la Guardia M.A. Shidlovsky con una ametralladora DP cerca de una casa destruida en Berlín.

Toma del centro de Berlín


A finales del 27 de abril, el grupo alemán se encontraba atrapado en una estrecha zona que se extendía de este a oeste a lo largo de 17 km y tenía entre 3 y 5 km de ancho. Esta zona estaba completamente bajo el fuego de las tropas soviéticas, y la guarnición alemana se encontraba en una posición desesperada ( «Los guardias se abrieron paso a través de las densas defensas enemigas» ). El 28 de abril, las tropas del 2.º Ejército de Tanques de la Guardia de Bogdanov lanzaron una ofensiva en dirección al parque Tiergarten. La defensa alemana se basó en tanques y cañones autopropulsados ​​excavados en el suelo. La mayoría de los cañones del ejército, e incluso las instalaciones de artillería de cohetes, se dispusieron a disparar directamente. El 3.er Ejército de Choque despejó la zona de Moabit, al norte del Reichstag, y alcanzó las orillas del Spree. El 9.º Cuerpo de Fusileros del 8.º Ejército de la Guardia de Chuikov, junto con el 11.º Cuerpo de Tanques de la Guardia, tomó la estación de tren de Anhalt. A medida que las tropas soviéticas avanzaban hacia el centro de la ciudad, la resistencia nazi se fortalecía y se tornaba cada vez más violenta. Las tropas alemanas restantes, cuya densidad había aumentado, luchaban desesperadamente. Las batallas se libraban ahora por cada edificio y cada intersección.



Una columna de tanques pesados ​​soviéticos IS-2 en una de las calles de Berlín.

"La densidad de nuestras formaciones de combate aumentó", señaló Chuikov. "Las maniobras de fuego se redujeron al máximo. Llegó el momento en que avanzar podía compararse con el trabajo de los tuneladores de minas. Solo a través de brechas en gruesos muros de piedra, a través de montones de escombros, a través de montones de bloques de hormigón armado con armaduras rotas, podíamos abrirnos paso de una calle a otra, de una manzana a otra.

Los tanques del 1.er Ejército de Tanques de la Guardia de Katukov, apretados en las estrechas calles, avanzaron en columnas y sufrieron grandes pérdidas. Había una grave escasez de infantería. Incluso la compañía de seguridad del cuartel general del ejército, compuesta principalmente por veteranos de guerras anteriores, fue enviada al combate. Las unidades de estado mayor, tanto en unidades como en formaciones, fueron enviadas al combate.

Unidades del 3.er Ejército de Tanques de la Guardia de Rybalko se abrieron paso desde el sur, penetrando en la zona ofensiva de las tropas de Zhukov.


Una columna de tanques pesados ​​soviéticos IS-2 en las calles de Berlín. Al fondo, camiones ZIS-5 y Studebaker US6.

Por la tarde, Konev solicitó a Zhukov que modificara la dirección del avance de sus ejércitos de Chuikov y Katukov. Zhukov envió un informe al Cuartel General, indicando que el avance de las tropas de Konev en la retaguardia del 8.º y el 1.er Ejército de Tanques de la Guardia estaba creando confusión y mezcla de unidades, y que cualquier movimiento adicional agravaría la confusión y perturbaría el control. También se señaló que esta situación se debía al deseo de Konev de ser el primero en tomar las instituciones centrales del Tercer Reich. El comandante del frente propuso establecer una línea divisoria entre los frentes.

Stalin estableció una línea divisoria, que se desplazó hacia el noroeste, aislando a las tropas de Konev del Gran Berlín y del Reichstag. Para entonces, unidades del 3.er Ejército de Choque se encontraban a orillas del Spree, en el puente Moltke.

Konev señaló:

La conversación telefónica que tuve con Pavel Semenovich (Rybalko, autor) sobre este asunto fue bastante desagradable. Me dijo que no entendía por qué el cuerpo, que ya apuntaba al centro de la ciudad, giraba hacia el oeste siguiendo mis órdenes, cambiando la dirección de la ofensiva. Comprendí perfectamente las preocupaciones del comandante, pero solo pude responder que la ofensiva del 1.er Frente Bielorruso sobre Berlín avanzaba con éxito y que el centro de Berlín, a lo largo de la línea divisoria establecida, estaba entrando en la zona de operaciones del 1.er Frente Bielorruso.


Una salva de lanzacohetes BM-13 (Katyusha) en Berlín, 29 de abril de 1945.

Los alemanes lucharon hasta el final

Los alemanes lucharon hasta el final, sin esperanza de salvación. El mariscal Konev recordó:

Durante la operación de Berlín, los nazis lograron destruir e inutilizar más de ochocientos de nuestros tanques y cañones autopropulsados. Además, la mayor parte de estas pérdidas se produjeron en batallas en la propia ciudad.

Para reducir las pérdidas causadas por los Faustpatrones, introdujimos un método simple pero muy efectivo durante las batallas: creamos el llamado blindaje alrededor de los tanques: colgábamos láminas de hojalata o hierro sobre el blindaje. Los Faustpatrones, al impactar contra un tanque, penetraban primero este obstáculo insignificante, pero detrás de este había un vacío, y el cartucho, al impactar contra el blindaje del tanque y ya habiendo perdido su fuerza reactiva, rebotaba con frecuencia sin causar daños. ¿Por qué se utilizó este blindaje tan tarde? Al parecer, porque prácticamente nunca nos encontramos con un uso tan amplio de los Faustpatrones en batallas callejeras, y en condiciones de campo no se les tenía especialmente en cuenta.

Los batallones de la Volkssturm, en los que predominaban ancianos y adolescentes, estaban especialmente bien provistos de Faustpatrones. El Faustpatrone es uno de esos medios que pueden generar confianza psicológica en personas que no están físicamente preparadas ni entrenadas para la guerra, creyendo que, tras haberse convertido en soldados ayer, pueden realmente hacer algo hoy.

Cabe mencionar que estos fáustniks, por regla general, lucharon hasta el final y en esta última etapa mostraron una fortaleza significativamente mayor que los veteranos soldados alemanes, destrozados por las derrotas y muchos años de fatiga. Los soldados solo se rindieron cuando no les quedó otra opción. Lo mismo cabe decir de los oficiales. Pero su espíritu de lucha ya se había extinguido. Solo quedaba una determinación sombría y desesperanzada de luchar hasta recibir la orden de capitular.

Y en las filas del Volkssturm, durante los días de las batallas decisivas por Berlín, el estado de ánimo que prevalecía era uno que yo caracterizaría como de histeria de autosacrificio. Estos defensores del Tercer Reich, incluidos jóvenes, se veían a sí mismos como la personificación de la última esperanza de un milagro que, a pesar de todo, ocurriría en el último momento.


Una columna de cañones autopropulsados ​​​​SU-76 soviéticos pasa junto a un tanque alemán Pz.Kpfw.IV enterrado, utilizado como fortín en una calle de Berlín.

La situación de la guarnición alemana era crítica. Las tropas ya sufrían escasez de municiones y provisiones. Los almacenes, ubicados principalmente en las afueras, se perdieron. Los intentos de establecer suministros por aire fueron infructuosos. Casi todos los aviones de transporte que se dirigían a Berlín fueron derribados por cazas o cañones antiaéreos. Los alemanes ya no tenían la oportunidad de crear un puente aéreo completo.

El comandante de la defensa berlinesa, el general Weidling, propuso una ruptura hacia el oeste. Señaló que quedaba munición para dos días de combate. Planeó llevar a cabo una ruptura al sur de Winkenstadt, a lo largo de la Anderheestrasse hacia el oeste, en tres escalones. El primero debía incluir unidades de la 9.ª División Aérea y la 18.ª División Motorizada, reforzadas por el grueso de tanques y artillería que aún disponían los alemanes.

En el segundo escalón, se planeó una ruptura por parte del grupo Mohnke, compuesto por dos regimientos y un batallón de infantería de marina. El Gran Almirante Doenitz ya había aerotransportado este batallón a Berlín el 26 de abril. Se suponía que el propio Cuartel General de Hitler abriría paso con el segundo escalón. En el tercer escalón, cubriendo la ruptura, se planeó el movimiento de los restos de la división de tanques Münchenberg, el grupo de combate Beenfanger, los restos de la 11.ª división motorizada SS Nordland y unidades de la 79.ª división de aeródromos.

Pero Hitler no estuvo de acuerdo con este plan. En general, este plan también era inútil. El cerco era estrecho.

A instancias del Mariscal de Campo Keitel, Hitler destituyó a G. Heinrici de su puesto como comandante del Grupo de Ejércitos Vístula y lo reemplazó por K. Student (el fundador de las Fuerzas Aerotransportadas Alemanas). Sin embargo, ya no era posible cambiar la situación en el flanco norte; la defensa del 3.er Ejército Panzer alemán había caído. Las unidades alemanas restantes en el norte de Alemania no podían ayudar a Berlín.


La tripulación de un cañón antitanque soviético M-42 de 45 mm en combate en el Puente Moltke (Moltkebrücke) junto a un tanque T-34-85 destruido. 27 de abril de 1945.


El cazacarros soviético SU-76M en una calle de Berlín

Los "ataques locos" del 9º Ejército y su fin


Temprano en la mañana del 29 de abril, los remanentes del 9.º Ejército Alemán de Busse atravesaron rápidamente la aldea de Halbe para abrirse paso. Las tropas de Konev tuvieron que luchar en tres frentes: en Berlín, con Wenck (el frente al oeste) y con el 3.er Ejército de la Guardia de Gordov (el frente al este y noreste). Además, parte de las tropas del 5.º Cuerpo Mecanizado de la Guardia tuvo que desplegarse hacia el este, parte de las fuerzas de los 13.º y 28.º Ejércitos, varias brigadas del 3.er Ejército de Tanques de la Guardia y otras unidades, incluyendo un regimiento de motocicletas que se encontraba cerca. La aviación soviética destruyó las unidades alemanas en el "caldero" de Halbe.

Los alemanes asaltaron las posiciones de las tropas soviéticas literalmente en columnas. Los cañones de la 7.ª Brigada Antitanque dispararon metralla contra los nazis prácticamente a quemarropa. Los alemanes sufrieron graves pérdidas, pero continuaron presionando. En algunos puntos lograron abrirse paso, pero fueron nuevamente inmovilizados y rodeados. De nuevo intentaron abrirse paso desesperadamente, lograron abrirse paso y fueron nuevamente inmovilizados.

A pesar de las enormes pérdidas, los alemanes primero penetraron las posiciones del 3.er Ejército de la Guardia en la zona de Halbe, luego las del 3.er Cuerpo de Fusileros de la Guardia del 28.º Ejército y abrieron un corredor de 2 km de ancho en Luckenwalde con sus tropas. Finalmente, repeliendo los ataques de las brigadas de tanques del 10.º Cuerpo de Tanques de la Guardia, los restos del 12.º Ejército de Campaña y el 9.º Ejército de Tanques abandonaron el "caldero" de Halbe hacia las posiciones del 4.º Ejército.


Vehículos blindados y artillería del 1.er Frente Bielorruso en la Frankfurter Allee de Berlín. En el centro y a la izquierda se ven tanques T-34-85, junto a ellos un tractor con un obús B-4 de 203 mm en un remolque. En el marco se ven cuatro tanques pesados ​​IS-2 y un cañón autopropulsado ISU-152 junto a un coche.

Konev señaló:

Casi veinte años después, en 1962, mientras visitaba la zona de Baruth en Berlín, aún veía rastros de esta masacre en los pueblos de los alrededores. Cascos oxidados, restos de armas; en uno de los lagos, antaño lleno de cadáveres, era imposible usar el agua. Todo recordaba los últimos días de la irrupción de los restos del 9.º Ejército Alemán, donde la insensatez de las víctimas se combinaba con el coraje de la desesperación y la férrea determinación de aquellos condenados a perecer.

Para el 2 de mayo, el grupo alemán de 200 hombres fue destruido. Según Konev, solo unos pocos miles de personas lograron cruzar los bosques para reunirse con su gente en el oeste. Según fuentes occidentales, entre 30.000 y 40.000 soldados y varios miles de refugiados se marcharon. El comandante del 9.º Busse partió con sus soldados y se rindió a los estadounidenses. El comandante del 11.º Cuerpo de Ejército de las SS, Obergruppenführer Matthias Kleinheisterkamp, ​​fue capturado el 28 de abril y se suicidó al día siguiente.

Simultáneamente, los ataques suicidas y descabellados de los nazis en dirección norte fueron repelidos por el 3.er Ejército de Gorbatov. El general recordó que los nazis avanzaron en densas cadenas y columnas, sin contar las bajas. Las tropas soviéticas, bien atrincheradas, los fusilaron. Pocos lograron abrirse paso; pequeños grupos atravesaron los bosques. Pero también fueron destruidos o capturados.

Las tropas alemanas que no lograron abrirse paso tras las columnas de asalto fueron derrotadas o capturadas el 1 y 2 de mayo. Durante la liquidación del grupo Frankfurt-Guben de la Wehrmacht, cerca de 120 000 personas fueron tomadas prisioneras, y se capturaron como trofeos unos 1500 cañones y una gran cantidad de equipo militar diverso.



Los semiplaneadores del primer destacamento independiente de semiplaneadores de la flotilla militar del Dniéper transportan tropas a través del río Spree en Berlín.

"¿Dónde está Wenck?"


El mariscal Konev, comparando las acciones de los generales alemanes Wenck y Busse, dio crédito a este último:

Wenck, tras recibir fuertes golpes en las primeras batallas, continuó luchando, por así decirlo, según el protocolo, simplemente para cumplir órdenes, y nada más. Y el 9.º Ejército, al romper el cerco, actuó con audacia y firmeza, luchando hasta la muerte. Y fue precisamente esta naturaleza decisiva de sus acciones la que nos causó tantos problemas y dificultades en los últimos días de la guerra.

El ejército de Wenck, objetivamente inexperto, reclutado en el bosque junto al pino, perdió rápidamente fuerza. En la tarde del 29 de abril, Wenck contactó con el cuartel general del Mando Supremo de la Wehrmacht e informó que el ejército, y en especial el 20.º Cuerpo, sufrían una fuerte presión enemiga: « Un ataque sobre Berlín ya no es posible, sobre todo porque tampoco se puede contar con el apoyo del 9.º Ejército ».




Cañones autopropulsados ​​soviéticos ISU-152 y tanques IS-2 en las inmediaciones del Reichstag. La foto fue tomada cerca del puente Moltke.
Mientras tanto, las peticiones del Führer llegaban desde el búnker de Berlín a Mecklemburgo, donde se había trasladado el cuartel general del Mando Supremo "Norte" de la Wehrmacht: "¿Dónde está Wenck?", "¿Cuándo comenzará la ofensiva en dirección a Potsdam?", "¿Dónde está el 9.º Ejército?", "¿Por qué no avanza Steiner?" .

Keitel informó a Hitler que, debido a la retirada del Grupo de Ejércitos Vístula hacia el oeste, Steiner no podía desarrollar la ofensiva sobre Berlín y le proporcionó cobertura de retaguardia. No se sabía nada del 9.º Ejército de Busse. En conclusión, se observó que era inútil intentar desbloquear Berlín y abrir un corredor desde el oeste. Era necesario abrirse paso hasta el 12.º Ejército de Wenck a través de Potsdam, y el Führer debía ser evacuado en avión al sur de Alemania.

Tras recibir esta respuesta, Hitler redactó su testamento y ordenó a su ayudante que buscara gasolina.


Vista de las barricadas en el puente Moltke en Berlín

Asalto al Reichstag


El 29 de abril, el 12.º Cuerpo de Tanques de la Guardia del ejército de Bogdanov capturó todo el puente sobre el Canal Landwehr, cruzó la barrera y comenzó a expandir la cabeza de puente. Tropas del 5.º Ejército de Choque asaltaron el complejo hospitalario. Las unidades de Chuikov y Katukov alcanzaron la Budapester Strasse, en la zona sur del Jardín Zoológico. La torre antiaérea n.º 1 detuvo el avance.

Katukov señaló:

Se abrió fuego con todas las armas. El zoológico estaba cubierto de polvo y hollín. En esta terrible cacofonía, ni siquiera se oía el rugido de los motores de nuestros bombarderos, a pesar de que volaban muy bajo y, volcando el zoológico, lo bombardeaban. Y entonces dio la señal de ataque. Ametralladoras, zapadores y fusileros motorizados irrumpieron en los pasadizos que habían construido y capturaron la zona del acuario. Pero no lograron capturar los búnkeres de hormigón armado. Los fascistas los defendieron con la terquedad y la desesperación de quienes están condenados. Entonces desplegaron cañones de 152 mm para fuego directo y dispararon contra los búnkeres desde una distancia de 200 a 300 metros. ¡No sirvió de nada! Los búnkeres continuaron devolviendo el fuego; los pesados ​​proyectiles no pudieron penetrar sus gruesos muros.

Al norte de la ciudad, las tropas del 61.º Ejército de Belov cruzaron el Canal de Hohenzollern y avanzaron por su orilla norte, situándose a la retaguardia del grupo de Steiner. Al sur, nuestras tropas alcanzaron la región de Oranienburg. Posteriormente, los restos del grupo de Steiner huyeron al Elba para rendirse a los estadounidenses.

El 30 de abril, unidades del 2.º Ejército de Tanques de Bogdanov llegaron al Tiergarten. La 1.ª División Polaca fue enviada a apoyar a los tanquistas. El avance del 5.º Ejército de Choque se vio frenado. Las unidades de Katukov asaltaron el Zoológico, y las del 3.er Ejército de Choque de Kuznetsov asaltaron el Reichstag. Esta institución de la época de la República de Weimar no desempeñó un papel destacado en el Tercer Reich. Sin embargo, fue elegida para desempeñar el papel de "baluarte del fascismo" y símbolo del Tercer Reich.

La guarnición del Reichstag contaba con aproximadamente una persona. En total, la zona del Reichstag estaba defendida por unas 5000 personas. Unidades de cadetes de la Academia Naval de Rostock, la 11.ª División Motorizada SS "Nordland", la 33.ª División de Infantería SS "Charlemagne" y un batallón de reconocimiento de la 15.ª División de Granaderos SS (Letona).

Se excavaron zanjas profundas alrededor del edificio, se instalaron diversas barreras y se prepararon puestos de tiro. Se colocaron cañones antiaéreos de 88 mm frente a la fachada para fuego directo. Los tanques se atrincheraron en la Puerta de Brandeburgo; al no haber más combustible, los vehículos de combate se utilizaron como puestos de tiro fijos.




La tarea de asaltar el Reichstag fue asignada al 79.º Cuerpo de Fusileros del General Semión Perevertkin, del 3.er Ejército de Choque. El primer escalón incluía la 150.ª División de Shatilov y la 171.ª División de Negoda. Contaban con el refuerzo de la 23.ª Brigada de Tanques de la Guardia, el 351.º Regimiento de Artillería Pesada Autopropulsada, el 85.º Regimiento de Tanques y el 1203.º Regimiento de Artillería Autopropulsada (más de 60 tanques y cañones autopropulsados), además de varias unidades de artillería. El Consejo Militar del Ejército había entregado a cada división una Bandera de la Victoria con antelación para que la izaran en la cúpula del edificio. Es decir, un total de 9 banderas. Así, la 150.ª División recibió la bandera número 5. El comandante de división Shatilov entregó la bandera al comandante del 756.º Regimiento, coronel Zinchenko, y este la entregó a los exploradores del 1.er Batallón, sargentos M. Egorov y M. Kantaria. Cada unidad también tenía sus propias banderas rojas de diferentes tamaños.

El 29 de abril, el 756.º Regimiento de la 150.ª División y el 380.º Regimiento de la 171.ª División ocuparon el puente Moltke, cruzaron el Spree y capturaron los edificios adyacentes al río. Entre otros edificios del barrio se encontraba el edificio de la embajada suiza, que daba a la plaza frente al Reichstag y era un elemento importante en el sistema de defensa general alemán.

Partes de dos divisiones intentaron atacar el Reichstag, pero fueron detenidas por un intenso fuego. Por la tarde, Shatilov condujo al 674.º Regimiento del teniente coronel Plejodanov al combate. Por la mañana, los soldados soviéticos habían capturado un importante centro de resistencia: la "Casa Himmler" (edificio del Ministerio del Interior). Cabe destacar que, para entonces, quedaban entre 30 y 40 combatientes en las compañías.

Al mediodía, tras un intenso bombardeo de artillería, los batallones soviéticos se lanzaron de nuevo al asalto del Reichstag. Una hora y media después, tras cruzar la zanja, al amparo del fuego de artillería y una cortina de humo, grupos del 1.er Batallón del 380.º Regimiento del capitán K. Samsonov, el 1.er Batallón del 674.º Regimiento del capitán V. Davydov y el 1.er Batallón del 756.º Regimiento del capitán S. Neustroev irrumpieron en el edificio desde diferentes flancos. Se izó una bandera roja en el primer piso y, a las 14:25, en la azotea, cerca del grupo escultórico.

El general Shatilov escribió:

Los primeros en llegar con toda su fuerza fueron la compañía de Pyotr Grechenkov, el grupo de reconocimiento del teniente Sorokin y la compañía de Ilya Syanov.

Se conocen los nombres de los héroes del grupo de Sorokin: los sargentos superiores Lysenko, Oreshko, Pravotorov, los soldados del Ejército Rojo Bulatov, Bryukhovetsky, Pochkovsky.



Soldados soviéticos descansan cerca de un cañón antiaéreo alemán Flak 37 de 88 mm destruido cerca del edificio del Reichstag en Berlín.

Bandera de la victoria


En ese momento, las fuerzas principales de la 150.ª División quedaron aisladas del Reichstag por el intenso fuego procedente de Karlstrasse y la Puerta de Brandeburgo, y no pudieron apoyar a los grupos de vanguardia de las tropas de asalto.

Tras repeler los contraataques enemigos desde los flancos, la infantería soviética reanudó el asalto a las 18:23. Nuevos grupos de tropas de asalto penetraron en el edificio del Reichstag, incluyendo los grupos del mayor M. Bondar y el capitán V. Makov, así como los tanquistas de la XNUMX.ª Brigada de Tanques. Las plantas del edificio fueron desalojadas de nazis y los restos de la guarnición fueron conducidos a los sótanos.

A las 10:40, el grupo del capitán Vladimir Makov, del 1.er Batallón del 756.º Regimiento de Fusileros, compuesto por los sargentos mayores M. Minin, G. Zagitov, Lisimenko y el sargento A. Bobrov, izó una bandera roja sobre la entrada principal de la parte oeste del edificio, en la escultura de la Diosa de la Victoria.

A primera hora de la mañana del 1 de mayo, el teniente Alesey Berest, el sargento Mijaíl Egorov y el sargento menor Meliton Kantaria, bajo la protección de los ametralladores de la compañía de Iliá Syanov, izaron la bandera de asalto de la 150.ª División de Fusileros sobre el Reichstag, que posteriormente se convertiría en la Bandera Oficial de la Victoria.



Soldados soviéticos izando la bandera sobre el Reichstag, 2 de mayo de 1945. Esta es una de las banderas instaladas en el Reichstag, además del izamiento oficial de la bandera por parte de Yegorov y Kantaria.

A las 10 de la mañana del 1 de mayo, los alemanes lanzaron un contraataque coordinado desde el exterior y el interior del Reichstag. Desde la Puerta de Brandeburgo, las posiciones del 674.º Regimiento fueron atacadas por hasta 300 soldados, apoyados por una docena de tanques. Simultáneamente, los restos de la guarnición del Reichstag pasaron al ataque. Las explosiones de panzerfaust en varios puntos del edificio provocaron un incendio que pronto devoró toda la primera planta. Los soldados soviéticos tuvieron que luchar contra el enemigo y, al mismo tiempo, combatir el fuego.


De las memorias del capitán Stepan Neustroev:

Había humo, humo, humo por todas partes. Se mecía en el aire en oleadas negras, envolviendo los pasillos, corredores y habitaciones en un velo impenetrable. Solo una pequeña parte del humo escapaba. La ropa de la gente ardía, sus cabellos y cejas estaban carbonizados, y su respiración era sofocada.


El cañón de un tanque pesado soviético IS-2 apuntando al Reichstag. 1 de mayo de 1945.

La batalla en el edificio en llamas continuó hasta bien entrada la noche, y los nazis fueron obligados a refugiarse de nuevo en los sótanos. Los alemanes propusieron negociaciones para la rendición, pero pusieron como condición que la parte soviética estuviera representada por un oficial con rango mínimo de coronel. Entre los oficiales del Reichstag en ese momento, no había nadie mayor que un mayor, y la conexión con el regimiento no funcionaba. Por lo tanto, se decidió enviar al alto e imponente teniente Alexei Berest a las negociaciones, tras haberlo vestido con el uniforme de coronel.

Los alemanes estaban dispuestos a rendirse, pero con la condición de que los rusos abandonaran sus posiciones en el edificio. El "coronel" soviético rechazó categóricamente esta propuesta y exigió la rendición incondicional. Tras esto, la delegación soviética abandonó el sótano. Solo en la madrugada del 2 de mayo capituló la guarnición alemana. 1650 personas fueron hechas prisioneras.

Los soldados soviéticos escribieron desinteresadamente sus nombres, los nombres de sus pequeñas patrias, etc. en los muros del Reichstag con lápices y piedras, bayonetas y cuchillos.



El tanque pesado IS-2 con el Reichstag como telón de fondo

Rendirse


El 29 de abril, Hitler se casó con Eva Braun y dictó su testamento político. El almirante Karl Dönitz fue nombrado presidente del Reich y comandante supremo en jefe, Joseph Goebbels fue nombrado canciller del Reich, Martin Bormann fue nombrado ministro de Asuntos del Partido, Keitel permaneció como jefe del Mando Supremo de la Wehrmacht, el mariscal de campo Schörner fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Terrestres, etc. El testamento fue firmado por el Dr. Goebbels, Bormann, los generales Wilhelm Burgdorf y Hans Krebs como testigos.

El 30 de abril, aproximadamente a las 15:30 h, Hitler se suicidó con Eva, tras haber envenenado previamente a su querida perra Blondi. La historiografía soviética ha adoptado la opinión de que Hitler se envenenó (cianuro de potasio, como la mayoría de los nazis que se suicidaron). Sin embargo, según testimonios presenciales, también se pegó un tiro.

El sirviente del Führer, Linge, y su ayudante, Günsche, envolvieron el cuerpo de Hitler en una alfombra y lo llevaron al jardín de la Cancillería del Reich, donde luego se llevaron el de Eva. Los cuerpos fueron colocados cerca de la entrada del búnker, rociados con gasolina y prendidos fuego. El 5 de mayo, los cuerpos medio quemados de Hitler y Eva Braun, cubiertos de tierra, fueron encontrados en un cráter de bomba a la izquierda de la salida de emergencia del búnker.

Hitler fue identificado por sus dientes. Pero existe la leyenda de que en el búnker se encontraron los cuerpos de los dobles de Hitler y su esposa, quienes supuestamente se escondieron en Argentina y vivieron allí pacíficamente hasta el final de sus días. Como muchos otros criminales nazis.

Tras el suicidio de Hitler, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Hans Krebs, recibió la tarea de negociar una paz separada con los soviéticos en nombre del nuevo canciller Goebbels y el ministro del Partido Bormann. Krebs llegó al cuartel general del 1.º Ejército de la Guardia de Chuikov la noche del 8 de mayo. Informó del suicidio de Hitler y leyó una carta de Goebbels en la que pedía un alto el fuego para que se formara un nuevo gobierno alemán, según lo dispuesto por Hitler en su testamento político.

Chuikov informó a Zhukov, el mariscal de Stalin. Rechazaron una tregua y propusieron una rendición incondicional. A petición de Krebs, los señaleros soviéticos establecieron una línea telefónica directa con la Cancillería del Reich. Krebs llamó a Goebbels para informarle de las exigencias de sus interlocutores. Goebbels rechazó categóricamente la capitulación.

El asalto continuó. En la tarde del 1 de mayo, la mayoría de los habitantes del búnker lo abandonaron en varios grupos para intentar escapar del cerco; alrededor de las 22:00, Krebs y el ayudante jefe del Alto Mando de la Wehrmacht bajo el mando de Hitler, Wilhelm Burgdorf, se suicidaron disparándose un tiro.



El jefe del Estado Mayor de las fuerzas terrestres alemanas, general de infantería Krebs, llegó el 1 de mayo al emplazamiento de las tropas soviéticas con el objetivo de involucrar al Mando Supremo Soviético en el proceso de negociación. Tras el fracaso, el general se suicidó ese mismo día.

Ese mismo día, Joseph Goebbels se suicidó junto con su esposa Magda Goebbels, quien previamente había envenenado a sus seis hijos. Bormann intentó escapar de Berlín. El intento fracasó y se suicidó el 2 de mayo.


El comandante restante de la guarnición, el general Helmut Weidling, ordenó a las tropas restantes que depusieran las armas. A la una de la madrugada del 2 de mayo, las emisoras de radio del 1.er Frente Bielorruso recibieron un mensaje en ruso:

Solicitamos un alto el fuego. Enviamos emisarios al Puente de Potsdam.

Un oficial alemán llegó al lugar designado e informó, en nombre del comandante de la defensa de Berlín, el general Weidling, que la guarnición alemana estaba lista para cesar la resistencia. A las 6:00 a. m. del 2 de mayo, el general de artillería Weidling, acompañado de tres generales alemanes, cruzó la línea del frente y se rindió. Una hora después, en el cuartel general del 8.º Ejército de la Guardia, firmó una orden de rendición, la cual fue reproducida y, mediante altavoces y radio, comunicada a las unidades enemigas que defendían el centro de Berlín.


El general Helmuth Weidling, último comandante de la defensa de Berlín designado por Hitler, se rindió el 2 de mayo junto con miembros de su estado mayor.

Poco después, el viceministro de Trabajo, Hans Fritzsche, firmó la misma orden de rendición en nombre del gobierno provisional.

Al llegar esta orden a los defensores, cesó la resistencia en la ciudad. Sin embargo, dado que el mando de las tropas alemanas fue destruido, algunas tropas no recibieron estas órdenes. Continuaron la batalla o intentaron abrirse paso hacia el oeste.

Al final del día, el 8.º Ejército de la Guardia había despejado al enemigo de la parte central de la ciudad. Unas 70 personas se rindieron. Varios miles lograron abandonar la ciudad. En su mayoría, se dirigieron al estadio Reichsmelde por los túneles del metro y luego se dispersaron en pequeños grupos por la zona.



Un vehículo blindado de transporte de personal Sd.Kfz.250 destruido de la 11.ª División SS Nordland en la Friedrichstrasse de Berlín. Este es el vehículo del comandante de la 3.ª compañía del batallón de reconocimiento, el SS-Hauptsturmführer Pehrsson (Hans-Gösta Pehrsson). Hay soldados alemanes muertos a su alrededor.


Tanque soviético T-34-85 del 7º Cuerpo de Tanques de la Guardia y milicianos del Volkssturm capturados en las calles de Berlín.

El 12.º Ejército de Wenck comenzó a retirarse hacia el Elba para rendirse a los estadounidenses.


Satisfecho con la victoria en Berlín, el general Katukov escribió al corresponsal Yuri Zhukov:

Lo rematamos. Envidiará a Orel, Sebastopol y a varias otras ciudades; así es como trabajamos con él.

El 8 de mayo de 1945, finalizó la ofensiva de Berlín. Con la pérdida de Berlín y la división de Alemania en dos partes (norte y sur), la derrota del poderoso grupo berlinés (unos 400.000 muertos y 450.000 prisioneros) y la pérdida de la élite político-militar, el Tercer Reich perdió la capacidad de organizar la resistencia.


Fotografía aérea de la destruida Potsdamer Bahnhof en Berlín. Durante el asalto a Berlín, se libraron feroces combates en los alrededores de la estación. Las ruinas del edificio de la estación serán posteriormente demolidas.


Vista de la Puerta de Brandeburgo en el Berlín capturado. Mayo de 1945. En primer plano, un cañón divisional soviético ZIS-3.