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martes, 28 de octubre de 2025

SGM: ¿Cómo reaccionó el pueblo alemán cuando cambió el rumbo de la guerra para Alemania?

¿Cómo reaccionó el pueblo alemán cuando cambió el rumbo de la guerra para Alemania?

Quora
 

Adolf Galland, as de la Luftwaffe y más tarde general de las fuerzas de caza (el más joven a esa fecha), cuenta en sus memorias que el pueblo alemán adivinó el final del partido con el bombardeo aéreo de Hamburgo, el verano de 1943.

Para la aviación aliada, Hamburgo es el premio gordo: es el primer puerto y la segunda ciudad más grande de Alemania, además de base naval y de submarinos, y con un distrito industrial que produce maquinaria y material de guerra.

La Luftwaffe también lo sabe, y prepara una defensa aérea efectiva. Estaciones de radar iluminan toda la costa de Alemania y Holanda, mientras escuadrillas de cazas nocturnos patrullan en zonas de espera la llegada de la aviación enemiga. Todo se coordina desde un búnker con un gran mapa, con lámparas de colores que indican las posiciones de los grupos de caza propios y enemigos. Una legión de jóvenes telefonistas y radiooperadoras transmite reportes y órdenes a las distintas bases en la costa del Atlántico.

Los Aliados se turnan para bombardear Alemania. La RAF por las noches y la USAAF durante el día. Los ingleses al principio vuelan si escolta y en formaciones cerradas, fáciles de detectar por el radar y focos luminosos, y la Luftwaffe empieza el partido con el marcador arriba, mientras los ingleses soportan fuertes pérdidas.

Los norteamericanos estrenan su fuerza de bombarderos en Europa confiando en su techo de servicio superior al de los cazas alemanes, y formaciones cerradas fuertemente artilladas que al principio intimidan a los pilotos germanos, pero la Luftwaffe se acomoda al nuevo desafío y opera con aviones armados a niveles fuera de proporciones: cañones de 20, 30 y hasta 50mm, y cohetes de alto explosivo capaces de despedazar un bombardero a 30 metros a la redonda.

Los mandos celebran victorias y marcan con cruces las ciudades bombardeadas en sus mapas, pero las bases aéreas en Inglaterra, África y Rusia reciben tripulaciones con stress port-traumático.
El poeta Randall Jarrell, sirviendo en la USAAF, describe cómo los restos de algunos artilleros se deben retirar "con manguera y agua".

Los mandos aéreos angloamericanos preparan durante semanas el primer bombardeo estratégico de la Historia contra una ciudad. Bautizada Operación Gomorra, su objetivo es sencillo: regar con bombas la ciudad de Hamburgo "hasta dejarla plana", esquivando la compleja red de radar y defensa antiaérea alemana.

En paralelo, los técnicos de radar ingleses juegan un ajedrez de guerra electrónica contra sus rivales alemanes. Cada bando estrena trucos ingeniosos para engañar al adversario.

En el lado británico trabaja Joan Curran, una estudiante de Fisica que inventa un método para cegar el radar enemigo. Bautizado con el nombre en clave "Window", consiste en lanzar desde el aire cientos de kilos de chaff, tiras de aluminio cortadas al mismo largo de la longitud de onda del radar alemán, para producir reflejos de gran intensidad que saturan los equipos y dejan las pantallas en blanco.

Horas antes de Gomorra, bombarderos de la RAF lanzan toneladas de chaff en distintas zonas del perímetro de vigilancia del radar alemán. La Luftwaffe queda sorda y ciega, incapaz de prever lo que se les viene.

Los ingleses tienen el mayor interés en devolver los pelotazos a Hitler, después que la Luftwaffe moliera sus ciudades durante el Blitz de 1940, la fase de bombardeos de la Batalla de Inglaterra.

En esos días la Luftwaffe también trataba de quebrar la voluntad del enemigo con bombardeos terroristas contra la población civil. Los bombarderos He-111 llegaron a lanzar hasta minas navales que descendian en paracaídas sobre las calles, con efectos inolvidables.

El 24 de Julio de 1943, la RAF finalmente "se arremanga" para Gomorra: poco antes de la medianoche, 791 bombarderos pesados Lancaster y Halifax despegan cargados con casi 12 toneladas de bombas cada uno, incluyendo incendiarias, de fósforo y de demolición.
El arsenal incluye innovaciones como las
cookies ("galletas"), cilindros cargados con casi 2 toneladas de Amatol o Torpex, que estaban entre los explosivos más poderosos de la era pre-nuclear.
La prensa británica los bautiza
blockbusters ("destructores de manzanas"), aludiendo a su radio de acción.

El plan está estudiado hasta en sus menores detalles y con innovaciones técnicas. Las escuadrillas cruzan el Mar del Norte en formaciones dispersas para no alertar el radar, y sólo se concentran sobre el blanco.

Los Pathfinders llegan primero a marcar los blancos con bengalas colgando de paracaídas ("árboles de Navidad"), y el nuevo sistema de radar H2S, que permite ver calles y edificios aunque estén cubiertos de humo o nubes.

Las baterías antiaéreas abren fuego pero ya es tarde. La población de Hamburgo despierta en el infierno: las bombas destruyen edificios en cuestión de minutos, y la concentración de bombas incendiarias produce vórtices de llamas de decenas de metros de altura, alcanzando temperaturas de 600 grados Celsius, que incineran a quienes no alcanzan a salir de sus dormitorios.

La enorme diferencia térmica, sumada al clima de verano y toneladas de fósforo lanzadas, produce una convección de aire y fuertes vientos que aumentan la conflagración, y Hamburgo se convierte en tormenta ígnea, el mismo fenómeno físico de incendios forestales de fuerza tal que se hacen autosustentados, imposibles de detener hasta que se agota el combustible u oxígeno.

La población corre a los refugios antiaéreos subterráneos como se les ha instruido, pero los siniestros consumen el oxígeno y decenas de miles de civiles -en su mayoría mujeres y niños, morirán asfixiados e incinerados en los bunkeres.

Tres días después, la RAF descarga su segundo ataque con 739 aparatos. Los blancos son barrios de "blocks" obreros del anillo industrial de Hamburgo, densamente poblados. Los bomberos y equipos de emergencia de todas las ciudades de la zona se concentran en Hamburgo pero no pueden hacer casi nada.

El tercer ataque británico ocurre la noche del 28 de Julio, donde 726 bombarderos siguen castigando otros barrios de la ciudad-puerto, para terminar con un mazazo final el 2 de Agosto, con 740 aviones, que por el mal tiempo terminan lanzando sus bombas en cualquier lugar. A esas alturas la puntería da lo mismo.

Los sobrevivientes se dispersan por centros de asistencia de toda la región, contando sus testimonios terribles y exhibiendo quemaduras impresionantes. El rumor corre por todo el Reich: "lo de Hamburgo le puede ocurrir a cualquier otra ciudad de Alemania".

El jefe de la Luftwaffe y canciller del Reich, Hermann Göring, ni siquiera se aparece en Hamburgo. En otro tiempo la autoridad más popular de Alemania después del Führer, "Hermann" -como le llamaba el pueblo, había prometido que ni una sola bomba caería sobre el Reich, gracias a "su Luftwaffe".

La realidad es que Hitler agota todas sus reservas en 1942, y desde ese año juega apostando todas las fichas en la mesa. La Luftwaffe no logra compensar las pérdidas. Los bombardeos frenan la producción de aviones, y en 1943 el piloto de caza promedio tiene menos de 160 horas de vuelo.

Los alemanes seguirán luchando con patriotismo y coraje inéditos. Sus científicos y técnicos van a inventar nuevas armas revolucionarias que van a seguir sorprendiendo a los Aliados hasta el último día, pero los números no cuadran para el Ministerio de Armamentos. Alemania lucha en dos frentes y su industria se asfixia cada día con los bombardeos aliados. El resto es Historia pero Hamburgo lo supo primero.




martes, 5 de marzo de 2024

USAF: Paracaidista espacial

El piloto de la Fuerza Aérea que sobrevivió a un salto desde el espacio


En 1960, como parte de un experimento para probar opciones de escape para pilotos que se eyectaban de aviones en altitudes extremas, el capitán de la Fuerza Aérea de EE. UU., Joseph Kittinger, saltó a la Tierra desde el espacio.
Foto de la Fuerza Aérea de EE. UU.

El 16 de agosto de 1960, el capitán de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Joseph Kittinger, ascendió sobre Nuevo México en una góndola abierta suspendida de un globo de helio. El piloto de pruebas de 32 años llevaba un traje presurizado, porque sin él, la altitud extrema habría provocado que sus fluidos corporales hirvieran. Cuando estaba a 30 kilómetros sobre la tierra, Kittinger saltó y entró en un descenso incontrolado, cayendo a velocidades superiores a 600 mph. La caída libre duró 4 minutos y 36 segundos hasta que, a 14.000 pies, Kittinger tiró de la cuerda de su paracaídas. 

Kittinger rompió dos récords mundiales ese día: el salto en paracaídas más alto jamás realizado y la caída libre más larga. Dos semanas después, apareció en la portada de la revista Life una imagen de Kittinger cayendo a través de un mar de nubes blancas . Pero se hicieron públicos pocos detalles del salto récord, porque no fue un truco temerario. De hecho, se realizó con el fin de resolver un problema militar del mundo real.

Más tarde, Joseph Kittinger sirvió en tres giras en la Guerra de Vietnam y recibió numerosos elogios, incluidas dos Estrellas de Plata y seis medallas de la Cruz Voladora Distinguida. Foto de la Fuerza Aérea de EE. UU.

Después de desarrollar aviones de investigación que podían alcanzar 354.000 pies de altitud, como el X-15 , la NASA tuvo que idear una opción de escape de emergencia para los pilotos en caso de que necesitaran escapar a tales alturas. La Fuerza Aérea de Estados Unidos lanzó el Proyecto Excelsior en 1959 para determinar si los paracaídas podrían usarse de manera confiable en esos escenarios. Kittinger iba a ser el conejillo de indias.

Kittinger realizó su primera prueba a gran altitud para el proyecto en noviembre de 1959, saltando desde una altura de 76.400 pies. Apenas sobrevivió. Su equipo no funcionó correctamente y las líneas de protección del pequeño paracaídas estabilizador se enrollaron alrededor de su cuello. Dio un giro incontrolable con 22 veces la fuerza de gravedad . La fuerza fue tan grande que lo dejó inconsciente. Sólo se salvó gracias al despliegue automático de su paracaídas de emergencia. A pesar de casi morir, Kittinger completó dos saltos más para el Proyecto Excelsior, incluido su tercer y último salto récord mundial desde 102.800 pies.

Joseph Kittinger vistiendo su traje presurizado mientras participaba en el Proyecto Excelsior. Observe el mensaje "Este es el escalón más alto del mundo" en el costado de la góndola abierta, que estaba suspendida de un globo de helio. Foto de la Fuerza Aérea de EE. UU.

Tras la finalización exitosa del Proyecto Excelsior, Kittinger permaneció en la Fuerza Aérea y sirvió tres períodos en la Guerra de Vietnam . Voló 483 misiones de combate entre su bombardero bimotor A-26 Invader y el cazabombardero F-4D Phantom II. En mayo de 1972 fue abatido por el enemigo y hecho prisionero. Pasó 11 brutales meses internado en el infame campo de prisioneros de guerra Hanoi Hilton. Cuando finalmente se retiró de la Fuerza Aérea en 1978, había recibido numerosos elogios, incluidas dos Estrellas de Plata y seis medallas de Cruz Voladora Distinguida.

Durante más de 60 años, Kittinger ostentó el récord mundial del salto en paracaídas más alto y la caída libre más larga. En 2012, Felix Baumgartner, un ex paracaidista militar austríaco, completó un salto similar desde un globo de helio a 40 kilómetros sobre la Tierra. Kittinger apoyó el truco de Red Bull como coordinador de la cápsula y se comunicó directamente con Baumgartner durante el evento. Dos años más tarde, el informático estadounidense Alan Eustace saltó desde una altura de 40 kilómetros. 

El histórico salto en paracaídas de Kittinger se puede ver completo en el vídeo musical de Boards of Canada de “Dayvan Cowboy”.

martes, 21 de junio de 2022

Guerra de Vietnam: El ataque y defensa de Bien Hoa

La batalla de la base aérea de Bien Hoa

50 años después del inicio de la Ofensiva del Tet, pilotos de F-100 recuerdan el ataque.

Rebeca Maksel || Smithsonian Magazine

 


Un F-100D, el mismo avión de la colección del Museo Nacional del Aire y el Espacio, sobrevuela el delta del Mekong, alrededor de 1968.

El teniente Fred Abrams estaba dormido cuando comenzó la batalla. A las 3 am del 31 de enero de 1968, proyectiles de cohetes y morteros comenzaron a golpear la base aérea de Bien Hoa en el sur de Vietnam, ubicada a unas 20 millas de Saigón. Fue parte de un esfuerzo coordinado, que involucró a más de 80,000 tropas del Viet Cong y de Vietnam del Norte que apuntaron a 100 ciudades y múltiples bases aéreas, que se conocería como la Ofensiva Tet.

“Como resultado de haberlo practicado antes, pasé muy buen tiempo desde que dormí en la cama hasta el interior del búnker con mi traje de vuelo, botas y cinturón”, escribió Abrams más tarde ese día, en una carta a casa. “Los atacantes llegaron a 100 yardas de nuestro escuadrón antes de ser empujados por la policía de seguridad con M-16 y ametralladoras grandes”. Abrams, un piloto de F-100 con el 531° Escuadrón de Cazas Tácticos, estaba programado para realizar la primera salida diurna, “pero el vuelo se canceló porque algunos VC estaban escondidos al final de la pista y tenían ametralladoras y granadas”, dijo. escribió.

El Viet Cong esperaba tomar rápidamente el control de la base y capturar la línea de vuelo, lo que habría impedido que la aeronave despegara y brindara apoyo aéreo cercano a otras áreas bajo ataque. La base tenía dos pistas este-oeste, cada una de unas dos millas de largo. Wells Jackson, que entonces era piloto de F-100 con el 90° Escuadrón Táctico, recuerda ese día. “La rampa y la calle de rodaje estaban cubiertas de metralla y grava, había escombros por todas partes”, dice. Junto con Abrams y otros 75 veteranos e invitados, Jackson estuvo ayer en el Centro Steven F. Udvar-Hazy del Museo Nacional del Aire y el Espacio para un evento que reconoce, en parte, el 50 aniversario de la Ofensiva Tet.

Los helicópteros artillados del 145° Batallón de Aviación del Ejército —Bell UH-1 Iroquois y AH-1 Cobras— despegaron de inmediato y comenzaron a ametrallar, recuerda. “Dispararon sus cohetes al campo al final de la pista. Ni siquiera repostaron; simplemente recargaban porque estaban justo donde estaba la pelea”.

Mientras las cañoneras volaban, los pilotos y las tripulaciones del F-100 intentaron despejar las pistas de escombros para poder despegar. “El área de armado [justo al lado de la pista] tenía una choza a la que la gente que armaba podía entrar para protegerse del sol”, recuerda el entonces capitán Robert Hopkins, “y esa cosa voló en pedazos. También había muchos escombros y miembros del Viet Cong muertos esparcidos”.

Hopkins agarró una grabadora de carrete a carrete mientras se dirigía al caos. “Había algunos francotiradores en la torre de agua cerca de donde yo estaba”, recuerda, “y fuerzas amigas respondieron. En la cinta se escuchan los disparos y las ametralladoras. En un momento, incluso pasa un tipo en una motoneta”. Aproximadamente al mediodía, los pilotos y las tripulaciones del F-100 entraron en estado de alerta. Como escribió Abrams en su carta a casa:

Esto significa que tengo todo mi equipo en mi avión y tengo todo prevuelo. Luego, cuando necesitan un ataque aéreo inmediato, corro desde el escuadrón hasta el avión, salto y presiono el botón de inicio. Me pongo el cinturón mientras estoy rodando... A las 16:45 [4:45 p. m.], después de 4 horas de estado de alerta, llegó la llamada telefónica. La 101 Aerotransportada había rodeado a una compañía norvietnamita justo al final de la pista y estaba enzarzada en intensos combates... Orbitamos sobre la base durante una hora y 20 minutos mientras el ejército intentaba reubicarse y el general del ejército trataba de controlarla. con artillería. El ataque de artillería terminó cuando los proyectiles comenzaron a golpear a las tropas de nuestro ejército. Luego nos llamaron. Dudaban mucho sobre un ataque aéreo porque las tropas estaban muy cerca del objetivo y no había absolutamente nada . margen de error. Las tropas amigas marcaron sus posiciones con humo de colores, muy difícil de ver debido a la neblina y al sol bajo en el cielo. Mi líder, el Mayor Bulger, rodó y puso su napalm en el blanco. Seguí con mi napalm justo en el blanco. Podíamos verlos disparándonos todo el tiempo. Cada uno de nosotros hizo dos pases de bombardeo después de eso y puso todas las bombas justo en el blanco. Mi bomba, que fue la última que arrojé, impactó directamente en un edificio de almacenamiento y provocó numerosas explosiones secundarias... Me quedaban unos 10 minutos de combustible cuando aterricé... Probablemente se esté preguntando, ya que esta carta hasta ahora es lleno de tanta emoción como me siento con todo esto. Desde que estoy aquí solo me he asustado una vez y fue cuando estaba napalmeando esta tarde. No por el VC disparándome, sino por miedo a fallar por unos pocos metros.

La explosión a la que se refiere Abrams en su carta es probablemente un alijo de municiones que el Viet Cong había planeado usar para destruir el avión en la línea de vuelo. “Por supuesto, el Ejército detuvo al Viet Cong en seco antes de llegar a los revestimientos donde estaban [ubicados] los aviones, lo que significó que esos explosivos aún estaban almacenados”, explicó Abrams. "Si el VC hubiera llegado más al oeste, habrían sido los F-100 de la 531 los que habrían sido atacados primero".

Jackson recuerda el caos de la batalla. “Me alcanzaron y regresé como un solo barco”, dice, “y no había nadie para desarmar el avión. En el F-100 no hay freno de emergencia como tal, hay que calzar la aeronave. Así que tuve que rodar hasta que encontré un lugar que estaba muy nivelado. Lo apagué, salí por la nariz y lo bloqueé. Pero estaba apuntando a un hangar y todavía tenía armas calientes (el avión no estaba desarmado) y mi comandante de escuadrón me regañó”.

El ataque aéreo F-100 puso fin a la Batalla de Bien Hoa, que sigue siendo posiblemente la única vez que los pilotos de la Fuerza Aérea realizaron un ataque aéreo en su propia base. Vea imágenes de la batalla, tomadas por el Especialista 5 Gerry Ellenson, 20.° PMU, 44.° Brigada Médica abajo.



Abrams, Jackson y Hopkins son miembros de Super Sabre Society , una organización de aproximadamente 1400 ex pilotos de F-100, oficiales de guerra electrónica y cirujanos de vuelo. La sociedad encargó al renombrado artista de aviación Keith Ferris que representara el F-100 del Museo tal como apareció durante la Ofensiva del Tet, y la pintura se presentó en el evento de ayer. Estará en exhibición temporalmente, pero una transparencia instalada en una caja de luz retroiluminada se exhibirá permanentemente junto a la aeronave.


El F-100 realizó 360.283 salidas durante la Guerra de Vietnam, señala la Super Sabre Society, más que todos los demás aviones de combate combinados. La pintura de Keith Ferris muestra el F-100 del Museo Nacional del Aire y el Espacio tal como se veía durante la batalla de la base aérea de Bien Hoa, el 31 de enero de 1968.


El avión se muestra con todas las municiones que llevó en la Base Aérea de la Batalla de Bien Hoa, dice Hopkins, actualmente director ejecutivo y CEO de Super Sabre Society. “Para el espectador promedio, el 440 es solo otro elegante avión de combate en exhibición estática en este maravilloso museo. Pocos pueden imaginar cómo se veía el avión en la cima de su carrera de vuelo. Por eso, nosotros en la Super Sabre Society decidimos hacer algo que trataría de revivir el avión estático mientras el espectador lo miraba”.

Han tenido un éxito maravilloso; La próxima vez que visite el Museo, podrá ver no solo el F-100 real, sino también cómo les gustaría que se recordara a los veteranos de la Base Aérea de la Batalla de Bien Hoa.

domingo, 3 de octubre de 2021

SGM: Cómo la inteligencia alemana interrogaba a sus POW

Cómo los agentes de inteligencia alemanes lograron desenterrar una tonelada de información de los prisioneros de guerra

Jay Hemmings || War History Online






Alexander Jefferson, de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos, volaba un P-51 Mustang sobre Toulouse, Francia, en agosto de 1944. No era de ninguna manera su primera misión. Desde que fue asignado al 332º Grupo de Cazas “Red Tail”, había volado diecinueve misiones de este tipo, encargadas de proteger a los bombarderos, luchar contra los aviones de la Luftwaffe y atacar objetivos terrestres.

Había tenido suerte hasta el momento, pero en esta misión en particular, su suerte estaba a punto de agotarse. Su P-51 fue derribado y, aunque pudo lanzarse y lanzarse en paracaídas de manera segura al suelo, rápidamente fue hecho prisionero. Fue enviado a un campo de prisioneros de guerra (POW) en Polonia llamado Stalag Luft III, un campo específicamente para pilotos aliados capturados.

Una vez en el campo, fue interrogado por los alemanes. En el proceso, Jefferson se sorprendió mucho al descubrir que sus captores no solo sabían exactamente quién era él, sino que también tenían amplia información sobre su vida antes de la guerra, incluso información privada como los registros fiscales de sus padres y su alta. transcrito escolar.


Pilotos del 332nd Fighter Group,

Debe haber parecido que los alemanes adquirieron esta información a través de una potente y extensa red de agentes de inteligencia, y algunos seguramente tenían que estar en el terreno en los EE. UU., Lo que sin duda era un pensamiento preocupante para los prisioneros de guerra encarcelados en el campo. Sin embargo, la verdad sobre cómo los alemanes llegaron a tener toda esta información fue mucho menos siniestra, aunque impresionante.

Obtener acceso a la información clasificada de un enemigo, especialmente información sobre su tecnología y armas, puede cambiar el rumbo de una guerra. Por eso los alemanes habían establecido un campo de prisioneros de guerra especialmente para aviadores capturados, y fue a este campo al que enviaron a algunos de sus agentes de inteligencia más astutos e ingeniosos.


Prisioneros estadounidenses capturados por la Wehrmacht en las Ardenas en diciembre de 1944 Foto de Bundesarchiv, Bild 183-J28589 / CC-BY-SA 3.0

El proceso de interrogatorio comenzaría mucho antes de que llevaran al prisionero a una sala de interrogatorios. De hecho, comenzaría con su entrada en el propio campo. Los campos de prisioneros de guerra se han ganado, a lo largo de la historia, una notoria reputación por ser lugares infernales con algunas de las peores condiciones imaginables, y los campos de prisioneros de guerra alemanes de la Segunda Guerra Mundial no fueron una excepción.

Con respecto a sus campos de especialidad para aviadores capturados, las condiciones deplorables no existían simplemente porque los alemanes desearan ser crueles con los prisioneros; no, fue un paso vital para preparar a los prisioneros para que se les resbalara la lengua.


Un modelo de un compuesto del enorme Stalag Luft III Foto de Wikigraphists CC BY SA 3.0

Por lo general, los prisioneros capturados en estos campos de "Luft" serían puestos en confinamiento solitario desde el momento en que ingresaron al campo. Las condiciones de este confinamiento solitario fueron brutales. A menudo se mantenían en la oscuridad durante muchos días, sin luz natural o, en algunos casos, ni siquiera con luz artificial.

Las celdas se congelarían y solo se les darían raciones de supervivencia a los prisioneros, y estas raciones a menudo eran tan repugnantes que apenas eran comestibles. Un preso describió su primera comida como "pan negro rancio y café sucedáneo de mal sabor hecho con hojas de roble y carbón".


Celda alemana Pow Camp Foto Berthold Werner CC BY SA 3.0

A veces, además de esas privaciones, los guardias amenazaban a los prisioneros, sugiriéndoles que si no entregaban la información que los alemanes querían, no tratarían sus heridas o los entregarían a la Gestapo como espías, lo cual era un problema. sentencia de muerte segura.

Sin embargo, además de esta tortura, los alemanes aplicarían una rutina de “buen policía”. De hecho, en general se prefirió la rutina del "policía bueno", ya que producía resultados mucho más rápidamente.


Distribución de alimentos en un campo de prisioneros de guerra, julio de 1941 Foto: Bundesarchiv, Bild 146-1979-113-04 Hübner CC-BY-SA 3.0

Un interrogador amistoso ofrecería al prisionero tiempo al aire libre, algunos cigarrillos y comida y bebida decentes. Luego, el interrogador charlaba casualmente con el prisionero (todos los interrogadores hablaban inglés con fluidez), dirigiendo sutilmente el flujo de la conversación hacia la vida del prisionero en casa, sus intereses y pasatiempos, su historia personal y esos temas, evitando preguntas directas sobre el Actividades militares del prisionero.

Toda la información obtenida de esas conversaciones, por trivial o irrelevante que pareciera, se registraba y almacenaba en archivos detallados. Esta información podría ser usado con otros aviadores, ya sea para que confirmen algo que los alemanes sospechaban, o como algo con lo que amenazarlos, haciendo parecer, como en el caso de Alexander Jefferson, como si ya lo supieran todo de todos modos.


Alexander Jefferson

Los chismes aparentemente irrelevantes demostraron ser información especialmente valiosa para los alemanes. Cuando un mayor en particular, un hombre casado con hijos, se mostraba terco y se negaba a responder las preguntas de los alemanes, le dijeron que, a menos que les diera la información que quería, se enviaría una transmisión de que lo habían visto entrando en un hotel. habitación en Londres con una hermosa mujer rubia la noche antes de que lo derribaran.

Los alemanes también conocían la habitación exacta del hotel; se trataba de un chisme casual que otro oficial había dejado escapar. El mayor estaba tan conmocionado que aparentemente se desmayó.


Cuartel 3 de la guardia del Stalag VII-A

Los agentes de inteligencia alemanes también pudieron obtener información de las tarjetas de racionamiento de los prisioneros. Estudiaron el tipo de marcas de lápiz que se usaban en las tarjetas para determinar de dónde venían. Además, pudieron descubrir detalles sobre hombres específicos en periódicos estadounidenses.

En el caso de Jefferson, por ejemplo, era el único estudiante afroamericano en su escuela que había participado en clases de preparación para la universidad, por lo que los alemanes bien pudieron haber obtenido recortes de prensa sobre él en un periódico local.


Tuskegee Airman Alexander Jefferson Foto de Audrey Neuvirth CC BY SA 3.0

Otra forma en que los alemanes podían obtener información detallada era entregando a los prisioneros formularios falsos de la Cruz Roja, que, según ellos, notificarían a las familias de los prisioneros de sus circunstancias como prisioneros de guerra. Los formularios solicitarían información detallada y, a menudo, los prisioneros los considerarían falsos.

Sin embargo, este fue otro truco psicológico. Al hacer que pareciera que los alemanes estaban usando tácticas desesperadas y poco convincentes, podían manipular a los prisioneros de guerra para que subestimaran las habilidades de los interrogadores y así bajar la guardia.


Prisionero de guerra va camino a los campos de prisioneros alemanes.

Presentar al prisionero de guerra un exceso de información personal sobre ellos, como lo hicieron con Jefferson, fue una táctica completamente diferente. Esta estrategia hizo que pareciera que los alemanes ya lo sabían todo de todos modos, para que un prisionero de guerra pensara que era inútil evitar responder a sus preguntas.

A medida que avanzaba la guerra y se capturaban más prisioneros de guerra, los alemanes pudieron compilar y comparar una cantidad de información cada vez más amplia y extensa. Si bien tal información habría sido irregular en 1939, para cuando Jefferson fue capturado en 1944, los alemanes ya habrían recopilado una gran cantidad de inteligencia con la que interrogar a los prisioneros.

A pesar de toda la información que los alemanes lograron sacar de los muchos prisioneros que capturaron, ninguna de ellas resultó ser un cambio de juego. A pesar de todos sus esfuerzos, finalmente perdieron la guerra y se rindieron el 7 de mayo de 1945.

miércoles, 2 de octubre de 2019

SGM: La reacción americana a Pearl Harbor en Hawaii

Hawai: reacción estadounidense

Weapons and Warfare

Una vez que la conmoción de ver aviones japoneses sobre el puerto se desvaneció, los marineros, marines y aviadores comenzaron a contraatacar. A través de las explosiones de bombas y torpedos, los casilleros de municiones listos estaban abiertos, a veces con fuerza, y los artilleros comenzaron a disparar contra los atacantes. Al principio eran armas pequeñas: pistolas de calibre 45 y varios rifles. Luego, las tripulaciones comenzaron a disparar con ametralladoras pesadas de calibre 50, luego cañones antiaéreos de mayor calibre. El Avocet Buscaminas (AVP-4) fue uno de los primeros en abrir fuego. Estaba amarrada en el muelle de la Estación Aérea Naval, Berth F-1A, y su tripulación de cañones de 3 pulgadas derribó a una Kate que acababa de poner un torpedo al costado del acorazado California. Este avión se estrelló cerca del hospital base, una de sus alas se detuvo cerca de un edificio. Los artilleros de Avocet representaron un par de aviones adicionales derribados durante el ataque.

Las tripulaciones a bordo del destructor Bagley (DD-386) inmediatamente entraron en acción, rompiendo el casillero de municiones listo para los cinturones de ametralladoras de calibre 50. Los artilleros pudieron disparar contra los primeros tres bombarderos de torpedos japoneses durante la primera ola, y apuntaron a los Vals atacantes en la segunda. Bagley fue uno de los primeros barcos estadounidenses en salir del puerto en busca del enemigo.




Los cruceros Honolulu (CL-48) y St. Louis (CL-49) comenzaron a abrirse con ametralladoras de calibre 30 y 50 y ametralladoras de 5 pulgadas / 25 calibres. Pronto, casi todos los barcos en el puerto apuntaban a los japoneses. Típico de la munición gastada fueron los números de Honolulu: 2.800 disparos de calibre 30, 4.500 disparos de calibre 50 y 250 disparos de calibre 5/25 fueron disparados durante el ataque.

Poco después de que la segunda ola de ataque llegara al puerto, el tierno hidroavión Curtiss (AV-4) recibió un ataque con bomba de un Val que explotó en la cubierta principal, matando a veintiún marineros e hiriendo a cincuenta y ocho hombres. Los artilleros de Curtiss abrieron fuego contra el bombardeo de buceo Vals y anotaron un golpe directo cuando se detuvo de un ataque. El piloto del Val murió y su avión chocó contra Curtiss, golpeando la grúa delantera de estribor. El tanque de combustible del avión explotó y sus restos cayeron a la cubierta del barco donde se quemó, causando graves daños a las tuberías, las líneas de vapor y el cableado del barco.

Antes del ataque del 7 de diciembre, varios aviones y pilotos de Wheeler Field estaban volando misiones de práctica de artillería desde Haleiwa Field, a veinte millas de distancia en la costa norte de Oahu. Los aviones y los equipos de tierra permanecieron en el campo mientras los pilotos habían regresado a Wheeler Field para pasar el fin de semana. El sábado por la noche, muchos de los volantes habían recorrido los clubes de oficiales en Hickam y Wheeler y se habían divertido hasta altas horas de la mañana.

Para protegerse contra el sabotaje, la mayoría de los aviones en Wheeler Field estaban estacionados en la rampa, de punta a punta, cada fila a solo seis metros de la siguiente. Esto permitió que un pequeño número de guardias armados patrullaran el perímetro del avión estacionado para evitar el sabotaje. En la mañana del 7 de diciembre, casi ochenta Curtiss P-36 y P-40 estaban en la rampa, vulnerables a los ataques aéreos.

A las 8:02 a.m., Wheeler Field y los Barracones Schofield adyacentes fueron atacados por veinticinco bombarderos de buceo Val. Los Vals arrojaron bombas sobre los hangares y volvieron a atacar a los aviones en la rampa, así como al área de los Barracones de Schofield. Mientras los bombarderos japoneses estaban trabajando en el aeródromo, el teniente George S. Welch y el teniente Kenneth M. Taylor llamaron a Haleiwa Field y armaron sus aviones y calentaron los motores, listos para despegar. Los dos se subieron a un automóvil y corrieron hacia el norte hasta Haleiwa Field. Despegando alrededor de las 8:30 a.m., la pareja recibió instrucciones de dirigirse hacia el sur hacia Ewa Field y el área de Pearl Harbor, donde vieron al enemigo. Ambos volantes se enfrentaron a una docena de aviones japoneses en los cielos sobre Barbers Point con Welch derribando dos confirmados y uno probable y Taylor dos.

Sin combustible y municiones, la pareja regresó a Wheeler durante una pausa en la lucha para rearmarse. Welch fue el primero en volver al aire, y cuando Taylor despegó, inmediatamente persiguió un avión japonés que pasaba directamente frente a él. Mientras Taylor disparaba en el avión que tenía delante, un Zero japonés se aferró a su cola y Welch se unió a la refriega, disparando al perseguidor de Taylor. Al final de la mañana, Taylor recibió dos victorias aéreas confirmadas y Welch con cuatro. Taylor y Welch fueron reconocidos con la Cruz de Servicio Distinguido por sus acciones esa mañana.

Entre las oleadas de ataque, dos Curtiss P-36 del 47º Escuadrón de persecución y uno del 45º y 46º Escuadrón de persecución lanzado desde Wheeler Field. Dirigidos por el teniente primero Lewis M. Sanders, los otros pilotos fueron el teniente segundo Othneil Norris, el teniente segundo John M. Thacker y el teniente Philip M. Rasmussen. Cuando Norris salió de su avión y entró en el hangar para intercambiar paracaídas, el teniente segundo Gordon H. Sterling Jr. saltó al P-36 de Norris. Sterling cobró y se unió a los otros tres P-36 en el vuelo y se unió a Thacker. Debido a la falta de procedimientos de combate y entrenamiento de artillería de Sterling, Sterling recibió instrucciones de volar cuando el ala de Sanders y Thacker y Rasmussen formaron el segundo elemento. Los cuatro P-36 estaban en el aire a las 8:50 a.m.

Al subir por la altitud, los cuatro P-36 surgieron de las nubes cerca de NAS Kaneohe Bay. Inmediatamente vieron seis ceros y se lanzaron al ataque. Sanders anotó el primer asesinato, luego vio a Sterling persiguiendo a un Zero con otro luchador japonés en la cola. Al unirse al trío, Sanders comenzó a dispararle al Zero que estaba detrás y Rasmussen estaba observando este combate cuerpo a cuerpo, quien informó haber visto el Sterling Zero de Sterling estrellarse en la bahía, seguido de Sterling. El Zero bajo fuego de Sanders escapó, y luego resultó que el luchador al que Sterling estaba disparando también escapó. Durante esta persecución, Rasmussen había cargado sus armas, que comenzaron a disparar sin control. Mientras intentaba evitar que las armas se escaparan, un Zero voló en el camino de sus balas y explotó, lo que le valió un crédito de victoria aérea. Rasmussen luego tenía un par de ceros en la cola y se zambulló para cubrirse en algunas nubes debajo de él, perdiendo a los luchadores japoneses en el proceso.

En Bellows Field, tres pilotos del 44 ° Escuadrón de Persecución intentaron despegar durante el ataque, dos de los cuales perdieron la vida intentando repeler a los atacantes. El segundo teniente Hans C. Christensen fue golpeado por los aviones japoneses mientras abordaba su P-40 y el segundo teniente George A. Whiteman despegó en un P-40B y fue derribado cuando su avión despegó de la pista. Primero, el teniente Samuel W. Bishop siguió a Whiteman en el aire, pero mientras subía por la altitud fue alcanzado por una ametralladora y un cañón de 20 mm de un Zero. Herido y apenas capaz de controlar su avión, Bishop se estrelló en el mar frente a Bellows Field. Pudo nadar hasta la orilla y finalmente volvió al servicio. Los tres hombres recibieron la Estrella de Plata y el Corazón Púrpura.




Cruzando el canal de entrada al puerto en ruta para atacar el campo Hickam, el caza Mitsubishi A6M2 Zero volado por el piloto de primera clase Naval Takeshi Hirano fue gravemente dañado por una combinación de fuego terrestre y fuego antiaéreo del destructor Helm y el dragaminas Bobolink. Para aquellos en el suelo, parecía que Hirano tenía la intención de aterrizar su Zero en una calle dentro de Fort Kamehameha, que limita con la entrada del canal a Pearl Harbor. Mientras su luchador lisiado se abría paso por el fuerte, el ala izquierda de Hirano cortó una palmera y la hizo caer al suelo.

El Zero atacó en la base de Ordnance Machine Shop, Edificio 52, donde los soldados se habían refugiado. El impacto del luchador japonés mató a Hirano al instante. Cuatro soldados murieron y cinco resultaron heridos como resultado de los escombros que volaron desde el avión.

Mientras el ataque se extendía por encima, el ejército y sus hombres empeñados en la búsqueda de recuerdos buscaron en el avión cualquier cosa valiosa. Dentro del bolsillo de Hirano había un pequeño mapa que mostraba el punto de encuentro donde los atacantes retirados se encontrarían cuando regresaran a los transportistas. Esto dio a los aviones de búsqueda estadounidenses una dirección general de dónde estaban los transportistas, pero no una ubicación precisa de dónde esperar la flota japonesa. Los B-17 fueron en busca de los japoneses, pero no pudieron localizarlos.

Después de la batalla, los restos fueron llevados a un hangar de Hickam Field y estudiados por su valor de inteligencia. Y aunque no se descubrió nada nuevo en lo que respecta a la aerodinámica o el armamento, los investigadores consideraron que la mayor parte parecían copias de componentes fabricados en los EE. UU., Dando lugar a la creencia de que el Zero era una copia de un avión estadounidense.

En el lado oriental de Oahu, el aire de la mañana sobre la Estación Naval de la Bahía de Kaneohe fue atravesado por el ruido de los aviones que volaban a baja altura alrededor de las 7:50 a.m. Poco después, los atacantes atacaron aviones amarrados en la bahía y aquellos en la rampa del hidroavión. Los marineros y los marines comenzaron a disparar con rifles y ametralladoras. El ataque duró entre diez y quince minutos antes de que el avión se retirara hacia el norte.

La segunda ola de ataque causó más daño a la base, esta vez arrojando pequeñas bombas además de atacar a la marina Catalinas. Un golpe directo en el Hangar No. 1 causó un daño tremendo en el edificio y destruyó por completo cuatro PBY en su interior. La mayoría de las víctimas de la Bahía de Kaneohe ocurrieron en el avión amarrado o cuando las tripulaciones intentaban lanzar o mover los grandes botes voladores.

Los artilleros antiaéreos en la Bahía de Kaneohe pudieron anotar varios impactos, ya que se vieron tres o cuatro aviones saliendo del área con combustible. Pudieron confirmar que un avión japonés fue derribado, el perteneciente al teniente Fusata Iida, líder del ataque de la unidad de combate Soryu en la estación aérea naval. Iida, al darse cuenta de que no podría regresar al transportista, se había comprometido a estrellar su avión contra un objetivo de alto valor en caso de que algo saliera mal. Habiéndose reincorporado a su vuelo, señaló sus intenciones, luego rodó su avión y se lanzó hacia la estación aérea disparando sus armas en el camino hacia abajo. Iida se estrelló contra una colina a una milla al norte de la línea del hangar. Fue enterrado al día siguiente con todos los honores militares en el mismo complot que los quince hombres de la estación aérea que perecieron en el ataque.

Otro piloto de Zero que no pudo hacer el viaje de regreso a su transportista fue Airigen First Class Shigenori Nishikaichi de Hiryu. Después de haber sido alcanzado por fuego antiaéreo durante la redada, Nishikaichi se dirigió a la cita con los portaaviones japoneses. Fue acompañado por otro caza Hiryu, pero se quedó sin combustible sobre Niihau y aterrizó. El segundo avión continuó hacia el oeste y los isleños nunca lo volvieron a ver.

Seis días después del ataque de Pearl Harbor, el sábado 13 de diciembre, seis hombres remaron desde Niihau a Waimea, Kauai, para informar el aterrizaje forzoso y la posterior captura del aviador Shigenori Nishikaichi. En ese momento, no había comunicación con Niihau ni radio para informar a los isleños que Estados Unidos estaba ahora en guerra con Japón. En Kauai, las autoridades fueron notificadas y doce soldados de la Compañía M, 299a Infantería, fueron enviados de regreso a Niihau a bordo del faro de Kukui. Además de los hombres de la Compañía M, los Kukui llevaban una docena adicional de hombres armados y dos ametralladoras pesadas. El Kukui partió de Waimea a las 6 p.m. hora local y llegó al extremo sur de Niihau a las 7:30 a.m. Los hombres desembarcaron, desayunaron y luego comenzaron la marcha de diez millas hacia la aldea de Nonopapa donde estaba detenido el piloto japonés.

Las tropas llegaron a la 1:50 p.m. para enterarse de que el caza Zero había sido quemado por su piloto, que estaba muerto, y escuchar una extraña historia sobre los últimos seis días desde que el caza japonés se estrelló en la isla, lo que resultó en que el piloto intentara enviar un mensaje de radio desde el La cabina de Zero, él quemando el avión, un nativo hawaiano que recibió un disparo, el piloto fue recogido y arrojado a un muro de piedra que resultó en un cráneo aplastado, y un trabajador japonés nativo que había ayudado al piloto a suicidarse. Los eventos de la semana se conocieron como "El incidente de Niihau".

En total, veintinueve aviones japoneses y sus tripulaciones no regresaron a los transportistas. Nueve de los aviones eran ceros, quince bombarderos de buceo Val, y cinco eran torpederos de Kate.

FUERZA AÉREA HAWAIANA

La Fuerza Aérea de Hawái tenía un total de 231 aviones asignados el 7 de diciembre de 1941, pero solo 123 (53%) podían considerarse efectivos en combate. Alrededor del 61% de todos los aviones estaban en comisión antes del ataque. Los japoneses destruyeron 74 aviones (32%) de los cuales 48 eran efectivos de combate. Después del ataque, la Fuerza Aérea de Hawái tenía un total de 79 aviones en comisión, 36 de los cuales podrían considerarse efectivos en combate.

Ninguno de los aviones de la Fuerza Aérea de Hawai fue cargado con bombas o municiones antes del ataque. El departamento hawaiano del ejército estaba obsesionado con la idea del sabotaje de los 157,000 civiles de sangre japonesa que vivían en Hawai. Para protegerse contra el sabotaje, el Departamento de Hawai había emitido órdenes relacionadas con aviones en tierra. Según estas órdenes, (1) todas las aeronaves debían alinearse cuidadosamente para que fuera más fácil protegerlas, (2) todas las bombas debían retirarse y almacenarse, y (3) todas las armas debían descargarse y colocarse munición real. en hangares durante la noche.

El primer ataque japonés ocurrió en 0755 locales; El segundo ataque comenzó a las 0840 local. El área no estaba despejada hasta aproximadamente 1000. El siguiente es el registro oficial de despegues de aviones de la Fuerza Aérea de Hawai para el 7 de diciembre de 41:

0830: 2 P-36A y 4 P-40 0855: 2 P-40 0915: 6 P-36A 0930: 6 P-36A y 5 P-40 0950: 1 O-47B 1040: 3 O-47B 1127: 4 A -20A 1140: 2 B-17D 1200: 5 P-40 1300: 3 A-20A 1330: 2 B-18 1500: 11 P-40 y 3 O-47B 1520: 3 B-17D

¡Un total de 57 salidas para todo el día!

UNIDADES DE AVIACIÓN DEL CUERPO MARINO


Todas las unidades de aviación del Cuerpo de Marines en Hawái tenían su base en la Estación Aérea Naval

(NAS) Ewa, Oahu, ubicada al oeste de Honolulu y al este del actual NAS Barbers Point. Todas las unidades de aviación de USMC fueron asignadas a Marine Aircraft Group Twenty One (MAG-21) con base en NAS Ewa. Los cuatro escuadrones operativos y el avión con base en NAS Ewa fueron:

Escuadrón de combate marino 211 (VMF-211) (escalón delantero en la isla Wake) 11 Gatos monteses Grumman F4F-3 (1 bajo revisión menor) 1 Escuadrón de exploradores de buceo SNJ-3 texano o cazabombardero 231 (VMSB-231) ( escalón delantero en el USS Lexington) 7 Vought SB2U3 Vindicadores Escuadrón de cazabombarderos Scout o de buceo 232 (VMSB-232) 19 Douglas SBD-1 Dauntless '(1 parcialmente despojado, sin motor) 3 Douglas SBD-2 Dauntless' Escuadrón de utilidad marina 252 (VMJ-252) 2 Douglas R3D-2 (1 en hangar en NAS Pearl Harbor) 2 Grumman J2F-4 Ducks 1 Douglas SBD-1 Dauntless 1 Lockheed JO-2 1 Sikorsky JRS-1 1 Vought SB2U3 Vindicator

Los 49 aviones marinos asignados a las unidades MAG-21 en NAS Ewa fueron:

Aviones de combate (F): 11 11 Grumman F4F-3 Wildcats General Utility (J): 3 2 Grumman J2F-4 Ducks 1 Lockheed JO-2 Scout Bomber (SB): 31 20 Douglas SBD-1 Dauntless '8 Vought SB2U3 Vindicators 3 Douglas SBD-2 Dauntless 'Scout Trainer (SN): 1 1 North American SNJ-3 Texan Transport (R): 2 2 Douglas R3D-2's Utility Transport (JR): 1 1 Sikorsky JRS-1
De los 48 aviones disponibles, 33 (69%) podrían considerarse efectivos en combate (los F4F Wildcats y SBD Dauntless '). Al igual que la Fuerza Aérea de Hawái, los aviones de la Marina se alinearon cuidadosamente en la rampa para permitir que las fuerzas terrestres se protegieran contra el sabotaje. Durante los ataques, los japoneses destruyeron:

9 de los 11 gatos monteses Grumman F4F-3 18 de los 31 aviones bombarderos exploradores SBD-1, SBD-2 y SB2U3 6 de los 7 aviones utilitarios.


UNIDADES DE AVIACIÓN NAVAL DE LOS ESTADOS UNIDOS


Las unidades de aviación naval operaban desde tres estaciones aéreas navales (NAS) en las islas hawaianas. Las tres estaciones fueron:

NAS Kaneohe en la isla de Oahu NAS Pearl Harbor, en Ford Island, en Pearl Harbor NAS Puunene en la isla de Maui

NAS KANEOHE


NAS Kaneohe, ahora Estación Aérea del Cuerpo de Marines de la Bahía de Kaneohe, se encuentra en la costa este de Oahu. El 7 de diciembre de 1941, NAS Kaneohe fue el hogar de los tres escuadrones de Patrol Wing One (PatWing One). Cada uno de los tres escuadrones operaba 12 hidroaviones consolidados PBY-5 Catalina. Los tres escuadrones y el estado de su avión eran:

Escuadrón de patrulla once (VP-11): los 12 PBY-5 estaban listos para las operaciones con cuatro horas de anticipación. Patrulla Escuadrón Doce (VP-12) 6 PBY-5 estaban listos para operaciones con 10 minutos de aviso 5 PBY-5 podrían estar listos para operaciones con cuatro horas de aviso 1 PBY-5 estaba en reparación Patrulla Escuadrón Catorce (VP-14) 3 PBY -5 estaban en el aire en patrulla 3 PBY-5 estaban listos para operaciones con 10 minutos de anticipación 4 PBY-5 podrían estar listos para operaciones con cuatro horas de anticipación 2 PBY-5 estaban en reparación Base Hack: One Vought OS2U Kingfisher se estaba calentando en la rampa cuando los japoneses atacaron

Resumen: 36 PBY-5 estaban basados ​​en NAS Kaneohe 21 podrían estar listos para las operaciones con un aviso de cuatro horas 9 estaban listos para las operaciones con 10 minutos de aviso 3 estaban en el aire 3 estaban en reparación

De los 33 aviones en tierra, cuatro estaban amarrados en la bahía a aproximadamente 1,000 yardas (914 m) de distancia, cuatro estaban en el Hangar Número 1 y los 25 restantes estaban estacionados en la rampa. De estos 33 aviones, 27 fueron destruidos y seis dañados durante el ataque japonés.

NAS PEARL HARBOR


NAS Pearl Harbor estaba en Ford Island en el medio de Pearl Harbor y cumplió dos funciones; primero, fue el hogar de los cuatro escuadrones de Patrol Wing Two (PatWing Two) y segundo, fue la base de origen de los escuadrones basados ​​en transportistas cuando los transportistas estaban en el puerto. En general, los escuadrones basados ​​en el operador volarían de los operadores al NAS Pearl Harbor antes de que el operador llegara al puerto; posteriormente, el avión volaría de regreso al portaaviones cuando el barco saliera del puerto. Debido a que sirvió como hogar para aviones de transporte, había siete aviones de transporte de repuesto presentes durante el ataque japonés. NAS Pearl Harbor también fue el hogar de dos escuadrones de servicios públicos que volaban aviones de servicio no combatientes.

Las unidades en NAS Pearl Harbor y sus aviones el 7 de diciembre de 1941 fueron:

Escuadrón de bombardeo dos (VB-2) en el USS Lexington (CV-2) 1 Escuadrón de bombardeo intrépido Douglas SBD-2 Seis (VB-6) en el USS Enterprise (CV-6) 1 Escuadrón de combate intrépido Douglas SBD-2 Dos (VF- 2) en el USS Lexington (CV-2) 3 Brewster F3A-3 Buffalos Fighting Squadron Three (VF-3) en el USS Saratoga (CV-3) 1 Grumman F4F-3 Wildcat Patrol Squadron Twenty One (VP-21) basado en Midway Isla 1 Catalina PBY-3 consolidada en reparación Escuadrón de patrulla veintidós (VP-22) 14 Catalinas PBY-3 consolidada (12 podrían prepararse con cuatro horas de anticipación; 2 en reparación) Escuadrón de patrulla Veintitrés (VP-23) 12 Consolidada PBY-5 Catalinas (11 podrían estar listas con cuatro horas de anticipación; 1 en reparación) Patrulla Escuadrón Veinticuatro (VP-24) 6 Catalinas PBY-5 consolidadas (4 en el aire; 1 listo con 30 minutos de aviso; 1 en reparación )

Escuadrón de exploración dos (VS-2) en el USS Lexington (CV-2) 1 Escuadrón de Douglas Dauntless Utility One (VJ-1) 9 Grumman J2F Ducks 9 Sikorsky JRS Utility Squadron Two (VJ-2) 10 Grumman J2F Ducks 2 Consolidado PBY-1 Catalinas

Setenta aviones estaban disponibles en NAS Pearl Harbor divididos en las siguientes categorías:

Aviones de combate (F): 4 3 Brewster F3A-3 Búfalos 1 Grumman F4F-3 Wildcat General Utility Aircraft (J): 19 19 Grumman J2F Ducks Patrol Bombers (PB): 35 18 Consolidated PBY-5 Catalinas 11 podrían prepararse en aviso de cuatro horas 4 estaban en el aire 2 estaban en reparación 1 podría prepararse con 30 minutos de aviso 15 Catalinas PBY-3 consolidadas 12 podrían prepararse con aviso de cuatro horas 3 estaban en reparación 2 Catalinas PBY-1 consolidadas (no armadas aviones utilitarios) Scout Bombers (SB): 3 3 Douglas SBD-2 Dauntless 'Utility Transports (JR): 9 9 Sikorsky JRSs

Después del ataque japonés, los únicos aviones operativos fueron 6 Grumman J2F Ducks, un avión utilitario no combatiente.

NAS PUUNENO

La NAS Puunene estaba ubicado en la isla de Maui y no fue atacado por los japoneses. NAS Puunene fue el hogar del Utility Squadron Three (VJ-3) equipado con:

4 Beech JRB Expeditors 2 Douglas BT-1s 1 Grumman JRF Goose 1 Grumman J2F Duck

miércoles, 21 de agosto de 2019

SGM: El bombardeo de Bulgaria

El bombardeo de Bulgaria

Weapons and Warfare



Bombardeo de Sofía - abril de 1944

La moderna bomba aérea, con su forma alargada distintiva, aletas estabilizadoras y detonador de punta nasal, es un invento búlgaro. En la Guerra de los Balcanes de 1912, llevada a cabo por Bulgaria, Grecia, Serbia y Montenegro (la Liga de los Balcanes) contra Turquía, el capitán del ejército búlgaro, Simeon Petrov, adaptó y amplió varias granadas para usar desde un avión. Fueron lanzados en una estación de ferrocarril turca el 16 de octubre de 1912 desde un biplano Albatros F.2 pilotado por Radul Milkov. Petrov modificó posteriormente el diseño agregando una cola estabilizadora y un fusible diseñado para detonar en el impacto, y la bomba de seis kilogramos se convirtió en el problema búlgaro estándar hasta 1918. Los planes de la llamada bomba Chataldzha se pasaron posteriormente a Alemania, Aliado durante la Primera Guerra Mundial. El diseño, o algo parecido, pronto se convirtió en un problema estándar en todas las primeras fuerzas aéreas del mundo.

El invento de Petrov volvió a atormentar a Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial. El 14 de noviembre de 1943, una fuerza de noventa y un bombarderos Mitchell B-25 estadounidenses escoltados por cuarenta y nueve cazas P-38 Lightning atacaron los astilleros en la capital búlgara, Sofía. El bombardeo se extendió por un área amplia, incluyendo tres aldeas. La redada destruyó parte del sistema ferroviario, el aeródromo de Vrajedna y otros 187 edificios, lo que provocó alrededor de 150 víctimas. Un segundo ataque diez días después por los bombarderos B-24 Liberator tuvo menos éxito. Había mal tiempo en el sur de Bulgaria, y solo diecisiete de las fuerzas llegaron a lo que esperaban que fuera Sofía y bombardearon a través de la nube, golpeando a otros siete pueblos alrededor de la capital. Los ataques fueron suficientes para extender el pánico por la ciudad. En ausencia de defensas aéreas efectivas o medidas de defensa civil, miles huyeron al área circundante. La Real Fuerza Aérea Búlgara, aunque está equipada con dieciséis cazas Messerschmitt Me109G provistos por la Alemania aliada de Bulgaria, pudo hacer poco contra las redadas que, aunque no del todo inesperadas, fueron una completa sorpresa cuando ocurrieron.

La redada en noviembre de 1943 no fue el primer ataque contra un objetivo búlgaro durante la guerra, aunque fue el más pesado y destructivo hasta el momento. Bulgaria se convirtió en un objetivo solo debido a la decisión adoptada en marzo de 1941 por el gobierno búlgaro, después de muchas dudas, de atar el país a Alemania mediante la firma del Pacto Tripartito, que se realizó entre las principales potencias del Eje, Alemania, Italia y Japón. , el anterior septiembre. Cuando en la primavera de 1941 las fuerzas alemanas se asentaron en Bulgaria para atacar a Grecia y Yugoslavia, la RAF envió una fuerza de seis bombarderos de Wellington para bombardear los enlaces ferroviarios de Sofía para obstaculizar la concentración de las tropas alemanas. Una redada británica el 13 de abril tuvo un golpe de suerte en un tren de municiones, causando grandes incendios y una destrucción generalizada. Otros pequeños ataques ocurrieron el 23 de julio y el 11 de agosto de 1941, que el gobierno búlgaro atribuyó a la fuerza aérea soviética. Aunque Bulgaria no participó activamente en la invasión del Eje de la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, entregó suministros a Alemania y permitió que los barcos alemanes utilizaran los principales puertos de Varna y Burgas. El 13 de septiembre de 1942, otra pequeña incursión soviética golpeó a Burgas, donde los barcos alemanes cargados con equipos de perforación petrolera esperaban la señal de cruzar el Mar Negro para suministrar a los ingenieros alemanes los materiales que necesitarían para reiniciar la producción una vez que los campos petroleros del Cáucaso hubieran sido capturado. La Unión Soviética no estaba en guerra con Bulgaria y negó las intrusiones en 1941 y 1942, de las cuales es casi seguro que fue responsable, pero los ataques fueron tan pequeños que el gobierno búlgaro no insistió en las reparaciones.


Ciudad de Sofía, Bulgaria - marzo de 1944

El puñado de ataques de pinchazos en 1941 y 1942 fue suficiente para hacer que Bulgaria se preocupara por lo que podría ocurrir si los Aliados decidieran bombardear sus ciudades en gran medida. La posición de Bulgaria en la Segunda Guerra Mundial era ambigua. El zar, Boris III, no quería que su país participara activamente en una guerra después de las grandes pérdidas territoriales y financieras que Bulgaria había sufrido en el acuerdo de paz de 1919 como castigo por unirse a Alemania y Austria-Hungría en la Primera Guerra Mundial. . Solo con gran renuencia y bajo la presión alemana, el primer ministro, Bogdan Filov, declaró la guerra a Gran Bretaña y los Estados Unidos el 13 de diciembre de 1941. Consciente de la vulnerabilidad de Bulgaria, el gobierno y el zar querían evitar un estado real de beligerancia con el Las potencias occidentales, al igual que el país se había negado a declarar la guerra a la Unión Soviética. Las pequeñas fuerzas armadas de Bulgaria, por lo tanto, no emprendieron operaciones contra los aliados; en cambio, fueron utilizados por los alemanes como tropas de ocupación en Macedonia y Tracia, territorios cedidos a Bulgaria después de la derrota alemana de Yugoslavia y Grecia en 1941. Para 1943 era evidente para el gobierno y el pueblo búlgaros que una vez más habían respaldado el lado equivocado. . Gran parte de la población era anti-alemana y en parte pro-soviética. En 1942 se formó un Frente de Patria de izquierda, que exigía el fin de la guerra y la ruptura de los vínculos con Alemania. Los movimientos partidistas en los territorios ocupados y en Bulgaria se hicieron más activos durante 1943, y en agosto de ese año lanzaron una importante campaña de reclutamiento. Los partidarios eran principalmente comunistas y hicieron campaña no solo por el fin de la guerra sino por un nuevo orden social y lazos más estrechos con la Unión Soviética. En mayo de 1943 y nuevamente en octubre, Filov autorizó los contactos con los aliados occidentales para ver si existía la posibilidad de llegar a un acuerdo. Le dijeron que solo se podía aceptar la rendición incondicional y la evacuación de los territorios ocupados.

Es en este contexto que se puede dar sentido a la decisión de los Aliados de lanzar una serie de ataques aéreos pesados ​​contra ciudades búlgaras. Sabiendo que Bulgaria enfrentaba una creciente crisis, atrapado entre su aliado alemán y la amenaza creciente de una posible victoria soviética, se alentó a los líderes aliados a usar el bombardeo como una herramienta política con la esperanza de que pudiera producir un rápido dividendo al obligar a Bulgaria a salir de la guerra. La idea de que el bombardeo fue capaz de un golpe decisivo y repentino desmoralizando a una población y causando una crisis gubernamental había sido el centro de muchas reflexiones sobre la guerra sobre el uso del poder aéreo. Fue la lógica de la declaración más famosa de este principio, hecha en 1921 por el general italiano Giulio Douhet en su estudio clásico El Comando del Aire (Il dominio dell’aria). El principio también fue un elemento central en la visión del poder aéreo del primer ministro británico, Winston Churchill, que lo había aplicado previamente tanto en Alemania como en Italia. No fue por casualidad que, en una reunión con los jefes de personal británicos el 19 de octubre de 1943, fue Churchill quien sugiriera que, en su opinión, los búlgaros eran un "pueblo al que se le debía administrar una lección aguda". Era haber echado a un lado una vez más con los alemanes a pesar de que, según Churchill, sus esfuerzos por lograr que vieran sentido. El bombardeo fue diseñado para deshacer el cable que unía a Bulgaria con su patrón alemán.

La dura lección fue ser un ataque con bombas en Sofía. Churchill justificó la operación por motivos políticos: "La experiencia demuestra", dijo en la reunión, "que el efecto de bombardear un país donde había elementos antagónicos no era unir esos elementos, sino aumentar la ira del partido contra la guerra". . ”Otros presentes, incluido el Jefe del Aire, Mariscal Sir Charles Portal, jefe del personal aéreo, y el jefe del personal general imperial, el General Alan Brooke, se mostraron menos interesados ​​e insistieron en que los folletos deberían ser lanzados junto con las bombas que explican que los Aliados quería que Bulgaria retirara sus tropas de ocupación y se rindiera (al final, se eliminaron los folletos con el curioso titular "No se trata del terror aliado, sino de la locura búlgara"). Pero la idea de una "lección aguda" circuló rápidamente. Los jefes militares estadounidenses pensaron que Sofía era una prioridad militar tan baja que un ataque apenas estaba justificado, pero les impresionó el posible "gran efecto psicológico". Tanto los embajadores británico como estadounidense en Ankara instaron a un ataque para interrumpir a Turquía. Tráfico ferroviario comercial alemán. El 24 de octubre, los jefes de personal combinados angloamericanos ordenaron al general Dwight D. Eisenhower, comandante supremo en el Mediterráneo, que diera esa lección tan pronto como fuera práctico. El gobierno turco aprobó, esperanzado tal vez a pesar de la neutralidad para beneficiarse del desconcierto de Bulgaria en cualquier acuerdo de posguerra. Churchill también quería la opinión de Stalin, porque Bulgaria estaba claramente en la esfera de interés soviética, y el 29 de octubre, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Anthony Eden, que estaba en Moscú para las negociaciones, pudo informar sobre el comentario de Stalin de que Sofía debería ser bombardeado, ya que no era más que "una provincia de Alemania".

El gobierno búlgaro había esperado bombardeos durante algún tiempo. Mientras el régimen luchaba por llegar a un acuerdo con la disidencia interna, la presencia soviética en el este y las demandas aliadas de una rendición incondicional, también buscaban formas de apaciguar a los alemanes en caso de que decidieran ocupar Bulgaria. En el transcurso de 1943 se completó la deportación de judíos de las áreas ocupadas de Tracia y, a pesar de la hostilidad del zar, las autoridades alemanas en Sofía persuadieron al gobierno búlgaro para que también deportara a los judíos búlgaros. Se acordó que primero se trasladarían a veinte pequeños pueblos en el interior alrededor de Sofía, y en mayo de 1943, 16.000 judíos fueron sacados de la capital a corto plazo y repartidos entre ocho provincias. El gobierno de Filov vinculó la política judía con el bombardeo. Cuando el embajador suizo le pidió a Filov por motivos humanitarios que dejara de enviar a los judíos tracios a Auschwitz, Filov replicó que hablar de humanidad se había equivocado cuando los aliados estaban ocupados destruyendo las ciudades de Europa desde el aire. Además, cuando no aceptó una oferta británica en febrero de 1943 para transportar a 4,500 niños judíos de Bulgaria a Palestina, temió que Sofía pudiera ser bombardeada en represalia. Una vez que los judíos de Sofía habían sido deportados a las provincias, la ansiedad reavivó nuevamente en Bulgaria de que los Aliados ya no dudarían en bombardear por temor a matar judíos. Al final, los judíos de Bulgaria escaparon no solo de la deportación a Auschwitz, sino también del bombardeo, que dejó en ruinas gran parte del barrio judío de Sofía.
No fue la cuestión judía la que invitó a los bombardeos aliados en noviembre de 1943, aunque muchos búlgaros asumieron que lo era. Las primeras redadas parecían presagiar una embestida de castigo aéreo, y la población de la capital dio paso a un pánico temporal. Sin embargo, los primeros dos ataques en noviembre fueron seguidos por dos operaciones inconexas el mes siguiente y nada más. Unos 209 habitantes de Sofía fueron asesinados y 247 edificios dañados. La "lección aguda" no fue lo suficientemente aguda para los aliados, porque hizo poco para alentar a Bulgaria a buscar una solución política, mientras que el valor militar de los ataques fue, en el mejor de los casos, limitado, obstaculizado por la escasa precisión del bombardeo y el clima sombrío de los Balcanes. El día de Navidad de 1943, Churchill le escribió a Eden que los "ataques aéreos más pesados ​​posibles" ahora estaban planeados para Sofía con la esperanza de que esto pudiera resultar en "reacciones políticas" más productivas. El 4 de enero de 1944, una gran fuerza de 108 B 17 Fortalezas volantes fueron enviadas a Sofía, pero con poca visibilidad, el ataque fue abortado después de que algunas bombas cayeran en un puente. Finalmente, el 10 de enero de 1944, el primer ataque pesado fue montado por 141 B-17, apoyado durante la noche del 10 al 11 de enero por una fuerza de unos cuarenta y cuatro bombarderos de la Fuerza Aérea de Wellington. Este ataque fue devastador para la capital búlgara: hubo 750 muertos y 710 heridos graves, con daños generalizados en viviendas residenciales y edificios públicos. Las sirenas antiaéreas no sonaron debido a un corte de energía. Esta vez la población entró en pánico por completo, creando un éxodo masivo. Para el 16 de enero, 300.000 personas habían abandonado la capital. El gobierno abandonó el distrito administrativo y se mudó a municipios cercanos. Llevó más de dos semanas restaurar los servicios en la capital, mientras que gran parte de la población lo abandonó permanentemente por temor a un ataque repetido. El 23 de enero, el embajador alemán le telegrafió a Berlín que el bombardeo había cambiado completamente la "situación psicológico-política", exponiendo la incompetencia de las autoridades y aumentando el peligro de la deserción búlgara. El gobierno ordenó que las campanas de las iglesias fueran tocadas como una advertencia de ataque aéreo, en caso de más cortes de energía.

La segunda redada importante, del 10 de enero, dio dividendos políticos. Mientras Filov intentó sin éxito persuadir a un general alemán visitante, Walter Warlimont, oficial de operaciones del personal de Hitler, para que organizara un ataque de venganza en el Estambul neutral, cuyas consecuencias podrían haber sido aún más desastrosas para Bulgaria; la mayoría de los líderes búlgaros habían acudido a Comprenda que la conexión alemana tuvo que cortarse lo antes posible y que se llegó a un acuerdo con los aliados. El obispo de Sofía aprovechó la ocasión del funeral de las víctimas del atentado para lanzar un ataque contra el gobierno por atar a Bulgaria a Alemania y no salvar a la gente de la guerra. Ese mes se hizo un esfuerzo para lograr que la Unión Soviética intercediera con los aliados occidentales para detener el bombardeo, pero en cambio Moscú aumentó su presión sobre Bulgaria para que abandone su apoyo al Eje. En febrero se hicieron los primeros contactos informales con los aliados a través de un intermediario búlgaro en Estambul para ver si se podían acordar los términos para un armisticio. Aunque la esperanza de negociación había sido la razón principal para iniciar el bombardeo, la reacción de los Aliados al primer enfoque búlgaro después de las redadas fue mixta. Roosevelt escribió a Churchill el 9 de febrero sugiriendo que el bombardeo ahora debería suspenderse si los búlgaros quisieran hablar, una opinión compartida por diplomáticos británicos en la sede de Medio Oriente en El Cairo. Churchill garabateó "¿por qué?" En el margen de la carta. Se oponía a poner fin al bombardeo a pesar de un informe reciente del Comité de Inteligencia Conjunto Británico (JIC), que observó que el primer bombardeo en noviembre de 1943 no había logrado ningún "resultado político decisivo". Ya había autorizado el bombardeo de los puertos búlgaros de Burgas y Varna, que se agregaron a la lista de objetivos prioritarios, sujeto a consideraciones políticas. En enero de 1944, el Gabinete de Guerra británico, en caso de un ataque con gas alemán, consideró la posibilidad de ataques con bombas de gas como represalia contra Alemania y sus aliados, e incluyó a Bulgaria en la lista. El 12 de febrero, Churchill respondió a Roosevelt que, en su opinión, el bombardeo había tenido "exactamente el efecto que esperábamos" y le instó a aceptar el argumento de que el bombardeo debería continuar hasta que los búlgaros comenzaran negociaciones completas y formales: "Si la medicina lo ha hecho". bueno, que tengan más de eso ". Roosevelt inmediatamente confirmó su acuerdo total:" Que el buen trabajo continúe ".

Algunas de las pruebas que salen de Bulgaria parecen apoyar la postura de Churchill. Llegaron informes de inteligencia que detallaban la rápida expansión tanto del movimiento partidista comunista como del Frente de la Patria. Los partidarios contactaron a los Aliados a través de un oficial de enlace británico estacionado en Bulgaria, alentándolos a mantener el bombardeo para provocar el colapso del régimen pro-alemán y ayudar a expandir el apoyo a la resistencia. Los partidarios enviaron detalles sobre el área administrativa central de Sofía, bordeada por el recientemente renombrado Adolfi Hitler Boulevard, que dijeron que estaba listo para el ataque; al mismo tiempo, los líderes partidistas pidieron a los aliados que no bombardearan los distritos de clase trabajadora de Sofía, de donde fueron extraídos la mayoría de sus reclutas. En marzo, los comunistas búlgaros finalmente organizaron los partisanos en el Ejército Revolucionario de Liberación Nacional. Como resultado de la evidencia en el terreno, los aliados occidentales, con el apoyo continuo aunque secreto de Stalin (la Unión Soviética no quería que los búlgaros pensaran que habían instigado activamente el bombardeo), aceptaron el argumento de Eden de que al "prender el fuego" En las ciudades búlgaras podría ser posible, en breve, provocar un golpe de Estado o hacer que el gobierno haga una demanda por la paz. El 10 de marzo, Sir Charles Portal le dijo a Churchill que había ordenado ataques pesados ​​contra Sofía y otras ciudades búlgaras lo antes posible.

El 16 de marzo y luego el 29 y 30 de marzo, los aliados lanzaron los ataques más destructivos de Sofía, así como los ataques subsidiarios en Burgas, Varna y Plovdiv en el interior, diseñados para interrumpir las comunicaciones ferroviarias y el tráfico marítimo para el comercio turco. con alemania Los ataques se dirigieron predominantemente al centro administrativo de la ciudad de Sofía y llevaron a una proporción de incendiarios, 4.000 en total, para hacerle a Sofía lo que se había hecho tan eficazmente a los objetivos alemanes. La redada del 16 de marzo incendió el palacio real; el fuerte asalto del 29 al 30 de marzo por 367 B-17 y B-24, esta vez con 30,000 incendiarios, creó una conflagración generalizada, destruyendo el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, el Teatro Nacional, varios ministerios y 3,575 más. Edificios, pero matando solo a 139 de la población que había quedado. La última redada importante, el 17 de abril por 350 bombarderos estadounidenses, destruyó otros 750 edificios y dañó gravemente el patio de clasificación de ferrocarriles. Durante 1944 la cifra de muertos en Sofía fue de 1.165, cifra que habría sido considerablemente mayor si no hubiera sido por la evacuación voluntaria de la capital. Los ataques incendiarios aceleraron la desintegración de la política búlgara y aumentaron el apoyo a la Unión Soviética, cuyos ejércitos se encontraban ahora a corta distancia. Pero solo el 20 de junio de 1944, varios meses después del bombardeo, el nuevo gobierno de Ivan Bagryanov comenzó las negociaciones formales para poner fin a la beligerancia búlgara, esperando mantener el botín territorial de Bulgaria y evitar la ocupación aliada. Para entonces, los Aliados habían perdido interés en bombardear Bulgaria, que se deslizó más abajo en la lista de objetivos prioritarios mientras los bombarderos dirigían su atención a Budapest y Bucarest en el camino del próximo Ejército Rojo.



En el verano de 1944, los Aliados tenían otras preocupaciones, y parecía evidente que la política búlgara había sido suficientemente desestabilizada por el bombardeo como para hacer más redundantes los ataques. Sin embargo, la evaluación final de los efectos del bombardeo fue ambivalente. En julio, el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos preparó una evaluación de los bombardeos de los Balcanes que sugería que los efectos psicológicos deseados se habían logrado en gran medida; Sin embargo, el informe sugería que el enemigo había sostenido una campaña de propaganda efectiva sobre el alto nivel de víctimas civiles, que había socavado el prestigio tanto de Estados Unidos como de Gran Bretaña a los ojos del pueblo búlgaro. Los jefes indicaron que, en el futuro, cualquier ataque en la región debía limitarse a "objetivos de importancia militar definitiva" y minimizar las bajas civiles. Los jefes de personal británicos rechazaron el reclamo estadounidense y, desafiando lo que sabían que era el caso, insistieron en que solo los objetivos militares habían sido objeto de ataques, incluso si esto implicaba daños a la vivienda y muertes de civiles. Su informe llegó a la conclusión de que los bombarderos Aliados siempre deberían poder actuar de esta manera y que las operaciones "no deberían verse perjudicadas por un respeto indebido por la escala probable de bajas incidentales". Esta fue una visión coherente con todo lo que la RAF había argumentado y practicado desde entonces. El cambio al bombardeo deliberado de civiles alemanes en 1941.

Para el historiador el juicio es más complejo. El bombardeo casi con seguridad contribuyó al colapso de cualquier consenso pro-alemán y fortaleció la mano tanto del centro-izquierda moderado en el Frente de la Patria como del movimiento partidista más radical. Pero al final, esto no dio lugar a un cambio completo de gobierno hasta el 9 de septiembre de 1944, cuando la presencia soviética produjo una administración del Frente de Patria dominada por el Partido Comunista Búlgaro (un resultado político que ni Churchill ni Eden habían querido del bombardeo) . Además, otros factores jugaron un papel importante en los cálculos búlgaros: la crisis provocada por la derrota italiana y la rendición en septiembre de 1943; la retirada alemana en la Unión Soviética; y el miedo a una posible invasión de los Balcanes Aliados o a la intervención turca. Cuando Churchill vio el bombardeo como un instrumento primitivo para provocar una crisis política e insistió durante todo el período de octubre de 1943 a marzo de 1944 de que esta era la clave para sacar a Bulgaria de la guerra, los jefes militares estadounidenses continuaron dando preferencia al bombardeo de Italia y Alemania y estaban menos convencidos de que un dividendo político era seguro. Para ellos, el bombardeo se ajustó a la estrategia de desgastar la capacidad de Alemania para librar la guerra al interrumpir el suministro de material vital de guerra y obligar a desviar a las unidades militares alemanas de la inminente campaña de Normandía. También había un precio que pagar por el bombardeo. En septiembre de 1944, luego de la rendición búlgara, unos 332 prisioneros de guerra de la fuerza aérea estadounidense fueron enviados por transporte aéreo a Estambul y luego a El Cairo; algunos habían sido derribados mientras bombardeaban Bulgaria, otros en su camino hacia o desde los ataques a objetivos rumanos. Un informe estadounidense sugería que los prisioneros habían sido maltratados. La policía búlgara mató a dos prisioneros de la fuerza aérea, y se calcula que unos 175 estadounidenses muertos en la guerra se encontraban en territorio búlgaro, aunque solo pudieron ubicarse ochenta y cuatro cuerpos.