El singular caso de la ropa y la daga de Lawrence de Arabia
Por JORGE ALVAREZ
La Brújula Verde
Me ha hecho una gracia especial la noticia que reseño a continuación. Antes, aclaro que hace unos años visité Jordania y el único souvenir que quería traer conmigo y que busqué hasta encontrarlo -en una tienda a la entrada de Petra- fue una chilaba blanca con su correspondiente tocado para la cabeza más un cinturón con una característica jambia (daga curva). Era, más o menos, la inmaculada vestimenta que lucía Peter O’Toole en la película Lawrence de Arabia, a su vez tomada del personaje histórico; un fetiche que se me metió en la cabeza desde que pisé aquella tierra.
Bien pues ahora leo que una colección de auténtica ropa -chilaba blanca incluida- y la daga de T.E. Lawrence que se conservaban en Reino Unido, han sido subastadas por la casa Christie’s y adquiridas por un comprador extranjero que quiere sacarlas del país, con el consiguiente revuelo levantado. Por eso el ministro de Cultura, Ed Vaizey, ha solicitado la colaboración para mantener esos objetos en suelo británico: “T.E. Lawrence fue una de las figuras más extraordinarias del siglo XX. Estas chilabas y daga son absolutamente icónicos y una parte clave de su perdurable imagen. Es importante que estos objetos clásicos permanezcan en el Reino Unido”.
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El conjunto consiste en un zebun de seda color champán forrado de algodón blanco con un chaleco de botones de brocado a juego que se usaban bajo la abayeh. Ambas prendas fueron confeccionadas en La Meca o Medina antes de 1919. En cuanto a la jambia, de hoja de acerode unos 30 centrímetros de longitud con mango chapado en plata dorada, se la regaló en 1917 Sherif Nasir, primo del futuro rey Faisal, para recompensarle por la toma de Áqaba. Lawrence lució la ropa y el arma en alguna foto e incluso posó para una escultura que hizo Kathleen Scott, viuda del famoso explorador antártico Robert Falcon Scott, que trabó amistad con la familia.
De hecho, ella fue la depositaria de esos objetos cuando Lawrence partió para la Conferencia de El Cairo. Luego él le escribió para solicitar su devolución pero sin éxito. Es más, a partir de ahí su correspondencia revela cierta preocupación porque de las tres preciadas dagas había vendido una y perdido las otras dos. Bien porque no pudieron ponerse en contacto, bien porque ella se hizo la sueca, el caso es que la daga y la chilaba permanecieron en poder de los Scott hasta ahora. En dos ocasiones las prestaron para exposiciones -a la National Gallery y al Imperial War Museum- pero siempre detentando su propiedad.
Así se llegó a este verano de 2015 en que, tras la muerte de Elizabeth Young, última descendiente, se sacaron a subasta. La ropa por 13.450 libras y la daga por 131.812. El comprador solicitó una licencia de exportación, es decir, permiso para llevárselas fuera, pero al tratarse de piezas históricas entró en liza la RCEWA (Reviewing Committee on the Export of Works of Art and Objects of Cultural Interest), que recomendó aplazar la concesión de esa licencia para dar tiempo a que alguna institución británica reúna dinero y adquiera las piezas. Sir Hayden Philips, su presidente, declaró que las prendas y el arma “juntas forman una parte crucial de las imágenes de Lawrence en la pintura, la escultura y la fotografía; y por lo tanto son una parte integral de su vida y de nuestra historia”.
En consecuencia, cualquier persona que desee mantener el conjunto en Gran Bretaña tiene de plazo hasta esta primavera, concretamente hasta el 1 de abril, para pagar el precio o demostrar que se está en ello (en cuyo caso se le concederá una prórroga hasta el 1 de julio). Si no se da el caso, el comprador obtendrá su licencia y las piezas saldrán del país, para desconsuelo de muchos.