Una prueba más de los pocos efectivos de Gendarmería Nacional que actuaron en la escaramuza de Lago del Desierto , especialmente en el área de el retén O´Higgins
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(...)En esos días los presidentes de ambos países (Arturo Illia y Eduardo Frei Montalva) se reunieron en Mendoza, acordándose el retiro de los carabineros chilenos en 48 horas y la resolución del asunto por la Comisión Mixta Chileno-Argentina de Límites. En la Argentina se interpretó que tras ese plazo la Gendarmería avanzaría sobre el territorio que debía estar evacuado por los carabineros.
Aún no habíamos salido del conflicto fronterizo de Río Encuentro, en la provincia de Chubut, donde perderíamos por laudo arbitral 430 kilómetros cuadrados en el valle de la California, dejándonos el valle Hondo, más grande pero menos productivo, cuando, violando los acuerdos firmados en Mendoza por los presidentes Eduardo Frei y Arturo Illia, fuerzas de carabineros penetraron más de 30 kilómetros del límite fronterizo, ocupando territorio nacional y enarbolando su propia bandera. Gendarmería recibió la orden de recuperar nuestro suelo patrio. La misión fue dificultosa. Partimos el 1º de noviembre de 1965, desde El Palomar en los viejos DC 3 de la Fuerza Aérea aterrizando en plena montaña, sin pista alguna. Debimos salvar a pie un cordón montañoso cargando todo el material de guerra y sufrimos las inclemencias del clima que se acentuaba por la falta de víveres suficientes.
La intención de que no hubiese ningún enfrentamiento armado obligó a nuestra cancillería a aceptar la inmovilidad de Gendarmería hasta el día 6 en la seguridad de que, cuando avanzáramos, ya no habría carabineros en zona. Ese día, con las primeras luces, comenzó el avance hacia la laguna El Cóndor donde quedó parte de la tropa, continuando mi patrulla, integrada por el alférez Eduardo Martín y 10 gendarmes, hacia Laguna del Desierto.
Grande fue mi sorpresa al acercarme a la casilla de madera usurpada y verla aún ocupada por carabineros, con la dotación completa a las órdenes de un mayor y de un teniente, y un improvisado mástil con una bandera chilena en su tope. Lejos de acatar las órdenes impartidas, el teniente resistió a la patrulla con disparos de FAL, produciendo un enfrentamiento estéril entre fuerzas hermanas cuyo saldo fue la muerte del teniente chileno,
un suboficial de carabineros herido,
el mayor y dos suboficiales más detenidos
y el resto de la dotación retirándose en dirección a Chile.
Con todo el respeto que merece una bandera, arrié el pabellón chileno que flameó por 16 días en nuestro territorio, recuperando al finalizar nuestra misión 2.500 kilómetros cuadrados de suelo patrio injustamente arrebatado.
A esos integrantes de mi patrulla, verdaderos patriotas de sobrado coraje y abnegado sacrificio a quienes jamás nadie les agradeció su hazaña, les hago llegar mi recuerdo en la seguridad de que, cuando se vuelva a amar a la patria como antaño, seguramente algún historiador recuperará sus nombres del olvido y volverán a renacer como lo que fueron: héroes de la patria (...). [2]