Mostrando entradas con la etiqueta Frente de Noráfrica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Frente de Noráfrica. Mostrar todas las entradas

sábado, 25 de enero de 2025

SGM: George Albert Cameron, el tanquista argentino que combatió a Rommel


“Rata del Desierto”. El rugbier argentino que fue tanquista en la Segunda Guerra Mundial y enfrentó a las tropas del general Rommel

George Albert Cameron, el argentino que como tanquista en la Segunda Guerra Mundial en el ejército británico integró las tropas conocidas como "ratas del desierto"Gza. Alejandro Prina

George Albert Cameron nació en Buenos Aires, pero sus raíces anglosajonas lo llevaron a enlistarse en el ejército británico, donde fue designado como tripulante de tanques de guerra, un puesto en el que vivió todo tipo de aventuras y penurias

Germán Wille || LA NACION


George Albert Cameron
nació en Buenos Aires en 1915. Creció y se crio junto a su familia en la localidad de Hurlingham. Era egresado del colegio St. George de Quilmes, donde también participó con gran desempeño en el equipo de rugby de esa institución, el Old Georgians. Pero un día del año 1941, cuando tenía 26 años, sintió el llamado de sus raíces anglosajonas y marchó hacia Europa para enrolarse en el ejército británico y combatir bajo esa bandera en la Segunda Guerra Mundial.

Si bien fueron miles los argentinos que se embarcaron para participar en la contienda bélica, lo que distingue la experiencia de Cameron es que él luchó como tanquista. Y lo hizo en escenarios clave del conflicto como el norte de África, donde llegó a enfrentar nada menos que a las tropas del general Rommel.

Alejandro Prina, estudioso de la Segunda Guerra Mundial investigó el recorrido como soldado de este argentino y en diálogo con LA NACION cuenta los riesgos, victorias y desventuras que vivió el exalumno del St. George durante sus sacrificados años dentro de un tanque de guerra.



El nombre de Cameron como soldado en la Segunda Guerra Mundial figura en el Hall of Honour del Colegio Saint George, de Quilmes
Gza. Alejandro Prina

George Cameron integró el equipo de rugby de exalumnos del Colegio St. George, el Old GeorgiansGza. Alejandro Prina

“El llamado de la aventura”

–Alejandro, vos que investigaste la historia de Cameron, ¿cómo es que un joven de Hurlingham termina peleando como tanquista en la Segunda Guerra Mundial?

–Cameron nació en Buenos Aires, pero era hijo de un padre escocés y de una madre neocelandesa. Su linaje se mezclaba en la Argentina con mates, asados y amigos. Su papá, Alexander, había llegado a fines del 1800 y fue administrador de estancias en Tierra del Fuego. De hecho, hoy una localidad de esa isla se llama Villa Cameron como reconocimiento a su tarea como pionero. A Albert y sus hermanos les inculcaron mucho la cultura de sus antepasados.

–En ese sentido, también iba a un colegio que tenía que ver con sus raíces.

–Claro, hizo la escuela en el St. George School de Quilmes y también allí desarrolló su pasión por el rugby. Después de egresar, incluso, continuó jugando en el equipo del colegio, el Old Georgians. Dicen que era muy buen jugador y quizás hasta le hubiese gustado vivir del rugby, pero era un deporte amateur.


George Albert Cameron con el uniforme de su regimiento de tanquistas del Royal Armoured Corps (RAC)
Gza. Alejandro Prina

–¿Cómo fue que se sumó a la Guerra?

-En 1941, Cameron estaba hojeando el Buenos Aires Herald y leyó un anuncio que cambiaría su vida: “El Reino Unido acepta voluntarios”, decía el aviso en inglés. Entonces, sin darle muchas vueltas, se dirigió al Consjeo de la Comunicad Británica -en Reconquista al 300- para completar los papeles de enrolamiento.

–¿Qué lo motivó a unirse al ejército en una empresa que podría costarle la vida?

–Creo que el llamado a la guerra en el Viejo Continente era sinónimo de aventura, algo que lo atrajo a él como a otros tantos jóvenes de su edad. También había un sentido patriótico. Por eso, semanas más tarde, se embarcó en el Highland Monarch rumbo a Londres. Era un buque de pasajeros, pero le habían sacado las comodidades para que entraran más personas y se movía como los mil demonios. Las náuseas y los mareos eran permanentes. No fue nada placentero el viaje. A lo que hay que sumarle que estaba el temor de ser atacados por submarinos alemanes, que por esa época andaban rondando el Atlántico. Finalmente, el 19 de noviembre de 1941 él arribó a las costas británicas.

Herido en el norte de África

–¿Cómo llegó a convertirse en tanquista?

–Recién llegado al país, fue asignado al 61° Regimiento de Infantería ubicado en Bovington, condado de Dorset, en Inglaterra. Si bien Cameron había hecho ya el servicio militar en la Argentina, allí recibiría el entrenamiento básico como soldado y unos meses más tarde lo trasladarían al Regimiento 52° de Entrenamiento de Infantería Mecanizada, donde se iba a convertir en tanquista o, como dicen coloquialmente, “Tankie”. En su duro entrenamiento aprendió que ese puesto tiene como pilares la camaradería y el trabajo en equipo. Además, en la ceremonia que oficializó su ingreso al universo de los tanques, internalizó una frase de oro: “Once a tankie, always a tankie”, es decir, una vez que sos tanquista, sos tanquista para toda la vida. Allí es asignado al Segundo Regimiento Real de Tanques, quienes son conocidos coloquialmente como “las ratas del desierto”.



Una imagen de los tanques y uniformes que utilizaba el ejército británico, la división "ratas del desierto", en el norte de África
. Imperial War Museum

–¿Cuál es su primer destino como tanquista?

–A Cameron lo mandan al norte de África para enfrentar allí a los Afrika Korps, las tropas de (Erwin) Rommel, el temible general alemán conocido como “el zorro del desierto”. Las “ratas del desierto” no tenían tanques muy buenos allá, eran tanques ligeros M3 Stuart, obsoletos por el poco blindaje y su armamento. En una de las batallas en las que participa en el norte de Egipto, creemos que en la segunda batalla del Alamein -entre el 23 de octubre hasta el 11 de noviembre de 1942-, Cameron cae herido.

–¿Qué pasó?

–Su tanque fue impactado por artillería enemiga, un ataque que mata a la tripulación del vehículo y a él lo lastiman muy feo en un brazo y la cara. Lo sacan de ahí, él no sabe cómo ni cuánto tiempo pasó. Cuando se recupera para volver al campo de batalla había terminado la guerra en el norte de África y Rommel había sido derrotado.

–¿Quién más iba con él cuando estalló la bomba? ¿Cómo es la tripulación de un tanque?

–Depende del tanque, pero suelen ser cuatro personas. El comandante, el conductor, el radioperador y el artillero. Él era artillero. Estaba cargando el cañón con una munición de 37 mm cuando fue la explosión que lo dejó fuera de combate y acabó con la vida de sus camaradas. Eso es lo poco que le contó el propio Cameron a su hijo.



Cameron enfrentó a los Afrika Korps de Erwin Rommel, el Zorro del Desierto, en el norte de África
Archivo

George Cameron se muestra sonriente con su uniforme en la Segunda Guerra MundialGza. Alejandro Prina

Tras las huellas de Cameron

Alejandro Prina es un apasionado investigador, divulgador y educador en temas de la Segunda Guerra Mundial. Parte de sus indagaciones sobre hechos, combates y personajes de ese momento histórico están volcadas en su cuenta de Instagram segundaguerramundial_oficial, donde también integra en sus posteos sus habilidades como diseñador gráfico. Además, él es Magíster en Historia Militar recibido en el Iniseg (Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global) y miembro del Grupo de Investigación de Historia Militar de la misma entidad. “Lo que más me gusta de todo es la investigación -dice-, me gusta descubrir estas historias pequeñas de la guerra”.

Como hace cada vez que intenta conocer la biografía de alguien que batalló en aquella contienda, Prina se encarga de buscar las fuentes más directas. Para el caso de George Albert Cameron, este investigador hurgó (siempre con permiso) en los archivos del St. George, donde corroboró, en el Hall of Honour de ese colegio, la participación de este exalumno en la conflagración mundial. Prina también pidió documentación en organismos oficiales relacionados con las Fuerzas Armadas Británicas donde pudo hallar el tracer (recorrido) de este soldado porteño (”aunque no siempre los datos son exactos, especialmente al no tratarse de un oficial”, aclara) y las hojas de ruta de los batallones que integró.

Alejandro Prina es un estudioso y divulgador de hechos y personajes de la Segunda Guerra Mundial y vuelca sus conocimientos en su cuenta de Instagram @segundaguerramundial_oficialGza. Alejandro Prina

Además, en este caso, el investigador contó con el inestimable aporte de los familiares de Cameron, especialmente su hijo Ronald. Ellos suministraron testimonios, fotografías y hasta le mostraron valiosas pertenencias del soldado, como sus medallas de identificación, una cruz que cargaba siempre con él que era de un compañero fallecido y hasta su uniforme. Sin embargo, los familiares del excombatiente argentino aclararon que tenían “baches” en relación al itinerario y actuación de Albert, básicamente porque “él no quería hablar de la guerra”.

Las penurias del desierto... y después, la jungla

–Más allá de los combates en el norte de África, sería también difícil pasar los días en esos espacios desérticos

Terrible. Las noches eran frías y los días de un calor abrasador, que era un enemigo constante. Las tormentas de arena, además, eran regulares y lo más difícil era enfrentar la escasez de agua, no solo para tomar sino también para asearse. Si bien Cameron no hablaba mucho de la guerra, una de sus hijas recuerda que Daddy -así lo llamaban- contaba que en el desierto no se veía un solo insecto, pero cuando había heridas abiertas, o se llagaba la piel por la sequedad del ambiente, aparecían moscas por todas partes. Comer también era difícil porque venían nubes de moscas y si una mosca te toca la comida te podías agarrar disentería, que causaba fiebres, diarreas y vómitos.



Una foto de Cameron en su estadía en la India.
Gza. Alejandro Prina


George Cameron falleció en 1973, pero su familia conserva su uniforme de la Segunda Guerra y otros objetos de gran valor histórico y sentimental
. Gza. Alejna

–Y el calor dentro del tanque sería tremendo, ¿no?

Sí, irónicamente para él y sus compañeros el mejor refugio durante la batalla era el más caluroso y pequeño. Imaginate además ahí adentro el olor a pólvora, aceite quemado, nafta y transpiración que se llegaba a concentrar.

–Dijiste que cuando Cameron se recuperó de las heridas la guerra en el norte de África había terminado... ¿Hacia dónde se fueron después las ratas del desierto?

Meses después, Cameron y su regimiento parten en convoy cruzando el Canal de Suez con rumbo a Malasia, pero los desvían y llegan finalmente a la ciudad de Rangún, en Burma (actual Myanmar). Allí arribaron con el objetivo de frenar el avance de los japoneses, enemigos de los aliados, que querían hacerse de los pozos de petróleo de ese país. Otra vez las condiciones climáticas y el terreno fueron un enemigo silencioso para los tanquistas. La jungla densa, la humedad, los pantanos, lugares donde los tanques se atoraban, tenían fallas mecánicas. En cambio, los japoneses se adaptaban al terreno de manera alucinante. Como dato anecdótico, al llegar a Burma, las ratas del desierto se transformaron en las “green rats” (ratas verdes).

–¿Y cómo se dio la contienda en Burma?

El avance japonés fue avasallador. Los hicieron pelota. Era como una guerra de guerrillas, no era a campo abierto. Solían atacar por la noche con una variedad de armas. Tenían desde bombas adhesivas, que era una mina magnetizada que se pegaba al blindaje del tanque, hasta las bombas Tich, que era una bola de vidrio o cerámica que se rompía al impactar contra el tanque y despedía un líquido tóxico que se gasificaba y mataba a los que estaban en el interior del vehículo. En casos extremos, también hacían ataques suicidas: el soldado japonés se sentaban en un hoyo de la carretera sosteniendo una bomba, esperando a que pasara un tanque.



Las medallas de identificación que lelvaba consigo George Cameron en la Segunda Guerra Mundial, junto a la cruz de un compañero fallecido
Gza. Alejandro Prina




Una foto de las "green rats" con la medalla que representa a los tanquistas británicos arriba y los logos de esa compañía abajo
Gza. Alejandro Prina


La retirada hacia la India

–¿Cómo terminó?

-Después de tres meses de lucha agotadora y ya viéndose superados por el enemigo las green rats debieron emprender la retirada. En un momento se vieron obligados a abandonar los tanques, porque tenían que cruzar numerosos ríos. Su objetivo ahora era alcanzar la frontera de la India, con los japoneses pisándoles los talones. Cada soldado llevaba todo el armamento que podía cargar. Hicieron un recorrido de 140 kilómetros hasta llegar a la India. El mal tiempo los ayudó esta vez, ya que cuando andaban por colinas y montañas, las nubes bajas los ocultaron de la Fuerza Aérea Japonesa. En el camino volvieron a sufrir disentería y malaria. En este caso, George también cayó enfermo. Una vez arribados a la India, diezmados y exhaustos, las tropas se instalaron allí para recuperar fuerzas.

–¿Qué pasó después?

Poco más tarde, George y su regimiento fueron enviados a campamentos aliados en Irak, después a Siria, Palestina y finalmente Egipto para reequiparse y realizar ejercicios y entrenamientos con los nuevos suministros y armamentos que fueron recibiendo, entre ellos el famoso tanque norteamericano Sherman y también los Stuart.

–Se preparaban para su próximo objetivo. ¿Cuál era?

-Italia. Desde Alejandría, en Egipto, el Segundo Regimiento Real de Tanques se embarca hacia Taranto (hoy, Tarento), en el sur italiano, donde llegaron el 4 de mayo de 1944. Las tropas de los tanquistas avanzan hacia el norte, conquistando pueblo por pueblo del poder alemán con el objetivo final de liberar Roma. El 3 de septiembre de ese año, George y su unidad llegaron al pequeño pueblo de Tavoletto, que formaba parte de la famosa línea Gótica Alemana, una de las barreras defensivas que iba de una costa a la otra de Italia que trazaron los alemanes para frenar el avance aliado. En este combate, Cameron es herido por una explosión de mortero, pero no debió haber sido muy grave, porque el 6 de ese mismo mes vuelve a estar presente en otra batalla, la de Gemmano.

Italia y el fin de la guerra

–¿En todos lo pueblos que mencionás estaban los nazis?

Sí, generalmente eran paracaidistas de tropas muy especializadas y tropas de montaña que los mandaban y los tipos tenían la misión de defender esa línea Gótica. En Gemmano los alemanes tenían la ventaja de que estaban esperando a los aliados en un lugar estratégico de altura y los aliados subestimaron la situación y dijeron que no había nadie, cuando los esperaban unos 4500 alemanes súper entrenados. En esta cruenta batalla, también conocida como “mini Montecassino” o “la Montecassino del Adriático”, George volvió a ser herido. Pero no algo grave. El 9 de septiembre, finalmente, el pueblo es recuperado por los aliados.

Las tropas de Cameron, aquí un parte con su logo característico, celebraron la rendición de los alemanes en la ciudad italiana de PaduaGza. Alejandro Prina
Las medallas que recibió George Cameron por su participación en distintas contiendas y escenarios de la Segunda Guerra MundialGza. Alejandro P

–¿Cómo siguió la guerra para Cameron?

–Siguieron avanzando hacia el norte. En mayo de 1945, cuando los alemanes se rinden, George y su unidad están en la ciudad de Padua. Ahí es donde se termina la guerra para él.

–¿Entonces regresa a la Argentina?

–En 1946, ya nuevamente en Londres le dan de baja en el ejército con el grado de Sargento y el tanquista argentino regresa a su país.

Una postal del pueblo de Tavoleto en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, uno de los lugares donde Cameron combatió y terminó heridoGza. Alejandro Prina


Una postal actual del pueblo de Tavoleto, donde se ve que poco ha cambiado a lo largo de los añosGza. Alejandro Prina

–¿Qué fue de su vida en la Argentina?

–En 1948 se casó, un año después tuvo a su primera hija, trabajó un tiempo en el London Bank y después en la empresa Alpargatas. Vivió alternativamente en Hurlingham, en el Palomar y se estableció dos veces en Montevideo, Uruguay. Una vez en 1953 y luego en el año 1970, por su trabajo relacionado a una compañía de seguros británica. En la capital de Uruguay vuelve a retomar su pasión por el rugby. Juega en el Club Trouville de esa ciudad, equipo en el que, en 1954, obtuvo los tres lauros posibles en una misma temporada.

No hablaba de la guerra

–¿Hablaba de la guerra con su familia?

No, no quería comentar nada. Tiraba esas anécdotas medio simplonas como las moscas del desierto, pero no hablaba. Lo que sí, te puedo contar una anécdota. Decían que George no faltaba nunca al trabajo. Nunca. Un día vuelve la hija del colegio y le dice: “Silencio que está Daddy en el living. No pases, está tranquilo”. Entonces ella se asoma y lo ve a su papá con una bolsa de hielo en la cara, con gesto de dolor. Después se enteran que él tenía muchos dolores, va al médico y le encuentran muchas esquils de metal producto de la explosión del tanque que le habían quedado en el paladar y el maxilar, y tuvieron que operarlo y sacarle todo. Muchos años después.

George Cameron y su familia luego de la guerra. Gza. Alejandro Prina

Una caricatura del equipo del Club Troville, de Montevideo, campeón de la liga uruguaya; Cameron aparece rodeado por un círculo verdeGza. Alejandro Prina

George Albert Cameron falleció en 1973. En diálogo con Alejandro Prina, Ronnie, uno de los cuatro hijos del extanquista recuerda cuando su padre le regaló una guinda de cuero roja con la que solían practicar rugby juntos. Y también rememoró los días festivos en que su padre lo llevaba ver desfiles de bandas de gaitas escocesas.

–Alejandro, ¿Qué te queda a vos cada vez que recuperás o descubrís una de estas historias como la de Cameron, que desde la Argentina llegó combatir contra las tropas del mismísimo Rommel?

Lo que me queda y el objetivo de lo que hago es que estas personas no queden en el olvido. Quiero investigar a esta gente para rescatarla de olvido. Sobre todo como en el caso de George, que deja un legado de valentía y un ejemplo de los sacrificios realizados por aquellos que sirvieron durante el mayor conflicto bélico de la historia.


domingo, 18 de diciembre de 2022

SGM: La caída de Tobruk, 22/1/41

Captura de Tobruk, 21-22 de enero de 1941

Weapons and Warfare






Los soldados que luchaban con la 6.ª División de Australia asestaron un duro golpe a la estrategia germano-italiana para controlar el norte de África cuando sorprendieron a la guarnición italiana y capturaron Tobruk.






Los italianos habían estado en guerra con las fuerzas británicas y de la Commonwealth en el norte de África desde junio de 1940. Las fuerzas italianas en Libia, una colonia italiana desde 1912, habían comenzado lo que se conocería como la Guerra del Desierto al atacar a las tropas británicas estacionadas en Egipto en este último. mitad de 1941. Benito Mussolini, también conocido como Il Duce, el dictador fascista de Italia, quería avanzar hacia el este desde Libia a través de Egipto, que durante años había sido el hogar de un pequeño contingente de tropas británicas, y tomar el control de Suez, estratégicamente importante. Canal.

Después de una serie de escaramuzas alrededor de la frontera con Libia, Mussolini ordenó una gran y concentrada ofensiva en Egipto el 8 de agosto. Aunque inicialmente tuvo éxito, las fuerzas británicas y de la Commonwealth se opusieron a la ofensiva italiana en la Operación Compass, un contraataque a gran escala diseñado para expulsar al ejército italiano de Egipto y luego de la propia Libia, el 9 de diciembre. La operación tuvo un éxito inmediato: el 10 de diciembre, más de 20.000 italianos habían sido hechos prisioneros.

Avanzando hacia el oeste a lo largo de la costa del norte de África desde Egipto hasta Libia, los hombres australianos de la 6.ª División pronto se encontraron en las afueras de Tobruk, una importante ciudad portuaria de Libia con un puerto natural, profundo y protegido, perfecto para reabastecimiento y refuerzo. Este era el único puerto importante en esa parte de la costa del norte de África, y junto con él llegaron los embarcaderos, una gran profundidad cerca de la costa y una de las pocas fuentes confiables de agua dulce en casi 1300 kilómetros. Controlar el puerto sería de gran beneficio para cualquier ejército que librara una guerra en el teatro de operaciones del norte de África.

Manejada por una fuerte fuerza de soldados italianos bajo el mando del general Manella, Tobruk se había convertido en una fortaleza para los italianos. Designado como el centro neurálgico defensivo de su colonia libia, proporcionaba un buen refugio para acorazados y submarinos y permitía reforzar y reabastecer a los italianos cuando era necesario. Era la base perfecta desde la que emprender la guerra en el desierto.

Durante las tres décadas anteriores, los italianos habían invertido enormes cantidades de energía y recursos en la construcción de fuertes defensas en las afueras de la ciudad, incluida una zanja antitanque, interminables líneas de alambre de púas, trampas explosivas y fortificaciones desde las que los hombres podían barrer el desierto. con sus ametralladoras.



Después de que el comandante John Copland dirigiera con éxito un ataque contra un puesto italiano que defendía Tobruk, ayudando a sus hombres a entrar en la ciudad donde las fuerzas aliadas tomaron a miles de prisioneros italianos, sus camaradas del 2/4 Batallón capturaron la bandera municipal de Tobruk, sosteniéndola como un trofeo fuera del ayuntamiento. AWM

Avanzando constantemente hacia el oeste a través de Libia, la 6.ª División australiana, dirigida por el general de división Iven Mackay, pronto se encontró acercándose al perímetro de Tobruk. Era enero de 1941 y los hombres de la 6.ª División estaban encargados de penetrar el perímetro, atacar Tobruk y ocupar la ciudad y su puerto.

El primero en mudarse fue un pequeño grupo de la 2/1st Field Company. Justo después de la medianoche del 21 de enero de 1941, estos hombres partieron para arrastrarse por el suelo del desierto, con los rostros ennegrecidos con pintura, para encontrar y 'despiojar' el área de las minas y las trampas explosivas esparcidas por la línea defensiva italiana. En silencio, los zapadores continuaron sigilosamente con su trabajo más importante.

El resto de la 6ª División esperó detrás de las líneas el ataque, mostrando la típica calma australiana. Después de ver a los australianos prepararse para el ataque, Chester Wilmot, el periodista de ABC nacido en Melbourne, informó más tarde a sus oyentes que los hombres "podrían haber estado más nerviosos antes de una gran final de fútbol".

A las 5.40 horas comenzó el bombardeo de la artillería aliada. Como Wilmot lo describió más tarde, "grandes nubes de polvo como enormes chorros de agua marcaron cada explosión y en el aire tranquilo de la mañana tardaron un tiempo en alejarse, de modo que durante unos minutos parecieron álamos plateados". Este 'arty', como lo llamaban los australianos, proporcionaría cobertura a los zapadores que aún estaban al aire libre y rompería el alambre de púas italiano, despejando el camino para la infantería australiana.

El bombardeo cesó a las 6:05 am y, cuando el humo se disipó, los australianos reunidos comenzaron a distinguir las brechas en el alambre defensivo. De repente, una voz sonó desde atrás: '¡Adelante, cabrones!' Y lo hicieron. Gritando mientras cargaban, los australianos irrumpieron hacia Tobruk.

Aturdidos por el bombardeo de artillería y aterrorizados por estos australianos enloquecidos, los soldados italianos aparecieron de agujeros en todo el desierto agitando pañuelos blancos y gritando '¡Ci rendiamo! ¡Ci rendiamo! Los locutores de radio en Roma habían estado prediciendo durante días que los 'bárbaros' australianos estaban a punto de ser 'soltados' por los británicos en Tobruk. De hecho, estos bárbaros habían sido liberados y los italianos no querían saber nada de eso.



Oficiales superiores de la 6ª División. Primera fila, de izquierda a derecha: Brigadier Arthur Allen, 16ª Brigada de Infantería; Mayor General Iven Mackay; Brigadier Horace Robertson, 19ª Brigada de Infantería. Fila de atrás, de izquierda a derecha: Coronel Frank Berryman, GSO1; Brigadier Stanley Savige, 17ª Brigada de Infantería; Coronel Alan Vasey, AA&QMG. Los seis habían recibido la Orden de Servicio Distinguido en la Gran Guerra.


Los puestos que ofrecieron alguna resistencia fueron rápidamente silenciados, aunque muchos valientes jóvenes australianos fueron abatidos por disparos de ametralladoras y tanques italianos. Un soldado, el sargento Burgess del 2/8 Batallón, corrió hacia un tanque italiano que detenía el avance aliado y, al tratar de levantar la tapa para arrojar una granada, fue alcanzado por una ráfaga de fuego de ametralladora. Como escribió uno de sus compañeros en su diario, 'su último esfuerzo antes de morir fue esforzarse por volver a colocar el alfiler y arrojar la granada lejos de sus camaradas'.

Fue durante este avance que Copland capturó a la llorosa Manella. Sin embargo, incluso con la rendición de Manella, quedaron focos de resistencia y la lucha espasmódica continuó durante el día y la noche. Aunque Manella se había rendido, se había negado a ordenar la rendición del resto de la fuerza italiana que custodiaba Tobruk.

Fue la captura de otro comandante italiano al día siguiente lo que hizo que los aliados finalmente tomaran el control. El 22 de enero, un grupo de italianos que se rendían se acercó a dos hombres del 2/4 Batallón, el teniente Hennessy y el sargento Mills, que estaban en la vanguardia de un grupo que se dirigía a la antigua ciudad libia. Pidiendo a sus captores que los siguieran, los italianos llevaron a Hennessy y Mills al almirante Massimiliano Vietina, el comandante de la guarnición naval.

Cuando se le ofreció primero en señal de rendición, Hennessy no aceptó la espada de Vietina. Pensó que era más apropiado que su CO, el brigadier Horace Robertson, lo tomara. Los hombres esperarían a Robertson.

Al resto de la 6ª División realmente no le importaban esas formalidades. En lo que a ellos respecta, los suministros dejados en la ciudad desierta por cerca de 25.000 italianos eran más importantes. Entre el botín había queso italiano, vino tinto y agua fresca, sin mencionar las camisas de seda, las capas azules de caballería y los elaborados juegos de tocador de cuero.

Mientras Hennessy, Mills y Vietina esperaban que Robertson llegara y aceptara formalmente la rendición italiana, un australiano, sin embargo, se encargó de realizar un acto simbólico para marcar el triunfo australiano.

Subiendo a un asta de bandera justo al lado de la calle principal de la antigua fortaleza italiana, levantó y corrió su sombrero holgado desde el mástil. Los australianos estaban en Tobruk.

martes, 8 de noviembre de 2022

Afrika Korps: Rommel desembarca en Noráfrica

Entra Rommel...

Weapons and Warfare




  

Los que lucharon en el Desierto Occidental y los que informaron sobre la lucha allí dedicaron un gran esfuerzo a describir el escenario. Notaron el calor del día y el frío de la noche, los enjambres de moscas y la arena arenosa que sopla, las espectaculares puestas de sol y los cielos nocturnos llenos de estrellas. Mientras buscaban a tientas una imagen descriptiva adecuada, la que más a menudo se les ocurría era comparar el desierto con el océano.

A menudo, nada más que la línea ininterrumpida del horizonte se podía ver en cualquier dirección. Los vehículos se movían libremente a través de esta extensión como barcos en el mar. Los hombres no solo conducían en el desierto, sino que navegaban y llegaban a donde querían usar el velocímetro, el mapa y la brújula. Los pocos puntos de referencia solían ser hechos por el hombre: un montón de rocas o latas de gasolina vacías, una cisterna de piedra para recoger agua de lluvia, una mezquita musulmana encalada, una larga procesión de postes telefónicos. La única carretera asfaltada era la carretera de la costa. Tierra adentro, los vehículos seguían caminos accidentados y polvorientos que evitaban lo peor de los afloramientos rocosos y las zonas de arena blanda.

Desde la orilla del Mediterráneo, el desierto de Libia, o el desierto occidental, como se le llamaba en aquellos días, asciende en una serie de escalones al azar, o escarpes. En la mayoría de los lugares, estas escarpaduras son demasiado empinadas para camiones e incluso para tanques, por lo que las pocas brechas naturales o pasos se convirtieron en importantes objetivos militares. La superficie del desierto está en gran parte cubierta de piedra caliza; los vehículos con orugas, al menos, podrían conducir casi en cualquier lugar. Solo tierra adentro comienza el verdadero desierto de dunas de arena a la deriva. Los barrancos estrechos y pedregosos, llamados wadies, se ven desde el aire como grietas irregulares. Aquí y allá se encuentran grandes depresiones en forma de plato conocidas como deirs. Tierra adentro desde el mar, la lluvia cae solo dos o tres veces al año y, en algunos lugares, solo una vez cada dos o tres años.

Un general alemán describió acertadamente el norte de África como un "paraíso para los tácticos y un infierno para los intendentes". El largo y angosto campo de batalla del desierto se extendía a lo largo de 1.400 millas desde Trípoli al oeste, el principal puerto del Eje, hasta Alejandría al este, la base principal de los aliados. Los alemanes y los italianos, por un lado, y los británicos, por el otro, estaban dispuestos a gastar su sangre y su tesoro para ganar esta desolada franja de tierra simplemente porque ninguna de las partes podía permitirse que la otra la tuviera. Para los británicos, el Desierto Occidental era el amortiguador que protegía el Canal de Suez y los campos petroleros del Medio Oriente, los cuales querían las potencias del Eje. Además, quienquiera que controlara los aeródromos del norte de África estaba muy por delante en la carrera por controlar el Mediterráneo, estratégicamente vital.



Como había señalado con pesar el mariscal Graziani, la guerra en el desierto impuso sus propias reglas especiales. La regla número uno era que los ejércitos trajeran consigo todo lo que necesitaran. No había forma de vivir del campo. Como resultado, los dos líquidos más preciados eran la gasolina y el agua. Para el soldado británico, comentó un corresponsal de guerra, “el gran problema por las mañanas era decidir si hacer té con el agua de afeitar o afeitarse en el té”. Lo que quedaba de la ración diaria de agua de un hombre (rara vez más de un galón) después de beber, cocinar, bañarse y lavar la ropa tenía que ir al radiador de su vehículo.

La segunda regla era la importancia de la movilidad completa. En el desierto, los soldados de infantería no marcharon; viajaban en camiones. La reina de la batalla era el tanque. Estrechamente relacionada con la movilidad estaba la regla número tres: la necesidad de velocidad. Un ejército veloz y rápido, como había demostrado la Western Desert Force del general O'Connor, poseía una enorme ventaja, y un general enérgico y de pensamiento rápido podía dominar a un oponente que se detenía para recoger todos los soldados sueltos. termina

La regla final de la guerra en el desierto se ocupaba de la naturaleza del campo de batalla en sí. No había centros industriales que capturar, ni poblaciones cautivas que gobernar, ni consideraciones políticas que complicaran las tácticas. Era una lucha puramente militar en un escenario vacío, y era totalmente posible respetar las "reglas del juego" que aún pudieran existir en una guerra total.

Para satisfacer las necesidades apremiantes en Grecia y África Oriental, el general Wavell había dejado la Fuerza del Desierto Occidental gravemente debilitada. “El próximo mes o dos estarán ansiosos”, cablegrafió al primer ministro Churchill en marzo de 1941, pero estimó que el enemigo en Libia no sería lo suficientemente fuerte como para arriesgarse a un ataque antes de mayo. Este, de hecho, fue precisamente el calendario dado en las órdenes de Hitler al general Rommel. El giro de los acontecimientos sorprendió tanto a Hitler como a Wavell.

Erwin Rommel era un soldado profesional de cuarenta y nueve años cuya temeraria valentía durante la Primera Guerra Mundial le había acarreado dos heridas y la Pour le Mérite, la más alta condecoración militar de Alemania. Rommel, franco y contundente, carecía del refinamiento arrogante de la aristocracia prusiana que abastecía al ejército alemán con tantos de sus oficiales. En la década de 1930, un libro que escribió enfatizando la audacia en las tácticas de infantería llamó la atención de Adolf Hitler. En 1940, durante la Batalla de Francia, lideró una división panzer con destreza y brillantez. Hitler llegó a la conclusión de que aquí estaba el hombre que acudiría en ayuda de Mussolini. En el momento en que Rommel pisó el norte de África, la situación empezó a darse.

Hitler le había prometido a Mussolini un “Afrika Korps” de dos divisiones alemanas, una blindada y otra de infantería motorizada. Cuando la 5.ª División Ligera Motorizada (una fuerza autónoma de infantería, vehículos blindados, artillería y cañones antitanques y antiaéreos) llegó a Trípoli en febrero de 1941, Rommel ordenó que los barcos se descargaran durante la noche, ignorando el peligro de que la RAF bombardeara los barcos iluminados. muelles Puso a sus ingenieros a construir tanques de madera ficticios encima de pequeños autos Volkswagen para que los británicos pensaran que era más fuerte de lo que era, y apresuró a sus unidades de avanzada a El Agheila, el puesto de avanzada británico más occidental en Libia, para probar la fuerza del enemigo.

El ejército que se enfrentó a Rommel no era la misma fuerza rápida e inteligente que había expulsado al mariscal Graziani de Egipto. Las Ratas del Desierto de la 7ª División Acorazada, de vuelta en Egipto para descansar y reacondicionarse, habían sido reemplazadas por la 2ª División Acorazada recién llegada, verde y con la mitad de su fuerza. La 6.ª Infantería australiana, vencedora en Bardia, Tobruk y Benghazi, fue relevada por otra división australiana, sin entrenamiento y mal equipada. Reemplazando a O'Connor en el mando estaba el teniente general Philip Neame, un recién llegado al desierto.

El 24 de marzo de 1941, la vanguardia alemana expulsó a los británicos de El Agheila. Una semana después, Rommel lanzó un segundo ataque. Sintiendo la debilidad ante él, hizo caso omiso de sus órdenes. “Era una oportunidad que no pude resistir”, escribió. Para el 2 de abril, las defensas de Neame estaban fragmentadas. Se dieron órdenes de abandonar Benghazi si fuera necesario. Wavell ordenó al general O'Connor que volara de inmediato a Cyrenaica para intentar restaurar un frente defensivo.

Había poco que O'Connor pudiera hacer, ya que Western Desert Force se estaba desmoronando rápidamente. Las comunicaciones se interrumpieron, las órdenes se equivocaron y las tropas se extraviaron. Sus guardias incendiaron un enorme depósito de suministros que contenía la mayor parte del gas del 2.º Blindado cuando pensaron que el enemigo se acercaba; el “enemigo” resultó ser una patrulla británica.

Como había hecho O'Connor a principios de año, Rommel tomó el atajo del desierto a través de la base de la "protuberancia" de Cirenaica. Empujó a sus hombres sin descanso, volando de una columna a otra en su diminuto avión Storch. Cuando se le dijo que los vehículos necesitaban servicio y reparaciones, ordenó a sus oficiales que no se molestaran con tales “pequeñas cosas”. El comandante de la 5.ª División Ligera pidió una parada de cuatro días para traer municiones y gasolina; Rommel le hizo vaciar todos sus camiones, dejando a la división inmóvil en el desierto durante veinticuatro horas, y enviarlos de regreso a los depósitos para traer los suministros necesarios. Un general italiano se quejó de que se le ordenaba entrar en un terreno intransitable; Rommel condujo solo una docena de millas para demostrar que el camino estaba despejado.

A última hora del 3 de abril, Rommel se detuvo el tiempo suficiente para escribir a su esposa: “Hemos estado atacando desde el 31 con un éxito deslumbrante. Habrá consternación entre nuestros maestros en Trípoli y Roma y quizás también en Berlín. Me arriesgué contra todas las órdenes e instrucciones porque la oportunidad parecía favorable. . . . Comprenderás que no puedo dormir de felicidad.” El 6 de abril, la mayor parte de la protuberancia de Cirenaica estaba en manos del Eje. Benghazi había caído, y los dedos extendidos de las columnas de Rommel se extendían hacia Mechili, donde los exhaustos británicos se estaban reagrupando.



Esa noche, un automóvil del personal británico se estrelló contra una fuerza de exploración alemana en una de las pistas del desierto al norte de Mechili. Hubo un breve intercambio de disparos, matando al conductor británico y un motociclista alemán. El automóvil del personal fue rodeado y se ordenó a los ocupantes que se rindieran. Salieron los generales Neame y O'Connor y el brigadier John Combe, cuyo Combeforce había cerrado la puerta a los italianos en retirada apenas dos meses antes. (Wavell sintió tan seriamente la pérdida de O'Connor que intentó, sin éxito, cambiarlo por seis generales italianos capturados que el alto mando de Mussolini quisiera elegir).

Al día siguiente Mechili capituló. Los británicos avanzaron hacia el este. La mayor parte de la infantería australiana se puso a salvo en las defensas de Tobruk, pero la 2.ª División Blindada quedó destrozada; nunca más apareció en los papeles de batalla del ejército británico. Buscando una victoria rápida, Rommel lanzó sus tropas a Tobruk. Pero su planificación fue demasiado apresurada y sus hombres demasiado agotados, y el asalto fue rechazado. Las fuerzas blindadas alemanas pasaron por alto la fortaleza y se apoderaron de Bardia y Sallum, puntos clave a lo largo de la escarpa costera. Cirenaica había sido recuperada y una vez más el Eje estaba a las puertas de Egipto.

Abril de 1941 fue un mes de severas pruebas para Gran Bretaña. Solo la campaña contra los italianos en África Oriental salió bien. Los funcionarios de Londres endulzaron la derrota en el Desierto Occidental con frases como "una retirada a un campo de batalla de nuestra propia elección" y "parte de un plan para una defensa elástica", pero pocos británicos se dejaron engañar. El 6 de abril, Hitler atacó Yugoslavia, cuya capital, Belgrado, cayó en una semana. Grecia también fue invadida. Las fuerzas enviadas allí a tal costo por Wavell no pudieron detener la marea nazi y, a fines de mes, tuvieron que ser evacuadas. La isla británica de Malta, clave para el control del Mediterráneo, fue salvajemente golpeada por la Luftwaffe. Irak, rico en petróleo, al este de Suez, fue desgarrado por una revuelta anti-británica, y había señales de que se estaba gestando un levantamiento similar en Siria. En un estado de ánimo sombrío,

Como de costumbre, Churchill se enfrentó a los problemas saltando a la acción. Los submarinos, buques de guerra y aviones del Eje eran tan abundantes en el Mediterráneo que los barcos británicos que transportaban suministros al Medio Oriente tomaron la ruta lenta de 14,000 millas alrededor de África y a través del Mar Rojo hasta Egipto. Ahora, haciendo caso omiso de las objeciones de sus asesores militares, Churchill ordenó a la Royal Navy forzar un paso por el Mediterráneo con un convoy de barcos mercantes que transportaban tanques al General Wavell.

El nombre en clave de su audaz plan era Operación Tigre.

Al primer ministro le habría consolado saber que en ese momento no todo estaba sereno en el campo del Eje. Rommel estaba decidido a presionar en Egipto y más allá tan pronto como se reabasteciera y la espina de Tobruk fuera removida de su flanco. Pero sus victorias inesperadas avergonzaron al alto mando alemán porque no tenía la intención de que el norte de África fuera un teatro de guerra importante. El general Franz Halder, jefe del Estado Mayor alemán, se quejó en su diario de que Rommel ni siquiera presentó los informes adecuados; en cambio, "Todo el día corre entre sus unidades ampliamente dispersas". Se debe hacer algo para "evitar que este soldado se haya vuelto completamente loco", pensó Halder, o involucraría a Alemania en una campaña más allá de sus recursos.

Haciendo caso omiso de su primer rechazo en Tobruk, Rommel buscó un punto débil en sus defensas. Tobruk era importante por su puerto, el único de cualquier tamaño entre Alejandría y Benghazi. El desierto que rodeaba la pequeña ciudad encalada era plano como un plato; el veredicto de un observador fue que “debe haber sido difícil de defender incluso en los días de arcos y flechas”. Sin embargo, antes de la guerra, los italianos habían prodigado toneladas de hormigón y acero en sus defensas.

Una doble hilera de puntos fuertes y trincheras formaba un semicírculo treinta millas alrededor del puerto. Los británicos reforzaron esta línea con alambre de púas, trampas para tanques, campos minados y una gran concentración de artillería. La guarnición, compuesta principalmente por infantería australiana apoyada por unos pocos tanques, estaba dirigida por el general Leslie Morshead. Él y sus australianos estaban muy decididos. “No habrá rendición ni retirada”, dijo Morshead a sus oficiales.

Rommel ordenó tres asaltos importantes contra los australianos, utilizando una variedad de tácticas. Pero sus fuerzas eran demasiado débiles y la oposición demasiado inquebrantable para lograr un gran avance. En mayo, tuvo que contentarse con estrechar el cerco alrededor de la fortaleza mientras esperaba con impaciencia refuerzos.

El asedio de Tobruk se prolongó durante ocho meses, hasta el invierno de 1941. Fue un estancamiento aburrido, sangriento y peligroso para los hombres de ambos bandos. Ellos “fueron a la tierra” durante el día, sufriendo el calor sofocante y el enjambre de insectos para evitar las balas de los francotiradores. Los bombardeos y el fuego de artillería tuvieron un costo constante. El paisaje desolado, escribió un corresponsal de guerra británico, estaba “salpicado de transporte averiado, tanques quemados y municiones gastadas, como si algún comerciante de chatarra hubiera establecido su negocio en la superficie de la luna”. La guarnición de Morshead solo podía ser abastecida por barco y solo de noche, y las pérdidas navales británicas fueron cuantiosas. Pero ninguno de los lados aflojaría su control. Para la Commonwealth británica, Tobruk llegó a representar el coraje obstinado frente a la adversidad. Para Rommel, Tobruk era un símbolo de frustración.

Para el general Wavell, los acontecimientos estaban llegando rápidamente a su clímax. Movió sus fuerzas disponibles a través del vasto tablero de ajedrez del Medio Oriente: para sofocar revueltas en Irak y Siria, para obtener la victoria final sobre los italianos en África Oriental, para sondear los puestos de avanzada de Rommel en la frontera egipcia, para contrarrestar (sin éxito) un masivo asalto a la isla de Creta por paracaidistas alemanes. Mientras tanto, una tormenta de telegramas de Churchill pidiendo acción descendió sobre la sede de Wavell en El Cairo.

El 12 de mayo de 1941, el convoy Tiger ancló en Alejandría, habiendo perdido solo un barco en el paso del Mediterráneo y trayendo tanques Wavell 238. Churchill, que había arriesgado tanto para llevar estos refuerzos al Medio Oriente, esperaba ansioso que sus Tiger Cubs, como él los llamaba, entraran en acción. Wavell respondió que la Operación Battleaxe estaba programada para el 15 de junio. Tenía la intención de usar los nuevos tanques para romper el escudo de Rommel en Sallum y Bardia y luego avanzar setenta millas hacia el oeste para levantar el sitio de Tobruk. Las Ratas del Desierto de la 7ª División Blindada encabezarían el ataque.

Battleaxe llamó a la 4ª División India, apoyada por tanques de infantería, para capturar Halfaya Pass, una brecha importante en la escarpa costera cerca de Sallum. Mientras tanto, los blindados británicos girarían hacia la izquierda más allá de las posiciones del Eje que protegían a Sallum y Bardia. Aquí, en el flanco del desierto, Wavell vio cómo se desarrollaba la decisiva batalla de tanques.

En la mañana señalada, dieciocho Matildas se dirigieron hacia el paso de Halfaya, seguidas por soldados de infantería indios en camiones. Antes de que los tanques estuvieran lo suficientemente cerca para disparar con eficacia, fueron alcanzados por una lluvia de proyectiles perforantes. Once de los doce Matildas que iban en cabeza se detuvieron en seco, algunos en llamas, otros con las torretas de los cañones arrancadas por completo de sus cascos. Otros cuatro detrás de ellos se retiraron, tropezaron con un campo minado y les volaron las huellas. Más tarde, ese mismo día, en el flanco del desierto, una columna de tanques de crucero británicos se encontró con el mismo fuego devastador desde un punto fuerte alemán.

Así se introdujeron las fuerzas armadas británicas en el cañón alemán de ochenta y ocho milímetros, una de las mejores piezas de artillería de la Segunda Guerra Mundial. Un cañón antiaéreo y antitanque de doble propósito, el ochenta y ocho de cañón largo disparaba con precisión y rapidez, y su proyectil de veintiuna libras tenía un tremendo poder de impacto; a una distancia de más de una milla, podría matar incluso al tanque más fuertemente blindado con un solo disparo. Rommel solo tenía una docena de estas armas, pero las cinco en Halfaya Pass habían sido excavadas en grietas rocosas para que los cañones estuvieran al nivel del suelo. En la reluciente neblina del desierto y con sus cargas sin destellos, eran prácticamente invisibles.

En el segundo día de Battleaxe, Rommel arrojó los tanques de la 5.ª División Ligera y la recién llegada 15.ª División Panzer, la segunda de las dos divisiones que Hitler le había prometido a Mussolini. Si bien ninguno de los bandos podía reclamar una clara ventaja, Rommel estaba ganando ventaja. La mayoría de sus puestos de avanzada, incluido Halfaya Pass (ahora, y para siempre, conocido por los británicos como Hellfire Pass), se habían mantenido firmes. La Quinta Luz estaba en el flanco de las Ratas del Desierto, y la armadura alemana estaba mejor concentrada. Lo más importante, Rommel había encontrado a los comandantes de campo británicos cautelosos y poco imaginativos, y estaba listo para tomar la iniciativa. Él "daría al enemigo un golpe inesperado en su punto más sensible" mediante un ataque de flanco con las primeras luces del 17 de junio antes de que los británicos pudieran lanzar cualquier ataque propio.

Rommel se mantuvo un paso por delante de su enemigo. A las cuatro de la tarde del 17 de junio, sus columnas panzer se engancharon hacia Halfaya Pass mientras los británicos se precipitaban hacia el este para escapar del cerco. Los británicos perdieron veintisiete tanques de crucero y sesenta y cuatro Matildas, casi la mitad de su fuerza blindada. El Afrika Korps ganó tanto el campo de batalla como la batalla y recuperó y reparó sus tanques dañados; en total, Rommel perdió solo una docena de tanques.

Los británicos concluyeron del fracaso de Battleaxe que sus tanques fueron superados en armamento por los del enemigo, lo cual no era cierto. Este error surgió de la incomprensión de lo que había matado a tantos de sus cruceros y Matildas. Creían que los tanques alemanes eran los responsables, cuando en la mayoría de los casos, los verdaderos asesinos eran cañones antitanques, en particular los ochenta y ocho. La falta de apreciación del valor total de los cañones antitanques, o cómo los estaba usando Rommel, perseguiría a los británicos en los meses siguientes.

Cuando los informes de Battleaxe llegaron a Inglaterra, Winston Churchill estaba en Chartwell, su casa de campo, esperando el resultado. Allí recibió la noticia de la derrota. “Un golpe muy amargo”, escribió, “vagué desconsoladamente por el valle durante algunas horas”. Más allá del hecho de que sus amados Tiger Cubs habían sido tratados con tanta rudeza, estaba la sombría comprensión de que, por primera vez, el ejército del desierto había asestado un golpe con toda su fuerza, solo para ser rechazado.

El Medio Oriente necesitaba sangre nueva, pensó Churchill. Había perdido la confianza en el general Wavell. El 21 de junio, cablegrafió a Wavell que “las victorias asociadas con su nombre serán famosas en la historia del ejército británico”, pero que “el interés público se beneficiará mejor” con un cambio de liderazgo. El nuevo comandante de Oriente Medio sería el general Sir Claude Auchinleck. Wavell tomaría el lugar de Auchinleck como jefe de las fuerzas de la Commonwealth británica en la India.

Wavell recibió la noticia de un asistente temprano a la mañana siguiente en su casa de El Cairo mientras se afeitaba. No mostró ninguna emoción mientras escuchaba las órdenes, comentó en voz baja: “El Primer Ministro tiene toda la razón: este trabajo necesita un nuevo ojo y una nueva mano”, y siguió afeitándose. Hizo su paseo matutino y nadó como de costumbre y se dispuso a poner los asuntos en orden para su sucesor.

Durante casi dos años, en la victoria y la derrota, Archibald Wavell había mantenido a Oriente Medio en la columna aliada. Ciertamente, ningún otro soldado británico en la Segunda Guerra Mundial cargó con tantas cargas. Él construyó los cimientos para las victorias que otros hombres ganarían. Cuando se hizo público el cambio de mando, el corresponsal Alan Moorehead escribió: “Salió de El Cairo y de Medio Oriente esa tarde uno de los grandes hombres de la guerra”.

lunes, 11 de julio de 2022

SGM: Paso de Chouigui, el primer encuentro de tanques entre nazis y US Army


Paso de Chouigui: El primer choque de tanques entre EE. UU. y Alemania de la Segunda Guerra Mundial

Andrew Knighton ||  War History Online


El 26 de noviembre de 1942, tuvo lugar un encuentro significativo en un oscuro rincón de la campiña tunecina.


Las fuerzas estadounidenses habían llegado recientemente al norte de África, uniéndose al teatro mediterráneo de la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes se estaban moviendo para contrarrestarlos.

Las tácticas alemanas en toda Europa se habían basado en gran medida en formaciones de tanques rápidas y contundentes. En el terreno desértico abierto del norte de África, los tanques eran particularmente prominentes, pero los estadounidenses aún no habían experimentado el combate de tanques contra las fuerzas del Reich.


En Chougui Pass, eso estaba a punto de cambiar.

Batallón de Waters

El teniente coronel John Waters era yerno del general Patton. Estuvo al mando de un batallón del Comando de Combate B de la 1ª División Acorazada estadounidense.

Waters estaba al mando de tres compañías de tanques, así como de su compañía de cuartel general. Tenía alrededor de 60 tanques ligeros M3. Los apoyaba un pelotón de cañones de asalto con tres obuses de 75 mm y un pelotón con morteros de 81 mm.

Croquis de Túnez durante la campaña de 1942-1943.

No tenía infantería, ni artillería, ni ingenieros, ni cañones antitanque. Como los estadounidenses descubrirían, tenían una fuerza inadecuada. Los tanques eran armas poderosas, pero sin infantería para protegerlos, eran vulnerables.

Aunque era una unidad estadounidense, el batallón de Waters estaba adscrito a Blade Force, una formación principalmente británica con comandantes británicos.
Tripulación del tanque M3 en Souk el Arba, Túnez, 23 de noviembre de 1942.

Fuerzas del Eje

Las tropas del Eje a las que se enfrentó Waters eran un grupo mixto.

Unidades de reconocimiento alemanas e italianas se encontraban a lo largo de la ruta hacia el paso de Chougui, tratando de establecer dónde estaban las fuerzas aliadas. En una granja en el camino, una unidad antitanque italiana se atrincheró junto a paracaidistas alemanes.

Las fuerzas más significativas para Waters fueron las formaciones de tanques alemanes. Estaban compuestos principalmente por dos tipos de tanques: el Panzer III y el Panzer IV.

El Panzer III y el Panzer IV fueron diseñados al mismo tiempo a fines de la década de 1930 para formar la columna vertebral de las formaciones blindadas de Alemania. Ambos estaban bien construidos, con buen espacio para la tripulación. El antitanque Panzer III tenía un cañón de 50 mm. El Panzer IV se pensó inicialmente como un arma anti-infantería, pero luego se equipó con un cañón de 75 mm que lo convirtió en un arma antitanque más formidable que el III. Esos Panzer IV mejor armados estaban esperando a Waters.

Un tanque PzKpfw IV alemán capturado que se utilizó para pruebas de armas antitanque en el cuartel general del Octavo Ejército cerca de Lucera, el 27 de octubre de 1943.

En el paso de Chouigui

Las fuerzas del Eje mantuvieron dos cabezas de puente juntas en la costa de Túnez, alrededor de los puertos de Bizerta y Túnez. Con el control de las colinas a lo largo de los caminos a esos pueblos, dominaron las rutas de entrada y salida. Si los Aliados querían expulsarlos del área, necesitaban capturar las colinas y los pasos entre ellos.

Blade Force recibió la tarea de luchar contra las fuerzas del Eje cerca del centro de las líneas. Fue para enviar dos puntas de lanza en un ataque desde el sur hacia Medjez el Bab. Mientras tanto, una tercera fuerza tomaría el control de una de las carreteras entre Túnez y Bizerta, una carretera que discurría por el paso de Chouigui.

Waters era parte de la tercera formación. Su trabajo consistía en acelerar a través del paso y reconocer un área al otro lado que incluía puentes sobre el río Medjerda.

Túnez 25 de noviembre - 10 de diciembre de 1942.


El aeródromo

El avance inicial a través del Paso Chouigui fue un éxito. Los estadounidenses hicieron a un lado a las unidades más débiles del Eje, sortearon la granja fuertemente defendida y avanzaron con estruendo por el paso. Luego, las formaciones se desplazaron para inspeccionar alrededor del río Medjerda, tomando un puente desde el Eje.

Luego, cuando llegaron a la cima de una colina, los tanques estadounidenses al mando del mayor Rudolph Barlow detectaron un objetivo inesperado. Un aeródromo alemán, con aviones despegando y aterrizando. Estaba lamentablemente indefenso.

Los tanques de Barlow cargaron hacia adelante, derribando a los defensores, destruyendo aviones y edificios. 20 Messerschmitts, que habían aterrorizado a las fuerzas aliadas desde el aire, yacían ardiendo en el suelo.

Un Me 109 del JG53 dañado en el norte de África, alrededor de 1942.

Sonda de Nehring

Ambos bandos retrocedieron. Los alemanes tenían miedo porque creían los informes falsos de los tanques aliados cerca de Túnez. Waters porque quería mantener a sus hombres a salvo.

A la mañana siguiente, Waters avanzó de regreso por el paso.

Mientras tanto, el general alemán Nehring estaba recibiendo críticas de su superior, el mariscal de campo Kesselring. Kesselring creía que los Aliados avanzarían con cautela y que Nehring no debería haberse retirado.

Mientras Waters avanzaba de regreso al Paso, Nehring envió una fuerza de sondeo para investigar. Tomados del 190º Batallón Panzer, incluían tres Panzer III y seis Panzer IV equipados con letales cañones de 75 mm.

Nehring (derecha), Fritz Bayerlein (izquierda) y Erwin Rommel, abril de 1942. Foto: Bundesarchiv, Bild 101I-784-0203-14A / Moosmüller / CC-BY-SA 3.0.

Tanque contra tanque

Las primeras fuerzas estadounidenses que vieron los alemanes fueron la Compañía A del Mayor Carl Siglin. Los Panzer avanzaron para atacar con sus tanques más pesados.

Desconocido para los alemanes, el coronel Bill Tuck y la Compañía B yacían escondidos detrás de una elevación en el suelo.

A medida que avanzaban los alemanes, Tuck y sus tanques se deslizaron por la ladera, tratando de no llamar la atención. Mantuvieron el fuego hasta que vieron más tanques alemanes.

Por fin, la Compañía B abrió fuego. Sus M3 estaban equipados con cañones de 37 mm, por lo que carecían de la potencia de los tanques alemanes. Sin embargo, estaban en una buena posición y estaban a punto de tener suerte.

Un disparo temprano alcanzó un tanque alemán justo detrás de la rueda dentada que impulsaba la pista. Un punto delgado en la armadura del tanque, atravesó y provocó un incendio.

Se corrió la voz por la empresa. Sus armas no eran poderosas, pero eran precisas hasta más de una milla y media. Al concentrar el fuego cerca del frente de los tanques alemanes, podrían alcanzar ese punto débil.

A lo largo de las líneas, los tanques alemanes estallaban en llamas.

M3 Grant (izquierda) y Lee (derecha) británicos en El Alamein (Egipto), en el desierto del Sahara, 1942, mostrando las diferencias entre la torreta británica y el diseño original.

Un lugar en la historia

Atrapados por la emboscada de Tuck, los alemanes se retiraron. Habían destruido seis tanques ligeros y perdido siete de los suyos.

No fue una gran victoria para los estadounidenses. Las pérdidas de los dos bandos estuvieron cerca. Desafortunadamente, el comandante Siglin murió en la lucha, pero habían resistido su primera pelea de tanques, se mantuvieron firmes y derrotaron a la dura oposición.

Fue una pelea histórica, una de la que podían estar orgullosos.

Fuente :

  • Ian V. Hogg y John Weeks (1980), The Illustrated Encyclopedia of Military Vehicles
  • Orr Kelly (2002), Meeting the Fox: The Allied Invasion of Africa, from Operation Torch to Kasserine Pass to Victory in Tunisia

jueves, 17 de octubre de 2019

SGM: La persecución del Afrika Korps

La persecución del Afrika Korps

Weapons and Warfare




La batalla de El Alamein había sido ganada por completo. La persecución fue frustrada, al menos en los pocos días vitales después del estallido.

Esto no fue culpa del personal. Durante algún tiempo, Freddie [Francis Wilfred de Guingand], jefe de gabinete de Montgomery, había estado pensando en cómo cortar a los alemanes en retirada: las divisiones de infantería italianas estaban inmóviles y abandonadas, rindiéndose en decenas de miles, mientras que las dos divisiones blindadas italianas estaban también se sacrificó de manera efectiva, y le pidió a Richardson que reuniera una fuerza que fuera lo suficientemente fuerte y con suficiente combustible para llevar a cabo el trabajo. Para cumplir con los requisitos de la Operación GRAPESHOT, como se llamaba esta empresa, Richardson ensambló 96 tanques, para ser transportados por transportistas, 45 vehículos blindados, dos baterías de 25 libras y tres de cañones antiaéreos ligeros, dos batallones de infantería y transporte blando con suficiente combustible y otros suministros para ser autosuficiente durante al menos una semana. Las unidades provenían en gran medida de lo que quedaba de la 8 División Blindada y la fuerza debía ser comandada por el GOC de este último, Charles Gairdner, a quien Freddie se reunía casi a diario, y controlado por su cuartel general, al que se le agregó el personal de enlace de la RAF y RN necesario.



Monty no tenía nada de eso, y prefería usar todas las divisiones que habían participado en la ruptura. Estos eran los mismos que habían formado el cuerpo de chasse reunido en papel por John Harding el 12 de agosto, excepto que la 7 División Blindada, ahora comandada por el propio Harding, reemplazó a la 8 División Blindada. Estas cuatro divisiones ahora se enviaron todas simultáneamente el 5 de noviembre para cortar al enemigo en diferentes puntos entre El Alamein y Fuka, pero 1 y 10 Divisiones Blindadas solo llegaron a la carretera de la costa después de que la retaguardia enemiga había pasado, mientras que 7 Blindados y 2 Las divisiones de Nueva Zelanda se retrasaron por un campo minado falso, lo que permitió a los alemanes retirarse con un contacto mínimo.

Monty ahora ordenó a las cuatro divisiones que envolvieran el siguiente objetivo, Mersa Matruh, pero las divisiones blindadas 1 y 7 se quedaron sin combustible, mientras que a finales del 6 de noviembre comenzó a llover fuertemente y a la mañana siguiente todos los perseguidores estaban empantanados, dejando Rommel se retira una vez más en buen estado. Para colmo, la RAF fue en gran medida ineficaz, prefirió ofrecer apoyo en tierra a los británicos que avanzaban en lugar de atacar las columnas alemanas, mientras que al mismo tiempo se vio obstaculizado por la confusión sobre dónde estaba la formación amistosa. Se había realizado poco entrenamiento en ataques terrestres de bajo nivel, y los ataques que se realizaron fueron en gran medida bombardeos de alto nivel, que tuvieron poco impacto. Para evitar el fuego antiaéreo, se lanzaron bombas en lugar de a lo largo de la carretera, y solo uno o dos vehículos como máximo serían golpeados por cada patrón. Cuando siguieron, los perseguidores quedaron asombrados por la falta de vehículos Axis dañados en la carretera, aunque hubo muchos abandonados por falta de combustible.



Los problemas fueron dobles. Primero, se habían comprometido demasiadas divisiones a la búsqueda, lo que resultaba tanto en confusión en el comando y control como en un problema de suministro temporal. Kirkman debía decir muchos años después que una sola división, siempre que fuera altamente móvil, podría haber hecho el trabajo, sugiriendo que podría haber sido 7 Blindados, los más frescos del lote, o 2 Nueva Zelanda, con sus propios las brigadas descansaron y fueron restauradas, o 4 División India, de las cuales solo una brigada había estado involucrada en la batalla y luego solo brevemente en las etapas finales. En el último de estos el GOC, 'Gertie' Tuker, creyendo que sus tres brigadas podrían estar en la frontera egipcia para la mañana del 6 de noviembre, les ordenó que estuvieran listos para moverse, con una columna voladora de todas las armas organizadas para Liderar el avance. Para su consternación, a la división se le ordenó entregar su transporte de transporte de tropas a la Brigada griega y comenzar a trabajar para despejar el campo de batalla.

El segundo problema fue que Lumsden parecía incapaz de ejercer control sobre el cuerpo de caza y, lo que es peor, no pudo mantenerse en estrecha comunicación con Monty. Tanto para Monty como para los que estaban alrededor de los dos comandantes, este silencio parecía ser intencional. Bill Mather, vinculado a Lumsden como oficial de enlace, pasó gran parte de su tiempo tratando de persuadir al comandante del X Corps para que contactara a su superior. Cada vez que se detenían, Mather comenzaba el largo trabajo de erigir la engorrosa antena Wyndham necesaria para que su sistema inalámbrico funcionara, solo para que Lumsden dijera: ‘¡Látigos! Estamos fuera - y él tendría que desmantelar el aparato nuevamente.

Carol, el hermano de Mather, acompañó a Monty durante gran parte de este período y se le pidió que navegara a una referencia de mapa previamente acordada en el desierto para una reunión. No había señales de Lumsden y Monty estaba previsiblemente lívido. Al final convocó a Lumsden a la sede principal, donde se produjo una furiosa fila. Bill Williams, escuchando afuera, comunicó esto a la sala de operaciones, donde se había establecido un tablero que mostraba las probabilidades de todos los generales para futuros avances. "Vender Lumsdens" fue el consejo de Williams y el precio fue debidamente rebajado, solo para que Lumsden entrara, retirara la tela que ocultaba el tablero y se fuera sin decir una palabra, pero claramente furioso.

La sede principal había sido muy rápida para avanzar detrás del avance; de hecho, en un momento se encontró por delante de Tac. Mientras reinaba la confusión sobre qué formación era dónde e incluso dónde estaba el frente, pero en la creencia de que los alemanes se habían retirado de Mersa Matruh, Mainwaring se adelantó para buscar un nuevo sitio de la sede principal, llevando consigo a Dick Carver, el hijastro de Monty, quien estaba sirviendo como GSO2 (Ops). Belchem ​​lo siguió en un segundo jeep, acompañado por un cachorro que había adoptado recientemente y que de repente se convirtió en un mareado. Mientras se detenía brevemente para cuidarlo, una ronda antitanque alemana golpeó su jeep y se vio obligado a ponerse a cubierto en una zanja. Mainwaring y Carver siguieron adelante, solo para ser hechos prisioneros por una unidad alemana que forma parte de la retaguardia.

Richardson se hizo inmediatamente GSO1 (Ops). Su reemplazo, junto con el de Carver como GSO2, llegó poco después, ambos recién llegados del Staff College de Haifa. Geoffrey Baker era un artillero que había servido en la 4 División India en la campaña de África Oriental contra los italianos, donde había sido herido y ganó el MC, antes de ser enviado a Haifa como Instructor. Alto y justo, había adquirido el apodo de "George the Swede" mientras era cadete en la Real Academia Militar de Woolwich, y desde entonces siempre se llamó George. Harry Llewellyn, como Bill Mather, había llegado al Medio Oriente con 1 División de Caballería, en su caso con Warwickshire Yeomanry, y había sido estudiante en Haifa. Junto con Andy Anderson de Royal Signals, un compañero de estudios que había sido publicado como asistente de 'Slap' White, desfilaron frente a Monty, quien les dijo que si les gustaban e hicieron un buen trabajo, podrían quedarse ; Por otro lado, si no les gustaba, ¡eran libres de irse!

Freddie identificó de inmediato a Llewellyn para un papel que no había necesitado mientras el Octavo Ejército estaba parado detrás de la Línea Alamein, pero se volvería vital a medida que se volviera altamente móvil y el cuartel general de Tac se fuera del contacto físico regular. Junto con Peter Paget, fue nombrado GSO2 (Enlace), desempeñando un papel similar al que Carol Mather estaba realizando en Tac HQ, pero responsable directamente ante Freddie. Los 'Freddie Boys', como se conoció a los principales HQ LOs por diferenciarlos de los 'Monty Boys', estaban allí, en palabras de Llewellyn, 'para ver que Freddie no se sorprendía al recibir información más tarde que Monty'. las distancias entre el cuartel general principal y las formaciones principales se alargaron tanto que las visitas diarias resultaron poco prácticas, Freddie tenía sus LO ubicados en los cuarteles generales del cuerpo, de donde informaban diariamente.
A principios de noviembre, otro oficial se unió a Tac HQ que pasaría casi todos los días en la compañía de Monty desde entonces hasta mucho después del final de la guerra. Mientras que John Poston había demostrado más que su valía como ADC, Spooner no estaba familiarizado con el desierto y, en ocasiones, se había descarriado al visitar a Monty. Monty ahora le preguntó a Poston si conocía a alguien que se adaptara al papel y Poston inmediatamente propuso a Johnny Henderson, un teniente en un regimiento de vehículos blindados, los 12 ° Lanceros, a quienes había conocido antes de la guerra. Monty consultó al CO de Henderson, quien le dijo que el joven subalterno tenía una facilidad notable para navegar por el desierto, después de haber cruzado con éxito la Depresión de Qattara para ver si podía ser utilizado por una gran fuerza de flanqueo.

Henderson fue convocado a Tac, para entonces establecido cerca de Mersa Matruh, donde tuvo una breve entrevista con Monty. Luego fue invitado a cenar en el desastre de Monty, donde se les unieron Poston y también Freddie y Williams, quienes estaban de visita. Durante la cena fue sometido a un interrogatorio sobre su familia, escuela e intereses. Posteriormente, Poston le dio un consejo invaluable, que era que siempre debía decirle a Monty la verdad, independientemente de las posibles consecuencias.

Diez días después, Henderson fue a Monty para solicitar un regreso a su regimiento, donde podría ver alguna acción real. Monty le pidió que se quedara hasta que se encontrara un reemplazo y, poco después, los dos hombres volaron de regreso a El Cairo para asistir al Servicio de Acción de Gracias por la victoria en El Alamein. Después del servicio, Henderson recibió el resto del día y la noche libre, durante la cual él y un amigo fueron al zoológico. Mientras estaba allí, el amigo agarró el gorro militar de Henderson y se lo ofreció a un elefante, que comenzó a comerlo debidamente. Sin posibilidad de rescatar el artículo y sin tiempo para reemplazarlo, Henderson, vestido incorrectamente, no pudo asistir a la Guardia de Honor en el aeródromo, como Monty le había ordenado que hiciera. Cuando se le preguntó por qué no se había obedecido su orden explícita, Henderson dijo la verdad. Monty le ordenó abordar el avión y luego no dijo una palabra sobre el viaje de regreso. Sin embargo, lo levantó en la cena y la diversión generada suavizó su reacción de tal manera que Henderson decidió quedarse, ya que resultó durante casi cuatro años.

Con la oportunidad inmediata de cortar a los alemanes ahora perdidos y Rommel llevando a cabo una retirada hábil, sin ofrecerle a Monty ninguna oportunidad inmediata para flanquearlo, el enfoque se centró por completo en el antiguo problema de la guerra en el desierto para ambas partes: cómo mantener un ejército en avance que se alejaba rápidamente de su base de suministros. Las distancias eran muy grandes demasiado rápido para que los grandes vertederos detrás de la línea Alamein fueran suficientes y la movilidad se convirtió en la esencia. Las opciones disponibles eran por carretera, ferrocarril y mar, ya que el envío aéreo estaba en su infancia en esta etapa de la guerra y, en cualquier caso, había pocos aviones adecuados en el área. Aunque el Octavo Ejército se enorgullecía de su capacidad para moverse a través del desierto abierto, la única carretera metálica seguiría siendo la principal arteria de suministro durante toda la campaña, pero muy rápidamente se llenó de tráfico de todas las descripciones y grandes atascos acumulados, especialmente en el Paso Halfaya entre Sollum y Bardia. Los puertos a lo largo de la costa ofrecían buenas posibilidades, pero aparte de Tobruk y Benghazi, eran en su mayoría pequeños y parecía seguro que el Eje bloquearía los canales y demolería las instalaciones portuarias, causando retrasos inevitables en el desembarco de toneladas importantes.

No fue sorprendente, por lo tanto, que en la Instrucción Administrativa del Octavo Ejército N ° 140, emitida poco antes del comienzo de la Operación LIGHTFOOT y estableciendo la política para la rama Q en caso de un retiro de Rommel, Brian Robertson hizo mucho hincapié en La tercera alternativa, el ferrocarril. A raíz de la Operación CRUSADER, el ferrocarril del desierto occidental se había extendido desde la cabeza del ferrocarril en Misheifa, primero a Capuzzo en la frontera con Libia y luego a Belhamed, a unas 20 millas al sureste de Tobruk, donde se abrió una cabeza de ferrocarril el 26 de mayo de 1942, el mismo día del ataque de Rommel al final de la línea de Gazala. En el retiro posterior, el ferrocarril desempeñó un papel importante en las tiendas de carga de retroceso, y solo se perdió una locomotora. Durante su ocupación del territorio al oeste de El Alamein, las fuerzas del Eje utilizaron el ferrocarril para sus propios suministros, pero no hicieron nada para aumentar su capacidad. Sin embargo, extendieron la línea desde Belhamed hasta el puerto de Tobruk, que resultó ser valioso para los aliados.

Robertson explicó en su instrucción dónde se abrirían las sucesivas cabezas de ferrocarril y qué suministros abastecería cada una. La rama de Movimientos y Transporte del personal de Q fue responsable de garantizar que las partes de reconocimiento se movieran inmediatamente detrás de las tropas de avanzada para evaluar el daño causado por los alemanes en retirada y que el material de reparación, las unidades de construcción de ferrocarriles y las compañías laborales seguirían según sea necesario. Un tren de construcción completo estaba listo en Alejandría y otros dos en Suez, listos para ser llamados hacia adelante.

Q (Mov & Tn) también fue responsable de coordinar los partidos militares y navales conjuntos para tomar el control de los puertos, con las partes de reconocimiento puestas en espera para mudarse tan pronto como cada uno fuera capturado, con el fin de hacer una evaluación inmediata de los requisitos y para definir el área de los muelles, las entradas y salidas desde las cuales debían controlarse de cerca. También se hicieron arreglos para el desembarco de cantidades limitadas de suministros sobre las playas, para ser utilizados en las ocasiones en que las tropas de avanzada no podían mantenerse adecuadamente por tierra. En esta etapa de la campaña, había pocas lanchas de desembarco especializadas en el teatro, por lo que tuvieron que usarse encendedores engorrosos.

Robertson estableció 86 Subáreas para proporcionar la estructura necesaria alrededor de las cabezas de ferrocarril del Ejército y más tarde las cabezas de carretera a medida que avanzaba. Además de todos los depósitos de suministros, la subárea incluía una jaula de prisioneros de guerra, un campamento de tránsito para refuerzos y un puesto principal de control de tráfico para administrar los convoyes de transporte motorizado. Uno de los principales problemas fue el suministro de POL, y Robertson ordenó que, además de los camiones cisterna de combustible, todos los vehículos que se dirigieran hacia el oeste, desde los vagones del personal y los jeeps hasta los enormes vehículos de recuperación, deberían llevar más latas de las necesarias para sus propios fines. , para descargarse lo más adelante posible.

Otro problema endémico del desierto era el suministro de agua. Kisch se hizo responsable del desarrollo y reparación de puntos de agua en lugares adecuados en la línea de comunicaciones, con 86 Subáreas asumiendo la responsabilidad de ellos tan pronto como estuvieran listos. La ración era de un galón por persona por día, incluida una asignación para radiadores de vehículos, con asignaciones adicionales para instalaciones médicas y talleres y para ciertos vehículos que requerían grandes cantidades de agua, como transportadores de tanques.

Con el fin de llevar suministros a las divisiones avanzadas, Robertson y Miles Graham crearon una nueva organización, el Centro de Mantenimiento de Campo ('FMC'), que proporcionaría el enlace entre el transporte del cuerpo, que levantaba los suministros de las cabezas de ferrocarril, cabezas de carretera y puertos, y transporte divisional, que los distribuyó a las tropas de avanzada. En el desierto, donde el espacio no era un problema, cada FMC se presentaba de manera idéntica y se convertía en esencia en un gran centro comercial. Había áreas específicas para POL, suministros generales, agua, tiendas de ingeniería, tiendas de municiones y municiones, junto con una jaula de prisioneros de guerra y una oficina de correos de campo. El transporte de tercera línea del cuerpo se acercaría desde una dirección para descargar y el transporte divisional de segunda línea desde la dirección opuesta para recoger, con rutas de entrada y salida claramente definidas desde cada área. Cada FMC tenía entre uno y dos días de existencias de todos los productos. Según el sistema anterior, las divisiones tenían que notificar sus requisitos con tres días de anticipación, pero esto ya no era necesario, por lo que los cambios en formaciones o unidades de un cuerpo a otro ya no eran un problema logístico.

Cada artículo de suministro, excepto el agua, se originó en Egipto, y Robertson tuvo que confiar en el Comando de Oriente Medio para proporcionar todos los requisitos al Octavo Ejército. Fue una suerte que el Director Administrativo de GHQ fuera uno de los más experimentados en el negocio. El teniente general Sir Wilfred Lindsell había sido compañero instructor de Monty en Camberley, donde había enseñado preguntas y respuestas a Robertson, entre otros. Había sido Intendente General del BEF y luego CAO de las Fuerzas Nacionales antes de ser enviado a Oriente Medio. No había nada que no supiera sobre el suministro y se podía confiar en él para entregar lo que fuera necesario.

Mientras que el Octavo Ejército retuvo la responsabilidad de sus líneas de comunicación inmediatas, esto se volvió impracticable una vez que las distancias se volvieron demasiado grandes. En esos momentos, GHQ se hizo cargo de las áreas traseras, para que el Octavo Ejército siempre pudiera concentrarse en la tarea que tenía por delante. Una vez que el Ejército había progresado hasta Benghazi, la responsabilidad del LOC hasta la frontera fue transferida a las tropas británicas en Egipto, mientras que a su debido tiempo el Distrito de Cirenaica y el Distrito de Tripolitania se establecieron como organizaciones estáticas dentro del Comando de Oriente Medio.
Después de los contratiempos en Fuka y Mersa Matruh, el avance se aceleró. Sidi Barrani fue capturado el 9 de noviembre y la frontera libia cruzó el 11 de noviembre. Tobruk cayó el 13 de noviembre y los primeros barcos se descargaron tres días después. El ferrocarril tardó más en reabrir, pero la cabeza del ferrocarril en Capuzzo, justo al otro lado de la frontera, recibió su primer tren el 20 de noviembre y el de Tobruk el 1 de diciembre. Robertson había persuadido a Monty para que usara tropas de combate para proporcionar los grupos de trabajo iniciales tanto en los puertos como en los ferrocarriles, ya que criar compañías pioneras y laboristas utilizaría recursos de transporte preciosos.

El hecho de que las tropas estarían disponibles para tareas laborales era una consecuencia anticipada de un rápido avance, con divisiones estancadas por falta de suministros, incluso después de las medidas tomadas por Robertson. X Corps aún controlaba las formaciones principales, pero solo 1 y 7 Divisiones Blindadas permanecían en el campo, y fue esta última la que lideró el avance. Monty fue cauteloso, excesivamente a los ojos de varios de sus críticos, especialmente Tedder y Coningham. Inicialmente se negó a seguir el ejemplo de O’Connor en 1940 cruzando el desierto para atrapar al enemigo que se retiraba de Benghazi, creyendo que se arriesgaba a una molestia que no podía permitirse. En cambio, solo envió autos blindados en esa ruta, mientras que la mayor parte de la 7 División Blindada siguió metódicamente detrás de Rommel, llegando a Bengasi el 19 de noviembre. Un intento tardío de 22 Brigadas Blindadas, usando tanques tomados prestados de 1 División Blindada, no pudo ponerse detrás de Rommel en Agedabia, y los alemanes se establecieron en una línea defensiva bien preparada en El Agheila. La RAF se aplacó hasta cierto punto por la captura intacta del grupo clave de aeródromos alrededor de Martuba, en el bulto de Cirenaica, justo a tiempo para proporcionar cobertura a un convoy vital para Malta.



Monty ya se había quedado sin paciencia con Lumsden. Fue enviado a su hogar en el Reino Unido, su lugar al mando de X Corps asumido por Horrocks, a quien se le ordenó llevar el cuerpo a reserva y entrenarlo para futuras operaciones. Miles Dempsey, uno de los protegidos de Monty, fue convocado desde el Reino Unido para relevar a Horrocks en el XIII Cuerpo, que ya no jugó ningún papel en la campaña del norte de África. El frente que enfrentan los alemanes en El Agheila fue asumido por el XXX Cuerpo de Leese, que ahora comprende 7 Divisiones Blindadas, 2 de Nueva Zelanda y 51 de las Tierras Altas.

Mientras Monty acumulaba sus suministros, hubo una pausa en las operaciones, durante las cuales las oficinas centrales de Main y Tac se ubicaron brevemente. Se produjeron varios cambios en el personal clave, el más importante de los cuales fue el Jefe de Gabinete. Poco después de su propia llegada a Benghazi, Freddie experimentó dolores de estómago agudos. Evacuado a El Cairo, le diagnosticaron su crónica queja de cálculos biliares. El tratamiento fue efectivo, pero la Junta Médica posterior recomendó tres meses de licencia, de lo que se dio cuenta que significaría el final de su tiempo en el Octavo Ejército. Cuando Monty regresó a El Cairo para el Servicio de Acción de Gracias, visitó a Freddie en el hospital y escuchó la noticia. Le preguntó a su Jefe de Gabinete cuánto tiempo necesitaría para recuperarse y le dijeron que solo tres semanas. Monty inmediatamente persuadió a los médicos para que cambiaran de opinión y Freddie se fue a Palestina para convalecer, ¡casándose antes de su regreso! Mientras tanto, su lugar fue ocupado temporalmente por Bobby Erskine, quien había sido BGS en el XIII Cuerpo desde la época de Gott y tenía mucha experiencia, aunque carecía de la habilidad única de Freddie para manejar a Monty.

David Belchem ​​también se enfermó, en su caso con apendicitis, y su trabajo como GSO1 (Deberes del personal) fue asumido por George Baker. Del mismo modo, evacuó a El Cairo, después de su recuperación, Belchem ​​fue inicialmente publicado como Brigada Mayor de 2 Brigadas Blindadas antes de recibir el comando del 1er Regimiento de Tanques Reales, que servía con 7 División Blindada. La publicación llegó con la aprobación expresa de Monty, quien creía firmemente en que su personal tenía experiencia en el campo de batalla para que pudieran apreciar mejor lo que estaba sucediendo en la línea del frente. Otros ejemplos de esta política al mismo tiempo fueron Carol y Bill Mather. Carol se reincorporó al SAS, después de haber sido persuadido por David Stirling, quien visitó Tac HQ para discutir sus planes con Monty; un mes después fue capturado durante una operación y enviado a un campo de prisioneros de guerra en Italia. Bill se fue en un puesto como Brigada Mayor de 9 Brigadas Blindadas, que se estaba reformando después de las terribles pérdidas sufridas durante la Operación SUPERCHARGE.

Monty ahora deseaba atacar la posición alemana en El Agheila con toda velocidad. Tanto el ataque como el posterior viaje en Trípoli requirieron el funcionamiento eficiente del puerto de Benghazi, pero resultó estar en una forma mucho peor que Tobruk. Había una serie de barcos hundidos en el puerto y la Royal Navy se movía demasiado lento para eliminarlos a tiempo. Esto significaba que el Ejército todavía estaba siendo abastecido desde el puerto y la cabeza del ferrocarril en Tobruk, mientras que la acumulación de la RAF también había exigido enormemente todo el aparato logístico. La solución de Robertson fue comandar todo el transporte de X Corps y usarlo para mover los suministros lo más rápido posible, permitiendo así cumplir con la fecha límite de Monty.

Monty trasladó Tac HQ a XXX Corps el 5 de diciembre y la batalla comenzó nueve días después, cuando 7 Blindados y 51 Divisiones comenzaron a avanzar a través de los campos minados entre Mersa Brega y El Agheila, los montañeses en particular sufriendo grandes bajas. Incluso antes de esto, los neozelandeses, en la noche del 11 de diciembre, partieron en un gancho de izquierda de 200 millas. Para la tarde del 15 de diciembre estaban a la vista del mar y listos para cortar a los alemanes e italianos, pero Rommel, plagado como siempre por falta de combustible, ya había decidido retirarse. Los neozelandeses no pudieron cerrar la red, y la mayoría del enemigo logró romper las brechas. Sin embargo, fue una victoria satisfactoria en términos de moral. O'Connor y Ritchie habían llegado a El Agheila, solo para ser arrojados nuevamente poco después. El ejército había recorrido 760 millas y esta vez no había marcha atrás.

La siguiente posición defensiva fue en Buerat. Una vez más, Monty se vio obligado a hacer una pausa durante casi un mes por razones logísticas, entre las cuales se encontraba el lento y continuo progreso de la Royal Navy para despejar el puerto de Benghazi. Monty autorizó a Robertson a darle un cohete al oficial al mando, después de lo cual la situación mejoró considerablemente, solo para que ocurriera un revés importante cuando una tormenta violenta azotó la costa del 3 al 5 de enero, rompiendo el topo y causando una serie de barcos a la deriva de sus amarres. El transporte de X Corps fue nuevamente puesto en servicio para remediar la deficiencia.

El ataque contra Buerat, lanzado el 15 de enero, fue tan exitoso que las fuerzas del Eje se retiraron con cierta confusión tanto a lo largo de la carretera de la costa como en el país más montañoso en la aproximación a Trípoli. Había una línea defensiva natural entre Homs y Tarhuna, pero el Octavo Ejército se movía entonces con tal ímpetu que, para sorpresa de Monty y Leese, rebotó la línea en la carrera y se abrió paso hacia Trípoli, que entró en 23 de enero.

Durante el avance de Buerat a Trípoli, la sede de Tac se convirtió brevemente en una sede operativa. La izquierda de XXX Corps, que comprende 2 divisiones de Nueva Zelanda y la mayoría de 7 divisiones blindadas y dirigida a Tarhuna, y la derecha, con 51 divisiones Highland y 22 brigadas blindadas moviéndose a lo largo de la carretera de la costa hacia Homs, estaban bien separadas. Con Tac siguiendo de cerca a 22 Brigada Blindada, Monty se convirtió efectivamente en un comandante del cuerpo, controlando el empuje de la mano derecha directamente y dando a Douglas Wimberley, el COG de los Highlanders, un momento muy difícil. Evidentemente, se estaba divirtiendo enormemente, al igual que John Oswald, quien a veces se había preguntado si había estado haciendo un trabajo muy útil a cargo de Tac. Claramente, Tac carecía del aparato completo de un cuartel general del cuerpo, sobre todo los tentáculos inalámbricos terrestres / aéreos, que inevitablemente limitaban la cooperación con la RAF, pero en el relativamente corto tiempo, apenas más de una semana, que esta situación existía, apenas importaba. En la sede principal, Freddie ya había regresado, pero por primera vez Monty estaba tan adelantado y tan involucrado en las operaciones cotidianas, que al COS le resultaba difícil mantenerse en contacto con lo que estaba haciendo el "Maestro". Esto se convertiría en un problema recurrente.

Los problemas de suministro del octavo ejército se habían vuelto tan graves que se hizo necesario detener temporalmente las operaciones principales, aunque 7 División Blindada, ahora comandada por Bobby Erskine como John Harding había sido gravemente herido en las etapas finales de la batalla, empujado hacia el oeste. El puerto de Trípoli fue inicialmente inutilizable, la entrada bloqueada por barcos hundidos y las instalaciones demolidas. Era el 3 de febrero antes de que el primer barco pudiera ingresar al puerto y tres días después, antes de que un convoy completo pudiera descargar. Ahora era necesario realizar una reposición seria antes de que el Ejército pudiera asumir los desafíos que se avecinan.
Como El Cairo estaba ahora a más de 1,000 millas de distancia, se decidió crear una base permanente y líneas de área de comunicación en Trípoli. Robertson recibió el mando, con ascenso a mayor general, mientras que Miles Graham asumió su cargo como DA & QMG Octavo Ejército y Rim Lymer lo sucedió como AQMG, quien ahora dirigía las actividades de Q en el cuartel general posterior. En ocasiones, a Robertson le molestaba que Graham le diera órdenes, pero tomó un control tan firme de la situación del suministro que no sería un problema para el resto de la campaña. Graham, por su parte, estableció una relación particularmente estrecha con Freddie, que perduró hasta el final de la guerra. Disfrutaba de muchos de los mismos intereses, particularmente los juegos de azar, y proporcionó una especie de válvula de seguridad para el Jefe de Estado Mayor en momentos de estrés.

Main y Tac HQ nuevamente se ubicaron brevemente, lo que fue conveniente para dos eventos importantes que tuvieron lugar en Trípoli. La primera de ellas fue la visita los días 3 y 4 de febrero de Churchill y Brooke. Hubo un pequeño inconveniente en los arreglos cuando el automóvil de Monty’s Humber, que iba a ser utilizado por los visitantes, fue robado mientras Poston y Henderson estaban en el club nocturno la noche antes del desfile de la victoria. Después de un pánico momentáneo, la situación se restableció cuando la Policía Militar la reclamó de un soldado borracho. El desfile del día siguiente fue dirigido por las tuberías y los tambores de la División Highland, vistiendo sus faldas escocesas, lo que causó que tanto el Primer Ministro como el CIGS se volvieran muy emocionados. Esto fue seguido por un desfile de la iglesia en la sede principal, en el que el Padre Hughes dio un "sermón inspirado". Ambos desfiles fueron un regalo de propaganda para Geoffrey Keating, cuyas películas recibieron una amplia distribución tanto en Gran Bretaña como en el Imperio, y Warwick Charlton, quien las usó como un refuerzo moral en sus periódicos, que ahora incluían un nuevo título, The Tripoli Times. Más tarde, Charlton se había equivocado con Robertson, cuyo carácter un tanto puritano desaprobaba los artículos más atrevidos del periódico. Intentó despedir a Charlton, que Monty se negó a aceptar.

El segundo evento fue una conferencia de cuatro días del 14 al 17 de febrero, presidida por Monty, durante la cual transmitió las experiencias del Octavo Ejército durante los últimos tres meses a una audiencia que llegó de las Fuerzas Nacionales, Fuerzas Aliadas (el nombre dado al Primer Ejército). y otras formaciones que ahora luchan en Túnez y también en Argelia y Marruecos), el Comando de Persia e Irak y el Comando de Medio Oriente. La delegación de las Fuerzas Nacionales fue dirigida por el C-in-C, Bernard Paget, e incluyó a varios oficiales de alto rango, incluidos Henry Crerar del Ejército canadiense y Gerald Templer, ahora GOC de un cuerpo en el Reino Unido. El mariscal de aire Sir Trafford Leigh-Mallory, AOC-en-C del Comando de combate, representó a la RAF. Monty estaba menos complacido por la falta de representación de alto nivel del Primer Ejército en Túnez: ni el Comandante, Kenneth Anderson, ni ninguno de sus cuerpos o comandantes de división asistieron, aunque Anderson envió varios oficiales de personal. Por otro lado, había un general estadounidense de alto rango con la forma de George Patton.

La conferencia se celebró en un cine en Trípoli y en algunos lugares al aire libre para demostraciones físicas, que incluyeron un ataque simulado por un regimiento blindado. Monty abrió con una exposición de dos horas de toda la campaña hasta la fecha y fue seguido por Freyberg y Wimberley sobre aspectos específicos. Richardson y McNeill, junto con el Wing Commander (Ops), organizaron una presentación muy realista sobre la Cooperación Ejército / Aire y Kisch se ocupó de los problemas y las soluciones para la remoción de minas. En general, el personal trabajó duro para prepararse y ensayar para la conferencia, una actividad inusual para ellos a mitad de campaña.



Uno de los oficiales de personal que asistió del Primer Ejército fue Kit Dawnay, ahora el GSO1 (Inteligencia) en la sede de Anderson. Al ver que estaba presente, Monty invitó a Dawnay a cenar en su desorden y lo sentó junto a él:

Entonces ocurrió una de esas terribles indiscreciones a las que Monty siempre había sido propenso, pero generalmente no frente a una cantidad tan grande de personas. En una pausa repentina en la conversación, me hizo una pregunta ruidosa y muy retórica: "¿Con quién estás ahora, Kit?"

"General Anderson, señor, primer ejército".

"Hmm, buen cocinero sencillo".

Observaciones como esta, repetidas alegremente por sus seguidores, fueron calculadas para hacerlo más popular en algunos sectores que en otros. Para empeorar las cosas, cuanto más escandalosos eran, más los disfrutaba.

El aforismo de Monty pronto se extendió por el Octavo Ejército y también llegó al Primer Ejército, haciendo poco por la relación entre dos formaciones que tendrían que cooperar en poco tiempo.