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miércoles, 10 de septiembre de 2025

Crisis del Beagle: La batalla aeronaval del Beagle/Cabo de Hornos (versión 2.0)


Crisis del Beagle: Las flotas se enfrentan en el Mar Austral

Esteban McLaren para FDRA


"Our country will, I believe, sooner forgive an officer for attacking an enemy than for letting it alone."
("Creo que nuestro país perdonará antes a un oficial por atacar al enemigo que por dejarlo ir.")

Almirante Horatio Nelson



El 22 de diciembre de 1978, Día D, se hubiera iniciado coordinadamente a lo largo de las fronteras con Chile, diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía. Es muy difícil estimar a ciencia cierta cuál de todas las acciones planificadas iniciaría propiamente la guerra pero sí está claro que hubiese sido un asalto simultáneo en, por lo menos, cuatro frentes. El principal sería la batalla naval y desembarco en el canal de Beagle donde la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) desembarcaría tropas en las islas Lennox, Nueva y Picton (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de Marina, CIM, chilenas). El propósito de este artículo es ensayar un escenario de historia alternativa. La guerra nunca ocurrió, pero ¿qué hubiese ocurrido si Argentina no aceptaba la mediación papal?

En diciembre de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile por la soberanía de las islas Picton, Lennox y Nueva en el Canal de Beagle alcanzaron un punto crítico. La diplomacia había fallado, y ambos países se preparaban para una confrontación armada. La Flota de Mar (FLOMAR) argentina, con su poderosa combinación de portaaviones, cruceros, destructores y submarinos, se preparaba para enfrentar a la Armada de Chile (ACh), una fuerza bien equipada pero en desventaja numérica y tecnológica. Autores chilenos especulan que las fuerzas argentinas en términos de infantería levemente duplicaban en número a las chilenas, en términos de blindados la diferencia era 5:1, en términos de aviones era 3:1 y en términos navales era levemente superior en algunos aspectos (combatientes de superficie), en otros decisivamente inferior (submarinos operativos en la zona) y otros cualitativamente incomparable (portaaviones).

Orden de Batalla al 20 de Diciembre de 1978

Armada de Chile (ACh)

  • Buques Principales:
    • Crucero ligero clase Tre Kronor: Almirante Latorre.
    • Crucero ligero clase Brooklyn: Capitán Prat.
    • Destructores clase Almirante: Almirante Riveros, Almirante Williams,
    • Fragatas clase Leander: Almirante Condell, Almirante Lynch, Zenteno y Baquedano.
    • Destructores clase Fletcher: Blanco Encalada (DD-14) y Cochrane (DD-15).
    • Destructores clase Allen M. Sumner: Ministro Portales.
  • Submarinos:
    • SS Simpson, clase Balao sin modernización Guppy, el único operativo, ya que los submarinos clase Oberon "Hyatt" y "O'Brien" estaban en mantenimiento mayor.
  • Aviación Naval:
    • Helicópteros AS-326 Alouette B.



Fragata Almirante Condell, pintada al estilo de la PGM para romper su contorno y dificultar los ataques aéreos de la FLOMAR

Flota de Mar (FLOMAR) de Argentina

  • Buques Principales:
    • Portaaviones clase Colossus: ARA Veinticinco de Mayo.
    • Crucero clase Brooklyn: ARA General Belgrano.
    • Destructores Tipo 42: ARA Hércules
    • Destructor clase Gearing: ARA Py
    • Destructores clase Allen M. Sumner: ARA Comodoro Seguí. ARA Bouchard y ARA Piedrabuena.
    • Destructores clase Fletcher: ARA Almirante Brown (D-20), ARA Espora (D-21), ARA Rosales (D-22), ARA Almirante Domecq García (D-23) y ARA Almirante Storni (D-24) 
    • Corbeta clase A69: ARA Drummond y ARA Guerrico 
  • Submarinos:
    • clase Guppy: ARA Santiago del Estero y ARA Santa Fé 
    • clase Tipo 209: ARA Salta y ARA San Luis.
  • Aviación Naval:
    • 8 A-4Q Skyhawk embarcados en el portaaviones, con uno en alerta caza interceptor en cubierta 24/7. El caza de interceptor en cubierta interceptó 2 veces a un CASA 212 de patrulla marítima asentado en Puerto Williams.
    • Helicópteros SH-3 Sea King ASW y helcóptero utilitario SA-316 Alouette.


2. Análisis cualitativo y cuantitativo de ambas flotas

Armada de Chile (ACh)

  • Cualitativo:

    • Alta capacidad defensiva con fragatas equipadas con misiles Exocet.
    • Limitada capacidad submarina con un solo submarino operativo.
    • Buena coordinación entre unidades de superficie y aérea.
  • Cuantitativo:

    • 2 cruceros ligeros
    • 4 fragatas
    • 5 destructores
    • 1 submarino operativo

Flota de Mar (FLOMAR) Argentina

  • Cualitativo:

    • Superioridad aérea con el portaaviones Veinticinco de Mayo.
    • Mayor capacidad submarina con 4 submarinos operativos.
    • Alta capacidad de proyección de fuerza con destructores, fragatas y corbetas lanzamisiles.
  • Cuantitativo:

    • 1 portaaviones
    • 1 crucero ligero
    • 10 destructores
    • 2 corbetas lanzamisiles
    • 4 submarinos operativos

 

Expansión del Conflicto

El conflicto no se disolvió, por el contrario, se agravó. La FLOMAR decidió lanzar un ataque a la Armada de Chile, que rápidamente zarpó desde Valparaíso hacia el sur, dirigiéndose al Canal de Beagle. La última posición detectada de la FLOMAR estaba a 120 millas (alguna fuente cita 193 millas) al suroeste del Cabo de Hornos, preparándose para apoyar la operación Soberanía, cuyo objetivo principal era el desembarco anfibio y captura de las islas Picton, Lennox y Nueva.

Análisis de Capacidades

Armada de Chile (ACh) La ACh contaba con un crucero ligero, destructores y fragatas, todos capaces de defensa antiaérea y antisubmarina. Sin embargo, los problemas operativos del SS Simpson dejaban a la flota sin una cobertura submarina efectiva, una desventaja crucial en una guerra naval moderna.

Flota de Mar (FLOMAR) La FLOMAR, por su parte, tenía la ventaja del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, que proporcionaba superioridad aérea con sus A-4Q Skyhawk. Los destructores modernos y los múltiples submarinos operativos daban a la FLOMAR una capacidad robusta de defensa y ataque.

 

Puntos clave de avance y lugares de refugio de la ACh

Para llegar al Canal de Beagle, la flota chilena avanzaría desde Valparaíso hacia el sur, pasando por Puerto Montt, el Canal Chacao, el Golfo de Penas, Bahía Inútil y el Estrecho de Magallanes, antes de dirigirse al Canal de Beagle. En caso de necesitar refugio, los fiordos chilenos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu, Fiordo de Aysén o el Fiordo Comau serían lugares estratégicos para esconderse y lanzar contraataques.

Fiordos Quintupeu y Comau 


Fiordo o Seno de la Última Esperanza 

Aproximación final al Canal de Beagle (o Cabo de Hornos)


El mapa superior marca el recorrido de la Flota trasandina de acuerdo a la bibliografía oficial chilena y argentina. Nótese que la derrota de la flota araucana pasa por encima de la posición del submarino ARA Santa Fé porque, precisamente, éste los detectó días previos al 21 de diciembre. Es decir, la flota enemiga había sido detectada y seguida ya por un submarino del CFS. La misma se dirigía al sur del Cabo de Hornos en apostaderos de combate, con dos buques anclados a la par esperando la orden de ataque. Los buques se hallaban dispuesto de este modo para poder intercambiar personal y vida social en la espera (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Estos apostaderos no eran más que puertos naturales cerca de algunas islas de zona donde la vegetación natural y el camuflaje con el que se cubría a los buques los hacía difícil de detectar desde el aire. Del mismo modo que había usado pintura para camuflar los buques también habían usado tácticas de la Primera y Segunda Guerra Mundial para ocultar de la aviación argentina. Una ternura increíble. Volveremos a este punto más adelante.



Estrategias de detección y enfrentamiento

La FLOMAR emplearía sus S-2 Tracker y P-2 Neptune para misiones de reconocimiento (tal como se emplearían exitosamente cuatro años después en Malvinas) y los A-4Q Skyhawk para ataque, mientras que los submarinos argentinos emboscarían a los buques chilenos en puntos críticos del Estrecho de Magallanes y el paso de Drake. Los destructores y fragatas de la FLOMAR proporcionarían apoyo de fuego y defensa antiaérea para proteger operaciones anfibias y de asalto helitransportado.

Resulta clarificadora nuevamente caer en la lectura del libro "oficial" sobre el desplazamiento de la flota trasandina (libro Arancibia Clarivel y Bulnes Serrano, 2017). En ella se detalla cómo los oficiales chilenos se entrenaban en un simulador terrestre (no es broma) llamado Redifon, que en forma de cubículos interconectados simulaban buques y ensayaban maniobras en un sótano del Centro de Entrenamiento Táctico de la Academia de Guerra Naval de Valparaíso. Merino y López, ensayando con este simulador analógico, diversas combinaciones de ataque a la FLOMAR llegaron a la conclusión que se debía lograr el "dominio en el mar", buscando una batalla naval decisiva estilo Mahan. El resultado de estos ensayos determinó una formación de ataque donde "todos los misileros iban por delante y los artilleros atrás" (p. 86). No entiendo por qué se requirió del Redifon para algo de simple sentido común ¿O acaso mandar a los cañoneros primero (Prat, Latorre) y los misileros detrás (clase Almirante, Leander) tenía alguna lógica? En realidad sí tenía una lógica, como se postula abajo por propios marinos chilenos, que era la de crear un cebo para que esos buques recibieran los primeros impactos de Exocet bajo el supuesto que esos buques aguantarían los impactos "sin hundirse". Es decir, los cañoneros iban al sacrificio, sin embargo en el libro está mal expresado.

Por su parte, la FLOMAR "carecía" de este simulador simplemente porque las tripulaciones no simulaban sino que pasaban gran parte del año naval embarcados maniobrando con los buques reales, en situaciones tácticas reales, en tiempos reales y enfrentando problemas reales. Aproximadamente dos tercios del año las tripulaciones permanecían embarcadas, algo que cualquiera con parientes marinos en esa época lo puede corroborar. Gran parte de quiénes fueron marinos en este período de oro de la ARA conocieron a sus hijos con 8 o 9 meses de vida dado que su vida embarcada les impidió visitarlos antes. La distancia entre ambas flotas, más allá de la geográfica propiamente dicha, era sideral. Por eso es muy extraño leer en blogs y comentarios en sitios web que la diferencia "a favor" de la ACh era su nivel de entrenamiento. Era exactamente al revés y volveremos con ese tema.

 

Análisis del choque de fuerzas

En el marco de la crisis del Beagle de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile alcanzaron un punto crítico, llevando a ambas naciones al borde de un conflicto armado. La operación Soberanía, planificada por Argentina, tenía como objetivo principal el desembarco anfibio y la captura de las islas Picton, Lennox y Nueva, ubicadas en el canal de Beagle. Esta operación debía realizarse bajo una sólida cobertura naval y aérea proporcionada por la Flota de Mar (FLOMAR) argentina.

Preparativos y composición de Fuerzas

A finales de diciembre de 1978, la FLOMAR estaba plenamente equipada y lista para la acción. Contaba con el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, un activo crucial que embarcaba A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers, proporcionando tanto capacidad de intercepción aérea como de patrullaje marítimo. La flota incluía también varios destructores modernos, como el ARA Hércules, así como fragatas como el ARA Piedrabuena y el ARA Espora. Adicionalmente, Argentina disponía de una fuerza submarina significativa con los submarinos ARA Santiago del Estero, ARA Salta, ARA Santa Fe y ARA San Luis.

La Armada de Chile (ACh), aunque menos numerosa, mantenía una fuerza defensiva robusta. Su principal activo era el crucero ligero CL-02 Capitán Prat y el todavía amenazante Almirante Latorre, acompañado por fragatas y destructores equipados con misiles MM-38 Exocet. La flota chilena incluía también el submarino SS-21 Simpson, el único operativo en ese momento, ya que los otros submarinos de la clase Oberon estaban en mantenimiento mayor (uno de ellos, el SS-23 Hyatt (sospechado de haber sido alcanzado por erizos ASW lanzados por el ARA Rosales en un encuentro previo).

ARA Hércules (D-28) fue el único buque de defensa aérea operando en el TOA. Equipado con 4 Exocet y 22 Sea Dart de defensa aérea con uso secundario antibuque: en condiciones ideales, él solo podía haber llegado a dar cuenta de toda la Escuadra chilena.

Desarrollo de la Operación

La operación de desembarco planificada por Argentina se centraba en la Isla Nueva, donde se sabía que había unos 150 infantes de marina chilenos atrincherados. La estrategia argentina consistía en desembarcar en la costa norte de la isla con fuego de apoyo naval y aéreo desde Río Grande o Ushuaia. Para ello, se emplearía el transporte anfibio ARA Cabo San Antonio, escoltado por destructores y fragatas que proporcionarían apoyo de fuego y protección pero... primero habría que anular a la escuadra chilena.


Los chilenos esperaban una imagen de este tipo en las islas cuando lo más probable era que la ocupación de las mismas se haría por asalto vertical helitransportado.

La fase final de aproximación de la FLOMAR se estableció con la flota argentina avanzando desde su última posición detectada, a 120 millas al sur del Cabo de Hornos, hacia el este, aproximándose al canal de Beagle. Se habían organizado 3 grupos de tareas 42 (GT 42) al mando del contraalmirante Humberto Barbuzzi, correspondientes a 

  • GT 42.1: Portaaviones ARA 25 de Mayo, DDG ARA Hércules, corbetas misilísticas ARA Drummond y ARA Guerrico
  • GT 42.2: Crucero ARA Gral. Belgrano, destructores ARA Rosales, ARA Bouchard y ARA Piedrabuena, LPD ARA Cándido de Lasa, LST ARA Cabo San Antonio.
  • GT 42.3: Destructores ARA Py, ARA Almirante Storni, ARA Espora y ARA Almirante Domecq García.  

Mientras tanto, la ACh se movilizaba desde sus bases de guerra secretas, dirigiéndose hacia el canal para interceptar las fuerzas argentinas. Aquí podemos evaluar dos cursos de acción simultáneos: el primero, la flota principal se dirigía la Mar de Drake para enfrentar a la FLOMAR a mar abierto; segundo, las torpederas más pequeñas (Quidora, Fresia, Tegualda y Guacolda) enfrentarían a la fuerza de desembarco partiendo desde Puerto Williams.

La Escuadra que iba a enfrentar a la FLOMAR iba al mando del Contra-almirante López Silva en dos formaciones denominadas Acero y Hierro.

  • Acero estaba constituida por los cruceros ligeros Almirante Latorre y Capitán Prat (los cañoneros).
  • Hierro estaría constituido por el resto de la flota (los misileros): los destructores Almirante Riveros, Almirante Williams, Blanco Encalada, Cochrane y Ministro Portales así como las fragatas Almirante Condell, Almirante Lynch, Zenteno y Baquedano

De acuerdo con el Redifon, esta era la conformación óptima.


En cualquier caso, barcos de desembarco se hallaban apostados en la BNU (base naval de Ushuaia) para que, una vez tomadas las islas o una sección de las mismas, se ocuparan con tropas.

La guerra submarina

El libro La Escuadra en Acción, de Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, relata la actividad militar y política del conflicto, con un enfoque en la Armada de Chile. Aunque el texto no es muy técnico en cuanto a los medios empleados, resulta interesante por su descripción general de las operaciones de la Escuadra en el sur de Chile.

En este relato se menciona que la Fuerza de Submarinos chilena estaba compuesta por el submarino de la clase Balao "Simpson" (SS-21) y los modernos, para la época, submarinos de la clase británica Oberon, denominados "Hyatt" (SS-23) y "O'Brien" (SS-22).

De acuerdo con esta fuente, el "O'Brien" se encontraba en dique seco durante el conflicto y el "Hyatt" tuvo que interrumpir su tránsito hacia el sur y regresar a su base en Talcahuano debido a una avería mecánica que oficialmente aparece como ocurrida a la altura de Puerto Edén (clic para su ubicación) bien dentro de los fiordos. Sin embargo, para esa fecha el ARA Rosales lanzaría erizos contra un contacto detectado en la zona de Isla de los Estados, confirmando impacto de por lo menos una de las cargas. Podría haber sido ese el Hyatt que retornó averiado a Talcahuano. El otro submarino de la clase Balao, el "Thomson" (SS-20), ni siquiera es mencionado, posiblemente porque ya había sido retirado del servicio debido a su antigüedad. De hecho, tanto Brasil como Argentina habían retirado sus submarinos de esta clase a principios de la década de 1970, tras recibir los Guppy.

A pesar de que el "Simpson" no estaba a la altura tecnológica de las circunstancias, lograría cumplir su misión de llegar y patrullar la zona. El viejo submarino debía emerger con frecuencia por períodos de 8 horas para recargar sus baterías dado que no poseía snorkel, exponiéndose peligrosamente a los radares y periscopios argentinos. Por lo menos dos veces fue fotografiado por los submarinos argentinos en superficie. Por su desgaste, no sería sorprendente que esta operación tuviera que realizarse con mayor frecuencia de lo normal. En las dos ocasiones que fue detectado por submarinos argentinos obviamente optaron por no disparar sus torpedos. Aun así, es posible que su comandante, Rubén Scheihing, intentara atacar, pese a su desventaja tecnológica.

Áreas de patrulla asignadas a los submarinos argentinos. (Fuente: Deyseg)

Sin poder precisar las fechas exactas, los submarinos Guppy estuvieron muy cerca de entrar en combate, aunque sus comandantes interpretaron las órdenes con buen criterio. A mediados de diciembre, el submarino "Santa Fe" patrullaba la entrada de Bahía Cook a una profundidad de 50 metros. Los sonaristas detectaron el sonido de hélices de buques de guerra en aproximación. El comandante del S-21 dio la alarma de combate, la tripulación tomó sus posiciones y se alistaron todos los tubos lanzatorpedos. Los sonidos de las hélices se fueron sumando hasta convertirse en lo que parecía ser "una flota". La escuadra chilena navegaba sobre el S-21, abriéndose hacia las aguas abiertas del Pacífico sur.

Los sonaristas contaron tres, cuatro, seis... hasta 13 naves. Algunas tenían hélices "pesadas", como cruceros, y la mayoría hélices "livianas", similares a las de destructores.

Sin embargo, la flota chilena navegaba sin emitir señales, es decir, sin usar sonares activos en los buques de escolta. La decisión de un comandante de escuadra de navegar sin emitir puede tener varias justificaciones, como no estar buscando submarinos, o preferir ser más discretos, ya que las emisiones de sonar se propagan a grandes distancias y pueden ser detectadas por los equipos de contramedidas de los submarinos, revelando su rumbo o trayectoria.


Aquí están los 13 buques detectados por el ARA Santa Fé

No es difícil imaginar la gran tensión que vivió la tripulación del "Santa Fé". Suspendidos en silencio a decenas de metros bajo el Pacífico, esperaban la actitud de la flota chilena, con las armas listas para ser lanzadas si llegaba el momento adecuado para atacar desde una posición táctica favorable.

Finalmente, la flota chilena se adentró en aguas abiertas, alejándose del S-21. Siguiendo sus órdenes, el comandante del "Santa Fé" no interpretó la maniobra de la escuadra chilena como un acto hostil, especialmente en un momento en el que no había una declaración formal de guerra.

Con esto queda claro que el ARA Santa Fé sabía la posición de la flota chilena, en caso de guerra hubiera sido la primera en lanzar torpedos contra la flota trasandina.



Punto de encuentro y enfrentamiento

El punto de encuentro de las flotas se situaría en las proximidades del canal de Beagle. La FLOMAR debía enfrentar la amenaza de los misiles MM-38 Exocet de la ACh, con un alcance de 35-40 km. Existe recurrentemente en los diálogos, discusiones e intercambios con expertos y neófitos transcordilleranos una cierta contabilidad de Exocets para presuponer que una supuesta batalla naval se volcaría "claramente" a favor de la ACh. Chile dispondría de 4 u 8 bocas de fuego más que la ARA en ese momento. Es el negacionismo de la evidente derrota que hace a estos gestores de opinión sacar del juego analítico a los principales activos de la ARA: su portaaviones y sus 4 submarinos operativos. Más aún, a todo ese escenario desastroso de la ACh hay que sumarle el escenario patético de la FACh: Chabunco era un desastre esperando a ocurrir y es desconocido el número de aviones activos en ese momento, pero todo Chile era solamente defendido por 3 F-5E Tiger II y 9 Hawker Hunter en estado de vuelo, aunque éstos estaba en la Base Cerro Moreno, al norte del país. Para brindar más claridad, el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo proporcionaba a Argentina una ventaja significativa, permitiendo ataques desde distancias de más de 200 millas (370 km). Otro detalle no menor, comparado con el caso de la experiencia de Malvinas, es que la aviación naval argentina tenía experiencia plena en los ataque antibuque y las espoletas de las bombas estarían ajustadas correctamente para detonar al impacto de los buques. Detectada la flota chilena con los S-2 Tracker y P-3 Neptune, su posición sería informada a las bases aéreas de la FAA y a los submarinos del CFS y sería cuestión de tiempo ver quien llegaba primero a la cacería. Escuche el relato del Vicealmirante Benito Rótolo sobre las capacidades de la FLOMAR frente a una flota como la Royal Navy en Malvinas (García Enciso y Rótolo, 2021).



¿Qué la "Escuadra" pensaba atacar y hundir a la FLOMAR? ¿En serio? ¿El contraalmirante López Silva era el experto en guerra aeronaval de la ACh? ¿Y la iba a ir a buscar con misiles y cañones? Más aún, se iba a apurar en ir a buscarla. Todo parece una broma de muy mal gusto.

Escenarios de Desembarco y Enfrentamiento

  1. Aproximación de la Flota Chilena para detener el desembarco La ACh avanzaría con rapidez desde los misteriosos apostaderos de combate hacia el canal de Beagle, desplegando sus fragatas y destructores para interceptar y atacar las fuerzas de desembarco argentinas. Emplearía las lanchas rápidas también para detener los desembarcos y barcos de apoyo. Los chilenos lanzarían misiles Exocet y usarían su artillería naval para hostigar las lanchas de desembarco. Además, coordinarían ataques aéreos desde Punta Arenas utilizando aviones Hawker Hunter y A-37 Dragonfly si es que alguno de estos se encontraba operativo en esa base. Introducirse en el canal de Beagle es una estrategia perdedora para cualquiera de las dos flotas por las restricciones de movimiento, perturbación de sensores por terreno (clutter) y consecuente baja en la performance de las armas.

  2. Respuesta de la FLOMAR a este movimientoAnte la aproximación chilena, la FLOMAR desplegaría sus A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers desde el portaaviones para realizar ataques preventivos contra las unidades de la ACh. Los submarinos argentinos patrullarían áreas estratégicas para interceptar buques chilenos. La FLOMAR utilizaría sus sistemas de defensa aérea para interceptar aviones aproximándose y lanzaría sus propios misiles antibuque para neutralizar las amenazas principales. Al contrario de la flota trasandina, la ARA contaba con un elemento externo a las naves para el ataque como era la aviación embarcada. La encerrona del canal facilitaba el ataque aeronaval y hubiese sido un elemento ideal para una secuencia de ataques y rearmes para reiniciar el ciclo. Aparentemente el encierro en los canales provocaba pánico en López Silva (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017, p. 87).

  3. ACh se enfoca en buscar a la FLOMAR para derrotarla directamente. Por la literatura citada, este fue el camino elegido por la armada araucana. Si la ACh hubiese decidido buscar y enfrentar directamente a la FLOMAR, rodearía la isla Navarino o accedería por el mar de Drake hacia el cabo de Hornos (derrota sureste). Coordinarían con el submarino Simpson y patrullas aéreas para localizar la flota argentina y lanzarían misiles y ataques de artillería naval en cuanto la detectaran. También por la literatura, el ARA Santa Fe estaba debajo de la flota cuando está accedió al mar abierto: objetivo detectado primero. Nuevamente aquí, la aviación naval argentina los encontraría a medio camino en cualquier escenario y debería soportar varias oleadas de ataques de A-4Q Skyhawks. Lo que quede remanente de estas oleadas es lo que podrían enfrentar a una FLOMAR intacta. Jaque.

  4. FLOMAR se enfoca en buscar la ACh para derrotarla directamente Si la FLOMAR decidiera buscar y enfrentar directamente a la ACh, avanzaría desde su posición al sur del Cabo de Hornos hacia el noreste. Utilizarían sus aviones embarcados para reconocimiento y ataque, primero realizaría ataques aéreos repetidos para hundir o dejar fuera de combate a los principales activos de superficie, luego hundir o averiar diversos buques, acercaría para lanzar misiles antibuque desde sus destructores y fragatas, y coordinarían ataques con sus submarinos. Y aquí traemos a colación la formación de "apostadero de combate" de la ACh: los buques se hallan anclados apareados para compartir la espera con vida social e intercambio de insumos. Si la ARA lanzaba los A-4Q Skyhawk cuando esta formación no se hubiese desarmado, hubiese facilitado enormemente el accionar de las bombas. Una misma pasada de bombardeo de 3 aviones con 3 bombas de 450 kilos hubiesen impactado de a dos buques duplicando su eficiencia. Mate.


Roles de la Aviación Naval y Militar

  • Aviación Naval embarcada argentina:

    • A-4Q Skyhawk: Realizarían misiones de intercepción y superioridad aérea, así como ataques a buques enemigos para proteger las fuerzas de desembarco. 8 unidades embarcadas.
    • S-2 Tracker: Efectuarían patrullas marítimas, detección de submarinos y coordinación de ataques antisubmarinos y antibuque. 2 unidades embarcadas.
    • P-3 Neptune: Operando desde bases terrestres, tenía muy largo alcance y eran tripulaciones altamente entrenadas a lo largo del año en el Mar Argentino.
  • Aviación Naval con Base en Río Grande:

    • T-28 Fennec: Misiones de apoyo aéreo cercano y ataques a tierra para cubrir las tropas desembarcadas (dispersos en Río Grande y Estancia La Sara). 19 unidades.
    • MB-326 Aermacchi: Misiones de interdicción y ataque a tierra para apoyar las operaciones anfibias y terrestres (Río Grande). Número indeterminado.
    • T-34C Turbo Mentor: Misiones de ataque ligero, apoyo logístico y transporte de suministros. Más de 12 unidades.
  • Fuerza Aérea Chilena en Chabunco:

    • Hawker Hunter: Intercepción y combate aéreo, ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres (se desconoce el número pero a lo sumo 2 unidades).
    • A-37 Dragonfly: Ataques a tierra y apoyo cercano, interdicción y hostigamiento de fuerzas de desembarco argentinas (a lo sumo 6 unidades).
    • El estado operativo de la base aérea Chabunco era extremadamente bajo de acuerdo el propio comandante de la FACh. 
  • Fuerza Aérea Argentina en Río Gallegos:

    • A-4B/C/P Skyhawk: Ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres, intercepción y combate aéreo en caso necesario (12 unidades).
    • Mirage IIIEA/Mirage 5 Dagger/IAI Nesher: Más de 30 unidades de los tres modelos.
    • F-86 Sabre: Caza de intercepción puro, desplegado para enfrentarse a los Hawker Hunters debido a la experiencia de las guerras indo-pakistaníes. El número concreto no está claro pero por declaraciones de pilotos había más de 4 unidades.
    • Sus objetivos eran, primero, iniciar bombardeos contra objetivos militares de las ciudades de Punta Arenas (base aérea Chabunco) y Puerto Williams (aeródromo Zañartú) y la destrucción de la Fuerza Aérea de Chile, usando una técnica muy semejante a la utilizada por Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967. Lo mismo sería implementado en todos los frentes abiertos.

 


A-4Q despegado del portaaviones ARA "25 de Mayo" impacta al APD-29 Uribe de la ACh

La ofensiva sobre Chile seguiría la siguiente secuencia (Wikipedia):

  • A partir de las 20:00 horas (H-2) del Día D, el 22 de diciembre de 1978, la FLOMAR y la Infantería de Marina —Batallón N.º 5— ocuparían las islas Freycinet, Hershell, Wollaston, Deceit y Hornos (ver mapa debajo).
  • A las 22:00, la Hora H, la FLOMAR e infantes de marina —Batallones N.º 3 y N.º 4— ocuparían las islas Picton, Nueva y Lennox, logrando además el control del canal Beagle (ver mapa debajo).
  • La ofensiva terrestre se iniciaría a las 24:00 horas (Hora H+2). El V Cuerpo de Ejército atacaría desde la zona de Santa Cruz tratando de conquistar el máximo territorio chileno de la zona patagónica. Simultáneamente, la Fuerza Aérea Argentina iniciaría bombardeos estratégicos.
  • A las 06:00 (H+8) del día 23 de diciembre de 1978 (23.06:00.DIC.978) se procedería a la destrucción de la Fuerza Aérea de Chile en tierra.

 


El enfrentamiento naval entre Argentina y Chile en 1978 hubiera sido una compleja operación multidimensional, involucrando fuerzas navales, aéreas y terrestres en un entorno geográfico desafiante. La superioridad aérea y submarina de Argentina le daba una ventaja significativa, aunque las defensas costeras y la coordinación táctica de Chile ofrecían una resistencia formidable. Los resultados habrían dependido de numerosos factores tácticos y estratégicos, así como de la eficacia en la ejecución de las operaciones planificadas por ambas naciones.


En este escenario específico, debe notarse que las fuerzas armadas argentinas poseían tres bases aéreas en el frente, una de ellas móvil (ARA 25 de Mayo) y las dos bases bases aéreas en Río Grande y Río Gallegos, las cuales demostrarían ser altamente operativas cuatro años más tarde en Malvinas. Contra ello, sólo la base aérea de Chabunco en Punta Arenas llevaría la carga de intentar detener las operaciones de desembarco, realizar misiones antibuque contra la FLOMAR, combatir los ataques aéreos desde el Noreste de la base aérea Río Gallegos y desde el Este-noreste de la base aeronaval Río Grande y luego planear ataques ABA (Airbase Attack) contra las mismas. ¿No es demasiados objetivos para una sola pista de despegue y aterrizaje? Por su parte, el COAN se dedicaría exclusivamente a ataques antibuques o de apoyo aéreo muy cercano, mientras que la FAA apoyaría el avance del asalto blindado a Punta Arenas, un ABA contra la base aérea Chabunco y la superioridad aérea sobre Punta Arenas así como, a pedido de la ARA, proporcionaría apoyo aéreo a las operaciones de desembarco.

Estado de situación

En cuanto al posible desembarco anfibio argentino, la "Escuadra" chilena se encontraba en la zona, adoptando una estrategia liderada por el Contraalmirante López Silva. Sin embargo, esta estrategia resultaba cuestionable, ya que algunas fuentes comentan que se basaba en la idea de atacar de manera secuencial y en mar abierto a los Grupos de Tareas (GT) de la FLOMAR. Este plan asumía, de forma poco realista, que cada ataque sería decisivo para destruir por completo cada grupo de tareas argentino, mientras que el resto de la flota, e incluso el portaaviones ARA 25 de Mayo, no responderían de manera alguna. Algunos oficiales buscaban confiar en el mal clima que detuviera al COAN de operar desde el POMA. Algunos especialistas chilenos sugieren que se podría haber sido un combate naval en fases prolongadas durante varios días, bajo la premisa de que los marinos argentinos observarían pasivamente la destrucción de su flota (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Realmente las mejores mentes chilenas acusan un realismo mágico incalificable: no parecen existir un lápiz y un papel en estos escritorios para intentar probar la verosimilitud de lo que se expone.

La aparente división de la FLOMAR en tres grupos parecía apuntar a un desembarco anfibio, pero este podría no haber sido el plan real. El ataque a las islas del Cabo de Hornos estaba diseñado para ser helitransportado. Como se indicó, solo una sección del BIM4 se encontraba embarcada en el portaaviones ARA 25 de Mayo, mientras que los transportes "Cándido de Lasala" y "Cabo San Antonio" al parecer permanecían vacíos. En este contexto, dividir las fuerzas en tres grupos carecería de sentido estratégico, salvo que se tratara de una maniobra de distracción destinada a atraer, precisamente, a la Escuadra chilena y obligarla a gastar sus misiles MM-38 Exocet prematuramente. Sin embargo, esta hipótesis también parece improbable, ya que la Armada Argentina (ARA) probablemente no estaba dispuesta a sacrificar buques y tripulaciones al estilo que sí lo estaba dispuesta la ACh sus formaciones Acero y Bronce (esta declaración se contradice con el esquema planteado en el libro de Arancibia Clavel y Serrano Bulnes).

Es más razonable suponer que, para el 22 de diciembre, la FLOMAR estaba organizada en una formación óptima para el combate aeronaval, con el objetivo de neutralizar a la Escuadra Chilena en mar abierto. El plan argentino habría consistido, en primer lugar, en cebar a la Escuadra a una trampa en la que se exhiban todos sus buques. Luego, vendría desde la distancia de 200 a 350 millas, una serie de ataques aéreos persistentes contra la flota chilena, seguidos de un eventual enfrentamiento de superficie decisivo. La disposición de los submarinos argentinos a la salida de los canales refuerza esta hipótesis, ya que estaban posicionados para alertar sobre la salida de la Escuadra chilena —algo que efectivamente ocurrió— y atacar a las unidades sobrevivientes durante su repliegue.

La estrategia argentina era lógicamente sólida, considerando que las fuerzas chilenas anticipaban un ataque directo a las islas en disputa: Picton, Lennox y Nueva. Esto llevó a Chile a concentrar una gran cantidad de personal y equipo en estas islas, lo que inmovilizó a dichas tropas, dejándolas vulnerables a ser aisladas y desgastadas mediante ataques aéreos antes de que se produjera un hipotético asalto directo. Esas tropas no podrían defender, tampoco, la isla Grande de Tierra del Fuego que iba a ser asaltada por 4 batallones de infantería de marina argentinos. Este enfoque buscaba maximizar la eficacia operativa de las fuerzas argentinas al tiempo que debilitaba las posiciones defensivas chilenas.

La Armada Argentina (ARA) no podía operar como una sola formación debido a las características del portaaviones ARA 25 de Mayo que navegaba a 20 nudos por diseño, el que debía mantenerse a una distancia segura del combate directo de misiles y artillería. Una vez que lanzaba sus aviones A-4, ya sea para misiones de ataque naval o para neutralizar a los aviones de patrulla marítima (MPA) chilenos, el portaaviones quedaba comprometido hasta el regreso de las aeronaves, lo que generaba una situación de vulnerabilidad operativa. De los 8 A-4 disponibles, 2 estaban configurados para intercepción, 3 para ataques navales y 3 en tareas de apoyo logístico, con uno de estos últimos funcionando como tanqueros: todos factibles de cambiar a la configuración de ataque naval en poco tiempo. Esta dependencia del portaaviones y su limitada capacidad motriz —que lo restringía a una velocidad máxima de 28 nudos y solo por cortos períodos, promedio 20 nudos— obligaba a dividir la FLOMAR en tres grupos operativos.

Otra razón para esta división era que la FLOMAR, aunque entrenada habitualmente en dos grupos, no estaba preparada para operar en tres. La escasez de buques adecuados fue paliada con la incorporación de dos fragatas A-69 adquiridas en 1978, que llegaron en agosto y octubre de ese año. El grupo del PAL quedó conformado principalmente por el destructor Tipo 42 en servicio, mientras los otros dos grupos cumplían roles tácticos complementarios. Uno de ellos se presentaba como una fuerza con capacidad anfibia para atraer a la Escuadra chilena hacia un enfrentamiento directo, alejándola del portaaviones.

Por último, el tercer grupo, compuesto por destructores, tenía la misión de actuar como un "tapón" para interceptar cualquier movimiento de la flota chilena que intentara alcanzar al grupo del PAL. En caso de que no se produjera una segregación de fuerzas chilenas, este grupo debía maniobrar para atacar desde el flanco. Esta estrategia buscaba maximizar la efectividad de las fuerzas argentinas mientras protegía los activos más valiosos, como el portaaviones y su ala aérea, en un entorno de combate altamente desafiante.

Vale aclarar que la FLOMAR era una flota de 20 nudos pero, también lo era la ACh dado que poseía dos cruceros de 20 nudos. La velocidad de aproximación era entonces de 20 para la ACh y para los grupos de desembarco (ARA Gral Belgrano) y PAL, pero el grupo del medio era de destructores de más de 20 nudos.





Probabilidades de éxito

Fuerzas Argentinas: Con la superioridad aérea proporcionada por el portaaviones y una flota de superficie y submarinos modernos, las fuerzas argentinas tenían una ventaja significativa. Las operaciones conjuntas aire-mar-submarino de la FLOMAR aumentarían sus probabilidades de éxito.


Comparativo de fuerzas entre la ACh (izquierda) y FLOMAR (derecha). Las franjas rosadas indican una distancia del alcance de sus armas principales (MM38 Exocet, 35 a 42km). El portaaviones ARA V2 "25 de Mayo" indica un A-4Q con carga completa de bombas y combustible de un vuelo Lo-Lo de 350km de alcance, es decir aproximación a baja cota para eludir los radares. Esos son los espacios vitales a cubrir antes de hablar de una amenaza real para el adversario. Me cuesta como analista ver siquiera un atisbo de igualdad entre ambas fuerzas.

Previo al análisis del caso chileno, repasemos que probabilidad tenía la "escuadra" de repeler un ataque aéreo, que iba a ser la principal arma de la ARA. Algunos destructores (clase Almirante) chilenos poseían la instalación de un sistema SAM Short Seacat británico. Es un pequeño misil subsónico, impulsado por un motor cohete de combustible sólido con dos etapas. En vuelo es dirigido por cuatro alas en flecha, de estructura cruciforme y es estabilizado por cuatro aletas pequeñas en la cola. Se guía por la línea de comandos de visión (CLOS) a través de un radio-enlace, es decir, comandos de vuelo que se transmiten a partir de un operador remoto tanto con el misil y el objetivo a la vista. El mismo sistema lo poseía el crucero ARA General Belgrano argentino y, en su versión terrestre Tigercat, se encontraban desplegados en Tierra del Fuego (IMARA) y Río Gallegos (EA). El misil se mostró enormemente impreciso en Malvinas dado que no es autónomo y depende de la coordinación del pulso y visión del operador, con los concurrentes problemas del ojo humano de apreciar claramente las profundidades y distancias en el espacio. Se estima una probabilidad de éxito del 10% para este sistema de armas. Luego, tal vez el buque chileno mejor equipado para autodefensa aérea era tal vez el crucero Almirante Latorre o el Prat con hasta 14 instalaciones del pom-pom Bofors de 40mm. Este hubiese sido el blanco más difícil de aproximar y atacar y, si las comunicaciones lo hubiera permitido, una tarea tal vez delegada a los submarinos.

El principal ejercicio intelectual que hay que realizar, que nadie ha propuesto hasta donde mi conocimiento alcanza, es el siguiente:

Los buques chilenos se aproximarían a 21/28 nudos hacia la FLOMAR (si es que los CASA -212 ubicaban correctamente a la misma, otros "ojos" no tenía Chile). La distancia a cubrir se encontraba en el rango de entre 120/193 millas según diversos reportes chilenos. Ello llevaría a flota trasandina poco más de 5/8 horas de navegación para llegar a 20 millas de los barcos argentinos (siendo 20 millas el primer momento para intentar golpear a la flota dado que era el alcance de un MM38 Exocet, única arma decisiva chilena). Durante 5/8 horas los buques no podría hacerle ningún disparo/daño al enemigo. Bien, durante ese período de tiempo, el portaaviones ARA "25 de Mayo" podrían lanzar y recuperar 3 a 5 salidas de combate de todo su GAE (Grupo Aéreo Embarcado). Para ello, supongamos que cada grupo de ataque volara a  400 nudos ida y vuelta, aterrizara y tardara 25 minutos en recargar bombas y combustible y para despegar de nuevo. A la distancia de ataque y dependiendo de los vientos, cada A-4Q Skyhawk despegaría con 3 bombas de 458 kg (1.000 libras) en el pilón central con espoleta adaptada para impactar buques. La primera pasada sola, arrojaría 24 bombas sobre la "Escuadra" (en realidad, el A-4Q podía cargar también hasta 6 bombas de 500 libras o 227kg, duplicando la estimación que se presenta en la tabla debajo). Suponiendo ausencia de bajas en los aviones argentinos, a la cuarta/quinta pasada, serían 96/120 bombas las arrojadas sobre los buques. Si suponemos que por cada pasada, un avión argentino es derribado hasta 4 bajas, serían en el peor escenario hasta 36 bombas lanzadas contra la "Escuadra". Es decir, en el lapso de cortar la brecha entre las flotas, la flota chilena recibiría entre un mínimo de 36 a 120 bombas (ver la tabla abajo). Todo eso antes de que ningún operador de puesto de combate pudiera apretar el botón de lanzamiento de un solo Exocet chileno. ¿Se entiende lo grave de esta planificación para el mando chileno? ¿Tan blindada estaba la formación Acero? ¿En qué estaban pensando? El contraalmirante Barbuzzi no hubiese podido creer su suerte.

Tiempos de aproximación a las 20 millas, cantidad de pasadas y cantidad de bombas considerando bajas


La necesidad tiene cara de hereje o de gallinero en este caso. El marinero López Silva ponía en el tapete que la gran amenaza de la FLOMAR serían (sola o principalmente) sus AShM MM-38 Exocets y, en un acto de creatividad digna de elogio, le había ordenado a los técnicos chilenos que reformaran sus SA-316B Alouettes embarcados. ¿Qué cambios les habían realizado? Pues, les habían agregado unas jaulas de acero de 3x3x3 colgando debajo de su panza. Aparentemente, estos helicópteros despegarían de sus buques nodriza (clase Leander) y volarían a la par de ellos a unos 20/25 nudos simulando frente al radar ser otros buques para atraer los Exocet argentinos y hacerlos malgastar valiosa munición. No hay que quitarle mérito a la escasez como madre de la creatividad. Esto deja abierto tres reflexiones: primero, hubiese sido muy entretenido de ver si esos kamikazes locos de la Naval chilena eran impactados de pleno por un Exocet que efectivamente si se había enganchado con su deflector. La explosión hubiese sido de película. Segundo, peor aún para los pilotos araucanos, si en su afán de llamar la atención de la FLOMAR se viesen de frente sorpresivamente con un A-4Q Skyhawk a 300 millas por hora que los despedace en el aire, con la mejor suerte, con su par de cañones Colt Mk 12 de 20mm o, en el peor escenario, con un AIM-9B Sidewinder. Tercero, nuevamente esta modificación en el fuselaje de los helicópteros reafirma que López Silva avanzaba esperando una batalla naval estilo Latakia: dos escuadras tirándose misiles a la distancia. Al igual que Hitler durante la ofensiva de las Ardenas, este oficial araucano confiaba en que el mal clima actuara como su única defensa antiaérea, no habiendo diseñado otra alternativa válida. "Vaya al sur, y gane la guerra..." le dijo Merino a López Silva en un intento de crear una leyenda naval en la moral local.


El as bajo la manga de la "Escuadra": Alouettes con gallinero deflector de radar

Fuerzas Chilenas:
La flota chilena a mar abierto estaba a merced de la aviación naval, primero, y submarinos argentinos, posteriormente. Como se expuso arriba, la distancia entre ambas flotas jugaba a favor de la FLOMAR. Si la ACh era detectada a 190 millas, las pasadas de bombas lanzadas por los Skyhawks hubiesen dejado poco a flote aún considerando derribos. Es hasta triste imaginar una flota acelerando para poder golpear el enemigo siendo progresivamente bombardeada una y otra vez sin absolutamente ninguna ayuda ni desde las profundidades ni desde el aire. Asimismo, si la Escuadra se intentaba acercar a la FLOMAR, la misma la detectaría antes (por los Tracker y Neptune, primero, por su propio radar, después) y en caso de ser necesario, simplemente navegaría en dirección opuesta al avance chileno y ese encuentro se extendería bien adentro del Mar Argentino por una simple cuestión de Física. 

Para este ejercicio, la Escuadra debe deshacerse de la formación Acero y quedarse con una flota de 28 nudos (Hierro). Si el CASA C212 le marcara la posición de la FLOMAR a 190 millas, la persecución de la Escuadra a una flota de 20 nudos (por la velocidad del ARA 25 de Mayo) tomaría 21 horas y minutos (casi 600 millas de navegación) para llegar a 20 millas de distancia entre las flotas y poder disparar sus Exocets, descontando ninguna otra interacción de la ARA, es decir, la flota solo "navegaría sin contraatacar". Eso ubicaría a ambas flotas bien al Norte de las Malvinas. Completamente ridículo. 
No hay manera que existiese la posibilidad que los buques chilenos se acercaran a una posición de lanzamiento de sus Exocet sobre la flota argentina. Posibilidad de éxito: Cero.
La otra alternativa que no barajaba el contraalmirante López Silva era de alguna manera atraer a la FLOMAR a zona interior de los canales y fiordos. Ello implicaba no defender las islas, algo que Merino nunca le perdonaría, pero le daba mayores oportunidades de supervivencia. Igualmente, con más 50 aviones de la aviación naval enemiga sobrevolando su ubicación, la planificación para un ataque antibuque era simple cuestión de tiempo. Es cierto que esta alternativa priorizaba la supervivencia de la escuadra y no el impedir el desembarco en las islas del canal. Pero impedir el desembarco también era un objetivo falto de realidad. La ACh era un adversario serio pero carente por completo de armas definitivas: ni aviación que perturbara el plano bidimensional desde el eje Z ni submarinos operativos que atacaran desde la furtividad completa de las profundidades. De prolongarse sólo una semana, no es descabellado pensar que la escuadra chilena completa hubiese terminado hundida o, para el caso lo que es lo mismo, dejada fuera de combate. Posibilidad de éxito: Cero.




Escenario de derrota 

Si la ACh sufría una derrota un resultado probable hubiese implicado el hundimiento o puesta fuera de combate de sus principales activos. Por valor como objetivo naval, sin dudas las fragatas clase Leander y Almirante serían el primer foco del ataque y los cruceros ligeros Prats/Latorre, el segundo, dada la capacidad de sus cañones de afectar las operaciones desembarco. El resto de los objetivos se iría definiendo por circunstancia. Cabe agregar aquí una información que no poseía el Contraalmirante López Silva (teóricamente el mejor preparado en guerra aeronaval) de la ACh: Cuatro años después los aviones argentinos demostraron que una flota encajonada en un canal (como el estrecho de San Carlos) o muy cercana a la costa (como lo es el sur de islas del cabo de Hornos) era blanco perfectamente alcanzables para aviones jets volando a baja altura. La Royal Navy, armada con misiles de defensa aérea mucho mejores que los poseía la ACh, sólo obtuvo derribos puntuales y sólo la falla en la espoletas de las bombas lanzadas por la FAA impidió su anulación como fuerza de combate de superficie antes del fin del conflicto. Quiénes atacarían a la ACh serían los A-4 Skyhawk, tanto en sus variantes B y P y Mirage israelíes de la FAA así como los consabidos A-4Q del COAN, y todos probarían ser letales atacando una flota. ¿La flota trasandina esperaba que para su caso emergería un resultado diferente?



Si la ACh pasara por el canal sería su fin asegurado. Estaría encerradas en el canal de Beagle o avanzando cercana a la costa sur de las islas, facilitando la aproximación de los aviones fuera de la detección del radar. El ataque, tal como ocurriría luego en Malvinas, se realizaría con el aprovechamiento de la geografía, tal cual lo fue en el estrecho de San Carlos. Ahora sabemos que la probabilidad de escape de los principales unidades de la ACh de un ataque aéreo eran casi nulas. Una vez puestas fuera de combate las unidades principales, el resto de flota chilena sería atacada por los destructores y corbetas argentinas y sus Exocets. Ese no sería la derrota elegida de acuerdo al libro de Arancibia Clavel y Serrano Bulnes.

La ACh estaría obligada a recurrir a la ayuda aérea de la FACh, asentada en la base aérea Chabunco. Cómo ya se expuso anteriormente, a las 6 AM del 23 de diciembre dicha base sería el objetivo principal de un ataque preventivo de todos los activos aéreos de la BAM Río Gallegos. Sobre llovido, mojado: si los cazas chilenos lograban despegar, el COAN aguardaba escondido a poco menos de 200 km de Chabunco con una docena de T-28 Fennec esperando que los cazas chilenos aterrizaran para atacarlos con metralla y cohetes.

Aún así, si consideramos un remanente de unidades a flote, en caso de derrota en los canales fueguinos, se retiraría a fiordos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu o el Fiordo Comau. Con superioridad aérea argentina, las fuerzas chilenas tendrían pocas probabilidades de éxito, ya que la FLOMAR podría llevar a cabo ataques precisos y sostenidos. Sin superioridad aérea, las fuerzas chilenas tendrían una mejor oportunidad de defenderse, pero aún enfrentarían una amenaza significativa debido a la capacidad de la FLOMAR para coordinar ataques desde el aire y el mar.


El buque evitado de mencionar en el relato chileno: El mejor portaaviones de la historia de la Latinoamérica, el ARA V-2 "25 de Mayo"

En resumen, la superioridad tecnológica y operativa de la FLOMAR otorgaba a las fuerzas argentinas una ventaja considerable en un enfrentamiento directo con la ACh. La geografía de los fiordos chilenos proporcionaría un refugio natural, pero las fuerzas chilenas seguirían enfrentando desafíos significativos sin la capacidad de contrarrestar la superioridad aérea y naval argentina.

Huida a los fiordos, tal vez el mejor final para la ACh...

Este informe no desmerece el desempeño ni la planificación ejecutada por la ACh. Hicieron lo mejor que pudieron con lo que tuvieron. ¿Lo hicieron? Dicho esto, no era suficiente. Los planetas se alinearon para no poseer una capacidad submarina suficiente (el SS-21 Simpson fue detectado y fotografiado dos veces previo al 21 de diciembre mientras sus mejores submarinos estaban en mantenimiento mayor) aunque aún con todos los submarinos en servicio, Argentina poseía más de una docena de aviones ASW con tripulaciones entrenadas a nivel OTAN. El apoyo aéreo iba a ser nulo porque se carecía de aviación naval de ataque y los activos aéreos de la FACh iban a recibir su bautismo de fuego esa misma madrugada por lo que estarían luchando por su propia supervivencia si es que había realmente activos aéreos en Chabunco. Por la planificación prevista, para el 23 de diciembre a la tarde Chabunco iba a dejar de estar operativa, sea por los A-4 y Mirage de la FAA a la madrugada o los T-28 Fennec/MB326 todo el resto del día.


Una crítica que se puede hacer a la planificación de López Silva es la de seguir con su filosofía mahaniana de buscar la gran batalla naval decisiva con un brazo roto y cojo hasta del cerebro. Estaba comprometiendo a toda la escuadra (all-in) en una maniobra de la que iba a sufrir muchas bajas antes de siquiera llegar a ver en las pantallas de sus radares al enemigo si es que ello iba a ocurrir alguna vez. Una vez desencadenado los eventos, la suerte de la flota chilena estaría echada para el resto del conflicto: él mismo le estaría regalando la posición de sus barcos a la FLOMAR. 

Y aquí vale reflexionar alternativas: cuando una flota más pequeña enfrenta a una más grande, pues debe recurrir mejor a guerrilla naval o pequeños combates de desgaste. La armada argentina nació así: enfrentando a marinas mucho mayores, como la española o la imperial brasileña, arrastrándola a pequeños combates que favorecían pequeñas pero desgastantes victorias contra el enemigo. Sin ir más lejos, el marco de los fiordos es ideal para esa tarea: esconder buques para realizar posteriormente ataques coordinados. Con superioridad aérea enemiga ese ejercicio puede perder efectividad pero los alemanes demostraron en la SGM que se puede resguardar un buque en un fiordo protegido para densas capas de defensa aérea y tener éxito. Esta alternativa podría ser más razonable que enfrentar en mar abierto a un portaaviones con brazo aéreo completo, sin superioridad aérea y sólo protegido por un submarino rengo. Y aquí, el término "flota más grande" es más cualitativo que cuantitativo: la "Escuadra" iba en solitario muy escaso apoyo desde las profundidades y ningún apoyo aéreo a enfrentar a pilotos aeronavales que practicaban a destajo cada año en como hundir buques y estaban entrenados a nivel mundial.



¿Acaso pensaba López Silva que la ARA iba a acercar a sus activos navales principales a la distancia de los Exocet chilenos para que se diera un duelo de caballeros? ¿Acaso López Silva estaba esperando un Jutlandia o un Latakia mientras se dirigía a un Midway? ¿Habrá pasado que el comando naval chileno pensaba que la ARA no iba a ordenar el aprovechamiento de la ventaja submarina y aeronaval empeñando sus submarinos y cazas embarcados antes de que siquiera pudieran detectar en sus radares a la FLOMAR? ¿Sería que pensaba López Silva que los A-4Q Skyhawk no iban a ser lanzados contra sus barcos? Mucho antes que permitirle a un marino trasandino apretar el botón de disparo de un Exocet, la flota chilena iba a conocer al COAN y al CFS en secuencia o en simultáneo. La historia no puso en su lugar al bocón de López Silva que vendió un plan meramente suicida como si fuese un plan de ataque exitoso.
 
Desde el otro lado de la cordillera, se sostiene que la amenaza de la marina chilena forzó la retirada de la FLOMAR. Al parecer, las decisiones del Sr. López y su jefe Merino habían cumplido su función disuasiva: las fuerzas argentinas no presentaron batalla. La FLOMAR decidió no enfrentarse a la Escuadra, y no había otra explicación más que el temor al enfrentamiento, pero ¿quién dice que la FLOMAR no cumplió realmente la misión asignada siendo el retiró parte de la misma? ¿Cómo, con toda esta evidencia, la FLOMAR podía sentirse inferior a la ACh? La lógica es siempre la mejor respuesta.

Veamos, Chile había asumido el alto costo aceptar un rechazo unilateral a un laudo previamente acordado (un grosero error del gobierno de Lanusse) y luego someterlo a otro laudo por el Vaticano. ¿Habría tomado esa actitud si Argentina no le hubiese puesto el cuchillo al cuello? Probablemente no (
Madrid Murúa, 2003).

Sin embargo, la pasividad en el plano militar de 1978
la seguimos pagando hoy. Tal como en los primeros días de mayo de 1982, cuando la FLOMAR tuvo la oportunidad de atacar al HMS Invincible sin ser detectada y no lo hizo (García Enciso y Rótolo, 2021), cuatro años antes ya se había perdido una ocasión similar: la de destruir a la Escuadra chilena cuando se tuvo la oportunidad. Esa es la frase de Nelson que inicia este artículo. Y ese error, esa falta de acción en el momento decisivo, aún pesa geopolíticamente sobre nosotros.

Fuentes consultadas

  • Arancibia Clavel, Patricia y Bulnes Serrano, Francisco. La escuadra en acción. 1978: el conflicto Chile-Argentina visto a través de sus protagonistas, Santiago, Chile: Catalonia, 2017 (ISBN: 978-956-324-298-0)
  • Burzaco, Ricardo. La Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina en la crisis de 1978. DeySeg
  • García Enciso, José y Rotolo, Benito (2021), Malvinas: Cinco días decisivos, Editorial SB, ISBN: 09789878384535.
  • Madrid Murúa, Ruben (2003), "La estrategia nacional y militar que planificó Argentina, en el merco de una estrategia total, para enfrentar el conflicto con Chile, año 1978", Memorial del Ejército de Chile 471: 50-70.

jueves, 27 de septiembre de 2018

SGM: El rol fundamental de Brasil en el combate a los submarinos del Eje

Encrucijada de guerra: una reevaluación de la victoria aliada en la segunda batalla de El Alamein


War History Online



War History Online presenta este artículo invitado de Durval Lourenço Pereira

Este artículo ofrece una reevaluación de la victoria aliada en la Segunda Batalla de El Alamein (11 de noviembre de 1942): el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial. La batalla fue estudiada a fondo durante décadas hasta que muchos la consideraron un evento agotado históricamente. Sin embargo, en su 75 aniversario, una investigación original sobre archivos estadounidenses, brasileños y alemanes reveló un hecho nuevo y sorprendente. Este artículo ofrece pruebas concretas de que la victoria de los Aliados en El Alamein y la Batalla del Atlántico tenía un personaje principal casi desconocido.

En la mañana del 21 de junio de 1942, los dos hombres más poderosos de Occidente se reunieron en la Oficina Oval en la Casa Blanca, en Washington. El presidente Franklin D. Roosevelt y el primer ministro Winston Churchill discutieron la estrategia de guerra de los Aliados contra el Eje. Durante la reunión, un telegrama llegó a las manos de Roosevelt. El presidente leyó el mensaje y, sin decir una sola palabra, se lo pasó a Churchill, que estaba parado junto a él. Cuando su contenido se había hundido, el inglés retrocedió un medio paso para equilibrarse mejor, y sus famosas mejillas rosadas perdieron abruptamente su color. El contenido del telegrama fue devastador: "Tobruk se ha rendido. 25,000 hombres fueron hechos prisioneros. "La fortaleza inglesa en el norte de África había caído en manos alemanas. La caída de Tobruk en el Afrika Korps fue un duro golpe para el orgullo del primer ministro inglés, quien más tarde describiría seriamente el momento crítico en sus Memorias: "Fue el golpe más fuerte que recuerdo de toda la guerra, no solo por su efectos nefastos sobre el ejército, pero para la reputación de los ejércitos británicos ".

Qué podemos hacer para ayudar?

Roosevelt le preguntó a su inquieto colega inglés: "¿Qué podemos hacer para ayudar?". Aún en estado de shock por la terrible noticia, Churchill respondió de inmediato, sin ceder ni se volvió hacia ninguno de sus asesores militares: "Danos tantos tanques Shermans como puedas , y envíelos al Medio Oriente lo más rápido posible. "Así, el 13 de julio de 1942, el convoy AS-4, enviando 317 M4 tanques" Sherman ", 100 M7" Priest "auto-propulsado Artillery Gun, 13,000 toneladas de municiones y varios materiales zarparon desde Nueva York.
Con la navegación a través del Mar Mediterráneo cerrada a los Aliados, la única ruta marítima para abastecer a las tropas de la Commonwealth de Egipto tuvo que dar la vuelta al continente africano. El camino impuso un largo y arriesgado cruce del Océano Atlántico, rodeando el Cabo de Buena Esperanza, en medio de aguas patrulladas por submarinos nazis, italianos e incluso japoneses. Según The History of the US Navy, "puede ser que, cuando se escriba la historia de toda la guerra, AS-4 se considere el grupo más importante de cargueros conducidos desde los Estados Unidos a un puerto extranjero".

En la mañana del 16 de julio de 1942, cuando el U-161 se sometió a ejercicios de buceo, el AS-4 apareció ante su proa. Sin perder tiempo, se lanzó una ronda de torpedos contra el convoy. Después de dos minutos y medio, cuando dos grandes explosiones sacudieron el océano, el capitán alemán presumió haber golpeado a un camión cisterna. En verdad, dos torpedos golpearon el buque de carga SS Fairport, lo que provocó que se hundiera después de diez minutos. Más de 130 tripulantes y pasajeros estaban en el barco, y todos fueron salvados y traídos a Nueva York, sin embargo, la carga se perdió por completo. Por pura suerte, el resultado fue cien veces mejor que el hundimiento de un camión cisterna. En la prisa por entregar a los Sherman, habían sido enviados sin los motores instalados, que fueron colocados a bordo del Fairport. Sin ellos, los objetos más valiosos de la División Acorazada llevados a Egipto no eran más que conchas inútiles.

Barco del tesoro

Según Churchill, las autoridades estadounidenses intervinieron rápidamente para reemplazar la pérdida del Fairport: "Sin una sola palabra de nosotros, el presidente y Marshall pusieron más suministro de motores en otro barco rápido y lo despacharon para adelantar al convoy. 'Un amigo en la necesidad es un amigo de verdad'". Dada la situación crítica en Egipto, y el equipo militar que tardó 70 días en llegar al frente de combate de los EE. UU., No había tiempo que perder. El barco elegido para reemplazar la pérdida fue el U.SA.T. Seatrain Texas.
El 29 de julio, el Seatrain Texas zarpó de Brooklyn hacia el puerto de Tewfik, en el Canal de Suez, con una escala prevista en Ciudad del Cabo. Durante la sesión informativa del viaje, un almirante supuestamente le susurró al oído del comandante del barco, el Capitán Kenneth G. Towne, de 44 años, "Roosevelt está emitiendo las órdenes sobre este mismo". Los ingleses esperaban con tanta ansiedad la llegada de la carga que la llamaron un nombre clave emblemático: "Treasure Ship".

El Seatrain Texas viajaría solo al continente africano porque no habría escolta de protección disponible. Correspondía al Capitán Towne navegar en zigzags a una velocidad de 15.5 nudos, rápido para un barco mercante de su tamaño, sin embargo, incapaz de alejarse de los depredadores de acero del Eje. La nave fue escoltada por los bombarderos durante los primeros cinco días, hasta el límite del rango de acción de los dirigibles, y luego fue abandonada por sí misma. Para llegar a Ciudad del Cabo, se enfrentarían a 21 días de un viaje a través de un océano infestado de submarinos enemigos.

El día después de la partida del barco, Marshall informó a Roosevelt que sus asesores no habían llegado a una conclusión con respecto al resultado del avance de Rommel: si el alemán tardaría una o dos semanas en llegar a El Cairo. La pregunta del presidente, "¿Hay algún movimiento más que podamos hacer de inmediato que pueda afectar favorablemente la situación en el Medio Oriente?" Fue respondida con un contundente negativo. En esa ocasión, para ayudar a sus aliados ingleses, la única acción posible en manos de Washington fue viajar prácticamente sin defensa a través de las aguas del Atlántico.



Shermans en Nueva York. Los vehículos fueron llevados por ferrocarril a los muelles de Jersey, donde fueron colocados en barcazas y luego transportados a Brooklyn. (Biblioteca del Congreso)

Seatrain Texas descarga de vehículos - Irlanda del Norte. (Archivos Nacionales)

En la década de 1940, el poder de combate de un ejército en guerra en el desierto se basaba en las virtudes de sus fuerzas blindadas, y este era precisamente el talón de Aquiles de los ingleses. Incluso con una fuerza militar efectiva de tanques superiores a la de los alemanes, sus fuerzas blindadas fueron derrotadas por el Afrika Korps con relativa facilidad. La ausencia de fuerzas blindadas confiables diseminó un sentimiento generalizado de inferioridad, sacudiendo la moral de la tropa. Este inconveniente se resolvería con la llegada del "Barco del Tesoro".

Los Sherman tenían todas las ventajas de los modelos antiguos y ninguna de sus desventajas. Su guarnición estaba compuesta por solo cinco hombres, en lugar de siete, lo que era necesario con sus versiones anteriores. A diferencia de los obsoletos M3, que tenían dos cañones, los nuevos modelos M-4 venían con un solo y eficiente cañón de 75 mm, conectado a una torre giratoria con un nuevo diseño. El cañón de la torre del M3, a solo 37 mm, era incapaz de perforar la armadura del Mark IV, mientras que los 75 mm, instalados en el chasis, obligaban a la guarnición a girar el tanque blindado con los cinturones para atacar a los oponentes, algo similar al hombre inmovilizado. con un collarín cervical hablando en un grupo de amigos. Evidentemente, el comandante hizo todo lo que pudo para obtener los nuevos tanques blindados en el lugar de los Grants y los Cruzados. Un sargento del décimo Royal Hussars declaró: "Era la primera vez que teníamos un arma equivalente a la de los alemanes".

Cuando comenzó la batalla de El Alamein, la relación entre las fuerzas blindadas del adversario era de 5 a 1 a favor de los Aliados, y los Sherman formaban el 21% de los tanques del VIII Ejército. Rommel ya había profetizado que si los ingleses recibían tanques y armas antitanques de mejor calidad, la campaña alemana en África estaría terminada: "Si eso sucede, sin duda significará el final para nosotros". Una semana después del comienzo de la Segunda Batalla de El Alamein, el General Alexander, Comandante en Jefe de Medio Oriente, envió un mensaje a Londres, retransmitiendo la petición de sus subordinados, "Las tropas están diciendo 'envíenos más Shermans'.

Durante su famoso discurso en el Congreso en los Estados Unidos, en mayo de 1943, Churchill declaró: "El tanque Sherman fue el mejor tanque en el desierto en el año 1942, y la presencia de estas armas jugó un papel apreciable en la ruina del ejército de Rommel en la batalla de El Alamein y en la larga retirada que lo persiguió de regreso a Túnez ". Fueron los cientos de Sherman recibidos a comienzos de septiembre los que permitieron movilizar a la 10ª. English Reserve Corp. De acuerdo con el General Montgomery, el nuevo cuerpo blindado "Sería para nosotros lo que los Afrika Korps fueron para Rommel". Utilizando este cuerpo, al que llamó "mi cuerpo de élite", compuesto por tres Divisiones Motorizadas, la línea defensiva del Afrika Korps fue violada por el VIII Ejército a principios de noviembre, decidiendo la victoria en El Alamein a favor de el inglés.


El cablegrama de Churchill a Roosevelt agradeciendo el envío de material de guerra "que tan amablemente me diste en ese oscuro día de Tobruk en Washington". (Biblioteca FDR)

Inclinando la balanza

Siguiendo las instrucciones de las navegaciones de la Armada de los EE. UU., el Seatrain Texas fue enviado con los talones del AS-4, utilizando una ruta que probablemente se encontraba a unas 100 millas náuticas al oeste del archipiélago de San Pedro y San Pablo, la región exacta donde Los submarinos nazis montaban guardia. En los meses de julio y agosto de 1942, el Comando Submarino alemán estaba muy interesado en cortar las rutas de suministro de las tropas británicas en Egipto. El almirante Karl Doenitz puso en práctica una estrategia de bloqueo naval, una que utilizaba "paquetes de lobos" de submarinos que actuaban en varias regiones de operaciones. Harro Schact, el U-507 del Capitán Corvette, fue enviado a esta región del estrecho oceánico entre las Américas y el continente africano, la "cintura atlántica".

U 507 fue dirigido a atacar el envío desde Georgetown. Se informa que este puerto es una estación de búnker y un punto de reunión de convoyes para convoyes y barcos independientes que van de Trindad a Ciudad del Cabo.

Los mensajes enviados por el Comando Submarino no dejan lugar a dudas de que el bloqueo de la ruta de los barcos aliados a Egipto fue la principal misión de Schacht. Sin embargo, basado en el análisis del diario de guerra del U-507, el alemán pensó que se le encomendaría la interceptación del envío con destino a Freetown.

Decidido a interrumpir casi un mes de inactividad, Harro Schacht decidió poner fin a la situación. Después de navegar el océano vacío durante más de una semana, cansado de la lentísima patrulla de combate, una combinación de errores, precipitaciones y mala suerte lo hicieron abandonar la región. El alemán solicitó autorización para "maniobras libres" en Brasil, donde quería sorprender a los petroleros que, imaginaba, estarían utilizando el Estrecho de Magallanes para llegar a Freetown.

Con la tarjeta de movimiento del Seatrain Texas en posesión, es posible afirmar que el buque cruzó la longitud del Archipiélago de San Pedro y San Pablo en su día 11 de viaje: el 9 de agosto. La proyección de las rutas de los dos buques indica que cruzaron bajo la luz del día, con grandes condiciones climáticas y visibilidad de 10 a 12 millas náuticas. Sin embargo, la inclinación de la balanza ya había comenzado a caer en favor de los Aliados cuando Schacht cambió el rumbo de la U-507 el día anterior, menos de 24 horas antes de la probable interceptación del buque de carga.


Área de vigilancia (en rojo) asignada para el U-507 cerca de la costa brasileña en agosto de 1942. (Marinequadratkarte del capitán Jerry Mason, USN, Ret.)

El 7 de julio de 1942, Harro Schacht recibió la misión de patrullar el área FC 50 en la "cintura atlántica". (Diario de Guerra del U-507)

Seatrain Texas Movement Card con las fechas de salida de Nueva York y llegada a Ciudad del Cabo indicadas por las flechas. (Archivos Nacionales)

A diferencia de lo que muchos libros de historia afirman, no fue Adolf Hitler o Karl Doenitz quien ordenó el ataque a Brasil. Schacht desobedeció sus órdenes recibidas y emprendió un viaje destructivo en la costa brasileña, durante el cual seis barcos mercantes y de pasajeros se hundieron, matando a más de 600 personas: hombres, mujeres y niños. La población brasileña salió a la calle en rebelión, provocando la participación del país en la guerra, lo que permitió que las restricciones brasileñas utilizaran sus bases navales y aéreas para ser reprimidas, lo que tuvo un impacto decisivo en el resultado de la Batalla del Atlántico.

Finalmente, la misión del capitán Towne fue exitosa; los ingleses recibieron el envío vital que le fue confiado. El barco recibió una tripulación de estibadores británicos a bordo, antes incluso de fondear, tal era la prisa por recibir la carga. El 16 de octubre de 1951, The Cavalcade of America, una serie de radio de drama antológico, transmitió un episodio de media hora sobre Seatrain Texas: The Cavalcade of America. El episodio se tituló "The Ship the Nazis Have to Get" y protagonizó Ray Milland como Towne. El programa comenzó con Milland haciendo el anuncio dramático,

- Mi nombre es el Capitán Kenneth Towne. Creo que si voy a la mar durante cien años, nunca tendré otro viaje como cuando era patrón del Seatrain Texas, el barco que los nazis tenían que conseguir.


El U-507 (fondo) el 15 de septiembre de 1942, poco después de su incursión en la costa brasileña. La tripulación del submarino ayuda en el rescate de los sobrevivientes naufragados de RMS Laconia. (Wikimedia Commons)

Rutas U-507 y Seatrain Texas (Arte del autor).


Errores incuestionables

En el invierno de 1942, la derrota de los ingleses en el norte de África y el colapso del imperio soviético se consideraron altamente probables. No obstante, la situación se revertiría en unos pocos meses, después de las batallas de El Alamein y Stalingrado. Aunque Montgomery dio poca importancia al material de guerra proporcionado por Estados Unidos, fue fundamental para la victoria sobre el Afrika Korps, tanto en tierra como en el aire. En octubre de 1942, casi la mitad de los escuadrones de la Fuerza Aérea del Desierto eran unidades de la Fuerza Armada de los Estados Unidos o eran unidades de la RAF que operaban aeronaves estadounidenses, causando daños considerables a las líneas de suministro, unidades de combate e instalaciones logísticas del Eje.

Sin el apoyo material de EE. UU. Y la superioridad aérea obtenida por el VIII Ejército -con una buena porción de los aviones de guerra recibidos gracias al puente aéreo en las bases brasileñas- la victoria sobre las fuerzas de Rommel sería, en el mejor de los casos, retrasada y vendría a un gran costo. En sus memorias, el Secretario de Estado Cordell Hull mencionó el valor de las bases aéreas brasileñas para el esfuerzo de guerra,

Sin las bases aéreas que Brasil nos permitió construir en su territorio, la victoria en Europa o en Asia no podría haber llegado tan pronto. Estas bases, que sobresalen en el Atlántico Sur, nos permitieron volar aviones de guerra a través de ese océano en oleadas hacia el oeste de África y de allí a los teatros de operaciones en Europa o en el Lejano Oeste. Si no hubiera sido por estas bases brasileñas, no habríamos podido obtener tanta ayuda para los británicos en Egipto como lo hicimos en el momento crucial de la Batalla de El Alamein ".

Edward Stettinius, su sucesor, emitió una opinión idéntica en sus memorias,

Es justo decir que si no nos hubiésemos unido a los británicos en el desarrollo de esta ruta [Miami - Natal - Medio Oriente], y si no hubiéramos recibido la cooperación total del Gobierno brasileño, el Ocho Ejército no podría haber ganado el aplastante superioridad aérea que hizo posible la victoria en El Alamein. Tampoco nuestras entregas de aviones a Rusia han llegado a cientos de lo que hemos sido capaces de lograr.

En una carta al presidente Getúlio Vargas, Roosevelt dijo:

La historia seguramente tomará nota de que el punto de inflexión de la guerra en el teatro europeo fue coincidente con la acción de su gobierno al proporcionar bases e instalaciones que contribuyeron de manera tan importante a la campaña africana. Es mi deseo, por lo tanto, que Su Excelencia y, a través de ustedes, el pueblo de Brasil, comprendan la apreciación de este Gobierno y del pueblo estadounidense por la vital ayuda que Brasil ha aportado a nuestra lucha común contra las potencias del Eje.

El historiador naval Samuel E. Morison escribió:
"La entrada de Brasil en la guerra el 22 de agosto de 1942 fue un evento de gran importancia en la historia naval (...) Entonces sería posible establecer una patrulla a través de 'Atlantic Narrows' para atrapar a los bloqueadores-corredores alemanes y japoneses.". Nadie puede evaluar los resultados de acción del U-507 mejor que Doenitz, "Sin duda fue un error haber llevado a Brasil a una declaración oficial [de guerra]".

Debido a un giro del destino, Harro Schacht se vio frente a una encrucijada en la Segunda Guerra Mundial, pero afortunadamente para los Aliados, dejó pasar la oportunidad de pasar a la historia cuando el héroe de la Alemania Nazi se escapó. Hubiera sido el protagonista de una acción capaz de cambiar el resultado de la guerra del desierto a favor del Eje, hundiendo la carga más preciada traída por un barco aislado en medio de todo el conflicto. En cambio, el alemán eligió otra ruta, convirtiéndose en el villano de los brasileños. Peor aún, Schacht desencadenó una cadena de eventos que daría a los Aliados el control del estrecho oceánico en un momento capital de la Batalla del Atlántico.


Harro Schacht cambió la historia de Brasil y la Batalla del Atlántico. (Dirección de Patrimonio Histórico y Documentación de la Marina de Brasil).

Este artículo es un extracto de un nuevo libro Operation Brazil – The German attack that changed the course of WWII (Operação Brasil – O ataque alemão que mudou o curso da II GM), por el teniente coronel del ejército brasileño, Durval Lourenço Pereira, Maestría en operaciones militares.