martes, 14 de enero de 2025
domingo, 5 de enero de 2025
Biografía: Bernardo Gregorio de Las Heras, padre de Juan Gregorio
La historia desconocida del padre de un héroe nacional
Carlos Campana || Deyseg
Bernardo Gregorio de Las Heras, progenitor de Juan Gregorio, se destacó en los albores de la patria ya sea como militar o como un honesto comerciante
En una época donde las líneas entre el comercio y el servicio militar se entrelazaban con los destinos personales, Bernardo Gregorio de Las Heras emergió como una figura importante en aquellos territorios de ultramar del reino de España en Sudamérica.
Nacido en Belvis, Toledo, en 1749, la vida de Bernardo estuvo marcada por la dualidad entre las armas y el comercio. Era hijo de Francisco Plácido Gregorio y Catalina García de Las Heras.
Como muchos peninsulares, un día partió al lejano Río de la Plata, que por aquel tiempo se denominaba gobernación de Buenos Aires, para establecerse en la pequeña aldea.
Vínculo con la tierra rioplatense
Al poco tiempo de instalarse, Bernardo contrajo matrimonio con Rosalía de Lagacha y Rojas, oriunda de Buenos Aires, tejiendo así un vínculo indisoluble con la región del Río de la Plata.
El matrimonio tuvo varios hijos, pero solo uno se destacó, a quien bautizaron con el nombre de Juan Gualberto, quien vio la luz el 11 de julio de 1780 y que alcanzaría renombre como general del Ejército Libertador de tres países.
En aquellos momentos, como la mayoría de los españoles, Bernardo Gregorio de Las Heras, al igual que su padre, militó en la Tercera Orden de San Francisco, demostrando su devoción religiosa y su compromiso con los valores franciscanos.
Sin embargo, su vocación primera fue la de las armas, iniciando su carrera militar en 1769 en la Infantería de la gobernación rioplatense.
Tres años después, su destino lo llevó a la Caballería como portaestandarte, ascendiendo con rapidez. En 1776, se convirtió en teniente, y cinco años después, alcanzó el rango de ayudante mayor en el mismo regimiento, consolidando su reputación como un militar competente y dedicado.
Campañas militares y pruebas de liderazgo
En 1782, sus servicios fueron requeridos en la campaña contra los portugueses en la Banda Oriental, una región en constante conflicto. Tras esta expedición, recibió la comisión de trasladar prisioneros hasta Mendoza, una tarea que puso a prueba su liderazgo y capacidad organizativa.
En este periodo de su vida no solo evidenció su destreza militar, sino también su capacidad para manejar situaciones complejas y mantener el orden en circunstancias difíciles.
De las armas al comercio
La transición de la vida militar a la comercial no fue un camino sencillo, pero Bernardo Gregorio de Las Heras lo recorrió con igual destreza. Se desempeñó como comerciante en Buenos Aires y Córdoba, demostrando un conocimiento detallado del comercio porteño en una era donde el comercio era tan vital como volátil.
Se conoce que en 1799 estaba muy preocupado por el contrabando que ejercían algunos comerciantes inescrupulosos en Montevideo. Sus denuncias sobre prácticas ilícitas y su incansable lucha por la legalidad y el orden en el comercio son testimonio de su integridad y compromiso con la Justicia.
Pero Bernardo no solo intercedió en sus esfuerzos por combatir el contrabando, sino que también se preocupó ante las autoridades del creado virreinato de los importantes desafíos económicos y sociales de la época.
Sus escritos muestran a un hombre profundamente comprometido con la prosperidad de la región y con una visión clara de cómo debería ser gestionada la economía para el bien común.
Versatilidad y adaptabilidad
Además de sus actividades comerciales, Bernardo actuó como empleado judicial en 1790 y 1792, añadiendo otra faceta a su vida. Su capacidad para moverse entre distintos mundos -el militar, el mercantil y el judicial- habla de una versatilidad y adaptabilidad notables.
Esta experiencia judicial le proporcionó una perspectiva única sobre las leyes y regulaciones de su tiempo, permitiéndole entender mejor los mecanismos del poder y la Justicia.
Sus años posteriores los vivió en la tranquilidad de su hogar y neutral ante los hechos que surgieron en el Río de la Plata a partir de 1809, durante la época de los diferentes movimientos políticos y militares.
Falleció en Buenos Aires el 18 de mayo de 1813.
Un legado de perseverancia y servicio
La vida de Bernardo Gregorio de Las Heras es un reflejo de una era de cambios y desafíos, donde las fronteras entre distintas vocaciones eran permeables y la lealtad al rey y a la familia se manifestaba en múltiples formas.
Su legado, aunque quizá eclipsado por la fama de su hijo, es un recordatorio de la riqueza de las vidas de aquellos que forjaron el destino de estos territorios en los que actualmente vivimos.
Su historia es una narrativa de perseverancia, dedicación y servicio en un tiempo donde cada acción podía cambiar el curso de la historia.
Una huella en la historia del Río de la Plata
A través de sus múltiples roles como militar, comerciante y empleado judicial, Bernardo Gregorio de Las Heras dejó su impronta en la historia del Río de la Plata, aunque el tiempo se encargó de borrarla.
Sin embargo, su vida nos recuerda que detrás de cada gran figura histórica hay personas cuyas contribuciones, aunque menos conocidas, son igualmente esenciales para el tejido de nuestra historia compartida.
Su historia es un testimonio de la capacidad humana para adaptarse, liderar y servir en las circunstancias más variadas y desafiantes.
Imagen de portada: General Juan Gregorio de Las Heras, un patriota que honró el legado de su padre. (Web)
domingo, 26 de mayo de 2024
Argentina: Las transformaciones del Cabildo de Buenos Aires
El Cabildo de Buenos Aires y sus transformaciones 🇦🇷
El Archivo General de la Nación Argentina conserva múltiples registros históricos del Cabildo de Buenos Aires. Entre estos, los registros fotográficos de la evolución arquitectónica del Cabildo (del Fondo Documental Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro), pero también conservamos en soporte escrito, tanto de su Archivo como sus Actas, las que nos cuentan los eventos de gobierno ocurridos entre principios del siglo XVII y 1821.
miércoles, 17 de enero de 2024
Argentina: Primer registro de la bandera flameando en Buenos Aires
Acuarela del Fuerte de Buenos Aires en 1816 mostrando orgullosa la albiceleste
6 de septiembre de 1816: Emeric Essex Vidal, acuarelista británico, desde la borda de la fragata inglesa “Hyacinth”, pintó una acuarela de gran valor documental, donde se ve a pleno color la insignia celeste y blanca tremolando en la torre del Fuerte de la ciudad. Es la primer representación de la Bandera Nacional.
Esta acuarela sobre papel, mide 25 x 37 cm. Firmado E. E. Vidal y fechada 1816 abajo a la derecha.
Ref: En el reverso una detallada descripción de la costa de la ciudad de Buenos Ayres, debajo lleva la inscripción "The Castle of Buenos Ayres, and the beach beneath taken from the Mole Head: 6 sept. 1816 -
E.E. Vidal".
Reproducida en la lámina 58 del libro "Iconografía de Buenos Aires" de Bonifacio del Carril y Anibal Aguirre Saravia. Citamos el comentario de esta acuarela tomada del libro ".. En la primera acuarela que Vidal pintó al llegar a Buenos Aires el 6 de septiembre de 1816 dibujó, precisamente la imagen del Fuerte. Se estaban realizando en esos días las ceremonias del juramento de la independencia, declarada el 9 de julio en Tucumán.
Aparece enarbolada en el bastión norte la bandera adoptada como símbolo patrio por el Congreso. Es también la primera representación pictórica de la Bandera que se conoce. Para ejecutar esta acuarela, Vidal se situó en el antiguo muelle que existía desde la época colonial a la altura de las calle Cangallo y Sarmiento, frente a la Alameda ...".
martes, 7 de noviembre de 2023
domingo, 5 de noviembre de 2023
miércoles, 18 de octubre de 2023
sábado, 16 de septiembre de 2023
sábado, 26 de agosto de 2023
Argentina: Buenos Aires en el siglo 19 en colores
Cabildo de Buenos Aires como se veía en 1876
30 de marzo de 1875 Muere el doctor Dalmacio Vélez Sarsfield. Abogado, fue docente de la Universidad de Buenos Aires. Fue ministro de Hacienda de Bartolomé Mitre, y luego ministro del Interior de Domingo Faustino Sarmiento, quien asumió la presidencia en 1868. Sarmiento y Dalmacio Vélez Sarsfield fueron los mayores propulsores de la telegrafía eléctrica en el país. En 1858, el Estado de Buenos Aires (separado de la Confederación Argentina) le encargó la tarea de redactar un código de comercio, el cual fue redactado en colaboración con el prestigioso jurisconsulto uruguayo Eduardo Acevedo que se terminó en 10 meses, y fue sancionado en 1859. En 1862 se le encargó a Vélez Sarsfield la redacción del Código Civil de la República cuya composición se inició en 1864 durante la presidencia de Bartolomé Mitre. Su redacción, ricamente provista de notas y comentarios, le llevó casi cinco años; en 1869 se dispuso del texto completo, que se aprobó a libro cerrado ese año durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. Entró en vigor el 1 de enero de 1871 hasta el 1 de agosto de 2015, siendo reemplazado por el Código Civil y Comercial de la Nación. Fue integrante de la Convención Constituyente que reformó la Constitución en 1860. Había nacido en Córdoba el 18 de febrero de 1800.
Daguerrotipo de Dalmacio Vélez Sarsfield (1850)
Vista de la calle Montes de Oca (barrio de Barracas ciudad de Buenos Aires) donde se ven a los cuarteadores sacando mediante una yunta de caballos que tiraban aun vehículo trabado en los lodazales, año 1880 (AGN colección Witcomb)
Muelle de las Catalinas en la ciudad de Buenos Aires fines del siglo XIX (AGN Colección Witcomb) La zona debe su nombre al convento de las Catalinas que se encontraba en la zona conocida como la "Bajada de las Catalinas" en lo que hoy sería San Martin y Viamonte. En 1755 se construyó un muelle de atraque conocido justamente como Las Catalinas.
Salimos de compras. Vista de la casa Dupuy visitamos la seccion femenina en el año 1886 (AGN colección Witcomb)
Palacio Dose estaba ubicado en la esquina de Av. Alvear y Ayacucho (ciudad de Buenos Aires) se levantó, entre 1898 y 1938, era una importante residencia que el banquero Carlos Dose mandó construir en la quinta de su abuelo Thomas Armstrong. Fue obra de los arquitectos Jacques Dunant y Charles Paquin. Carlos Dose Armstrong era nieto de Thomas Armstrong, fundador de la Bolsa de Comercio –que presidió en 1857-1858–, director residente del Ferrocarril Central Argentino y uno de los fundadores de la línea de Buenos Aires a Ensenada. Además, fue el primer presidente de la Compañía de Seguros La Estrella y estanciero (hay en Santa Fe un pueblo que lleva su nombre) La casa fue demolida en 1938
Fotografía de la colección Witcomb de fines del siglo XIX (AGN)
Vista de desembarco de inmigrantes frente al Hotel de los Inmigrantes en Buenos Aires (Colección Witcomb- AGN). Sin fecha.
Iglesia Santa Felicitas está ubicada en la calle Isabel La Católica 520 del barrio de Barracas (ciudad de Buenos Aires). Fue levantada en 1875 en honor a Felicitas Guerrero de Álzaga, una bella dama de la sociedad porteña, tras su trágica muerte.
A los 16 años Felicitas Guerrero se casó con don Martín de Álzaga. Tuvieron un hijo, Félix, que murió a los 6 años de edad. En 1870, A los 24 años, doña Felicitas quedó viuda. Su belleza era irresistible, y su fortuna también, lo cual hizo que tuviera muchos cortejantes entre ellos, Enrique Ocampo, quien se sintió desplazado por don Manuel Sáenz Valiente. Despechado Ocampo disparó a Felicitas dos tiros que terminaron con su vida el 30 de enero de 1872. Los padres de la joven construyeron el templo que fuera su primera tumba aunque más tarde sus restos fueron trasladados a Recoleta.
La Iglesia se levantó sobre la barranca de Santa Lucía, que hoy es la Av. Montes de Oca. Es el único templo que cuenta con estatuas no religiosas como la de Martín de Álzaga y de Felicitas con su hijito Félix en brazos. Cerca de la sacristía están los bustos de los donantes: Doña Felicitas Cueto de Guerrero y Don Carlos J. Guerrero, los padres de Felicitas. La capilla es muy hermosa con mármoles, frescos, vitrales y arañas con caireles de cristal. Tiene un reloj inglés con un carrillón de un metro de diámetro que fue restaurado recientemente en Inglaterra y puesto en marcha por el príncipe Andrés de Gales. Posee un órgano alemán con 783 tubos.
Iglesia de Santa Felicitas c. 1880 (Colección C Junior- AGN)
6 de abril de 1811: Se inician los trabajos para abrir los cimientos de la Pirámide de Mayo, erigida en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, para conmemorar la Revolución de Mayo. El monumento sufrió varias transformaciones hasta la actualidad.
Vista de la pirámide de Mayo en el año 1884 (AGN Colección Witcomb)
Mujeres lavando y tiñendo ropa a orillas del Río de la Plata. Buenos Aires C de 1880. AGN Colección Witcomb
miércoles, 16 de agosto de 2023
Invasiones Inglesas: La reconquista de Buenos Aires
12 de agosto de 1806. Reconquista de Buenos Aires
Se cumplen hoy 217 años de aquél día en que la unión de los pueblos del Río de la Plata permitió expulsar de Buenos Aires a los invasores ingleses. Lejos de terminar aquél día, la invasión inglesa no hacía más que comenzar. Los barcos invasores pasarían a bloquear el puerto de Montevideo y luego, gracias a los refuerzos que iban recibiendo, capturaron Maldonado (octubre de 1806), Montevideo (febrero de 1807) y Colonia (marzo de 1807) antes de intentar nuevamente la captura de Buenos Aires (julio de 1807). Durante un siglo y medio, esta fecha fue recordada y conmemorada en nuestro país, y hasta llegó a ser feriado nacional, antes de que la dictadura de 1955 la barriera del calendario festivo. Luego, con el correr de los años, se la fue quitando también de las efemérides escolares,hasta ser prácticamente ignorada en nuestros días. Sin embargo, el relato “nacional”, acotado a los límites del país actual, nos impidió conocer la historia completa y reconocernos como un mismo pueblo argentinos y uruguayos, como un solo protagonista en aquellas jornadas, partes de un todo común. Nos perdemos la oportunidad de que haya un día al año (¡aunque más no sea un día al año!), en el que en las escuelas de Argentina se realicen actos conmemorativos con la presencia de la bandera uruguaya y en las escuelas uruguayas se realicen actos similares con la presencia de la bandera argentina. Y esto no es poco para pueblos que necesitan, cada vez con más urgencia, unirse y fundirse en uno solo, como lo necesitan todos los pueblos de Nuestra América. Al reconstruir la historia de la Gran Invasión Inglesa de 1806 y 1807, veremos nítidamente que los pueblos del Plata tienen una historia común, desarrollada a partir de un espacio unificador y de una identidad compartida. Los relatos históricos surgidos tras la conformación de las repúblicas cercenadas del siglo XIX desdibujaron el verdadero contenido de estos acontecimientos, que fueron manipulados y fragmentados para construir una narrativa “nacional” (es decir, localista, de patria chica), segregada y descontextualizada. Se podría pensar que en su momento este tipo de relatos estaba justificado por necesidades casi estratégicas de conformación del Estado, pero, en nuestros días, superar esta etapa de la interpretación histórica es crecer como pueblos, madurar, salir del yo para ingresar en el nosotros.
miércoles, 2 de agosto de 2023
Buenos Aires: El terremoto de 1888
La madrugada que un terremoto hizo saltar de la cama a los porteños y un tsunami llegó a Uruguay
Al no tener montañas cerca, los porteños repiten que no puede haber sismos. Error. También puede ocurrir en lugares semi llanos. El 6 de junio de 1888, la “Falla del Río de la Plata” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses
Por Gerardo Di Fazio || Infobae
Los porteños -que hasta el gentilicio nos hemos apropiado indecorosamente, dado que en toda ciudad con puerto sus habitantes son porteños- entre las muchas cosas que nos jactamos es que nunca hubo terremotos en nuestra ciudad. Jamás. Repetimos como loritos: “…al no tener cerca montañas, la ciudad no tiene terremotos…”. Por supuesto, damos por hecho que en la provincia de Buenos Aires tampoco hay sismos, ni se pueden producir en el vecino Uruguay. Error.
Si bien los movimientos telúricos se dan mayoritariamente en lugares montañosos, también puede ocurrir en lugares semi llanos. De acá se desprende otro mito instalado y falso que nos refiere que la ciudad es totalmente plana, y no lo es en absoluto. La zona más elevada se encuentra en el barrio de Villa Devoto, ubicado en el oeste de la ciudad. El punto más alto de la ciudad es la esquina de avenida Francisco Beiró y avenida Chivilcoy, a 26,71 m. sobre el nivel del mar. Por ese motivo, en ese lugar se encuentra el imponente edificio del “depósito de gravitación de aguas de Villa Devoto”, que contiene 12 tanques de hierro de 6.000 m3 cada uno con una capacidad total de 72.300.000 litros.
El punto es que en la actual ciudad de Buenos Aires sí hubo terremotos. Y varios. Debajo del río color de león esconde la llamada “Falla del Río de la Plata”, que recorre la zona central del ancho río homónimo, y se interna en el Río Uruguay, que marca la frontera entre Uruguay y Argentina. Y el 6 de junio de 1888, la “falla” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses.
Miguel Juárez Celman gobernaba la Argentina y el intendente de la Ciudad de Buenos Aires era Antonio F. Crespo. Vivían, en la urbe que se agigantaba, seiscientos mil habitantes aproximadamente. La ciudad muy lentamente dejaba de ser “la Gran aldea” para ir, poco a poco, convirtiéndose en una importante metrópoli. La recova de la Plaza de Mayo ya había caído en mayo de 1884. No existía aún la avenida de Mayo, y el Cabildo poseía su estructura original. Todavía se veían por las calles aguateros, escoberos, afiladores, y demás vendedores ambulantes de la época.
El Obelisco con su torre original que fue amputada en 1884, al crearse la Avenida de Mayo. Al mutilarse la parte izquierda del edificio, corría peligro de derrumbe
Las mujeres comenzaban a usar lo que se denominó el “polisón” (una suerte de armazón que se colocaba para abultar la zona trasera del vestido, debajo de la cintura) y los hombres cárdigan blanco y pantalones a rayas, todo de algodón. Las tiendas San Miguel (actual “Palacio San Miguel”, frente a la iglesia homónima) competían con sus vidrieras con la tienda fundada por el santiagueño Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Gath. La ciudad poseía un ritmo cuasi pueblerino, de siestas prolongadas y con muy poca gente por la calle. Lo más alto en ella eran los campanarios de las iglesias.
El martes 5 de junio fue muy frío, por demás. Y esa noche todos se fueron a dormir sin mayores novedades. Pero a las 00:20 del día miércoles 6 de junio se desató el caos en ambas orillas del Río de la Plata.
Es innegable que la Argentina y el Uruguay forman parte de un todo, somos hijos de una misma madre. Los porteños, los montevideanos y los habitantes de Colonia del Sacramento, lo primero que oyeron fueron las campanas de las iglesias sonando a deshora y de manera suave, y a los pocos segundos un sacudón los hizo saltar de sus camas, literalmente. Pero todavía no comprendían lo que ocurría. El piso se movía fuertemente. Un ruido sordo que provenía del subsuelo ensordecía a las personas. Era un terremoto.
El temblor se produjo a unos 30 kilómetros de profundidad del lecho del río. Con epicentro entre las ciudades de Colonia y Buenos Aires (34º36′0″ S, 57º 53′ 59″ O, a 30 km de profundidad), con una magnitud grado 5,5 de Richter y una duración de entre 45 y 58 segundos. Hubo réplicas a las 3.12 (la más fuerte y larga) y 5.10. Esta vez el epicentro se ubicó 15 kilómetros al Sur de Colonia del Sacramento y 41 kilómetros al este de Buenos Aires.
Con lo puesto, los vecinos salieron a los patios y a la calle. Vale recordar que prácticamente no había alumbrado público en las ciudades. Pero el sismo vino con otro regalo: un tsunami, el primero registrado en el Río de la Plata. Esto fue relatado por el diario La Lucha de Colonia, que expresó: “El vapor Saturno, que venía de la capital vecina (Buenos Aires) navegaba tranquilo por el centro del canal con más de 20 pies de agua cuando de pronto se detuvo como si tocara el fondo. El capitán hizo echar la sonda pero se encontró con que el barco, movido por una fuerza oculta, zarpaba por sí mismo de la varadura y seguía su camino”.
Desde Montevideo,
que también sintió el sacudón, corresponsales del diario de “El
municipio” de Rosario (Santa Fe) telegrafiaron lo siguiente: “Anoche a
las 12:20 sintiese en ésta (ciudad) un fuerte temblor. Durante toda la
fría madrugada numerosos grupos vagabundeaban por las calles
temiendo se reprodujese nuevamente el fenómeno. Hubo un primer pulso no
tan fuerte, luego un reposo y posteriormente un segundo y ya fuerte
pulso que duró 58 segundos”
Como comentamos anteriormente, la ciudad de Buenos Aires era pequeña. Pero el único registro de caída de mampostería que se tiene a mano ocurrió en el templo de Ntra. Sra. de la Piedad, ubicado en las actuales Paraná y Mitre. En dicho templo se estaban realizando refacciones y ampliaciones. El movimiento hizo que varios muros en construcción de dicho templo cayeran al piso. También sucedió una leve inclinación del campanario, que luego fue subsanada.
El diario uruguayo “La Tribuna Popular” publicó lo siguiente: “El maderamen de las casas crujía fuertemente, las lámparas se bamboleaban, los muebles se movían y los cuadros caían de las paredes. Se rompieron objetos de cristalería y se pudo ver porcelana saltando de los aparadores. Los habitantes han permanecido en vela parte de la noche, azorados a causa de un fortísimo temblor de tierra”.
Pero este no fue el primer sismo de la cuenca del Plata. El anterior se había producido el 9 de agosto de 1848
a las 18 horas y 35 minutos, con una duración aproximada de 5 segundos,
acompañado de una serie de réplicas, la última el 11 de septiembre, con
duraciones que oscilaron de entre 2 y 16 segundos, presumiendo que su
epicentro pudo situarse en la cuenca de Punta del Este.
La costa de la ciudad de Buenos Aires en la época del terremoto. En primer plano las lavanderas. Detrás, la Aduana Taylor
Los movimientos telúricos siguieron ocurriendo en la cuenca del Río de la Plata. De ellos se tiene registro por la prensa, los libros y distintos observatorios sismológicos. En Uruguay ocurrieron el 27 de octubre de 1894, el 13 de junio de 1907 y el 17 de diciembre de 1920. El 26 de junio de 1988 a las 3:24 horas de la madrugada “ocurrió un evento que se dejó sentir en la zona de Punta del Este y Maldonado, causando cierto grado de alarma general”. La zona del epicentro se localizó en la costa este del Uruguay. El 10 de enero de 1990 a las 22:30 se produjo un sismo con una intensidad de 3 grados en la escala modificada de Mercalli. Afectó la localidad de La Paloma en el departamento de Durazno. A las 19:08 del 4 de octubre de 2014 el sismógrafo registró un movimiento en el departamento de Lavalleja, muchas personas lo percibieron y realizaron consultas a la policía. El 12 de enero de 2015 a las 17:22 se reportó un sismo y también un pequeño tsunami.
Los testimonios hablan de que mucha gente que estaba en la playa de Paso Carrasco notó que las aguas se retiraban y luego llegaba una masa de agua mayor a la común, aunque no produjera ninguna clase de daños. El 23 de marzo de 2016, a las 23.26 horas en la zona entre Punta de Lobos y Punta del Tigre, en la costa oeste de Montevideo se registró un evento muy localizado que se sintió desde el Cerro, al Este y hasta Santa Catalina. El 24 de noviembre de 2016 se registró un sismo cuyo epicentro se produjo cerca de la ciudad de Sauce (Canelones). Aunque el fenómeno impactó ayer a la población y despertó las consultas de cientos de personas. El 8 de mayo de 2021, se registró un terremoto en Montecoral, Departamento de Florida, en una zona que se sacudió hasta que los indicadores se clavaron en 4,4 en la escala, lo que significa que fue el segundo sismo más grande de la historia de la región desde aquel de 1888.
En esta orilla del río más ancho del mundo, también tuvimos nuestros episodios que todos recordamos, el 9 de agosto de 2016 ocurrió un evento de 3.9 grados en la escala de Richter, que fue sentido en la zona de Guaminí y también se produjo otro el 7 de noviembre de 2016, de magnitud 4.
El 30 de noviembre de 2018, a las 10:27 de la mañana, hubo un tercero, con epicentro a 32 km al sur de la ciudad y a 25 km de profundidad; y magnitud de 3,8 en la escala de Richter. Se sintió con fuerza en La Plata y la zona sur del Conurbano, que también repercutió en la Ciudad de Buenos Aires, informó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).
En noviembre de 2016, la facultad de ciencias de la universidad de la República de Uruguay, publicó un documento donde señala:
“El riesgo sísmico en la Cuenca del Plata no es nulo, como lo prueban registros históricos de sismos con intensidades bajas a moderadas. Merece destacarse el sismo ocurrido en 1888 que afectó a ambas costas del Río de La Plata, produjo daños de cierta significación y hasta un tsunami en las aguas del Río de La Plata. En esa época la población era escasa. La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se considera el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública… No obstante, la sismicidad de la Cuenca del Plata es virtualmente desconocida, en buena parte debido a la carencia de observatorios sismológicos en Uruguay (y en sus cercanías). Este desconocimiento implica que no puede evaluarse con precisión el riesgo sísmico real de la región así como la localización, extensión y actividad de las potenciales fallas activas. La instalación de la actual red de observatorios sismológicos en nuestro país permitirá comenzar a subsanar este déficit.”
Como hemos leído, a los porteños la madre naturaleza se encarga muy bien de movernos el piso, de vez en cuando, para que nos bajemos del caballo al cual nos hemos subido.
lunes, 17 de julio de 2023
Invasiones inglesas: El grupo que recrea las batallas en Buenos Aires
Armó un grupo que recrea combates y batallas históricos: “Es increíble lo que se siente”
Pablo Candahosa tiene una emprendimiento de servicios, pero su pasión por el pasado lo llevó a organizar réplicas de enfrentamientos para conquistar la Independencia. La investigación de cada hecho, la artillería y la vestimenta son algunos de los condimentos fuertes de los extraordinarios encuentros. “No somos personas disfrazadas, somos recreacionistas”, explica
Por Fernanda Jara || Infobae
Pablo Candahosa se pone en la piel de un almirante español a cargo del Real Cuerpo de Artillería, enviado por el Rey de España, para controlar la línea marítima del Río de la Plata, durante las batallas por la independencia. Desde hace unos quince años, cada vez que un evento patrio lo amerita se calza el uniforme, toma su artillería y allí va, dejando de ser el empresario de servicios para empresas y dar paso a Rudesindo Tilli, el almirante que arribó al puerto de Buenos Aires con 148 hombres. Pero, asegura, que puede ser cualquier otro almirante.
El pasado sábado 24 de junio, junto al Real Cuerpo de Artillería N° 1 del Río de la Plata fue parte de la recreación de la histórica conquista de la Isla Martín García, ocurrida en 1814. El evento se realizó en Casa Amarilla, réplica de la casa donde vivió el Almirante Guillermo Brown.
“Es hermoso lo que se siente durante estos eventos, que no son una obra de teatro porque no somos personas disfrazadas sino recreacionistas”, diferencia y cuenta sobre todo el trabajo previo que realizan antes de una representación de este tipo, que no cuenta con sponsors ni subvenciones.
Cuando está de “civil”, Pablo trabaja en la empresa que presta servicios de diferentes rubros a empresas privadas, desde maestranza hasta logística. “Trabajo en esto desde los 14 años porque comenzó como una empresa familiar, con mi viejo, y lo seguí”, cuenta el hombre de 45 años.
Hacer la historia
“Hace 20 años, un grupo de personas que recorrió Europa trajeron a Buenos Aires la idea de recrear las batallas y combates que se realizaron en el Río de la Plata, donde sucedieron los principales hechos en la época del Virreinato. Estas personas no se disfrazaban para hacer un papel protagónico de una persona en especial, la palabra disfraz no va con esto, sino que se vestían y uniformaban en función a la época y empezar a desempeñar papeles protagónicos y, con el transcurso de los años, se fueron sumando muchas personas”, resume.
Pablo se sumó hace 15 años como invitado a un evento realizado en el Tiro Federal de Quilmes. Quedó impactado y su expresión ante lo que veía hizo que un hombre se le acercara y preguntara: “¿Vos querés participar?”, le dije que si y ahí arranqué en un grupo que se llama Corsario del Plata, que sigue activo y estuvo también en el evento realizado en Casa Amarilla”, cuenta.
“Comencé como una especie de soldado raso y con el tiempo formé el Círculo Argentino Recreacionista, que trata de comprender los batallones o aquellos recreadores independientes, porque no todos están relacionados con algún batallón específico o con alguna sección de la historia específica”, detalla sobre los que hoy suman quince grupos sólo en la ciudad de Buenos Aires y todos recrean a uno que en verdad haya existido, no hay nombres de fantasía, por eso la investigación histórica es sumamente importante.
Cada grupo puede estar formado por unas diez o pocas más personas. “Es muy lindo cada vez que se realiza un evento porque somos los mismos de siempre y nos conocemos. Estamos hermanados un poco con la cultura militar porque, esto tiene que ver sólo con los hechos acontecidos en la época del Virreinato, entonces lo que sucedía era de esa índole y nosotros tratamos de recrear exactamente lo mismo y lo que pasaba es que hay como una cabeza de mando, que baja órdenes, y así armamos los batallones. Y nos ayudamos entre todos, tenemos una especie de organización en cada sección y de ahí nos vamos acomodando para lo que surja en cada evento”, especifica.
A medida que les llegan las invitaciones para ser parte de un evento, generalmente organizados por escuelas o instituciones, se comunican entre esos grupos para saber quienes puede ser parte y armar la recreación de la que, además, participarán “civiles”.
“Ninguno de todos los grupos, al menos los que conozco, estamos subvencionados. Ponemos dinero de nuestros bolsillos, en algunos eventos nos dan refrigerio, y eso lo destacamos, pero la mayor carga la tiene el recreacionista que se uniforma, que tiene su armamento y eso es algo personal que lleva una inversión. Detrás de todo eso, la mejor paga es el aplauso del público”, asegura.
La recreación puede llevar hasta unas cuatro horas porque no se trata solamente de las batallas sino que se invita a los espectadores a ser parte del convite. “Hay damas antiguas, caballeros, gente que se pasea por el espacio y que es parte de la tertulia, que son quienes se ocupan de entusiasmar al público y mientras les cuenta lo que pasará se escucha de fondo el sonido de las tropas que avanzan. Es todo una puesta en escena que realmente hace que la gente reviva el hecho histórico que se recrea”, asevera.
La batalla puede durar unos 20 minutos. “Llevamos los cañones, que son réplicas de los que en verdad se usaron en esos combates y que no hacen ningún daño sino que sólo tienen un cartucho de pólvora para hacer estruendo y fogueo, y también vamos con nuestra artillería”, señala.
Los uniformes también son réplicas exactas a los usados por los diferentes batallones o cuerpos en esos años de conquista de la Independencia. “Con las telas de hoy, son confeccionados por una sastre, Dora Pérez, que además es una estudiosa que investiga al detalle cada uno de ellos y los confecciona. No hay un lugar específico donde comprarlos”, explica.
Pablo destaca que muchas veces, para que el despliegue y la recreación sea perfecta, algunas personas se mimetizan con el prócer que recrean. “Somos cuasi actores uniformados que nos convertimos en el papel que nos toca en ese momento, hay personas con un nivel de pasión tan alto que trata por copiar al prócer que quiere recrear de la mejor manera que, a veces, pasa meses dejándose el bigote, la patilla, se deja crecer el pelo para poder hacerse un peinado y hasta tratando de cambiar su contextura física y paga para mandarse a hacer un uniforme que si lo ves hasta crees que vivió hace 200 años. Su vida contemporánea la acomoda para cuando llega la recreación”, describe.
Entusiasmado y si dejar de resaltar las bondades de lo que lo apasiona, sigue: “Todos los que hacemos esto, lo hacemos por amor a la recreación, con mucha voluntad y poniendo dinero. Es toda una inversión, pero te puedo garantizar que reemplaza, al menos para mi, a una terapia, porque es muy lindo hacerla”.
“Cuando estamos haciendo la recreación de una batalla, así fuese que hay ganadores y perdedores, heridos y victoriosos, para nosotros es increíble porque detrás de todo eso estamos nosotros mismos y eso, acompañado por el aplauso de quienes lo ven, no tiene precio ”, finaliza.